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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 89 | Noviembre 1988

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Nicaragua

Alfabetización en Río San Juan - la mayor hazaña después de la Cruzada

"La clave de todos los logros alcanzados en Río San Juan reside en la movilización social. Y ésta no se consigue de otro modo que "enamorando a la gente", según repite Orlando Pineda, dirigente de la brigada que continúa alfabetizando en esta remota zona de Nicaragua..

Equipo Envío

Rubén Aguilar

Para muchos en Nicaragua la tarea de erradicar el analfabetismo en la Cruzada de 1980, fue empresa a la que dedicaron cinco meses. Para algunos esta tarea sigue siendo el proyecto que da sentido a toda la vida. Es el caso de la Brigada "Benicio Herrera Jeréz", cuyo dirigente en Río San Juan, Orlando Pineda, rezumando contagioso dinamismo y creatividad, insiste en mantener la intensidad, el ritmo y la entrega que caracterizó aquella hazaña.

Desde su llegada a Río San Juan el 20 de febrero de 1983, la historia de esta Brigada se encuentra estrechamente vinculada al porvenir de esta aislada región del país. Su acción no se ha limitado a los muy amplios campos de la educación, sino que extiende su área de trabajo al fortalecimiento y expansión de las organizaciones populares y al reasentamiento de poblados afectados por la guerra contrarrevolucionaria.

Este artículo está basado en el trabajo presentando al Primer Concurso de Envío por Rubén Aguilar.

Río San Juan: Zona Especial y priorizada

Es internacionalmente conocida la participación y movilización de la sociedad nicaragüense durante la Cruzada Nacional de Alfabetización (marzo-agosto 1980), en la que se redujeron los índices de analfabetismo en el país, del 50.3 al 12%, hecho que valió al gobierno de Nicaragua el reconocimiento "Nadesha Krupskaya" de la UNESCO. El involucramiento del conjunto de la sociedad en las tareas de la alfabetización -más de 18 organizaciones y 100 mil brigadas- es un acontecimiento histórico, pero no constituye un hecho aislado en la nueva Nicaragua nacida del triunfo revolucionario, donde participación y movilización son claves de la política sandinista.

La región de Río San Juan permaneció tradicionalmente incomunicada, y por ello distinta y apartada de la dinámica del resto del país. Esta situación contribuyó, entre otras muchas causas, a que se agravaran las condiciones de injusticia y atraso de la región. La participación de los habitantes de esta zona fue escasa durante la época de lucha contra el somocismo, aunque fuerzas del FSLN, el 13 de octubre de 1977, se tomaron el cuartel de San Carlos, capital del Departamento, en una de sus acciones estratégicas más significativas, ya en el final de la dictadura.

En los primeros tres años de revolución no logran modificarse las condiciones de atraso y de falta de participación en la región, aunque fue un triunfo el que durante la Cruzada Nacional de Alfabetización, 1348 brigadistas lograron bajar el índice de alfabetismo del 96 al 36.17%. la población vio entonces los primeros frutos de la revolución.

En julio de 1982 se renueva la división política de Nicaragua y el país se organiza en seis regiones y tres zonas especiales, entre ellas la del Río San Juan: Zona Especial III. Las zonas especiales son las de mayor lejanía, pobreza y atraso económico y social respecto al resto del país. A partir de 1982, estas regiones se convierten en "priorizadas" por el gobierno de Nicaragua para la canalización de recursos humanos y materiales que aceleran el proceso de reforma agraria, la salud, la educación, la infraestructura y el desarrollo económico. La nueva división política permitió también la descentralización y el desarrollo de iniciativas propias de la región.

Dentro del conjunto de esfuerzos realizados para la zona priorizada está la llegada, el 20 de febrero de 1983, de 86 maestros de otras regiones que constituyen el contingente inicial de la brigada "Benicio Herrera Jerez".

Construir las escuelas y no limitarse a sus cuatro paredes

Benicio Herrera fue un muchacho creativo, dinámico, audaz, que nació en Jinotepe (Carazo), done fue primer director de circuitos, después de haber participado en la insurrección contra Somoza. Las necesidades del pueblo lo llevaron a formar parte de un grupo de educadores que trabajaban en Zelaya Central bajo la coordinación de Orlando Pineda. en uno de sus viajes hacia esa región del país murió en accidente.

