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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 400 | Julio 2015

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Nicaragua

Encíclica "Laudato Sí": Palabras para cambiar el rumbo

Se cumplen 36 años de la Revolución, un acontecimiento con el que Nicaragua soñó su transformación y el mundo soñó con la transformación de Nicaragua. Coincidiendo con este nuevo aniversario aparece la encíclica “Laudato Si” del Papa Francisco “sobre el cuidado de la casa común”. Hay en este importante texto muchas, muchísimas palabras para reflexionar sobre el cambio de rumbo que necesita hoy Nicaragua.

Equipo Envío

Justicia social y soberanía nacional fueron las banderas del General Sandino. Cincuenta años después, retomando esas dos banderas fundacionales, la Revolución se definió ante las fuerzas que dominaban el mundo de entonces con otras tres: pluralismo político, economía mixta y no alineamiento internacional.

AUN SIN BANDERA “VERDE”...

Nunca estuvo la bandera “verde” entre las que alzó la Revolución en 1979 para construir una Nicaragua diferente. Aunque el tema ecológico no era prioridad para el gobierno revolucionario ni para la sociedad nicaragüense, que salía de una dictadura tan prolongada, y aunque sobraban dirigentes revolucionarios fascinados por los proyectos de gran escala, influidos por el modelo de desarrollo del socialismo cubano, la Revolución hizo bastante.

La primera ley que aprobó el gobierno revolucionario sobre el medio¬ambiente estableció que los recursos naturales del país son propiedad del pueblo y prohibió que compañías extranjeras los extrajeran. También creó la Revolución el Instituto de Recursos Naturales y de Medio Ambiente (IRE¬NA), que inició políticas y programas para restaurar y proteger el medio¬ambiente. El 18% del territorio nacional se destinó a parques nacionales, se prohibió la exportación de especies animales en peligro de extinción -durante la dictadura somocista Nicaragua era el país centroamericano que iba a la cabeza en la exportación de especies en peligro de extinción-, se iniciaron proyectos para conservación de suelos, control de inundaciones, repoblación forestal e investigación en tecnologías alternativas. Algunos de esos programas tuvieron que ser abandonados a medida que se intensificaba la guerra de la Resistencia contra la Revolución y la crisis económica provocada por la guerra forzaba un continuo cortoplacismo.

LA “IZQUIERDA MARRÓN”

En 1988 la Asociación de Biólogos y Ecólogos de Nicaragua conformó el Movi¬miento Ambientalista Nicaragüense (MAN), con el objetivo de organizar un esfuerzo ecológico con amplia base popular. En junio de 1989 se celebraba en Managua el Cuarto Congreso Bienal “Destino y Esperanza de la Tierra”, conferencia internacional ambientalista que se reunía por primera vez en un país del entonces llamado Tercer Mundo.¬

Los ambientalistas nicaragüenses consideraban que Nicaragua contaba con condiciones políticas y sociales para lograr cambios fundamentales en el modelo de desarrollo que hasta entonces era compartido por los gobiernos de derecha y por los del socialismo real. Y a esos cambios apostaban, confiando en que cuando concluyera la guerra en nuestro país podrían hacerse realidad. Pero el fin de la guerra coincidió con el fin de la Revolución y todo ya fue diferente.

La conciencia ambiental nunca ha sido mayoritaria entre las izquierdas latinoamericanas. La llegada al poder de gobiernos progresistas en Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia, Uruguay y Venezuela lo fue demostrando con creces. Con variantes, todos estos gobiernos se han aliado con capitales extranjeros, entregando sus países a un extractivismo minero y agrícola que está arrasando con los recursos naturales.

“Es una izquierda que nunca fue verde, que ya no es roja y que debemos llamar izquierda marrón”, dicen algunos. El gobierno actual de Nicaragua, inscrito formalmente entre los gobiernos progresistas del continente, que dice estar desarrollando “la segunda etapa de la Revolución” está también en ese grupo.

“UN PAÍS CRISTIANO
Y CON MUCHO ORGULLO”

En febrero de 2013, en su diaria alocución de mediodía por los medios oficiales, la Secretaria de Comunicación y Ciudadanía definió de forma peculiar a Nicaragua: “Somos el único país del mundo que se declara cristiano y con mucho orgullo. Somos discípulos de Cristo, estamos tratando de imitarle, estamos tratando de cumplir su mandato”.

