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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 404 | Noviembre 2015

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Honduras

Ascenso y caída del clan de los Rosenthal

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos acusó de narcotraficantes y de lavadores de dinero a tres miembros de una de las familias más poderosas de Honduras, en la que el patriarca es el quinto hombre más rico de Centroamérica. ¿Cómo hicieron su fortuna los Rosenthal? ¿Y qué hay detrás de la estrepitosa caída de su imperio? Algunos apuntes permiten captar la trascendencia de este acontecimiento e imaginar posibles consecuencias y repercusiones en Honduras, también en la región.

Ismael Moreno, SJ

El 7 de octubre el Departamento de Justicia de Estados Unidos informó que Jaime Rosenthal, su hijo Yani y su sobrino Yankel habían sido señalados como narcotraficantes y que la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) acusaba al Banco Continental, centro de las muchas empresas del poderoso grupo Rosenthal, como una de las más importantes redes de lavado de dinero de Centroamérica. Un día antes de dar a conocer esta información, Yankel Rosenthal fue apresado y esposado al pasar migración en el aeropuerto de Miami, en una de sus rutinarias visitas a la ciudad, y fue llevado a Nueva York para enfrentar allí el juicio. El 28 de octubre, Yani Rosenthal se entregó voluntariamente en Nueva York a la justicia estadounidense.

ERA UN SECRETO A VOCES

La noticia de la vinculación de los Rosenthal con el narcotráfico, particularmente con el cártel de Los Cachiros, no resultó novedad en Honduras. Era un secreto a voces que el Banco Continental llevaba años moviendo dineros sucios. Abundan testimonios fidedignos de personas comunes y corrientes a las que, al actualizar su estado de cuentas, les aparecían ingresos de abultadas cantidades sin constancia de emisor alguno. Conocimos de una señora que al encontrarse con un depósito de 200 mil lempiras en su tarjeta de ahorros se dirigió de inmediato al gerente de la sucursal del Banco Continental a devolver el dinero. “Usted no se preocupe señora -le dijo el gerente-, ese dinero usted no lo tenía antes y ahora lo tiene. No se preocupe de dónde le vino, preocúpese por usarlo para su bien”. Cosas así ocurrían en localidades en donde reinan los barones de la droga. Ése era uno de los medios para mantener apoyo de la ciudadanía.

YANKEL: LA “OVEJA NEGRA”

Tampoco fue noticia que Yankel Rosenthal fuera detenido en Miami. Era también un secreto a voces su vinculación directa con el dinero sucio. Según rumores, en la propia familia del patriarca del clan, don Jaime Rosenthal, lo calificaban como “la oveja negra” porque “hasta cachureco se volvió”, aludiendo al compromiso político que asumió con la candidatura presidencial de Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional.
En los últimos tres años, Yankel ha respaldado a Hernández. Financió su campaña y pidió el voto para él. Presidente -y evidentemente propietario- del club deportivo Marathón, el más pujante equipo de fútbol de San Pedro Sula y uno de los cuatro clásicos del fútbol hondureño, Yankel contribuyó al surgimiento del equipo Real Sociedad de Tocoa, en alianza con Los Cachiros, con quienes estaba vinculado en tantísimos negocios que ya sólo le faltaba unirse a ellos por la sangre.

