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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 124 | Marzo 1992

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América Latina

¿Réquiem para la teología de la liberación?

Muchos piensan que con la caída del socialismo histórico en la Europa del Este, con la crisis del marxismo y la instauración del nuevo orden internacional, la Teología de la Liberación (TL) ya no tiene futuro. ¿Es esto así?

Pablo Richard

Estaríamos viviendo el "fin de la historia", el triunfo final del capitalismo, donde todo pensamiento alternativo, toda esperanza de un mundo diferente, toda utopía liberadora, sería irrelevante y condenada al fracaso. Ya no tendría sentido la Teología de la Liberación (TL). Esta es la esperanza de todos los que gozan del nuevo orden internacional: la esperanza de que nunca más haya gente que tenga esperanza. Pero el triunfalismo y la esperanza de los opresores son contradichas brutalmente por la realidad de pobreza, miseria y opresión que sigue dominando aún a la gran mayoría de la humanidad.

Las condiciones históricas que originaron la Teología de la Liberación siguen vigentes

Mientras exista el escándalo de la pobreza y la opresión, y mientras haya cristianos que vivan y reflexionen críticamente su fe en la lucha por la justicia y la vida, habrá TL. Lo fundamental, por lo demás, no es el futuro de la TL, sino el futuro de la vida de los pobres, el futuro de la vida humana, el futuro de la liberación y el compromiso de los cristianos con esta vida y esta liberación. Hacemos TL para que este futuro y este compromiso sigan existiendo. Sin embargo, la TL no seguirá existiendo por inercia o sólo repitiendo sus esquemas originales. Es necesario también re-pensar la TL en la nueva coyuntura; re-crear y re-programar la TL hacia el futuro.

En los tres últimos años el mundo cambió profundamente. En Centroamérica vivimos la invasión de Panamá (diciembre/89) y la derrota del gobierno sandinista (febrero/90). Cayó el muro de Berlín, lo que fue un signo positivo para el mundo entero, pero poco después se daba la masacre de los seis padres jesuitas en El Salvador (16/febrero/89). Signos contrapuestos, que nos revelan el sentido contradictorio de la historia que estamos viviendo. Y siguió la perestroika en la URSS y la crisis de los socialismos históricos en la Europa del Este.

El mundo rico desató desde entonces una verdadera orgía ideológica, proclamando el triunfo definitivo del capitalismo y "el fin de la historia". Continuó fortaleciéndose la avalancha del capitalismo neo-liberal, con sus ajustes estructurales, para responder a la ausencia de desarrollo y a la creciente pobreza en el Tercer Mundo. Por último, el año 1991 comenzó con el horror de la "guerra del Golfo Pérsico", que fue una guerra de exterminio contra Irak, contra el mundo árabe, y la Primera Gran Guerra contra el Tercer Mundo.

Con esta guerra el gobierno de Estados Unidos buscó imponer al mundo entero su hegemonía político-militar, e inicialmente pudo someter a Europa y a Japón a sus planes hegemónicos. Para el Tercer Mundo todo esto significa realmente un Nuevo Desorden Internacional y una real amenaza de muerte. El gobierno de Estados Unidos y sus aliados occidentales han ganado una batalla, pero han desencadenado también un proceso todavía inimaginable de resistencia y de conciencia en el mundo entero contra el proyecto de muerte que buscan imponernos.

Si el mundo cambió tan profundamente, también la TL debe cambiar. Fiel a su metodología y espíritu original, debemos re-crear la TL para que responda a la coyuntura actual: una TL para después de la TL que hemos conocido. Más aún: esta reconstrucción de la TL es parte esencial de este nuevo proceso de resistencia y afirmación de la vida; renovación también de nuestra fe de que Dios sigue siendo el Dios de los Pobres y el Dios de la Vida, aunque la idolatría del occidente cristiano diga lo contrario. Necesitamos repensar el futuro de la TL y reconstruir así nuestra solidaridad y nuestra esperanza.

Hoy como ayer: continuidad con el período anterior

La TL nació de la participación de los cristianos en los procesos históricos de liberación de los años 60 y 70. La TL nace como la reflexión teórica, crítica y sistemática, sobre la experiencia de Dios en la práctica de liberación. El contenido de la TL fue siempre la experiencia de Dios, pero una experiencia de Dios vivida, celebrada y reflexionada al interior de una práctica de liberación. No se trataba de un nuevo tema teológico, sino de una nueva manera de hacer teología. El objeto de la TL no era la liberación, sino Dios mismo. La TL nunca fue temida fundamentalmente porque hablara de liberación o por sus temas políticos, sino porque reflexionaba críticamente sobre Dios a partir de los pobres, a partir de la vida y la justicia amenazadas, a partir del Tercer Mundo.

