Envío Digital
 
Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 109 | Noviembre 1990

Anuncio

El Salvador

El caso de los Jesuitas: ¿quién los mandó matar?

Al cumplirse un año del asesinato de los jesuitas en El Salvador ¿hacia dónde apuntan las investigaciones? Entrevistamos al Padre Provincial de los jesuitas para Centroamérica, José María Tojeira, quien ha seguido todas las incidencias del proceso en representación de la Compañía de Jesús.

Equipo Envío

"The Miami Herald" y "The Washington Post" del día 2 y 4 de febrero de 1990 revelaron que antes y después de los asesinatos de seis sacerdotes jesuítas y sus dos empleadas en la UCA de El Salvador, se celebraron dos reuniones de altos oficiales del Ejército Salvadoreño. La primera fue el 15 de noviembre de 1989 y duró de 7.30 a 10.30 de la noche. Participaron 30 oficiales. Posteriormente se supo que también se encontraban presentes asesores militares de Estados Unidos.

En esa reunión se decidió usar artillería y fuego aéreo contra San Salvador. Diversas fuentes afirman que en esa reunión también se aprobó un plan para asesinar a dirigentes de izquierda. Otras fuentes, más confiables, sostienen que los asesinatos se planearon desde una estructura informal y paralela, pero con el apoyo de esa estructura formal militar. Al final de la reunión los militares se tomaron las manos y pidieron la ayuda de Dios.

El Coronel Benavides, que estuvo presente en la reunión de los altos mandos y era el responsable militar de la zona donde está la UCA, se reunió media hora más tarde con los dos tenientes que estarían directamente a cargo del operativo contra la UCA. Les dijo: "estamos en una situación en donde o son ellos o somos nosotros. Vamos a comenzar con los cabecillas. Dentro del sector, nosotros tenemos la Universidad y ahí está Ellacuría. Vos hiciste el registro y tu gente conoce ese lugar. Usá el mismo dispositivo del día del registro. Hay que eliminarlo y no quiero testigos". Seis horas después, las patrullas de "Satanás", "Maldito", "Rayo", "Salvaje", y otras, del Atlacatl, batallón formado y entrenado por militares norteamericanos, estaban de regreso en la Escuela Militar. Habían cumplido su misión.

La segunda reunión de altos oficiales se celebró horas después, a las 8am del día 16, en otro edificio: el que comparte la CIA con el DNI. Cuando se oficializó la noticia de que los jesuítas habían muerto, los altos oficiales "aplaudieron" y "gritaron de alegría". La revelación de las dos reuniones pasó a ser objeto de investigación desde que se conoció de ellas. El día 8 de febrero las confirmó el Subsecretario de Estado Bernard Aronson.

Meses más tarde los jesuitas solicitaron oficialmente a diversos organismos del gobierno de Estados Unidos (Departamento de Estado, Consejo Nacional de Seguridad, CIA y DIA) el acceso a la información que habían logrado recabar sobre el caso. De la DIA, que es la agencia de inteligencia del Departamento de Defensa, contestaron que ellos tenían 21 documentos, pero que no podían ponerlos a disposición de los jesuitas porque, de acuerdo a un artículo de sus leyes, no puede entregarse información que pueda dañar la seguridad nacional de Estados Unidos. Tras mucha insistencia, la DIA reconoció que tenía 85 documentos y que podía suministrar algunos. De los que entregó, a veces, en una hoja de 25 o 30 líneas, están tachadas y son ilegibles 15 o 18 líneas.

Se cumple un año del asesinato. ¿Hacia dónde apuntan las investigaciones? Sobre el proceso y el caso entrevistamos al Provincial de los jesuitas para Centroamérica, padre José María Tojeira, que ha seguido todas las incidencias del proceso en representación de la Compañía de Jesús. Paralelamente a la entrevista que el padre Tojeira concedió a envío, ofrecemos una secuencia ordenada de los principales datos que han ido apareciendo en el proceso de investigaciones hasta el último día de octubre y que permiten al lector hacerse su propio juicio.

"En los primeros momentos se trató de culpar al FMLN"

ENVIO

- El proceso de investigación ha sido largo, complejo, y aún no termina. Es de suponer que ha habido diversos momentos dentro del mismo proceso de investigación... ¿Es así?

TOJEIRA

- Sí, así es. El proceso ha tenido hasta ahora dos momentos, no tanto jurídicos o legales, sino reales. En el primer momento se discute políticamente si se va a juzgar a alguien o no. El poder judicial está al margen de esta decisión política, no tanto desde un punto de vista formal sino desde el punto de vista real. Hay un sector, dentro del que está el Presidente Cristiani, que cree que hay que juzgar al menos a los autores materiales, llegar hasta alguien que haya sido realmente culpable. Y hay otro sector, militares y miembros del partido ARENA principalmente, que prefieren que todo quede en el silencio. Dentro del ejército existe también un sector que cree que debe juzgarse a alguien, que alguien debe pagar. Esta primera fase dura básicamente hasta mediados del mes de diciembre. Para entonces existe ya la decisión política de que se va a juzgar a alguien.

Hay que señalar que en los primeros momentos se trata de culpar al FMLN. Los que lo intentan son tanto los que participaron en el complot del crimen como los que eran partidarios de que no hubiera ningún juicio. Entre los autores materiales del crimen este intento es claro: dejan un cuartel acusando al FMLN. Uno dice que la guerrilla atacó el centro de teología desde la quebrada San Carlos con fuego de lanzagranadas sin que se reportarán víctimas a las 00:30 horas -coinciden en las horas- el FMLN ingresó a la UCA y asesinó a los padres jesuitas. Son reportes militares hechos de previo para culpar después al FMLN. Sólo que se equivocan en la hora en que sucedieron los hechos. A estas alturas, a once meses del asesinato, no se sabe aún quién redactó esos partes militares.

"La decisión de juzgar a alguien por este crimen la toma Cristiani a mediados de diciembre"

ENVIO

- ¿En qué contexto se desarrolla esta primera fase que culmina en la decisión de juzgar a alguien?

TOJEIRA

- Esta primera fase está en relación con una discusión interna dentro de ARENA y el ejército que termina con el triunfo de los que podríamos llamar sectores más abiertos del partido y de las Fuerzas Armadas. Confluyen en este tiempo varios hechos que culminan en la decisión de juzgar a algún militar. Salen del país oficiales considerados de ultraderecha. El más significativo, tal vez, es el general Bustillo. Simultáneamente, dentro de lo que es la estructura estatal pierde fuerza el Vicepresidente Merino, que sería el hombre más de derecha dentro del Estado. También pierde fuerza Merino dentro de ARENA. Da la impresión también que en diciembre Cristiani volvió tremendamente fortalecido de aquella reunión en San Isidro Coronado, en la que tuvo un fuerte respaldo de los presidentes centroamericanos. A partir de ahí, él tiene más fuerza y más control de la situación del país. Y empieza a notarse este cambio en relación al caso de los jesuitas. Probablemente hay otras cosas más que no sabemos.

La decisión de juzgar a alguien se toma a mediados de diciembre y digo que fue por esas fechas porque fue entonces cuando por primera vez desde el crimen miembros del ejército se acercan a la Compañía de Jesús para pedir un diálogo, muestran interés por el caso, nos empiezan a dar garantías de que se está investigando prioritariamente a miembros del ejército. Nos dicen que de los 200 testigos que han sido interrogados, unos 190 son militares. Y que creen que van a llegar a algo. Empiezan a notarse ciertas aperturas. Esta primera etapa termina en la segunda semana de enero con la entrega al juez de 8 militares y del Coronel Benavides. Son 9 en total, pero uno es un desertor que no ha aparecido todavía. A los once meses ni ha aparecido ni se sabe absolutamente nada de él...

Entonces se abre el segundo momento del proceso, en el que vuelven a enfrentarse dos sectores. Por un lado está la Compañía de Jesús, algunos medios de comunicación y gente honesta del sistema judicial. Somos los que decimos: se ha llegado a ésos, pero hay suficientes datos como para pensar que hay más, que hay autores intelectuales, que hay inductores del crimen a los que también hay que llegar a lo largo del proceso. Por otro lado están los que dicen: a algo hemos llegado, despachemos cuanto antes y salgamos de esto. Naturalmente, nada de eso lo dicen públicamente, pero ésa es su posición: hasta aquí y nada más. Dentro del sistema judicial el grupo que quiere hacer justicia a fondo es el que afortunadamente ha estado relacionado directamente con el caso. En este grupo no hay ningún militar.

En un primer momento los más interesados en un juicio rápido, con resultados palpables pero definitivos, eran los de la embajada americana. La embajada se pasó los primeros meses criticando al juez por ineficiente, decía que no servía. Hubo incluso críticas personales del embajador ante algunos congresistas diciendo que no se explicaba por qué el provincial jesuita alababa al juez por cómo estaba llevando el proceso. Para llegar a los autores intelectuales, a nosotros nos interesaba que el proceso fuera relativamente largo, es decir, que no se precipitaran las cosas, que no se fueran dando pasos, se fueran recogiendo datos y se fueran viendo las contradicciones que a lo largo de la investigación iban apareciendo. Porque ha habido muchísimas contradicciones. En cambio, la embajada americana era partidaria de un juicio muy rápido: ya hay datos, ya hay pruebas, se interroga a unos cuantos, se hace el juicio, se les condena porque hay supuestamente pruebas suficientes y se cierra el caso sin buscar más.

"A golpe de interrogatorios con contradicciones se llega al Alto Mando del Ejército"

ENVIO

- Y el gobierno y los militares, ¿cómo querrían el proceso? ¿Lento o rápido?

TOJEIRA

- En el gobierno ha habido muchos tiras y aflojas. Había unos sectores -me es difícil a mí especificar con seguridad cuáles- que apoyaron que el proceso fuera lento. Pero no puedo decir por qué razones, si por las mismas razones, si por las mismas nuestras o por otras. Entre los militares, la impresión que tengo es que eran otras las motivaciones. No querían de ningún modo la condena del coronel Benavides. Tal vez no les importarían los tenientes, pero culpar al coronel no lo querían de ningún modo. Yo creo que mientras no se les tocara a ellos no les importaba que el juicio fuera largo o fuera lento y si era lento, mejor, porque así tenían más posibilidades de ganar tiempo.

ENVIO

- ¿Y cómo ha ido realmente el proceso, muy lento o no? Desde fuera parece que se prolonga demasiado...

TOJEIRA

- El proceso, aunque sí va lento, ha ido cobrando cada vez más intensidad. Digo lento teóricamente, porque si el juez trabaja 40 horas semanales está dedicado entre 15 y 20 de esas horas al caso nuestro, teniendo más de 200 otros casos en espera de juicio. Si se mira así, va a mucha velocidad, y más aún si se sabe lo que es un proceso "normal" en El Salvador. Con el pasar del tiempo, el proceso ha agarrado intensidad porque va apareciendo las contradicciones. En mi opinión, algunas son realmente escandalosas. La quema de los libros de la Escuela Militar, la mentira de los oficiales al identificar a supuestos cadetes que estaban vigilando en la escuela esa noche... Y cuando por fin aparecen los cadetes que verdaderamente vigilaron las puertas de la Escuela en esos días, dicen que no se acuerdan de nada, que no vieron nada. Uno incluso dice que se durmió... ¡en tiempos de ofensiva! Es decir, la lentitud con que ha ido el proceso deja ver que hay oculto detrás.

Es a golpe de interrogatorios y de contradicciones que se va llegando hasta los altos mandos del ejército. Esto abre una última etapa, la más reciente, de gran velocidad y gran intensidad. Declara Cristiani. Se presenta ante el juez personalmente y una serie de oficiales -más de una docena de coroneles y tenientes coroneles- se siente entonces obligado a imitarle. Y empiezan los interrogatorios de los coroneles. Por primera vez en la historia de El Salvador vemos esto. Son interrogatorios que duran 7 y más horas. Naturalmente, esto pone tremendamente tenso a estos coroneles. Que unos civiles los estén interrogando durante horas y cada vez que caen en contradicción, les digan la contradicción y les pidan aclaración otra vez y otra vez... Esto los pone muy nerviosos. Creo que fue tanto el nerviosismo que algunos coroneles se acogieron de nuevo a su fuero y rechazaron dar declaraciones personales ante el juez y vuelven a exigir que se les hagan las preguntas por escrito para poder contestar por escrito.

Creo que esta etapa, en la que estamos, es prácticamente la etapa final del período de instrucción. Todo juicio empieza con el período de instrucción, que es el más largo. En él se van depurando las pruebas. Después viene la elevación a plenario, y al final viene el juicio con la condena o la absolución. Estas dos son fases más reglamentadas. En cambio, el período de instrucción, aunque también tiene plazos, es más elástico, y esto para permitir la investigación, la depuración de pruebas, la búsqueda de testigos... El período de instrucción está terminando ya. Ya ha pasado ante el juez todo el mundo. Quedan contradicciones, pero en base a las declaraciones no se avanza más. El último gran avance fueron todas las declaraciones de los coroneles. Creo que el nerviosismos que produjo tanta declaración de altos jefes militares ha hecho que algunos sectores desee que el período de instrucción termine ya porque son unas tensiones muy grandes, todos los medios pendientes, un escándalo nacional... Es posible que si no aparece nada nuevo, termine la instrucción y se eleve el caso a plenario antes del aniversario del asesinato.

"Ya hemos llegado a los autores intelectuales del asesinato"

ENVIO

- ¿Cuáles serían las conclusiones que puedan sacarse de todo lo investigado en este período de instrucción?

TOJEIRA

- La etapa más propicia para llegar a los autores intelectuales es el período de instrucción. Y no hemos llegado a ellos. Esa es la más importante conclusión. Hemos llegado a los autores materiales y a quien circunstancialmente dio la orden, al coronel Benavides y los que querían quedarse en él. Hay posibilidad que a lo largo del juicio surgen datos nuevos, pero es difícil si no han aparecido durante esta etapa. A no ser que alguien tenga algo guardado y esté interesado en soltarlo precisamente en el juicio, pero me parece difícil que sea así. Termina pues la instrucción, sin que hayamos podido llegar a los autores intelectuales.

