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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 79 | Enero 1988

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Nicaragua

Petróleo: problemas y perspectivas

Frecuentemente apagones de luz, sabotajes contrarrevolucionarios a plantas de electricidad y a postes del tendido eléctrico, periódicas y largas colas en las gasolineras, fallas técnicas en la refinería, racionamiento de la gasolina, falta de asfalto y calles y carreteras sembradas de hoyos son sólo algunas de las señales que reflejan los límites de la cotidiana lucha por la sobrevivencia energética en Nicaragua.

Equipo Envío

Nicaragua es potencialmente un país rico en recursos energéticos: geotérmicos, hidroeléctricos, eólicos, solares, derivados de biomasas... Hay también altas probabilidades de encontrar en el país petróleo y gas natural en cantidad y de calidad. Lo que falta es lo mismo que escasea en todos los otros campos: recursos financieros. La pesada herencia del subdesarrollo, la crisis económica mundial y la guerra impuesta impiden al país acumular una mínima parte de estos recursos.

Los caminos para el abastecimiento de petróleo

Al igual que los otros cuatro países centroamericanos y a diferencia de otros países latinoamericanos, Nicaragua es un importador neto de petróleo. Aunque cuenta con un alto potencial energético en otras fuente - ríos, volcanes -, la dependencia del petróleo importado marca decisivamente la situación económica del país.

Frente al progresivo deterioro de los precios internacionales de sus productos agrícolas, Nicaragua ha visto aumentar de año en año su factura petrolera. Si en 1987 sus ganancias por exportaciones superaron apenas los 200 millones de dólares, las necesidades de petróleo del país sobrepasaron los 150 millones. En varias ocasiones el gobierno de Nicaragua ha declarado públicamente que no le es posible pagar al contado su cuenta petrolera, y que para cubrirla necesita de créditos muy favorables. Actualmente, sólo los países socialistas parecen estar dispuestos a conceder a Nicaragua estos créditos a largo plazo. Nicaragua necesita adquirir, además, en el mercado no socialista cierta cantidad de productos derivados del petróleo. Estos gastos, aunque en cuotas menores, representan también un factor más de tensión sobre su débil y debilitado economía. Hoy más que nunca, una generosa cooperación internacional en el campo energético se vuelve un factor vital para la sobrevivencia económica de Nicaragua y en definitiva, para el éxito de su proyecto revolucionario.

Del Convenio de San José al petróleo soviético

Después del triunfo revolucionario Nicaragua firmó en 1980 el Convenio de San José, por el cual México y Venezuela - dos de los principales productores de petróleo latinoamericanos se comprometieron a suministrar a Nicaragua, a partes iguales, unos 7.500 barriles diarios de petróleo en condiciones económicas muy favorables. Los términos de este Convenio favorecían a 10 países: todos los centroamericanos, incluyendo Belice y Panamá, y algunos del Caribe - Barbados, Jamaica, y República Dominicana-, que se comprometían a pagar el 30% del monto de las facturas en los 30 días siguientes a la realización del embarque, mientras que el 70% les era financiado por los países abastecedores con créditos a 10 años plazo y con un bajo interés. Si el equivalente financiero de este 70% era utilizado por los países beneficiados en inversiones, especialmente en el campo energético, el crédito pasaba a tener condiciones aún más suaves: 20 años de plazo y un 2% de interés.

Aun con estas condiciones tan favorables, Nicaragua empezó pronto a experimentar serias limitaciones financieras para cumplirlas. Ya en 1981 se vencieron los plazos de pago de algunas de las cuotas previstas por el Convenio y Nicaragua quedó en deuda. Esta fue la causa de que Venezuela interrumpiera sus suministros y de que México pasara a abastecer a Nicaragua en un 100%, planteándole condiciones aún más favorables. Dejaba de exigir, por ejemplo, el adelanto sobre las facturas. Este gesto de solidaridad del gobierno mexicano con el de Nicaragua le trajo muchas presiones de parte de los Estados Unidos.

En 1984, Nicaragua empezó a recibir cuotas de petróleo de Libia, la URSS y otros países socialistas, cubriendo con ellas el 50% de sus necesidades. En 1985, y a causa de la gran cantidad de deudas acumuladas, el suministro mexicano también se interrumpió. Desde entonces, casi el 100% de los requerimientos del país empezaron a ser proporcionados por la comunidad socialista, incluyendo a Cuba.

