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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 26 | Agosto 1983

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El Salvador

¿Pacificar o liberar a los campesinos? Reforma Agraria en El Salvador y Nicaragua

Todo es diferente entre Nicaragua y El Salvador, países vecinos. Y todo cuestiona y pone en evidencia las contradicciones de la política norteamericana, que pretende una estrategia de simetría. También los proyectos de Reforma Agraria que se llevan adelante en El Salvador y en Nicaragua.

Equipo Envío

En los últimos meses la estrategia de la Administración Reagan ha pretendido unificar las problemáticas de Nicaragua y de El Salvador, como las de toda Centroamérica, con el fin de neutralizar los distintos ritmos de los movimientos de liberación de estos pueblos y conservar más fácilmente su hegemonía en el área. Desde cualquier ángulo, resulta distorsionante el poner bajo un común denominador la situación de El Salvador en guerra con la de Nicaragua agredida. Todo es diferente entre uno y otro país. Y todo cuestiona y pone en evidencia las contradicciones de la política norteamericana. También los proyectos de Reforma Agraria que se llevan adelante en El Salvador y en Nicaragua.

Tres preguntas a cualquier Reforma Agraria

Los campesinos de nuestro continente han aprendido a través de su propia experiencia y de su propios sufrimiento que una Reforma Agraria es siempre una herramienta en manos de una clase social para llevar a cabo su proyecto político y económico global. Reforma Agraria es un instrumento que puede servir para que una clase desplace a otra, como fue el caso en México y Bolivia, cuando la burguesía eliminó el poder e la oligarquía terratenientes entregando tierra a los campesinos, no para mejorar su vida, sino para aislar políticamente ala oligarquía. La reforma agraria es también un instrumento que puede servir para eliminar el poder de los empresarios extranjeros, de los latifundistas y de la burguesía agraria, como fue en el caso de Cuba.

En los últimos 20 años, el campesinado latinoamericano ha aprendido, a través de las reformas agrarias propiciadas bajo la Alianza para el Progreso, que la reforma agraria también es un instrumento que puede ayudar a la clase dominante a mantenerse en el poder pacificado al campesinado y entregándole las migajas del sector agropecuario.

En la valoración de cualquier proyecto de reforma agraria hay que tener en cuenta:

- Quién lo implementa.

- Para qué se implementa.

- Qué resultados concretos ha traído a los campesinos y obreros agrícolas.

La relevancia de estos criterios de juicio se hace patente cuando comparamos los modelos de reforma agraria en Nicaragua y en El Salvador.

EL SALVADOR

Reforma Agraria en El Salvador: la implementan los militares

En El Salvador es el ejército quien implementa la reforma agraria. El proceso de reforma agraria fue descrito por un oficial del Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria (ISTA) en los términos siguientes: "Los soldados llegaron y dijeron a los trabajadores agrícolas que la tierra ahora era de ellos y podrían elegir sus dirigentes y administrar su propia cooperativa. No pudieron creer lo que estaban escuchando, pero hicieron las elecciones esa misma noche. En la mañana volvieron las tropas y vi cómo fusilaban a cada uno de los dirigentes elegidos". Es la fracción más represiva del ejército quien implementa la reforma agraria, aunque no fue ella quien la propuso. Le tocó implementarla de unos 5 meses de lucha política sobare su carácter y su profundidad.

La actual reforma agraria salvadoreña fue originalmente anunciada como el eje central del programa de reformas lanzado por el grupo de oficiales jóvenes y progresistas que con el apoyo de la embajada norteamericana tomaron el poder el 15 de octubre de 1979 constituyendo una junta cívico-militar con representantes de algunos partidos progresistas y de la universidad. Esta reforma agraria se convirtió enseguida en eje de las contradicciones entre la ultraderechista oligarquía salvadoreña y algunos sectores reformistas de la burguesía, especialmente socialcristianos. En la práctica, la oligarquía cafetalera y el conjunto de la burguesía salvadoreña no aceptaron el plan de reformas, que estaba destinado a debilitar el apoyo del campesinado y de los pobres de las ciudades a las organizaciones revolucionarias. La burguesía - como siempre ha sucedido en la historia salvadoreña - optó por mantener el control total sobre las riquezas, en vez de ceder una parte como táctico para neutralizar las ansias revolucionarias del pueblo.

