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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 93 | Mayo 1989

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Nicaragua

Chilenización: el nuevo nombre de la guerra

La política del nuevo presidente de Estados Unidos hacia Nicaragua permaneció indefinida durante varios meses. El 24 de marzo se definió en un importante acuerdo que suscribieron demócratas y republicanos. En él se habla de "democracia" y no de guerra.

Equipo Envío

Bush tiene la misma visión y el mismo objetivo que Reagan: derrocar a los sandinistas. Ha cambiado de táctica: de la vía militar ha transitado, al menos temporalmente, a la vía política, participando activamente en la lucha electoral en una dialéctica de legitimación -deslegitimación que se irá profundizando con los meses. El objetivo final es el mismo, la táctica ha cambiado.

De ahí la importancia de los 9 meses que durará el proceso electoral, iniciando el 25 de abril, y en los que el gobierno de Estados Unido intentará la "chilenización" en Nicaragua, utilizando para ello los miedos políticos y económicos a su alcance a través de la herramienta incondicional que ha tenido en los partidos ultrderechistas aglutinados en la Coordinadora Demócratica Nicaragüense.

Desde la óptica del gobierno norteamericano la contienda electoral es el nuevo nombre de la guerra de agresión. Desde la de Nicaragua es un decisivo reto en la defensa de la soberanía y en la lucha por la liberacion nacional que se inició el 19 de julio de 1979.

Bush: cambios tácticos para derrocar a los sandinistas

Al asumir George Bush la presidencia de los Estados Unidos y comenzar a diseñar su política hacia Nicaragua, encontró entre los políticos de su país tres corrientes fundamentales que tenían diferentes enfoques sobre cómo resolver el prolongado conflicto Estados Unidos -Nicaragua. La primera, la de los ultra-conservadora, un sector muy poderoso dentro del Partido Republicano, que considera que la nueva administración norteamericana debe continuar la política Reagan: derrocamiento de los sandinistas utilizando para ello una estrategia y una táctica militar basadas principalmente en las fuerzas de la contrarrevolución. En esta visión, otros elementos de la lucha contra la revolución -medios diplomáticos en Centroamérica, en América Latina, relaciones con los partidos políticos o con sectores religiosos nicaragüenses- deben ser solamente medios que ayuden a que la contrarrevolución provoque una situación que en último término desemboque en el derrocamiento de los sandinistas. El documento Santa Fe II es una de las muchas expresiones posibles de la posición ultra-conservadora.

Un segundo grupo influyen en la cúpula del poder estadounidense es el de los neoliberales, con gran presencia en el Partido Demócrata. El objetivo de éstos es conseguir una estructura y un régimen democrático en Nicaragua -incluso con los sandinistas en el poder, si ese fuera el resultado de elecciones "liberales"- y frenar cualquier influencia militar nicaragüense en la región. Se trata de una política de contención de los sandinistas. Para conseguir este objetivo, los neo-liberales propugnan una vía política que sustituya la política militarista de Reagan y que de algún modo, la complete.

Durante los ocho años de la era Reagan la pugna entre ultraconservadores y neoliberales enfrentó al Ejecutivo y al Legislativo norteamericanos y también al Legislativo internacionalmente. Este conflicto era una herencia difícil para la tercera corriente, la de los conservadores encabezados por George Bush y su primer ministro James Baker. El gobierno de Bush, cuyo conservatismo no es precisamente un centro equidistante entre los ultraconservadores y los neoliberales, sino tan sólo una variante mas pragmática de la posición ultraconservadora, debía realizar una compleja síntesis para resolver una situación política estancada dede hacia bastante tiempo. Ante la lógica de diálogo negociador que está marcando el rumbo para solucionar muchos de los conflictos regionales y ante las nuevas posiciones internacionales de la Unión Soviética, el gobierno de Bush estaba forzado a lograr un difícil equilibrio entre las prioridades geoeconómicas que aseguren el "stablishment" norteamericano en los próximos años.

Parte de este reto eran los necesarios cambios en la política de Estados Unidos hacia América Latina que la nueva Administración debía enfrentar. En el caso de Nicaragua, la política de Bush debía incorporar en su diseño dos evidencias dejadas por la guerra contrarrevolucionaria iniciada por Reagan: la derrota militar de los contras y la crisis económica nicaragüense. A esto tenía que unir también el factor de una mayoría demócrata en ambas cámaras, como fruto de las elecciones, lo que, de hecho, le creaba una situación de doble poder y la exigía una auténtica política bipartidista. Es en este contexto en el que se elaboró la nueva política norteamericana hacia Nicaragua y se firmó en Washington, el viernes santo 24 marzo, este importante acuerdo bipardista, cuyo texto íntegro es el siguiente:

ACUERDO BIPARTIDISTA

(texto íntegro)
El Ejecutivo y el Congreso están unidos hoy en apoyo a la democracia, paz y seguridad en Centroamérica. Estados Unidos apoya el proceso de paz y de democratización y los objetivos de los presidentes centroamericanos encarnados en el Acuerdo de Esquipulas. Estados Unidos está comprometido a trabajar de buena fe con los líderes democráticos de Centro y Latinoamérica para trasladar las brillantes promesas de Esquipulas II a realidades concretas en el terreno.

