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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 433 | Abril 2018

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Costa Rica

Temores, esfuerzos, lecciones, desafíos y esperanzas en la segunda ronda electoral

Después de una gran tensión y de la victoria de Carlos Alvarado, el país ha quedado muy dividido. En las varias Costa Ricas que conforman los 51 mil 100 kilómetros cuadrados de nuestro territorio, los millones de costarricenses diversos que lo habitamos nunca nos habíamos visto tan confrontados. Poco a poco tendremos que encontrarnos y entre todos reparar el tejido social desgarrado tras este tenso e intenso ejercicio político y electoral. Se abre ahora para nuestro país una etapa cargada de lecciones y desafíos que deberemos de enfrentar con inteligencia.

Karina Fonseca Vindas

En una de las coyunturas más críticas de la historia reciente de nuestro país, en riesgo su estabilidad democrática, Costa Rica eligió el 1 de abril, en segunda ronda electoral, a Carlos Alvarado como Presidente de la República (2018-2022), tras varios meses de indecible tensión, en los que costarricenses, centroamericanos, ciudadanos y ciudadanas de todo el mundo contenían el aliento esperando cuál sería el resultado final de esta inédita contienda política y electoral.

UNA VICTORIA HOLGADA


En la segunda ronda se enfrentaron Carlos Alvarado Quesada, candidato del Partido Acción Ciudadana (PAC), hoy en el gobierno, con Fabricio Alvarado Muñoz, del evangélico Partido de Restauración Nacional (PRN). Menos de tres horas después de cerrarse las urnas, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) presentó un corte de resultados con más del 90% de las mesas escrutadas, después que el presidente del TSE pidiera “humildad, generosidad y respeto” a los ganadores.

El ganador fue Carlos Alvarado, quien resultó electo con una holgada ventaja (60.66% de los votos), mientras Fabricio Alvarado obtenía el 39.34%.

La que se creía sería una elección sumamente reñida no lo fue. Fallaron las encuestas que señalaban un empate técnico. Fallaron muchas de las proyecciones que auguraban el triunfo del PRN, quien en enero de 2018, y después de hacerse pública una resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre los derechos de las parejas homosexuales, despegó a velocidad supersónica con una agenda en la que los mandatos de la moral cristiana más conservadora eran aspectos medulares de su propuesta de gobierno. Fue precisamente este vertiginoso ascenso del PRN lo que le abrió una nueva posibilidad al PAC, hasta entonces muy afectado por los escándalos ocurridos durante el gobierno del saliente Presidente Luis Guillermo Solís, y el escaso reconocimiento que ha hecho la ciudadanía a los reales logros de su administración.

ALIVIO Y ALEGRÍA, INCREDULIDAD Y DOLOR


Para el mandatario saliente será un alivio entregar la banda presidencial a uno de sus más cercanos y jóvenes colaboradores. Un alivio similar ha experimentado un amplio sector de la ciudadanía costarricense. La primera reacción al anuncio del TSE fue ése: un respiro de alivio. Inmediatamente, quienes temieron durante meses un gobierno del PRN salieron a las calles a celebrar con alegría que eso no sucedió. La fiesta en las calles de San José de quienes votaron por el PAC superó a las que se ven cuando Costa Rica clasifica para los mundiales de futbol.

En otros sectores de la capital los seguidores de Fabricio no lograban superar su incredulidad: aquella figura mesiánica, en la que habían depositado tanta confianza y certezas, el profeta que les aseguraba una victoria, no había ganado…

El país ha quedado dividido. Las varias Costa Ricas que conforman los 51 mil 100 kilómetros cuadrados de nuestro país, los millones de costarricenses diversos que habitan este territorio nunca se habían visto tan confrontados. Poco a poco tendremos que encontrarnos y entre todos hallar la manera de reparar el tejido social desgarrado por los mensajes contrapuestos en este tenso e intenso ejercicio político y electoral. Se abre ahora para nuestro país un período cargado de lecciones y de desafíos que deberemos enfrentar con inteligencia.