Sin el apoyo de la burguesía, la influencia de la junta cívico-militar disminuyó rápidamente se puso en evidencia que los oficiales reformistas carecían de cualquier grado de control dentro del aparato militar. Ya en diciembre de 1979 los civiles Mayorga, Ungo y Andino habían renunciado a la junta y los militares progresistas se vieron obligados a abandonar el país para salvar sus vidas. Cuando el decreto de reforma agraria fue promulgado, el 6 de Marzo de 1980, el poder ya estaba firmemente asegurado en las manos de militares decididos a defender los privilegios de la burguesía en la sociedad salvadoreña. La DC salvadoreña se prestó entonces a dar una pantalla democrática a la junta que implementaría al reforma agraria.

Una Reforma Agraria para pacificar a los campesinos y salvar el sistema

Si los oficiales jóvenes que propiciaron la reforma agraria fueron expulsados del país, ¿por qué procedieron los militares más represivos a expropiar a los latifundistas más grandes del país? Es decir, qué se implementa la reforma agraria en El Salvador? La primera razón es sencilla: el Gobierno de los EEUU exige alguna señal del deseo de hacer reformas sociales para seguir apoyando a los grupos dominantes y al ejército con ayuda militar, asesores y créditos financieros.

En realidad el autor de la reforma agraria salvadoreña es el Departamento de Estado de los EEUU La participación en la formulación de la ley fue restringida a los representantes de la embajada norteamericana, al Estado Mayor del Ejército y algunos ministros. Ni la universidad ni sectores de la Iglesia ni las organizaciones campesinas - con la excepción de la Unión Comunal Salvadoreña (una organización apoyada por el AIFLD de los EEUU) - ni inclusive los mismos profesionales del ISTA tuvieron participación en la formulación del proyecto de reforma agraria. Y así, cuando algunos profesionales protestaron por la violencia utilizada en su implementación fueron despedidos y el mismo director del ISTA, Rodolfo Viera, fue asesinado por grupos paramilitares.

La reforma agraria prometida tenía tres fases: 1) La expropiación de 238 latifundios mayores de 500 hectáreas que ocupaban 218.000 hectáreas (15% de la tierra agrícola). 2) La expropiación de alrededor de 1.750 hectáreas (23% de la tierra cultivable) que incluyen la columna vertebral de la agricultura salvadoreña, con las dos terceras partes de la producción cafetalera 3) el Programa "Tierra a los que trabajan" (un programa de dar campesinos medios, arrendatarios y colonos la tierra cedida por el patrón). Esta última fase es una copia del programa diseñado por el profesor Roy Prosterman para pacificar a los guerrilleros del Vietcong en Vietnam. El Departamento de Estado, como veremos más adelante, impuso su aplicación en El Salvador, sin averiguar si las condiciones en Centroamérica eran similares a las asiáticas.

En una sociedad como salvadoreña en la que seis familias poseen más tierra que 133.000 familias campesinas, en las que se da una fuerte proletarización de las economías campesinas y en la que el porcentaje de la población agrícola sin tierra aumentó del 11.8% en 1961 al 40.9% en 1975, la lógica que hay detrás de la presión estadounidense por implementar la reforma agraria no es otra que la defensa del sistema capitalista en su conjunto aunque se afecte a algunos capitalistas. El Departamento de Estado entiende que sin reformas profundas, la revolución de los campesinos y obreros que quieren reemplazar el capitalismo por un sistema más justo, puede resultar victorioso.

