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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 112 | Marzo 1991

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Estados Unidos

La proyección del poder después de la guerra fría

Estados Unidos vive un "momento de definición", momento aprovechado por el Presidente Bush para lanzar una campaña con la que conseguir la aprobación de un presupuesto militar para cinco años que permita "las nuevas fuerzas de expansión del poder".

Equipo Envío

La coyuntura norteamericana para 1991 tiene cuatro ejes dominantes: la crisis del Golfo; la recesión económica y sus implicaciones; el ambiente político norteamericano 1991-1992 y la reestructuración global del mundo.

El contexto de estos cuatro ejes lo ha presentado el Presidente y el Secretario de Estado como "defining moment". En él la administración Bush esta intentando obtener un consenso bipartidista que apoye el proyecto de mantener a Estados Unidos como la única superpotencia global remanente de la Guerra Fría. "Sólo Estados Unidos tiene la capacidad económica, política y militar para catalizar una respuesta internacional", dijo Baker ante el Senado y la Cámara de Representantes. Este "momento de definición" es también aprovechado por el Presidente y el Secretario de Estado para lanzar una campaña con la que conseguir la aprobación de un presupuesto militar para cinco años que permita "las nuevas fuerzas de expansión del poder".

La crisis en el Golfo Pérsico

Este marco global y el momento de definición se han expresado en el papel jugado por Estados Unidos en la crisis del Golfo, convertida en el test de la reestructuracion económica y geopolítica del mundo de la post-Guerra Fría. Tres escenarios se habían diseñado para la Guerra en el Golfo:

1) una guerra muy breve en la que la capacidad ofensiva de la alta tecnología norteamericana obligaba al rendimiento rápido de Irak; quedo descartada cuando la guerra se prolongo por mas de un mes, pero es lo que mas se acerco al resultado final.
2) una guerra convencional que se prolongaría por unos tres meses y que podría ocasionar la perdida de miles de tropas norteamericanas y de la coalición.
3) una guerra prolongada-catastrófica, donde se usarían armas de destrucción masiva, tanto químicas como nucleares convencionales, que provocaría perdidas de la coalición occidental por decenas de miles y posiblemente victimas en Irak hasta por un millón, sobre todo de civiles.

16 mil millones de dólares por el envío de tropas, mas mil millones diarios por las operaciones de bombardeo. Esta cantidad ha sido aportada por los países árabes de la coalición anti-irakí, por Japón y Alemania. El presupuesto norteamericano asigno 15 mil millones adicionales para la guerra, reconociéndose en Estados Unidos que estas cifras dejarían al país en 1991 con el mayor déficit presupuestario de la historia norteamericana. Los precios del petróleo y los márgenes de las bolsas financieras internacionales han permanecido sorpresivamente estables, debido a una fuerte acción interventora del Grupo de los Siete en ambos mercados.

Pero esta situación podría cambiar drásticamente, provocando un colapso en la bolsa de valores y un alza en el precio del petróleo, lo que cambiaría el contexto internacional de la guerra o de la post-guerra. A pesar de la prolongación de la guerra, de los costos de la misma y de las amenazas de expansión del conflicto, la popularidad del Presidente Bush se ha mantenido muy alta y las protestas pacifistas en Estados Unidos no alcanzaron los niveles de la guerra de Vietnam. La estricta censura de los medios de comunicación facilito el mantener esta popularidad.

El muro de silencio y censura que se estableció sobre el curso de la Guerra del Golfo puede resquebrajarse en la post-guerra. "La guerra del Golfo, el informe secreto", (Publicado en Proceso, México 21 y 28 de enero de 1991), presentado por Pierre Salinger, vocero personal del Presidente John Kennedy y actualmente coordinador de los corresponsales de la televisión ABC en Europa y Medio Oriente, demuestra que Bush opto por la opción militar contra Hussein desde agosto de 1990, presionando a gobiernos de numerosos países (Egipto, Arabia Saudita, Unión Soviética, Turquia) para que lo siguieran en su acción bélica.

Washington estaba perfectamente al tanto de los preparativos de la invasión de Kuwait, como fue revelado por la embajadora norteamericana en Irak, April Glastie. El informe demuestra que las acciones preparatorias para la guerra se dieron entre abril y noviembre/90. Desde el 6 de agosto, Baker solicito a Shevernadze que "cooperase con el envío de fuerzas navales o terrestres", ratificando que el Presidente Bush no pondría obstáculos a la presencia naval o terrestre de la Unión Soviética en el Golfo. El propio Presidente Bush telefoneó repetidas veces al Rey Fahd de Arabia Saudita en la primera semana de agosto ofreciéndole ayuda militar norteamericana y el acantonamiento de las tropas norteamericanas en su país. Sin embargo, el Rey Fahd considero fuera de cuestión que bases militares norteamericanas se instalaran de manera permanente en su territorio.

