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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 10 | Marzo 1982

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Nicaragua

Castillo Norte: cómo funciona una Unidad de Producción estatal

El trabajador agrícola juega un papel decisivo en la economía nicaragüense de agroexportación. Este grupo social crecerá en número y significación en la medida que Nicaragua se desarrolle en este aspecto.

Equipo Envío

¿Cómo es la vida del trabajador agrícola y cómo ha influido la revolución en ella? ¿Cuáles son algunas de las limitaciones, promesas, desafíos de la revolución en la economía y la sociedad cuando se mira desde la perspectiva de este sector.

Para acercarnos a este temática visitamos Castillo Norte, una finca de café en el Departamento de Jinotega, región centro norte de Nicaragua, departamento que ocupa el segundo lugar en extensión del país. Su población es de 132,800 habitantes de los cuales, 109,600 viven en área rurales. En general, la población rural vive en fincas aisladas unas de otras lo que no permite concentración poblacional.

El Departamento de Jinotega ocupa el primer lugar en la producción de café del país. En el año 79-80 produjo el 31,9% de la producción total nacional. El café se introdujo en Jinotega en el año 1895.

En 1950 se construyó la primera vía de penetración para facilitar la producción. Durante años, el desarrollo de Jinotega ha estado subordinado a los intereses de los grandes productores, quienes a su vez dependían de los cambiantes precios del café. Con la confiscación de las propiedades de Somoza en el 79, el 8.9% de la tierra dedicada al cultivo del café en este departamento, pasó a ser parte del sector del estado, quedando el resto en manos de pequeños y medianos productores.

La economía, participación social e infraestructura, en Jinotega, giran alrededor de la producción de café para a exportación. Otros productos como granos básicos, carne y leche, nunca se ha desarrollado y tampoco se han explotado los recursos naturales como bosques, minerales y fauna.

Algunos datos nos dan una idea de las condiciones de la zona heredadas de la época de Somoza. En Jinotega, 52 de las comunidades rurales no tienen agua potable. Los servicios básicos tradicionales de salud sólo tienen una capacidad de atención del 30% de la población. Antes de la Cruzada de Alfabetización, el 70.9% de la población era analfabeta. Después de la Cruzada se redujo al 28% mientras a nivel nacional del analfabetismo escasamente llega al 11%.

Durante la época somocista, el FSLN comenzó su lucha en esta región del país. Es respuesta a esto, la Guardia Nacional intensificó en la zona sus niveles de represión asesinando a todos los que eran sospechosos de algún tipo de colaboración con los sandinistas. En eta situación de represión extrema, creció la desconfianza entre los habitantes del lugar lo que hizo imposible organizarlos. Con estas limitaciones se formó en la clandestinidad la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC). Esta situación cambió totalmente después del triunfo y la ATC tiene actualmente plena libertad de acción y organización. Cuenta con 5,500 miembros de Jinotega y su trabjo está concentrado fundamentalmente en las grandes fincas. Palabras como sobre-tiempo, vacaciones, sindicatos y seguridad social, totalmente desconocidas por los trabajadores en la época anterior, han adquirido plena vigencia.

"Castillo Norte": Unidad de Producción Estatal

La finca de café de Castillo Norte tiene más de 300 manzanas de café. Cuenta con 110 trabajadores agrícolas permanentes -que viven en la finca- muchos con su familia. Este número asciende a 350 durante la cosecha.

Castillo Norte no fue confiscada inmediatamente después de la victoria. Su dueño anterior, un somocista que vivía en Managua, dejó la finca en manos del mandador. Este y los capataces -que siempre estaban armados- tenían entre otras, la responsabilidad de controlar la fuerza de trabajo. Si no se mantenían los niveles de producción estimados, amenazaban a los trabajadores con el despido o el retiro del sueldo, y si consideraban demasiadas las protestas los amenazaban con la cárcel. No había sindicatos y el capataz tenía al mandador y a la guardia a su favor.

Hoy, Castillo Norte, forma parte del Area Propiedad del Pueblo (APP) El mandador, capataces y trabajadores forman lo que denomina Unidad de Producción Estatal (UPE). La UPE es responsable de implementar el plan técnico-económico así como del cumplimiento de las metas establecidas en este plan, si bien la formulación definitiva se hace en Managua.

