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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 370 | Enero 2013

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Nicaragua

Principios de incertidumbre

La incertidumbre que vive Venezuela tiene ecos en Nicaragua. ¿Se interrumpirá la colaboración venezolana? ¿Se reducirá? ¿Cambiarán las condiciones del convenio petrolero? ¿O sólo se reduciría el margen de maniobra con el que hasta ahora ha contado el gobierno? Los principios de incertidumbre ahí están, muy presentes.

Equipo Envío

El 8 de diciembre, fiesta nacional en Nicaragua, la coyuntura venezolana experimentó un giro dramático. La grave enfermedad del Presidente Chávez quedó evidenciada por él mismo al designar de forma “absoluta, irrevocable y total” a su sucesor. Lo que suceda en Venezuela en la era post-Chávez -abierta ya por el propio mandatario- influirá en toda América Latina. Y más allá. También en Nicaragua.

A diferencia del papel crucial que está jugando el gobierno de Cuba en la transición venezolana, y siendo uno más de los espectadores de su incierto desarrollo, el gobierno de Daniel Ortega debe estar mucho más preocupado de lo que reconoce.

LA COOPERACIÓN SUR-SUR

Más allá de sus logros en Venezuela a favor de los más pobres, el principal legado que dejará Hugo Chávez en América Latina son sus iniciativas económicas y culturales para hacer avanzar las relaciones Sur-Sur, las más notables en los últimos años.

El ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) -que significó una alternativa muy interesante frente al proyecto estadounidense del ALCA, que trató sin éxito de hacer del continente una zona de libre comercio Norte-Sur- y la cadena de televisión Telesur, que con el lema “nuestro norte es el Sur”, transmite desde Caracas al continente y al mundo, haciendo contrapeso a las grandes cadenas del Norte, han contribuido, en magnitudes intangibles, difíciles de medir, a que América Latina se vea a sí misma hoy con otros ojos y a que nuestros países sean vistos desde otras latitudes con más dignidad, potencialidad y creatividad. A que sean tenidos más en cuenta, a que sean más respetados.

PUEBLOS MIRANDO AL SUR

Fue Dionisio Marenco, ex-alcalde de Managua por el FSLN, quien en el año 2006, durante su gestión municipal (2004-2008) abrió las puertas a la colaboración petrolera de Venezuela en Nicaragua. La oferta de Caracas era tan novedosa como generosa: suministrar combustible en condiciones extremadamente concesionales de pago. Marenco visitó Caracas representando a la Asociación de Municipios de Nicaragua, (AMUNIC). Fueron las alcaldías del FSLN las primeras beneficiarias del convenio de Petrocaribe. Entusiasmado con este proyecto, Marenco declaró que la llegada de los primeros suministros de petróleo a nuestro país significaban “una voz de aliento para el pueblo nicaragüense”. Un aliento que lo sería para toda la región: “Para nuestros pueblos, agobiados por los altos precios de los combustibles. Lo mejor que le pudiera pasar a los pueblos centroamericanos es que sus gobernantes miremos hacia el Sur y nos incorporemos a los procesos de integración solidaria que se plantean especialmente desde Venezuela y desde su revolución bolivariana”, dijo entonces Marenco.

En 2007, cuando Daniel Ortega y el FSLN regresaron al gobierno, el convenio de Petrocaribe se extendió a todo el país y Nicaragua entró también al proyecto del ALBA. Al convenio petrolero se fueron sumando con los años abundantes recursos a través de otras formas de colaboración (créditos, inversiones, exportaciones). Ya en 2011 toda la cooperación venezolana equivalía al 40% de lo que el gobierno recauda en impuestos, cifra que ilustra el tamaño de las relaciones y también la enorme dependencia que tiene hoy Nicaragua de Venezuela.