Desde 1775, ninguna nación ha tenido tanta experiencia de guerra como los Estados Unidos. Nueve guerras mayores en nueve generaciones. Y entre guerra y guerra, muchos conflictos armados. Entre 1990 y 1975, 150 intervenciones militares en el extranjero mas de una intervención cada seis meses. Es la llamada gun boat diplomacy, incrementando cada vez mas la sofisticación de su fuerza armada. Tres invasiones mayores como la de Santo Domingo, Intensidad en Nicaragua, El Salvador, Afganistán, Filipinas, Mozambique, Etiopía, etc. Las guerras en Estados Unidos han sido como los peldaños de una escalera por los cuales este país ascendió a la grandeza. En el Golfo se ha destapado de nuevo la cultura y la idiosincracia de una nación hecha para la guerra y por las guerras.

Lo nuevo de la Guerra del Golfo es la "revolución de la precisión", la guerra de la "high-tech", que inicia la época de la tecnología en la guerra, donde esta se transforma en un campo de batalla electrónico. En las primeras 48 horas de la operación "Tormenta del Desierto", 2,107 misiones aéreas de combate habían lanzado sobre Irak y Kuwait aproximadamente 38 mil toneladas métricas de explosivos, equivalente a 2 bombas atómicas como las que arrasaron a Hiroshima en 1945.

En la guerra del Golfo se entrecruzan varios objetivos del imperio: el control del petróleo, el control de la tecnología militar, el control del mundo árabe por la división entre musulmanes ricos y pobres, el control de las Naciones Unidas y el control de la hegemonía global en función de convertirse en el policía mundial de fines de la Guerra Fría. "La guerra ha sido un factor constante en la evolución de la vida en Estados Unidos. Es un factor tan importante como la geografía, la inmigración, el crecimiento de los negocios, la separación de poderes y la inventiva del pueblo.

La guerra ha contribuido fuertemente a formar esta identidad única de los Estados Unidos entre las naciones del mundo. Todo lo que esta nación es, puede ser rastreado hasta alguna victoria de los ejércitos de Estados Unidos en alguna guerra. Toda nuestra tecnología se ha desarrollado a partir de la guerra. El pasado militar de Estados Unidos pesa sobre la vida de todo estadounidense. Lejos de quedar aparte, esa historia hace nuestra vida lo que actualmente es, ha sido y será. La historia continua". Así termina G. Perret su libro "Una nación hecha por la guerra", publicado un año antes de la Guerra del Golfo.

Hace un año, el mismo Jefe Conjunto del Estado Mayor norteamericano, el Teniente General Colin Powell declaro después de la invasión de Panamá que había enviado un cable para ser fijado en la puerta de la Casa Blanca, a modo de poster, que dijera: "Con la invasión hemos clavado un mensaje que dice: aquí vive una superpotencia. No importa lo que hagan los soviéticos, incluso si se retiran de Europa del Este". Los intereses del Pentágono se centran en demostrar que el poderío militar norteamericano es aun necesario para librar estas guerras imperiales en su esfera de influencia. En 1991, la esfera de influencia no es ya el "patio trasero", sino el espacio donde se juega el control energético en el mundo.

Son momentos para recordar al gran Presidente Abraham Lincoln en su mensaje al Congreso en los peores días de la guerra civil: "Debemos liberarnos primero de nosotros mismos, entonces habremos salvado a nuestra nación". La Guerra del Golfo ha vuelto a forma la historia profunda del pueblo norteamericano.

La recesión norteamericana

Antes de analizar la recesión económica es importante constatar que la economía de Estados Unidos es todavía la economía mas grande del mundo. Su PIB total es de 5,500 billones de dólares (5.500,000,000,000) en 1990, mientras que el japones es de 2,800 billones y el de toda la CEE aproximadamente de 4 mil billones. Sin embargo, hay consenso en admitir que la economía norteamericana esta en recesión, considerando la recesión como dos trimestres consecutivos con crecimiento negativo. Los economistas estiman que la recesión norteamericana en 1991 puede superar un decrecimiento de 1% en el PIB.