Con respecto a Nicaragua, Estados Unidos está unido en sus metas: democratización; fin de la subversión y desestabilización a sus vecinos; rompimiento de los vínculos con el bloque militar soviético que amenaza la seguridad estadounidense y regional. Hoy, el Ejecutivo y el Congreso están unidos en una política para lograr esas metas.

Para tener éxito, el proceso de paz centroamericano no puede basarse sólo en promesas. Debe basarse en parámetros creíbles de cumplimiento, calendarios estrictos para su aplicación, y efectivos medios continuos para verificar los requerimientos democráticos y de seguridad de esos acuerdos. Apoyamos el uso de incentivos y frenos para lograr los objetivos de la política estadounidense.

También apoyamos un proceso abierto, de consulta, con el bipartidismo como consigna para el desarrollo y el éxito de una política unificada hacia Centroamérica. El Congreso reconoce la necesidad de la consistencia y la continuidad en la política y la responsabilidad del Ejecutivo de administrar y llevar a cabo esa política, los programas basados en ella y de conducir la diplomacia estadounidense en la región. El Ejecutivo consultará regularmente e informará al Congreso sobre el avance en el cumplimiento de las metas del proceso de paz y de democratización, incluyendo el uso de la asistencia, según se estipuló en este acuerdo.

Bajo Esquipulas II y el Acuerdo de El Salvador, las fuerzas insurgentes están supuestas a reintegrarse de forma voluntaria a su patria bajo condiciones seguras y democráticas. Estados Unidos alentará al Gobierno de Nicaragua y a la Resistencia Nicaragüense a que continúen con el cese de hostilidades que rige actualmente.

Para cumplir con nuestros propósitos, el Ejecutivo propondrá, y el liderazgo bipartidista del Congreso actuará inmediatamente después del receso de Semana Santa, prorrogar la ayuda humanitaria a la Resistencia a los niveles actuales hasta el 28 de febrero de 1990, haciendo notar que el Gobierno de Nicaragua ha accedido a celebrar nuevas elecciones bajo supervisión internacional justo antes de esa fecha. Esos fondos también deberán estar disponibles para apoyar la reintegración voluntaria o la reubicación regional voluntaria de la Resistencia Nicaragüense. Esta ayuda para la reintegración voluntaria o reubicación regional voluntaria, deberá proveerse de forma que apoye las metas de las naciones centroamericanas, según se expresó en el Acuerdo de Esquipulas II y en el Acuerdo de El Salvador, incluyendo el objetivo de la democratización dentro de Nicaragua y el plan de reintegración a desarrollarse de conformidad con esos acuerdos.

Creemos que la democratización debe continuar en toda Centroamérica en aquellas naciones en las cuales no se ha completado el progreso hacia el fortalecimiento del liderazgo civil, la defensa de los Derechos Humanos, el gobierno de la Ley y sistemas judiciales que funcionen, y la consolidación de procesos políticos libres, abiertos y seguros, en los que todos los grupos e individuos puedan competir justamente por el liderazgo político. Creemos que la democracia y la paz en Centroamérica pueden crear las condiciones para la integración económica y el desarrollo que puedan beneficiar a todo el pueblo de la región y nos comprometemos a examinar nuevas ideas para fomentar esas valiosas metas.

Mientras la Unión Soviética y Cuba apoyan públicamente el Acuerdo de Esquipulas, su ayuda continúa y el apoyo a la violencia y subversión en Centroamérica es una violación directa al acuerdo regional. Estados Unidos cree que la visita pendiente a Cuba del Presidente Gorbachov representa una oportunidad importante para la Unión Soviética y Cuba en torno a la finalización de toda la ayuda que apoya la subversión y la desestabilización en Centroamérica, como lo ha demandado el Presidente Arias y como lo demanda el proceso de paz centroamericano.

