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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 206 | Mayo 1999

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México

La lucha de los universitarios irrumpe en el escenario

La lucha de los universitarios inició con el rechazo de las cuotas. Y siguió con todo: no a la privatización de la educación, sí a una reforma fiscal, no al autoritarismo, priísta, no a la exclusión neoliberal... "Hoy cerramos la universidad para que mañana sea de todos", dijeron jóvenes rebeldes, irreverentes, ingeniosos.

Jorge Alonso

El vigoroso movimiento estudiantil de la primavera de 1999 es una muestra, entre muchas, de los nuevos movimientos sociales que se están gestando en un México que trata de adaptarse a la era de la información. Se trata de un movimiento eminentemente cultural y simbólico. No es una simple lucha estudiantil como en otras ocasiones. Cumple con las tres características que propone Alain Touraine para analizar los movimientos sociales: un principio de identidad, una identidad de oposición, y -la más importante- una propuesta de un cambio social sustancial. El actual movimiento estudiantil mexicano se suma al movimiento de los pueblos indios. Es un signo más de la resistencia a un modelo económico excluyente, y otro grito de protesta ante el neoliberalismo y en contra del régimen de partido de Estado.

El movimiento estudiantil y el último paso del EZLN -su consulta a la sociedad- se dan en el contexto de un proceso adelantado en torno a la sucesión presidencial. Los partidos políticos se encuentran muy desconectados del sentir de los ciudadanos. Las encuestas han ido mostrando que existe una mayoría de ciudadanos que se manifiestan a favor de un candidato que unifique a la oposición para poder desmantelar el añoso y dañino régimen de partido de Estado. El hecho mismo de una alianza de esa naturaleza dinamizaría aún más la coyuntura del cambio. Sin embargo, los intereses partidistas parecerían estar por encima de los reclamos ciudadanos.

Universitarios contra cuotas

A mediados de marzo, la burocracia universitaria, calculando que los universitarios activos estaban enfrascados en apoyar los preparativos de la consulta zapatista, aprobó un nuevo reglamento de cuotas para los estudiantes. Los catedráticos opinaron que este reglamento de pagos se había aprobado ilegítimamente, porque la reunión del Consejo Universitario se había realizado fuera del recinto universitario, a escondidas y sin convocar a los consejeros críticos del reglamento.

El reglamento aprobado debe entrar en vigor el 10 de julio de 1999. Hasta ahora, y desde hace muchos años, los estudiantes han pagado sólo 20 centavos semestrales por sus estudios. Las nuevas cuotas -alrededor de cien pesos mensuales- sólo las pagarán los de nuevo ingreso, fueron presentadas como un necesario ajuste y se recalcó que los estudiantes cuyas familias tuvieran un ingreso equivalente a cuatro salarios mínimos o menos no estaban obligados a pagar.

El cambio fue visto por grupos de estudiantes como resultado de una imposición y no de un diálogo. Llamaron a hacer una consulta y ésta arrojó unos cien mil votos en contra de las cuotas. Comenzaron las manifestaciones al interior de la universidad. Unas a favor de la propuesta de la rectoría, y otras en contra. El conflicto se polarizó. Los estudiantes inconformes optaron por la huelga y por la toma de instalaciones universitarias. El gobierno y la rectoría, utilizando gran cantidad de recursos, desataron una intensa campaña de satanización del movimiento de protesta estudiantil, acusando a los huelguistas de ser vagos y estar manipulados por el PRD. Rectoría y Gobernación elaboraron "listas negras" de universitarios.

Un sector de profesores y alumnos se pronunció a favor del reglamento de pagos. El rector de la UNAM declaró que no había calculado una respuesta tan negativa por parte de sectores estudiantiles, pero insistió en que no cedería ante minorías. Recalcó que no entendía cómo había surgido un movimiento que se oponía a los estudiantes que podían y querían pagar cuotas con el objetivo de mejorar los servicios de la universidad. Rectoría afirmó que contaba con el apoyo de una tercera parte de los universitarios. Otra tercera parte estaba en contra, y el resto era indiferente.

