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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 143 | Noviembre 1993

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Honduras

Callejas se va: su asignatura pendiente

El ajuste neoliberal ha sido un fracaso para las mayorías. También en Honduras, los economistas demandan un acuerdo nacional patriótico para impulsar un verdadero proyecto de desarrollo.

Mario Posas

El gobierno de Rafael Leonardo Callejas llega a su ocaso. Como despedida, el Colegio Hondureño de Economistas cuestionó una vez más el severo programa de ajuste estructural que viene impulsando desde marzo/90.

Críticas de los economistas

Algunos datos de esta evaluación final. En 1992, el PIB creció en un 4.3%, tasa similar a la de 1989, pero esto dependió más de la inversión estatal que de la privada. A juicio de los economistas, esta realidad contradice la doctrina neoliberal en la que se fundamenta la política económica del gobierno.

El modesto incremento del PIB durante 1992 se debió al bajo precio internacional de los productos tradicionales de exportación - café y banano- y a las cuotas establecidas para el banano de América Latina por la Comunidad Económica Europea. Renglones de exportación no tradicionales, como productos elaborados en maquila y el camarón, han experimentado un crecimiento relativo, pero aún no resulta significativo para la economía.

El gobierno ha sido incapaz de reducir el déficit de la balanza comercial, que entre 1989 y 1992 aumentó en un 75%. Este incremento es el resultado neto del deficiente crecimiento de las exportaciones tradicionales y no tradicionales y de la locura importadora en que han caído en estos años los escasos beneficiarios del ajuste estructural.

También hubo otros cuestionamientos por parte de los economistas: la nula capacidad para atraer inversión extranjera y para reducir el déficit fiscal al nivel requerido por los organismos internacionales de crédito. En cuanto a la deuda externa, se reconoce que el gobierno ha logrado recuperar la credibilidad del país, pero no ha conseguido reducir sustancialmente la deuda.

A juicio de los economistas, el pago de la deuda en las condiciones impuestas ha frenado seriamente el crecimiento económico del país, representando una pesada carga para el pueblo hondureño.

Fracaso para la mayoría

Los economistas hicieron suya una anotación de un estudio del Programa Mundial de Empleo (PREALC). "Es evidente se lee en él que la relativa modernización económica del país durante el período 1990-1992 no dio lugar ni a un incremento de los ingresos reales (no podía ser así de acuerdo a la lógica del ajuste), ni a una mejoría de la calidad del empleo ni a una reducción de la pobreza. Ni los costos ni los beneficios del ajuste se distribuyeron equitativamente entre la población. En estas condiciones, es obvio que en Honduras, una vez iniciada la reforma económica, queda aún una asignatura pendiente: la reforma social redistributiva".

Confirmando esta apreciación y según datos oficiales, entre 1990 y 1992, los precios de los alimentos se incrementaron en más de un 100%. El programa de devaluación periódica iniciado en 1990 hizo que el lempira experimentara una pérdida del 51.5% en su poder adquisitivo. El porcentaje de hogares pobres pasó del 68% en 1989 al 78% en 1992, mientras el desempleo afectaba al 40% de la población económicamente activa. Aunque se han creado más de 20 mil nuevos puestos de trabajo, sobre todo en la maquila, éstos no compensan los empleos perdidos por el programa de ajuste.

Los economistas criticaron también lo hecho en este último año por el gobierno Callejas, especialmente las medidas contraccionistas del Banco Central de Honduras para frenar la tendencia alcista del dólar frente al lempira.

A esta crisis hay que sumar los desastres naturales. La tormenta tropical Gert, que azotó al país en septiembre, destruyó unas 2 mil manzanas de bananales pertenecientes a la Tela Railroad Company y a productores bananeros locales. Un vocero de esta compañía, principal subsidiaria de la United Fruit Company en Honduras, estimó que el país dejará de percibir en lo que resta del año unos 50 millones de dólares, por pérdidas en la exportación de bananos. Las inundaciones de noviembre en la zona de Tocoa agravaron aún más el panorama.

Los economistas concluyeron que el programa de ajuste estructural ha sido "un fracaso" y demandaron un Acuerdo Nacional Patriótico para impulsar un Proyecto Histórico de Desarrollo.

Callejas se contradice

El Presidente Callejas respondió a estos cuestionamientos y defendió su programa recordando que el mundo se está reestructurando en base a dos elementos: democracia y libre mercado. "El que no quiera entender eso - dijo - vive en el pasado".

