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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 453 | Diciembre 2019

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Nicaragua

“Los periodistas hemos tomado partido”

Del 7 al 10 de noviembre, en México, en la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación (COLPIN), el encuentro de periodistas de investigación más importante de la región, el director de “Confidencial” analizó la crisis de Nicaragua. Aquí, sus palabras describiendo cómo ha respondido a la crisis el periodismo independiente nicaragüense.

Carlos F. Chamorro

Ni como ciudadanos ni como periodistas estábamos preparados para lo que estamos viviendo en Nicaragua desde abril de 2018. Y ha sido en este contexto de persecución y de represión que los medios de comunicación nicaragüenses han desarrollado sus propias capacidades de resistencia.

La primera tarea de los medios fue cubrir los hechos, hechos que nos desbordaron por las dimensiones que alcanzó la protesta nacional, por la brutalidad y la crueldad de la represión estatal y muy pronto por el surgimiento de nuevas fuerzas políticas. No se puede entender la labor que hicimos desde los medios independientes al margen de la gente, sin resaltar el empoderamiento que adquirieron los ciudadanos con la utilización que hicieron de sus teléfonos celulares y de las redes sociales para documentar y amplificar todo lo que sucedía, las protestas, las convocatorias, la represión.

MÁS PERIODISTAS
Y MÁS MEDIOS INDEPENDIENTES


En la crisis se conjugaron de la mano dos fenómenos. En primer lugar, se amplió el número de medios independientes. Algunos medios que antes de abril de 2018 colaboraban con el régimen de una o de otra forma, o mantenían cierta neutralidad, algunos hasta cierta complicidad, se distanciaron del régimen y empezaron a sumarse a esta ola de periodismo independiente como resultado de la misma actitud de los re-porteros que cubrían los hechos. Esto sucedió en El Nuevo Diario, sucedió en el canal 100% Noticias -un medio televisivo con el que el régimen mantenía cierto intercambio informativo y al que no vetaba como lo hacía con otros medios-, sucedió también en el Canal 10, del mexicano Ángel González, el de mayor audiencia en el país. Estos medios empezaron muy pronto a cubrir las protestas y la represión.

En segundo lugar, los periodistas, ante el colapso de las organizaciones gremiales, que dejaron de existir y de tener credibilidad en Nicaragua desde hacía ya mucho tiempo, de manera natural se unieron para protegerse.
Surgieron así dos grandes espacios de prensa independiente: el Foro de la Libertad de Prensa y Periodistas y Comunicadores Independientes (PECIN), que agrupa a reporteros, editores, propietarios de medios, camarógrafos, caricaturistas, blogueros, en un frente común por la defensa de la libertad de prensa, y que tiene un principio básico y fundamental: no aceptar ni la censura ni la autocensura y desarrollar una solidaridad activa para enfrentar las agresiones del régimen.

SURGIÓ UN PERIODISMO COLABORATIVO


Con la crisis nacional surgió también lo que nosotros llamamos un periodismo colaborativo.

Los reporteros comenzaron a unirse para ir juntos a cubrir los hechos y proteger así su seguridad. Nadie puede reportear solo en una situación de estado policiaco.

También comenzaron a compartir fuentes. De alguna manera dejó de existir ese sentido de competitividad y de primicia que siempre tienen los medios de comunicación. Y nació un sentido colaborativo para compartir fuentes y para compartir información.

También surgió una red de solidaridad para compartir contenidos. En el caso nuestro, desde el mes de febrero de 2019 nuestros programas de televisión, Esta Noche y Esta Se¬mana, fueron sometidos a una censura de facto en la televisión abierta y en la televisión por cable de Nicaragua y comenzamos a difundirlos en Youtube y en Facebook. Una red de otros medios de comunicación digitales y radioemisoras, Radio Corporación, Artículo 66, 100% Noticias, Despacho 505, Nicaragua Actual, Nicaragua Investiga, República 18, Voces en Libertad… reproducen nuestros contenidos desde Nicaragua, Costa Rica, Estados Unidos y otros países.