IMPORTANTE PARTICIPACIÓN


En las urnas, dos terceras partes de la población mayor de 18 años, la que tiene derecho a votar, decidió cuál de los dos Alvarados conduciría al país en los próximos cuatro años.

En la votación de segunda ronda el abstencionismo experimentó una reducción importante, de más del 10%, en relación a la que hubo en los comicios de 2014, cuando Luis Guillermo Solís llegó al gobierno. Ese año, un 43.5% de los potenciales votantes no acudió a las urnas. En relación al abstencionismo que hubo en la primera ronda, cuando Fabricio Alvarado quedó en primer lugar, el abstencionismo de la segunda ronda disminuyó ligeramente, lo que se estima favoreció al candidato del PAC.

En segunda ronda y en un día tan especial como el Domingo de Resurrección, después de una larga semana de receso laboral, en la que preocupaba que los vacacionistas no regresaran a tiempo para votar, la amplia participación resultó un dato relevante. Quedó claro que buena parte de la población se movilizó en favor de una opción, la del PAC, que se podría caracterizar como socialdemócrata, rechazando otra, la del PRN, en la que fácilmente podía sospecharse la apuesta por un gobierno teocrático.

“NO SOMOS COMO CREÍAMOS”


La ciudadanía costarricense ha vivido un momento histórico, repleto no sólo de incertidumbres y de polarización. También este momento ha servido para abrirnos los ojos. La polarización de estos meses ha dejado al descubierto la Costa Rica profunda que la clase política había olvidado. Tatiana Lobo, una reconocida escritora costarricense, lo expresó preguntándose “qué nos pasó”. Y se responde así: “Pasó que no somos como creíamos que éramos. La confusión de los votantes, derivada del hastío por la corrupta clase política, sugiere que algo afloró, algo que ya estaba ahí soterrado bajo una capa de formalidades, de buenos modales, bajo la apariencia de tolerancia y costumbres pacíficas”.

Es cierto, pero para ser optimistas, en un contexto que merece que lo seamos, todo lo vivido puede conducirnos al despertar de una nueva conciencia, ciudadana, una conciencia que reivindique todos los derechos para toda nuestra sociedad, una conciencia más incluyente.

En su discurso como vencedor de los comicios, Carlos Alvarado dijo algo que considero central para explicar adecuadamente lo que hemos vivido estos últimos meses y lo que tenemos por delante: “No podemos hablar de una Costa Rica unida si tenemos desigualdades tan profundas”.

LA NUEVA VICEPRESIDENTA


Con la elección de Epsy Campbell Barr, como primera Vicepresidenta de la República, una mujer muy experimentada en la política nacional, economista, fundadora del PAC, diputada en dos legislaturas y además, primera mujer afrodescendiente en ocupar ese cargo en un país de América Latina -no incluyendo los países del Caribe-, la nueva administración del PAC envía una señal extraordinariamente valiosa de inclusión y de oportunidades y nos presenta ante el mundo como un país diverso, capaz de asumir retos importantes en ese ámbito… y en muchos otros.

“ES POR COSTA RICA”


Es ahora cuando empezamos a digerir mejor todo lo que ha pasado. Desde la acera en la que nos correspondió agitar las banderas, mirábamos con angustia a quienes decían que no votarían, a quienes se posicionaban como voto duro a favor de Fabricio por una suerte de lealtad religiosa, y a quienes de forma poco comprensible, dado su nivel educativo o económico, por lucir ajenos a motivaciones religiosas o a mandatos morales conservadores, defendían que el candidato del PRN representaba “el cambio que necesita Costa Rica”. La actitud de este último grupo, con mucha presencia de hombres, merece ser estudiado por la intensidad de su respaldo a la causa pro Fabricio. ¿Homofobia? ¿Homosexualidad negada? ¿Historias de vida traumáticas? ¿Masculinidad hegemónica en crisis o potenciada? Muchas preguntas que se quedan en el tintero.