En la finca mencionada funciona un sindicato afiliado a la ATC que lleva el nombre de "Germán Pomares" dirigente sindicalista y mártir de la liberación, quien luchó en eta región y soñó con la Reforma Agraria.

Condiciones de Vida

La comunicación de las áreas rurales y la ciudad de Jinotega se realiza a través de vías de penetración sin asfalto que al no recibir el mantenimiento adecuado por falta de recursos económicos, las hace intransitables en época de lluvias. Para llegar a muchos lugares se usa como medio de transporte la mula o también la lancha.

Castillo Norte dista de Jinotega 55 km. recorrido que se hace en 3 horas a bordo de Jeep. El camino es, irregular, tortuoso a través de montañas bordeadas de ríos sobre los que no hay ningún puente. Avanzamos varios kilómetros y nadie se cruza en nuestro camino, no obstante, el hecho de encontrarnos con extensiones de tierra preparadas para el cultivo o cultivadas nos indican la presencia de población.

Entrando a Castillo Norte pasamos por una gran estructura de cemento, relativamente moderna y con mantenimiento adecuado. Es un beneficio de café. A través de sus instalaciones se deduce que todo el procesamiento de secado, lavado y selección de granos, recibe un cuidado especial.

Al otro lado de esta estructura se ve un campamento construido sobre pilotes de más o menos un metro de alto. Toda eta construcción es de madera ya muy deteriorada por el efecto el sol y la lluvia. Una plataforma, también de madera, nos conduce hasta una de las puertas del campamento. Ya dentro, visitamos un cuarto de 6 por 9 pies, en el que no hay ventilación ni luz solar salvo la que entra a través de un hueco accidental que se ve en el techo, Dos plataformas de madera tipo litera sirven de dormitorio a los trabajadores que usan como colchón sacos vacíos que luego servirán de envases para el café. Unos clavos colocados desordenadamente en las paredes, hacen la función de perchas para colgar la ropa. No hay asientos ni tampoco muebles de ninguna clase. En este espacio vive una familia entera u 8 hombres solteros. Nadie sabe exactamente la fecha en la que se construyó este campamento aunque se conoce que éste tuvo su origen por los años 30 cuando los precios del café sufrieron una gran depresión. Aunque con el tiempo los precios mejoraron mucho, las condiciones habitacionales siguieron iguales.

Contrastando con el campamento descrito, relativamente cerca, vemos una casa nueva con muebles de brillantes colores. Es el nuevo centro infantil rural para niños de dos a cinco años y tiene como finalidad el cuidado y atención de los mismos durante las horas de trabajo, bajo la responsabilidad de un grupo de mujeres. Estos niños anteriormente quedaban bajo el cuidado de sus hermanitos a veces también de poca edad. Este centro infantil es todo un símbolo de esperanza de un futuro mejor para todos.

Un día en Castillo Norte

A las 4 de la mañana comienza a llegar a través de las rendijas y los huecos de las maderas, la luz de una vela. Simultáneamente, un ruido incesante de palmas inunda el campamento y da la sensación de que todo se estremece. Son las mujeres que comienzan la tarea de elaborar las tortillas para el día. Cada familia puede preparar su propia comida y también tiene opción a comer en el comedor general. En ambos casos la dieta alimenticia es la misma: arroz, frijoles, tortilla y café, tres veces al día.

A las cinco y media, mujeres, hombres y niños comienzan a dirigirse hacia el campo para la jornada de trabajo que dura de 6 de la maña a 1 e la tarde, cuatro horas menos que en tiempos anteriores a la Victoria. En el trayecto, lleno de árboles y matas de café, nos encontramos con cuatro niños uno de los cuales nos dice que tiene trece años y que lleva siete trabajando en distintas tareas. Actualmente su trabajo consiste en cortar leña al fondo de una pendiente y subirla al borde del camino. Nos señala que tiene la esperanza de ir pronto a la escuela. Hay una labor real en este sentido por parte del sindicato, quien lucha en este momento por conseguir un maestro para unos 20 niños que viven en la finca. Sin embargo, los directivos el sindicato nos explican que no lo consideran muy factible debido a que hay pocos maestros y muchas fincas esperándolos.