Estas formas de periodismo colaborativo -lo he visto también con los colegas hermanos en Venezuela- son fundamentales en momentos de crisis y de resistencia.

ANTE LAS REDES SOCIALES:
VERIFICACIÓN Y RIGOR


Ante el acelerado empoderamiento de la población utilizando sus teléfonos celulares y las redes sociales para difundir información nuestra labor como periodistas fue desde el comienzo desarrollar una labor de curaduría, de verificación, separando informaciones no comprobadas de hechos reales. En esa tarea nos hemos equivocado y hemos ido corrigiendo errores en el camino. Creo que en lo fundamental hemos acertado en este proceso natural de convergencia entre ciudadanos y periodistas. Hoy, 18 meses después del estallido de abril, en las redes sociales hay menos hechos y más opiniones, a diferencia de lo que sucedía en el año 2018 en los momentos más intensos de la represión.

Los periodistas hemos tenido que tomar distancia crítica frente a ese torrente de opiniones, porque las hay de todo tipo, aunque no necesariamente son opiniones que tratan de imponerle su agenda a los medios de comunicación. Lo que nos imponen es más rigor.

DAR NOMBRE A LOS ASESINADOS


Yo diría que nuestra primera gran tarea en abril de 2018 fue nombrar a los muertos. Ponerle nombre y apellido a las víctimas de la masacre que la dictadura había ejecutado y que negaba.

Cuando Daniel Ortega y Rosario Murillo comparecieron en cadena nacional de televisión en los primeros días de la crisis, hablaron de cualquier cosa, menos de la existencia de los 25 muertos que ya existían en el país, que no tenían nombre, que no tenían historia, que no tenían familia. Creo que una de las principales labores que el periodismo ha hecho, junto con las organizaciones de derechos humanos, ha sido humanizar a los asesinados, devolverles su historia a aquellos a quienes se les quitó la vida.

Posteriormente, el movimiento de los familiares de las víctimas evolucionó y creó su propio sostén, organizándose alrededor de las Madres de Abril, que desde entonces están reclamando verdad y justicia sin impunidad, pilares fundamentales en este proceso de lucha que demanda justicia y al mismo tiempo demanda un cambio democrático, el desmantelamiento de la dictadura y la salida de Ortega.

INVESTIGAR AL PODER
Y A LOS NUEVOS LIDERAZGOS


La otra gran tarea, a la par de la de nombrar a los muertos, y después la de nombrar a quienes, también por centenares, eran capturados y caían presos, ha sido investigar y revelar el modus operandi de la represión.
En Nicaragua, la represión ha sido ejecutada por un ejército paramilitar organizado desde el poder. Se puede discutir cuál es el nivel de complicidad que el Ejército de Nicaragua ha tenido en todo esto, pero está claro que los ejecutores de estos asesinatos han sido fundamentalmente paramilitares y policías. Y aunque en Nicaragua hay muy poco acceso a datos, sí se han hecho grandes investigaciones, utilizando como fuente, para una de ellas, las tomografías de los asesina¬dos, que demuestran un patrón de ejecuciones extrajudiciales realizadas por francotiradores paramilitares y policías. Me refiero al gran trabajo de mi colega, Wilfredo Miranda, que se llama “Disparaban a matar con precisión”, que ganó el Premio de Periodismo Rey de España en 2018 y que fue finalista ese año en COLPIN.

Otra tarea ha sido contar la dinámica de este proceso de cambio político, que nació sin rostro, que nació sin líderes, y en la medida en que se fue desarrollando, en la medida en que muchos fueron a la cárcel y otros salieron, en la medida en que se ha venido institucionalizando, proyecta nuevos liderazgos y diferentes intereses, lo que requiere de una prensa independiente, de una prensa crítica.

Hemos investigado el poder y hemos investigado la cadena de mando de la ejecución del poder. Y hemos investigado también cómo se ha ido gestando y transformando el proceso de demanda de cambio del poder en Nicaragua.