La TL supo descubrir la inquietante presencia de Dios en la vida de los oprimidos y en la lucha por la liberación. Igualmente, denunció la inquietante ausencia de Dios en el mundo opresor y en la cultura "occidental y cristiana". El concepto de "práctica" ayudó a la TL a una comprensión crítica de la historia, vista desde los oprimidos. Si la teología clásica había utilizado la filosofía aristotélico-tomista para su reflexión, la TL utilizó la corriente más crítica y liberadora de las ciencias sociales. Esta corriente descubre la opresión en la historia y reflexiona a partir de la práctica de superación de esta opresión, y no a partir del mundo abstracto y universal creado por la opresión para ocultar y legitimar la opresión. La racionalidad utilizada por la TL no fue solamente la del discurso radical, sino la de la práctica transformadora.

La estructura básica de la TL, como reflexión crítica y sistemática sobre la experiencia de Dios al interior de la práctica de liberación, es lo que continúa y se mantiene en la TL, también en la actual coyuntura. Esta estructura y racionalidad no cambian, pues hoy más que nunca es necesaria una práctica de liberación, y hoy más que nunca Dios se hace presente y se revela de manera privilegiada en el mundo de los oprimidos y sus luchas de liberación. Sin embargo, simultáneamente debemos reconocer los elementos nuevos de la actual coyuntura que nos obligan a re-pensar y a re-crear la TL.

Vivimos en un sistema de dominación renovado, en un capitalismo sin competidores

Con las crisis de los socialismos históricos en la Europa del Este y con el proceso de la perestroika en la URSS, se declara el fin de la guerra fría y el fin de la contradicción internacional Este-Oeste -entre el bloque de los países así llamados socialistas y el bloque de los países así llamados democráticos-. Desde entonces el capitalismo se presenta como la única alternativa para toda la humanidad. Antes, el capitalismo tenía que competir con el socialismo, tenía que preocuparse de tener un rostro humano y de realizar políticas de desarrollo en el Tercer Mundo, para que los pueblos pobres no optaran por el socialismo.

Ahora el capitalismo no tiene competidores, por lo tanto no necesita tener rostro humano, no necesita preocuparse del desarrollo del Tercer Mundo. Puede imponerse definitivamente como la única solución. Nace así un capitalismo totalitario, salvaje, sin rostro humano. Es el Nuevo Orden Internacional, donde el gobierno de Estados Unidos impone, como gendarme internacional, su hegemonía político-militar al mundo entero para velar porque este único sistema capitalista sea aceptado por todos. El Tercer Mundo no tiene otra alternativa que someterse o desaparecer.

En las décadas de los 60 y los 70, cuando nace y madura la TL, el capitalismo tiene una política de desarrollo para los pueblos pobres, lo que fortalece la situación de dependencia de éstos. El concepto liberación es utilizado para construir un modelo de desarrollo autónomo y no-dependiente. Incluso, el término desarrollo es sustituido por el de liberación. La gran ruptura teológica se dio en el paso de una teología del desarrollo a una teología de la liberación. La teoría de la dependencia permitió elaborar una teoría y una estrategia de la liberación y de la revolución del Tercer Mundo. Desde ella, se critica radicalmente al desarrollismo y al reformismo por ser modelos dependientes, y la ruptura se expresa en el concepto liberación. Este nuevo concepto es globalizante y signo de muchas rupturas: expresa una nueva teoría y una nueva praxis. Es referencia para definir una nueva cultura, una nueva ética y espiritualidad, también la nueva teología, la teología de la liberación.

En la actual situación del capitalismo ya no tiene razón de ser la contradicción desarrollo-liberación, reforma-liberación, dependencia-liberación. Ahora la contradicción radical es Vida-Muerte. El capitalismo abandona sus políticas de reforma y desarrollo para la totalidad del Tercer Mundo. Ahora el capitalismo hace reformas y desarrolla sectores muy reducidos del Tercer Mundo y sólo en función de sus intereses inmediatos, dejando a las grandes mayorías del Tercer Mundo en una situación de total abandono y muerte. El Tercer Mundo ya no es ni siquiera dependiente, sino simplemente inexistente. Pasamos de la dependencia a la prescindencia. Más aún: ser ahora dependiente aparece como un privilegio, pues las mayorías son condenadas al olvido y a la muerte.

Ya no somos el Tercer Mundo, somos el No Mundo

Ya no somos ni siquiera el Tercer Mundo, sino el Ultimo Mundo, el No-Mundo, el mundo maldito de los excluidos y condenados a muerte. Por eso es que hoy, buscar reformas y desarrollo en función de la vida de todos en el Tercer Mundo es profundamente revolucionario y liberador. Por eso es que hoy, la alternativa no es desarrollo-liberación, sino muerte-vida. El capitalismo propone salvar la vida de algunos y acepta la muerte de muchos. Eso es una opción por la muerte, pues no podemos aceptar la muerte de muchos y la vida de pocos.