COMO LOS CACHIROS

Lo que estremeció a pobres, y sobre todo a ricos y a políticos, fue que el Departamento del Tesoro del gobierno de los Estados Unidos, de quien depende la OFAC, además de capturar a Yankel, publicara un afiche similar al que había publicado hace un año con los rostros de la familia Rivera Maradiaga, narcos del cártel de Los Cachiros, y que en el afiche apareciera ahora el rostro de don Jaime Rosenthal Oliva, el de Yankel Rosenthal su sobrino y el de Yani Benjamín Rosenthal Hidalgo, ex-Ministro de la Presidencia en el gobierno de Zelaya, ex-candidato presidencial y jefe de la bancada de trece diputados liberales en el Congreso Nacional, el hombre de porvenir político más promisorio de la familia Rosenthal. El afiche los señalaba como pertenecientes a una red de lavado de dinero del narcotráfico a través del Banco Continental, el cuarto en importancia en Honduras, después del FICOSAH, el Atlántida y el Occidental.
Ese afiche provocó intenso nerviosismo en diversos sectores de la élite económica y política. También llenó de incertidumbre y de angustia a los cerca de 12 mil empleados directos de las diversas empresas de los Rosenthal, y a los más de 25 mil empleados de otras empresas, que de alguna forma están vinculadas al movimiento financiero del Banco Continental e integran el poderoso Grupo Continental: una empacadora de carne, varias haciendas de ganado, una constructora de viviendas, una empresa de televisión por cable y de internet, plantaciones de árboles maderables, cultivos de cacao, de palma africana y de caña de azúcar, una empresa de embutidos, una cementera, una empresa de seguros, un diario, un canal de televisión y hasta un inmenso criadero de cocodrilos, entre muchas otras empresas, todas embargadas ahora por la estatal Oficina Administradora de Bienes Incautados (OABI) de Honduras.

¿QUIÉN SIGUE EN LA LISTA?

Nadie sabe decir con precisión qué fue exactamente, qué dato preciso condujo a la debacle de los Rosenthal. Pero nadie duda de ligarla a la previa debacle de Los Cachiros. Las informaciones que los dos Cachiros, Javier y Leonel Rivera Maradiaga, deben haber compartido con las autoridades del gobierno de Estados Unidos cuando se entregaron voluntariamente, huyendo de que los mataran en Honduras, deben haber sido determinantes para vincular a la familia Rosenthal con las estructuras que en este país están vinculadas con el narconegocio.
El nerviosismo de muchos políticos y empresarios hondureños crece esperando nuevas acciones, porque tanto Los Cachiros como los Valle, el Negro Lobo y todos los narcos que han sido extraditados se han convertido en una especie de gran coro sinfónico. Con cada nombre que cantan ante las autoridades estadounidenses reducen sus penas o suman alguna ventaja en su cautiverio en las cárceles del Norte. Cada día, políticos y empresarios amanecen atenazados por la angustia de saber si será alguno de ellos el siguiente en la lista de los enjuiciados, extraditados o incautados por orden de Estados Unidos.

LOS CACHIROS TRAICIONADOS

¿Por qué cayeron Los Cachiros? Todo mundo lo sabe. Cayeron porque los políticos hondureños se aliaron con la DEA para traicionarlos, después de que habían sido sus aliados en el lucrativo negocio de la droga.
A fin de cuentas, desde siempre y sin excepción, la historia de la política criolla no ha sido más que una continua cadena de traiciones y deslealtades. Desde la gente que rodeó a Francisco Morazán hasta los que hoy usan
al prócer para vivir exactamente con valores contrarios a aquellos por los que luchó y murió Morazán, desde las confrontaciones entre nacionalistas y liberales hasta su alianza para dar en 2009 el golpe de Estado
al liberal Manuel Zelaya, siempre ha sido así. Los Cachiros fueron traicionados por los políticos hondureños y eso explica su caída.
En su cantata sinfónica, o en su corrido de mariachi, Los Cachiros condujeron -o al menos contribuyeron- a la caída de los Rosenthal. Pero ¿quiénes al interior de Honduras los traicionaron o les jugaron sucio? ¿Quiénes más seguirán cayendo? Marvin Ponce -un singular asesor personal de Juan Orlando Hernández, que proviene de los gremios campesinos, a quien llaman “Boca Suelta” y el que, con más de 4 mil dólares mensuales por estar al lado de Hernández, trabaja para crispar ambientes, crear globos sondas o medir el pulso de la población ante determinado tema, aceptó a Envío que faltan aún por caer al menos quince de los más importantes personajes del país.