Sin embargo, eso no hace necesario el hacer una valoración totalmente negativa del período de instrucción. Negativa es si la comparamos con nuestros esfuerzo, pero creo que lo que demuestra el período de instrucción, por todas las contradicciones que han aparecido, es que hubo alguien más. Y al mismo tiempo demuestra también que el sistema judicial de El Salvador no tiene la capacidad de llegar a más de lo que ha llegado. Porque le falta una policía judicial investigadora. Y porque hay sectores de la sociedad que están realmente por encima del sistema judicial.

No sé si será un consuelo pequeño, pero creo que cualquier persona que lea el juicio o que lea lo que posteriormente iremos publicando sobre el juicio -queremos hacer un estudio serio sobre el mismo- llegará a estas dos conclusiones: que había otros detrás de Benavides y que el sistema judicial en El Salvador no tiene fuerza para llegar a ellos. El que eso se llegue a revelar es, de algún modo, un triunfo del mismo sistema judicial, que ha puesto en clara evidencia sus limitaciones. No se trata de culpar a las personas que han llevado el proceso. Al contrario, lo han hecho tan suficientemente bien, que en vez de ocultar las deficiencias del sistema, las desvelaron ante todos.

"Hay muchas contradicciones, muchos ocultamientos"

ENVIO

- ¿Han tenido ustedes acceso a las declaraciones recogidas en los interrogatorios de este período de instrucción? ¿Cómo evalúan lo que conocen de esas declaraciones?

TOJEIRA

- El proceso es público y todo ciudadano salvadoreño tiene acceso a las declaraciones. Una vez que las declaraciones, ya escritas y firmadas por los interesados pasan al archivo del juzgado, y eso es en cuestión de horas, son de acceso público a cualquier interesado. Yo he leído las declaraciones, sí. ¿Qué se percibe en ellas? Bueno, nosotros hemos mantenido desde el primer momento que hubo inductores del crimen y que esos autores intelectuales no actuaron a través de la estructura oficial de mando del ejército sino a través de su estructura informal y no oficial. Sin embargo, todos los altos oficiales que han declarado tienden a decir: si quieren saber, investiguen la estructura formal de mando del ejército. Esto lo hacen para evadir la investigación a otros niveles y en parte también, para librarse, porque es mucho más difícil condenar a la estructura formal y oficial del ejército que hacer investigaciones concretas a las contradicciones de algunos de ellos.

De hecho, las contradicciones no son necesariamente reveladoras de culpabilidad, pero sí son reveladoras, por lo menos, de irresponsabilidad. Por poner un ejemplo: a uno de los coroneles le pide el juez que proporcione la lista de los miembros del batallón Atlacatl que participaron en el operativo del cateo. Manda una lista de 30 y tantos. El coronel Ponce mira la lista y declara que si, que en el cateo de la UCA participaron esos 30 y tantos. Pero después aparece otro militar y al declarar dice: yo estuve cateando la casa a tal hora... y da todos los datos correctos. Pero ése no aparecía en la lista.

¿Por qué razón? No lo sabemos, nadie explica el por qué. Eso me parece una irresponsabilidad. A otro alto oficial, al que estaba al frente de la inteligencia militar, se le pregunta sobre quién elaboró o envió esos dos informes en los que se describen falsos operativos para acusar al FMLN. Ambos informes son falsos, ambos están adelantados en hora y media del crimen y ambos son contradictorios, porque uno dice que atacaban desde fuera y otro que atacan desde dentro. El Coronel responde: no sé quién lo hizo. Le dicen: investigue. Pero no investiga nada. Hay contradicciones por todas partes. Hay una irresponsabilidad, no se nota una voluntad real de aclarar las cosas. Las declaraciones últimas de los oficiales aportan poco. Son muy largas, se les pregunta de todo, a algunas cosas no responden, en otras se contradicen.

Está por ejemplo, la declaración de un teniente Cuenca Ocampo, que es del DNI y participó en el cateo. Ante la Comisión de Hechos Delictivos Cuenca Ocampo declara que él llegó a la Escuela Militar y se encontró con el teniente Espinoza, que era su compañero suyo de promoción, y le dijo: hombre, ¿qué estás haciendo? Y el otro le dijo que los preparativos para ir a registrar la casa de los jesuitas en la UCA. Entonces regresa al DNI y lo comenta con su superior y éste le dice: ¡pues vete con ellos! Y se va a la UCA directamente y encuentra a los que van a catear y les dice: me mandan a estar con ustedes mientras hacen el cateo. Esto lo declaró ante el órgano auxiliar del poder judicial, pero ante el juez dice otra cosa: que a él lo mandó al cateo el DNI, que él no había visto antes al teniente Espinoza, que ignora por qué lo mandaron al cateo y que vio a Espinoza por primera vez ya en el predio de la UCA. Una contradicción absoluta con lo que dijo ante el órgano auxiliar del poder judicial. No sabemos por qué cambió su declaración, pero la cambió.

Hay otras contradicciones, interesantes, que descubren cosas. Desde el primer momento, el jefe del estado mayor, el coronel Ponce, declara que autorizó el cateo de la UCA a las 8.50 de la noche. Y el cateo empezó a las 6.30. Han declarado que fue a las 6.30 el teniente Espinoza, que comandó la operación de cateo, el teniente Cuenca Ocampo, que acompañó el cateo, el padre Rodolfo Cardenal, que estaba allí en ese momento, Nacho Martín Baró para decirme, que en su computadora dejó un escrito diciendo que el cateo había sido poco después del toque de queda, -y el toque de queda empezaba a las 6 de la tarde- y yo, que dije que a eso de las 8 de la noche me llamó Martín Baró para decirme que había terminado el cateo y que estuviéramos al tanto por si de la casa de ellos venían a la nuestra a catear.

Creo que hay suficientes y variados testigos como para asegurar que el cateo fue a las 6.30. ¿Por qué el Coronel Ponce insiste en que él lo autorizó a las 8.50. Porque en esto no veo ninguna razón para que mienta. Yo creo que la única razón para decir eso es que realmente Ponce lo autorizó a las 8.50. ¿Qué significa esto? Que el cateo se realizó antes de pedir permiso. Esto nos lleva a pensar nuevamente que había un plan preconcebido, fuera de la estructura de mando militar, y que una vez que se realiza el cateo, como saben que éste puede tener repercusiones, los que dirigen el plan lo comunican al estado mayor. No sea que después tengan complicaciones. Tienen pues el permiso de la estructura, pero la estructura realmente dio el permiso después de los hechos.

"Uno los oye y sabe que no declaran por miedo"

ENVIO

- Entonces, ¿habría que eximir de responsabilidad a los mandos de la estructura formal del ejército?

TOJEIRA

- No, esto no quita que la estructura formal fuera utilizada por los del plan y que oficiales de la estructura formal estén también dentro del plan, pero no la usan y si lo hacen es hasta después de haber actuado. No la usan para dar las órdenes, sino para encubrirse en caso de necesidad y borrar huellas. El cambio de horas en el cateo y los informes escritos contra el FMLN demuestran que existía una conspiración organizada preparada de antemano. Hay también algunas mentiras flagrantes. En general, todos los altos mandos dicen que no se enteraron del crimen hasta las 8 o 9 de la mañana del día 16 a través de la radio cadena oficial. Sin embargo, un policía que distribuye alimentos declaró que a eso de las 6:15 de la mañana él escuchó por la radio de su carro patrulla, por una comunicación interna entre militares, que ya habían matado a los jesuítas. ¿Cómo es posible que un soldadito diga que lo oyó a los 6.15 y todo el estado mayor y todos los altos oficiales digan que no lo oyeron hasta las 8 de la mañana?

Hay otras contradicciones frente a las que uno dice: esta gente no declara por miedo. Por ejemplo, encima de la Torre Democracia, el edificio más alto de San Salvador, se tiene un buen campo de visibilidad sobre el lugar exacto del asesinato, sobre la grama donde cayeron los nuestros, y especialmente sobre el lugar desde el que se hicieron los disparos -el ángulo de tiro está establecido judicial y técnicamente-.

Desde esa torre podían haber visto hasta a los asesinos -no su cara- pero sí su figura humana, saber cuántos eran. En los asesinatos se producen más de 30 disparos y se lanzaron una granada de mano, dos granadas disparadas con fusil y un cohete Low, que producen explosiones muy grandes. Además, se lanzan dos bengalas, que por supuesto iluminan toda la Torre Democracia. ¿Cómo es posible que los militares que estaban en lo alto de la torre, en función de vigilancia, con prismáticos, digan que ellos no vieron nada? Estos tipos tenían que haber visto por lo menos el fogonazo de los fusiles con que se disparan unas 30 balas contra los jesuitas tirados en el suelo... y dicen que no vieron ni siquiera las bengalas. O estaban dormidos -y el ejército, por dormirse en tiempos de guerra, tendría que sancionarlos- o tienen miedo de declarar. O no quieren declarar, simple y sencillamente. La impresión que tengo es que muchos tienen miedo a declarar, y sabiendo algunas cosas, pocas o muchas, no las quieren declarar. Prefieren decir que estaban dormidos, antes de comprometerse a decir algo.

"En el Ejército hay una estructura de compadrazgo y lealtades personales"

ENVIO

- ¿Estaríamos ante una estructura de mafia, cerrada, de lealtades impenetrables?

Tojeira

- Yo creo que existe una cerrada estructura de solidaridad interna en la fuerza armada salvadoreña, en la que operan relaciones personales y de compadrazgo y otras veces relaciones de dependencia y de miedo. Nadie quiere involucrar a nadie ni declarar contra nadie. Es curioso, por ejemplo, que el teniente coronel Camilo Hernández, al que acusan de mandar a quemar los libros de la Escuela Militar no haya dicho que alguien le dio la orden. Esto podía haber sido su defensa principal, porque quemarlos por orden de un superior no es un delito. Podía haber señalado a su superior inmediato, pero no, no acude a eso. Simplemente dice que él no los quemó. Esa fue toda su declaración.

ENVIO

- En este contexto, ¿eligirían al Coronel Benavides como chivo expiatorio? ¿Por que a él? ¿Cómo acepta Benavides ser el principal acusado, el más señalado sentado en el banquillo?

TOJEIRA

- Yo creo que Benavides fue realmente el que dio la orden. El tenía que hacerlo, él estaba al mando de esa zona. Es lógico que ninguna patrulla quisiera operar en esa zona sin mando concreto de alguien. Si otro coronel hubiera mandado a un grupo que no está adscrito a esa zona, al entrar en ella, les hubieran dado el alto: preguntarles quiénes son, de dónde vienen, quién los manda, qué les mandan. Y si decían: venimos en una misión especial, les pedirían la orden por escrito.

Necesitaban operar allí con la autorización de Benavides. Entonces, lo más fácil para los que están en el complot es que sea Benavides quien dé la orden. Pero Benavides mandó a un grupo especial que no está en su Escuela. A ese comando lo traen exactamente dos horas antes de que se realice el cateo en la UCA y se los llevan 3 ó 4 horas después de cometido el asesinato. Es muy significativo que a este grupo, que es una unidad del Atlacatl, les interrumpan el curso que estaban teniendo con asesores norteamericanos para enviarlos a San Salvador a una misión.

Empiezan su misión con un registro y terminan su misión con un asesinato. En esa misión permanecieron efectivamente bajo el mando del Coronel Benavides, pero sólo circunstancialmente. Una razón más para pensar que había un complot, que esto no es sólo una decisión del Coronel Benavides. Que otros buscaron a este grupo para mandarlo a catear y después, como ya conocían el lugar, elegir el día propicio para el asesinato, mandarlos a hacer el crimen y luego despacharlos. Esto no tiene sentido si no había un plan en el que ellos eran sólo la pieza material de la ejecución.

"En el batallón Atlacatl se desarrolló una ideología para justificar los asesinatos"

ENVIO

- ¿Por qué el Atlacatl?

TOJEIRA

- Creo que en el Atlacatl se desarrolla una ideología, una mentalidad, que piensa que los problemas se solucionan asesinando a las personas. En toda guerra, todos los bandos piensan resolver el problema matándose unos a otros, pero gente como la que forma estos grupos piensa que no sólo deben enfrentarse al enemigo armado sino también al desarmado. Han salido ahora un documental en el que se filman algunos aspectos internos del Batallón Atlacatl. Cuando la periodista les pregunta cuáles son los símbolos del Batallón, uno de los oficiales le responde que son una calavera y un rayo. "La calavera porque nosotros somos los que más matamos y el rayo porque matamos muy a prisa", le dice. Son gente que no tiene escrúpulos en matar. Hay entre ellos un culto a la muerte. Esa es la ideología del primer batallón de élite formado por norteamericanos y que ha mantenido constante formación con asesores norteamericanos....

ENVIO

- ¿Benavides sería entonces el autor sólo "local" del crimen?

TOJEIRA

- Realmente, las pruebas contra Benavides son más bien circunstanciales: estaba al mando de la zona en ese momento. Pero es también una pieza del plan: no abre ninguna investigación sobre lo que sucede en su zona, acepta partes de guerra evidentemente falsos y contradictorios -al menos, podía haber comprobado que la hora estaba equivocado-, las armas con las que se ejecuta el crimen salen de la escuela militar y eran armas que tenían que ser autorizadas por él para sacarlas, los asesinos salen también de la escuela militar y él debía tener un registro de cuándo salieron, cuando volvieron... Por todo esto, Benavides tenía todas las posibilidades para que lo señalaran si se decidía acusar a alguien. Todo apuntaba hacia Benavides.

Ahora bien, Benavides no ha declarado nada. En todos los interrogatorios y en todo momento, Benavides ha dicho que no sabe nada, que no se enteró de nada, que no supo de un crimen que fue en su zona hasta las 8 o a las 9 de la mañana... En fin, él se presenta como una persona totalmente ignorante y de alguna modo, totalmente inepta, al reconocer una ignorancia tan absoluta sobre hechos en los que tenía al menos alguna responsabilidad. Este silencio se lo aconseja la defensa.

