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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 432 | Marzo 2018

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Nicaragua

Nueva Guinea y El Castillo: “¿A dónde nos vamos a ir?”

La dinámica de acaparamiento de tierras que viene ocurriendo en Nueva Guinea y El Castillo, es, entre otras cosas, telón de fondo de la lucha anti-Canal que lleva adelante el movimiento campesino, organizado desde hace cuatro años para defender sus tierras, el lago Cocibolca y la soberanía nacional. ¿Quiénes acaparan tierras en estos dos municipios? ¿Y qué consecuencias está provocando esta acelerada acumulación de tierras, para dedicarlas a monocultivos, en las familias rurales, en las comunidades, en el medioambiente?

Amaru Ruiz Alemán

Al terminar la guerra de los años 80 se definieron territorios para que, tanto la población que fue desplazada por el conflicto armado, como la que combatió y entregó sus armas, se estableciera y volviera a la vida civil y a trabajar la tierra. Esos territorios garantizarían también la protección de importantes ecosistemas naturales.

Sin embargo, ambos propósitos no han sido respetados por la alianza entre el gobierno central, el capital nacional y el capital extranjero, tres actores que dicen promover el “desarrollo” del país. Está sucediendo esto en varios puntos de nuestro país.

Lo investigamos específicamente en el sureste de Nicaragua y en dos municipios, Nueva Guinea y El Castillo. Ambos suman una superficie de algo más de 4,300 kilómetros cuadrados.

CADA VEZ MÁS TIERRAS EN MENOS MANOS


En la última década hemos visto surgir en el sureste de Nicaragua una cadena de problemas y conflictos muy negativos: una acelerada pérdida de bosques, poblaciones que invaden áreas protegidas (en esa zona está la Reserva Biológica Indio-Maíz), acelerado tráfico y compraventa de tierras, concentración y acaparamiento de tierras, conflictos por tierras… Todos estos problemas tienen como marco el continuo avance de la frontera agrícola que viene experimentando Nicaragua desde hace años. Y todos se agravan porque las instituciones encargadas de aplicar la legislación ambiental apenas la aplican. Porque se sigue fomentando una ganadería extensiva. Y porque desde el gobierno central se privilegia un modelo de desarrollo basado en megaproyectos y en monocultivos en grandes extensiones de tierra destinadas a la agroindustria para la exportación.

Nueva Guinea y El Castillo están ubicados en la zona de amortiguamiento de la Reserva Biológica Indio-Maíz. Nueva Guinea es considerado un municipio de la llamada “vieja frontera agrícola”. Allí ya no existen áreas que puedan considerarse frontera agrícola porque entre 2000 y 2005 se extendieron los cultivos al 18% de tierra que permanecía aún con bosque original. Por el contrario, El Castillo es considerado como un municipio de la “nueva frontera agrícola”. Allí el 42% del territorio es aún parte de la zona núcleo de la Reserva Indio-Maíz y del territorio Rama-Kriol, donde viven poblaciones indígenas y afrodescendientes.

¿Qué vimos en nuestra investigación en ambos municipios? No sólo concentración de tierras, lo que significaría un proceso de acumulación de tierra para determinados fines. Vimos acaparamiento, un proceso de acumulación en el que acumular significa hacerlo a costa de desposeer a otros. El acaparamiento de tierras implica, por eso, una injusticia.

Retomamos el concepto de OXFAM y construimos uno propio, definiendo el “acaparamiento” como el “proceso de adquisición de tierras superior a 200 hectáreas, basado en mecanismos que implican cambios en el acceso, uso y control de la tierra, que conllevan a dinámicas de desplazamiento de la población por presiones comerciales e intereses foráneos, con un impacto negativo en lo social, ambiental y económico”. Fue ese acaparamiento lo que vimos en ambos municipios.

¿QUIÉNES SON
LAS EMPRESAS QUE ACAPARAN TIERRAS?


