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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 26 | Agosto 1983

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Honduras

De enclave bananero a cuartel general de los Estados Unidos

Si algún país centroamericano merece el calificativo de "república bananera" es Honduras. Los enclaves bananeros de su zona atlántica han hecho de este país una seudo dominación, dependiente hasta el extremo de Estados Unidos. Y no sólo a nivel económico.

Equipo Envío

Ya en los años 50 el apoyo logístico y militar brindado por Honduras fue clave para los norteamericanos en el momento de acabar con el movimiento democrático guatemalteco que encabeza Arbenz. Así, políticas de explotación económica o de servilismo político se ha ido imponiendo a Honduras. En la actual crisis centroamericana, Honduras juega el papel clave actual de gendarme armado y enmascarado en un gobierno civil, con tan mínima representatividad en la política diaria que este "camuflaje" empieza a preocupar hasta a los mismos sectores liberales de los Estados Unidos , pues es difícil de hacer creer que no son los militares quienes están llevando las riendas del país. La instalación de la base militar estadounidense de Puerto Castilla en el norte hondureño no es una base más. Viene a sintetizarse en ella la actual política norteamericana hacia el país y hacia el aérea, a la par que anuncia estrategias de más largo alcance. Miembros del Instituto Histórico Centroamericano estuvieron en Puerto Castilla.

Un lugar tan remoto como estratégico

Dentro de la distribución de mercados diseñados por el capitalismo norteamericano, a Honduras se le asignó un rol totalmente agrícola. La base militar de Puerto Castilla - lo que hay ya, que se prevé, a juzgar por las infraestructuras - coloca a Honduras en las situación de llegar a ser el enclave geopolítico más importante de esta conflictiva área que los Estados Unidos llaman a veces " cuenca del Caribe" y otras veces "patio trasero".

Caracteriza a este enclave militar el estar, de momento, aislado del resto del país en una zona geográfica propia y el estar ubicado en un lugar especialmente estratégico en relación a Cuba. La situación de Honduras en el centro de Centroamérica -fronteras con los tres países en conflicto en el área- da más valor a esta importante y nueva instalación militar.

En los primeros momentos de la conquista española, Puerto Castilla fue lugar privilegiado para el embarque del oro de las Indias. Durante la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos usaron el puerto como base naval. Hasta ahora, antes de la instalación del CREMS (Centro Regional de Entrenamiento Militar y Seguridad), el lugar había permanecido abandonado al extremo. La inesperada decisión de construir este centro es un paso clave en la estrategia Reagan para Centroamérica. Incluso las primeras cifras quqe se manejan en el CREMS - a medio instalar - son ya significativa.

Actualmente, un grupo especial de las "Seventh Special Forces Group" - mejor conocidas como "boinas verdes" - está entrenando a unidades especiales del ejército salvadoreño para convertirlas en batallones especiales de contrainsurgencia - "cazadores", que tendrán por misión "cazar" a los guerrilleros hasta su última guarida -. Con estas unidades Reagan confía en dotar al ejército salvadoreño de nuevas fuerzas ofensivas. 2.400 soldados salvadoreños serán entrenados en Puerto Castilla. 120 asesores militares de los cuales 108 son "boinas verdes", tienen la responsabilidad de este adiestramiento.

Anteriores batallones especiales del ejército salvadoreño fueron entrenados en Fort Benning, Georgia, a un elevado costo: 54.5 millones de dólares, y actualmente al menos un batallón continúa su adiestramiento hasta últimos septiembre. Por otra parte, cuando la Administración decidió que el entrenamiento de nuevos batallones se realizara en las instalaciones norteamericanas de la Zona del Canal, en donde está ubicado el Comando del Pacífico Sur, el gobierno panameño no aprobó estas actividades. Finalmente, estaba el límite impuesto por el Congreso norteamericano al número de asesores en El Salvador - hasta ahora, 55 -. Todas estas circunstancias urgieron a la Administración a buscar un espacio ideal donde, sin tener que recurrir a la etiqueta de "acciones encubiertas", puedan hacerse éste y otros entrenamientos. El remoto, abandonado y estratégico pueblito de Puerto Castilla, en las costas del Atlántico, era lugar ideal.