ARRASTRADOS POR LAS MAFIAS

Don Jaime Rosenthal Oliva, uno de los más importantes personajes del país, no es un nuevo rico. Era ya un rico viejo cuando fue arrastrado, como otros, por la marejada mafiosa que fabrica nuevos ricos, por esa marea que creó y después puso fin al reinado de Los Cachiros, narcos que impusieron su ley en la costa norte hasta 2014.
Habiendo amasado su fortuna en muchos de los negocios de la segunda mitad del siglo veinte, la fortuna de los Rosenthal se desmoronó al entrar en contubernio con el narcotráfico del siglo veintiuno.
Don Jaime Rosenthal y su familia fueron arrastrados por dinamismos que tienen que ver con el extremo deterioro de la institucionalidad del Estado y con la desmesurada ambición de dinero que permeó todos los rubros de la economía en donde ellos diversificaron su fortuna. En cierta medida, fueron víctimas de una élite que siempre los vio con desconfianza y como extraños competidores. Y en muy gran medida… se la buscaron. Muchísima gente en Honduras ha percibido a los Rosenthal como avaros, codiciosos y con afán de hacer fortuna sin importar los medios.
Que don Jaime y su parentela estaban metidos en negocios sucios no parece ser tema de discusión de nadie, aunque podría ser que en la etapa que corresponde a sus vínculos con el narcotráfico, el protagonismo lo hayan tenido sus hijos y parientes más que don Jaime. Está por ver y por saber si la debacle de su emporio y el que hayan sido exterminados como empresarios y políticos prominentes de Honduras y Centroamérica se debe únicamente
a su alianza con Los Cachiros o qué otros factores se añadieron.

AUSTERO Y AHORRADOR

Nacido en 1936 en San Pedro Sula, Jaime Rosenthal aprendió desde chiquito de su padre, Yankel Rosenthal, el trabajo y el estudio. Cumplió con los oficios más irrelevantes en la tienda de su padre mientras estudiaba en una de las escuelas mejores de la ciudad. Lo de ganarse la vida “con el sudor de la frente” como dice la Torah judía, lo aprendió desde su infancia. También aprendió a conservar lo que ganaba como buen hijo de un judío tacaño.
Al terminar la secundaria, su padre lo envió a estudiar a Estados Unidos ingeniería y negocios. A su regreso, en 1958, se puso a la cabeza de los negocios de su padre. Los años 60 fueron los del despegue de la fortuna
de los Rosenthal. Desde el inicio, don Jaime supo diversificar sus capitales. En 1974 fundó el Banco Continental, símbolo de sus éxitos empresariales.
En los mismos días del octubre de su fracaso llegaba antes que todos a la oficina y allí se quedaba despachando hasta las 5 de la tarde, sin importar días feriados. Siempre le vieron sobrio en el vestir y no se le conocen excesos.
“La fortuna se hace ahorrando y con austeridad”, solía decir a sus amigos
y también a sus empleados.

HIJO DE UN JUDIO ERRANTE

Don Yankel, el padre de don Jaime, llegó a Honduras en 1929 después de un largo viaje de diez años desde que salió de las lejanas tierras de Rumania. No andaba solo, lo acompañaba su paisano, Jacobo Weizemblut. Los dos viajaron de país en país, sin que nadie hasta ahora tenga claro el porqué del peregrinar. Al paso por El Salvador, ambos se alzaron con dos hermanas, con las que se casaron: María Oliva con Jacobo y Ester Oliva con Yankel.
Dicen que las hermanas Oliva eran de una familia cafetalera exitosa de Santa Ana y que su padre, Domingo Oliva, opositor al que ya se estaba perfilando como dictador, Maximiliano Hernández Martínez, prefirió dejarlas
en manos de aquellos dos judíos, de cultos y buenos modales, a que sus vidas se consumieran en la turbulencia del conflicto que se avecinaba.
El destino final al que aspiraban los dos judíos errantes nunca fue Honduras, un país inhóspito y desconocido.
Su radar apuntaba a Estados Unidos, donde muchos judíos comenzaban a tener éxito económico. Pero el crack capitalista de 1929 los detuvo por un tiempo en Honduras. El tiempo se fue alargando hasta que ambos decidieron instalarse en la entonces próspera ciudad de San Pedro Sula, en donde ya los árabes estaban haciendo buenos negocios con los dineros que ponían en circulación las compañías bananeras. Esas familias árabes habían llegado décadas atrás huyendo de guerras, y como algunos traían pasaporte de Turquía, se quedaron hasta el día de hoy con el mote de “los turcos”.