El Gobierno de Estados Unidos mantiene su responsabilidad última para definir sus intereses nacionales y política exterior, y nada en este acuerdo debe interpretarse para violar esta responsabilidad. Estados Unidos no necesita explicar con anticipación la naturaleza o tipo de acción que se llevaría a cabo en respuesta a amenazas a los intereses de seguridad nacional estadounidenses. Más bien debe ser suficiente aclarar simplemente que tales amenazas serán enfrentadas con cualquier medio constitucional apropiado. El espíritu de empuje, bipartidismo y propósito común expresado en este acuerdo entre el Ejecutivo y el Congreso continuará siendo el fundamento para su plena ejecución y el logro de la democracia, la seguridad y la paz en Centroamérica.

George Bush, Presidente de Estados Unidos. James C. Wright Jr., Vocero de la Cámara. George J. Mitchell, Líder de la mayoría del Senado. Thomas S. Foley, Líder de la mayoría de la Cámara. Robert Dole, Líder republicano del Senado. Robert H. Michel, Líder republicano de la Cámara.

Dado en la Casa Blanca, 24 de marzo de 1989.

Con gran habilidad, Baker buscó y logró un consenso bipartidista que es una síntesis de las contradicciones que hemos mencionado. Lo esencial del documento tiene una doble vertiente. Por un lado, apoya el proceso electoral en Nicaragua según lo acordado en Esquipulas IV y se hace el compromiso de no dar ayuda militar a la contrarrevolución mientras dure ese proceso. Por otro lado, se entrega ayuda "humanitaria" a la contrarreevolución para poderla mantener en Honduras como una fuerza de reserva dispuesta a continuar la guerra después de las elecciones, en dependencia de su desarrollo y resultados. La primera vertiente del acuerdo es una aceptación de la realidad y una concesión a los neoliberales. La segunda es una concesión a los ultraconservadores. Aunque este acuerdo bipatidista no contó con el apoyo de los más extremistas de cualquiera de las dos corrientes, sí fue aprobado por una ampliación mayoría.

Implementando ya el acuerdo bipartidista, el Presidente Bush firmó el 18 de abril la ley que otorga una nueva partida de ayuda "humanitaria" a la contrarrevolución acantonada en Honduras: $47.9 millones para mantenimiento (salarios principalmente), $7.7 millones para transporte, $5.5 millones para gastos de operaciones y $4.1 para víctimas civiles de la guerra. En total, $66 millones que se entregarán mes tras mes hasta fines de febrero de 1990.

EL acuerdo bipartidista y esta votación de ayuda "Humanitaria" para la contrarrevolución significan un cambio táctico en la política de Estados Unidos hacia Nicaragua, a la vez que ésta mantiene sus objetivos estratégicos: derrocar al gobierno nicaragüense.

Como un complemento a esta definición de política, el gobierno Bush informó el 21 de abril que prolongaba indefinidamente el embargo comercial contra Nicaragua a partir del 1 de mayo, fecha en que expiraba el plazo anterior. En la misma línea antinicaragüense, firmó con Honduras un protocolo adicional al acuerdo existente, que permite la continuidad de maniobras militares conjuntas en territorio hondureño. De hecho, en el mes de febrero se habían realizado ya una serie de ejercicios bélicos entre Honduras y Estados Unidos con la participación de 600 paracaidistas norteamericanos de la 82 División Aerotransportada -la que invadió Grenada- en la base militar de Palmerola. Para este año están ya programadas nuevas fases de las maniobras "Awas Tara" y "Terencio Sierra", que vienen realizándose periódicamente en los últimos años.

En ocasión de la reanudación del embargo comercial, el gobierno nicaragüense hizo públicos los costos económicos de esta medida tomada por el Presidente Reagan el 1 de mayo de 1985 justificándola en la "amenaza extraordinaria e insólita que para la política exterior y la seguridad nacional de los Estados Unidos representan las actividades nicaragüenses".

Ante todo este cuadro de hechos, sólo la ingenuidad o la mala intención podría interpretar que existe un cambio sustancial en la política de Estados Unidos hacia Nicaragua. La era Reagan empieza a prolongarse en la era Bush. Sólo ha habido cambios tácticos, forzados pro la realidad de la derrota militar de la contrarrevolución conseguida con la sangre de los nicaragüenses. A Nicaragua le toca ahora conseguir que los Estados Unidos se vean forzados a cerrar definitivamente la opción militar -con la total desmovilización de los contras- y a continuar únicamente con la opción política. En otras palabras, conseguir que la opción táctica de Bush se vaya convirtiendo, por necesidad, en la opción estratégica, debilitando así progresivamente la posibilidad de que alcance sus objetivos.