De la universidad a la calle

El conflicto salió del recinto universitario a las calles de la ciudad y empezó a mostrar un nuevo rostro. Estaba compuesto por tres grandes corrientes: una dispuesta al diálogo, otra intransigente -del "todo o nada"- y una oscilante entre estas dos posiciones. Empezaron a mostrar que no eran manejables por nadie, que pensaban por propia cuenta. Tampoco aceptaban liderazgos ni representaciones grupales. Se empezó a gestar en el movimiento una organización más horizontal, donde cualquiera podía expresar su opinión. Las direcciones individuales o de grupo fueron cediendo el paso a diluidas direcciones colectivas. Los viejos líderes eran rebasados por jóvenes rebeldes, desafiantes, irreverentes, ingeniosos y valientes. Hubo frescura e imaginación. Algunos de sus lemas: "Que nadie confisque tu voz", "Hoy cerramos la Universidad para que mañana sea de todos", "Zapata decía: la tierra es de quien la trabaja, la Universidad es de quienes estudian", "Podrán cortar las flores, pero nunca detendrán la primavera".

Seis demandas

Los huelguistas hicieron reuniones en las que aprendieron a encontrar consensos, salieron a recolectar dinero a través del llamado boteo, y fueron a explicar su movimiento a otros estudiantes. Primero plantearon cinco demandas, que el 4 de mayo elevaron a seis: derogación del reglamento de pagos, derogación de la reforma de 1997 sobre el pase reglamentado y el tiempo de egreso de los estudiantes, cese de la represión a los participantes en el movimiento, reposición de las clases y trámites escolares con motivo de la huelga, creación de un espacio de diálogo para la reforma integral de la UNAM, y cese de la relación con el organismo de evaluación.

Hubo académicos que hicieron un llamado a la rectoría para que diera marcha atrás al reglamento impugnado y formara una comisión mediadora para establecer el diálogo en la comunidad universitaria para que terminara la huelga. El rector ofreció un diálogo cerrado y sólo sobre el asunto de las cuotas. Los estudiantes respondieron que querían un diálogo abierto, resolutivo, de cara a la sociedad, y sin mediaciones.

Universitarios vs. neoliberalismo

Los estudiantes en huelga no mostraron únicamente un rechazo a las cuotas. También repudiaron el priísmo y el neoliberalismo. Muy pronto, el movimiento se convirtió de lucha por demandas estudiantiles en resistencia a las políticas neoliberales. La demanda central pasó a ser la gratuidad de la educación en todos sus niveles y en todo el país. Exigían que el gobierno federal destinara -como lo ha establecido la UNESCO- un 8% del PIB para la educación.

Al abrirse la discusión pública los zapatistas dieron su apoyo al movimiento estudiantil. El sindicato de la UNAM y una veintena de sindicatos universitarios del país también los apoyaron.

En la discusión pública se hizo ver que los estudiantes no habían secuestrado las instalaciones universitarias, porque la UNAM no eran sólo las autoridades, sino también los estudiantes. Se criticó que el Estado hubiera hecho tan drásticos recortes al gasto social. Se hizo ver que reclamar el derecho a la educación pública no era sinónimo de defensa de privilegios. Se criticó que se quisiera transformar el derecho a la educación en un acto asistencialista y de caridad sólo para los más pobres. De esta forma, el detonante de las cuotas destapó otros muchos problemas, entre ellos las formas autoritarias de gobierno universitario.

No a la privatización

Ante el cuestionamiento de por qué estaban en huelga estudiantes a los que no les afectaba directamente el reglamento, se hizo ver también en la discusión pública que los estudiantes no se mueven sólo por intereses económicos directos sino por ideales y por solidaridad y por eso, afectados o no, se pronunciaban en contra de la política gubernamental de recortar el presupuesto educativo. Evidentemente, las cuotas solicitadas no representaban sino un 3% del presupuesto de la UNAM, pero el problema era que con las cuotas se iniciaba el camino para ir aumentando esa cantidad, en el futuro ir aplicando mayores imposiciones y así iniciar la privatización de la educación en todo el país y en todos los niveles. Se propuso que quienes más tuvieran pagaran la educación, pero no por la vía de las cuotas, sino con el pago de impuestos. Se recordó que la política de privatizaciones en México había enriquecido a funcionarios y amigos del gobierno y se levantó la pregunta de por qué no había dinero para la educación y sí para el costoso rescate de banqueros ineficientes, como se demostró en el caso FOBAPROA. El movimiento estudiantil se opone tenazmente a subordinar sus derechos al mercado, y cuestiona la lógica excluyente del neoliberalismo.

¿Vías de solución?

