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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 276 | Marzo 2005

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Nicaragua

Proyecto Herty Lewites: Perdiendo el miedo a defender ideas y derechos

Entre el sábado 26 de febrero y el domingo 6 de marzo, el FSLN y Daniel Ortega, el sandinismo y Herty Lewites acapararon toda la atención nacional. He aquí una crónica y una interpretación de los dramáticos hechos de esa intensa semana.

William Grigsby

La rebelión de Herty Lewites ha colocado en jaque a Daniel Ortega. Y lo ha obligado a sacar a flote sus peores tendencias personales. En una semana, entre muchas otras medidas, Ortega mandó a apalear a sandinistas, declaró baja deshonrosa a Lewites y a Víctor Hugo Tinoco, prohibió usar los símbolos del FSLN a quien no esté autorizado por él mismo, decretó la veda de concentraciones políticas que no sean promovidas por los propios dueños de los partidos y para lograrlo, pisoteó tres instituciones del Estado y humilló a la Policía Nacional.

¿MENÚ DE INSULTOS U OTRO “MILAGRO”?

El sábado 5 de marzo, en vísperas del Congreso del FSLN en Matagalpa, en donde se consumaría la proclamación de Daniel Ortega como candidato presidencial del FSLN en las elecciones de noviembre 2006, la compañera de Ortega, Rosario Murillo, envió a muchos periodistas un correo singular. Si alguno esperaba otro de sus metafísicos escritos o quizás otra sarta de agravios contra cualquiera que no piense como ella, esta vez se equivocó.

Con la celebración de ese “Congreso”, concluía una semana en la cual ella, su marido y un puñado de quienes fueron revolucionarios, no sólo decapitaron a un dirigente de la estatura de Tinoco, sino que dejaron caer todo su poder político -abyecto, diría ella si fuese ajeno- para impedirle a Lewites un acto de masas en Masaya y prohibirle a quienes no estén en las estructuras del FSLN utilizar los símbolos del Frente Sandinista, los que alguna vez cobijaron al 90% de los nicaragüenses.

En este ambiente y con razón, cualquiera hubiera presumido que aquel correo sería una más de las apologéticas danielistas de Murillo o, lo que es lo mismo, un nuevo menú de insultos contra quien a ella se le había ocurrido en cualquier noche de luna llena, nueva, creciente o menguante. O esperaríamos quizás un texto descubriendo algún nuevo “milagro” como aquel al que se refirió el 14 de enero, tras los acuerdos alcanzados entre el Presidente Enrique Bolaños y su marido, Murillo hizo circular entonces un texto en el que decía: Desde el primer momento supe que ocurriría un milagro. Al despertar, cuatro hermosos pájaros amarillos, amarillo intenso, como huevitos de amor, se posaron entre las ramas del guayabo. Revolotearon, cantaron... Supe que sería un día especial. Un día contra el miedo. Un día contra la aflicción. Un día contra la angustia. Un día, en fin, para la Esperanza. Y más... Como creo en los milagros, y creo en la Santidad de los Seres que se entregan al Bien, creo en Sor María Romero, cuya presencia y obra, llena a much@s nicaragüenses de fuerza y esperanza. De confianza. Si la energía inmensa de la oración y la fe; si la intensidad de tantas rogativas, nos han traído tanto bien, cómo no abrazar su mano milagrosa. Su mensaje. Su alivio. Y las letanías sobre ese “milagro” seguían y seguían.

Pero no. Esta vez, doña Rosario no anunciaba milagros, pero invitaba a rezar. El día de hoy -decía su mensaje- el Movimiento de Madres de Héroes y Mártires Sandinistas realizará misa de rogativas por la unidad de la familia sandinista y por un resultado exitoso del III Congreso. La nota ofrecía dos alternativas en Managua y una en Matagalpa.

Qué sería para Murillo “un resultado exitoso” lo sabríamos horas después. Con oraciones o sin ellas, 600 danielistas se encargaron de “corregir” el concepto jurídico de la purga contra Tinoco y Lewites del 27 de febrero: en lugar de baja deshonrosa ambos fueron lisa y llanamente expulsados. Además, los congresistas se autoprorrogaron su período hasta 2007, para evitar “sorpresas” en las elecciones para delegados al siguiente Congreso, previstas para febrero 2006. Y además, anularon una de las pocas ventanas democráticas que sobrevivían en el FSLN tras las reformas a sus estatutos en 1998: ya no se consultaría a las bases sandinistas en elecciones primarias quién debía ser el candidato presidencial.

En palabras del mismísimo Daniel Ortega al culminar el Congreso: El Congreso es soberano y tomó una decisión. La verdad es que las primarias dan muchos problemas por el enorme desgaste y roces que provocan entre los sandinistas. ¿Para qué vamos a desgastarnos y perder el tiempo en unas elecciones, donde al final los que piden hacerlas no reconocen los resultados? Somos un partido que tiene sus normas.

MARTÍNEZ CUENCA: APLASTADO Y HUMILLADO

La decisión de anular las elecciones primarias para proclamar a Ortega no sólo canceló las aspiraciones de Lewites. También aplastó al ex-Ministro de Planificación en los 80, el economista Alejandro Martínez Cuenca. Apenas dos días antes del Congreso había lanzado un “Manifiesto por la Unidad Sandinista”, en el cual esbozaba un plan de gobierno y reclamaba la realización de elecciones primarias, sin exclusiones, respaldado por algunos connotados sandinistas como el historiador Aldo Díaz Lacayo y el General retirado Hugo Torres.