Esta recesión coincide con una reducción del crecimiento económico en Europa, que será del orden de 2%, mientras que en el Japón seguirá bajando de 5.5 en 1989 a 4.1 en 1990 y se estima que puede llegar por debajo de 3% en 1991. Esto ha provocado que tanto Europa como Japón comiencen a retirar fondos de Estados Unidos para cubrir los enormes costos de la unificación de Alemania y las inversiones por los cambios en la Europa del Este. Sólo Japón ha retirado en 1990 mas de 30 mil millones de dólares de Estados Unidos.

Por otro lado, la confianza del consumidor estadounidense esta en su punto mas bajo desde 1980, menos de 54% del alcanzado aquel año. Por otra parte, la deuda del consumidor ha crecido mas de 700% en los últimos 29 años (de 97 mil millones de dólares en 1969 a 716 mil millones en l989). Esta crisis del consumo en Estados Unidos refleja no sólo el aumento del numero de pobres - mas de 30 millones de norteamericanos necesitan subsidio para comer - sino la perdida de confianza en la competitividad norteamericana frente al bloque europeo y japones. En estas condiciones, las opiniones sobre el efecto que pueda tener la guerra se dividen: o un efecto dinamizador o un efecto recesivo que aumente la crisis actual.

El factor determinante será si el uso de la alta tecnología en esta guerra de precisión tendrá un efecto multiplicador sobre la economía, o por el contrario, como se ha venido experimentando en los últimos años, la tecnología militar se demostrara cada vez mas autónoma de la tecnología aplicada en la producción civil. Este ha sido uno de los factores de la ventaja comparativa de Japón y Alemania sobre Estados Unidos, al mantener presupuestos militares bajos y poder dedicar a la investigación, educación e infraestructura productiva mas recursos relativos que los Estados Unidos. Del presupuesto federal norteamericano, dos terceras partes se dedican a lo militar, reduciéndose así la competitividad de otros sectores de la economía frente a Japón y a la Comunidad Europea.

El ambiente político norteamericano en 1991-1992

En una situación recesiva, la coyuntura política se tensa y se hace difícil. Por un lado, aumenta el racismo y xenofobia contra cancelación de la de deuda del Tercer Mundo, contra el proteccionismo europeo y japonés - lo que puede provocar un proteccionismo semejante en Estados Unidos -, sobre todo después del fracaso de las reuniones del GATT. La xenofobia tiende a buscar chivos expiatorios no solo entre los latinos, negros y árabes, sino también entre los japoneses. Ante estas crecientes dificultades internas parece evidente que la crisis internacional distrae y permite a la administración norteamericana jugar un papel brillante, que no lo puede ser tanto en la difícil recomposición de su crisis interna. La Guerra del Golfo ha servido para esconder el problema económico tras el espectáculo de la fuerza internacional.

Bush evita entrar en el debate sobre los problemas internos, que paralizó en octubre a la administración central por el debate presupuestario. En este sentido, Bush es un presidente sin país y tanto demócratas como republicanos están de acuerdo en que la Casa Blanca no se ha interesado por el país durante los dos últimos años. Bush replica diciendo que "para hacer cosas en casa hay que pasar una legislación por el Congreso, y como no tenemos controles y los demócratas tienen una visión muy diferente a la mía, las cosas se complican mucho". Mas grave aun: parece que Bush ha perdido incluso el control sobre su partido republicano en cuestiones internas, como se demostró en la crisis presupuestaria de octubre/90.

Sin embargo, el Presidente Bush consigue recrear el consenso bipartidista en temas internacionales como su relación con Gorbachov para terminar la Guerra Fría y el conflicto del Golfo. En la Guerra del Golfo la popularidad y el consenso bipartidista alcanzo su puntaje mas alto al haber logrado el apoyo de los tres grandes lobbies norteamericanos: el lobby del complejo industrial-militar, el lobby petrolero de las "seven sisters" y el lobby judío.

El documento de Santa Fe y "las nuevas fuerzas de expansión del poder" indican que la salida militar internacional predomina sobre la alternativa de usar los dividendos de paz de la post- guerra fría para reconstruir y reactivar la economía norteamericana. Las fuerzas y equipo militar que se están utilizando actualmente en el Golfo provienen en su gran mayoría de los destinadas a la OTAN y a las fuerzas de despliegue rápido que se utilizaron en Panamá y en otras latitudes del Tercer Mundo. El 68% del presupuesto militar norteamericano estaba destinado a la defensa de la OTAN en el marco de la Guerra Fría.