Esta afirmación permite esperar que las palabras del Papa Francisco, máximo líder del Cristianismo, en su encíclica “Laudato Si”, serán acogidas por este gobierno y contribuirán al cambio de rumbo que Nicaragua necesita para reconstruir un proyecto nacional que retome los sueños de justicia social con los que los nicaragüenses recibieron hace 36 años el triunfo de la Revolución, y que sume a esos sueños la responsabilidad ambiental que apenas fue semilla en los años 80 y que hoy aparece sepultada en un modelo de desarrollo que destruye el ambiente y provoca injusticias sociales.

LA ENCÍCLICA:
ECOLOGÍA Y POLÍTICA

La encíclica de Francisco es un llamado a la reflexión y a la movilización. Es una agenda para el debate y una herramienta para la lucha. Convoca a todos a convertir “en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo” -ésa es su dimensión ecológica-, reclama a quienes dominan el sistema “cambiar de rumbo” y al poder político “pensar en el bien común a largo plazo”. Ésa es su dimensión política. También ofrece inteligentes y emotivos argumentos para alimentar ambas dimensiones, tanto desde la religión como desde la espiritualidad. Es un texto extenso y complejo en el que abundan mensajes que resuenan en la realidad de Nicaragua.

En los primeros días de julio, en un inédito evento realizado en el Vaticano, convocado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz y por CIDSE -red de ONG católicas para el Desarrollo-, la activista ambiental canadiense Naomi Klein, una de las más brillantes críticas del capitalismo salvaje, afirmó: “La verdad más valiente expresada en la encíclica es que el actual sistema económico está alimentando la crisis climática… Lo que está en juego es tan importante, el tiempo es tan corto y la tarea es tan grande, que no podemos darnos el lujo de dividirnos”. Su mensaje tiene que ver con Nicaragua, porque nuestro país está entre los primeros países del mundo vulnerables al cambio climático y porque nuestro país está hoy profundamente dividido.

EL PROYECTO DEL CANAL

La Revolución fue un proyecto nacional que se fue apartando de esa dimensión. La guerra de los años 80 dividió en dos al país y a la sociedad. Conmemoramos un aniversario más de aquel acontecimiento con un proyecto impuesto al país y a la sociedad, que es partidario, que se presenta como nacional y, que de realizarse, cambiaría drásticamente toda la nación y partiría en dos a Nicaragua: el Canal Inter¬oceánico.

Al llegar a este nuevo 19 de Julio las obras previas indispensables para cons¬truir ese Canal aún no inician, los in¬¬terrogantes se mantienen, han pasado meses de silencio oficial, permanecen las dudas sobre si se trata de un proyecto detrás del que está o no está el gobierno de China, no aparecen los recursos para financiar la megaobra, no se hace público el estudio de impacto ambiental, Costa Rica reclama ese estudio porque también se verá afectada, el vocero oficial reconoce que el empresario chino no tiene ninguna obligación legal de aportar recursos ni para reforestar el país ni para pagar a los expropiados, y los campesinos y productores que serán desalojados de sus tierras por vivir en la ruta del Canal han seguido manifestándose en contra del proyecto.

El Consejo Nacional en Defensa de la Tierra, el Lago y la Soberanía continúa organizando y movilizando a la gente. La marcha nacional del 13 de junio en Juigalpa, la número 47, con unas 15 mil personas de Nueva Guinea, Río San Juan, Caribe Sur y Chontales y con representaciones de todo el país, ha sido la más concurrida y la más entusiasta de las realizadas hasta la mitad de este 2015. “¡Si Sandino viviera con nosotros estuviera!” fue una de las consignas que se escuchó ese día.

LA TIERRA:
“UN ESPACIO SAGRADO”

Los campesinos que se oponen al Canal expresan un decidido arraigo en su tierra, la aman, dicen que morirán en ella y por ella.

De eso habla el Papa Francisco en su encíclica. “A la hora de avanzar en grandes proyectos -dice- los principales interlocutores deben ser las comunidades originarias con sus tradiciones culturales… Para ellos, la tierra no es un bien económico, sino un don de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el que necesitan interactuar para sostener su identidad y sus valores”.

Es lo que reiteran los dueños de las fincas que serán expropiadas para dar paso al Canal y a los otros grandes proyectos de la empresa privada HKND y que se sienten ofendidos porque no han sido tomados en cuenta como interlocutores, sino sólo advertidos de que tendrán que abandonarlas, sin que tampoco se les informe a dónde irán a parar.

