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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 8 | Enero 1982

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Nicaragua

Rvdo. Norman Bent: Situación actual de la Costa Atlántica

Envío habló con el Reverendo Norman Bent, ministro de la Iglesia Morava de Puerto Cabezas, quien participó en el Seminario de las Naciones Unidas como uno de los delegados de INNICA, Instituto Nicaragüense de la Costa Atlántica.

Equipo Envío

Norman Bent es miembro de la comunidad miskita y muy respetado por su pueblo y por el Gobierno, siendo amplio su reconocimiento y prestigio a nivel internacional. Bent nos actualiza la problemática de la Costa Atlántica partiendo de su larga experiencia de trabajo en esa región.

Hablando en las últimas semanas con funcionarios de INNICA, con miembros de las Iglesias y con gente que vive y trabaja en la Costa Atlántica parece vivirse una situación especial y paradójica. Como lo señala Norman Bent, el pueblo de la Costa, en general parece estar menos en desacuerdo con el gobierno y sus programas. Hay optimismo en el sentido que los problemas más serios sean resueltos y que de la cooperación más estrecha entre gobierno y pueblo indígena surgirá un mejoramiento del nivel de vida. Por otra parte, recientemente, las actividades contrarrevolucionarias han aumentado considerablemente, centrándose una buena parte de su operatividad en la región cercana al Río Coco. Esto obliga a reforzar la presencia militar en la región. Esto se complica por la cooperación evidente y públicamente probada de los militares hondureños a las bandas somocistas. El optimismo sobre el mejoramiento de las relaciones entre el pueblo y el gobierno debe balancearse con la emergencia militar que se vive en el área. Los primeros meses del 82 serán difíciles, pero confiamos en los esfuerzos continuos del gobierno y en la creciente voluntad de cooperación del pueblo para que la revolución aporte los frutos esperados para el mejoramiento de todos.

¿Cómo describiría usted la actual situación de la Costa Atlántica?

N. Bent: Después de un período de desentendimientos y fracasos que ocurrieron en el pasado, desde el mes de febrero de 1981 y luego de un período de análisis de la problemática ahora tenemos la alegría de que exista un diálogo entre los miembros del ejército sandinista que trabajan en la región y en pueblo indígena miskito. Puedo decir que desde agosto las relaciones han mejorado y que de ambas partes existen algunos signos de confianza, hay voluntad de reconciliación y de entendimiento y deseos de trabajar juntos.

La relación entre el pueblo miskito y los miembros del ejército sandinistas ha mejorado. ¿Qué ha sucedido a nivel de responsables de una y otra parte?

N.Bent: En lo que concierne a los líderes del pueblo miskito que dirigían MISURASATA (la organización indígena) están todos en Honduras. Incluyendo a Steadman Fagoth, Brooklyn Rivera y muchos otros. Esto determinó que la organización como tal, no exista ya, y por lo tanto la relación con el pueblo es ahora directa. El gobierno, especialmente el Ministerio para el Desarrollo de la Costa Atlántica (INNICA) ha estado reuniéndose con la gente en todos los poblados. Ha usado la influencia de la Iglesia Morava lo cual ha sido muy positivo y se ha convertido en este momento en un sostén para la revolución. Está desarrollando ahora la tarea de abogada de paz y reconciliación entre el pueblo. Ahora, la relación entre el gobierno y el pueblo miskito es más directa.

MISURASATA fue durante algún tiempo la organización que representaba al pueblo de la Costa Atlántica en el Consejo de Estado. ¿Hay ahora alguna representación no oficial? ¿Ve usted alguna otra organización que pueda cubrir ese papel?

N.Bent: Siento mucho lo ocurrido y que en estos momentos no haya ninguna representación del pueblo indígena en el Consejo de Estado. Sin embargo, nosotros sabemos por la Declaración de Principios del FSLN y de la Junta de Gobierno que el pueblo indígena tiene toda la libertad para organizarse. Y tenemos la esperanza que pueda surgir alguna organización entre el pueblo miskito diferente de la anterior, con otros dirigentes, y que pueda ser capaz de trabajar junto con el actual Gobierno. Una dirigencia que trabaje para integrar al pueblo miskito en el proceso revolucionario. Entonces, el pueblo podrá nominar sus propios representantes para el Consejo de Estado.

¿Conserva todavía Steadman Fagoth la influencia sobre el pueblo miskito que tenía antes?

N.Bent: Tiene todavía algún grado de influencia sobre el Pueblo. El error estuvo en tener bajo arresto demasiado tiempo a Fagoth, lo cual aumentó su posición de líder. No obstante su influencia va decayendo poco a poco y pienso que el pueblo se va convenciendo que no tiene sentido luchar por una persona que no está ni estará con ellos. Si él hubiera querido ser su líder, se hubiera quedado en el país. El Pueblo se da cuenta de todo esto y ya está diciendo: "Hemos de volver atrás y trabajar con nuestro gobierno".

