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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 107 | Septiembre 1990

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Nicaragua

Costos del verticalismo: un FSLN sin rostro campesino

Los revolucionarios sandinistas viven un intenso tiempo de reflexión, discusión y revisión de proyectos y planteamientos: que hicimos, qué hacer ahora. Cruzan este trabajo verdades-balazos o verdades-pedradas. Por eso es un excelente material de reflexión. Y sobre todo, una guía para la acción.

René Mendoza Vidaurre

Los revolucionarios sandinistas viven un intenso tiempo de reflexión, discusión y revisión de proyectos y planteamientos: que hicimos, qué hacer ahora. Son preguntas abarcadoras, anchas, largas y profundas. Hay que responderlas de forma compleja, pero también de manera puntual, bien concreta y precisa. Eso pretende este trabajo de René Mendoza, ganador del primer premio en el III Concurso envío. Por su calidad en el contenido y en forma y por todo lo que hay en él de realismo, de trabajo de base y de aporte concreto lo hemos premiado.

La extensión, evidentemente, supera las dimensiones fijadas en las bases del concurso. En realidad, el autor nos envió sólo la primera parte, la que abarca únicamente hasta la experiencia en El Arenal. En posterior conversación con él le pedimos que completara el trabajo con la sección de Wiwilí, que nos anunciaba en la primera parte, pues habría así una base más completa para la reflexión. Por distintas razones -también la de la seguridad-algunos nombres propios se omiten o son ficticios.

Cruzan este trabajo verdades-balazos o verdades-pedradas, sin mucho pulimiento. Y está atravesado de razonamientos donde el matiz se esconde y hay que buscarlo. O añadirlo. Por todo eso, y a pesar de eso, creemos que es un trabajo importante para este tiempo. Un excelente material de reflexión. Y sobre todo, una guía para la acción.

¿El pueblo nunca se equivoca?

"Antes éramos penosos, no podíamos ni hablar. Con la revolución se nos despegó la lengua. Eso les arrecha a los que siempre quisieron que nos quedáramos como gallinas amurriñadas. Ahora, si ellos no hacen nada por cumplir lo que dijeron, estarán como el macho con el yugo encima. Doña Violeta no debe olvidar que el pueblo así como la puso la puede sacar. Ya sabe que quien manda es el pueblo". (Dirigente campesina de El Arenal).

"No era desmoche lo que estábamos jugando para perder. Nos equivocamos para ganar. Porque vamos a ganar la paz. No volveremos a oír un tiro y nada nos detendrá". (Campesino de Plan de Grama-Wiwilí).

"Esta vez la racionalización no tuvo razón. Fallaron las encuestas, los teóricos y los estrategas. Hay muchas cosas que sucedieron que no se pueden racionalizar. Por eso, antes de analizar debemos escuchar y escuchar". (Trabajador social de El Arenal).

"El pueblo nunca se equivoca" dice el estribillo como una ley inmutable. "Los pueblos se equivocan pero saben rectificar" dijo el Presidente Daniel Ortega el 27 de febrero. ¿Y los dirigentes, se equivocan o no?. ¿Se equivoco o no el FSLN como partido? ¿Es o ya no es revolucionario este pueblo? ¿Significa el voto menos antiimperialismo? ¿Hacia dónde vamos? ¿Se acabaron ya las revoluciones en el mundo? ¿Qué es la revolución y qué es el socialismo? ¿Tienen sentido estas preguntas para el campesinado después de 10 años de revolución? Las preguntas van naciendo solas, mientras un campesino sudoroso, con el machete en la mano y el fusil en el hombro, dice pausadamente "Nos equivocamos para ganar la paz".

El pueblo recorrió muchos años, decenas de años, sacrificándose por una nueva sociedad, menos injusta e inhumana, pero la guerra y la estructura vertical partidaria alejaron esta posibilidad. Los votos del 25 de febrero fueron también un voto de castigo para el FSLN. Había que "cambiar suerte", no tanto optando por un proyecto contrarrevolucionario, sino para obligar al Frente a cambiar, para recuperar al Frente como partido revolucionario y popular, de los pobres. Esta realidad nos obliga a pararnos y a envolvernos con ella, mirando tanto hacia los años pasados como hacia el futuro.

¿Se equivocó el FSLN en su política de negociaciones a nivel nacional e internacional? En 1993 Sandino alcanzó la paz y al final se equivocó. El precio de la paz, en aquel entonces, fueron ríos de sangres campesina en las montañas y la posposición de las esperanzas de los pobres hasta 1979. Hoy hemos llegado a la paz, pero ¿cuál es el precio? ¿Es el revés del 25 de febrero otra posposición de las esperanzas de los pobres?.

En los votos se sintetizaron diez años de desgaste y de incertidumbres

En el voto del 25 de febrero de 1990 se sintetizaron 10 años de desgaste y muchas incertidumbres del corazón. Nunca un pueblo pensó tanto para votar como lo hizo el pueblo de Nicaragua. Había muchas cosas de por medio, se cruzaron cruces y fusiles, lágrimas y tierras, dinero y fiestas. Por eso, no basta con afirmar que la crisis económica y el servicio militar fueron las causas del revés sandinista.

No basta tampoco decir que la guerra de baja intensidad triunfó. Eso cree el imperio. Pero está equivocado al pensar que las esperanzas del pueblo fueron no sólo pospuestas sino enterradas. También se equivocaron los imperialistas romanos y los jerarcas religiosos cuando crucificaron a Jesús. Pero no podemos hacernos la ilusión de que veremos pasar el cadáver del imperialismo y de que veremos bajar del cielo la tierra prometida con la sola ausencia de la guerra y de la crisis económica. Necesitamos más que nunca el sandinismo del artesano Sandino, el de su ejército de campesinos, y el movimiento popular de Carlos Fonseca. La verdad es que el partido FSLN perdió, que no ganó el imperio, que se conquistó la paz y que la revolución de Sandino se queda.

No queremos negar el peso de la guerra y de su hija, la crisis económica, en los resultados electorales. El pueblo votó con el plato vació y una pistola en la frente. Pero el pueblo voto también experimentando una relación social adversa, sin sentirse representado por el Frente Sandinista, que en aras de la "unidad nacional" chineaba a la burguesía. Votó viendo sus estructuras violentadas por la guerra y también por los cuadros sandinistas.

Este trabajo es el fruto de una reflexión colectiva que, muy modestamente, intenta cultivar, sobre los rastrojos del período post-electoral, algunas semillas que no contribuyan al desarrollo integral de nuestro país. También pretendemos mostrar algo de la desnudez con que vivió la revolución en las comarcas campesinas. Lo hacemos porque no hay nada que esconder y porque la verdad siempre nos hará libres. Esta revolución no busca ni ser resucitada ni ser sepultada por las palabras, sino ser transparente en los hechos, alumbrar con su verdad y seguir viva.

En estos días, mientras se negocian y se acuerdan aspectos de la política nacional y se inicia el proceso de revisión, reorganización y reestructuración del FSLN, el pueblo se debate entre el temor y la esperanza, entre la crisis y el desafío. Muchos caminan afanados en defender su tierra, su puesto de trabajo, otros buscando garantizar hasta su misma vida. En medio de esta realidad van saltando las preguntas. ¿Dónde reside el poder real? ¿En las armas? ¿En las leyes? ¿Es suficiente tener y crear mayores espacios en la sociedad civil? Y siempre una pregunta que vuelve ¿Por qué perdimos? ¿Cuál es el camino a recorrer para retomar el poder y alcanzar el desarrollo de nuestro pueblo?.

Quisiéramos ver todo esto desde los ojos de los campesinos de cuatro comarcas del municipio de Masatepe -El Arenal, El Pochote, El Guarumo y Las Sabanitas- y desde los de los campesinos del municipio segoviano de Wiwilí -poblados y comarcas-. Desde una zona de "paz" y una de guerra.

48 horas entre la penumbra y la arrechura

Las elecciones se desarrollaron libre, ordenada y honestamente. Sin embargo, el 26 de febrero, desde el primer canto de los gallos los campesinos revivieron los días del somocismo. Miedo, hasta terror. Lágrimas, calles huérfanas, silencio auto-encerramiento familiar. "¿Y vos, qué harás ahora?". Todos los minutos de ese día fueron contados minuciosamente. Todos los pasos fueron dados cuidadosamente. La derrota electoral fue interpretada inicialmente por una parte del pueblo como el regreso de la Guardia Nacional, de los Jueces de Mesta, de los orejas, de la guerra. La otra parte la interpretó como la repetición, al revés, del 19 de julio de 1979. Tímida o escandalosamente tocaron las campanas de las ermitas: celebraban junto con los terratenientes la derrota del Frente Sandinista.

Al sentimiento de miedo se unió una crisis existencial: "¿Qué hago ahora? ¿Mi familia? ¿Mi tierra? ¿La cooperativa?" Las palabras de Daniel en la madrugada de aquel día: "Nos sentimos orgullosos de aportar un poco de dignidad en este mundo injusto, dividido entre poderosos y débiles... Gracias, hermanos nicaragüenses"... llevaron más tristeza a muchos rostros, incluso a los de los "no perdedores". "Es como si todas las madres de Nicaragua se hubieran muerto", dijo uno. El 27 de febrero el Presidente Ortega se dirigía nuevamente al pueblo: "A gobernar desde abajo".

En las comarcas de El Arenal los cuadros intermedios se cerraron a la realidad. Después de la derrota no visitaron a nadie, ni a sus propios militantes. Se quedaron encerrados en sus casas, como niños perdidos o huérfanos. Cuando por fin salieron fueron hacia Jinotepe a participar en una asamblea regional. De allá regresaron "bajando líneas". Fueron hacia lo nacional, pero no hacia lo local. A lo local sólo vienen con las "líneas". Siendo ellos de lo local no recogieron las "líneas" desde abajo para llevarlas a la asamblea de Jinotepe, a lo nacional. El divorcio entre lo local y lo nacional ha sido patente en estos años. Con este estilo de trabajo en la comarca, ¿es de extrañar el revés electoral en la comarca? Y después, cuando más la gente necesitaba hablar y ser escuchada, los dirigentes siguieron cerrados a la comarca y abiertos a lo que era fuera de la comarca.

En Wiwilí, después de una mañana sin amanecer, de unas horas de titubeos y confusión, los militantes de los poblados y de las comarcas fueron convocados por los dirigentes del Frente de Wiwilí central. "No podía creer lo que oía, entonces fui temprano donde el Jefe de Territorio, él tampoco tenía nada que decirnos". Al atardecer del 26, los militantes convocados, acompañados por gran parte de la población, bajaron en manifestación gritando contra los seguidores de la UNO. La imagen multiforme de la guerra -amenazas, secuestros, muerte- y el espíritu de Sandino, se paseaban en las mentes de los wiwileños. Aunque muy determinados por lo nacional ellos habían encontrado en estos años algunos espacios para lo local, gracias al mayor tacto de los dirigentes campesinos.

En diez años de revolución, diez premisas

Los teóricos, casi por tradición, hablan globalmente y dan respuestas también globales -crisis económica, servicio militar-. Por lo general, no alcanzan a tocar las experiencias vivenciales de la gente.

Creemos, sí, que fueron factores condicionantes -no determinantes- de la derrota electoral la crisis económica y la guerra. Ambos factores son el telón de fondo. Ya lo fueron en 1984, cuando el FSLN ganó. Lo serán siempre. Contra los países pobres del Tercer Mundo que intentan su liberación el imperio siempre ha provocado crisis económicas y guerras. Y nada indica que el imperio va a cambiar. Todo el proceso revolucionario -y no sólo el proceso electoral- fue condicionado por la guerra y la crisis económica. Pero no fue determinado. Sólo el poder del pueblo; el de los campesinos, el de los sectores populares, expresado en la lucha de clases, es el que determina una revolución.

La guerra y la crisis económica han impactado atrozmente al pueblo de Nicaragua. El voto contra la guerra, por la paz y por el bienestar económico, no es un voto contra la revolución, sino contra el imperialismo, pues la guerra y la pobreza no fueron un decreto el Frente Sandinista, sino la voluntad del imperio. Pero a la vez el voto expresa también que "no se debe pelear contra el grande". Ambos sentidos del voto -beligerancia frente al imperio, prudencia ante el imperio- expresan nuestra realidad geopolítica y el instinto de sobrevivencia popular. Partiendo de eso debemos vislumbrar el espacio que tenemos que transformar creativa y pragmáticamente para desarrollarnos en forma integral. De entrada vemos estas 10 premisas.

1.- La dialéctica entre la estructura del poder local y la estructura del poder nacional constituye la columna vertebral de una revolución. Es la clave fundamental para tejer y llevar a cabo la estrategia del desarrollo económico y del modelo político-militar. Es la clave para enfrentar el proceso de reorganización y renovación del movimiento popular. Es el medio para construir al hombre y a la mujer nuevos, como reales sujetos históricos.

2.- La realidad nacional y la local se expresan a nivel de la comarca en dos discursos. Un discurso comarcal que es comunitario, tiene el lenguaje local y aborda los problemas familiares, económicos, de trabajo y de necesidades básicas -como el agua o la milpa-. A ese nivel todo es conciliable, la política no es obstáculo. Es el espacio de la identidad campesina. Otro discurso es el nacional y el internacional. Es politizado y emplea un lenguaje no-local. En él se debaten las plataformas de los partidos políticos y se habla "en el aire" del militarismo, la religión o la liberación nacional. Es un discurso que mediatiza la lucha de clases y crea diferencias "casi" irreconciliables. Es un craso error mirar la realidad local a partir de la nacional. Y hablar en el ámbito local con el lenguaje de lo nacional.

3.- La concertación de poder a poder -de patrón a patrón-, una tradición ya histórica en el país, deja de lado de los intereses de las mayorías populares. Desconoce el orden social, político y económico del campesinado y de las comarcas. Apostar por tal concertación, sin siquiera incluir en ella otros elementos creativos, conducirá siempre a la derrota del proyecto revolucionario.

4.- El sandinismo es un "movimiento", no un "partido". Jesús, por predicar a los pobres "las buenas noticias de la liberación" no sólo perdió las elecciones, sino que fue crucificado por la jerarquía eclesiástica, por el gobernador del imperio romano y por la parte del pueblo que fue inducida por los jerarcas. Pero Jesús resucitó. El sandinismo no sólo no ha muerto, sino que está vivo, resucitando constantemente. Mucha gente que votó en contra del Frente es sandinista. El Frente Sandinista, siendo un movimiento, actuó como un partido. Y perdió. A veces, la sobreprotección de la vida puede conducir a la muerte. Ni vanguardia tradicional, que no concierta con nadie. Ni partido-concertador. El resto del sandinismo es ser local y nacional, gremial y clasista. O dicho de otra forma: sin autonomía popular no hay vanguardia. Y más: hay que volver a ser un "movimiento".

5.- La contrarrevolución es una creación del imperialismo. Cuantitativamente llegó hasta el final con el número de tropa que tuvo en sus mejores tiempos. Pero cualitativamente ya no eta la misma: su herencia somocista -su lógica estructural-, Bermúdez y cientos de guardias, ya habían sido derrotados. El cordón umbilical con los que mataron a Sandino ya estaba roto. El somocismo ha muerto: a eso se llama derrota estratégica de la contrarrevolución. Quienes hasta hace poco conformaban las fuerzas contrarrevolucionarias son campesinos. Pese a los actos vandálicos, secuestros y muertes que hayan ocasionado, tienen una lógica distinta a la del somocismo. Sus errores son en gran parte producto de la misma guerra y de los errores políticos militares y económicos del Frente Sandinista.

6.- Paradójicamente, la reconciliación nacional y la desmovilización de la contrarrevolución sólo eran posibles votando por los contrarrevolucionarios. El acoso del imperio y la falta de una estrategia económica popular habrían imposibilitado el fin de la guerra y el inicio del desarrollo económico si ganaban los sandinistas. Es por eso que un considerable porcentaje de campesinos dicen: "Nos equivocamos para ganar la paz", lo que no impide mantener abierta la interrogante: "¿por qué perdimos?".

7.- La religión es para muchos sinónimo de dependencia. Históricamente, los funcionarios de la religión han creado dependencia. La religión tiene fuerza local, nacional y universal. Es puro corazón y simbolismo. Y en nuestro país la política se respira con el corazón y se expresa en símbolos. En 10 años de revolución se construyeron más templos que escuelas y centros de salud juntos.

8.- "La UNO no es ninguno", pero dentro de la estructura religiosa lo es todo. El principal partido de oposición a la revolución, a prueba de toda perestroika, es la religión dirigida por el Cardenal Miguel Obando y Bravo.

9.- La dependencia campesino-patrón no fue combatida por la revolución. Al contrario, el Estado buscó sustituir al patrón, conservando el mismo régimen verticalista, para concertar desde allí con otros patrones, incluyendo al "patrón religioso". Esto influyó en la concepción que los campesinos tuvieron de la revolución y en el mismo voto electoral.