PUSIERON TODOS LOS HUEVOS
EN LA CANASTA DEL BANCO

Cuentan que el primer negocio de don Yankel en tierra sampedrana fue una pequeña venta que se llamaba “Siga la flecha”, donde se podía encontrar tornillos, guaro o aceite de ricino para el empacho. Después, don Yankel le compró a un inglés la tienda “Barret”, en donde invirtió todos sus ahorros hasta convertirla en la tienda más famosa de San Pedro Sula. Mucho más grande, “Barret” fue la continuación de “Siga la flecha”: vendía tornillos, pero ya no por unidad, sino al por mayor. También, rones, vinos y una amplia gama de medicamentos. La “Barret” cruzó con prestigio el siglo y ahora ha sido incautada también por la OABI.
El emporio de los Rosenthal, construido con esos tornillos y con largas décadas almacenando capital, cayó literalmente de un día a otro, entre el 7 y el 20 de octubre. Su reinado en la costa norte hondureña, con su sede de operaciones en San Pedro Sula, se desmoronó como castillo de arena. Pagaron carísimo el error estratégico de haber puesto en la misma canasta los huevos de las gallinas criollas con los huevos de las gallinas de granja. Colocaron juntos en el Banco Continental los capitales “legales” y los provenientes de la relación con Los Cachiros y otras mafias.
Es conocida la anécdota -historia o leyenda- de la respuesta que don Jaime daba a todos: las más de cincuenta empresas familiares ninguna era de él, “todas son del banco”. “¿Y la empacadora de carne, don Jaime? Ésa no es mía, es del banco”. “¿Y la hacienda de Cofradía, don Jaime? “No es mía, es del banco”. “¿Y la azucarera, don Jaime?
“Tampoco es mía, es del banco”. “¿Y las plantaciones de cacao, don Jaime?”… Todo era del banco.
“¿Y el banco, don Jaime?”. “Ése sí es mío, eso es lo único que tengo”. Las garras de la justicia estadounidense sabían dónde agarrar. Le cayeron al banco y el resto se desmoronó.

25 AÑOS CONTROLANDO
LA CORTE SUPREMA

El clan de los Rosenthal tiene fama de acaparador. Y no sólo es fama. Desde el Banco Continental don Jaime y sus hijos, su único hermano Edwin y su hijo Yankel, hicieron préstamos hipotecarios, lo que les permitió hacerse de propiedades, negocios y haciendas. “Son dueños de la mitad de la costa norte”, se decía.
A esta capacidad emprendedora se unió su tacañería y su visceral tendencia a manipular la ley para que sus intereses siempre salieran airosos. Cuentan de un abogado que, una vez electo como magistrado de la Corte Suprema de Justicia, ufano por haber escalado al cargo por su profesionalismo, competencia y honestidad, tan sólo dos días después de haber tomado posesión levantó el teléfono para responder una llamada, cuando del otro lado de la línea escuchó con claridad la voz sin titubeos de don Jaime: “Bienvenido a su nuevo puesto. Tenga muy presente que quien lo ha puesto ahí he sido yo, Jaime Rosenthal. Lo espero para celebrar y para informarle de los servicios que espero nos cumpla”.
Todo mundo sabe en Honduras que durante 25 años don Jaime estuvo permanentemente en el escenario político, en varias ocasiones como candidato a la Presidencia de la República por el Partido Liberal. En una de esas ocasiones, en los años 80, logró ser Vicepresidente, acompañando a José Azcona.
Todo el mundo sabe también que su objetivo no era alcanzar la Presidencia, sino tener las cuotas de poder necesarias para que en el reparto de puestos en las instituciones del Estado nadie le disputara el control de la Corte Suprema. Durante 25 años lo logró y nadie puede decir en Honduras que los Rosenthal perdieron un juicio, así como nadie puede dar cuenta de que habiendo presentado una demanda legal contra los Rosenthal, la haya ganado.