Primarias transparentes igual a democracia interna, igual a victoria 2006. Las tres palabras están íntimamente vinculadas, decía Martínez Cuenca. Pero de nada sirvió su vehemente llamado a frenar los enfrentamientos entre hermanos y hermanas sandinistas, a abandonar los juzgados y las calles para dirimir las diferencias en el seno del Partido, a dejar de empujar decisiones que se están haciendo en caliente y que lo único que abonan es seguir victimizando compañeros, lo que después se convierte en un boomerang para la unidad. De menos sirvió su exhorto a que hayan relevos en todos los niveles y ese relevo cruza en primer lugar porque hayan mecanismos de escogencia de candidatos que sean transparentes, creíbles y comprometedores para todas las partes.

De nada le sirvió a Martínez Cuenca su talante conciliador. También se lo plancharon. ¿Reacción? Anunció que lucharía por recuperar las primarias. Eso es para mí lo más importante -dijo al concluir el Congreso-, defender esa bandera del diálogo, de la apertura, darle espacio a las bases para que se oigan sus voces. ¿De qué sirve decir que tenemos un partido democrático si la gente de los barrios y comarcas no tiene instancias en donde pueda trasladar sus problemas y sus inquietudes? ¿Por qué no puede haber instrumentos de comunicación que permitan recoger la voz de ese pobre compañero y compañera que están allá en el fondo del país y que no tienen forma de articular su participación? ¿Qué hacer frente a su angustia, cuando expresa: queremos ganar y queremos que nos oigan sobre cómo tenemos que hacer para ganar?

Evaluando los “resultados exitosos” del Congreso, declaró Martínez Cuenca: Tenemos que decir con todo dolor en el alma que hemos encontrado en las bases un sentimiento de frustración y de molestia profunda por lo que ha pasado. Y no por defender la candidatura mía o por rechazar la de Daniel Ortega, sino porque se sienten atropellados. Un derecho que ya tenían ganado se lo están quitando.

Quejoso, comentó sobre ese Congreso donde ni siquiera la palabra le dan a los sandinistas. Sólo nos piden votar y el que se atreva a levantar la voz con una idea diferente se le cuestiona y se le cuestiona de una forma verdaderamente antidemocrática como sucedió con el caso de un compañero (Enrique López, de El Tuma-La Dalia, Matagalpa) que se atrevió a votar en contra de una resolución (la expulsión de Tinoco y Lewites). La manera en que se manejó esa votación fue verdaderamente antidemocrática: querés imponer una mayoría y no respetás el derecho de las minorías. Yo pedí la palabra dos veces y no me la cedieron, pero sí se la dieron a quienes llegaron a aclamar a Ortega. A los de la Convergencia le dieron la palabra dos veces y a mí, que soy militante, me la negaron.

JARQUÍN: “ORTEGA ES EL MEJOR”

Por la Convergencia habló el socialcristiano Agustín Jarquín, quien aspira a la candidatura a Vicepresidente, repitiendo la fórmula con Ortega del año 2001. Jarquín dijo que la decisión de cancelar las primarias es correcta: es una reacción ante una trama externa que se está produciendo. Respeto la decisión del partido y si estuviera en sus zapatos hubiera tomado la misma decisión. Cuando ves una amenaza latente, se deben tomar decisiones rápidas y eso es lo que ha pasado en este caso. Se actuó correctamente al proclamar a Ortega. El gobierno de George W. Bush ha mostrado una oposición al programa del FSLN y la Convergencia y la precandidatura de Lewites no es más que una estrategia para dividir este proyecto, Herty es un instrumento de Estados Unidos.

Jarquín consideró que a pesar de que Ortega ha sido derrotado en tres ocasiones consecutivas, es el mejor candidato debido a que es un hombre con experiencia y comprometido con la democracia. Admitió que su triunfo, sin embargo, es un gran reto. 48 hora después, el Movimiento Renovador Sandinista que preside Dora María Téllez tomó distancia de las expresiones de Jarquín y de lo ocurrido en vísperas del Congreso (ver comunicado en pág. 8).

HABLAN NÚÑEZ, ARCE Y CERNA

René Núñez, uno de los más cercanos a Ortega, en premio de lo cual es ahora el presidente de la Asamblea Nacional, dijo que la candidatura de su líder garantiza la unidad del partido. Según una resolución, leída por Núñez, Daniel ha sido, después de Carlos Fonseca, el más decidido luchador por la unidad del FSLN, marcado por su identidad con los pobres y su firme posición antiimperialista, que lo ubican no sólo como el mejor dirigente del FSLN, sino el más adecuado para gobernar Nicaragua. Para Núñez, las pretensiones de Lewites y la campaña para que se realicen primarias, son promovidas por sectores ultraderechistas estadounidenses, que han emprendido maniobras agresivas y astutas destinadas a dividir al partido. Y en caso de no lograrlo, endurecer las medidas, que incluyen el asesinato contra dirigentes del FSLN, especialmente Daniel Ortega. Eso está demostrado por su visceral oposición a la victoria del FSLN en las próximas elecciones de 2006.

El diputado Bayardo Arce declaró que ante un gobierno fundamentalista en Estados Unidos es necesario cerrar filas, no sólo alrededor de Daniel Ortega sino alrededor del planteamiento programático y político sobre los que va a sustentarse el FSLN. Los congresistas consideran que la mejor opción que tenemos para evitar distracciones en el sandinismo es el compañero Daniel Ortega.

El coronel Lenín Cerna, jefe de organización del aparato danielista, consideró que Lewites se metió a las patas de los caballos y comenzó a chillar, y ahora no le va a quedar más que eso. Cerna desestimó las denuncias de Lewites sobre un presunto complot para asesinarlo, encabezado por el mismo Cerna. Las calificó de ridículas e ilógicas. Él sabe bien que yo no hago ese tipo de cosas, dijo, causando sorpresa. Lewites tiene cierto grado de desequilibrio, ojalá reflexione por su propia salud. El es un hombre enfermo, debe cuidarse, dijo Cerna en tono irónico, aludiendo a las dolencias cardíacas de Lewites.

