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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 108 | Octubre 1990

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Nicaragua

Nuevo tipo de crisis ¿democracia o fascismo?

¿Logrará la UNO la involución de la revolución popular sandinista o lograrán los sectores populares sostener las conquistas básicas de la revolución, consolidar un nuevo sistema democrático y optar así por el retorno al poder en el mediano plazo?.

Equipo Envío

Con la derrota electoral del sandinismo y la victoria de la UNO, la pregunta central que quedó planteada para la nueva fase del desarrollo político de Nicaragua fue: ¿logrará el bloque burgués la involución de la revolución popular sandinista o, por el contrario, lograrán los sectores populares sostener las conquistas básicas de la revolución, consolidar un nuevo sistema democrático y optar así por el retorno al poder en el mediano plazo?.

A ocho meses de la derrota electoral del FSLN

A ocho meses de las elecciones, la reacción que tuvo entonces Ronald Reagan al conocer su resultado y afirmar que la derrota era un "truco" sandinista, sigue siendo comprensible. Independientemente de la voluntad de triunfo que tenían los sandinistas ¿no les era objetivamente más favorable pasar a la oposición para consolidar desde allí las conquistas revolucionarios siendo tan difíciles los tiempos para las fuerzas de izquierda? Implícitamente, Reagan juzgaba que, con la crisis económica que produjo a agresión estadounidense, a presencia de la contra movilizada, el fin de la ayuda del campo socialista, los sandinistas hubieran estado abocados, si triunfaban en las elecciones, a una crisis tan grave que les llevaría a la pérdida del poder a mediano plazo. La dinámica de esa previsible caída del poder suponía el deterioro radical de su popularidad por la profundización de la crisis económica y por la continuación de la guerra. En esta alternativa, el sandinismo hubiera quedado liquidado para un largo período histórico, tal como ocurrió después del asesinato de Sandino.

Después de las elecciones, las dificultades globales por las que atraviesa la URSS y su posición relativamente subordinada a Estados Unidos a causa de su crisis económica; la nueva ofensiva del gobierno norteamericano contra la crisis del Golfo; y las graves dificultades de la economía cubana, son nuevos factores que habría fortalecido el juicio implícito en el paradójico enojo de Reagan tras la derrota electoral sandinista. Siendo la pro-norteamericana UNO la que tiene que lidiar con la aguda crisis interna, en un marco internacional sumamente desfavorable para todo el Tercer Mundo y para Centroamérica en particular, se podría pensar que los sandinistas jugarían el mas cómodo papel de ser oposición, manteniendo unas fuerzas armadas de carácter popular y defendiendo activamente los intereses populares, mientras a la izquierda mundial le toca atravesar el oscuro túnel de la avalancha del capital, en espera activa del resurgimiento de los movimientos progresistas y revolucionarios que el neoliberalismo va a cosechar con su actual política. De ser así, pocas veces la historia hubiera jugado de forma más irónica.

La derrota electoral ¿principio del fin del sandinismo?

Pero las cosas nunca son tan sencillas. La derrota electoral también puede ser "el principio del fin" del sandinismo. El nuevo período, a diferencia del anterior, corresponde globalmente a una etapa en la que los sectores populares están a la defensiva frente a una dinámica ofensiva de la burguesía nicaragüense y del imperialismo norteamericana. Aunque esto no va a impedir importantes ofensivas del movimiento popular, el sentido global de las mismas se enmarca fundamentalmente no en el avanzar sino en el no retroceder de las posiciones clave que se conquistaron en la década revolucionaria.

No es casualidad que la principal consigna sandinista de estos meses sea "Ni un paso atrás". Y no hay que olvidar que cuando los sectores populares, tras una lucha beligerante y prolongada, no consiguen los objetivos propuestos, la burguesía siempre toma la ofensiva y tiende a mantener su poder con las características propias de un Estado excepción -dictadura militar o fascismo, por ejemplo-, como único medio para desarticular la beligerancia del movimiento popular.

Entre el fracaso del movimiento popular en el logro de su objetivos y el logro burgués de los suyos, puede transcurrir una fase de inestabilidad política o de estabilidad relativa, que es el signo de que la correlación de fuerza se está re-definiendo. Es muy difícil lograr una estabilización prolongada cuando están en juego intereses sociales antagónicas tienen poder de veto una sobre la otra.

En Nicaragua, por ejemplo, después del auge del movimiento popular encabezado por Sandino, el breve período en que Sacasa -oscilan entre fuerzas sociales antagónicas -ejerció la presidencia, dio paso a la instauración del prolongado Estado de excepción que fue la dictadura militar somocista. En este sentido, el más notable ejemplo latinoamericano fue el fracaso del proyecto de la Unidad Popular en Chile y a continuación, el sangriento régimen de Pinochet.

¿Está Nicaragua atravesando un período intermedio entre el fracaso del movimiento sandinista por alcanzar sus objetivos, que culmina en las elecciones del 25 febrero, y la instauración de un Estado de excepción al parecer, con características de fascismo criollo- para neutralizar las energías populares liberadas en la última década? La situación internacional, favorable a las fuerzas más conservadoras, condicionaría favorablemente la dinámica de involución del sandinismo y de aparición del fascismo. El fascismo, no como insulto político sino como preciso concepto social, presupone una particular crisis política que lo precede y lo prepara. Así como las coyunturas revolucionarias presuponen un muy determinado tipo de crisis política Nicaragua en 1978 por ejemplo, el surgimiento de una corriente fascista también supone una crisis política, pero de signo opuesto. ¿Está viviendo ya Nicaragua en un período así, aunque sea aún de manera embrionaria?.

Cuatro fuerzas políticas en el escenario post-electoral

Cuatro fuerzas políticas se han manifestado con claridad en la Nicaragua post-electoral. dos de ellas aceptan realmente el actual marco constitucional: la corriente moderada de la UNO, liderada por Violeta Chamorro y Antonio Lacayo, impulsores de un proyecto democrático -empresarial; y el sandinismo, que acepta la vía democrática y busca retomar el poder para que los intereses de los sectores populares sean prioritarios, teniendo como horizonte en el largo plazo la construcción de un socialismo democrático. Las otras dos fuerzas presentes en el país, más que proyectos, son aún corrientes que, con mayor o menor rapidez y en consonancia con los ritmos de la coyuntura nacional, podrían articularse propiamente como proyectos orgánicos. Se trata de la corriente fascista, impulsada por el sector ultraderechista de la UNO, y de la corriente de socialismo totalitario promovida por revolucionarios de partidos no sandinistas y por algunos sandinista. Estas dos corrientes, a pesar de sus declaraciones formales, no aceptan de hecho el actual marco constitucional y propugnarían por Estados de excepción de signo opuesto.