“RAPIDITO NOS DESPIDEN”

Cuentan que los Rosenthal fueron expertos en emplear a la gente y mantenerla en el empleo sin asegurarle nunca sus derechos laborales. Al cabo de un tiempo de laborar en cualquiera de sus decenas de empresas nadie podía sentirse seguro de salir con sus prestaciones garantizadas.
Se cuentan por decenas los testimonios de empleados y trabajadores que dan cuenta de haber salido de alguna de esas empresas sin haber visto garantizado ningún derecho laboral. Hace pocos años, un periodista
del diario “Tiempo”, el periódico de los Rosenthal, David Romero Murillo, se presentó intempestivamente en el área de derechos humanos del Equipo de Reflexión Investigación y Comunicación (ERIC) que los jesuitas tenemos en El Progreso.
Venía ansioso: “Necesito que al menos alguien me escuche. Trabajo en ese periódico, que tiene una posición editorial favorable a los derechos de los trabajadores, pero en los veinte años que llevo como editor de noticias, nunca se me han garantizado mis derechos. Carlos Rosenthal despide rapidito a quien intente organizar un sindicato y reprime cualquier reclamo”. Dos años después, Romero Murillo murió, tras haber sido despedido del periódico, no se sabe si porque el propietario se enteró que había buscado asesoría en derechos humanos o porque siguió intentando hacer conciencia en sus compañeros para que se organizaran en un sindicato.
Cuentan que en las empresas de los Rosenthal existían abogados contratados con el único objetivo de proteger a los dueños ante cualquier demanda de los empleados y para organizar causales de despido sin goce
de derechos a empleados con más de diez años laborando con ellos.
Mucho antes de que los Rosenthal fueran acusados por sus vínculos con el narcotráfico, ya habían amasado su fortuna en base a dos factores. Uno, la dedicación al trabajo de don Jaime y los suyos. Y dos, el manejo arbitrario de la legislación hondureña para asegurarse que nadie, por mucho o poco poder que tuviera, saliera airoso en un conflicto contra ellos.

EL FIN DEL DIARIO “TIEMPO”

En el momento en que el Presidente Juan Orlando Hernández realizaba una visita oficial a Alemania solicitando apoyo para su proyecto de lucha contra la impunidad y de defensa de los derechos humanos, el 27 de octubre el diario “Tiempo”, fundado por don Jaime en noviembre de 1970 anunciaba en su portada que ése sería su último número.
Los 300 empleados del periódico, con sede en San Pedro Sula y subsedes en Tegucigalpa y La Ceiba, llevaban ya tres semanas de no recibir salario.
El cierre del diario es apenas uno de los “daños colaterales” de la decisión de Estados Unidos en su guerra abierta contra los principales narcos de Honduras. Para el gobierno de Juan Orlando Hernández el fin del diario es una buena noticia. Le permite deshacerse del más ardiente opositor a sus políticas personalistas, militaristas y encubridoras de la corrupción.
El diario “Tiempo” fue el único medio escrito de circulación nacional que se opuso con firmeza al golpe de Estado contra Zelaya, exigiendo durante todos estos años la reparación de la constitucionalidad rota. Ha sido el único gran medio de comunicación que se ha opuesto a la remilitarización del país y a la reelección continuista de Juan Orlando Hernández, el único que ha acompañado las marchas de las antorchas indignadas en lucha contra la corrupción y exigiendo la instalación en el país de una Comisión Internacional contra la Impunidad.
También ha sido el único medio escrito de circulación nacional que ha cuestionado de manera frontal el mediocre papel jugado por la OEA en Honduras al avalar el falso diálogo nacional convocado por Juan Orlando Hernández y el único que ha cuestionado la instancia que reemplazará esa Comisión Internacional que demandan los indignados y que quedará bajo control del Presidente, el personaje más cuestionado y aborrecido por la indignación contra los corruptos y los impunes que abundan en nuestro país.

CUANDO DON JAIME CAYÓ PRESO

A juicio de quienes lo conocen, don Jaime Rosenthal tiene también una fama justamente ganada de ser un empresario emprendedor con una visión progresista, nacionalista y con dimensión social.
A finales de la década de los años 60, esos rasgos lo pusieron en conflicto con el sector empresarial de los árabes, que ya entonces dominaban el comercio y la política en San Pedro Sula. El conflicto fue particularmente fuerte con Jorge Larach, dueño de “La Prensa”, el diario de mayor influencia nacional. Siendo ya empresario, don Jaime trabajó en “La Prensa”, y su posición a favor de los trabajadores lo llevó a confrontaciones fuertes con la línea editorial del diario, que respaldaba al régimen militar del General López Arellano. Don Jaime terminó encarcelado en las bartolinas de San Pedro Sula, junto a centenares de obreros.