COSTOS DEL EMBARGO COMERCIAL

(Millones de dólares – precios diciembre/88)

1. Pérdidas por desviación de mercado en exportaciones:
- azúcar (103.2)
- banano (66.0)
- carne (10.1)
- mariscos (17.5)
- tabaco (2.0)
2. Pérdidas por mayores precios en mercados para importaciones (104.2)
3. Pérdidas por revalorización de monedas en nuevos mercados de importación (31.2)
4. Costos adicionales de intermediación de importaciones (4.1)
5. Servicios Aeronica (21.8)
6. Costos por intermediación financiera en operaciones de comercio exterior (1.9)
7. Efectos sobre la producción: (31.9)
- Algodón (31.9)
- Café (5.2)
- Mariscos (4.7)
- Oro (11.1)
- Industria manufacturera (44.1)
Total general de fectos directos (459.0)
Efectos adicionales del embargo sobre el Producto Interno Bruto (633.10)
TOTAL EFECTOS DEL EMBARGO COMERCIAL (1,092.11)


Definida ya la política Bush se demuestra lo que veníamos señalando desde hacía meses: que la fase de defensa política-militar de la revolución cedía el paso a la fase de defensa político-económica de la revolución y que ambas eran fases de la etapa de liberación nacional en la transición liberación nacional al socialismo que se inició hace ya 10 años y que aún debe prolongarse.

Con el cambio táctico de Bush, la política se convierte en una continuación de la guerra. Por tanto, han de cambiar los medios, tanto de la defensa de Nicaragua como del ataque de los Estados Unidos. Queda claro que para el gobierno de Estados Unidos el objetivos final sigue siendo el derrocamiento de la revolución. El objetivo de Nicaragua sigue también invariable: la liberación nacional, ahora por vías políticas, en los próximos meses más concretamente la contienda electoral, es el nuevo nombre de la guerra.

La ultraderecha nicaragüense busca la "chilenización" del país

Para el derrocamiento de la revolución nicaragüense, el gobierno norteamericano ha elegido la fórmula de la "chilenización". En consecuencia, se apoyará y alentará a las fuerzas políticas internas que sean pro-noteamericanas para que profundicen la crisis económica, alienten la violencia callejera en manifestaciones opositoras, lancen rumores y creen sensación de caos en los medios de comunicación y, en definitiva, aíslen a Nicaragua deslegitimando al gobierno y al proceso electoral en base de sucesos incontrolables que serán "fabricados" al interior del país. Si se lograran estos objetivos y paralelamente se mantuviera el consenso bipartidista en los Estados Unidos se podría llegar a crear a mediano plazo una "solución final", que en Chile fue un golpe militar del ejército y que en Nicaragua podría ser un golpe militar de las tropas norteamericanas con apoyo centroamericano contra un gobierno que a esas alturas estaría hipotéticamente desestabilizado. Para Nicaragua derrotar esa estrategia de "chilenización" es hoy el reto, como hasta hace poco lo fue el derrotar al ejército contrarrevolucionario.

La lucha de Nicaragua por enfrentar este giro táctico de la política norteamericana ha comenzado ya. Después de la reunión de Esquipulas IV de febrero/89, Nicaragua ha hecho serios esfuerzos por implementar plenamente su cumplimiento. Como parte de ese cumplimiento, el 17 de marzo fueron excarcelados e indultados 1.984 ex-guardias somocistas, que se encontraban en prisión desde 1979, cumpliendo algunos de ellos la pena máxima de 30 años por crímenes o torturas cometidos durante la dictadura. (En este momento, sólo están en prisión 39 ex-guardias, a los que la Asamblea Nacional no quiso conceder el indulto dada la gravedad de sus delitos y, sobre todo, por la peligrosidad social que significaría su puesta en libertad). En el acto de excarcelación estuvieron presentes el Presidente Ortega y el Comandante Tomás Borge, Mons. Bosco Vivas -en representación del Cardenal Obando- y el Secretario General de la OEA, Baena Soares. Este comentó que el indulto contribuía "al proceso de paz en Centroamérica y al objetivo de alcanzar la estabilidad y la concertción en Nicaragua". Según el Presidente Ortega, la medida fue "un trago amargo pero necesario para alcanzar la paz".

En busca también de la estabilidad y la concertación, el Presidente comunicó al Cardenal Obando que podrían regresar a Nicaragua los 10 sacerdotes que fueron expulsados en 1985 en el marco de un fuerte conflicto del Cardenal con el gobierno. Fue autorizada también la reapertura del noticiero de la Radio Católica, propiedad de la Arquidiócesis de Managua y la reanudación de actividades de Coprosa, entidad de promoción social de la misma Arquidiócesis.