La alternativa legítima es únicamente la vida de todos, de lo contrario estaríamos aceptando la muerte de muchos, que finalmente llevaría a la muerte de todos. La opción por el desarrollo, por la liberación, por el pobre, llega a ser en la actual coyuntura una opción por la vida. La TL llega a ser una Teología de la Vida. La vida -vida para todos y vida para todo el cosmos- llega a ser la nueva racionalidad, la nueva lógica, la nueva cultura, la nueva ética, la nueva espiritualidad y la nueva teología que se oponen radicalmente al capitalismo en la nueva coyuntura.

Pero hay todavía un cambio más profundo en el capitalismo actual. Este no solamente deja de ser un capitalismo con rostro humano, abandonando sus políticas de reforma y desarrollo para el Tercer Mundo, sino que se transforma en un capitalismo sacrificial: la vida de los pobres es sacrificada para poder salvar el sistema capitalista de libre mercado. La ley de la propiedad privada y del cumplimiento de los contratos es considerada una ley absoluta, y a esta ley se sacrifica la vida humana.

El ejemplo más claro de esto se da en el cobro de la deuda externa: el pago de la deuda se hace sacrificando a millones de pobres en el Tercer Mundo y tal sacrificio se presenta como necesario para salvar la ley del mercado y el espíritu del capitalismo. Los que defienden al vida humana contra la ley del mercado, contra el sacrificio humano exigido por dicha ley, son considerados milenaristas utopistas, terroristas, etc. Son los que "quieren construir el cielo en la tierra y transforman la tierra en un infierno" (Popper). Los que consideran que la vida humana es un absoluto que nunca debe ser sacrificada, los que consideran que la ley está para el ser humano y no al revés, éstos son considerados como un cáncer en el cuerpo social del capitalismo, que debe ser extirpado, aunque sea con dolor y sangre.

La liquidación de los seis padres jesuitas en El Salvador es quizás el mejor signo de esta agresividad sacrificial del sistema capitalista. Esto mismo explica la agresividad contra la TL como teología de la vida para todos. Un obispo de Estados Unidos expresó esta agresividad refiriéndose a los teólogos de la liberación con estas palabras textuales: "Los teólogos de la liberación son las moscas que infectan el cuerpo místico de Cristo".

Todos estos cambios profundos y estructurales en el sistema de dominación, desafían teórica y prácticamente a la TL. Se hace necesario elaborar nuevos conceptos para entender mejor la nueva realidad histórica y su posible transformación. Con la así llamada crisis del marxismo, se ha buscado reprimir nuestra capacidad teórica, destruir el espacio teórico necesario para resistir y seguir luchando, se ha querido destruir la posibilidad de pensar alternativas y destruir también nuestra esperanza y nuestra utopía. La TL debe retomar crítica y creativamente el diálogo con las ciencias sociales, especialmente con la economía, la ecología y la antropología. Debemos re-apropiarnos de la racionalidad histórica necesaria para pensar crítica y sistemáticamente nuestra fe en el Dios de la Vida, en la nueva coyuntura histórica.

La nueva situación de los pobres: ser explotado es un privilegio

En los últimos diez años la TL ha profundizado y ampliado el concepto de pobre utilizando el término oprimido, no sólo en la dimensión económica, sino también en la dimensión racial, cultural y de sexo. El concepto de clase fue sobrepasado por los conceptos de raza, nación y sexo. El mundo de los pobres y oprimidos es así en el mundo de los económicamente pobres, pero también es el mundo de los indígenas, de los afro-americanos, de las mujeres -sobre todo de las mujeres del Tercer Mundo, doblemente explotadas, como pobres y como mujeres-. También hablamos hoy de naciones oprimidas y marginadas. El concepto Tercer Mundo, que en sí es inexacto -no somos un "tercer" mundo, sino la parte subdesarrollada y explotada de un único mundo-, es significativo, e incluye no solamente las naciones pobres, sino también los pobres de todas las naciones: también las "minorías" explotadas en el Primer Mundo.

Hay, sin embargo, en el capitalismo actual, un cambio cualitativo muy profundo en la realidad del pobre y del oprimido. Es un hecho que el mundo rico industrializado, necesita cada día menos a la población del Tercer Mundo. Necesita nuestra naturaleza para explotar sus recursos naturales, para el turismo y para botar sus basuras tóxicas, pero no necesita nuestra población. Quizás necesita de una parte de la población, como mano de obra barata o como posible mercado, pero una parte mayoritaria del Tercer Mundo es considerada población sobrante. Ser "explotado" es en cierta medida un privilegio, pues significa que uno aún es considerado como parte del sistema. Esta población sobrante, al ser excluida del sistema, pierde todo poder: ya no puede presionar con huelgas, por cuanto no existe ni como productora ni como consumidora dentro del sistema.