La debilidad económica y la militarización del país.

Honduras atraviesa actualmente una gravísima crisis económica. La renta per cápita bajó en 1982 en un 4.6%. Es ahora de $588 anuales por persona. (En Nicaragua es de $851). Paralizada por la falta de divisas, la economía está "por el suelo". De la población económicamente activa según la comisión económica de Honduras CEH, 66% son desempleados. Además se estima que sólo 12% tienen trabajo completo.

Las falta de divisas se siente de manera aguda entre los empresarios privados. Algunas fracciones del gobierno civil y del ejército - según los dictados de Washington - pretenden estrangular todo comercio con Nicaragua, tomando como pretexto los $17 millones que Nicaragua debe a Honduras por transacciones comerciales y no puede pagar en divisas sino en mercaderías, acogiéndose a las relaciones de trueque que hoy se practican cada vez más entre los países centroamericanos. La decisión política de congelar relaciones comerciales con Nicaragua está causando malestar entre los empresarios privados.

EL gobierno norteamericano busca resolver estas tensiones y contempla en su plan global para Honduras una ayuda económica que balancee la incrementada ayuda militar. EN 1982 Honduras recibió de Estados Unidos en carácter de ayuda militar y económica $68 millones, ocupando el tercer lugar entre los países de América Latina que reciben este tipo de ayuda. (Antes que Honduras están El Salvador y Jamaica). Además, así como Somoza aprovechó en su beneficio el boicot decretado por Estados Unidos al azúcar cubano, Honduras es hoy quien asumirá la cuota azucarera negada por Reagan a Nicaragua.

Los Estados Unidos han incrementado la ayuda militar y económica a Honduras en forma considerable. En 1980 (con Carter) ésta fue de 3 millones de dólares aumentado en 1982 a 66 millones. Para 1984 está solicitada la cantidad de 84 millones. La situación económica de total dependencia - todos los recursos dependen del poderoso vecino del norte - facilita la política entreguista que expresan estas desproporcionadas ayudas militares, que no tienen explicación sino es dentro de una estrategia geopolítica que necesita hoy de Honduras como enclave militar tal como ayer lo necesitó como enclave económico.

Aceleradamente y a pesar de todo

El proyecto militar de Puerto de Castilla se concretó el 7 de mayo de 1982, al firmar Honduras un anexo a un contrato de colaboración militar con Estados Unidos que databa de 1954. En septiembre ya se iniciaban los trabajos de instalación e infraestructura. Todo ha sido marcado por la gran urgencia de Estados Unidos para decidir y la del gobierno hondureño para acatar la decisión.

En mayo de 1983 el General Gustavo Alvarez, Jefe de Estado Mayor del Ejército hondureño, viajó a Washington para acordar con Reagan el proyecto de Puerto Castilla y antes de su regreso a Tegucigalpa se le condecoró con la orden de honor "Legión al Mérito". En junio, cuando ya habían llegado 120 "boinas verdes" a Honduras y el Departamento de Estado había confirmado al existencia de instalaciones en la zona, el gobierno hondureño - que relativizaba la importancia del proyecto afirmando que estaba sometido a discusión - se vio en la necesidad de admitir que ya era una realidad. Fue nombrado entonces, aceleradamente, responsable del proyecto, el Coronel de Infantería, Filander Uclés Armijo y se convocó al Congreso Nacional para informarle oficialmente sobre Puerto Castilla.

