Envío Digital
 
Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 69 | Marzo 1987

Anuncio

Guatemala

Crisis económica: ¿una bomba de tiempo?

El 75% de la población guatemalteca vive por debajo de lo mínimo. La situación económica es crítica. Es una bomba de tiempo de previsibles estallidos sociales, hoy limitados y con protestas expresadas tímidamente, por lo fresca que está aún la herida de la represión

Equipo Envío

El eje de la coyuntura guatemalteca durante 1986 pasa por la consolidación del nuevo gobierno civil de Vinicio Cerezo conseguida mediante un reacomodo de las fuerzas sociales, especialmente por la alianza o "concertación" del gobierno democristiano con la empresa privada, concertación realizada bajo las condiciones impuestas por los militares. En este reacomodo y en la búsqueda de legitimidad internacional para su gobierno, Cerezo ha cosechado éxitos relativos. Pero la inmensa mayoría del pueblo de Guatemala, que tenía grandes expectativas en el nuevo gobierno, no ha experimentado ningún cambio, ningún éxito. El 75% de la población vive por debajo de lo mínimo. La situación económica es muy crítica y en ella está la bomba de tiempo de los previsibles estallidos sociales, hoy todavía limitados y con protestas expresadas tímidamente, por lo fresca que está aún la herida de la represión.

Tres fases: éxitos y fracasos

El primer año de gobierno democristiano fue presentado como la primera etapa de la nueva gestión civil. Y en 1987, con el lanzamiento de diversos proyectos de desarrollo, se abriría la segunda etapa. En 1986, durante esta primera etapa del gobierno cerezo, hubo tres fases principales:

-Entre enero y junio -"los 126 días"- transcurrió la primera fase, la de "concertación" con la iniciativa privada. El gobierno democristiano logró acuerdos básicos en torno al Plan de Reordenamiento Económico, estableciendo así con la empresa privada una especie de alianza que los anteriores gobierno militares nunca habían logrado alcanzar. A pesar de ser los militares una de las fracciones mas importantes del capital guatemalteco, o quizá precisamente debido a ello, ha sido una característica de los gobiernos militares guatemaltecos la incapacidad en el manejo de la economía.

El Plan de Reordenamiento Económico y Social consistía en una amplia plataforma de acuerdos, todos beneficiosos para la empresa privada, de los militares o no. Dentro del plan estaba el acuerdo -no estipulado en ley- de que los empresarios aumentarían a sus obreros los salarios en un 20%, pero no lo hicieron. Desde 1980 se mantienen el mismo salario nominal mínimo. La "concertación con la empresa privada -especialmente con su máximo organismo el CACIF (Comité Coordinador de Asociaciones Agrícola, Comerciales Industriales y Financieras)- tenía como principal objetivo el dar confianza a la burguesía, para quien la Democracia Cristiana ha sido tradicionalmente sinónimo de "comunismo". Este objetivo se alcanzo exitosamente, pero todos los objetivos de necesarias reformas estructurales quedaron pendientes.

-De junio a septiembre transcurrió la segunda fase del gobierno de Cerezo. El presidente señalo que duraría otros 126 días y que su meta principal sería el saneamiento de la Administración pública. La limpieza de la corrupción y la reorganización estatal. El gobierno civil había recibido un estado deteriorado y no estaban familiarizados con el andamiaje que les dejaba en herencia el ejército.

Aunque el ejército se había retirado de la administración, quedó a la expectativa, evaluando los cambios que emprendían los civiles. Una de las señales más claras de que las Fuerzas Armadas no están dispuestas a abandonar puestos claves se dio en esta fase, en el hecho de que la Policía Nacional, la Migración y la Policía de Hacienda (aduanas) volvieron a manos de los militares. Por otra parte, la corrupción administrativa no sólo no se detuvo sino que ha seguido creciendo. Se puede decir que en esta fase Cerezo no cosechó tantos éxitos como en la primera. Hay que señalar que, de fondo, la alianza entre el nuevo presidente democristiano y los militares se basa en la aceptación por parte de Cerezo de que existen puntos no negociables par los militares, entre los que este el que éstos no podrán ser juzgados por las acciones represivas llevadas a cabo en años anteriores. Evitar juicios como los que se han producido en Argentina con la llegada de Alfonsín al poder es una condición que las fuerzas armadas guatemaltecas impusieron al gobierno civil.