El ex-rector de la UNAM Pablo González Casanova sostuvo que el Estado tiene la obligación de garantizar la gratuidad de la educación y que la educación superior debe ser un derecho universal para todos aquellos que tengan la preparación necesaria para alcanzar éxito en sus estudios. Si ese derecho es explícitamente reconocido y ratificado, eso propiciará el acuerdo entre las autoridades y los estudiantes huelguistas. Los estudiantes cuyas familias tengan ingresos superiores a 20 salarios mínimos harán una contribución a los ingresos de la UNAM, si ésta no afecta la libertad familiar del estudiante y si éste responsablemente la acepta.

González Casanova insiste en que en cualquier caso se tiene que eliminar cualquier expresión que presente directa o indirectamente la educación de los estudiantes como un acto de beneficencia o que transforme la educación pública en mercancía. Afirma que el propósito de una mayor equidad no debe limitarse a pedir contribuciones a los estudiantes de altos ingresos, sino que tendrán también que exigirse mayores subsidios federales para la UNAM y para la educación en México. En este contexto de principios, una reforma fiscal que garantice que el Estado apoye la educación en todos los niveles resulta indispensable.

González Casanova recomienda a los estudiantes reconocer varios deberes sin hacer presiones o concesiones clientelistas o populistas, que confunden el derecho a la educación superior con la obligación de impartirla a quienes no están preparados para recibirla. Así, no es posible aceptar un pase automático sin los conocimientos necesarios, aunque González Casanova se opone al sistema actual de evaluación, que sólo sirve para ajustar la demanda a la oferta de educación y que deja fuera a una alta proporción de estudiantes. El ex-rector propone que se suspenda el reglamento de cuotas, y que se levante la huelga, llamando a verdaderos diálogos y a evitar los monólogos.

Habría que ver cómo son asumidas estas propuestas por las partes. Los estudiantes se han planteado la realización de una consulta a toda la sociedad.

Una economía en crisis

El movimiento estudiantil se produce en el contexto de una economía deteriorada por las políticas neoliberales. El reciente libro de Jorge Castañeda sobre la sucesión presidencial ha revelado que los grupos gubernamentales han manipulado constantemente las cifras oficiales de la economía nacional, sea para ganar la guerra interna de la sucesión, sea para engañar a la población, especialmente en vísperas de las elecciones. El gobierno zedillista proclama insistentemente que su política económica va muy bien. Sin embargo, las cifras de sus mismos aliados no lo dejan bien parado. En 1998 se fugaron de México 4 mil 100 millones de dólares que fueron a depositarse en bancos de Estados Unidos. A finales de 1998, había 38 mil 100 millones de dólares en depósitos de ciudadanos mexicanos en bancos estadounidenses, mientras el capital contable del sistema bancario mexicano era sólo un 26.8% de esos depósitos. El monto de lo depositado en Estados Unidos superaba el de la reserva internacional de divisas en poder del Banco de México, que a finales de 1998 llegaba a 30 mil 102 millones de dólares. En 1998 hubo una caída de la captación bancaria de 1.5 respecto a 1997. No existen, pues, ni dineros frescos ni préstamos frescos y la función de intermediación bancaria se encuentra estancada.

La banca se ha dedicado a la especulación. A más de cuatro meses del cambio del FOBAPROA al IPAB (Instituto de Protección al Ahorro Bancario), tanto el gobierno, como el Banco Mundial, la OCDE y hasta los propios banqueros, reconocen la fragilidad de la banca mexicana, convertida en un verdadero riesgo para la economía, pese al oneroso rescate con que ha querido ser "salvada".

A finales de abril de 1999 el Banco Mundial, a través de sus Indicadores de Desarrollo Mundial, dio a conocer que México se encuentra entre los países del mundo con más desigual distribución de la riqueza. México se ubica en el lugar 16 entre las economías más grandes del mundo, pero según su Producto Nacional Bruto per cápita desciende hasta el lugar 81 en la economía internacional.

La situación económica de la gente ha empeorado. El dinero disponible para gastar en cada hogar mexicano se ha reducido y el valor real del salario mínimo ha descendido. México tiene una de las distribuciones de ingreso con mayores abismos: el 10% más rico consume casi el 43% del ingreso total de la nación. El 20% más rico percibe casi el 60% del ingreso. En México, la desigualdad es más marcada que en El Salvador, Perú, China o India. Tiene razón el director de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard, Jeffrey Sachs, cuando asegura que el FMI ha dado malos consejos a los países latinoamericanos...