La velocidad con que se han producido los acontecimientos en torno al desafío planteado por el ex-alcalde de Managua al FSLN, no permite siquiera reflexionar sobre su alcance y ha superado con creces todos los pronósticos. Cuando Lewites lanzó su pre-candidatura, se anticipó una dura campaña de Ortega y su combo, denunciando el supuesto carácter imperialista de esa pre-candidatura. Se sabía que la cúpula del FSLN daría una dura batalla para impedir que le arrebataran el hueso más preciado: la candidatura presidencial. Pero también se creyó que algún escrúpulo sobrevivía aún entre quienes se han apoderado de los principales cargos en el remedo de partido en que hoy se ha convertido el FSLN. Craso error.

TEXTOS CON “MUERTES” ANUNCIADAS

Los escritos de Rosario Murillo son -casi siempre- una guía para las decisiones que va a tomar el FSLN. Desde que ella “descubrió” las características aristocráticas de Lewites (parece agente de la CIA, escribió en mayo 2004), sus epístolas han prevenido una a una a cautos y a incautos. Murillo, ahora la dueña de la Oficina de Comunicación del FSLN, escribió el 1 de marzo un comunicado en el que da por “cerrado” el caso de la expulsión de Víctor Hugo y Herty y advierte que la gestión de Lewites en la alcaldía de Managua es una de las mayores imposturas padecida por la sociedad nicaragüense y por el Frente Sandinista. Por esto, anuncia su determinación de revelar, exponer y acusar legalmente a Lewites. Proclama que el FSLN recurrirá en todo momento a la legalidad, para defendernos, y para librar nuestras luchas. Así corresponde, y así debe ser, en un Estado de Derecho, como el prevaleciente en nuestro país.

Todos los anticipos de Murillo se han ido cumpliendo. Al día siguiente de este comunicado, manos a la obra. En tiempo récord, por dos vías, y con horas de diferencia. Primera vía: a las cuatro de la tarde, el Consejo Supremo Electoral (CSE) emitió una resolución, en la cual acude al artículo 10 de la Ley Electoral, para textualmente instruir a la Policía Nacional que los únicos ciudadanos que pueden solicitar permiso para realizar actividades políticas y hacer uso de los símbolos y banderas debidamente registrados como patrimonio de los partidos políticos son los representantes legales de los partidos en cada territorio. Segunda vía: a las 6:40 de la tarde, la Sala 2 de lo Civil del Tribunal de Apelaciones de Managua emitió un auto mediante el cual admite el recurso de amparo introducido por el FSLN en contra de la actividad que Lewites había convocado en Masaya para el domingo 6 de marzo, y ordena a la Policía Nacional revocar el permiso otorgado. Además, el Tribunal, integrado por Perla Arróliga, y por Gerardo Rodríguez y Juana Méndez -ambos danielistas- ordena a los jefes nacional y departamental de Masaya de la Policía Nacional cancelar la negativa que ya se le había dado a la manifestación solicitada por Ortega para esa misma ciudad y esa misma fecha y por lo tanto, se le ordena autorizarla.

FSLN: UN PARTIDO CON “MARCA”
COMO LA COCA-COLA

Esa misma noche, del 2 de marzo, el diputado y coordinador de la bancada del FSLN oficial, Edwin Castro, explicó los argumentos de sus jefes: Estamos defendiendo nuestros símbolos y nuestra organización política. A nivel comercial a nadie se le ocurre y aunque así fuera, también le sería prohibido, convocar a una marcha en nombre de la Coca Cola. Todo partido político legalmente registrado, como es el caso del FSLN, que tiene sus autoridades, organismos y símbolos partidarios registrados, tiene el derecho de impedir que otros utilicen esos símbolos. No puede cualquier persona pretender hacer manifestaciones a nombre de ese partido y usando los símbolos. Por eso, recurrimos a la legalidad, a las leyes y al derecho.

Por si algo faltara en el acoso institucional, el Contralor Luis Ángel Montenegro se encargó de la “impostura”. Para eso resucitó el caso de Iván Avilés, el dirigente del Bloque de los Empresarios del FSLN que fue nombrado por Lewites como director de la Corporación Municipal de Mercados de Managua (CONMEMA) cuando Lewites llegó a la Alcaldía. En dos años de gestión de Avilés se evaporaron 10 millones de córdobas. Lewites lo destituyó discretamente -para no hacerle daño al FSLN, explicaban en privado los voceros municipales- y a alguien se le ocurrió encubrir los robos con falsas auditorías. Avilés no se quedó sin empleo: Daniel Ortega lo mandó a trabajar al comité departamental de Managua y durante la campaña electoral municipal de 2004 fungió como “jefe del puesto de mando”. Ahí sigue. Pero libre de cualquier acusación. Según el Contralor Montenegro, toda la culpa por la pérdida de los 10 millones la tiene Lewites.

TODOS LOS PODERES DEL ESTADO
CONTRA LEWITES

Para enfrentar a Lewites, Ortega usó todo lo que durante los últimos años cosechó en los poderes del Estado: usó al Consejo Supremo Electoral, al Tribunal de Apelaciones de Managua, a la Contraloría General de la República y a la Policía Nacional. Dos comandantes guerrilleros y protagonistas destacados como dirigentes de la tendencia Izquierda Democrática durante los años 90 dentro del FSLN, cuestionaron el carácter de estas actuaciones y de las decisiones institucionales. Nos colocan en el camino de nuevas dictaduras, son medidas de carácter dictatorial, dijo Mónica Baltodano. René Vivas consideró que esas resoluciones deben desacatarse, porque son una barbarie. Y un análisis del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) concluyó que el Acuerdo del CSE y la Resolución del Tribunal de Apelaciones son decisiones eminentemente políticas, carentes de fundamento jurídico e inconstitucionales. Ambas parecieran responder a conocidos comportamientos arbitrarios y antijurídicos que vienen a profundizar la crisis y descrédito institucional de ambos poderes del Estado.

