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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 74 | Agosto 1987

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Nicaragua

Se inicia la recta final

En la tensión entre las victorias sobre los contrarrevolucionarios y el desgaste económico -precio que se paga por ellas- se expresa la mayor contradicción con la que Nicaragua celebra los ocho años de su revolución y el gobierno Reagan inicia su recta final.

Equipo Envío

La revolución nicaragüense cumplió ocho años de vida. Los actos de celebración fueron en la ciudad de Matagalpa capital de uno de los Departamentos más afectados por la guerra. 50 mil campesinos de la Región -muchos de ellos llegaron desde cooperativas y asentamientos atacados por la contrarrevolución- escucharon el mensaje del Presidente Daniel Ortega, que hizo un detallado recuento de los costos humanos y económicos de la guerra. En los días anteriores al 19 de julio, fiestas con piñatas y bailes llevaron un mensaje de alegría a gran número de municipios y comarcas campesinas de la región. El principal invitado a las celebraciones de este año fue Oliver Tambo, dirigente del Congreso Nacional Africano que conduce la lucha contra el apartheid en Sudáfrica.

En su discurso, el Presidente Ortega reafirmó una vez más la importancia de las victorias militares que el ejército sandinista sigue obteniendo sobre los contrarrevolucionarios y urgió a la comunidad internacional para que brinde una ayuda económica de emergencia, extraordinaria, con la que sostener los esfuerzos extraordinarios que Nicaragua hace para continuar ganando la guerra. Pidió también a los presidentes centroamericanos que resistan las presiones de Estados Unidos para así lograr un acuerdo que traiga paz a la región.

En la tensión entre las victorias sobre los contrarrevolucionarios y el desgaste económico -precio que se paga por ellas- se expresa la mayor contradicción con la que Nicaragua inicia la recta final del gobierno Reagan. A su vez, es en la victorias militares de los sandinistas en donde se alimentan las actuales propuestas de paz centroamericanas y latinoamericanas -entre ellas la más reciente, el Plan Arias- y es en el desgaste económico en donde se alimentan los actuales proyectos para intensificar la agresión que promueve el gobierno de Estados Unidos. La actual coyuntura se explica en este juego de contradicciones.

La guerra: fracaso contrarrevolucionario

En sabotear el 19 de Julio

Los medios de comunicación norteamericana difunden en Estados Unidos y en el exterior la imagen de que los "los combatientes de la libertad" están repuntando, logrando avances militares, ganando la guerra o casi a las puertas de una victoria. Nada más lejos de la realidad .

Las pruebas más contundentes fueron las celebraciones del 8o. aniversario de la revolución en Matagalpa, en el corazón geográfico de Nicaragua y en el centro de una zona de guerra en la que la contrarrevolución se ha sentido fuerte tradicionalmente. Si el 7o. aniversario se celebró en Estelí -también en la zona de guerra-, este año el escenario se acercó a una zona aún más caliente y, como sucedió en 1986, nada pudieron hace los contrarrevolucionarios para impedir el acto central o los muchos actos que se desarrollaron en los municipios de la región, aunque concentraron todos sus esfuerzos y todas sus fuerzas para conseguir un golpe propagandístico.

No lograron y todos los actos se desarrollaron en un clima de total normalidad. Su fracaso en el intento de sabotear el 19 de julio es un signo más, el más reciente, declive estratégico en el que desde hace muchos meses se encuentran los "combatientes de la libertad".

Entre los intentos del FDN de aprovechar la oportunidad del 8o. aniversario de la revolución para hacerse sentir proyectándose en Estados Unidos como fuertes y victoriosos, el mayor fue el ataque a San José de Bocay, en vísperas del 19 de julio. Después de varias horas de combate, el resultado de este intento fracasado fueron 12 contrarrevolucionarios muertos, 6 civiles muertos -entre ellos 2 niños y una mujer embarazada-, y 11 miembros de las milicias de autodefensa campesina heridos. También hubo fracasados intentos de penetrar y tomar los poblados de San Fernando y Ciudad Antigua en la Región I, en donde murieron 14 contrarrevolucionarios.

También en vísperas del 19 de julio la seguridad nicaragüense capturó a un oficial de la contrainteligencia contrarrevolucionaria que tenía planes para realizar sabotajes y emboscadas con los que entorpecerían las celebraciones.

Las "victorias" militares de las que los medios de comunicación de Estados Unidos hablan para dar la imagen de una contrarrevolución en ascenso no son más que ataques en la cooperativas o asentamientos aislados en la montaña, en donde los campesinos usan armas para defenderse si son atacados. Esas cooperativas -ganaderas, de granos básicos, etc.,- donde los campesinos se han visto obligados a sembrar con el fusil al hombro para defender la vida de sus familias, se llaman "cooperativas de autodefensa" . La propaganda norteamericana las convierte en "bases militares sandinistas" y los campesinos -armados o no- que mueren durante los ataques -siempre desiguales por el tipo de armamento que suele usar al FDN (morteros, bazookas, etc.)- son convertidos en "bajas del ejército sandinista".

