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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 150 | Julio 1994

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Nicaragua

Deuda externa: un chance para no caer en el abismo

Nuestra deuda externa es impagable. Pero la pagamos. Su peso es tal, que hace inviable a Nicaragua. Nunca habrá desarrollo si este problema no se resuelve de raíz. Tan grave es la situación que nos lleva al abismo. O nos da una ocasión: nos obliga a construir entre todos un plan económico que necesita de la condonación de la deuda y que la justifica.

Equipo de investigaciones Nitlapán-CRIES

Aunque tanto en el gobierno como en la sociedad civil existe la conciencia de que Nicaragua es un país muy endeudado, son pocos los que conocen la verdadera magnitud del problema.

La verdadera magnitud del problema

Nicaragua es, proporcionalmente a su población, el país más endeudado de la faz de la tierra. Según la información oficial, la deuda externa total de Nicaragua al 31 de diciembre de 1993 ascendía a 10 mil 987.2 millones de dólares. Esta deuda se reparte así: 5 mil 926.5 millones en cartera y 5 mil 60.3 millones en mora (principal más intereses atrasados), lo que equivale a un poco más de 6 veces el producto interno bruto de Nicaragua en 1993.

Sólo el servicio de los vencimientos corrientes en los próximos 7 años alcanzará un promedio anual de 622 millones: casi 2 veces el promedio de las exportaciones anuales de bienes y servicios logradas en los últimos 5 años. A eso habría que sumar un promedio de 220 millones anuales de intereses sobre saldos moratorios, lo que significa un servicio promedio anual de 842 millones, equivalente a un 48% del PIB de 1993. Sólo el servicio de los intereses - incluyendo los intereses moratorios - representa el 124% de las exportaciones. El momento actual se caracteriza por una disminución en el flujo de donaciones de la comunidad internacional.

En ese contexto, aun suponiendo que el país mantenga los niveles actuales de déficit en su balanza comercial con el exterior y que logre obtener nuevos desembolsos - suficientes para hacer frente, a la vez, al pago de los intereses de la deuda y al financiamiento de esa brecha comercial -, el monto de la deuda seguiría aumentando en unos 530 millones cada año, sin contar el servicio de los desembolsos futuros, como lo expresa el cuadro y las cifras de la página siguiente.

brecha comercial...... - 428 (promedio 1989-93)
amortización............. - 465 (promedio 1994-2000)
intereses..................... -157 (idem)
donaciones................ +285 (perspectivas 1994-1997)
necesidad de
préstamos................ +775 = 428+465+157-285
___________________________________________

aumento deuda corriente.......... 775 - 465 = 310
intereses/saldos moratorios...... 220
total aumento deuda................. 310 + 220 = 530
______________________________________________

Técnicamente, el país se encuentra en una situación de strong debt overhang, según el término inglés. En este caso, la deuda representa una sobrecarga que provoca graves desequilibros. No es solamente la impagabilidad de la mayor parte de la deuda. Es que el servicio de la deuda pasada - por encima de la capacidad de pago del país - resta incentivos a la inversión presente, lo que aminora aún más la capacidad de pago futura. Aun cuando Nicaragua lograra obtener de la comunidad internacional desembolsos nuevos, suficientes para hacer frente a todas las obligaciones corrientes y para financiar la brecha comercial, la deuda seguiría aumentando en unos 530 millones cada año, sin contar los intereses sobre los futuros aportes de capital. Una situación insostenible. De mantenerse, el país se hace inviable.

Decir que la deuda es impagable no significa que exista falta de voluntad de pagar. Tampoco se trata de una posición ética, como cuando nos referimos a la "deuda moral", impagable también, que tiene Europa con los países que conquistó y colonizó hace cinco siglos.

La impagabilidad la muestran las cifras más elementales: si el servicio de la deuda significa un endeudamiento creciente, la deuda es por definición impagable. La solución sería reducir la brecha comercial hasta llegar a invertir su signo (exportar más de lo que se importa), pero eso requiere de cuantiosas inversiones suplementarias, impedidas justamente por el endeudamiento del país. Disminuir el consumo tampoco puede ser la solución en un país que tiene un PIB per cápita de 425 dólares anuales, uno de los más bajos del mundo.

