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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 119 | Septiembre 1991

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Nicaragua

Los recontras: campesinos armados con amplia base social

¿Quiénes son los recontras? Es necesario entrar en su propia lógica para entender esta realidad y para no caer en los mismos errores en que el FSLN cayó al interpretar y al enfrentar a los contras en los años 80.

Equipo Envío

En el Congreso Departamental del FSLN en Managua (13 junio), el ex-Presidente Daniel Ortega afirmo: "No es cierto que perdimos el campesinado porque nunca lo tuvimos". Se refería especialmente al campesinado del interior del país y no al del Pacifico, en donde el FSLN si logro el apoyo de gran parte de campesinos sin tierra y obreros agrícolas. Sin embargo, en la faja central del país y en otras zonas del interior, los contras contaron con un respaldo mayoritario de la población campesina. Dora María Téllez afirmo también en entrevista a envío: "Estoy superada en mis expectativa en cuanto a la lucha del campesinado nicaragüense que, aun cuando fuera contrarrevolucionario, asumió el programa político del Frente Sandinista. Ahora, la contra esta ahí, exigiendo sus derechos como campesinado".

Al hablar así, tanto Daniel Ortega como Dora María Téllez están expresando una comprensión nueva del problema campesino que esta ganando espacio al interior del FSLN y que permite analizar de otra forma la realidad de los contras desmovilizados. Ya no se puede referirse a ellos simplistamente como "el enemigo". Mas bien, los ex-miembros de la Resistencia están siendo aceptados como parte de la base social de obreros y campesinos cuyos intereses los sandinistas esperan poder representar mejor en el futuro. Son parte de esos mismos sectores que el gobierno de la UNO tiende a ignorar y cuyo descontento la extrema derecha pretende manipular.

A finales del mes de agosto, el Ministro de Gobernación, Carlos Hurtado, declaro que en todo el país existían unos 32 grupos de contras que habían vuelto a tomar las armas y que hacían demandas políticas al gobierno. Aunque trato de restarle importancia al hecho citando cifras del mes anterior, que señalaban que en esos grupos apenas participaban entre 300 y 500 hombres, otras fuentes confiables reconocían que el movimiento de los recontras estaba creciendo y que los realzados eran ya cerca de 800. Los mismos recontras afirmaban ser una fuerza de mil hombres. La situación se volvió aun mas critica con la formación, también en agosto, de por lo menos tres grupos armados de sandinistas que afirman haberse visto forzados a armarse para defenderse de los recontras.

Los medios de comunicación se han referido durante estos meses a los recontras calificándolos con los mas diversos epítetos: delincuentes, peones de la ultraderecha, extremistas, germen de una nueva guerra civil, luchadores por una justa causa... Pero estos apelativos no logran llegar a dibujar del todo el complejo cuadro en el que se mueven estos nicaragüenses, los ex-contras desmovilizados y hoy rearmados. Los recontras - como los contras que tomaron las armas hace 10 o 12 años - son una fuerza social de raíz campesina, que plantean demandas nacidas de su situación y que están siendo usados por la ultraderecha para conseguir sus propios fines políticos.

Pero los recontras no son lo mismo que los contras, por mas que algunos o muchos de ellos sean las mismas personas. De hecho, cuando se desmovilizaron, los campesinos que se unieron a las fuerzas de la Resistencia no eran ya los mismos que habían sido diez años atrás. Aunque hoy, las demandas que plantean al gobierno, tanto los dirigentes como las bases, tienen su raíz en la actual crisis socioeconómica y reflejan las necesidades y los intereses de todo el campesinado nicaragüense - también de los sandinistas -, hay ya muy pocos ex-contras que estén dispuestos a aceptar la situación de marginalidad en la que vivieron durante el somocismo. Las exigencias de muchos ex-dirigentes contras tienen aun mas fuerza. Saben perfectamente que la UNO no hubiera podido ganar las elecciones sin la guerra contrarrevolucionaria que ellos protagonizaron y demandan por eso una cuota de poder correspondiente al papel que les correspondió en la victoria de la derecha nicaragüense.

Si el movimiento de los recontras debe ser frenado - si los sectores ultraderechistas que los alientan han de ser neutralizados - es importante no repetir los mismos errores que con el movimiento campesino contrarrevolucionario cometió el FSLN a comienzos de los años 80. Y el rearme de los contras desmovilizados debe ser entendido desde su propia lógica interna. Aunque algunas de las demandas que plantean los recontras están altamente politizadas - la disolución de las fuerzas del ejército y de la policía, por ejemplo - la realidad es que los recontras han logrado que el gobierno preste atención a la situación de todos los ex-contras, también a la de los que no se han rearmado. Y si la situación de todos los desmovilizados no es tomada en serio por el gobierno, las fuerzas recontras se van a incrementar a partir de esta cantera de descontentos. Aunque es poco probable que las filas de los recontras lleguen a incrementarse hasta alcanzar el tamaño que tuvo el ejército contra cuando era financiado por el gobierno de Estados Unidos, si pueden llegar a ser estos realzados una fuerza con un sostenido potencial de destrucción que incrementaría la inestabilidad nacional y que podría ir facilitando una victoria de las fuerzas ultraderechistas.