Es lógico que se lo hayan aconsejado. De hecho, la legislación salvadoreña protege a los autores intelectuales. La ley dice que el testimonio de los cómplices de un mismo no tiene fuerza legal ante el juez. Entonces, habiendo dicho los tenientes que dieron testimonio ante la policía que Benavides les dio la orden, como son sus cómplices en el mismo delito, esta declaración no vale contra Benavides. Después, estos mismos tenientes y todos los demás encausados lo negaron todo frente al tal juez. Dijeron, incluso los asesinos concretos, que a ellos les pusieron un papel delante para que los firmaran y que como se lo ponían sus superiores, ellos obedecieron. Esa es otra contradicción, pero aunque hubieran declarado ante el juez que habían participado en el crimen y habían recibido la orden de Benavides, no vale legalmente por que son su cómplices.

Los otros ocho encausados lo han sido por pruebas de tipo material. Hay un análisis balístico que determinan las armas que fueron utilizadas en el asesinato y son las mismas armas que tenían asignadas dos o tres miembros del batallón Atlacatl, y todavía un mes después del crimen las tenían. Aparte de estas pruebas materiales están las declaraciones de otros que estuvieron en el lugar del crimen, aunque no participaron en el asesinato, pero que iban con los que aparecen implicados. En los hechos materiales -armas, personas, lugares, horas- todo está muy claro. En el caso de Benavides, el asunto no está tan asentado legalmente, aunque sí hay pruebas suficientes para pedir su condena.

Yo creo que la táctica de la defensa, aconsejando silencio o negativas, es una táctica no ética. Hay pruebas de la culpabilidad de la mayor parte de los imputados, sin embargo todos ellos se empeñan a negar absolutamente todo. Yo creo que en una defensa ética de un crimen del que hay tantas y tan manifiestas pruebas, se debe tratar que los defendidos reconozcan su culpabilidad y la defensa debe mostrar los posibles atenuantes. En este caso, atenuantes de una situación de guerra, de la situación de real locura y desconcierto que existía en ese momento, una situación en la que no se recapacita sobre las órdenes que se reciben... En eso hay algún tipo de atenuantes. Pero en vez de acudir a esto y desde ahí pedir clemencia legal y clemencia moral, los defensores se han dedicado a negarlo todo. Esta obstinación en querer tapar el sol con un dedo genera reacciones agresivas en algunos sectores sociales.

Por otro lado, creo que el silencio de Benavides en sus declaraciones se explica también porque los autores intelectuales le han asegurado que no será condenado, que saldrá libre. Claro, si al final sale libre, no pasa nada, pero si saliera culpable... Porque una cosa es un Benavides que sale libre o un Benavides que tiene que ir a juicio y finalmente lo condenan a 30 años y tiene que ir a la cárcel con delincuentes comunes. Probablemente, cuando ese segundo Benavides vea que eso pasa o que el riesgo de que pase es inminente, podría actuar de un modo distinto a como está actuando ahora, mientras le están prometiendo que va a salir libre y que el caso no le va a traer repercusiones. Todo esto es algo más complejo que un simple "chivo expiatorio"

ENVIO

- Y en esta fase del proceso, ¿los encausados están realmente arrestados?

TOJEIRA

- Como militares, Benavides y todos los demás tienen derecho durante el período de instrucción a permanecer bajo arresto en sus cuarteles. De Benavides se informó que salía a la playa y que el suyo era un arresto dorado. Con respecto a los otros, no sé cuáles son las condiciones de su arresto. Cuando termina el período de instrucción y se eleva a plenario como imputados, automáticamente, según las leyes de El Salvador, les tocaría pasar a la cárcel de Mariona. A esto le tienen pánico, ven como una humillación terrible el tener que estar presos en una cárcel con delincuentes comunes, pero si se demostrara su culpabilidad en juicio, yo diría que la mayor parte de los delincuentes comunes que están en las cárceles de El Salvador tienen
delitos menos vergonzosos que el de ellos...

"El asesor Buckland fue quien desencadenó las cosas y el congresista Moakley fue quien destapó el asunto"

ENVIO

- Y sin las declaraciones del asesor norteamericano Buckland, ¿se hubiera llegado hasta Benavides? ¿No fueron determinantes estas declaraciones? Sean verdaderas o sean sólo un globo sonda para ver hasta dónde llegaban los militares, parecen haber sido el desencadenante de la primera fase del proceso...

TOJEIRA

- Sí, yo creo que Buckland desencadenó las cosas. De hecho, al mandar él un reporte escrito a la embajada, forzó a que Benavides fuera involucrado en el caso. Yo creo que a los autores materiales se habría llegado con mucha facilidad. Y creo que si este Buckland no hubiera hablado, a lo mejor ni siquiera se hubieran llegado a Benavides, sino que se hubiera quedado sólo en los autores materiales. Creo que en diciembre ya se había tomado la decisión de llegar hasta ellos, Y en enero se saco la consecuencia de la decisión tomada en diciembre. Es entonces cuando aparece el testimonio de Buckland y no queda más que llegar hasta un coronel.

Yo creo que Buckland tuvo un rapto de honestidad y por eso habló. No me queda claro del todo por qué dijo lo que dijo, pero la impresión que me da, incluso por las contradicciones en las que él mismo ha caído, es que se trata de un hombre atormentado por algo que sabía. Y que quería decir. Me da la impresión de que cree que debe hablar pero que no quiere hundir o perjudicar a amigos o a compañeros o a instituciones, no sé bien a quién. Por eso dice lo básico: en el ejército se sabe que fue Benavides y a mí me lo dijo el teniente coronel Avilés, que es mi amigo. Después dice otras cosas. Por ejemplo, ha dicho que 10 días antes del asesinato -incluso antes de la ofensiva-, él mismo personalmente acompañó a Avilés a hablar con Benavides y se quedó en el carro mientras los dos hablaban.

Cuando regresó Avilés, éste le dijo: voy a tener que hablar, el Coronel Ponce y yo estamos muy preocupados con Benavides: anda hablando de asesinar a los jesuitas. Bluckland dijo esto en un testimonio por escrito y posteriormente se retractó. Esto provocó un pequeño escándalo, porque parece ser que el FBI determinó que este testimonio, escrito en enero, fuera entregado a la embajada norteamericana, pero la embajada dice que no lo recibió y el FBI dice que sí lo mandó y las autoridades judiciales salvadoreñas insisten que ellos tampoco recibieron nada.

El congresista Moakley fue quien destapó este asunto., Tiene su importancia. Si se aclaraba que era falso, no había que darle ningún valor, pero si era cierto, hubiera dado una dimensión distinta al caso, puesto que se hubiera sabido que, ya antes del asesinato, había algún tipo de preparación del mismo y que también había una discusión interna donde un sector quería evitarlo
y otro sector quería propiciarlo.

"Yo no creo que Cristiani esté involucrado en los asesinatos"

ENVIO

- ¿Y qué responsabilidad le correspondería al Presidente Cristiani en todo este caso? ¿Sabía o no sabía? Y si realmente no sabía, ¿no sería lo más adecuado renunciar a la jefatura de un ejército que es responsable de hechos así?

TOJEIRA

- Yo no creo que Cristiani esté involucrado en los asesinatos. Sinceramente, no lo creo. y creo que ha jugado un papel con actuaciones positivas. No sé hasta que punto tiene poder con capacidad para jugar más positivamente de lo que ha jugado. Yo creo que desde el primer momento él tenía la idea clara de que habían sido los militares. Yo notaba una diferencia grande entre la apertura de Cristiani a las afirmaciones que nosotros hacíamos en contra de los militares y la actitud y las reacciones de otros miembros del Ejecutivo, que se ponían muy a la defensiva o simplemente acusaban al FMLN. Cristiani estaba receptivo a lo que nosotros decíamos, al menos esa impresión teníamos.

Posteriormente, en el periódico "La Croix" de París, salió un entrevista con Cristiani el 3 de diciembre -que, por tanto, fue hecha a finales de noviembre- donde él decía que todos los datos apuntaban hacia la culpabilidad de elementos del ejército. Es una afirmación temprana. Y lo dijo en un momento en el que ni siquiera su estabilidad como presidente estaba muy consolidada y cuando había una gran división dentro del ejército, que después se resolvió sacando del país a algunos de los elementos más derechistas en su concepción de cómo conducir la guerra. Cuando él da esa declaración había todavía una crisis interna no resuelta. Sin embargo, tuvo ya entonces suficiente valor como para dar su opinión.

Creo que después jugó un papel en la decisión de que se llevara a juicio a los que se encontrara culpables, aun cuando fueran del ejército. Después de esta decisión, el Presidente ha dado otros pasos positivos. El principal, presentarse personalmente ante el juez, renunciando a su fuero, que le permite responder a preguntas escritas a través de declaraciones juradas escritas. Esta iniciativa simplificó y aceleró el juicio, porque forzó a una serie de jefes militares -no a todos- a hacer lo mismo. Simplifica las cosas porque cuando las preguntas son por escrito no hay posibilidad de re-preguntas y de agotar el tema y hay que volver a mandar preguntas escritas de nuevo. Y las contestaciones se demoran más de 20 días. Y para interrogar a una persona se pueden tardar 2 meses y medio o 3 entre las preguntas que van, las respuestas que vienen, las re-preguntas, etc.

Creo que Cristiani también ha cometido errores de apreciación. En concreto, en torno al testigo Lucía Cerna, él hablo públicamente desacreditándola. Creo que lo hizo en base a la información que le dieron. Después, habló de unas armas que se habían encontrado en la UCA. Ciertamente, habían aparecido armas, pero en el Centro Loyola, que es nuestra casa de ejercicios. Aparecieron en un bosque que colinda con un cafetal, por el que la guerrilla se mueve libremente y por donde el ejército hace operativos con frecuencia. Las armas ni siquiera estaban muy enterradas, sino debajo de la ceniza donde se quema la basura. Realmente, si nosotros fuéramos a colaborar escondiendo armas, no las íbamos a dejar así a la vista, sino que las hubiéramos escondido mejor. Yo creo que nadie ligó esas armas con una posición armamentista de la Compañía, que además no existe en absoluto. Cristiani dijo que esas armas habían sido encontradas en la UCA. Yo no sé si se equivocó por un error humano o porque alguna gente le dio esa información.

Ha habido en él, pues, una posición básica que es positiva y algunos errores. Y ha habido también algunas limitaciones, cosas que podía haber hecho no ha hecho. Esas limitaciones, no sé si son de tipo personal o limitaciones realmente de poder, puesto que el presidente de El Salvador, como sucede en muchos otros países, no lo puede todo. Se le ha acusado a él de ser responsable del crimen por ser el personaje más alto del sistema de autoridad del país, pero en El Salvador el máximo poder no está en él. Si alguien debe dimitir, quienes tendrían que hacerlo son aquellos que tenían relación directa con los asesinatos o que no hicieron la investigación a la que le obligaban sus cargos concretos.

Realmente, entre él y los hechores hay mucha instancias intermedias. Y por ellas hay que buscar, no tanto a nivel de responsabilidad, cuando a nivel de irresponsabilidad, por no haber hecho a las investigaciones pertinentes en su debido momento. Yo creo realmente que Cristiani no ha tenido nada que ver con el asesinato y tampoco hay pruebas directas de que haya tratado después de ocultar las cosas o de ser cómplice. Además, él tenía una real amistad con Ellacuría.

ENVIO

- ¿Y la famosa reunión de unas horas antes del asesinato? ¿Puede encerrar algunas claves?

TOJEIRA

- La reunión del 15 fue entre todos los altos jefes militares que estaban participando en la guerra en la zona de San Salvador, que era la zona más afectada. La secuencia temporal de esta reunión de altos jefes militares y después el asesinato al día siguiente. Pero yo no creo que trataran como tal el tema del asesinato de los jesuitas. Y es que no creo que en ningún momento se ha utilizado para la planificación del asesinato la estructura formal militar. Y esta reunión era parte de la estructura formal militar. Otra cosa es que de ahí salieran algunos que le dieran la presión final a Benavides, que también estaba allí. Otra cosa es que allí estuvieran realmente los inductores del crimen y que en algún receso, o a la salida, hablaran de eso y le dijeran a Benavides: esta noche es la cosa, van a llegar a verte los tenientes, dales la orden... Realmente, yo creo que los tenientes ya sabían lo que iban a hacer antes de que Benavides les diera la orden.

ENVIO

- ¿Y lo que desencadena ese plan ya elaborado es la misma ofensiva del FMLN?

TOJEIRA

- Creo que sí, creo que la ofensiva es el desencadenante de una decisión ya tomada. Algunos analistas salvadoreños me han dicho que la posibilidad de este asesinato del FMLN contra intelectuales de la derecha salvadoreña: Peccorini, Chacón... Y que se habrían reunido militares e incluso civiles de la derecha y dijeron: nos están matando a nuestros intelectuales, nosotros tenemos que matar a los intelectuales de ellos. Así concebía este sector de derecha a nuestros compañeros. Sin embargo, aunque la decisión estaba si no tomada, al menos preparada, no se hace posible, no se vuele realista, hasta que alcanza la ofensiva.

"Estados Unidos quiso minimizar los costos políticos de este crimen"

ENVIO

- Otro interrogante que queda es el papel jugado por el gobierno de Estados Unidos en el caso... ¿Estaban ellos involucrados en el plan? ¿Qué papel han jugado después, a lo largo del proceso?