Lógicamente, con una perspectiva de deuda impagable y de creciente endeudamiento para seguirla pagando, Nicaragua no podrá obtener nuevos aportes de capital de la banca privada, las contribuciones que le llegan de los organismos multilaterales tenderán a disminuir y sus potenciales acreedores bilaterales irán alineando sus posiciones con la de los organismos multilaterales, salvo pocas excepciones.

Los tres pasos que hay que dar

Salir de este círculo vicioso, supone dar tres pasos fundamentales:

1) Revertir la tendencia de la balanza comercial: exportar más e importar menos. Naturalmente, exportar más no se puede lograr sin adecuados niveles de inversión, que se traducen en nuevas importaciones. (En general, cualquier crecimiento económico en un país tan altamente dependiente como Nicaragua supone aumento de las importaciones).

2) Diseñar políticas adecuadas para reducir el consumo de productos importados ya terminados y priorizar la importación de bienes intermedios y de capital. A la par, contar con una política que favorezca sistemáticamente proyectos y actividades productivas menos intensivas en capital y en bienes importados, priorizando el uso de lo nacional (seres humanos y tecnologías adecuadas a la preservación de la riqueza ecológica).

3) Reducir el servicio de la deuda externa para reorientar los recursos internacionales que se reciben hacia el crecimiento económico.

En cualquier situación, la inversión extranjera y la repatriación de los capitales nicaragüenses que están en el exterior, constituyen una clave importante para el crecimiento y para superar los desequilibrios externos, pero ésta es la variable más frágil de todas. Y aunque en 1993 se observó por primera vez en la balanza de pagos que el crónico fenómeno de fuga de capitales se había revertido, sería muy peligroso hacer, a partir de esto, supuestos exageradamente optimistas, como los del gobierno.

Generalmente se considera que cuando un país tiene programado un alto servicio de la deuda, esto actúa como un impuesto sobre la rentabilidad que espera para su capital el sector privado. La reducción de la deuda externa es un factor positivo: estimula la inversión privada, tanto directamente, por el factor psicológico, como indirectamente, porque los mayores niveles de inversión pública que esta situación permite son un importante facilitador de la inversión privada.

Pero existe una diferencia fundamental entre el sentido positivo que tiene la repatriación de capitales nicaragüenses en el exterior y la inversión extranjera, pese a que estas dos realidades tienen el mismo rol en la balanza de pagos. A largo plazo, con la inversión extranjera se reemplaza el servicio de la deuda por la salida hacia el extranjero de las ganancias de esas empresas. Formalmente, no existe diferencia entre inversión extranjera y endeudamiento a tasas de interés del mercado (no concesionales), a causa de la rentabilidad que exigen los inversionistas.

La estructura de la deuda

La deuda de Nicaragua se reparte entre 3 grandes grupos de acreedores:

El 12% es deuda con los organismos multilaterales.

El 72% con acreedores bilaterales.

El 16% con la banca comercial.

Entre los acreedores bilaterales, la mayor parte de la deuda es concesional (tasas de interés más bajas que las del mercado y/o plazos de gracia para el capital). De acuerdo con las áreas geográficas y con las renegociaciones ya realizadas, la deuda se reparte así:

El 1.5% fue renegociada en diciembre/91 con los países del Club de París. Entre ellos aparecen, por orden en el monto de la deuda: España, EEUU, Alemania, Francia (92%). La mayor parte del reembolso se hará a largo plazo, en 30 años. Y el servicio promedio anual en los próximos 7 años será solamente de 26.6 millones.

El 8.6% está pendiente de renegociación con los países del Club de París, entre los cuales el primer lugar (48%) lo tiene la deuda con la DABANK (banco de comercio exterior de la ex-RDA), que retomó la Alemania unificada. Después, por orden de importancia: España, Alemania, Holanda, Francia y Austria (45%).

El 1.8% fue contraída después de noviembre/88 con los países del Club de París. Según la negociación de diciembre/91 no puede ser renegociada. Incluye, por orden de importancia, las deudas con: Japón, Alemania y España (92% del total). El largo plazo al que se contrajeron estas deudas implica un servicio promedio de 5.2 millones anuales antes del año 2000. - El 4.1% es deuda de corto plazo con diversos acreedores bilaterales, entre los cuales se encuentran países del Club de París (Alemania y España con un 18%), países latinoamericanos (11%) y otros, especialmente Argelia e Irán, con el 22% (fue contraída hace diez años y está totalmente en mora).