Cuando en 1983, parte del personal que trabajaba en Zelaya Central se traslada a Río San Juan a pedido del Ministro de Educación, muchos casi no sabían ni dónde se ubicaba esta zona. Sí sabían que debido a los ataques contrarrevolucionarios habían sido retirados los 115 maestros cubanos que hasta entonces se hacían cargo de la educación allí. Sabían también que, aunque habituados a trabajos pesados y a regiones hostiles, los que se les presentaban en Río San Juan lo eran mucho más. Se tuvieron que exigir mucho, como Benicio, que una vez vino de la ciudad a trabajar en un territorio desconocido, lejos de su familia. Por eso decidieron ponerle su nombre a la brigada que formaron.

A los responsables, en especial a Orlando Pineda, se les ocurrió iniciar un proceso de reclutamiento en las escuelas normales de León, Chinandega, Managua y Carazo. No era fácil. Mas de 10 mil niños y jóvenes en edad escolar dispersos por toda la región no contaban con ningún maestro y además, por la pobreza de la zona y por los constantes ataques de la contra, casi nadie quería ir.

Cuenta Orlando Pineda: "Yo me presenté a las normales y les dije la verdad: ustedes y yo vamos a ir a conocer esa zona. Yo miro que allí hay zancudos y que allí tendremos que hacer nuestros camarotes. Allí vamos hacer nuestras propias champas, nuestras propia alimentación. Allí tendremos que vivir cada día más unidos, vivir en colectivo". Las palabras y el ejemplo resultaron convincentes y en febrero de ese año llegaron a Río San Juan los primeros 86 nuevos maestros, ya como miembros de la Brigada "Benicio Herrera Jerez". Meses después, en junio, se incorporaron otros 115.

Las visitas a las normales se repiten. En 1984 el número total de maestros en Río San Juan es ya de 350, y sube hasta 416 en 1985 y a 437 en 1987. A partir de 1985 el número permanece casi estable. Se prioriza entonces la Escuela Normal "Mélida Anaya Montes", de Río San Juan. En 1986 se gradúan los primeros 35 maestros locales. En 1987 son 30.

Por las condiciones de guerra de la zona, muy intensa entre 1983 y 1985, los maestros de la Brigada tienen también entrenamiento militar . La carencia de recursos, en lugar de dificultar la tarea de la brigada, fue un elemento fundamental en el éxito y desarrollo de la misma. En 1985, al hacer un recuento de la labor de los maestros en Río San Juan, el Ministro de Educación, padre Fernando Cardenal, decía a Orlando Pineda: "Yo creo que ahí está el secreto. A vos te hace falta cemento, te hacen falta textos y vehículos, combustible, te hace falta todo y sin embargo yo puedo asegurar que sos el Delegado Regional que menos me pedís, sos el que menos problemas me tras y lo que continuamente me están ofreciendo son inauguraciones de nuevas escuelas, de nuevos proyectos".

El proceso de selección para ingresar a la brigada -a pesar de la necesidad de maestros- fue riguroso en 1983 y 1984. Además del deseo y la decisión personal de incorporarse al trabajo se requería un buen rendimiento académico, participar durante las vacaciones en los cortes de café y haber sido aceptado en la Juventud Sandinista 19 de Julio, organización popular juvenil.

En el primer año, de la escuela normal de León se presentaron 100 candidatos, pero sólo fueron aceptados 40. En los años siguientes ya se fue menos exigente.

Ante las dificultades propias de la zona, entre ellas la carencia de vivienda, pero también como parte del objetivo de intensificar la convivencia con los pobladores y resolver con ellos sus problemas, los miembros de la Brigada -desde su origen un 90% mujeres vivieron en casas comunes construidas por ellos mismos y comieron también en comedores colectivos. La Brigada atendió también una guardería para los hijos de los maestros y otros niños del pueblo, en la población de San Carlos.

El proceso de construcción de escuelas fue un esfuerzo común de los maestros, la comunidad y la Brigada "Bertold Brecht", integrada por jóvenes de la República Federal Alemana que desde 1984 estuvieron en Río San Juan. Austria, Italia y el País Vasco también han ayudado solidariamente al proyecto.

