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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 160 | Junio 1995

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El Salvador

Pacto de nación o pacto de las ruinas

"Desarrollo: el nuevo nombre de la paz" es el solemne título del pacto firmado entre el partido ARENA y el nuevo Partido Demócrata del ex-guerrillero y ex-dirigente del FMLN, Joaquín Villalobos. Una de las razones de Villalobos para firmarlo habría sido evitar que El Salvador vaya por la ruta de la "nicaraguanización".

Juan Hernández Pico, SJ

Se ha cumplido el primer año del segundo gobierno de ARENA bajo la presidencia de Armando Calderón Sol. Termina envuelto en una agitada polémica alrededor de la propuesta gubernamental de incrementar el impuesto IVA del 10% al 14%. El sólido rechazo opositor, mantenido en la Asamblea durante semanas, fue superado finalmente con un pacto entre el Gobierno de ARENA y el Partido Demócrata en formación, liderado por el ex-dirigente guerrillero Joaquín Villalobos.

El domingo 28 de mayo Calderón Sol anunció en cadena nacional una propuesta de "pacto de nación" que habría recibió de "algunos partidos políticos. Pronto se esclareció que éstos se reducían a ARENA y al PD. Al resto de los partidos se les ofrecía adherirse incondiconalmente al pacto sin opción a discutirlo o a mejorarlo en busca de una concertación para una agenda nacional.

"La Sombra Negra", el IVA, el nuevo arzobispo

Cuando el lunes 29 la Secretaría de Información de la Presidencia anunció la firma del pacto nacional para el 31 de mayo en el sitio arqueológico de San Andrés, la oposición reaccionó bautizando el acuerdo como "pacto de las ruinas". No sólo por el escenario, sino porque -dicen- este pacto arruinará la fortuna política de ARENA y del PD. El PD lo engrandeció calificándolo de "nuevo Chapultepec". Otros analizaron que el "pacto de nación" es el último esfuerzo publicitario por reanimar una presidencia sumida en la confusión y la parálisis tras su primer año. Y otros piensan que se trata de un golpe maestro de un político consumado, Joaquín Villalobos, que estaría mostrando al país cómo debe funcionar la oposición del futuro.

Mayo comenzó con un dramático aumento de los grupos clandestinos dedicados a asesinar para "limpiar" al país de la delincuencia. El más conocido de todos, "La Sombra Negra", amenazó a varios jueces y fue entonces la sombra de los "escuadrones de la muerte" la que volvió a cernirse sobre el país. La tremenda preocupación suscitada ante la propuesta gubernamental de aumentar el IVA desvió la atención de estas nefastas formas de "hacer justicia" y la pena de muerte no continuó siendo discutida.

Mientras, la agenda pendiente de los acuerdos de paz se fue centrando en la depuración y perfeccionamiento de la Policía Nacional Civil. Dos de sus altos funcionarios fueron suspendidos del ejercicio de sus cargos mientras se investigaba si habían cometido negligencia al cumplir la orden de detención de otro policía, ahora prófugo, presunto asesino en 1993 de Francisco Véliz, dirigente del FMLN.

El potencial de conflictividad laboral siguió siendo muy grande. Los planes de privatización de las instituciones estatales de servicios básicos y la falta de resolución de la problemática de las maquiladoras lo alimentan. En este explosivo marco tomó posesión de su sede el nuevo Arzobispo de San Salvador. Los medios de comunicación marcaron el claro contraste que ven entre él y sus predecesores Romero y Rivera y los periodistas comenzaron a debatir con él intentando obtener sus opiniones y juicios sobre la realidad nacional, mientras el arzobipo insiste en que su papel es puramente religioso. El Presidente Calderón Sol, en su tal vez más famosa equivocación, lo mencionó en los saludos de su discurso en la firma del Pacto de San Andrés, aunque el arzobispo no estaba allí. En cambio, sí asistió a la lectura del informe presidencial sobre el primer año de gobierno en la Asamblea Legislativa.