El 34.1% - excluyendo la deuda con la DABANK - es con los ex-países socialistas, el 92% con la ex-URSS.

El 21.7% es deuda bilateral con otros países. El 34% con Centroamérica, el 51% con México y el 10% con Taiwan y Brasil. El plazo promedio de pago es de 24 años.

La principal mora (retraso) es con los ex-países socialistas (53.8%) y con la banca comercial (100%). Esto significa el 76.1% de la mora total del país. Estos países y la banca comercial son un primer grupo de acreedores con el cual el servicio futuro de la deuda es altamente improbable, lo que refleja el muy bajo valor de los títulos de la deuda nicara güense en el mercado secundario: un dólar de deuda se compra por 8 centavos.

El peso que la deuda con la banca comercial y con los países ex-socialistas tiene sobre la deuda total del país relativiza el discurso del gobierno Chamorro sobre "la deuda heredada" del sandinismo. Por un lado, la deuda con la banca comercial fue "heredada", pero del gobierno de Somoza y la reconoció la primera junta de gobierno revolucionaria en 1979. Por otro lado, la deuda con los ex-países socialistas no se está pagando en absoluto, aunque todavía no se ha condonado formalmente.

Estrategia de renegociación

La magnitud del problema de la deuda externa exige de Nicaragua el resolverlo enfrentándolo con una estrategia adecuada. La propuesta de estrategia para la renegociación de la deuda nicaragüense está basada en tres ideas fundamentales, estrechamente relacionadas e interdependientes:

1) Las renegociaciones que se lleven a cabo, aunque sean bilaterales, tienen que estar enmarcadas en una estrategia global, para movilizar el apoyo de los organismos internacionales, para aumentar la posibilidad de que sea recibida favorablemente en el Club de París, y para conseguir el apoyo de los organismos no gubernamentales más activos en la solución del tema de la deuda del Tercer Mundo.

2) La estrategia global de renegociación debe incluir un plan de reactivación económica. La realización de este plan estará en gran medida condicionada por lo que se consiga reducir el servicio y el monto de la deuda.

3) Llevar adelante esta estrategia global e implementar este plan no será posible sin el consenso político y el apoyo de los principales sectores económicos de la sociedad y sin que este plan sea correctamente instrumentalizado dentro de toda la política económica del gobierno.

El éxito de la estrategia tiene un argumento de peso a su favor y uno en contra. A favor está que la situación de Nicaragua en materia de deuda externa es casi la más grave del planeta: tiene la deuda per cápita más alta del mundo y la segunda más alta en relación al PIB.

El Banco Mundial considera a determinados países como SILIC (Severely Indebted Low-Income Country). En español, los llamaríamos PIBES (Países de Ingresos Bajos Endeudados Severamente). Son los países con un PIB per cápita inferior a $610, un monto de deuda superior al 50% del PIB un servicio de la deuda superior al 30% de las exportaciones de bienes y servicios y un pago de intereses superior al 20% de las exportaciones de bienes FOB (precio en puerto).

En 1994, el PIB per cápita en Nicaragua es de $425, el monto de la deuda supera al PIB en más de 6.3 veces, el servicio alcanza 2.4 veces las exportaciones de bienes y servicios y los intereses calculados son 1.3 veces las exportaciones FOB. El servicio de la deuda priorizada - el servicio que Nicaragua está pagando efectivamente - alcanza el 60% de las exportaciones de bienes y servicios y los intereses representan el 36% de las exportaciones FOB.

La clasificación de un país en la categoría SILIC es una ventaja, porque existe cierto consenso internacional en que dar un trato preferencial a los SILIC no pone en peligro el equilibrio financiero internacional.

Paupérrimos e irresponsables

Como argumento en contra está que Nicaragua ha absorbido en los cuatro últimos años un volumen muy cuantioso de ayuda internacional, con el principal resultado de haber mantenido artificialmente sus grandes desequilibrios. Esto no facilita el que los países del Club de París acepten que necesita aún más ayuda, porque esta vez será bien utilizada y permitirá emprender el crecimiento económico que el país necesita. Entre 1990 y 1993 Nicaragua recibió 3,240 millones de dólares. De ellos, 660 fueron reprogramación de deuda. De los 2,580 restantes se pagaron 920 en servicio de la deuda. Los otros 1,660 financiaron la brecha comercial, junto a 120 millones de reservas y 35 de capital privado. En esta brecha comercial, los bienes de consumo elaborados representaron 915 millones, casi la mitad de todo lo que el país importó.

