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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 70 | Abril 1987

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Nicaragua

Plan Económico 87

Con el Plan Económico 1987, el Gobierno afronta con realismo las posibilidadades de contener el deterioro económico. Expone claramente todas las tensiones que el Plan enfrenta y se autocritica en sus posibilidades de poder llevarlo a cabo.

Equipo Envío

A principios del año, los periódicos nacionales presentaron un resumen de los discursos de los dirigentes nacionales sobre los lineamientos generales del Plan Económico Nacional de 1987. En este número envío intenta resumir para sus lectores en forma analítica las características principales de este trabajo de la Secretaría de Planificación y Presupuesto y de la Comisión Económica del Gobierno de Nicaragua.

Los avances del Plan 87 han sido notables. El plan aborda mejor que los años anteriores el problema de fondo: que significa planificar en una economía pobre y dependiente de un pequeño país de la periferia que además se encuentra en una guerra que absorbe mitad de sus presupuesto nacional.

Con el Plan Económico 1987, el Gobierno afronta con realismo las posibilidadades de contener el deterioro económico. Expone claramente todas las tensiones que el Plan enfrenta y se autocritica en sus posibilidades de poder llevarlo a cabo.

Por eso, ante esta realidad económica difícilmente "gobernable", el Plan no se limita a un conjunto de medidas a tomar durante 1987 sino propone una rectora de aquí al 1990, para asentar las bases de una salida de la crisis económica en el mediano plazo.

Carácter y avances de la planificación en Nicaragua

Ningún sistema de planificación sea indicativo, como existe en los países capitalistas, o directivo, como existe en los países socialistas, aparece de un día a otro. La verdad es que los sistemas de planificación con suerte sólo se consolidan de una década a otra. La planificación nicaragüense no constituye una excepción a esta regla. Aunque el Plan 87 demuestra varios avances sobre los años anteriores, el sistema de planificación nicaragüense sigue siendo muy primitivo. La planificación nicaragüense es muy sui generis: un híbrido tan original y desigual como el desarrollo de su economía mixta.

Divisas: palanca fundamental del Plan

Obviamente el plan no tiene el carácter directo típico de los países socialistas, debido a la decisión del gobierno de reconocer el peso en la economía del país de la empresa privada, sobre todo de la empresa privada, sobre todo de la pequeña empresa familiar. Tampoco se puede calificar el sistema de planificación nicaragüense como de carácter indicativo, típico de los países capitalistas por la importancia del acceso a las divisas como palanca fundamental del movimiento económico en un pequeño país de la periferia, particularmente durante un período de crisis económica y de escasez aguda de divisas. El Estado controla las divisas y el Plan es sobre todo un plan de distribución de las divisas y del manejo del sistema financiero nacional en base a la disponibilidad de ellas.

El control sobre la distribución de las divisas, sin embargo no garantiza ni la capacidad de dirigir nacionalmente su uso por el sector privado o cooperativo ni de administrarlas eficientemente dentro del sector estatal.

Otro factor que limita la eficiencia del Estado en su sistema de Planificación es el hecho, de que las divisas que distribuye están en su mayoría atadas de antemano, por convenio comerciales y programas de inversiones bilaterales que permiten poca flexibilidad al Estado.

El Plan estima que Nicaragua utilizará en 1987, 1 mil millones de dólares en divisas para sus importaciones y para los servicios de su deuda externa. Casi el 80% de ellas, 792 millones, son atadas. Aun en el caso de los 362 millones de dólares que se espera exportar en 1987, la mitad están ya vendidas y atadas dentro de convenios comerciales en que Nicaragua compra lo que otros países tienen y quieren vender. En este sentido, el Estado tiene tanto poder sobre la casa de Nicaragua como el varón de una familia campesina pobre tiene sobre la suya. La fuerza del mercado internacional condiciona fuertemente a los dos, aunque sean fuertes al interior de su casa.

Avances en la planificación

El avance más notable del Plan 87 en su realismo. El cálculo cuidadoso de la disponibilidad de divisas líquidas y atadas por cada sectores de la economía, tanto para el nuevo ciclo de actividades como para los antiguos y nuevos programas de inversión, permite la proyección de metas más realistas. Asimismo, el Plan 87 es, según la Secretaría de Planificación y Presupuesto, "un modelo de Planificación sin brecha". Es decir, el Plan 87 calcula todas las necesidades de divisas para lograr sus metas. Los Planes elaborados entre 1983 y 1986 tenían brechas y fueron poco realistas porque no establecieron.

"Metas productivas en concordancia con los recursos disponibles y las capacidades reales del país, incluyendo en la asignación de recursos las necesidades indirectas de la producción y, en particular, las energía, transporte y construcciones.