"El Congreso gringo no sabe si darles reales a los contras y ellos andan en busca de propaganda matándonos a nosotros", decía un campesino- miliciano de San Ramón (Matagalpa), interpretando así los actuales ataques a cooperativas y asentamientos, que se han incrementado y se incrementarán a medida que se acerque el debate y el voto en el Congreso.

Hay otros ataques a civiles desarrollados que han caracterizado esta guerra desde su comienzo. El más sangriento de este mes fue emboscada que los contrarrevolucionarios tendieron el 3 de julio, a 18 kms. al NO de Nueva Guinea, a un pequeño autobús de transporte público, en el que viajaban 16 campesinos, incluidos niños. 15 pasajeros fueron asesinados por las balas y las granadas de mano que usaron los contrarrevolucionarios para atacar el vehículo y el resto quedó herido de gravedad.

En sus actuales mensajes propagandísticos, los contrarrevolucionarios atribuyen sus avances a los misiles tierra-aire tipo Red-Eye, de los que disponen en cantidad desde la aprobación de los 100 millones. Con esos cohetes dicen estar a salvo de los helicópteros artillados que el ejército sandinista emplea para combatirlos. El 20 de julio, el ejército de Nicaragua recuperó uno de estos cohetes M-41-A3, al capturar un paquete de avituallamiento lanzado desde el aire a los contrarrevolucionarios en la zona de Chontales . Según el Ministro de Defensa de Nicaragua, Humberto Ortega, los contrarrevolucionarios tendrían actualmente 200 cohetes tierra-aire, entre los C2-M, de fabricación soviética, de los que ya disponían desde 1986, y los Red-Eye, de fabricación norteamericana, conque ahora cuentan. Ortega volvió a señalar el peligro que representa para la navegación aérea civil en la región la entrega masiva de estas sofisticadas armas a grupos que por sus características y por su actual proceso de derrota -que incluye el que estén descoordinados en el interior de Nicaragua -pueden usarlos o traficar con ellos de forma incontrolable.

La realidad es que los 4 mil contrarrevolucionarios que actúan hoy en el interior de Nicaragua están mejor armados y con mejores aparatos de comunicación, pero continúan a la defensiva, emboscando vehículos o colocando minas en los caminos, sin presentar combate al ejército sandinista, del que huyen, buscando "objetivos blandos" -cooperativas y asentamientos campesinos- en su impaciente afán de lograr la atención y el dinero del Congreso de Estados Unidos.

El ejército de Nicaragua les sigue ganando la guerra, persiguiéndolos y enfrentándolos con éxito. "La contra es como un avión en barrena y ese descenso ya no se detiene": así describe el declive estratégico de la contrarrevolución el Coronel Manuel Salvatierra, máximo responsable militar de la Región VI, en donde se celebró un aniversario más del triunfo de la revolución. "La contra ya va guindo abajo": es la descripción que hace de este hecho uno de los contras que este mes y en esa misma región se desalzó, acogiéndose a la Ley de Amnistía. Muchos de los campesinos desalzados en estos últimos meses llevaban 2 y 3 años combatiendo en las filas de la FDN. Con su desalzamiento ellos también reconocen lo irreversible de la derrota militar de la contrarrevolución.

La economía: dificultades que están siendo manejadas

La crisis económica es el precio que Nicaragua ha tenido que pagar por defenderse de la guerra impuesta y conseguir primero y seguir ahondando ahora la derrota de la contrarrevolución. La relación guerra-economía y los costos humanos y materiales de la guerra fueron ilustrados con cifras globales por el Presidente de Nicaragua en su mensaje del 19 de julio.

Además de los muertos y heridos provocados por la guerra, que entre civiles y militares -sandinistas y contrarrevolucionarios- suman desde 1981, 43,161 víctimas, el Presidente se refirió a los daños directos provocados por la agresión en la economía, cifra que comenzó a descender desde 1985, a causa del mayor control del ejército de Nicaragua sobre los contrarrevolucionarios. En 1987 -tendencialmente aún, pues el año no ha terminado- estos daños serán menos de la mitad de los quehubo en 1986. Sobre los gastos provocados por la defensa, estos han ido aumentando, aunque relativamente, ya que el presupuesto nacional se ha visto reducido con los años. La guerra ha reducido también con los años las divisas que Nicaragua obtiene con sus exportaciones:



La situación económica es, evidentemente, compleja y difícil. Aunque, a pesar de todas las variantes que ha ido teniendo con los años, sigue siendo manejable. Este año, la formulación a comienzos del año del Plan Económico 1987 fue un gran aporte para una más adecuada planificación y ajuste de las variables.