A la exclusión sigue necesariamente el deterioro y la desagregación. El sistema no tiene interés en esta población sobrante y, por lo tanto, no invierte en ella para la satisfacción de sus necesidades básicas: trabajo, salud, habitación, educación, etc. Empieza un proceso de empobrecimiento cuyo límite es la muerte. El deterioro es total: económico, social, cultural, corporal, humano, familiar, religioso, ético... El sistema considera a esa población sobrante y deteriorada como basura, como ratas, como algo que hay que eliminar. Se busca limpiar a las ciudades de pobres.

En algunos países, como Colombia, hay escuadrones de la muerte que salen de noche a matar niños de la calle, vagos, mendigos, prostitutas, homosexuales, desempleados, gente sin hogar. En otros países se limpia la ciudad de pobres, como en Santo Domingo, y se los lleva a regiones alejadas o a sitios escondidos detrás de las colinas. Se considera además a esta población sobrante como un peligro, como una amenaza, como fuente de ladrones, como el origen de epidemias contagiosas -cólera, lepra, tuberculosis, SIDA-. La muerte de estos pobres sobrantes es una muerte silenciosa, inútil y hasta casi deseada. Esta nueva forma de pobreza golpea especialmente a los niños, los jóvenes y las mujeres, y los golpea doblemente cuando son indígenas o afro-americanos.

Es evidente que esta transformación profunda de la situación de los pobres desafía radicalmente a la TL: sus categorías, su visión del mundo, su compromiso, su práctica pastoral y su profundidad ética y espiritual. La opción preferencial por los pobres adquiere una radicalidad cualitativamente diferente. Además de la lucha por la justicia dentro del sistema, la opción por los pobres nos compromete a una lucha a veces dramática por la vida de esas mayorías condenadas y excluidas, en acelerado proceso de deterioro y desagregación. La fe en el Dios de la Vida nos confronta radicalmente con un sistema que discernimos cada día con más claridad como un sistema de la ley, del pecado y de la muerte.

Cambios en la práctica de liberación

La TL es una reflexión crítica y sistemática sobre la fe vivida al interior de una práctica de liberación. El concepto de práctica es, por lo tanto, central en la TL. Los cambios que hemos descrito en el sistema de dominación y en la situación de los pobres, modifican también la realidad y la conceptualización de la práctica de liberación, y esto consecuentemente desafía a la TL.

La práctica de liberación nos sitúa no sólo en la interpretación de la realidad, sino en su transformación. La práctica no solamente se dirige a las formas alienadas e ideológicas creadas por la dominación, sino que busca superar las contradicciones históricas que producen esas formas alienadas e ideológicas.

La práctica de liberación nos sitúa por consiguiente en la transformación de las realidades históricas, cuyas víctimas principales son los pobres, los oprimidos y los excluidos, y nos desafía también a la construcción de una nueva realidad histórica donde no haya pobres, ni oprimidos, ni excluidos, y donde todos tengan vida, y vida digna. La TL no reflexiona sobre una fe abstracta, universal, alienante o puramente interpretativa, sino sobre una fe vivida y celebrada al interior de estas transformaciones históricas. Tanto la racionalidad como la espiritualidad de la TL se ven afectadas por estas transformaciones históricas.

Son muchas las transformaciones de la práctica de liberación en la nueva coyuntura. Dos dimensiones afectan y desafían de forma global a la TL. Se trata de un doble desplazamiento: de la sociedad política a la sociedad civil y del enfrentamiento político-militar al enfrentamiento cultural, ético y religioso.

De la sociedad política a la sociedad civil

No se trata del abandono de la sociedad política. La dimensión del poder y del Estado, sigue siendo muy importante. El Estado debe jugar un rol decisivo en el desarrollo de la sociedad civil, en la planificación económica y en la protección de la naturaleza. El neo-liberalismo busca desmantelar el Estado, para imponer su totalitarismo del mercado, pero el Estado, despojado de sus aparatos represivos, puede jugar un rol positivo al servicio del bien común y de la vida de los pobres excluidos. Pero la práctica de liberación en la actual coyuntura se desplaza hacia la sociedad civil y los movimientos populares, y desde allí plantea más a largo plazo el problema del poder político y del Estado.

Los movimientos populares plantean una renovación de la sociedad desde abajo, desde la base, desde "los poderes populares". Sobre todo los nuevos movimientos populares alternativos, que buscan organizar el trabajo, la producción, el mercado, la tecnología, la salud, la educación, la vivienda, la recreación de una manera alternativa al sistema capitalista dominante. Hay movimientos que toman especial fuerza en la actual coyuntura, como los de liberación indígena, de liberación de la mujer, los movimientos afro-americanos, de niños y de jóvenes, movimientos culturales y de solidaridad... Los movimientos sociales populares desarrollan también una solidaridad regional e internacional muy fecunda y significativa. Los movimientos indígenas y de liberación de la mujer, por ejemplo, tienen ya una articulación continental. Existe asimismo un creciente movimiento de solidaridad Norte-Sur.