Durante esta segunda fase del nuevo gobierno se comienzan a sentir a nivel popular los primeros efectos del Plan de Reordenamiento. La liberalización de los precios de muchos productos básicos y el aumento de los precios a los once productos que quedaron con precios controlados, afectó grandemente a la población. La inflación -en 1986 fue de un 35%- influyó en la dieta de una población tradicionalmente mal nutrida (40% está por debajo de la dieta mínima) y que afronta un creciente desempleo (16% de la PEA y un 46% de subempleados) (1*).

El descontento popular ante la subida de los precios se unió a las demandas del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), reclamando el paradero de los desaparecidos. Es éste otro de los temas en que el gobierno de Cerezo no ha dado respuesta a las demandas populares. Tampoco ha logrado erradicar el fenómeno de las personas desaparecidas -en 1986 hubo 160 casos-. La represión masiva ha dado paso a una estricta represión selectiva, que es responsabilidad de los militares y que se disfraza en muchas ocasiones de violencia común.

-La tercera fase del gobierno de Cerezo se inicia en septiembre con el viaje del Presidente a Estados Unidos y a Europa en busca de apoyo político y económico. España y República Federal Alemana fueron los lugares en donde Cerezo cosechó más éxitos. En su gira obtuvo, en total, unos $300 millones de dólares.

En esta fase se logra un cierto asentamiento de las medidas del plan económico: se controla algo la inflación y el quetzal se revalúa, pasando de 3 quetzales por dólar a 2.50. No debe olvidarse que la paridad quetzal/dólar fue durante décadas un símbolo de la solidez y estabilidad de la economía guatemalteca. Este símbolo se quebró en 1985, y ninguna revaluación parece hoy capaz de recuperarlo. También se dieron cierto éxitos en la política cambiaria, monetaria y crediticia, con lo que se consolido más aún la alianza con el sector privado.

Los límites del manejo "técnico" de la economía

La situación económica den Guatemala es critica. Así lo advierten los indicadores económicos tanto que se puede hablar de una "bomba de tiempo". Esto preocupa a todos. También a algunos militares que analizan la nueva realidad y toman distancia del gobierno civil. Según Fuentes Conrado, oficial del ejército experto en contrainsurgencia, esa bomba de tiempo estallará en 1990, cuando se dará un clímax revolucionario similar al de 1981. Y si no tiene una política más consecuente en este sentido, la revolución - "el comunismo", dice Fuentes Conrado - alcanzará el poder en el año 2000. Este mismo oficial prevé para 1988 una mini-insurrección, provocada por la tensa situación económica.

La médula de la política económica del gobierno ha sido el Plan de Reordenamiento. En la amplia plataforma de acuerdos con la iniciativa privada, esta obtuvo varias importantes concesiones. A grandes rasgos, el Plan contempla:

-En lo financiero, el objetivo es lograr a mediano plazo la unificación cambiaria. En Guatemala existen tres tipos de cambio: el oficial o regulado (2.50 x 1); el paralelo, financiero o intercambiario, que es autorizado por el gobierno para ciertas transacciones; y el libre o del mercado negro, que es clandestino. Los dos últimos fluctúan y se aproximan bastante entre sí. El Banco de Guatemala se ve presionado por el FMI, que le exige la unificación cambiaria como condición previa para renegociar la deuda con la banca internacional (En 1986 el 34% de las exportaciones guatemaltecas se destinó al pago de los intereses de la deuda. Es este otro signo importante del quiebre de la economía guatemalteca. Durante décadas el país no destinó más que el 3 o el 4% de sus exportaciones al pago de estos intereses).

- En lo impositivo, el Plan concedió a los exportadores un beneficio cambiario, al venderles todos los dólares a 2.50 x 1.