La posibilidad de utilizar este dividendo de paz con el Este en la reconstrucción y reactivación del país esta apoyado por los principales sindicatos, Iglesias e intelectuales norteamericanos y por amplios sectores de la industria no involucrados en el complejo militar. Sin embargo, se impusieron los intereses de los tres grandes lobbies mencionados anteriormente. El debate sobre las prioridades y alternativas puede estallar con fuerza en 1992, rompiendo la racha de victorias electorales consecutivas de los republicanos durante 18 de los últimos 22 años.

Estados Unidos y la reestructuración global

El 8 de agosto, el Presidente Bush al enfrentar la crisis del Golfo la presento como un "momento definitorio", para consolidar a Estados Unidos como la única superpotencia global en la nueva reestructuracion geopolítica y geoeconómica de los tres grandes bloques después de la Guerra Fría, al tratar de explicar al pueblo "quienes somos y en que creemos".

En agosto/90 se delimito el carácter del acuerdo de Malta. El Presidente Bush reafirmo ante el Congreso: "No hay sustituto para el liderazgo americano en el mundo". Al mismo tiempo, Gorbachov experimentaba la rápida desintegración política de la Unión Soviética y el fracaso de las reformas económicas.

"Quedamos nosotros", exclamo el Secretario de Estado ante el Comité de Relaciones Exteriores del Congreso. "Permanecemos como la única nación que tiene voluntad política, los instrumentos militares y económicos a nuestra disposición para controlar la ilegalidad que esta dominando en ciertas áreas del mundo. El mundo se ha convertido en un lugar peligroso y nosotros necesitamos capacidad global. Somos la única superpotencia que permanece".

Pero Estados Unidos esta entrando en una nueva era multilateral al comprobar la incapacidad de mantener el bilateralismo de la época reaganiana, por la incapacidad financiera de su economía interna. Sin embargo, este multilateralismo tiene un carácter unilateral en el sentido de configurar un liderazgo norteamericano sobre el papel del Grupo de los Siete.

El papel que el Secretario General y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas han jugado en la crisis del Golfo, implica que el aporte financiero y la determinación política de Estados Unidos sobre sus aliados ha configurado un papel mas supeditado de las Naciones Unidas a los intereses del Norte que a una representación genuinamente mundial del organismo. La incapacidad del Secretario General y del Consejo de Seguridad para impedir la guerra o para lograr un armisticio una vez estallado el conflicto, deja mucha mas libertad de acción militar a la política exterior norteamericana.

Por otro lado, el financiamiento multilateral de las fuerzas norteamericanas en el Golfo, especialmente a costa sus rivales económicos Japón y Alemania, convierte a las tropas de Estados Unidos en "mercenarios internacionales", pero a la vez facilita el papel de policía global que Estados Unidos no podía cumplir contando sólo con sus propios medios. Los 4.380 miles de millones que ha costado la Guerra Fría a Estados Unidos - de los cuales sólo 2 mil en la década reaganiana - no han producido la ventaja tecnológica competitiva para la economía norteamericana, sino todo lo contrario.

El financiamiento subsidiado por el capital internacional del papel geopolítico-militar de Estados Unidos en el mundo, ha provocado el mayor endeudamiento económico de su mundial y provocando una crisis en las principales instituciones bancarios norteamericanas. Esta situación es insostenible y Estados Unidos esta intentando redefinirla aprovechando la Guerra del Golfo.

Por otro lado, también es insostenible el mantenimiento de una economía que gasta mas de mil millones anuales mas de lo que produce internamente. Esta economía ficticia, basada en el deificad comercial presupuestario y en un deificad del consumidor que gasta por encima de sus ingresos personales, provoca crisis financieras como la del Sistema de Ahorros y Prestamos, que puede costar al contribuyente norteamericano 500 mil millones en la década. El mantenimiento de esta economía ficticia - de "espuma" la han llamado - supone transferencias internacionales superiores a 100 mil millones de dólares anuales, que no son fáciles de garantizar.

En este dilema estructural parecería ser que la actual administración se inclina por mantenerse con el apoyo de los tres grandes lobbies, el industrial-militar, el petrolero y el judio, pretendiendo que la ventaja comparativa del sistema productivo norteamericano sea la del control de las armas de alta tecnología y el control de la energía mundial, intentando garantizar la estabilidad del mundo como policía global frente a las amenazas del Sur, con un financiamiento multilateral externo.