De la confrontación político-militar a la confrontación cultural, ética y religiosa

Hoy se hace evidente -principalmente después de la derrota del gobierno sandinista y de la guerra mundial del Golfo Pérsico-, que los pueblos del Tercer Mundo no pueden ni deben enfrentar a las potencias occidentales en el terreno militar. En este terreno el Imperio es invencible. Por eso se impone enfrentar al Imperio en un terreno diferente, sobre todo ahí donde el Tercer Mundo tiene realmente fuerza: el terreno cultural, ético y espiritual. El Tercer Mundo es pobre en recursos financieros, tecnológicos y militares, pero es rico en humanidad, en cultura, en recursos éticos y religiosos.

Se hace necesario superar las actitudes violentistas, guerreristas y militaristas, para descubrir dónde está nuestra fuerza, nuestra identidad y fuerza propia como Tercer Mundo, nuestra fuerza cultural, ética y espiritual, con la cual sí podemos asegurar la vida, para nosotros y la humanidad entera. En el terreno cultural, el Tercer Mundo debe enfrentar la cultura militar, la cultura de la violencia del Imperio dominante. También su cultura consumista, individualista y materialista. El Tercer Mundo puede vivir, resistir y luchar con sus culturas milenarias, con una cultura de la paz y de la vida; con una eco-cultura de la naturaleza, de la vida, de la comunidad.

En el terreno ético, el Imperio nos impone su ética de la ley absoluta -la ley de la propiedad privada y del cumplimiento de los contratos- y a esa ley sacrifica la vida de los pueblos y de los pobres. En la última guerra, el Imperio occidental mostró su doble moral: una que aplicaba a Irak y otra que se aplicaba a sí mismo, al Estado de Israel y a otros Estados invasores. Mostró su capacidad para utilizar la mentira y para manipular los medios de comunicación masivos.

El Tercer Mundo puede vivir, resistir y luchar en el terreno ético, con una ética en la que la vida humana, y no la ley, sea considerada como un absoluto (la ley al servicio de la vida y no la vida al servicio de la ley), y con una ética de la verdad. En el terreno religioso, el Tercer Mundo tiene especial fuerza. Las grandes religiones de la humanidad son religiones del Tercer Mundo y los pueblos encuentran en ellas una identidad profunda y una fuerza para luchar por la verdad y la vida. El Primer Mundo, consumido por el positivismo y el liberalismo, el secularismo y el materialismo, solo cree en el poder del dinero, de las armas y de la tecnología.

Un enorme potencial espiritual reside en el Tercer Mundo

El Tercer Mundo no puede caer en esta trampa, sino desarrollar todo el potencial espiritual y religioso que le es propio, y donde reside su fuerza principal. En este terreno pueden unirse todas las religiones del Tercer Mundo en su fe común en el Dios de la Vida, y en una lucha común por la vida y la justicia.

Los dos puntos anteriores van íntimamente unidos, pues es evidente que la lucha cultural, ética y religiosa no es una lucha abstracta o ideológica, sino una lucha histórica que se da al interior de los movimientos sociales y de la práctica de liberación. La lucha cultural es una lucha por la vida ("la cultura es la agricultura", decía un indígena guatemalteco), y la lucha ética y religiosa es una dimensión esencial de la sociedad civil. La dimensión cultural, la ética y la espiritualidad son dimensiones de la misma práctica histórica de liberación.

La TL, siempre fiel a su metodología de vivir y pensar la fe dentro de la práctica de liberación, tiene que asumir los desplazamientos y transformaciones de esta práctica en la nueva coyuntura. En la sociedad civil y en el terreno cultural, ético y espiritual, la TL encuentra un campo de desarrollo mucho más extenso y profundo que en el pasado, cuando la lucha política y militar era la práctica dominante. Las comunidades eclesiales de base, matriz generadora de la TL, son parte específica de la sociedad civil y de los movimientos populares de liberación. Igualmente, la TL encuentra un terreno privilegiado de creatividad y desarrollo al interior de la lucha cultural, ética y religiosa de los pueblos. En este sentido, en la nueva coyuntura la TL tiene posibilidades de crecimiento y maduración inmensas, muy superiores a todas las anteriores. Hoy más que nunca la TL tiene una campo apropiado y fecundo de desarrollo, en la medida en que asuma consciente y críticamente, como TL, con su espíritu y metodología propias, la nueva coyuntura histórica, local e internacional.