Contra viento y marea, Herty Lewites no hizo caso de ningún obstáculo. Masaya va, decía. Tal como en 1989 dijeron Agustín Jarquín y Miriam Argüello, cuando “Nandaime va” y al realizar su concentración en Nandaime fueron a parar seis meses a la cárcel. Ambos son ahora dos de los más estrechos colaboradores de Ortega a nombre de la Convergencia. Herty mantuvo la convocatoria a su manifestación asido al permiso que le otorgó la Policía el 21 de febrero. La Policía se resistió a cumplir la orden de Ortega hasta que 48 horas después sucumbió porque una orden judicial es de ineludible cumplimiento y no somos un órgano deliberante para determinar si es o no buena decisión. Así lo explicó el comisionado Julio González, jefe de la Policía de Masaya, ahora caído en desgracia porque tuvo la “osadía” de no otorgar el permiso a los danielistas para su marcha, puesto que ya había autorizado con anterioridad a Lewites hacer la suya.

La decisión policial de autorizar a Ortega y de desautorizar a Lewites hizo desistir a Lewites: para evitar un derramamiento de sangre entre sandinistas. Algo de razón tenía, sobre todo después de lo que había ocurrido días antes, el sábado 26 de febrero, cuando lo peor comenzó.

26 DE FEBRERO:
A PEDRADAS Y GARROTAZOS

El sábado 26 de febrero, los ciudadanos no salían de su asombro. Todos los canales de televisión presentaron imágenes del enfrentamiento entre hermanos sandinistas. Vergonzoso, horrible, triste. Abundaron los calificativos para describir las escenas. Desde que Lewites anunció al mediodía del viernes que se proponía marchar hasta el local donde se realizaría una sesión cuasi secreta de la Asamblea Sandinista Nacional -máximo órgano de decisión del FSLN entre Congresos-, el estado mayor danielista había resuelto “darle una lección a ese hijueputa”.

Lenín Cerna comisionó a Elías Chévez, secretario departamental de Managua; Juan José Úbeda, fiscal nacional del FSLN en cada proceso electoral; y a Evert Cárcamo, ex-vicealcalde de Managua para que organizaran la “defensa” del local donde se celebraría la Asamblea. Entre los cuatro, llamaron a los dirigentes de las cooperativas de autobuses de transporte colectivo de Managua, encabezados por los temidos buseros de la cooperativa Parrales Vallejos, para ordenarles que facilitaran los vehículos que fueran necesarios “para llevar a nuestra gente a defender a Daniel”. Todos los miembros de la cooperativa se dispusieron en función del operativo. La noche del viernes, Cerna distribuyó las tareas. Cárcamo, conocido por sus estrechos vínculos con las pandillas juveniles del suroriente y suroccidente de Managua, se encargó de hablar con sus amigos. Chévez dio las orientaciones “políticas”, y Úbeda trazó el plan operativo, que incluyó entregarles dinero en efectivo, tubos de aluminio, varillas de hierro y otros instrumentos.

Desde tempranas horas de la mañana, Cárcamo, Chévez, Úbeda y sus huestes, con teléfono celular en mano, llegaron con docenas de autobuses llenos hasta el local. Se organizaron en tres “anillos”, a la usanza militar. En el primero, estaban unos 500 jóvenes amigos de Cárcamo -muchos de los cuales reclamaron públicamente que no les pagaron los 100 córdobas prometidos-. En el segundo, los choferes de buses, mecánicos y otros miembros de las cooperativas de transporte, la mayoría de ellos ex-militares. Y en el tercero, el más numeroso, unos mil 500 activistas políticos de todos los distritos de la capital. En total, sumaban poco más de 3 mil personas.

Mas tarde, llegaron unos 700 “hertistas” en 30 autobuses contratados y decenas de vehículos particulares. Junto a Lewites y Tinoco, los encabezaban los comandantes Henry Ruiz, Luis Carrión y Víctor Tirado. A 200 metros del portón del Centro “Olofito” -sede de la Asamblea Sandinista- los hertistas fueron topados por la marcha más numerosa de los danielistas. ¡Sandinistas sí, oportunistas no! coreaban los seguidores de Ortega, que eran replicados por los de Lewites con la consigna: ¡Democracia sí, dictadura no! Los dos bandos llevaban pañoletas y banderas rojinegras. En ambos bandos, predominaba la gente pobre.

Poco después, desde el bando orteguista empezaron las pedradas. Los agredidos respondieron. Durante aproximadamente quince minutos los dos bandos se liaron literalmente a golpes, pedradas y hasta a garrotazos. ¡No tiren piedras, somos hermanos sandinistas!, gritaba un activista de Herty a través de un megáfono. ¡No lancen piedras, demos el ejemplo compañeros! ¡Cálmense, vamos a demostrar que nosotros somos mejores!, exclamaba enfrente Cárcamo. Según Lewites, Cárcamo recogió a una cantidad de muchachos y los ocupó para agredir. Les pagaron para que vinieran a confrontarse con nosotros. No pudieron recoger militantes sandinistas, dijo. También acusó a la alcaldía de Managua de financiar la contratación de buses para llevar a los jóvenes.