Los datos de los Censos Agropecuarios realizados en Nueva Guinea y El Castillo -no actualizados desde 2011- muestran que entre 2001 y 2011, los niveles de desigualdad en la distribución de la tierra se habían incrementado ya en ambos municipios y que la tierra estaba cada vez más en menos manos. Midiendo la desigualdad en la distribución de la tierra con el coeficiente de Gini los censos indican que en esos diez años en El Castillo se dio un incremento del 12.8% en el coeficiente de desigualdad, pasando de 0.444 a 0.501. En Nueva Guinea fue aún mayor el incremento: 24.7%, pasando de 0.449 a 0.560. Esta desigualdad en la distribución de la tierra es similar a la que existía a nivel nacional en esos años: un incremento del coeficiente del 6.7%, pasando de 0.732 a 0.781.

Identificamos a siete empresas que acaparan tierras en los dos municipios que investigamos. Tres en El Castillo controlan el 16.4% del territorio municipal. Y cuatro en Nueva Guinea controlan el 21.6%. Son estas las empresas acapa¬ra¬do¬ras de tierras:
Palmares del Castillo S.A. (PALCASA) – Empresa nicaragüense vinculada al grupo económico de las empresas de la Aceitera El Real Sociedad Anónima (ACEREAL). Se instaló en El Castillo en 2004 para producir palma africana bajo el sistema de monocultivo. De la palma africana se obtiene un aceite que utiliza la industria alimenticia, la de cosméticos y también la energética para fabricar biodiesel.

Al llegar a El Castillo esta empresa adquirió unas 567 hectáreas de tierra. En 2016 tenía ya unas 6,350. Actualmente, PALCASA tiene también el usufructo de otras 230 hectáreas, en propiedad de pequeños productores de palma africana, a los que está “beneficiando” con la entrega de plantas nuevas para que sustituyan las viejas. La ampliación del monocultivo de palma africana recibió un financiamiento de unos 7 millones de dólares de la Sociedad Alemana para Inversiones y Desarrollo (DEG), que integra el Banco Alemán al Desarrollo (KFW).

Maderas Cultivadas de Centroamérica S.A. (MCC) – Empresa de origen costarricense, miembro del grupo económico Grupo Forestal Los Nacientes. Se instaló en dos municipios, El Castillo y San Carlos, en 2005 para plantar melina, un árbol de origen asiático, introducido en Costa Rica, que aprovecha la industria maderera (muebles, construcción, embalaje…). En 2007 la empresa ya había adquirido 3,084 hectáreas de tierra, destinando unas 1,918 a plantaciones de melina y dedicando el resto a protección forestal. En 2011 la empresa poseía 4,489 hectáreas, 1,489 de bosque bajo protección y unas 3,000 de plantación para la industria maderera.

En 2013 la empresa tenía unas 3,753.86 hectáreas sólo en El Castillo, una superficie que representaba el 19% del total de las plantaciones forestales de Nicaragua. Para lograr tanta tierra habían comprado ya 158 fincas a familias campesinas, compras que realizaron con el financiamiento de 1 millón 500 mil dólares que dio a su Grupo Forestal la Corporación Interamericana de Inversiones (CII) del Grupo BID.

Agro-Industrial del Río S.A. – Empresa nicaragüense vinculada al grupo económico asociado a la empresa Camarones del Pacífico (CAMPA). Se instaló en El Castillo en 2012 para producir cacao en sistema de monocultivo, adquiriendo 303.73 hectáreas. En 2016 ya era dueña de 1,350 hectáreas, 800 dedicadas a cacao. Algunas áreas las tiene hoy experimentando con el cultivo de plátano.

Distribuidora de Granos de Nicaragua S.A. (DIGRANISA) – Empresa nicaragüense del grupo Comercial Internacional Exportadora (CISA-Nicaragua), que forma parte del Grupo de Café Mercon. Se instaló en Nueva Guinea en 2005 para experimentar y producir café de la variedad robusta, adquiriendo sólo 33.5 hectáreas. En 2016 tenía ya 1,223.14 hectáreas. Esta empresa recibe el usufructo de 700 hectáreas de tierra en manos de 40 productores. La empresa ha adquirido tierras gracias al financiamiento de 10 millones de dólares que recibió de la Corporación Financiera Internacional (IFC) del Grupo Banco Mundial.

