Envío Digital
 
Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 70 | Abril 1987

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Nicaragua

Continúa el forcejeo

50 mil soldados norteamericanos realizarán maniobras militares en Honduras y la contrarrevolución buscará hacerse sentir mediante recambios tácticos. El acoso militar contra Nicaragua continúa.

Equipo Envío

La crisis económica que vive Nicaragua y el descontento económico de la población no se traduce aún en descontento político antisandinista. El diálogo Iglesia-Estado y la dinámica propia de los principales partidos políticos los alejan del deseo reaganiano de crear un frente interno que empalme con la agresión militar. Sin embargo surgen posibilidades de un nuevo estilo de frente interno desde una perspectiva no reaganiana. Internacionalmente el plan Arias, tradicional aliado de los Estados Unidos, dificulta la posición de Reagan; Contadora, en difíciles balances de poder, se fortalece con base en los intereses nacionales y latinoamericanos de los países que la conforman. Reagan sin embargo insiste en sus posiciones al entrar en la recta final de su mandato.

La Comunidad Económica Europea y la Tercera Conferencia Ministerial

El 9 y 10 de febrero se celebró en Guatemala la Tercera Conferencia Ministerial con la participación de la Comunidad Económica Europea (CEE), los países centroamericanos y el grupo de Contadora. Era una cita sin ilusiones. los logros de las dos primeras Conferencias, en San José y Luxemburgo, habían sido discretos tanto en el ámbito político como en el económico. La Tercera Conferencia no fue una excepción. Sin embargo permitió apreciar el forcejeo entre tres propuestas: la Reagan, Contadora - apoyada en gran medida por Nicaragua -, y la del Presidente Arias.

La Administración Reagan, pese a las turbulencias políticas provocadas por el escándalo Irán/Contragate, ha mantenido inalterada su posición militarista contra Nicaragua. Elliot Abrams, principal responsable del Departamento de Estado para la región, señalaba en entrevista al Servicio Informativo, y Cultural de los Estados Unidos en enero 87, que el revés del 86 fue "que Nicaragua aún está en pie". Insistía paralelamente en fortalecer el acoso militar contra Nicaragua. Por eso la Administración Reagan necesitaba salirle al paso a la CEE, que tradicionalmente ha apoyado la solución política y pacífica representada en el grupo de Contadora.

Philips Habib, en calidad de enviado personal del Presidente Reagan viajó a Europa a finales de enero 87 consiguiendo algunos éxitos. En primer lugar consiguió evitar, en gran medida, la asistencia de los cancilleres europeos a la Conferencia para rebajar así el tono del encuentro: de los doce cancilleres solo asistieron cuatro (España, Países Bajos, Bélgica y Dinamarca); los otro ocho países fueron representados por funcionarios de menor rango. EN segundo lugar consiguió que su país no fuera mencionado como inmerso directamente en el conflicto centroamericano. Tan solo un mes antes, tras la gira de Contadora por Centroamérica (apoyada por el Grupo de Lima y los Secretarios Generales de la ONU y OEA), el grupo negociador había mencionado a Estados Unidos por su nombre, llamándolos a sumarse directamente al diálogo en Centroamérica. Claude Cheysson, impulsor del acercamiento entre la CEE y Centroamérica, resumió así la situación: "mis amigos norteamericanos... han hecho progreso en la diplomacia, la carta de enviaron a los ministros europeos en San José (para la Primera Conferencia Ministerial) fue redactada en términos inadmisibles... En esta ocasión con la visita de Habbib, quisieron comunicarnos sus sentimientos y lo hicieron más inteligentemente".

Por su parte el grupo de Contadora -con el apoyo de Nicaragua-, también buscó ejercer influencia en la Conferencia Ministerial. Pidió que en la Declaración Política Conjunta se hiciera mención de los problemas que atraviesa la firma del Acta de Paz y que se esbozaran lo que a su juicio serían posibles salidas a las dificultades. Esta sería, en su opinión, la mejor contribución de la Conferencia al proceso del grupo de Contadora. Sin embargo la propuesta no pudo avanzar ante la resistencia del "Bloque de Tegucigalpa" (Honduras, Costa Rica y El Salvador).Como contrapartida la "solución Contadora" apareció citada en 12 de los 23 puntos de la Declaración Política incluyendo el respaldo al mensaje de Caraballeda (en el que se priorizó la libre determinación de los pueblos). COmo nota preocupante, en el punto 10 de la Declaración se señala que la gestión del grupo de Contadora y de Apoyo "sigue siendo actualmente la única instancia viable para acceder a una solución política". La versión original decía que "seguían siendo la única instancia viable..." El Bloque de Tegucigalpa pugnó por darle un carácter de temporalidad a la iniciativa de Contadora preparando así el camino para una tercera opción: "el plan Arias".