10.- El desafío de los revolucionarios es cruzar de la sola conciencia del problema de la dominación a la estructuración e implementación de los hilos que minen el orden social basado en la dominación y construyan un modelo alternativo de sociedad, que parta de la dialéctica local-nacional.

La "descampesinización" de la revolución sandinista

La estrategia del imperialismo contra Nicaragua, conocida como guerra de baja intensidad, ha triunfado a corto plazo, pero no a mediano y largo plazo. La victoria ha sido táctica, no estratégica. El país está destruido económicamente. Más de 50 mil vidas -incluidas las de los contrarrevolucionarios- segadas o heridas por la guerra. Miles de huérfanos. Familias divididas. Cientos de lisiados de guerra. Todos estos resultados son victorias del imperialismo norteamericano, que en Nicaragua fue consecuente una vez más con su tradición histórica y con la esencia de su "democracia".

Paradójicamente, la estrategia político-militar, con efectos psico-socio-económicos-, de la guerra de baja intensidad fue respondida por los sandinistas con una guerra de "alta intensidad". Cuando los enemigos enfilaban su artillería contra el campesinado, la revolución dio las espaldas justamente al campesinado. Cuando los objetivos económicos eran el blanco de la guerra de baja intensidad la revolución buscó concertar con la minoría burguesa y estableció una relación cuadros-pueblo de carácter vertical, provocando con esto un fuerte y adverso impacto en los sectores populares.

La revolución sandinista nació en el campo y se consolidó entre el sector informal de los barrios pobres de las ciudades. Sobre estos dos ejes -y no sólo el del sector urbano se entretejió como tela de araña la estrategia de la insurrección y se logró la victoria final de 1979. Durante años, los dirigentes sandinistas seguían esta dinámica: provenientes de la ciudad marcharon al campo o a los barrios pobres y allí se hacían clandestinos; tiempo después regresaban a la ciudad y enmarañándose en los barrios insurrectos, conquistaron grados y se convirtieron en los héroes de la victoria, en los "hombres nuevos".

Mientras tanto, los campesinos, que vivían en la clandestinidad de la historia, siguieron siendo clandestinos y continuaron siendo los "hombres viejos". A la par de ésta, exigía conspirar contra el somocismo, la estrategia político-militar se fijaba a través de "líneas". El aparato generador de esas "líneas" se institucionalizó y ese estilo se mantuvo hasta nuestros días. En lo nacional y en los últimos cinco años de gobierno revolucionario, los campesinos y las masas urbanas fueron marginados de las decisiones político-económicas. El gobierno sandinista priorizó las cooperativas dirigidas desde arriba y los grandes proyectos agro-industriales, y combatió a los comerciantes pobres identificándolos como especuladores.

Lo nacional determinó lo local

Antes de 1979 ya eran los representantes del mundo exterior a la comarca los que determinaban la vida de la comarca. La insurrección anti-somocista, de 1977 a 1979, instauró, clandestina y todavía relativamente una relación dialéctica horizontal entre la estructura del poder comarcal y la estructura del poder comarcal y la estructura de poder externa a la comarca. Relativa, porque en el fondo la insurrección oscureció el carácter clasista de la lucha local y nacional y la cuestión principal era: todos contra la dictadura. En la escuela de lucha insurreccional, comarcas como El Arenal se proyectaron como un semillero de potenciales cuadros políticos. Después del triunfo, esos cuadros dirigentes del Frente pertenecientes a la comarca terminaron siendo representantes del poder exterior a la comarca. El Frente como aparato se divorció de lo local. Los héroes sandinistas de la comarca, convertidos en representantes del mundo exterior, se hicieron, una especie de "correos" que llevaban líneas emanadas desde arriba y las bajaban a las bases. La relación dirigente-pueblo se vertacalizó, se institucionalizó e invirtió su carácter, al no responder a los intereses propios de las comarcas.

Aunque en lo nacional había horizontalidad, y en la misma Dirección Nacional se expresaba esta tendencia, en lo local la realidad era el verticalismo, que partía desde el Partido y desde el Estado, desde el MINT y desde el EPS. En lo local jugaron un papel decisivo los cuadros intermedios y el aparato que los originó, creando una muralla que separaba a los dirigentes nacionales -Dirección Nacional, gobierno- del pueblo. La misma política no fue sólo la obra de la Dirección Nacional del FSLN, sino la suma de las acciones de miles de cuadros sandinistas. Pero las esperanzas políticas del pueblo estaban en lo local.

Para el campesinado, la política se expresa ante todo en el desarrollo socio-económico de las comarcas. Y es ante ese desarrollo que tiene lugar otro desarrollo: el de la conciencia política. Y esto no fue preocupación primaria de la revolución. Desde la perspectiva actual y desde lo ocurrido en los últimos cinco años, los años 1979-1985 y el mismo período insurreccional (1977-1979), se ven de otra manera. A la luz de fracaso se ven mejor los errores que condujeron a él. Durante la lucha anti-somocista los cuadros del FSLN usaron prácticamente las comarcas como espacios de protección personal, como cantera de guerrilleros, como escondite de armas.

Para entonces, el Frente buscaba cuadros que dependieran de las líneas estratégicas para derrocar a la dictadura. Después del triunfo, los mismos cuadros, junto a los que habían sido reclutados en la comarca, regresaron a ésta como "mandaderos", con "líneas" bajadas de arriba como maná del cielo. Ni enseñaron ni se preocuparon por la movilización y la organización de los campesinos a ser sujetos históricos. En el fondo, partían de considerar a los campesinos como "menores de edad". Ser un pueblo dueño de su historia no es ser un niño que necesita orientaciones para poder caminar y que lo espera y lo recibe todo del Partido o del Estado. Las comarcas -también los barrios, los movimientos sociales, sindicales y religiosos- necesitan construir su autonomía, factor imprescindible para poder construir una revolución. Ahora más que nunca necesitamos de esa autonomía y de la capacidad del pueblo para organizarse y movilizarse en torno al desarrollo comarcal y al ejercicio del poder popular.

El campesino rechazó la "concertación" propugnada por el Frente Sandinista. Las clases populares sintieron que tenían muy poco que ganar en las elecciones y sí mucho que perder. Aún durante la campaña, los dirigentes sandinistas se reunían en Managua con la jerarquía católica y no con los pobres de las consumidoras de base, y en el campo se reunían con la burguesía y no con los campesinos pobres. Los pobres no fueron invitados a la fiesta donde se devolvían tierras -y se entregaban otras más- a los ricos. Todo esto se presentaba a las clases populares como una necesidad en aras de cerrar las filas en torno al proyecto nacional del FSLN.

Lo local fue subestimado y al final fue lo local lo que determinó los resultados electorales. Y en los lugares donde el Frente Sandinista triunfó -Wiwilí, por ejemplo- esto obedeció a que allí se privilegió la lógica de lo local. Los campesinos no son ratones para "experimentar" con ellos "otra" lógica, la urbana. Sandino logró aglutinar a miles de campesinos porque partió de las contradicciones socio-económicas que se vivían en el campo, y no sólo porque los motivara con la conciencia antiimperialista. La lógica de la clandestinidad y las tácticas de "golpear y huir" fueron tomadas por el "pequeño ejército loco" de las mismas prácticas de lucha campesina.

Pedro Altamirano sabía de eso: era contrabandista de ganado y la guardia lo perseguía por vender cususa. Los Blandón, además de ser enemigos de los grandes ganaderos que amenazaban arrollarlos, eran productores y comercializadores de tabaco y también la venta de tabaco era perseguida y castigada con la cárcel. Los Blandón y los Altamirano tenían ya una experiencia de lucha que supo recoger el movimiento de Sandino.

Los campesinos tienen una lógica productiva, unos métodos de lucha político-militar y una concepción del mundo que tenemos que conocer y penetrar par juntamente con ellos transforma la realidad. La ciudad también tiene su lógica de vida y su lógica productiva, política y militar. Respetar cada mundo y acercarnos desde el nuestro al de los otros es fundamental. Las "líneas", aunque pueden justificarse en la guerra, no pegan porque olvidan esto. Hoy vemos claramente que no había razón para tratar de determinar la vida de miles de campesinos con las líneas de una lógica contraria al campesinado.

La "patria" de los campesinos tiene su propia lógica

En la campaña electoral unos se vistieron de Chayán y otros de virginal vestido blanco y muletas. Los resultados muestran que pudo más lo tradicional que lo moderno. La modernización -tecnificación- del FSLN no es garantía para retomar el poder y continuar la revolución, aunque sí lo puede ser para continuar compitiendo en elecciones como cualquier otro partido socialdemócrata o social cristiano.

En estos 10 años la modernización fue dirigida desde arriba. La revolución, más que transformar vidas humanas y responder a ellas, se convirtió en un simple discurso que se aislaba cada vez más de los campesinos. La importancia de discutir los problemas reales no fue reconocida por los cuadros del Frente. "Muchos cuadros sandinistas aprendieron a hacer informes pero no a discutir problemas en el lugar de los hechos". Y muchos otros informes o estudios realizados por cientistas revolucionarios, que analizaban la realidad desde lo local, no fueron tampoco atendidos por los cuadros del Frente, absortos en lo nacional. Para determinar políticas e implementarlas en el campo es fundamental conocer la realidad y golpear con tacto el corazón del problema. Un cuadro sandinista debe comprender ante todo las contradicciones, la estructura de poder y las formas organizativas que existen en las comarcas.

En todos estos años se enfatizó en el lenguaje político la conciencia nacional, el antiimperialismo, la soberanía, la autodeterminación, la guerra con los "contras", el sandinismo, el patria libre o morir. Pero, triste o felizmente, el pueblo quiere vivir y después también quiere una patria libre. No al revés. No quiere la guerra ni el hambre, que son una manera de morir. Y quiere también, naturalmente, la Patria de Sandino. Para comprender esto no se necesitaban ni mucha inteligencia ni altos estudios.

Es necesario entender que "la Patria", desde los ojos de los pobres, marginados por el mismo Frente, o no existe o suena como una invención más de los sandinistas. La patria de los pobres es distinta de la patria de los ricos. La patria de los pobres empieza en la comarca, en su historia y en su alimento. La burguesía es la más interesada en hablar sobre lo abstracto, en usar palabras vaciadas de contenido.

En nombre de la patria, de la libertad y de Dios, apoyaron la política de agresión imperialista. Ante la lógica de la "concertación" que practicó el FSLN con esa burguesía los pobres sintieron aún más lejana la patria. Todos estos temas políticos-ideológicos tienen en la comarca campesina una traducción muy distinta a la que tienen en la ciudad y muy distinta a la que tienen en la ciudad y muy distinta a la que tienen en la comarca campesina una tradición muy distinta a la que tienen en la ciudad y muy distinta a la que tiene entre la pequeña burguesía y la clase media "sandi-nice". Con fiestas y regalos no se supera este problema. Al contrario: se oculta la realidad.

Dentro del lenguaje partidario se habla mucho de "orientación". "No hay orientaciones", "Aún no han bajado líneas", suelen repetir los cuadros políticos. En estas frases se expresa el verticalismo. Los niños necesitan "orientación", y están perdidos sin sus "orientadores". El que está perdido y tiene carácter dependiente necesita orientación. El mozo, y muchas veces también el mandador, no pueden hacer un plan de trabajo por iniciativa propia. El plan lo hace el patrón, el mandador espera su "orientación", la "baja" después a los mozos y a ellos sólo les corresponde aplicarla mecánicamente. En Wiwilí, en los años 79-85, la misma Alcaldía dependía de los Secretarios Políticos, cuyas decisiones se llevaban a cabo sin objeción. Así, el partido se redujo a "orientadores" y "orientados".

La relación patrón-mandador-mozo se repitió en el Frente. En esta relación, el obrero trabaja sin creatividad. Si trabaja en el café, todo lo hace parejo, olvida la complejidad de un cultivo -plantas de café en lugares planos, en faldas, variedades distintas- y aplica el gramoxone por igual. Obedece a las "orientaciones". Algunos patrones dan mayor autonomía a sus mandadores para que éstos supervisen más de cerca las labores culturales y así tengan mayor control. En el Frente Sandinista la estructura patrón-mandador-mozo es: Dirección Nacional-Cuadros Intermedios-Pueblo.



Quien mejor conoce al campesino es el propio campesinado

El campesino va aplicando tecnología con mucha creatividad. Está en el terreno, conoce los problemas, mira las diferencias y determina las soluciones a tomar. Conoce el problema en su conjunto y conoce las tendencias. La mayoría de los técnicos que se enviaron al campo -por no decir todos- sólo hablaban el lenguaje de la tecnificación. Ante ese lenguaje, la lógica productiva del campesinado aparecía "atrasada". Por eso los técnicos introdujeron bombas de mochila y herbicidas para la limpia de los granos básicos.

Las desventajas reales de esta tecnificación se cubrían con subsidios, que ocultaban la realidad. Hoy en día aquellas bombas de mochila son recuerdos colgados de los postes, sin ninguna utilidad. Lo mismo sucedió con el tractor que vino a sustituir a los bueyes. Nuestros propios recursos y técnicas autóctonas fueron marginados por la "modernización", que al final resultó ser un fracaso. Y no es que la "tecnificación" sea negativa en sí, pero lo es absolutamente cuando no tiene en cuenta las realidades particulares de cada zona.

¿Por qué no aceptar la realidad de que el campesinado es quien conoce su zona mucho mejor que un cuadro estudiado en las mejores universidades? ¿Por qué no aceptar que tenemos un grado alarmante de subestimación hacia la capacidad del campesinado? Así como para la poda, el recepo y la aplicación de fertilizantes es necesario conocer las plantas, el terreno, el clima y sus particularidades, hay que conocer también la realidad política, la realidad militar y la realidad espiritual del campesinado para hacer una revolución.

No se trata ni de construir ni de inventar una nueva estructura de poder comarcal, ni tampoco de crear otro lenguaje o de elaborar otra estrategia de desarrollo comarcal. La estrategia económica ya existe, está en las comarcas -también en los barrios-, así como también existen la estructura de poder y el lenguaje comarcal. Los campesinos tienen una lógica de producción, conocen sus problemas, sus limitantes y sus potencialidades de desarrollo, tanto en función de la comarca como del país en su conjunto. La tierra hace al técnico, no al revés. Pero todas estas verdades no exigen seguir profundizando en el "aparatismo" del partido. Sólo exigen una mayor inserción en las comarcas campesinas.

El Dios de los pobres y otros "dioses"

América Latina es religiosa. Nicaragua en particular es profundamente religiosa. Pero las comarcas de Masaya y de Wiwilí son religiosamente religiosas.

La contrarrevolución más activa del país fue la jerarquía católica encabezada por el Cardenal Miguel Obando y Bravo. Demonizando al sandinismo -peor que cuando Somoza llamaba "bandolero" al General Sandino-, deslegitimando el proyecto de la revolución y legitimando el de la contrarrevolución armada, apoyando su financiamiento con los dólares del Congreso norteamericano, no condenando jamás su violencia contra la población civil, negándose a la reconciliación con las comunidades eclesiales de base, negándose a interceder por los que fueron secuestrados por la contrarrevolución, haciendo uso del Papa y de la Biblia, la jerarquía logró efectos en un pueblo tan religioso, dependiente desde hace cinco siglos del dominio de la religión.

Los pobres del campo y de la ciudad buscan a Dios, pero la ley de la gravedad establecida por la jerarquía eclesiástica les impide llegar a él. Los intentos de llegar a Dios rebotan en las estructuras. Estas no dejan que los fieles accedan a Dios. Los protestantes y las sectas evangélicas sí ofrecen una "vía directa" hacia un Dios que, en la práctica, no es el Dios de los Pobres del que habla la Biblia, sino simplemente el Dios "del cielo" -Más allá del sol yo tengo un lugar"-. Este acceso es otra manera de rebotar. Y la cuestión es que Dios está en los pobres. No en la jerarquía, no en los templos, no en el cielo, no "más allá". "Te alabo, Padre, Señor del cielo y la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y a los inteligentes, y se las revelastes a la gente sencilla" (Luc.10,21). Esa gente sencilla vive en las comarcas del campo y en los barrios de la ciudad.

Durante la gesta guerrillera, en las comarcas de El Arenal, El Pochote, Las Sabanitas , El Guarumo y Cruz de Mayo, el factor religioso fue un elemento fundamental para la toma de conciencia y para la lucha por la liberación nacional. Después del triunfo revolucionario, la jerarquía eclesiástica diseñó una estructura religiosa que ahogara el movimiento de los Delegados de la Palabra nacidos en los tiempos de la lucha contra el somocismo. Por otra parte, los Delegados de la Palabra que trabajaron en este movimiento hasta julio de 1979, dejaron de serlo y fueron a ocupar funciones directivas o partidarias en el FSLN.

Mientras, nacían los nuevos Delegados de la Palabra, que dominaron completamente el mundo religioso. El Frente Sandinista contribuyó de distintas formas a la estrategia de la jerarquía eclesiástica. Convocaba a los campesinos a reuniones partidarias o comarcales justamente el domingo y en horas de misa o de celebración religiosa. Esta confrontación innecesaria y costosa redujo las bases del Frente. Los métodos de lucha fueron ingenuos y subestimaron la religión con el argumento de que "el opio no es real". Y era real.