Banapiña de Nicaragua S.A. – Empresa nicaragüense-estadounidense, subsidiaria de la compañía Fresh Del Monte Produce Inc. Se instaló primeramente en León. Después, en 2008 en Nueva Guinea para producir piña. Se desconoce cuántas hectáreas adquirió al llegar al municipio. En 2016 cuenta con 1,000 hectáreas.

Compañía Desarrolladora Latinoamericana S.A. – Empresa de origen chino vinculada al grupo económico Hong Kong Nicaragua Canal Development Investment Co. (HKND). Está prevista su instalación en tierras de Nueva Guinea, Bluefields, San Miguelito, San Carlos, Rivas, Tola, Altagracia, Moyogalpa, San Jorge y San Juan del Sur. A esta empresa el gobierno le entregó en 2013 la concesión para construir el Canal Interoceánico. Aunque aún no tiene tierras en propiedad, esa concesión y la Ley 840 le permiten expropiar a su favor unas 28 mil hectáreas sólo en el municipio de Nueva Guinea.

Los grandes ganaderos – También son acaparadores de tierras en el sureste de Nicaragua. En esa zona seis familias ganaderas son propietarias de unas 12,600 hectáreas, poseyendo en promedio unas 2,100 cada familia. El modelo de ganadería extensiva se ha convertido en el referente a seguir por otras familias ganaderas de la zona, que también presionan para adquirir más hectáreas en la medida en que crece su hato ganadero.

UNA CADENA
DE PROBLEMAS SOCIALES Y AMBIENTALES


Los procesos de acumulación de tierras por estos acapa¬ra¬dores de tierras causan una cadena de problemas.

Reducen la posibilidad de que las familias campesinas tengan tierras que dedicar a sistemas de agricultura familiar. Los precios de las parcelas aumentan por la especulación del mercado de la tierra que provocan las grandes empresas, siempre en expansión.

A las familias campesinas les resulta muy difícil, una vez venden sus tierras, adquirir nuevas en los lugares en donde expanden sus posesiones estas empresas y lo más fácil entonces es buscar tierra en zonas de precios más favorables, que por lo general son las de las reservas protegidas. En la zona núcleo de la Reserva Biológica Indio-Maíz, 20 manzanas cuestan unos 100-170 dólares, mientras que en las zonas de amortiguamiento de la reserva, donde se ubican las empresas acaparadoras, una sola manzana vale de 2,000 a 3,100 dólares. Además, todo el proceso de transacción de tierras que hacen las familias campesinas en las reservas es ilegal y las deja sin documentos de las tierras que adquieren.

Comprobamos en la investigación que la invasión de familias campesinas de áreas protegidas está estrechamente relacionada con las presiones de las empresas para que vendan sus tierras y con la frustración que arrastran las familias más pobres, que nunca lograron estabilizarse en ningún lugar y que no encuentran otra salida que esta permanente “migración económica”.

El acaparamiento de tierras está transformando estos territorios. Nuevos acaparadores aparecen cada vez en mayor número, en su mayoría sin transparentar sus intereses. Su llegada y la compra de tierras trastornan las relaciones y normas informales de convivencia que las comunidades campesinas de estas comunidades tienen respecto de la tierra.

Además, los sistemas de producción basados en agroindustria para la exportación y las prácticas de monocultivo extensivo que emplean afectan la fertilidad de las tierras, compitiendo de forma muy desigual con otros sistemas y prácticas más sostenibles de producción familiar.

Otro aspecto negativo es que el acaparamiento contribuye a más y mayor avance de la frontera agrícola. En algunas zonas los acaparadores extienden sus posesiones en zonas de amortiguamiento de reservas naturales y en otras provocan que las poblaciones campesinas tengan que desplazarse, avanzando en zonas de la reserva o migrando hacia otros países. De esta manera, actúan como “actores intelectuales”, conscientes o inconscientes, del destructivo avance de la frontera agrícola.