La visión integral, que nace de una formación integral es algo esencial en el programa de la Brigada. El maestro no está allí para encerrarse entre cuatro paredes. Su labor no debe ceñirse a ese estrecho horizonte. En la opinión y práctica de esta brigada, los maestros deben ser los que dirigen la construcción de nuevas escuelas, los primeros en las jornadas de vacunación, en la defensa militar, en la enseñanza en todos sus aspectos, incluso en la cocina. Todo esto nace de una mística: sentir como propios los problemas de los demás. Los maestros viven como campesinos, comen y trabajan como ellos y juegan junto a sus niños. Por eso tuvieron autoridad y arrastre para convocar al estudio.

Los técnicos del Ministerio, que tuvieron bajo su responsabilidad extensas zonas y un sinnúmero de caseríos, fueron también moldeados así y muchas veces trabajaron como ingenieros o albañiles junto a los campesinos. Las escuelas así construidas no son "del Ministerio", sino de la comunidad que unida las levantó.

"Hay que partir de la realidad -decía a la Brigada el Padre Cardenal-, hay que potenciarnos nosotros, potenciar lo que tenemos. Esa es la educación en pobreza: partir de la realidad, exigirnos más a nosotros. No podemos conseguir mucho cemento para escuelas, no podemos conseguir mucho papel para textos, muchos dólares para lápices, pero podemos exigirnos mucho más, tener más coraje, más creatividad, y eso es lo que yo estoy viendo en el trabajo que ustedes están realizando..."

La guerra rompió una larga inercia

Hasta 1983 los ataques de las fuerzas contrarrevolucionarias en la zona fueron dispersos y esporádicos, pero a partir de ese año se incrementaron e intensificaron. Las bandas de ARDE, al mando de Edén Pastora, atacaron en ese tiempo las pequeñas poblaciones de Las Azucenas, el Castillo y San Miguelito, al tiempo que asesinaron y secuestraron a campesinos de caseríos aislados en la zona noreste y sur de la región.

La guerra genera en la población una nueva actitud. Hay necesidad de defenderse y de resolver múltiples problemas provocados por la acción de los contras. La población es ahora la que busca la organización para hacer frente a la nueva situación. La intensidad de la guerra rompe una inercia secular.

Estructuras como la de las milicias populares, la autodefensa o la defensa civil, creada en la zona en 1982, se consolidan. Lo mismo sucede con las estructuras de las organizaciones populares. La guerra fue haciendo nacer un proceso creciente participación.

Pero la guerra, que afecta las condiciones de vida de la población y neutraliza los esfuerzos económicos de la revolución, no explica por sí sola y de manera aislada la organización popular. La priorización de la región, con la llegada de la Brigada educativa, y la intensificación del proceso de reforma agraria, precedieron a la guerra.

La guerra provoca la segunda gran movilización en Río San Juan -la primera fue la Cruzada de Alfabetización-. La reubicación y creación de asentamientos para la familia, que aisladas y dispersas en la montañas eran fácil blanco para las bandas contrarrevolucionarias, transformó el mapa poblacional de la zona. "Los ataques contra familias indefensas despiertan la conciencia de la gente de los cascos urbanos. Entienden ahora, solidariamente, que es necesario ayudar a esos hermanos', afirma Alma Nubia Leytón, 27 años, maestra de la Brigada.

Desde 1983 se ve la necesidad de reubicar y concentrar a la población en lugares seguros para su defensa, de fácil acceso, y con condiciones para la producción. El gobierno regional canaliza esfuerzos para esta tarea, en la que participaron los organismos populares y, de manera muy especial, la Brigada "Benicio Herrera Jerez". Con el esfuerzo conjunto se logra la reubicación de todas las familias que vivían en zonas peligrosas: 9 mil personas que comienzan a vivir en 16 nuevos asentamientos rurales, que pronto se convierten en importantes centros para los proyectos de desarrollo en la región.

Territorio libre de campesinos sin tierra

Desde un principio la revolución empezó a intentar cambios fundamentales en la región de Río San Juan, donde en 1979 el 2.2% de las fincas tenían el 67.3% de las tierras cultivables. Entre los propietarios con más tierras se incluía el dictador Anastasio Somoza. La reforma agraria fue privilegiada en la zona por el gobierno.

La dispersión de la población campesina -con caseríos el 70.3% del total -de no más de 6 u 8 familias, más un sinnúmero de "candiles" casas solas) y las tradicionales condiciones de atraso dificultaron todas las tareas.