¿Y qué me dice del pueblo que cruzó la frontera y se marchó a Honduras? No me refiero a los líderes sino al pueblo. ¿Algunos están volviendo? Y si vuelven ¿cómo van a ser recibidos?

N.Bent: Hasta donde yo sé, todo eso es muy complicado. En primer lugar he de decir que se marcharon a Honduras familias enteras, llevándose incluso a sus hijos pequeños. Y esto sucedió no porque fueran perseguidos por las fuerzas militares, sino a causa del miedo. Aunque nuestro Pueblo miskito ha tenido en su historia grandes guerreros, no están acostumbrados al tipo de armas y guerras modernas y entonces se fueron al extranjero por miedo y siguiendo los consejos que les daba la Radio 15 de Septiembre. Esta estación de radio clandestina, en manos de somocistas, opera desde Honduras y en su onda corta cubre toda la Costa Atlántica, y tal vez llegue a toda Nicaragua. El pueblo escucha y a través de ella, recibió y está recibiendo mensajes de que huyan al extranjero porque la guerra está próxima. Por este miedo a la guerra, nuestro pueblo se marchó a Honduras. A esto se une el hecho de que este mismo pueblo ha sido manipulado y está viviendo en pésimas condiciones. Poco a poco, algunos están regresando. Aproximadamente han vuelto unos 70. A principios fueron arrestados para ser interrogados, luego quedaron libres y ahora están de nuevo integrados en sus comunidades. Me gustaría que nuestro gobierno diera un tipo de amnistía que permitiera volver a nuestro pueblo poco a poco. Por supuesto, con un cierto control, pues pudiera haber infiltración de contrarrevolucionarios. Pienso que esta amnistía tomaría en cuenta sobre todo, a aquellas familias completas que huyeron y a las que me gustaría ver volver.

¿Sabe Ud. si el gobierno está tratando de hacer algo en este sentido promoviendo algún tipo de amnistía?

N.Bent: Yo sé que cuando comenzó la emigración hubo un gran interés en el gobierno y se hicieron esfuerzos reales. Inclusive se enviaron delegaciones a Honduras para dialogar con Stedman Fagoth y los líderes a fin de que convencieran al pueblo para que regresara. Confío en que el gobierno mantenga este mismo interés actualmente. Nosotros, como Iglesia, hemos hablado y estamos en diálogo con el Gobierno sobre este mismo asunto. Dada la complejidad de la situación, la solución no es de uno o dos día porque en todo esto están involucradas las actividades de los contrarrevolucionarios en la frontera, y por otra parte, existe el riesgo de contrabando de armas que pudieran entrar fácilmente en el país y por eso comprendo la extrema precaución del gobierno frente a un problema fronterizo como éste. Sin embargo, yo espero que actualmente el gobierno siga interesado y que desee que estos nicaragüenses quieran volver para seguir siendo nicaragüenses.

La declaración dada en octubre y por el grupo ecuménico de la Costa Atlántica, ¿representa un progreso substancial en la situación allá?

N.Bent: Definitivamente sí. Esta Declaración tuvo una importancia decisiva en las conversaciones de paz y diálogo entre la gente del Gobierno y el pueblo indígena. Nosotros hemos de volver a la cultura del pueblo y aunque soy un cristiano y un Ministro, critico la cristiandad, básicamente a las Iglesias Morava y Católica, como causantes de parte del daño que sufrió nuestro pueblo en la Costa Atlántica. Sin embargo, y sin descartar esos daños, quiero decir que las Iglesias han hecho algunas cosas positivas para este pueblo. La cultura del Pueblo Miskito es muy religiosa y en consecuencia, el rol de liderazgo que las Iglesias juegan en la comunidad es muy sobresaliente. Por eso estamos trabajando ahora intensamente con los Pastores, Delegados de la Palabra, con algunos Diáconos, Catequistas etc. de ambas Iglesias, para que esos hombres que tienen el papel de líderes sean capaces de descubrir que el proceso revolucionario está orientado a favorecer a la clase pobre, al Pueblo indígena al que ellos sirven. Ellos son indios y pueden ver la Revolución desde su perspectiva. Si nosotros logramos borrar de sus cabezas todo el anticomunismo inculcado por las prédicas de muchas, muchas décadas, estaríamos dando elementos básicos de avance en la comprensión y valoración del proceso revolucionario. Por eso hemos comenzado ya este camino de concientizar a los Pastores para que ellos a su vez sean capaces de concientizar al Pueblo. Los pastores están hablando en sus sermones de la unidad nacional, de la paz, del amor y trabajo común, de la confianza en la Revolución. El pueblo empieza a entender y entonces el trabajo es muy efectivo. De todo esto se deduce la importancia de esta declaración. Luego hubo otra reunión en Waspán, en el mes de Noviembre, a la que asistieron no sólo pastores sino también militares. La llamamos la "Conferencia de la Fraternidad" porque acudieron a ella pastores, militares y delegados de la palabra para analizar juntos los problemas de la frontera y para hacer un frente común para la defensa nacional allí en la frontera.