Llegamos al lugar de trabajo en el que los adultos están podando las matas de café. El capataz nos explica lo relativo a la producción e este año, y nos señalaba que un crédito del Banco se había retrasado y no llegó para la fase de preparación de la tierra, imposibilitando la limpieza oportuna de la maleza del suelo. Esto trajo como consecuencia que parte del café que se caía durante la recolección no se pudo aprovechar.

Después de terminar la jornada de trabajo, el tiempo libre lo emplean de distintas forma. Las mujeres realizan las tareas de lavado de ropa y otras similares, los niños juegan y los hombres conversan en el Centro de Abastecimiento Rural. Este Centro e ha convertido en un lugar de atracción para los habitantes de Castillo Norte quienes lo consideran ya patrimonio de todos. Está administrado por la Empresa Nicaragüense de Alimentos Básicos (ENABAS) quien distribuye los productos que se venden en el Centro (leche, crema, azúcar, sal) a las áreas aisladas garantiza la existencia de los mismos a la vez que protege a los consumidores de la especulación y el acaparamiento. El abastecimiento en esta zona depende en algunas épocas del estado de los caminos y en otras épocas de cosechas, del número de personas que participan en los cortes de la disponibilidad del transporte.

Antes del triunfo no llegaban a la finca los productos básicos y cuando se encontraban habían que pagar por ellos sobre precio. Estaba permitida la venta de licor sin ninguna restricción. Actualmente está prohibida su venta en las Unidades de Producción Estatal, medida que ha repercutido positivamente en la economía familiar.

Como decíamos anteriormente, en la tarde los trabajadores tienen más tiempo libre lo que nos permitió conversar con ellos de manera informal. Se refieren a los sueldos señalando que actualmente reciben paga quincenal y que si bien es verdad que la dieta alimenticia no ha variado sustancialmente, ésta está garantizada así como el sueldo fijo, preaviso y demás beneficios, todo respaldado por el sindicato, lo que crea en ellos una gran sensación de seguridad que antes no se veía. Anteriormente, el patrón podía retener el sueldo hasta de tres meses y si protestaban corrían el riesgo de perder el trabajo.

La represión sufrida en el pasado, internalizada por mucha gente de Castillo Norte, condiciona todavía la libertad de hablar o cuestionar hechos actuales. Como señalaba un dirigente del sindicato, la libertad no es cuestión de decretos, se irá ganando en la medida que vayan teniendo experiencias positivas al respecto.

En la noche constatamos mucha actividad en torno al centro de las milicias, 20 hombres se disponen, rifle o fusil en mano, y con un gran sentido de disciplina, a la vigilancia de la finca según los turnos establecidos. En el patio, un grupo conversa sobre la conveniencia de proveerse de más armas debido a la actividad de las bandas de ex-somocistas y al ataque que hicieron hace unos meses a la finca. Se percibe un gran espíritu defensivo y se consideran responsables de la defensa de la finca.

Reuniones del Sindicato

Nuestra llegada y salida de la finca coincidió fortuitamente con dos reuniones del sindicato. Cuando llegamos estaban comenzando un acto de reconocimiento al mejor cortador de café. Se había concentrado un grupo de gente que seguía el acto con mucha atención. Intervinieron en el acto representantes de la ATC a nivel nacional, departamental y local. El delegado del sindicato de la finca, leyó su discurso lentamente, palabra por palabra, en el que señalaba que de nuevo se iba a dar un impulso a la Educación de Adultos muy necesaria para todos, campaña que había decaído en la época de los cortes de café.

Finalizó el acto con la intervención del delegado nacional de la ATC quien se refirió a los múltiples problemas que están confrontando en Castillo Norte y concluyó diciendo que "en medio de tantas dificultades pareciera que nunca vamos a lograr las metas por las que hicimos esta revolución como son asegurar que todo nicaragüense tenga un lugar digno para vivir, que la educación y la salud llegue a todos y que nadie sufra hambre. Pero, añadió, "también nos parecía que nunca íbamos a derrocar a Somoza y los derrocamos, por eso también ahora vamos a superar estas dificultades.