En 1986, las importaciones de petróleo de los países socialistas ascendieron a un total de 733 mil toneladas métricas, el equivalente a unos 5 millones y medio de barriles. Se trata de un consumo inferior al de Costa Rica o El Salvador y algo superior al de Honduras. Un consumo que puede considerarse como mínimo, según el escaso desarrollo del país, y el que políticas de austeridad y ahorro no pueden reducir significativamente sin afectar gravemente los ya precarios niveles de consumo.

La caída en los precios del petróleo que se produjo en 1086 en todo el mundo alivió relativamente la deuda energética de Nicaragua y permitió también un relativo ahorro de divisas. Además del crudo soviético, Nicaragua acude tradicionalmente al mercado del Caribe para adquirir algunos productos derivados del petróleo: gas licuado o gasolina de aviación (uno 80 mil barriles por año; alrededor de 14 mil toneladas). Para estas compras, Nicaragua tiene que desembolsar divisas líquidas y a la vez asumir los costos en dólares del fletaje, porque el país carece de una flota mercantil adecuada para el transporte. Se calcula que los gastos de recepción, almacenamiento y transporte de estos derivados -sin incluir el precio de los productos- son de uno 4 millones de dólares.

La "crisis" del petróleo de 1987

En 1987 Nicaragua vivió una "crisis petrolera" que dio pie a muchas informaciones nacionales e internacionales, unos objetivas, otras muy alarmistas. El consumo de petróleo calculado por el Plan Económico 87 era de 765 mil toneladas, algo superior al de 1986. De estas 765 mil toneladas, 300 mil estaban ya contratadas a comienzos de 1987 con la Unión Soviética y el gobierno de nicaragüense confiaba en contratar las 465 mil restantes a lo largo del primer semestre con diferentes países socialistas, sobre la base de créditos precedentes.

Estos cálculos quedaron por debajo de lo programado porque en definitiva Alemania Democrática acordó el suministro de 90 mil toneladas, Bulgaria de 38 mil, Cuba de 60 mil, Polonia de 30 mil, Checoslovaquia de 30 mil y Hungría de 10 mil, quedando en el aire 207 mil toneladas.

¿Incorrectas previsiones de Managua? En realidad, los cálculos se hicieron sobre los del año anterior, cuando Nicaragua había recibido 90 mil toneladas de Checoslovaquia y 50 mil de Hungría, cuotas que aún no cubrían todas las necesidades pero que se acercaban más a ellas. El gobierno sandinista confiaba en aumentarlas en 1987 y no fue hasta mediados de 1987 que estos dos países comunicaron al gobierno nicaragüense sus dificultades para seguir manteniendo sus dificultades para seguir manteniendo los suministros de 1986.

Esta fue la causa principal de la crisis petrolera que tantas especulaciones provocó y que obligó al gobierno sandinista a desarrollar intensas gestiones internacionales para conseguir la cuota que le faltaba.

Como primera medida de emergencia, Nicaragua redujo de 765 a 750 mil toneladas sus necesidades. Y a partir del mes de septiembre restringió un poco más el consumo de petróleo, evitando afectar los requerimientos de la defensa militar -un 6% del total nacional - y las reservas estratégicas.

En la emergencia, tres países aliviaron el déficit energético nicaragüense. En orden cronológico, Cuba, la Unión Soviética, con 100 mil más; y Perú, con 4 mil toneladas, reduciéndose el déficit a 54 mil toneladas. Para cubrirlo, Nicaragua recurrió a la compra en divisas de pequeñas cantidades, mientras continuaba haciendo urgentes gestiones con diversos países. Es en este marco que se inscriben los acuerdos con la Unión Soviética, que abarcan el próximo trienio y que confirman los niveles actuales del suministro soviético -entre 300 y 400 mil toneladas anuales-; el convenio con Alemania Democrática, que suministrará 90 mil toneladas a lo largo de 1988; y las pláticas entre el Presidente de Nicaragua y México tendientes a la reanudación de los suministros mexicanos a Nicaragua, dentro del Convenio de San José y en condiciones favorables para Managua. Antes de estas pláticas, México había manifestado su disponibilidad a reanudar el suministros petrolero a Nicaragua bajo las nuevas condiciones del Convenio de San José, que establecen el pago al contado del 80% de la factura, pero esto era imposible para Nicaragua. .