“LAS EMPRESAS NOS PRESIONAN
PARA QUE LES VENDAMOS LA FINCA”


En nuestra investigación hablamos con bastantes productores campesinos. Escuchemos algunos de los testimonios que recogimos. El primero es el de una mujer productora de Nueva Guinea. Refleja la intensa presión que existe en la zona para que los campesinos vendan sus fincas a las grandes empresas.

“Tengo 22 años de vivir en la comunidad Nueva Libertad de Nueva Guinea. Mi finca es herencia que mi papá me dio. Es poquita, doce manzanas. Me han ofrecido comprármela. La compra de tierra la están promoviendo personas de las mismas comunidades, contratadas por las empresas grandes. Andan convenciendo a la gente para que vendan y ya son bastantes quienes han vendido. Ahorita la empresa (Agroindustrial del Río), tiene 2,300 hectáreas. Pero ya está comprando más, haciendo ofertas para que la gente venda.

Ahora están pagando a 24 mil córdobas la manzana. Cuando empezaron a comprar pagaban 16 mil, 18 mil… Van subiendo porque, lógico, ya la gente se ha plantado un poquito más. Los primeros vendieron la finca a 10 mil la manzana, después a 15 mil y así fue subiendo y ya los últimos vendieron a 18 mil y a 20 mil los que vendieron mejor.

Unos tienen sus razones, algotros se sienten presionados por las empresas que ya están metidas dentro de la comunidad. Los presionados son gente con fincas que quedaron dentro del territorio de la empresa y que ya tienen limitada la entrada a su finca. Tienen que pedirles permiso y tienen vigilantes porque su finca les quedó rodeada por la empresa. Ésos se sienten más presionados a vender y a buscar cómo irse para otro lado.

Son como unos 32 productores los que ya se han deshecho de su finca. Algunos se han ido a saber dónde, de algotros tengo información que se han ido a las reservas, algunos para la reserva Bosawás, otros para la reserva Indio Maíz. Otras personas se han quedado en la comunidad y ahora le trabajan a la misma empresa. Y otras personas se quedaron sin nada.
La comunidad de La Libertad casi está desapareciendo. Yo pertenezco a la cooperativa de cacao COPROCAFUC y de toditos los socios que habíamos ahí, que éramos 22, sólo quedamos 3. El resto, toditos vendieron, y se fueron”.

FAMILIAS DESPLAZADAS,
COMUNIDADES DIVIDIDAS


Si las condiciones en que se estabilizan las familias campesinas que venden sus tierras son desiguales, también hay desigualdad en las condiciones en las que se establecen las empresas que compran esas tierras.

PALCASA fue financiada con 7 millones de dólares y DIGRANISA-CISA con 10 millones. Son financiamientos muy favorables si los comparamos con los que ofrece el mercado nacional y son muchísimo más favorables que los créditos que recibe cualquier familia campesina, las que en gran medida no acceden a ningún crédito o los reciben de microfinancieras, a cortos plazos y a intereses altos.

Históricamente, las poblaciones campesinas que reciben presiones para vender, vienen de situaciones de gran inestabilidad en otras zonas y en la misma zona en la que ahora viven. Quienes les presionan para vender, y también el referente colectivo, promueven en el imaginario de las familias campesinas que vender es la “solución”, pues se capitalizarán rápidamente y podrán comprar tierras para iniciar una nueva finca en zonas donde el precio es más bajo. Las dinámicas de desplazamientos campesinos no son tan visibles porque suceden en el ámbito de negociaciones comerciales privadas y en las condiciones del libre mercado. El resultado es que, mientras las familias campesinas venden y se desplazan por necesidad de sobrevivencia, soñando con dejarles una mejor herencia a sus hijos, para los acaparadores de tierra no hay otro objetivo que hacer negocio y aumentar su capital.