TOJEIRA

- Yo no conozco las líneas directas de lo que hizo antes o de lo quiere exactamente el gobierno de Estados Unidos, pero la actuación de la embajada sí la he seguido de cerca. Y la verdad es que desde el primer momento la embajada y su embajador William Walker jugaron a minimizar los costos políticos que este asesinato iba a traer para el gobierno de El Salvador. Y esto dominó toda su actuación, por encima del afán de la verdad. Pusieron policías, hicieron un despliegue de investigadores, pero los dominaba el deseo de minimizar los costos. ¿Qué pruebas tengo para afirmar esto? Lo primero, el caso de Lucía Cerna. Trataron por todos los medios de desprestigiar su testimonio y era el primer testigo que decía formalmente: fueron soldados. Decía exactamente:" fueron personas con uniformes como los de los soldados que yo veo en la calle. Era un testimonio todavía relativamente débil contra miembros del ejército, pero tenía un valor.

La embajada norteamericana es la que planea y dirige la campaña de desprestigio contra ella. Y fue la que nos engaño cuando Lucía viajó a Miami y pasó allí lo que pasó. Ante periodistas y en varias ocasiones insistieron también en que los asesinos eran del FMLN. Y esto contra todos los datos que iban saliendo, incluso contra la entrevista de Cristiani el 3 de diciembre, ellos insistían en señalar el FMLN. Yo hablé con uno de los policías investigadores norteamericano y me insistía a mí mismo en la posibilidad de que fuera el FMLN contra todas las evidencias de tipo circunstancial que ya estaban apareciendo y que nosotros conocíamos.

No querían reconocer que estuviera involucrado el ejército ni siquiera aceptar la connivencia de algunos militares. Y eso era lo que estábamos diciendo nosotros en el primer momento, y lo mismo decía Monseñor Rivera. Lo que decíamos era simplemente eso: por la hora, por el tiempo que duró el asesinato y por el lugar en que se cometió, eso no se puede realizar sin que haya complicidad de algunos elementos del ejército. Entonces, como no sabemos quiénes lo hicieron y sí sabemos por estas circunstancias que tuvieron que tener cómplices en el ejército, empecemos investigando al ejército y descubramos esos cómplices para después llegar a los asesinos. Para los norteamericanos decir parecía un delito cuando era la cosa más lógica.

La embajada americana se resistió a aceptar estas evidencias. Yo creo que lo hacían por minimizar los costos políticos del crimen. No creo que lo hicieran porque estaban involucrados directamente. Honestamente creo que no lo estuvieron., Pero sí veían los costos para su política hacia El Salvador podían ser muy grandes, como en realidad lo han sido. El Departamento de Estado acaba de decir que se siente desanimado, decepcionado y defraudado porque el Senado ha condicionado la ayuda militar a El Salvador.

Si el Departamento de Estado se siente decepcionado por esto, ¿cómo se sentiría la embajada norteamericana cuando no se sabían aún lo que esto iba a afectar realmente la política norteamericana? Pero aunque necesitaban suavizar las cosas, minimizar costos para su políticas, necesitaban también responder a la presión internacional pública. Al ver actuar así a la embajada llegó un momento en que muchos empiezan a sospechar que algo ocultan. Esto lo obliga a cambiar. Aún así, yo creo que en diciembre, a la hora de tomar la determinación de enjuiciar a alguien, fue más lúcido un sector del gobierno de El Salvador que la misma embajada americana.

De todas formas, yo creo que de los Estados Unidos se habla a veces de manera muy global. ¿Estados Unidos ha ayudado o no ha ayudado en el caso? Hay que verlo a tres niveles muy distintos. El primero es el del pueblo norteamericano, que ha sido de una gran solidaridad. Gentes muy conscientes que han visto esta barbaridad y no quieren que sus impuestos sigan favoreciendo crímenes de esta especie, gente que ha abierto los ojos y que al ver este asesinato se ha dado cuenta de que eran ciertos y de igual brutalidad otros asesinatos anteriores, gente que se ha dado cuenta del peso que tienen los 75 mil muertos civiles de la guerra salvadoreña. El pueblo norteamericano se ha comportado de un modo extraordinario, escribiendo cartas a sus representantes, al gobierno, participando en reuniones no sólo litúrgicas, sino políticas, sociales, haciendo campañas, respaldando a la Compañía de Jesús y a su línea de acción en los Estados Unidos.

El segundo nivel es el del Congreso norteamericano. Ahí, en su conjunto, se ha mostrado un gran esfuerzo por colaborar con el hacer verdad en el caso. Está la comisión Moakley y también algunos senadores que también han monitoreado muy de cerca el caso y se han interesado por él. Son gente que ha tratado de buscar mecanismos de presión en favor de la investigación. Dándose cuenta los congresistas de que quienes deben ser presionados en este caso son más los militares que los civiles. Y dándose cuenta también de que los militares sólo responden a presiones reales. No a palabras, sino a presiones de hecho. Yo creo que en estos sectores del congreso cada vez se va haciendo más clara una idea que ya tuvieron en algún momento -y no sé por qué la abandonaron-: que no se dar incondicionalmente ayuda a países donde se violan los derechos humanos, porque esta ayuda incondicional lo que hace es crear monstruos que después ni ellos mismos pueden controlar. Hay gente honesta y de buena voluntad en el Congreso que han dado pasos realmente positivos y de apoyo a la investigación.

Y finalmente, el tercer nivel es el del Ejecutivo norteamericano que, a mi juicio, ha tratado en todo momento de minimizar los costos del asesinato para continuar su política en El Salvador. Han seguido haciendo lo que ya hacían en vida de nuestros hermanos. La embajada escuchaba la voz de los mártires, pero en sus informes al Departamento de Estado no vacilaba en acusarlos a ellos o a sus publicaciones de izquierdistas, colaborando en ese sentido con una mentalidad que es la que después propicia, es cómplice, es inductora del asesinato de los jesuitas. En ese sentido, creo que el Ejecutivo norteamericano, con su política concreta en El Salvador, y con las intervenciones y los informes de su embajada -que se van haciendo públicos poco a poco- tienen una cierta complicidad moral en el asesinato de los jesuitas . Esto hay que tenerlo presente.

La política de derechos humanos de la embajada no es acertada. No lo ha sido en este caso y no lo ha sido antes. La política norteamericana para El Salvador, ha sido errada. Han pasado 10 años de estar patrocinando esa política, invirtiendo miles de millones en ella y en El Salvador hay hoy más guerra que paz, hay menos desarrollo económico y hay más dificultades para la reconciliación entre los salvadoreños. El Ejecutivo de Estados Unidos está empeñado en una política equivocada.

Este tercer nivel, que es el que está presente entre nosotros a través de al embajada, es un nivel non grato, desagradable, por todo lo que de falsedad implica su decisión, su obstinación minimizar costos. No digo que la embajada no haya hecho absolutamente nada, pero en buena parte lo que han hecho lo hicieron empujados por las circunstancias. Creo que si esas circunstancias no les hubieran empujado a apoyar una cierta clarificación -una cierta clarificación, porque no han hecho más- no hubieran actuado en ese sentido. No sólo es el caso de Lucía Cerna.

Han intentado hasta amedrentar a algunas personas que juegan un papel en el esclarecimiento del caso y que pertenecen al sistema judicial. En los niveles del sistema judicial salvadoreño la embajada norteamericana se ha hecho odiosa. Eso me consta. Odiosa por la política que han llevado: embarulladora, complicadora... Con nosotros igual. La embajada ha tratado de enredar las cosas, nos ha mentido y ha mantenido al frente del caso a los mismos que nos han mentido. Siempre hemos estado en tensión con ellos y hasta hoy no se ha logrado la distensión.

"La política de Estados Unidos es errada"

ENVIO

- Algunos opinan que esto puede deberse a la persona concreta, al embajador...

TOJEIRA

- La base del problema no es esa. La base es que la política de Estados Unidos es errada. Y que fuera quien fuera el embajador, probablemente hubiéramos tenido problemas. Pero además, hay un cierto consenso en los medios políticos salvadoreños de que éste es el embajador de menos categoría que ha habido a lo largo de toda la guerra, durante estos últimos 10 años. Un hombre prepotente, que se siente como una especie de procónsul, que menosprecia a los salvadoreños... Eso lo captan los que se acercan a él.

Cuando hablaba con él, Ellacuría le contestaba muy dialécticamente y las afirmaciones del embajador no soportaban su lucidez. Si alguna vez le llevaba la contraria, Ellacuría le rebatía rápidamente y entonces el embajador optaba por no llevarle mucho la contraria. Yo creo que la embajada norteamericana, aunque no estuviera de acuerdo con el pensamiento de Ellacuría, ya había llegado a pensar que la UCA jugaba un papel moderador en el conflicto salvadoreño. Eso hacía que hubiera más respeto y que intentaran no agredir a Ellacuría, no agudizar el conflicto directo con él. El conflicto de ahora con nosotros ha sido no porque ellos deseen conflictos sino por el modo tan torpe como han actuado a lo largo del proceso que sigue al asesinato.

"Estados Unidos oculta documentos con información de este caso"

ENVIO

- ¿Qué hay de los 21 documentos que oculta el gobierno de Estados Unidos sobre el caso? ¿Es un escándalo más del proceso?

TOJEIRA

- Nosotros teníamos información -y es lógico- que a las diversas agencias del gobierno de Estados Unidos había llegado bastante información sobre el caso. Entonces, a través de nuestros abogados en los Estados Unidos, escribimos cartas al Departamento de Estado, al Consejo Nacional de Seguridad, a la CIA y a la DIA, que es la agencia de inteligencia del Departamento de Defensa. La mayoría de estas instituciones no contestó en un primer momento. Después contestó alguna y dijo que no podía poner a nuestra disposición los documentos que tenía.

El Departamento de Estado se negó a dar cualquier informe que les había enviado la embajada relacionado con los jesuitas. De la DIA contestaron que ellos tenían 21 documentos, pero que no podían ponerlos a nuestra disposición en base a un artículo y a un inciso de sus leyes que dice que los documentos de las instituciones estatales norteamericanas son de libre acceso, salvo aquellos que pueden dañar la seguridad nacional de Estados Unidos. Esto resultaba un poco escandaloso y era incluso aprovechable para demostrar el modo de actuar claramente negativo y poco colaborador del gobierno norteamericano.

Yo creo que en esos informes debe haber mucha información que la embajada de Estados Unidos en El Salvador ha recabado entre sus informantes. Apreciaciones, datos, opiniones, lo que piensan de nosotros los jesuitas, el monitoreo que han hecho de lo que nosotros hacemos... Y o creo que no se daña la seguridad nacional de los Estados Unidos, sino que simplemente se daña a los orejas de Estados Unidos en El Salvador. Lo que no quieren es dar públicamente los nombres de sus informadores.

En parte, porque de esa información una debe ser floja y otra debe ser falsa y entonces, quedarían muy mal los espías, orejas o asalariados -como les querramos llamar- que Estado Unidos tiene dentro de las distintas instituciones políticas y militares de El Salvador. Por fin, ante la insistencia de los abogados que nos representan, la DIA reconoció que tenía 85 documentos y que nos podría dar algunos, no todos. Efectivamente, nos mandaron una serie de documentos... ¡pero con unas tachaduras impresionantes! A lo mejor en una hoja de 25 ó 30 líneas, están tachadas 15 ó 18 líneas. En otras hojas hay menos tachaduras. Por supuesto, no aparece prácticamente ningún nombre propio de los informantes. Eso lo ocultan con mucho cuidado. donde hay tachaduras pequeñas, lo que tachan son nombres propios o de lugares que permitirían identificar a los informante. Pero también tachan textos.

Las cosas no tachadas, las que nos permiten leer, son cosas superficiales, accidentales, juicios sobre la situación sin ningún valor, alabanzas generales al modo de proceder del gobierno o de los militares, algunos datos en los que se dice que los militares están muy preocupados con el caso... En fin, totalmente irrelevantes. ¿Qué hay en las líneas tachadas? Aparte de nombres propios, lo demás no lo sabemos. Y nos gustaría saberlo, y no sólo lo que aparece tachado en esos documentos, sino lo que dicen los otros documentos que no quiere dar la DIA y lo que dicen los documentos que otras agencias tampoco quieren entregar. Realmente, merecía la pena que esos papeles se publicaran tal como nos los han entregado. Sólo viéndolos se hace manifiesto que aunque el gobierno de los Estados Unidos dice tener voluntad en el esclarecimiento del crimen, en la práctica no contribuye a esclarecerlo.

Este tipo de secretismo norteamericano alimenta naturalmente los rumores. Y rumores contra los mismos norteamericanos. Se lo tienen merecido, porque están diciendo siempre que quieren toda la claridad en el caso y ellos mismos ocultan información. Es lógico que la gente piense que esconden algo. Ellos mismos se ganan a pulso estas sospechas. Y no solamente a nosotros nos están negando información. Esta cerrazón la han tenido también con congresistas, a los que han negado el acceso a la información de estas agencias del Ejecutivo. Evidentemente, esto muestra algo irregular, por lo menos, y es imposible dejar de pensar que ocultan algo escandaloso o sucio.

"La muerte de los nuestros ha dado un impulso a la paz"

ENVIO

- ¿Y cómo ha sido en general la actitud de la jerarquía católica y de la sociedad salvadoreña ante el crimen y después, ante este complejo proceso judicial?

TOJEIRA

- Yo creo que Monseñor Rivera y Monseñor Rosa Chavéz mostraron y siguen mostrando todavía en estos momentos una solidaridad extraordinaria y a mi juicio, realmente ejemplar. Se han arriesgado por nosotros, han tomado decisiones con mucha claridad, han impulsado a fondo la investigación, no han dejado pasar trampas ni vacilaciones a lo largo de este proceso. Se han definido incluso en asuntos complejos. Creo que no hay en la actuación de ellos nada que les podamos reprochar y sí hay mucho que les debemos agradecer. Los otros obispos han reconocido el derecho y el liderazgo de Monseñor Rivera para presentar la posición oficial de la Iglesia con respecto al caso.