Fue en vísperas tan tensas, en ese período clave, cuando se fueron gestando una serie de iniciativas ciudadanas, colectivas, solidarias, comprometidas, que lograron arrancar, tanto de la indiferencia como de la fe ciega, los miles de votos que posibilitaron el triunfo del PAC. “Es por Costa Rica” decía una de las consignas que más se escucharon en la segunda ronda. A muchas personas, principalmente a jóvenes, les convenció votar “por Costa Rica” y convencieron a muchas otras personas para que votaran.

Pasado el furor y la gran polarización que provocó esta contienda electoral, merece la pena señalar tres elementos que marcaron el proceso y que persistieron hasta el último momento, y aún persisten. El increíble resultado que se logró representa el punto final de un gran tsunami, que al agitar tan bruscamente las aguas ha sacado a flote dinamismos sociales, políticos, culturales y económicos que permanecían ocultos o que quizás muchos nos negábamos a ver.

EL PESO DE LOS CRISTIANOS EVANGÉLICOS


El primer elemento es el peso de la fe evangélica en el país. Que un sector importante de cristianos evangélicos, principalmente los afiliados a denominaciones pentecostales y neopentecostales, que actúan en las comunidades más desfavorecidas de Costa Rica, haya hecho posible que el candidato del PRN, Fabricio Alvarado, se erigiera como la figura con mayores posibilidades de alcanzar la Presidencia de la República, nos colocó ante un escenario que dejó atónita a mucha gente.

El 4 de febrero, fecha de la primera ronda, más de medio millón de votos, casi el 25% de quienes acudieron a las urnas favoreció al PRN, eligiendo a 14 militantes evangélicos como diputados, buena parte de ellos dedicados al oficio de pastores; avalaron con su voto el derecho del PRN a cobrar, por deuda política al participar en las elecciones y obtener esos resultados alrededor de 10 millones de dólares y colocaron al salmista y ex-diputado Fabricio Alvarado en el primer lugar de las preferencias, pasándolo a la segunda ronda para la Presidencia. Una parte de la sociedad costarricense quedó perpleja ante estos sucesos. Para otra parte, este inesperado giro político reveló algo más profundo y por ello oculto.

LA COSTA RICA OLVIDADA QUE NO VEÍAMOS


Ésa es la más importante lección de esta sacudida. Existe una Costa Rica olvidada, empobrecida, sin oportunidades, desencantada de la política y cuya participación ciudadana se limita a recibir las visitas y promesas de los candidatos de turno y salir a votar, para después ver pasar de lejos cualquier asomo de cambio positivo en sus vidas.

Muchas de estas personas han encontrado consuelo haciendo “comunidad de iglesia” para escuchar al pastor que les anima con promesas de salvación, que les anuncia la buena nueva que llegará algún día, el premio que recibirán en el más allá después de la vida de limitaciones con que Dios los probó en el más acá.

Esa “palabra de Dios” en boca de los predicadores es más creíble para miles de compatriotas que lo que les dicen autoridades, políticos o activistas… Algo muy similar está sucediendo de forma creciente en muchos países de América Latina.

Zonas urbanas y rurales de Costa Rica, abonadas durante años por esas prédicas, por el empobrecimiento y por la exclusión, se volvieron tierra fértil para el candidato del PRN, quien por un golpe de suerte, vio crecer su popularidad, alzando la bandera de la defensa del modelo tradicional de familia y la del rechazo a los derechos de las parejas del mismo sexo.

Cuando cambió el curso de la coyuntura electoral nos dimos cuenta del peso que habían acumulado los grupos evangélicos de corte pentecostal en nuestro país.