El solo hecho del anuncio de la construcción del Canal Interoceánico y la concesión a la empresa HKND para expropiar tierras para ese proyecto, ha provocado que familias campesinas -sobre todo de Nueva Guinea- estén “preparándose” para el desplazamiento parcelando áreas dentro de la Reserva Biológica Indio-Maíz.

Otro de los efectos del acaparamiento de tierras y la venta bajo presión de las fincas se aprecia en los problemas vecinales de convivencia entre las familias campesinas. Las relaciones pacíficas que antes había entre ellas se alteran. El cierre de la servidumbre de paso que establecen las empresas en las tierras que compran y el que establecen en los nuevos caminos de acceso a sus tierras va generando tensiones porque hay familias que denuncian el cierre de la servidumbre de paso y otras no. También se producen conflictos entre quienes trabajan para las empresas y los que no. También los procesos de medianía en los límites de las propiedades generan problemas.

“EL CONFLICTO MÍO
ES QUE MIS RESES MALPAREN”


El sistema de monocultivo que establecen las empresas en las tierras que acaparan afecta la fertilidad de los suelos y contamina las tierras y las aguas. Ser vecino de esas empresas o estar rodeado por ellas aumenta la exposición a plaguicidas de los animales y de los cultivos de las familias cercanas, que trabajan sus fincas individualmente o asociadas en cooperativas. Los químicos que emplean las empresas les contaminan también los alimentos orgánicos que producen. Todo esto tiene un impacto directo en la economía familiar. Escuchemos el testimonio de un ganadero de la zona:

“Tengo 16 años de vivir en mi comunidad. Soy ganadero, compré una finca de 50 manzanas a unos a 500 córdobas la manzana. En varias ocasiones la PALCASA y la Melina (MCC) llegaron. Que querían comprarme mi tierra, que se las vendiera a ellos. Yo les dije que no. Como 2 mil córdobas por manzana me ofrecieron entonces. Eso fue en el 2005, en el 2008. La última vez que me buscaron fue en el 2010. Ya daban 5 mil córdobas por la manzana. Pero si les vendía me puedo comer la plata rápido y al ratito quedo en nada. No vendí mejor, porque uno trabaja para sus hijos, para ver qué futuro dejarles.

Con la PALCASA el conflicto que he tenido es que mi ganado malpare. Cada año me malparen diez, veinte reses. De los químicos que ellos tiran allá arriba, las vacas toman agua contaminada y malparen. No podemos llevar un juicio contra ellos porque ellos tienen 50 abogados y uno es pobre y no hay nada que hacer y siempre lleva las de perder. Los trabajadores de PALCASA si hallan maíz se llevan el maíz, si hallan chagüite se lo llevan, si hallan un chancho cerca de ellos se lo llevan también. Y uno pierde el chancho, pierde todo. Yo creo que hace así presionando para que la gente venda y quedarse ellos con las propiedades o para que uno mismo se quede trabajando para la PALCASA, de esclavo de ellos.

Las personas que sembraban maíz, productores de la leche, del huevo, de la gallina, ya no hay. Ahora hay más pobreza porque antes usted pasaba por un hogar negociando si había gallina, si había chancho y había todo. Pero ahora aquí hay sólo palma nada más. Que una empresa genere empleo es bueno, pero ahí en la empresa estás de esclavo. Vivir de esclavo no es lo mismo que trabajar para sí mismo. Imagínese: antes esa persona que vendió cuando tenía sus tierras se levantaba a las seis de la mañana, ahora se levanta a las dos de la mañana y llega a su casa a las ocho de la noche. Eso es ser esclavo de una empresa y encima ganando mal.

Conozco varias personas que vendieron 80 hectáreas, 60, 50… y han quedado mal. Conozco a un señor que vendió 60 más o menos y ahora ahí anda, quedó con un solar nada más, se comió los riales y no tiene nada ya. Unas personas se van para Costa Rica, otras para las reservas. La reserva está llena de gente, ganaderos hay también. Van a agarrar tierras allá, a desbaratar el bosque, algo malo, pues. No es correcto que tanta gente se está adueñando de la reserva, porque nos vamos a quedar sin oxígeno. Todo mundo despalando y desbaratando el bosque y al final vamos a sufrir todos parejo”.