Los contras desmovilizados: "Nosotros ganamos la guerra"

La definitiva desmovilización de los contras ocurrió después de la victoria electoral de la UNO con la firma de una serie de acuerdos a los que se llego entre marzo y junio de 1990. En estos acuerdos, el gobierno se comprometía a desarmar a los civiles, a establecer "polos de desarrollo" para los desmovilizados, a reducir el tamaño del ejército nacional, a sacar a las fuerzas de la policía nacional de los polos y a garantizar "integridad física y moral" a los combatientes de la contra que estaban entregando sus armas para incorporarse a la vida civil.

Los contras se desmovilizaron llenos de grandes expectativas. Nacían estas de la convicción de que el cambio de gobierno era la expresión de que ellos habían ganado la guerra. Aunque sus esperanzas podían ser muy similares a las que tuvieron los campesinos que lucharon contra Somoza y que vieron el triunfo revolucionario en 1979, no eran tan realistas los sueños de los contras. La realidad era que los sandinistas habían sufrido una derrota electoral pero no una derrota militar. Sin embargo, a los propios dirigentes contras se les trato de estimular la imagen de que "habían ganado la guerra" magnificando su rol militar para que sintiéndose orgullosos de su tarea se decidieran a regresar a Nicaragua.

El naciente gobierno de la UNO también fomento esta falsa imagen. Aunque no reconoció a los contras su participación en la victoria electoral, el gobierno Chamorro si prometió a los contras que regresaran a la patria tierras, dinero en efectivo, casa, centros de salud, escuelas, seguridad personal y apoyo para su plena reintegración a la vida civil. Uno de los dirigentes contras que jugo un papel clave en las negociaciones que desembocaron en la desmovilización, Israel Galeano, el Comandante "Franklin", decía a The New York Times refiriéndose a los polos de desarrollo: "Construiremos una gran ciudad, tendremos muchas playas y en unos años ustedes van a querer venir a pasar sus vacaciones aquí".

Pero la realidad tuvo otros colores bien diferentes. Aunque algunos nicaragüenses si consideraron a los ex-contras como héroes, el apoyo que les dio el gobierno fue mínimo. El incumplimiento de los acuerdos firmados se fue combinando con la aguda crisis económica que producía diariamente desempleados, campesinos sin tierra y auténticos mendigos. El proyecto económico neo-liberal, humillante para el pobre, se junto a la humillación que sufrían los ex-contras - la mayoría pobres - al ver que el ejército que ellos habían "derrotado" continuaba armado. Este sentimiento fue especialmente fuerte entre los ex-dirigentes de la Resistencia. Viajando por pueblos de las montañas del norte junto a ex-contras, un periodista de envío pudo escuchar expresiones como esta: "Mira a ese maje... Viéndolo ahora, quien dijera que era un soldado increíble de la Resistencia..." Jorge Osorio Vásquez, "Chepe", un dirigente de la Resistencia desmovilizado en Wiwilí afirma sombrio: "Hubiera sido mejor que desde el principio nos hubieran dicho que nosotros éramos los perdedores".

Un campesino sin tierra...

En 1980, el CIERA - en aquel tiempo centro de investigaciones del Ministerio de Reforma Agraria - llevo adelante un estudio sobre las primeras bandas de campesinos contras, una de ellas jefeada por Pedro Joaquín González, alias "Dimas" - que fue muerto en 1981 - y otra dirigida por un tal "Pocoyo". El estudio llego a la conclusión de que las razones fundamentales para que los campesinos se alzaran en armas eran problemas relacionados con la tierra y con el papel que jugaba el Estado. Los que tenían tierras temían ser confiscados por el nuevo, todopoderoso y arbitrario Estado. Y los campesinos pobres y los obreros agrícolas estaban molestos porque no se les entregaba la tierra que les había prometido la revolución. Especialmente, los que habían luchado contra Somoza - el caso de "Dimas" - esperaban algún reconocimiento, con tierras o con otro tipo de beneficios sociales o económicos, en el nuevo orden revolucionario. A partir de 1983 otros muchos campesinos comenzaron a alzarse en armas cuando el gobierno sandinista inicio el reclutamiento de sus hijos para el servicio militar.

Existen claros paralelismos con la actual situación de los contras desmovilizados. Aunque los que tienen tierras no temen que el gobierno se las quite, no han recibido apenas créditos ni otros apoyos para sacar adelante esas tierras que dejaron abandonadas durante años mientras hacían la guerra. Por otro lado, los contras que eran campesinos sin tierra regresaron a Nicaragua alentados por la promesa de que el gobierno se las iba a entregar por fin. Según Roberto Menéndez, funcionario de la CIAV-OEA, solo a una cuarta parte de los desmovilizados se les ha entregado tierras, incluyéndose entre ellos a los que las han ocupado ilegalmente.

