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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 145 | Enero 1994

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Panamá

El caldero electoral está hirviendo

Algunos apuntes para comprender la coyuntura electoral panameña, las fuerzas en conflicto y lo que está en juego en unas elecciones que serán probablemente las más decisivas de los 90 años de vida independiente de esta pequeña república centroamericana.

Jorge Sarsanedas

En qué se parece una campaña electoral a un caldero de agua hirviendo en el que hay unas maracas, unos cuernos, un zapato de mujer, un corbatín, una cruz, una estrella y un gallo. Tal vez se le puede hallar parecido por lo del agua hirviendo, porque en política siempre hay mucho de pasión y de hervor. ¿Algo más? Pues sí, al menos en Panamá, donde esos ingredientes del caldero son comprensibles para todos los electores. Cada candidato de los que competirán en las elecciones de mayo tiene un signo con el que el pueblo los identifica y todos estos signos son los que están revueltos en el caldero.

El pastel es apetitoso

¿Qué es lo que está en juego? Panamá se enfrenta al siglo XXI con un gran reto: asumir un medio de comunicación muy especial, el Canal interoceánico, con toda la infraestructura que tiene a su alrededor. El valor de todo este conjunto está calculado en unos 33 mil millones de dólares . Es el principal patrimonio de un país que abrió su tierra para servir de puente entre dos mundos y ha pagado por ello un alto precio, incluyendo las más de diez intervenciones militares estadounidenses. El gobierno que surja de las próximas elecciones tendrá que hacer que las instalaciones canaleras tengan el uso más colectivo posible y que produzcan en beneficio de la nación. Ese es su reto fundamental.

El segundo reto que tienen estas próximas elecciones - quizás más coyuntural -, es consolidar un proceso que se ha llamado de democracia, después de 21 años de gobierno populista-tercermundista-desarrollista-dictatorial y muchos calificativos más, pero claramente poco democrático. El pueblo panameño está desilusionado: después de pasar por el vergonzoso trauma de una invasión aceptada porque "no había más remedio", no se ha podido desarrollar en el país un proceso de verdadera participación democrática.


La definición indefinida

¿Cuáles son las previsiones sobre la contienda electoral? En las tres últimas encuestas (enero/94), elaboradas por el Centro de Estudios Latino Americanos, por la empresa Marketing Ideas y por la empresa Dichter & Neira hay datos muy interesantes, pero que todavía no permiten vislumbrar claramente hacia dónde va el sentir del pueblo que vota. Queda bien claro que la mayoría (80%) del casi millón y medio de panameños con derecho a voto, piensa votar. Es un porcentaje bastante alto, aunque coincide con los índices históricos de abstención, que son del orden del 20-25%. Al panameño le gusta votar.

Otro dato muy indicativo es que el 77.7% dice no tener afiliación política ninguna. Tres cuartas partes de los votantes piensa ejercer su derecho al voto y un tercio dice que no votaría por ninguno de los candidatos propuestos. ¿Cómo entender esto? ¿Qué van a hacer entonces esos votantes, si tampoco hay candidatos independientes? Son pocas, pues, las cosas que están definidas cuando faltan menos de cien días para la votación.

Nos aliamos o morimos

Hacer alianzas políticas para las elecciones es algo habitual en este país. En las dos últimas elecciones todo se polarizó en dos alianzas. En esta ocasión se plantean más de dos.

El Partido Revolucionario Democrático - fundado por Torrijos y que apoyó a Noriega hasta el último momento - plantea su campaña como "la única oportunidad" que el panameño tiene para salir adelante. Su candidato, Ernesto Pérez B., alias "el Toro", fue ministro en tiempos de la dictadura militar y aprobó tácita o explícitamente los desmanes y violaciones de aquel gobierno. Fue propuesto como candidato en noviembre/93 y es quien tiene el mayor porcentaje (32.1%) en las preferencias del electorado. Terminando enero, el PRD había establecido alianzas con dos partidos que también estuvieron ligados a la dictadura: el Partido Laborista (PALA) y el Partido Liberal Republicano (PLR).

La segunda alianza que se ha ido conformando es la de dos partidos actualmente en el poder: el Partido Arnulfista (PA) y el Partido Liberal Auténtico (PLA), que son apoyados por el Partido Nacionalista Popular (PNP), el Partido Liberal (PL), la Unión Democrática Independiente (UDI) y un sector del Partido Alianza Popular (PAP). Esta alianza postula a la señora Mireya Moscoso de Gruber, viuda del líder carismático y cuatro veces presidente del país, Arnulfo Arias. En las encuestas aparece con un cuarto lugar en las preferencias.