El deterioro de estos servicios en los últimos años ha afectado fuertemente a la producción. El Plan asigna 91 millones de dólares - más de un 12% de las importaciones programadas a la recuperación de los sectores energético, de transporte y de construcción.

Sin información no hay planificación. En su octavo año, el Estado sandinista va paulatinamente consolidando su manejo de información, y la planificación nicaragüense ha dado los primeros pasos decisivos para reforzar el Sistema Unico de Información Socio-Económico (SUIZE) que empezará a generar datos estadísticos, partiendo de la base con criterios técnicos uniformes. Esto permitirá que la Comisión Nacional de Planificación tenga una información más confiable y oportuna, por primera vez.

¿Qué podemos esperar?

Se puede palpar este nuevo realismo del Plan 87 en sus primeras páginas, donde señala: "No es realista pensar que en las condiciones que atraviesa Nicaragua podamos aspirar a una normalización económica inmediata: mientras dure la agresión imperialista persistirán las dificultades económicas e incluso algunos problemas podrían agudizarse. Existe poco margen para un mejoramiento sustancial en el panorama económico para 1987".

En vez de avances, la meta del Plan es la contención: "Es factible contener el deterioro económico generalizado... Se puede lograr cierta recuperación de la producción perdida en 85 y 86, reducir las presiones inflacionarias y ordenar mejor a la distribución".

Esta meta de contención de la crisis económica no se logrará en 1987. Este punto, como todos los lineamientos generales del Plan, "está inserto en un marco perspectivo para producción durante los próximos cuatro años". En este sentido, el Plan 87 va perfeccionando el programa de reajuste empezando en 1985 y proyecta ese programa hacia 1990, con el gran realismo de inducir los cambios en forma bastante gradual. ¿Cuál es la lógica de este programa a mediano plazo?

La lógica del plan

"El plan Económico Nacional 1987 forma parte integral de la defensa de la nación contra la agresión y de la construcción de una nueva sociedad más justa".

Así empieza la descripción de la lógica del Plan 87. El taburete del Plan ñ87 se sostiene sobre cuatro patas:

1) En primer lugar y sobre todo la defensa militar, dándole primera prioridad en asignación de divisas y en acceso a todos los servicios de producción, de energía, de comunicación y de transporte.

2) En segundo lugar, la recuperación de la producción, priorizando la generación de divisas antes que la producción de bienes y servicios básicos para la sobrevivencia de la población y la restauración de infraestructura básica para la producción y el abastecimiento.

3) En tercer lugar, la rectificación de los desequilibrios y tendencias financieras, fiscales e inversionistas que han tenido un efecto negativo en el proceso de reproducción económica.

4) En cuarto lugar, la continuación y consolidación de las transformaciones estructurales de reforma agraria, de la gestión cooperativa y del Area Propiedad del Pueblo.

"Afianzando la base social de la revolución y garantizando un mínimos nivel de vida estable para obreros, campesinos, técnicos y profesionales del sector organizado y planificado de la economía".

Antes de analizar las tensiones y dificultades que condicionan la implementación del Plan 87, conviene dibujar con más detalle los cuatro ejes que forman la columna vertebral de este plan.

¿Cómo integrar la defensa en la economía?

No cabe duda que la defensa tiene que ser "prioridad número uno"; pero dentro de su marco perspectivo de cuatro años. el Plan parece no haber discutido suficientemente los mecanismos dentro de los cuales la defensa militar podría ir paulatinamente integrándose a las tareas de la producción en vez de actuar sólo como un drenaje sobre los recursos económicos del país.

En la coyuntura actual de agresión, con casi la mitad del presupuesto nacional y un número desproporcionado de los cuadros involucrados en la defensa, el manejo del defensa militar es la única variable con la cual el gobierno puede realmente obrar par contener el deterioro económico. El ejército tiene en este momento mucha más capacidad administrativa que el resto del conjunto gubernamental. Los avances militares y los logros de la diplomacia internacional de la revolución en los últimos meses han sido notables y han hecho cada vez más obvio que la economía es el eslabón más débil del poder revolucionario.

En este sentido la implementación del plan económico depende también de la capacidad de las Fuerzas Armadas de asumir tareas -raramente asumidas por ejércitos- de defensa integral y de contención del deterioro económico contribuyendo por ejemplo a su autoabastecimiento alimentario o, con sus medios de transporte, el abastecimiento de población civil.

Imperativo: recuperar las exportaciones

Para implementar su segundo eje - contener el achicamiento de la economía y el deterioro de las exportaciones e impulsar la captación de divisas - el Plan propone "la aplicación rigurosa" de tres líneas fundamentales de la planificación en los años anteriores:

- recuperación de normas "históricas" de la productividad laboral y la eficiencia empresarial.