Sin embargo, son cada vez mas las presiones internacionales que exigen a Estados Unidos que ponga su casa en orden, por el efecto desestabilizador que sus crisis internas producen en el mundo. Por otro lado, crecientes sectores de la sociedad civil norteamericana desean que el fin de la Guerra Fría produzca un dividendo de paz para el pueblo norteamericano y que una "Americastroika" también pueda realizarse en su país. En este sentido, el debate interno de Estados Unidos es determinante para el futuro de Centroamérica, América Latina y el Tercer Mundo.

El impacto sobre Centroamérica

Después de la derrota electoral sandinista y de la invasión a Panamá, con la "hegemonizacion democrática" de los gobiernos del área, Estados Unidos parece mantener una política de descuido y marginacion de Centroamérica, delegando el manejo de la crisis a funcionarios como Aronson, Enaudi, Sullivan, Cosak y Pickering. Los embajadores Shlaudeman y Hinton, de amplia experiencia en Centroamérica y América Latina, serán los coordinadores locales del proyecto de manejar la crisis sin permitir que se salga fuera de control, aunque sin dar los pasos conducentes para resolver sus causas.

Por otra parte, se ha aprobado una sustancial reducción de la ayuda norteamericana a todos los países de la región: Costa Rica menos 20%, Honduras menos 14%, El Salvador menos 8%, además del recorte momentáneo del 50% de la ayuda militar: Guatemala menos 18%, además del recorte del 100% de la ayuda militar; Nicaragua menos 25%; en Panamá no hay todavía claridad en la reducción de la ayuda. La ayuda por su parte es manipulada políticamente, como se ha percibido ostensiblemente en los fondos subsidian intereses norteamericanos. En Nicaragua y Panamá incluyen altos porcentajes para el pago del servicio de la deuda y la ayuda de la AID esta fuertemente ligada al contrato de técnicos y equipo norteamericano.

El marco continental del proyecto neoliberal

El continentalismo panamericanista expresado por la Iniciativa Bush y representado por los acuerdos entre Estados Unidos y México en Centroamérica se presenta en la Asociación para el Desarrollo y la Democracia. Este proyecto continental indica un viraje norteamericano de la geopolítica hacia la geoeconomía en relación con nuestro continente. El modelo neoliberal por tanto, encontrara el apoyo de este marco continental de referencia. La Iniciativa de las Américas necesita de Centroamérica como el puente continental entre el Norte y el Sur.

Ofrece posibilidades de expansión de los productos centroamericanos en el mercado norteamericano, pero a la vez busca la compensación que puede ofrecer el mercado ampliado de América Latina para superar la recesión e iniciar los ajustes que requiere la economía norteamericana. Es significativo que mientras Estados Unidos promueve las políticas de ajuste a través del Fondo Monetario, Banco Mundial, BID y AID ha sido incapaz de poner su casa en orden y realizar el ajuste estructural que tanto necesita para su reactivación, y que tan graves efectos de inestabilidad causa en la economía internacional, sobre todo en América Latina.

Recordemos que solamente un 1% de incremento en la tasa de interés de los bancos norteamericanos supone un aumento de 4 mil millones de dólares en los intereses de la deuda para América Latina. Las fluctuaciones del dólar norteamericano crean una permanente vulnerabilidad de las reservas y fondos latinoamericanos, en su mayoría consignados en dólares y que en buena medida dependen de las decisiones financieras de Washington.

La política de neoliberalismo continental diera un mayor papel a la intervención estructural de la AID y de ROCAP en la implementación de las políticas norteamericanas en la región, ante la debilidad de las instituciones regionales centroamericanas, SIECA, BCEI, MCCA, etc.

La paradoja de la desmilitarización

Paradójicamente, la desmilitarizacion que se ha observado en forma creciente en la región, puede encontrar respaldo en los mismos intereses norteamericanos que una década atrás fomentaban la militarizacion. Puede ser de interés para Estados Unidos el generalizar en toda la región el modelo de Costa Rica y Panamá con sólo policías nacionales, para que así la seguridad del área sea mas dependiente de las fuerzas del Comando Sur de Panamá. El Comando Sur o una entidad rebautizada a final de la década, implicara una presencia militar de alta sofisticación norteamericana en Panamá. Así, la eterna condena de Panamá de Centroamérica.

En este sentido, la propuesta de los presidentes de Centroamérica de declarar la región Zona de Paz, es significativa. La propuesta fue iniciada por Torrijos y después retomada por el movimiento de los No-Alineados en enero/83 en la reunión de Managua, y propuesta oficialmente por el Canciller Miguel D'Escoto ante el Departamento de Estado en octubre/83, pocos días antes de la invasión de Grenada. Lamentablemente la reciente aprobación en Puntarenas (diciembre/90) de la declaración de Zona de Paz supone cooptacion de este proyecto, perdiendo gran parte de su significado y potencial.