Otro paso importante en la misma línea fue la concertación entre los productores privados y el Estado que tuvo una primera culminación en la reunión de dos días que se celebró la reunión de dos días que se celebró a mediados de abril en el Centro de Convenciones Olof Palme de Managua. En este encuentro del Presidente con los productores se llegó a importantes acuerdos: se suspendió la política de tasas de interés variable estableciendo como tope máximo el 20% para el próximo período productivo con tasas fijas que serán revisadas cada cuatro meses; se decretó una especie de borrón y cuenta nueva con la deuda que tenían varios sectores campesinos y otros sectores de capas medias y empresas privada; se acordaron políticas específicas de estímulo para favorecer los diferentes rubros agrícolas. El objetivo de todas las medidas acordadas fue dar mayores seguridades y estabilidad a los productores a las puertas del período de siembra. Fue posible esta flexibilidad económica por la eficacia que en los últimos meses ha tenido la política antiinflacionaria . En diciembre, la inflación fue del 120%, en enero del 91%, en febrero del 40%, en marzo del 20% y en abril del 12.3%.

Pero todas estas medidas de apertura, de reconciliación y de concertación, no han hecho cambiar fundamentalmente la posición de los sectores políticos que desde hace años han mostrado y demostrado una total dependencia de la política de los Estados Unidos. La conatrarrevolución, a pesar de la excarcelación de los guardias somocistas, se negó a liberar a uno solo del gran número de prisioneros que tienen, campesinos que secuestraron de sus comunidades durante los años de guerra. Por su parte, el COSEP rechazó la invitación que le formuló el Presidente Ortega a enviar un delegado a la Conferencia Internacional de Estocolmo que terminará la ayuda de los países europeos a Nicaragua.

No hay, pues, cambios ni en la contrarrevolución ni en el COSEP, cosa que no sorprende si se considera la lógica y la dinámica del proyecto de Bush y de Baker. En el campo político tampoco hay cambios en respuestas a la apertura del gobierno. La Coodinadora Democrática Nicaragüense, expresión política del vínculo entre la contrarrevolución armada y la burguesía nicaragüense (representada en el COSEP), tampoco ha cedido en nada. La Coordinadora se abstuvo de participar en las elecciones de 1984 para facilitar a Reagan la deslegitimación del proceso electoral de aquel año y poder encontrar así una justificación para la guerra.

Hoy, cuando los medios políticos pasan a un primer plano y se imponen, al menos temporalmente, sobre los militares, es lógico que toque a la Coordinadora jugar el papel central en las estrategia Bush. Enrique Bolaños, principalmente figura del COSEP en los últimos años, miembro de la Coordinadora y uno de los posibles candidatos de la ultraderecha a la presidencia en 1990, describió gráficamente cuál es la posición de su partido el afirmar que los sandinistas pedían un salvavidas, pero lo que había que darles era un yunque. Esta posición de dureza y de falta de colaboración en una concertación económica que ayude a salir de la crisis en indispensables a Estados Unidos para conseguir la "chilenizacion" de Nicaragua.

En lo inmediato, la ultraderecha nicaragüenses representada en la Coordinadora busca deslegitimar el proceso de electoral desde ahora mismo, deslegitimando las reformas introducidas en la ley electoral con las que se dio inicio al proceso electoral que culminará en febrero de 1990. Pero a la vez que deslegitima, presiona para que los sandinistas han más concesiones en esta materia y a la vez, busca unir a toda la oposición nicaragüense -en este momento 23 partidos en total, 11 de 3 ellos en vías de conseguir su personería jurídica- en la más amplia unidad posible frente al sandinismo.

La mayor expresión de unidad lograda hasta el momento por la oposición es lo que se conoce como "Grupo de los 14", pero la unión de estos partidos es precaria y se irá poniendo a prueba muy pronto en la medida en que se avance en el proceso electoral y partidos de tan diferentes ideologías y trayectorias se vean obligados a tomar decisiones cruciales.

Los observadores políticos de Nicaragua, sean cuales sean sus tendencias, coinciden en afirmar que es muy difícil que toda la oposición política se logre unir en una sola alianza, programa y candidato contra el FSLN. Las divergencias ideológicas, y especialmente las pugnas por el liderazgo en esa eventual alianza, hacen prácticamente imposible esa unidad. Queda por ver si el trabajo de la Embajada de Estados Unidos y de la Coordinadora lograrán vencer los serios obstáculos que tienen hoy esa unidad.

25 ABRIL – 25 DE AGOSTO:

Período de preparación, organización y movilización de los partidos.

Deben enviar sus ternas para la integración del Consejo Supremo Electoral, los Consejos Electorales Regionales y las Juntas Receptoras de Votos, etc. Tienen derecho a realizar manifestaciones públicas previa autorización.