No se trata de combatir la religión creando otra religión. Y comprender el carácter enajenante de la religión es muy distinto que saber enfrentar esa enajenación. Otros cuadros sandinistas buscaron borrar tanto la religión de dependencia como las expresiones de una fe más liberadora, para construir una nueva religión, la del FSLN. Huyendo de la dependencia de Dios cayeron en manso de otros "dioses" y en otra dependencia, la de obedecer y bajar líneas.

Mientras en las comarcas se desarrollaban los nuevos Delegados de la Palabra, a nivel nacional la jerarquía removía a algunos sacerdotes progresistas, expulsaban del país -por métodos "eclesiásticos"- a varios sacerdotes y monjas, y sancionaba de diversas maneras a los que dejaba en sus lugares de trabajo.

La verdad es que no se trataba de sustituir ni de chinear al Cardenal Obando ni a la jerarquía. Se trata de combatir la dependencia en un espacio de debate sin "bajar líneas", aunque éstas vengan de sacerdotes progresistas.

Como el FSLN, la Iglesia de los Pobres también priorizó lo universal y lo abstracto

También la Iglesia de los Pobres en Nicaragua, en vez de mirar la realidad de lo local, priorizó lo universal y lo abstracto y desde allí parpadeó mirando apenas la realidad local. Tampoco abordó en lo concreto los problemas locales de los barrios, salvo algunas excepciones. Los dirigentes de la Iglesia de los Pobres se dedicaron al discurso nacional -universal, hablaron de los pobres, de la justicia y de la agresión imperialista recibieron condecoraciones del FSLN, pero no hablaron ni mucho menos se insertaron en los problemas del agua, la salud, la educación y el desarrollo económico de los barrios, y mucho menos en los de las comarcas.

Los teólogos de la Iglesia de los Pobres, en la práctica, viven en función del pasado, haciendo una "re-lectura de la Biblia", de espaldas a la lectura de las realidades concretas, sin reconocer que Dios es Dios de los vivos y no de los muertos, lo que significa que sigue hablando en el presente, que Jesús sigue siendo crucificado y que en los barrios y en las comarcas siguen escribiéndose muchas Biblias. Negando la espiritualidad tradicional -conservadora crearon una espiritualidad más celestial aún, sin ningún asiento en la realidad local. Los teólogos de la liberación se dedican a organizar congresos y a firmar pronunciamientos a favor de los pobres, mientras las comunidades de base terminan siendo aisladas o subsumidas por la jerarquía. Pasa en Nicaragua y pasa en todos los países de América Latina. Lo mismo sucedió con el protestantismo más progresista, cuya dirección fue politizada con un lenguaje bíblico de carácter universal y no local.

En lo secular también se intentó crear otra religión y el discurso nacional se legitimaba en base a los mártires, a los "muertos que nunca mueren". ¿No giramos con esto hacia el pasado, creando una nueva dependencia y perdiendo la capacidad creativa de pensar en el presente y en el futuro? No significa esto que haya que negar a los mártires u olvidarnos de un pasado glorioso. Pero no podemos hacer culto a los muertos dando la espalda a los vivos. Si fuera así, estaríamos matando a nuestros mártires. No podemos "bajar líneas" en nombre de Carlos Fonseca ni de Sandino, cuyos sueños trascendieron su propio presente hacia la construcción de una nueva sociedad.

Ellos no dieron su sangre por los muertos, sino por los vivo. Carlos y Sandino nos enseñaron un camino para los vivos, y es necesario asimilarlo y enriquecerlo creativa y pragmáticamente analizando el presente y en dirección al futuro. Los mártires vivirán si transformamos la realidad y conquistamos el futuro. Seguir concertando con la burguesía sin representar democráticamente a las clases populares, continuar mirando la realidad local desde lo nacional -universal, persistir en la lectura del presente con consignas del pasado, es ir asesinando poco a poco a nuestro mártires y héroes que dieron su vida por los pobres, por su causa, no por la causa ni los intereses de la burguesía.

Para vivir la fe existe una estructura y un espacio organizativo que las mismas comarcas van creando. No hay que seguir el modelo patrón-mozo (Obando-feligresía, dirigentes-seguidores) y hay que aprovechar los espacios de la realidad para vivir la fe. Esos espacios en El Arenal son, por ejemplo, la Cooperativa y el Proyecto Pollos, El primero ha ido rompiendo paulatinamente la dependencia y construyendo una estructura propia donde el pueblo vive y expresa su fe. El segundo es otro espacio, donde las mujeres reflexionan junto con sus hombres sobre la realidad actual a la luz de la Biblia y a la luz de sus vidas de pobres. Los espacios los van creando y recreando los mismos campesinos. Es el espacio del pueblo. En él no necesitan ni "líneas" ni templos.

Jesús, que ni era un burgués ni "optó" por los pobres sino que era pobre y vivió con los pobres, compartía la noticia de la liberación en cada lugar. En los barrios y en las comarcas de entonces. Compartía el pan en el camino y con los pobres, no con los jerarcas ni con las clases dominantes. Y sus milagros de vida respondían a realidades locales: sana a este y al otro enfermos, discute problemas, reivindica los derechos de los marginados, leprosos, prostitutas... Estaba en medio de la gente, en contradicciones con el poder, en el camino. Jesús no giraba en torno al templo. Necesitamos liberar a Jesús para que su práctica y las del FSLN se conviertan en templos sin muros dentro de la dinámica comarcal y barrial.

En El Arenal, símbolo nacional: el voto local fue un voto por la vida

Es evidente que durante la campaña electoral corrieron los dólares. "Una señora andaba repartiendo 3 dólares por persona en Venecia". Pero es más evidente que los dólares no constituyeron la principal y generalizada causa de la derrota electoral. Si el 55% fueron "vendidos", la palabra "vendido" pierde su significado. Recurrir a los "vendidos" para explicar la derrota es ocultar la realidad. En menor grado lo es también afirmar que la gente "votó con su estómago" y en contra del SMP o en contra de la guerra. Estos dos factores son dos grandes razones, pero no son todas.

La gente interpreta el antiimperialismo desde una perspectiva local y de clase. En la comarca de El Arenal antiimperialismo es tener agua. Y agua no hubo allí desde tres meses antes del día de las elecciones hasta abril/90. Los miembros del Comité de Acción Electoral -los CAE, antes Comités de Base- no hicieron absolutamente nada por resolver este problema. No es que ellos tuvieran la solución, pero tenían como revolucionarios, la misión de lograr una mínima coordinación, movilización y organización de la gente para resolver ése y otros problemas de la comarca. Al menos eso es lo que quieren decir cuando se proclaman vanguardia. No hicieron nada. Todos los días la gente tuvo que ir 3 o 4 kms. en carreta, comprando y acarreando agua. Todos los días la UNO, sin necesidad de hablar, tuvo un argumento de primer orden a su favor. También podemos entender los votos del 25 de febrero como una manera de castigar al Frente Sandinista, pero para recuperarlo, para recordarle que debe regresar a los pobres, a los que pertenece.

Los campesinos con niños en la escuela temían por la seguridad de la escuela después de que les robaron las persianas. Los miembros del Frente no fueron capaces de enjuiciar a los ladrones, que fueron detenidos por la policía, sino que hablaron en favor de la "unidad nacional". Y es que los ladrones eran parientes de una familia poderosa económicamente, antes ligada al somocismo y hoy activista de la UNO. Esta familia aparece inmune e invencible ante la comarca. Cuando se habla de temas como éstos, los del Frente no quieren "bajar líneas", pero la gente critica al Frente justamente por estas conductas. Se trata de cosas básicas, no complicadas: hay que proteger los centros de salud, las escuelas, el agua. Hay que defender lo que es del pueblo.

Ante la situación precaria de una campesina -Dulce María-, que se vio frente a la posibilidad de perder su tierra y su casa precisamente por las amenazas de esta poderosa familia, los del Frente no lograron defenderla ni acompañarla en su lucha. Los dirigentes del Frente no lograron defenderla ni acompañarla en su lucha. Los dirigentes del Frente buscaron "concertación" con el rico que la amenazaba sin "concertarse" con la pobre Dulce María. Fue una gran contradicción: los pobres no eran oídos por los representantes del Frente Sandinista en la comarca, pero si lo eran los poderosos que desafiaban la revolución. Y como los pobres como Dulce María rechazan la concertación FSLN-ricos, lo demostraron con su voto.

También han tratado los del Frente de ponerse a la cabeza de cualquier proyecto comarcal exitoso, sin haberles costado esfuerzo alguno, en forma oportunista. Por ejemplo, ante el avance del Proyecto Pollos de El Arenal los cuadros del Frente buscaron afanosamente "controlarlo". "Nosotros somos la vanguardia y todo tiene que estar bajo nuestra dirección". Pero la politización "desde arriba" no funciona. Hay que envolverse en la realidad campesina y partir de ella. Las mujeres reaccionaron airadas ante las "líneas": "La política se mira, no necesitamos que nos abran los ojos cuando ya los tenemos abiertos", dijo Carmen.

El liderazgo no puede caer del cielo, el liderazgo se hace, se conquista y es un fruto de consenso comarcal. Es por eso que los dirigentes y los miembros del Proyecto Pollos se proyectan cada vez más tanto en la comarca como a nivel familiar, rompiendo sí las cadenas de la dependencia. Las mujeres comprometidas en el proyecto en el proyecto lucharon por el agua, se enfrentaron a los responsables del problema, y obtuvieron el agua para toda la comarca en abril/90. Ellas van reflexionando a partir de su problemática, que es la subsistencia económica familiar y comarcal, sobre los clavos comunes que sufren como mujeres campesinas.

Así van combatiendo poco a poco la dependencia política, religiosa y machista que el sistema promueve. discuten sobre la cuestión local, sobre el Proyecto Pollos, reflexionan sobre los retos de la comunidad a partir de la Biblia y lo hacen en ese mismo espacio que ellas han ido construyendo. Las mujeres de la comarca no necesitan que alguien las lleve de la mano. Ellas mismas van apropiándose de su historia, siendo sujetos de su desarrollo, y van conquistando paulatinamente el liderazgo comarcal. Ejemplos como éste hay muchos. ¿Por qué entonces seguir "bajando y recibiendo líneas" cuando es el pueblo el que quiere caminar por sí mismo y sabe por dónde hacerlo?

Otra clave: la prepotencia y la falta de humildad

Los campesinos participaron en la insurrección y la apoyaron por la humildad de quienes desde la ciudad vinieron a convivir y a luchar con ellos por una sociedad más justa. Los campesinos recuerdan a aquellos sandinistas como a seres desprendidos de sí, huían de la guardia y reflexionaban sobre la revolución y la necesidad de combatir la injusticia. Hoy en día predomina la prepotencia en los cuadros del FSLN en las comarcas.

"La prepotencia y el personalismo nos han arruinado porque eso nos aísla de la gente humilde. Muchas veces llegaron militantes burgueses. Algunos eran amables, pero otros eran prepotentes. Y claro, uno sabe lo que pasó en el pasado, que fuimos explotados. Entonces, si ahora sentimos indiferencia como clase -tal vez no como partido-, nos arrecha, porque eso es prepotencia. Muchas otras veces, la gente llegaba a los zonales a buscar ayuda y se encontraban con la indiferencia de ellos. Entonces había que buscar otra mejoría". (Dirigencia comarcal y miembro del CAE de El Pochote).

En la cultura campesina la humildad es fundamental. Históricamente fueron pisoteados por la clase burguesa que venía de las ciudades. A pesar de todo, saben distinguir a la gente burguesa que lucha humildemente en favor de los pobres, aunque en muchos no ha desaparecido aún la imagen del "patrón bueno".

"Conocí a algunos burgueses que sí se identificaban con nosotros. De uno me acuerdo, era sobrino de doña Violeta, y en el 80 fue Secretario Político del Frente en el Zonal de San Marcos. Venía a la casa de noche, hablábamos y caminábamos animando a la gente. El tenía toda la posibilidad de irse a Estados Unidos y vivir otra vida, pero prefería estar con nosotros, con humildad, no con prepotencia. Entonces, nosotros también nos sentíamos identificados a él". (Dirigente comarcal).

Muchas veces los mejores cuadros del Frente visitaban sólo los Comités de Base y no las comarcas. Como representantes venían del exterior, podían haber establecido una relación más estrecha y realista con la comarca para fortalecer su autonomía y consolidar el movimiento campesino. No lo hicieron.

El poder real y la tradición familiar

"Mi voto para el Frente ya lo había dado cuando mi hijo cayó; ahora di mi voto por la UNO porque no quiero entregar otro hijo más". (Celia, Comarca de Pacayita). Hay cosas difíciles aún de explicar de las elecciones, porque estuvieron presentes factores vivenciales, familiares y de tradición histórica. La política divide, sólo la comarca unifica. No hay una familia totalmente de un lado, todos están divididos.

En la comarca, la dependencia de los terratenientes fue grande y siguió siendo así durante la revolución. Los Martínez lograron imponer una dependencia casi histórica. Los Sánchez, aunque abandonaron el lugar por la confiscación que sufrieron dejaron como herencia a los campesinos. Los Gutiérrez lo mismo, aunque en menor grado. La familia López está bastante extendida en la comarca. Fueron mozos de los Sánchez antes de la revolución. Votaron por la UNO: queda en ellos la imagen del "patrón bueno", del patrón modelo.

Reyes -cuñado de Angelita-, Delegado de la Palabra y activista de la UNO, es hoy canastero de Santiago Martínez. Dulce María, después de intentar enfrentarse sola con los Martínez, decidió seguirles vendiendo tortillas. ¿Qué le quedaba? Mientras más pobres, más dependientes de los Martínez. Hay que aceptarlo sin otra alternativa.

Los Martínez constituyen el poder real en la comarca. Ellos poseen tierras tanto en El Arenal como en la entrada a Masatepe. Tienen transporte -único medio con el que las mujeres llevan diariamente los cítricos al Mercado Oriental-. Son un "puterío caminante": el jefe de familia tiene más de dos docenas de hijos en la comarca, "con la misma pero con distintas y decenas de mujeres" de la comarca. Recordemos que el cordón familiar es muchas veces más fuertes que el cordón ideológico y si es tan extendido contribuye a la imagen de "hombre fuerte". Por tener tierras y transporte, los Martínez son fuente de empleo: tienen asalariados. Y son líderes religiosos -Rosita Martínez es históricamente lideresa religiosa de la comarca, guarda las llaves de la ermita-. También son líderes Jesús Martínez y Santiago Martínez, jefes del carismatismo en la comarca, que tienen sometido como canastero al principal Delegado de la Palabra de la comarca, a Reyes. La revolución no acabó con la dependencia de los pobres hacia los Martínez.

Los que tienen poder no hablan de su poder. En cambio, los que no lo tienen sí hablan de su "poder". Los Martínez no hablan de su poder y son los que realmente tienen poder. Los cuadros del Frente han hecho ceremonia de su poder, hablando en nombre de la sangre derramada en el pasado, pero sin llegar a la sangre viva de hoy. Y se quedaron en el Olimpo, sin poder real.

La fuerza de la religión en la campaña electoral

Los que eran Delegados de la Palabra antes del triunfo no ejercen ya esa función. Algunos fueron miembros del CAE y hasta candidatos a concejales. En los años de revolución algunos de estos ex-delegados fueron absorbidos por la institucionalidad y se creyeron portadores de la verdad absoluta. Dispuestos a dar sermones, pero no a trabajar con la gente a partir de sus sueños. A este vacío de un trabajo religioso con mayor participación, dinamismo y convicción de fe, se sumó la fuerza alcanzada por los carismáticos, que hoy por hoy son una fuerza real.

La imagen de Obando es fuerte en las comarcas. La gente lo ha endiosado, arrastrada por la promoción que le hicieron estos años algunos sacerdotes y la que se hizo el mismo Obando. Muchos contraponen la imagen de Obando a la del sandinismo.

El 21 de febrero cerró oficialmente la campaña electoral. Pero ese mismo día comenzó una campaña electoral mucho más efectiva y decisiva promovida por la Iglesia Católica. 4 días y 4 noches de intensa campaña electoral utilizando el arma más sensible al campesinado: la religión. A nivel nacional los carismáticos realizaron "vigilias" religiosas en todas las comarcas. En El Arenal estuvieron tres noches seguidas hasta amanecer el domingo, día de las elecciones. En estas celebraciones el discurso era: "Hermanos, nosotros estamos en contra de la guerra, del militarismo, así dice la Biblia". "Sin fusiles, sin armas". El armamentismo era identificado con el sandinismo y el EPS, en ningún momento con la contrarrevolución. "Votaremos porque seamos hermanos y no nos matemos entre hermanos, porque entonces será el fin del mundo. "Ya son los últimos días, habrá hambre, hijos peleando contras sus padres". La amenaza del Apocalipsis -entendido como holocausto y no como revelación- era continua.