Cuando los países socialistas disminuyeron sus suministros surgieron todo tipo de especulaciones. Se habló de un "corte" de la ayuda soviética a Managua como una señal que la URSS enviaba a Reagan. Se dijo que el "corte" lo habían provocado sectores opuestos a la política de apertura de Gorbachov para desacreditar esta política en el terreno internacional. Se comentó que en algunos países socialistas había malestar por la deficiente gestión económica de los sandinistas, en especial por el bajo precio que el combustible donado tenía en Managua - mil córdobas el galón de 5 litros - y lo que esto provocaba de derroche, asegurándose que el gobierno nicaragüense había recibido serias advertencias críticas sobre este aspecto.

Más allá de estas especulaciones la explicación de fondo está aún abierta a la investigación. Sin embargo, algunos elementos objetivos deben ser tenidos en cuenta a la hora de interpretar la crisis. Desde 1984 y hasta 1986 la producción de crudo en la Unión Soviética experimentó un cierto estancamiento, lo que creó dificultades en el abastecimiento a otros países socialistas. Estas dificultades se fueron superando en 1987, como lo confirmaron hasta las agencias internacionales de noticias, que informaron de un sensible aumento de la producción en los pozos siberianos. EN la medida en que los problemas energéticos se vayan solucionando en los países socialistas, Nicaragua confía encontrar un apoyo creciente y constante de la comunidad socialista y también en el campo energético Managua espera mucho de los éxitos de la "perestroika".

Hay que considerar también que el petróleo que Nicaragua recibe de los países socialistas es pagado por éstos a la URSS en la mayoría de los casos en divisas líquidas. Ocasionalmente se ha dado el caso - sucedió con Bulgaria -. que este país entregó a Nicaragua divisas en lugar del petróleo, previo acuerdo con los soviéticos, para que Managua hiciera la compra a un país de América Latina. Desde el momento en que algunos países socialistas - por ejemplo, Polonia atraviesan por un período de crisis y tienen serios problemas en cuanto a liquidez de divisas, debido a sus deudas con otros países, se podrían dar problemas coyunturales en relación a los mecanismos de pago, problemas que entorpecen los compromisos en materia de cooperación internacional de los países de la comunidad socialista.

En el conjunto de la problemática resulta lógico que los países que ayudan a Nicaragua en el rubro petrolero tengan preocupaciones por la eficaz utilización del crudo. "Esto no lo consideramos anormal ni un requerimiento extraordinario o imposible de aceptar. Para nosotros es algo correcto", declaró a envío el Ministro del Instituto Nicaragüense de Energía (INE) Emilio Rapaccioli.

Pero en el marco de las relaciones de Nicaragua con los países socialistas en el terreno energético, hay otros aspectos bien concretos a tener en cuenta. Por ejemplo, inicialmente el suministro de petróleo, proviniera de la URSS o de los otros países socialistas, era responsabilidad de una única empresa exportadora soviética, que era la que coordinaba todos los aspectos logísticos y de contratos. Para la empresa nicaragüense de petróleo - Petronic era suficiente mantener relaciones con esta empresa soviética sin cuidar la relación directa con el resto de los países socialistas. Pero con el tiempo, estos países fueron manifestando su interés en establecer relaciones bilaterales con Nicaragua, lo que inicialmente provocó cierto desfase para el gobierno sandinista que tuvo que inventar e implementar nuevos mecanismos de coordinación.

Los problemas de infraestructura

Pero no sólo son complejos los caminos para conseguir el abastecimiento de petróleo. También es muy limitada la infraestructura de refinación, recepción, almacenamiento, despacho y distribución de los hidrocarburos.

En general, toda esta infraestructura, que es pequeña, se ha visto afectada por el embargo económico impuesto por Estados Unidos. La refinería de Managua, que es la única del país, propiedad de la Esso, emplea tecnología norteamericana y fue diseñada para refinar un tipo de crudo que ya no llega al país, el venezolano "reconstituido" - una mezcla de "tijuana médium", calidad muy pesada mezclada con toros productos semi-refinados-.