- En lo crediticio, se elevaron las tasas de interés en dos puntos, de tal forma que sólo el IGSS (Instituto Guatemalteco de Seguridad Social), uno de los mayores ahorrantes del país, retiró de la circulación 300 millones de quetzales. Estas medidas redujeron la monetarización de la economía que es una de las causas de la inflación.

- En los precios, se liberaron los de muchos artículos básicos.

- En la política de empleos, existe el propósito, aún no llevado a cabo, de crear 40 mil nuevos empleos en el sector público.

- En las inversiones, existe el propósito, tampoco llevado a cabo todavía, de realizar nuevas inversiones públicas.

Con este Plan el nuevo gobierno pretendía eliminar los factores de desorden que la especulación y la corrupción de los últimos años de gobiernos militares habrían introducido en la economía. Utilizando reservas monetarias estatales para los planes contrainsurgentes o para negocios personales, los militares habían hecho bajar éstas de $800 millones de Dólares en 1981 a sólo $25 millones en 1984. La actividad económica disminuyó notablemente en estos años y, en 1986, para cubrir las necesidades de demanda se imprimieron diariamente 1 millón y medio de quetzales. La sobreoferta y la disminución de la actividad productiva contribuyeron a la caída del quetzal.

El sistema de distribución de los alimentos - excesivamente concentrado en pocas manos - está también en la raíz de la espiral inflacionaria. La economía experimenta - como las de los restantes países centroamericanos - una creciente dolarización. El impacto de las remesas de dólares que llegan de Estados Unidos es grande, aunque aún no hay cálculos numéricos.

Entre las causas de la crisis económica hay que tener en cuenta factores internacionales: entre ellos, por ejemplo, la caída de los precios del algodón, que ha provocado la reducción del área de siembra en un 50% y el desempleo de 28 mil trabajadores estacionales. Por otra parte, las exportaciones del Mercado Común Centroamericano - en mayor crisis con la actual conflictividad regional - son la mitad de las que eran en 1980.

Sólo el 60% de las instalaciones industriales está trabajando y en 1985 se cerró una empresa por semana. La reducción del mercado interno afecta también a la producción industrial y esto ha repercutido en un deterioro del consumo popular. Respecto a nuevas inversiones, no ha habido prácticamente ninguna en 1986. De los mil millones de quetzales presupuestados para inversiones y reposiciones se dejaron sin utilización unos 850 millones, debido a una evidente incapacidad ejecutiva.

Toda esta situación ha traído un crecimiento negativo de la economía: el PIB en 1986 estuvo entre -1 y 2% - y no se vislumbran posibilidades de recuperación a corto plazo. Esta caída del producto interno bruto, tendencial desde comienzos de los 80, es una novedad económica cualitativa en Guatemala. Muy ligada a esta caída del PIB está la crisis del sector agrícola, crisis que provoca la gran estampida migratoria del campo a la ciudad. Diariamente, llegan a Ciudad Guatemala unos 500 campesinos.

La capital, con casi 200 mil nuevos habitantes al año, es un potencial polvorín de tensiones sociales que agravan continuamente la crisis económica. Esto significa que la combinada represión económica y militar sobre el campesinado indígena está produciendo tasas de crecimiento del área metropolitana que están por encima del 12% anual, es decir la tasa más alta del hemisferio, virtualmente insostenible en términos económicos. Sólo el tiempo dirá si la institución militar, la burguesía, el nuevo gobierno civil y la solidaridad financiera de los países capitalistas podrán responder eficazmente a la creciente ola de protestas económicas que se prevé en el país.

Puede afirmarse que el gobierno civil ha afrontado los problemas económicos coyunturales como un buen técnico y que con esto se ha ganado la confianza de la iniciativa privada. Sin embargo, estas medidas técnicas tienen sus limites, sólo superables si se hicieran inversiones masivas del orden de unos $ 3 mil millones de dólares. Pero los "buenos técnicos" han postergado los problemas estructurales de la economía: la reforma agraria, la reforma tributaria, la nacionalización del comercio de exportación.