Ricardo Maduro, Presidente del Banco Central de Honduras y uno de los principales artífices del programa de ajuste estructural, sostuvo que con la política económica del gobierno se había logrado "reducir el déficit fiscal a niveles manejables, reducir aranceles para abrirse a la competencia internacional, eliminar barreras de entrada, privilegio de dólares y dispensas especiales, haciendo así una economía más libre y eso nadie lo puede negar". ¿Aumento de la pobreza? "Uno de los principales objetivos del ajuste es restablecer la capacidad de la economía para reducir la pobreza. Pero eso no se logra si el país no tiene crecimiento económico y éste sólo se consigue con la inversión competitiva a nivel internacional y con un mercado libre", dijo Maduro. Pero todos estos argumentos doctrinarios se dejan a un lado cuando lo demandan los cálculos partidistas.

El fracaso de la política alimentaria del gobierno -manifestado a mediados de año con la escasez y el encarecimiento de los frijoles- llevó al Presidente Callejas a prohibir la exportación de frijoles. Lo mismo sucedió con el azúcar y el cemento. La falta de regulaciones en la venta de estos productos estaba provocando que buena parte de la producción nacional se exportara hacia los países centroamericanos, provocando escasez en el país. Esto tenía un alto costo político para Callejas y para Oswaldo Ramos, el candidato presidencial de su partido. Y hubo que encender la luz roja.

El libre mercado ha sido también un dolor de cabeza para las asociaciones de ganaderos y agricultores, que apoyaron inicialmente el programa de liberalización económica. La Asociación de Ganaderos y Agricultores de Sula llegó a solicitar al Ministerio de Economía que prohibiera la importación de leche y derivados lácteos marca Dos Pinos, fabricados en Costa Rica. "Cada litro de leche procedente de Costa Rica que se consume en Honduras es un litro de leche nacional que pierde mercado", argumentaron. Y acusaron a Dos Pinos de utilizar el desleal método del dumping: baja drástica de los precios hasta quebrar a la industria nacional para lograr después el control de todo el mercado.

Oscar Armando Avila, diputado liberal por el Departamento de Cortés, presentó el 23 de septiembre un proyecto de ley para excluir la leche de los tratados de libre comercio centroamericano, pero su iniciativa no prosperó.

El gorgojo de la discordia

En los últimos meses de su gobierno, el Presidente Callejas
-contrariando los dogmas neoliberales que tanto ha predicado- decidió recurrir a subsidios para ganar la simpatía popular. Después de la "crisis de los frijoles" de mediados de año, y buscando siempre reducir el precio de este producto básico, ordenó la importación de unos 150 mil quintales de frijoles rojos de la República Popular China.

Una investigación realizada por la Cuarentena Vegetal del Ministerio de Recursos Naturales cuando los frijoles llegaron al país a finales de septiembre, detectó la presencia de larvas del gorgojo Khapra en los granos. Se trata de un insecto que ataca a todo tipo de granos destruyéndolos. Los organismos de sanidad agropecuaria aconsejan no recibir granos de países que han sido infectados por esta peste. El gobierno rechazó la investigación nacional y trató de convencer a la opinión pública de que el gorgojo no era más que una campaña de desprestigio montada por el opositor Partido Liberal. Después de haber sido fumigados un par de veces, los frijoles se venden en los mercados locales a precios subsidiados, sin hacer caso de su nivel de contaminación. Con propósitos claramente proselitistas, el gobierno redujo también las tarifas de energía eléctrica. Eduardo Facussé, Presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Tegucigalpa, le ha acusado de sostener artificialmente el tipo de cambio del lempira frente al dólar para favorecer al candidato de su partido.

Dentro de la campaña a su favor, el Presidente Callejas intensificó también su movilización para inaugurar obras de infraestructura, la mayoría construidas con recursos del Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS), la institución que coordina los programas de compensación social.

El afán inaugurador es tal que la construcción de algunas obras se está acelerando más allá de las posibilidades reales. Es el caso de las autopistas que de San Pedro Sula parten a El Progreso, Puerto Cortés y Villanueva. El gobierno está pagando muchos millones extra para que esas carreteras se terminen lo más pronto posible, con el riesgo de que no se construyan con los debidos requerimientos. Para Callejas no es lo más importante: tendrán una placa con los nombres de los actuales gobernantes y servirán de propaganda.