MUCHO MÁS
QUE UNA TABLA DE SALVACIÓN

En una situación en la que los flujos de la cooperación europea tradicional se han venido reduciendo en Nicaragua por la crisis económica internacional, porque Europa privilegia la cooperación con África -más cercana geográficamente, también más empobrecida-, la economía nicaragüense, siempre dependiente de recursos externos, encontró en Venezuela más que una tabla de salvación. Halló una lancha de motor, una fragata, un buque. Ningún otro gobernante se hubiera fijado en Nicaragua con el interés y el empeño con que el Presidente Chávez lo hizo. Y cualquier otro gobernante se hubiera embarcado en ese barco para navegar en mejores condiciones.

Según datos del Banco Central de Nicaragua, desde que Daniel Ortega llegó al gobierno en 2007 y hasta el primer semestre del año 2012 la cooperación venezolana sumó, en sus varias expresiones, 2 mil 252 millones de dólares. Esos recursos representaron ya el 23%del PIB en 2011.

En el marco del ALBA, el comercio de Nicaragua con Venezuela también experimentó un crecimiento significativo: de exportar a Venezuela productos por 6 millones de dólares en 2007 pasamos en 2012 a exportar 417 millones. El total de ganado en pie (vaquillas y novillos), carne, leche, café, aceite y frijoles rojos y negros exportados a Venezuela entre 2007 y 2012 suma más de 2 mil 600 millones de dólares.

La apertura del comercio con Venezuela ha tenido una positiva consecuencia, al reducir la dependencia exportadora que Nicaragua ha tenido tradicionalmente con el mercado estadounidense.

CÓMO SE USAN:
AHÍ ESTÁ EL DETALLE

El convenio petrolero y sus excelentes condiciones de pago están en el centro de la cooperación que nos llega desde Caracas. El gobierno de Nicaragua paga a precios internacionales la mitad de la factura de los 11 millones de barriles de petróleo y otros combustibles que anualmente envía Chávez a Nicaragua según el acuerdo de Petrocaribe. La otra mitad de la factura se le pagará a Venezuela en 25 años de plazo, 2 de gracia y 2% de interés. Esta cómoda forma de pago es el “corazón” de la colaboración venezolana.

Los recursos que quedan en Nicaragua derivados de la venta del petróleo que nos llega por el convenio de Petrocaribe se multiplicaron por cinco de 2007 a 2011, cuando sumaron 564 millones de dólares, cantidad que equivale a toda la cooperación internacional que en promedio recibió anualmente Nicaragua durante los cinco años del gobierno de Bolaños.

La decisión del gobierno de mantener fuera del presupuesto éstos y otros abundantes recursos que deja en el país la cooperación venezolana -los que administra la financiera ALBA-CARUNA-, para hacer de ellos un uso discrecional, sin que exista ningún mecanismo público de control que garantice su transparencia, permite hablar de una gigantesca “privatización” de la cooperación venezolana en manos del partido de gobierno.

Y esto permite afirmar que esos recursos también han alimentado la corrupción y se han usado para el clientelismo político. Siendo la corrupción y el clientelismo vicios arraigados en la incultura política latinoamericana, también en Nicaragua, habrá que medir algún día cuánto contribuyó la generosidad venezolana a hacer más profundas sus raíces.

¿PROYECTOS “SOCIALES”
Y “PRODUCTIVOS”?

Fue sólo por presiones del FMI que el Banco Central de Nicaragua comenzó a reportar algunos usos que el gobierno le dio a la cooperación venezolana en 2010 y 2011. Por esa información supimos que en esos dos años el gobierno decidió depositar en bancos nacionales parte de los recursos provenientes de Caracas: 222 millones de dólares en 2010 y 116 millones en 2011. No hay datos de 2012. ¿Prudencia y previsión ante lo que pudiera ocurrir en Venezuela?

El Banco Central también informó sobre algunas de las “inversiones sociales y productivas” que según el acuerdo del ALBA hace el gobierno con los recursos venezolanos. Cuando uno observa en detalle cuáles son esos proyectos advierte que lo más sustancial se dedica a diversos subsidios.