Fueron muchos los lugares donde los maestros, a falta de personal y abundancia de peligros, tuvieron que hacer las veces de delegados de gobierno, enfermos, jefes de la defensa civil y hasta de jueces. Por esto, los maestros se convirtieron en uno de los principales blancos de la contra, lo que les obligó a cambiar periódicamente de casa e incluso a dormir en el monte.

Los maestros de la Brigada tuvieron preocupaciones amplias y no sólo se interesaron por la educación, sino también por fortalecer las cooperativas. Recuerda Orlando Pineda: "Lo que hacíamos era reunir a todos los campesinos organizados. Si en un asentamiento no hay escuelas, por ejemplo, el maestro reúne a toda la población: a la UNAG, a la ATC, a los CDS, a los niños... y entonces se discute sobre la necesidad de la construcción de la escuela, sobre la importancia que tiene que todos colaboren. Una vez que se toma la decisión la comunidad entera participa. Las mujeres campesinas, durante la tarea de la construcción, hacen tortillas, frijoles, pozol. Y los hombres trabajan en la construcción de esa escuela, los campesinos son los que asierran la madera y hacen todo..."

El operativo militar "Soberanía", concluido oficialmente en octubre de 1985, no sólo consigue la derrota de los contrarrevolucionarios de ARDE sino que consolida las estructuras locales de la defensa civil y también las del ejército. Durante 1983 y 1984 fue necesario traer tropas del Pacífico a Río San Juan, pero a partir de ese momento la Zona Especial III pudo hacer frente, con sus propios hombres, a su propia defensa.

La tercera gran participación y movilización social en la zona la constituyó el esfuerzo por dotar a todos los campesinos de tierras. De hecho, el esfuerzo comenzó a los pocos días del triunfo, y alcanzó un momento relevante en 1983 con la reubicación en los nuevos asentamientos, en donde se organizaron cooperativas productoras de granos básicos, ganadería, raicilla y palma africana.

Al incrementarse la guerra, se intensifica el programa de reforma agraria, se acelera la entrega de tierras y programas de desarrollo: palma africana, arroz, producción ganadera, pesca, coco, explotación forestal planificada y procesamiento de la madera. Para 1985 se establecen acuerdos y coordinación entre el Ministerio de Educación y el Ministerio de Reforma Agraria para apoyar la formación en las cooperativas agrícolas recién creadas.

Después de muchos esfuerzos de todos los sectores sociales y del gobierno, en octubre de 1986 Río San Juan es declarado "primer territorio libre de campesinos sin tierra". Si en 1978 las grandes propiedades abarcaban el 87% de las 300 mil manzanas de fincas, en 1987 sólo tenían el 7%. Ahora, las cooperativas y las Unidades de Producción Estatal (UPE) abarcan más del 79% de las tierras de fincas.

Estas tres grandes movilizaciones y la reforma agraria prepararon una cuarta gran acción: la erradicación total del analfabetismo en Río San Juan.

"Enamorar" a los alumnos para acabar con el analfabetismo

Con la llegada en 1983 de los primeros maestros de la Brigada "Benicio Herrera Jerez" se incrementaron en la región dos esfuerzos paralelos. Por un lado se trabaja por contener el analfabetismo -que había sido reducido en 1980 del 96% al 36.17%, pero tendía a crecer- y por otro, se construyen escuelas e impulsa el primer año y el multigrado. A la par, se prepara la apertura de la primera normal de la zona y se consolidan los Consejos Consultivos de Educación, con la participación del Ministerio de Educación y los organismos de masas, creados en 1981 para la Consulta Nacional sobre Educación.

Con la intensificación de la guerra de los contras, los problemas de la región crecieron. Entre ellos están el estancamiento de la educación y los bajos rendimientos escolares. En definitiva, el retorno del analfabetismo.

En noviembre de 1984 se decide preparar el Operativo "Carlos Fonseca Amador", la cuarta gran movilización social de la región, destinada a acabar con el analfabetismo y que se desarrolla, en un primer momento, a la par del "Operativo Militar Soberanía" y del esfuerzo por dotar de tierra a todos los campesinos de la región.

La derrota de la contra en la región, en 1985, posibilitó una mayor movilización de los alfabetizadores. Y la entrega de tierras de cultivo a los campesinos permitió relacionar estrechamente ambos programas. Las "bases materiales" para acabar con el analfabetismo estaban sentadas.

