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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 60 | Junio 1986

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Nicaragua

Una propuesta que desarma

Nicaragua pasó, de soportar el arrinconamiento, a recobrar la iniciativa. Lo logró con una propuesta sobre los aspectos militares del Acta de Contadora que es, a la vez, concreta, audaz y reveladora.

Equipo Envío

"Deseamos ayudar a Centroamérica a poner fin a su costosa carrera armamentistas y apoyaremos cualquier acuerdo verificable y recíproco sobre la no importación de armamentos ofensivos."
(Ronald Reagan, 27 de abril 1983)

"Nicaragua está dispuesta a reducir, limitar o regular e incluso a prescindir de los armamentos ofensivos. Es un planteamiento que busca reciprocidad en el ámbito centroamericano. Vamos a discutir y después a tomar acuerdo concretos".(Daniel Ortega,d 26 de mayo 1986)

Todos los hechos de este mes demostraron claramente que la posición expresada por el Presidente Reagan no era cierta. Nicaragua había quedado aislada en la reunión de Contadora de comienzos de abril. Aparentemente olvidados los principios de Caraballeda, la situación era de empate y de "impasse" al mismo tiempo. A lo largo de este mes, riquísimo en movidas diplomáticas, Nicaragua pasó, de soportar el arrinconamiento a recobrar la iniciativa. Lo logró con una propuesta sobre los aspectos militares del Acta de Contadora que es, a la vez, concreta, audaz y reveladora.

Con ella, Nicaragua recobró la ofensiva ante los negociadores latinoamericanos y ante los gobiernos centroamericanos. La recobró también ante el gobierno de los Estados Unidos. Aunque esta iniciativa recuperada se puede volver a perder por la intransigencia norteamericana y por las debilidades y ambigüedades de los gobiernos latinoamericanos involucrados en la negociación, es un hecho que el "ultimátum" decretado por Contadora para el 6 de junio revirtió favorablemente a las posiciones nicaragüenses. Y demostró una vez más cuál es el problema de fondo de la prolongación crisis centroamericana.

En Panamá Nicaragua pasa a la ofensiva

Hasta mediados de mayo, Nicaragua permanecía aislada en Contadora. Mientras Contadora afirmaba que sólo la firma del Acta podría presionar a Estados Unidos para que cesara su guerra contrarrevolucionaria, Nicaragua planteaba el cese de la ayuda norteamericana a la contrarrevolución como condición previa a la firma del Acta. Planteabas la reafirmación de los principios de Caraballeda. Planteada la simultaneidad de los distintos acuerdos (desmilitarización y cese de apoyo a grupos insurgentes, por ejemplo) como principio básico para lograr un tratado realista de paz. A pesar de que con esos planteamientos, Nicaragua estaba en total sintonía con las posiciones oficiales de Contadora, la realidad era que permanecía aislada.

En esta situación, era fácil esperar que, si las cosas no cambiaban, el 6 de junio, al cumplirse el "plazo fatal" decretado por Contadora a los países centroamericanos para que firmaran el Acta, Nicaragua - por más razón que tuvieran sus planteamientos - seguiría aislada y sería señalada una vez más como intransigente y, en este crítico momento, como culpable del fracaso de Contadora, pues el resto de los gobiernos centroamericanos ya habían declarado que estaban dispuestos a firmar.

Pero, ¿firmar qué? El proceso de paz de Contadora, por lo largo y complejo, por sus altibajos cíclicos, por lo publicitado que es y, a la vez, por lo desconocido que es, es también un proceso de imágenes políticas superpuestas que pueden confundir a muchos. Contadora es un proceso para detener la guerra, pero es también una guerra de imágenes.