“UN SOLO ÁRBOL NO DEJARON
Y ENCIMA USAN VENENOS PELIGROSOS”


En nuestra investigación, la lógica económica que hemos encontrado como motor del acaparamiento de tierras no es otra que los intereses de inversionistas extranjeros y nacionales que aspiran a adueñarse de estas tierras.

El caso en que más claramente se revela esa lógica es en el de los megaproyectos que acompañan el del Canal Interoceánico, pensado únicamente desde la alianza de intereses extranjeros y nacionales vinculados a las rutas marítimas de comercialización. La lógica de promover el desarrollo local y territorial está ausente de este modelo de “desarrollo”. Más bien, el acaparamiento de tierras tiende a desarticular las iniciativas locales de agricultura familiar y agricultura orgánica, anulando así oportunidades y un auténtico potencial de desarrollo.

Los cultivos y productos a los que se dedican las empresas acaparadoras de tierras miran sólo el mercado internacional: el café robusta, los frutos de la palma africana para la extracción de aceite, las piñas, la madera de melina, el cacao y la producción pecuaria se exportan. Y el monocultivo extensivo está afectando severamente la sostenibilidad ambiental, provocando mayor deforestación y degradación de los ecosistemas de trópico húmedo en la zona, con pérdida de biodiversidad, disminución del caudal de los ríos y contaminación de suelos y aguas.

En los dos municipios en los que estuvimos ya se observan acelerados procesos de deterioro ambiental debidos al cambio del uso del suelo: pérdida del potencial forestal y disminución del área agrícola y del bosque latifoliado cerrado, mientras aumentan las áreas de monocultivos, de pastizales, de bosques latifoliados abiertos, de tacotales…

Escuchemos el testimonio de un productor de la comunidad de San Antonio en Nueva Guinea:
“Ellos (DIGRANISA) despalan. Ahora despalaron unas 200 manzanas y eso ahora se llama “el desierto”, porque lo dejaron de viaje pelado, un solo árbol no dejaron. Hasta los caños deforestaron. Parece que ese café que traen no acepta sombra... Le metieron máquina a la tierra y le dieron vuelta a la tierra y la gente quedó de tierra hasta la rodilla, y el polvazal. Ahora dicen que se comprometieron a reforestar con no sé cuántos miles de árboles. Encima, ellos usan venenos que ni nosotros los conocemos, son venenos peligrosos. Nada de andar con abonos orgánicos, nada de eso”.

“ELLOS ARRASARON TODO,
AHORA SÓLO MIRAMOS PALMA”


Éste es el testimonio de una productora de una comunidad de El Castillo. Ella también siente los efectos del daño ambiental causado por las empresas:
“Soy de la comunidad Marcelo, de El Castillo. Ya voy sobre 16 años aquí en esta propiedad. Cuando yo vine aquí, no existía palma, ningún proyecto se había metido, pero desde hace como cinco, seis años, ya se instaló la palma. Quedé rodeada de palma. Por todos lados estamos cercados de palma. Todos los beneficios que había antes terminaron, fracasaron todos. Ahora sólo miramos palma. No hallamos un árbol, no nos quedó agua, no nos quedó nada absolutamente, solamente nos queda mirar palma.

Aquí no tenemos agua por las empresas, que han hecho drenaje. Han drenado los caños y agua no queda prácticamente para nada. Por completo fracasó el agua. En mi hogar tengo pozos y la vecindad de allá al lado de la carretera que va para Buena Vista vienen a alojarse donde mí porque es algo crítico el agua. Porque siembran la palma, la abonan y prácticamente el charquito de agua que queda uno ya no lo puede consumir. Yo creo que ni los animales pueden, porque pescaditos ya no hay en el agua. Era lindísimo aquí, había toda clase de animalitos y ahora lo que hallamos es sólo ratones, culebras. Todo ese frente era bosque, era una gran montaña aquí, no se divisaba para ningún lado. Y ellos arrancaron los árboles, arrasaron con todo.