La cifra que habitualmente se cita es superior y se habla de que la mitad de los desmovilizados ya son propietarios de tierras, pero Menéndez aclara que las estadísticas de la CIAV incluyen tanto a los desmovilizados como a los repatriados y que es solo la cuarta parte de ese total a la que se le ha solucionado su problema de tierra. Es obvio que para decidirse a entregar las armas fue fundamental la expectativa creada entre los contras de que recibirían tierras y de que su situación económica iba a mejorar.

Hay un dicho en Nicaragua que dice que un campesino sin tierra es como una persona sin alma. Actualmente, muchos campesinos - armados y desarmados, ex-contras y sandinistas - están luchando por tener alma. Algunos miembros de la primera generación de los contras tienen tierras propias a las que regresar, pero la generación mas joven abandono la tierra de sus padres cuando eran adolescentes. Hicieron la guerra en vez de abrirse camino en la frontera agrícola para instalarse, como hicieron sus padres. Cinco, diez años después, ya terminada la guerra, regresan con sus propias familias con la expectativa de instalarse en tierra
propia.

Aunque las estadísticas no son del todo confiables - no existen datos, por ejemplo, de los que ya anteriormente poseían tierra, a la par que los dirigentes de la Resistencia reclaman que gran parte de la que les han entregado no se puede usar -, es claro que existe una relación entre la garantía de una tierra propia y el descenso en los niveles de conflicto en el campo. La Región V, por ejemplo fue la región mas conflictiva en l990, calmándose sensiblemente la situación en 1991, aunque a fines de agosto los recontras atacaron y asesinaron a tres miembros de una familia sandinista.

La calma se debe a que el 80% de los contras desmovilizados en esa región recibieron tierras, la mayoría de ellos en la repartición de las tierras ganaderas de la empresa estatal Hatonic. Sin embargo, en las Regiones I y VI, solo el 25% de los desmovilizados habían recibido tierras a finales del mes de abril. Es precisamente en estas dos regiones en donde se ha dado el mayor numero de grupos rearmados y donde los recontras han realizado un mayor numero de acciones.



Los que recibieron tierra o los que ya la tenían, no han recibido créditos del banco para invertir en compra de ganado, en la rehabilitación de las haciendas cafetaleras, en la reconstrucción de los cercos o en la mejora de la producción. Aunque el Instituto de Repatriación aplaudió la creación de una línea de crédito de 4 millones de dólares para que los desmovilizados de la contra y los repatriados produjeran maíz, arroz y frijoles, a la altura del 14 de agosto - plazo clave para la siembra - no se les había entregado mas de 1 millón.

Un soldado sin arma...

A pesar de su innegable importancia, ni la tierra ni el crédito están entre las principales demandas de los dirigentes de la recontra, que consideran esto secundario frente a su propia seguridad personal y frente a la supuesta amenaza de ser asesinados por la policía o el ejército sandinista o por los propios civiles sandinistas que aun no han entregado sus armas. Muchos ex-contras desarmados se consideran a si mismos blancos fáciles para que tomen venganza sandinistas armados. Pero las estadísticas demuestran que son muchos mas los sandinistas que han sido asesinados desde el cambio de gobierno que los ex-contras que han muerto así. La CIAV informa que hasta finales de agosto habían recibido informes de 66 desmovilizados asesinados y que 41 de estas muertes ya habían sido confirmadas, aunque en estas cifras se incluyen algunos que fueron asesinados por otros ex-contras.

Cifras de un estudio preliminar llevado a cabo por el CENIDH (Centro Nicaragüense de Derechos Humanos) hablan de 30 ex-contras y 48 militantes sandinistas asesinados "por razones políticas". Si a estos militantes sandinistas se suman los simpatizantes del sandinismo que no son miembros del partido, las estadísticas del CENIDH demuestran que el numero de sandinistas muertos supera en tres al de los desmovilizados de la contra. Un funcionario de la CIAV afirma que un gran numero de los actuales ataques de los recontras y algunos de los asesinatos que han cometido son el resultado de disputas y rivalidades internas entre los ex-miembros de la Resistencia. Los funcionarios de la CIAV también reconocen que el numero de ex-contras que ha sido asesinado por los sandinistas es relativamente muy bajo si se tiene en cuenta el grado de polarización en que queda un país después de una guerra y el numero de personas que aun permanecen armadas en ambos bandos. A pesar de todos los matices que pueda haber, tanto los ex-contras como los sandinistas que viven en zonas rurales tienen miedo.