Mientras Nicaragua importó este tipo de petróleo, la refinería producía gasolina y diesel en cantidades más o menos equivalentes a las necesarias para el consumo interno nicaragüense. Pero teniendo en cuenta el tipo de crudo que Nicaragua ha estado importando en estos últimos años - tanto el "istmo" mexicano como el "soviet export blend" (seb)-, y la características técnicas de la refinería, los rendimientos de ésta han bajado en un 70% respecto a la demanda interna, aun con los niveles actuales de restricción. Al tener que cambiar de crudo se produjo un déficit del 30% en el producto terminado y, por lo tanto, un aumento del volumen que debe aguardar en el puerto de Corinto, donde las capacidades de recepción, almacenamiento y despacho no son adecuadas. Todo esto tensa la distribución del combustible en el país, especialmente en Managua, que consume el 40% del volumen nacional.

Parte del combustible que consume Managua tiene que venir directamente desde Corinto y esto dificulta la distribución, haciéndose más crítica la situación cuando por alguna razón se produce cualquier imprevisto técnico en la refinería o cuando ésta se ve obligada a revisiones por razones de seguridad o a detener su actividad por el atraso en la llegada de los barcos que transportan el crudo. Las limitaciones de transporte del combustible desde Corinto, a 148 kms. de Managua, son grandes, pues la mitad de las casi 100 unidades de cabezales y cisternas que hay en el país se encuentran en el mal estado.

También se originan otro tipo de situaciones críticas. En octubre de 1987 por ejemplo, se dio un atraso de un embarqué de crudo que obligó a parar por 3-4 días la refinería. Coincidió que estos días la gasolina y el diesel que estaba a disposición en Corinto era de origen cubano y por esta razón no podían ser ni "tocados" por la refinería, por la refinería, por ser ésta de origen norteamericano y estar obligada a cumplir con el bloqueo contra Cuba y los productos cubanos decretado hace más de 25 años por el gobierno de los Estados Unidos. Cuando se ha tratado de gasolina o diesel originados en la URSS pero financiado por Cuba, no ha habido este problema. Pero cuando Nicaragua se ha visto obligada a comprar gasolina en Cuba, aunque ésta no sea necesariamente de producción cubana, bastó el hecho de que estuviera almacenada en Cuba para que ni la Esso ni la Texaco pudieran tocar el producto.

En esta reciente emergencia, Nicaragua se vio obligada a recibir y distribuir la gasolina y el diesel desde Corinto sólo a través de las gasolineras de la Shell, compañía de capital holandés e inglés. A la vez, Petronic trataba de abastecer a las gasolineras de Esso, Texaco y Chevron con lo poco que quedaba en la refinería, hasta tener que vaciarla y verse obligado en consecuencia a cerrarla por medidas de seguridad.

Este bloqueo total a los productos cubanos no ha sido aplicado siempre tan rígidamente por las transnacionales norteamericanas. EN muchas ocasiones llegó a Nicaragua diesel y gasolina originados en Cuba y la Texaco de Puerto Cabezas y la Esso de El Bluff la recibieron, la almacenaron y la vendieron. Ha sido sólo recientemente que las presiones de Estados Unidos han provocado una drástica aplicación del bloqueo a los productos cubanos, complicando más las cosas.

Generalmente, el diesel y la gasolina que llegan a los dos puertos del Atlántico nicaragüense vienen siempre de Cuba con este mecanismo: cuando un barco procedente de la URSS con gasolina y diesel viaja rumbo al puerto de Corinto (en el Pacífico), algunos volúmenes se quedan en Cuba y van siendo transportados poco a poco hacia los puertos del Atlántico de Nicaragua. De esta manera se evita que el barco soviético tenga que viajar desde Corinto a El Bluff y Puerto Cabezas y tenga que pagar los peajes del Canal de Panamá.