UN ESFUERZO CUESTA ARRIBA


Alzando esas dos banderas, Fabricio Alvarado fue visto por mucha gente como un enviado de Dios, el salvador del país, el que cambiaría todo lo que andaba mal en Costa Rica. Frente al cobijo divino con el que se revistió él y lo revistieron sus seguidores, el esfuerzo de quienes enfrentaban la escalada evangélica en la política fue en todo momento una lucha cuesta arriba.

Ejemplos sobre el uso indebido de la religión en todo el proceso electoral sobran. Sobran también las denuncias que se presentaron al TSE por la actuación del PRN. Y sobran los tímidos llamados de atención que hizo el TSE al PRN para que evitara usar argumentos religiosos para hacer proselitismo.

“HAY QUE METER A DIOS EN EL GOBIERNO”


Transcribo textualmente, entre centenares de ejemplos, la prédica del candidato del PRN aparecida en un video que circuló ampliamente en redes sociales. Decía: “Usted estará pensando que no se debe mezclar la política con las cosas de Dios. Déjeme darle un texto bíblico que está en Isaías, capítulo 33, verso 22: “Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro rey. Él mismo nos salvará”. Permítame desglosárselo: Jehová es nuestro juez.

¿Dónde están los jueces? En el Poder Judicial. Jehová es nuestro legislador. ¿Dónde están los legisladores? En el Poder Legislativo. Jehová es nuestro Rey. ¿Qué es un rey? La figura de un Presidente. ¿Dónde está el Presidente? En el Poder Ejecutivo. Y cierra este texto bíblico, diciendo: “El mismo Jehová nos salvará”. La salvación que Costa Rica necesita es meter a Dios en el gobierno, es que usted tome en cuenta los principios y valores que están en la Biblia, los principios y valores que Dios estableció para sus hijos a la hora de votar”.

LA LIBERTAD SEGÚN EL PRN


Aunque Fabricio Alvarado no convencía en casi ningún ámbito requerido para asumir la Presidencia del país, y probablemente sería necesario un libro para recoger cada una de las meteduras de patas, contradicciones, debilidades y planteamientos negativos que salieron de su boca durante la campaña, su base dura de votantes no tuvo dudas de que él era el representante que Dios quería que gobernara Costa Rica.

Si a su notoria incapacidad sumamos que su plan de gobierno, cuya “versión 2.0”, como él mismo la denominó, vio la luz apenas 120 horas antes del 1 abril, era evidente que el sólido apoyo que tenía escapaba de lo racional y pertenecía al mundo de las emociones y al poder del pensamiento mágico.

Su cuestionado plan de gobierno resultó ser un texto cargado de plagios de las propuestas de otros candidatos, con alusiones que ponían de manifiesto la clara incitación al autoritarismo que proponía el PRN. En su plan, por ejemplo, definía así la libertad: “El ser humano es libre porque fue creado a imagen y semejanza de su Creador, es decir, con la cualidad del libre albedrío. Pero libertad no es libertinaje, constituye la decisión de ejercer el libre albedrío y, para nosotros, ello implica la decisión de llevar la vida privada y pública en apego a la ética cristiana. Libertad no es libertinaje”.

En un proyecto como el así propuesto, ¿quién determinaría qué es una práctica libertina? Y si la práctica de alguien no se ajustara a la moral judeocristiana, en la que insistía el PRN, ¿esa persona no podría entonces formar parte libremente de la sociedad costarricense ?Eran preguntas que comenzó hacerse mucha gente.

EL PAPEL DE LA IGLESIA CATÓLICA


Ahora, queda pendiente comprender cómo una serie de demandas básicas e insatisfechas de los sectores más vulnerables de la sociedad costarricense involucionaron paulatina, pero drásticamente, por la fuerza del verbo incandescente de los pastores evangélicos, también por el abandono histórico del Estado y por el débil papel jugado por la iglesia católica. Su escasa presencia en las comunidades más pobres y su limitada acción social en ellas explica también el avance de los evangélicos. La iglesia católica debería estar más atenta al clamor del pueblo, poniendo la justicia social por encima de los preceptos morales, con los que se mantuvo en sintonía con lo que planteaba el PRN.