De cara al ultimátum del 6 de junio, era importante recordar algo tan elemental como esto: no había todavía un Acta que firmar. Internacionalmente se estaba vendiendo la imagen de "cuatro gobiernos deseosos de paz que quieren firmar y un gobierno intransigente que no quiere desarmarse y se niega", pero ésa no era la realidad. Ninguno de los cinco gobiernos centroamericanos habían terminado de discutir el borrador del Acta,. Y, por lo tanto, no se podía firmar nada. Desde septiembre de 1985 faltan por ser discutidos los temas claves de la negociación, que son los temas de seguridad y armamentos, el de maniobras militares y el de los mecanismos de verificación y control de todo lo que se acuerde en el Acta. Esta realidad, tan obvia y tan básica, permanecía oculta en la "guerra de imagen" que se desató con ocasión de la cuenta atrás hacia el 6 de junio.

Las primeras brechas en la "guerra de imagen" contra Nicaragua se empezaron a abrir el 8 de mayo, en la reunión de presidentes latinoamericanos que se dio con ocasión de la toma de posesión del nuevo presidente de Costa Rica Oscar Arias.

Desde su elección, Arias se ha debatido entre las presiones norteamericanas para que adopte una clara posición anti-nicaragüense y los temores de su pueblo ante las consecuencias de involucramiento en una guerra que esto podría llegar a tener. Desde su elección, Arias ha tenido también urgente necesidad del apoyo económico norteamericano para subsidiar la desgastada economía costarricense. Esta situación le ha hecho abandonar iniciales tomas de posición latinoamericanista y, finalmente, lo ha convertido en el líder centroamericano del anti-sandinismo, en el mejor representante de la línea Reagan de presión por la "democratización en Nicaragua. Ninguna novedad en relación con las posiciones de su predecesor Monge, a excepción de que el perfil mantenido por Arias es mucho más alto y definido, más de liderazgo.

Fiel a este liderazgo, Arias desalentó la presencia en su toma de posesión del presidente, del vicepresidente y del canciller nicaragüense, alegando que su país no podría garantizar su seguridad.

Nueve presidentes, latinoamericanos - incluidos los 4 centroamericanos, excluida Nicaragua - se encontraron en San José. La reunión estaba claramente diseñada por los Estados Unidos para profundizar el aislamiento de Nicaragua. Pero, a excepción de la forzada ausencia en los actos del Presidente Ortega, no consiguieron lo que pretendían.

Este fracaso se vio reflejado, fundamentalmente, en lo que se consideró el "primer fracaso en política exterior" del presidente Arias. El presidente costarricense llevaba preparado un documento - "Por la Democracia en Centroamérica" - que incluso llegó a manos de la prensa y que refleja claramente las posiciones de la Administración Reagan. El propósito era que fuera firmado por todos los presidentes. En el documento, se emplazaba a Nicaragua a "democratizarse" en los próximos dos años, con la celebración de nuevas elecciones, con el diálogo con los contrarrevolucionarios, con la disolución de su Asamblea legislativa y con la introducción de cambios en la Constitución que hoy está elaborando.

Pero el documento fue frenado por los presidentes de Contadora y del Grupo de Apoyo presentes en la reunión. Como respuesta, Argentina, Uruguay, Perú, Colombia y Panamá (Venezuela y México no asistieron) firmaron un documento en el que exhortan "a un país extrarregional" con intereses en el área a dar signos en favor de la paz. El presidente Arias no dejó de expresar públicamente su disgustos por esta clara alusión a los Estados Unidos.

Pero a pesar de este freno el intento de aislar a Nicaragua, a pesar de que el vicepresidente norteamericano George Bush no tuvo a todos los presidente que hubiera querido en su "desayuno de trabajo" - sólo fueron los centroamericanos -, a pesar de que el presidente peruano y abandonó intempestivamente la reunión, a pesar de todo eso, a la altura del 8 de mayo persistía aún la imagen de que el Acta sólo le faltaba la firma. los presidentes reunidos reforzaron esa imagen haciendo en San José un llamado a los gobiernos centroamericanos para que todos firmaran la paz el 6 de junio.