Sobresalen el subsidio al transporte público de Managua -que el gobierno ha mantenido en 2 córdobas con 50 centavos durante siete años- y el “bono solidario”, equivalente a unos 30 dólares, cantidad que cada mes el gobierno entrega, por fuera del presupuesto, a unos 160 mil empleados públicos para mejorar sus reducidos salarios. Estos dos subsidios representaron dos tercios del monto destinado a “proyectos sociales”, lo que alerta sobre el uso de tan generosa cooperación: se está invirtiendo en subsidios dinero que es prestado y que por ser préstamo genera deuda que Nicaragua tendrá que pagar.

Igualmente, cuando vemos lo que el gobierno invierte en “proyectos productivos” se observa, por ejemplo, que el “proyecto” que llaman “financiamiento para la soberanía energética” no es otra cosa que el subsidio a la tarifa de energía de quienes menos gastan, el 80% del total de consumidores. Ese subsidio representó en esos dos años y en promedio un tercio del total asignado a inversiones “productivas”.

¿JUSTICIA TRIBUTARIA?

Son datos oficiales, que nos indican que la millonaria cooperación venezolana, que nos llega en términos muy concesionales, no se está usando para invertir prioritariamente en desarrollar el capital humano o en proyectos productivos y de infraestructura que le garantizarían a Nicaragua mayor capacidad para pagar esos préstamos, sino que se está usando en gastos corrientes que podrían financiarse con el presupuesto, con recursos que el gobierno podría recaudar de los impuestos, si decidiera recaudarlos con equidad, haciendo pagar más a quienes ganan más y liberando al sistema tributario de exoneraciones y exenciones que benefician a los más grandes y a los más rentables.

Y así, los recursos venezolanos también han servido para mantener la alianza de Ortega con el gran capital nicaragüense. La reforma tributaria aprobada al finalizar 2012, ya en ejecución, mantiene la inequidad y la injusticia que han caracterizado a nuestro sistema tributario. La élite empresarial se salió con la suya, como siempre, y alegando otros principios de incertidumbre -la situación económica mundial, la crisis del euro y de Europa, la necesidad de atraer inversiones- consiguió una reforma en la que los más grandes siguen sin aportar al presupuesto una contribución más justa en impuestos. (Detalles escandalosos de cómo se negoció la reforma y de sus inequitativos resultados los publicó Envío en los números de octubre y diciembre de 2012).

¿PARA QUIÉNES
AMANECE EL ALBA?

En Chile, a fines de enero de 2013, en la reunión de la Unión Europea con la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), importante y novedoso proyecto de integración regional impulsado por el Presidente Chávez, Daniel Ortega dijo que el petróleo del convenio de Petrocaribe -que en Nicaragua él suele presentar a sus bases como “colaboración generosa” de Venezuela- no se regala, hay que pagarlo y, por tanto, genera deuda pública. Es ya importante la deuda que Nicaragua tiene acumulada con la estatal empresa petrolera venezolana PDVSA.

Sobre los proyectos del ALBA en Nicaragua afirmó Ortega que se basan en “la justicia, la cooperación y la complementariedad” y que en los países integrados al ALBA esta iniciativa promueve proyectos “que tienden a dinamizar sus economías de menor escala para que puedan salir de la pobreza”. ¿Es cierto eso en Nicaragua? ¿Para quiénes amanece privilegiadamente el ALBA?

Además de los subsidios que favorecen a los más pobres, además de Casas para el Pueblo, un proyecto financiado con recursos venezolanos, además de otros proyectos de este tipo, también el proyecto del ALBA ha servido para aumentar ganancias a las empresas tradicionales del gran capital nacional, las que se están beneficiando con las exportaciones de alimentos a Venezuela, haciéndolo siempre a través de Albanisa, empresa privatizada por el partido de gobierno.