EL gobierno costarricense de Oscar Arias afinó en noviembre 86 una propuesta, la primera versión de su plan, que contó con el apoyo de Honduras y El Salvador. El Bloque de Tegucigalpa no mostró en el 86 un mayor interés por acompañar a Estados Unidos en una confrontación militar global contra Nicaragua, pero sí en confrontar y presionar políticamente al gobierno sandinista para obtener los mismos fines. Guido Fernández, embajador costarricense en Washington, declaró en enero 87 que su país buscaba constituir una "Alianza de países democráticos", compuesta por países europeos, de Centro y Suramérica, para presionar a Nicaragua con el fin de que llevara a cabo "negociaciones sustanciales" con los contrarrevolucionarios. Ellos desembocarían en nuevas elecciones en Nicaragua y, com contrapartida, la Administración Reagan suspendería la ayuda ala contrarrevolución. El 7 de enero, en Miami, el canciller costarricense Rodrigo Madrigal Nieto presentó el plan a Abrams, a su asistente William Walker y al embajador especial para Centroamérica Philip Habib. Los representantes apoyaron el plan Arias en esta su primera versión. En realidad era una variante del plan Reagan.

El plan Arias, al igual que Estados Unidos y Contadora, también consiguió algunos frutos en la Tercera Conferencia Ministerial. No consiguió marginar a Contadora sustituyéndola por la "Alianza de países democráticos" pero, apoyado por el Bloque de Tegucigalpa, logró excluir de la Conferencia al grupo de Lima y, como lo hemos señalado, abrió la posibilidad de que su opción pudiera eventualmente sustituir la del grupo Contadora. No propuso el diálogo del gobierno de Nicaragua con la contrarrevolución pero consiguió que el debate entre Democracia-Elecciones y Autodeterminación Nacional se inclinara a su favor y en contra de Nicaragua.

El canciller español Francisco Fernández sintetizó el debate en estos términos: "Aquí están enfrentadas dos filosofías... y las dos son coherentes. una dice: mientras no haya paz, no habrá crecimiento económico ni estabilidad política, y es verdad; pero otra... dice: mientras no haya estabilidad política y democrática no habrá crecimiento y no habrá paz. Y también es verdad". El documento final de la Declaración Política recoge ambas posiciones pero dando prioridad al tema de la democracia sobre el de la autodeterminación nacional, paz e inviolabilidad de fronteras. El canciller de Nicaragua, P. Miguel D'Escoto, tuvo que señalar en su discurso oficial: "No se contribuye positivamente a la búsqueda de la paz... cuando gobierno de la región emiten comunicados haciendo improcedentes llamados a Contadora para que presione al gobierno de Nicaragua a que, ignorando la voluntad soberana de su propio pueblo, ajuste su concepción de democracia a lo que el gobierno de Washington y algunos gobiernos de la región estiman conveniente".

Al hacer concesiones a las tres prepuestas (Reagan, Contadora - apoyada en gran medida por Nicaragua - y el plan Arias), la Tercera conferencia Ministerial concluyó como las dos anteriores: con una Declaración Política discreta. El Comunicado Económico Conjunto quedó relegado a un segundo plano. La ayuda económica a Centroamérica, que no es mayor de la que Estados Unidos ha otorgado a la contrarrevolución nicaragüense, entrará sin embargo pronto en vigencia. En esta reunión se ratificó el "Acuerdo de Cooperación" firmado hace quince meses en Luxemburgo. La Tercera Conferencia Ministerial fue un test donde se midieron las fuerzas políticas.

La reformulación del Plan Arias

El 15 de febrero el presidente Arias reunió en San José a los mandatarios centroamericanos -excluyendo al de Nicaragua- para exponerles su plan. El 13, dos días antes de la reunión de San José, los gobiernos de Tegucigalpa y San Salvador apoyaron públicamente el plan. El canciller salvadoreño Ricardo Acevedo habló incluso de una iniciativa de su gobierno para aplicar sanciones político-diplomáticas a Nicaragua si ésta no aceptaba el plan. Abrams y Carlucci, asesor del Consejo de Seguridad estadounidense, habían viajado a fines de enero a Centroamérica ratificando, entre otras cosas, su aprobación al plan. La cancillería de Nicaragua fijó su posición ante la reunión de San José interpretándole como un acto de "neocolonia de los Estados Unidos en Centroamérica (que) se pasan los días contando las virtudes de una democracia que no podrán nunca tener mientras no logren rescatar su soberanía".

Sin embargo el 13 de febrero el canciller costarricense, Madrigal Nieto, viajo por Centroamérica -exceptuando a Nicaragua -, presentando un nuevo, plan. El presidente de Honduras, José Azcona, declaró entonces que en la reunión de San José no podría suscribir un tratado de esa naturaleza por los Estados Unidos. En El Salvador, según Inforpress Centroamericana, el presidente José Napoleón Duarte tuvo que reunirse de emergencia con el Alto Mando de las Fuerzas Armadas y éste fue claro al señalarle que no tenía autorización para adquirir compromisos que pusieron en peligro el desarrollo interno de la guerra. El presidente guatemalteco Vinicio Cerezo, que había estado vacilante respecto a su asistencia a San José, respiró más tranquilo: el nuevo plan no comprometía su política de neutralidad. El plan Arias se había trasformado, de una variante del plan Reagan en una variante de la última Acta Revisada de Paz de Contadora que el Bloque de Tegucigalpa había rechazado en junio del 86.