El enfrentamiento fue de tales proporciones que obligó a intervenir a casi veinte agentes de la Policía Nacional, quienes se colocaron entre los dos bandos. La trifulca se saldó con siete heridos -cinco de las filas de Lewites-, algunos vehículos destruidos y tres detenidos, también hertistas, liberados horas después. La Policía decomisó al grupo danielista varias mochilas cargadas de piedras y palos usados para atar las banderas que llevaban. Tras calmar los ánimos, la Policía recomendó a Lewites abandonar el lugar, porque había demasiada tensión y no estaban seguros de poder protegerlo. Lewites denunció que también fue advertido de la intromisión de personas armadas en el grupo de Ortega, lo que ponía en peligro su vida. Optó por retirarse.

LA BAJA DESHONROSA EN UNA “MISA NEGRA”

Horas después de que el 25 de febrero Herty Lewites y su equipo político anunciaran que marcharían hacia la Asamblea Sandinista para reclamar el derecho a participar en primarias, otra vez Murillo se había anticipado a los hechos que ocurrirían en la Asamblea Sandinista. Sacaron uñas, pero, sucias y chancomidas -escribió-, Ya las conocíamos, además. Lucieron impresentables. Hablaron como buenas calaveras. Hablaron y hablaron. ¿Dijeron...? Sí. Dijeron que eran otros. Que ya no eran. Y eso sí que es verdad. Ya no son. No son ni serán. Es obvio. Son los ex. Un ex. Otro ex. Otro ex. Ex-sandinistas, claro. De baja deshonorable. ¡Deshonrosa...! Cuervos de bajo vuelo. Pícaros. Nada más.

Y así fue. Después del bochornoso incidente de la trifulca callejera, Miguel D’Escoto se encargó de leer la resolución -aprobada por “unanimidad”- mediante la cual se les recetaba a Tinoco y a Lewites la baja deshonrosa, un término inexistente en los estatutos del FSLN, pero de un elevado contenido para los militantes sandinistas: equivale a traidor y cobarde. Al separarse del FSLN y romper con sus postulados y constituirse en agentes del imperio y la oligarquía pretendiendo desgastar y dividir al FSLN ellos mismos se han dado de baja deshonrosa,dice la resolución oficial.

Y como se trata de una guerra contra la ofensiva del imperialismo por apoderarse del partido de los pobres, como definió el conflicto Tomás Borge, no importaban las formas. Nadie supo cuántos de los 200 integrantes de la Asamblea -electos por el Congreso o en su calidad de representantes de determinada estructura- concurrieron a la reunión de la Asamblea Sandinista. Ni a cuántos los sustituyeron porque dudaban de su “lealtad”. Hasta la señora Murillo presidió la “misa negra” y votaba como si ella fuese miembro de la Asamblea Sandinista.

“JUDAS TERMINARÁ AHORCADO”

En una primera reacción, Tinoco dijo: Independientemente de quiénes estaban ahí, que no hubo forma de comprobarlo, simplemente se reunieron con los compañeros que ellos creen piensan igual, y les impusieron esa resolución. Recordó que, de acuerdo a los estatutos, la Asamblea Sandinista Nacional sólo puede reunirse convocada por el Consejo Sandinista Nacional -heredero de la Dirección Nacional- y no hubo tal convocatoria. O si la hubo, no lo citaron a él, con lo cual quedó viciada la sesión de la Asamblea y todas sus resoluciones. De poco le sirvió a Víctor Hugo Tinoco haber logrado la mayor cantidad de votos durante el Congreso anterior para ocupar un cargo de la dirección política, sólo superado por el propio Ortega.

Minutos antes, Ortega había bautizado a Lewites y a Tinoco como “Judas”. Los imperialistas yankis -dijo en su discurso- en su irracional actitud por intentar desgastar, confundir, dividir al Frente Sandinista, recurren -como siempre recurren- a aquél que le dio el beso de la muerte a Cristo, recurren a los Judas. Y si nuevamente hay un judas o dos judas que se quieren sumar a los otros judas que hace rato se habían ido del Frente, ¡eso nos tiene sin cuidado! Judas está para jugar el papel de instrumento del imperio, de la oligarquía. Y lo más triste es que a esos judas les pasa lo mismo que a aquel que vendió a Cristo por 30 monedas. ¡Terminan ahorcados por sus propias vergüenzas!.

El Comandante de la Revolución Henry Ruiz, Modesto, cree que detrás de estas palabras hay una amenaza de muerte. Esto es una trenza lógica -declaró- Primero, te dan una baja deshonrosa. En el Ejército es fuerte: la persona no puede usar las insignias, no tiene derecho a nada, se va pelado. En el tiempo nuestro, de lucha guerrillera, era por deserción, tráfico de información al enemigo. Ahora nos dicen que recibimos plata de la Embajada, de la CIA, de ARENA (la extrema derecha salvadoreña). Eso amerita la pena de muerte. Pero como no la hay, se utiliza la figura de Judas para que nos ahorquemos en nuestras propias vergüenzas. Insisto: lo que están codificando es un asesinato político, que puede ser Herty o cualquiera de nosotros. Están enviando las señas para un magnicidio. Yo no le tengo miedo a eso, porque las ideas son más poderosas que la vitalidad de tu propio cuerpo.

El General Hugo Torres, viejo amigo de los hermanos Ortega, confirma la apreciación de Modesto: No soy partidario de utilizar figuras de esa naturaleza, porque me parece que se apela a un sentimiento religioso en un tema que es eminentemente político. Debería ser el comandante Daniel Ortega un poco más cuidadoso, porque con el peso que él tiene como líder indiscutible del Frente Sandinista, hoy por hoy, la orden -si en esto se traduce en la mente de muchos militantes- podría llevar a lanzar instrucciones precipitadas y peligrosas. Espero que actúe con más cordura y más sentido de responsabilidad.