NEGOCIOS ESTRATÉGICOS

Nutrida por los recursos venezolanos, Albanisa le ha permitido también al grupo empresarial del FSLN dedicarse a grandes inversiones. Con acciones, actuando a través de terceros, o apareciendo claramente como dueños, quienes hoy controlan el partido de gobierno han apostado a la energía y a las telecomunicaciones como sectores estratégicos en los que concentrar sus nuevos capitales. Además de interesarse también por otros negocios medianos, han apuntado en grande: han comprado canales de televisión, emisoras de radio nacionales y locales, y agencias de publicidad. Y están presentes o “representados” en millonarios proyectos de energía renovable -hidroeléctrica, eólica, geotérmica- y también en la tradicional, la que se genera con derivados del petróleo.

En el mes de enero, la transnacional española Gas Natural-Fenosa decidió retirarse de Nicaragua, un país con una matriz energética que, a pesar de los importantes esfuerzos que ha hecho el gobierno de Ortega por transformarla -esfuerzos que ningún otro gobierno hizo antes-, sigue aún dependiendo en un 70% del petróleo, tiene una red de distribución obsoleta y consumidores de todos los tamaños que practican un fraude permanente y difícil de controlar. Esto ha encarecido significativamente las tarifas de la transnacional y llevó al gobierno a subsidiar a la mayoría de los consumidores.

Con escasa información sobre quién comprará las acciones de Gas Natural-Fenosa, pareciera que Albanisa asumirá ese dolor de cabeza y se lanzará también a esa aventura, no tan rentable, con lo que se cerraría así, monopólicamente, el círculo generación-distribución en manos del grupo empresarial del FSLN.

¿UNA OPORTUNIDAD PERDIDA?

En el mes de octubre de 2012 Envío publicó un resumen de la investigación realizada por Gloria Carrión Fonseca sobre la trayectoria del proyecto ALBA en Nicaragua. Los datos son elocuentes, las conclusiones son alarmantes. Reproducimos nuevamente los últimos párrafos de ese texto, que cobran especial relieve en este momento de incertidumbres.

“El ALBA representó y aún representa una gran oportunidad para Nicaragua. El acceso preferencial al petróleo, las oportunidades que ofrece el mercado venezolano y los recursos financieros con potencial a ser destinados a proyectos sociales y económicos transformadores de la dura realidad de la mayoría de los nicaragüenses son algunos de los pilares más importantes de este acuerdo.

Sin duda, proyectos sociales del actual gobierno, como Casas para el Pueblo entre otros, han aliviado económicamente a muchas familias. Pero el número de casas que se construye es limitado y los alcances de proyectos de este tipo lo son también para generar cambios económicos y sociales estructurales y transformadores teniendo en cuenta la magnitud de la cooperación venezolana. El giro de timón en la implementación del ALBA, que desplazó a los movimientos sociales, a las alcaldías municipales y a las cooperativas de la toma de decisiones marcó un antes y un después.

A este cambio de estrategia le siguieron dos dinámicas que “desnudaron” al ALBA: se fortaleció la alianza entre el gobierno y el sector privado tradicional y surgió y se consolida un nuevo y poderoso grupo económico vinculado al partido de gobierno. Ninguna de estas dos dinámicas figuraba en la propuesta original del ALBA ni en los objetivos que, en el papel, persigue esta iniciativa. Si los objetivos propuestos originalmente en el ALBA -disminuir las desigualdades económicas y sociales y transformar la estructura productiva del país- siguen sin respetarse, Nicaragua habrá perdido una oportunidad histórica para revertir años de rezagos económicos, culturales y sociales”.

LA AGUDA CRISIS VENEZOLANA

Los principios de incertidumbre que hoy se experimentan en Nicaragua tienen que ver con las bases económicas de la incertidumbre política de la era post-Chávez.

La situación económica de Venezuela no es nada fácil de resolver para el heredero, Nicolás Maduro, y su grupo. El derroche en el gasto público que garantizó a lo largo de 2012 la reelección de Chávez elevó el déficit fiscal venezolano en 2012, según la firma venezolana de investigación Ecoanalítica, hasta llevarlo a la importante cifra del 16% del PIB.