Frente a esta crítica y cuestionable situación, es indispensable acompañar la estrategia de renegociación de la deuda de un plan económico que contribuya a reducir, a mediano plazo, los desequilibrios externos, que privilegie la inversión sobre el consumo - sin disminuir el ya escuálido consumo de los más empobrecidos - y que cuente con un consenso social y político suficiente como para garantizar su viabilidad.

Si en estos últimos cuatro años, gran parte de la ayuda internacional ha sido absorbida por el servicio de la deuda y por las importaciones de consumo, es necesario ahora reducir tanto ese servicio como esas importaciones para que la ayuda se reoriente hacia una reducción progresiva de los desequilibrios globales del país. Es decir, hacia la inversión y la producción de valor agregado nacional.

Cinco grupos de acreedores

La estrategia de renegociación debe tomar en cuenta 5 tipos de acreedores:

- La banca comercial.

- Los acreedores bilaterales del Club de París.

- Los países socialistas.

- Los países centroamericanos.

- Los organismos multilaterales.

Con la banca comercial el objetivo es conseguir fondos internacionales suficientes - alrededor de 100 millones de dólares - para lograr la recompra total de la deuda en el mercado secundario, antes de que su precio suba por efecto de las otras negociaciones si éstas resultaran exitosas.

Con los acreedores bilaterales del Club de París es aconsejable esperar a diciembre/94 para presentar una solicitud de condonación total de la deuda anterior a noviembre/88. Y utilizar el segundo semestre del 94 para una estrategia de búsqueda de consenso con cada país, con el apoyo de los organismos no gubernamentales europeos directamente involucrados en el tema de la deuda, especialmente con los que tengan más peso en los países que son los mayores acreedores de Nicaragua: Alemania, España, Estados Unidos, Francia, Austria, Holanda e Italia. Con los demás acreedores bilaterales hay que distinguir entre los países ex-socialistas, los de Centroamérica y el resto.

Con los países ex-socialistas es recomendable buscar una combinación entre condonación parcial (especialmente de los intereses moratorios) y una triangulación de estos países -especialmente Rusia - con los principales acreedores de Nicaragua en el Club de París. El objetivo es que los países del Club de París condonen a los países del Este montos similares a los que éstos condonen a Nicaragua. Esta meta debería ser incluida en la estrategia de búsqueda de apoyo previa a la reunión con el Club de París de diciembre/94.

Con Centroamérica, el hecho de que Nicaragua sea el país más endeudado de la región - su deuda es casi el 50% de la deuda regional total - y de que a la vez sea con mucha diferencia el más pobre y por eso, una traba importante para la integración regional, justifica un tratamiento especial para la deuda de Nicaragua con el resto de la región, que es de 830 millones. Este tratamiento especial debería incluir un fortalecimiento de los vínculos con los organismos regionales de cooperación y fomento económico, incluyendo al BCIE, y podría recibir el apoyo de la Comunidad Europea.

Con los organismos multilaterales Nicaragua no debe contentarse con esa actitud exageradamente "respetuosa" que le hace repetir: "no hay negociación posible", cuando en Europa y Estados Unidos existe cada vez más conciencia de que la deuda de los países del Sur con estos organismos se está convirtiendo en el mayor problema del sistema financiero internacional.

Además, la relativa "solución" que al problema de la deuda bilateral se logró en la segunda mitad de los 80 ha fragilizado la posición de los organismos multilaterales y eso abre nuevas oportunidades para los países del Sur, especialmente en 1994, cuando se celebran los 50 años de la creación del FMI y el Banco Mundial y crece el clamor universal por un cambio de fondo en estas instituciones nacidas del acuerdo de Bretton Woods.¡50 años bastan! es el lema de la campaña que propone y reclama este cambio institucional.

Para los países donantes - casi todos son los mismos que los acreedores del Club de París - se ha vuelto cada vez más evidente que su ayuda a los países subdesarrollados sirve en gran medida no para que se desarrollen sino para que paguen la deuda a los organismos multilaterales. Esto está llevándolos a repensar su política de cooperación y a abogar por no separar el tema de la deuda multilateral del tema de la ayuda.