Todo eso está pendiente y no es clara la voluntad de abordarlo. Mientras tanto, el deterioro del nivel de vida, la pérdida del valor adquisitivo de la moneda, la disminución del salario real, el creciente desempleo, la crisis agraria, la migración campo-ciudad, el aumento de la delincuencia... anuncian la bomba de tiempo que va a estallar.

Partidos en crisis, movimiento popular en alza

El diagnóstico es de crisis ideológica y organizativa en los partidos políticos. Esta crisis se hace más evidente en los partidos de ultraderecha (MLN, CAN, PID), pues todos sus postulados hayan sido superados por la nueva formula civil democristiana, mientras la nueva derecha liberal carece aún de capacidad de organización y de convocatoria.

La Democracia Cristiana es víctima, por su parte, de una escasa cohesión a nivel de dirigencia y de poca claridad en sus objetivos, no pudiendo así convertirse en un fuerte partido de masa. Distintos focos dentro de la DC pretenden enrumbarla hacia distintas direcciones. Uno de los resultados es que Vinicio Cerezo se halla aislado dentro de un partido que presenta fuertes síntomas de desgaste. En los primeros 6 meses de gobierno por ejemplo, se disolvió el 40% de las sedes organizadas de la DC en todo el país. A pesar de todo esto, la imagen de Cerezo -"más allá" de su partido - se mantiene.

En el centro, el Partido Revolucionario (PR) es el que parece renovarse más, al igual que el Partido Socialista en el centro-izquierda, mientras que la UCN de Jorge Carpio padece de división ideológica. El Congreso resulta un buen foro para girar cuestiones y descongelar el ambiente político, pero en el Congreso la oposición está desorganizada, actúa con inseguridad y no se compromete como oposición.

En el otro polo, el movimiento popular está vivo, a pesar de la horrible y desmovilizadora represión de los últimos años. Por eso mismo es aún débil y disgregado. Para el movimiento popular en su conjunto, el panorama se ha complejizado. Los avances se dan, aunque muy lentamente, no existiendo aún la capacidad de responder a las oportunidades y retos que se presentan con la actual crisis económica.

Hay dos movimientos que tienen una demanda muy concreta y una fuerte carga simbólica: el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), que exige el respeto de los derechos humanos y reclama por el paradero de los desaparecidos y el movimiento campesino -dirigido por el padre Girón, sacerdote de Escuintla-, que reivindica la redistribución de la tierra y la reforma agraria.

El GAM moviliza a unas tres mil personas. Puede parecer poca gente desde un punto de vista cuantitativo pero levantan una bandera muy significativa. Su reivindicación toca la herida aún fresca de una represión que no se borrará nunca de la memoria del pueblo guatemalteco. Por eso el GAM, aunque es una organización pequeña cuantitativamente y no tiene aún vínculos con el movimiento popular más organizado, tiene una caja de resonancia muy amplia. Su mensaje - "no olvidemos" - halla eco en todos los que sufrieron la represión, que son muchísimas. En ese sentido, el GAM es un movimiento más concientizador que movilizador y su voz ha sido en muchas ocasiones claramente critica frente al gobierno de Cerezo.

La reivindicación de la tierra moviliza a campesinos de todo el país y toca el talón de Aquiles de la burguesía terrateniente. Aún cuando el liderazgo del padre Girón desapareciera o este fuera neutralizado o cooptado por el gobierno, el movimiento en sí mismo puede ser caldo de cultivo para el nacimiento de nuevas organizaciones que alcen sus mismas banderas, ya que en los próximos años el problema de la tierra será previsiblemente el factor más decisivo en la lucha de clases.

Las centrales sindicales han ensayado nuevos estilos y han surgido nuevas organizaciones. A la derecha está la CUSG (Confederación de Unidad Sindical Guatemalteca), relacionada con la AFL-CIO, que debe comprenderse dentro del plan contrainsurgente. Su objetivo es la modernización de la sociedad para un mejor desarrollo del capitalismo. En los primeros 6 meses del año la CUSG organizó 74 nuevos sindicatos, la mayoría de los cuales son organizaciones campesinas de aldeas. Sin embargo, su impacto real es hasta ahora más publicitario que movilizador.