AGUA: “CONDICIÓN PARA
LOS DERECHOS HUMANOS”

También de la defensa del agua habla el Papa Francisco en su encíclica. Pone un énfasis especial en el derecho al agua. Llega a afirmar que tener acceso a “agua potable y segura” es “condición para el ejercicio de los demás derechos humanos”. Habla de “la grave deuda social” que es negar ese derecho a los pobres, critica a quienes “convierten el agua en una mercancía” y afirma que negar el agua es “negar el derecho a la vida”.

El Papa está así en sintonía con el dilema fundamental que le plantea a Nicaragua la construcción del Canal: ¿Para qué queremos usar el agua del lago Cocibolca -que sería atravesado por el Canal-, para el comercio internacional o para garantizar el derecho a la vida?

Se calcula que actualmente son ya 200 mil las personas que tienen acceso a agua segura gracias a las aguas potabilizadas del Gran Lago Cocibolca. La investigadora en temas de agua Ruth Selma Herrera, quien dirigió durante años la empresa nacional de acueductos, dijo hace un año en “Envío” que ya estaba previsto que en los próximos veinte años Managua consumiría agua del Cocibolca. En Managua vive millón y medio de personas.

El ingeniero y científico Víctor Campos afirmó en “Envío” al mes siguiente de que se firmara la concesión canalera que “las posibilidades de potabilizar el agua del Lago Cocibolca son inversamente proporcionales a la construcción del Canal”. El enorme volumen de sedimentos que provocaría la excavación de un canal en el fondo del lago contaminaría sus aguas e impediría potabilizarlas. El Papa Francisco es contundente cuando afirma que evitar poner en riesgo el agua, “un recurso escaso e indispensable” debe “tener prioridad” en todo análisis de impacto ambiental.

“SIN PERJUDICAR A LAS GENERACIONES FUTURAS”

“El uso que demos al Lago -dice Víctor Campos- debería ser una decisión de carácter nacional y no una decisión unilateral del gobierno. Es un asunto que tiene que ver con esta generación y con las generaciones futuras”.
Una de las palabras que repite más Francisco en la encíclica es “responsabilidad”. El Papa hace un llamado a todas las personas del mundo, y especialmente a los gobiernos, a las empresas y a quienes tienen poder, a ser responsables con las generaciones futuras.

El desastre ambiental que el Canal causará al Lago Cocibolca es el que ha llamado la atención entre ambien¬talistas y científicos de todo el mundo. El Cocibolca es la mayor reserva de agua dulce de Centroamérica y la de mayor biodiversidad en el continente americano. “Hay lugares -dice la encíclica- que requieren un cuidado particular por su enorme importancia para el ecosistema mundial, o que constituyen importantes reservas de agua y así aseguran otras formas de vida”.

“Hacen falta liderazgos que busquen atender las necesidades de las generaciones actuales incluyendo a todos, pero sin perjudicar a las generaciones futuras”, dice el Papa.

Entregar esa reserva de agua durante más de cien años a cambio de una ridícula compensación económica (“hasta 10 millones de dólares anuales” dice la ley canalera) parece un negocio irresponsable con las generaciones futuras.

ESTUDIO DE IMPACTO AMBIENTAL ANTES Y NO DESPUÉS

Una de las objeciones más escuchadas al proyecto canalero, aún entre sus defensores, es la falta de información, el secretismo y la opacidad en que todos los estudios técnicos y financieros que expliquen el proyecto se mantienen… si es que realmente se han hecho.

Particular preocupación genera que no se den a conocer los estudios de impacto ambiental, por el previsible desastre ecológico que podría provocar una obra de esta magnitud, calificada por la empresa HKND como “la obra de ingeniería más grande en la historia de la Humanidad”.

La encíclica papal parece dirigida al gobierno de Ortega en varios de sus párrafos. Dice: “La previsión del impacto ambiental de los emprendimientos y proyectos requiere procesos políticos transparentes y sujetos al diálogo, mientras la corrupción, que esconde el verdadero impacto ambiental de un proyecto a cambio de favores, suele llevar a acuerdos espurios que evitan informar y debatir ampliamente”.

En otro párrafo afirma: “El estudio de impacto ambiental no debería ser posterior a la elaboración de un proyecto, plan o programa a desarrollarse. Tiene que insertarse desde el principio y elaborarse de modo inter¬disciplinario, transparente e independiente de toda presión económica o política”. La ley 840, ley de la concesión canalera, precedió a cualquier estudio previo.