Ante un manifiesto conjunto que hicieron público la Conferencia de obispos de Costa Rica y la Federación Alianza Evangélica Costarricense, las autoridades del TSE les indicaron, en una sentencia, que el documento “mezcla términos propios de la actividad político electoral y expresiones religiosas que, al conjugarse, representaron -por su connotación e impacto- una amenaza para el libre ejercicio del sufragio”. El TSE solicitó a la Conferencia y a la Alianza abstenerse de acciones similares. En acatamiento a lo ordenado, la iglesia católica mantuvo desde entonces un perfil bajo, mientras que los evangélicos cercanos al PRN protagonizaron nuevos escándalos usando indebidamente las creencias religiosas con fines proselitistas. Estas acciones fueron ampliamente investigadas y difundidas por los medios de comunicación de la Universidad de Costa Rica en los últimos días de campaña.

UNA TAREA: ENTENDER A LOS SEGUIDORES DE FABRICIO


Intentar explicar todo esto afirmando que ese voto duro que tuvo el PRN es el de personas ignorantes y ciegas es negarse a entender un fenómeno complejo del que todos somos responsables. En un contexto diario de pobreza y abandono, de discriminación y de falta de oportunidades formar parte de una comunidad religiosa, de una iglesia, significa muchísimo más que el recurso a textos bíblicos leídos literalmente, descontextualizados o empleados a conveniencia. Representa, sobre todo, encontrar en un grupo humano identidad, afecto, solidaridad, apoyo emocional, protección. Significa también ser tenido en cuenta, significa dignidad.

Fue esa multiplicidad de sentimientos, la que cocinó a fuego lento una lealtad inconmovible con Fabricio Alvarado y la que puso a temblar a la otra Costa Rica. Y esos sentimientos no han desaparecido ni desaparecerán con los resultados electorales.

EL PESO QUE FUE LOGRANDO CARLOS ALVARADO


Otro elemento que pesó fue la presencia pública favorable del candidato del PAC. Cuando Carlos Alvarado resultó designado candidato a la Presidencia el ambiente electoral era tibio y no existían posibilidades de verlo avanzar en la contienda.

Después de permanecer estancado entre el quinto y sexto lugar en la intención de voto por cargar sobre sus hombros la representación del desgaste del partido en el gobierno, y después de tener que sortear constantemente los reclamos que se le hacían por los escándalos de corrupción que empañaron la administración del PAC, era imposible intuir que este político de 38 años lograría ir tan pronto de menos a más. Fue con el giro abrupto que se produjo en la campaña electoral con la resolución de la Corte Interamericana y con el ascenso vertiginoso de Fabricio Alvarado que lo logró.

La falta de reconocimiento al gobierno de Luis Guillermo Solís, las duras críticas contra su administración, y el bloqueo de los medios de comunicación más poderosos al gobierno saliente del PAC, al que le señalaban de forma reiterada todos sus fallos, invisibilizando cualquiera de sus logros, que los tuvo, era como sal en la herida en la débil candidatura de Carlos Alvarado.

Analizar más a fondo qué hizo posible que este Alvarado pasara del 5% de intención de voto al inicio de la campaña a casi el 22% en febrero, lo que le permitió pasar a la segunda ronda y arrasar con más del 60%, requeriría de una mirada más amplia y de un recuento paso a paso de la campaña, de los actores en disputa, de la evolución del proceso…

Sin entrar a ese análisis, es sencillo entender que cuando el candidato “cristiano” comenzó su ascenso, inició un tímido despertar, y muy pronto un más decidido crecimiento de la conciencia crítica de un buen sector de la población costarricense, principalmente de la juventud, que entendió que, ante un escenario tan inusitado y alarmante, el único candidato que tendría alguna posibilidad de evitar la catástrofe de consolidar en el poder al PRN era el del PAC.