Sólo en un primer momento hubo la voz disonante del presidente de la conferencia episcopal, monseñor Tovar Astorga, que declaró en la revista "30 días" que lo más probable era que la guerrilla hubiera cometido el crimen. Afirmó también explícitamente en algún momento que él no estaba de acuerdo con Monseñor Rivera. Después, no se ha mantenido en estas opiniones porque los hechos han demostrado lo contrario. Creo que fue algo de tipo episódico y muy particular. El resto de los obispos ha respaldado a monseñor Rivera en su labor y en su compromiso con la clarificación del caso.

Respecto de la sociedad salvadoreña, sin pretender que el caso sea una cuestión decisiva para ella, sí creo que ha generado una repulsa generalizada, incluso entre gente que no simpatizaban ideológicamente con nuestros compañeros. Hay primero que nada una toma de conciencia de la brutalidad el hecho y una opción básica que dice: este tipo de brutalidades no se puede consentir. Esto ha sido general. Y la brutalidad de estos asesinatos ha dejado entrever la brutalidad de la guerra en sí misma y la de otros asesinatos que habían pasado mas desapercibidos.

Creo que la muerte de los nuestros ha dado un buen impulso a la conciencia de la necesidad de la paz, no solamente entre los que sufren la guerra sino incluso entre aquellos a los que la guerra apenas les ha tocado. Otra forma de conciencia que se ha desatado en un grupo amplio es la de decir: hay que sujetar más a los militares. El tema de la impunidad militar empieza a salir y a salir con fuerza a raíz del asesinato. Yo creo que eso es también un avance real para la paz, porque el diagnóstico de una enfermedad es lo que más aporta a la curación del cuerpo enfermo. En este caso, es un cuerpo social el enfermo, y si se diagnostica uno de los puntos focales de la infección, como es el de la impunidad de los militares, eso contribuye a la curación del mal. También ha crecido entre las fuerzas sociales el respeto por la Iglesia, por la Compañía, por la presencia evangelizador y pacificadora de la Iglesia dentro de El Salvador.

Creo que el asesinato de los nuestros ha sido un factor importante para mitigar el acrecentamiento de la represión en contra de la Iglesia y de los que realizan su función social en El Salvador. No digo que en estos momento se goce de una total libertad, pero sí que se ha mitigado la creciente dinámica de provocaciones, hostigamiento, amenazas.

La verdad, la justicia y el perdón: en ese orden

ENVIO

- En su primer comunicado público, del mismo 16 de noviembre, la Compañía de Jesús expresaba su deseo de que el sacrificio de los asesinados no fuera estéril... ¿Están satisfechos en ese sentido?

TOJEIRA

- Creo que ninguna muerte es estéril, que todas las muertes tienen el mismo valor y que ese valor de todas se va sumando. Y de repente, el valor de todas las muertes estalla en una o en dos muertes, o en ocho, como en este caso. Creo que el compromiso que a ellos les llevó a la muerte no es otro que el compromiso con la vida del pueblo salvadoreño, un compromiso que lucha contra la muerte de tantos salvadoreños que han sido asesinados anónimamente y cuya muerte no ha tenido impacto mayor en la pacificación, en favor de una paz con justicia para el país.

Con el asesinato de ellos, otras muchas muerte cobran el mismo valor que la de ellos y estallan simbólicamente en sus muertes. Y la gente dice: los han matado porque defendían la vida y se oponían y denunciaban la muerte de otros miles de inocentes que han sido sacrificados en esta guerra. La muerte de ellos ha tenido este valor simbólico, sacramental, teológico, que hace patente el valor de todas las muerte, el valor de tanto sacrificio por la vida y por la paz.

ENVIO

- También han hablado los jesuitas de que el caso requieren de verdad, de justicia y de perdón, pero en ese orden...

TOJEIRA

- Eso lo hemos repetido mucho. Y creemos que así debe ser. Creemos que el pueblo salvadoreño necesita la verdad sobre el caso y que se le debe dar la verdad. Esta verdad es importante para la paz, porque la paz solamente se construye sobre la verdad. Un crimen como éste implica muchos problemas de fondo, muchos modos de pensar que desaparecían la vida ya que han prevalecido en el país. Creo que el pueblo salvadoreño necesita que se le diga la verdad completa sobre este caso.

La justicia debe venir después de la verdad. No basta con la verdad si se ha roto los derechos básicos. Y finalmente, como cristianos y como seres humanos solidarios queda la obligación moral del perdón y de la reconciliación. ¿Qué ritmos temporales tienen o debe tener esto, la verdad, la justicia, el perdón? Yo creo que aún no hemos llegado todavía a la verdad plena, eso es evidente. Se ha llegado a una verdad parcial. Hay, pues, que seguir luchando por la verdad y si el juicio no llegara a toda la verdad, creo que deberíamos seguir buscando la verdad y tratando de aclararla, independientemente de que después de llegar a ella se pueda hacer justicia o no. Creo que éste es un imperativo básico y prioritario. Mientras no se llegue a la verdad total se debe continuar esa búsqueda.

Con respecto a la justicia, aunque el ideal sería que se realizara sobre la verdad plena, es bueno que se realice incluso sobre la verdad parcial, y que se haga la justicia que se pueda hacer. Creo que cuanto más plena sea la verdad, más plena será la justicia y más aportará a la paz y a la paz con justicia en El Salvador. Si la justicia se realiza de un modo débil o sobre una verdad parcial, será menor la incidencia que podría tener en sentar las bases seguras de la paz en El Salvador.

Pero en esto hay que ser posibilista y aunque no nos conformamos con una justicia hecha a partir de una verdad parcial, hay que aceptar esa justicia -una justicia concreta, real- y que esa justicia vaya dando sus pasos, también concretos y reales, en la medida de sus posibilidades. Nosotros nunca hemos querido venganza, nunca hemos pedido venganza contra nada ni contra nadie. Ni siquiera hemos pedido venganza contra nada ni contra nadie. Ni siquiera hemos pedido que hagan justicia quienes no pertenecen al sistema legal salvadoreño que se haga justicia. Nos oponemos a cualquier tipo de "justicia" que se salga de los marcos legales de El Salvador. Creemos que toda justicia debe realizarse dentro del marco legal salvadoreño.

¿El perdón? Tiene dos aspectos distintos. Uno es el perdón moral, y ése está dado desde el primer momento. Otro es el perdón legal. Este, creo que debe condicionarse a las posibilidades reales de reconciliación de la sociedad salvadoreña. Es decir, que no debe haber un perdón legal inmediato al fallo del jurado, sino que el perdón legal debe estar incluido dentro de un marco más amplio, dentro de pasos positivos hacia la reconciliación de El Salvador. Si en un determinado momento se firma la paz entre las fuerzas en pugna y se abre la posibilidad de una convivencia pacífica, creo que entonces podría darse el perdón legal, enmarcado dentro de una amnistía general de todos los delitos de guerra, en los que yo incluiría también algunos delitos comunes que muchas veces han estado conectados con la situación de miseria, de endurecimiento de las conciencias y de agresividad que la misma guerra ha provocado.

Yo no le doy más importancia a los delincuente se guerra que a los delincuentes comunes, porque en una situación de guerra la delincuencia es también un fruto de la guerra. Creo que debe haber una reconciliación general de la sociedad salvadoreña y dentro de esa reconciliación, asentada también legalmente en procesos de negociación supervisados por la ONU -como ya vienen siendo en estos momentos-, en ese marco, es cuando debe darse el perdón de los asesinos de los jesuitas. Si no, cualquier otro perdón o amnistía podría parecer una nueva burla de la justicia.

"Nosotros no somos policías, pero tenemos que desentrañar todo lo relacionado con este caso"

ENVIO

- También decían los jesuitas en su primer comunicado que ustedes "se reservaban los derechos de sacar sus propias conclusiones". ¿Qué harán después del juicio y la eventual sentencia?

TOJEIRA

- Nosotros no vamos a hacer una investigación policial, porque no somos policías, pero sí vamos a seguir mostrando todas las pistas que vayamos encontrando y las que hayan quedado sin investigar. Vamos a mostrar todo lo que hay de contradictorio y todo lo que se deduce de las contradicciones tanto respecto del mismo proceso como respecto de toda la situación salvadoreña. Creo que aunque se descubriera a los autores intelectuales, queda por hacer una labor importante de reflexión en torno al caso.

Por poner un ejemplo: hay que reflexionar sobre cuáles fueron los modos de pensar que posibilitaron este tipo de asesinato. Creo que es algo que está aún poco reflexionado en El Salvador, tenemos que desentrañar todo lo que tenga relevancia en torno a este caso. Hasta ahora no lo hemos hecho porque hemos estado más ocupados en el progreso concreto de la justicia legal. Todo lo que contribuya a la paz con justicia en El Salvador y a este valor básico de hacer verdad, no solamente sobre el asesinato sino sobre la situación que genera este asesinato y que ha generado tantos otros asesinatos tan brutales y tan absurdos como el de los nuestros, es lo que los jesuitas vamos a seguir haciendo.

ENVIO

- ¿Y qué opinión le merece el reciente voto en el Senado norteamericano, condicionando la ayuda militar al esclarecimiento del caso?

TOJEIRA

- Creo que ha sido sobre todo un triunfo de la activa solidaridad del pueblo norteamericano. Han sido los electores, la gente de base, el pueblo norteamericano, los que han forzado a que se relacione el caso de los jesuitas con la ayuda militar. Se trata de una conexión que es real. Creo que muchos norteamericanos lo que querían era que se eliminara toda clase de ayuda pero a nivel de legisladores ya se adopta un tipo de lenguaje más suave y sólo se llegó a condicionar la ayuda a la clarificación del caso. Creo que esta decisión de los congresistas ayuda para que se prosiga la investigación a fondo del caso, tanto judicialmente como extrajudicialmente, aclarando cada vez más las raíces del crimen, sus contradicciones, sus complicidades. Ganó el pueblo norteamericano, el Congreso lo escuchó. La posición del Ejecutivo era otra. Ellos querían condicionar la ayuda a que el FMLN cesara el fuego en 60 días, eliminando toda otra condición, sobre los jesuitas o sobre los derechos humanos.

"En Europa se ha perdido la idea de lo que es el imperialismo"

ENVIO

- ¿Cómo evaluar la actitud de otros países, de Europa, de España en concreto, en donde nacieron cinco de los jesuitas asesinados?

TOJEIRA

- A veces he llegado a pensar que la presión de otros gobiernos puede ser más efectiva sobre el gobierno de los Estados Unidos que sobre el de El Salvador. Especialmente, la presión de los países europeos. España en particular tienen mínimas relaciones económicas y diplomáticas con El Salvador y por eso tiene poco que presionar a ese nivel. Yo creo que ese mismo esquema se repite en buena parte de los países de Europa. Con Alemania es diferente. Hay más relaciones. Y el gobierno alemán sí ha cortado la ayuda de todo tipo. No es una ayuda del calibre de la norteamericana, pero sí ha sido un golpe serio y una llamada a la reflexión al gobierno salvadoreño. Evidentemente, la presión europea ha sido menor. En Europa son como más aficionados a la reflexión moral y no existen esos mecanismos populares que usan los norteamericanos para incidir en la política. En Europa es más incomprensible -creo que en España más- esa protesta civil de no violencia activa que practican tanto en Estados Unidos.

A nivel espiritual sí ha habido una gran solidaridad en España. Este crimen ha tenido allá una significación profunda a nivel eclesial. Pero no existen los mecanismos prácticos que permitan traducir esto en acción política eficaz. Es claro que la solidaridad más efectiva ha vencido a Estados Unidos, pero la solidaridad afectiva ha venido, y a los mismos niveles, de varios países europeos. Es lógico que así sea: El Salvador es un país muy dependiente económica, política y militarmente de los Estados Unidos y es lógico que la solidaridad se vuelva más efectiva y más práctica en Estados Unidos que en países como los europeos, que están alejados de nuestros problemas, donde sus pueblos han perdido ya la idea de cómo incide la política de sus gobiernos en los países del Tercer Mundo.

En Europa se ha perdido la idea de lo que es el imperialismo. No quiero decir que los europeos no sean imperialistas, pero han perdido la idea porque han perdido la práctica de la política imperial y se han sumado a una práctica mucho más difusa de imperialismo económico, donde, como países del Norte que son, se lucran de nosotros, los países del Sur. Pero no ven los signos visibles del tipo de opresión y de explotación que realizan. En Estados Unidos, sin embargo sí existe una práctica de tipo imperialista tan evidente que el pueblo no solamente ve los mecanismos de tipo imperialista que usa su gobierno sino que en algunos momentos ve bien de cerca y con horror las consecuencias de esos mecanismos que en los países europeos ya no se desarrollan.

"Reconocemos el valor de su muerte, pero preferiríamos tenerlos vivos"

ENVIO

- Hay quien dice que los jesuitas asesinados han sido más eficaces políticamente después de muertos que lo que fueron en vida, que con su sacrificio han contribuido a la paz y al fin de la guerra como nunca lo habrían hecho estando vivos... ¿Qué piensa de eso?

TOJEIRA

- Es una pregunta interesante de responder. Realmente eso se ha dicho. Evidentemente, en algunas cosas muertos ha sido mas eficaces que cuando estaban vivos. Realmente, su muerte los ha hecho universales. Creo que, por ejemplo, en vida, hubiera sido muy difícil recabar afirmaciones a nivel de Iglesia tan solidarias con ellos y con nosotros, tan llenas de admiración y tan comprometidas como las que recibimos. A nivel de Iglesia en todas sus dimensiones, peor especialmente de la Iglesia jerárquica.

Tenemos testimonios de la mayor altura jerárquica en la Iglesia en la que se afirma que ellos son mártires. Al calificarlos así les están dando el estatuto de personas imitables en sus virtudes heroicas y en el regar con su sangre esas virtudes heroicas. Esto no lo decían antes de su muerte, no lo decía mucha gente y los que lo decían eran hasta mal vistos. Es evidente que su muerte tienen una dimensión esclarecedora sobre el compromiso y el valor de su vida. En ese sentido, se hacen más universales y por tanto, más efectivos dentro de la conciencia de la Iglesia. En otros aspectos, políticos incluso, uno puede ver también que su muerte les dio una efectividad mayor. Ellos habían estado luchando siempre, continuamente, contra la ayuda militar norteamericana.