En el enfrentamiento cultural, ético y espiritual del Pueblo de Dios con el Imperio, la TL y las comunidades empiezan a vivir de manera creativa y liberadora el Apocalipsis. La teología apocalíptica es una teología política, creadora, dentro de la historia de esperanza y utopía. Cuando hablamos de Pueblo de Dios, incluimos a los pueblos pobres del Tercer Mundo, pero también a los pobres y oprimidos en el seno del mundo rico, especialmente a sus grupos más conscientes y solidarios. Cuando hablamos del Imperio, nos referimos a los centros de poder económico, financiero, político, militar, cultural y social ubicados fundamentalmente en el Primer Mundo, aunque también con ramificaciones de poder entre los poderosos del Tercer Mundo. No incluimos en este Imperio a los pueblos del Primer Mundo, también sometidos a estos poderes de muerte.

Nuevos temas y desafíos para la Teología de la Liberación en los años 90

Es necesario analizar los nuevos temas y desafíos según los niveles de desarrollo de la TL. La TL tiene tres niveles, que describimos con la imagen de un árbol: la raíz de la TL es la cultura, la religión, la espiritualidad del pueblo pobre y creyente y de los movimientos sociales y populares. El tronco de la TL son las comunidades eclesiales de base y estructuras similares. Las ramas de la TL son los teólogos profesionales, las revistas y centros especializados. Los tres niveles son diferentes y específicos, pero también internamente estructurados. Los teólogos profesionales están "entroncados" en las CEBs y "enraizados" en la cultura y religión populares. A su vez, esta raíz cultural y religiosa de la TL se expresa en las CEBs, y en la teología profesional.

¿Qué temas y desafíos nuevos hay en la raíz?

Cada movimiento social, especialmente los más novedosos y creativos, desarrollan en su interior una cultura, una ética, una mística y espiritualidad. Es en este ambiente donde la TL ha crecido en la última década, y desde allí sigue creciendo y desarrollándose. Nace, por ejemplo, una teología ligada a la educación popular, a la medicina popular, a la agricultura alternativa, a los movimientos de solidaridad, a los derechos humanos, etc. Muchos de estos movimientos nacen de las CEBs y muchos cristianos participan en ellos, además que el pueblo que en ellos se expresa es profundamente religioso. Nace así una teología de los movimientos sociales populares.

Podríamos destacar específicamente la Teología de la Liberación de la Mujer, que nace orgánicamente ligada a los movimientos populares de liberación de la mujer. Igualmente, nace una Teología Afro-americana de la Liberación, especialmente en el Brasil y en el Caribe. En los últimos cinco años se ha desarrollado una TL ligada a los movimientos juveniles. El impacto de la TL en la juventud es algo novedoso y constituye también un nuevo desafío. También la TL empieza a tener un impacto liberador en los movimientos de clase media, lo que puede ser un aporte muy significativo para el movimiento popular.

Teología India de la Liberación

Esta teología es milenaria. Lo nuevo está en su articulación y expresión reciente a nivel continental, y en su relación con la TL. En un encuentra reciente de TL, un sacerdote diocesano zapoteco de México, decía más o menos textualmente: La Teología India se apoya y valora a la TL y espera mayor diálogo con ella. Hay miedo a que la crisis de la Iglesia y las contradicciones de la TL afecten a la Teología India. El sujeto de la Teología India son pueblos milenarios. La Teología India es antigua, lo nuevo es que ahora se le reconoce en la Iglesia y en la TL. La teología india es la fuerza de los pueblos; es una teología subterránea, que se expresa en el ámbito religioso, en clave ritual y mítica. La Teología India no es solo una reacción contra el sistema, sino expresión milenaria de su vida y de sus espíritu.

En un calendario peruano, se recogía el siguiente testimonio sobre la Teología India:

"Hicimos germinar nuestras ideas (es decir, hicimos teología)
para saber sobrevivir en medio de tanta hambre,
para defendernos de tanto escándalo y ataque,
para organizarnos en medio de tanta confusión,
para alegrarnos a pesar de tantísimas tristeza
y para soñar más allá de tanta desesperación."

Aquí tenemos una definición completa de esta teología y de cómo el pueblo, en su lucha contra la muerte, encuentra en ella un medio para sobrevivir, para defenderse, para organizarse, para alegrarse y para soñar. No cabe duda que esta Teología India será una nueva raíz y un nuevo campo, desde donde la TL va a crecer y madurar, respetando ciertamente su autonomía y legitimidad propias.

La cultura latinoamericana

La TL es ya parte de la identidad de nuestro continente, es parte de nuestro patrimonio cultural. Así lo sienten no sólo los cristianos, sino también intelectuales y trabajadores de la cultura que no son cristiano. No cabe duda que la TL se ha expandido más allá de los limites teológicos y eclesiales. La nueva literatura, la nueva canción, la danza latinoamericana, son fenómenos independientes de la TL pero nacen de un mismo movimiento histórico liberador, por eso puede darse el influjo entre ellos. Hay una TL implícita en la literatura, la canción y la danza. También la TL influye y crece en ellos. La TL se desarrolla hoy no solamente con conceptos, sino también con tambores, con mitos, con símbolos, con danzas, con cuentos y leyendas. Además de las culturas especificas indígenas y afro-americanas, están las culturas campesinas y sub-urbanas, que tienen un influjo directo en la TL y viceversa: la TL influye en ellas.