En las vigilias se utilizaron todo tipo de manipulaciones. La última noche de vigilia, algunos "salieron directo a cobrar dólares y de ahí a votar". Otros salieron convencidos de que Dios estaba con Obando y que éste estaba con la UNO. O al revés. El sacerdote que atiende el lugar dejó de cobrar por los bautizos, los casamientos y las misas de difuntos en las dos últimas semanas antes de las elecciones. Era sorprendente, porque cobraban rigurosamente -dinero, gallinas, frutas- a los campesinos por cualquier "servicio" religioso.

Con este gesto enviaban un mensaje con el que obtener votos en favor de la UNO. En aquella semana murió un dirigente del CAE de la comarca El Guarumo, y el sacerdote celebró una misa -cosa que siempre rechazaba; nunca quiso celebrar misas por el hijo mártir de la catequista Marcela-. No cobró, pero en su mensaje enfatizó que "la muerte era un castigo". "Morir es un castigo",repitió. ¿Castigo por qué? Evidentemente, por trabajar con el Frente. Dicen, claro, que "no hacen política". Vivimos en un mundo de inversión de valores donde las imágenes, vaciadas de su auténtico contenido, hablan para confundir y hasta matar.

El día siguiente de las elecciones, 26 de febrero, los carismáticos daban gracias a Dios por haber "ganado". Siempre habían afirmado que no eran "políticos", pero estaban dando gracias por "su" triunfo político. Ese mismo día 26 un Delegado de la Palabra de los carismáticos, al ver a un campesino con un sombrero del Frente, le dijo: "Te vamos a quitar el sombrero con todo y cabeza".

Los cuadros del Frente subestimaron la religiosidad de la gente, intentaron crear otra religiosidad, pero no funcionó. Enfrentar el fuego con fuego -religiosidad vs. religiosidad- es imposible. En una visión polarizada de la situación -"los del Frente" y "los de la UNO ya no se visualiza y hasta aparece "sin existencia". Esto pasa cuando no se parte del pueblo ni se inserta uno en él. Esto impidió el poder crear una alternativa al avance del carismatismo, quedándose pasivos ante su campaña electoral pro-UNO. ¿Qué pasó con los antiguos Delegados de la Palabra, que conocían tan bien la tradición religiosa de la comarca? Abandonaron el campo. Llegaron entonces los carismáticos y sembraron la cizaña que hoy va dando frutos. "El sembrador vino a sembrar y se durmió, entonces vino otro que hizo nacer mala yerba", dice una campesina.

En las comarcas de El Arenal, El Guarumo y las Sabanitas que votaron en la Escuela de El Arenal hubo variantes. Aunque los datos no nos permiten diferenciar, consideramos que El Guarumo es la comarca con mayor organización comarcal y con una fuerte presencia del Proyecto Pollos y del Proyecto Cerdos. En cambio, El Arenal, aunque tiene una fuerte presencia del Proyecto Pollos y de la cooperativa con destacados líderes naturales, tiene también la presencia casi omnipotente del patrón tradicional y de cuadros sandinistas poco representativos de la comarca y no reconocidos como líderes.

"El liderazgo viene por inspiración pero también es aprendido. Todo el que dirige tiene que ser un político y para ser un político hay que documentarse y entender la realidad. Un dirigente hace conciencia junto con el resto de los socios y campesinos de la comarca. Ser líder cuesta mucho, uno tiene que renunciar a todo, hasta el licor, porque hay que ser ejemplo y no un tapudo, porque hay que tener autoridad para luego hablar como líder". (Presidente de la Cooperativa).

Finalmente, no hacemos énfasis en el reducido trabajo que los activistas de la UNO realizaron en la comarca. Sólo mencionar un aspecto: el responsable de la UNO en El Pochote mantuvo una constante en su discurso pidiendo el voto a la gente que visitaba casa por casa, prometiéndoles a cambio cosas locales y visibles. "Danos tu voto para la UNO y te vamos a dar reales. Miren. esa tierra que ocupa la Cooperativa, ésa se la vamos a repartir a ustedes, a los de esta parte. Ganamos y lueguito repartimos". En una comarca donde el problema tierras es apremiante, esta promesa los despertó. Y votaron por la UNO. El problema de tierras ha persistido después de las elecciones: las cooperativas son amenazadas en forma constante por los activistas de la UNO, así como es permanente la defensa de ellas que ha asumido la comarca.

En Wiwilí, donde hay un horizonte de futuro: desconcierto ante la política campesina

Wiwilí es capital municipal y cabecera central de 84 comarcas. Poblados como Plan de Grama y El Carmen son cabeceras comarcales. El primero es vieja frontera agrícola, el lugar donde Sandino y sus hombres se establecieron en 1933-34. El segundo -especial Plan de Grama y Wamblán, que se hallan a 40 kms. del poblado de Wiwilí- es relativamente nuevo, data de hace 30 años.

En los poblados, asentamientos y comarcas cercanas a los poblados -15 lugares- el FSLN ganó con un promedio del 68% de los votos. en las comarcas distantes de los poblados, de montaña adentro, o en la que tienen fuerte presencia de campesinos ganaderos o cafetaleros ricos -29 lugares- le FSLN sólo obtuvo, como promedio 18% de los votos.

Otros 27 lugares, pequeños poblados y comarcas ubicadas en zonas intermedias, fueron claros territorios en disputa. En esta zona de guerra hay tantas enseñanzas que recoger como en El Arenal.

Los campesinos de la zona no llaman a los contrarrevolucionarios "contras", sino simplemente "la otra gente". En toda la frontera agrícola, desde Wiwilí hasta Nueva Guinea, se escucha este apelativo. Durante muchos años el FSLN buscó ganarse a los colaboradores y a los simpatizantes de la "otra gente".

Aunque esta política tuvo algunos frutos, en general el impacto de esta "concertación" fue adverso a la revolución. En Wiwilí central es conocida la actitud del gobierno, que "chineaba" a grandes reppastadores -ganaderos como Simeón Galeano -familiar de "Franklin"-, a los Tinoco, a quienes les dieron 200 mzs. de tierra en Yacalwás; a gente de Zompopera, de El Jobo, de El Jicote -donde cayó "Caín"-, de Palo Prieto, a hombres que, a pesar de esto, nunca dejaron de colaborar con la contrarrevolución. Como dice don Matías, "no pudieron hacer reales con el somocismo, sí los hicieron con el sandinismo y nunca dejaron de ser enemigos de la revolución".

Estos "chineados" son los mismos que se resintieron con la revolución desde los primeros años. Don Matías recuerda que cuando en 1979 la ATC repartió algunos reales a la gente pobre, los ricos protestaron: "Están dando dinero en puta a los indios ¿Y quién va a chapear, a componer las cercas, a limpiar el café?" Nunca cambiaron esta mentalidad, se beneficiaron de la revolución, y nunca se divorciaron de "la otra gente". Siguieron colaborando con ellos y por fin terminaron votando por la UNO. Así dicen los campesinos pobres: "Ordeñaron la vaca, se tomaron la leche, y ahora celebraron contra la vaca". Los mismos militantes sandinistas resienten la actitud "patronal y paternalista" que tuvo con ellos el estado revolucionario.

"Hombré, ¿para qué nos vamos a engañar? Aunque los bañemos con oro a esos jodidos nunca se harán sandinistas. Y mientras tanto nuestra gente jodiéndose en las montañas. Montón de camiones se los han dado a los otros y a nosotros nada., ¿Qué pasó? Vamos a ganar, vos aguantate, nos respondían siempre". (Don Matías).

"A ellos no se les cambiará de opinión mientras existan". (Mercedes, campesina de Plan de Grama).

La insistencia en el "buen trato" que los dirigentes del Frente tuvieron hacia los ricos de la zona, marginando a los sectores populares, causó un fuerte impacto en los campesinos pobres, pequeños ganaderos lecheros, caficultores. Sencillamente no se sintieron representados por el FSLN. "Tanto hemos trabajado para nada. Ni casa poseo. Vivo en la casa de mi padre. Pero a otros, a los de la UNO pues, incluso sin que tengan necesidad se les ha dado tierra".

Mediante el Ministerio de Comercio Interior (MICOIN), el Estado buscó controlar toda la producción del campesinado. Y no en beneficio del pueblo sino de algunos comerciantes.

"Un día me llamo MICOIN y me exigió que mi papá vendiera a 2 comerciantes, yo no podía vender al pueblo. Hombre, eso es una barbaridad. Mirá, yo compré la semilla, yo lo trabajé, nadie me regaló nada. Amigo, esto a mi me cuesta puro sudor. ¿Entonces? Yo tengo derecho de vender a quien yo quiera, hasta de echarlo al río. Yo he visto cómo comerciantes en un ratito ganan más que uno, mientras que un pobre campesino se zafa meses trabajando. ¿Idiay? ¡Ahora viene Micoin y quiere obligarme a que le dé a esos dos jodidos!".

El Estado privilegió a los comerciantes y dio la espalda a los productores

El Estado decidió en función de los comerciantes y de espaldas a los productores. Esa ha sido la historia de Wiwilí desde hace muchas décadas. Y los campesinos están cada vez más conscientes de esta situación.

Similar análisis podemos hacer sobre el tipo de créditos otorgados en la zona, sobre la priorización de objetivos en la ganadería, sobre los costos de la inflación, etc. Sólo nos interesa destacar que los componentes de la política de concertación no lograron "cambiar" a la minoría y tuvieron impacto adverso a la revolución en los sectores con menos recursos económicos. Esta política de "concertación" desconcertó a los pobres.

Los errores en las políticas económicas hacia el campesinado son visibles cuando percibimos la estructura, el orden social en el campo, cuando conocemos lo que es la realidad y lo que son los sueños campesinos. Quienes diseñaron las políticas estatales hacia el campesinado desconocían -o simplemente no quisieron conocer- la realidad del campo. Los campesinos tienen muy clara la realidad del campo.

Los campesinos tienen ,muy clara la realidad, aunque esta realidad sea alienantemente las de Wiwilí Central, zonas despaladas, ganaderas y cafetaleras, son policlasistas. en estas comarcas los campesinos pobres, incluidos los jornaleros y los medieros, miran al campesino rico, al patrón, como a su modelo económico. Es el espejo del tiempo donde miran su futura imagen. Sueñan recorrer el camino que hizo el rico para ser algún día como es él -gran ganadero, gran caficultor, "gran trabajador"-. El campesino rico es el fiador del pobre, la fuente de trabajo, el compadre, el apoderado, aunque sea prepotente, abusivo y explotador. Los pobres saben que no tienen nada que ganar rebelándose contra el patrón, y sí mucho que perder: el trabajo y la misma vida. ¿Por qué apostar entonces por una revolución cuyos cuadros "cuchichean" con los ricos y no con los pobres?

Tanto en el nivel nacional como en el comarcal, la gente tiene un modelo de cómo desarrollarse. En la comarca, ese modelo está en los ricos de la comarca, tanto por lo que ellos son -imagen- como por lo que producen.

"Isabel Olivas, de la Ceiba, un hombre que ni sabía leer, sacaba 40 cerdos cada 6 meses, 500 novillos anuales. Y el Estado le redujo. Redujo a los que producían y metieron a gente que no producía. Actualmente, de ahí no sale ni un guineo, ni un pollo. Yo pensé que la revolución era sacar a los pobres, a los que están "pescando con lombrices" para colocarlos en mejores tierras y no sacar a los mejores para ponerlos en peores lugares" (Campesino con pequeño hato).

"Ese viejo con reales es arrecho, bien bravo con sus trabajadores. Los trata mal, pero sigue yendo con él, él nunca carece de mozos". En una zona donde hay poca oferta de mano de obra, el hombre rico tiene mozos permanentes. Esto es dependencia y es tener poder real de dominación. Frente a esta realidad se miran claramente erróneas la política de confiscaciones y la política de concertación, que fueron rechazadas por el campesino. El campesino pobre se sintió golpeado cuando confiscaron al patrón, a la vez que se sentía amenazado y huérfano en sus sueños cuando "chinearon " al patrón. Los dos sentimientos a la vez. La lógica político-militar de ganarse a los enemigos de espaldas a los pobres minó a la revolución y pensando teóricamente "beneficiar" a los pobres, se les empobreció aún más.

"Antes los campesinos vivían sin azúcar. Ganamos y les dimos azúcar. Luego, cuando la guerra, el azúcar se mermó más y más, entonces comenzaron a enojarse contra la revolución". El problema no es el azúcar sino la relación entre el dirigente y la gente para obtener el azúcar. "Las cosas que no cuestan no valen". No se trata de sustituir al patrón por otro patrón con varias caras. Se trata de cambiar la relación de dependencia. Y la revolución hizo poco a poco por lograr eses cambio.

¿Y cómo se decidió a quién confiscar? Se decidía "arriba". Por eso los campesinos pobres se sintieron afectados, porque no fueron ellos los que resolvieron. La mayoría de las confiscaciones no fueron el producto de un movimiento campesino que avanzó hasta tomarse las tierras, conscientes de que había que producir y demostrar mayor eficiencia que la burguesía. El Estado confiscaba y punto. Además, muchos campesinos querían tierras individuales y no integrarse en cooperativas.

Acostumbrados a los subsidios y a las condonaciones de deudas decididas por Papá Estado

Algunos cooperativizados se fueron, otros se acostumbraron a los subsidios de "papá Estado" y a pelearse con el resto de la comarca. También ha habido problemas con los "asentados" producto de la guerra. En muchos casos se dedican a vender leña despalando la montaña, lo que expresaría que sienten su nueva situación como una realidad impuesta desde el exterior. Los asentados "no producen esa tierra como antes. Ya no se hallan aquellos frutales, ya no se mira ni el humo del café caliente".

Hasta la política de condonaciones de deudas campesinas fue decidida arriba. "Yo le llevaba el papel de condonación a los campesinos, se ponían alegres. Unos sacaban otro crédito más grande, porque sabían que volverían a condonarles. Entonces no trabajaban. Otros sacaban otro todavía más grande y se iban a Honduras. Si el Estado les da, mal; si no les da, al". Las condonaciones no estimularon la producción, sino que acentuaron la dependencia. Siempre la misma conclusión: las "líneas" no sirven, hay que partir de la realidad de cada zona.

Es importante partir de la realidad local para decidir las políticas a seguir y es importante que los cuadros, antes de servir de meros correos oigan a los campesinos y se compenetren con las contradicciones de cada zona y de cada comarca. Cuadros, no cuadrados. ¿De qué sirve tener cuadros políticos en el campo si no entiendan la lógica de la producción campesina o los aspectos socio-económicos de la zona, conocimientos que no necesita ser aprendidos en las aulas de Moscú o de la Habana, sino entre los mismos campesinos? La tierra hace al técnico, no el técnico a la tierra.

La revolución no se hace en los escritorios

Los cuadros del Frente necesitan hablar el lenguaje de las comarcas: de los frijoles de apante en las cercanías de Kilambé, del ganado vacuno y no vacuno, del maíz de wintaka, del invierno y del verano. Los campesinos hablan y reflexionan sobre la producción, sobres sus problemas, y no están cerrados al mundo como piensan algunos cuadros políticos. Son ellos los que están cerrados al mundo campesino. El lugar de los cuadros/dirigentes sandinistas está en el lugar de la producción.

Ser dirigente o cuadro político no es sentarse en un escritorio para "orientar" o para esperar "orientaciones" de la ciudad. Esta comodidad es tan bonita como un queque en el centro de una mesa. Un cuadro sandinista necesita meterse en las botas del campesinado y apoyar el desarrollo comarcal aún cuando su participación y sus decisiones contradigan las "orientaciones" de la ciudad. La revolución no se hace en los escritorios sino en cada milímetros del territorio patrio, en cada comarca y en cada poblado. Y la revolución es fundamentalmente desarrollo económico, mejoría del nivel de vida, felicidad y bienestar.

Además del orden social que existe en el campo, además de la realidad, están también los sueños de los campesinos pobres, de los jornaleros y medieros. Sueños de desarrollo económico, limitados y estancados por los partidos y las instituciones, también la religiosa. En el fondo de su conciencia el campesinado tiene alternativas de desarrollo. Son estrategias más campesinistas. El mismo pueblo, en la medida en que se logre una relación dialéctica entre lo local y lo nacional, es el más indicado para resolver los problemas de su zona. Conocen mejor que nadie limitaciones y potencialidades.

"Aquí tenemos poca tierra pero podemos vencer esto con un proyecto. Mirá aquellos cerros, mirá por dónde pasa el Río Coco y el Caño Wiwilí: están formando la letra "Y" quedando adentro la comarca Cruz Laguna. El Río viene de arriba. Entonces, podemos impulsar con la misma fuerza del agua un sistema de riego para producir no sólo granos, sino también verduras, cebollas, tomates, papas... Podemos organizarnos. Wiwilí se beneficiaría y nosotros también".