En el Congreso hubo tensiones. El Partido Conservador - fuerte, pero sin representación en el gobierno - expresó su "descontento con la política dominante de los Estados Unidos ". También ALIPO - fracción minoritaria del Partido Liberal, con rasgos socialdemócratas - se pronunció abiertamente contra la política adoptada por el gobierno. Fue obvio también para los demócrata-cristianos en el parlamento que la política hondureña estaba perdiendo día a día su escasa autonomía y se pronunciaron en contra del proyecto militar por los peligros de regionalización del conflicto que entrañaba. El Partido Nacional - de oposición- expresó su descontento por la falta de consenso interno ante un proyecto de esta envergadura. Realmente, la mayoría del Congreso se manifestó decididamente en contra de una apoyo ciego a los acuerdos Alvarez-Reagan.

El 20 de junio se reunió el Congreso a puerta cerrada - los "boinas verdes" llevaban ya una semana trabajando en los campamentos - y la votación resultó según lo que era de esperar: 78 votos a favor, 3 en contra, y la abstención. La oposición al proyecto Puerto Castilla se ha expresado desde otras fuerzas sociales. El sindicato de los maestros -el más cohesionado del país - subrayó en campo pagado al contradicción existente entere la proclamada política de neutralidad que exhibe en el exterior el gobierno hondureño y al instalación de bases militares. En ese mismo sentido se expresó la Unión Nacional de Campesinos (UNC). La Iglesia católica manifestó su rechazo al entrenamiento de salvadoreños en suelo hondureño, pues en nada contribuía esto a la paz regional. Y el FUP (Frente de Unidad Popular), en el que se integran varias organizaciones populares, organizó una significativa manifestación de protesta. Sin embargo, a pesar de todas las oposiciones y contradicciones, el proyecto se aprobó y va adelante con la misma celeridad con que se inició.

¿Dónde están los futuros "cazadores" salvadoreños?

El CREMS está ubicado entre Puerto Castilla - puerto civil militar, que está siendo reacondicionado, donde viven 205 familias - Trujillo, cabecera departamental, donde - por paradoja histórica - fuera fusilado en 1860, el filibustero norteamericano William Walker, que soñaba con hacer de Centroamérica territorio norteamericano.

Cerca del pequeño poblado de Silín están las 140 hectáreas de terreno estatal que son base del campo. Allí se han instalado provisoriamente 150 tiendas de campaña para 1.800 hombres. Ya hay barracas de madera - que funcionan como hospitales y oficinas -, carpas auxiliares y cocinas, que pertenecen a la instalaciones del campamento. Este está cercado con alambres de púas. En los alrededores están los campos de entrenamiento para las tropas de infantería. En los días de nuestra visita una compañía del ejército hondureño - la llamada de "infantería avanzada" - estaba siendo entrenada en el manejo del fusil M-16 y el lanzagranadas M-203. Dentro de las instalaciones portuarias, otra compañía hondureña recibe formación. Estas dos compañías garantizarán la vigilancia y seguridad del lugar y permiten mostrar a los periodistas el "carácter hondureño"" de los entrenamientos. La instrucción dada a los salvadoreños pertenece a los "secretos" del campamento. ¿Dónde son entrenados?, ¿quién los entrenan?, ¿con qué métodos?, ¿cuántos son exactamente?: preguntas que nadie responde...

Cincuentiocho de estos salvadoreños llegaron al país en calidad de "estudiantes" - recurso legal para permitir sin problemas su entrada y permanencia -y las autoridades hondureñas dicen que están "desarmados", mientras que los mismos "boinas verdes" afirman que, naturalmente los salvdoreños como los hondureños- reciben entrenamiento armado. Todo resultado contradictorio en las declaraciones de uno y otros.

Según el vocero del Pentágono John Meyer, 1.100 salvadoreños están en Puerto Castilla desde mediados de junio, pero no en el campamento de infantería, que es el que visita los periodistas. Los instrumentos comentan que grupos y soldados salen por temporadas de 14 días "a entrenarse en las montañas" y que un grupo de 50 recibe formación específica en contrainsurgencia, "defensa interna" y "guerra sicológica".