Estas cuatro fuerzas están llamadas a definir, en el marco de las presiones norteamericanas y de las reacciones de la población nicaragüense, las nuevas características de Nicaragua. Es en este contexto en el que se definirá si la revolución sandinista involuciona progresivamente, imponiéndose un proyecto fascista o si, por el contrario, se consolida una institucionalidad democrática que aísle lo suficiente a las corrientes extremistas. Por el momento, vivimos en una situación de veto mutuo entre las fuerzas sandinistas y las del gobierno de la UNO, en una dinámica de polarización y relativa despolarización, que consolida crecientemente la coherencia interna de estas cuatro alternativas políticas a la par que marcha del conjunto de la sociedad se torna crecientemente caótica.

En el campo nicaragüense: caos y organización

Algunos titulares periodísticos sobre la situación en el campo durante el mes de septiembre refleja la compleja situación que se vive en muchas regiones del país: "Contras atacaron cooperativa con granadas fusiles y pistolas, "Obreros agrícolas invaden hacienda privada", Waslala, otro foco de guerra" , "Campesinos se toman edificio municipales", Contras matan a somocistas", El mal invierno produce hambre en el campo", "Contras invaden propiedades", Comisión acordó devolver propiedades a antiguos dueños", "Contras enfrentan a tiros", "Falta de crédito a los productores: peligra la cosecha", "Atacantes contras toman rehenes", "Hacienda del alcalde UNO tomada por sandinistas", "contras acusan a la UNO", "Obreros agrícolas sandinista rechazan ataque de contras a finca estatal: 5 muertos y 4 heridos ", "Nicaragua fragmentada: surgen cacicazgo locales"...

Como puede verse, las contradicciones sociales en regiones o zonas rurales del país tienen un complejidad mucho mayor que la que caracteriza el enfrentamiento nacional. A veces los contras se unen a los sandinistas, otras veces los de la UNO y los contras se unen a los sandinistas; hay casos en que el conflicto es entre sandinistas, o entre contras, o entre los partidarios de la UNO...

Con base en un conjunto de entrevistas realizadas por envío sobre la realidad en distintas zonas campesinas del país vamos a construir un "modelo teórico del conflicto" que se vive en el campo, que se vive en el campo, que sirva para ilustrar el conjunto de contradicciones reales que se dan, bajo diferentes formas e intensidades, en el agro nicaragüense. No se trata, pues, de exponer un caso concreto, sino de dibujar teóricamente un caso, para iluminar mejor conflictos particulares que, generalmente, no encierran todas las contradicciones de este "caso ideal". Llamaremos Babel a la "subzona agrícola" donde se da el "caso".

Los campesinos y obreros agrícolas de Babel viven los problemas de una situación de postguerra. Su economía esta en estado crítico: el producto interno bruto per cápita del país en 1989 fue de 487 dólares: igual al del año 194. Pero en Babel, la cosa es aún peor: sus pobladores se alegrarían si su nivel de vida reflejara realmente este promedio nacional. A esto hay que añadir un mal invierno, que limita dramáticamente la cosecha de autoconsumo, base histórica con que la población agrícola ha resistido exitosamente las crisis económicas prolongadas. Resulta también difícil conseguir créditos. Los más pobres de Babel han tenido que cambiar sus horarios de comida: comen a las 10 am y a las 5 pm. Ante la imposibilidad de comer tres veces al día, han readecuado sus costumbres. La desnutrición y las enfermedades de los niños han aumentado a vista de todos.

Las tierras que pertenecieron históricamente a algunos, o las que les entregó la revolución sandinista a otros, están cuestionadas por los desmovilizados de la contrarrevolución, que buscan cómo arrebatarlas. Los ex-contras están inconformes porque las tierras de los "polos de desarrollo" que las dio el gobierno no cuentan con infraestructura ni con capital para hacerlos productivos y rentables. Por estar desempleados, miran con envidia y apetencia la tierra de los campesinos de Babel, en mejores condiciones que sus "polos de desarrollo". No se trata, pues, de la resurrección ideológica de la contra sino de campesinos contras desmovilizados que están desempleados, y que en ocasiones cuentan con armas escondidas y buscan mejorar su difícil situación por la fuerza. A veces hasta mil campesinos ex-contras, armados con pistolas, rifles o piedras, han amenazado a Babel.

La situación se complica porque el alcalde de una subzona de Babel pertenece al sector extremista de la UNO y atiza el descontento de los campesino contras imprimiéndole a su reivindicación social un sello ideológico político y antisandinista. Esto impulsa a los desmovilizados a tomarse las propiedades afectadas por la reforma agraria sandinista: cooperativas o haciendas estatales. El alcalde y el grupo de terratenientes que lo rodean busca así presentar con cara política las demandas campesinas de los ex-contras y, lanzándolos contra los campesinos sandinistas, debilitar las organizaciones agrícolas revolucionarias y la actual estructura agraria. Algunos de los terratenientes que rodean al alcalde tienen en mente comprar a precios módicos las mejores haciendas que tomen por la fuerza los ex- contras, engrosando así sus propiedades y quedando bien con los campesinos que pertenecieron a la contrarrevolución.

Pero los campesinos de Babel no están solos y aislados en este conflicto sino que cuentan con el apoyo de los obreros agrícolas, especialmente los que trabajan en haciendas estatales. Este sector, agrupado en la ATC, votó por el FSLN en las elecciones, en un porcentaje no menor del 65% y tiene un notable grado de organización. En muchos casos, tampoco parecen estar desprovistos de armas.

Además de dar apoyo a los campesinos, los obreros agrícolas tienen sus propias razones para emprender esta lucha: el gobierno que representa el alcalde de la UNO quiere privatizar en favor de los antiguos terratenientes las tierras estatales donde ellos trabajan. Saben que a corto o mediano plazo eso implicaría el fin de las mejoras sociales que consiguieron durante el gobierno sandinista: un empleo asegurado, que en el caso de ellos van ligado a una vivienda y a pequeñas parcelas para cultivos de autoconsumo que les han permitido compensar sus bajos salarios, además de los beneficios específicos que cada sindicato ha negociado mediante convenios colectivos con la administración del sindicato: guardería infantil, comedores, puesto de salud, apoyo a la escuela local, mejoras en las viviendas, etc.