En el centro-derecha esta la CGTC (Coordinadora General de Trabajadores de Guatemala), relacionada con la CLAT, fue creada en marzo de 1986 y tiene su mayor fuerza en la Asociación Nacional de Trabajadores del Estado. Se trata de una central heterogénea, que rechaza al gobierno y es más cercana a UNSITRAGUA que a la CUSG.

UNSITRAGUA (Unión Sindical de Trabajadores de Guatemala) centra su fuerza en una docena de industrias de las áreas urbanas - entre ellas la Coca-Cola - y en dos grandes sindicatos de las bananeras de Izabal. Pretende mantener su autonomía frente a cualquier movimiento de izquierda, evitando convertirse en instrumento de las organizaciones revolucionarias. Su debilidad está en los cuadros sindicales dirigentes, que son nuevos y con poca experiencia en las luchas recientes y en las leyes laborales.

Entre los empresarios se están fortaleciendo ciertas tendencias modernizantes a través de varios centros de investigación. Se ha dado el intento de organizar y de controlar sindicatos por rama, no sólo por fábrica. Por ejemplo, en la rama de alimentos. Esta es una nueva tendencia, que no debe ser vista aisladamente sino como parte de una estrategia global para neutralizar a un movimiento obrero potencialmente peligroso.

Asimismo, el movimiento campesino por la tierra ha despertado un debate entre los terratenientes de UNAGRO. El ala más tradicional cree que ceder una pulgada de tierra es abrirle la jaula al tigre, pero el ala más moderna intenta enfrentar el problema real y darle una respuesta. Teddy Plocharsky, vicepresidente de UNAGRO, representa esta corriente. "Si los comunistas quieren convertir el país en un país de proletarios -dice-, nosotros deberíamos convertirlos en un país de propietarios". UNAGRO está en la búsqueda de fórmulas de modernización tecnológica y la AID norteamericana ha colaborado en este sentido. Sus programas de ayuda ($ 100 millones en 1986) se han realizado en zonas indígenas que hace unos años fueron zonas de insurgencia popular.

Estas tendencias modernizantes dentro de la burguesía guatemalteca no son progresistas, sino más bien neo-conservadoras y buscan aprovechar este período de la desmovilización político militar del pueblo después de la barbarie de 1980-85 para crear una economía expansiva basada en avances en su calidad administrativa, en un uso austero de las divisas y en reformas dirigidas más bien la contención del movimiento popular, que a cambios profundos en la estructura de la economía. En los años 1987-88, aumentarán las tensiones entre estos grupos neo-conservadores y los sectores más reaccionarios de la burguesía y de la institución militar.

La población indígena está todavía muy golpeada y este financiamiento de la AID, que intenta quitar motivo a la insurgencia y crear un liderazgo nuevo en zonas reivindicadoras casi exclusivamente de lo étnico -Quezaltenanto y Totonicapán-, podría tener como efecto el surgimiento de bases para movimientos menos populistas y más liberadores. La vuelta del turismo y un ambiente saturado de motivos indígenas folkloristas, desligados del indio real, encubre la dura realidad de la brutal y reciente represión.

Los brotes de protesta popular y las movilizaciones espontáneas se están dando por todo el país, excepto por el suroriente. A la represión, muy selectiva, le interesa descabezar a los que protagonizan estos brotes. Las movilizaciones están aún en una fase germinal. No hay planteamientos unitarios ni hay una tendencia que hegemonice ni tampoco los movimientos revolucionarios vanguardizan estas movilizaciones. Predomina un gran aislamiento entre las diferentes iniciativas. La actual situación se podría comparar a un gran caldero de dulce en donde empiezan a aparecer burbujas que estallan por un lado y por otro, sin orden... ¿Cuando hervirá todo el caldero?

Ejército sin cuartel, guerrilla en reacomodo

El gobierno de Cerezo es un gobierno civil que ha intentado vender la imagen de que con él terminan los prolongados períodos de gobiernos militares. Pero el ejército sigue teniendo un gran control en la vida de Guatemala y en el propio despacho de Cerezo. Con el gobierno democristiano el ejército ha recibido oxígeno y vive un período de refresco.