Desde un principio estaba claro también -así lo asegura Orlando Pineda- que la erradicación del analfabetismo era sobre todo una tarea política por eso llevó el nombre del fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional y no era posible si no se implicaba a toda la población. El punto estaba en cómo llegar a la gente, al grupo, y esto sólo se puede lograr cuando se habla el mismo idioma, cuando se dice la verdad, cuando se quiere a la gente. NO es un problema metodológico -insiste Pineda-, la alfabetización es un problema de amor, de cómo vos me querés y de cómo yo te quiero".

Es en este punto en el que más insiste Orlando Pineda. Con crecido apasionamiento según su experiencia, lo que erradica el analfabetismo no es una buena cartilla ni sabias disquisiciones metodológicas ni toda la voluntad del mundo, sino el saber "enamorar" a los educandos para que asistan al colectivo de educación popular. Así se enamoraron los niños de Solentiname, que recibían clases en la iglesia en la que predicó el sacerdote y poeta Cardenal. Como enamoraba Jesús García, desde la aparente impotencia de su silla de ruedas, alfabetizando a 60 alumnos. Como enamoraron muchos maestros, invirtiendo todo su tiempo libre en la aplicación y enseñanza de curiosos y más eficaces métodos para destuzar -con un cacho de venado-, para desgranar -en una madera con grapas- para escoger el mejor maíz para la siembra.

Todo esto lo divulgaban y multiplicaban los maestros, tras haberlo aprendido del pueblo, en una muestra de lo que es la esencia de la educación popular: cultivar y divulgar entre el pueblo lo que éste mismo sabe.

En el desarrollo de la campaña y como parte de la acción de toda la sociedad, dos estructuras jugaron un papel determinante: los Consejos Consultivos -y con ellos las organizaciones de masas- y la Brigada "Benicio Herrera Jerez".

Un operativo difícil y exitoso

En la campaña, una de las tareas fundamentales de los maestros, tal vez la más importante, fue la de reactivar, consolidar y hacer funcionar los Consejos Consultivos. Con ellos, era necesario alfabetizar a 5 mil personas en la región e intensificar los esfuerzos para que todos los niños en edad escolar -7 a 12 años- se incorporaran a las aulas.

Un censo preciso de los analfabetos, previo al inicio de la última etapa del operativo, en 1987, fue encomendado a los maestros de la Brigada. Se hizo con la participación de la comunidad y se vio entonces con exactitud que era todavía necesario enseñar a 2.476 analfabetos mayores de 10 años.

El operativo que combinó la acción intensiva con la extensiva, precisó qué asentamientos y centros urbanos y productivos debían ser trabajados cada año. Después, se mandaba a esos lugares a los mejores maestros y a los mejores técnicos. Constantemente, los mejores cuadros reforzaban el trabajo en los puntos más débiles de los lugares priorizados.

En esas zonas priorizadas, a la par que los maestros creaban los Comités de Educación Popular (CEP), ponían también especial atención al primer grado -garantizando que no quedara ningún niño de 7 a 8 años son escuela-, al mutligrado y a la educación de la población escolar adulta.

En la brigada había maestros que se encargaban de reforzar la capacitación técnica de todos los maestros que hacían el operativo, y otros que multiplicaban la experiencia con los maestros populares de los organismos de masas y de los de las Fuerzas Armadas, quienes asumían la tarea de alfabetizar a todos los solados, incluso en los puestos fronterizos más cercanos a las zonas de combate.

La dedicación constante y la movilización permanente de todas las estructuras implicó la participación de más de 400 maestros y resultó elemento clave y determinante del éxito del operativo.

Los Consejos Consultivos creados en 1981, pero inactivos cuando comenzó el trabajo, se integraron, tanto en el campo como en la ciudad y en las empresas con las siguientes estructuras: Comités de Defensa Sandinista (CDS), Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos (UNAG), Juventud Sandinista 19 de Julio (JS19J), Asociación Nacional de Educadores de Nicaragua (ANDEN), Milicias Populares Sandinistas (MPS), Asociación de Mujeres Nicaragüenses "Luisa Amanda Espinoza" (AMNLAE). Participaron también representantes de la Iglesia y del gobierno. En las empresas, los directores también se integraron a ellos. En Río San Juan se estructuraron así 45 consejos.