PRI: nada es igual que antes

El movimiento estudiantil florece en una situación política sobredeterminada por los partidos. Antes la sucesión presidencial dependía de la voluntad del Presidente saliente. El ungía a su sucesor. Con los cambios políticos que ha ido sufriendo el país, Zedillo podría elegir -no sin dificultad- al siguiente candidato del PRI, pero ya no tendrá la certeza de que ese candidato será el Presidente de la República.

Antes, el Presidente designaba de entre sus allegados en el gabinete de gobierno a quienes proponía como posibles sucesores, para así abrir el juego político y decidir con ventaja. Ahora, dentro del partido de Estado ya se han roto esas reglas. Un gobernador en turno -el de Tabasco, y otro que acaba de dejar el cargo- han lanzado una costosa pre-campaña con la que buscan ser nominados candidatos por el PRI. Han exigido que las bases de su partido se manifiesten. Bartlett -así se llama el gobernador que acaba- es el responsable del fraude electoral de 1988 contra Cuauhtémoc Cárdenas.

El Presidente lanzó primero como candidatos al Secretario de Gobierno y al Secretario de Desarrollo Social. Cuando fue gobernador de Sinaloa, el primero mostró cerrazón política, realizó fraude electoral, fue represivo y estuvo acusado de tener nexos con narcotraficantes. Zedillo -temeroso de una fractura príista, que aseguraría el triunfo opositor, y ante la debilidad que ha mostrado la gente de su gabinete- optó por hacer entrar en el juego al actual gobernador de Veracruz, Miguel Alemán, a quien los empresarios del país han visto con buenos ojos, y que podría ser un elemento de unidad. De los precandidatos priístas Madrazo va en la delantera, y ya ha gastado recursos millonarios en la promoción de su imagen. Este personaje fue el que en su campaña para gobernador gastó más que Clinton para su reelección. Obviamente, se denunció que en aquella campaña corrió dinero mal habido. En el mejor de los casos, el dinero que hoy corre es del erario público. La sospecha de la intervención del narcotráfico en este tipo de campañas se va afianzando. La corrupción y la impunidad están en todo su apogeo.

Se exige contienda interna en el PRI, pero cuando se acepta, lo que hay son simulaciones: a uno de los precandidatos se le abren las arcas públicas para su promoción, y la mayoría de los grupos priístas siguen estando bajo el control de arriba. Lo que ya queda claro al oficialismo es que la división interna del PRI juega en su contra.

El PRD en su crisis

En el PRD las cosas se complican. La elección interna se tuvo que anular por graves irregularidades. Buena señal esta anulación, que mostró que, aunque en el interior del PRD hay fuerzas con una cultura política propia del priísmo, prevalecieron las razones democráticas.
El proceso interno del PRD dañó su imagen, pero constituyó un avance no haberlo solucionado llegando a componendas internas, sino optando porque una dirección interina organizara de nuevo unas elecciones internas limpias y creíbles.
En el PRD hay dos precandidatos: el actual gobernador del Distrito Federal, Cuauhtémoc Cárdenas, y Porfirio Muñoz Ledo. Para ganar terreno, éste ha lanzado una campaña para desprestigiar a su rival, lo que ha hecho disminuir las preferencias electorales por el PRD en su conjunto, y por Cárdenas en particular, sin que Muñoz Ledo se haya beneficiado en nada. El régimen ha aprovechado todo esto, magnificando el altercado en la oposición.

Oposición: reformas electorales

Después del fraude contra Cárdenas en 1988, el PRI delineó cambios en la legislación electoral destinados a dificultar al máximo las candidaturas comunes y las coaliciones. Los partidos que optaran por esa vía verían reducidas sus prerrogativas y sus representaciones en los órganos electorales a uno solo de los partidos en alianza. En este punto la legislación electoral mexicana se encuentra entre las más atrasadas del mundo.

A finales de abril de 1999, en la Cámara de Diputados, y con vistas a facilitar las alianzas opositoras, se renovó la alianza entre las cuatro fracciones (PAN, PRD, PT y PVEM). Así, pese al rechazo del PRI, y porque la oposición en conjunto hace mayoría, se pudieron acordar reformas a tan atrasada ley electoral. Entre los avances planteados se encuentra derogar los candados a las coaliciones, reintroducir la figura de las candidaturas comunes, garantizar el voto de los mexicanos en el extranjero, eliminar los márgenes de sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados, avanzar en la equidad en el acceso a la radio y la televisión, ampliar la fiscalización de la autoridad electoral sobre los ingresos y gastos de los partidos incluyendo las precampañas, incluir disposiciones para impedir el uso de los programas de gobierno y su publicidad a favor del partido oficial, y prohibir la participación forzosa a favor de un partido político. Quedaron relegadas viejas demandas, como la no utilización de los colores patrios a favor de un partido.

