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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 276 | Marzo 2005

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Nicaragua

Lecciones del magisterio y lecciones del ex-alcalde

Los protagonistas del mes fueron las maestras y maestros. Y Herty Lewites. Con su huelga, el magisterio nacional nos enseñó, una vez más, la injusta escala salarial con la que funciona el Estado de Nicaragua. Y al defender su derecho a ser pre-candidato del FSLN, Herty Lewites nos enseñó las dimensiones del autoritarismo, la intolerancia y la arrogancia con la que funciona el grupo que ha secuestrado al FSLN. Los maestros ganaron unos 40 dólares más en su salario. ¿Qué ganará Nicaragua con las lecciones del caso Lewites?

Equipo Nitlápan-Envío

El curso escolar comenzó este año en el sector público con tres semanas de retraso. Maestras y maestros, mal pagados y cansados de anuales justos reclamos sin respuestas, se lanzaron a una huelga nacional con la que consiguieron sumar 700 córdobas (40 dólares) a la planilla mensual de sus míseros salarios a partir del mes de diciembre. Un logro ínfimo tras una lucha ingente. Logro significativo de su organizada huelga -un aporte a la “escuela política” que tanto urge en Nicaragua- fue poner en evidencia, una vez más, la obscena inequidad que existe en la estructura salarial vigente en el Esta-do nicaragüense, que privilegia a una innecesaria cantidad de altos funcionarios, quienes mayoritariamente no trabajan para el servicio público sino al servicio de los dirigentes partidarios que para esos cargos los eligieron.

MAL PAGADOS Y SIN RECONOCIMIENTO

Nicaragua no tendrá lugar en el mundo si perdura algunos años más la dramática situación en que actualmente se encuentra la educación nacional. A los preocupantes datos que el economista Adolfo Acevedo ofrece en las páginas de este mismo número de Envío, hay que sumar la situación de miseria en la que se mantiene sumido al magisterio nacional.
De ser un sector social prestigiado y con una vida digna hace algunos años, el magisterio se ha convertido en uno de los sectores más deprimidos y de vida más deprimente en todo el país. El salario básico promedio de una maestra de primaria -en el gremio el 80% son mujeres- es el equivalente a 85 dólares mensuales. Sus colegas centroamericanos ganan más del triple (en Honduras $275, en Guatemala $462, en El Salvador $564, en Costa Rica $407, en Panamá $515). El salario básico promedio para los profesores y profesoras de secundaria es también insultante: 97 dólares (En Honduras, $325, en Guatemala $486, en El Salvador $621, en Costa Rica $423, en Panamá $630). Una de las consecuencias de este abuso es que cada vez menos jóvenes desean estudiar para ejercer el magisterio en cualquiera de sus niveles. El reconocimiento económico y social del magisterio es cada vez menor, tanto de parte de la sociedad como del gobierno, según se lee en el informe sobre el proceso educativo en Nicaragua elaborado por el PREAL de la UNESCO.

Y con la inequidad, la falta de pudor. Cuando durante la huelga se planteó resolver el conflicto reduciendo sus salarios a los altos funcionarios, el nuevo Ministro de Educación Miguel Ángel García se quejó de que en otros altos cargos que había ocupado ya le habían reducido el salario. Sólo aceptaría, dijo, una nueva reducción si se le mantenía suficiente dinero para vivir decentemente. El Ministro gana unos 70 mil córdobas mensuales, cincuenta veces más que las maestras y maestros que representa y dirige.

DESCARRILADOS POR EL TECHO Y POR EL FONDO

La huelga de los maestros -plantones, bloqueo en carreteras, huelgas de hambre, marchas y manifestaciones masivas- ocurrió cuando los diputados del FSLN-PLC habían reformado el presupuesto de 2005 añadiéndole 600 millones en gastos por sobre la propuesta que el Ejecutivo había acordado con el FMI como “techo” del gasto público. ¿De dónde saldrían los fondos? La sostenida presión magisterial abrió las puertas a una nueva reforma tributaria para cubrir ese déficit. Y a un nuevo debate sobre los jugosos salarios de un privilegiado grupo de funcionarios gubernamentales.