Huelga en Salud

A mediados de septiembre, los médicos que trabajan en las instalaciones estatales, unos 1,400, plantearon la demanda de un reajuste salarial en un 130%. Buscaban recuperar parte del poder adquisitivo de sus salarios. Al igual que el de otros sectores del país, éste se ha visto erosionado por la devaluación y la inflación.

Un médico general que trabaja en el Estado ganaba (antes del aumento salarial pactado) 2,985 lempiras mensuales. Un especialista, 3,715 lempiras mensuales como promedio (casi 7 lempiras = 1 dólar). Los médicos constituyen un gremio relativamente privilegiado en Honduras. De acuerdo al estatuto médico, la jornada laboral de los médicos es de 6 horas, lo que les permite tener hasta tres empleos en forma simultánea, dos en instituciones estatales y uno en el sector privado.

En negociaciones con los Ministros de Salud y Hacienda, las partes terminaron firmando una carta de intenciones en la que el gobierno se comprometía a un reajuste de sólo el 55%, lo que significaba para el gobierno un desembolso de 50 millones de lempiras.

Pero el aumento no llegó a concretarse. Viendo la relativa facilidad con que el gobierno accedía a la demanda de los médicos, los 13 mil trabajadores de la salud - bajo el liderazgo de René Madrid, Presidente del combativo Sindicato de Trabajadores de la Medicina y Similares (SITRAMEDYS) - crearon una Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Salud (CNTS) para exigir también un reajuste salarial que no fuera inferior al que se había otorgado a los médicos.

La CNTS fijó su aumento en un 60%. Entonces, el Ministro de Salud y el de Hacienda comprendieron que si hacían efectivo el aumento para los médicos, legitimarían la demanda de la CNTS. Por eso no pasaron de la carta de intenciones. El gobierno estaba dispuesto a acceder a la demanda de los médicos pero no a la de los trabajadores de la salud.

Ante la negativa del gobierno a cumplir lo pactado, los médicos paralizaron el sistema de salud el 1 de octubre. Tras una semana de huelga y para atemorizar a los médicos y debilitar su resistencia, el Presidente Callejas, en Consejo de Ministros, decretó ilegal de la huelga y amenazó a los médicos: si no se reincorporaban a sus labores les cancelaría los contratos de trabajo. Los médicos continuaron la huelga y entregaron sus renuncias al Colegio Médico de Honduras. Paralizaron entonces el servicio de consultas privadas. Esto impulsó al sector más acomodado de la población - que no se sentía afectado por el cierre de los hospitales públicos - a presionar para que el gobierno resolviera en el menor plazo posible la huelga.

Una puerta se abre

Después de dos semanas de paro, el gobierno propuso a los médicos una bonificación del 20% para el último trimestre de 1993 y un aumento salarial del 25% a partir del 1 de enero de 1994. Para esto, el gobierno tendría que desembolsar 23.6 millones de lempiras. Los médicos exigieron que Callejas interviniera en las negociaciones, a lo que el Presidente tuvo que acceder.

Tres días después, los médicos aceptaron la propuesta. Callejas se comprometió también a disponer de recursos para cubrir aguinaldos, vacaciones y horas extras y a pagar los días no trabajados durante la huelga. Además, a integrar una comisión que prepare un sistema de escalafón de promociones con incrementos salariales automáticos. En toda esta lucha jugó un papel estelar la Presidenta del Colegio Médico, Elsa Palou.

A la par, el gobierno negociaba con los trabajadores de la salud. Para empezar, les ofreció un incremento del 20%, pero los líderes de la CNTS lo rechazaron y exigieron un aumento salarial no inferior al de los médicos. Callejas, no queriendo ceder a esta presión y haciendo un acto del más claro proselitismo, ordenó un aumento general de salarios para todos los empleados públicos, según un sistema de escala salarial que va de 165 lempiras para los que ganan los salarios más bajos, hasta 375 lempiras para los de salarios más altos.

Los trabajadores de la salud - que realizaban ya paros progresivos - recibieron así un incremento, pero por debajo de sus aspiraciones y del aumento acordado a los médicos. Aunque sindicatos adictos al gobierno aceptaron el aumento, las enfermeras y trabajadores de la salud agrupados en la CNTS lo rechazaron y mantuvieron su lucha y sus demandas. Para concretar el reajuste que exigían, el gobierno hubiera tenido que desembolsar unos 100 millones de lempiras. Después de tan largo desafío y negativas y de que el gobierno ordenara la militarización de los hospitales, la huelga siguió hasta el fin de octubre, cuando los trabajadores lograron para 1994 un reajuste menor del que pedían, pero mayor del que quería darles el gobierno.