La situación iba a dar un giro de 180 grados en la reunión de Vicecancilleres de Centroamérica y Contadora para el 16-18 de mayo en Panamá. A esta reunión, Costa Rica, El Salvador y Honduras fueron sin nada en las manos, para reforzar la imagen de que se trataba en una reunión "vacía", en la que todo ya estaba discutido y sólo faltaba la voluntad de firmar. Nicaragua, por el contrario, acudió con una posición nueva, que el gobierno sandinista calificó de "máxima flexibilidad". De condicionar su firma al cese del ayuda norteamericana a la contrarrevolución, Nicaragua pasó a proponer soluciones concretas a los temas militares pendientes.

La propuesta nicaragüense era ya conocida en algunos aspectos, pues Nicaragua los había señalado ya anteriormente en varias ocasiones. Respecto a las maniobras militares, prohibición de las internacionales y regulación de las nacionales., Respecto al armamentismo, el principio del "balance razonable de fuerzas". La novedad estuvo en que, para aclarar y concretar las discusión sobre cuál era ese balance, cuáles los límites del armamentismo, Nicaragua planteó que la negociación se hiciera distinguiendo entre armamentos ofensivos y armamentos defensivos. Siendo cada país quien debía caracterizar, según sus criterios, ambos tipos de armamentos.

Los ofensivos debían ser objeto de negociación entre todos los países para limitarlos, regularlos o incluso eliminarlos. Cada país debería informar al resto de su vecinos cuáles y cuántos eran los armamentos. Los ofensivos debían ser objeto de negociación entre todos los países para limitarlos, regularlos o incluso eliminarlos. Cada país debería informar al resto de sus vecinos cuáles y cuántos eran los armamentos defensivos que consideraba debía tener para garantizar su soberanía. Entre todos los países se negociarían también unos límites para dichos armamentos defensivos.

Al planteamiento hondureño de que pretender una distinción entre armamento ofensivo y defensivo llevaría a una discusión de no acabar, pues en esas definiciones la Comisión de Desarme de la ONU había pasado inútilmente 30 años, el Canciller nicaragüense respondió en Managua que no se trataba de "entrar en una discusión filosófica", sino de que todos los países pasaran a hacer propuestas concretas.

En términos beisboleros habría que decir que la propuesta nicaragüense generó inmediatamente "movimiento en le bull-pen". Al día siguiente, Honduras elaboró una propuesta, como reacción a la nicaragüense. Consistía en una complicada "tabla de factorización" para asignar puntajes a los armamentos - se trataran éstos indistintamente de un fusil o de un helicóptero artillado -. Además de esto, se seguían permitiendo las maniobras internacionales, sin apenas regulación; se proscribía la organización de milicias, etc. La propuesta hondureña parecía únicamente destinada a enredar parecía y, de paso, a cuestionar los principios militares de Nicaragua.

A pesar de esto, y por lo inesperado y sustancioso de la propuesta nicaragüense - valorada públicamente como "positiva" por Contadora - la reunión "no finalizó, sino que se suspendió", según uno de sus portavoces. El dinamismo nuevo, impreso por Nicaragua, exigía esa suspensión para reacomodar las estrategias. Ya entonces, la fecha del 6 de junio empezó a tambalearse en la guerra de imágenes, no pudo esconderse más que lo sustancial del Acta estaba aún por discutir.

En Esquipulas Nicaragua rompe el aislamiento

La reunión de presidentes centroamericanos en Esquipulas (Guatemala) se habían proyectado desde enero de 1986. Se celebró el 24-25 de mayo. Este cónclave había sido preparado con grandes expectativas por el nuevo gobierno de Guatemala como una gran ocasión para que el nuevo gobierno demócrata cristiano de Vinicio Cerezo se proyectara como promotor de la necesaria unidad de centroamericana. Expectativas también en Nicaragua, que esperaba abrir nuevos espacios en los que frenar el aislamiento al que la estrategia norteamericana intenta lanzarla permanentemente.

La reunión de San José, donde Costa Rica separó a Nicaragua, tuvo su claro contraste en Esquipulas, donde Guatemala contó con Nicaragua.

La cumbre de presidentes de Esquipulas tenía en su agenda cuatro puntos:
- Creación del Parlamento centroamericano
- Contadora y sus mecanismos
- Reestructuración del proceso de integración centroamericana
- Fortalecimiento del comercio interregional y búsqueda de soluciones al problema del deuda externa centroamericana .