A mí me ha tocado dura la vida, he vivido sola la mayoría del tiempo, siempre tratando de salir adelante. Tenía un pedacito de tierra y compré ésta, que era mejor. Lo que yo nunca jamás pensé es que iba a quedar rodeada de palma. Ahora los de PALCASA me han ofrecido comprarme la tierra. Yo les digo que ir a meterme a la reserva es locurita de la cabeza, porque uno está advertido que no puede estar metido en esas tierras. También ganaderos me han dicho que les venda. Les digo que no puedo vender mi tuquito de tierra hasta el día en que me muera. Tengo que conservarla para mis hijos, para mis nietos.

¿A dónde me voy a ir a meter? ¿Voy andar tal vez con la maletita en la cabeza? Andar de arriba para abajo no es ésa la gracia del campesino. La gracia del campesino es estimar lo que tiene. Un compadre mío, que era colindante, vendió todo, se quedó sólo con el solarcito de la casa y ahora no sabe cómo hacer para sobrevivir. Uno tiene que pensar. Yo me les he parado duro porque uno tiene que estimar el pedacito de tierra. La mayoría vendieron sus fincas porque sintieron que iban a quedar atrapados por la palma”.

UN FUTURO NADA ALENTADOR
PARA LA GENTE CAMPESINA


Todo lo que observamos y encontramos en nuestra investigación nos indica que el proceso de acaparamiento de tierras continuará y se incrementará, no sólo en el sureste de Nicaragua, también en otras zonas del país. Cuando estuvimos en estos dos municipios se hablaba de nuevas empresas dedicadas al monocultivo de piña en los dos municipios.

Ésta será la tendencia porque el gobierno central propicia y facilita este tipo de inversión extranjera a través de Pro Nicaragua, una agencia creada por el gobierno en 2015, uno de cuyos asesores de inversionistas es Laureano Ortega Murillo. Varias de las empresas acaparadoras de tierras que estudiamos en nuestra investigación recibieron asesorías de Pro Nicaragua y dos de ellas están vinculadas a la familia de Álvaro Baltodano, delegado del Presidente Ortega para la promoción de inversiones.

La expansión de monocultivos agroindustriales en estos dos municipios y en otros significará más familias campesinas desplazadas económicamente de sus lugares, en busca de tierras. Significará también nuevas áreas agrícolas y ganaderas en áreas protegidas y en tierras indígenas.

El futuro no es alentador. Es lamentable que territorios que fueron concebidos como zonas de pacificación y polos de desarrollo para familias campesinas afectadas por la guerra se estén convirtiendo en zonas de conflictos vinculados a la tierra.

Por todo lo que vimos, salimos de estos territorios con varias preguntas: ¿Son las familias campesinas las principales responsables de los procesos de deforestación, de la invasión de las áreas protegidas? ¿O simplemente hacen eso buscando sobrevivir a un modelo económico que los excluye y los obliga a desplazarse?

Las respuestas demuestran que Nicaragua no ha invertido en su gente campesina, que no ha dado importancia a la economía campesina y a la economía local, que no tiene en cuenta el potencial de desarrollo de sus municipios. Actuando así, despojando de sus tierras a los campesinos, seguimos dándole la espalda a lo que nos puede sacar de la pobreza.


PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN DEL RÍO.

RESUMEN DE LA INVESTIGACIÓN
“DINÁMICAS DE ACAPARAMIENTO DE TIERRAS
EN EL SURESTE DE NICARAGUA”,
REALIZADA EN 2016-2017 CON EL APOYO
DE LA COALICIÓN INTERNACIONAL POR LA TIERRA
Y DE LAS ORGANIZACIONES AGRUPADAS
EN LA ESTRATEGIA NACIONAL DE INVOLUCRAMIENTO
DE NICARAGUA EN LA COALICIÓN, Y FACILITADA
POR EL INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN NITLAPAN
DE LA UCA DE MANAGUA.

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