El servicio programado de Nicaragua a los organismos multilaterales es de 415 millones durante el período del ESAF (1994-96), lo que representa el 94% del volumen de préstamos líquidos que Nicaragua obtendrá con ese programa. Pero lo esencial de la deuda multilateral de Nicaragua es con el BCIE y con el BID, con los que tiene una cartera del orden de 880 millones en términos muy "duros".

Mientras la negociación con el BCIE se debe incluir en la estrategia centroamericana - junto a otros organismos financieros regionales -, el caso del BID requerirá de una estrategia específica y del apoyo de los países acreedores de este Banco, especialmente Estados Unidos.

El conjunto de toda esta renegociación debe desarrollarse durante la segunda mitad de 1994 y a lo largo de 1995, buscando una condonación del 90 al 95% junto a otros diferentes mecanismos, como los de canje de deuda por inversiones.

Para contribuir a la defensa de la estrategia de renegociación planteada, hemos imaginado 4 escenarios, calculando los límites que el sector externo impone al crecimiento económico de Nicaragua de aquí al año 2000 y relacionándolos con el peso que el servicio de la deuda externa representa sobre la economía.

Escenario 1: deuda siempre impagable

En 1994 se prolonga la situación que había en 1993 antes de la firma del ESAF

No habría nueva renegociación de la deuda y el Banco Central mantendría un servicio limitado a la deuda priorizada, teniendo en perspectiva recursos externos sensiblemente decrecientes, tal como sucedía antes del acuerdo.

En esta situación, de ayuda externa líquida en claro descenso, los requerimientos de capital privado externo para cumplir con la meta de crecimiento, que eran ya muy elevados (200 millones en 1994), resultarían altamente improbables en un contexto nacional como el actual, de tensiones e inseguridad.

Aunque el servicio se limitaría a la deuda priorizada, el monto seguiría creciendo más rápidamente, a causa de los intereses atrasados, y alcanzaría unos 15 mil 800 millones de dólares en el año 2000, lo que representa 5.8 veces el PIB de ese primer año del siglo XXI, suponiendo que para entonces llegarían a unos 500 millones anuales los recursos privados que sustentarían un crecimiento económico superior al menos al crecimiento de la población.

Escenario 2: alivio y ningún cambio

Se cumplen los acuerdos con las instituciones financieras internacionales

En el marco del ESAF, el flujo de préstamos líquidos de 440 millones para el período 1994-96, permitiría un servicio de la deuda priorizada superior en un 40% al del escenario 1 (2,350 millones de aquí al año 2000 en vez de 1,700). La reducción del monto de la deuda se limitaría a la condonación de la mora con la banca comercial y a la de la mora con Rusia.

Los requerimientos de capital privado externo en este caso serían al principio muy inferiores a los del escenario 1 y probablemente factibles, al menos en el año 1994 (130 millones, lo mismo que en 1993). Sin embargo, se volverían rápidamente crecientes, hasta alcanzar los 700 millones en el año 2000.

Además del excesivo requerimiento de capital externo, aun en condiciones favorables de estabilidad social, este escenario desembocaría en una situación muy negativa a mediano plazo, porque las relaciones de la deuda con los indicadores económicos se mantendrían a niveles muy críticos.

En este escenario, la deuda se elevaría en el año 2000 a 10 mil 700 millones de dólares, 4 veces el PIB, mientras que en el transcurso de esos años el servicio efectivo pasaría del 60 al 70% de las exportaciones de bienes y servicios. Los intereses se mantendrían en un 44% de las exportaciones FOB, sin incluir los intereses sobre los saldos moratorios (unos 75 millones anuales).

Escenario 3: mejoría leve en el 2000

Se logra una renegociación con los acreedores bilaterales

La renegociación se daría en los términos que hemos propuesto anteriormente, incluyendo la recompra de la deuda comercial. Se mantendrían los recursos externos líquidos acordados con el ESAF. El servicio de la deuda total de aquí al año 2000 alcanzaría unos mil 300 millones, un 23% menos que en el escenario 1.

En este escenario, los niveles de capital privado externo requeridos serían mucho más aceptables, por una restablecida confianza en la economía nicaragüense, conseguida precisamente por el éxito de la estrategia de reducción de la deuda. Para el período 94-96 serían equivalentes al monto planteado para 1993 y crecientes después, aunque en una proporción mucho menor que en los escenarios anteriores.