Ante la intransigencia norteamericana en la aplicación del bloqueo a Cuba y sus productos, Nicaragua terminó planteando a la Esso y a la Texaco que o manejaban ellas los productos procedentes de Cuba o vendían o entregaban sus instalaciones a Nicaragua. Después de muchas pláticas, las dos instalaciones fueron entregadas al país, ya que Nicaragua no tenía capacidad de comprarlas en dólares. En la actualidad es Petronic quien las está operando.

¿Perspectivas de solución? En Nicaragua hay petróleo

¿Hay petróleo en Nicaragua? La respuesta es positiva. Y ésta no es una sorpresa absoluta, porque desde los años 30 se vienen haciendo investigaciones, tanto en aguas del Atlántico y del Pacífico como en zonas de la costa pacífica, obteniéndose algunos resultados positivos después de muchos levantamientos geológicos y la perforación de algunos pozos.

EN 1979, el gobierno revolucionario trató de recuperar al información que se había obtenido con estas investigaciones y que estaba en poder de transnacionales, pero éstas se negaron a darla o pretendieron cobrarla a precios altísimos. En tiempos de Somoza las compañías transnacionales eran las dueñas de las eventuales plataformas petroleras que hallaran y por eso eran también dueñas de toda la información sobre las mismas.

Los esfuerzos del gobierno sandinista por reconstruir lo que descubrieron aquellos estudios han sido grandes. Se han obtenido nuevas muestras minerales y del subsuelo, se han hecho nuevas perforaciones con la cooperación de Francia, la URSS y otros organismos internacionales y regionales, como la Organización Latinoamericano de Energía (OLADE). En la actualidad, Nicaragua dispone ya de datos lo bastante completos como para afirmar que hay petróleo en el país, especialmente en la plataforma del Atlántico, en la zona noroeste y en el centro-sur del Pacífico. En la zona de la llamada Villa Carlos Fonseca, a unos 50 kms. de Managua,, ha habido evidentes manifestaciones de existencia de petróleo. EN algunos ríos de lugar -como el San Cayetano- se han dado incluso brotes superficiales. Naturalmente, esto no quiere decir que el petróleo se encuentre verticalmente bajo estos lugares, porque es sabido que el petróleo se "mueve" por el suelo y podría darse el caso de que bolsones del líquido hayan quedado entrampados allí a causa de los entrampados allí a causa de los frecuentes movimientos sísmicos de la región. Lo más probable es que el mayor depósito del líquido esté en el mar y que a través de grietas en el subsuelo haya subido a la superficie.

Según muestras de este líquido superficial, el "petróleo nicaragüense" es de buena calidad: muy refinado y con bajo contenido de azufre, aunque hay que tener en cuenta que al subir a la superficie el líquido pasa por una serie de filtros naturales que lo depuran.

En las investigaciones llevadas a cabo con asesoría francesa y soviética, se han definido diferentes grados de potencialidad de explotación petrolera. En algunos lugares se han recomendados mayores investigaciones geofísicas con técnicas más avanzadas, levantamiento de líneas sísmicas y reinterpretación de la información. En otros, se sugieren perforaciones, aún a riesgo de no encontrar nada.

En la actualidad, Nicaragua está en la fase de gestionar con países amigos, empresas privadas y estatales, la posibilidad de profundizar las investigaciones y proceder a perforaciones, pero el proyecto es muy caro. El INE calcula que, de entrada, harían falta 50-100 millones de dólares - una cifra ínfima si se considera que México invertirá en los próximos 5-6 años unos 15 mil millones de dólares en exploraciones petroleras-, pero una cifra muy alta para la economía de Nicaragua. Porque además de capitales, se necesitan modernas tecnologías y capacitación técnica que en este momento no existe en el país. La recién aprobada ley de inversiones extranjeras ha creado, al menos, un primer marco jurídico para que estas iniciativas, que siempre comportan riesgos de capital, puedan llevarse a cabo.