El reajuste salarial otorgado a los médicos estatales es aplicable a los médicos docentes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. En consecuencia, en la alta casa de estudios universitarios se esté incubando un movimiento que exige un reajuste salarial, que en principio sería de un 150%.

La huelga de los médicos abrió las puertas para que otros trabajadores estatales se estén movilizando en demanda de sus propios reajustes. Ese fue su mayor mérito.

Por razones diferentes, los empresarios cuestionaron también los aumentos ya concedidos o los potenciales aumentos. Hablando a nombre del sector empresarial, Juan Ferrera, Presidente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada, señaló que incrementarán el déficit fiscal y la ola inflacionaria y sugirió que para evitar estos males, se redujera a la mitad la burocracia estatal. Por razones políticas clientelistas, Callejas no lo "escuchó".

EDÉN PASTORA, EL COMANDANTE CERO EN LA CAMPAÑA HONDUREÑA

Como parte de la furibunda campaña anticomunista que montó contra Carlos Roberto Reina -candidato del opositor Partido Liberal- y contra su hermano Jorge Arturo Reina, los organizadores de la campaña del gubernamental Partido Nacional, además de usar y abusar de referencias a Cuba extrajeron de una comparecencia de Edén Pastora, el "Comandante Cero", ante la televisión hondureña la frase en la que Pastora afirma que "los hermanos (Daniel y Humberto Ortega) son marxistas-leninistas confesos", y la utilizaron sin ningún pudor en contra de otros hermanos, los Reina. El Partido Liberal respondió presentando un video en el que Pastora denuncia esta burda maniobra de los publicistas del Partido Nacional.

"No me gusta intervenir -dijo Pastora- en los problemas internos de otros países, pero ya que los propagandistas del señor Ramos Soto en esta pugna entre los Reina y los otros me metieron, voy a hablar. Cuando fui a Honduras y hablé frente a las cámaras de televisión para todos ustedes los hondureños, me refería a los hermanos Daniel y Humberto Ortega diciendo que siempre habían sido comunistas. Recalco, que fue hacia dentro de Nicaragua que me referí. Nunca me referí a los hermanos Reina, a quienes guardo aprecio, a quienes les tengo un gran respeto, admiración y aprecio por su postura, su pensamiento, por su actitud de hombres liberales, mentes amplias, de pensamiento abierto y actitudes honestas. Hablé, repito, paradejar bien claro, bien establecido, el marxismo-leninismo de los hermanos Daniel y Humberto Ortega en la década pasada. Pero ahora que el marxismo-leninismo ya se desburrungó, que ya se cayó con el muro de Berlín, seguir con eso del marxismo-leninismo es cacería de brujas. Me extraña que en Honduras todavía estén en eso cuando en todo el mundo ya no están en esa política". El video del Comandante Cero fue profusamente difundido por la televisión hondureña.

Quienes dirigen la campaña electoral de este partido político confían en que existe en una porción significativa de los hondureños una buena dosis de miedo al comunismo y que una campaña electoral típica de los mejores años de la "guerra fría" puede darle buenos dividendos a Ramos Soto. Ningún sondeo de opinión permitió determinar el impacto de tan clara y simplista campaña anticomunista.


Nuevas boletas

El 28 de noviembre, unos 2 millones y medio de hondureños concurren a elecciones generales para seleccionar a un Presidente de la República, a 3 Designados a la Presidencia
-que actúan como Vicepresidentes- a 128 Diputados al Congreso Nacional, a 20 Diputados al Parlamento Centroamericano y a 291 alcaldes municipales.

Por primera vez en la historia electoral, los hondureños ejercen el sufragio en voto separado, aunque en papeleta única. En cada papeleta electoral hay dos columnas por cada partido político legalmente inscrito. En la primera columna, el elector vota por el Presidente, los Designados y los Diputados. En la segunda, por los Alcaldes. El procedimiento en sí representa ya un desafío a la conciencia y a la rutina electoral de los hondureños, que por primera vez tienen la posibilidad de votar por el candidato a Alcalde de un partido y por el candidato a Presidente de otro partido.

El Congreso Nacional rechazó el pedido de un buen número de organizaciones, que exigían el voto en tres papeletas separadas: una para el Presidente y Designados, otra para los Diputados y otra para los Alcaldes. Muchos miembros del Congreso son conscientes de que si hubiesen accedido a esta fórmula, se habrían suicidado políticamente: por su nulo liderazgo, no habrían sido reelectos en sus curules.