Para paliar ese “abismo fiscal” el gobierno bolivariano ha emitido moneda sin respaldo, lo que ha provocado una espiral inflacionaria y el crecimiento del mercado negro del dólar. Cuatro veces más vale el dólar respecto al bolívar en el mercado negro que en el oficial. Y en el oficial los dólares están estrictamente controlados y son asignados discrecionalmente por el gobierno. Para poner más delicada la situación, el petróleo, motor del país y del proyecto de Chávez, no ha subido prácticamente de precio en el mercado internacional y Venezuela ha visto reducir su producción.

SI MADURO SIGUE AL FRENTE...

Con escaso margen de maniobra, parecen urgentes en Venezuela drásticas medidas de ajuste: subir impuestos, reducir el gasto público, devaluar el bolívar, mayor control de la divisa estadounidense…Pero sin Chávez al frente, Maduro teme decidir ajustes que serán impopulares y que causarán mayor desabastecimiento del que ya está habiendo.

Todos los días Maduro y otros dirigentes del PSUV tratan de calmar la ansiedad y la incertidumbre de la población por la salud de Chávez, eludiendo los problemas económicos y achacando la creciente escasez de productos básicos a especuladores, advirtiéndoles que “juegan con candela”.
Desde que el 8 de diciembre inició la transición, las informaciones sobre la salud de Chávez y otros discursos parecen dirigidos a ganar tiempo hasta consolidar la fórmula constitucional y electoral que le dé el relevo a Maduro y garantice la continuidad del proyecto político chavista.

Si en la era post-Chávez el PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) permanece en el gobierno con Nicolás Maduro al frente, no es previsible el fin de la cooperación venezolana con Nicaragua, ni abruptamente ni en el corto plazo. Pero con un país con crisis económica y ajustes para solventarla, sí es probable que la colaboración no sea tan generosa y puedan cambiar las favorables condiciones de pago del convenio petrolero. Eso dependerá en gran medida de cómo se resuelvan las contradicciones al interior del PSUV, en donde convergen muy variadas tendencias, un abanico de intereses y un buen puñado de ambiciones de poder y de dinero.

Naturalmente, si la oposición venezolana llegara al gobierno toda la generosidad podría suprimirse de un tajo.

¿EL MISMO COMPROMISO?

La estrategia de comunicación en la transición venezolana insiste en dar continuidad al proyecto político de Chávez, alentando una especie de “religión” -contiene, como toda religión, dogmas, mandamientos, mediadores y ritos-, que obvia lo económico o lo simplifica.

En estos momentos críticos, esa estrategia de comunicación ha sido cuestionada por Aram Aharonian, fundador de Telesur: “Pese al crecimiento económico y a la baja tasa de desempleo, la escasez y la inflación siguen preocupando. La explicación de que son consecuencia de la especulación no satisface ni alcanza, si no se busca corregir la baja productividad y definir de alguna forma la presión empresarial para sacar las ganancias fuera del país, que mantiene un dólar paralelo galáctico sin lograr eliminar la fuga de capitales”. Y sentencia: “Ese 8 de diciembre comenzó -sin que nadie lo decretara- una nueva Venezuela, que debe superar la situación de extrema afectividad y suspensión del juicio crítico”

En una situación de intensa afectividad, sin juicio crítico, en la que las incertidumbres política y económica pueden prolongarse, subsidiar a otros países tan generosamente -tan derrochadoramente- no sería bien visto por la población venezolana y desgastaría al gobierno, que estaría presionado no sólo por la oposición -por aquello de que “la caridad bien entendida empieza por casa”-, sino por gente de su propio partido.

Maduro no tiene el liderazgo de Chávez, y aunque ha sido protagonista en las relaciones internacionales bolivarianas, y aunque el 9 de enero ratificó en Caracas “nuevas fórmulas” y “nuevos mecanismos” para hacer avanzar el ALBA, ¿podrá tener, en medio de tantas contradicciones políticas y desafíos económicos, el mismo compromiso con Nicaragua que tuvo Chávez?