Planes, planes, planes

Al final del primer año de gobierno, el Presidente Calderón Sol parecía estar aún inaugurando su presidencia. En términos de imagen, la firma del "pacto de nación" el último día de su primer año, fue como un clímax. Una grandiosa apoteosis montada sobre carencias. De ahora para adelante transmitía su mensaje se podría gobernar. Como si todos estos meses no hubieran contado y todo tuviera un nuevo comienzo.

Hace un año, en el estreno del gobierno, Cristiani fue el protagonista, el hombre del triunfo, el de la audacia de las negociaciones y de los acuerdos de paz, el que había asegurado un nuevo período para ARENA, el que por todo esto cosechó los aplausos más prolongados. Calderón Sol resultó opacado ese día. Su discurso inaugural tuvo como lema "El que nace pobre no está sellado por la fatalidad de morir pobre". Pero esta refundición del lema de Cristiani "gobernar para los más pobres entre los pobres" no pasó de una proclamación de objetivos sin ninguna priorización. El Salvador no posee recursos para cambiar en todos los campos y a la vez las oportunidades de las mayorías populares empobrecidas. Un gobierno que tenga intención de atacar realmente el empobrecimiento de la gente tiene que priorizar sectores o acciones en cada sector, asignar presupuestos indicando sus fuentes de financiación, establecer plazos de ejecución y mecanismos para rendir cuentas y evaluar los resultados. Nada de esto se hizo.

Durante más de seis meses, el gobierno pareció estar dando continuidad a las políticas económicas precedentes: ajuste estructural, reconstrucción nacional con prioridades político partidarias a través de la SRN y compensación social a través del FIS. En esa etapa y frente a rumores sobre un incremento al IVA, el Presidente reaccionó con colérico rechazo, apelando a la defensa de los intereses populares.

En enero lanzó su proyecto de hacer de El Salvador una "gran zona franca". A comienzos de febrero presentó su plan económico con cuatro medidas: paridad cambiaria fija y dolarización, apertura comercial con una disminución de aranceles tendente a cero, modernización del Estado y dentro de ella, la privatización y política tributaria de combate a la evasión fiscal. En abril lanzó su proyecto social, con la pretensión de llegar al final de su gobierno asignando al área social la mitad del presupuesto nacional. Todo esto venía enmarcado en la estrategia de la "globalización" como camino a un ambicioso desarrollo del país.

¿Juntos lograremos qué?

En el lanzamiento de cada uno de estos proyectos el gobierno ha intentado dar la imagen de una presidencia creativa, enérgica, pionera y hasta impulsora del desarrollo de toda Centroamérica. Todos estos planes fueron rodeados de una publicidad radiotelevisiva que recreaba el amanecer de una patria con un futuro promisorio. "Juntos lo lograremos" se repetía, volviendo a emplear las imágenes y el lema de la campaña electoral que llevó a Calderón Sol al poder.

El problema era el abismo entre la imagen y la realización. El Presidente terminaba siempre sus lanzamientos anunciando que sus ministros explicarían en detalle los planes. Pero sus ministros no lo hacían y daba la impresión de que no estaban seguros ni de lo que querían. La empresa privada los cuestionaba, las universidades también. Los medios de comunicación recogieron un amplio debate, con un balance muy crítico. Según la encuesta hecha en febrero por la UCA, la mayoría de quienes en la población conocían el plan económico, desconfiaban de él. A esto hay que añadir la caída del valor del dólar y el aumento de las tasas de interés globales, que hacen dudar de la posibilidad real de una dolarización de la economía, además de las respuestas negativas que al plan de Calderón dieron otros gobiernos de Centroamérica.

Acercándose el final del primer año de gobierno se planteó de nuevo la subida del impuesto IVA del 10% al 14% y el Presidente tuvo que tragarse la oposición retórica que había esgrimido en octubre. Pero, sorpresivamente, ARENA no encontró en la Asamblea los votos necesarios para aprobar la subida del IVA. No quedaba claro para muchos que cumplir con los Acuerdos de Paz requiriera de este ingreso adicional ni tampoco era claro cuáles eran los rubros de la inversión social que lo exigían. El rechazo de la población a aumentar el IVA con el pretexto de financiar los acuerdos de paz es casi unánime. La encuesta de mayo de la UCA dio un 91.3% en contra. Naturalmente, los partidos percibieron el enorme costo político que tendría apoyar el aumento.