Para los militares, esta reforma agraria es un hito más en la larga historia de "reformas cosméticas" que han servido para legitimizar la dominación de las 14 familias y del resto de la oligarquía salvadoreña (en la misma línea de las reformas del Cnel. Osorio en 1950-56, del Cnel. Rivera en 1962-67 y del Cnel. Molina en 1972-74). Sin embargo, esta reforma agraria no podía provocar un sumisión completa de los militares a la burguesía, como ocurrió en Octubre de 1976, cuando el ejército apoyó a la burguesía en la abrogación total de la Ley de Transformación Agraria que proyectaba la expropiación de 50.000 hectáreas de tierras algodoneras. En esta ocasión, tenía que haber cesiones por parte de la burguesía que aseguraran el apoyo de los EEUU que con una visión a más largo plazo que los oligarcas salvadoreños "necesitaba" reformas.

La combinación de las dos voluntades - la de los EEUU para salvar el sistema y la de burguesía agraria para proteger sus cuentas bancarias - produjo como veremos, una reforma agraria a medias, que ni golpeó fuertemente a la burguesía, ni pacificó al campesinado revolucionario, como esperaba el Departamento de Estado norteamericano. El choque de las dos voluntades tuvo dos resultados. Por una parte, colocó el proyecto de reforma agraria en manos de los militares más duros que la han utilizado para lograr un tipo de "terror a loa Pavlov", entregando tierra en algunos focos reducidos del agro salvadoreño a los trabajadores "mansos" que se incorporan al grupo paramilitar ORDEN y al Partido Demócrata-Cristiano. Estos campesinos pagan a ORDEN y a los militares un nuevo tipo de alquiler por su seguridad, mientras que los dirigentes y los campesinos que no se someten son asesinados. Por otra parte, el desacuerdo entre el Departamento de Estado y el conjunto de la burguesía agraria ha hecho de la reforma agraria el talón de Aquiles del actual gobierno de El Salvador, porque ha dividido profundamente a la burguesía. Por un lado, la burguesía agraria se resiste a la implementación de la reforma. Por el otro, la burguesía industrial y la pequeña burguesía urbana, apoyan el proyecto de reforma agraria no perder el apoyo de los EEUU, y porque creen que sólo reformas significativas pueden salvar el sistema actual. En el fin, la reforma como un instrumento para pacificar al campesinado revolucionario no ha funcionado. Más bien, sólo ha servido para dividir al burguesía.

En Nicaragua la Reforma Agraria la implementan los mismos campesinos

Nicaragua, la reforma agraria empezó en el Occidente del país como a una medida de la guerrilla sandinista en las zonas liberadas para ampliar las alianzas de campesinos y obreros contra la dictadura somocista. Desde entonces, ha mantenido su carácter transformador.

Los campesinos y obreros agrícolas de Nicaragua han sido los sujetos principales no solamente de la implementación, sino de la formulación de la reforma agraria. En el momento del triunfo revolucionario más del 20% de la tierra cultivable fue abandonada por los somocistas y ocupada por los obreros y campesinos. En los primeros meses el Estado jugó más bien un papel de moderador frente al avances de la movilización popular con el fin de lograr la unidad nacional en alianza con la burguesía anti-somocista, política indispensable para crear las estructuras necesarias para defender la victoria popular de la agresión constrarrevolucionarias e imperialistas. A partir de septiembre de 1979, el Estado revolucionario controló las invasiones de tierras. Una marcha masiva de campesinos y obreros a Managua seis meses después del triunfo (febrero de 1980), presionó al nuevo gobierno para que reconociera las tomas de fincas no somocistas, para que elaborara un legislación que obligara a los latifundista a alquilar sus tierras ociosas a los campesinos, con precios fijados a niveles dos y tres veces inferiores a los precios del mercado. Después de lograra estas reivindicaciones, los campesinos, respondiendo a sus dirigentes de la Asociación de Trabajadores del Campo, (ATC), organizaron casi 3.000 cooperativas en seis meses. Un 80% de los productores que nunca tuvieron acceso al crédito formal y que fueron expoliados por la renta cobrada tanto por los latifundistas como por los comerciantes y usureros, participaron por primera vez en el sistema financiero nacional. El crédito otorgado a los pequeños productores aumentó en más del 300%.