Nicaragua ha planteado a diversos países la posibilidad de cooperación en este campo. Noruega está interesada en la prospección petrolera. También la URSS y Francia, sobre todo en la asistencia técnica para la investigación. Algunos países latinoamericanos también ofrecieron cooperación, aunque hasta hoy ésta no se ha concretado. La empresa estatal brasileña, Petrobras, manifestó interés en inversiones en el Pacífico, pero después de algunas pláticas, tuvo que retirarse por dificultades financieras propias. Con Petrobras se habían llegado a discutir los términos de un eventual contrato. Como es habitual en este campo, el inversionista correría con todos los riesgos, de tal forma que si en varios años no se encuentra nada, e l país tampoco perdería nada. EN el caso de que se hallara petróleo, el inversionista recuperaría su inversión y luego se le garantizaría un nivel de ganancias, que se le pagarían en especie, con el mismo petróleo, reservándose Nicaragua una serie de condiciones para este pago, como por ejemplo, la de garantizar primero que nada la demanda interna. Nicaragua conservaría siempre la propiedad de este recurso natural.

Otras fuentes de energía

La única fuente de energía que mueve a Nicaragua no es el petróleo. Nicaragua es rica en otras fuentes energéticas aunque todavía no estén aprovechadas en toda su potencialidad. El agua, el vapor geotérmico de los volcanes, la leña y la biomasa, recursos renovables en general, son abundantes en el país.

En la actualidad, se calcula que un 48.5% del consumo nacional de energía procede aún de la leña - muy utilizada en las cocinas domésticas- y un 1% del carbón de leña. El 32.9% procede de hidrocarburos; el 11.4% de residuos vegetales, sobre todo el bagazo de la caña, que hace funcionar los ingenios azucareros. El 6.2% procede de la energía eléctrica.

A lo largo de 1987 se hicieron proyecciones que calculaban que el 18.6% de esta energía eléctrica era producida en el sector hidroeléctrico, el 21% en el geotérmico, el 58% en centrales termoeléctricas y un 1.7% era importada de países vecinos. El total del consumo es de 1.323,7 millones de kilovatios.

Como se ve, el peso del petróleo en la producción de la energía eléctrica es aún considerable: alrededor de una tercera parte del petróleo que llega al país es consumido en forma de "bunker" para producir energía eléctrica. Por esta razón, los esfuerzos inversionistas en el campo energético se concentran más en la evaluación y explotación de recursos naturales: agua, vapor geotérmico y biomasas renovables.

Se calcula que en el campo hidroeléctrico Nicaragua tiene un potencial de más de 5.582 megavatios, estando en marcha 78 proyectos, de los que un 30% son aprovechables en términos económicos. Se incluyen en estos proyectos micropresas como las que estaba construyendo el ingeniero norteamericano Benjamín Linder cuando fue asesinado por la contrarrevolución en abril/87.

Casi terminado está ya el nuevo embalse de agua del Proyecto Asturias, al norte de Jinotega. A partir del primer semestre de 1988, y siempre que no haya sequía, será posible con este proyecto incrementar en un 25% la producción de energía hidroeléctrica en las dos plantas ya existentes en el lugar, la "Centroamérica" y la "Carlos Fonseca", produciéndose unos 100 millones de kilovatios/horas más cada año.

El potencial energético de los volcanes es igualmente alto. Las cifras más conservadoras hablan de unos 700 megavatios, las más optimistas hasta de 2 mil. La primera unidad geotérmica del volcán Momotombo empezó a trabajar en 1983. Desde entonces ha venido produciendo 1.200 kilovatios/hora al año, entre un 20-25% de la producción nacional bruta. Actualmente se está construyendo una segunda unidad del Proyecto Momotombo, de otros 35 mil kilovatios, que empezará a funcionar a mediados de 1989. En términos de sustitución del petróleo por la energía geotérmica, la primera planta significa el ahorro de unos 500 mil barriles al año. Esta cifra se multiplicará por dos cuando empiece funcionar al segunda planta.

El potencial de biogás derivado de los residuos orgánicos supera los 3 millones de metros cúbicos por año.

El proyecto Tipitapa-Malacatoya (Timal), que cuenta con el más grande ingenio azucarero de Centroamérica, es autosuficiente, en energía, gracias a la construcción de la presa de Las Canoas. Y cuando en algunas épocas del año el ingenio no demanda tanta energía, el excedente que se produce puede inyectarse en el sistema interconectado nacional.

El proyecto contempla también la instalación de una planta procesadora de bagazo y de melaza producir a partir de estos derivados de la caña alcohol con fines carburantes. El etanol así obtenido puede mezclarse con gasolina en una proporción del 10% y ser asimilado por los vehículos sin que se resiente su motor.