SIONISTA, CAPITALISTA, PRO-YANKI...
“VEAMOS QUIÉN ES QUIÉN”

De alguna manera, el discurso errático de Herty Lewites facilitó las acusaciones de Ortega. El 21 de febrero, durante el acto en homenaje al General Augusto C. Sandino, Ortega había retado a Lewites -sin nombrarlo- a definirse como antiimperialista. Herty cayó en la trampa. Se distanció de un discurso que calificó como confrontativo, para después retar a Daniel a competir en una elección primaria, donde las bases sandinistas elijan entre un candidato que siempre va a estar peleándose con Estados Unidos y otro que quiere trabajar con todos, incluyendo al Presidente Bush, que fue elegido por una gran mayoría del pueblo norteamericano. Un par de días después, Herty quiso rectificar. Durante una conferencia de prensa, a una periodista que le preguntó si se consideraba un sandinista antiimperialista, Lewites respondió: Sí, sí, sí, soy antiimperialista. El General Augusto César Sandino lo demostró. Pero ser antiimperialista no significa vivir en confrontación toda la vida, para que un pueblo viva muerto de hambre, como está el de nosotros. Soy antiimperialista y mantengo mi posición.

No sólo proyanki le han dicho a Lewites. Edwin Castro lo acusó de usar dinero del sionismo y del imperialismo para financiar su campaña. Y en privado, el empresario Manuel Coronel Kautz -de ancestros alemanes- miembro de la cúpula danielista, dijo que los enfrentamientos ocurridos el sábado 26 de febrero le recordaron la noche en que Hitler se encargó de aniquilar los barrios judíos de Berlín.

El ex-Vicepresidente de la República Sergio Ramírez, quien abandonó el FSLN en 1995, ripostó a Castro: Que un dirigente sandinista hable de sionismo e imperialismo, me huele mucho a antisemitismo y a racismo. Acusar a Herty Lewites de ser judío es muy peligroso. Entonces, ¿la sangre de su hermano, Israel Lewites, que cayó tratando de tomar el cuartel de Masaya, es una sangre impura? Decir eso es atroz.

Herty Lewites reaccionó con furia al apelativo de Judas y a las acusaciones de capitalista. El domingo 27 de febrero, en un acto con centenares de militantes en el municipio de San Rafael del Sur, reveló varias interioridades de varios dirigentes: Tomás Borge acaba de vender un terreno frente a su casa en un millón de dólares. ¿De dónde cogió ese terreno? Les puedo dar los nombres. También está vendiendo una finca en el volcán Mombacho en un millón y medio de dólares. Sólo ahí tenés dos millones y medio. Vendió un terreno en 800 mil dólares. Sólo ahí tenés como cuatro millones de dólares. Rosario Murillo compró tres Mercedes Benz el mismo día, y yo ando en una camioneta de hace diez años.

Veamos quién es quién aquí, la población tiene que conocer. Bayardo Arce toda la vida ha sido un irresponsable hasta en su vida particular, cae en las cantinas borracho. Yo soy un hombre serio en mi vida, me he casado una vez, él lleva cinco matrimonios. Desde ahí veamos qué clase de personalidad dice eso. Anda en un carro de 90 mil dólares, tiene apartamentos y grandes edificios en Los Robles y es el mayor importador de arroz desde Estados Unidos.


SI HERTY ES CAPAZ DE DESTRUIR AL FSLN,
ES QUE LA DIRIGENCIA YA LO DESTRUYÓ

¡Qué lejano parece hoy el año 2000, cuando Herty Lewites fue promovido por todos ellos para candidato a Alcalde de Managua! Te puedo decir que entre los cinco dedos de mi mano, puede ser que esté entre los dos primeros amigos que yo tengo. Es una buena amistad, dijo entonces Lewites refiriéndose a Ortega, en una entrevista. Hoy, Lewites lo denuncia como dictador, y Ortega habla de Lewites como renegado.

Para Julio López, uno de los principales artífices de la Izquierda Democrática, la corriente interna que llevó a Daniel Ortega a la secretaría general en 1994, pero que tras tenaz oposición al pacto Ortega-Alemán de 1998, fue obligada a salir de las estructuras, es muy difícil sostener desde una perspectiva revolucionaria las decisiones tomadas hoy por la dirigencia del Frente Sandinista. Es absolutamente insostenible pretender que un individuo puede destruir al FSLN. Si un pelón (Herty Lewites) es capaz de destruir al Frente Sandinista de Carlos Fonseca, eso quiere decir que la dirigencia desde hace rato destruyó al partido. O desde otra perspectiva: ¿puede realmente el imperialismo destruir desde dentro al Frente Sandinista? ¿Puede hacerlo sin ni siquiera librar un combate? Porque aquí no estamos enfrentados a ellos como en Cuba o en Venezuela. ¿No tiene el FSLN la fuerza, la capacidad, las convicciones profundas, el mensaje, la ideología, las banderas como para hacer frente en su interior a cualquier tentativa de alterar la vida interna, política e ideológica? Si no está en capacidad de resistir las tentativas de la derecha, eso significa que la dirección actual ha demostrado su incapacidad y su inoperancia para conducirlo.