En Nicaragua, los dirigentes de los obreros agrícolas y de los campesinos (ATC y UNAG) fueron los principales autores de la Ley de Reforma Agraria que fue anunciada en le 2% aniversario de la revolución y promulgada el 21 de agosto de 1981. A diferencia de la ley salvadoreña, el instrumento legal nicaragüense dispone la participación de los campesinos en la identificación de fincas ociosas, arrendadas o cedidas bajo la formas expoliativas de mediería o colonato y que estén deficientemente explotadas o en vías de descapitalización. Los campesinos, a nivel local, han preparado listas de expropiación según estos criterios. Y como los campesinos y obreros son miembros de las milicias populares, no tiene temor de tomar el control de las fincas en vías de descapitalización hasta que el estado arregle los documentos de expropiación legal.

Una Reforma Agraria para el desarrollo agroindustrial del país y la transformación del sistema

En Nicaragua, la reforma agraria tiene como propósito básico fortalecer la alianza obrero-campesina e incrementar el poder esa alianza dentro de la sociedad en su conjunto. El Area Propiedad del Pueblo (APP), bajo administración pública, fue creada para establecer una alternativa el sector privado en la agricultura. En su primer año, el APP empleó a 12.5% más obreros que antes en el rubro del tabaco, 17% más en el del arroz y 31% más en el del azúcar. Además, muchos trabajadores inestables y sin tierras, lograron sembrar granos básicos en tierras cedidas por el APP.

El APP sirve no solamente como base para la agroindustrialización de Nicaragua, sino también como punto de partida para la administración obrera de los medios de producción. Potenciar al campesinado con tierra, créditos, insumos subsidios, asistencia técnica, distribución y comercialización, educación y salud, significa expandir el mercado nacional, requisito indispensable para la creación de una base para el desarrollo autogenerado.

Cuadro 1


Más tierra, más títulos, más infraestructura

Tomando en cuenta las diferentes superficies de ambos países, Nicaragua se ha expropiado 100% más superficie que en El Salvador (5 veces más en términos absolutos). Más aún, en El Salvador a los patrones se les ha permitido quedarse con hasta 189 hectáreas de sus mejores tierras, que normalmente incluyen las inversiones de infraestructura y capital más importantes de la explotación. En Nicaragua, todo el capital y la infraestructura fueron expropiados junto con la tierra. Además, mientras que en El Salvador los patronos han recibido compensación para un 37% más, los campesinos han recibido títulos para sólo el 2% de las propiedades. En Nicaragua fueron entregados más títulos el primer día de la reforma agraria que en los primeros dos años en El Salvador. Desde marzo de 1980 hasta mayo de 1982, sólo 7 títulos fueron entregados en El Salvador.

Mejores tierras y más beneficiarios

Mientras que en El Salvador sólo un 5.8% de las familias han sido beneficiadas por la reforma agraria, en Nicaragua un 23.8% de ellas han sido incorporadas en el sector reformado. Una de las diferencias más cruciales entre los dos formas agrarias ees la calidad de tierra que entrega a los beneficiarios. En El Salvador, más de la mitad de los beneficiarios han recibido parcelas de tierra de menos de 2 hectáreas, tierra que no se puede sembrar anualmente por su ubicación en zona de declives y bajo nivel de fertilidad. En El Salvador, la reforma agraria "a la Prosterman" condena al campesinado a tierras no sirven ni siquiera para la subsistencia de sus familias. Por otra parte, en El Salvador los campesinos tienen que pagar durante 30 años por la tierra entregada. En Nicaragua, los colonos, arrendatarios y medieros no reciben las mismas parcelas que trabajaban antes, sino que se les asignan tierras mejores y en condiciones que les permitan salir de la miseria del minifundismo. Estas son algunas de las ventajas que se dan en el modelo nicaragüense en lo que toca a educación, salud, nuevas fuentes de abastecimiento y caminos de penetración.