La Zona de Paz, como el proceso de desmilitarizacion, quedan condenados al tutelaje militar norteamericano. En este sentido, los sucesos del Golfo y su resultado final tendrán una extraordinaria relevancia para el carácter que asuman finalmente la desmilitarizacion y la zona de paz en Centroamérica.

Esquipulas ha sido transformada en una plataforma de negociación económica, siendo sustituida en forma creciente su función de pacificación, democratizacion, verificación y mediación por la acción de Naciones Unidas complementada por la de la OEA. En este sentido, la crisis actual de Naciones Unidas y la crisis permanente de la OEA reducen el espacio de autonomía que había conseguido el proceso de Esquipulas, complementado en su momento por Contadora, Naciones Unidas y la OEA, que fortalecían sus propios márgenes de autonomía ante la decisión centroamericana de afirmar la suya. Los tres procesos han entrado en una fase de mayor sometimiento ante Estados Unidos y el papel de única superpotencia que ha asumido.

Fin de dos balances regionales: México y Europa del Este

El balance histórico que México ha ofrecido en la triangulación Centroamérica-Estados Unidos-México, entra en cuestionamiento ante la relación especial que México ha establecido con Estados Unidos con el gobierno de Salinas de Gortari. Por otro lado, la pérdida del balance de Europa del Este, deja también a Centroamérica en la relación mas directa y asimétrica que nunca tuvo con los Estados Unidos.

Por esta vinculación más mas estrecha y directa con Estados Unidos como potencia, también permite una vinculación más directa de América Latina con el pueblo norteamericano. La superación del mito anticomunista, dominante en la cultura norteamericana en el período de la Guerra Fría, puede ofrecer espacios de comunicación mas constructivos y fraternos entre pueblos vecinos que confrontan una crisis de civilización común.

La presencia de los hispanos - casi 20 millones -, en especial de chicanos y centroamericanos en la sociedad norteamericana, no puede quedar en un mero accidente histórico, producto del subdesarrollo, sino que ofrece la posibilidad de crear un "lobby latino" para las Sin el mito anticomunista, los norteamericanos que rechazan la estructura imperial e intervencionista de su país y el nuevo diseño hegemónico de única superpotencia, tendrán mas posibilidades de superar la alianza ideológica para encontrar valores comunes en la tradición cristiana de los pueblos de la región y recuperar la histórica tradición libertaria de Lincoln y los padres fundadores de los Estados Unidos, tradición que coincide con las aspiraciones y proyectos de los pueblos de Centroamérica. Estos sectores del pueblo norteamericano no son ni enemigos ni ajenos a las propuestas alternativas de los pueblos centroamericanos si estas pueden ser conocidas en su forma
genuina.

La actual situación provoca un deterioro de las posibilidades de autonomía para Centroamérica, a la vez que ofrece espacios nuevos que hay que descubrir y que son producto de las contradicciones actuales de la sociedad norteamericana, de su crisis económica y de las contradicciones en las relaciones de este país con los otros megamercados mundiales. La perdida de estos dos balances obliga a analizar el carácter de la crisis global de la década de los 90, donde las amenazas son obvias, pero también aparecen oportunidades para que se abran a una alternativa popular centroamericana, que ineludiblemente debe incorporar a su proyecto de la defensa de la vida, de la soberanía y de la democracia, su proyección internacional.

La ambigüedad de la Comunidad Económica Europea y de Japón

Ambos bloques han demostrado un interés creciente en Centroamérica, especialmente de carácter geopolítico. En los últimos años han incrementado su interés geoeconómico a causa del papel estratégico del istmo centroamericano como puente entre el Norte y el Sur del Continente y entre el Pacifico y el Atlántico. La ambigüedad de esta relación responde en buena parte a que los interlocutores centroamericanos han sido fundamentalmente gobiernos maltrechos y Estados precarios.