Actualmente, la mayoría de los países industrializados se inclinan por introducir etanol como aditivo, para sustituir el plomo tetraetil contenido en la gasolina, por ser éste muy dañino para la salud y altamente contaminante del ambiente. Desde 1959, la URSS y otros países prohibieron su uso.

En la actualidad, el costo de producción del etanol es bastante alto en relación al precio de la gasolina, aunque una producción en mayor escala reduciría, estos costos. Otros factores, como la disponibilidad en Nicaragua de biomasas renovables y el hecho de que la lucha por la sobrevivencia hoy y por el desarrollo mañana requerirá de crecientes suministros de petróleo revisten de interés al posibilidad de producción del etanol como combustible sustituto. Brasil es el país con más experiencia en la producción de alcohol de caña. Hace unos años Nicaragua gestionó con Brasil la adquisición de una planta productora de alcohol, pero por varias razones las gestiones se detuvieron.

Desde hace algún tiempo, y con cooperación sueca, se viene trabajando también en otro importante proyecto para obtener combustible del rastrojo del algodón, material sobe el que los estudios están muy avanzados. Se calcula que los efectos que sobre el cultivo del algodón tendría el no dejar en el suelo el rastrojo -normalmente se quema o se revuelve con la tierra-, no afectarían al cultivo, demostrándose que aún si se llegara a emplear todo el rastrojo como combustible sólido, eso no afectaría la fertilidad del suelo.

Una planta briqueteadora para procesar el rastrojo, cortado y seco ya está instalada en Chinandega, en la zona de Occidente, donde se produce el algodón nicaragüense. El producto final de esta máquina son pequeños cilindros, compactos y secos, livianos y de fácil manejo. Este nuevo combustible reducirá el consumo de leña, que ha contribuido a la inmisericorde deforestación que ha sufrido esta zona del Pacífico.

En la última cosecha de algodón se ha estado experimentando la maquinaria que se ocuparía de arrancar, arrastrar, cortar y empacar el rastrojo. Es una máquina diseñada con la cooperación científico-técnica de Suecia. De ser positivos los resultados, la producción a gran escala de este nuevo combustible empezaría en 1988.

También con la cooperación de Suecia se ha avanzado en un proyecto de conservación y ahorro de energía, especialmente en el sector industrial. En hospitales, hoteles, centros de servicios e industrias que consumen mucha energía se han hecho investigaciones especiales y en algunas de ellas han empezado a aplicarse las recomendaciones del INE, con resultados positivos, evitando el derroche de energía o utilizando el vapor caliente que se devuelve a la atmósfera para producir movimientos mecánicos en la industria. Es en Suecia y en Francia donde se han obtenido resultados más significativos en el ahorro y conservación de la energía y así evitar mayores inversiones o el aumento de la demanda.

La instalación de una red de cinco estaciones en todo el país para medir la radiación solar se ha hecho también con la cooperación sueca. El objetivo es realizar un mapa solar de Nicaragua y así establecer en qué zonas del país se podría sacar más provecho de la energía solar. En este proyecto participa también la Universidad Centroamericana de Managua (UCA), en donde se encuentra instalada la estación principal y en donde se llevan los registros de las otras subestaciones, se archivan, valoran y estudian los datos. Ya ha habido algunas aplicaciones concretas de la energía solar en el secado de granos y en la producción de sal y los resultados han sido positivos. Existen ya en el país algunos silos de granos donde el pequeño motor, que hasta ahora trabajaba con diesel o gasolina ha sido sustituido por secadoras que aprovechan la radiación solar.

En fase de estudio y recopilación de datos está todavía la posibilidad de aprovechamiento de la energía eólica (del viento), proyecto para el que se cuenta con la cooperación holandesas.

¿Y la energía nuclear? "Está fuera de lugar en nuestro país y también en Centroamérica - nos dijo el ministro Rapaccioli-: fuera de la escala de nuestra economía. ¿De qué nos serviría tener aquí un reactor de 400 mil kilovatios, cuando la demandan el país es de 238 mil? Tenemos suficientes recursos naturales para satisfacer las necesidades del país en los próximos 30 años".

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