¿Qué temas y desafíos nuevos en el tronco?

Las CEBs, a pesar de las persecuciones políticas y la crisis de la cristiandad y del movimiento conservador, siguen creciendo y madurando en América Latina. Ellas siguen también siendo un espacio de creatividad teológica. Son el sujeto colectivo de la producción y animación teológicas. Hay creatividad teológica intelectual, pero también a nivel de los símbolos y mitos. Hay creatividad teológica también en el campo de la espiritualidad y de la religiosidad popular.

La Lectura Popular de la Biblia

Es quizás la actividad teológica mas productiva de las CEBs. En esta lectura hay tres momentos. Primero, el pueblo cristiano, por la actividad de las CEBs, se apropia de la lectura e interpretacion de la Biblia. Segundo, el pueblo cristiano se hace pueblo profético cuando descubre la presencia y la revelación de Dios en la realidad de hoy, a la luz de la Biblia. Tercero, el pueblo cristiano levanta la Palabra de Dios-descubierta en la Biblia y en la realidad a la luz de la Biblia- como autoridad en la Iglesia. Así, a través de la esta lectura surge en el Pueblo de Dios un movimiento profético, donde la Palabra de Dios es reconocida como autoridad fuente de la legitimidad.

La lectura popular de la Biblia tiene como objetivo final no la Biblia, sino la creación de este movimiento profético. Está claro que las CEBs leen la Biblia en la Iglesia, bajo la guía de la tradición y del magisterio. Es además, una lectura orante y en íntima relación con la vida del pueblo. Igualmente, es una lectura realizada en diálogo permanente con la exégesis profesional. Esta lectura popular no se hace en contra de la autoridad jerárquica de la Iglesia, pero sí en contra del movimiento neo-conservador que busca transformar la autoridad de la Iglesia en un poder sagrado totalitario. Porque esto representa un peligro serio para la Iglesia, pues oprime y destruye el sentido de fe y la dimensión profética del Pueblo de Dios.

Las CEBs, con la lectura popular de la Biblia levantan la autoridad de la Palabra de Dios y de este modo legitiman el movimiento profético de la Iglesia. Las CEBs crean así una fuente de legitimidad que les da seguridad y claridad teológicas. A través de la lectura popular de la Biblia, se está dando en las CEBs una permanente y profunda creatividad teológica desde la base, desde el Pueblo de Dios, en comunión con la Iglesia institucional universal.

Teología de la evangelizacion de la vida cotidiana

En las CEBs se reflexiona continuamente, a la luz de la fe, sobre temas de la vida cotidiana: el trabajo, la tierra, la salud, la familia, el sexo, la educación de los hijos, la cultura, la fiesta... Otra preocupación teológica central gira en torno a la esperanza, la exhortación y el consuelo. Esto se da especialmente en las CEBs insertas en ambientes de extrema miseria, entre los mas excluidos y deteriorados. También se reflexiona teológicamente sobre la experiencia cristiana dentro de los movimientos sociales.

El evangelio empieza a ser pensado en el contexto de las luchas populares por la tierra, por la salud, por la casa, por la escuela, por la liberación de la mujer, por la cultura, etc. No se trata de una reflexión teológica abstracta, sino de una reflexión al interior del campo religioso, donde intervienen activamente la sabiduría y la piedad popular, donde la teología no sólo se expresa en conceptos, sino también en narraciones, símbolos y mitos. Podemos decir que esta actividad teológica de las CEBs es orgánica a una auténtica evangelización de la vida. Las CEBs logran, a largo plazo, una real evangelización de las estructuras y dimensiones más fundamentales de la vida humana. El Evangelio empieza a ser vivido y pensado en la vida cotidiana y de base, y va logrando lentamente su transformación liberadora.

¿Temas y desafíos nuevos en las ramas?

Los teólogos de la liberación, que nos dedicamos enteramente y de una manera profesional a la TL, pero que buscamos hacer teología con las CEBs, enraizados en la cultura y religión populares, también tenemos temas y desafíos específicos que tenemos que asumir, con responsabilidad y valentía.

Existe un desafío que es teórico. Las transformaciones estructurales del sistema de dominación, de la situación de los pobres y de las prácticas de resistencia, exigen a la TL una revisión muy profunda de todo su espacio teórico. Es necesario elaborar nuevos conceptos teóricos, una nueva teoría o racionalidad que nos permita pensar crítica y sistemáticamente la experiencia de fe en la nueva coyuntura. La crisis del marxismo ha sido manipulada para reprimir todo pensamiento crítico y liberador, desde el oprimido y contra el sistema capitalista, que permita pensar en un futuro distinto al actual sistema dominante.