Encuestas: qué dicen

Otros resultados de la encuesta de la UCA no son más halagadores para el gobierno. Sobre 10, la nota máxima que otorga el promedio de la población al Presidente Calderón es 4.96. Un 63% de los encuestados no han notado cambios positivos con el actual gobierno y un 77% han notado cambios negativos. Para un 50% esos cambios negativos se deben a la economía y para otro 25% al aumento de la delincuencia. Casi un 57% siente que la economía ha empeorado en este primer año de gobierno de Calderón.

Más de un 67% piensa que el gobierno no está cumpliendo sus promesas, aunque casi un 50% piensa que el período de evaluación aún es corto y el gobierno necesita más tiempo para cumplirlas. Un 77% piensa que El Salvador necesita un cambio en su camino y casi un 60% ubica este cambio alrededor de preocupaciones económicas (empleo, precios, pobreza, el IVA, servicios públicos, etc.) y un 16% alrededor del combate a la delincuencia. Sólo la pregunta por el cumplimiento de los acuerdos de paz presenta a la población equilibradamente dividida entre los que piensan que el gobierno cumple (44%) y que no cumple (43%). Finalmente, los que expresan preferencia por ARENA como partido al que hoy votarían (el "voto sólido") han descendido de alrededor de un 28% a un 14%. Este mismo "voto sólido" se mantiene para el FMLN en un 12% y no llega al 5% para el PDC. El 28% no votaría por ningún partido, el 15% no sabe y el 20% afirma que el voto es secreto.

Aún sin la precisión impactante de estos resultados, no es improbable que ARENA, el Presidente Calderón y su gobierno los hayan previsto. El número de renuncias entre los más altos funcionarios del gobierno durante este primer año ha sido grande: 5 ministros, 8 viceministros, toda la dirección del FIS y 2 secretarios de la Presidencia. Por todo esto y frente al impasse creado por el debate sobre el IVA, necesitaba el gobierno de un avance espectacular. Esta necesidad se unió al estilo político de Joaquín Villalobos y desembocó en el "pacto de nación".

"Nicaraguanización"

Para Joaquín Villalobos y su PD en formación, el "pacto de nación" se equipararía en relevancia y trascendencia a los acuerdos de paz firmados en Chapultepec. Introduciría al país a una nueva etapa. Villalobos afirma que "el primer discurso del Presidente fue de intención" y el pacto, en cambio, "es un programa". Por otro lado, al comparar el pacto con Chapultepec dice que "se ve la evolución porque toca temas que allá no fueron parte de la agenda". Temas revolucionarios algunos, opina Villalobos. Por ejemplo, "en disciplina fiscal, con la Ley contra el Contrabando, la Ley de Penalización del Delito Fiscal y las reformas a la Ley del Impuesto sobre la Renta".

Lo mismo cree de lo que plantea contra la corrupción "para convertir la Corte de Cuentas en Contraloría general de la nación". Otros temas "revolucionarios" serían "el control de las ONGs y la exigencia de contabilidad formal para los partidos políticos". Villalobos y el PD afirman haber percibido la posibilidad de que el gobierno fracase y eso lleve al país "al borde de una nueva polarización y una nueva confrontación en la ruta de un riesgo de nicaraguanización".

Villalobos: primer plano

Estando claro el PD de que, en términos de votos frente a la propuesta del IVA, "el gobierno estaba vetado", vio "la señal de que había posibilidad de negociar". Algo así pensamos que se imagina Villalobos como lo que fue el empate de fuerzas militares que condujo a las negociaciones de paz. Para Villalobos, seguir nada más que oponiéndose significaba mantener "el concepto político pasado de `yo gano si al gobierno le va mal'". "En la etapa de polarización dice esto tuvo algún sentido, pero en las actuales condiciones el campo político está dominado por quienes dan soluciones".