"Aquí tenemos problemas de pasto en el verano, las vacas merman la leche, se sienten agüevadas. Pero podríamos conseguir concentrados hechos por nosotros mismos. Mirá, tenemos tusa de maíz, podríamos sembrar media manzana de caña piña, compraríamos entre 15-20 campesinos un trapiche de hierro. Por último, uno de madera. Ahí sacamos melaza de caña. Esto, junto con la tusa y un poquito de trigo en 4 o 5 pisos en una caja de 0.5 varas cuadradas y ya tendríamos el concentrado. Entonces tendríamos más leche".

"En la montaña hay tierra. Si esta guerra acabara, nos iríamos para allá. Aquí andamos como chanchos, acorralados, repitiendo lo mismo como loras. Sin tierra no podemos hacer nada, aquí no hay faldas ni para sembrar frijol".

"La corrupción nos jodió todo"

Y los campesinos siguen soñando. Hacer queso, recuperar el café abandonado, sembrar más frijol, conseguir más tierras. Y con estos sueños logrados vendría una mejoría en el consumo, variando la dieta. Con ellos se va haciendo también la organización, la conciencia de lucha, la apropiación de la propia historia.

Pero los sueños no se pueden realizar con cuadros como algunos Secretarios Políticos y Jefes de Territorio, que se cerraron a la realidad campesina y exigieron santidad siendo los más corruptos.

"El Secretario Político no se preocupó en absoluto por las organizaciones de masas, sólo por exigir trabajo. ¡Cómo iba a preocuparse si andaba con cachimbo de mujeres! Más bien andaba ganándose enemigos con las familias de las muchachas. Nunca se preocuparon por los colaboradores históricos. Ahora éstos están o en la contra, o muertos por la guardia, o resentidos".

"La corrupción nos jodió todo. Los jefes de territorio conviviendo por aquí y por allá. ¿Cómo podíamos ser ejemplo así? Y para peor: ellos pedían que para ser militantes había que ser prácticamente santos. Hombre, ¿cómo crees vos? Ellos pidiendo santidad, ¿y con qué autoridad?".

Tantas cosas han sucedido que reducir las causas del revés electoral a sólo la crisis económica y al servicio militar suena casi burdo. Como dice un campesino: "El trabajo nos entretiene, no nos da lugar a pensar en el odio que trae la guerra". Trabajo hubo demasiado, lo que faltó fue entrega y mística revolucionaria para encauzar el trabajo. Nuestro ideal pequeño-burgués, por el que pretendemos ser los capacitadores, los enseñadores, los sabios, es ridículo frente a la compleja realidad del campo. Tenemos dos oídos, para escuchar, más y una boca, para hablar menos. Los cuadros urbanos se precisan más en los barrios de las ciudades de donde provienen. En el campo hay líderes naturales que no necesariamente deben pasar por los aparatos de formación "político-ideológica" del Partido. Sólo requieren de espacios para plantear sus sueños, su estrategia económica.

El protestantismo es fuerte: templos por todos lados

A partir de 1979 la actividad religiosa se intensificó en todo el país. "Comenzaron a construir templos por donde quiera". Se hicieron más templos en Nicaragua que escuelas y hospitales juntos, hay más alienación que salud y educación. "En medio de la aflicción y la crisis, la gente busca a Dios como su única salvación. Además, al leer u oír la Biblia la gente se da cuenta que las señales actuales ya estaban escritas en la Biblia y que se están cumpliendo". (Pastor de Plan Grama). El crecimiento de la Iglesia católica-carismática se debió a los mismos mensajes, con la diferencia de que eran más politizados.

Es un hecho que el protestantismo constituye una fuerza numéricamente muy fuerte en todo el municipio de Wiwilí, y en especial en la zona de Plan de Grama (70% de la población), proporción tal vez superior a la de cualquier otro parte del país. En todas estas zonas el protestantismo creció fundamentalmente a partir del triunfo revolucionario. En los primeros años (1979-1981) se presentó como una reacción al sandinismo, pintado como el germen del comunismo ateo, como el preludio de "los últimos días". Sin embargo, es hasta en 1982-1985 que el protestantismo crece en forma exhuberante. En 1982 los protestantes iniciaron su auge predicando la neutralidad y presentando a Dios como supremo valor y como la única puerta ante la trágica realidad de un pueblo amenazado por "dos tigres". Desde 1985 han seguido creciendo, pero en forma menos sorprendente.

En este incremento influyen tres factores:

1) la guerra,
2) la crisis económica vista como producto del control estatal sobre el comercio, los precios, etc.

3) La "lupa" protestante usada para leer la Biblia: con ella miran guerra y crisis como "cumplimiento de lo que la Biblia dice".

"Letra por letra se está cumpliendo, el hermano contra el hermano, el hijo contra su padre. Eso está pasando, pronto acabará el mundo y vendrá Jesús". Desde la realidad campesina, con el diario acoso de la muerte, esto tiene lógica.

Los protestantes miran más lo local que los católicos

Los protestantes, a diferencia de los católicos, miran más lo local que lo universal. Aunque son más "celestiales", son también más "neutrales" políticamente, en el sentido de que no politizan tanto sus cultos, aunque muchos de los miembros de la comunidad sean militantes políticos. Pese a que siguen los mismos patrones de alienación de una religión que es refugio y colchón para crisis y desasosiegos, con mensajes y oraciones muchas veces "electrónicos", no están politizados en total confrontación con la revolución.

El Dios de los protestantes no aparece parcializado por ninguno de los contendientes. Buscan patentizar su neutralidad y aunque se muevan en los celestial, responden de una manera muy particular en lo local, donde hallan su libertad. Este estilo contrasta con la manipulación religiosa que hacen los sacerdotes católicos y sus Delegados de la Palabra carismáticos, que confrontan directamente a la revolución, deslegitimándola en base a falsedades, y satanizándola como enemiga de Dios.

Durante la campaña electoral, la UNO no se hizo presente en el municipio de Wiwilí. Estuvo presente a través de "la otra gente" y de la Iglesia católica. En el período electoral, las dos únicas ocasiones en que se reunieron multitudes en Wiwilí fue en ocasión de la visita de Sergio Ramírez y en la inauguración del nuevo templo católico en Wiwilí-Jinoteguita. Los sandinistas se manifestaron el 25 de enero. Días después se llevó a cabo la inauguración del templo.

El sacerdote se opuso a que sus fieles acudieran a la manifestación. Habló personalmente con ellos para que no fueran y a una mujer la presionó así: "Decidite: o por Dios o por el Estado". Cuando se llevó a cabo la inauguración del templo, los feligreses equiparaban ambas concentraciones como si ambas fuesen concentraciones políticas. "Ya ganamos, tenemos más gente que el 25 de enero", repetían. Esta comparación permitía concluir que la contrarrevolución es en realidad la Iglesia Católica-carismática y su ideología, y no el pueblo víctima de sus manipulaciones.

La UNO "es un costal sin huesos", pero en el campo es una fuerza política apoyándose en la Iglesia católica, donde están "sus huesos". En la zona estuvo dirigida por el sacerdote. "Había presión para votar por la UNO. Cuando estudiábamos la Biblia, ahí se habla de injusticia. Entones el padre aplicaba eso a la realidad y nos decía: tienen una gran responsabilidad ante esto, no tengan miedo". (Ramona, miembro de la directiva de la Iglesia católica). El sábado 24 de febrero, un día antes de las elecciones, todos los delegados de la Palabra del lugar tuvieron una reunión especial, y aunque no nos fue posible conocer su contenido, es significativa la fecha elegida.

En la comarca de El Triunfo -ubicada a 15 kms. de Plan de Grama-construyeron un templo católico en 1989. Fue bendecido por el sacerdote. Con este nuevo templo, la zona cuenta ya con tres: el de Plan de Grama, el de Esperanza Los Nogales y el de El Triunfo. Todos los domingos se celebra la misa y desde enero se intensificaron las vigilias. Hoy se celebran vigilias, incluso los viernes, porque consideran que "Dios ha ganado".

A diferencia de los católicos, los protestantes, en general, sólo predicaron de vez en cuando el "respeto a las autoridades". Tienen pocas contradicciones prácticas con el gobierno, están en los asentamientos, en las cooperativas, son hasta militantes del Frente. Algunos sí predicaron contra la revolución. Por ejemplo, los pentocostales de Wiwilí central. Pero prima su "apoliticidad". "Nosotros reconocemos al gobierno del Presidente Ortega la libertad de culto que ha vivido el país", dice el pastor Ildefonso.

La tónica general, sin embargo, fue de asedio, y en este sentido, tanto la religión católica como la protestante bombardearon ideológicamente a los campesinos y los emboscaron en forma insistente y permanente.

La guerra y la "neutralidad" campesina

Mucho se habló de la contrarrevolución como una fuerza "mercenaria" y "asesina", pero fueron muchos los campesinos que se involucraron en la contrarrevolución y en un gran porcentaje, de forma voluntaria. ¿Por qué se "alzaron" estos campesinos? Esbozar algunas respuestas puede contribuir a entender el por qué votaron en contra del Frente.

La actitud "urbana" de los militares, con poca comprensión hacia el campesinado -su cultura, sus propiedades, su economía-, se tradujo a menudo en represión y en una actitud prepotente que irrespetaba la manera de ser del campesinado y violaba su histórica neutralidad. Hay que recordar que los campesinos de esta zona no participaron en la insurrección de 1979 y salvo en algunos lugares, como el Kilambé, no fueron violentados constante y directamente por la guardia somocista. El triunfo de la revolución significó la militarización de toda la sociedad civil y esto tuvo un fuerte impacto en comarcas como éstas. Con el inicio de la "guerra grande", los campesinos fueron afectadas, tanto por el EPS como por la contrarrevolución.

Refiriéndonos más a nuestra zona, tenemos, por ejemplo, el papel jugado por el Jefe de Seguridad de Plan de Grama durante 1980-81, y por el mismo batallón que operaba en esa zona. El Jefe de Seguridad era el terror de los campesinos, que temían incluso bajar al poblado para hacer sus compras, porque de inmediato eran interrogados por él en forma prepotente. Llegaba a la casa de los campesinos y siguiendo alguna "información" no confirmada actuaba en forma abusiva, tratando de sacar información sobre la contra o acusando a los campesinos de haberle dado comida a las fuerzas contrarrevolucionarias.

Todos los campesinos recuerdan con amargura a este militar. Lo mismo pasaba con el Jefe del Batallón. Pasaban por algún caserío y exigían información sobre la contra, y como los campesinos se ponían nerviosos, el Jefe les "castigaba con un cuchillo" y les "culateaba", llegando incluso a matar a algunos. "Como nos miraban en trapos y sin poder hablar, querían limpiarse con nosotros". (Campesino de Plan de Grama).

"El lo mandaba a uno al otro lado o a la cárcel". Además, quitaba a los campesinos sus bienes -vacas, mulas-. Otros oficiales del EPS, Jefes de Compañía, eran también así, "trajinaban hasta chilillo". En esos años la política militar era confiscar los bienes y propiedades a quienes se iban con la contrarrevolución. "Yo conocía a uno que se fue, luego también se fueron sus 4 hijos, y solo quedó la señora. Le quitaron vacas y mulas, y la señora se quedó sin nada para mantener el resto de los hijos. Los chavalos son la mayor fuerza de uno".

La contrarrevolución llegaba también a las comarcas y actuaba de la misma manera. Al principio, cuando la contrarrevolución estaba conformada mayormente por guardias somocistas, hicieron gala de imponer una represión indiscriminada. Acusaban a los campesinos de "sandinistas", de ser miembros de la Seguridad del Estado, de haberles dado comida a los "piris", etc. Secuestraron, torturaron y cometieron los más atroces crímenes en contra de los campesinos.

"La otra gente", al ver a alguien que no simpatizaba con ellos, lo torturaban, lo humillaban. Ellos violaban a nuestras hijas, a nuestras mujeres. Se llevaban nuestras vacas. Y luego que ellos pasaban, quedaban los "enlaces". Entonces, si te comieron una vaca no hay que contar porque el "enlace" oye y en el otro pase de "la otra gente" le pueden matar a uno. Cuando había combates, huíamos, porque ellos se comían los chanchos y las reses. También los de "esta gente" agarraban las vacas y se las comían sin pagar". (Campesino asentado en Plan de Grama).

Los "enlaces" eran campesinos que informaban sobre los movimientos del EPS y de los campesinos que prestaban apoyo al sandinismo. Además de la represión, la contra realizaba también un trabajo político-ideolóigco en base a rumores y mentiras. La limitada formación del campesino, prácticamente analfabeto, fue aprovechada por los contras.

"La otra gente dice que ellos se llevan a los jóvenes para que el comunismo no los lleve. Los piris les van a quitar sus bienes, los piris comen a los niños chiquitos, los piris hacen jabón de los más viejos, les van a quitar a sus mujeres. Así nos metían miedo para con esta gente".

Las actitudes del Ejército revelaban un total desconocimiento de la sicología campesina

Las propiedades -cultivos y herramientas- son fundamentales para los campesinos como el aire acondicionado o la computadora lo son para el intelectual. La propiedad, y los cultivos que hay en ella, fruto del trabajo del campesino, son una garantía para su sobrevivencia. Afectarlos es atentar contra su vida. Las tropas del EPS, al pasar por un terreno que tenía cítricos, sacaban las naranjas, las mandarinas, y prácticamente dejaban arruinadas las plantas. Y no sólo las frutas. Los batallones conformados con gente de la ciudad también se les llevaban el radio o los trastes de cocina con el argumento de que "hay que joderlos porque de aquí se van a la contra". Los cercos quedaban destruidos o por los combates o por el paso de las tropas. "Con la bayoneta del AK arrancaban los alambres, y vieras qué caro está un rollo de alambres. Luego pagar transporte, instalar. Son muchos reales". "Un día me voló un poste, le reclamé y me apuntó con el AK. Si uno se enoja ya le quieren volar tiros".

Estas actitudes revelan un desconocimiento de la sicología campesina, porque "el campesino es capaz de darte gratuitamente dos, tres plantas enteras de naranjas, con tal de que se las pidas". Esto les garantiza que no se destruyan las plantas y, por lo tanto, la continuidad de la producción. De hecho, algunos BLI mostraron mayor comprensión: "Ellos me pidieron que les diera un pedazo de tierra para una base militar. Yo les dejé vacas lecheras para que agarraran leche con tal de que me cuidaran mis terneros. Así fue, me la mantuvieron bien, hasta le inyectaron vitaminas. Me los dejaron gorditos".

Este mismo productor recuerda a las tropas del General Sandino, que jamás dañaban los cercos o agarraban leche a la fuerza. "Para entonces yo era un chavalito, vivíamos en Esteli. Mi papá tenía bastante ganado. Ahí llegaba Sandino con su gente y jamás nos comieron una vaca. Nos pedían leche, gallinas, botas y se los dábamos. Yo ordeñaba 40 vacas paridas, y a veces hasta se tomaban todo. Y nosotros no nos molestábamos porque nos pedían. Mi papá me decía: "si pasa esa gente no les negués nada. Así era".

La cuestión de las propiedades y los cultivos se complicó aún más cuando la contrarrevolución comenzó a poner minas debajo de los cítricos, los plátanos, la caña, actitud que fue respondida por el EPS con el mismo método. Los afectados fueron los campesinos. Dice un contra: "Nosotros llevamos todo en la mochila, llevamos la cama, la comida, la familia, la finca, todo". Y responde un campesino: "Por eso los que sufrimos somos nosotros, los campesinos, que tenemos nuestra finca aquí, nuestra familia aquí y no andamos de arriba para abajo". Los contras no tenían nada que perder, los campesinos no tenían nada que ganar.

Todo se hacía bajo la lógica del enfrentamiento militar, sin tener en cuenta la del mundo campesino y la de la producción económica. En zonas de guerra como Wiwilí se formaron en las comarcas sistemas de autodefensa. Los campesinos participaron porque se trataba de empuñar el fusil, defender el lugar y seguir produciendo. Pero después, la "línea" del EPS fue enviar a los campesinos integrados a la autodefensa a zonas de combate. Los campesinos se resistieron. "Dejar mi milpa, mi familia, para ir a otro lado... ¡no jodás hombre!". Y la "línea" tuvo consecuencias graves: los campesinos optaron por irse con la contra, porque así podrían estar más cerca de su familia.

Todo esto tiene que ver con la "neutralidad" campesina. Durante la guerra, los campesinos fueron como un "venado ante dos tigres" o un "pez nadando en dos aguas". Por un lado estaba el EPS y por el otro la contra. Ambos castigaban a los campesinos y éstos, para preservar su vida, tendieron la mano a uno y al otro. Muchísimos campesinos fueron secuestrados por la contra o fueron hechos presos por el EPS. Sus propiedades y sus cultivos fueron dañados por ambos. Todo esto sucedía en 1980-1982. La guerra constituyó una absoluta violentación de la estructura de poder local por un poder exterior a las comarcas.

Las mismas expresiones de "la otra gente" y "esta gente" revelan la neutralidad campesina. El campesino es neutral ante un poder exterior como es el de la guerra, pero no lo es ante la comarca. Esa es su política. Otra expresión de la neutralidad campesina está en su "conversión al evangelio" -al protestantismo- buscando una armadura con la que guarecerse de la guerra, el ancla de un Ser Superior con el que experimentar la "paz interior".