En esta subzona de Babel se desarrolla un conflicto que enfrenta a UNO-contras vs. cooperativas y sindicalistas pro-sandinistas. El telón de fondo es una angustiosa crisis económica de postguerra. En otra subzona de Babel, aunque las demandas reivindicativas de los diversos sectores sociales son las mismas, el conflicto se desarrolla de otra forma. Los cooperativistas y/o sindicalistas han logrado entablar un diálogo con los ex-jefes campesinos de la contra y reconocen las necesidades de los desmovilizados. Buscan entonces ubicarlos en tierras ociosas y cercanas, sean éstas tierras campesinas o tierras estatales. O se lanzan, junto con los ex-contras y en beneficio de ellos, a invadir la propiedad privada de los terratenientes, especialmente de los que son altos dirigentes regionales o nacionales de la UNO.

Se da una variante cuando los ex-contras invaden tierras afectadas por la reforma agraria y los trabajadores del agro, al verse afectados por los contras, no entran en conflicto con ellos sino que se toman propiedades privadas o los principales edificios del gobierno en la cabecera municipal, El objetivo de estas tomas es obligar al gobierno local y nacional a establecer bancos de tierra para repartirlas entre los que las necesitan o para obligarlos a acceder a otras demandas reivindicativas que van más allá de la propiedad de la tierra. De esta manera, los conflictos de campesinos vs. campesinos que buscan provocar los terratenientes de la UNO se transforman en conflictos de campesinos + obreros agrícolas vs. terratenientes o, si esto se lee políticamente, conflictos de contras + sandinistas vs. partidarios de la UNO.

En la tercera y última subzona de Babel el caos es extremo. Las reivindicaciones son la mismas pero la solución para ellas se hace sumamente compleja. Al menos dos de las cuatro fuerzas sociales en pugna se encuentran dividas. Los ex-jefes campesinos de la contra no controlan a sus sub-jefes. Unos prefieren el conflicto campesinos vs. campesinos y otros el conflicto campesinos vs. terratenientes. Los sandinistas se encuentran divididos entre radicales y moderados y plantean diversos tipos de soluciones. Los de la UNO están divididos entre chamorristas godoyistas y no logran tampoco unidad de criterio para actuar. Como es natural, la base campesina está dividida entre todo tipo de "alianzas", propias de una situación tan confusa.

Desde estas tres "subzonas de Babel" puede comprenderse tal vez mejor la lógica que se esconde tras los titulares periodística aparentemente ambiguos, que tratan de reflejar la compleja dinámica del agro en este período post-electoral.

"LOS TERRATENIENTES QUIEREN TENER MAS"

ENTREVISTA DE ENVIÓ A DANIEL NUNEZ, DIRIGENTE DE LA UNAG

Los políticos de la UNO, en vez de aplicar la reforma agraria de una forma ordenada, están orientando a algunos campesinos a que se tomen la tierra de las cooperativas. Y a que no se salgan. Incluso ya tenemos muertos, como producto de estas acciones. Este camino lo están dirigiendo los ultraderechistas de la UNO y a la vez, nos encontramos que este gobierno no resuelve los problemas más mínimos, porque quiere quedar bien con Dios y con el diablo. Y si de verdad queremos resolver los problemas de las grandes mayorías, tenemos que afectar a las minorías económicas que tienen privilegios, a los que tienen el privilegio de la tierra. Hay algunos que quieren que los problemas sociales de Nicaragua se resuelvan sin aportar ellos la parte que les corresponde.

Después del triunfo de la UNO, terratenientes de la V Región ya tenían un inventario de cuántas fincas y unidades de producción estatal había en el norte de Boaco, en el norte de Camoapa, en el norte de El Rama y de Nueva Guinea. Para ellos, el plan era comprar esas propiedades y quedarse con ellas. No contaban con que la Resistencia iba plantear el problema de la tierra. Pero como eso se dio, ellos lanzar, m los campesinos a tomarse estas tierras que querían. Así era en el pasan 5c, y después de que los campesinos no tenían medios para salir adelante, ellos compraban esas tierras por precios irrisorios. Los terratenientes demuestran su voracidad porque se sienten gobierno y espera poder hacer crecer aún más sus latifundios. Y lo que hay que hacer es todo lo contrario: disminuir los latifundios, dar respuesta al problema de la tierra y darla de forma individual.

Ellos quieren dividirnos para reinar. Pero el campesinado de hoy no es el campesinado de hace 20, 30 años. El campesinado ya es otro, puede ser analfabeta académicamente, pero políticamente no lo es. Prueba reciente es esta reunión con seis ex-jefes contras, donde ellos plantaron que quieren una unidad con nosotros, los campesinos de la UNAG, porque están convencidos que lo que quiere el gobierno de la UNO es darles largas, prolongar su problema para que ellos entren en una desesperación y se queden sin ninguna respuesta a aquello por lo que lucharon. Los ex-contras de la Resistencia lo que quieren es en primer lugar la paz, pero en segundo lugar tener un rancho y un pedazo de tierra para sobrevivir.


La dinámica de los conflictos urbanos: empleados públicos y obreros industriales los protagonistas

La dinámica de los conflictos urbanos, especialmente los protagonizados por empleados públicos y obreros industriales, es más conocida.

Fueron los empleados públicos los que desencadenaron en mayo la primera huelga, logrando paralizar el Estado, y fueron los obreros industriales quienes, con el apoyo de otros sectores urbanos, iniciaron en las ciudades la huelga general de junio y de julio, siendo los obreros agrícolas su contraparte en el campo. Las demandas generales de ambos sectores no son distintas a la de otros sectores urbanos y su forma de actuar no es muy diversa de las otras organizaciones que logran mantener la beligerancia en los sectores que representan.

Los discapacitados: por qué luchan

Reconstruyamos la lógica urbana y de beligerancia popular analizando una de las organizaciones menos conocida, la de los Discapacitados. (ORD) Después del cambio de gobierno, la cantidad de dinero que se entregaba a los lisiados de guerra como pensión permanente quedó congelada. Lo mismo sucedió con otras pensiones: las que recibían las madres de caídos en defensa de la revolución, las viudas y los huérfanos de guerra, y los jubilados por ancianidad. Aunque estas pensiones no fueron altas durante el gobierno sandinista, sí se ajustaban de manera automática en el mismo porcentaje en que aumentaban los salarios del Estado. Además de eso, el monto básico de la pensión fue revalorizado 35 veces en los 10 años de revolución. Con el gobierno de la UNO, este monto básico quedó congelado y el ajuste porcentual automático fue suspendido. El decreto 4-90 del nuevo gobierno legalizó esta nueva realidad, además de anular el aguinaldo navideño. Un discapacitado total, que al finalizar el gobierno sandinista en abril, recibían en córdobas el equivalente a 45 dólares mensuales, en septiembre -después de decenas de devaluaciones del gobierno de la UNO-, recibía sólo el equivalente a 18 dólares.