El asesor económico de Ortega, Bayardo Arce, no duda de que se mantendrá el mismo compromiso: “El vicepresidente Maduro sabe del amor que el Presidente Chávez tiene por Nicaragua, así que no dudamos de que mantendría la misma cooperación con Nicaragua”.

¿QUÉ PASARÍA?

Si cambiaran las condiciones del convenio petrolero, el gobierno de Ortega tendría dificultades para seguir garantizando los subsidios con los que ha logrado neutralizar malestares sociales. ¿Con qué recursos los mantendría?

¿Recurriría a paliar los reclamos que generaría el fin de los subsidios cobrándole a la élite empresarial los impuestos que decidió mantenerle exonerados? Tal vez por eso, previsoramente, en la reforma tributaria recién aprobada el gobierno se reservó una carta: total discrecionalidad para mantener o suprimir exoneraciones estudiando caso por caso.

Si cambiara la situación con Venezuela, también la élite empresarial, tan beneficiada por el nuevo mercado que Caracas le ha abierto, se vería afectada. Hasta hoy la generosidad de Chávez les ha garantizado estabilidad social -menos reclamos, menos protestas, porque el gobierno subsidia, regala, alivia-, les ha permitido una menor carga de impuestos y les ha abierto un mercado ávido, porque Venezuela apenas produce alimentos para su población y sus empresas sí los producen. Los empresarios del COSEP han venido reclamando que las relaciones Nicaragua-Venezuela pasen por la firma de un tratado de libre comercio o un acuerdo similar. Pero en el gobierno no les han hecho caso. El asesor económico de Ortega, Bayardo Arce, consideró “de mal gusto” insistir en eso ante la enfermedad de Chávez.

Para el economista Néstor Avendaño el principal impacto de una reducción sensible de la cooperación venezolana sería “la pérdida de la estabilidad macroeconómica, pues Nicaragua no podría mantener las reservas internacionales brutas que hoy tiene y aparecerían los fantasmas de una alta inflación y las especulaciones en el mercado cambiario, con el consecuente desaliento de la inversión extranjera directa y de la inversión nacional”.

¿EL MISMO TRIUNFALISMO?

¿Está el gobierno preparado para un escenario en el que tenga que pagar la factura petrolera en condiciones apremiantes: no a 25 años plazo como ahora, sino en 90 días?

Dionisio Marenco decía a Envío en noviembre de 2011, después de las elecciones en que Ortega se reeligió y cuando no sabíamos del cáncer de Chávez: “Hoy el gobierno está en un momento de inercia enorme. De mucha fuerza y con espíritu triunfal. Pero eso puede cambiar de un momento a otro. En Nicaragua podemos entrar en crisis económica en cualquier momento si cambian las condiciones políticas en la hermana Venezuela. Una cosa es Nicaragua con Venezuela y otra Nicaragua sin Venezuela. Y no digo el gobierno del Frente Sandinista sin Venezuela, sino Nicaragua, toda Nicaragua. Si aquí se acaba la cooperación venezolana, el acuerdo petrolero, la próxima reunión que tengamos tendrá que ser en el patio porque no va a haber luz. La cooperación solidaria que nos proporciona el ALBA es mayor que toda la cooperación que nos dan Estados Unidos y la Unión Europea. Así de simple. Son cerca de mil millones de dólares por año lo que nos costaría el petróleo que necesitamos. Mil millo¬nes de dólares que Nicaragua no tiene”.

¿HAY UN PLAN B?

¿Mantendrá Ortega subsidios y otras dádivas empleando para eso el dinero venezolano que ha guardado en los bancos? ¿Exigirá más impuestos al gran capital suprimiendo exoneraciones? ¿Podrá mantener el nivel de prebendas con el que ha fidelizado a tanta gente durante sus seis años de gobierno? ¿Busca ya Ortega en China continental el plan B, como dicen algunos, basándose en recientes negocios con China en telecomunicaciones (satélite, telefonía) y en proyectos tan fantasiosos como el canal interoceánico, en los que participa activamente la familia presidencial?