La reunión presidencial tuvo un ámbito muy simbólico para la religiosidad centroamericana. Se celebró en el monasterio benedictino de Esquipulas, en cuyo santuario se venera la histórica imagen de un Cristo Negro, al que tradicionalmente acuden en peregrinación guatemaltecos, salvadoreños y hondureños y que ha dado nombre a santuarios e imágenes similares en otros lugares de Centroamérica, también en Nicaragua.

En las vísperas de la reunión, el presidente de Costa Rica continuó jugando su papel. Sugirió que no asistiría. Por fin asistió, y ya en Esquipulas planteó su firme oposición a firmar el documento final de la reunión, si éste se encabezaba refiriéndose a los cinco presidentes como "electos por sus pueblos". A su juicio, no era éste el caso del Presidente Ortega. Arias consiguió que este encabezado suprimiera.

El documento había sido preparado y aprobado semanas antes por los Vicecancilleres y Vicepresidentes de Centroamérica. Sufrió modificaciones, en cierto modo sustanciales, pues se suprimieron todas las alusiones críticas al papel de Estados Unidos en la región y sólo se reflejaron los puntos de coincidencia de forma muy genérica. El énfasis del documento en el valor del proceso de Contadora y el hecho de que no se hicieran referencias a plazos-límite para llegar a acuerdos, son aspectos positivos en el texto que finalmente se firmó.

Sin embargo, el mayor valor de esta reunión no debe juzgarse por un texto que se previa tan difícil de elaborar, sino por el hecho de que se haya celebrado. Lo más importante no es que un texto hable de la reunión de los "presidentes electos" sino el hecho del mismo de que esos presidentes se hayan reunido. Y el mayor valor de la cumbre de Esquipulas es ése:

- que los presidentes centroamericanos se reunieron,
- que se reunieron solos (durante unas 10 horas estuvieron solos los 5 presidentes, intercambio puntos de vista),
- que acordaron seguirse reuniendo.

El ideal histórico de la unidad centroamericana estaba de fondo. El anhelo de paz de los pueblos centroamericanos también pesaba en la reunión. Y en el marco de un lugar tan cargado de simbolismo como es Esquipulas, el ondear de las cinco banderas, las oraciones de los campesinos del lugar, la sentida homilía por la paz del Arzobispo de Guatemala, añadieron una alta carga de emotividad al encuentro político.

A su regreso a Nicaragua, lo contó así el Presidente de Nicaragua:
"El objetivo que soñamos los centroamericanos es llegar a una sola nación, a una sola soberanía. Dichoso el día en que podamos hablar de una sola soberanía centroamericana, de una sola soberanía. Dichoso el día en que podamos hablar de una sola soberanía centroamericana, de una sola soberanía latinoamericana y hayamos erradicado las fronteras. Es un sueño ahora, una utopía, pero estamos obligados a correr paso, que es conversar. Y en más de cuatro años de crisis no habíamos podido conversar..."

Aspectos positivos de la Cumbre de Esquipulas

Otros aspectos positivos de la cumbre de Esquipulas fueron:

- El proyecto de Parlamento Centroamericano, en el que Guatemala está muy empeñada. Aunque todo es aún incipiente, ya resulta prometedor, si este Parlamento acepta, naturalmente, los principios básicos de Contadora referidos al respecto a regímenes diversos en el área.

- La decisión de Honduras y El Salvador de acudir a la Corte Internacional de La Haya para resolver allí sus problemas limítrofes, decisión con la que se refuerza el papel de la Corte en Centroamérica, a pesar de que Estados Unidos decidió unilateralmente desconocer su jurisdicción en cualquier tema centroamericano.

Por todo esto, se ha abierto un nuevo espacio político de referencia que hace de Esquipulas si no un as decisivo sí una nueva baraja, útil para la paz en las próximas coyunturas.