Algunos piensan que tras este planteamiento se esconden transacciones. Por ejemplo, asegurarse Villalobos que el Tribunal Supremo Electoral aceptará al Partido Demócrata en formación como partido político, frente a la impugnación que hace el Partido Demócrata Cristiano, que alega repetición de nombre. ¿Otro tipo de concesiones? Villalobos estaría pensando como pensó el primero de mayo de 1994, al comenzar la nueva legislatura, cuando marcó distancias con el resto del FMLN y asumió que una presencia de los ex guerrilleros en la directiva de la Asamblea Nacional daría mayores oportunidades de actividad responsable, aunque eso le facilitara a ARENA dominar esa directiva sin oposición en momentos críticos de iniciativas de legislación. A lo que el PD y Villalobos estarían apostando, como entonces lo hicieron, es a un primer plano en la escena política. Detrás de ese primer plano sigue estando la aspiración a conquistar el centro del electorado. Si para ello es necesario pagar el precio de la cercanía a ARENA, ¿qué mejor vía para despojarse de la imagen confrontativa de "la vieja izquierda"?

Partidos indignados

Cómo surgió el "pacto de nación" puede ofrecer pistas para inclinar el análisis a una o a otra de las interpretaciones. El Presidente, en su cadena nacional, habló del pacto en tales términos que daba a entender la emergencia de un consenso y la confluencia de bastantes, si no de todos, los partidos políticos. ¿Por qué no fue políticamente transparente y dijo con claridad al país que eran sólo ARENA y el PD quienes le habían hecho la oferta para abrir entonces un diálogo sobre el pacto con las demás fuerzas políticas y con las organizaciones y los gremios de la sociedad civil?

De "transparencia" se habla en el texto del pacto frecuentemente, pero esa transparencia brilló por su ausencia a la hora de anunciar al país el carácter "nacional" de un pacto hecho exclusivamente entre dos partidos. El lunes 29 y el martes 30, portavoces gubernamentales convocaron a los demás partidos y ni siquiera les entregaron el texto del pacto. Sólo lo leyeron en alta voz y les solicitaron su adhesión a él. Rubén Zamora escribió el 5 de junio: "La sorpresa se convirtió en indignación cuando los demás partidos fueron convocados a firmar a tres días plazo un pacto que desconocían. La torpeza política del Presidente Calderón era inexcusable y más parecía una maniobra para lograr la aprobación del IVA que un intento serio de gobernabilidad mediante un pacto nacional".

Villalobos dejó muy claro en la entrevista aparecida en La Prensa Gráfica del 31 de mayo de la que son las anteriores citas que "vimos, con sentido de oportunidad, que se habían creado las condiciones para aprovechar la situación". Tres veces en sus respuestas destaca este "sentido de oportunidad". ¿Se trata de genialidad política, del tipo de innovación audaz y revolucionaria que, como en las negociaciones que condujeron a Chapultepec, abre una nueva época al país? La respuesta sólo la darán los acontecimientos futuros. Si el PD utiliza su fuerza política para presionar en forma pública al gobierno hacia el cumplimiento de aquellas cláusulas del pacto que favorecen intereses de las mayorías populares del pueblo salvadoreño ciertamente existen cláusulas así en el pacto estará mostrando que supo sacar la coyuntura de un impasse y transformar la crisis en fuerza para un cambio nacional.

PD: orígenes románticos

Ya antes de que el aumento del IVA fuera objeto de dictamen en las comisiones legislativas competentes y propuesto a voto, el gobierno había anunciado alzas muy fuertes en la tarifa eléctrica y en las de otros servicios básicos. El PD anunció su desacuerdo, aunque afirmando que "el pacto no es un cheque en blanco". Al final apoyó el incremento del IVA del 10% al 13%. A partir de esto, ¿con qué palanca va a intentar hacer valer sus puntos de vista al interior del "pacto de nación"? Es un desafío en el que se va poner a prueba la creatividad de la que Villalobos hace ostentación.