Además de este golpe a las pensiones, se recortaron también todos los beneficios que las complementaban durante el sandinismo. Por ejemplo, las casas de apoyo a los discapacitados, que contaban con fondos estatales, ofrecía al lisiado una serie de servicios: materiales ortopédicos, zapatos, bastones, muletas, sillas de rueda, medicamentos, prótesis, ayudas de emergencia, etc. En algunos casos existían también programas de capacitación y, durante un largo período, el paquete AFA (arroz, frijoles y azúcar) para el mes. Con la UNO, el presupuesto de las casas de apoyo -que tienen estructura regional y zonal- quedó también congelado y de esa forma, todos estos complementos desaparecieron.

Pero no fue sólo esto. Los discapacitados de guerra, cuya lesión les permitía asumir algún trabajo, podían encontrarlo durante el sandinismo en estructuras estatales: guardianes, recaderos, etc. Al reducirse con el gobierno la UNO el personal del Estado, en busca de mayor "eficiencia", el discapacitado fue de los primeros en ser despedidos. Un lisiado tiene obstáculos físicos para ser eficientes". La pérdida de empleos o medio empleos y la desaparición de las ayudas no monetarias, llevaron a los lisiados a depender sólo de su pensión, pero ésta estaba congelada y esto ocurría en un país hiperinflacionario. La inflación acumulada en el año 1990 es ya superior al 3,200%. A los trabajadores que ganan el salario mínimo, equivalente a 50 dólares, su salario les permite cubrir aproximadamente el 30% de una canasta básica de 53 productos. El discapacitado total estaba aún peor: recibía el equivalente a 18 dólares.

Ante esta situación, la Organización Revolucionaria de Discapacitados (ORD) decidió emprender una lucha reivindicativa. Durante la huelga de mayo, un grupo de lisiados se tomó varias delegaciones del INSSBI durante 10 ó 15 días. Durante la segunda huelga aumentó el número de delegaciones tomadas. Para los sectores populares, el efecto de ambas huelgas de tradujo más en ganancias políticas que en el logro de reivindicaciones económicas. Uno de los avances conseguidos con las huelgas fue abrir las puertas para que las organizaciones pudieran dialogar con los respectivos ministros. En el caso de los lisiados de guerra éste diálogo debía ser con el Dr. Silviano Matamoros, ministro del INSSBI y político de la corriente ultraderechistas de la UNO.

La lucha de los maestros

La dinámica de la lucha en otros sectores populares urbanos organizados ha sido similar. Los maestros, por ejemplo han protestado por despedidos basados en razones políticas, por ejemplo, han protestado por despidos basados en razones políticas, por el reconocimiento de la vigencia del convenio colectivo firmado con el gobierno anterior, pro la recalificación de cuadros docentes y por la participación magisterial en el diseño de las políticas educativas.

Durante los meses de gobierno de la UNO han sido desempleados 3,023 empleados estatales bajo la justificación de que es necesario reducir el déficit fiscal, pero han sido contratados 2,829 nuevos empleados para llenar esas plazas, lo que confirma que la razón es más el revanchismo político que la urgencia del recorte fiscal. Numerosos obreros industriales tiene problema con su empleo. La política económica gubernamental ha puesto al borde de la quiebra a muchas empresas estatales. La recesión ha llevado a un decrecimiento en las ventas de alrededor del 50% durante el último trimestre en las ramas textiles, calzado, alimentos, bebidas y construcción.

Gran inseguridad en torno a la vivienda

Entrevistado por envío Domingo Sánchez Sancho, "Chagüitillo", señaló que la inseguridad ciudadana alcanza también a la vivienda, porque buena parte de lo que podríamos llamar "reforma urbana" sandinista está amenazada: en los repartos intervenidos en favor de los pobladores no es logro concluir la entrega de títulos y sobre ellos penden amenazas de desalojo; los asentamientos espontáneos de pobladores en busca de un terreno propio que después les permitiera ir levantando su vivienda no quieren ser reconocidos; los que antiguamente alquilaban casa y dejaron de hacerlo por la ley sandinista contra los casatenientes reciben hoy presiones de los antiguos dueños, que en muchos casos antiguos dueños, que en muchos casos incluso exigen el pago del alquiler de todos estos años y en córdobas -oro (dólares). A esta inseguridad sobre la vivienda urbana se añade la que genera el pago mensual de los servicios públicos de luz y agua, que han dejado de ser subsidiados y son pagados en córdobas-oro (dólares), mientras los deprimidos salarios se reciben en córdobas corrientes.

"Muchos lisiados, afectados por el desempleo, por el congelamiento de sus pensiones y por el fin de apoyo no monetario, viven también el drama de la vivienda y la carestía de servicios públicos", dijo a envío Fernando López, máximo dirigente de la ORD. Al conseguir después de muchas gestiones y presiones un diálogo con el Ministro Matamoros, el político ultraconservador mantuvo permanentemente la posición de que el problema de los pensionados no era responsabilidad de su ministerio sino que dependía de los escasos recursos del gobierno central. De fondo, estaba queriendo culpar a Doña Violeta: una muestra mas de las tensiones internas que atraviesan todas las instancias del gobierno de la UNO.

Comenzó así el "boleo" inter-institucional y los lisiados de guerra manifestaron en sillas de rueda frente a la Casa de Gobierno. Dejaron una carta con sus peticiones, insistieron diariamente por teléfono en recibir una respuesta y después la carta "se perdió". Todavía el documento volvería "a perderse" una tercera vez cuando ya estaban en marcha las pláticas iniciales. Estas acciones buscaban vencer por cansancio al movimiento. Las manifestaciones de entre 1,500 y 2 mil lisiados, llegando en sus sillas de ruedas o con bastones, incluso desde los departamentos, no eran fáciles de sostener.

En una ocasión, cuando los lisiados forcejearon con el cerco policial para llegar a la Casa de Gobierno fueron golpeados junto a madres de "héroes y mártires" que los acompañaban y que reclamaban también por sus pensiones. Cuando los lisiados fueron atendidos finalmente por Antonio Ibarra, Viceministro de la Presidencia, éste, según narró a envío Fernando López de la ORD, les ofreció 5 mil dólares en el acto a las víctimas de guerra pensionadas que les corresponde por la ley.