Es este miedo el que en parte ha permitido el surgimiento de los recontras y el que les ha dado una amplia base social. Aunque es cierto que los dirigentes de la recontra han capitalizado los temores en beneficio de sus propios intereses, el miedo no es inventado, existe realmente. Parte de ese miedo nace del hecho de que prácticamente nadie ha sido castigado por ningún delito político - incluyendo los asesinatos - ocurrido después de la desmovilización.

El gobierno ha adoptado una especie de política de avestruz, creyendo que el perseguir a los culpables de cualquiera de los bandos empeorara la situación. Los casos mas mencionados por los desmovilizados cuando hablan de que no se castiga a los culpables son los del ex-Coronel de la Guardia somocista Enrique Bermúdez, la muerte a tiros del ex-jefe contra "Chapulin" - después de que este había encañonado con un arma a una patrulla conjunta del ejército y la policía - y los sucesos de Jalapa, en los que ex-contras, supuestamente desarmados, se tomaron la estación de policía, desatándose hechos de violencia en los que - según Américas Watch -murieron 9 miembros de la Resistencia, uno del FSLN y 2 civiles.

El asesinato de Bermúdez tiene un peso particular entre los contras desmovilizados. Al igual que la ultraderecha, ellos responsabilizan públicamente a los sandinistas por este crimen y muchos citan el asesinato como la primera razón que tienen para volver a alzarse en armas. Pero en privado, un ex-comandante contra admitió que se acusa a los sandinistas sobre todo "por conveniencia". Cree el que el asesinato de Bermúdez fue un "trabajo interno" de los propios contras, porque "3-80 (Bermúdez) nunca iba a ninguna parte sin sus guardaespaldas".

Estos hechos se mezclan a las amenazas personales que algunos ex-contras han sufrido después de haberse desmovilizado. En El Jícaro, Mario Martínez Vallerin, conocido como "Sierra Cinco", afirma, por ejemplo, que dos hombres armados que apoyan a los sandinistas le encañonaron a ambos lados de la cabeza cuando caminaba solo. Ahora, el, como muchos otros, no anda nunca solo. No es raro que, existiendo una base real para el temor, baste una amenaza verbal de quienes los contras perciben como enemigos y a quienes saben todavía armados, para que se sientan en peligro. Dice Chepe: "Tal vez hubiera sido mejor que no me amenazaran al principio. Ahora ya no me dicen nada, pero yo no camino solo".

Los ex-dirigentes contras parecen sentirse mas amenazados que quienes fueron sus subordinados en las filas contrarrevolucionarias. Nicaragua es un país muy pequeño y la gente de cualquier pueblo sabe que dirigentes fueron responsables de que ataques o de que crímenes y a la gente le resulta mas fácil perdonar a los contras de base, que solo obedecían ordenas, que a sus jefes.

También es verdad que algunos funcionarios sandinistas -conocidos también por las violaciones contra los derechos humanos de la población campesina durante la guerra - mantienen cargos de autoridad en el ejército o en la policía en zonas rurales. Américas Watch informa que después de la amnistía promulgada en marzo/90, al darse el cambio de gobierno, fueron congeladas 230 investigaciones que se seguían contra militares sandinistas. Las autoridades sandinistas consideraron injusto castigar a los militares del EPS o de la seguridad por delitos del pasado cuando a los contras se les permitía regresar al país sin aplicarles ningún castigo, fueran cuales fueran sus delitos.

Contradicciones en las filas contras: y el asesinato de Enrique Bermúdez

Aunque Bermúdez fue apartado de la dirigencia contra en 1988 después de que varios comandantes habían pedido su destitución, se dijo siempre que había conservado un liderazgo carismático entre los contras. Para muchos desmovilizados, solo el era capaz de unificar las diferentes facciones de la Resistencia y particularmente, era el único que podía enfrentar a "Rubén" y a "Franklyn", a quienes los desmovilizados responsabilizan con amargura de la actual situación de abandono en la que se encuentran, por haber sido ellos dos los principales negociadores de la Resistencia con el gobierno antes de la desmovilización y por ser ahora ambos funcionarios de alto rango del gobierno Chamorro.

Según afirman los desmovilizados, cuando Bermúdez fue asesinado estaba organizando encuentros con ex-contras en diferentes partes del país con el fin de exigir al gobierno el cumplimiento de las promesas que les habían hecho. "El Comandante 3-80 si hubiera resuelto nuestro problemas", afirma Chepe. Esto mismo piensan otros. Algunos acusan a Rubén y a Franklyn de haberlos engañado, otros señalan que renunciaron a defender los intereses de los ex-contras a cambio de un cargo en el gobierno, una casa y un carro. Rubén, Viceministro del Instituto de Repatriación, y Franklyn, Director de Coordinaciones Inter-Institucionales en el Ministerio de Gobernación, son para muchos los principales culpables por no reclamar al gobierno por el incumplimiento de las promesas hechas a la Resistencia.