El Papa afirma que los estudios para cualquier proyecto que afecte el ambiente “deben conectarse con el análisis de las condiciones de trabajo y de los posibles efectos en la salud física y mental de las personas, en la economía local, en la seguridad... Siempre es necesario alcanzar consensos entre los distintos actores sociales, que pueden aportar diferentes perspectivas, soluciones y alternativas. Pero en la mesa de discusión deben tener un lugar privilegiado los habitantes locales, quienes se preguntan por lo que quieren para ellos y para sus hijos, y pueden considerar los fines que trascienden el interés económico inmediato. Hay que dejar de pensar en “intervenciones” sobre el ambiente para dar lugar a políticas pensadas y discutidas por todas las partes interesadas”.

SOCIEDAD CIVIL:
“APORTES LOABLES”

Junto a los campesinos y campesinas que valientemente han marchado y anuncian que seguirán marchando contra este proyecto, es la sociedad civil la que se ha dado a la tarea de cuestionarlo interdisciplinariamente.

También aquí la encíclica trae un “guante” que le cae al gobierno para que se lo “plante”. Dice Francisco: “Es loable la tarea de organismos internacionales y de organizaciones de la sociedad civil que sensibilizan a las poblaciones y cooperan críticamente, también utilizando legítimos mecanismos de presión, para que cada gobierno cumpla con su propio e indelegable deber de preservar el ambiente y los recursos naturales de su país, sin venderse a intereses espurios locales o internacionales”.

En noviembre de 2014 la UCA de Managua acogió a 15 científicos internacionales, expertos en distintas disciplinas relacionadas con el proyecto del Canal, para participar en un taller que analizó los riesgos ambientales, políticos y sociales que representaba y relevó aspectos científicos y técnicos relacionados con el proyecto que debían tenerse en cuenta.

En el número de “Envío” de diciembre de 2014 recogimos sus importantes aportes. A ningún funcionario del gobierno se le permitió participar en el debate a exponer sus argumentos, ninguno asistió a escuchar los argumentos ajenos, ninguno quiso siquiera tener un encuentro con alguno de los profesionales.

Las voces de estos expertos se unieron a las de científicos y miembros de organizaciones de la sociedad civil que desde meses antes venían sensibilizando a la población nicaragüense sobre los riesgos del Canal. Se unieron también al clamor de gente consciente que desde el primer momento de conocerse la ley canalera denunciaron a Daniel Ortega como “vende¬patria” por vender el país a espurios intereses extranjeros.

“LA MIOPÍA DEL PODER”

¿Por qué la ley canalera y el megapro¬yecto del Canal aparecen desconectados de la consulta con los interlo¬cutores, de las advertencias científicas sobre sus riesgos, de los loables aportes de la sociedad civil?

En uno de sus párrafos que deberían resonar más en los oídos del gobierno de Ortega, el Papa Francisco parece tener una respuesta cuando afirma: “Respondiendo a intereses electorales, los gobiernos no se exponen fácilmente… a poner en riesgo inversiones extranjeras. La miopía de la construcción de poder detiene la integración de la agenda ambiental con mirada amplia en la agenda pública de los gobiernos... La grandeza política se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo. Al poder político le cuesta mucho asumir este deber en un proyecto de nación”.

Desde el principio la opinión de mucha gente es que el Canal no se construirá nunca y lo que sí se construirán serán todos o sólo algunos de los más rentables subpro¬yectos asociados a la concesión canalera, que también serían mega¬pro¬yectos para la limitada escala nicaragüense. Sin embargo, es probable que el Canal se mantenga en la propaganda gubernamental, al menos hasta las elecciones presidenciales de 2016, por la utilidad que esa fantasía le reditúa a la candidatura de Ortega para su cuarta reelección. “Intereses electorales”, como dice Francisco. “La miopía de la construcción de poder” basada en la ilusión de la construcción de un canal, como también se deduce de lo que dice.

“LEYES
QUE SON LETRA MUERTA”

En Nicaragua sobran leyes y faltan autoridades que las hagan cumplir. El conjunto de leyes ambientales con que cuenta nuestro país es bastante completo y avanzado. Pero son leyes que no se cumplen.

Relativa al proyecto canalero es la Ley General del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Ley 217, que establece que toda la información que tenga que ver con nuestro medioambiente debe ser de carácter público. Sin embargo, el Acuerdo Marco que otorga la concesión canalera al empresario chino Wang Jing establece que toda la información generada para la construcción del Canal será “confidencial”.