El Plan reformulado, presentado en la reunión de San José, puede resumirse así:

1. Reconciliación nacional

a) Amnistía general en los países con luchas armadas para los delitos políticos y conexos en los 60 días siguientes a la firma del documento. Una comisión integrada por el gobierno, la posición política interna, la Iglesia Católica y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos atestiguará la vigencia de ese proceso.

b) Diálogo amplio con todos los grupos desarmados de oposición política interna.

2. Cese del fuego: será simultáneo al inicio del diálogo.

3. Democratización

a) En los 60 días siguientes a la firma del documento deberá existir completa libertad para la radio, televisión y prensa.

b) En el mismo plazo deberá manifestarse un pluralismo político partidista total.

4 Elecciones libres

a) Elecciones en toda Centroamérica en el primer semestre de 88 para la integración del Parlamento Centroamericano. Serán vigiladas por la OEA.

b) Posteriormente, bajo la misma vigilancia, se realizarán elecciones municipales, parlamentarias y presidenciales en los plazos establecidos en las respectivas constituciones.

5. Suspensión de la ayuda militar

Los gobiernos centroamericanos solicitarán a los gobiernos extrarregionales que proporcionan ayuda militar a los insurgentes o fuerza irregulares que suspendan esa ayuda.

6. No uso del territorio centroamericano para agredir o permitir la agresión a otros estados centroamericanos

7 Reducción del armamento

60 días después de la firma del documento iniciar negociaciones sobre control y reducción del inventario de armamentos y números de efectivos en armas. Esto incluye el desarme de las fuerzas irregulares.

8. Supervisión nacional e internacional

a) Comité de seguimiento supervisor: integrado por el Secretario General de la ONU, OEA y Cancilleres de Contadora y Grupo de Apoyo.

a) Los gobierno centroamericanos respaldaran y darán facilidades a los organismos de supervisión.

9. Evaluación

Los presidentes centroamericanos se reunirán en Esquipulas para evaluar los avances en los compromisos adquiridos en un plazo no mayor de 6 meses.

10. Consideraciones finales

Los puntos de este documento forman un todo armónico e indivisible.

Esta versión del Plan Arias no fue firmada por los presidentes centroamericanos que se dieron cieta en San José. El Salvador y Honduras se opusieron. En su lugar se aprobó un documento retórico titulado "Una hora para la Paz". Junto con la reafirmación de principios genéricos se encomiaba, sin embargo, la labor de Contadora, el grupo de Apoyo, la OEA y la ONU. Ante el impasse de la cumbre presidencial, el presidente guatemaltecos propuso, y fue aprobada, una nueva cita en Esquipulas en un plazo no mayor de 90 días y esta vez con la participación del presidente de Nicaragua. Previsiblemente sobre la reunión de Esquipulas se desatarán fuertes presiones. El mismo presidente Arias declaró a periodistas que "tendremos una tarea muy ardua en las próximas semanas y será muy difícil llegar a Esquipulas con el consenso previo de los cinco gobiernos del istmo".

Las principales presiones provendrán de la Administración Reagan. William Goodfellow, director del Centro Político Internacional con sede en Washington, señaló que el gobierno norteamericano se opone a aspectos sustanciales del nuevo plan Arias y hará todo lo posible para modificarlo. Los principales puntos modificar según Goodfellow, serían:

- Acordar el "cese del fuego" solamente después de negociaciones del gobierno nicaragüense y la contrarrevolucionarios.

- Lograr que las nuevas elecciones en Nicaragua sean cuanto antes y no en los plazos establecidos por la Constitución de Nicaragua.

- Evitar las dificultades que afrontaría El Salvador (como efecto de la amnistía general) y Honduras (por prestar su territorio a los contrarrevolucionarios).

- Conseguir que nuevamente el Grupo de Tegucigalpa promueva la marginación de Contadora y el grupo de Apoyo del proceso centroamericano de Apoyo del proceso centroamericano.

El gobierno de Nicaragua por su parte, en comunicado de la cancillería y por declaraciones del Presidente Ortega al New York Times, calificó al nuevo plan Arias como "constructivo". En sí mismo no contiene puntos que supongan a Nicaragua alguna renuncia a sus principios; sin embargo no aparece en el plan referencia a la agresión de Estados Unidos contra Nicaragua ni de los mecanismos de diálogo directo para resolver tal problema con base en el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Al aceptar la invitación a la próxima reunión en Esquipulas, Nicaragua ha insistido en que eso no implica abandonar Contadora. Esta advertencia es necesaria para evitar las posiciones de quienes podrían argumentar que la reunión de presidentes es señal de un presunto distanciamiento de Contadora.