- reubicación de la fuerza de trabajo desde los sectores no productivos (especialmente el sector informal urbano) hacia la producción (especialmente la agricultura), a través de medidas de abastecimiento que priorizan al trabajador productivo.

- priorización del campo sobre la ciudad (y sobre todo Managua), en lo que se refiere a la infraestructura social, la salud y la educación).

Más austeridad gubernamental

En cuanto a su tercer eje, que pretende rectificar los desequilibrios fiscales, comerciales y financieros, el Plan propone consolidar aún más en 1987 los avances logrados en 1985 y 1986.

La contención del desequilibrio financiero es un eje central del Plan 1987: buscar reducir el déficit financiero agregado del sector estatal y la tasa de inflación, para avanzar hacia una cierta estabilidad monetaria en 1988.

El déficit interno del Gobierno, que fue un 22.1% del PIB en 1985, bajó al 15.3% en 1986. Para 1987 se ha programado que el déficit baje de nuevo a una 12.2% del PIB.

"Esto se logrará por dos acciones paralelas: por un lado incrementar los ingresos del Estado a través de la extensión de los gravámenes, la centralización de excedentes empresariales e impuestos selectivos sobre el consumo no básico, reducir los gastos den inversiones desfinanciadas, administraciones centrales y compra de servicios".

Para llevar a cabo los niveles de austeridad propuestas, el Plan indica:

"es necesario avanzar en constitución de un sistema eficaz de dirección económica que permita superar las deficiencias, tales como el feudalismo institucional y la toma de decisiones fuera de los debidos procedimientos institucionales".

Cambios en el perfil inversionista

Aunque el esfuerzo mayor del gobierno se concentrará en esta creciente austeridad en los gastos gubernamentales, también habrá un nuevo intento y de racionalizar simultáneamente y en forma integral los tres motores de la inflación: el déficit presupuestario, el programa de inversiones públicas y el control de las pérdidas cambiarias.

Además de cortar las inversiones no respaldadas por divisas, el Plan propone un cambio en el perfil de inversiones: Marchar desde los grandes proyectos con esquemas muy intensivos de tecnología y capital, hacia las inversiones más intensivas en trabajo y en tecnologías tradicionales.

Esta racionalización también implica que los futuros proyectos utilizarán tecnologías más apropiadas a nuestra economía en eta etapa que utilicen menos insumos importados, más materiales nacionales y que generen empleo para absorber los cesantes en los sectores comerciales administrativos.

Con respecto al 1986, se prevén los siguientes cambios en el programa de inversiones para 1987: Más a corto que a largo plazo: "Revertir la lógica inversionista de los grandes complejos productivos de larga maduración, por proyectos de corta maduración y de menor dimensión, de acuerdo con las capacidades reales del país".

Para lograr este fin, el programa inversionista para 1987 incluye un nuevo programa de crédito principalmente para el sector privado y cooperativo, que representa casi un 30% de todas las inversiones. Tres cuartas partes de los 51.6 millones de dólares en este programa se dedican a café, arroz y ganadería.

Más dedicación al mantenimiento y a la reposición de la capacidad existente, particularmente en la infraestructura productiva y social, que a nuevas inversiones directamente productivas. En el Programa de Inversiones Públicas de 1985, sólo 18% del total fue dedicado a actividades de reposición de la planta existente. La cifra asciende a un 32% de los 135.5 millones de dólares del Programa de Inversiones Públicas para 1987. Asimismo, se prevé un mejor balance de inversiones para 1987, con un 39% en el sector agropecuario, 17% en el sector industrial, 22% en infraestructura productiva (básicamente proyectos de energía) y 22% en infraestructura social (básicamente vivienda y agua potable fuera de Managua).

Menos proyectos estatales nuevos, priorizando más claramente la terminación de las inversiones de arrastre. En 1986, un 24% del programa de Inversión Pública fue dedicado a nuevos proyectos. Para 1987, sólo 1% de las inversiones públicas serán nuevas.

Pérdidas cambiarias: subsidios no cortados

Si se dan recortes y revisiones en el programa de inversión y en el presupuesto del gobierno, el subsidio a los productores muestra una tendencia mucho menos controlada. Cuando el gobierno cobra al productor sólo 80 córdobas por cada dólar de insumos importados y le paga 160 córdobas para cada dólar de producto exportado y cuando toda la producción nacional recibe el mismo subsidio, el gobierno y todo el país pierde plata. Este subsidio a los productores se llama pérdida cambiaria. EN 1985, las pérdidas cambiarias representaron sólo un 2.6% del PIB. En 1987 representarán un 8.1% del PIB, casi el equivalente de todo el programa de inversiones. Al analizar las tensiones del Plan 87 a final de este ensayo, evaluaremos la importancia y significación de este subsidio creciente en la economía nicaragüense.