La Ley 800 de 2012, la primera que Ortega promovió para la construcción del Canal, establecía que se iba a constituir una empresa “grannacional”, es decir, una empresa nacional con otras empresas no nacionales, en la que Nicaragua mantendría el 51% de las acciones. Con esa mayoría accionaria el Estado de Nicaragua tenía capacidad de decidir en la toma de todas las decisiones. Sin embargo, un año después, Ortega promovió la Ley 840, que anuló la Ley 800. Ahora ya no sería una empresa nacional la que desarrollaría el Canal y los otros proyectos que se asociaron, sino una empresa privada extranjera, HKND, y el Estado ya no tendría el 51% de las acciones, sino que recibirá el 1% de ellas cada año hasta que al cabo de cien años tenga el 100%.

También existe en el país la Ley 620, Ley General de Aguas, que establece que el Lago Cocibolca “deberá considerarse como reserva natural de agua potable, siendo del más elevado interés y prioridad nacional para la seguridad nacional”.

El Papa Francisco parece estar hablando de Nicaragua cuando denuncia la falta de institucionalidad y el incumplimiento de las leyes como camino para causar desastres ambientales: “Varios países -escribe- se rigen con un nivel institucional precario, a costa del sufrimiento de las poblaciones y en beneficio de quienes se lucran con ese estado de cosas. Tanto en la administración del Estado, como en las distintas expresiones de la sociedad civil, o en las relaciones de los habitantes entre sí, se registran con excesiva frecuencia conductas alejadas de las leyes. Éstas pueden ser dictadas en forma correcta, pero suelen quedar como letra muerta. ¿Puede esperarse entonces que la legislación y las normas relacionadas con el medioambiente sean realmente eficaces?”

EL PARADIGMA TECNOCRÁTICO

Una idea que Francisco repite, de muchas formas, a lo largo de la encíclica es ésta: todo desastre ambiental es, a la vez, un desastre social, que siempre pagan los más pobres. “El gemido de la hermana tierra se une al gemido de los abandonados del mundo con un clamor que nos reclama otro rumbo”, dice.

El Papa Francisco denuncia la “inequidad planetaria” y hace una crítica apasionada del rumbo que lleva la economía mundial y del modelo económico que prevalece en prácticamente todos los países. Lo llama “paradigma tecnocrático”, afirma que ya se ha globalizado, señala que deshumaniza y conduce a la ignorancia y lo vincula “a la adoración del poder humano sin límites”.

Manuel Coronel Kautz, quien preside la Autoridad del Canal, brindó un claro ejemplo de ignorancia deshu¬ma¬nizada cuando en entrevista para un documental de la cadena franco-alemana ARTE restó importancia a las marchas campesinas contra el Canal afirmando: “Ésa es gente sin educación, saben poco, tienen su propia cultura, no tienen una cultura universal, y por eso les parece extraño lo del Canal”. Sobre los indígenas Rama, que se niegan a firmar la aprobación para que el Canal pase por su territorio ancestral y lo destruya, dijo: “Así son ellos. Ellos ni saben que es un contrato serio. Y son pocos, muy pocos. Esta gente nunca ha visto ni un dólar”.

LOS SECTORES PRIVILEGIADOS
DE LOS PAÍSES POBRES

Dice Francisco: “No es una cuestión de teorías económicas que quizás nadie se atreve hoy a defender -de hecho él no se refiere en la encíclica a ninguna teoría económica- sino a su instalación en el desarrollo fáctico de la economía”. Y ese desarrollo de hecho, dice, lo atribuye a políticos o empresarios a los que “no parece preocuparles una justa dimensión de la producción y una mejor distribución de la riqueza”.

Hoy, los recursos que el gobierno dedica a la producción de la economía social, de la economía popular, son totalmente insuficientes. La prioridad es la producción de monocultivos y son los negocios de la élite empresarial y de la élite política en el gobierno, asociadas ambas a las corporaciones extranjeras, los que reciben privilegios fiscales, exenciones de impuestos, incentivos y aplausos. Una mejor distribución de la riqueza será imposible en Nicaragua mientras se mantenga el actual e injusto sistema tributario que este gobierno no ha querido tocar. El resultado de este desarrollo fáctico de nuestra economía es un abismo de desigualdad que se profundiza: 210 ultra¬ricos (funcionarios del gobierno y sus socios del gran capital) y 2 millones 200 mil personas sobreviviendo con dos dólares o aún menos al día.

Francisco critica el consumismo derrochador de los países ricos, pero también a los países pobres les advierte: “Los países pobres necesitan tener como prioridad la erradicación de la miseria y el desarrollo social de sus habitantes, aunque deben analizar el nivel escandaloso de consumo de algunos sectores privilegiados de su población y controlar mejor la corrupción”.