Ahora bien ¿cuáles fueron los factores que llevaron al Presidente Arias a un cambio de posición? Cuatro parecen ser los más importantes. Primero, el relativo debilitamiento del Presidente Reagan con base en el escándalo Irán/Contragate. Segundo, la percepción generalizada de que la contrarrevolución está siendo derrotada estratégicamente - provocando incluso fuertes pugnas en su cúpula dirigente - y qué, por tanto, la nueva estrategia debe basarse en otras premisas. Tercero, las dificultades de los países europeos, de Contadora y del grupo de Apoyo para liquidar el proceso negociador latinoamericano y sustituirlo, como pedía la primera versión del plan Arias, por una "Alianza de Países democráticos" para presionar políticamente a Nicaragua. Cuarto, la actividad del Senador demócrata Dodd (apoyado por un sector de su partido), que insistió ante el presidente costarricense en la necesidad de un nuevo planteamiento que vaya preparando el terreno de posibles cambios respaldables en el nuevo Congreso de Estados Unidos. En el mes de marzo, el Senado de Estados Unidos apoyó por 97 votos contra 1 el nuevo plan y en la Cámara de Representantes d107 de sus miembros a Reagan una carta en el mismo sentido. Las tensiones entre el Congreso y la Presidencia se habían acentuado al enfrentarse Dodd, líder del comité de Relaciones Exteriores del Senado con George Shultz, Secretario de Estado, en una audiencia del Comité. Dodd acusó a la Administración Reagan de minar el plan Arias al desincentivar el apoyo de El Salvador y Honduras.

Sin embargo, pese al cambio de posición del presidente Arias por las razones antes señaladas y a al renuncia del embajador norteamericano Tambs por presiones de Arias, las acciones de la contrarrevolución en su país ponen en dificultades su política de neutralidad". En los meses de febrero y marzo se han conocido diversas acciones. En la colonia residencial Rohrmoser de San José, la misma en que vive el Presidente Arias, fue localizada una "casa hospital" donde se recuperaban 40 contrarrevolucionarios; la contrarrevolución realiza permanentemente asambleas en céntricos hoteles y ampliamente publicitadas, donde se discute la estrategia para derrocar al gobierno de Nicaragua; el informe al gobierno de Nicaragua; el informe Tower denunció la construcción de una pista aérea y su uso para envío de armas a los contrarrevolucionarios; se ha incrementado la presencia de militares estadounidenses en territorio costarricense para la construcción de puentes que, según analistas costarricenses, servirían para facilitar el transporte terrestre de tropas norteamericanas acantonadas en Panamá hacia Nicaragua en caso de una eventual agresión.

Arias reaccionó a estas "revelaciones" y a los intentos de la UNO de controlar los dineros y las armas de la contrarrevolución, anunciando que en esas circunstancias no podrá permitir su actividad en Costa Rica, ya que esta violaría la neutralidad de su país. Sin embargo la realidad generalmente no ha estado de acorde con ese discurso.

El presidente de Nicaragua declaró ante periodistas, el 18 de marzo, que aunque la Administración Reagan no pueda lograr sus objetivos contra Nicaragua y Centroamérica tampoco podrán avanzar cualesquiera de las distintas propuestas de paz para la región si el presidente Reagan no cambia de actitud.

Reagan no cambia

Desde el 27 de enero 87 Reagan insistió en continuar su política de apoyo militar a la contrarrevolución. "Apoyamos los esfuerzos diplomáticos - dijo ante las dos cámaras del Congreso -, pero éstos jamás podrán tener éxito si los sandinistas ganan su guerra contra el pueblo nicaragüense. Algunos en este Congreso pueden elegir apartarse del compromiso histórico para impedir la propagación del comunismo en el hemisferio occidental, pero yo no lo haré. Los combatientes de la libertad jamás nos pidieron que peleáramos sus batallas, pero yo voy a pelear contra cualquier esfuerzo por cortar su vital suministro que los condenaría a la muerte, a la derrota o a una vida sin libertad".

Posteriormente, el 26 de febrero, la comisión nombrada por el Presidente Reagan para investigar el escándalo Irán/Contragate dio a conocer su informé. En él se relativiza la responsabilidad del presidente distribuyendo las críticas entre su equipo más cercano. Pese a que el escándalo aparentemente ha fortalecido las posiciones de los "pragmáticos" sobre los "ideólógos" de la Administración Reagan, la posición contra Nicaragua siguió invariable. El 11 de marzo la Cámara de Representantes aprobó pro 230 votos a favor y 196 en contra, una propuesta demócrata para retrasar, por seis meses, la entrega de 40 millones de dólares a los contrarrevolucionarios, cifra que quedaba por entregar de los 100 millones aprobados en julio del año pasado.