Según informaciones de los medios periodísticos norteamericanos -como "Newsweek" están 14 batallones "cazadores"- destinados a actuar en cada uno de los departamentos salvadoreños. Las experiencias hechas en Vietnam serán modelo para su actuación . Se tratará, fundamentalmente de "limpieza militar" de las áreas ocupadas por la guerrilla, seguida de un "programa de reconstrucción haciendo énfasis en el desarrollo social y económico". Cada uno de estos batallones -que tendrían que desarrollar su misión con especial interés en los departamentos de San Vicente y Usulután, dada su importancia económica- están compuestos por 350 hombres.

Es de suponer que 1.050 salvadoreños están entrenándose actualmente en las montañas de Silín para su misión de "cazadores". Es la cifra que falta para completar el número de salvadoreños que ya estarían en Honduras, según el Pentágono. Es de suponer también que los están entrenando los 90 "boinas verdes" tiene a su cargo a 10 salvadoreños , futuros "cazadores" guerrilleros. Muchos de los "boinas verdes" de Puerto Castilla estuvieron en Vietnam y algunos también en la guerra de Corea. Todos son expertos en diversas tácticas militares, todos hablan español y muchos son de origen latino.

Mapa 1



Mapa 2


En el pequeño pueblo de Puerto Castilla, los instructores norteamericanos desarrollan "civic actions" - expresión cívica de la lucha antiguerrillera-. Trabajan en el suministro de agua potable, proporcionan, con médicos militares, atención sanitaria a la población, construyen escuelas... La nueva táctica ofensiva con que el ejército salvadoreño -según la estrategia norteamericana- piensa triunfar sobre la guerrilla, sólo ha comenzado a implementarse a partir de abril, con la destitución del Ministro de Defensa, José Guillermo García, más partidario de llevar adelante una guerra tradicional, con grandes efectivos del ejercito que enfrentan las columnas guerrilleras.

¿Después de Panamá Puerto Castilla?

Pero el CREMS no lo es todo en Puerto Castilla. El tipo de infraestructura que se está empezando a montar indica que el proyecto es mucho más amplio que el entrenar soldados para esta coyuntura de la guerra salvadoreña. Hay indicios de que Estados Unidos está pensando en esta zona geográfico de Honduras para trasladar a ella las instalaciones del canal de Panamá, en donde está ubicado el "U.S. Southern Command" en el que hay 10.600 soldados norteamericanos.

Actualmente, ya en el puerto - según expertos, como puerto natural sólo es superado en el mundo por el de Hong Kong- y en Trujillo se están implementando proyectos de infraestructura que superan con mucho lo que necesitaría el campamento en sí. Por ejemplo, en el puerto, el muelle ha sido prolongado en 300 metros y se está construyendo al lado otro puerto con fines militares. Las bodegas y los cuatro tanques para el almacenamiento de petróleo que se están instalando allí tiene una capacidad tal combustible que suponen la mitad de la que consume en todo el país. Por otra parte, ya desde hace un año se amplió considerablemente -y desproporcionadamente para las necesidades locales- la pista de aterrizaje de Trujillo. Se está proyectando también una nueva pista para aviones mayores.

Actualmente, estos proyectos dan trabajo 300 hondureños: peones, albañiles, carpinteros, cocineras... Por eso no sorprende el que los campesinos de esta región - muy marginados hasta ahora - esté encantados con la llegada de los norteamericanos, que prometen con su sola presencia mejoras económicas y un cierto ascenso social.