Consolidación de las transformaciones estructurales

El Plan 87 delimita la consolidación de cuatro áreas de transformación estructural: la reforma agraria; el movimiento cooperativo; la gestión estatal; el poder de la clase trabajadora.

La Reforma Agraria

Se mantiene el ritmo de la entrega de tierras a los campesinos, racionalizando aún más el proceso de reforma agraria y articulándola con los planes de desarrollo agropecuario y los sistemas de abastecimiento y comercialización territoriales. Según el Plan, las acciones de reforma agraria en zonas de guerra: "Deben continuarse desarrollando en función de la organización y fortalecimiento de la defensa militar:

En 1986 se entregaron tierras a 18,239 familias campesinas. Para 1987, se programan 16,510 nueva familias beneficiarias, con una política de entregas según los focos de presión campesina para la tierra. Aunque el número de beneficiarios no sufre un cambio significante, la cantidad de tierra entregada por familia beneficiada baja sustancialmente de una promedio de 24.1 manzanas por familia a sólo 16.6 manzanas.

Por la presión de la guerra y otros problemas en el desarrollo del movimiento cooperativo, muchas tierras han quedado ociosas en el sector cooperativo. Por lo mismo el MIDINRA ha decidido disminuir el promedio de tierra entregada a los beneficiarios. Incluso se piensa redistribuir durante 1987 unas 61,000 manzanas ya asignadas al sector cooperativo. Asimismo, haya planes para recuperar y asignar unas 82,000 manzanas de fincas estatales y privadas abandonadas en zonas de guerra. Con estos dos mecanismos y con la política de entregar menos tierra por familia, el MIDINRA planifica seguir profundizando la reforma agraria en términos de más familias beneficiadas sin seguir afectando tan fuertemente al fondo de tierra en el sector estatal (APP) y en las manos del sector privado.

El movimiento cooperativo

El movimiento cooperativo tanto en el campo como en las ciudades ya tiene un peso muy significativo en la correlación de fuerzas sociales en Nicaragua. Las cooperativas agropecuarias produjeron en 1986 un 21% de la agroexportación y un 35% de los productos de consumo interno de Nicaragua. El Plan 87 orienta que este enorme sector productivo esté más cuidadosamente integrado dentro del Plan Económico Nacional. En un país agrario, con una estructura económica y social altamente campesina y profundamente marcada por un enorme Sector Informal Urbano, el proceso de cooperativización constituye una de las principales formas de organización social de la producción sobre la que debe asentarse el desarrollo de la economía revolucionaria.

El mismo desarrollo del país exige, según el plan:

- la creación de fondos de acumulación cooperativa.

- la normación de las relaciones económicas entre el Sistema Financiero Nacional y las cooperativas agropecuarias y urbanas que utilizan más de una quinta parte de las colocoaciones de crédito.

- la regulación de las cooperativas en el esquema de intercambio territorial y la formación de cooperativas de segundo nivel, a fin de aumentar el poder económico y gremial de las cooperativas sobre el mercado.

- la flexibilidad del modelo CAS (Cooperativa Agrícolas Sandinistas de producción) y la promoción del modelo CCS (Cooperativa de Crédito y Servicios).

"conjugando los intereses individuales y colectivos a fina de estimular la integración de más campesinos, reducir las deserciones y facilitar la consolidación interna de las cooperativas existentes".

El APP: nuevo papel

Sin lugar a duda, el Area Propiedad del Pueblo (APP)) ha sido la transformación central de la economía nicaragüense llevada a cabo por la Revolución Popular Sandinista. En los primeros años de la revolución, el desarrollo del sector estatal productivo, Ministerio de Desarrollo Agropecuario y Reforma Agraria (MIDINRA), Ministerio de Industria (MI) y Ministerio de Comercio Interno (MICOIN) fueron vistos como un sector aislado, compartimentalizado y expansivo frente al movimiento cooperativo y al sector privado. En esa visión, el APP iba a afectar al conjunto de la economía mixta por su creciente control sobre los mixta por su creciente control sobre los medios de producción. Esta concepción del APP influenció incluso las relaciones entre el sector estatal financiero-comercial (Sistema Financiero Nacional y Ministerio de Comercio Exterior) y el sector privado (campesinos, artesanos y empresarios).