Sin embargo, el Presidente Reagan anunció que vetaría tal decisión. No hubo necesidad de hacerlo porque, el 18 de marzo, el Senador norteamericano rechazó por 52 votos contra 48 una resolución tendiente a impedir la entrega de los 40 millones. En consecuencia la Central de Inteligencia de Estados Unidos comenzó a enviar, desde el 19 de marzo, morteros, misiles aire-tierra y otro tipo de armamento no especificado a los contrarrevolucionarios nicaragüenses. A pesar de ello los márgenes de votación obligaron a la Administración Reagan a postergar hasta septiembre u octubre, su nuevo pedido de 105 millones para los contrarrevolucionarios. Eso abre un período den que el gobierno de Estados Unidos tendrá necesariamente que intensificar su acoso militar directo contra Nicaragua, mejorasr el accionar de los contras y neutralizar las propuestas de paz sobre la región en cualquiera de sus variantes.

50 mil soldados en maniobras

En consencuencia el Pentágono anunció el 23 de marzo, que en abril y mayo se realizarán las más grandes maniobras norteamericanas en suelo centroamericano. Estas llevan por nombre Solid Shield (Escudo sólido) y empalmarán con las Ahuas Tara 87 y Terencio Sierra 87 actualmente en curso. 50 mil soldados norteamericanos participarán en las maniobras. Se desarrollarán bajo la tesis, según indicaron fuentes del Pentágono, de que "Honduras solicita a Estados Unidos ayuda militar inmediata para los contras, ante una inminente invasión sandinista al país". Las Solid Shield serán completadas, del 1 de abril al 10 de mayo, por el ejercicio Pegasus en que tomarán parte 6 aviones A-10 Thunderbolt, ocho OA-37 Dragon Fly, cuatro Hércules C-130 de transporte y un E-3A (AWAC). Un ataque anfibio en la costa atlántica hondureña tendrá lugar en combinación con el "asalto aéreo".

Las maniobras pueden ser interpretadas como un intento de la Administración Reagan de mostrar fuerza en Centroamérica después de un período de relativa debilidad. Busca presionar a Nicaragua, fortalecer las posiciones de Honduras y El Salvador, advertir a Costa rica y Guatemala la inviabilidad de su naciente "neutralidad" y mostrar al grupo de Contadora los límites reales de sus propuestas de negociación. Esas presiones eventualmente podrían implicar, según el gobierno de Nicaragua, ataques ("operaciones quirúrgicas") contra objetivos estratégicos de la nación. Con ellas se culmina, además, la creación de todas las condici9ones desde el punto de vista militar . no así político- para el lanzamiento de una invasión contra Nicaragua.

Cambios tácticos en la Contra

Estas acciones se combinan con la reactivación de las fuerzas contrarrevolucionarias. El capitán Ricardo Wheelock, jefe de la inteligencia militar del ejército nicaragüense, estimaba en cinco mil aproximadamente el número de contrarrevolucionarios que operan en Nicaragua desde el mes de marzo. Casi la mita de ellos entraron recientemente, la otra mitad lo había hecho en noviembre 86. Sólo mil o dos mil han quedado en la retaguardia, en territorio hondureño. Frecuentemente en la temporada seca (noviembre a mayo), se incrementa el accionar contrarrevolucionario; pero en esta ocasión, más queq las condiciones climáticas, incide la necesidad de ofrecer una imagen de eficiencia y eficacia que aumentaría el márgen operativo de la Administración.

En su edición del 19 de marzo, el New York Times informó que la CIA, además de suministrar a los contrarrevolucionarios mejor armamento, los orientó a un nuevo tipo de campaña que contempla sabotajes contra instalaciones eléctricas y portuarias, represas, puentes, centrales telefónicos y otros objetivos económicos en Nicaragua. En la segunda quincena del mes de marzo una torre de tendido eléctrico de cables de alta tensión ubicada en un barrio de Managua fue dañada por un explosivo C-4; en el norteño departamento de Estelí fue volada una torre de alta tensión, sucediendo lo mismo en Peñas Blancas, localidad fronteriza con Costa Rica. Paralelamente se ha incrementado el ataque contra civiles, preferentemente sandinistas, en zonas rurales.

En la última quincena de febrero los campamentos contrarrevolucionarios en Honduras fueron ubicados a dos localidades hondureñas: una frente a la línea divisoria de los departamentos nicaragüenses de Nueva Segovia y Jinotega apuntando hacia la región central de Nicaragua; otra en la franja colindante con Chinandega, apuntando hacia la región del Pacífico de Nicaragua. Otro grupo ya operaba, desde mucho antes, desde territorio hondureña para atacar la región Atlántica nicaragüense. El reacomodo geográfico obedece, aparentemente, a los esfuerzos norteamericanos por mejorar la ubicación estratégica así como la preocupación por diluir la presencia contrarrevolucionaria en una sola zona para salir al paso de las crecientes críticas de la población hondureña afectada.

Un eventual enlace entre las maniobras norteamericanas en Honduras y las acciones terroristas de los contrarrevolucionarios en Nicaragua podrían venir dadas, en los próximos meses, por provocaciones fronterizas. En la primera quincena de marzo la artillería hondureña bombardeó durante cinco días la limítrofe población nicaragüense de Santo Tomás del Nance. Tres muertos, dos de ellos niños, y un considerable número de civiles heridos reflejan el carácter del ataque.