A nivel internacional, la situación de crisis se reflejó sobre todo a partir de mayo en las dificultades que tuvo Nicaragua para conseguir el suministro de petróleo necesario para cubrir sus necesidades hasta fines de 1987. Después de algunas informaciones y muchas especulaciones, la crisis parece haber sido superada para el corto plazo. Estos son los datos básicos para entender la situación actual:

- Anualmente, Nicaragua necesita 765 mil toneladas de petróleo, de las que faltan actualmente 275 mil, aunque todo indica que para 1987 el problema ya estaría resuelto con las gestiones extraordinarias hechas con Irán, Irak , Libia, la comunidad socialista, México y Venezuela, aunque no se ha especificado aún la colaboración concreta que podrá dar cada uno de estos países para cubrir el déficit de 1987.

- Respecto a la URSS y la comunidad socialista, la Unión Soviética suministró a Nicaragua en 1986, 300 mil toneladas de crudo, Checoslovaquia 90 mil, Hungría 50 mil y Polonia 30 mil. En 1987, la URSS ha mantenido la misma cuota pero, por ejemplo, Checoslovaquia no dio respuesta.

- Respecto al Convenio de San José, suscrito por México y Venezuela para suministrar petróleo a los 5 países centroamericanos a precios preferenciales, no se sabe aún en qué condiciones sería renovado. Nicaragua ha declarado que hasta ahora no había acuerdo con México porque, a pesar de los precios preferenciales, no puede cumplir con las condiciones del convenio: pagar el 80% del crudo con divisas líquidas o en créditos a corto plazo y sólo el 20% en créditos a largo plazo. "Creo que ningún país centroamericano está en capacidad de comprar petróleo con estas condiciones", declaró este mes el Ministro de Energía de Nicaragua.

"La guerra distorsiona la cooperación internacional"

A las dificultades en el rubro del petróleo hay que sumar otras (insumos, maquinarias, mantenimiento de la infraestructura), que dependen en gran medida de la cooperación internacional. "Estamos en una situación de emergencia económica. Nicaragua no tiene reservas para dar respuesta a las situaciones de emergencia que provoca la guerra -dijo el vicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez, al regresar este mes de Yugoslavia, Argelia, Irak y Libia, en su misión número 131 en busca de solidaridad internacional en estos 8 años de revolución-. Afirmó también que "la guerra es un factor que distorsiona la cooperación internacional".

En ocasión de las celebraciones del 19 de julio, el Presidente de Nicaragua volvió a apelar a esta cooperación para hacer posible la sobrevivencia mientras los nicaragüenses mantienen el enorme esfuerzo de la defensa. La falta de solidaridad económica de los gobiernos europeos es una preocupación creciente en Nicaragua. "En la medida en que se endurece la política Reagan prevalece en Europa una posición fría, que si bien no es de complacencia sí es de indiferencia". llamó así la atención sobre este tema el Comandate Carlos Núñez, Presidente de la Asamblea Nacional, a una delegación del Parlamento europeo que visitó Nicaragua.

Como la ayuda exterior atraviesa por dificultades y no es suficiente para afrontar la situación de emergencia que vive el país, los dirigentes de la revolución plantean cada vez con más insistencia la necesidad de sacar el jugo a los propios recursos, logrando que las instancias estatales, los sindicatos y los sectores organizados en primer lugar hagan un sobre esfuerzo que garantice la sobrevivencia y mejore el nivel de vida, a la vez que dé autoridad moral a Nicaragua para seguir solicitando más ayuda internacional.

Incluso se han referido a las sugerencias que países tan solidarios como la URSS y la República Democrática Alemana han hecho a Nicaragua para que logre mayor eficiencia en la administración de sus propios recursos y de la ayuda que se le brinda. La situación de crisis, la claridad creciente con que se señalan los "vicios económicos" y estos reclamos fraternos están ayudando a que se despierten energías dormidas y se planteen nuevas iniciativas para contener la crisis y administrarla, garantizando la sobrevivencia al iniciar la recta final de la presidencia Reagan. Nicaragua empieza a plantearse con más seriedad que nunca que, así como en la defensa, también en la economía el recurso principal con el que cuenta son sus propias fuerzas. Y es en el campo del autoabastecimiento alimentario a donde, en primer lugar, busca dirigir el sobresfuerzo que exige esta hora.

En la economía cotidiana, la inflación -presente en toda situación de guerra- continúa avanzando; pero se ha mantenido la lógica económica de contención ratificada en mayo, en la que es pieza clave que los salarios aumenten "cuando se muevan los precios de los productos básicos", como corriendo tras ellos "tratando de darles alcance". Por eso, cuando este mes el gobierno aumentó el precio controlado de la carne, la leche y sus derivados, el arroz, el pan, el jabón y el aceite, y subió también el precio no controlado de casi todos los otros productos, los salarios aumentaron retroactivamente a partir del 10. de julio en un 55%.