A lo largo de estos siete años, se ha ido forjando una neuva conceptualización del APP como sector más hegemónico y mejor integrado dentro de la economía mixta. El Plan 87 orienta que el APP debe consolidar y desarrollar: "Su proyección con respecto al resto de formas sociales de producción".

"Durante 1987, se debe avanzar, en el control efectivo del Estado sobre los eslabones críticos de la producción y el abastecimiento, convirtiendo al APP en la fuerza articuladora y hegemónica de todas las otras formas sociales de producción".

Para continuar este proceso de conversión del APP hacia una fuerza que apoye, a través de la movilización popular, el Plan 87 propone una serie de medidas realmente revolucionarias en la economía de la Nicaragua de hoy.

El eje de estas transformaciones revolucionarias es la organización territorial de la producción. Según el Plan: "Las empresas estatales, en el territorio deben organizarse de tal manera que estén en capacidad de suministrar a los demás productores insumos productivos, herramientas, asistencia técnica, servicios, etc. y, a cambio de ello, asegurar el acopio de una parte de la producción privada y cooperativa".

En el campo, el Plan propone promover: "Empresas territoriales de café, granos básicos, leche, carne, arroz, hortalizas y perecederos. En el sector industrial se conseguirán fortaleciendo las empresas regionales de abastecimiento a la pequeña industria (ERAIN) en el territorio ...subcontratando por convenio tareas específicas a los medianos productores a las cooperativas".

En el comercio interior, su perfeccionarán y consolidarán los canales de circulación mayorista y minorista de bienes de consumo, evitando la intermediación innecesaria y aumentando la presencia del comercio estatal en los principales polos de desarrollo y ciudades del país".

La transición hacia un APP instrumento de hegemonía y no de control exigirá varios años, como explica el Plan 87, ya que existe una serie de "intermediaciones innecesarias" del Estado, sancionadas inclusive por el Plan 87, y que harán difícil esta transición. Prueba es la aplicación demasiado estricta de normas del pasado, que han llevado recientemente a casos tragicómicos como la acción policial contra mujeres pobres que intentaban revender 2 libras de frijoles. La presencia de estas Intermediaciones innecesarias" socava el apoyo popular para la revolución, especialmente cuando no logra controlar la especulación de las clases más acomodadas a través de sus canales mayoristas como han estipulado todos los planes anuales desde 1980.

En el área de comercio externo, también se propone la transformación del APP por la línea de flexibilización y más autonomía. Según el Plan de 87, el Ministerio de Cooperación Externa (MICE) sólo concentrará la exportación de los productos tradicionales. "Los demás exportables podrán ser comercializados directamente por los productores estatales, cooperativas y privados bajo la normación comercial del MICE". Esto significa que cualquier cooperativa o empresa privada puede realizar sus negocios autónomamente con compradores en el exterior, a través del Banco Central Nicaragua. El Plan 87 también sugiere avances en la decentralización de la importación bajo la misma normación del Estado garantizando la exclusividad de importación de rubros específicos por empresas de base.

En esta misma línea de aumentar la eficiencia administrativa por la vía de más autonomía y desconcentración de autoridad, el Plan 87 sugiere lo siguiente: "Finalmente, debe promoverse el funcionamiento de las unidades económicas productivas estatales con la autonomía necesaria para desarrollar sus funciones económicas, mientras los órganos centrales se concentran en la función rectora y de control que le es propia".

El poder de la clase trabajadora

La transformación estructural más crucial en cualquier revolución es el poder de la clase trabajadora y su participación en el proceso de planificación y administración de la economía. El Plan 87 impulsa la revitalización de la participación popular en la planificación, a través de los Consejos de Producción, la Comisión de Abastecimiento, y los Consejos Populares de Salud. Este paso es una meta a lograr a mediano y largo plazo. Su desarrollo adecuado en el momento actual está seriamente condicionado por ciertas expresiones indisciplinadas del poder popular en Nicaragua.

Por ejemplo: todas las medidas de reajuste económico aplicado por el Gobierno desde 1985 incentivaron a la producción dando ventajas grandes a aquellos que pueden controlar el producto final pero estos reajustes deterioran muy fuertemente los salarios. Frente a este deterioro de su nivel de vida, la protesta de la clase trabajadora se manifestó en una migración hacia el sector informal de campesinos, artesanos y comerciantes y en su deserción del trabajo como asalariados en el sector formal de la economía.

Este cuestionamiento indirecto tanto de la política gubernamental como de los empresarios privados del sector formal de la economía, es posible sólo por el hecho de que se da un poder popular naciente, pero es - no hay duda - una expresión indisciplinada que condiciona el desarrollo.