REPRESENTÓ A LA NUEVA GENERACIÓN DEL PAC


Varias razones pueden abonar esta hipótesis para no creer que sólo se trató de los méritos de Carlos Alvarado, aunque también hay que reconocer sus competencias y el aplomo que mantuvo en un proceso tan difícil.

Por una parte, hay que recordar que en la primera ronda electoral cada uno de los otros cuatro candidatos que le llevaban la delantera a Carlos Alvarado, y a veces hasta de formas risibles, fueron evidenciando errores en su manejo público, defendiendo planteamientos autoritarios, haciendo manifestaciones fuera de lugar en los debates y enfrentando sin capacidad serios cuestionamientos a su integridad ética.

Ante ellos, Carlos Alvarado apareció como la nueva generación del PAC, un hombre bien formado, de temperamento tranquilo, con propuestas concretas y con una breve, pero notable trayectoria en sus tres años como Ministro de Desarrollo Humano y de Trabajo y presidente ejecutivo del IMAS (Instituto Mixto de Ayuda Social) durante el gobierno de Luis Guillermo Solís.

En sus comparecencias, Alvarado mostraba notable destreza al referirse a temas de derechos humanos. Su moderación y sus posiciones, más abiertas que las de sus rivales, le fueron allanando el camino en la primera ronda hasta dejarlo en segundo lugar para competir en la decisiva segunda vuelta.

ESTABA MÁS PREPARADO


Ya en la segunda ronda todos sabíamos que ahora era “todo o nada”. Carlos Alvarado empleó una estrategia muy inteligente en redes sociales, dándole un lugar significativo a su esposa Claudia Dobles, arquitecta de profesión.

Ella contrastó profundamente con la esposa del candidato evangélico, Laura Moscoa, quien había sido muy criticada cuando apareció en un video como “profeta” predicando a gritos y “hablando en lenguas”. Ese video se viralizó y causó aún más preocupación entre mucha gente. En contraste, Claudia resultaba una figura fresca y capacitada y rápidamente generó muchas simpatías.

El papel jugado por las redes sociales merecería un análisis aparte y a profundidad. Sin otorgarles un poder ilimitado, tuvieron un rol potente e influyeron de manera impresionante entre quienes no estaban decididos entre uno y otro candidato y entre quienes decían que no saldrían a votar.

Al iniciar la seguidilla de debates en los que los dos candidatos tendrían que verse las caras, las debilidades del candidato del PRN empezaron a ser más notorias. Aún y cuando encuestas de opinión afirmaban que Fabricio llevaba la delantera, los debates resultaron un acicate para que indecisos y abstencionistas se movieran hacia la opción de Carlos.

Fueron varios los debates que canceló el candidato del PRN, lo que hacía suponer que su equipo quería evitar que siguiera quedando mal parado por sus intervenciones. Además, a la candidata del PRN a la Vicepresidencia, Ivonne Acuña, hija de pastores, nunca se le escuchó hablar en ningún espacio público. Y además, a los 14 diputados del PRN electos en la primera ronda se les prohibió dar declaraciones. Esto levantó una muralla de dudas alrededor de la capacidad del grupo evangélico que luchaba por llegar a la Presidencia y fue inclinando discretamente la balanza a favor de Carlos Alvarado.

EL PESO DE LA MOVIILZACIÓN POR LOS DERECHOS HUMANOS


El otro elemento que pesó fue la fuerza de la movilización social y las alianzas políticas.