Esto indicaría que el Viceministro Ibarra maneja el concepto de la "indemnización" y de la posterior desprotección permanente, eliminando las responsabilidades y chantajes-, que han denunciado todas y cada una de las organizaciones populares. Fue la muralla que la ATC encontró en el Ministerio de Agricultura, la que el movimiento de pobladores tiene en las alcaldías, la que enfrentan los maestros en el Ministerio de Transporte, y casi todos los trabajadores en el Ministerio del trabajo... Por fin, los lisiados pudieron hablar con Antonio Lacayo, Ministro de la Presidencia. "Desde el primer momento amplia -dice el dirigente de la ORD-, con la voluntad de ser transparente, diciendo que si había fondos había que pagar y reajustar las pensiones, tratando de dejarlas al menos al nivel en que las tenía el gobierno anterior. Dijo que se nos entregaría un estado financiero real, para discutir sobre esa base. Nosotros presentamos también un anteproyecto de ley para componer el decreto que congelaba las pensiones".

Si 18 dólares era la pensión para el discapacitado total, otros pensionados -la mayoría- recibían aún menos: el hijo de un minero enfermo de silicosis que trabajo hasta enfermar para las compañías norteamericanas recibía 1.60 dólar al mes; la madre de un caído, 3.5; un huérfano de guerra, 1.36 dólar. Y así, otras ridículas pensiones, casi un escarnio.

En la reunión siguiente, Lacayo no pudo estar porque andaba en las pláticas de la concertación, pero se les informó a los lisiados que habría un aumento de 80% y 220% respectivamente para víctimas de guerra y pensiones especiales. Los lisiados denunciaron la trampa, como han anunciado también las organizaciones populares en muchos de los acuerdos a los que llega el gobierno. En el caso de los lisiados porque ese incremento porcentual sólo evitaría que no se deteriorara aún mas la pensión vigente, pero no se recuperaba el deterioro causado durante los meses de congelamiento. "Si cuando subió el nuevo el nuevo gobierno un discapacitado total recibía 45 dólares, hoy recibía el equivalente a 18. El aumento que nos acordaron era para no bajar de 18 pero no para recuperar los 45. Ante esta burla convocamos para una nueva marcha y unos 70 lisiados y madres nos tomamos el Sistema Nacional de Televisión, paralizado la programación, como un medio de presión que se sintiera en todo el país".

Mientras la TV estatal permanecía muda y sin imágenes, el Director de Información de la Presidencia y el Viceministro Ibarra hablaron por las radios gubernamentales del aumento porcentual del 80% y del 220% sin aclarar, naturalmente, lo que esto significaba efectivamente. Los medios oficialistas denunciaron el "terrorismo" la "intransigencia" y el "crimen" de los que en sillas de ruedas se mantenían en la televisión, impidiendo el esparcimiento del resto de la población... Con iguales calificativos acusa el gobierno las actividades reivindicativas del Frente Nacional de los Trabajadores.

Pero la toma de la televisión eficaz y los lisiados lograron nueva entrevista con Lacayo. En ella advirtieron "que Lacayo había sido engañado por la mecánica de los porcentajes, que Ibarra mostró más que nada ignorancia y que en realidad el engaño porcentual venia del INSSBI, de Matamoros". En una reunión conjunta entre el Ministerio de la Presidencia, el INSSBI y la ORD -que contó con el asesoramiento de Reynaldo Antonio Téfel, ex-ministro sandinista del INSSBI-, se demostró que existían fondos suficientes y que las pensiones podían reajustarse con base en el salario mínimo 50 córdobas oro. De momento, se logró eso, quedando aún pendientes otros muchos asuntos, sobre todo por la intransigencia de Matamoros. Son sólo algunos pasos de la lucha que protagonizó un pequeño grupo, beligerante y consciente, de discapacitados y madres de caídos en nombre de 75 mil pensionados, al rededor de los cuales se mueven unas 240 mil personas. Con sus particularidades, en el caso de la ORD -que demostró capacidad de dirección y de control de su sector- se expresa la lógica de lucha de las organizaciones populares urbanas en el marco post-electoral.

"QUIEREN HACERNOS CHOCAR A LOS TRABAJADORES"

ENTREVISTA DE ENVIÓ A EDGARDO GARCÍA PRINCIPAL DIRIGENTE DE LA ATC

"En el campo, en donde están las bases más importantes de los contras, sus polos de desarrollo, está el gran problema. Como no han recibido ninguna ayuda, no va a haber polos ni van a tener desarrollo. Entonces, algunos de estos grupos de ex-contras desalzados y grupos de alcaldes están siendo manipulados para chocar contra nosotros, para sacarnos de las fincas donde nosotros hemos vivido. Eso se dio ya durante la huelga y ha seguido después. Se han hecho también maniobras de recortes al financiamiento a las empresas donde trabajamos. Hemos dado la pelea por ajustes salariales en las empresas estatales y en las empresas privadas donde es posible. Hemos tomado bancos, hemos contactado con los ex-contras, hemos tenido también que volar pija para sacar a los que nos quieren sacar de las tierras que trabajamos, como en el caso de San Juan del Río Coco y de Sébaco. Creemos que es urgente la ayuda alimentaria para los que están desempleados y la creación de nuevos puestos de trabajo repartiendo tierras ociosas. Pero debemos impedir que sea el APP, el sector más organizado de la_producción, el que sea quebrado por los somocistas, que quieren desalojarnos a los trabajadores. Nosotros reclamamos que con la tierra ociosa se beneficie a los desempleados.

Al ruido de estos asuntos la CAUS también organizó grupos para atacar fincas de empresarios sandinistas. Se tomaron una finca de 250 manzanas. Logramos entonces que el empresario sandinista no reaccionara. Pero en el tal grupo de la CAUS había cuatro terratenientes. ¿Qué hicieron? Le dejaron 50 manzanas a todos los campesinos... ¡Y ellos cuatro se quedaron con el resto de la finca! Entonces, los de la ATC nos unimos a los de la CAUS para sacar a los terratenientes y nos quedamos nosotros con la finca entera... Así están las cosas. En otros casos no hemos traído a todos los campesinos desempleados al lado nuestro, creo que no hemos encontrado formas, pero lo que sí creo es que están siendo arrastrados por alcaldes, como fue el caso de Chichigalpa... Así están las cosas, bien enredadas".


La lucha demanda beligerancia e inteligencia

La lógica de los obreros agrícolas y de los campesinos cooperativizados en el agro, y la de los principales sindicatos y gremios en las ciudades, muestra que sin posición tan beligerante como inteligente no existe la más mínima posibilidad de ganar espacio político y económico de carácter popular en la Nicaragua post-electoral. Y esto, no sólo frente a la corriente fascista sino también frente a los que propician el proyecto democrático -empresarial. Esto no implica el no reconocer las significativas diferencias que existen al interior de la UNO, y el evitar caracterizarlos a todos, por ejemplo, como "conjunto de fascistas", como hace la izquierda totalitaria anclada bajo diversos motivos en el stalinismo. Ha sido la beligerancia de la CST, de la ATC, y del FNT en su conjunto, en unidad dialéctica con el Ejército Popular Sandinista y con la Popular Sandinista y con la Policía, quienes han logrado que la involucración de la revolución popular sandinista no sea una realidad a la orden del día.