Mientras no se abrían esas puertas, no faltó el habitual “terrorismo verbal” del Ejecutivo: la brecha de 600 millones descarrilaría a Nicaragua del programa del FMI y vendría el caos, Nicaragua perdería 3 mil millones de córdobas en préstamos y donaciones, el populismo desmarimbaría al país... Yo no puedo ir a suplicarle al FMI, a rascarles la barriga y llorarles, y a decirles irresponsablemente que me certifiquen este presupuesto, dijo quejoso el Presidente, carente de iniciativa ante los diputados.

Terrorismo, porque de sobra sabía el gobierno que había margen para elevar el techo del gasto, ya que el acordado con el FMI estaba basado en estimaciones conservadoras sobre los ingresos nacionales. Terrorismo porque el Presidente Bolaños no deja de acudir a la palabra amenazante y amedrentadora sobre catástrofes financieras que aguardarían al país si cayera en manos de quienes no sean él y el grupo que él representa.

De sobra sabe el gobierno -y el FMI ha insistido muchas veces en esto- que en Nicaragua hay sectores privilegiados que no pagan impuestos y que deben eliminarse de una vez las innumerables e injustificables exoneraciones que la economía nacional soporta. Según el experto en derecho fiscal Julio Francisco Báez son el 4% del PIB nacional.

Durante el gobierno de Enrique Bolaños será ésta la cuarta reforma tributaria. Los expertos hablan de “parches” cortoplacistas e insisten en la necesidad de lograr la anunciada Ley Tributaria. La reforma de ahora debe afectar principalmente a la banca, a los casinos, al sector minero y al sector turístico, grupos de grandes ganancias y de enormes privilegios, que tendrán que contribuir con más recursos al fisco. Ya era hora.

MIRANDO LA PAJA EN EL BOLSILLO AJENO

Los recursos para aumentar en 40 dólares -verdadera vergüenza nacional- el salario de maestras y maestros y para cerrar el hueco en el “techo” de gastos en el presupuesto los recaudará el fisco. No saldrán -como retóricamente se quiso hacer creer- de la reducción de los altísimos salarios de los altos funcionarios públicos. La inequidad salarial no pasará de ser, una vez más, tema de profusas declaraciones: todos reconocen que es injusta la escala salarial, pero son esos mismos todos -los diputados a la cabeza- quienes señalan la paja en el bolsillo ajeno sin renunciar a sacarse la viga que llevan en el propio.

El debate sobre la inequidad salarial en el Estado parece una de esas películas apasionantes que acaparan público y por eso merecen segundas y terceras versiones. Se repite desde hace años. Hubo algunas escenas novedosas en el film de este mes. ¿De dónde saldrían los recursos para la migaja de aumento que los maestros reclamaban sin rendirse, a pesar de que el Ministro de Educación se mostraba tan inflexible como insensible y que el Presidente se mofaba de ellos: que les den pastillas para la garganta si tanto gritan?

Daniel Ortega vio la oportunidad y oportunistamente comprometió los 444 mil córdobas anuales (unos 27 mil dólares) que recibe cada uno de sus 38 diputados para “obras sociales” para que de ahí saliera el aumento salarial a los maestros. Entre las muchas prebendas, legales pero ilegítimas, de las que gozan los 91 diputados en el Legislativo nicaragüense está este dinero anual. Con él pagan becas o hacen “obras” -de las que no siempre rinden cuentas-, contribuyendo así a profundizar el clientelismo que caracteriza y envilece nuestra cultura política.

Algunos diputados del FSLN se resistieron a la iniciativa de Ortega. Ortega los puso “en orden”. Los diputados del PLC no compartieron la iniciativa. El gobierno la aplaudió. Al final, tras danza de pajas y vigas, la iniciativa no pasó de propaganda.