Uno de los aspectos más marcados que encontramos en la Costa Atlántica es el temor al comunismo, y la asociación hecha por muchos cristianos, tanto moravos como católicos, en el sentido que sandinismo es igual a comunismo. Pienso que usted no comparte esta simplificación de la realidad.

¿Cómo ve usted que las iglesias están combatiendo este miedo?

N.Bent: De nuevo voy a volver a la influencia de nuestros misioneros quienes en su mayoría norteamericanos, no estoy de acuerdo con esto, sin embargo se que este miedo existe; pero paulatinamente va desapareciendo. Tomará algún tiempo, no va a desaparecer de un día a otro, pero confío que todas las Iglesias serán capaces de comprender y colaboren. En el caso de la Iglesia Morava, la jerarquía está con la Revolución y esto ayuda mucho. Estoy seguro que la Iglesia Católica está tomando esta misma posición.

¿Actualmente, el pueblo está colaborando más en los Programas de Gobierno como la campaña contra la malaria, en la alfabetización, etc.?

N.Bent: Ciertamente sí. En el comienzo, sobretodo entre marzo y junio de 1981, la actitud del pueblo en relación a todo esto era muy negativa. Diría que desde fines del mes de junio la actitud ha cambiado y es muy diferente: ahora los niños van a la escuela, el programa contra la malaria (como todo el programa de salud) es aceptado y la educación de adultos marcha bien. Otra vez el pueblo miskito vuelve a confiar en el Gobierno. Comenzó a darse cuenta que él era el único que perdería con la actitud negativa que tenía.

Constatamos hace algunos meses que todo aquel miskito que trabajaba con el gobierno era inmediatamente rechazado por su propio pueblo. No le tenían más confianza. Desearía saber si esta situación sigue existiendo y en caso afirmativo, ¿como podría ser superada?

N.Bent: Esto comenzó a ocurrir a partir de las dificultades entre MISURASATA y el gobierno. El pueblo indígena miraba a cualquiera que dialogara con el Gobierno como si estuviera "comprado" por éste o como si fuera un "oreja". Esto llegó, inclusive, a ocurrir con los dirigentes de la Iglesia. Aquellos de nosotros que éramos comprensivos y progresistas y deseábamos que hubiera paz, estábamos como en un sandwich, apretados por ambas partes. Pero ya el Pueblo se ha dado cuenta que nuestro rol es diferente, que nuestro rol es trabajar juntos y por lo tanto hay más confianza. La actitud de desconfianza hacia aquellos que trabajan para el Gobierno casi no existe más. Y muchos sienten que deberían tomar una actitud más activa en las tareas que orienta el Gobierno.

Teniendo en cuenta las grandes limitaciones que tiene el gobierno nicaragüense, en ciertos rubros como el económico, ¿usted cree que el gobierno está haciendo todo lo posible para solucionar las necesidades del pueblo indígena en la Costa Atlántica?

N.Bent: Ciertamente pienso que el proceso revolucionario ha respondido a muchas de las necesidades. Pensemos en primer lugar en la Cruzada de Alfabetización que abrió la posibilidad de aprender a leer y escribir a más de 12 mil indígenas, cosa que nunca antes había sucedido. También se mejoró el Servicio de Salud, que es casi gratuito. Y ahora, buena parte de nuestro pueblo indígena acude al Centro de Salud para chequearse y recibir medicamentos. Estoy convencido que la Revolución está esforzándose a pesar de todas las dificultades, para dar respuestas a todas las necesidades del pueblo indígena.

¿Existe alguna preparación de tipo cultural para el personal que viene a la Costa, sea civil o militar, a fin de que conozcan mejor la cultura del pueblo indígena, evitando de esta forma algunos problemas que antes existieron?