25 AGOSTO – 3 DICIEMBRE:

Los partidos pueden realizar manifestaciones públicas sin previa autorización, utilizan el Canal 2 de la TV, inscriben a sus candidatos para las elecciones, etc.

4 DICIEMBRE – 21 FEBRERO 90:

Campaña electoral.

25 FEBRERO 90:

Elecciones

De no lograrse la unidad de la oposición, ¿cuál es el panorama previsible? Con toda probabilidad, dos bloques opositores se enfrentarían al FSLN en febrero de1990. Uno de ellos sería el de la ultraderecha pro-norteamericana, representada por los partidos que integran la Coordinadora Democrática Nicaragüense. (En la Coordinadora hay hoy fracciones conservadoras, liberales y socialcristianas que en este momento cuentan con el apoyo del partido socialista y del comunismo). Otro bloque podría calificarse de centro. En él están tres partidos que concurrieron a las elecciones del 84 y que han jugado un activo papel dentro de la Asamblea Nacional: el Partido de la Asamblea Nacional: el Partido Conservador Demócrata, que obtuvo el segundo lugar con el 14% de los votos; el PLIUN, una fracción del recientemente dividido Partido Liberal Independiente (PLI), que tuvo el tercer lugar en las elecciones; y el Partido Popular Socialcristiano, que fue cuarto lugar. Con ellos, y con cierto liderazgo en el bloque, el Partido Social Cristiano de Erick Ramírez, que no participó en las elecciones del 84, y que hoy cuenta con el apoyo de la Democracia Cristiana internacional.

Seguramente, los partidos de ultraizquierda, le MAP-ML, el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) y el Movimiento de Unidad Revolucionaria (MUR) y algún otro partido podrían conformar un tercer bloque de oposición al FSLN. Todavía es pronto para que estas previsiones sean algo más firme. Lo que sí parece ya claro es que si la Coordinadora no logra unir a toda la oposición tiene clara conciencia de que no podrá ganarle a los sandinistas. En ese caso,, recurrirá a los tácticas de 1984, cuando su interés principal era deslegitimar el proceso electoral.

¿Con qué medios concretos? Retirándose de la contienda poco tiempo antes de las elecciones, aduciendo falta de condiciones previamente, aduciendo fraude posteriormente... Las variantes son muchas, son mecanismos que la Coordinadora irá evaluando en cada momento concreto. Pero, independientemente de los mecanismos, el objetivo seria la deslegitimación del proceso al tener seguridad de no conseguir la victoria. Una situación así abriría las puertas para que el congreso de los Estados Unidos, unido ya en una posición bipartidista de "opción por la democracia ", se decidiera a renovar la ayuda militar a la contrarrevolución, lo que contribuiría a agudizar el proceso de "chilenización" de Nicaragua. Una posición distinta a ésta sería ilógica desde al ideología e historia de la Coordinadora Democrática Nicaragüense.

Previendo ya esta situación, el gobierno de Nicaragua ha invitado a todo tipo de observadores internacionales para que desde ahora den seguimiento al proceso electoral nicaragüense. La ONU, por ejemplo, no sólo ha sido invitada a la campaña y a las elecciones, sino que ha estado presente durante los debates sobre las formas hechas ala ley electoral. Se espera que el día de las elecciones haya un observador de la ONU en cada mesa electoral, como también es previsible que en estas elecciones haya fiscales de la oposición también en cada mesa. Una invitación tan amplia como la hecha a la ONU hizo también el gobierno nicaragüense a la Organización de Estados Americanos, el Parlamento Europeo y a diversas personalidades internacionales.

Como parte de la campaña ya iniciada en Estados Unidos, de injerencia en el proceso electoral nicaragüense, el 10 de abril la Coordinadora se reunió en Guatemala con la dirigencia de la contrarrevolución armada, encabezada por el Coronel de la guardia somocista Enrique Bermúdez. La Coordinadora logró arrastrar consigo a otros partidos menos extremistas. Entre ellos, al Partido Comunistas de Nicaragua. Las políticas intentaron ser una legitimación de la contrarrevolución, a la que desde sus bases de Honduras le correspondería jugar en las elecciones el papel de "garante de la democracia" en Nicaragua. Paradojas de la historia: el cambio táctico del gobierno Bush lleva a los más cualificados representantes de la anti-democrática dictadura somocista, a los que los garantes de la nueva democracia nicaragüense.

Es importante señalar que los partidos políticos que acompañaron a la Coordinadora a este encuentro en Guatemala hicieron a su regreso declaraciones en las que tomaban distancia de lo que allí se había discutido o acordado y algunos señalaron que se trató únicamente de la participación de personas del partido y no del partido en sí. Sólo la Coordinadora mantuvo una sólida posición de apoyo a la contrarrevolución como garante democrático.

