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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 3 | Agosto 1981

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Nicaragua

Tensiones y tendencias en la Iglesia de Nicaragua

Existe hoy una cierta escalada de tensiones al interior de la Iglesia de Nicaragua. ¿Cómo entenderlas, dónde situarlas?

Equipo Envío

En la tensión reinante, envueltos o afectados todos por la insoslayable lucha de clases que atraviesa el proceso revolucionario de Nicaragua, se agudizan hasta el conflicto las diferencias de pensamiento y de opción que son normales y legítimas en la Iglesia dentro del pluralismo abierto por el Vaticano II. Este es el marco de una cierta escalada de tensiones en la Iglesia de Nicaragua.

Legítimo pluralismo

En un pluralismo sano, donde se salve la comunión y la unidad en la fe, no debería llegarse a ningún tipo de exclusión o represión, a ningún intento de reformismo, que revelen intolerancia, rechazo del pluralismo como si fuera división, confusión de la comunión con posturas y gestos menos dignos y del disentimiento en puntos discutibles con la ruptura de la comunión. Es todo esto lo lamentable cuando se presenta. Y es lo primero que hay que superar para hacer de los conflictos ocasión de conversión y de gracia.

El religioso y lo político

Cualquier observador de las tensiones eclesiales en Nicaragua ve que los temas problemáticos y hechos conflictivos, sin dejar de ser asuntos "religiosos", son manifestaciones de una confrontación entre diferentes concepciones y opciones. E incluso aquellas concepciones y opciones que sus propugnadores presentan como puramente religiosas o eclesiales, actúan con fuerza ideológica y política, hasta el punto de servir para enjuiciar y condenar todo un proyecto político, un proceso, un sistema o una ideología; y hasta el punto de proponer con esas ideas y opciones religiosas o de fe otro ordenamiento, sistema o proyecto socio-político. O sea, pretensión de "cristiandad".

En Nicaragua muchos viven la revolución sin "distinguir" los sentimientos y actitudes religiosas de las ideas políticas. Y esto da lugar a confusiones que algunos aprovechan. Terreno resbaladizo (por ambos lados) que exige a la Iglesia la lucidez, discernimiento y clarificación que suponen conversión evangélica y buena preparación.

Lo concreto aquí de esas concepciones y opciones que se confrontan (que son ideológicas y políticas aunque sean religiosas y eclesiales) es que son favorables u opuestas al sandinismo; y de hecho y -esto es lo más importante- son favorables u opuestas al proceso de cambio que van configurando un poder democrático popular y van eliminando el poder democrático-burgués. Se podrá decir "no estamos contra la revolución, estamos contra esta dirigencia", pero vemos que esta es la excusa repetida por los partidos disidentes (democrático-burgués, demócratas cristianos capitalistas) para oponerse no sólo a los errores de la actual dirigencia de la revolución, sino a la dirigencia y a la revolución misma: conservan la palabra "revolución" para implantar bajo ese nombre "su" proyecto que, por la naturaleza de sus objetivos y sus partidos, es opuesto a cualquier revolución verdadera.

Una sola Iglesia pero...

No se debe hablar de dos Iglesias en Nicaragua porque esta es una calumnia del sector burgués contra el sector más popular. La maniobra burguesa es secuestrar a los obispos para tener en la Iglesia un bastión de fuerzas socio-políticas contra la revolución. Dicen que "esa" es la única Iglesia para ricos y pobres (que siga habiendo ricos y pobres es una de sus pretensiones, y que la Iglesia mantenga esa división de clases anti-evangélica). Y dicen que los que en la única Iglesia tienen otras tendencias, crean una Iglesia paralela, dividen la Iglesia y desobedecen a los obispos. Esa es la maniobra. Un cisma burgués con secuestro de los obispos. Pero aquí los sacerdotes populares de la Iglesia y los cristianos-revolucionarios mantienen viva su comunión con los obispos. Los pobres de las comunidades cristianas urbanas y campesinas piden "una sola Iglesia" y exigen a los cristianos que defienden sus privilegios de clase frente a la revolución que no arrastren a su lado a los obispos, pues los obispos son pastores de todos y no sólo de un sector.

Dos tendencias

En la única Iglesia de Nicaragua se manifiestan claramente dos tendencias (tanto en la Iglesia católica como en las otras confesiones cristianas). Dos tendencias que, de una u otra forma tienden a los dos proyectos socio-políticos en pugna: el democrático-popular que profundiza la revolución, y el proyecto demócrata-cristiano-capitalista que dice que va contra la dirigencia para salvar la revolución (como es lógico que lo diga) pero va a recuperar y salvar su poder en la revolución y por esto es una amenaza contra la revolución.

Las dos tendencias de la Iglesia tienen "peso" político. Las dos. Una lo mantiene en favor de los sectores burgueses y otra lo encarna y apoya en sectores populares. Y en Nicaragua (aquí radica algo original nicaragüense) los dos proyecto socio-políticos en pugna tienden a ser vividos por mayorías creyentes, cristianas. (No es cristiano el democrático-capitalista y ateo el democrático-popular, como se quiere hace creer; y en esto no cedería el pueblo nicaragüense a ninguna propuesta o tendencia ateizante, sino que cualquier dirigencia o vanguardia del proceso habrá de respetar a este pueblo en su religiosidad; la dirigencia sandinista ya lo ha prometido, habremos de exigírselo y ayudarla a cumplirlo y confiar que lo cumplirá, en vez de entorpecerla acusándola y desconfiando de antemano, desprestigiándola nacional e internacionalmente y atentando contra el proceso que dirige).

Sin mayor explicitación del análisis (se dan peculiaridades en las dos tenencias de la única Iglesia, como también falseamientos y abusos que pueden llegar a ser necesario denunciar para el bien de la Iglesia y del pueblo), lo menos que se puede desear a plena voz para esta Iglesia es que nadie le suprima la riqueza del legítimo pluralismo. Y lo menos que se puede pedir a todos es colaborar a que este pluralismo sea sano y vivible, evangélico y purificador. A los obispos se les pide que sean pastores de los cristianos de las dos tendencias.

Y lo menos que se puede asegurar sin temor a error es que son únicas en la historia las posibilidades que tiene la Iglesia en Nicaragua de poder cumplir positivamente su misión evangélica en un proceso democrático-popular revolucionario. ¿Querrá hacerlo? ¿Sabremos hacerlo?

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