Eran acérrimos partidarios de la supresión total de esa ayuda. Y nunca consiguieron ni siquiera el condicionamiento de la ayuda militar. Es un ejemplo más de la mayor efectividad que hoy tienen . A nivel eclesiástico, a nivel político y a nivel social también. Yo creo que vivos eran más discutidos como figuras en El Salvador que lo que son en la actualidad. En conjunto, ya en vida, eran muy admirados en El Salvador, pero en la muerte se hicieron universalmente admirados por los salvadoreños y muchos menos discutidos que antes. Los que hoy discuten su valía moral son minoría muy pequeñas y para hacerlo utilizan argumentos tan deformes y ridículos que con ello despiertan gran indignación, no sólo entre mucha gente sencilla, sino incluso entre mucha gente de clase media que antes no tenía una idea desarrollada sobre ellos y ahora sí la tiene. En eso también han sido más eficaces: en conquistar un imagen pública de respeto y de admiración en El Salvador.

Sin embargo, yo creo que no se puede decir que han sido más eficaces en muerte que en vida. La eficacia de su muerte ha sido oír el valor que sus vidas tenían. Ellos no son mártires que nazcan de la nada. Se ganaron el martirio a pulso, luchando durante 20 años en El Salvador en favor de la paz, en favor de los pobres, de la justicia, del derecho. Y lucharon por todo eso con una gran eficacia. La muerte lo que hace es dejar en claridad absoluta la intención que tenían.

La gente lucha con otro tipo de intenciones, se zafa con más facilidad de la muerte. Ellos ni siquiera se escondieron, ni siquiera se protegieron, luchaban por lo que luchaban por pura convicción cristiana y por ética humana. Su muerte puso esto en evidencia y dio pleno valor a su vida, universalizó el valor de su vida. Pero nos duele. Su muerte corta una línea de eficacia en el trabajo de hacer conciencia, en el trabajo de análisis, en el trabajo de lucha por la justicia, que son tan importantes en El Salvador. Aunque su muerte les dio una dimensión universal y dio un plus de eficacia a todo lo que venían haciendo, cortó la eficacia de su trabajo. Y eso fue planeado fría y deliberadamente.

Los que los mataron lo hicieron para cortar eso, la eficacia de su trabajo. Nosotros nos alegramos de tener mártires, pero su muerte nos entristece profundamente, no solamente por la injusticia que se ha hecho sino porque se ha cortado una trayectoria de eficacia muy difícil de sustituir. Porque no se pueden sustituir 20 años de experiencia, de contactos, de trayectoria, de compromiso, de estudio, 20 años de conocimiento de la realidad salvadoreña. Para nosotros ha sido un golpe tremendo y preferiríamos que no hubieran sido mártires sino -usando el lenguaje de la Iglesia- que sólo hubieran sido confesores de la fe. Hubiéramos preferido que la verdad de su compromiso, de su entrega, hubiera quedado claro en la confesión y compromiso, de su entrega, hubiera quedado clara en la confesión y no en el martirio. Reconocemos que el martirio es un don de Dios, que lo da a quien quiere y que nos debemos de sentir agradecidos y tratar ahora de corresponder a ese don de Dios. Pero hubiéramos preferido tenerlos vivos.

Cronología de los acontecimientos

Noviembre 1989

11 - A las 8 de la noche el FMLN lanza en San Salvador y otras ciudades la más poderosa de sus ofensivas militares durante 10 años de guerra. Pocas horas después, todas las radios del país son encadenadas a la emisora del ejército, Radio Cuscatlán. En la cadena radial se escuchan amenazas de muerte contra dirigentes políticos y religiosos y contra "Ellacuría y los subversivos de la UCA". El propio Vicepresidente Merino acusa por radio al padre Ellacuría de "haber envenenado las mentes de la juventud salvadoreña" desde la UCA y el Colegio Externado.

13 - Regresa a San Salvador, procedente de España, el padre Ellacuría. Sólo una hora después, a las 6.30 pm una unidad de comandos del Batallón Atlacatl realiza un cateo en la residencia de los jesuitas de la UCA y en otras instalaciones cercanas a la Universidad. Revisan todo, identifican a varios de los sacerdotes, pero no requisan nada.

16 - A las 6.30 am al concluir el toque de queda, Don Obdulio, esposo de Julia Elba y padre de Celina, descubre los cadáveres de las dos mujeres y los de los seis sacerdotes. Tras acercarse desde su casita de guardián hasta la casa de los padres, "extrañado porque no aparecían la señora y mi hija y pensé que se habían dormido", corre a la cercana casa del Provincial de los jesuitas a dar aviso.

El Centro Pastoral Monseñor Romero, contiguo a la casa de los sacerdotes, está saqueado y aún a las 8 am las computadoras y los archivos siguen ardiendo; han sido quemados con líquido inflamable. En el portón de la UCA, un rótulo escrito a mano dice: "El FMLN hizo un ajusticiamiento a los orejas contrarios. Vencer o Morir. FMLN".

Poco antes de las 7 de la mañana, los medios de comunicación nacionales e internacionales difunden la noticia. En minutos, ésta da la vuelta al mundo. De inmediato, la cadena radial del ejército responsabiliza al FMLN por el crimen. Monseñor Rivera, Arzobispo de San Salvador, declara también de inmediato: "Son los mismos que asesinaron a Monseñor Romero y a los que no les bastan 70 mil muertos".

En la mañana, miembros de la Unidad Especial de Investigación (UEI), organismo integrado por militares y que es parte de la Comisión Investigadora de Hechos Delictivos del sistema judicial, llegan al lugar del crimen y recogen pruebas. En la tarde, Monseñor Rivera y Monseñor Rosa Chávez oyen gritar desde un carro militar con parlante: "Seguimos matando comunistas. Ya han caído Ellacuría y Martín Baró. Rindanse. Somos de la Primera Brigada". (La Primera Brigada es dirigida por el coronel Elena Fuentes).

El Provincial de los jesuitas, padre José María Tojeira, hace público un comunicado en el que dice: "La frase de nuestro actual arzobispo diciendo que ha sido el mismo odio que terminó con Monseñor Romero el que masacró en la actualidad a nuestros hermanos, es para nosotros absolutamente evidente. Exigimos al Gobierno de la República que la investigación no sólo sea exhaustiva sino pronto y diligente. El hecho de que la zona donde se perpetró el asesinato colectivo estuviera en las horas previas al mismo fuertemente militarizada durante el toque de queda, y que la ejecución de la masacre durara cerca de media hora, nos fuerza a pensar que es imposible que no se hayan dejado suficientes huellas como para llegar a un esclarecimiento rápido del mismo".

17 - El Presidente Cristiani declara: "Nosotros nos hemos comprometido a investigar a fondo el caso y a castigar a los culpables, sean quienes sean. Vamos a perseguir a esos grupos asesinos para que todo el peso de la ley caiga sobre ellos".

19 - En su homilía dominical, Monseñor Rivera dice: "Los asesinos son de las Fuerzas Armadas o de fuentes cercanas a ellas".

20 - Una testigo que dijo haber visto a uniformados desde una casa cercana, en la noche del crimen, Lucía Barrera de Cerna, empleada de los jesuitas, relata su testimonio a María Julia Hernández, que dirige la Tutela Legal del Arzobispado. Después, pide refugio en la Embajada de España.

23 - Después de rendir de nuevo testimonio ante autoridades judiciales salvadoreñas, y por deseo expreso de ella, Lucía Cerna viaja a Maimi. La acompañan agentes del FBI, comprometiéndose la embajada de EU en El Salvador a entregarla al llegar a Maimi a sacerdotes jesuitas que la esperaban. Pero al llegar a Miami, Lucía será entregada a policías norteamericanos que la retuvieron prácticamente incomunicada durante 8 días, con el pretexto de garantizar su seguridad. Durante estos días la testigo fue interrogada continuamente por agentes norteamericanos, estando presente el Teniente Coronel Rivas Mejía, jefe de la UEI salvadoreña. Fue sometida 6 veces al detector de mentiras y amenazada con ser devuelta a El Salvador según lo que declarara. Esto la forzará a retractarse de sus primeras declaraciones. Presiones de los jesuitas de EU lograron liberarla.

28 - Tutela Legal del Arzobispado emite un informe oficial en el que concluye que por las características de la operación, el lugar , la hora y el desarrollo de los hechos -zona fuertemente militarizadas, hora de toque de queda y cantidad de disparos hechos- se puede establecer que "los responsables fueron elementos militares pertenecientes a la Fuerza Armada". Los jesuitas calificaron después este informe de "excelente".

- En fecha no precisada, y en momentos en que mucha gente estaba expresando su solidaridad con la UCA monetariamente, la embajada de EU en El Salvador ofrece a la Compañía de Jesús una ayuda de mil dólares. Pidieron a los jesuitas presentarse personalmente a la embajada a retirar esta ayuda. Los jesuitas no recogen la donación.

Diciembre 1989

1 - Según "The New York Times", el jefe del Comando Sur en Panamá, Maxwell Thurman, viaja a El Salvador a reunirse con el Alto Mando del Ejército para insistirles en que hagan una investigación a fondo.

4 - Funcionarios de la embajada de EU se reúnen con Roberto D'Aubuisson para discutir su posible responsabilidad en el crimen. D'Aubuisson niega cualquier involucramiento y acepta someterse al detector de mentiras.

6 - El Presidente de la Cámara de Representantes de EU nombra una Comisión Especial de 19 representantes de la bancada demócrata, presidida por Joe Moakley, para dar seguimiento al caso de los jesuitas.

El Jefe del Estado Mayor, Coronel Ponce, niega cualquier conexión entre los asesinos y las FF.AA. como "institución".

7 - El Procurador General, Mauricio Colorado, acusa a la Iglesia por "bloquear la investigación". Al día siguiente, Monseñor Rivera declara que el Procurador "parece estar defendiendo a los acusados del crimen".

8 - El Presidente Cristiani declara a la prensa que el asesinato "es parte de un esfuerzo por despretigiar al gobierno y a las FF.AA. "y anuncia una recompensa de 2509 mil dólares a cualquier persona que "conscientemente o contra su voluntad participara en el crimen y así lo declare", añadiendo que a quien lo haga se le exonerará el castigo y junto a su familia se le garantizará seguridad en otro país.

10 - Monseñor Rivera acusa a la embajada de EU de no haber dado la protección previamente prometida a la testigo Lucía Cerna. El presidente de la Asociación de Colegios y Universidades jesuitas en EU escribe a James Baker reclamándole sobre el comportamiento de la embajada de EU en El Salvador por "sus esfuerzos para desprestigiar el testimonio" de la testigo Lucía Cerna. Hasta el momento, el suyo es el único testimonio que aporta pruebas concretas en contra de los militares.

11 - En medios escritos de El Salvador y de EU se publica en detalle lo que ocurrió con Lucía Cerna en Maimi. El Provincial de los Jesuitas declara que Lucía "fue sometida a tortura sicológica".

Según un informe de la embajada de EU, la UEI ha identificado a la unidad del ejército que efectuó el cateo en la UCA el día 13. Confirma que se trata de una unidad del Batallón de Reacción Inmediata Atlacatl.

12 - El Viceministro de Seguridad, Coronel Montano, afirma a medios nacionales que el FMLN es responsable del crimen: El 16 de noviembre se sabían vencidos y por eso lo hicieron". Acusa a María Julia Hernández, de Tutela Legal, de asesorar a Lucía Cerna para que diga que los asesinos son militares y acusa a los obispos de "simpatizar con la izquierda terrorista". (El 4 de julio, el Coronel Montano había hecho acusaciones de terrorismo contra la UCA y el 21 de agosto contra el padre Ellacuría).

La Compañía de Jesús en El Salvador emite un documento en el que declara estar siendo "muy poco informada de la investigación por parte de quienes la están llevando a cabo". (En esta fase eran los militares de la UEI). Denuncia también el documento el trato que recibió Lucía Cerna de parte de las autoridades norteamericanas. Los jesuitas califican de "abusivos, injustos e imprecendentes" los métodos de investigación a los que se vio forzada la testigo en Miami, justificando las contradicciones en las que cayó en la "situación de agotamiento, nerviosismo e inseguridad" a la que la llevaron los interrogatorios, "que hubieran sido considerados delictivos en Estados Unidos si la testigo fuera norteamericana, aunque fuera sospechosa de un crimen".

14 - El Procurador Colorado afirma que pedirá a la Conferencia Episcopal que investigue a los obispos y a María Julia Hernández por "obstrucción a la justicia".

Desde mediados de mes el gobierno salvadoreño envía al exterior a 7 delegaciones oficiales que afirman en 16 países que el FMLN es el responsable del crimen.

19 - Los militares que investigan el caso se acercan por primera vez al Provincial de los jesuitas para informarle de la marcha de las investigaciones.

30 - El Jefe de la Fuerza Aérea, General Bustillo, afirma a la prensa que Monseñor Rivera y Monseñor Rosa Chavéz "hacen el papel de tontos útiles del FMLN".

Hasta abril no se conocerá que a finales del mes de diciembre la UEI ha hecho ya 385 pruebas balísticas y 385 muetras de huellas dactilares a miembros del ejército que estaban en el área de la UCA la noche del crimen y que ha tomado ya 86 declaraciones juradas a elementos militares. Nada de esto se conoce en El Salvador.

Enero 1990

2 - Este día -y según podrá reconstruirse en detalle más tarde, pues hasta junio se conoce del caso en El Salvador- el mayor Erick Buckland,del grupo de asesores norteamericanos en El Salvador, confiesa a su superior, Coronel William Hunter, que el día 20 de diciembre recibió de su amigo, el Coronel Avilés, la información de que desde el primer momento, el Coronel Guillermo Benavides, Director de la Escuela Militar, había acudido personalmente al Teniente Coronel Rivas, jefe de investigaciones en la UEI, a confesarle su responsabilidad en el crimen y a pedirle ayuda. La información proporcionada por Buckland a Hunter fue conocida de inmediato por la embajada de EU y por el Alto Mando. (Todo indicaría que Rivas -interrogador de Lucía Cerna en Miami- estaba dispuesto a encubrir a Benavides). Las confesiones de Backlund dan un vuelco a la marcha del proceso.