En la guerra, quien gana el punto de vista de la neutralidad campesina es quien obtiene el respaldo del campesino. El Frente Sandinista, a través de sus instancias políticas, militares y económicas, violó la neutralidad campesina más que la contrarrevolución. Esto lo confirman las elecciones del 25 de febrero, cuando la mayoría campesina votó en contra del Frente Sandinista y en muchas comarcas, como El Triunfo (Plan de Grama), San Jacinto, (Wiwilí central) optaron casi totalmente por la contrarrevolución. El revés electoral refleja que son neutrales pero no tolerantes.

Cómo evolucionó la guerra y por qué optaron por la Contra

Violentada su neutralidad, al campesino le quedaron dos opciones:
1) esperar la muerte en su finca
2) colaborar con uno de los dos bandos.

Fue un proceso de decisión en el que pesaron muchos factores.

"Es casi ya una herencia el que el campesino sea analfabeto, marginado, aislado. Por eso mismo, el campesino se deja atraer por lo que ve. La mayoría de los campesinos son "seguidores". Entonces, si a vos te miran que andas con buen uniforme, un buen fusil y andás bien equipado, eso a ellos les atrae. Y si miran que vos andás con las botas rotas, hecho paste ellos deciden; aquel anda bien armado, aquel es más fuerte que éste. Y llega la contrarrevolución y les dice: "Mirá, nosotros andamos bien armados, nosotros somos una fuerza poderosa, tenemos la propia ayuda de los Estados Unidos, a nosotros no hay quien nos destruya, nosotros vamos a ganar en este año, nosotros luchamos para cambiar esto, para que ustedes tengan tales y tales cosas. Todo eso hizo que el campesino se uniera a ellos. Por una serie de promesas el campesino se vio motivado y engañado y tomó la decisión de irse contra ellos".

Por muy infantil que parezca lo expresado, no es más que el famoso juego de imágenes aplicado a lo local. Por algo los contras vestían bien y llevaban pertrechos sofisticados. Los campesinos son "seguidores" en el marco de la dependencia familiar, religiosa y patronal, que es el tejido social del campo. Además de las imágenes del poder, el campesino evaluaba cuál bando sufría más muertes y cuál menos. Y en los años 81/83 todo indicaba que el EPS tenía más bajas que la contra. El campesino observaba también la táctica militar seguida por la contra y el EPS. El estilo campesino es de "emboscada-huida" -enmontañarse y atacar-, tipo de guerra y guerrillas. Desde esta visión, a los ojos del campesino, el EPS -más si sus fuerzas estaban integradas completamente por gente de las ciudades-, venía a caer directo en las emboscadas que la contra le tendía. De acuerdo a todos estos elementos, el campesino decidía. Y por lo general lo hizo en favor de la contrarrevolución.

La opinión de hombres de peso, que tienen impacto entre los campesinos, vale mucho. Si éstos aceptaban irse o colaborar con la contrarrevolución, eso era una puerta que se abría para muchos otros campesinos. Lo mismos sucedía cuando ya un familiar estaba dentro de la contrarrevolución. Arrastraba a otros y terminaba convenciéndolos. O al revés: muchos se fueron por el afán de proteger al resto de la familia que quedaba. A todo ello hay que sumar la represión de la contra, que no daba tiempo para pensar mucho o para decidir libremente.

"Los contras llegaban y les decían: "Mirá, vámonos". "No, mirá que no, que yo me dedico a trabajar". "Nada, te vas o te llevamos a la fuerza". Entonces comenzaron a secuestrar a gente. Ante esta situación mucha gente también optó por decir: "Yo me voy a ir con ustedes pero no se lleven a mi familia". Así fue como se fue acrecentando la contrarrevolución, por temor a que los mataran, porque miraron que era una fuerza mayor por el equipo que andaban. Allí los campesinos no midieron la capacidad moral de la fuerzas del Frente y las de la contrarrevolución, sino que sólo midieron la capacidad de armamento que andaban ellos".

Los dos tigres eran feroces

Fueron años en los que los dos tigres eran feroces. No dejaban muchas alternativas a los campesinos. Y lo mismo que pasaba en estas comarcas sucedía en las comarcas pertenecientes a Wiwilí vieja frontera agrícola -Palo Prieto, El Jobo, El Jicote-, donde el EPS confiscaba ganado y tierras cuando alguien se "alzaba". Por todo esto, no es tan sencillo afirmar que la guerra de baja intensidad desgastaba al país, aunque en términos generales es correcta la afirmación. En el terreno, los hechos fueron muchos más complejos, y hubo desgastes de todo tipo.

Un ejemplo más es bien ilustrativo. Desde un punto de vista nacional, la contrarrevolución aparece como el principal saboteador de la economía del país y los brigadistas cortadores de café como los "ejemplos a seguir". Pero esto no es necesariamente así desde el punto de vista del campesinado. En los primeros años de guerra la contra se declaró enemiga del café: "A los cortadores -amenazaron los dejaremos colgados en los palos de café", según recuerda don Francisco, campesino de Laguna Verde, a 7kms. de Plan de Grama.

A la par se daba una contradicción campo-ciudad, porque de la ciudad llegaron los "brigadistas" cortadores de café, que más que cortar dañaron los plantíos. "Perdí mi café, porque vinieron aquellos y mirá, me lo sobaron todito. También el EPS, en el ciclo 82/83, ayudó a cortar "el rojito". Los brigadistas y los militares fueron vistos por el campesinado como los que venían a "robarles el pan", pues los cortes de café constituyen la mejor época para "hacer reales". También los miraron los campesinos, en el defensor de su economía. A esto se unía la propaganda de la contra sobre el destino del café: "Cortan para los cubanos comunistas, no para el pueblo".

Todo esto provocó el abandono de más del 50% de la tierras destinadas al cultivo del café, unas 10 mil manzanas, según cálculos de la UNAG en Wiwilí. Nadie quería cortar su café. Por razones similares se perdieron también grandes cantidades de cítricos, platanales y plantíos de caña.

Cuando se dio el viraje en la política hacia el campesinado

En el período 1983-1986 se dio un viraje en las líneas político-militares hacia el campesinado. El Ministerio del Interior inició este proceso sustituyendo en Plan de Grama al Jefe de la Seguridad por un nuevo Teniente. Hubo también cambios en el EPS. Con el cambio de oficiales se inició un lento proceso que permitió más tarde ampliar y consolidar una base campesina. En lo militar el cambio fue visible: no se confiscó más ganado ni tierras a los que se alzaban.

Esto tuvo resultados disparejos: en algunas comarcas aumentaron los alzados y en otras disminuyeron. Pero, en general, aumento la confianza entre las autoridades político-militares y el campesinado. Por otra parte, los militares comenzaron a respetar las propiedades y plantíos del campesinado, y en caso de afectarlas pagaban a los campesinos una suma aceptable. Los abusos y maltratos contra el campesinados se redujeron radicalmente. Se recurrió a métodos de convencimiento, en lugar de la presión que da el poseer las armas. Pero el "alzamiento" de los campesinos continuó. La contra recurrió más a los secuestros obligando al campesinado a definirse con rapidez o a resignares al secuestro o, en el peor de los casos, a la muerte.

"Después, a raíz de los secuestros, ellos prefirieron decir: "Yo me voy con tal de que a mi familia no la toquen". Entonces, si en una casa había 6 varones, se iban 1 ó 2 y quedaban 4 en la familia. O si no, se iba una familia entera y sus propiedades no se las tocaba nadie. El Frente llegaba y resolvía que esa propiedad le quedase al familiar. "Que se haga cargo su tío". El frente no le quitaba ese ganado, esa tierra. No tomaba ninguna medida.

Entonces, ¿qué sucedía? "Hombre -decían- yo me voy a luchar y me vale verga a dejar todo esto porque va a quedar con mis familiares y de todas maneras ahí los tengo y sigo luchando". Entonces no se tomó ninguna medida. Pero si hubieran tomado medidas de que si determinada persona se fue, vos metés las tropas y sacas las reses, le quitas el zinc a la casa y le quitas la casa, si así hubiese sido, uno lo piensa más que para irse. O si un familiar se fue y vos tomás medidas y les decís: Usted no puede vivir aquí, usted se me sale de aquí. Así, claro, muchos campesinos no se hubieran ido, lo hubieran pensado y hubieran dicho: "Si yo me voy tengo que ver a mi familia porque si la dejo la van a sacar de aquí, me van a quitar mis bienes que tengo, entonces no me voy".

No se hubieran ido, aunque de todos modos hubieran sido base social de ellos y hubieran quedado trabajando con ellos, pero no se hubieran ido. Pero como nosotros no mostramos eso, y ellos no pensaron en eso, entonces se fueron:" Yo me voy, dijo mi familia y quedo de a verga. A mi mujer siempre me le darán préstamo. Y eso es lo que ha sucedido aquí. ¿Qué es lo que resulta? Que hay muchos que están en la contra, pero a sus mujeres el Frente Sandinista les asiste. Así fue que la gente se alzó masivamente.

La situación fue muy compleja. Pesaban muchos factores. A pesar de todo, el proceso de cambios entre las autoridades sandinistas benefició positivamente a El Triunfo. Por muchos año, y a pesar de las dificultades, esta comarca se ha mantenido como la más destacada en la producción de granos básicos, café y ganado. En cuanto al café es considerada la número 1 de todo el municipio de Wiwilí.

En 1983, las autoridades de Plan de Grama, viendo que la comarca El Triunfo era una comarca muy productora, eficiente, "vanguardia", resolvieron no afectarla ni con el servicio militar ni con el servicio de reserva. "Quisimos estimularles a que siguieran produciendo". Y realmente siguieron siendo productores eficientes, aunque la mayoría de los campesinos de la comarca se "alzaron" con la contra.

Esto tiene también su explicación. La contrarrevolución percibió pronto que la comarca El Triunfo era muy productiva y comenzó a mantener allí sus fuerzas en forma permanente. ("Franklin", jefe contrarrevolucionario, fue vecino de El Triunfo, en El Faro, donde junto con su hermano Marcelino tenían más de 6 mil mzs. de tierra como grandes productores de café. A principios de 1982, "Franklin" fue convencido por el jefe "Trigrillo" para que se integrara a la contra). A la presencia contra en la comarca contribuyó la colaboración directa con la contrarrevolución del fundador de la comarca y fuerte finquero de la zona. Cuando él, el "hombre más fuerte económicamente", cayó preso se violento la estructura interna de la comarca, por más razón que hubiera en aplicarle la ley. La decisión fue adversa a la revolución. Este finquero tiene una red familiar extensa y un peso religioso fuerte. Es también fuente de trabajo. Es prácticamente un gran hacendado que ejerce el cacicazgo. La gente lo vio como una víctima del FSLN, castigado a causa de su éxito económico.

Tres de los seis valles de la comarca Cerro del Jocote, los Nogales y El Triunfo, son en su totalidad de campesinos contrarrevolucionarios. Sólo de estos tres valles salió todo un Comando Regional de 300 hombres que operó en esta misma comarca, lo que signifca que allí el pez tuvo un agua cristalina y segura, con todo y alimentos. La contrarrevolución convivió allí con la población -que eran sus propias familias-, siendo aquello para el EPS sólo un "lugar de paso".

En el caso del café la contrarrevolución también revisó sus "orientaciones" al percibir que estaban perjudicando a su misma base social. En 1984-85 los campesinos afectados por las amenazas y actitudes de la contrarrevolución les reclamaron a los contras: "¡Qué de a verga! Entonces, ¿cómo les vamos a dar comida si no quieren que cortemos nuestro café?", les dijeron. La contrarrevolución cambió de táctica: dejo de atacar a los campesinos cortadores de café y comenzó a atacar las instalaciones de Encafé, después que el campesino ya le había entregado su café al gobierno. Así afectaban al Estado y no al campesino.

La propaganda electoral armada de "la otra gente"

No hay duda de que la fuerza militar de ambos contendientes pesó mucho en las elecciones. Fue ése uno de los lenguajes de mayor impacto. En los meses de campaña electoral se produjo un cambio en el método de lucha de los "alzados". Formaron grupos de entre 1 y 15 hombres armados que se dedicaron principalmente a visitar a los campesinos y en menor grado a actividades militares. Estas sólo tuvieron un carácter de presencia y fueron una expresión tanto de poder como de las posibilidades de continuar la guerra si ganaban los sandinistas.

En las comarcas con presencia permanente -El Triunfo, Las Quebradas, Los Chiles, Zompopera...- los contras subdividieron su trabajo de visitas diferenciando las casas. A las casas de sus familiares/colaboradores llegaron a indicarles cómo iban a votar, y a las casas de menor simpatía llegaron a advertirles claramente que votar por el Frente era como "firmar su sentencia de muerte". ¿ Y cómo sabrían descubrir el voto si era secreto? Les dijeron a los campesinos que "tenían un radio de comunicación en las mesas electorales con el que claramente sabrían si votaron por el Frente". Les insistía amenazadoramente: "Tenemos una maquinita que nos dirá por quién votaste".

Las visitas a las casas eran acompañadas con la distribución de papeletas. Algunas llevaban como título: "El No Hay de la Revolución": "No hay frijol, no hay aceite, no hay..." En su mayoría los campesinos de esta zona no saben leer, no leen bien o sencillamente no tienen costumbre de leer. Dependiendo de quién viene es suficiente para imaginarse el contenido de la paleta. "La otra gente" entrega papeletas más que para que las lean, como una "prueba" casi misteriosa de poder, conociendo el fuerte impacto que tiene lo escrito -aunque ininteligible- entre los campesinos analfabetos.

Otros grupos armados de la contra hicieron su trabajo en comarcas que son "tierra de nadie", en las que el EPS como ellos iban de paso, sin permanecer mucho tiempo. En estas comarcas -Flor de Pino, Laguna Verde, Yacalwás, La Llorona, La Bujona...- su trabajo fue más político-electorero y de amenaza militar directa. Prometían a los campesinos que "con un gobierno de la UNO las cosas no serán caras". Se conoció también que el mismo día de las elecciones, cuando los campesinos bajaban de la montaña a depositar su voto, fueron amenazados de muerte por los "alzados" en caso de que no votasen por la UNO. "El armado mando al desarmado", dice un campesino.

La contrarrevolución tuvo mucho éxito en este trabajo "electoral armado". Presentaron el acto de votar como de vida o muerte, lo que desde el punto de vista del campesino, con tantos años de soportar la guerra, es bien eficaz. Evidentemente, esto significa también que los votos en contra del Frente no se cocinaron sólo años atrás, sino que hubo votos decididos el mismo día de las elecciones.

"La guerra seguirá si gana el Frente"

En estas comarcas y en algunas de las primeramente citadas, el Frente Sandinista no tuvo mucho impacto con su trabajo político-electoral. La presencia de los activistas fue percibida por la gente de la montaña como "amenaza sandinista". A otras comarcas los sandinistas no pudieron "ni entrar de paso". En otras, las actividades militares del EPS fueron vistas como una señal de que la guerra continuaría si ganaba el Frente.

Finalmente, en las comarcas y poblados con presencia esporádica de los contras, y donde el Frente sí se mantuvo en forma permanente, tanto militar como políticamente -Wiwilí, Plan de Grama, El Carmen, Wamblán, Flor de Caña, Wamblancito...- la contrarrevolución no tuvo mayor movimiento. En esos lugares están los asentamientos y, en general, la revolución tuvo un impacto positivo entre los campesinos, fundamentalmente por los servicios de salud que pese a sus escasos recursos logró organizar para atender poblados y comarcas cercanas, donde la amenaza de la contrarrevolución era menor. También tuvo una influencia importante el servicio de agua potable instalado en el poblado de Wiwilí. Más que discursos políticos los campesinos bebieron todos los días agua, resolvieron sus problemas de salud y esto fue determinante para el triunfo electoral de los sandinistas.

Durante la campaña, tuvieron un impacto negativo los regalos navideños que el Frente hizo en los poblados y las comarcas. Los fusiles de juguete fueron vistos como una señal de "alma guerrera", enemigos de Dios y también de los campesinos, que sufrían por la guerra. Las muñecas de trapo, las casitas de barro y los carritos de madera, más neutrales, fueron violentados por otros juguetes urbanos.

El impacto psico-social de la guerra entre los campesinos es aún impredecible. Las bombas, los morteros y los combates, además de los muertos con nombre y rostro concreto, han dejado sus huellas en la población. En las mujeres embarazadas -"Ay, mi hijo saltó cuando aquel bombardeo"-. En los niños, tanto en los que quedaron huérfanos como en los que fueron secuestrados -o inducidos- por la contra. Incorporados a los 13-14 años, apenas pueden cargar el fusil, apenas recuerdan dónde nacieron, no saben dónde viven sus padres... Con 3,4 años de participar en la guerra, ¿cuál es su imagen del mundo? Se nace para hacer guerra: así piensan. La guerra tendrá impactos diversos y sólo el tiempo los revelará. Lo que ya está claro es que los campesinos no se acostumbraron a la guerra, están hastiados de la guerra y votaron contra la guerra.