Aunque con estos aumentos los salarios no son aún suficientes, el mecanismo decidido hace unos meses sirve como medida de cierta contención, que alivia algo la economía familiar. Sólo es un alivio, pero la actual filosofía económica aplicada por el gobierno revolucionario afirma que "es mejor un trabajador protestando por su salario que por su puesto de trabajo" y que Nicaragua prefiere esa situación a la que se derivaría de "aplicar medidas del tipo FMI", que incluyen en el cierre de fábricas y centros de trabajo cuando no son rentables.

Entre las iniciativas que permiten mirar el futuro económico con esperanza están las brigadas económicas de los trabajadores de las ciudades, que trabajan día y horas extras, sin salario, voluntariamente, para aumentar la producción, poner al día la administración atrasada y asegurar algunos servicios básicos -salud, energía-, el movimiento de innovadores, que fabrica e inventa repuestos que permiten mantener en activo la maquinaria obsoleta o la que no puede arreglarse por falta de divisas y la recuperación de la jornada productiva en el campo, aumentado las horas laborales de los trabajadores agrícolas. La nueva iniciativa del control social, con inspectores populares en los barrios, que ayuden a controlar los aumentos injustificados de precios y garanticen una justa distribución de los productos y la resolución de los problemas diarios en este campo, promete ser una eficaz llave de contención de la crisis en sus aspectos cotidianos, en los que el abastecimiento a tiempo y en justa medida es la pieza más sensible. Por otra parte, un buen invierno, con abundantes lluvias, promete cosechas excelentes.

Teniendo garantizado lo más elemental por la vía de la cooperación internacional y manifestándose eficaz el actual plan de contención, todo indica que la crisis es y será manejable mientras dure la guerra. La imagen proyectada por Estados Unidos de que la economía nicaragüense va al garete es falsa. Aunque hay problemas, y sobre ellos se habla cada vez más abiertamente, la administración de la crisis lleva un rumbo y sigue una lógica de sobrevivencia que se está cumpliendo y que se irá afinando, probablemente con éxito, en los próximos meses. Las esperanzas de Reagan, puestas en un eventual caos económico, carecen de fundamento racional. En la histórica debilidad estructural de Nicaragua hay mucha fuerza escondida. De ella surge un potencial de resistencia que juega a favor de la revolulción.

La confrontación internacional: Reagan hacia más guerra

Las sostenidas victorias de Nicaragua en el terreno militar son las que han propiciado el surgimiento de una nueva situación en Centroamérica, cuya principal expresión es esa propuesta de solución negociada que representa el Plan Arias. A la vez, las dificultades de la revolución en el terreno económico son las que propician las insistentes propuestas de guerra que mantiene la Administración norteamericana. En la actualidad, Reagan apoya cada vez más sus esperanzas en el desgaste de la economía nicaragüense y busca su profundización, el caos total, para conseguir su objetivo de derrocar al gobierno sandinista.

También Reagan ha iniciado su recta final. Después de tres meses de audiencias sobre el Irán-Contragate, en las que ni republicanos ni tampoco demócratas han cuestionado la validez de la política de guerra hacia Nicaragua, el Presidente, envalentonado, se dispone a iniciar una nueva ofensiva en favor de esa guerra. A principios de agosto se inicia en los Estados Unidos una amplia campaña de propaganda a favor de los contrarrevolucionarios con el fin de preparar a la opinión pública para octubre, momento en el que el Congreso tiene que votar sobre la propuesta presidencial de darles más ayuda.

El Presidente Reagan entrará personalmente en la campaña con un mensaje al pueblo norteamericano en el que expondrá una vez más su confianza en los "combatientes de la libertad", y en el que fijará el monto de la ayuda que solicita para ellos. Aunque desde hace meses la Casa Blanca había hablado de $105 millones, esta cantidad resulta ya escasa para los deseos del Presidente, que pedirá más, como un signo de más apoyo -con más dinero-, a la vez que como una forma de asegurar provisiones a los contrarrevolucionarios hasta fines de 1988.

En esta nueva ofensiva, Reagan se ve muy crecido por la imagen positiva que consiguió para la contrarrevolución en sólo 4 días de audiencias el Teniente Coronel Oliver North. La popularidad de North y la popularidad que logró para una guerra inmoral, cruel y condenada por el derecho internacional, sólo esexplicable por la apatía y la ignorancia política de las mayorías norteamericanas. Esa situación las hace tan manipulables que terminan convirtiendo el dolor de todo un pueblo y a quien es responsable del mismo en un objeto de consumo y de diversión...

La obsesión política de Reagan, que le lleva a prolongar la guerra en su actual modalidad -durante el mes de julio tuvo dos apasionadas intervenciones públicas en favor de los contrarrevolucionarios- se enfrenta dos posiciones que cuestionan el camino de la prolongación de la guerra en su actual modalidad, ya que no ha dado los resultados esperados y deseados por la Administración.

La posición de Henry Kissinger

Por un lado, está la posición que hizo pública este mes, en una columna de opinión del Washington Post, Henry Kissinger.