Al día siguiente se reunió de nuevo un gran número de personas para hablar de la movilización del próximo domingo a Managua. Uno de los dirigentes del sindicato se refirió a los tres hechos que tenían relación con dicha movilización y concentración: Conmemoración de la muerte de Sandino, la reunión de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPAL) y la condecoración a López Portillo por parte del gobierno nacional de Nicaragua. Según nos informaron algunos de los asistentes al acto, la seriedad, explicación y argumentos del dirigente del sindicato, estaban en abierto contraste con la época somocista cuando se invitaba a eventos semejantes ofreciendo licor y comida. En el transcurso de la intervención, espontánea y emotiva, se refirió a distintos aspectos, desde la solidaridad de México con Nicaragua, hasta la presencia en el lugar de tres periodistas extranjeros.

De inmediato nos encontramos en una entrevista improvisada. Abordamos el tema del sindicato, sus inicios y las condiciones de vida. Uno de los trabajadores comenzó a hablar sobre la realidad y las expectativas en la finca actualmente. Luego de un corto silencio otro continuó diciendo: "Después del triunfo se dieron los primeros pasos para que los trabajadores se organizaran. Los sindicatos no existían en eta finca anteriormente, y los trabajadores no teníamos oportunidad de reclamar nuestros derechos. Ahora, al mismo tiempo que nos organizamos y nos vamos conociendo en un ambiente de hermanos, de amigos, cuidamos la producción, tenemos la oportunidad de participar y nos ponemos al tanto de la situación del país y sus problemas...".

Otro trabajador habló de las dificultades que pasaron los trabajadores en época somocista. Al mismo tiempo que dramatizaba sus palabras en un improvisado sociodrama, nos dijo: "Antes los patrones nos consumían desde las 4 de la mañana hasta las 4 de la tarde y sin embargo, por la situación que vivíamos, nos conformábamos con lo que nos daban porque no teníamos quien nos defendiera, quien hablara por nosotros. Incluso, si nos quejábamos de algún mandador o encargado éramos insultados y despedidos del trabajo. A veces, íbamos al juez a quejarnos pero el patrón intervenía y el trabajador siempre perdía. No sabíamos nada de aguinaldos, vacaciones ni otros derechos. Cuando llegaba la hora del pago siempre estaba la guardia presente. Ya después de lar revolución nos sentimos mas tranquilos. La Revolución, es verdad que no se ha producido para "mantenernos de balde" (nota: hacernos vivir sin trabajar). Tenemos que trabajar y ver la situación en que está el país y producir para el bien de todos".

Problemas estructurales

Entre todos los problemas que está enfrentando la revolución en Castillo Norte, vamos a estudiar tres problemas estructurales que son origen de muchos otros.

Están, en primer lugar, las consecuencias del bajo precio internacional del café. En el comedor común de Castillo Norte se lee el siguiente letrero: "En 1977 un tractor costaba 33 quintales de algodón, o 1394 quintales de azúcar o 2143 quintales de azúcar o 248 quintales de café".

Las UPE lo mismo que las fincas privadas siguen funcionando condicionadas por el orden económico internacional que imponen los precios. Los precios actuales del café son los más bajos de los últimos seis años, mientras que los costos de producción siguen subiendo.

Ante esta diferencia que acarrea pérdidas para la economía del país, las UPES tratan de reducir al mínimo el costo humano para los trabajadores, garantizando el sueldo básico y tratando aún de mejorar paulatinamente las condiciones de vida. Pero esto no es fácil ya que existe una tensión no resuelta, originada por las pérdidas económicas y la necesidad de mantener las condiciones básicas de vida.

Al lado de Castillo Norte hay otra UPE que cuenta con un campamento nuevo. Es una estructura sencilla de madera pero de mejores condiciones para ser habitada. Los cuartos tienen ventilación, luz solar y espacio suficiente. Entre los cuartos, un pasillo cubierto e iluminado con luz eléctrica, sirve entre otras coas para secar la ropa en época de lluvias. En otras fincas del gobierno se están construyendo casas para los trabajadores. En algunas se ha mejorado la dieta alimenticia; se comen huevos todos los días y carne dos veces por semana. Sin embargo, en general, las condiciones de vida de las fincas de café son peores que las de otros productos agrícolas debido a las bajas ganancias que deja el producto por las razones antes mencionadas.