EL PREMIO GORDO DE LA LOTERÍA

El paso siguiente fue sacar, liberales y sandinistas, de una gaveta del Parlamento la Ley de Regulación Salarial de la Administración Pública y Funcionarios del Estado, que desde hace dos años brota en los momentos caldeados. La Ley propone recortar en un 30% y en 20% los más altos salarios, reduce el salario del Presidente de 8 mil dólares mensuales a 5 mil y establece que ningún alto cargo estatal gane más de un salario ni gane más del equivalente a 3,500 dólares al mes.

Nicaragua es el país del istmo centroamericano con el PIB nacional y el PIB per cápita más bajos y con los funcionarios con salarios más altos. En la injusta escala salarial se demuestra que el concepto de Estado botín sigue plenamente vigente. Tener un alto cargo en el Estado es sacarse el premio gordo de la lotería. De un alto cargo se derivan el alto salario, vehículo de lujo, gasolina gratis, viajes, seguro médico, recursos extra, empleos subalternos para amigos, allegados y familiares. Y sobre todo, el figureo: micrófonos y cámaras, almuerzos, desayunos y cenas, todos esos irresistibles y embriagantes efluvios que desprende el poder y sus atributos. Esos altos cargos, desde los que se administra “el Estado de derecho” son, además, todos y cada uno de ellos, las piezas fundamentales que garantizan el bipartidismo dictatorial impuesto por el PLC-FSLN.

NADA JUSTIFICA ESTO

En la discusión sobre cuánto del botín correspondería al presidente y al vice, a diputados, magistrados, contralores, ministros, viceministros y secretarios generales, se volvieron a escuchar los mismos argumentos de siempre, tan falaces como insostenibles. Los ministros, autoconvencidos de su valía, dijeron que si en el servicio público les “pagaban mal”, se irían a la empresa privada donde ganarían más. Dijeron también que la reducción salarial provocaría la “fuga de cerebros” hacia Estados Unidos... Los diputados dijeron que los ministros ganaban más que ellos y el pueblo no los había elegido, y a ellos sí. Los ministros dijeron que los diputados ganaban más que ellos y trabajaban menos. Los magistrados de la Corte dijeron que con tantas responsabilidades y con un salario disminuido podrían verse tentados a complementar su salario con la corrupción. Varios recordaron que en la desordenada e hipercorrupta administración de Alemán ganaban mucho más. Los del gobierno acusaron a los sandinistas de populismo, los liberales a los sandinistas de demagogia y los sandinistas al resto de olvidarse de los pobres.

Ningún criterio económico justifica la estructura de salarios que prevalece en el sector público nicaragüense. Sólo la estructura del poder, las conveniencias políticas y un prebendarismo arraigado en el sistema, en el que un grupito enlaza argollas de complicidades y de mutuos encubrimientos explica tan obscena injusticia. Y es esa injusta escala, donde los jefes ganan tanto y los jefeados -que soportan el peso del trabajo cotidiano- ganan tan poco la que también explica por qué funcionan tan mal tantas cosas en el Estado y el por qué de tantas rutinas y malos desempeños.

Con el desprestigio que los altos cargos del Estado se han ganado entre la población, golpe a golpe y gesto a gesto, por su ineficiencia e insensibilidad, por su arrogancia y oportunismo, y también por su corrupción, ninguno de los argumentos escuchados convence. Pero sí entretiene: durante varios días llovieron las declaraciones a favor de la equidad y la justicia y parecía que algo iba a cambiar, pero como quienes tendrían que hacer el cambio perderían mucho con él, al final nada cambió y nada fue más allá de las tomas de posición de los políticos que llenaron todos los medios con la retórica vacía del “sacrificio por Nicaragua”.

INSOPORTABLE LEVEDAD

Después de las elecciones municipales y del nuevo acuerdo entre Ortega y Alemán, el Presidente Bolaños se ha ido desdibujando en el panorama político. Un cero a la derecha. El Presidente inaugura obras, preside congresos, en algunos discursos se presenta como “víctima” impotente de los caudillos que dominan el escenario, y viaja al exterior, donde se presenta como campeón continental contra la corrupción afirmando que gracias a él Nicaragua está hoy mejor que nunca -así lo reiteró en Francia en marzo-.