Según él, Nicaragua "es un peligro a largo plazo para la estabilidad centroamericana y una amenaza para los Estados Unidos" y hay tres opciones para enfrentar esta realidad:

- Coexistir con el régimen sandinista (a no ser que se comprobaran en Nicaragua equipos militares soviéticos sofisticados).

- Presionar a los sandinistas para que reduzcan su ejército y prescindan de los asesores militares extranjeros.

- Derrocar a los sandinistas o reducir su régimen a un sistema político que incluya a los contrarrevolucionarios.

La última opción -dice Kissinger- es la de Reagan y también la del Congreso. Pero los medios que adoptan ambos poderes para conseguir hacerla realidad son insuficientes. En consecuencia, deben abandonar "hipocresías y mojigaterías" para confesar lo que quieren y entregar toda la ayuda y usar los medios suficientes para alcanzar ese objetivo. Kissinger reconoce también que el derrocamiento de los sandinistas es imposible sin la participación de tropas norteamericanas.

La posición de los demócratas

Por el otro lado, está la posición de algunos demócratas que, aunque de forma aún cautelosa y poco articulada, ven llegado el momento de pasar a la primera de las opciones señaladas por Kissinger: coexistir con los sandinistas. Lee Hamilton, líder de los demócratas que participaron en la Comisión investigadora del Irán-Contragate y Viron Vaky, ex-Secretario adjunto para Asuntos Latinoamericanos en la Administración Carter, expresaron esta posición, también en una columna de opinión, esta vez en el New York Times.

Los demócratas niegan que Nicaragua sea una amenaza para Estados Unidos y surgieron que bastaría tener con este país una política de contención basada en presiones económicas y diplomáticas. Aceptando también que sólo con fuerzas norteamericanas se podría derrocar a los sandinistas, deducen que elempleo de los contrarrevolucionarios para lograr ese derrocamiento no sólo no resulta eficaz sino que perjudica la imagen de Estados Unidos. Critican, por tanto, el compromiso de Reagan "en una guerra que no puede predecir ni controlar" y que, "mientras más se alarga hace más irresistible el impulso de intervenir directamente en favor de los contras". Proponen el cese de esta guerra y el respaldo al Plan Arias para iniciar una política de negociaciones diplomáticas. Aunque esto no es lo "ideal" -admiten- es mejor que la prolongación de la guerra de los contras.

Kissinger, pidiendo por un lado definiciones claras y medidas contundentes y Hamilton -y algunos demócratas- pidiendo por otro lado el fin de la guerra y el inicio de "la paz hostil" y de la política de contención, cuestionan, de fondo, la ofensiva de la recta final de Reagan a favor de sus "paladines".

Centroamérica: ¿hacia un acuerdo?

Los gobiernos de Centroamérica están cada vez más inclinados a coexistir con la revolución sandinista, temerosos del irresistible impulso de Reagan quien, para lograr derrocar al gobierno revolucionario, podría regionalizar el conflicto, afectando así los intereses de todos y cada uno de los países del área.

A pesar de que las presiones norteamericanas que motivaron en junio la posposición de la Cumbre de Presidentes centroamericanos continuaron ejerciéndose sobre los gobiernos de Centroamérica, en el mes de julio se dieron pasos de avance en la dirección de un acuerdo centroamericano, que por difícil que sea de alcanzar o por limitado que sea en su contenido, significa ya un gran distanciamiento del empecinado guerrerismo de Reagan.

Antes de la Cumbre de Presidentes en Guatemala, el Presidente de Costa Rica, Oscar Arias, viajó por todos los países de la región para conocer las posiciones de los gobiernos sobre su Plan de Paz.

Nicaragua fue la primera escala en su gira. Arias estuvo en el país durante ocho horas del domingo 26 de julio. Fue el único país en el que sostuvo otros encuentros más allá de los oficiales, con sectores de oposición. Así, se entrevistó con miembros de la Coordinadora Democrática y de la empresa privada agrupados en el COSEP, con Violeta Chamorro -del diario La Prensa- y con el Cardenal Obando.

El Presidente Arias fue muy categórico al asegurar que los contrarrevolucionarios no utilizan ni utilizarían el territorio costarricense para atacar a Nicaragua y que las actividades de este tipó que se hubieran dado sucedieron "a espaldas de los gobernantes". al llegar a Honduras, segunda escala de su viaje, Arias declaró: "Para mi sorpresa, vi que Nicaragua tiene observaciones al Plan de Paz". Hasta entonces, Nicaragua no había enviado a Costa Rica ningún escrito con tales observaciones, aunque sí había hecho público con claridad que los Principios de Caraballeda eran precisamente las "observaciones" que hacía al Plan. El Presidente Arias no quiso entender este mensaje.