Los organizadores de ATC alientan a los trabajadores a que se organicen y presionen en demanda de mejoras sociales, pero al mismo tiempo les señalan las graves dificultades económicas por las que pasa el país y que limitan las respuestas a las demandas obreras.

La lucha de los trabajadores se orienta hacia la consolidación y defensa de la revolución y en este marco las tareas de levantar la producción y proteger la finca de posibles sabotajes comienzan a ser importantes.

La participación de los trabajadores

La revolución confronta en este momento otra serie de problemas. La participación de los trabajadores en el plano de la producción sigue siendo baja. Generalmente, el papel de los que elaboran los planes por no estar en contacto con la realidad concreta, no toman en cuenta factores importantes que sí tomarían los trabajadores. Estos conocen su realidad pero debido a los 40 años de represión en el que se los ha mantenido, carecen de elementos para expresarse o para tomar una postura frente a un plan. En este momento la mayoría está aprendiendo a leer y escribir. Al mismo tiempo las asambleas son la plataforma principal para la participación de los trabajadores si bien al ser numerosa la asistencia dificulta la intervención de los miembros.

La situación en este sentido no es fácil. Durante la época de Somoza no hubo esfuerzo para organizar a los trabajadores en el campo. En muchas fincas no conocían lo que era un sindicato. Por otra parte, en los últimos años del régimen, las fincas somocistas pasaron de ser descapitalizadas a un total abandono.

En la primera etapa de la Reforma Agraria, el gobierno expropió esas fincas. La tarea de colocarlas de nuevo en situación productiva supuso mucho esfuerzo. Se comenzó por agruparlas en empresas estatales e iniciar un nuevo sistema de contabilidad. El sector del estado tenía que consolidar su estructura para poder incorporar en sus proyectos, las ideas y el dinamismo de los trabajadores. Al mismo tiempo, los trabajadores tenían que organizarse para formular sus posiciones, pero el sector del Estado logró avanzar sin la correspondiente presión de la base agravando el problema de la burocracia. La preocupación actual es que si no hay suficiente presión a nivel de base, se corre el peligro de la formación de estructuras burocráticas carentes de la flexibilidad y receptividad que se requiere para poder responder a las demandas de la base. Este asunto es actualmente motivo de discusión en Nicaragua.

Los niveles de producción

Los bajos niveles de producción por parte de los trabajadores, es otro factor de preocupación para la revolución. En Castillo Norte, han desaparecido las viejas estructuras de dominación, represión y control. La UPE y el Sindicato representan las nuevas estructuras sociales pero la transformación estructural tuvo su costo. En el caso del trabajo en el campo, muchos trabajadores con la idea de que la "revolución" era un abstracto que lo haría todo, trabajaron sólo dos horas diarias. Hoy, la jornada de trabajo dura siete horas y en base a ellas reciben su salario, excepto en tiempos de cosecha.

No hay incentivos materiales directos ni medidas punitivas relacionadas con niveles de producción individual. En este momento tampoco hay correlación directa entre los niveles de producción colectiva y el mejoramiento de las condiciones de vida en la finca.

A través de la educación política, la ATC está alentando a los trabajadores a tomar más responsabilidad a nivel de producción, enfatizando que la ganancia beneficiará a los trabajadores nicaragüenses. Los trabajadores de astillo Norte expresan que prefieren trabajar en las UPE porque la ganancia en éstas, mejorará la vida de sus hermanos nicaragüenses. Parece que esta percepción influye en su manera de ver la revolución y de participar en ella, pero todavía hay pocas pruebas de que influya en la producción de forma significativa.

Los desafíos para la revolución en esta zona aislada donde está Castillo Norte, son enormes. Los cambios son más lentos en estos lugares que en las zonas urbanas. No obstante los habitantes de Castillo Norte creen que los cambios continuarán y que Nicaragua será una sociedad donde las principales conquistas serán para el pueblo.

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