Luchas en la cúpula contrarrevolucionaria

El cambio táctico que ha comenzado a implementar la contrarrevolución buscando revertir su declive estratégico tiene, además de las limitaciones militares, limitaciones políticas. En febrero y marzo se ha ahondado la división entre los distintos grupos que conforman. El trasfondo de esa crisis está en la derrota estratégica que viene sufriendo. Eso se combina con la relativa debilidad. Eso se combina con la relativa debilidad de Reagan ante el Irán/Contragate y un Congreso mayoritariamente demócrata. Sobre esa base se generan disputas por el control de las "donaciones" hechas por el gobierno norteamericano y por el control político de la organización. Al plantear Arias su plan en San José la pugna se agudizó: el sector civil, al no quedar marginado del plan, lo aceptó; el sector militar, al quedar marginado, lo rechazó.

Arturo Cruz, amenazando con renunciar a su cargo directivo en la UNO, logró el 14 de febrero el retiro de Adolfo Calero de su cargo. Cruz, Calero y Alfonso Robelo eran la cúpula dirigente de la UNO. Elliot Abrams, tras muchos intentos por reconciliarlos, tuvo que informar finalmente a Calero la necesidad de su retiro. Sn embargo Calero permaneció como jefe de la FDN, el grupo contrarrevolucionario más fuerte que aglutina a los ex-guardias somocistas. Calero fue sustituido en la UNO por Pedro J. Chamorro Barrios. Pero el 9 de marzo, en asamblea tenida en Costa Rica, Cruz tuvo que renunciar a su cargo.

Intentó ampliar con allegados el número de organismos que integran la UNO para lograr el control definitivo, pero la mayoritaria presencia somocista se lo impidió. Cruz también fracasó al proponer la destitución del ex-coronel somocista Enrique Bermúdez de su cargo como jefe militar de la FDN. Tras la Asamblea y su renuncia, Cruz aseguró que Calero y la FDN mantienen el control de 17 de los 25 integrantes de la asamblea de la UNO. Brooklyn Rivera y Fernando "el negro" Chamorro, ambos muy debilitados militarmente, anunciaron los días 21 y 22 respectivamente, siempre desde Costa Rica, su retiro de la UNO.

La Tercer Conferencia Ministerial, con presencia de la CEE, anunció a comienzos de febrero el forcejeo de diversas tendencias en el conflicto centroamericano. Febrero y marzo han evidenciado esa pugna. El Plan Arias se transformó, de una variable del Plan Reagan en una variable de la propuesta de Contadora. Contadora ha seguido su difícil proceso en busca de paz. Del 3 al 7 de abril se reunirán los cancilleres de dicho grupo con los del grupo de Apoyo en Argentina para tratar temas de interés común a los países allí representados y estudiar una posible reunión de los presidentes de ambos grupos para adelantar en la búsqueda de una solución al conflicto centroamericano. "Tenemos posiciones claras frente al armar bandas mercenarias y también en defensa de la libre determinación de los pueblos", dijo Alan García al anunciar al próxima reunión de cancilleres.

Mientras tanto, el anfitrión de la reunión de Esquipulas presidente Vinicio Cerezo, visitó Nicaragua el 29 de marzo. En su comunicado conjunto con el presidente Daniel Ortega, ambos mandatarios manifestaron la necesidad de una solución pacífica, con el concurso de Contadora, para solucionar la crisis del istmo. Tras su regreso a Guatemala, el presidente Cerezo recibió la visita de Philip Habib mientras en Honduras se incrementaba la presencia norteamericana, en preparación de las maniobras militares, y Nicaragua fortalecía la vigilancia revolucionaria sobre los blancos posibles de la contrarrevolución en su nueva fase de sabotajes.

¿Frente interno en Nicaragua?

Al interior de Nicaragua, la creación de un frente interno, pese a contar con condiciones favorables para la difícil situación económica del país, no logra articularse. Néstor Sánchez, uno de los arquitectos de la estrategia contrarrevolucionaria y ex-subsecretario de Defensa de Estados Unidos, recordó el 2 de febrero que, aunque los contrarrevolucionarios no pueden derrocar militarmente a los sandinistas, tan solo necesitan constituirse en "una alternativa viable en torno a la cual la población nicaragüense pudiera movilizarse y provocar un levantamiento popular". Sin embargo, la difícil situación económica del país (véase en este Envío, "El plan económico 87")y el descontento económico de la población, no se traduce en descontento político antisandinista al identificar, como causa de la crisis, la política norteamericana (Envío No. 66). Paralelamente fuerza políticas importantes, la Iglesia Católica y los partidos políticos de oposición, transcurren en gran medida por otros caminos.

El diálogo Iglesia-Estado

La Iglesia Católica reinició, el 27 de septiembre 86, el diálogo con el gobierno de Nicaragua. Una nueva reunión tuvo lugar el 20 de octubre 86. El proceso ha continuado desde febrero 87 con una reunión por mes. La Comisión de diálogo por parte de la Iglesia, está conformada por Mons. Paolo Giglio, Nuncio apostólico, y los obispos de Nicaragua Carlos Santi y Bosco Vivas. Por parte del gobierno asisten René Núñez, Ministro de la Presidencia y Rodrigo Reyes, Ministro de justicia.