Con el fin de mejorar las relaciones con Costa Rica en el punto en el que este país muestra mayor sensibilidad, Nicaragua pospuso la presentación ante el Tribunal de La Haya de la memoria que recoge los cargos contra Costa Rica. La fecha de entrega del documento, un requisito jurídico del proceso, debía hacerse el 21 de julio. La posposición la hace Nicaragua hasta el 10 de agosto, pasada la Cumbre de los Presidentes. A partir de esa fecha, Costa Rica tendrá un plazo de 8 meses para responder a las alegaciones de Nicaragua.

El Canciller nicaragüense, padre Miguen D'Escoto, dijo que con el gesto de la posposición, Nicaragua quiso quitar del camino cualquier pretexto que pudiera usarse para obstaculizar la Cumbre presidencial, insistiendo en que el gobierno revolucionario quisiera suplir la demanda de La Haya por un tratado bilateral de mutua aceptación y en el contexto de Contadora, que estuviera basado en la creación de una zona de seguridad fronteriza sdometida a verificación y con el compromiso, también mutuo, de recurrir al arbitraje de La Haya si una de las dos partes lo viola.

La visita del Presidente Arias fue un factor que contribuyó a distensionar más las relaciones Costa Rica - Nicaragua. Fue un signo más de que algo se viene moviendo en Centroamérica al calor de la crisis política de Reagan con el Irán-Contragate, y sobre todo, al calor de la consolidación del gobierno sandinista con la derrota militar de los contrarrevolucionarios.

Un signo aún mayor de esta esperanzadora y nueva situación fue la reunión de Cancilleres centroamericanos en Tegucigalpa el 31 de julio, como paso previo a la Cumbre presidencial en Guatemala el 6 y 7 de agosto.

No fue fácil llegar a esta reunión. Después de la posposición de la Cumbre se multiplicaron las declaraciones y contra-declaraciones, las hipótesis y los desafíos... Eran la expresión pública del rechazo o aceptación a las presiones que por debajo continuaba ejerciendo el gobierno norteamericano, empeñado en impedir la reunión. "Hasta que no estamos sentados todos los presidentes en Guatemala nada es seguro", dijo el 22 de julio el Presidente de Nicaragua.

Al menos 5 días antes de la fecha de la Cumbre, los 5 cancilleres centroamericanos se sentaron, junto a los 4 Cancilleres de Contadora, en Tegucigalpa, en una reunión que tuvo resultados importantes, principalmente por el papel que pudo, quiso y supo jugar en ella Contadora, reactivada después de su último período de crisis iniciado en enero/87 tras la infructuosa gira por la región de los 8 cancilleres latinoamericanos, con los Secretarios de la ONU y la OEA.

Desde el comienzo de la reunión, hubo algunas tensiones al presentar Honduras sus observaciones en forma de "un nuevo plan", mostrando así que la táctica para obstruir acuerdos en los próximos encuentros será el poner sobre la mesa varios documentos para ser discutidos, creando así una cierta confusión y retrasando los procedimientos. Correspondió a Contadora ejercer de nuevo en Tegucigalpa su tarea mediadora, elaborando un "documento de conciliación", en el que se recogen todos los aportes hechos por los gobernantes centroamericanos al Plan Arias, que quedó así enriquecido con el arbitraje latinoamericano. Este documento elaborado por Contadora fue aceptado en Tegucigalpa como la base para las futuras discusiones, aunque fue la presencia de los Cancilleres de Contadora la que logró este acuerdo. No puede descartarse que en ausencia de ellos, los centroamericanos puedan dar marcha atrás al mismo considerando el "documento de conciliación" como "un documento más".

En el 6o. punto del "documento de conciliación", el que parece más importante de cara a la actual confrontación Estados Unidos - Nicaragua, se señala que es "elemento indispensable" para la paz regional el "cese de la ayuda militar, logística, financiera o propagandística, abierta o velada, que los gobiernos de la región o extra-regionales proporcionan a fuerzas irregulares o movimientos insurreccionales".

En el documento se incluyó un posible punto de acuerdo entre los centroamericanos, que no había considerado el Plan Arias: sobre los refugiados. No se desprende del documento de Tegucigalpa el diálogo del gobierno sandinista con los contrarrevolucionarios para el logro de un acuerdo regional.

A la reunión de Tegucigalpa siguen otra reunión de cancilleres centroamericanos en Guatemala y la Cumbre Presidencial -Esquipulas II- también en ese país, en donde ni los Cancilleres de Contadora ni los del Grupo de Apoyo estarán presentes. Más allá de los acuerdos que puedan o no surgir, el hecho mismo de que se celebre la reunión de los cinco y el nuevo surgimiento de Contadora elaborando un documento base para la discusión centroamericana son dos aspectos muy positivos, que contradicen frontalmente la opción de guerra de Reagan.

Iglesia-Estado: una nueva chispa

Las tensiones que se dan entre las victorias en la guerra y las dificultades en la economía y las que contraponen las propuestas de paz centroamericanas y las pertinaces propuestas de guerra norteamericanas, tienen un eco dentro de Nicaragua.