Esta incertidumbre -que puede persistir durante meses hasta que las cosas en Venezuela no sólo se aclaren, sino hasta que lo que quede claro se consolide, encuentra al gobierno con otra incertidumbre, la que está generando en buena parte de la población nicaragüense la reforma a la seguridad social, condición que el FMI le ha puesto al gobierno para firmar un nuevo programa trianual, lo que le servirá a Ortega de aval ante las instituciones financieras internacionales y otros organismos de cooperación que otorgan créditos, y garantizará confianza en el país a inversionistas privados tanto nacionales como internacionales.

Coinciden también los principios de incertidumbre con la baja en los precios internacionales de nuestros productos de exportación, especialmente el precio del café, baja a la que se ha venido a sumar la plaga de la roya, ensañándose en un buen porcentaje de los cafetales de la región, también en los de Nicaragua.

¿EL MISMO CORTOPLACISMO?

El gobierno tiene razones para inquietarse. Pero si Nicolás Maduro se afianza en la transición y después gana las elecciones -escenario probable en Venezuela y el mejor escenario posible para Ortega- los espacios de maniobra económica se le reducirán al gobierno del FSLN, pero no llegará la hecatombe.

Prevalecerá entonces el arraigado cortoplacismo que caracteriza la política nacional. Y es probable que el gobierno trate de ganar tiempo y resuelva cortoplacistamente el desafío de la seguridad social, con “parches” y sin entrarle a fondo al problema. Es lo que dio a entender el sindicalista-diputado del FSLN, vocero cercano del binomio presidencial, Gustavo Porras, cuando afirmó que no debe discutirse ahora un escenario que no llegará hasta el año 2021.Pero todas las investigaciones afirman que a partir de ese año, en apenas ocho años, la Seguridad Social no podrá cubrir el pago de pensiones que hoy brinda con los ingresos de sus cotizantes.

“Sin cambios fundamentales, la sostenibilidad financiera -advierte el economista de la Coordinadora Civil Adolfo Acevedo- el problema, lejos de tornarse menos agudo, con el tiempo, se tornara cada vez más agudo, porque el número de adultos mayores pensionados crecerá de manera desproporcionada en comparación al número de cotizantes activos”.

El trasfondo estructural de la quiebra del seguro social es una economía que no está generando empleos formales, de trabajadores con buenos salarios que coticen a la seguridad social, sino empleos precarios, informales, para gente que no cotiza.

La opción para enfrentar ese trasfondo sería -completa Acevedo- que, “desde ahora el país hiciese un esfuerzo verdaderamente monumental de cambio estructural de su economía y de su sociedad”. Y junto al coro de muchas otras voces señala la urgencia de invertir decidida y masivamente para mejorar la calidad de la educación: “El núcleo de este cambio sería lograr que los 2 millones de jóvenes que estarán arribando a la edad de trabajar en los próximos 15 años encuentren empleos en actividades y sectores de productividad cada vez más elevada y estén debidamente calificados para desempeñarlos”.

DEBILIDAD + DESCONTENTO

No se aprecia voluntad política en el gobierno para hacer realidad esa opción, para hacer una sustancial inversión en educación, para cambiar el rumbo. No se aprecia aún en la acera de la oposición organizada una fuerza que le obligue a cambiarlo. Sobre sus laureles y sobre la debilidad de los partidos de oposición duerme bastante tranquilo el gobierno.
Las dos últimas encuestas (M&R y Cid-Gallup) muestran una enorme debilidad de los partidos de oposición, que no remontan juntos ni el 10% de las simpatías de los encuestados. Esa debilidad modera en gran medida la incertidumbre del gobierno.

A pesar de eso, el gobierno puede estarse preparando para un escenario post-Chávez con una mayor legitimidad institucional. Sería por eso que negociaría con un sector del PLI la elección y nombramientos de unos 40 altos funcionarios que hoy tienen sus cargos vencidos pero siguen en sus puestos. Además de mejorar su imagen institucional, esa negociación tendría para Ortega el valor añadido de profundizar aún más las divisiones en la oposición política, estrategia permanentemente priorizada por el FSLN.