A partir de sus acuerdos -con dos objetivos: la alternabilidad en el poder y la excarcelación de Alemán-, el PLC y el FSLN han nombrado y deben nombrar en lo que queda del gobierno de Bolaños a más de 40 altos cargos, esos mismos que después de nombrados recibirán los altísimos salarios.

En febrero tocaba elegir o reelegir a cinco contralores propietarios, a tres contralores suplentes y a dos magistrados electorales. El Ejecutivo amenazó con retirarse de la mesa del Diálogo tripartito -que puso “fin” a la “crisis” de enero- y romperlo si el FSLN-PLC los nombraba sin consenso con Bolaños. De nada sirvió la amenaza. La maquinaria bipartidista funcionó: ratificaron en sus cargos o sumaron a ellos a leales “soldados” de Ortega y Alemán. El Ejecutivo, que no puede abandonar el diálogo sin arriesgarse a perder mucho sin ganar nada, recurrió como en otras ocasiones al discurso victimista. Con cada próximo nombramiento, son previsibles escaramuzas similares.

Todo lo que ocurre en el diálogo evidencia la insoportable levedad del ser y del estar del Presidente Bolaños, quien, a pesar de todo, sigue contando con el respaldo de la comunidad internacional cooperante con Nicaragua. ¿Qué pensará la cooperación, por ejemplo, del pago priorizado de la deuda interna que hace el gobierno con los fondos del alivio de la HIPC, por encima de las urgencias sociales en salud y educación, tema que aborda el economista Adolfo Acevedo en este mismo número de Envío?

Las reacciones de la comunidad internacional cobran mayor interés teniendo en cuenta la propuesta del gobierno británico sobre la deuda del Tercer Mundo, tema al que dedicamos el último artículo de este número de la revista..

HACIA DONDE NOS LLEVAN

Los acuerdos Ortega-Alemán han debilitado irreversiblemente al Ejecutivo, que se ha quedado sin iniciativa, y han reafirmado el poderío de los dos partidos mayoritarios y de sus líderes para lo que le resta de gobierno a Bolaños. Los acuerdos han sido cuidadosamente diseñados para configurar desde ahora, y especialmente tras los resultados que ambos esperan cosechar en las elecciones de 2006, un modelo bipartidista cerrado, en donde gane uno u otro, quien gane no lo ganará todo y quien pierda quedará ganando mucho. Un modelo en el que en todos los Poderes e instituciones del Estado, además de grandes salarios, habrá grandes lealtades a los intereses del grupo danielista que controla el FSLN y al grupo arnoldista que controla el PLC.

Dictadura bicéfala: buen apelativo para describir este modelo, hacia el que han encaminado a Nicaragua ante una sociedad inmovilizada por el empobrecimiento, el miedo y la resignación.

EN LAS MANOS DE MILES

¿Irremisiblemente nos encaminamos hacia ese horizonte? Un inesperado acontecimiento político con visos de rebelión en la controlada granja del FSLN ha venido a plantear incógnitas y a movilizar expectativas, aún difusas e imprecisas.

El saliente ex-alcalde de Managua Herty Lewites planteó su pre-candidatura presidencial para las elecciones primarias del FSLN desde el mismo momento en que terminó su gestión en la Alcaldía en enero. Lo hizo estimulado por la popularidad que le han otorgado todas las encuestas de los últimos dos años -era una “carta ganadora”- y respaldado por diversos sectores del sandinismo, desde el empresariado que representa Humberto Ortega hasta simpatizantes del Comandante Henry Ruiz, pasando principalmente por bases del FSLN, especialmente de Managua, convencidos todos de que Daniel Ortega es “carta perdedora”.