PRI: no a las reformas

Este acuerdo hacía prever que se podría avanzar en la búsqueda de una alianza opositora para la candidatura a la Presidencia, un triunfo opositor equivaldría a la caída del régimen de partido de Estado. Sin embargo, y de inmediato, los diputados del PRI anunciaron que los cambios en la legislación electoral requieren de la aprobación del Senado, donde el PRI tiene mayoría. Como el día en que en la Cámara de Diputados se aprobaron los cambios era la última fecha de sesiones, un primer obstáculo es la fecha en que se vuelva a reunir el Senado. El tiempo para que el Senado apruebe las reformas para que éstas entren en vigor en la próxima elección concluye a finales de junio. Los diputados priístas anunciaron que sus senadores impedirían que el Senado sesionara antes.

PAN-PRI acuerdan

No obstante, la dirigencia panista, como en los viejos tiempos, al margen de sus diputados y senadores, negoció bilateralmente con el PRI las reformas a la legislación electoral. De los siete puntos que habían aprobado los cuatro partidos opositores en la Cámara de Diputados, el PAN decidió unilateralmente que adoptarían tres "y medio": voto de los mexicanos en el extranjero, fiscalización de los recursos de las campañas y las precampañas, penalización de la compra del voto, y flexibilización de las coaliciones, aunque el tema de las candidaturas comunes quedaría fuera. Así, la alianza PAN-PRI rompió el acuerdo de los cuatro partidos opositores.

Siempre, el PAN ha estado más cercano al PRI que al PRD, sobre todo en materia económica, donde defiende la política neoliberal, aunque en algunos puntos de avance democrático ha dado muestras de cercanía al PRD.

Se ha declarado que la cuestión de la alianza entre el PRD y el PAN no está todavía cancelada, pero las mutuas desconfianzas crecen. Y, por ingenuidad o por complicidad, el PAN ha mostrado que prefiere moverse como comparsa del PRI que como un opositor decidido al régimen de partido de Estado.

¿Habrá alianza opositora?

La división de la oposición beneficiaría al PRI, que obtendría el triunfo presidencial. Si se pusiera en primer lugar de la agenda desmontar el antidemocrático régimen de partido de Estado todavía vigente, la oposición tendría que configurar una alianza, y ésta se ve lejana. Se plantea diseñar primero un programa común y luego, en unas elecciones primarias, designar al candidato. Pero las trampas que hubo en las elecciones internas del PRD no dan garantías a los panistas. Por otra parte, el precandidato del PAN, el gobernador de Guanajuato, ha declarado que estaría dispuesto a privatizar la estatal petrolera Pemex, lo que no aceptarían los perredistas.

Mientras se aclaran tantas cosas, y como lo demostró en las elecciones de Guerrero, el PRI se muestra hábil en diversas formas de compra del voto. También terminará aprobando formulaciones legales a las que sabrá "sacarles la vuelta". Además, ha continuado con su táctica de debilitar la autonomía del organismo electoral. Está dispuesto a todo con tal de conservar el poder. El grupo priísta Galileo se ha manifestado por desterrar el voto corporativo. Y ha reconocido que su partido ha utilizado en exceso recursos públicos en las campañas.

Las encuestas señalan que un 48% de los ciudadanos cree en la posibilidad de que una alianza opositora formule un programa común de gobierno, contra un 35% que considera que eso no es posible. El 17% restante no tiene una opinión definida.

"Teatro" en Chiapas

El movimiento estudiantil converge con los nuevos movimientos sociales. Ante el éxito de la consulta zapatista la respuesta del gobierno fue armar teatros de supuestos zapatistas que desertaban y entregaban sus armas al gobierno. Enseguida se supo que los "desertores" eran paramilitares priístas. Nuevamente, se demostraba que el dinero destinado a Chiapas no tiene como meta mejorar la situación de la población sino sostener la campaña de contrainsurgencia. Paralelamente, se renovó la ofensiva en contra de los municipios autónomos zapatistas. Esta vez, en contra del municipio de San Andrés. Policías y priístas se apoderaron de él en una acción simbólica, ya que San Andrés fue la sede del diálogo de paz. No obstante, miles de indígenas, bases de apoyo zapatista, recuperaron el municipio.