Desmovilización de la gente: nuevo rasgo del país

Como contrapartida a la beligerancia de las organizaciones populares está el ingreso a la pasividad de amplios sectores sociales, pese a la actual situación de miseria y pese al conjunto de banderas que podría levantar cada sector social en esta lucha. El desgaste de la guerra y la crisis económica que ha dejado la agresión norteamericana, han hecho que un amplio sector de la población prefiera la paz "a cualquier precio". Los resultados electorales son la más clara expresión de esta actitud. Con una pistola en la cabeza ante un plato vacío, los Estados Unidos lograron que la población nicaragüense votara "libremente", quebrando la voluntad de resistencia de gran parte del pueblo. La paz, casi cualquier tipo de paz, es el mayor deseo de este sector, cansado de los costos de una guerra impuesta durante diez años, y que dejó un número de víctimas proporcionalmente superior al de las que Estados Unidos tuvo en sus cuatro grandes guerras de este siglo.

Por este desgaste de fondo el serio agravamiento de la crisis económica nacional no logra movilizar a muchos sectores y la solución a la crisis se busca por otras vías. La policía ha reportado mes a mes el incremento de robos y asaltos a mano armada con porcentajes en ocasiones son superiores en un 100% a los del mes anterior. La prostitución ha aumentado ostensiblemente. Las respuestas evasivas -drogas baratas- han tendido un repunte significativo y por primera vez en diez años comienzan a ser problema en algunos colegios de secundaria. Aunque muchos nicaragüenses están regresando a Nicaragua buscando una mejoría económica, va en aumento el número de los que están abandonando el país al constata que la situación tiende a deteriorarse.

Aunque haría falta un estudio más preciso, cálculo aún genérico de encuestas políticas realizadas en Nicaragua indica que un 1/3 de la población es sólidamente pro-sandinista. Aún en los momentos más difíciles, esa tercera parte del población ha sido prácticamente incondicional al proyecto revolucionario. En el otro extremo, 1/3 de la población es definidamente partidaria de un proyecto alterno al sandinismo, con características más conservadoras. Ya en las elecciones de 1984 los partidos de oposición obtuvieron ese tipo de porcentaje, que es casi una constante en la mayoría de las encuestas. Sin embargo, esa tercera parte no sandinista no tiene el mismo grado de compactación y beligerancia que su contraparte pro-sandinista. Dentro de ese tercio, quizás podría calcularse en no más de un 10% el sector sólida y activamente antisandinista, teniendo el resto un antisandinismo más moderado, aunque consistente. La otra tercera parte de la población es el sector es el sector en disputa: en las elecciones del 84 el sandinismo logró arrastrarlo; en las del 90 la UNO atrajo a las dos terceras partes y el sandinismo al resto. Es un subconjunto en disputa el que más resintió la agresión norteamericana, el que fue doblegado por ella.

Las organizaciones populares, con su beligerancia, tienen capacidad para "gobernar desde abajo" al poder vetar, de hecho, proyectos gubernamentales. Pero no logran la masividad de años anteriores. Amplios sectores prefieren la paz de los cementerios al cementerio como alternativa de la lucha. En esto reside actualmente la fuerza y los límites del sandinismo.

Como contrapartida, el sector fascista de la UNO busca también su coherencia ideológica y su expresión orgánica tratando de movilizar al 10% de la población beligerante antisandinista. La situación de descomposición económico-social le permite la posibilidad de extender, con dinero por medio y en base a los estratos lumpen, las "milicias fascistas", que en la ciudad tienen el nombre de "brigadas de salvación nacional" y en el campo buscan atraer a un sector de los que fueron contras. Según medios de comunicación sandinista, las alcaldías que están en manos del sector ultraderechista de la UNO son el canal que tiene la potencialidad de posibilitar esta red. La AID ha otorgado varios millones de dólares a las alcaldías para luchar "contra el desempleo". En todo caso, el peligro es aún embrionario y, al menos actualmente, tiene como límite la reticencia del pueblo a nuevos conflictos.

La población pasiva simpatiza con la figura maternal que proyecta Violeta Chamorro y por esto, tiende a simpatizar con sus proyecto. Pero la aguda crisis económica más bien retrae y desilusiona a una población ya de por sí golpeada y pasiva, evadiéndola de constituirse en fuerza social que se haga sentir, salvo a la hora de una votación.

Esta realidad someramente esbozada en rasgos generales, coincide con los resultado de una encuesta realizada por el "Instituto de Estudios Nicaragüenses", auspiciada por la fundación alemana Friedrich Ebert, sobre los 100 primeros días del gobierno de la UNO y con alcance nacional (excepto la Costa Atlántica y Río San Juan).



"NOS ESTÁN AZUZANDO”

ENTREVISTA DE ENVIÓ A ISRAEL GALEANÜ "FRANKLIN” PRINCIPAL DIRIGENTE DE LA RESISTENCIA NICARAGÜENSE
“Puedo garantizar que hay noticias distorsionadas sobre lo que yo he dicho. Lo que he dicho es que los hechos violentos ocurridos en los sectores de Río Blanco y Nueva Segovia son a consecuencia, primero, de la situación por la que atraviesan los desmovilizados. Y lo segundo, por la actitud de algunos fanáticos de ambos sectores, que por obtener concesiones políticas aprovechan para confrontar irresponsablemente a las agrupaciones campesinas. Esto ha traído ya 10 muertos. Hay tanta gente de la UNO, como gente del partido sandinista, que irresponsablemente azuzan a otros a la violencia. Y yo creo que resolver la situación de Nicaragua a través de la guerra es ya una idea obsoleta.

Los excombatientes de la Resistencia Nicaragüense somos la entidad más desposeída de Nicaragua. Y para superar esa situación, tenemos que unirnos todos en una acción, de acuerdo con el apoyo que recibimos del gobierno. En todas las regiones del país la situación es similar. Los que han recibido tierras poseen solamente el equipo de campaña que usaban durante la guerra. No tenemos prácticamente ni techo ni medicamentos, los alimentos suministrados a través de la CIAV son raquíticos. Y hay más de 15 mil excombatientes que necesitan ser ubicados legalmente en sus tierras, ya que la mayoría están ilegales en tierras que han tomado al Estado. Espero que la Comisión Nacional Agraria que se ha constituido ahora resolverá esto.