N.Bent: No hay ningún plan definido sobre esto. He oído que el ejército dentro de su propia estructura está haciendo algo. Están leyendo algunos artículos y luego conversan y discuten entre ellos, pero pienso que esto tal vez no sea lo más útil. Lo que verdaderamente se necesita es un Centro en el que la gente que viene a la Costa Atlántica reciba información de parte del pueblo local. Esto no es lo que está haciendo el ejército ahora, que informa específicamente a sus miembros. Es diferente (lo del centro) que leer artículos hechos por personas que vienen de afuera y que hablan de nuestras experiencias. Por eso insisto en que lo que se necesita en un Centro en el que el mismo pueblo de la Costa, negro o indio, informe sobre su propia cultura a la gente que viene del occidente de Nicaragua o a cualquier persona que venga a trabajar a la Costa. Y pienso que las Iglesias, como la Iglesia Morava, serían las más aptas para dar el primer paso para hacer este Centro, Ellas poseen la infraestructura para hacerlo y conocen bien la situación. Tienen toda la información que sería necesaria para realizarlo, pudiéndose coordinar con INNICA y el Gobierno. También la Iglesia Católica podría aportar al proyecto. A mí me gustaría si se concretara un proyecto de este tipo.

¿Existe alguna instancia en la Costa Atlántica donde la gente que tiene algún motivo para quejarse de algún aspecto de la política del gobierno pueda hacer conocer su queja?

N.Bent: No existe nada en ese sentido hasta ahora. Espero que alguna institución u organización pueda establecer una estructura que sirva realmente de canal donde estas quejas pudieran ser planteadas.

¿Cumplen las Iglesias la función de intermediarias entre la gente de la Costa y el Gobierno?

N.Bent: Sí, esto es lo que está pasando. Tuvimos una reunión con el Comandante Manuel Calderón que es el representante del Ministerio del Interior y con Marcos Somarriba, Viceministro de INNICA, en Puerto Cabezas. En esa ocasión hablamos sobre esto. Nosotros, en ciertas ocasiones, hacemos de abogados. Por ejemplo, vienen a veces algunas personas a decirnos que una hija o un hijo están detenidos y nos piden que hagamos algo por ellos. Entonces, vamos con estos familiares a hablar con los Comandantes. Ellos averiguan dónde se encuentra la persona detenida, nos otorgan el permiso para visitarla, estudian el caso y si ven que debe estar libre, ellos buscan el modo para liberarla. En estos casos siempre he pensado que cumplimos un buen papel.

¿Quiere usted añadir algo más en relación a la situación de la Costa?

N.Bent: Pienso que es importante insistir en el entendimiento que sobre todo últimamente está existiendo entre las Iglesias de la Costa y el gobierno. Yo trabajo en un programa de desarrollo de la iglesia que se llama CASIM y tuvimos una reunión en Managua entre INNICA, CEPAD y CASIM y tenemos otro programado para el 29 de diciembre en Puerto Cabezas. El objetivo de todas estas reuniones es hacer más fuerte la relación entre las Iglesias y el gobierno, no para llegar a una especie de "maridaje" entre la iglesia y el Estado, sino para unificar esfuerzos y desarrollar más la Costa Atlántica. Es algo que avanza y pienso que vamos por buen camino. Por otra parte del gobierno existe un gran respeto hacia las iglesias. No sólo en el sentido de tolerarlas sino también dándole una posibilidad de ser parte importante del proceso revolucionario. Y de todo esto, veo consecuencias buenas. Pienso que vamos a ser capaces de realizar muchas cosas juntos. Todo esto es señal de una profunda reconciliación y de paz. Somos un pueblo que comienza a tener confianza. Estamos trabajando junto con el Gobierno en muchos programas de desarrollo. Por esto estoy verdaderamente entusiasmado con lo que se está haciendo, con lo que está sucediendo y con lo que todos esperamos que suceda.Norman Bent es miembro de la comunidad miskita y muy respetado por su pueblo y por el Gobierno, siendo amplio su reconocimiento y prestigio a nivel internacional. Bent nos actualiza la problemática de la Costa Atlántica partiendo de su larga experiencia de trabajo en esa región.

Hablando en las últimas semanas con funcionarios de INNICA, con miembros de las Iglesias y con gente que vive y trabaja en la Costa Atlántica parece vivirse una situación especial y paradójica. Como lo señala Norman Bent, el pueblo de la Costa, en general parece estar menos en desacuerdo con el gobierno y sus programas. Hay optimismo en el sentido que los problemas más serios sean resueltos y que de la cooperación más estrecha entre gobierno y pueblo indígena surgirá un mejoramiento del nivel de vida.

Por otra parte, recientemente, las actividades contrarrevolucionarias han aumentado considerablemente, centrándose una buena parte de su operatividad en la región cercana al Río Coco. Esto obliga a reforzar la presencia militar en la región. Esto se complica por la cooperación evidente y públicamente probada de los militares hondureños a las bandas somocistas.

El optimismo sobre el mejoramiento de las relaciones entre el pueblo y el gobierno debe balancearse con la emergencia militar que se vive en el área. Los primeros meses del 82 serán difíciles, pero confiamos en los esfuerzos continuos del gobierno y en la creciente voluntad de cooperación del pueblo para que la revolución aporte los frutos esperados para el mejoramiento de todos.

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