El embajador de EU en El Salvador, William Walker, asegura a investigadores del Congreso de EU presentes en el país que "no hay evidencia que implique a los militares" y que los asesinos "podrían haber sido guerrilleros vestidos con uniformes del ejército".

3 - Buckland hace una declaración jurada sobre lo que contó a Hunter. Ese mismo día el Presidente Cristiani declara a medios nacionales que "está ya descartada la participación del FMLN".

5 - El Ministro de Defensa, Coronel Larios, convoca a 5 oficiales y a 2 civiles para que integren una Comisión de Honor que trabaje con la UEI en el caso de lso jesuitas.

6 - Buckland es separado de su cargo de asesor y trasladado a EU (Fuera de él ningún otro asesor norteamericano, militar o de inteligencia, ha vuelto a aportar un solo dato sobre el caso de los jesuitas).

7 - En una intervención de 4 minutos en cadena de radio y TV, el Presidente Cristiani dice que el caso ha sido resuelto y que "algunos elementos de la Fuerza Armada" están involucrados en el crimen. Menciona al Batallón Atlacatl, pero no da ningún nombre. (Se inicia así una semana llena de declaraciones genéricas y ambiguas en las que resulta difícil reconstruir cómo se desarrollan los hechos. Para muchos analistas, la declaración de Buckland y el hecho de que la embajada de EU "ya sabía" los precipitó).

8 - Un vocero de la Casa Blanca afirma su "satisfacción" por el avance de la investigación, afirmando que "Cristiani ha demostrado un gran coraje".

9 - El Ministro de Información, Mauricio Sandoval, afirma que 115 miembros de las FF.AA. y 103 civiles han sido interrogados por la UEI hasta el momento. No da ningún nombre de los posibles encausados, pero anuncia que le caso quedará resuelto en 72 horas.

10 - El Presidente Cristiani dice a la prensa que las tropas de Atlacatl no están bajo arrestro sino "concentradas" para ser investigadas. En EU el senador Christopher Dodd reclama: "nadie me da nombres".

11 - Un cable de la agencia Reuter menciona por primera vez al Coronel Benavides. Dice que está "bajo investigación".

12 - Al cumplirse 72 horas anunciadas, y después de que los periodistas esperan todo el día al Ministro Sandoval, éste anuncia que el plazo de 72 horas no puede ser tomado "literalmente". Niega que haya presiones militares y también los rumores de un golpe de Estado.

13 - El Presidente Cristiani anuncia, en un discurso pre-grabado de 4 minutos en cadena de radio y TV, los nombres de 9 militares que han sido puestos "a disposición del sistema judicial". Se trata del Coronel Benavides, de 1 teniente de la Escuela Militar, y otro teniente, un subteniente, 2 sargentos, 1 cabo y 2 rasos, todos del Batallón Atlacatl. (El Coronel Benavides, 44 años, ex-Jefe de Inteligencia del Estado Mayor era Director de la Escuela Militar el día del crimen y por esto, le correspondía el mando de la zona en la que se encuentra ubicada la UCA. El Coronel Benavides tiene un historial relativamente limpio en materia de derechos humanos y nunca ha tenido fama de represivo).

15 - El Juez 4o. de lo Penal, Ricardo Zamora, es designado para llevar el caso en su nueva fase.

El Presidente del partido ARENA, Calderón Sol, declara a los medios salvadoreños que si se llega hasta el final en la investigación, se llegaría hasta el FMLN. "Todo habla -dice- de una conspiración entre miembros del ejército y del FMLN". El Vicepresidente Merino declara que "debe estudiarse la teoría de la conspiración".

16 - Exactamente 2 meses después de cometido el crimen comparecen ante el Juez a prestar declaración 8 miembros de las FF.AA. (El noveno de los nombres que dio Cristiani es el de un soldado del Atlacatl que desertó en diciembre y no se dado con él). Con excepción de Benavides -que habría dado la orden- 7 de los 8 que dirigieron o ejecutaron el asesinato, pertenecen al Batallón Atlacatl, la élite de los batallones del ejército salvadoreño. (El Atlacatl fue fundado en 1981 por asesores norteamericanos y ha sido siempre entrenado por norteamericanos.

El Juez toma declaraciones a Benavides durante 2 horas y 20 minutos. Benavides niega cualquier responsabilidad en el crimen.

Cristiani anuncia a la prensa que los 2 tenientes encausados prestaron declaraciones extrajudiciales en la Policía Nacional y ambos señalaron a Benavides como quien había dado la orden para realizar el crimen.

19 - Después de tomar declaraciones a los 8 encausados, el Juez Zamora anuncia que existen suficientes pruebas para ordenar su detención provisional. Con la detención se inicia propiamente la etapa de instrucción del caso.

El Provincial de los jesuitas señala que "mientras no se llegue a los autores intelectuales" el proceso será "insuficiente", afirmando que no cree que Benavides, dado su historial, haya sido ese autor intelectual.

22 - Los militares que actúan como abogados defensores de los encausados apelan la decisión de detención dada por el juez, basándose en que la ley exige que los interrogatorios extrajudiciales se realicen en 72 horas después del arresto; los acusados fueron arrestados el 5 de enero (después de lo que habló Buckland) e interrogados hasta el 13. La defensa exige que los encausados sean liberados. (Tanto como los investigadores de la UEI como los miembros de la Comisión de Honor negarán que fueran ellos los que facilitaron los nombres de los 9 militares encausados)

26 - En su primera entrevista después del asesinato, Roberto D'Aubuisson "lamenta" el crimen y declara que se trata de "una acción aislada". "No es conveniente continuar investigando a las Fuerzas Armadas", dice.

29 - El Juez Zamora rechaza la apelación de la defensa.

30 - El dirigente de Convergencia Democrática Rubén Zamora declara que hasta el momento toda la culpa que han llegado a aceptar los militares tiene que ver con garantizarse que EU no les corte la ayuda militar. "Esto es una ofensa a la memoria de los jesuitas", dice.

En enero y sin fecha precisa, pero antes de darse a conocer los nombres de los encausados, son removidos de sus cargos varios altos oficiales. El Coronel Guzmán Aguilar, que fue jefe de la inteligencia militar (DNI), durante la ofensiva y ex-director de la Policía Nacional -de donde fue removido por "excesos represivos"- pasa a ser agregado militar en Costa Rica. El Coronel Cerna Flores, que fue jefe de operaciones del Estado Mayor Conjunto durante la ofensiva, pasa a ser gerente de la empresa estatal de comunicaciones, ANTEL (La noche del crimen, y según informes del Departamento de Estado de EU, Benavides tenía como superiores inmediatos a Cerna Flores y al Viceministro de Defensa, Zepeda. Según el Teniente Espinoza, que dirigió el cateo a la UCA , fue Cerna quien les dio la orden para hacerlo. Zepeda tiene una larga y conocida amistad con Benavides y según el raso Zarpate, quién ultimó a Julia Elba y a Celina, lo hizo porque Zepeda se comunicó con él por radio y le dijo que "también a ellas").

Febrero 1990

4 - "The Miami Herald" (día 2) y "The Washington Post" (4) revelan que antes y después de los asesinatos se celebraron dos reuniones de altos oficiales.

8 - Los abogados defensores manifiestan estar "muy preocupados por la lentitud del juez" en el levantamiento de declaraciones de los testigos. En el juzgado hay una lista de 200 personas para ser interrogadas.

10 - María Julia Hernández (Tutela Legal) declara que el crimen no es una acción del tipo de las que realizan los escuadrones de la muerte sino que se trató de una acción decidida en las FF.AA. y "fundada en la debilidad y en el pánico" que provocó entre los militares la ofensiva del FMLN.

11 - Llegan a San Salvador para hacer investigaciones 15 congresistas de EU. 10 de ellos pertenecen a la Comisión Moakley.

15 - Cristiani declara que "no existe evidencia que plantee el involucramiento de otros militares en el asesinato".

16 - El embajador de EU, William Walker, declara que es "optimista en que la ayuda militar no se cortará".

22 - "The Washington Post" informa que Benavides está viviendo en un apartamento de lujo en la sede de la Policía Nacional y que se le ha visto en la playa, en un elegante hotel que pertenece al ejército. 6 días después el Secretario de Estados James Baker afirma que el gobierno de EU está "indignado" por esto y que así lo ha comunicado al gobierno salvadoreño.

Marzo 1990

3 - La defensa solicita que el caso sea trasladado al Juzgado de Santa Tecla, pues la UCA entra dentro de esa jurisdicción. Esto supondría el cambio del Juez Zamora y un retraso en meses de las investigaciones. Durante varias semanas -e incluso hasta el mes de julio- la defensa insistirá en este traslado.

7 - Corren fuertes rumores en San Salvador que el Juez Zamora ha sido asesinado. Son sólo rumores.

20 - 75 de los 200 testigos citados ya han sido interrogados. No aparecen nuevas evidencias.

24 - En entrevista a "The Washington Post", Cristiani pone en duda que Benavides sea procesado y reconoce que está viviendo en "una celda de lujo". Dice que esto le decepciona, pero que "las Fuerzas Armadas tienen sus reglas"

Abril 1990

22 - En el programa "60 Minutes", de la cadena norteamericana de TV CBS, el Coronel retirado Sigfrido Ochoa Pérez -comandante de campo muy experimentado y de polémica trayectoria dentro del ejército y de ARENA- responde así al periodista Ed Bradley:

"-¿Es concebible que el Coronel Benavides, por sí mismo, decidiera asesinar a los jesuitas?
- No, no lo creo. Conociéndole a él, es un hombre que nunca podría llevar a cabo -ni siquiera concebir- una acción tal como la de asesinar a los jesuitas. Benavides actuó bajo órdenes. No actuó solo.

- Algunos miembros de la fuerza armada han dicho que Benavides entendió mal la orden y que quizá se desmoronó ante la presión. ¿Es esto posible?
- No, definitivamente. Yo creo que todo fue planificado de antemano.

- ¿Usted ha dicho que usted no cree que el Coronel Benavides actuó sólo. ¿Correcto?
- Correcto.

- ¿Recibió ayuda de oficiales más altos de la fuerza armada salvadoreña?
- Correcto
- ¿Y ellos planearon el asesinato de los jesuitas?
- Yo creo que sí.

Las declaraciones levantan un escándalo en El Salvador (la prensa y la TV nacionales las reproducen) y marcan un hito en la investigación.

25 - El periódico norteamericano "The Boston Globe" revela que todos los militares acusados -a excepción de Benavides- o fueron entrenados en los Estados Unidos -4 de ellos- o por asesores de EU en El Salvador -los otros 4-. (El Pentágono negará al Comité de Abogados que lleva el caso de los jesuitas en EU cualquier dato sobre estos asesores). (Más adelante se dará a conocer que los soldados del Atlacatl encausados estaban recibiendo, con otros, un curso impartido por asesores norteamericanos en La Libertad desde el 10 de noviembre, cuando se les ordenó venir a San Salvador el día 13. Su primera misión, a las dos horas de llegar al capital, fue catear la UCA. Su segunda misión fue el asesinato. Pocas horas después del crimen el comando fue trasladado a otro lugar de San Salvador. Quien firmó la orden para que vinieran a San Salvador fue el Coronel Cerna Flores. Y los asesores que los estaban entrenando fueron los boinas verdes en el hotel Sheraton durante la ofensiva del FMLN en esa zona de la capital).

Se conocen los nombres -hasta entonces ocultos- de los 5 militares y 2 civiles que integraron la Comisión de Honor que fue creada el 5 de enero para "deducir las responsabilidades del caso y esclarecer la verdad en toda su magnitud". (Hasta hoy todo lo actuado o lo informado por esta Comisión permanece en el misterio.

30 - Después de 4 meses de investigación se difunde en Washington el llamado informe Moakley, hasta ese momento la mejor recopilación de los indicios y pruebas sobre el caso. (Ver texto íntegro del Informe en envío número 104 de junio/90). El informe Moakley será incluido por el Juez en el sumario judicial.

El Presidente Cristiani lamenta que el Informe se base "en especulaciones" pues esto "obstaculiza el proceso judicial". El embajador de EU, William Walker, declara que le preocupa la lentitud con que va el caso y dice que el Juez Zamora "tiene que hacer más".

Mayo 1990

2 - La Fuerza Armada publica una declaración rechazando "de manera enfática y categóricamente "las declaraciones hechas a la TV norteamericana por el Coronel Ochoa Pérez, al que acusan de "prejuiciado e irresponsable".

El Secretario de Estado James Baker afirma ante la Comisión de Asignaciones del Senado de EU que la ayuda a El Salvador se verá afectada por el desarrollo del caso de los jesuitas. "Este caso en decisivo para la historia de El Salvador", dice.

4 - El embajador Walker dice al Comité de Abogados que lleva el caso en EU que el juez "no está haciendo nada".

5 - El Juez Zamora informa que solicitó para investigación el Libro de Entradas y Salidas de la Escuela Militar, donde constan todos los movimientos de esa institución, pero que le han dicho que está extraviado.

7 - En entrevista a la prensa, el Viceministro de Defensa, Coronel Zepeda, dice que el Juez "no tiene ningún elemento de juicio que amerite que me pueda investigar". (Moakley revelará que en su entrevista con Zepeda, éste le dijo que "sería equivocado culpar a todos los apóstoles por las acciones de Judas". En abril/89 Zepeda acusó a la UCA de ser el lugar donde se había fraguado el asesinato del Fiscal General García Alvarado, muerto en atentado).