En la práctica la única solución que tiene la dirección económica es ceder a este nuevo poder. Se puede ceder sin o con planificación. No hay otro camino económico. Se puede ceder sin planificación permitiendo altos niveles de rotación e indisciplina en el sector formal, un auge no hegemonizado del sector informal con crecientes choques entre el pueblo y MICOIN,. Se puede ceder con planificación - como de hecho se hará - por las dos vías propuestas por el Plan 87: 1) cooperativizando y movilizando los centenares de miles de nuevos campesinos y artesanos como estipula el Plan en su apoyo al movimiento cooperativo 2) aumentando la exigencia justa de más productividad por parte de ellos.

Sobre esta segunda vía el Plan propone hacer del trabajo asalariado una alternativa viable. En Nicaragua, esto significa acceso confiable a bienes de consumo más que aumentos nominales en los salarios. En 1986, a pesar de un aumento nominal de 206% en los salarios de los trabajadores, la inflación redujo su valor real en 40%. Frente a tal situación, la indisciplina laboral y la migración hacia el sector informal es comprensible.

Para el sector agropecuario, el Plan señala: "El trabajo asalariado en el campo debe convertirse en una alternativa viable que mejore las condiciones materiales de los obreros agrícolas ...En síntesis, se tratará de mejorar la situación de los obreros agrícolas vinculándola a la productividad individual y colectiva para cerrar la brecha que actualmente tiene con el campesinado; éta es la única forma de estabilizar la fuerza de trabajo y evitar que continúe presionando por acceder a la tierra".

La misma política es crucial para controlar el crecimiento del sector informal urbano. Ningún grado de fuerza policial puede desarticular ese auge sino se rearticulan las condiciones salariales de la mano de obra en la industria. El sector informal urbano tiene un carácter mucho más productivo que reconoce el Plan 87. Sin hacer viable el trabajo asalariado, sin mejor administración y sin reconocimiento del poder de los trabajadores, los obreros seguirán convirtiéndose en artesanos del Sistema Informal Urbano, compitiendo con ventajas frente a la industria en estas economía de sobrevivencia.

Las tensiones del plan

No cabe duda que en Nicaragua se defiende la posibilidad de un futuro más justo, más soberano, más igualitario. Pero la lógica del Plan 87 traza un camino hacia el porvenir repleto de desvíos dialécticos y regresiones tácticas. El proceso de transformaciones revolucionarias desarticuló varios equilibrios del pasado capitalista y en la etapa actual la defensa económica de la revolución requiere reconstruirlos.

El Plan es completo y dialéctico en el sentido que proyecta la continuación y consolidación de las reformas estructurales, al mismo tiempo de garantizar que la ley de valor y todo el sistema de incentivos económicos funcionen a favor de la contención del deterioro de la economía.

Es decir, el Plan 87 y todas las tensiones, se sitúan entre dos fuerzas: el mercado y el pueblo trabajador. Los cuatro ejes de la lógica del Plan, descritos arriba, están traspasados por el conflicto entre el capital y el trabajo del campesino, dsel artesano, del comerciante pobre, de la dueña de casa y del obrero asalariado.

SI el "taburete" del Plan 87 no tiene total estabilidad en cuanto a su implementación, es debido a las fisuras que la lucha de clases produce en esos cuatro factores.

Sobrevivencia económica y defensa militar

La tensión central del Plan 87 se puede palpar en los dos párrafos siguientes: "Se precisa una expansión sensible de los servicios a la población para recuperar el deterioro sufrido en 1985 y 1986 debido al impacto de la guerra. No se puede anticipar una mejora sustancial en el nivel de vida de los asalariados. La economía de sobrevivencia tiene que dirigir sus pocos excedentes a la defensa de la patria frente a la agresión".

Mientras que dure el conflicto con la Administración Reagan (campeón/defensor declarado del mercado libre), la economía de sobrevivencia en la práctica se convierte en las sobrevivencia de la capacidad de defensa del pueblo y en el deterioro de la sobrevivencia económica.

Recuperación de las exportaciones, mercado internacional y vida urbana

Las exportaciones de la industria subirán durante 1987 en un 10.4%, así como los principales productos de la minería (oro, plata y yeso) subirán en un 38%, 80% y 23%, respectivamente; también aumentará sensiblemente la exportación de productos del mar.

El problema de fondo que enfrenta la meta del Plan 87 de empezar a recuperar las exportaciones y dar un salto en la producción material de un 4.7% después de una caída de un 5.4% en 1986, es la falta de incentivos y estímulos para el trabajador. El problema tiene una doble cara.