“EN LA CRISIS DE 1994 NO EXPULSAMOS,
DEBATIMOS, DISCUTIMOS”

Dice también Julio López: Según Daniel Ortega, hay una campaña orquestada de todos los medios de comunicación contra el FSLN y que ésa es la evidencia más clara de que es un proyecto del imperialismo. Y por lo tanto, dicen que debemos hacer lo que hemos hecho. En la historia del Frente no es la primera vez que nos encontramos en una situación como ésta. La última fue la crisis de 1994, la confrontación entre lo que se llamaba el ramirismo (la tendencia de Sergio Ramírez) y la Izquierda Democrática. En aquel momento todos los medios de comunicación respaldaban decididamente a Sergio, a Ernesto Cardenal y al conjunto de cuadros prestigiosos que se sumaron a esas posiciones. ¿Y cómo se enfrentó aquella situación? ¿Con expulsiones? ¡No! Se enfrentó discutiendo con las bases del Frente Sandinista, de grupo en grupo, en las unidades de base, en las asambleas municipales y departamentales. Discusión política e ideológica al interior del Frente.

No dijimos que si todos los medios de la derecha respaldaban a Sergio Ramírez, entonces ese era un proyecto del imperialismo y había que expulsarlo. Lo que hizo el FSLN fue desatar en su interior el interés de la gente por entender, por discutir. Por un lado presentaban sus posiciones los compañeros de la corriente de Sergio, se reunían con la gente y después íbamos nosotros. No tuvimos miedo a la discusión, aún y cuando las encuestas dijeran que la gente respaldaba esas posiciones. Fuimos al diálogo, a la discusión con la gente. A intercambiar, debatir, dialogar.

¿Y cómo se resolvió? En un Congreso, pero no como éste que acaba de ocurrir. Ahí estuvieron los congresistas que sostenían las posiciones del movimiento de Sergio y quienes sostenían las de la Izquierda Democrática. Y en el Congreso volvimos a la discusión política y democrática. Y votamos. La gente de Sergio sacó más del 30% del respaldo, pero mayoritariamente las bases del FSLN, reflejadas en sus congresistas, optaron por la posición de la Izquierda. Entonces, no es cierto que debido a la posición contraria de los medios de comunicación tengamos que cerrar la discusión política y proceder a tomar medidas autoritarias.

DANIEL ORTEGA:
COMO UNA FIERA HERIDA

¿Es posible evitar la división orgánica del FSLN? En este momento, parece que no. Hasta ahora ha sido una batalla desigual. Se supone que un partido cobija a todos sus militantes y que sus autoridades deben procurar la armonía interna. Si Ortega hubiese asumido ese papel, desde que Lewites anunció sus intenciones pudo llamarlo -como secretario general del FSLN- y fijar las reglas del juego. Pudo establecer, por ejemplo, que no eran aún tiempos electorales y que era preferible resolver la crisis política del país, luego discutir con las bases el programa de gobierno y finalmente realizar las primarias. Esto estaba a su alcance, si hubiese actuado como secretario general. Pero se sintió amenazado como candidato presidencial matriculado y se lanzó como fiera herida a defender lo que considera su propiedad exclusiva.

Tanta su furia que hasta expulsó a Víctor Hugo Tinoco, un militante de trayectoria intachable - principal líder estudiantil y jefe guerrillero antes de 1979, vicecanciller durante la Revolución, diputado y miembro de la dirección del FSLN desde los 90- sólo porque se atrevió a respaldar las aspiraciones de Lewites.

HERTY Y DANIEL:
PARECIDOS IDEOLÓGICAMENTE

Herty Lewites y sus compañeros tienen hoy ante sí un enorme desafío: convertir el objetivo descontento en gran parte de la base sandinista -colérica por las medidas antidemocráticas de sus dirigentes- en un auténtico movimiento de rebelión popular que no sólo reimplante la democracia interna, sino que además produzca una línea política alternativa al neoliberalismo.

Los problemas de fondo del Frente Sandinista no sólo son de procedimientos, son ideológicos. Lo son porque cuando Ortega decidió desmontar el movimiento popular y refugiarse en los órganos del Estado a hacer política y negocios, dio un genuino giro hacia la derecha. No importa que haya mantenido su encendida retórica antiyanki. En la práctica, fue cooptado por sus antiguos enemigos, legitimó el sistema político burgués y el régimen neoliberal y pactó con las fuerzas más corruptas de la política nacional para gozar de privilegios, prebendas y poder político personal.

Ésta es, en síntesis la descripción de su conducta en estos últimos siete años. Herty Lewites estaba ahí y alentó y participó de ese giro a la derecha, porque eso es exactamente lo que buscaba desde cuando anduvo en las filas del ramirismo. Tan parecidos Lewites y Ortega tras ese giro que el propio Lewites declaró un día después del Congreso de Matagalpa al periodista Carlos Fernando Chamorro que el problema no es ideológico, porque tan revolucionario es Daniel como yo, tanto le ha costado esta causa a él como a mí.



La deformación ideológica en Ortega y su entorno ha llevado a una suma de intereses económicos personales con ambiciones desmedidas de poder, a la cual Lewites tampoco es ajeno. De hecho, ha sido uno de sus más emblemáticos portavoces. Hoy persisten las dudas sobre quién financia las actividades de Lewites. No es suficiente su explicación de que treinta compañeros damos entre 1,500 y 2,000 dólares.

Herty parece un buen candidato para ganar las presidenciales del 2006, pero está muy lejos de ser un líder sandinista, con todo lo que esto significa. Una cosa es que el gobierno que hipotéticamente realice intente una relación respetuosa con Estados Unidos, y otra muy distinta renunciar al antiimperialismo. No bastan las palabras para demostrarlo. Lewites ha dicho claramente que aunque a él le gusta el capitalismo, gobernará para los más desposeídos. Una contradicción elocuente.

También está el confuso entorno de Lewites. Con excepción de Modesto, cuyo pensamiento de izquierda socialista está fuera de toda duda, y quizás de Tinoco, abundan en su equipo sandinistas autollamados “de centro”, casados con las ideas de la socialdemocracia desde hace ya bastante tiempo.