¿Se trata de un co gobierno? Villalobos lo descarta. "Si planteáramos eso, nos haríamos responsables de los fracasos. En tanto no somos co gobierno, tenemos un rédito de éxitos, pero si esto no se cumple la culpa es del gobierno". Lo que Villalobos sostiene es que con el pacto, el PD no ha obtenido "ni cargos ni dinero". "Queremos tener un espacio de responsabilidad con resultados positivos, pero no con resultados negativos", dice. Evidentemente, no le agrada a Villalobos que a la iniciativa del PD hecha a espaldas del resto de la oposición se la califique de oportunismo o maquiavelismo. Para él es más bien una decisión "casi patriótica" "Porque pertenecemos a una corriente que tiene raíces idealistas. No venimos de la politiquería, venimos de una guerra, de orígenes muy románticos en la política y esto nos marca a la hora de actuar". Para lo que esos orígenes románticos no parecen haber alcanzado para renunciar al protagonismo de una negociación elitista. No se negoció frente al pueblo y con el pueblo, no se puso ya en práctica esa participación que el pacto pide para la sociedad civil.

Algunos analistas entre ellos el ex candidato a la presidencia Rubén Zamora califican el pacto como "reedición del discurso de toma de posesión del Presidente con algunas amplificaciones ultraneoliberales que denuncian la mano del Ministro de Hacienda, y otros añadidos menores que pueden atribuirse al cacumen del PD, como es el control sobre las ONGs".

Falta priorización

En cierto sentido, tiene razón Villalobos al afirmar que el pacto es más que un discurso de intención, que es un programa. Es un texto con no pocos compromisos con plazos que cumplir que exige una nueva legislación que viabilice algunas de sus propuestas. El problema es que estos compromisos parecen excesivos y una vez más se carece de una justificación razonada para haber seleccionado unos por encima de otros. Les falta priorización y por eso, les falta credibilidad.

Bastan tres ejemplos. ¿Cómo va a ser posible para 1996 aumentar el número de efectivos de la Policía Nacional Civil de 7 mil a 20 mil miembros, al mismo tiempo que "se eleva la calidad de trabajo" de la Academia de Policía? ¿Por qué es tan vital el control de las ONGs antes de que el Estado haya resuelto o puesto bases eficaces para resolver el problema de la corrupción en esferas institucionales del gobierno? Difícilmente puede haber en el país prioridad más urgente que un programa serio de reforestación para recuperar a largo plazo el terrible deterioro ecológico del país. ¿Por qué entonces este capítulo no es objeto de un compromiso con plazos temporales y por qué en este capítulo sí se condiciona su viabilidad a las limitaciones presupuestarias y a la disponibilidad de préstamos?

¿Pura imagen?

Todos los sectores del país parecen estar coincidiendo en la necesidad de un nuevo consenso nacional que vaya más allá del que se configuró alrededor de la paz. Y, como en todos los países centroamericanos, hará falta estabilidad para poder recoger los frutos de un trabajo productivo, en el supuesto de que sea la producción y la productividad lo que este "pacto de nación" favorezca.

También es evidente que la oposición tiene que ser propositiva, aunque sus proyectos sean conflictivos con los del gobierno y no sólo complementarios. Pero no se puede decir que, a partir de la propuesta del IVA, los partidos no hicieron contrapropuestas para conseguir los ingresos fiscales que pocos dejan de reconocer como necesarios.

La clandestinidad y la velocidad con que el gobierno aceptó como "pacto nacional" lo que sólo era un acuerdo entre dos, no lo acredita como el nuevo gobierno dialogante que el país necesita. Si, además, el pacto carece de mecanismos de seguimiento precisos y exigentes, no parece posible esperar mucho de él.

Lo terrible sería que, necesitado de imagen, el gobierno haya desgastado el valor de una verdadera negociación que permita ir acabando prioritariamente con esa fatalidad que hace que en El Salvador "el que nace pobre tenga que morir pobre".

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