Por otro lado, la sumisión y la falta de independencia de ambos bloques en relación con el poder hegemónico de Estados Unidos se hizo palpable en la Guerra de Baja Intensidad contra Nicaragua, en la invasión de Panamá y mas recientemente en la incapacidad de elaborar una política mas autónoma ante la amenaza global de la Guerra del Golfo. La relación entre las sociedades civiles de Centroamérica, Europa y Japón abre, sin embargo, caminos nunca antes intentados por nuestros pueblos. El papel de los ONGs, Iglesias, movimientos de ecologistas, de mujeres y de paz, ofrecen un espacio para la solidaridad. Esto implica que los proyectos populares deben de tener una visión y proyección internacional, no sólo con sus colaterales en el Sur, sino también con aquellos grupos en el Norte que rechazan una civilización que divide de nuevo al mundo entre las minorías del Norte y los mayoritarios condenados de la tierra en el Sur.

La encrucijada internacional de los años 90

Yalta/1943 y Malta/1989 significan inicios de períodos históricos diferentes. Los nuevos procesos de desmilitarización y negociación regional están enmarcados en la transformación global mas rápida y profunda de este siglo. En esta encrucijada histórica, Centroamérica ha sido marginada de la atención política y de los recursos internacionales. Sin embargo, el proceso de mundialización y transnacionalización global provocan que los cambios globales no sólo "interfieran" como factores externos, sino que se constituyan en un marco condicionante para cada país y para la región en su conjunto. Mas aun, muchos de estos fenómenos globales estructurales se "internalizan" y forman parte de la realidad interna y de la regional.

En la década de los 80, Centroamérica ocupo un lugar central en la agenda internacional, tanto por la importancia e intensidad con que jugaron los actores internacionales (Estados Unidos, Contadora, la CEE y su proyecto regional, la Internacional Socialista y el Movimiento de los No-Alineados, el Vaticano, los Países Nórdicos, la OEA y la ONU) como por el conjunto de los recursos transferidos a la región, que convirtieron a Centroamérica en la única zona de transferencia neta de recursos en América Latina.

La preminencia internacional que tuvo Centroamérica, evito posiblemente la intervención norteamericana en Nicaragua y El Salvador, aunque no en Panamá pero no consiguió superar la crisis regional, que permanece todavía pendiente, sin resolverse las causas originales de la misma. En 1991, la crisis y la Guerra del Golfo, la reestructuración de la Europa del Este y el peligro de desintegración y/o golpe militar en la URSS, la recesión económica en Estados Unidos, la prolongación y agravamiento de la crisis económica latinoamericana, han provocado un "descuido internacional" de Centroamérica.

Por otro lado, la incapacidad de los gobiernos e instituciones regionales centroamericanos de presentar propuestas consistentes aumento la marginación y la "fatiga con Centroamérica". Una nueva cultura de dialogo y detente internacional se ha abierto con la superación de la Guerra Fría. Es evidente que este nuevo espíritu brota de la superación de la confrontación Este-Oeste, pero lamentablemente esta "paz" ha quedado reducida a las relaciones entre los países del Norte. El fin de la Guerra Fría no ha llegado todavía al trópico ni a los desiertos del Medio Oriente. La invasión a Panamá, la agresividad contra Cuba, la actitud beligerante e ideologizada contra el sandinismo, el FMLN y la URNG, indican que el reaganismo sólo ha cambiado de estilo pero no de objetivos con el Presidente Bush.

Mientras los actores sociales y políticos centroamericanos han abrazado en su mayoría el diálogo y han buscado la concertación como camino para poder superar la mayor crisis de la historia centroamericana, sectores recalcitrantes minoritarios se enconchan en sus privilegios y en el anticomunismo. ARENA en El Salvador, CACIF en Guatemala, los ejércitos de ambos países y el de Honduras; El COSEP, el movimiento de los alcaldes y el Vicepresidente Godoy en Nicaragua, son ejemplares de esta actitud confrontativa que cuestiona las soluciones negociadas y los procesos de concertación. Por otra parte, el revanchismo y la falta de realismo lleva a una permanente protesta sin propuesta a sectores populares desesperanzados.

Una cultura multilateral internacional facilita por otra parte el proceso de diálogo regional y entre sectores nacionales. El papel de la CEE, de los Países Nórdicos, de la ONU y la OEA contribuyó" a la creación de Esquipulas, del Parlamento Centroamericano, de plataformas de negociación en Ginebra, Oslo, Madrid, México, Venezuela y Costa Rica. En medio de sus limitaciones y ambivalencias, estos procesos han dejado saldos constructivos para la paz, la democracia y el desarrollo. La llamada Comisión Sanford (Comisión Internacional para la Recuperación y el Desarrollo) fue un símbolo de este espíritu dialogante multilateral, contribuyendo también a este diálogo constructivo entre los actores centroamericanos y norteamericanos. Lamentablemente estas iniciativas se han agotado en parte, provocando el "descuido internacional" hacia Centroamérica.