Hay que señalar que las consignas de quienes se movilizaron para sumarse a las filas “contra Fabricio” no explicitaban entre sus motivaciones la urgencia de un cambio en las condiciones de vida de los sectores empobrecidos de Costa Rica que seguían al predicador. Y que lo siguieron hasta el final: Fabricio fue el ganador de la segunda ronda en las provincias costeras de Puntarenas y Limón, las más empobrecidas, aun cuando no pudo vencer allí a su mayor rival, el abstencionismo, que en ambas provincias fue muy alto.

Los grupos que se apropiaron con mayor fuerza de la defensa de los derechos humanos fueron la comunidad LGTBI y los movimientos de mujeres. Ambos grupos salieron a la caza de votos para el PAC. Los movía la oposición del candidato del PRN a la opinión expresada por la Corte Interamericana en defensa de los derechos de las parejas del mismo sexo y su insistente propuesta de transformar el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) para convertirlo en un Instituto de la Familia.

Este cambio en el INAMU hubiera socavado una institución que dirige quien tiene rango de Ministra de la Condición de la Mujer, y muy a pesar de los cuestionamientos a su manejo interno o a la falta de eficiencia que se le achaca, es una entidad clave para las mujeres del país, especialmente para las mujeres de zonas empobrecidas, las simpatizantes del PRN, en donde hay mayor prevalencia de femicidios.

Si bien los derechos de las mujeres y los de la diversidad sexual se convirtieron en dos grandes temas para impulsar la campaña a favor de Carlos Alvarado, a quien medios internacionales llamaron “el candidato de los gays” y ahora “el Presidente de los derechos humanos” -lo que no suena mal y debemos celebrar-, no podemos perder de vista que buena parte del electorado afín al PRN está en la Costa Rica excluida, y se siente excluida por otra razones.

EL PESO DE LA COALICIÓN POR COSTA RICA


Estos dos grandes temas articuladores en materia de derechos humanos y de lucha contra la discriminación fueron también los empleados estratégicamente por diferentes actores sociales que enfrentaron el ascenso del PRN.

El más visible de ellos, “Coalición por Costa Rica”, un grupo creado inicialmente en Facebook por jóvenes profesionales, que en poco tiempo tuvo más de 250 mil seguidores. Se presentaba como un espacio diverso, que en el marco de la tolerancia y el respeto, estaba en búsqueda del consenso y del bien común. “La Coalición” se planteó como una comunidad de lucha paralela al partido de Carlos Alvarado, aunque claramente surgida para hacer posible que ganara las elecciones.

Tuvo el acierto de insistir en que era necesario hacer el esfuerzo de dejar de lado los colores políticos poniendo por encima de intereses partidarios el bien común de Costa Rica. Bajo la sombrilla de “la Coalición” se constituyeron grupos de trabajo locales: Coalición Paraíso, Coalición Nicoya, Coalición San Ramón y muchas otras, en las que miles de muchachos y muchachas, y también gente adulta, se organizaron de manera creativa y decidida para convencer a los electores, fuera cual fuera su filiación partidaria.

EL PESO DEL GOBIERNO “DE UNIDAD NACIONAL”


Unida a toda esta movilización social, lo que posibilitó que Carlos Alvarado resultara ganador de esta inédita elección fue el osado viraje al que se atrevió el candidato del PAC al anunciar que conformaría un “gobierno de unidad nacional”.

Su principal aliado fue el ex-candidato presidencial del tradicional Partido Unidad Social Cristiana, Rodolfo Piza, quien ocupó el cuarto lugar de preferencia en la primera ronda, aunque gozando de muchas simpatías. Alvarado y Piza firmaron un acuerdo que incluye temas de lucha contra la corrupción, defensa de valores familiares, empleo, gasto público y crecimiento económico, obras públicas y transporte.

Además, una serie de figuras de diferentes partidos, académicos, artistas y grupos religiosos le dieron su adhesión a Carlos Alvarado, en una carrera final por adhesiones, en la que también corrió el candidato de Restauración Nacional.