Por un lado, la cara internacional de unos precios y términos de intercambio que desestimulan para 1987-88 y probablemente en adelante la producción de algodón, café y azúcar. En Diciembre de 1986, los redactores del Plan estimaron que un cambio de 10% en los precios internacionales reducirán las divisas líquidas de Nicaragua en un 40%. La caída reciente de los precios de café a principios de 1987 y el creciente deterioro del comercio en el Mercado Común Centroamericano (MCCA) que bajó a finales de 1986 a un tercio de sus niveles de 1980 significan una pérdida mucho mayor que ese 40%.

Por otro lado, cualquier trabajador puede ganar más en Managua con menos destreza y vivir mejor, que cultivando café o algodón en el campo. La intención del Plan es bajar las ventajas del salario social en Managua. Sin embargo, los privilegios de vida urbana están cimentados sobre estructuras económicas muy rígidas que difícilmente se pueden cambiar en unos pocos años. La meta de incrementar las exportaciones exige aumentar muy fuertemente los ingresos como la exportación, y aumentando aún más la inflación. De igual modo, aumentar los ingresos de los trabajadores rurales sin reprimir aún más los ingresos de las clases urbanas, significaría un incremento fuerte de la moneda circulante y con ello más inflación. El Plan prevé esta tensión en su decisión de favorecer el campo sobre la ciudad.

La apuesta por más exportación en este contexto probablemente traerá menos de los 362 millones de dólares previstos por el Plan y más inflación que el 100% programados.

Estas tensiones en el programa de exportaciones estarán agravadas por el achicamiento de la economía. Todo el programa de inversiones representa menos de un 10% de PIB, insuficiente en la opinión de economistas para revertir el declive en las exportaciones frente a las dificultades coyunturales del mercado internacional.

Por esta razón, el Plan indica que: "La defensa de la economía nacional exige dar todos los pasos necesarios para enfrentar y controlar la crisis a partir de nuestros propios recursos y la optimización en el uso de los recursos externos".

En este contexto, alguien en Nicaragua tendrá que pagar el precio de los avances en la producción, a pesar de los subsidios exteriores a la economía.

Desequilibrios financieros y subsidios empresariales

A pesar de los notables esfuerzos del control sobre el déficit gubernamental en base de los sacrificios de los trabajadores más bajos en el escalafón, la implementación del Plan y el logro de menos inflación y de una cierta estabilización monetaria encontrarán sus obstáculos más grandes en las mismas tensiones entre las exigencias del mercado y la demanda popular.

Los crecientes subsidios empresariales analizando arriba marcan una tendencia en la gestión económica nicaragüense para contener el deterioro de la producción. Estos subsidios no son la única vía que los empresarios aprovechan para incrementar sus ganancias, sino existe una amplia gama de maniobras en el mercado para subvertir los precios oficiales.

Si se quita el subsidio empresarial, suben inmediatamente los costos de producción y por tanto los precios al pueblo. Si se quita el subsidio empresarial, habrá menos producción seguido por más inflación. Por esto el Plan estipula un programa en que no se elimina el subsidio empresarial.

Este programa evita en lo posible afectar a la producción con mayores costos, encarecer la canasta básica de la población y reducir aún más los servicios sociales.

El control férreo sobre los precios también puede desincentivar la producción y generar los mismos fenómenos que aconsejan el mantenimiento del subsidio empresarial que representa más de un 8% de PIB.

Sin la dirección económica cede ante las exigencias del mercado por un lado, cede también ante la demanda por más salario de los trabajadores. En los primeros meses de 1987 los beneficios extras otorgados a los trabajadores más calificados sin romper el SNOTS, significaron más emisión inorgánica de córdobas aun antes de un alza generalizada de los salarios que se espera antes del cierre del primer semestre.

La meta de bajar la inflación alrededor de un 100% para 1987 está en riesgo de cumplirse, tanto por las presiones por precios más altos por parte de los productores, como por las presiones por salarios más altos por parte de los trabajadores. Los cálculos del Plan están hechos en base de un control sobre esta olla de presión social y económica. Como señala el Plan:

"En las finanzas internas, existe una fuerte tensión entre los precios, salarios y gastos estatales. Lograr esta meta (de reducir la inflación) implica la flexibilización del salario dentro de las normas de productividad, sin ajuste generalizados que provoquen otra ola de inflación especulativa. Asimismo, implica la contención de los precios... y un cumplimiento riguroso de los techos presupuestarios, crediticios e inversionistas".

Lo más probable, como reconoce el plan, es que no se logre el cumplimiento riguroso del programa de precios, salarios y gastos estatales y que "inevitablemente, durante el transcurso de 10987, será necesario tomar medidas correctivas siempre y cuando la coyuntura altere las premisas del Plan".