El 27 de junio, Rubén presidió una reunión que se celebró en Managua para conmemorar el primer aniversario de la desmovilizacion de la Resistencia. En el acto, presento un documento para que fuera ratificado por unos 600 ex-contras presentes. El documento - según un ex-comandante de la Resistencia - reconocía los errores del gobierno, pero a la vez lo alababa en exceso, limitando a una simple promesa el que en el futuro se cumplieran las promesas hechas a los combatientes. Los ex-contras presentes consideraron inadecuado este documento y la reunión se prolongo hasta entrada la noche sin que saliera de ella ningún acuerdo ni declaración.

No es claro si la figura de Bermúdez es la que alentó el rearme de los desmovilizados ya antes de su muerte, pero si lo es que muchos ex-contras sienten que su movimiento fue decapitado con el asesinato de 3-80. Para algunos, la ausencia de Bermúdez les ha dejado con la única opción de retomar las armas para presionar eficazmente al gobierno.

Existe una enorme desconfianza entre los distintos grupos de desmovilizados sobre la capacidad negociadora y sobre la misma integridad de sus antiguos dirigentes. El Comandante "Douglas", por ejemplo, fue emboscado y herido por un grupo de ex-contras, que lo acusaban de revender helicópteros y armas a la Embajada norteamericana y de quedarse con el dinero. El Comandante recontra "Tigrillo" declinó una invitación que le hicieron en julio para un encuentro en el que se unificarían las demandas de los grupos desmovilizados. "Preferimos - dijo - operar por nuestra cuenta". Actualmente, "Tigrillo" se ha unido a otros dirigentes recontras.

Algunos ex-contras no ven con buenos ojos la creación de la Policía Rural - integrada con contras desmovilizados - para reemplazar a la Policía sandinista y critican las acciones arbitrarias de la Policía Rural que ya funciona. Alguno llega a sugerir que la única fuerza que les merecería confianza seria la que estuviera formada por gente que jamas haya estado armada. Importantes contradicciones de clase y de actitudes al interior de los ex-contras y de sus dirigentes podrían agudizarse aun mas en el futuro. Hoy como ayer los dirigentes contras viven una vida mucho mejor que la de los combatientes.

Un observador internacional señala, por ejemplo, que cuando a los contras desmovilizados que aun no tenían tierras se les entregaban láminas de zinc para techos, semillas o fertilizantes, los solían vender a sus jefes, que tenían mejor posición económica y que enseguida se los compraban. A muchos sandinistas les ha sido fácil perdonar a los soldados de la contra - a los comandos -, que nunca tuvieron posiciones de mando y que vivieron en muy duras condiciones, sin ningún beneficio hasta el final de la guerra. "No tenemos nada que envidiarles, no tenemos por que odiarlos, ellos son pobres como nosotros", dice un simpatizante sandinista. Mientras algunos ex-dirigentes contras han comenzado a trabajar con organizaciones como la UNAG - que ha jugado un papel clave para alentar a los dirigentes sandinistas en el camino de la reconciliación -, es aun mayor el numero de los ex-contras de base que comienzan a preguntar a parientes o a amigos sandinistas cosas sobre la revolución.

Para un trabajador de la salud de Quilalí, es claro que "ellos no saben nada de la revolución y ahora están interesados en conocer como era".

De regreso de la guerra y sin nada que hacer

Centenares de ex-contras desempleados, en su mayoría jóvenes, están viviendo en los pueblos del norte sin nada que hacer. La primera generación de ex-contras, además de tener tierras a las que regresar, eran ya campesinos con experiencia antes de unirse a la Resistencia y es mas fácil para ellos readaptarse a la vida campesina. La mayoría de los jóvenes no ha tenido prácticamente ninguna experiencia en la agricultura y muchos han perdido el deseo de ser campesinos. Les toca a ellos, como a otros muchos nicaragüenses, enfrentar la situación de desempleo masivo que existe en todo el país. Además, y al igual que otros nicaragüenses jóvenes, desmovilizados del ejército sandinista, no conocen otra vida que la militar. Durante la guerra, la CIA ni siquiera facilito a los contras cursos de alfabetización para que aprendieran lo elemental.

Otros, acostumbrados a una vida subsidiada como la que llevaban en el ejército contra, han perdido todo habito de trabajo. Los desmovilizados cuentan que en los primeros años de la guerra, en Honduras, la CIA les facilitaba tanta comida y provisiones que algunos comandos se herían a si mismos para volver a la "buena vida" de los campamentos y no combatir en Nicaragua. Los subsidios disminuyeron cuando la AID se encargo del financiamiento de los contrarrevolucionarios y la CIAV fue aun menos "generosa" después de la desmovilizacion. Algunos desmovilizados están hoy molestos principalmente porque ya no volverán a tener alimentos gratuitos, mejores y mas abundantes que los que habían conocido cuando eran pobres niños campesinos. Ninguna tierra ni ningún trabajo podrá consolarlos por esta carencia.