“HABRÁ
CATÁSTROFES SOCIALES”

La encíclica está llena de advertencias dramáticas sobre los desastres que el cambio climático, ya en curso, podría producir. Francisco relaciona esos desastres y sus causas no sólo con la emisión de gases de efecto invernadero, de los que también habla ampliamente, sino con “la voracidad” y “la “dinámica del dominio”. Y por eso advierte, también en un tono dramático: “No pensemos sólo en la posibilidad de terribles fenómenos climáticos o en grandes desastres naturales, sino también en catástrofes derivadas de crisis sociales, porque la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos pueden sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca”.

“UNA ECOLOGÍA SUPERFICIAL”

El Papa denuncia también “una ecología superficial o aparente que consolida un cierto adormecimiento y una alegre irresponsabilidad”. En ese sentido, y reconociendo la incultura colectiva con que ensuciamos alegremente en Nicaragua los espacios públicos y admitiendo que educar para que no sea así es una tarea permanente, no deja de ser “superficial” el énfasis con que a veces autoridades del gobierno y algunas organizaciones tienden a reducir lo ambiental “a no tirar basura” o a “sembrar arbolitos”, mientras avanzan las concesiones que entregan nuestro territorio a las corporaciones mineras que causan desastres ambientales irreversibles y mientras los camiones de Alba Forestal atraviesan libremente carreteras y caminos con madera que viene de Bosawás y de otras reservas de bosques. Insistiendo sólo en la basura se culpabiliza los de más abajo y se oculta la responsabilidad de los de más arriba.

Francisco considera “superficial” la que hoy se llama “responsabilidad social empresarial”. En Nicaragua, los mismos empresarios que acaparan tierras para monocultivos (caña de azúcar, maní, palma africana…) publicitan algunas acciones como su compromiso ambiental. Les dice el Papa: “Quienes tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas, tratando sólo de reducir algunos impactos negativos del cambio climático”.

LOS BONOS DE CARBONO

Critica también el Papa “la estrategia de compraventa de bonos de carbono” afirmando que “puede dar lugar a una nueva forma de especulación, y no servir para reducir la emisión global de gases contaminantes. Este sistema parece ser una solución rápida y fácil, con la apariencia de cierto compromiso con el medioambiente, pero de ninguna manera implica un cambio radical a la altura de las circunstancias. Más bien puede convertirse en un recurso distractivo que permita sostener el sobreconsumo de algunos países y sectores”.

NO ES VOLUNTAD DE DIOS

Mucho se escucha entre nuestra gente, también en boca de altos y no tan altos funcionarios del actual gobierno el interpretar como “designios de Dios” o “voluntad de Dios” fenómenos como la sequía que este año parece afectará nuevamente a una parte del país, y que es expresión del cambio climático que ya llegó a nuestro país para quedarse. Algunos funcionarios han propuesto este mes la oración como única salida a la falta de lluvias, reforzando así el pensamiento mágico de tanta de nuestra población.

Lejos del Papa Francisco la errada consideración de que los desastres ambientales sean castigo, prueba o voluntad de Dios. La encíclica reconoce innumerables aportes de la Ciencia para explicar esos fenómenos, que el Papa relaciona con actividades humanas y no con designios divinos. De principio a fin, el texto es un apasionado llamado a que las personas, las sociedades, los políticos y las empresas asuman su responsabilidad para detener el desastre.

UN CAMBIO DE RUMBO

La encíclica “Laudato Si” apuesta por un cambio de rumbo en el mundo y, sin dejar de reconocer que el momento es crítico, concluye animándonos: “Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten el gozo de la esperanza”.
En Nicaragua se hace necesario un cambio de rumbo en el terreno ambiental y también en el terreno político. Los países cambian de rumbo por revoluciones o por elecciones. Nicaragua cambió de rumbo por las armas en 1979, hace ahora 36 años. Y cambió de rumbo con los votos en 1990.

Ambos caminos están hoy cerrados. El camino de las armas, por una conciencia que ha ido ganando mentes y corazones a favor de esfuerzos ciudadanos y luchas cívicas. El de las urnas ha sido cerrado por una sucesión de fraudes electorales iniciados en 2008.

También cambian de rumbo los países por la decisión de liderazgos con una visión de nación. Encontrar esos liderazgos, construirlos, es la utopía con la que arribamos al 36 aniversario de la utopía revolucionaria.

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