Los indios rebeldes, al recordar el 80 aniversario del asesinato de Emiliano Zapata, enfatizaron que el zapatismo es símbolo de lo que no se vende, de lo que resiste, y señalaron que los mismos que habían traicionado y matado a Zapata son los que hoy gobiernan a México. Los zapatistas convocaron al II encuentro con la sociedad civil para evaluar la consulta del mes de marzo.

La voz de los pueblos indios

La V Asamblea Nacional del Congreso Nacional Indígena se celebró con 270 delegados de 63 organizaciones representantes de pueblos y comunidades indígenas de 16 estados de la República. En la reunión, todos coincidieron en que la consulta zapatista había demostrado que existía un amplio consenso a favor de los acuerdos de San Andrés. Se denunció que existía una nueva escalada gubernamental que intentaba engañar al pueblo inventando falsas deserciones, y que la política económica del régimen, con su afán de privatizaciones, seguía llevando al país al despeñadero. La Asamblea repudió las acciones del gobierno de Chiapas, y condenó toda forma de exterminio y violencia contra los pueblos indios.

En Ginebra, varias ONGs solicitaron la designación urgente de un relator especial para México que detenga las violaciones a los derechos humanos, en especial en las regiones indígenas. Dieron datos sobre la presencia militar en Chiapas, demostrando que se había duplicado desde 1998, y probando que en Chiapas se vivía una guerra sucia impulsada por el gobierno. Artistas de México y del mundo publicaron un desplegado en el que denuncian las constantes violaciones a los derechos humanos del gobierno mexicano y exigen al gobierno que cumpla los acuerdos de San Andrés. Cuando el ex-Comisionado para la paz en Chiapas, Manuel Camacho, declaró que la situación en Chiapas era peor que en 1994, voceros gubernamentales lo acusaron de traición por no haber desalentado al movimiento zapatista. Mientras, los obispos se quejaban de la multiplicación de los grupos paramilitares en Chiapas, un diputado de la COCOPA daba pruebas del adiestramiento de fuerzas paramilitares en la zona, y la COCOPA exigía un alto a las incursiones policíaco-militares en Chiapas.

Aprendieron de los zapatistas

Como con otros movimientos sociales, el Estado y las voces conservadoras han buscado condenar al movimiento estudiantil. Es curioso: lo que no está presente puede ser aceptado ritualmente. Así pasa con el culto gubernamental a Zapata, que convive con la persecución al nuevo zapatismo. Los voceros del régimen dicen que el actual movimiento universitario no es como el del 68. En su tiempo persiguieron a aquel y también dijeron que era manipulado. El actual movimiento no está aislado. Tiene el apoyo de trabajadores, de colonos, de los zapatistas y de capas populares. No se queda en reivindicaciones puntuales, sino que plantea una crítica a la política económica y social del Estado y propone alternativas.

El nuevo movimiento ha soprepasado liderazgos anteriores, y está haciendo una nueva política, con formas claras y abiertas. El zapatismo los enseñó a buscar espacios de participación política no encajonada en partidos. Al principio, se juzgó a los estudiantes como escépticos y conformistas, y se minimizó su capacidad de pronta respuesta y de trascender las reivindicaciones.
La celebración del Primero de Mayo permitió ver el alcance del nuevo movimiento social mexicano. Mientras el régimen trataba de recomponer un corporativismo -en el que los trabajadores acarreados mostraron su resistencia con un silencio ante las consignas oficiales-, trabajadores independientes se manifestaban con nueva fuerza por todo el país. Están en contra de la amenaza del desempleo y contra el encogimiento de los salarios.

Tiempos de alianzas

El nuevo movimiento obrero -al igual que el movimiento estudiantil- también se ha ido expresando sin buscar pastores, con temor por lo que viene, pero confiando en poder resistirlo. Si viene una modificación a la legislación laboral, los obreros disidentes quieren ser oídos y tenidos en cuenta. Son tiempos de convergencia. Y se ha ido dando una alianza entre obreros independientes, estudiantes huelguistas, capas populares y zapatistas en contra de las privatizaciones y de toda la política neoliberal. Un grito sintetizó en el desfile independiente del Primero de Mayo este sentir: "Zedillo, entiende, la patria no se vende".

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