Otro aspecto a tener en cuenta es que la contrarrevolución contribuyo a familiarizar con hábitos urbanos a un sector de los contras campesinos, especialmente a los dirigentes. Mandando a una columna de 100 o mas hombres se borro en ellos la mística de la vida campesina, aislada y tranquila. En la Resistencia, tuvieron un brusco ascenso social y ahora que se han desmovilizado no quieren descender, sino seguir subiendo. No quieren volver a ser lo que eran, campesinos pobres. Otra contradicción importante entre estos dirigentes y sus subordinados - señalo un comandante - es que "algunos dirigentes no quieren que surjan mas dirigentes".

La Recontra: fuente de unidad y poder

A pesar de todas las contradicciones que hay en las filas de los ex-contras, la conciencia de clase de la inmensa mayoría de los desmovilizados es mínima. Esta mucho mas arraigada la disciplina y el autoritarismo de la estructura militar en la que muchos de ellos han crecido. Dentro de ese esquema sabían siempre que terreno pisaban y que tenían que hacer. Los que ahora andan sin brújula y se sienten abandonados, humillados, desesperados, son muy vulnerables a familiares, amigos o ex-dirigentes que les dicen que merecen algo mejor, lo que les prometieron, y que deben alzarse nuevamente en armas para luchar por eso.

Aunque algunos desmovilizados se les corren a los recontras por temor a que los "recluten" y aunque otros mantienen con firmeza que lo único que quieren es trabajar, otros se dejan arrastrar por los que les ofrecen de nuevo una guía segura y la posibilidad de reconstruirse y de darse a respetar. Un arma y una organización armada hacen nuevamente poderoso al que se sentía impotente. Muy manipulables, los soldados de la recontra repiten ya como un disco rallado la consigna: "Todo se resolverá cuando el ejército sandinista sea desmovilizado".

Los primeros dos grupos importantes de recontras que se organizaron están dirigidos por "El Indomable" y por "Dimas" y "Tigrillo". Aunque el grupo de El Indomable es mas pequeño -unos 60 hombres, cuando el de Dimas tiene 300 -, ha sido mucho mas activo y por esto ha tenido mas publicidad. El Indomable se alzo en armas cuando su esposa y su hijo fueron asesinados dentro de su casa por asaltantes desconocidos en diciembre/90.

Pocos ex-contras tienen tantos enemigos como El Indomable. Es un hombre bien conocido por haber cometido importantes violaciones de los derechos humanos durante la guerra. La organización norteamericana Acción Permanente Cristiana por la Paz informa que su nombre aparece vinculado a una gran cantidad de asesinatos y secuestros y los campesinos dicen que era conocido como "el peor asesino de todos". Otro ex-comandante contra, que respeta la decisión de El Indomable de retomar las armas, no deja de admitir que "siempre fue un malvado y algún día recibirá su merecido". En julio, el mismo Indomable dijo a Acción Permanente que los sandinistas son comunistas y que "un comunista es bueno solo si esta muerto". Y se declaro responsable por varios ataques, incluyendo el que realizo en San Rafael del Norte contra el capitán de la policía en esa localidad, José Luis Meza, y su secretaria, que fueron asesinados.

El Ministro de Gobernación Carlos Hurtado, que encabeza por parte del gobierno la negociación con los recontras, declaro a envío que actualmente la mayoría de los recontras se están agrupando bajo la dirección de los hermanos "Tigrillo" y "Dimas Tigrillo", que estarían distanciandose de El Indomable y que varios de los recontras se han unido para formar un "consejo de comandantes". Sin embargo, los diferentes grupos no han unificado aun sus demandas.

En general, todos exigen que el gobierno cumpla las promesas hechas en los acuerdos de desmovilizacion firmados en 1990, insistiendo en el tema de la seguridad personal. Algunos dirigentes recontras incluyen específicamente la demanda del desarme de los civiles, el castigo a los sandinistas que han cometido delitos políticos contra los ex-contras y la salida de los efectivos de la policía y del ejército de una amplia zona del norte del país. De hecho, los acuerdos prometían la reducción del ejército - ya se ha venido haciendo - y la salida de todas las fuerzas de seguridad de los polos de desarrollo, pero por un amplio consenso, la idea de los polos de desarrollo fue abandonada hace tiempo por razones logísticas y de otra índole.

Periódicamente, los comandantes recontras vuelven a exigir también que el Ministro Hurtado, el Ministro de la Presidencia Antonio Lacayo y el General Humberto Ortega sean destituidos de sus cargos. Piden también el total desmantelamiento de las fuerzas armadas. En estas demandas maximalistas se refleja claramente la mano de los sectores mas derechistas del país, entre ellos del Movimiento de alcaldes "Salvemos la Democracia". Hurtado afirmo recientemente que ni su cabeza ni la de Lacayo están ya en la lista de demandas de los recontras.

¿La ultraderecha controla a los recontras?