EL COLAPSO DE LOS MEDIOS OFICIALES


Para tener un panorama completo de los medios de comunicación en el país debo decir que los medios oficiales, ese gran aparataje de radioemisoras y de cinco o seis canales de televisión controlados por los hijos de Daniel Ortega, colapsó en la crisis por su ineficiencia, por su falta de credibilidad, por el uso y el abuso de la propaganda.

Colapsó por depender del monólogo oficial que todos los mediodías realiza la Vicepresidenta Rosario Murillo en una llamada telefónica que repiten sus medios y que desde abril no ha dejado de destilar un discurso de odio. Y una cosa es un discurso de odio retórico y otra cosa es un discurso de odio cuando por todas partes hay un ejército de paramilitares y de fanáticos, que con ese discurso refuerzan la violencia que ejercen contra la población.

PERIODISTAS AL EXILIO


No, no estábamos preparados para enfrentar esta crisis. Y muchísimos periodistas han sido no solamente linchados en las redes sociales, sino asediados en sus casas, marcadas sus casas por los paramilitares y por las fuerzas del régimen, amenazadas sus familias...

En la mayoría de los casos, ésa ha sido una de las causas principales de que 90 periodistas se hayan ido al exilio. Y la mayoría de los exiliados provienen de medios locales, de medios del interior del país, donde la represión es más peligrosa. Pero no han dejado de informar. 23 nuevos medios digitales de periodistas nicaragüenses han surgido en el exilio.

12 DICIEMBRE 2018:
LA OCUPACIÓN DE “CONFIDENCIAL”


Quiero referirme a la escalada represiva de diciembre de 2018. El asalto a la redacción de Confidencial se llevó a cabo en la medianoche del 12 al 13 de diciembre. No había allí ningún reportero y no hubo ninguna víctima. La Policía llegó, controló a los guardas de seguridad y durante tres horas se robó todo lo que había allí. Y cuando digo “todo” es que se robó todo: computadoras, equipos de televisión, documentos personales, documentos privados… El 14 de diciembre regresó a ocupar de manera definitiva el local de la redacción.

Y ahí está todavía la Policía, alegando que están cumpliendo una orden del Ministerio de Gobernación para clausurar una organización no gubernamental a la que le quitaron la personería jurídica. Pero no están en el local de esa ONG, están en la redacción de Confidencial, que es un medio de comunicación gestionado por empresas inscritas legalmente en el registro mercantil. El régimen lo sabe perfectamente. Sabe que está haciendo una triple violación: a la libertad de prensa, a la libertad de expresión y a la libertad de empresa. A pesar de eso nosotros seguimos transmitiendo desde ese mismo día en nuestro sitio web y en la televisión.

Una semana después, el 21 de diciembre, se produjo el asalto a 100% Noticias. La Policía entró al canal cuando estaban transmitiendo y la jefa de prensa, Lucía Pineda, logró decir en directo lo que pasaba. La Policía capturó a Lucía y al director Miguel Mora, a quienes después les abrió un proceso penal por el supuesto delito de incitación al odio, terrorismo y conspiración, por el que estuvieron 172 días en aislamiento y bajo tortura en la cárcel. Salieron, junto a otro centenar de presos políticos, en junio por una “ley de amnistía” o más propiamente de auto-amnistía, dictada por el régimen para protegerse a sí mismo de eventuales investigaciones sobre sus crímenes.

COSECHAMOS LO QUE SEMBRAMOS


Es en ese contexto que nosotros nos vimos obligados a tomar la decisión personal de salir al exilio a Costa Rica. Salí de Nicaragua para preservar mi libertad y mi capacidad de seguir haciendo periodismo.

La mayoría de nuestro equipo está en Nicaragua, sigue en Nicaragua. Obviamente, con nuestra redacción ocupada trabajan a control remoto desde sus casas y trabajan con mucha cautela. Ésa es la realidad de Nicaragua hoy: medios que están bifurcados entre Nicaragua, Costa Rica, Estados Unidos...