La diálectica dirigentes - pueblo y los líderes naturales

¿Cómo se explica la excepción de Wiwilí, único lugar de la frontera agrícola donde ganó el Frente Sandinista? ¿Por qué esa victoria en una zona de guerra? ¿Sólo por la vigencia de Sandino? Por un lado está el viraje del FSLN en su trabajo político-militar a partir de 1983, lo que inició una mayor participación de los campesinos y los pobladores en los centros de decisión y un mayor respeto a las estructuras de poder local de las comarcas. Sin embargo, la victoria electoral se cosechó más entre la población urbana que entre la campesina.

Al igual que en El Arenal histórico, también en Wiwilí hay hombres con mucho peso dentro del campesinado. La comarca que más hemos mencionado -El Triunfo-, tuvo hace años dos líderes con mucho arrastre. El primero fue líder por preocuparse de los problemas de todos los pobladores -créditos, relación con las autoridades, producción, cuestiones familiares-. El segundo es fundador de la comarca y líder por su posición económica -cafetalero, ganadero, criador de mulas-, por ser fuente de trabajo, por ser dirigente religioso y por sus conocimientos como agricultor. Incluso el nombre de la comarca, El Triunfo, se debe al nombre de su finca. Este dirigente se ligó desde muy temprano a la contrarrevolución, por lo que fue a la cárcel, con un costo político para el Frente, porque "el gordo" gozaba de mucho respaldo. Por su parte, el otro dirigente fue amenazado de muerte por los contras y se marchó hacia Siuna. Después de que salió de la cárcel se quedó en la comarca, levantando su finca.

El liderazgo de una comarca es un elemento fundamental para un proceso revolucionario. En primer lugar, el líder natural de una comarca es más importante que el "cuadro político" enviado de fuera. En la zona de Plan de Grama se destacaron desde hace muchos años dos líderes. Sin ser exhaustivos podemos caracterizar a este clase de líderes. Son los que están preocupados tanto por su finca como por la comarca y por su desarrollo económico, porque consideran a la comarca como una sola familia. Son los que atienden los problemas políticos, los que dan la cara ante las autoridades -muy distinto de lo que hacen los cuadros políticos- par solucionar los problemas de los campesinos (presos, citados a la policía, acusaciones).

Son los que aconsejan cundo se presentan problemas familiares (rencillas entre parejas, enfermedades). Son los jodedores, los chileros, los que van contando historias, experiencias vividas, relatos de sucesos y por eso están casi siempre rodeados de mucha gente. Son personas honestas, trabajadora y valientes. Son los que conocen a la gente, a cada uno, los que conocen la historia comarcal, los que poseen las llaves de la comarca. Los campesinos son seguidores, en el orden social, del patrón, tal como ya hemos explicado. Y en sus sueños, están ligados al modelo de sus líderes naturales. Cuando tienen problemas acuden a su líder natural e independientemente de la respuesta, como éste les responde con convencimiento -con lo concreto y no con chagüites-, esto refuerza el que se miren en ellos como espejos.



Cuando hablamos de líderes, no sólo hablamos de hombres y mujeres aislados, sino de parejas. Un líder lo es, no desligado de su compañera. Y viceversa. Si él o ella atienden aspectos económicos, políticos, ella o él atienden aspectos de salud, problemas familiares, etc. Existe una mutua conplementación. En El Arenal prima más el liderazgo femenino, y en Wiwilí el masculino. Priman, pero no son excluyentes. Eso se debe también al carácter policlasista de comarcas como el Arenal y al de campesinos de montaña en lugares como Plan de Grama o Wamblán.

En Plan de Grama los líderes naturales no fueron afectados por la revolución, salvo en el período 79-82, ocasionando esto serios problemas. Tampoco fueron sustituidos por las autoridades militares, sino respetados como líderes, e incluso llegaron a trabajar conjuntamente en distintas comisiones de trabajo.

Existen también los líderes temporales. Son los presidentes de cooperativas, dirigentes nominados por los campesinos para determinada labor. También son parte de la estructura local, han sido nominados desde lo local y representan lo local. Tanto los líderes naturales como los temporales lo son porque representan los intereses de sus comarcas y no los del exterior.

Teniendo esto en cuenta es claro que pega muy duro cuando el cuadro político o el de la Seguridad del Estado apresan a un líder natural o atemorizan a los campesinos con interrogatorios prepotentes y abusivos acerca de ellos. La gente de la zona de Plan de Grama y la de las 10 comarcas de alrededor no participaron en la insurrección -salvo dos, en alguna forma-, no tuvieron muchos problemas con la guardia somocista -sólo perseguidos por hacer cususa-. Después del triunfo revolucionario, ser "agredidos" por los oficiales del MINT y del EPS, causó lógicamente un rechazo casi natural.

No hay recetes para conocer a los verdaderos líderes

¿Cómo percibir quiénes son líderes? No hay recetas. Si la búsqueda tiene fines electoreros uno puede confundirse. Si es para compenetrarse con la realidad campesina, o para impulsar el desarrollo comarcal, los líderes estarán presentes, sin necesidad de buscarlos. Pero no se trata de utilizarlos o de sacarlos de la comarca para darles cátedra política en una escuela de cuadros. Porque las comarcas son universidades sin muros, un espacio geográfico donde se aprende casi todo sobre la lucha de clases, los sueños truncados y los ríos de esperanza popular que los "sabelotodos" secretarios políticos, jefes de territorio o cuadros en general a veces olvidan.

Hay que tener en cuenta que, aunque sean seguidores, los campesinos -en especial desde el 19 de julio de 1979- han adquirido el derecho a rebelarse, a criticar abiertamente, aquejarse de las políticas del gobierno. Es cierto que en la mayoría de las políticas del gobierno. Es cierto que en la mayoría de las ocasiones sus críticas han sido más negativas que constructivas. Su voz, antes apagada por la lejanía de la montaña y por el somocismo, apenas se inicia en los caminos de la crítica constructiva. Su crítica fue, sobre todo, una manera de defender su "neutralidad", que sentían pisoteada. Así, con errores y contradicciones, y a pesar de la guerra, han ido construyendo una cultura airada que va caracterizando su identidad.

El prólogo de una relación más horizontal

Wiwilí es uno de los lugares de Nicaragua donde más se ha combatido a lo largo de este siglo: Sandino (1927-1934), la guerra de liberación contra Somoza y la guerra contra la contra. Se ha ido gestando así una conciencia histórica de la lucha antimperialista. La imagen de Sandino está viva en gran parte de los wiwileños, que conocieron o saben hablar de los soldados de Sandino. Las redes familiares de los Blandón, de los Altamirano o de los Cruz están extendidas en la zona. Aparte de esta realidad, otro aspecto fundamental para la victoria electoral del Frente es el proceso dialéctico que paulatinamente fueron desarrollando algunos dirigentes -representantes del exterior- con la población wiwileña, lo que permitió hacer sentir al pueblo las primicias de lo que es ser sujeto histórico, ser "tomados en cuenta". Hubo cinco factores en este proceso.

1.- La nominación de varias Comisiones, por comarcas y zonas, encargadas de discutir y resolver los problemas militares, económicos y políticos, que enfrentaban los campesinos. Las Comisiones estaban integradas por los presidentes de cada cooperativa -líderes naturales y temporales-, el Jefe de la Seguridad, el Jefe de Territorio y el Jefe de Batallón. A través de los años lograron construir un ambiente de amistad y confianza que, aunque no llegó a ser profundo, les permitió llegar a acuerdos que se tradujeron en menos dureza en la política a seguir con el campesinado. Un problema constantemente discutido fue el del servicio militar, y aunque se logró mayor flexibilidad en su aplicación, persistió siempre la concepción de que aunque para la producción había diferencia en los tiempos, no era ésta una diferencia que influyera en la guerra.

2.- La atención de los asentamientos de desplazados de guerra. En la zona hay varios, con una directiva que tiene al frente un líder temporal. Fueron los mas afectados en términos de movilización militar, pero los más conscientes políticamente, aunque no se puede afirmar lo mismo en términos económicos. Trabajan individual y colectivamente la tierra, y en forma conjunta van resolviendo problemas como el de la vivienda. En cierta manera, pese a enfrentar problemas de tierra, son autosuficientes políticamente pero dependientes en cuanto al plan del trabajo y al cultivo de diferentes rubros.

3.- La concepción del trabajo de la Seguridad en la comarca. Su máximo dirigente local afirmaba que "colaborar con la contrarrevolución siendo un familiar de algún alzado no constituye delito, porque no se puede impedir que alguien ayuda a su hermano o a su tío". Se respetaron las redes familiares, tan importantes en el campo, aun cuando esto favorecía a la contrarrevolución. "Mi trabajo es de convencimiento, yo voy donde ellos y les hablo que no sigan equivocando, que yo sé lo que están haciendo, que piensen en sus hijos y en su trabajo". Entre 1983 y 1989, sólo 2 campesinos cayeron presos, un signo de lo positivo del trabajo.

4.- El papel de la Alcaldía. A nivel general, en Wiwilí ha sido importante para la solución de distintas problemáticas. Entre ellas, destaca la implementación de la "municipalización de la salud", lo que significa que todo el plan de trabajo, e incluso los aspectos financieros, sean tratados a nivel municipal. Así, uno de los sectores que más dinamicidad y frutos ha obtenido es precisamente el sector de la salud, que ha logrado, a pesar de sus limitaciones, niveles muy avanzados de organización en las comarcas: "movimiento de parteras", "brigadistas", campesinos a los que se les han impartido algunos talleres con el fin de que se enfrenten las enfermedades más constantes y sentidas en sus propias comarcas, calenderización de visitas a las comarcas por parte de los médicos, etc.

5.- La elección de los candidatos a concejales. Fueron elegidos teniendo en cuenta la estructura del poder comarcal y la de los poblados y se respetó y hasta se promovió a los líderes naturales de la zona.

El Frente ganó la alcaldía de Wiwilí

Son señales, es el prólogo de un proceso dialéctico entre la estructura del poder comarcal y el nacional, entre lo local y lo nacional, que se tradujo en victoria electoral para el Frene, y sobre todo, que ofrece perspectivas de mayor desarrollo.

En la población de Wiwilí, vieja frontera agrícola, pesó mucho el trabajo de personas como el de hoy ex-alcalde. Y en Plan de Grama, intermedia frontera agrícola, el trabajo del Jefe de la Seguridad, conocedor de la zona, y el de los líderes naturales. A esto se suma el trabajo de los doctores que dirigen el hospital de Wiwilí, la instalación de agua potable, en la que participó toda la población junto a un técnico alemán, símbolo de solidaridad internacional. El alcalde, además de los hermanamientos que ha logrado con ciudades de otros países y de su labor en la alcaldía, atiende a los campesinos, los oye sin prepotencia. No necesitan ir a la oficina para resolver los problemas. "Lo importante es responder, dar una respuesta válida", dice. Los campesinos sienten confianza en él, le platican sus problemas, ven en él la expresión del sandinismo. "Aprendamos a resolver problemas, no a hacer informes", suelo repetir.

Por su parte el Jefe de la Seguridad del Estado en Plan de Grama es persona de confianza de todo el mundo. Le ayudan en gran manera sus conocimientos como perito agrónomo, pero en especial su capacidad de escuchar y responder a los problemas. Se ha ganado al campesinado como representante del exterior.

"Al venir aquí lo primero que hay que hacer es entrar en contacto con la gente, hacer relación, aclaración de los problemas. Hay que ver también que no es lo mismo ir a convencer a una persona que ha cursado el sexto grado que a una persona que no sabe leer. No se llega con los mismos términos a convencer a las distintas personas. Entonces la relación con gente del casco urbano es diferente que con la gente del campo. Yo ya sé cómo tengo que tratar al campesino. A él tengo que hablarle con sus mismos términos, no voy a ir con palabras difíciles. Yo no le voy a decir al campesino "brother", sino "cuñao". Y a la gente del poblado no le voy a hablar con palabras como le hablo al campesino, sino conforme a la capacidad que tiene. Cuando vine, antes de iniciar mi trabajo, pedí que me dieran 6 meses sólo para relacionarme con el campesinado. Así fue. Luego de los 6 meses ya comencé el trabajo, con confianza y amistad".

Fruto de esa relación y del trabajo de las Comisiones se lograron grandes soluciones, que son mentadas por todos. El camino que se logró rehabilitar en 1993, el En café de Plan de Grama -con el que se dio un golpe al sector comercio-, los créditos del banco, la Tienda Campesina. También el trabajo de zanjeo de 7 kms. para meter una tubería bajo el Rio Coco y tener agua en piletas en el propio poblado de Wiwilí, logro donde participaron todos los barrios, instituciones estatales y sectores sociales. Estos logros y la nueva relación que los hizo posibles perduran por sobre las barreras políticas-ideológicas y por encima de la crisis económica. También por encima del revés electoral.

Del 25 de febrero al 25 de marzo: primeras reacciones en El Arenal

Las consecuencias de un gobierno de empresarios como el actual las sufrirán principalmente los pobres de nuestro país. No tanto la clase media. No tanto la burocracia. Los pobres tendrán menor acceso a la educación, a la salud y a trabajar la tierra disponiendo de tierra propia. Por esto las reacciones en las comarcas tanto en El Arenal histórico como en las de Wiwilí están siendo muchas veces dramáticas. Las preguntas post-electorales muestran que está en juego la misma vida. ¿Nos tirarán piedras en la casa? ¿No habrá más crédito para los pobres? ¿Hasta cuándo seguirá la guerra?

La agitación y tensión fueron intensas en las comarcas de El Arenal. Los rumores corrían de puerta en ventana. "Lueguito vamos a repartirnos el camión de la cooperativa, la tierra", "Vamos a cambiar a las maestras", "Vamos a quemarles las casas", decían los activistas de la UNO. "En las noches son laticiones de perro, ello so UNO y dicen que andan vigilando". "Por delante de mi casa ningún sandinista debe pasar", gritan esos que andan vigilando. "Ay, yo no quisiera este gobierno, no sé qué irá a pasar. Tengo pena también por las burlas que nos van haciendo. A ellos no se les ha acabado el rencor, más bien les va creciendo".

Al mismo tiempo la gente va rememorando lo que fue el somocismo:"Antes usaban punteros y capataces, éstos ganaban más y mataban al resto. ¿Así querrán que vuelva?" Después del 25 de febrero, el pasado vuelve a la memoria y es tema de reflexión. En lo religioso también mucha gente quedó más esclarecida de la propaganda política que hicieron los Delegados de la Palabra.

En la nueva coyuntura abierta con el cambio de gobierno va revelándose otras cosas. La jerarquía católica continúa confrontada con el sandinismo y más cerca de la extrema derecha del gobierno, liderizada por el vicepresidente Virgilio Godoy. Lo mismo sucede en las comarcas, donde los sacerdotes, desde el púlpito, califican de "ladrones" a los cooperativizados, presentando a los terratenientes como "santos" que están siendo atacados por esos "ladrones", que lo que hacen es defender las tierras que les dio la revolución. Estos representantes de la Iglesia van sembrando cizaña, siguiendo el juego de la confrontación y hasta promoviéndola. Como fruto de esta cizaña, los activistas de la UNO en Concepción (Carazo) se tomaron violentamente 10 cooperativas, con consecuencias graves, incluyendo un campesino muerto. Según los religiosos, los que quieren apropiarse de las tierras de esas cooperativas no son "ladrones". "Ladrones sólo los de la cooperativa", dicen.

Los agentes pastorales de la "Iglesia Popular" no aparecen en estos escenarios. Y realmente no sería difícil llegar. Llegar y sembrar juntos. Los campesinos tienen sus proyectos, y éstos no son de confrontación sino de trabajo, de desarrollo comarcal. Han comenzado a crecer en las comarcas grupos de reflexión cristiana asentados en la realidad, con discusiones y vivencias de fe en las que se respira esperanza aún en medio del dolor que les causa la cada más creciente polarización dirigida desde los mismos templos.

También hay otras reacciones. Algunos de los mismos campesinos cooperativizados -no los de la cooperativa Pikin Guerrero- consideran que las tierras que tienen "no les costaron nada". "Podemos devolverlas si nos indemnizan las mejoras". Esto se oye en muchas partes y es alarmante. ¿Cómo explicarse que después de tantos años de lucha, de resistencia al imperio, muchos de los mismos cooperativizados aún tengan esa estructura mental? Aún no saben que la misma Biblia habla de su derecho a la tierra. Los cuadros del Frente pensaron que con "regalar" creaban más conciencia, y sucedió lo contrario.

Otra reacción es irse preparando económicamente para cualquier sorpresa. La cooperativa Pikin Guerrero ha comprado el 50% de sus abonos para todo el ciclo 90/91. Buscan ser completamente autosuficientes y no depender en nada del banco. Por su parte, las amas de casa van "echando más gallinas". "Frijoles siempre tendremos, tortillas también. Si se pone bien mal el país, viviré comiendo mis gallinas", dice una. Contrasta esta actitud con la de la pequeña burguesía y la clase media "sandi-nice": "Vamos a ver, ahora es la hora de hacer reales" "Va a ser interesante ver las huelgas", "Esas barricadas son una irresponsibilidad"...