Las tareas fundamentales de los Consejos fueron: dirigir y coordinar el operativo, conocer y controlar las dificultades que se daban y poner en práctica soluciones convenientes, garantizar una permanente y sistemática propaganda durante todo el desarrollo del operativo, apoyar todas las actividades de promoción de matricula, asistencia, retención y promoción de alumnos y mantener una permanente motivación entre los trabajadores del campo y la ciudad, amas de casa y jóvenes analfabetos, para que ingresaran y permanecieran en el operativo hasta su alfabetización, promover entre los miembros de los organismos de masas su participación como maestros populares y dar seguimiento a los mismos y evaluar permanentemente el desarrollo del operativo.

A través de los Consejos Consultivos se organizaron y realizaron visitas casa por casa en todo Río San Juan, para divulgar los objetivos del operativo e incitar a todos a su incorporación. Fue éste también el mecanismo de búsqueda de todos los analfabetos. Las organizaciones de masas, en los Consejos fueron también las responsables de seleccionar y motivar la participación, dentro de sus filas, de maestros populares que asumieran también, sobre todo dentro de su propio organismo, las tareas de la alfabetización. Se incorporaron así al operativo 300 maestros populares.

El trabajo de los Consejos Consultivos, fue otro de los logros de la campaña, porque redundó en la consolidación y desarrollo de las organizaciones de masas que participaron en ellos y también permitió que surgieran y se capacitaran nuevos cuadros. En una evaluación del Ministerio de Educación en la Zona Especial III se dice: "Uno de los logros más importantes de la Cruzada Regional de Alfabetización es que ahora se cuenta con una red de 45 Consejos Consultivos de base, tres zonales y el regional funcionando con gran experiencia de sensibilización, organización, movilización, investigación, propaganda y agitación, prácticamente en todos los territorios de la Zona Especial III. Estructuras que no sólo responden a la educación, sino que de hecho son organismos populares de gestión que pueden responder a muy variadas necesidades de la revolución en Río San Juan".

El grupo de nicaragüenses que hizo posible este milagro, entendieron, como dice Orlando Pineda que "ser maestro es un don de la vida y en completo amor y entrega a la humanidad". Recibieron en diciembre de 1986 la Orden "Ramírez Goyena" del gobierno de Nicaragua de manos del Presidente de la República. "Tenemos que sacar lecciones, en primer lugar dentro del magisterio, de este tipo de experiencia dijo Daniel Ortega. Esto tiene que ver con la conciencia, con la mística. Hay una mística. Y cuando hay mística se puede hacer tareas que parecen imposibles. Ahí donde antes se producía analfabetismo, porque eso es lo que producía el somocismo, la revolución a través de ustedes ha llegado a producir alfabetismo, a alfabetizar a la población".

La dinámica generada por la Brigada "Benicio Herrera Jerez" y los Consejos Consultivos lograron reducir el analfabetismo de un 35% en 1985 al 3.77% en octubre de 1987, erradicando de hecho el analfabetismo en la región. Después de este éxito y aprovechando la conciencia colectiva y social que se generó en la población a partir del operativo "Carlos Fonseca Amador" se desarrolla ahora en la zona un intenso programa educativo para que lo aprendido en la alfabetización no se olvide y no regrese el analfabetismo por desuso de la cultura y la escritura.

Río San Juan se prepara también para lo que será la quinta gran movilización social después del triunfo de la revolución un gran operativo de salud que erradique las enfermedades tradicionales en la zona. La Brigada "Benicio Herrera Jerez" y los Consejos Consultivos están seguros, que una vez más alcanzarán el triunfo.

La radio, los símbolos y los lemas

Hay que señalar dos elementos que contribuyeron mucho al éxito de la campaña: la propaganda general y masiva y los símbolos y los lemas que motivaron y alimentaron la mística alfabetizadora. Ambos fueron elementos clave en el proceso de participación y movilización social.

La campaña de matrícula para comenzar la recta final en 1987 fue masiva. Se usó propaganda escrita, radial, se colocaron rótulos y carteles por todas partes. Esto apoyó y legitimó socialmente la propaganda directa que se había hecho casa por casa en todo el territorio de Río San Juan. Ambas se complementaron. Sin las visitas a domicilio la propaganda nada había logrado y sin la campaña permanente de propaganda masiva, las visitas casa por casa no hubieran sido tan aceptadas por la población.