La reacción apresurada, torpe y autoritaria con que Daniel Ortega y su círculo respondieron al desafío de Lewites desde el primer momento y la exhibición de poder que este mes Ortega desplegó, dentro del FSLN y en todas las instituciones del Estado para aplastar a Lewites y a quienes lo apoyan, han dado alas a este “movimiento” en el sandinismo y también fuera del sandinismo. El resultado ha sido un “algo” que comienza y que supera el propio carisma político de Lewites y hasta sus propios planes iniciales. Ese algo se le ha ido de las manos al propio Lewites para pasar, en sólo un par de semanas, a las manos de miles de sandinistas.

UNA EXHIBICIÓN DE PODER

La sucesión de los hechos ha tenido ritmo de alud. Lewites fue primero descalificado, ninguneado e insultado. Como insistió, fue inhibido “legalmente”. Como insistió fue amenazado e intimidado. Como insistió, fue apedreado por grupos sandinistas y expulsado del FSLN. Como insistió, Daniel Ortega usó de su influencia en la Contraloría General de la República para que le abran proceso penal y de su control en el Poder Electoral y en el Poder Judicial para que le prohiban concentraciones políticas y el uso del rojinegro sandinista en banderas y símbolos.

A la par, Ortega convocó anticipadamente al Congreso del FSLN, donde en una resolución se ratificó la expulsión de Lewites, en otra se ratificó a Ortega como candidato presidencial en 2006 y en otra se le comparó con el fundador del FSLN Carlos Fonseca. De esta avalancha de hechos da cuenta en más detalle el texto de William Grigsby en páginas siguientes.

En esta espiral de exhibición de poder, Ortega ha dejado estupefactas a muchas de las bases del FSLN, que rechazan su aferramiento al poder, sus actitudes de arrogancia y la insólita teoría de que “es mejor perder con Daniel que ganar con Herty”, frase que han expresado algunos de sus seguidores. Esta exhibición de poder arbitrario ha puesto en plena evidencia ante los sandinistas y ante Nicaragua en qué consisten las consecuencias políticas dictatoriales del pacto por el que Ortega mantiene secuestradas las instituciones estatales en yunta con Alemán.

Una de las consecuencias inmediatas del conflicto en el FSLN hay que ubicarla en la liberación de Alemán, prevista en el pacto con Ortega para el mes de marzo. Si Daniel Ortega, a través del Poder Judicial que controla, deja libre a Alemán, hay quienes creen que sumaría más carbones sobre su cabeza, ya bastante quemada con la ofensiva lanzada contra Lewites. Pero tal vez no. Arnoldo Alemán libre podría actuar como una “gruesa cortina de humo” que podría restarle la atención de los sandinistas al conflicto con Lewites. Si Ortega no le cumple a Alemán con su libertad, estaría propiciando un acercamiento del PLC al gobierno, lo que debilitaría sus acuerdos con el PLC y le complicaría las cosas.

UNA APUESTA

El caso Lewites no esta “cerrado”, como determinaron los inquisitores del FSLN. Los resultados de las lecciones que nos ha brindado la osadía del ex-alcalde Lewites -vendrán más- y los alcances de su proyecto, tanto a nivel del FSLN y del sandinismo, como a nivel nacional, son imprevisibles. Dependerán, en primer lugar, de quienes militando en el FSLN han permanecido dóciles durante tantos años. Dependerán también de todos los sandinistas, habituados a las rutinas que instala en las conciencias el temor al riesgo.

La situación es tan preocupante como interesante, dado el poder que ha logrado concentrar Daniel Ortega y dada la influencia que el FSLN tiene en la instituciones nacionales. Dado el enorme peso simbólico y real que el sandinismo tiene en todo el país y la necesidad que Nicaragua tiene de un FSLN renovado y democrático, con un proyecto nacional de cambio y no con la doble moral exhibida desde hace años y la gastada retórica de siempre, hay que apostar -apostamos- a que estas lecciones, aprendidas a ritmo vertiginoso y no sin dolor, dejen huella.

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