UN JURAMENTO
EN LA CÁRCEL

De acuerdo al testimonio del veterano dirigente sindical y popular, Carlos Humberto Reyes, quien compartió con él el encierro en una reducida celda en donde los abrumaba un penetrante olor a orines y a excremento, Jaime Rosenthal le juró que saldría de la cárcel para invertir parte de su patrimonio en la instalación de un periódico que confrontara a “La Prensa”. Cumplió su juramento en 1968.
El origen del diario “Tiempo” está en aquella confrontación entre la visión de un empresario burgués sensible a los problemas sociales y sindicales y la voracidad de otros empresarios, que desde entonces vivieron siempre pegados al Estado aprovechándose de los recursos públicos, renuentes ante cualquier demanda social.
Sin embargo, a pesar de ese origen ético y social, en las relaciones que su hijo Carlos, patrón del diario, tuvo con sus empleados, privó la mezquindad y la severidad de la burguesía árabe.

JOH ESTÁ BAJO CONTROL

El fin del reinado de los Rosenthal crispa el ambiente cotidiano en los pasillos del poder de Honduras. Las élites buscan afanosas colaborar con Juan Orlando Hernández y con “la embajada”, queriendo recibir perdones anticipados por traicionarse unos a otros, con tal de salir airosos unos y otros.
Los vientos soplan todavía a favor de Juan Orlando Hernández, que hoy controla a la cúpula política y empresarial, mientras la embajada y el gobierno de Estados Unidos tienen bajo control a Hernández y a su equipo.
Si fue un secreto a voces que los Rosenthal estaban metidos hasta el fondo con el dinero de los narcotraficantes, es un secreto a voces el historial de Juan Orlando Hernández y los suyos con diversos sectores del crimen organizado. Ya dejó de ser excepcional que muchos de los capturados por el delito de la narcoactividad u otras actividades criminales hayan dejado huellas de su relación personal con el Presidente en testimonios fotográficos.
Ocurrió con la banda de los Valle, con los alcaldes de Yoro y de Sulaco. Son muchas las fotos que implican al actual Presidente en la historia del crimen organizado en este país.

JOH TIENE EL CUADRO “RAYADO”

Los que siguen de cerca el proceso de la catastrófica caída de los Rosenthal afirman que el futuro de Juan Orlando Hernández está totalmente “rayado”. O caerá víctima de alguna instancia del gobierno de Estados Unidos
y de su política de lucha antidrogas una vez que deje de serles útil. O caerá víctima de cualquiera de sus amigos del narcotráfico a los que entregó, ya que quienes dirigen estas bandas criminales pueden perdonar cualquier desliz, pero jamás perdonan la traición de un aliado.
Por ahora, Juan Orlando Hernández es todavía una pieza útil en la estrategia de Estados Unidos y eso le permite vivir en una burbuja de seguridad personal. Y cuanto más siga colaborando, como todo parece indicar que lo hace, más se ensancha la burbuja protectora.
Pero esta situación que lo beneficia tiene límites. Una vez que las instancias estadounidenses actúen con alguna información que prescinda de las del gobierno hondureño, y en circunstancias en que la repulsa social contra JOH
sea una amenaza de mayor inestabilidad en el país, Estados Unidos no dudará en retirarle respaldo al gobierno y establecer nuevas alianzas con otros en el país. En ese momento, Juan Orlando Hernández enfrentará
dos amenazas: la justicia de Estados Unidos o la de los narcotraficantes traicionados por él.