Se obtendría una mejoría sustancial en los criterios que caracterizan el peso de la deuda: el servicio se mantendría en un 32% de las exportaciones de bienes y servicios, con una relación intereses/exportaciones FOB que tendería a bajar un 15% en el año 2000. El monto de la deuda se acercaría a un 106% del PIB. En resumen, Nicaragua saldría, aunque lentamente, de la categoría de país SILIC a partir del año 2000.

Escenario 4: respiro y desarrollo

Se reduce el servicio de la deuda multilateral

En este escenario se incluiría todo lo conseguido en el escenario 3. Hasta 1996 se mantendría el mismo nivel de capital externo privado que en el escenario 3, lo que permitiría reducir los requerimientos de préstamos líquidos a la mitad del ESAF en 1995-96, para disminuir los aún más, hasta llegar a que fueran negativos. Esto permitiría comenzar a ligar el aumento del servicio de la deuda con el aumento de las exportaciones.

En este caso, el país sale de la categoría de SILIC por una correcta renegociación y sigue mejorando después sus criterios de endeudamiento. La tasa de crecimiento del monto de la deuda sería ya negativa en el año 2000, aun con niveles de capital externo privado inferiores a los del escenario 3.

Si el suplemento de recursos disponibles se orientara a un mayor crecimiento de la inversión y ésta se hubiera dirigido a actividades exportadoras, se daría una tasa de crecimiento de las exportaciones mayor a la de los escenarios anteriores.

Un plan económico con cuatro metas

El éxito de la estrategia en la renegociación de la deuda pasa por conseguir antes que nada entrar en un modelo económico sostenible. Un modelo con una tendencia decreciente del monto de deuda total en relación al PIB y con perspectivas de disminución absoluta a más largo plazo.

Siendo así se puede demostrar que:

- Es sólo a partir de una reducción del monto total de la deuda bilateral en un 95% (escenario 3) que se puede salir de la actual situación de endeudamiento crítico hacia el año 2000.

- Con una reducción suplementaria del servicio de la deuda - lo que implica además una reestructuración de la deuda con el BID y el BCIE y en menor medida con el BIRF -, se logrará establecer desde el principio una situación más sana y una recuperación más rápida.

- En este proceso constituye una variable clave el consenso social en torno a un plan económico que tenga las siguientes metas globales:

- Disminución del componente importado en el consumo privado (política arancelaria y redistributiva).

- Crecimiento de la inversión por sobre el consumo, junto con un crecimiento de los niveles de consumo per cápita (política inversionista).

- Prioridad a las exportaciones (política sectorial de fomento).

- Disminución del componente en importaciones de la inversión y la producción de bienes exportables (política tecnológica).

Aunque no se menciona en la discusión de los escenarios, es de vital importancia racionalizar e incrementar la capacidad de ejecución de la ayuda "atada".

Pese al permanente discurso oficial sobre la tendencia decreciente en la disponibilidad de ayuda externa, existe consenso internacional de que, en el caso de Nicaragua, es además una limitante para esa ayuda la incapacidad del gobierno para presentar y ejecutar proyectos públicos y para fomentar proyectos privados.

Pese a esta limitación estructural - en gran medida de carácter institucional y por escasez de capital humano, lo que no permite ser muy optimistas respecto a su solución -, y pese a que la dependencia del capital privado externo marca, en mayor o menor medida según los escenarios, una clara frontera de incertidumbre en todas las proyecciones, se puede estimar que, con un adecuado plan económico que tuviera el apoyo de todos los sectores sociales, el serio obstáculo que la deuda externa impone al crecimiento económico en Nicaragua puede desaparecer.

La caja de Pandora

El problema tiene enorme magnitud, pero puede ser resuelto. Y la existencia de una clara y consistente estrategia de renegociación podría ser, a la par, el soporte del necesario consenso social y el inicio del diseño de este plan económico.

El problema de la deuda externa es como aquella mítica caja de Pandora, de la que podía salir cualquier cosa, desde un simpático conejo hasta una peligrosa culebra. Abrir la caja es un riesgo. Dejarla tal como está es peor. La deuda, esa enorme traba en la vía de Nicaragua hacia el desarrollo, puede llevar al país al abismo, a la catástrofe. Pero puede transformarse también en una oportunidad: su enorme peso puede dar un nuevo impulso hacia el consenso de todos para sacar al país de su crisis.

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