Las Naciones Unidas han jugado un papel prioritario en consolidar el proceso de diálogo, verificando los acuerdos de Esquipulas para el desarme y desmovilización observando las elecciones en Nicaragua mediando en el conflicto salvadoreño. La OEA, con mucho
menos profesionalismo y eficacia, intent" colaborar también en este proceso. Ambas instituciones fueron sometidas a fuertes presiones por parte de Estados Unidos, limitando principalmente su autonomía y recursos.

Naciones Unidas: primera víctima de la guerra del Golfo Pérsico

La crisis del Golfo cobró su primera víctima en las Naciones Unidas, que difícilmente superar su "crisis de legitimidad" sin someterse a una reestructuración profunda.

Lo significativo de este marco global negociador ha sido su ambivalencia y ambigüedad. Por una parte, ha contribuido:

1. Al fortalecimiento de la voluntad de pacificación y búsqueda de soluciones negociadas a nivel nacional y regional.

2. Al fortalecimiento el derecho internacional y de los mecanismos multilaterales y marginando a los sectores más recalcitrantes.

3. Al fortalecimiento de las instituciones regionales que promueven el diálogo y la paz: Comisiones de Reconciliación de medios de comunicación social, ONGS e Iglesias. Por otra parte, las presiones financieras y políticas sobre dichos organismos limitaron su eficacia y probidad, e incluso sirvieron para legitimar la "interferencia". En el caso de las elecciones en Nicaragua, ni ONUVEN ni la OEA fueron capaces de denunciar la interferencia directa de Estados Unidos en el proceso electoral, tanto con medios financieros como con una campaña internacional que distorsionada las obvias limitaciones y deficiencias de un proceso celebrado en plena guerra y dramática crisis económica y que, sin embargo, después de la derrota sandinista fue considerado ejemplar. Semejantes presiones se están realizando actualmente sobre la mediación de la ONU en las negociaciones de El Salvador.

Los aspectos positivos de la "cultura negociadora mundial" y de los mecanismos multilaterales se ven acompañados y distorsionados por el "uni-multilateralismo" que Estados Unidos pretende imponer sobre estos procesos y organismos.

La Guerra del Golfo ha revelado esta situación, que ya se experimento en Centroamérica recientemente, llevando a la ONU y a su Secretario General a una crisis de legitimidad por su convivencia con los intereses de Estados Unidos y el Grupo de los Siete. Esta crisis tiene difícil solución sin una transformación y democratizacion del Organismo Mundial, sobre todo de su Consejo de Seguridad y del anacrónico poder de veto que en el tienen las potencias surgidas en los tiempos de la Guerra Fría.

La crisis de la ONU en el Golfo puede tener serias repercusiones, no s"lo en las negociaciones de El Salvador, sino también en relación con otras coyunturas y conflictos en el Sur, que ya no cuentan con el balance de poder de los países del Este, y que en el Golfo podrían haber perdido el balance de la propia organización de Naciones Unidas. Se corre el peligro de repetir con la ONU el proceso de desprestigio y deslegitimación que arrastra la OEA en el continente y cuya incapacidad quedo patente en Panamá ante la invasión norteamericana.

Por el respeto y la necesidad que tienen los pueblos del Sur de una genuina y democrática organización de Naciones Unidas, esta "ambigüedad" deja abiertos espacios para nuevas "interferencias" en los procesos de negociación. La Democracia de Baja Intensidad es una nueva forma de intervención de bajo perfil, que usando los procesos democráticos los convierte en instrumentos de penetración contra la soberanía y autodeterminación de las naciones. La democracia, la droga y la ecología, pueden convertirse en las excusas legitimantes y encubridoras de las nuevas formas de intervención en el continente en un mundo sin balances.

Sin embargo, el mecanismo mas sofisticado de interferencia y de perfil mas bajo - por ser mas estructural - en los procesos centroamericanos, es la apertura indiscriminada y asimétrica al mercado. Los negocios, la tasa de ganancia y hasta el PIB pueden crear, al mismo tiempo que el desempleo, la ni del mercado global. La crisis que existe es la de los circuitos de reproducción de la vida humana y de la naturaleza, especialmente en el Sur. La destrucción de los hombres y la naturaleza traer en el corto plazo altas ganancias, pero a mediano plazo provocara una destructividad autodestructiva del potencial propio del mercado mundial. En Centroamérica esta destructividad se ha manifestado ya en la ingobernabilidad de toda nuestra región.

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