Dejando a un lado el difícil terreno económico -al que ya nos hemos referido, y en el que está actualmente el punto más débil de la revolución- ha sido en el terreno de las relaciones entre el gobierno y la jerarquía católica en donde surgieron más contradicciones este mes.

En otros terrenos habituales de contradicción -la Costa Atlántica o los partidos opositores- la dinámica de estos últimos tiempos se mantiene. Es una dinámica de mucha actividad, en la que se van logrando nuevos avances en la institucionalización del proceso revolucionario.

La Asamblea Nacional ha reanudado sus trabajos con la animada participación de todos los partidos. Los parlamentarios, tras muchas discusiones, reformaron este mes el Estatuto de la Asamblea, que será el reglamento marco para la discusión de las nuevas leyes -muchas, basadas en las líneas que ha abierto la Constitución promulgada en 1987-, con lo que se avanzó en el proceso de institucionalidad del cuerpo legislativo. Cuatro de los partidos opositores -liberales, comunistas, conservadores y popular socialcristianos- junto a los partidos de la extraparlamentaria Coordinadora Democrática, enviaron a sus dirigentes a Guatemala para "estar cerca" mientras se celebra la Cumbre de Presidentes, en la que la oposición tiene cifradas muchas expectativas. Socialistas y marxistas-leninistas no participaron en esta iniciativa.

En la Costa Atlántica continúa el retorno masivo de mískitos del lado hondureño -en donde se habían refugiado- al lado nicaragüense, siendo este continuo flujo un signo más del espacio que el proyecto de paz y autonomía ha ido ganando en la Costa. Hasta el momento, y con el apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) o de otros organismos han regresado a Nicaragua 12 mil mískitos. Este mes, el 8o. Aniversario de la Reforma Agraria se celebró en el poblado costeño de Kukra Hill, con la entrega de 11 mil manzanas a 1.200 familias y a 5 cooperativas de palma africana de Río Kama (Bluefields).

Las mayores tensiones internas se han producido en el terreno de las relaciones gobierno jerarquía. Y más exactamente -como ya ha sucedido en tantas otras ocasiones- en las relaciones gobierno Cardenal Obando.

Desde que la revista Newsweek divulgó en mayo la información de que el Cardenal Obando habría recibido dinero de la red creada por Oliver North surgieron tensiones, al dar los medios de comunicación nicaragüenses el máximo realce a la noticia y al negarse absolutamente sobre el tema, calificando las informaciones de Newsweek como una calumnia.

Un trágico suceso vendría a agravar ese ambiente de tensión. El 3 de julio, una mina contrarrevolucionaria de fabricación norteamericana, colocada en una trocha montañosa entre La Patriota y Matiguás (Matagalpa) destruyó el vehículo de la parroquia de Matiguás, resultando muerto el religioso franciscano Fray Tomás Zavaleta, salvadoreño, y gravemente heridos el párroco, también franciscano, padre Ignacio Urbina, y la secretaria parroquial Emperatriz Martínez. Heridas más leves sufrió Digna Martínez.

Por tratarse del primer religioso que muere a causa de la guerra de agresión, los hechos tuvieron un eco muy especial en toda Nicaragua. Al día siguiente, el Presidente de Nicaragua, en un acto público celebrado en Matagalpa, preguntó apasionadamente en su discurso: "¿Qué va a decir ahora el Cardenal Obando?" El Presidente venía de contemplar en la morgue el cadáver destrozado del religioso. Al día siguiente, y en su misa dominical, el Cardenal -que no se desplazó a Matagalpa para los funerales del religioso, aunque rezó por él un responso, cuando el cadáver fue trasladado a Managua- dijo refiriéndose a las causas de la muerte de Fray Tomás: "¿Quiénes lo hicieron? Pues, es una pregunta en un mundo donde la información está tan manipulada... ¿Quienes? Dios Nuestro Señor lo sabrá". El Cardenal se refirió también al diálogo de reconciliación (diálogo con los contrarrevolucionarios) como el medio para impedir estas situaciones, coincidiendo así conla tercera opción señalada por Kissinger, que pretende reducir el regimen sandinista a un sistema que incluya a los contrarrevolucionarios.

Al día siguiente, el Presidente Ortega respondió duramente a las declaraciones del Cardenal: "Sólo Dios sabrá cuánta plata estará recibiendo él de la CIA".

Como ha sucedido en otras ocasiones, la polémica sobre el Cardenal volvió a abrirse en los medios de comunicación, a la par que se abría la polémica sobre el gobierno en algunos púlpitos. Pero la actual voluntad de distensión se impuso sobre cualquier posible ruptura del diálogo Iglesia - Estado, que se inició en septiembre/86 y que tuvo su última sesión en abril/87. Ninguna de las partes -ni el gobierno ni el Nuncio ni los obispos ni el propio Cardenal- ha renunciado a continuarlo. Aunque las tensiones de este mes influirán naturalmente en la marcha del diálogo -y hasta estos hechos conflictivos tendrán que ser debatidos al interior del mismo- todo indica que la voluntad de negociación que tienen ambas partes prevalecerá sobre estas lógicas crisis coyunturales.