La clave para que nosotros podamos hacer periodismo desde el exilio son nuestros reporteros en Nicaragua. Ellos y ellas son nuestros ojos ante la realidad, son quienes pueden palpar lo que está ocurriendo. Es difícil trabajar así, de forma remota. En el caso nuestro, hemos tenido la extraordinaria solidaridad de Teletica, el principal canal de televisión de Costa Rica, para poder producir nuestros programas.

Hoy estamos cosechando lo que sembramos durante diez años, en los que en algún momento creímos que éramos cuatro gatos predicando en el desierto por estar haciendo periodismo de calidad. La inversión en un periodismo con credibilidad que hicimos durante diez años se ha traducido en esta crisis en un crecimiento de nuestra audiencia digital en un 300% y en más de un 700% en Youtube. Y eso que le ha sucedido a Confidencial es válido para 100% Noticias, es válido para Artículo 66 y para muchos otros medios de comunicación en Nicaragua.

EL DESAFÍO DE SOBREVIVIR


¿Cuáles son hoy nuestros desafíos? El primero es sobrevivir. Y lo digo en el sentido literal de esa palabra. Sobrevivir en nuestra integridad física, en nuestra libertad, en seguir haciendo periodismo y en nuestra sostenibilidad económica.

La crisis política y la crisis de derechos humanos que vive Nicaragua también han producido una profunda recesión económica. Este año 2019 Nicaragua va a decrecer -5%. El año 2018 decreció -3.8%. Y las proyecciones son que la re¬¬cesión va a durar tres años más, hasta 2022.

En un estado de recesión económica, la sobrevivencia de los medios de comunicación está evidentemente en peligro. Nosotros hemos tenido que adaptar nuestro modelo de negocio, que dependía fundamentalmente de la esfera comercial, a un modelo mixto, que sigue apostando obviamente a lo comercial, pero que fundamentalmente apuesta a fundaciones que apoyan el periodismo independiente y que han sido muy generosas. También apostamos al apoyo de nuestra audiencia. Queremos que nuestra audiencia también apoye económicamente el periodismo independiente.

En segundo lugar, nuestro desafío -puede sonar obvio- es hacer buen periodismo. Es ganar la batalla de la credibilidad en medio de la polarización que existe hoy en el país. Hacer buen periodismo significa humanizar la crisis económica. Significa detectar y documentar las fisuras que hay en el régimen.

HEMOS TOMADO PARTIDO


En tercer lugar, nuestro desafío es hacer el periodismo que siente las bases de la justicia. Me refiero a la investigación y a la documentación de los crímenes de lesa humanidad, que no son sólo las matanzas, también son las torturas, los desaparecidos, también es la impunidad.

Yo diría que hoy en Nicaragua hay una relación muy profunda entre la prensa y la agenda de la verdad y la justicia. Los periodistas hemos tomado partido en Nicaragua. No se puede dejar de tomar partido cuando se produce una matanza como la que hemos visto y cuando nosotros mismos hemos sido víctimas: hablo del asesinato del periodista Ángel Gahona, hablo de los más de 1,400 ataques de todo tipo que simpatizantes del gobierno, paramilitares, policías e instituciones del Estado han efectuado contra medios y periodistas.

No se puede dejar de tomar partido por la justicia en Nicaragua, un país que tiene un récord histórico de amnistías y un récord histórico de olvido de la violencia política. No vamos a olvidar este genocidio, esta matanza. Ésta es quizás la primera vez en nuestra historia en la que hay una suerte de consenso nacional en que, aunque la justicia no sea lo primero que vamos a conseguir, nos hemos comprometido a que haya justicia y sabemos que la justicia va a llegar. Y el periodismo tiene que acompañar ese proceso.

Hay un riesgo. Y es el riesgo de que el activismo y nuestra toma de posición en medio de la polarización conduzca al mal periodismo, al periodismo sesgado. Creo que es necesario tomar distancia. Tomar distancia incluso de aquello que identificamos como posibles salidas a esta crisis... que tampoco tiene una salida clara. Bajo esta dictadura, el buen periodismo tiene que seguir fiscalizando el poder y también tiene que fiscalizar a las nuevas expresiones políticas, ya sean partidos, ya sean movimientos sociales, que han aparecido representando las aspiraciones de cambio democrático en el país.