“ESTO ES UN CASO AISLADO”

Por lo pronto, el Presidente sigue jugando a triunfador. Las decisiones y acciones del gobierno de Estados Unidos contra los Rosenthal, aunque no fueron ni informadas ni planeadas con su gobierno, las ha hecho suyas, reivindicándolas como acciones propias.
El embajador de Estados Unidos en Honduras, James D. Nealon, entiende muy bien las debilidades del gobernante hondureño y en sus declaraciones sobre el caso de los Rosenthal, el congelamiento de sus cuentas y la liquidación forzosa del Banco Continental, felicitó al gobierno de Honduras por su agilidad para actuar “a favor de la justicia”.
Contradicciones e incoherencias desnudan la identidad servil del equipo de gobierno que lidera JOH, revelando la preeminencia en que colocan las decisiones del gobierno estadounidense sobre las del gobierno hondureño. “Lo que ha ocurrido en estos días -dijo Juan Orlando Hernández en su primera comparecencia en cadena nacional cuando se destapó la acusación en el Norte- no tiene que ver con Honduras, se trata de un asunto entre la familia Rosenthal y la justicia de Estados Unidos”.
Igualmente incoherentes resultaron las afirmaciones de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS) al día siguiente de que Estados Unidos implicara al Banco Continental en el lavado de activos. La CNBS informó que el banco continuaría con sus actividades y que el caso era un problema “aislado y no sistémico”. Con la misma frivolidad se manifestó el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP). Poco después de estas declaraciones, la CNBS se vio obligada a decretar la liquidación forzosa del Banco Continental, luego de una reunión nocturna el domingo 11 de octubre, en donde la voz decisiva fue la del embajador Nealon.

ESTADOS UNIDOS
NO CUENTA CON EL GOBIERNO

Las contradicciones en las diversas declaraciones públicas, tanto de funcionarios del gobierno como de representantes de gremios empresariales, también las irónicas opiniones del embajador, tienen como telón de fondo una realidad irrefutable: la rampante desconfianza del gobierno de Estados Unidos en el gobierno de Honduras en temas de seguridad.
Siendo formalmente Honduras estrecho aliado de Estados Unidos, las decisiones en la estrategia contra el narconegocio en el país se han tomado sin informar al gobierno hondureño, sin contar para nada con él.
Los primeros sorprendidos ante el quiebre a los Rosenthal fueron los banqueros, los dirigentes de los gremios empresariales y los funcionarios más cercanos a casa presidencial, incluido el propio Presidente.
No sólo ha sido así en este caso. En la mayoría de las acciones que en el último año y medio ha organizado la DEA, acciones que condujeron a la extradición de otros narcos, incluida la entrega voluntaria de Los Cachiros, apenas han participado autoridades hondureñas.

EL CASO DE LOS VALLE
Y EL DE SABILLÓN

Cuando los dos hermanos Cachiros se entregaron en Estados Unidos, la información llegó a Honduras por fuentes extranjeras y a la noticia siguió un silencio nervioso en todas las esferas del gobierno.
El caso de la captura de los hermanos Valle en el Occidente del país, en octubre de 2014, fue peculiar.
La DEA habría prescindido del entonces Ministro de Seguridad, y para actuar se apoyó en el Director General de la Policía, General Ramón Sabillón, único alto oficial que habría alcanzado ese cargo sin estar salpicado por el crimen organizado.
Conociendo esto, la DEA habría establecido una alianza personal con Sabillón hasta lograr la captura de los Valle. Una vez enterado, el Ministro de Seguridad y otros altos cargos de la Policía y del Ejército suspendieron en su cargo a Sabillón y lo pasaron de inmediato a retiro, despojándolo de la seguridad personal, para así dejarlo expuesto a ajustes de cuentas de los grupos narcotraficantes que él enfrentó con mano firme.

“COMO SI TUVIÉRAMOS ÉBOLA”

La familia Rosenthal Oliva y la Rosenthal Hidalgo se encuentran sin capacidad para cumplir los compromisos laborales con sus empleados. Tampoco parece que sea eso lo que más les importe en estos aciagos momentos.
Al finalizar octubre, la preocupación mayor de don Jaime y de sus hijos Yani, Carlos y Patricia, era salvarse de ir a la cárcel. La extradición de al menos uno de ellos era comidilla nacional. Por eso seguramente Yani dio un paso al frente y se entregó.
El círculo de las amistades de los Rosenthal se ha reducido al mínimo y muchos de quienes participaron con ellos en negocios y actividades políticas y sociales han desaparecido. “Nos tratan como si tuviéramos ébola”, le confesó don Jaime a uno de los escasos amigos que lo visitó en una de las escasas propiedades que la OABI todavía no le ha incautado.

EL HILO DE ESTA MADEJA...