Por una parte, el retiro de la gestión gubernamental ha permitido a las Fuerzas Armadas perfeccionarse en su rol contrainsurgente. La consolidación del Alto Mando y la recomposición de las bases militares son indicio hacia una mayor reconcentración del poder. También se ha profesionalizado el ejercito, volviendo nuevamente a enviar oficiales a la Escuela de las Américas en Panamá. E intenta rearmarse, estando actualmente en negociaciones para adquirir armamento pesado para las zonas que colindan con Honduras y El Salvador. También es importante el crecimiento de la aviación. Todo esto es muy importante en la nueva coyuntura "civil".

El ejército no concibe su retirada del aparato administrativo como un retirarse a sus cuarteles. "El ejército contrainsurgente es un ejército sin cuartel -dicen-, su cuartel es todo el territorio nacional". No consideran, pues, como un repliegue su retiro del poder. Y siguen siendo ellos los responsables del plan político de contrainsurgencia, del que los polos de desarrollo con las aldeas estratégicas son una pieza clave. En estas aldeas, prácticamente impenetrables para el movimiento revolucionario, hay unos 40-50 efectivos del ejercito, que son asistidos inmediatamente por aire si se produce alguna aproximación guerrillera.

En el terreno militar, el ejército sigue imponiendo las leyes de la guerra. Ha habido una reducción de los teatros de operación guerrillera a las zonas de Nebaj, San Marcos, Suchitepéquez y el Petén, no habiendo habido variación en estos teatros durante 1986. Según el Comandante Gaspar Ilom, de la ORPA (Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas) hubo hasta septiembre/86 dos grandes ofensivas del ejército. En la segunda fase de la primera de estas ofensivas, iniciada en abril, se comprometió al 70% de los efectivos reales del ejército: entre 30 y 40 mil hombres.

Frente a este ejército muy activo, está la URNG (Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca), que agrupa a las tres organizaciones guerrilleras que actúan en el país: las FAR, el EGP y la ORPA. Desde 1986 existe la Comandancia General de estas tres organizaciones. Aunque no son sistemáticos los datos de la URNG, se deduce de sus informaciones parciales que el numero de bajas causadas al ejercito ha venido disminuyendo desde 1984, deduciéndose un promedio de unas 100 bajas por mes en 1984 y 1985, y de unas 50 bajas pro mes en 1986. Los datos más recientes de la URNG indican también que, a la par de un descenso de las actividades militares (sabotajes, emboscadas, enfrentamientos) ha habido un incremento de la actividad política (ocupaciones de fincas, de aldeas, de tramos de carretera, propaganda armada, etc.).

Todo esto es un indicio de que la URNG tiende a valorar más los aspectos políticos de la lucha revolucionaria. Por primera vez, por ejemplo, propusieron un dialogo al gobierno democristiano. el 25 de octubre, tomándole la palabra al presidente en sus declaraciones en España y para medir su capacidad de cambiar las cosas, la URNG propuso a Cerezo iniciar un dialogo en la sede de la Embajada de España o de México en Guatemala para sacar de esta reunión las bases para conversaciones políticas al más alto nivel.

La guerrilla planteaba más unas conversaciones que unas negociaciones. El Ministro de Defensa respondió antes que el Presidente, negándose a la propuesta porque dialogar sería "reconocer un estatus a la insurgencia, lo que no está contenido en la Constitución". Por su parte, el gobierno emitió un comunicado en el que aclaraba que "en caso de oficializarse la propuesta, se enviaría un delegado del gobierno a escucharla para considerar su seriedad". Tres días después el presidente ofreció la versión de un enfrentamiento en el que los guerrilleros del EGP se habrían ensañado con los soldados muertos. De estos hechos confusos tomo pie para desestimar la posibilidad de un encuentro y del diálogo, poniendo en duda la representatividad de la URNG y su control sobre los grupos insurgentes. Los planteamientos básicos de la URNG en el diálogo son: el juicio a los militares responsables de masacres, la salida del ejército de las aldeas estratégicas y reformas económicas reales.