Mientras los desmovilizados tienen sus propias razones para retomar las armas, están también sirviendo de carne de cañón a la ultraderecha, el único sector que se beneficia de la situación de inestabilidad y que esta empeñado en destruir la alianza Lacayo-FSLN y en acabar con los sandinistas. Es significativo que Azucena Ferrey, diputada socialcristiana en la Asamblea Nacional y ex-miembro del directorio de la contra, y otros seis diputados de extrema derecha, que se han dado a si mismos el nombre de "Grupo de los Siete", hayan declarado ser el "canal oficial de comunicación" con lo que Ferrey llama el "Frente Democrático Nicaragüense Enrique Bermúdez Varela".

El nivel real de este "Frente" es todavía algo ambiguo. Aunque este nuevo "FDN" es el nombre que dijo Ferrey se habían dado los recontras después de una reunión con El Indomable, unos días después los recontras agrupados bajo la dirección de Tigrillo y su hermano anunciaron la formación de la "Fuerza Democrática de Salvación Nacional Enrique Bermúdez". Ferrey ha declarado que las demandas de los recontras están justificadas porque no se les ha cumplido lo que se les garantizo en los acuerdos de desmovilizacion de 1990 y pidió abiertamente una intervención internacional para hacer cumplir estos acuerdos. Unos días después, Ferrey dio marcha atrás y dijo que había hablado de "un mecanismo internacional, como el de la CIAV y ONUCA".

Arnoldo Alemán, ¿organizador de los recontras?

Los vínculos entre el Movimiento "Salvemos la Democracia", el Grupo de los Siete y los recontras alzados en armas son obvios. Varios alcaldes han organizado negociaciones con los grupos recontras, los dirigentes recontras han exigido públicamente la presencia de los alcaldes en sus negociaciones con el gobierno y estos han participado en ellas. 17 alcaldes de la Región I y VI se reunieron recientemente con el diputado Humberto Castilla - uno de los Siete - para informarle de la situación de los recontras. Tanto Lacayo como Humberto Ortega han acusado a la ultraderecha, especialmente al Vicepresidente Godoy y al Alcalde de Managua, Arnoldo Alemán, de ser los organizadores de los recontras.

Lo que es claro es que la ultraderecha trata de capitalizar esta situación a su favor. Basta presenciar cualquiera de las comparecencias publicas de Alemán - que ya se esta lanzando como candidato a Presidente para 1996 -, para convencerse de que su pretensión es alentar rencores en contra del "enemigo frentista" y aumentar las tensiones en el campo.

La inestabilidad en Nicaragua favorece también los intereses de Estados Unidos. Después de la invasión de Panamá, el gobierno norteamericano entrego fondos al gobierno de ese país para comprar armas a los civiles que las tenían y así alentar su desarme. Los norteamericanos hablaron de hacer algo similar en Nicaragua, para comprar las armas en manos de civiles. Pero el Ministro Lacayo declaro recientemente a La Prensa que la OEA no había tenido exito en convencer al gobierno de los Estados Unidos para que financiaran un proyecto así.

Dada la pequeña cantidad de dinero que seria necesario para el mismo, esto indica que los Estados Unidos estarían interesados en mantener alzados en armas a los recontras.

No ha sido suficientemente aclarado si los recontras están recibiendo financiamiento del exterior. Tanto el gobierno de Estados Unidos como el de Honduras han desmentido algunas informaciones que hablaron de abastecimientos por vía aérea. El Ministro Antonio Lacayo declaro en los primeros días de septiembre que los recontras estaban siendo financiados por grupos de exiliados en Miami y la agencia Notimex informo que era el hijo de Somoza, Anastasio Somoza Portocarrero, el "Chigüín", quien canalizaba dinero proveniente de Israel para los recontras.

Aunque los recontras usan armas de las que embuzonaron y no entregaron, por la calidad de los nuevos uniformes y armas que llevan algunos grupos, es probable que tengan algún suministro del exterior. Otra fuente confiable afirma que Azucena Ferrey ha organizado filmaciones para editar un video sobre los recontras y luego enviarlo a Estados Unidos, probablemente para recaudar fondos para ellos.

"No nos volverán a usar": una creciente conciencia de clase

Aunque las necesidades financieras y algunos intereses comunes podrían estrechar los vínculos entre los dirigentes recontras, el movimiento de alcaldes derechistas y otros elementos de la ultraderecha como el Grupo de los Siete, los recontras son el un arma útil - aunque imprevisiblemente peligrosa - para cualquiera. Aunque ciertamente algunos de sus dirigentes están únicamente interesados en su beneficio personal y buscan su propia cuota de poder, en general, los recontras no quieren ser ni controlados ni manipulados por nadie. La mayoría de los que son campesinos desconfían de "los de Managua" y las contradicciones de clase han creado tensiones entre ellos y los alcaldes de sus propios territorios.