¿Cuál será el futuro de la familia Rosenthal? ¿Qué repercusiones tendrá el golpe a los Rosenthal en la sociedad hondureña? Es muy temprano para sacar conclusiones y todos los posibles escenarios son difusos porque al hilo de esta madeja no se le ve aún el fin…
Un primer escenario es el exterminio casi total de los Rosenthal como empresarios y como políticos, sellados con la tinta indeleble de ser narcotraficantes. Ese estigma los perseguirá como persiguió a Caín la señal que Dios puso sobre él para que lo identificaran como asesino de su hermano, un relato bíblico que la familia Rosenthal leyó durante toda su vida.
También hay que decir que ese estigma ha caído sobre los Rosenthal tanto por sus vínculos con el narcotráfico como por pertenecer a una burguesía de rasgos nacionalistas y progresistas, más decidida a invertir y a producir en el país y que, por eso, disuena con el resto de la élite oligárquica hondureña, más servil ante las multinacionales, más timorata para invertir y arriesgar capital en rubros productivos dentro del país y siempre parasitaria del Estado. Las rencillas permanentes entre los Rosenthal y los árabes, quienes actualmente lideran a esa oligarquía parasitaria ha concluido con esta guerra de exterminio.

NO SON NI MÁS NI MENOS
QUE OTROS

Los Rosenthal no son ni más ni menos delincuentes ni más ni menos narcotraficantes que los árabes y otros miembros de la élite empresarial hondureña. Los restantes bancos hondureños lavan tanto o más dinero que lo que lavaba el Banco Continental, pero tienen mayor capacidad para negociar con criminales y con la banca y el capital de Estados Unidos que la que tuvieron los Rosenthal.
En tertulias informales, don Jaime habría afirmado unos meses antes de este para él nefasto octubre que atacar sólo al Banco Continental como lavador de dinero sucio era discriminatorio, porque no existe ningún banco hondureño que no lave dinero. Lo ocurrido muestra que la correlación de fuerzas acabó decantándose contra los Rosenthal. Si las instancias de justicia estadounidenses debían sacrificar a alguien, debía ser al clan de los Rosenthal.

TAMBIÉN PODRÍAN RECUPERARSE

El otro escenario podría ser la recuperación a mediano plazo de los Rosenthal, lo que supondría que ganaran una demanda multimillonaria al Estado de Honduras por la ilegalidad de las acciones contra ellos. Si esto ocurriera, los Rosenthal no sólo recuperarían capital y negocios. Yani Rosenthal recuperaría su capital político y podría canalizarlo con éxito hasta en una candidatura presidencial.
Ese escenario supondría una confrontación legal, política y económica con el sector oligárquico que actualmente encabezan los árabes, y también una confrontación con el grupo político que lidera Juan Orlando Hernández.
Es demasiado pronto y aún estamos en escenarios movedizos. ¿Habrá otras acusaciones y extradiciones? ¿Se tomarán medidas contra otros bancos? ¿Qué papel juega hoy como gobernante-empresario Juan Orlando Hernández?
Se sabe que parte de las carteras de inversión y préstamos para proyectos agrícolas serán manejadas por el BANRURAL de Guatemala y que en Honduras, de acuerdo a voces informadas, Juan Orlando Hernández sería su principal accionista, lo que deja abierta la pregunta si el golpe a los Rosenthal buscaba también allanarle el camino para convertirlo en empresario y banquero capaz de competir con la oligarquía hondureña y centroamericana.

SUBORDINADOS
A ESTADOS UNIDOS

Lo que hemos visto ya con claridad es que todos los caminos políticos, empresariales y financieros, también los del crimen organizado, siguen subordinados a la política de seguridad de Estados Unidos.
Son caminos que están por abrirse más o que aún vemos en nebulosa. La incertidumbre domina a Honduras y, como siempre, atenaza especialmente la vida diaria de los más empobrecidos, quienes nunca cuentan en las decisiones, nunca son consultados, siempre son ignorados, excluidos y descartados, a pesar de que cargan sobre sus espaldas el mayor peso de lo que hacen y deshacen las élites nacionales y el gobierno de los Estados Unidos.

CORRESPONSAL DE ENVÍO
EN HONDURAS.

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