Hay otra oposición que no se adscribe a los partidos. Es la que en un texto siguiente Dora María Téllez ubica en las que llama “corrientes subterráneas”, donde se acumula el descontento que genera en mucha población el verse tratada por el gobierno como objetos con necesidades y no como sujetos con posibilidades. Población que Téllez describe “agotada”, porque “el gobierno la ha obligado a hacer cosas contra su voluntad y contra su conciencia”. Ese descontento también lo conoce el gobierno y no deja de preocuparle, aunque no lo diga, aunque las encuestas no lo digan.

POR PRINCIPIOS
Y A LARGO PLAZO

A lo largo del mes de enero tomaron posesión escalonadamente los nuevos alcaldes, decenas impuestos por el “dedazo” de Ortega contra la voluntad de las bases del FSLN, otros designados por el Poder Electoral vía fraude, otros ganadores en buena lid. A lo largo de los próximos cuatro años habrá que evaluar su gestión en los municipios tras el nuevo paso que ha dado el partido de gobierno para concentrar más poder.

Con ocasión de los cambios de gobierno en las alcaldías, en Ciudad Darío y Nueva Guinea, dos de las alcaldías afectadas por el fraude, las dos en las que la defensa de los resultados verdaderos causó muertos, heridos, atropellos y detenciones, se vieron y escucharon actitudes políticamente novedosas.
En Ciudad Darío, Edgar Matamoros “tomó posesión” del cargo del que fue despojado ante los pobladores que votaron por él. Matamoros y los doce concejales que el fraude le asignó al PLI se negaron a integrarse a la alcaldía que gobernará el FSLN.

Dijo Matamoros que reuniría en sesión al cabildo cada tres meses, que llevaría adelante su plan de gobierno y que hasta esperaba recaudar él los impuestos municipales. Con gallardía afirmó que quería hacer de Ciudad Darío “un ejemplo de dignidad”, “un espejito en el que se vean otros políticos”. “Por moral no puedo rebajarme de ser un alcalde electo por el pueblo a ocupar un curul como concejal. Eso sería decirle a mi pueblo que no tengo principios”, declaró.

Sin lograr eco en el PLI, Matamoros ha insistido en que ningún político opositor debe asumir ningún cargo público que legitime al gobierno de Ortega. Y ha pedido a quienes ya lo asumieron que renuncien.

Por su parte, Denis Obando, alcalde despojado por el fraude de su cargo de alcalde reelecto en Nueva Guinea, se negó también a asumir la concejalía que le corresponde por ley. Antes de dejar la alcaldía recibió del organismo cívico Ética y Transparencia una placa de reconocimiento como el mejor alcalde de Nicaragua en el período 2008-2012 por su gestión transparente, descentralizada y participativa. Cuando le preguntaron a Obando qué debe hacer el pueblo ante el gobierno actual dijo: “Cívicamente no queda ningún recurso que pueda hacer entrar en razón a un sistema autoritario. Las acciones cívicas tienen resultados cuando se tiene un gobernante de pensamiento cívico… Lo que nos espera es muy grande. Cívicamente, no veo posibilidades a mediano plazo”.

CUANTA MAYOR CERTEZA
SE BUSCA...

En mecánica cuántica el Principio de Incertidumbre establece la imposibilidad de que determinados pares de magnitudes físicas sean conocidas con precisión arbitraria. Y establece que cuanta mayor certeza se busca en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su cantidad de movimiento lineal y, por tanto, su velocidad.

En política nacional, los principios de incertidumbre que están afectando hoy a determinados pares de proyectos, tanto el del gobierno y sus aliados, como el de la oposición -la organizada y la aún desorganizada- no pueden aún conocerse con precisión en sus futuros. Y cuanto mayor certeza busquemos en determinar posiciones, movimientos y velocidades, más inciertos quedaremos. A mediano, a largo o incluso a corto plazo sabremos más.

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