En Wiwilí, el temor a una nueva guerra

En Wiwilí, otras reacciones. Semanas después del revés electoral, el banco giró la orden de que se darían los créditos sólo con la presentación de los títulos de propiedad. Fue una bomba para los campesinos. "No queremos tufo a Somoza", dijeron. En los tiempos del somocismo había que presentar un fiador -persona con posesiones: los Pinel, los Herdocia, los Montenegro- para recibir el crédito. Los campesinos estaban expuestos a ser expropiados de sus tierras si no cancelaban al banco. El banco y los ricos de entonces eran la misma cosa. "Una vez ya nos engañaron, ahora ya no", comentaban ahora.

Muchos campesinos toman sus propias medidas. Van vendiendo sus vaquillas o algún medio de producción para pagar sus deudas y no quedar debiendo. Algunos van cambiando sus cultivos para garantizarse su consumo. Cultivos que no impliquen créditos o compra de insecticidas, porque sus costos van aumentando. Incluso se observa mayor dedicación al ganado en su propósito lechero, mientras son los más grandes ganaderos los que aprovechan para comprar toretes y novillos con propósito de desarrollo-engorde.

La propaganda armada que hizo la contrarrevolución para las elecciones se va desnudando en su intención. Al votar, los campesinos se fijaron si en la mesa había algún "aparatito" y "no miramos nada". Los que votaron por la UNO por las amenazas ya percibieron su error. Otro hecho que desengañó a algunos fue que les habían prometido dólares, que debían recoger al día siguiente. "Bajaron de las montañas, pero no había nada, no les dieron nada". Poco a poco van descubriendo las trampas en que cayeron. Otra promesa por la que los campesinos votaron fue la del fin de la guerra. Formalmente, la guerra ya terminó, pero persiste el peligro de una guerra civil. ¿"Y cuando se va a acabar esto? Si para que se acabe fue que votamos". Y es que en las montañas la guerra puede continuar por muchísimos años más. La guerra tuvo su escenario en el campo, sus protagonistas fueron mayoritariamente campesinos, pero la paz se ha firmado en Managua. No será tan sencillo el llegar a la auténtica paz en el terreno de los hechos.

La nueva coyuntura ha abierto aún más la ansiedad por la tierra y por prevenirse de los "desmovilizados". Existe tensión, inseguridad y apremio en la zona. Un tema diario es el mercado de tierras y el disparo de sus precios. Los campesinos van buscando cómo garantizarse un pedazo de tierra. "Porque no sabemos qué va venir ahora". Pero las montañas están sembradas de minas y los campesinos necesitan en motañarse, obligados por esa necesidad de tierra. Unos compran enseguida. Otros salen hacia el lado de Siuna, zona menos afectada por la guerra. Igual urgencia con los títulos de propiedad. La gente está apresurada. Los asentados no piensan -ni loco estuviera"- regresar a las tierras que dejaron en abandono en las montañas, porque terminarían muertos en el cerco de su potrero por las minas o matados por algún "correo". Buscan tierras en lugares donde nadie les conozca.

"Yo sé quiénes de mi comarca han colaborado y combatido con la contra. Ellos también saben quiénes hemos combatido a los contras. Es mentira que nos podamos chinear. La guerra hizo odio y eso no va terminar con sólo firmar. Necesitamos tierras, pero las tenemos que conseguir en otro lado". (Campesino asentado).

"Aunque uno no les hizo daño, por el mismo hecho de haber salido ya está marcado. Entrar de vuelta es casi ir a morir". (Conversación de 3 campesinos).

"Las montañas de Ililliguás, Wina, Quininuwás, Ayapal, tienen buenos aguajes, tierras fértiles, pero son zonas minadas. Y ahí van a quedar embuzonadas las armas y municiones de "la otra gente". Estas zonas tienen "camino de correos", única abras por donde se puede transitar, porque desviarse de ellas es poner la vida en un hilo. Los sitios favoritos donde están las minas es donde hay guineo, caña, cítricos. Ahí la contra o el EPS, el que llegaba primero, ponía las minas para que las tropas con hambre buscaran comida y encontraran la muerte. Hasta los animales se van alejando de estas montañas. Uhhh, la guerra tiene para largo aún". (Conversación de 3 campesinos).

La realidad es dura. Por eso, llama la atención que el Frente Sandinista haya retirado a sus cuadros de las zonas de guerra. La mayoría de ellos fueron trasladados a la capital. Pero el lugar de los cuadros, hoy más que nunca, está en el lugar de los hechos, cerca de los problemas, discutiéndolos. ¿Regresarán los cuadros sólo hasta cuando comience la campaña electoral en 1995?

¿Para dónde va esto? Perdimos para ganar

La pregunta retumba por doquier. "No sabemos para dónde va esto". "A saber lo que pasará" Lo más importante es que con su voto, el pueblo aceleró la hora de la paz. La razón condujo a los campesinos a elegir lo más estratégico.

Por estos lados los cuadros del Frente dicen: "No vamos a hablar con los de la UNO hasta que fracase Violeta". También los de la UNO se resisten a conversar y a "reconciliarse". Prevalece un discurso político abstracto que deja de lado la particularidad de la comarca. Pese al revés electoral, no se ve aún en las comarcas la corrección de los errores. No se trata de renunciar a principios sino simplemente de hablar con la gente pobre y de ponerse al frente de los problemas, entendiendo que en cualquier comunidad los asuntos locales son más importantes que los nacionales. Algunos sandinistas sí se plantean desafíos de mayor cercanía al campesinado respetando el espacio para que la UNO cumpla sus promesas. Los cuadros del Frente en El Pochote están más claros de su trabajo y respondiendo a lo local.

"Podrán mejor, pero no en bien de los pobres. Darán unos frijoles dos veces, ¿pero tres...? No lo volverán a hacer. Entonces veremos cómo los va a ver la gente y cómo va a ver cuál es el partido que defiende nuestros intereses. Nosotros los sandinistas hemos luchado por todos, por nuestro clase. No deben mirarnos como tratando de aislarnos. Nosotros vamos a hablarles y en momentos de tensión para ellos y para nosotros tendremos que hablar. ¿Quiénes son los mejores? Ahora lo veremos. Si no hay comida con reales en la bolsa, nada se hace. Ya están los mandadores, son los que pelean por los terratenientes. En esto habrá que buscar el apoyo de la comarca. Si tocan a una cooperativa, tocarán a todos. Entonces, como una sola organización, tenemos que defender y aplastar por donde resulte el peligro. Todo será mejor. El tiempo esclarecerá las diferencias políticas e ideológicas. Los militantes sandinistas trabajaremos desde las bases, con mucha más humildad".

La revolución sandinista no puede limitarse a un partido, presentarse sólo como un movimiento nacional poli-clasista. Así corre el riesgo de ser cooptada por el capitalismo. El sandinismo es un movimiento, pro con certificado de nacimiento: en, por y para el pueblo pobre. Ser nacional y ser clasista no es contradictorio, es dialécticamente complementario.

La revolución sandinista es lo mejor que la historia de nuestro pueblo haya producido. El sandinismo es el parto de los "sin historia". Pero hay que entender que la revolución de la conciencia es un proceso. En sólo diez años no es posible borrar siglos de explotación y alienación. Pensar desde nosotros mismos es una tarea de siglos. Apenas hemos tenido una década.

Hasta ahora todos los movimientos revolucionarios han sido utópicos, han empujado hacia la construcción de una sociedad más justa. Después de décadas de luchar contra el imperialismo, después de Sandino, Carlos, Camilo y miles de héroes y mártires, no es consecuente renunciar a eso y aspirar a convivir con el imperialismo. Cuando el sandinismo deje de luchar contra el imperialismo dejará de ser sandinismo. Y hemos sobrevivido ya durante muchos siglos. ¿Nos conformaremos ahora con más de lo mismo, con sólo sobrevivir?

Es posible ir más allá del sólo sobrevivir y desarrollarnos muy a pesar del imperialismo. Y esto sólo será posible si logramos mantener una relación dialéctica entre los dirigentes y el pueblo. "Los pobres no tienen partido, sólo necesidades", dijo Daniel Ortega al entregar el gobierno 25 de abril. Los pobres optan por la digna humildad y rechazan la prepotencia. Es necesario diseñar a pulso de hormigas una estrategia económica desde los campesinos pobres hasta asaltar primero la ciudad y finalmente el imperio. Esta hora de derrota puede ser la oportunidad histórica para tejer una estrategia económica desde las mayorías populares de nuestro país.

Los campesinos están asimilando las consecuencias de haber ejercido el derecho a la crítica y al castigo, y eso mismo es un fruto de la revolución. "No pensé que con mi voto iba a cambiar al Frente", dicen. Todas las reacciones indican que el sandinismo es un movimiento, que ya cambió el curso de la historia y que, por eso, el pasado no volverá jamás. A medida que pase el tiempo y se miren los actos del gobierno, los campesinos pro-UNO y los mismos desmovilizados se confrontarán con la realidad. Su extracción social se impondrá a cualquier política partidaria, se impondrán sus necesidades frente a la avalancha de la burguesía en contra de ellos, los pobres. A esa hora el FSLN debe estar al lado de los pobres.

El FSLN necesita dirigentes con tacto campesino

Los dirigentes con "tacto campesino" ya miran el futuro combinando madurez y pragmatismo: "Tenemos que actuar de abajo hacia arriba. Como partido de oposición vamos a luchar en forma de que la señora Violeta cumpla lo que prometió. Como Frente Sandinista en ningún momento nos estamos separando de lo que es nuestra estructura, de lo que es nuestro pueblo ni estamos dejando a nuestro pueblo. Por ejemplo, si El Triunfo votó por la UNO, ahora ¿que se vaya a otro lado? ¡No! Es cuando más apoyo le vamos a dar, porque sabemos que fue el lugar que más se equivocó. Entonces a ese lugar es que tenemos que ir y darle más apoyo. Nosotros en ningún momento pensamos aislarlo, al contrario. Vamos a ayudarle porque nuestra lucha es por el pueblo".

Esto requiere que el Frente Sandinista realice una autocrítica profunda y democrática. Pero no basta con que esta autocrítica se lleve a cabo en las altas esferas del partido y en Managua. Los errores cometidos los conocen los campesinos y es ante ellos que hay que revisar y reconocer "los chanchadales que se cometieron".

"Muchos dirigentes, en vez de estar con las bases, se iban a vagar. En vez de resolver problemas y beneficiar a los pobres miraron y chinearon a los ricos. En vez de trabajar con el pueblo se dedicaron a convocar desde su escritorio. Jefes de Territorio corrupto, pero que a la hora de informar redactan bonito. Sólo aprendieron a hacer informes, nunca a resolver problemas. Tantas cosas que tienen que ser dichas y corregidas y hasta ahora nada. Más bien llamaron a algunos líderes campesinos que colaboraron con los sandinistas, para decirles: "Ah, vos sos el chele que votá por la UNO, nos traicionastes junto con tu comarca". Hombré, esto no puede seguir así. Y la revisión de tantas cagadas no puede ser hecha en las alturas, porque de allí salieron las líneas y perdimos las elecciones. No podemos que darnos con los brazos cruzados esperando que corrijan en las alturas y bajen otras líneas, porque de no cambiar esto volvemos a perder. Ahora tenemos que hacerlo desde abajo. No vemos al Secretario Político revisando el trabajo pasado. El está en en Jinotega afirmando que "la cagamos" pero eso hay que decirlo aquí con la gente donde "se cagó". No lo digamos arriba, digámoslo abajo". (Alcalde de Wiwilí).

Por todo esto, las Asambleas y los Congresos -como el que se programa para febrero/90- deben ser realizados fundamentalmente en el terreno de los hechos, en las comarcas y los barrios, en medio de los movimientos sociales y políticos. Deben ser abordados con mayor creatividad los métodos de lucha de acuerdo a la realidad de cada sector social y lugar, campo o ciudad. La huelga es un recurso para la lucha, pero es un recurso urbano. La paralización de Managua en la segunda huelga (julio/90) provocó que las familias campesinas, en sólo dos días, quedaran sin reales, porque sus ingresos constantes provienen de la venta de sus productos en el mercado de Managua. Es sólo un ejemplo.

¿Qué es ser revolucionario?

¿Qué es ser revolucionario? ¿Qué es la revolución? Seguramente que no es el culto al heroísmo a al interés común en abstracto. No es una nueva religión, una doctrina para tener "conciencia", o vivir ilusoriamente bajo líneas verticales considerándose sólo por esto "hombres nuevos". No es tampoco el marco jurídico que puede cambiar cada nuevo gobierno. No es la concertación de patrón revolucionario a patrón no revolucionario. Y no es tampoco la idea de la revolución de los 60. Las definiciones pueden matar el proceso. El socialismo es aún un sueño, y la revolución un bebé en pañales, entre el dolor del parto y la voracidad del Dragón.

La revolución es caminar juntos. Se hace camino y caminante al andar, cambiando dialécticamente el interés personal y el interés común, la estructura de poder local y la estructura de poder nacional, las tareas del pueblo y las de sus dirigentes, la autonomía y la vanguardia, a la fe y las obras. Un proceso. Revolución es una relación social cimentada en la autodeterminación, la democracia, la soberanía y el antiimperialismo, tanto en términos de nación como en términos de individuo, de comarca, de barrio, de organización social. Los valores se van construyendo como se construye el amor: democracia del amor, soberanía del amor, amor antiimperialista -anti machista-, como se construye la amistad, la comunidad, la producción.

Revolución es la estrategia política, militar y económica que partiendo de los intereses de las mayorías populares busca construir una nueva sociedad. Para ser revolucionaria y hacer revolución no basta con tener conciencia de la injusticia del sistema capitalista, del poder de dominación ideológico de la dependencia. Hay que pasar de la sola conciencia y del solo conocimiento a saber combatir y a combatir realmente el poder de dominación. Sin crear otra religión. Se trata de problematizar lo evidente, lo que parece lógico -como es el poder de los patronos en las comarcas- para así descubrir los reales hilos de la dominación. Y se trata también de que el pueblo, como dueño de su historia, ataque el corazón de las causas de la dominación, que son invisibles ante los ojos del de fuera, pero bien reales en las comarcas, presentando e implementado alternativas de desarrollo socioeconómico. Servir la pueblo es más que demagogia y más que mera confrontación política y polarización ideológica. Nuestro pueblo decidió el 19 de julio y decidió el 25 de febrero. Ahora sabe que sabe decidir.

El pueblo es sujeto. Tiene un espacio y un lenguaje común. Los campesinos -como los pobres de la ciudad- son sujetos, no simples objetos. Las comarcas -como los barrios- son espacios donde se teje la tela de araña del poder local. Cualquier proyecto económico enmarcado en la confrontación política tienen cavada su fosa. Cualquier proyecto religioso, social, educativo, marcado por un cariz demagógico, politizado, coyuntural y con carácter utilitario en función de intereses extraños a la comarca, está condenado a la soledad. El antiimperialismo, la revolución, y todos los valores nacionales, sin un lenguaje que se traduzca a lo local y a los hechos concretos, no conseguirá resultados.

Tenemos por delante seis años para democratizar al FSLN, para que el FSLN regrese a los pobres, donde nació

El dicho popular de que la victoria tiene muchos padres y la derrota es huérfana debe quedar cuestionado con una autocrítica radical de parte del FSLN, de su militancia y sus simpatizantes. "Desde abajo", de tal manera que el revés electoral se convierta en una victoria estratégica. Los movimientos populares, las organizaciones campesinas y barriales están aún en pañales. Su falta de crecimiento es lo que amenaza a la revolución. Vivos aún una democracia lisiada de guerra y en soberanía sin mucho pueblo. No podemos aceptar que el precio de la paz sea la revolución.

Tenemos 6 años para democratizar el FSLN, para regresar a los pobres, donde nacimos, y para iniciar a paso de hormigas una insurrección del amor diseñando e implementando una estrategia económica desde abajo. Sin resucitar vanguardismo. Sin manipular la religión. Sin politizar panfletariamente a las comarcas y a los movimientos sociales, sino mirando lo nacional desde los problemas locales, correspondiendo a estos intereses, avanzando en la organización y movilización alrededor de los problemas locales, forzando la autosuficiencia y la autonomía. Sin "bajar líneas", sino discutiendo y democratizando las estructuras de poder, sin corrupciones y oportunismos, porque la credibilidad de una organización es tan importante como la de cada uno de los dirigentes de esa organización.

El día que logremos esto habremos confirmado la irreversibilidad de la revolución. La revolución no es un medio para consolidar al Frente Sandinista como fin. Construyamos el medio con pinol y tortilla. Y lograremos el fin. Perdimos, pero para ganar un Frente Sandinista al lado de los pobres.

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Costos del verticalismo: un FSLN sin rostro campesino
Envío Revista mensual de análisis de Nicaragua y Centroamérica
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