Las diferencias que hoy existen dentro de la Resistencia son como las que existen en todas las agrupaciones gremiales partidarias. Pero todos buscamos el mismo objetivo. ¿No se llama democracia al derecho que cada quien tiene de opinar y de actuar dentro de los lineamientos que rigen a una nación?


Qué dejó "el test de las barricadas"

Envío llamó a la huelga de julio/90, "el test de las barricadas". La situación fue entonces sumamente tensa y puso al país al borde de una guerra civil. En este tipo de conflictos, la airada acción de un sector genera la reacción airada de su contraparte, creándose una espiral que dificulta encontrar a quién atribuir la primera responsabilidad. La complejidad de la situación hace que, generalmente, el juicio sobre esa responsabilidad depende, sobre todo de las, posiciones previas.

No es extraño, por tanto, que respecto a la violencia generada durante la huelga, cerca de 1/3 (el 36.8%) de los entrevistados señalan que los sandinistas fueron los responsables. Otro tercio (32.8%) culpa a la UNO o a alguno de sus organismos particulares. El tercio restante dice que son "otros" (17.1%) o se declara "indeciso" (13.4%). El recurso a la huelga de julio, como defensa de los derechos de los trabajadores, fue visto como una acción "subversiva" también por un tercio de la población (27.7%), con diversos matices: un 8.5% de ese tercio atribuía a los huelguistas intenciones de golpe de Estado y un 19.2% más moderado calificaba más genéricamente de "desestabilizadoras" sus intenciones. En favor de aquella huelga como acción en defensa de los trabajadores se manifestó el 52% de la población, lo que demuestra que el sector pro-sandinista logró arrastrar a gran parte del subsector en disputa.

Pero cuando la huelga se convirtió en barricadas y trajo olor a pólvora y a guerra, el tercio que se sitúa a la derecha atrajo a sus posiciones a los indecisos y a bastantes más: el 70% rechazó las barricadas contra un 24.3% que las apoyó.

Difícilmente una población puede expresarse más claramente: el tercio en disputa tiene mentalidad progresista y se alía con el tercio sólidamente sandinista frente a una causa justa y popular, pero si aparece el fantasma de la guerra se separa y se pasa al sector conservador. Pero no a un conservadurismo guerrerista, que es el caldo de cultivo del fascismo: sólo el 6.8% se pronunció en favor de la posición godoyista. El sector tendencialmente fascista no supera, pues, el 10%. Su contraparte, la corriente de extrema izquierda, es difícil de cuantificar y con seguridad muchos de ellos simpatizan con el sandinismo. El indicador más aproximados para conocer a los componentes de este grupo que ciertamente no coincide con la cuarta corriente del país, estará seguramente entre quienes tienen la posición más cerrada de oposición total al gobierno. Son los que no le ven "ningún aspecto positivo": un 14.7%. Por tanto, podría afirmarse que quienes buscan un Estado de excepción de izquierda, al igual que los que lo quieren de derecha, tampoco superan el 10%. Mientras, el 74% de la sociedad se manifiesta en favor de un diálogo nacional y sólo un 9% no lo desea.

La Concertación, signo de contradicción

Este diálogo nacional ha sido concretamente la concertación económica que se inició formalmente el 20 de septiembre y que contó con la presencia de todas las fuerzas sociales y económicas del país a partir de la segunda fase, iniciada el 3 de octubre. Se reunieron en el foro de la Concertación Económica y Social desde los sindicatos pro-sandinistas agrupados en el FNT hasta el sector ultraconservador de empresarios agrupados en el COSEP. (Sobre algunos de los temas que se debaten en el foro de la Concertación hablamos en el segundo artículo de este número).

Por lo antagónico de los intereses representados en este foro -a los que hay que añadir los de la Embajada norteamericana -es previsible que estemos tan sólo en el comienzo de un largo proceso que tendrá múltiples altibajos, acuerdos hoy y divergencias mañana y continuas ausencias y retornos a la mesa negociadora. Y seguramente, de manera paralela a este foro público -y no de espaldas a él- se producirán otras reuniones concertadoras entre los principales dirigentes de las distintas fuerzas nacionales: Antonio Lacayo, Daniel Ortega, Harry Shlaudeman, Gilberto Cuadra y algunos otros. El camino se irá haciendo o deshaciendo en la medida del éxito o del fracaso de esa doble dinámica entrelazada, que es dependiente, en el fondo, de la correlación de fuerzas que se vaya decantando tanto en el campo como en la ciudad, según sea la beligerancia popular o la desmovilización popular frente a las cuatro corrientes políticas que hoy existen en Nicaragua.

La dinámica inmediata que dio paso al inicio de la concertación es un signo claro de las actuales contradicciones. Poco antes de la convocatoria oficial a la concertación, el Ministro de la Presidencia, Antonio Lacayo, fue llamado a Washington, donde el gobierno de norteamericano le urgió a acelerar la privatización de el economía nicaragüense, a seguir reduciendo el Ejército Popular Sandinista y a desistir de la demanda presentada por Nicaragua contra Estados Unidos ante la Corte Internacional de la Haya, todo ello a cambio de agilizar -y eventualmente aumentar- la ayuda norteamericana a Nicaragua.

"El país es una dinamita"

Fueron vísperas tumultuosas. Como ya lo venían haciendo, varios ministros del gobierno prolongaron la concertación incumpliendo acuerdos firmados con los trabajadores desde el fin de la huelga de julio. Los sindicatos revolucionarios señalaron la inutilidad de concertar con un gobierno que no cumplía lo que acordaba. La ultraderecha empresarial exigió con insistencia el retorno de las empresas confiscadas durante el sandinismo y en las mismas vísperas de la concertación, 16 antiguos propietarios algunos de ellos, claros descapitalizadores de esas empresas- las recibieron de manos del gobierno.

A la concertación, el gabinete económico del gobierno llevó un programa de ajuste similar a todos los que estás diseñado actualmente el Banco Mundial y el FMI para los países latinoamericanos. Los sindicatos sandinistas llamaron a una jornada nacional de protesta cívica el 1 de octubre, horas antes de que se iniciara la segunda fase de la concertación, en la que hasta entonces ellos no participaban. "No pretendemos botar al gobierno, pero si se cae por causa de nuestras presiones, pues se cae" declaró un alto dirigente sindical, al llamar al pueblo a exigir el respeto a las conquistas de la revolución y repuestas concretas a sus reivindicaciones económicas. Fueron días en los que circularon muchos rumores de golpe de Estado, que podía ser al estilo tradicional o al estilo "palaciego". Rebrotaron por todo el país huelgas sectoriales. Se dieron nuevas movilizaciones callejeras.