Dado el bajo nivel de instrucción de buena parte de los hondureños, votar separadamente en una papeleta única no es tarea fácil. Previendo algunas de las dificultades que plantea el voto separado en papelería única, el Congreso aprobó el denominado voto de presunción. Se presume que si un ciudadano vota únicamente por el candidato a Alcalde de un partido, el voto que haya emitido se le computa también a favor del candidato presidencial del mismo partido, aunque no lo haya indicado. Se presume que al marcar por el candidato de un partido, sea cual sea, está marcando por los otros, aunque en la práctica no lo haya hecho.

La izquierda hondureña organizada no participa en las elecciones. Pero a finales de septiembre, los diputados del gobernante Partido Nacional hicieron aprobar un acuerdo de excepción e inscribieron al llamado partido de Unificación Democrática (PUD), que reúne en su seno a pequeños núcleos de comunistas pro-soviéticos, pro-chinos y cuadros de izquierda de otras denominaciones, caracterizados históricamente por sus enconadas disputas internas. Con esta iniciativa legislativa, el Partido Nacional -que hizo una campaña electoral abiertamente anticomunista-, busca hacer gala de pluralismo ideológico. Callejas llegó incluso a reunirse en casa presidencial con comunistas y ex-guerrilleros de la década del 80.

Vacíos y virulentos

Los candidatos presidenciales son: Oswaldo Ramos Soto (46 años) por el Partido Nacional, Carlos Roberto Reina (67) por el Partido Liberal, Orlando Iriarte (55) por la Democracia Cristiana (PDCH) y Olban Valladares (52) por el PINU. Los partidos que han captado tradicionalmente los votos del 95% del electorado son los de Oswaldo Ramos y Carlos Roberto Reina.

La imagen de Olban Valladares, candidato del PINU, se vio muy realzada en un debate televisado entre los cuatro candidatos, al estilo de los que se realizan en las campañas presidenciales de Estados Unidos. El programa de TV fue patrocinado por el Consejo Hondureño de la Empresa Privada, por UNICEF y por la propia compañía televisora Televicentro.

Valladares, un economista que ha hecho carrera como vendedor de seguros y como empresario, mostró más aplomo ante las cámaras que sus tres compañeros, al responder a las preguntas del moderador. Valladares es también el más apuesto de los candidatos. Todo esto le ganó simpatías entre electores indecisos, especialmente mujeres.

La imagen de Valladares, casi desconocida antes del debate, puede contribuir significativamente a que el PINU llegue a duplicar los votos que obtuvo en las elecciones de 1989, casi 34 mil. También se rumoreó que el Partido Nacional promovía a Valladares para inducir a los electores indecisos a votar por el PINU y no por el Partido Liberal.

Los Reina comparados con los Ortega de Nicaragua

Las campañas proselitistas que enfrentaron a los candidatos presidenciales fueron especialmente virulentas, caracterizadas por una completa ausencia de planteamientos serios en torno a los grandes problemas nacionales y por lo subido de los ataques personales, en los que se ridiculizó al adversario. Los promotores de la campaña proselitista del gobernante Partido Nacional trataron de presentar a Reina como un anciano que se levanta tarde cada mañana y es de ideología izquierdista, lo que representaría una amenaza para la estabilidad social del país y para los propietarios de medios de producción. Carlos Roberto y su hermano Jorge Arturo -diputado y jefe de la campaña del Partido Liberal- fueron comparados con los hermanos Daniel y Humberto Ortega, de Nicaragua. Oswaldo Ramos Soto fue presentado por sus enemigos políticos como un hombre poco serio, irrespetuoso y sin escrúpulos.

Repetidas veces la Iglesia Católica llamó a la ponderación, pero sin resultados. El Tribunal Nacional de Elecciones censuró algunos anuncios televisados por considerarlos ofensivos e inmorales. La campaña fue sumamente costosa, estimándose que el Partido Liberal y el Partido Nacional invirtieron en ella unos 100 millones de lempiras de los fondos públicos, de aportaciones obligatorias de los que aspiran a los cargos y de un conjunto de fuentes no precisadas.

Todas las consultas y encuestas reflejaron un virtual empate entre Ramos Soto, que se presenta como La Locomotora Azul y Reina, El Gallo Colorado. El aumento del costo de la vida es el más importante factor de decisión al momento de votar, lo que afecta al gobernante Partido Nacional, por su impopular política económica.

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