LO QUE FALTA POR HACER

Lo principal es que no será posible abrir los espacios internos si no hay un trabajo organizativo de hormiga. En el movimiento de Lewites hay muchos caciques pero muy pocos dispuestos “a partirse la madre” trabajando desde abajo para construir una estructura paralela que obligue a Ortega a por lo menos negociar una salida política. Estas realidades deberían conducir a los comandantes Ruiz, Víctor Tirado López y Luis Carrión, y a Tinoco, a perfilar una tendencia formal, organizada como un partido, desde la cual puedan construir una propuesta política, con objetivos definidos más allá de la competencia electoral. En otras palabras, una tendencia orgánica que trascienda la legítima lucha por la democratización del partido.

La única forma de lograr que lo de Lewites adquiera un perfil revolucionario es que su entorno sea revolucionario. Una manera de lograrlo, podría ser la incorporación de la aún influyente corriente de Izquierda Democrática a su proyecto. Pero ni Baltodano ni Vivas ni López, sus tres portavoces más visibles, desean arriesgarse en una aventura cuyos objetivos finales no están para nada claros.

¿SANGRE DE HERMANOS?

Daniel Ortega no está en un lecho de rosas. Si bien controla los sellos del FSLN -lo que significa que es y seguirá siendo el custodio oficial del partido, en virtud de su influencia en los poderes del Estado- controla cada vez menos a los sandinistas. Su magra concentración en Masaya el 6 de marzo evidenció su debilidad. Ortega debió echar mano de sus activistas más fieles de cinco ciudades aledañas para apenas reunir a un poco más de cinco mil personas. Y del propio Masaya, bastante menos de mil.

Sus amigos poco le ayudan. La intromisión de su esposa Rosario Murillo -con sus diatribas, su color chicha, su mensaje de amor a los otros y de odio a los nuestros, su arrogancia y sus bamboleos ideológicos- le ha llevado a cometer no pocos errores políticos. Como le ha ocurrido con Cerna, quien suele resolver cualquier diferencia a la usanza de cualquier aparato militar: reprimiendo. Otros como René Núñez, Bayardo Arce y Tomás Borge poco le pueden ayudar, porque además de que ya están cansados de predicar la revolución con el ejemplo, tienen ahora intereses económicos propios o familiares que defender, frente a Lewites o frente a cualquier otro.

Y los demás -como Edwin Castro, Elías Chévez o Juan José Úbeda- están haciendo méritos para seguir royendo el hueso de diputados o cualquier otro que les dispensen. Ninguno está genuinamente interesado en nada, más que en ellos mismos. Varios de esos “amigos”, le aconsejan a Ortega saldar esta crisis con sangre. Y desde distintas fuentes se confirman los planes de exterminio, no sólo de Lewites, sino también de Modesto. También se sabe que el hacha cercenaría otras cabezas, principalmente las de aquellos que usan los micrófonos para combatir las posiciones de Ortega, aunque no respalden a Herty.

En el entorno de Ortega, los de mayor sensatez y lucidez son el alcalde de Managua, Dionisio Marenco, y el sociólogo Orlando Núñez, otrora militante de la Izquierda Democrática. Sus maneras de actuar son más frías, menos intensas, pero más astutas. Según ellos, las cosas se hubieran resuelto por otro rumbo. Núñez hasta se atrevió a proponer una fórmula Ortega-Lewites. Evidentemente, no han sido escuchados. Y en cuanto a algunos de los aliados de Ortega en la Convergencia están dominados por el interés de ganar unas cuantas diputaciones, tal como ya les ha prometido Ortega, y no están dispuestos a arriesgar esos cargos por andar defendiendo derechos democráticos ajenos.

Esta crisis debilita la posición de Ortega frente a su socio Alemán y frente al Presidente Bolaños. Se avecinan decisiones clave en el país la aprobación o no del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, doblegarse o no ante la presión norteamericana para destruir todos los misiles Sam-7-, y aunque los votos de los diputados del FSLN en la Asamblea son decisivos, podrían terminar votando de cualquier forma si Ortega percibe que esas votaciones le hacen falta para garantizarse que la propiedad de los sellos del FSLN no le sea arrebatada.

Y lo más importante: ¿cómo podrá Ortega cumplirle a los liberales la promesa de poner en libertad a su caudillo? Si lo hace, fortalecerá la rebelión en su contra, pues la base sandinista todavía no supera el trauma de ver la fotografía de Daniel Ortega con la familia Alemán en la infame reunión en El Chile del 7 de enero. Si Ortega no libera a Alemán, los liberales tienen suficientes armas para hacerle sufrir a Ortega las consecuencias y donde más le duele. ¿Esas consecuencias serían capaces de anular los resultados del Congreso y de colocar a Ortega al borde del precipicio?

EL INDISCUTIBLE MÉRITO DE HERTY LEWITES

El principal factor para el desenlace será la movilización popular. Lewites anuncia concentraciones en Masaya y en todas las ciudades del país. Ortega ha hecho lo propio. Pero no será quien ponga más gente lo que decidirá la batalla, sino si esa gente se organiza y lucha para defender posiciones. Lo real es que ya el FSLN está dividido, que el liderazgo de Ortega ha sido herido casi mortalmente -es duro que los propios sandinistas lo acusen en público de dictador-, y aunque aún es pronto para sacar conclusiones definitivas, sus opciones de triunfo presidencial en el 2006 han sido gravemente erosionadas.

Si algún mérito histórico habrá que adjudicarle a Herty Lewites es que ha contribuido a que miles de sandinistas pierdan el miedo a defender sus ideas y sus derechos.


PERIODISTA.

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