También hay que señalar que Puerto Castilla va estar pronto comunicado con zonas neurálgicas del país (Tegucigalpa, San Pedro Sula, el campamento de contrarrevolucionarios nicaragüenses de Mokorón...) a través de carreteras asfaltadas que están a medio construir o ya proyectadas. Por ejemplo, la nueva carretera que atraviesa el Departamento de Yoro sólo necesita ya el asfalto. Las fuerzas Armadas hondureñas acaban de terminar recientemente una carretera de tierra que comunica Puerto Castilla con el cercano puerto de La Ceiba. En dirección sur, y atravesando el Departamento de Olancho, sólo faltan algunos kilómetros de carretera para unir Puerto Castilla con Tegucigalpa. Toda esta infraestructura vial supera con mucho la capacidad agroexportadora de la región de Trujillo. Es de suponer que estará al servicio de una mayor movilidad militar desde el gran centro de entrenamiento, de abastecimiento, de apoyo logístico -todo esto podría ser - que quieren hacer los norteamericanos en Puerto Castilla. Los programas de "civic actios" también parecen estar destinados a producir una buena reacción de la población ante un proyecto militar de mayores dimensiones que el actual.ç

En octubre de 1984 y según los tratados Carter-Torrijos, la Escuela de las Américas tendrá que abandonar la zona del Canal de Panamá. A pesar de este plazo inminente, el presidente Reagan aumentó los efectivos estadounidenses en la zona de 10.6000 a 20.000. ¿Qué va a pasar en octubre? ¿Incumplirá Reagan los acuerdos de sus antecesor demócrata? ¿O estos efectivos se trasladarán a Puerto Castilla, fortaleciendo más aún la militarización de Honduras? Puerto Castilla es además de una base militar que permitirá entrenar "in situ" a la contrainsurgencia centroamericana y además del Centro de un proyecto más amplio de presencia norteamericana en la zona, un signo del entreguismo de los políticos y militares hondureños a la estrategia de Estados Unidos en el área.

La historia hondureña es una historia de entreguismo. El entreguismo económico que hizo de Honduras un enclave económico sigue pesando en la vida del país: poquísimas inversiones de capital, evasión de impuestos, imposición de cultivos, erosión de las tierras, élites de poder que controlan la gestión global de la nación... Esta situación ha impedido el nacimiento de una burguesía independiente y, por esto, ha abortado la "nacionalidad" de Honduras. El modelo de enclave económico ha supuesto también para el país y para el pueblo una constante sangría.

Es precisamente por esta debilidad económica y por esta historia de servilismo que Honduras juega hoy el papel que juega. El poder está hoy cada vez más concentrado en una cúpula militar muy pequeña que ha sumergido al país en una dinámica se ha impuesto a la fuerza y aceleramiento, acallando a los medios de comunicación, reprimiendo a las organizaciones populares - los números de asesinatos políticos y de desaparecidos crecen de mes en mes - y, sobre todo, ignorando el sentimiento antimilitarista que caracteriza al pueblo hondureño y hasta el mismo sentimiento nacionalista antisalvadoreño que caracteriza a ciertos sectores del ejército hondureño, como producto de la sangrienta guerra El Salvador-Honduras de 1969.

Hay brotes de descontento en Honduras que se expresan de muy diversas maneras y que son difícilmente evaluables en número o volumen. Estos brotes nacen de un trabajo de concientización campesina - a nivel político, sindical y religioso - que fue muy importante en Honduras en los finales de los 60 y comienzos de los 70 y que no ha podido ser desarraigado. Estos brotes se expresaron, por ejemplo, de manera inesperada, en la manifestación de este pasado 1o. de mayo en Tegucigalpa, la más numerosa de la historia del país a pesar de todas las amenazas y la represión existente.

El futuro de Honduras es incierto. Depende, en gran manera, del futuro del resto de Centroamérica. Lo que es cierto es que en el presente Honduras está siendo carne de cañón y base militar para provocar una guerra que perjudicaría hasta el extremo a este empobrecido país. Honduras está siendo la principal protagonista en una guerra que, de desarrollarse en todas sus fases, haría de Honduras quizá la principal víctima. Dictan esta guerra los tradicionales amos del país, los que hace 100 años sembraron las bananeras y hoy instalan las bases militares.

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