La tercera alianza está formada por un partido que acaba de dejar el gobierno, el Movimiento Liberal Republicano Nacionalista (MOLIRENA) y tres partidos nuevos: el Movimiento de Renovación Nacional (MORENA), el Partido Renovación Civilista (PRC) y el Movimiento de Integración Nacional (MINA). Se les unió también otra fracción del Partido Alianza Popular - ya mencionado - y una fracción disidente del PDC, el Movimiento Social Cristiano. Esta alianza ha postulado a Rubén D. Carles, ex-Contralor de la República y hombre conocido por su fama de austero y exigente en el gasto público, aunque también muy condescendiente en el pago de la deuda externa. En las encuestas varía entre el segundo y el tercer lugar.

El cuadro de candidatos, fuerzas y alianzas, se termina de dibujar con los cinco "jinetes" solitarios :Rubén Blades por el Movimiento Papa Egoró (MPE), que se mantiene en el segundo lugar en las encuestas. Eduardo Vallarino - sustituyó a última hora al permanente candidato Ricardo Arias C.- por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), que ya formó parte del gobierno. José S. Muñoz, por el Partido Panameñista Doctrinario (PPD). David Guerra por el partido Misión de Unidad Nacional (MUN), que tiene o dice tener el apoyo de las Iglesias evangélicas. Y Samuel Lewis G. por el Partido Solidario (PS).



¿Quién nos defenderá?

Las organizaciones populares (campesinos,obreros, marginados urbanos, indígenas) y la gran masa de empobrecidos no organizados no encuentra un candidato que los represente y con el cual identificarse. La última casilla del Cuadro 1 es como para desalentar a cualquiera. No hay ningún partido que reivindique posiciones llamadas de "izquierda". En las elecciones de 1984 hubo tres candidatos apoyados por partidos de izquierda. En 1989, ninguno. ¿Tan "jurásico" será hoy hablar de izquierda?

Por supuesto, todos los candidatos hablan de trabajar en beneficio del pueblo, de crear mucho empleo, de invertir "en favor de las mayorías". Todos los partidos tienen que presentar, por obligación, una declaración de principios y un programa mínimo de gobierno y todos han incluido estas promesas. En honor a la verdad, el único que ha presentado un programa para la discusión y diálogo con el pueblo ha sido el Movimiento Papa Egoró.

Existen también candidatos independientes, apoyados por diversas organizaciones populares, que se postulan para puestos menores: alcaldías rurales y representantes de corregimiento (como concejales de municipios). No son muchos estos candidatos, porque - aunque parezca mentira -para presentarse por esta vía independiente a los comicios se necesita mayor cantidad de firmas que para inscribir a un partido. Sin embargo, aunque son pocos, es una realidad que da esperanza, Pequeña, pero esperanza al fin.

En Panamá se repite mucho aquello de que en política no hay sorpresas sino sorprendidos ¿Será cierto? En principio, es un poco cínico. El hecho es que en la campaña se barajan nombres y siglas como si se tratara de un juego en el que en definitiva ganará quien más dinero tenga, aunque el discurso vaya en otra línea y sea parecido a las promesas que se hacen al salir de ejercicios espirituales o al comenzar el nuevo año.

A principios de febrero ningún candidato se había inscrito aún oficialmente en el Tribunal Electoral. Después de muchos insultos y de airear posiciones radicales, parece que se quieren rehacer las alianzas de todos los que se oponen firmemente a la vuelta del PRD al gobierno.

¿Qué va a pasar?

De momento, muchas son las siglas, los nombres y los signos, y la mayoría de la gente no se siente identificada con ninguno. Muchos de ellos representan claramente a poderes económicos muy concretos (ver Cuadro 2).



Probablemente, en 1994 se va repetir la polarización del 84 y la del 89. La esperanza radica en que las nuevas fuerzas que han aparecido en el paisaje político tengan más respaldo en el pueblo. Las candidaturas independientes podrían abrir caminos nuevos. Y tampoco está todo podrido en los partidos. Hay candidatos que pueden trabajar honestamente, aunque el partido trate de ponerles un cerrojo en los pies. Quedan ya pocas lunas para poder prever con más claridad.

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