Hay una creciente conciencia entre los ex-miembros de la Resistencia de que en el pasado fueron usados y luego abandonados por la CIA. De que ellos, como campesinos, tienen sus propios intereses que defender y de que otros quieren continuar usándolos. El Comandante "Antonio" - que hablo a condición de no ser identificado - es uno de los que ya ha comenzado a discernir los objetivos políticos de unos y otros y a reconocer los intereses que unen a todos los campesinos, sean sandinistas o ex-contras. También en el se refleja otra contradicción que se da al interior de los ex-miembros de la Resistencia: por un lado son furiosamente anti-sandinistas y por el otro, se sienten revolucionarios. Antonio es un hombre muy consciente de la condición de clase de los campesinos y se opone, entre otras muchas cosas, a que se le devuelvan sus tierras a los antiguos latifundistas, incluso las que están en manos de las cooperativas sandinistas.

Antonio defiende a los recontras. Aunque no ha decidido aun unirse a ellos, si ha ayudado a organizar encuentros regionales de dirigentes de la contra para ir limando diferencias, unificando criterios y "para no ser engañados otra vez". Esta a favor de la negociación, pero manteniendo un grupo armado que presione al gobierno para que cumpla lo que se negocie. A Antonio le preocupa que los recontras no sean una fuerza disciplinada y reconoce que la extrema derecha se esta aprovechando de ellos. También teme que los actuales dirigentes de la recontra, al igual que Rubén y Franklyn, terminen siendo "comprados" o "engañados" para que depongan sus armas antes de que haya alguna prueba de que esta vez los acuerdos si serán cumplidos.

¿Una solución pacífica?

Cuando este numero de envío esta imprimiéndose, nuevos grupos armados de recontras y de sandinistas se están formando. Mientras se produzcan asesinatos que queden impunes en ambos bandos, las tensiones continuaran incrementándose. Aunque nadie pensó nunca que la reconciliación entre dos ejércitos enemigos seria fácil, esta en manos del gobierno dar los pasos necesarios para disminuir las dificultades. Un programa de reforma agraria a fondo que entregue tierras a todos los desmovilizados y a otros campesinos sin tierra y que sea acompañado de un programa amplio de créditos para la producción es uno de los pasos que el gobierno debe dar.

Esto debilitaría la base de apoyo de los recontras y todos los que desean trabajar y producir no se verían tentados de volver a emplear las armas. Un tipo de programa así interesa al gobierno, no solo por la estabilidad nacional, sino porque promovería la producción interna de alimentos. Pero, naturalmente, ampliar el crédito para los pequeños productores de granos básicos, sean contras o no, no parece ser objetivo del actual plan económico neoliberal... Los ex-contras que desean trabajar, aunque no como campesinos, tendrían que tener oportunidades y ser alfabetizados y capacitados en distintos oficios. Necesitan también cierta atención psicológica que les haga capaces de hacer una transición paulatina a la vida civil.

Al mismo tiempo, se deberían investigar todos los delitos políticos cometidos, tanto por los desmovilizados como por los sandinistas. Y los culpables deberían ser juzgados y castigados por sus crímenes. Los funcionarios militares y de la seguridad sandinista que cometieron violaciones de los derechos humanos en el pasado deben ser removidos de cualquier cargo de autoridad y, naturalmente, los ex-contras que cometieron abusos no deben ocuparlos tampoco. Es importante que en la formación de las nuevas "brigadas nacionales de desarme" - que empezaran a operar en octubre - se tenga en cuenta esto. Según Hurtado, estas brigadas estarán integradas por miembros de la policía nacional, del ejército y de la ex-Resistencia. "Los recontras pueden participar si quieren", dijo. Una policía responsable e integrada por todos en zonas conflictivas y polarizadas seria un paso importante hacia la revolución.

Fue la revolución la que dio a los campesinos el impulso y la conciencia para que defendieran sus propios intereses. De hecho, y de forma paradójica, fue ese ímpetu revolucionario el que los llevo a alzarse en armas en los años 80. "Ahora, nos desmovilizamos sin tener una organización y cada quien agarro para su lado. Han tratado de humillarnos, pero ya no lo harán mas, ya sabemos como defendernos", dice el Comandante Antonio.

Debería de existir otro camino, que no fuera el de las armas, para que estos hombres recuperaran la dignidad que reclaman y de la que tienen clara conciencia. El plan económico del nuevo gobierno no es ese camino. Porque no ofrece ninguna alternativa a los campesinos que con el seguirán siendo marginados y pobres. Esta falta de alternativa tendrá, como mínimo, graves consecuencias: los desmovilizados consolidaran una base social para la extrema derecha. También puede suceder que si los desmovilizados se unen a los recontras - aun cuando estos tengan muy poco financiamiento - encuentren en la guerra una alternativa económica para su pobreza. Entonces, la ley de la selva - que según muchos ya reina en el campo - hundirá a la Nicaragua rural en una total anarquía.

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