Como se ve en el cuadro, el proceso en El Salvador tiene no solamente sus beneficiarios sino sus víctimas. Junto con los miles de campesinos masacrados por el ejército, el programa de "Tierra a los que la Trabajan" de la misma reforma agraria, es el responsable de la expulsión de 25.000 familias campesinas de sus parcelas.

Más participación, más cooperativas

La diferencia entre el número de organizaciones promovidas en cada uno de los dos países es patente. Quizás lo más esencial en esta comparación, es que las cooperativas salvadoreñas no han recibido financiamiento. Mientras que en Nicaragua las cooperativas están controladas por los campesinos, en El Salvador la administración de las nuevas cooperativas se reparte entre los campesinos, el ISTA y los militares. El tamaño promedio del as cooperativas también muestran que los cooperados de Nicaragua tienen más posibilidades de participar en su organización, debido al número más reducido de sus miembros.

El futuro: aceleración del proceso en Nicaragua y últimos ritos reformistas en El Salvador

En El Salvador, hasta los últimos meses de 1981, sólo con 25.000 de los 125.000 beneficiarios potenciales se había empezado el proceso de aplicación de tierras. En la primera mitad de 1982, sólo para 4.096 más hicieron aplicaciones. Es decir, el ritmo de aplicación ha bajado de 2.097 casos por mes en 1981 a 682 en 1982. De hecho, en abril y mayo hubo un ritmo de 569 aplicaciones y en junio no se registró ninguna nueva aplicación.

Las elecciones de marzo de 1982, propiciadas por los EEUU para dar más apoyo a la controvertida reforma agraria, se convirtieron más bien en el verdugo del proceso reformista. Los avances del a extrema derecha dieron justificaciones para detener la reforma agraria. Entre el 26 de abril y el 18 de mayo de 1982, los Decretos 3 y 6 de la Asamblea Constituyente revocaron la base legal de la segunda y tercera fase de la reforma agraria salvadoreña, que actualmente está detenida, pues sigue siendo rechazada por la poderosa burguesía del país.

En Nicaragua, por el contrario, el proceso de entrega de tierra a los campesinos ha ido acelerándose con dos veces más de tierras entregadas a los campesinos entre julio de 1982 y marzo de 1983 que entre octubre de 1981 y junio de 1982. Debido al cumplimiento de los mecanismos de planificación a nivel de base, se prevé que el ritmo aumentará aún más a lo largo de 1983, como ya se ha visto en la primera mitad del año.

La ley de Reforma Agraria nicaragüense, como se ha señalado anteriormente, estipula la expropiación de los dueños de predios rústicos que tienen tierras ociosas o descapitalizan sus fincas. En tiempo de guerra, bajar la producción o detenerla es algo casi lógico. Pero en Nicaragua no se acepta hoy esta "lógica": dejar de producir es causa de expropiación según la ley. Por lo tanto, con la agresión norteamericana el ritmo de la Reforma Agraria ha aumentado enormemente. Entre octubre de 1981 y diciembre de 1982 se había entregado 146.000 manzanas tituladas a los campesinos. A finales de julio de 1983 la cifra total subió a 187.000 y sólo en el mes de julio se han entregado más de 100.000 manzanas, que es más de los titulado durante todo el primer año de aplicación de ley.

Junto con este aumento en el ritmo de expropiaciones ha aparecido en el campo nicaragüense un nuevo modelo de organización campesina: la cooperativa de autodefensa. Estas cooperativas desarrollan su producción con una comunidad bajo acoso en las áreas de guerra. Los campesinos - hombres y mujeres - trabaja la tierra con su arma a la espalda y todos los miembros de la familia cooperan en construir pequeñas economías locales de resistencia. Se espera que el ritmo de Reforma Agraria y la creación de este tipo de comunidad armada, seguirán en ascenso durante el año que viene.

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