Poder de los trabajadores e inercia de la burocracia administrativa

El espacio verdadero de maniobra para que las metas audaces del Plan 87 se cumplan es la capacidad de la dirección económica y política de ir haciendo compatibles las demandas de los trabajadores nicaragüenses por más salarios con aumentos en su productividad laboral. Este proceso de compatibilizar dependerá en el fondo de la flexibilidad de la burocracia administrativa de dejar crecer la participación de obreros, de campesinos, de miembros de cooperativas, de artesanos en la consolidación de nuevos esquemas de remuneración y exigencias de trabajo. Sólo un incremento en la discusión de base puede romper el círculo vicioso del verticalismo e inercia por parte de la burocracia administrativa y la pasividad e indisciplina por parte de la clase trabajadora.

El mismo ritmo de las transformaciones estructurales va exigiendo saltos cualitativos en la participación trabajadora en la economía nicaragüense.

¿Se logrará implementar el Plan?

¿Logrará el pueblo nicaragüense un crecimiento global de un 2.1% en 1987, dando vuelta a la tortilla de tal forma que el movimiento comercial y especulativo baje en un 2.2% y la producción material suba en un 4.7%? ¿Logrará bajar la inflación a una 108%? ¿Logrará subir sus exportaciones a 362 millones de dólares?

Las respuestas a estas interrogantes dependen en el fondo de:

- la lucha social que se da en torno a la solución de las cuatro tensiones señaladas;

- la capacidad del gobierno de lograr una mayor coherencia en la dirección económica;

- la transformación del APP en un instrumento que hegemonice, apoye y articule el resto de la economía dentro del Plan;

- la canalización y movilización del nuevo poder de las clases populares dentro de las cooperativas y dentro de las otras estructuras formales de la economía de modo que sean compatibles los incrementos en el standard de vida con el incremento de la disciplina productiva;

- los avances de la revolución para concertar nuevas alianzas en el campo económico internacional.

Mientras siga la guerra, no hay posibilidad de superar los desequilibrios de la economía. En junio de 1986, el representante del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), Enrique Bolaños, reconoció durante un debate público que la crisis económica se debe en un 60% a la guerra, en un 10% a la crisis internacional, en un 10% a la contracción del Mercado Común Centroamericano y discutió si la descapitalización por parte del sector empresarial o los errores de la gestión económica gubernamental fueron los responsables del 20% restante del deterioro. Es decir, existe un acuerdo de que hay poco espacio para que el sector privado o el gobierno mejoren la situación económica.

Por otro lado, los avances en la coherencia de la planificación y del ejercicio gubernamental dan base para creer que el pueblo nicaragüense logrará contener el deterioro económico a lo largo del período 1987-90. Dadas las tensiones existentes y el poco espacio de maniobra frente a las restricciones internacionales, es preciso recordar que el Plan 87 es sobre todo el primer paso de un programa de mediano plazo, basado en la capacidad de Nicaragua de resistir por un largo período la agresión militar y económica.

En mayo de 1986, El Harvard Business Review reconoció esta capacidad de resistencia en la economía, subrayada el hecho de que 30 empresas multinacionales no se van de Nicaragua. El sector empresarial criollo tampoco se va. La presencia continuada de estos intereses capitalistas demuestra su percepción de que la economía nicaragüense no se desplomará el día de mañana. Además, con el declive estratégico de la contrarrevolución y los nuevos avances hacia una solución política de la crisis, el gobierno tiene suficiente confianza en su capacidad de contener el deterioro a mediano plazo, como para anunciar una nueva ley de inversión extranjera. Nicaragua en el año que viene ya no estará buscando sólo crédito y ayuda internacional, sino capital de riesgo y lucro.

Esta nueva ofensiva afianzará el carácter no alineado de Nicaragua y su capacidad de buscar una salida a su crisis económica, en base de nuevas alianzas con los países socialistas, con capitales liberales de Europa y Canadá, y quizás sobre todo con el enorme capital laboral de los sindicatos, cooperativas de crédito, asociaciones de granjeros del primer mundo. Los primeros pasos con estos inversionistas se han dado a lo largo del bienio 1985-86 y se espera que la nueva ley multiplicará el peso de la inversión extranjera en la economía nicaragüense.

El hecho de que el Plan 87 reconozca que no se pueden resolver las tensiones en el corto plazo, revela una verdad dura y cruel. Lo que está en debate durante 1986-90 no es el bienestar del pueblo, sino la capacidad de la economía nicaragüense de cambiar de su signo actual de regresión y deterioro a un signo positivo de desarrollo. Mientras tanto, el pueblo seguirá sufriendo las consecuencias económicas de la guerra de desgaste que la Administración Reagan ha impuesto sobre Nicaragua.

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