Es evidente que aunque Estados Unidos consiguió algunas victorias en Esquipulas especialmente a través de las posiciones costarricenses, la reunión como tan ni le convenía ni le satisfizo. De ahí el afán de presentarla inmediatamente como "un fracaso" porque "se pusieron de manifiesto las divergencias entre los cuatro presidentes demócratas de Centroamérica y el presidente de Nicaragua".

Lo más importante dentro de la actual coyuntura fue que precisamente en este nuevo foro centroamericano el presidente nicaragüense presentó, ya en todo su detalle, la propuesta que Nicaragua había hecho en la reunión de Contadora. La concreción y el alcance de lo que presentó Daniel Ortega causaron gran sorpresa entre los cuatro presidentes. Y a partir de entonces la fecha tope del 6 junio, dejó de ser un elemento de presión.

Del arrinconamiento de Panamá, Nicaragua surgió en Esquipulas fortalecida. Pasó a la ofensiva, dándole más tiempo y más vida a Contadora. Si Nicaragua fue puesta en Panamá contra la pared, en Esquipulas fue Nicaragua quien puso a los centroamericanos contra la pared, en Esquipulas fue Nicaragua quien puso a los centroamericanos contra la pared, emplazándolos a definiciones más concretas que nunca. Evidentemente, también Contadora resultó puesta contra la pared, puesta a prueba nuevamente la real independencia que tiene frente a Estados Unidos en su gestiones negociadoras.

La propuesta de Nicaragua en temas militares

Avanzando más en la propuesta presentada en Contadora, el presidente Daniel Ortega entregó a los presidentes centroamericanos en Esquipulas - y anunció al día siguiente en Managua - el listado de los armamentos que Nicaragua caracteriza como ofensivos y que considera objeto de negociación entre todos los países centroamericanos para reducir, limitar o regular su cantidad e incluso para prescindir totalmente de ellos.

Estos armamentos son:

1.- Todo tipo de aviones militares.

2.- Todo tipo de helicópteros militares.

3.- Tanques de guerra.

4.- Morteros pesados de más de 120 mm.
5.- Cañones antiaéreos autopropulsados.

6.- Lanza-proyectiles múltiples de más de 122.

7.- Artillería de más de 160 mm.

8.- Artillería autopropulsada.

9.- Lanza- proyectiles de superficie a superficie emplazados en barcos de guerra.

10.- Barcos de guerra de más de 40 m. de eslora o de más de 100 Tm. de desplazamiento.

Nicaragua también está dispuesta a negociar en el mismo sentido sobre:

11.- Aeropuertos militares.

12.- Maniobras militares internacionales.

13.- Bases militares extranjeras.

14.- Asesores militares extranjeros

En este listado figuran todos los armamentos y estructuras militares que podrían ser empleadas en una agresión.

Hay que señalar, además, que en la actualidad no existen en Nicaragua varios de los armamentos señalados en esta lista, como tampoco se desarrollan maniobras militares internacionales ni existen bases militares extranjeras.

"Este es un listado de asuntos militares muy concretos y específicos - dijo el Presidente Ortega en Managua -, que serían una base, un punto de partida para iniciar las negociaciones sobre armamento. Es un planteamiento que busca reciprocidad en el ámbito centroamericano. Busca una respuesta que sea justa, porque no se trata del desarme de Nicaragua, de que Nicaragua va a reducir o prescindir, sino de que todos los centroamericanos nos vamos a poner de acuerdo en cuanto a este listado: qué reducimos, qué regulamos, qué limitamos, de qué prescindimos. Vamos a discutir y después a tomar acuerdos concretos".

En esa oportunidad, el Presidente de Nicaragua especificó también que Nicaragua considera que los fusiles con los que cuentan, tanto el ejército como las milicias o las cooperativas de autodefensa campesinas, son un armamento estrictamente defensivo. "A Nicaragua no le preocupa - añadió el Presidente - que ningún gobierno centroamericano tenga todos los fusiles que quiera tener". Sobre la cantidad de efectivos del ejército señaló: "Nicaragua no aspira a tener un enorme ejército. