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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 224 | Noviembre 2000

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Nicaragua

Un país dividido: derrotas y victorias relativas

En todo el país ganó la abstención. La victoria más notable del FSLN es Managua. Todos los demás triunfos, liberales y sandinistas, resultaron "empates técnicos". Si las elecciones hubieran sido presidenciales, las hubiera ganado el PLC, con escaso margen.

José Luis Rocha y Thelma Martínez

Los lamentos y los vítores, las impugnaciones a posteriori motivadas por la incapacidad de quienes no saben perder y las demostraciones triunfalistas motivadas por la irreflexión de quienes no saben ganar, necesitan ser situadas en su verdadera dimensión ante las cifras de los resultados definitivos publicados, tras larga espera, por el Consejo Supremo Electoral el 28 de noviembre.


FSLN: 11 cabeceras departamentales

Las primeras novedades de estas elecciones estaban dadas antes de la campaña: se incorporaron al padrón electoral 327,137 nuevos votantes y de los 145 municipios que existían en 1996 al realizar las elecciones generales se pasó a 151 municipios. Los 6 nuevos municipios son: El Crucero, Ciudad Sandino, Wiwilí Nueva Segovia, San Francisco de Cuapa, El Coral y El Ayote.

¿Cuáles municipios ganó cada partido en cada uno de los 17 departamentos del país? De los 151 municipios, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ganó 52 (34.44%), el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) ganó 94 (62.25%) y el Partido Conservador (PC) ganó 5 (3.31%). Mientras el FSLN mantuvo el número de alcaldías que ganó en 1996, el PLC consiguió 3 alcaldías más. Si en 1996 el PLC aventajó en 28.4 puntos porcentuales al FSLN, en el 2000 bajó el margen porcentual a 27.81. La pérdida de alcaldías que son cabeceras departamentales fue equilibrada numéricamente por el PLC con un crecimiento en los municipios rurales. Se trata de un débil consuelo teniendo en cuenta el peso poblacional que tienen las cabeceras departamentales.
El PLC sólo ganó 5 cabeceras: Boaco, Rivas, Masaya, Jinotepe y Jinotega. El FSLN ganó 11: Ocotal, Somoto, Estelí, Chinandega, León, Juigalpa, Matagalpa, Puerto Cabezas, Bluefields, San Carlos y Managua. Los votos que el FSLN obtuvo en esas 11 ciudades representan casi el 40% del total de votos que logró a nivel nacional. A través de esas 11 cabeceras, el FSLN se garantiza gobernar con sus alcaldes sobre el 36% de la población apta para votar e inscrita en el padrón electoral, electorado al que espera influenciar para las elecciones presidenciales de noviembre del 2001.
En el caso de las cabeceras, las elecciones municipales invirtieron los resultados de 1996 (11 para la Alianza Liberal y 6 para el FSLN) y el resultado en estas plazas no fue reflejo de los resultados a nivel general. La metamorfosis reductiva de Alianza Liberal en 1996 a PLC en el 2000 no parece haber influido demasiado en la pérdida de ciudades significativas. El factor más influyente en las derrotas parece haber sido el hecho de que es en estas plazas donde las trapacerías y corruptelas del PLC han sido más evidentes y donde la información sobre las que tienen lugar en el resto del país ha sido más constante y efectiva.



Municipios ganados y porcentaje de votos


El PLC ganó al menos el 50% de los municipios en 12 departamentos. En 11 de los departamentos estuvo por encima de su promedio nacional. También obtuvo el 100% de los municipios en un departamento, récord que el FSLN no alcanzó en ninguno. De acuerdo al porcentaje de municipios ganados, los departamentos más afines al PLC son: Boaco, Jinotega, la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS), Nueva Segovia y Chontales.

Por el porcentaje de municipios ganados, los departamentos en los que más simpatía tiene el FSLN son: Chinandega, León, Managua y la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN). Únicamente en estos cuatro departamentos ganó más del 50% de los municipios. En 12 departamentos ganó un porcentaje de municipios inferior al porcentaje de municipios ganado a nivel nacional, y en 2 departamentos no obtuvo ni un municipio.


151 municipios tienen nuevos alcaldes

Como resultado de las elecciones generales de 1996 -que incluyeron elecciones municipales- el FSLN ganó en 52 de 145 municipios. La Alianza Liberal ganó en 91 municipios, el MRS ganó en el municipio de El Rosario y en Potosí ganó una asociación de suscripción popular, la Asociación Cívica de Potosí. En las elecciones municipales del 2000, el FSLN resultó victorioso en 52 de 151 municipios, el PLC ganó en 94 municipios y el Partido Conservador ganó en 5.

De los 52 municipios que ganó el FSLN, en 30 (aparecen en negrita en los párrafos siguientes) hubiera ganado aun si se hubieran unido los votos del PLC y los del PC. Es una cifra nada despreciable, que cuestiona la tesis alemanista y de otros sectores de que el FSLN sólo gana si se fragmenta el voto antisandinista, el voto de "la derecha" o el "voto democrático", según las versiones.
- Hay 29 municipios que el FSLN ganó en 1996 y volvió a ganar en el 2000. Entre ellos, hay 15 donde el FSLN nunca ha perdido desde 1984: Jalapa, Ocotal, Condega, Estelí, Somotillo, Villanueva, Larreynaga, León, San Francisco Libre, San Marcos, San Juan del Sur, Cárdenas, El Tuma La Dalia, San Ramón y Bonanza. A éstos hay que sumar 14 municipios donde el FSLN había perdido en 1990 o 1996: Somoto, Telpaneca, San Francisco del Norte, El Viejo, Puerto Morazán, El Realejo, Chichigalpa, Posoltega, El Sauce, Quezalguaque, La Paz Centro, Tisma, Niquinohomo y Puerto Cabezas.

- Hay 22 municipios que el FSLN había perdido en 1996 y ganó en el 2000: San Pedro del Norte, Corinto, Chinandega, Santa Rosa del Peñón, Nagarote, Managua, Tipitapa, Ticuantepe, San Rafael del Sur, Catarina, Diriamba, Diriomo, Belén, Juigalpa, San Isidro, Matagalpa, El Castillo, Waspán, Rosita, Bluefields, Potosí y San Carlos.

- En Managua, Corinto, Chinandega, Santa Rosa del Peñón, Nagarote, Ticuantepe, San Rafael del Sur, Catarina, Diriamba, Diriomo, Belén, Juigalpa, San Isidro y Matagalpa el FSLN tenía ya dos períodos de no gobernar.

- De los 6 municipios nuevos el FSLN ganó únicamente en Ciudad Sandino.

- El PLC le arrebató al FSLN 8 municipios donde el FSLN no había perdido desde 1984: Dipilto, San Fernando, Pueblo Nuevo, Cinco Pinos, Mateare, Masatepe, Jinotepe y Santa Teresa.

- El PLC ganó 5 de los 6 municipios recién creados: Wiwilí Nueva Segovia, San Francisco de Cuapa, El Coral, El Ayote y El Crucero.

- El PLC ganó, además, en otros 81 municipios: Santa María, Macuelizo, Mozonte, Ciudad Antigua, El Jícaro, Murra, Quilalí, Yalagüina, Totogalpa, Palacagüina, San Juan de Río Coco, San Lucas, Las Sabanas, San José de Cusmapa, San Juan de Limay, San Nicolás, La Trinidad, Santo Tomás del Norte, Achuapa, Telica, El Jicaral, Villa Carlos Fonseca, Nindirí, Masaya, La Concepción, Nandasmo, San Juan de Oriente, Dolores, El Rosario, La Paz de Oriente, La Conquista, Diriá, Nandaime, Altagracia, Tola, Rivas, San Jorge, Comalapa, La Libertad, Santo Domingo, Santo Tomás, Villa Sandino, Acoyapa, Santa Lucía, Boaco, Camoapa, Teustepe, San Lorenzo, Rancho Grande, Río Blanco, Sébaco, Matiguás, Ciudad Darío, Terrabona, San Dionisio, Esquipulas, Muy Muy, Wiwilí Jinotega, El Cuá Bocay, Santa María de Pantasma, San Sebastián de Yalí, La Concordia, San Rafael del Norte, Jinotega, El Almendro, Morrito, San Miguelito, San Juan del Norte, Prinzapolka, Siuna, Waslala, Bocana de Paiwas, La Cruz del Río Grande, Desembocadura del Río Grande, Laguna de Perlas, Kukra Hill, Rama, Muelle de los Bueyes, Nueva Guinea, Corn Island y El Tortuguero.
- El Partido Conservador ganó en 5 municipios: Granada, Moyogalpa, Buenos Aires, San José de los Remates y San Pedro de Lóvago, todos gobernados por liberales.



FSLN Y PLC: dónde captaron más votos

Como medida del arrastre de cada uno de estos dos partidos en los departamentos y como test para las elecciones presidenciales del 2001, más significativo es el número de votos totales y el porcentaje de votos sobre inscritos. En el Cuadro 2 se presenta, en uno de los posibles ordenamientos, el número de inscritos, el número de votos y los porcentajes de votos sobre inscritos para el FSLN y para el PLC. Los datos han sido agrupados en orden descendente de acuerdo al porcentaje de votos sobre inscritos que obtuvo el FSLN. El Gráfico 1 muestra también, en orden descendente de acuerdo a la preferencia por el FSLN, la diferencia de captación de votos entre el FSLN y el PLC.
Los 5 departamentos que mayores volúmenes de votos aportaron al FSLN son, en orden descendente, Managua (180,018), León (56,486), Matagalpa (53,807), Chinandega (48,278) y Estelí (36,092). En cada uno de ellos el FSLN ganó la cabecera departamental. Sólo en esos 5 departamentos el FSLN obtuvo el 60% de los votos que obtuvo a nivel nacional. Los 5 departamentos que más votos aportaron al PLC son: Managua (128,056), Matagalpa (57,717), León (46,588), Jinotega (45,987) y la RAAS (43,876). De ellos, el PLC sólo ganó la cabecera departamental de Jinotega. En esos 5 departamentos el PLC obtuvo el 52% de los votos que logró a nivel nacional. El voto del PLC, por su carácter más rural, aparece menos concentrado geográficamente que el voto sandinista. La cantidad de votos obtenidos y la presencia de 3 departamentos en ambas listas se explica, en parte, por la mayor población en dichos departamentos.

Y dónde menos

Los 5 departamentos con mayor población registrada en el padrón electoral son: Managua, Matagalpa, León, Chinandega y la RAAS. Aunque León y Managua se encuentren en las listas de departamentos con más votos favorables al FSLN y al PLC, en ambos el FSLN tiene una ventaja significativa sobre el PLC. León, debido a una arraigada tradición antisomocista; y Managua, probablemente por el impacto de los medios de comunicación nacionales, casi unánimemente adversos al PLC. Sin duda, el FSLN procurará explotar estas dos minas de votos para las presidenciales. Matagalpa también aparece en ambas listas, pero en este caso es el PLC quien aventaja en casi 14 mil votos al FSLN como consecuencia de las antipatías que cosechó con sus desaciertos y abusos durante el conflicto armado de los años 80, criterio que también cabe aplicar a Jinotega y a la RAAS que, en el nuevo ordenamiento municipal del Consejo Supremo Electoral, absorbió 4 municipios que habían pertenecido al departamento de Chontales, muy rural y nada afín al FSLN.

Los departamentos en los que el FSLN obtuvo menos votos son: Chontales (12,390), Boaco (11,139) y Río San Juan (8,164). Los departamentos en los que el PLC obtuvo menos votos son: la RAAN (19,672), Granada (18,650), y Río San Juan (10,894). El menor aporte de votos de estos departamentos se explica, en casi todos, por su reducida población e inscritos. El caso de Granada es totalmente diferente: allí el PLC se vio afectado por la entrada en escena del Partido Conservador. En cualquier caso, en todos estos departamentos, incluso en aquellos en donde aparece más debilitado, el PLC acopió más votos que el FSLN. Se trata de departamentos con una población rural mayoritaria, segmento del mercado electoral donde el PLC consigue sus mejores ventas.



FSLN y PLC: resultados por departamento
votos y porcentajes sobre inscritos


Aunque los montos absolutos de votos son significativos, especialmente para el test de las elecciones presidenciales, el porcentaje de votos sobre personas inscritas en el padrón electoral indica qué departamentos son más o menos favorables a uno o a otro de los dos partidos del pacto. El Gráfico 2 muestra los márgenes de diferencia entre el FSLN y el PLC por departamento y en porcentajes de votos sobre inscritos.

Los 5 departamentos en donde el FSLN consigue mayor porcentaje de votos sobre población inscrita son: Madriz (33.38%), Estelí (31%), Nueva Segovia (29%), León (26.38%) y Managua (25.53%), aunque en este parámetro el PLC supera al FSLN en Madriz y Nueva Segovia. Los 5 departamentos donde el PLC consigue mayor porcentaje de votantes por población inscrita son: Madriz (36.63%), Nueva Segovia (34.48%), Jinotega (31.14%), Estelí (30.5%) y Matagalpa (29%). Curiosamente, Managua, que se ubica en el quinto lugar para el FSLN, ocupa el antepenúltimo lugar en el caso del PLC. Aunque sea el mayor suministrador de votos para el PLC, es después de la RAAN y Chinandega, el departamento con mayor antipatía o indiferencia hacia el PLC. Y en esto tiene un notable peso el municipio de Managua, paradójicamente el trampolín que le sirvió al PLC para pasar de micro a macro partido y a su caudillo, Arnoldo Alemán, para catapultarse desde la Alcaldía a la Presidencia de la República.






Boaco, Chontales, la RAAN y la RAAS son los departamentos menos afines al FSLN. Aun cuando el FSLN logró 4 de los 7 municipios de la RAAN, se trata de una victoria cimentada sobre menos votos de los que departamentalmente consiguió el PLC y sobre un sector del electorado que representa apenas el 11.55 % de la población inscrita en el padrón electoral. En la RAAN la abstención fue masiva. El Gráfico 2 resulta fundamental para resituar en su adecuada dimensión las victorias de ambos partidos. Sólo en dos departamentos, el FSLN consiguió un porcentaje de votos superior al 30% de los inscritos. El PLC sólo llegó a esa meta en cuatro departamentos. El PLC obtuvo un número de votos inferior al 20% de los inscritos en cuatro departamentos. Y el FSLN no alcanzó ese 20% en seis departamentos.

La Tabla 1 muestra que ambos partidos redujeron su porcentaje de votantes sobre población inscrita entre las elecciones de 1996 y las del 2000. El PLC únicamente aumentó esta cifra en Estelí, Madriz y Nueva Segovia. El FSLN únicamente la aumentó en Jinotega, Matagalpa, Madriz y Managua. Hay que señalar que el PLC fue a las elecciones de 1996 como Alianza Liberal, de ahí que el decremento en la captación porcentual de votos lo haya afectado tal vez de manera más pronunciada, porque rompió -y a veces muy conflictivamente- con todos sus aliados. Sin embargo, esta "soledad" tiene consecuencias ambiguas. También tiene la ventaja de que el voto que ahora capta como partido "en el gobierno" le pertenece en exclusiva y eso lo consolida como partido.



¿Se mantuvo la polarización?

De este análisis, centrado en la correlación de fuerzas entre el FSLN y el PLC, parece desprenderse que las elecciones del 2000 han reforzado la polarización. Así como las relaciones entre las especies, la relaciones entre los partidos políticos suelen ser competitivas, depredatorias o parasitarias. Bajo el supuesto de que la mayoría de los partidos "pequeños" se beneficiaban de una relación parasitaria -parásitos les llamaron los dos caudillos- el PLC y el FSLN, mediante una reforma a la legislación electoral los hicieron objeto de una relación depredatoria -los excluyeron- para establecer, finalmente, y únicamente entre ellos dos, la relación competitiva que requiere el sistema político bipartidista al que apuestan. ¿La historia les dio la razón? ¿Se volcó la población a refrendar el diseño bipartidista votando por estos dos partidos?
Hay datos que avalan la tesis de una Nicaragua aún polarizada. Uno de ellos es el hecho de que el FSLN y el PLC hayan obtenido el 40.34% y el 41.57% de los votos respectivamente. En las elecciones de 1996 los sandinistas lograron el 32% y los liberales el 40%. Es decir que, si en 1996 captaron el 72% de los votos, en el 2000 concentraron casi el 82%. Los dos partidos que participaron en las elecciones, pretendiendo ser una alternativa al bipartidismo de los pactistas -conservadores del PC y evangélicos de Camino Cristiano- salieron bastante mal parados. Queriendo ser cabeza del león antipacto, terminaron en cola de ratón del pacto.

En la práctica, la exclusión de otras opciones políticas por el pacto forzó las condiciones para la polarización al obligar a los ciudadanos que quisieron votar a decidirse entre un abanico de oferta política muy reducido y escasamente atractivo. Para analizar correctamente la polarización también hay que tener en cuenta los amplios márgenes de movilidad de los votos: cambios en los municipios que incluyeron cabeceras departamentales, alcaldías que tuvieron dos administraciones liberales y ahora son sandinistas, alcaldías donde nunca había perdido el FSLN y ahora pasaron a manos liberales y, todavía más significativo, alcaldías donde el FSLN no ganaba desde 1984 y donde ni siquiera la unión del PLC y el PC hubiera impedido la victoria del FSLN. De los 30 municipios en los que el FSLN obtuvo una victoria indisputable -la unión del PLC y el PC no la hubiera impedido- 8 son municipios donde el FSLN había perdido en 1996 y 3 son municipios que el FSLN no ha gobernado en una década.

Pero el más significativo de todos los argumentos es el 44.26% entre abstenciones y votos anulados, cantidad que representa a la población excluida por el caos administrativo del CSE y por la deslegitimación de un proceso electoral transformado en circo electoral por las componendas entre los pactistas. La alta abstención permite afirmar que el voto se polarizó, pero que no se polarizó el electorado.
Vale decir, de todos modos, que el abstencionismo abrió espacio a la polarización del voto, aunque ésta sea una pola-rización con matices. Si bien es cierto que en no pocos municipios, excelentes candidatos seleccionados por Camino Cristiano y el Partido Conservador no pudieron contra la tradición de votar rojinegro o rojo ni contra el aparato institucional, financiero y organizativo de los dos poderosos pactistas, no es menos cierto que muchas victorias del FSLN, entre ellas las de tres cabeceras –Managua (Herty Lewites), Matagalpa (Sadrach Zeledón) y Juigalpa (Erwin de Castilla)-, fueron en buena medida posibles debido a que los candidatos se presentaron como figuras distantes de los cánones partidarios. En cambio, en bastantes municipios donde las cúpulas partidarias impusieron candidatos, ellas mismas fracturaron el voto disciplinado al que apelaban. Existe, por tanto, una forma soterrada de despolarización incluso entre los votantes que beneficiaron al FSLN y el PLC, cuando se valoraron buenos candidatos y se castigaron malos desempeños administrativos por aquello de que "tortilla que no se da vuelta, se quema".

Para el FSLN, fue un avance notable demostrar que presentarse como dirigente heterodoxo y distanciado de Daniel Ortega puede ser una herramienta magnífica para ganar votos. Haría falta potenciar, difundir y trabajar este know how entre los alcaldes ganadores, para que se percaten de que gobernar alejados de Daniel Ortega resulta beneficioso para la administración municipal y también para el partido.



El abstencionismo: contundente relativizador

El abstencionismo es el protagonista de estas elecciones, el que debería robar fotos a caudillos, candidatos y partidos. Todas las victorias de estas elecciones se relativizan al ajustar los volúmenes de votos al abstencionismo. El Gráfico 3 indica cómo se distribuyó el pastel de los inscritos.

De los 2 millones 748 mil 204 inscritos, 1 millón 531 mil 916 emitieron votos válidos y 1 millón 216 mil 288 no votaron o anularon su voto -no hay datos del CSE para diferenciar ambas categorías-. Quienes se abstuvieron de votar o anularon su voto representan el 44.26% del total de inscritos. El FSLN obtuvo el 22.48% de los votos válidos, el PLC el 23.17%, el PC el 7.42% y el resto de partidos (Camino Cristiano y dos partidos costeños) sólo el 2.67% de los inscritos.

A pesar de que entre 1996 y el 2000 hubo un incremento de 327,137 inscritos, en las elecciones municipales del 5 de noviembre votaron 302,928 ciudadanos menos que en las de 1996. El abstencionismo pasó de 24.21% a 44.26%. El Gráfico 4 compara volúmenes de votos en 1996 y el 2000.
Los departamentos donde más disminuyeron los votos en términos absolutos fueron: Chontales (79,048 votos menos), Managua (62,299 votos menos), Chinandega (43,882 votos menos), Masaya (35,332 votos menos), León (35,143 votos menos) y Matagalpa (24,705 votos menos). El caso de Chontales se puede explicar porque en la contabilidad electoral del 2000 se asumen como pertenecientes a la RAAS dos municipios y dos áreas que dieron lugar a nuevos municipios que en 1996 fueron contabilizados como parte de Chontales. Los municipios añadidos explican el aumento de votos en la RAAS y Río San Juan.
El FSLN disminuyó sus votos en: León (-8,775), Chinandega (-5,281), Masaya (-4,151), Granada, (-3,225) y Carazo (-2,442) y los incrementó sobre todo en: Managua (58,607), Matagalpa (7,311) y Jinotega (6,392).
El PLC hizo un menor acopio de votos especialmente en: Granada (-11,705), Chinandega (-11,443), Managua (-8,493) y Boaco (-6,637). Como salta a la vista, la suma de las cifras en que disminuyó, tanto la captación del FSLN como la del PLC, está en todos los casos muy lejos de la re-ducción global de votantes por departamento. Lo mismo ocurre a nivel nacional: la disminución de votos del PLC apenas representa el 16% de la reducción total de votos. Esto indica que, aunque el PLC fue muy afectado por el decremento, el sector que más renunció a participar en las elecciones se ubica probablemente entre los votantes de otros partidos. Para estos electores, el PC y el Camino Cristiano no eran alternativa ni a su partido ni al pacto bicéfalo.
El Gráfico 5 compara el abstencionismo por departamentos en 1996 y en el 2000. Los departamentos con mayores porcentajes de abstencionismo (por encima del promedio nacional) fueron: RAAN (63.80%), RAAS (54%), Río San Juan (51.88%), Chinandega (51.32%), Masaya (49.56%), Chontales (45.6%) y León (45.6%). Los departamentos que incrementaron más el abstencionismo entre 1996 y el 2000 fueron: Masaya con 32.5 puntos más, Granada con 32 puntos más, Chinandega con 29 puntos más, Carazo y León con 26 puntos más y la RAAN con 23 puntos más.




La RAAN y la RAAS siempre han tenido los mayores índices de abstencionismo. Los ciudadanos costeños ven las elecciones como una imposición de los políticos y empresarios del Pacífico para facilitar el saqueo de los recursos naturales de la Costa Atlántica. La exclusión que el CSE hizo de YÁTAMA, partido autóctono de la Costa Caribe, reforzó esta convicción. Las manipulaciones del pacto FSLN-PLC incursionaron en un terreno en donde se atropellaron derechos de carácter étnico y hubo en la zona un masivo y previsible repudio a las elecciones.

Exceptuando Río San Juan, el resto de departamentos altamente abstencionistas y/o que incrementaron su abstención, son departamentos muy urbanizados, donde la cabecera departamental concentra porciones significativas de la población total. Son lugares donde existe una mayor información sobre la corrupción gubernamental y sobre las componendas del pacto, lugares donde se está extendiendo el escepticismo hacia la política y hacia la democracia-ficción en que vivimos. La presencia de Granada en la lista del alto abstencionismo -aun siendo la cuna del conservatismo- departamento donde el Partido Conservador ganó sólo un municipio, muestra el mínimo arrastre del partido verde.

El abstencionismo también puede ser visto no como un fallo del sistema sino como una de las condiciones de su funcionamiento. En términos prácticos, la deslegitimación que produce el abstencionismo no impedirá que los elegidos gobiernen ni moderará el triunfalismo de los ganadores ni mitigará la derrota de los perdedores. Será una cifra que ocupará un espacio en las columnas estadísticas y que tendrá un impacto, a lo sumo, entre un reducido círculo de personas pensantes. El abstencionismo es una débil arma de lucha para el político, pero es un arma de gran valor de la que saben beneficiarse ciertos grupos. Para las parciales victorias que el FSLN obtuvo en estas elecciones el abstencionismo fue sin duda más significativo que la fragmentación del voto adverso.

El abstencionismo resultó ser una autoexclusión inducida. Siendo el voto el mecanismo más simple para emitir una opinión política, la renuncia de los ciudadanos a hacer uso de este derecho los confina a un limbo político. En la autoexclusión se expresa un nexo entre indiferencia e impotencia, entre indignación desorganizada y apatía instalada. Es un indicador del famélico consenso alcanzado por el pacto y por el diseño de país que nos está legando.










Muy pocos nuevos espacios para las mujeres

Escasos comentarios han sucitado los resultados en cuanto a la elección de mujeres para cargos municipales. Hubo sólo un ligero incremento en estos espacios. La muy destacada labor de dos alcaldesas sandinistas -Felícitas Zeledón en Posoltega y Marta Adriana Peralta en Ocotal- no parece haber sido suficiente estímulo para que el FSLN aumentara las postulaciones femeninas para cargos edilicios. Más bien optó por reducirlas. Si en el período anterior gobernaron 10 alcaldesas (6.9%) y 22 vicealcaldesas (15.9%), las nuevas administraciones municipales contarán con 15 alcaldesas (9.93%) y 28 vicealcaldesas (18.54%). De ellas, 12 alcaldesas y 19 vicealcaldesas pertenecen al PLC y 3 alcaldesas y 6 vicealcaldesas al FSLN. Con el Partido Conservador ganaron 3 vicealcaldesas.

Los porcentajes que los dos partidos del pacto presentaron en sus postulaciones como candidatas a alcaldesas y vicealcaldesas fueron respectivamente: 14.08% y 19.01% en el PLC y 8.45% y 11.97% en el FSLN. Los porcentajes obtenidos en los cargos ganados fueron 12.12% y 19.19% en el PLC y 5.88% y 11.76% en el FSLN. El hecho de que en ambos casos los porcentajes de postulación sean superiores a los espacios obtenidos por las mujeres alimenta la sospecha de que las candidatas mujeres fueron colocadas predominantemente en lugares previsiblemente perdedores.

Después de publicados los resultados definitivos hubo nuevas impugnaciones. Camino Cristiano impugnó la victoria del FSLN en Nagarote; el Partido Conservador, la del PLC en Cuapa; el FSLN, las del PLC en La Libertad, El Jicaral, Telica, Potosí, Masatepe y algunas más. El PLC, varias ganadas por el FSLN.


Los más destacados triunfos del FSLN

El mayor triunfo del PLC es haberse consolidado como partido, elevando en 3 el número de alcaldías bajo su control. Su mayor triunfo es haber logrado estas cuotas de control territorial sin compartirlos con ningún compañero de alianza. Y ahí se paran de contar los triunfos del PLC. Los escándalos de corrupción han erosionado tanto y tan a diario el prestigio del partido en el poder que, con razón, es visto como perdedor. El FSLN ha sabido camuflar tan hábilmente su papel de coautor de inhibiciones fraudulentas y de corrupciones pactadas y revestidas de inmunidad, que contribuyó a fomentar apatía entre los simpatizantes del PLC.

Los triunfos los cosechó el FSLN. Tras una marcada tendencia al declive en las elecciones de 1990 y 1996, el FSLN ganó la mayoría de las cabeceras departamentales (11 de 17), incluyendo Managua. Le arrebató 6 cabeceras departamentales a los liberales, entre ellas Managua -clave como realidad y como símbolo- y Juigalpa, que se convierte así en un reducto de operaciones favorables al FSLN en el seno de un conglomerado de municipios caracterizados por su antisandinismo. Desde 1990, en toda la quinta región, que comprende los departamentos de Boaco y Chontales, el FSLN no había conseguido ninguna alcaldía. Ni siquiera en el municipio de La Libertad, cuna de Daniel Ortega. La gestión del alcalde sandinista Erwin de Castilla en Juigalpa se presenta como una gran oportunidad para dar lustre a la imagen del FSLN en un escenario especialmente hostil.

De 1996 al 2000 el FSLN aumentó en 31,029 votos en las cabeceras, mientras el PLC disminuyó en 54,802 votos en esos municipios clave. En las 11 cabeceras conquistadas, el FSLN gobernará sobre el 36% de los inscritos para votar en el 2001. El incremento de votos para el FSLN no sólo fue urbano. A nivel nacional, el FSLN creció en 65,942 votos. Y ese triunfo viene a redondearse con la pérdida de 49,577 votos que sufrió el PLC.
Contra los pronósticos, el FSLN no sólo ganó por la fragmentación del voto antisandinista. En 30 municipios hubiera ganado aún sumando los votos de liberales y conservadores. Sin embargo, no tendría esta ventaja en elecciones presidenciales, donde se cuentan el total de los votos de todos los municipios.



Managua: el brillante trampolín

De todos los triunfos, el más saboreado con delectación por el FSLN es Managua, la plaza fuerte, el trampolín hacia la Presidencia de la República. En Managua, el FSLN superó al PLC en 51,962 votos. Sólo en Managua, de 1996 al 2000, el FSLN creció en 58,607 votos, en tanto los liberales perdieron 8,493 votos, cantidades que indican cuánto define el municipio capitalino los resultados de cualquier elección. Managua es la mina que el FSLN espera explotar para alcanzar en el 2001 la Presidencia de la República conservando a los votantes incondicionales, acercando a los simpatizantes tibios, desempolvando a los conocidos vacilantes y reconvirtiendo a uno que otro adversario. El desempeño del nuevo alcalde sandinista en Managua permitirá al FSLN emitir una señal a los tecnócratas y a los empresarios que siempre se aproximan a donde "huelen poder".

Pero la relativización del triunfo del FSLN también empieza por Managua. La distribución tan pareja de los concejales liberales, sandinistas y conservadores en la comuna capitalina forzará en ésta, más que en ninguna otra alcaldía, a un cogobierno auténtico. Cualquier alianza entre el PLC y el PC obligará al FSLN a recurrir a posiciones conciliadoras y a renunciar a imposiciones unilaterales.

El incremento de votos del FSLN en el municipio de Managua alimenta el triunfalismo sandinista. Aparentemente, la oferta de Herty Lewites -títulos de propiedad para los asentamientos- tuvo gran impacto en un municipio que es permanente receptor de migrantes rurales. Pero el éxito del FSLN es relativo. Sumando los votos que en 1996 obtuvieron el FSLN y la Asociación de Suscripción Popular SOL -que presentó a Herty Lewites como candidato- se obtiene un total de 144,286 votos, 7 mil 880 votos más de los que el Herty Lewites del 2000 logró como candidato del FSLN. Para calibrar adecuadamente esta reducción, hay que tener en cuenta el incremento de electores y la división de la capital en tres municipios. De los 98, 424 votos que Pedro Solórzano acumuló en 1996 al frente de la Asociación Viva Managua, los conservadores sólo captaron 78,182 votos en el 2000 . Las cifras apuntan a que el binomio FSLN-Lewites tuvo en el 2000 menos éxito que el éxito que cada uno de los componentes consiguió por separado en 1996.

Excluyendo el caso de la capital, el FSLN redujo sus votos en 8,054 en el resto de cabeceras. Excluyendo el departamento de Managua, el FSLN aumentó su acopio de votos a nivel nacional en sólo 7,335 votos. Managua juega un papel importante para mitigar el declive del FSLN en el resto del país. Managua y el incremento de inscritos camuflan cuánto el abstencionismo castiga también al FSLN. En cambio, Managua no tiene tanto peso en el declive del PLC.



Victorias apretadas, empates técnicos

En la mayor parte de los municipios las victorias,
tanto las del FSLN como las del PLC, fueron triunfos muy apretados, con escasa diferencia de votos. En la distribución de los concejales, esto asegura concejos municipales que deben impulsar concertaciones. Aunque el FSLN proclama en las cabeceras departamentales triunfos "aplastantes", en el Gráfico 6 se demuestra que, exceptuando Managua, donde el FSLN superó al PLC en 46 mil votos, en el resto de cabeceras las diferencias no son notables y en algunos casos son imperceptibles. Sólo en León (7,408) y Estelí (4,880) las diferencias son de más de 4 mil votos. En ocho cabeceras las diferencias son de menos de mil votos. Y en tres de ellas las diferencias son de menos de 400 votos: Ocotal (378), Granada (276) -la perdieron ambos- y San Carlos (31).

El FSLN es débil en el área rural: no incrementó el número de municipios que gobierna. El PLC sí incrementó el número de municipios bajo su conducción y eso le permitirá, en un área sobremanera extensa, mantenerse en esa permanente "campaña electoral" que es gobernar.

El incremento de votos del FSLN representa apenas el 20% del volumen de nuevos inscritos, menos que el 22.48% que obtuvo el FSLN sobre el padrón electoral. El FSLN no incrementó su captación de votos de manera proporcional al aumento de inscritos. En tres cabeceras departamentales (Managua, Matagalpa y Juigalpa) el FSLN ganó con candidatos que se presentaron como no incondicionales de la cúpula del partido.

Aun con su declive, el PLC superó al FSLN por 18,944 votos. Esa cifra está muy alejada de los 134,463 votos con los que la Alianza Liberal superó al FSLN en 1996. Pero es suficiente para mantener al PLC por encima de su rival. Si estas elecciones hubieran sido elecciones presidenciales, las habría ganado el PLC. Puesto que la polarización del voto se agudiza aún más en elecciones presidenciales, el test del 2000 debe complementarse con otras consideraciones, como la posibilidad de que se desate el "todos contra el Frente". En 1996, la Alianza Liberal, que superó en casi 9 puntos porcentuales al FSLN en las boletas municipales, le sacó una ventaja de 13 puntos porcentuales en las presidenciales. Aun con el evidente deterioro del PLC, no está nada claro que "las vísperas" indiquen que en "el día" el FSLN se llevará la añorada presea de regresar al gobierno.

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