Porque una cosa es la crisis del marxismo, y otra cosa la manipulación ideológica que hace el capitalismo de esta crisis. Se utiliza la crisis del marxismo más específicamente, para proclamar el fin de la TL. Se dice, falsamente, que el marxismo continúa la racionalidad profunda de la TL. Muerta esta racionalidad, muerte también la TL. y su relación con la TL. Hay que recordar que la TL no nace del marxismo, sino de la experiencia de Dios en el mundo de los pobres y en la práctica de liberación. La TL utiliza críticamente, en su comprensión de la realidad, a las ciencias sociales, y es interesante y desafiante para la TL, pero en modo alguno significa la crisis de la TL.

No obstante, es muy importante no dejarse amedrentar con la guerra ideológica que manipula la crisis del marxismo para matar todo pensamiento crítico, alternativo, histórico, liberador y creador de esperanza. La TL siempre tendrá que seguir creando y re-creando su espacio teórico propio y una racionalidad apropiada para su labor teológica específica, al servicio de la vida de los pobres y la liberación de los oprimidos.

Nuevos campos de desarrollo de la Teología de la Liberación

Hasta el momento la TL había desarrollado los tratados clásicos de la teología: teología fundamental, cristología, eclesiología, escatologia, mariología, moral, etc. Así mismo, la TL ha renovado profundamente otras áreas teológicas como las ciencias bíblicas, la historia de la Iglesia, la doctrina social de la Iglesia, etc. También la TL ha creado, con su espíritu y su metodología, una ética social, una teología de la tierra, una teología del trabajo, una teología de la liberación de la mujer, una teología ecuménica. La TL ha dialogado preferentemente con la sociología y la filosofía. Todo este trabajo ha sido muy fecundo y seguirá desarrollándose en las próximas décadas.

En los últimos, sin embargo, se ha iniciado un desarrollo nuevo y desafiante de la TL en diálogo con tres ciencias: la economía, la ecología y la antropología. En el campo economía-teología destacamos el libro de Hugo Asmann y Franz Hinkelammert: "A idolatria do mercado", "Ensaio sobre economía e teología". También los libros anteriores de Hinkelammert: "Las armas ideológicas de la muerte", "Democracia y totalitarismo", "La deuda externa de América Latina". También en este campo trabajan Enrique Dussel, Julio de Santa Ana, Raúl Vidales y otros.

En el campo ecología-teología, el DEI de Costa Rica ha publicado cinco libros. Destacamos el último de Fernando Mires: "El discurso de la naturaleza" y "Ecología y política en América Latina". Leonardo Boff estará dedicado a este tema en los próximos años y prepara varias publicaciones. En el campo antropología-teología se ha realizado un inmenso trabajo de campo y de base, especialmente en el trabajo teológico y pastoral con los grupos indígenas en torno al tema de la cultura. En este campo destacamos el libro: "Rostros indios de Dios". "Los amerindios cristianos", cuyos autores son Manuel Marzal, Ricardo Robles, Eugenio Maurer, Xavier Albó y Bartomeu Meliá.

Nuevo horizonte ecuménico y universal de la Teología de la Liberación

La TL latinoamericana y caribeña, a través de la Asociación Ecuménica de Teólogos del Tercer Mundo, ha intensificado su diálogo con los teólogos africanos y asiáticos. Con los teólogos de la liberación de la Black Theology (James H. Cone y otros), los de la teología de la liberación de la mujer y con los teólogos de la liberación del Primer Mundo.

En enero de 1992, la Asociación tendrá su próxima asamblea general en Nairobi, Kenya, con el tema: "Clamor por la vida: la espiritualidad del Tercer Mundo". Ahora se inicia un diálogo más universal con las teologías de liberación que emergen de las religiones del Tercer Mundo.

Este diálogo ya ha comenzado con la Teología India de la Liberación surgida desde el seno de las religiones indias de América Latina y el Caribe. Igualmente, existe un diálogo muy fecundo con la Teología Judía de la Liberación y con la Teología Palestina de la Liberación.

Ultimamente se han publicado libros sobre una Teología Musulmana de la Liberación, con la cual el diálogo apenas se ha iniciado. En Asia, el diálogo de la TL con el hinduísmo y el budismo tiene ya una larga historia.

En la cual coyuntura histórica, posteriormente a la Guerra del Golfo Pérsico, este diálogo, con la metodología y el espíritu de la TL, del cristianismo con todas la religiones del Tercer Mundo, será extraordinariamente desafiante y fecundo. Será un diálogo liberador, desde los pobres del Tercer Mundo, por la vida y la justicia. EL tema del diálogo interreligioso, desde la perspectiva teológica del Tercer Mundo, será el del Dios de la Vida y la vida de la naturaleza y de los pobres y oprimidos del Tercer Mundo.

No es el fin de la Teología de la Liberación, como tal vez muchos quisieran, sino la oportunidad histórica -el kairós- de un nuevo conocimiento.

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