Las plantas de la radioemisora antigubernamental "La Primerísima" fueron voladas en un atentado terrorista. "El país es una dinamita -dijo Antonio Lacayo- y los sandinistas tienen en su mano el fuego". "La dinamita la puso el gobierno", contestó Daniel Ortega. Mientras la Presidenta viajaba a Nueva York para participar en la Asamblea General de la ONU, Virgilio Godoy se proclamó Presidente con diversas, confusas y peligrosas declaraciones. Hubo diálogos -de contenido reservado- entre Ortega y Lacayo, Ortega embajadores Shlaudeman, al parecer a petición de éste último. El gobierno se reunió con los sindicalistas sandinistas y llegó a importantes acuerdos con ellos, fuera de la mesa de la concertación. El COSEP protestó por estos acuerdos, calificándolos de inconstitucionales. Con todos estos hechos, que se agolpaban unos sobre los otros en las mismísimas vísperas de la concertación, se inició este polémico proceso.

De fondo, también en él se juega el futuro de Nicaragua. Se juega la posibilidad de lograr una estabilización institucional y democrática de largo plazo o la de que continúe la inestabilidad del país. Se juega la confirmación del temor de Ronald Reagan de que la derrota de los sandinistas se convierta en su victoria o la posibilidad de que la actual crisis se vaya aproximando a una situación donde predomine la creciente emergencia del fascismo. En todo caso, el proceso de concertación será una "larga marcha".

CARLOS NÚÑEZ



Carlos Núñez Téllez, Comandante de la Revolución y miembro de la Dirección Nacional del FSLN, murió en La Habana, el 2 de octubre, a los 39 años, víctima de un paro cardíaco.


"Yo soy de León -testimonió Carlos en 1979 a una periodista mexicana, que reconstruía con relatos la historia del FSLN-. Provengo del proletariado. Soy hijo de un carpintero y de una doméstica, vendedora de pan y golosinas. Somos ocho hermanos. Mi mamá se llama Matilde. Cuando ye tenía seis años murió mi papá, y eso nos obligó a todos a tener una mayor unidad, a aglutinarnos para defendernos y a buscar cómo superarnos. Yo diría que el FSLN me señaló una ruta, un objetivo, en una situación en la que, por las mismas condiciones de la sociedad, yo era un rebelde sin causa".

La venta de espumillas por las calles de León y el oficio de tipógrafo que le enseñaron los Hermanos del Hospicio San Juan de Dios le dieron pronto una experiencia en la vida de los de abajo que le servirían para el resto de sus años. La rígida disciplina que se impuso para superarse y defenderse y la voluntad de oro que tuvo para cumplir siempre, le hicieron merecedor de tener entre manos responsabilidades decisivas.

Desde los 20 años en el FSLN, "Roque", fue responsable de los sectores estudiantiles organizados, después del Frente Interno y ya en la ofensiva final, de la insurrección en Managua, estando también a la cabeza de aquella epopeya que fue el Repliegue Táctico a Masaya.

El cauce y la causa que dio a su rebeldía su pertenencia al FSLN marcó a fuego a Carlos Núñez. “En 1974 –continúa en su testimonio- pedí permiso a la organización para venirme a estudiar a Managua, pero fallaron los mecanismos para contactar a los compañeros del FSLN aquí, y pasé dos meses desligado de las coordinaciones, de los avisos, de todo eso. Entonces aprendí una cosa: que ya nada podía ser como antes. Uno fuera de la organización se siente vencido. Me di cuenta que me había acostumbrado a ese tipo de trabajo, sin recibir nada, que había aprendido que el pequeño aporte que podía dar dentro del conjunto de aportes de todos nuestros hermanos era decisivo para la organización. En aquel tiempo aprendí que sin la organización no soy nada y aún más, que sería una especie de autómata, de robot, si yo dejara la organización. Es en la causa revolucionaria que se aprende a amar a todos los compañeros, que se aprende a pensar en función del conjunto, de tal forma que después, cualquier deseo o interés individual se vuelve mezquino. Creo que abandonar el trabajo revolucionario es el mayor delito que puede cometer un hombre.

Después del triunfo de la revolución, le tocó a Carlos Núñez una tarea nueva, de tiempo completo, de años seguidos, en la que tendría gue hacer un gran esfuerzo de superación personal y de organización Desde 1981 estuvo al frente del Consejo de Estado, primer foro legislativo y de debate político que tuvo la revolución sandinista. Dirigió después la Asamblea Nacional, desde su creación hasta fines de 1989.

Todos los que siguieron de cerca su trabajo dicen que el Carlos Núñez que inició este camino era bien diferente del que lo concluyó poco antes de las elecciones. Fue un largo aprendizaje para el que iba bien preparado con un talante humano que le hizo tomar siempre muy serio la vida. Con seriedad y a pecho emprendió desde muchacho la tarea de transformar la realidad y de ahí sacó el impulso para enfrentar las -desconocidas para él- tareas jurídicas, políticas y legislativas que le exigía su nueva misión.

A fuerza de tenacidad fue aprendiendo paciencia y flexibilidad política y se fue convirtiendo en un avezado parlamentario, que abrió la Asamblea Nacional de Nicaragua a un auténtico pluralismo político y a inéditas tareas de responsabilidad internacional. El consenso político fundamental creado en la Asamblea se plasmó en 1987 en su más brillante logro, la Constitución Política. Como a "Padre de la Constitución" saludaron a Carlos Núñez los nicaragüenses que fueron a recibir sus restos cuando llegaban de Cuba.

Trabajaba incansablemente, con una férrea disciplina que trataba de contagiar o de imponer. En público parecía dominado por la rigidez del protocolo y por la formalidad del lenguaje parlamentario, que había tenido que aprender desde cero. Pero era chilero como todo buen nicaragüense. Dejó sin terminar su carrera de derecho, pero dejó bien terminada y en pie la Constitución, muralla de defensa de las conquistas revolucionarias, realidad que tal vez no habíamos visto con tanta nitidez hasta que la revolución perdió el gobierno. Ese es su principal aporte.

Su masivo entierro fue su último aporte. Recién iniciado el complejo y polarizado proceso de concertación económica, el gobierno de la derecha vio en las calles, dolida pero firme, sin barricadas y sin huelgas, la fuerza masiva del sandinismo. Como un árbol que de repente enseñara sus raíces.

"Las cualidades desarrolladas por los distintos compañeros son particularidades propias que ellos legan a la Revolución -decía Carlos hace 10 años-. Se trata de aprender de ellos y de buscar cada uno, con sus propias cualidades, cómo ser mejor diariamente". Ser mejor cada día, ahora en una nueva situación, es la tarea de los verdaderos nicaragüenses, lo que da causa a su rebeldía.


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