Durante todo el operativo, en especial en la recta final, la radio regional "13 de octubre" hizo una permanente propaganda con cuñas o programas especiales sobre la alfabetización. En ocasiones, la radio hacía programas en directo en los Colectivos de Educación Popular (CEP), para hacer entrevistas y recoger testimonios. La radio también recibía y lanzaba al aire las cartas que escribían los recién alfabetizados.

Los símbolos dieron una mística a la lucha por la erradicación del analfabetismo. Cada colectivo de Educación Popular (CEP) tomó el nombre de un mártir o de un héroe en la lucha contra el somocismo o la contra. Se trataba siempre de que fuera alguien de la región de Río San Juan y todavía mejor, alguien del mismo poblado o empresa. Cada uno de los colectivos creó lemas para impulsar y motivar la participación.

A partir del mes de mayo, el operativo tuvo diferentes consignas cada mes. En ellas se sintetizaba el espíritu y la intención de la tarea del mes y se estimulaba una acción mas consciente de los alfabetizadores y los Consejos Colectivos. Los lemas nacían de la historia y buscaban encarnarse en el corazón de la lucha. Mayo: "Para formar cuadros tenemos que bajar líneas concretas y éstas evaluarlas". Junio: "Es buena la confianza, pero es mejor el control". Julio: "Hay que fortalecer la organización a partir de los CEP". Agosto: "Ustedes como jóvenes tienen la responsabilidad de alfabetizar al mundo". Septiembre: "Patria libre o morir. Octubre: "Tenemos la confianza y el deber de seguir adelante pegados al pueblo. Hay que estar preparados para cambiar".

La utilización permanente y constante de símbolos, lemas y distinciones que motivaron el trabajo y alimentaran la mística, tanto entre los alfabetizadores como entre los alfabetizados, constituyó un elemento relevante en la erradicación del analfabetismo en Río San Juan.

Cuando uno se aventura a viajar rumbo a San Carlos por tierra, es testigo de la sobrecarga vigilancia a que están sometidos todos los puentes, como señal de los frecuentes ataques y emboscadas que se producen en ese trayecto, una de cuyas víctimas fue un maestro de la Brigada "Benicio Herrera Jerez".

Quizá también el viajero tenga que esperar a que pongan nuevos tablones al puente que atraviesa el río Tepenaguazapa, cosa frecuente dado el creciente caudal de ese río en tiempo de lluvias. Hay escasez de recursos en todo. En la totalidad del territorio de Río San Juan el Ministerio de Educación no cuenta con más de 15 máquinas de escribir.

Los únicos anuncios distribuidos en el borde de la carretera, ya en las inmediaciones de San Carlos, son los que animan a integrarse a las jornadas de educación y ponen gozoso empeño en consignar los logros educativos de la región, entre los que se destaca la declaración de Territorio Libre de Analfabetismo, hecho que mereció a la Brigada la obtención de la Orden "José Benito Escobar", grado en oro. En Río San Juan, ahí en el lugar de los hechos es donde se hace más patente la desproporción entre los materiales con los que cuenta la Brigada y la desconcertante variedad de batallas que ha librado airosamente.

Ahora los maestros han decidido hacerle frente al permanente problema del abastecimiento, procurándose ellos mismos su sustento con la creación de una finca en un predio de 20 manzanas muy próximo a Costa Rica. La finca ha sido levantada con las propias manos de estos maestros y forma parte del proyecto llamado 'Y se ensuciaron las manos", que pretende superar la separación que históricamente ha existido entre el trabajo manual y el intelectual y contribuir, al mismo tiempo, a la defensa de la economía familiar y al mejoramiento de la dieta alimenticia.

Si esta experiencia tiene éxito, podrá extenderse a todo el magisterio nacional. Entre tanto, los 40 maestros en ella involucrados invierten todos sus fines de semana en despale, cría de animales domésticos y siembras, transformándose de técnicos educativos, en técnicos en frijoles, en yuca y en gallinas. El peso que se han echado encima no les hace descuidar su trabajo y a veces se les ve haciendo horas extras en la preparación de asesorías para otros departamentos.

Hoy, el 40% de los maestros de Río San Juan llegó de otros lugares del país y el resto es "ombligo", como llama Orlando Pineda a los nativos, a los que dejaron allí su ombligo. Pero muy pronto, todos los maestros serán de Río San Juan. Y ésta será otra gran victoria que apuntar en la lista de los sueños que estos jóvenes hicieron realidad.

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