En la primera reunión del año 87, el 9 de febrero, la Conferencia Episcopal de Nicaragua presentó, según declaraciones de Mons. Bosco Vivas a el Nuevo Diario (END), un índice temático como aporte a una Acuerdo global que regirá las relaciones entre la Iglesia y el Estado. El Ministro Núñez, en entrevista a Barricada (B9) del 8 de febrero, había entregado su propuesta de 11 puntos, en la ultima reunión del año pasado. "El Acuerdo global - explicó Núñez a END el 11 de febrero - podría salir de los puntos comunes de las dos propuestas de índices temáticos". Eses Acuerdo global es una especie de código de comportamiento que establezca las "reglas del juego" entre la Iglesia y el Estado, basado en el reconocimiento mutuo del campo de sus actividades. El Obispo Vivas y el Ministro Núñez reconocieron que existen algunos puntos coincidentes entre ambos índices. Por acuerdo de ambas partes los índices no fueron dados a conocer. Núñez declaró a END, el 11 de febrero, tener esperanza de "disentir y acordar los puntos de coincidencia" en la próxima reunión a efectuarse el dos de marzo.

En declaraciones a Panorama Católica, quincenario publicado por la Iglesia Católica de Panamá, edición correspondiente al 22 de febrero 87, el Cardenal Miguel Obando y Bravo declaró que "...la Iglesia nicaragüense ha puesto como primeros puntos para iniciar el diálogo la entrada de Mons. Bismark Carballo, director de Radio Católica y Vicario Episcopal de Medios de Comunicación Social de la Curia de Managua y Mons. Pablo Antonio Vega, el abismo de Juigalpa... También se desea la apertura de Radio Católica..."

Aparentemente este fue uno de los puntos abordados por la Comisión de Diálogo en la reunión de los dos de marzo. Tras esa reunión el Ministro Núñez declaró a los periodistas, según entrevista textual publicada por Pensamiento Propio. Servicios Especiales No. 2. que "nuestro planteamiento, hecho tanto al Nuncio como a la Conferencia, es que el gobierno y la Iglesia han estado discutiendo problemas puntuales. Pero se repiten los problemas y caemos en un círculo vicioso. Creemos que, por seriedad, y también para ir forjando una relación más positiva y estable, se quiere un acuerdo global para resolver, de forma definitiva, los asuntos puntuales. Los casos de Carballo, Vega, radio Católica, encontrarán su solución dentro de ese acuerdo global". El Dr. Rodrigo Reyes, por su parte, expresó a Barricada el 4 de marzo que, a fin de avanzar en la búsqueda de un acuerdo global el gobierno amplió los conceptos de su índice.

Aparentemente la siguiente y más reciente reunión, la de 1 de abril, produjo avances importante. En alusión a las tensiones entre Acuerdo global y problemas puntuales presentes en la reunión anterior, el Obispo Vivas afirmó a Barricada, el 2 de abril, que la Iglesia ha aceptado discutir el plan global. El ministro Núñez confirmó que también se definieron "algunos puntos de coincidencia importantes en el acuerdo global" y Vivas puntualizó que ellos "serán consultados con las autoridades correspondientes". El Ministro Núñez añadió que, además, el gobierno propuso a la Iglesia la formación de una subcomisión que aborde las demandas puntuales (Radio Católica, Vega y Carballo) y se espera una respuesta a esa propuesta.

El Obispo Carlos Santi declaró que este mismo año podría firmarse un acuerdo global y el Nuncio, Paolo Giglio, se declaró "muy optimista" al considerar que "el día de hoy ha habido un avance muy importante". La próxima reunión quedó fijada para el 4 de mayo. La dinámica propia de la Iglesia Católica, en su relación cosn el gobierno, no tiende pues a poder ser tomada como legitimadora, en la etapa actual, de la creación del frente interno deseado por la Administración Reagan. Ni por la distensión lograda desde que el diálogo se inició hace seis meses, ni por la dirección a la que tiende.

La oposición interna

Los partidos políticos de oposición, por razones diversas a las de la Iglesia Católica, tampoco quieren o pueden, según los casos, constituir el frente interno. En la primera semana de febrero, siete partidos sumamente heterogéneos lanzaron una propuesta de nueve puntos. El comunicado está firmado por una gama que va, desde el partido Comunista hasta los partidos abstencionistas y pronorteamericanos de la Coordinadora Democrática Nicaragüense.

Los nueve puntos, tendientes a juicio de los firmantes a contribuir a la paz de Nicaragua son:

1. Formación de una comisión nacional pro paz, que trabajará inicialmente para concertar un cese al fuego.

2. Vigencia plena de los derechos políticos, económicos y sociales reconocidos por la constitución política puesta en vigor el pasado nuevo de enero.