Las relaciones jerarquía-gobierno nunca han sido fáciles. Tampoco lo son ahora. Pero el actual clima es diferente al de hace unos años. Y a ese nuevo clima, en que se busca la distensión y un acuerdo para bien del pueblo de Nicaragua, hay que añadir la posición de los episcopados del área y del continente. En el documento final de la reunión que este mes celebró en San José el SEDAC (Secretariado Episcopal de América Central), que reúne a los presidentes de las Conferencias Episcopales de la región, y a la que asistieron también cardenales y obispos norteamericanos, se aboga por una solución política para la región, se elogian los esfuerzos de Contadora y la iniciativa del Plan Arias y se pide a Estados Unidos que dé a Centroamérica ayuda económica pero no militar. Posteriormente, los obispos del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano), máximo organismo de la jerarquía católica del continente, reiteró las posiciones del SEDAC en favor de una solución negociada para la región.

Si la muerte violenta de Fray Tomás encendió una nueva chispa en el conflicto jerarquía-gobierno, contribuyó también a convocar a la Iglesia de los Pobres de Nicaragua en torno a los proyectos que sirvan especialmente a los que más están sufriendo las consecuencias de la irracional prolongación de la guerra. La Orden Franciscana, la de más larga tradición histórica en Nicaragua, afectada en las vidas de dos de sus hijos, habló con claridad y firmeza, uniendo su voz a la de los que en todo el mundo claman porque cese la agresión. El Provincial de los Franciscanos en Centroamérica y Panamá, Fray Damián Moratori, declaró a la TV nicaragüense, antes de regresar a Guatemala, después de celebrar los nueve días del martirio de Fray Tomás: "Me atrevo a hacer un llamado a la contra para que deponga las armas. También hago un llamado al gobierno para que continúe aplicando la ley de amnistía general, para que continúe con ese gesto de buena voluntad y entendimiento. Naturalmente, yo estoy en desacuerdo con esos millones de dólares que se dan a unos nicaragüenses para que maten a sus hermamos".

El 1o. de agosto, al cumplirse los 30 días de la muerte del religioso, los franciscanos de Nicaragua convocaron a toda la Iglesia nicaragüense en Matiguás, y allí, junto con religiosos de diversas congregaciones y lugares y frente al pueblo campesino al que sirvió Fray Tomás, hicieron público un importante mensaje del que son estos fragmentos: "Nos oponemos evangélicamente a la agresión injusta e inmoral que nuestro pueblo sufre, víctima de una política que atenta contra los más sagrados principios de los derechos humanos. No queremos más guerra y dolor, añoramos la paz y el respeto a nuestra tierra Nicaragua.

Hacemos un llamado al gobierno de Nicaragua a que agote sin cansarse todos los medios pacíficos y a que siga profundizando el carácter democrático popular de la revolución, en beneficio de los sectores pobres más necesitados de reivindicación, sin olvidar la totalidad del pueblo, que aspira sinceramente a una vida pacífica y justa. Pedimos también estar siempre alertas para corregir errores y desviaciones que surgen en este proceso.

Hacemos un llamado a todos los hombres de Iglesia, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos a ser testigos de la buena nueva de Jesús por medio de la unidad en la pluralidad, asumiendo además los gozos y esperanzas, las tristezas y angustias de los hombres y de cuantos sufren. Es necesario que todos nosotros seamos una voz de esperanza, intensificando el espíritu del diálogo evangélico, con humildad, sencillez y a la vez abiertos a nuevas alternativas".

Nuevas alternativas se van abriendo en la región centroamericana. En medio de ellas, la confrontación Estados Unidos - Nicaragua adquiere nuevas dimensiones al iniciarse la recta final de la paresidencia Reagan. Esta recta final estará muy marcada por las tendencias que señalen dos acontecimientos importantes de agosto: la Cumbre de Guatemala y la campaña a favor de la contrarrevolución que lance el Presidente de Estados Unidos. De qué pida Reagan y en qué términos lo pida y de qué orientación mantengan los gobiernos centroamericanos tras la Cumbre van a depender en gran medida, los hilos coyunturales de los próximos meses.

En cualquier caso, estamos entrando en la recta final de la larga confrontación guerra-paz con una correlación de fuerzas regional y con una correlación de fuerzas interna muy diferente a la que prevaleció en los dos últimos años. Es una correlación de fuerzas que ofrece algunas perspectivas esperanzadoras en favor de la paz, en medio de un sombrío panorama, en el que sigue imponiéndose por la fuerza la irracionalidad de la guerra sucia que maquinaron Oliver North y sus socios.

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