Un giro en la coyuntura: el giro hacia lo político

Es nuevo en la coyuntura el giro hacia lo político del movimiento revolucionario y el ascenso del movimiento de masas ante la crisis económica. Esto desplaza la importancia del aspecto militar hacia el económico y el político y abre nuevos desafíos a todas las fuerzas sociales.

En cuanto a la neutralidad activa en el conflicto centroamericano proclamada permanentemente por el gobierno de Vinicio Cerezo, como fórmula programática para conservar su estabilidad interna, esta es cuestionada por sectores de las Fuerzas Armadas y es muy probable que en el caso de una intervención directa de Estados Unidos en Nicaragua o de un conflicto Honduras-Nicaragua, inducido por Estados Unidos, Guatemala no permanecería neutral sino que jugaría el papel de retaguardia de las fuerzas antinicaragüenses. En este sentido las organizaciones guerrilleras, que tampoco serían neutrales en este caso, han alertado sobre el incremento de presencia militar guatemalteca en el triángulo oriental del país, fronterizo con Honduras y El Salvador, en previsión de una regionalización del conflicto. Hay que tener en cuenta, además, que esta neutralidad activa es, en cualquier caso, una neutralidad diplomática pero no ideológica, porque el discurso oficial democristiano es anti-sandinista.

La política de neutralidad fue expresada así al comienzo del gobierno democristiano por el Vicepresidente Carpio Nicolle: "Así como Nicaragua exporta la revolución, así nosotros exportaremos la democracia". Esta es la idea que sustenta también la creación del Parlamento Centroamericano. Con ella, la DC guatemalteca pretende conquistar un liderazgo en toda Centroamérica, incluyendo también al Partido Social Cristiano de Nicaragua, al que da apoyo económico y formación de cuadros. Pero con este liderazgo y con estas iniciativas no está de acuerdo el gobierno de Estados Unido. Por eso, las iniciativas de Cerezo encuentran tantas dificultades en la propia Administración Reagan. "No entendemos a los Estados Unidos -dijo un diputado de la UCN-, querían un gobierno democrático y ahora quieren envolverlo en su estrategia militarista". Y el propio Cerezo ha manifestado que la Casa blanca perjudica más a su gobierno por lo que deja de hacer que por lo que hace.

¿Cuál es la correlación de fuerzas en esta nueva situación? Los sectores de derecha han aprovechado todo el espacio político, han superado sus diferencias y han logrado aliarse al nuevo gobierno civil. El ejército se ha apartado del gobierno, se ha reestructurado internamente y ha hecho renovados esfuerzos de profesionalización. Pero los ideólogos del ejercito no están satisfechos con la nueva situación: consideran que con menores presupuestos ellos solucionaron una serie de pequeñas demandas sociales que la DC no es capaz de resolver.

En el terreno internacional, Guatemala ha ido superando su aislamiento y esto se convierte en una carta de negociación interna de Cerezo frente a los militares y en un factor de poder para su gobierno.

Los sectores populares están en un proceso lento de acumulación de fuerzas. El cuadro se ha complejizado y el eje fundamental de la lucha de clases se ha desplazado de la confrontación armada a la lucha política e ideológica. El factor que está resultando más impactante es el de la crisis económica, y en particular, el problema de la tierra. Allí se alimenta la pólvora de una poderosa bomba de tiempo.

Imprimir texto   

Enviar texto

Arriba
 
 
<< Nro. anterior   Nro. siguiente >>

En este mismo numero:

Nicaragua
Sigue el acoso: victorias y nuevos desafíos

Guatemala
Crisis económica: ¿una bomba de tiempo?

El Salvador
Movimiento popular: una nueva situación

Honduras
Grietas en el plan norteamericano

Centroamérica
La crisis se prolonga: a prueba el pueblo centroamericano

Nicaragua
Noticias del mes
Envío Revista mensual de análisis de Nicaragua y Centroamérica
GüeGüe: Hospedaje y Desarrollo Web