3.Forjar la unidad patriótica para la defensa integral del país y de la revolución democrática y nacional.

4. Elaborar y realizar un completo plan nacional para la reconstrucción del país.

5. Amnistía general para los delitos políticos y conexos.

6. Elaborar un calendario de elecciones a todos los niveles para ser realizado dentro del año siguiente a la firma del compromiso nacional.

7. Establecer un proceso permanente de diálogo nacional

8. Unir todos los esfuerzos para estimular la cooperación internacional en torno a la reconstrucción.

9. Sobre la base de los acuerdos, proceder a la firma pública del compromiso nacional, invitando al acto a representantes oficiales de la ONU, del grupo Contadora y de las instituciones internacionales políticas.

Una de las posibles interpretaciones de los nueve puntos advierte coincidencias fundamentales entre estos y la primera versión del "Plan Arias", vigente en esos días y que contaba con el visto bueno de Washington. La comisión nacional procese al fuego; por su misma dinámica tendría que buscar a los contras para proponerles el cese al fuego; eso los convertiría en legítima fuerza beligerante a iniciarían negociaciones. Las negociaciones desembocarían en nuevas elecciones, en un tácito desconocimiento de las elecciones que llevaron al FSLN a ocupar la presidencia en enero 85.

El plan, además de dar respiro a los exguardias somocistas llevaría, en caso de tener éxito, a incorporarlos al plano político y electoral. La amnistía general para los delitos políticos y conexos completaría el cuadro. Consecuentemente la UNO publicó en periódicos centroamericanos, el 8 de febrero, un comunicado en que "se compromete a contribuir por su parte a un cese de fuego a entablar negociaciones con el régimen de Managua... y a participar en elecciones libres en Nicaragua". Desde esta perspectiva se estaría formando un frente interno dentro de Nicaragua. El Partido Conservador Demócrata, el Movimiento de Acción Popular y el Partido Socialista Nicaragüense criticaron duramente el documento.

Sin embargo el Partido Popular Socialcristiano y el Partido Comunista, firmantes de los nuevos puntos, rechazaron esa interpretación del documento. Para Mauricio Díaz, popular socialcristiano la comisión pro paz no implica diálogo con la contrarrevolución pues el cese al fuego podría buscarse por medio de instancias internacionales de paz. Eso incluiría la búsqueda de diálogo entre el gobierno de Nicaragua y el de Estados Unidos. La vigencia de la nueva Constitución implica el reconocimiento total de nuevo orden de Nicaragua.

Dejó entrever que las fechas electorales son negociables: "no le estamos poniendo al gobierno una pistola en la cabeza", acotó. Elí Altamirano, del Partido Comunista señaló que lo importante era un solo punto: la unidad patriótica para la defensa de al revolución. "Los otros puntos son reinvindicaciones que inquietan a una suma de sectores nacionales -dijo- y debemos recogerlos porque es preciso atraerlos a estas grandes tareas nacionales". Como contrapartida el silencio de los cuatro partidos de la abstencionista Coordinadora Democrática Nicaragüense, aunado a su trayectoria pronorteamericana, fue interpretado por la mayoría de analistas nicaragüenses como obediencia a las tesis de Washington. El Partido Liberal independiente, por su parte, mantuvo posiciones ambiguas entre ambos grupos de firmantes.

Como consecuencia no puede pensarse que los siete partidos avancen más allá de un documento polivalente. Su heterogeneidad ideológica, unida a las diversas propuestas que aparecieron posteriormente en el marco internacional que hemos señalado, no permite un accionar coherente dentro del proyecto de la Administración Reagan. Sin embargo el documento de los siete partidos muestra posibilidades de que se constituya, con todos ellos o con gran parte de ellos, un nuevo estilo de frente interno.

Esto podría tener como sustento internacional posiciones cercanas a la segunda versión del plan Arias y a la naciente posición del Partido Democrático en caso de que éstas lograran consolidarse. Si así fuera, las presiones políticas de esta corriente se sumarían, en términos objetivos, a las presiones militares de la Administración Reagan. Serían, además, una fórmula de recambio tras un eventual fracaso de la Administración Reagan en Nicaragua. Ciertamente están surgiendo posibilidades de un nuevo y complejo realineamiento de fuerzas.

Poco a poco la Administración Reagan va quedando sola. No logra montar un frente interno en Nicaragua. Los demócratas y los gobiernos de Costa Rica y Guatemala han comenzado a ensayar nuevas alternativas. Estas eventualmente podrían encontrar su correlato político dentro de Nicaragua. Contadora, mientras tanto, se mantiene vigente. En el trasfondo aparece del declive estratégico de la contrarrevolución y los efectos relativos del fenómeno Irán/Contragate. Pero la terquedad y el poder de Reagan insiste en una solución militarista. Las maniobras de sus 50000 hombres en Honduras y el intento de readecuación táctica de la contrarrevolución, indican que se seguirá derramando más sangre. La paz avanza pero no está cercana. El forcejeo continúa.

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