8 - En declaraciones a la "La Jornada" de México, Monseñor Rosa Chávez dice: "Tanto la Compañía de Jesús como nosotros hemos sostenido que no creemos que una acción tan bárbara haya sido fruto simplemente de una decisión del Coronel Benavides. Ahora esta misma opinión sale de alguien que conoce a fondo la institución armada, el Coronel Ochoa".

9 - Hablando a los periodistas, Cristiani niega en Costa Rica -donde asiste a la toma de posición de Calderón- que los libros de la Escuela Militar estén extraviados. Pero ya de vuelta a El Salvador ordena su inmediata búsqueda.

10 - El Coronel Elena Fuentes, Comandante de la Primera Brigada de Infantería, denuncia "la instrumentalización del caso que quieren hacer políticos de izquierda nacionales y extranjeros con tal de desprestigiar a la Fuerza Armada".

16 - El Coronel Ochoa reafirma en declaración escrita ante el Juez que cree que Benavides obedecía órdenes y describe así cuál es el proceso en este tipo de operaciones:" para ejecutar una orden primero se recibe la información, luego se evalúa la situación con un grupo de apoyo o de asesores, se elabora un plan de acción que se presenta a los superiores y luego se convierte en orden operacional. La orden se implementa por una unidad militar con suficiente capacidad". Ochoa habla de que el crimen fue una "operación planificada".

21 - El Provincial de los jesuitas declara que "existe una conspiración en los más altos niveles para evitar la resolución del caso".

En vísperas de la discusión en la Cámara de Representantes de EU sobre la ayuda militar para El Salvador, la Comisión de Control de Armamento y Política Exterior del Congreso publica un informe en el que presenta el "perfil" de los Altos Mandos del Ejército de El Salvador. El informe concluye que 14 de los 15 oficiales que ocupan los puestos más altos han ido ascendiendo a pesar de que las tropas han comandado tienen un probado historial de violaciones a los derechos humanos. 11 de esos 14 oficiales han recibido entrenamiento de asesores norteamericanos.

23 - Cristiani informa que el Libro de Entradas y Salidas de la Escuela Militar que estaba extraviado ha aparecido y que al día siguiente lo entregará al Juez.

28 - El Juez Zamora informa que se le ha dado a conocer que el Teniente Mendoza, uno de los encausados, quemó el Libro de la Escuela Militar por órdenes del entonces Mayor Camilo Hernández -ascendido después del asesinato- había apartado ciertamente los libros, "pero para protegerlos".

En la única entrevista concedida desde su detención (sin fecha precisa) el Coronel Benavides dice: "Los crímenes fueron una sorpresa para mí porque sabía que el padre Ellacuría estaba diciendo cosas favorables del Presidente Cristiani".

Junio 1990

1 - Comparece ante el Juez el Coronel Eguizábal, uno de los miembros de la Comisión de Honor. Declara que esa Comisión no investigó nada sino que solamente exhortó a un grupo de militares para que dijeran la verdad, pero que nunca interrogó a nadie.

6 - En declaraciones que duraron 3 horas, el Teniente Mendoza -uno de los encausados- afirma haber quemado 70 libros de la Escuela Militar por orden del Teniente Coronel Camilo Hernández. Señala que esto es un acto "rutinario" desde que en 1987 se introdujo el uso de computadoras.

El Teniente Coronel Linares, que estaba al mando del Batallón Atlacatl durante la ofensiva y en la noche del crimen, es separado de su cargo y puesto al frente del Departamento Militar de Morazán. Al despedirse de su tropa, les dice: "Deben ustedes recordar que enfrente de nosotros tenemos al combatiente terrorista, pero que detrás de ese combatiente hay sectores inteligentes que usan todo tipo de calumnias y trampas para ganar terreno". (Linares fue citado judicialmente como uno de los 3 responsables de la masacre de 70 campesinos en Las Hojas en febrero/83).

15 - El Teniente Coronel Camilo Hernández comparece ante el Juez Zamora y niega haber ordenado incinerar los libros de la Escuela Militar.

26 - El Provincial de los jesuitas denuncia en la TV salvadoreña que se hacen esfuerzos por bloquear la investigación que lleve hasta los autores intelectuales: "Hay una serie de contradicciones que hacen pensar que el caso terminará con las nueve ovejas negras".

27 - El Coronel Avilés, señalado por el mayor Buckland como quien le había comentado la responsabilidad de Benavides, desmiente ante el Juez todo lo dicho por el norteamericano en enero y niega ser su amigo. "Quisiera tener una bola de cristal para saber por qué este Mayor dio esa declaración. Prefiero pensar que estaba algo loco por la guerra", dijo.

29 - Uno de los fiscales del caso afirma que la declaración de Avilés complica el proceso. "Actualmente -dice- la posibilidad de que se llegue a entablar juicio contra los acusados es de un 10% y de un 0% que se llegue a declararlos culpables".

Julio 1990

4 - El embajador de Estados Unidos William Walker expresa " preocupación" porque el juicio "va muy despacio".

11 - El Coronel Benavides declara ante el Juez durante 6 horas. Rearfirma que es inocente. Dice que no dio la orden de cateo a la UCA el día 13 ni tampoco la orden del crimen el 15. Afirma que la orden del cateo vino del Estado Mayor, el cual permaneció siempre conectado con la real de radio de la Escuela Militar.

El Subsecretario de Estado, Bernard Aronson, visita El Salvador y declara que EU sólo estará satisfecho con "una investigación a fondo" y "un juicio imparcial". (El 31 de julio, el "Village Voice" de Nueva York informa que Aronson vino a El Salvador a presentar "un mensaje tajante" al Alto Mando para que se entregara a los autores intelectuales del crimen).

12 - En rueda de prensa, el Presidente Cristiani admite por primera vez que el cateo de la UCA del día 13 fue ordenado por el Jefe del Estado Mayor, Coronel Ponce, y que también él mismo lo había autorizado. Justifica el cateo en que antes se habían encontrado armas y uniformes en la UCA.

14 - El Provincial de los jesuitas declara a la prensa salvadoreña que cree que Ponce y Cristiani han sido "engañados por sus propios militares". Lo dice así porque Ponce ha afirmado haber autorizado el cateo a las 8.50 pm, cuando el cato fue realizado a las 6.30 pm. Les pidieron autorización para catear -dice- pero sólo después de haberlo hecho. Sobre las supuestas armas en la UCA expresa su extrañeza. "He tenido conversaciones con Ponce y Cristiani y nunca mencionaron armas". Supone que esto también "es parte de ese engaño general de algunos militares".

17 - El Presidente Cristiani lamenta las afirmaciones del Provincial que dijo que él y Ponce habían sido engañados. "Estas especulaciones no son constructivas", dice, y reafirma que el cateo del 13 se hizo para investigar si el FMLN se estaba desplazando por la UCA.

22 - Monseñor Rivera afirma en su homilía dominical que el caso de los jesuitas "no es sólo un caso más, es el caso clave", y que "la credibilidad del gobierno y de las Fuerzas Armadas dependen de su solución".

27- El Teniente Coronel Camilo Hernández vuelve a declarar ante el Juez sobre la quema de los libros de la Escuela Militar. Su abogado defensor afirma que no se le puede probar delito "porque no había información importante en esos libros".

Agosto 1990

6 - En declaraciones a la TV salvadoreña el Provincial de los jesuitas dice: "Hasta hoy el logro más importante del sistema judicial en esta investigación es demostrar que la mayoría de los miembros de las Fuerzas Armadas no quieren colaborar".

7 - Llega a El Salvador una delegación de 8 congresistas de la Comisión Moakley.

9 - El Juez Zamora informa que el gobierno de EU no permite que el Mayor Buckland -que ha sido llamado por él a declarar- regrese a El Salvador. El Gobierno de EU aduce la inmunidad diplomática que protege a los asesores militares que trabajen en sus embajadas.

11 - La Compañía de Jesús para Centroamérica denuncia que distintas instituciones del gobierno norteamericano tienen documentos sobre el caso y se niegan a entregarlos a los abogados que en EU representan a los jesuitas. Hablan de 21 documentos que retiene la DIA, departamento de inteligencia del Pentágono, y que no entrega aduciendo "razones de seguridad nacional". El portavoz de la embajada de EU en El Salvador niega lo afirmado por los jesuitas y dice que su gobierno "está compartiendo toda la información que pueda aportar en el caso".

15 - El congresista Joe Moakley presenta en Washington declaraciones preliminares sobre la última visita de la Comisión a El Salvador. "Creo -declara- que el Alto Mando de la Fuerza Armada salvadoreña está involucrado en una conspiración para obstaculizar la justicia en el caso de los jesuitas. Oficiales salvadoreñas han retenido pruebas, han destruido pruebas, han falsificado pruebas y en repetidas ocasiones han cometido perjurio en sus declaraciones ante el juez. No creo que esto pueda suceder sin el consentimiento, al menos tácito, del Alto Mando. Más importante aún, creo que el Alto Mando desde un principio ha tenido el objetivo de controlar la investigación y limitar la cantidad y rango de oficiales que asumirán la responsabilidad del múltiple crimen. Como resultado de esto, algunos individuos que podrían tener conocimiento directo del asesinato han sido protegidos ante una investigación seria". En el anexo de estas declaraciones, la Comisión señala algunas de las muchas contradicciones que contienen las declaraciones de los militares para concluir que "muchos de los miembros de la Fuerza Armada han adoptado una actitud "estilo Watergate" en sus declaraciones ante el juez, afirmando en esencia que no se acuerdan de haber visto, oido o sabido nada de lo sucedido la noche del crimen".

20 - El Presidente Cristiani, el Ministro y Viceministro de Defensa, el Viceministro de Seguridad y el Jefe del Estado Mayor se reúnen durante 4 horas con el Juez Zamora para expresarle su "toda disposición" a colaborar para que el proceso sea "totalmente transparente". Analistas salvadoreños vinculan esta "disposición" a que se acercan los debates en el Senado sobre la ayuda militar a El Salvador y el voto puede ser afectado por las conclusiones de la Comisión Moakley.

Septiembre 1990

7 - El Presidente Cristiani, renunciando al privilegio que tiene para declarar por escrito, comparece ante el Juez a ser interrogado. Sobre la reunión de militares de la noche del día 15 dice haber llegado a ella cuando habían concluido y haber autorizado el uso de artillería y aviación para desalojar al FMLN de sus posiciones en la capital.

10 - Comparece ante el Juez el Jefe del Comité de Prensa de las FF.AA. Mayor Chávez Cáceres. Ofrece datos sobre quiénes dirigían la cadena radial que funcionó durante la ofensiva. Niega tener responsabilidad en la campaña anti-UCA que se escuchó en la cadena durante los días previos al crimen. (Siguiendo el ejemplo de Cristiani y renunciando a su privilegio de dar declaración escrita, comenzaron a comparecer ante el Juez oficiales del Alto Mando).

19 - Comparece ante el Juez el Coronel Zepeda. Afirma que Benavides "tiene responsabilidad" en el asesinato "por ser comandante de la zona donde se cometió" y que en esos días Benavides recibía las órdenes del Estado Mayor, en su caso del Coronel Cerna Flores y del Coronel Ponce. El 25 comparece ante el Juez el Coronel Cerna Flores. Afirma que él era "un mero transmisor de las órdenes del Jefe del Estado Mayor", es decir del Coronel Ponce. El 27 comparece ante el Juez el Coronel Linares, Comandante del Batallón Atlacatl durante la ofensiva. Dice que la unidad de comandos que realizó el crimen no estaba bajo sus órdenes sino bajo las órdenes del Coronel Ponce.

Octubre 1990

2 - Comparece ante el Juez el Mayor Buckland, a quien por fin el gobierno de los EU ha permitido declarar en el proceso. Mantiene todo lo que declaró el 2 y 3 de enero y desmiente las declaraciones del Coronel Avilés del 27 de junio. Buckland se negó a contestar otras preguntas de los defensores de los encausados alegando que sólo respondería cuando tuviera un pie en el avión que le llevara de regreso a su país.

19 - Los abogados defensores de Benavides y de los otros 8 encausados declaran que el caso ha sido suficientemente analizado y que los resultados apoyan lo que había sido la posición de la defensa desde el comienzo: "desde el punto de vista técnico-jurídico, en cuanto a pruebas, no hay hasta este momento ninguna evidencia concreta contra los encausados. Es decir, que los detenidos, incluyendo Benavides, son inocentes".

El Senado de EU vota 74-25 en favor del corte de un 50% de la ayuda militar a El Salvador para 1991, con lo que ésta queda reducida a $4.25 millones. Es una condición para mantener esa ayuda y no cortarla totalmente que el caso de los jesuitas se esclarezca. En junio, la Cámara de Representantes había votado 308-117 en favor del corte del 50% da la ayuda militar. (En 10 años de guerra, EU ha enviado a El Salvador 15 mil millones de dólares en ayuda militar y económica, pero congresistas de EU han demostrado en varias ocasiones que de 4 dólares del total de la ayuda, 3 van destinados directa o indirectamente a la guerra).

21- En su homilía dominical Monseñor Rosa Chávez dice que la decisión del Senado estuvo motivada por el asesinato de los jesuitas, que "despertó la conciencia" de los Estados Unidos sobre la necesidad de que haya cambios profundos en las Fuerzas Salvadoreñas.

27 - En ocasión de las celebraciones en España por los 500 años del nacimiento de Ignacio de Loyola, el Superior General de los Jesuitas, Peter-Hans Kolvenbach dice en una entrevista de prensa: "Toda esta insistencia por obtener un juicio justo de los autores del crimen no tiene otra finalidad que la de asegurar por fin en El Salvador los derechos del hombre, pues millares de ciudadanos inocentes han sido ejecutados allí sin proceso alguno".

Imprimir texto   

Enviar texto

Arriba
 
 
<< Nro. anterior   Nro. siguiente >>

En este mismo numero:

Nicaragua
¿Es viable la concertación? Los límites internacionales

El Salvador
El caso de los Jesuitas: ¿quién los mandó matar?
Envío Revista mensual de análisis de Nicaragua y Centroamérica