En la pugna por ver quién lograba los mayores apoyos, Fabricio Alvarado tuvo la del ex-candidato presidencial del Partido Liberación Nacional, Antonio Álvarez Desanti, lo que pudo resultarle contraproducente. También el PRN recibió adhesiones de miembros del PLN, del PUSC y de otras agrupaciones políticas. Fueron percibidas como oportunistas, pues bajo el supuesto de reforzar la frágil estructura del PRN para gobernar, lo que harían sería sacar provecho de esas limitaciones.

MUCHAS RESERVAS Y UNA GRAN ESPERANZA


A partir del 8 de mayo, fecha de la toma de posesión de Carlos Alvarado, una nueva administración del PAC iniciará su camino. Será “una segunda oportunidad para saldar deudas”, dijo el fundador del partido, Ottón Solís.

Costa Rica avanza así hacia el bicentenario de la Independencia de Centroamérica con un gran reto por delante y con enormes expectativas sobre la figura de Carlos Alvarado, expectativas que deben moderarse, teniendo en cuenta que el PAC gobernará con una Asamblea Legislativa diversa y dividida, la que probablemente ejercerá una oposición con la que será difícil llegar a acuerdos importantes. ¿Serán capaces de deponer sus intereses y “por Costa Rica” trabajar todos unidos? Hay muchas reservas de que quieran hacerlo.

A la par de las reservas, hay también una esperanza que ha crecido en proporciones insospechadas con el resultado electoral. Le corresponderá a Carlos Alvarado seguir alimentando esa esperanza conduciendo un gobierno que muchos califican de “histórico”. Lo será si es capaz de materializar cambios en áreas sensibles del bienestar general para toda la ciudadanía.

TAREA: REDUCIR BRECHAS


Más de 800 mil costarricenses prefirieron apostar por la opción del candidato evangélico y cerca de 1 millón 300 mil costarricenses votaron por el candidato del PAC, quien triplicó la cantidad de votos que había recibido en la primera ronda electoral, lo que se logró con un esfuerzo colectivo inimaginable hasta hoy. Ese esfuerzo ha generado esperanza, pero podría irse diluyendo si el nuevo gobierno no trabaja con inteligencia y empeño.

El gobierno nacional que propone el nuevo Presidente implicará una conformación multipartidaria en su gabinete y la mejor de las disposiciones para llegar a consensos y favorecer la gobernabilidad de un país que debe reducir muchas brechas y generar oportunidades para todos, para todas.

ES TIEMPO DE CELEBRAR


Este positivo vuelco político sucedió el Domingo de Resurrección. Nunca tan adecuada la fecha para el despertar de la conciencia de buena parte del pueblo costarricense. Ticos y ticas nos levantamos, nos movilizamos y celebramos la buena nueva de que estarán a salvo los derechos humanos de mucha gente en nuestro país. Pero no debemos creer que ningún milagro ha ocurrido ni ningún mesías nos ha salvado. Con los pies sobre la tierra debemos convencernos de nuestra responsabilidad ética de avanzar en potenciar y fortalecer una ciudadanía informada y activa, nunca más espectadora, en adelante siempre protagonista.

Una participación ciudadana masiva le ha dado a Centroamérica y a América Latina una prueba contundente de lo que es capaz la Costa Ricade las grandes luchas sociales. Sacamos la cara por Centroamérica. Por eso, debemos seguir trabajando en las comunidades y con ellas, en procesos de formación humanista, respetuosos, pero esclarecedores. Hay que hacerle sentir a la gente que merece una vida digna, sin miedos y sin manipulaciones. Hay que demostrar ahora que la política nos pertenece, sacando del “templo” de la institucionalidad pública a “los mercaderes”.

Es tiempo de celebrar la oportunidad que hemos construido para lograr nuevas formas de hacer política para todos y para todas, respetando las creencias y las no creencias, siempre que se funden en la ética, en la libertad y en la justicia.

CORRESPONSAL DE ENVÍO EN COSTA RICA.

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