También como parte de la campaña norteamericana en relación con la elecciones de Nicaragua hay que situar el viaje a Washington, realizado en los primeros días de mayo, de la directora del diario "La Prensa", Violeta Chamorro, y de su hija Cristiana. Ambas se encontraron con políticos estadounidenses -entre ellos Elliot Abrams- y con el mismo presidente Bush. Doña Violeta, viuda de Pedro Joaquín Chamorro, era señalada como la mas probable candidata a presidente pro la Coordinadora antes de emprender este viaje, pero después de él se ha considerado en varios círculos de opinión nicaragüense que Bush ha enviado claras señales a la oposición respecto al candidato de "su" partido en Nicaragua.

Pero mas que la visita en sí, lo que más críticas desató en Nicaragua fueron las declaraciones de Violeta y Cristiana en Washington, que publicitó "El Nuevo Diario" y la cadena de emisoras estatales. Según estas fuentes, ellas dijeron que de darse un fraude en las elecciones, "habría mejores condiciones para una insurrección" y coincidieron con Abrams en que si se produjera este fraude, debía rearmarse a la contra. "La presión militar de los contras -dijeron- no ha estado mal, pero no tuvo éxito". Sabemos que están listos para más adelante -añadieron-, por el momento que sigan en su lugar" (en Honduras). También afirmaron, según las mismas fuentes, que el acuerdo bipartidista recién firmado daba "confianza" a los nicaragüenses.

De esta manera, y nueve meses antes de las elecciones, empieza a perfilarse con claridad la opción norteamericana: participar en la lucha electoral, a la vez que deslegitimarla, para después del "fraude" y reanudar la guerra, acelerarla "chilenización de Nicaragua".

Sombras en Centroamérica y luces internacionales

En el ámbito internacional hay signos de distinto tipo de relación a este proceso de lucha electoral ya iniciado. En la región centroamericana se está produciendo giro hacia posiciones más conservadoras. En Costa Rica, el Presidente Arias, en su último año de mandato y ya en año electoral, no tiene ni el espacio ni la fuerza con que contó antes . El partido que dirige, Liberación Nacional, está dividido en varias fracciones y su candidato es un miembro de la vieja guardia del PLN, al que Arias, como nuevo generación del partido, se ufanaba en haber superado. Las encuestas dan ventaja al candidato de la oposición, Calderón Fournier, que se presenta por tercera vez consecutiva por el Partido Unidad Socialcristiana.

Mientras, el gobierno de Arias, con un 25% de inflación en 1988


-cifra muy alta para el contexto costarricense-, busca afanosamente que le permitan mejorar artificialmente la situación para enfrentar así una campaña electoral que estará centrada en los temas de política económica. A esto hay que añadir el escándalo en que se han visto involucrados altos dirigentes del partido de Arias por tráfico de drogas. En una situación tan crítica, el margen de independencia que Arias tiene hoy frente a los Estados Unidos se ve notablemente disminuido. Esto explica el apoyo incondicional del presidente de Costa Rica a los términos del acuerdo bipartidista. que contradicen lo firmado por el mismo Presidente Arias en el encuentro de Esquipulas IV en El Salvador.

Honduras, con una deuda de 3 mil millones de dólares, tuvo que desembolsar en 1988, 325 millones como pago de su deuda, un equivalente a la mitad de sus exportaciones. El Presidente Azcona declaró que su país no puede continuar pagando la deuda, lo que le causó un serie de complicaciones, entre ellas las presiones del Banco Mundial y del FMI para que Honduras ejecute una política de ajustes que el gobierno quisiera posponer por el malestar social que provocaría en un país sumamente empobrecido. En esta situación, el apoyo económico norteamericano se vuelve vital, lo que profundiza la tradicional vulnerabilidad del gobierno hondureño frente al de los Estados Unidos. Esta debilidad es la que está entorpeciendo el cumplimiento, por parte de Azcona, del plan de desmovilización de los contratrarrevolucionarios acordados por los cinco presidentes centroamericanos en Esquipulas IV.

A la situación desfavorable a una mayor independencia frente a Estados Unidos, tanto en Costa Rica como en Honduras, hay que añadir el triunfo electoral de ARENA en El Salvador. Cristiani ha sido muy bien recibido en los Estados Unidos y todo indicaría que el sector más moderado de ARENA que él representa estaría dispuesto a dar continuidad al proyecto contrainsurgente de guerra de baja intensidad que hasta ahora encabezó Duarte. "Estados Unidos ya decidió irse a la cama con Cristiani, lo único que le preocupa es lavar algo las sábanas", declaro en Europa Guillermo Ungo, Candidato de la Convergencia Democrática.