EL DESENLACE ES INCIERTO


Por último, creo que los periodistas nicaragüenses tenemos otro gran desafío: contar historias que nos permitan recordar¬le a la prensa internacional que, frente a otras crisis que hay en el hemisferio, la de Venezuela, la de Cuba, la de Ecuador, la de Bolivia, la de Chile, es urgente poner atención a la crisis de Nicaragua.

No tengo ninguna conclusión. Tengo muchas preguntas, como seguramente las tendrán ustedes, sobre el desenlace incierto de la crisis de Nicaragua. Ciertamente, Ortega puede prolongar su agonía en el poder por el control que tiene de la Policía, de los paramilitares, por la cooptación del Ejército. Pero al mismo tiempo su régimen es insostenible. Y por eso está en una crisis política terminal.

Las crisis terminales no se resuelven en un día o en una semana, pueden prolongarse. Su crisis es terminal porque perdió la capacidad de gobernar. Manda y ordena en base a la represión, pero dejó de tener la posibilidad de establecer soporte y alianzas en el país y en la comunidad internacional. Es cierto que hay una recesión económica que está empobreciendo a los nicaragüenses, pero no hay un colapso total de la economía. La economía por sí misma no va a producir el cambio político.

Lo único que puede generar ese cambio es la presión, la presión cívica nacional, la presión internacional, la presión diplomática, la presión económica, y todas esas presiones ejercidas al máximo y de manera simultánea. Ortega no va a facilitar una salida por las buenas. De manera que nos enfrentamos a un desenlace incierto, a un desenlace que puede provocar más dolor y más sufrimiento en Nicaragua.

TENGO LA CONVICCIÓN
DE QUE VOY A PODER ESTAR AHÍ


Yo viví personalmente la caída de la dictadura de Somoza en el frente interno de la insurrección. Entonces tenía una visión muy política del periodismo, lo que me llevó a la militancia partidaria, la que dejé hace ya más de treinta años, en 1994.

Hoy cuarenta años después de la caída de aquella dictadura sigo teniendo la misma convicción de que el periodismo sí tiene consecuencias políticas en una sociedad que quiere y apuesta a un cambio democrático, pero que no debe nunca renunciar a su autonomía, para seguir fiscalizando el poder y para seguir siendo un contrapoder. Y tengo la convicción de que voy a poder estar ahí, con mis colegas periodistas, para poder contar esta vez cómo se cambia de manera pacífica, de manera cívica, otra dictadura.

EN 2018 Y 2019 LA OPINIÓN PÚBLICA INTERNACIONAL
HA RECONOCIDO LA CALIDAD DEL PERIODISMO NICARAGÜENSE.

EL PERIODISMO NACIONAL RECIBIÓ
EN 2018 EL GRAN PREMIO A LA LIBERTAD DE PRENSA
QUE OTORGA LA SOCIEDAD INTERAMERICANA
DE PRENSA (SIP).

WILFREDO MIRANDA GANÓ EL PREMIO
DE PERIODISMO REY DE ESPAÑA.

LUCÍA PINEDA RECIBIÓ EL PREMIO CORAJE
AL PERIODISMO QUE SE ENTREGA
A MUJERES PERIODISTAS DE TODO EL MUNDO.

MIGUEL MORA Y LUCÍA PINEDA RECIBIERON
EL PREMIO INTERNACIONAL LIBERTAD DE PRENSA 2019 QUE OTORGA EL COMITÉ PARA LA PROTECCIÓN
DE PERIODISTAS.

EL FOTOPERIODISTA CARLOS HERRERA RECIBIÓ
EL PREMIO A LA EXCELENCIA PERIODÍSTICA 2019
QUE OTORGA LA SIP.

EL CARICATURISTA PEDRO XAVIER MOLINA
RECIBIÓ EL PREMIO EXCELENCIA
DEL PERIODISMO MARÍA MOORS CABOT 2019.

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