En Guatemala, el Presidente Cerezo es cada día más débil y se encuentra aislado en su posición de neutralidad activa y asediado por las fuerzas conservadoras de su país, que han promovido varios intentos de golpe militar. Finalmente, la explosiva situación de Panamá, donde las presiones norteamericanistas, completa el crítico marco en el que desenvolverse el proceso electoral nicaragüense.

Palabras de Gorbachov en Nicaragua

Pero si el contexto centroamericano es negativo, el contexto internacional tuvo en el período que analizamos desde la firma de los acuerdos de Esquipulas IV hasta fines de abril- dos hitos muy positivos. Uno, la gira europea del Presidente de Nicaragua, de la que hablaremos en el próximo número y otro, la visita a Cuba de Mijail Gorbachov. En esta ocasión, el líder soviético dio respuesta a lo que el acuerdo bipartidista había planteado pocos días ante.

En su discurso ante la Asamblea Nacional de Cuba, Gorbachov dedicó especial importancia a Nicaragua y al conflicto centroamericano: "En el cauce de los acontecimientos de los últimos tiempos se abre la perspectiva de la solución pacífica de la situación de conflicto en torno a Nicaragua. Los acuerdos alcanzados hace poco en El Salvador durante el encuentro de Presidentes de los países de la región, sientan, como entendemos, una buena base para establecer la paz en América Central. Una importancia particular tienen la decisión adoptada de disolver a los contras, así como el compromiso de Nicaragua de seguir democratizando la vida del país. La dirigencia del Frente Sandinista de Liberación Nacional ya emprendió la realización anticipada de elecciones bajo control internacional, se reemprendió el diálogo con la oposición interna, se amplían los derechos políticos de los ciudadanos, entró en vigor la ley de amnistía y se contempla la reducción de las fuerzas armadas y de los gastos de defensa."

"Desde luego, la normalización de la situación en la región dependerá mucho de la contribución de los Estados vecinos de Nicaragua, así como de las posiciones de Estados Unidos, donde a la par del reconocimiento de las realidades que tienen lugar en América Central, se mantiene la tendencia de aferrarse firmemente a los principios del enfoque de fuerza. En este sentido, causa preocupación la decisión de continuar la ayuda a los contras. No podemos estar de acuerdo con las declaraciones que se dejan oir en Washington, que tergiversan el carácter de nuestras relaciones con Cuba y Nicaragua."

"Nuestro enfoque de la solución de los problemas de América Central permanece invariable. Nos pronunciamos por una solución latinoamericana del conflicto sobre la base del balance de los intereses de todas las partes involucradas, sin injerencia alguna desde fuera, garantizando el derecho de cada pueblo al desarrollo independiente, y apoyo de los esfuerzos pacificadores de la ONU y la OEA. No podemos estar de acuerdo con la declaración del vicepresidente de Estados Unidos, Quayle, en la cual los países de América Latina son contemplados como un "traspatio" de Estados Unidos".

"Ahora adquieren importancia de primer orden la discreción mutua y el robustecimiento de la confianza entre los Estados Unidos de la región. Junto con Fidel hemos considerado este asunto y estamos convencidos firmemente de que tan sólo puede solucionarse el conflicto por medios políticos. Ahora hay una posibilidad real de garantizar la paz y la seguridad en la región. Una de las condiciones más importantes para ello es la suspensión de los suministros de armas, independientemente de donde procedan. Apoyando la justa causa del pueblo nicaragüense, de corazón le deseamos paz, independencia segura y solución de los difíciles problemas que tienen ante sí".

En rueda de prensa, Gorbachov dijo que se reuniría con los dirigentes sandinistas a mediados de 1989 fuera en Moscú o en Managua, sin descartar un viaje a Nicaragua en un "futuro cercano" . Las declaraciones de Gorbachov sobre Nicaragua, causaron "desaliento" al gobierno de norteamericano, según inmediatas declaraciones del Departamento de Estado.

El apoyo soviético a los compromisos de Nicaragua en el proceso de Esquipulas no es un hecho aislado. En Europa, estos compromisos fueron recibidos con franca aceptación. En España, el presidente Felipe de González habló de un sobrecumplimiento de Nicaragua y facilitó al Presidente Ortega por ello. El apoyo político de Europa Occidental y las perspectivas de incrementar la ayuda de la Comunidad Económica Europea abren nuevos caminos a la paz y al democracia.

En un contexto internacional y nacional complejo, pero con variables nuevas a las mantenidas en los últimos meses, se ha iniciado ya una nueva fase de la lucha por la soberanía nacional de Nicaragua y de la lucha imperialista por impedir esa dignidad.

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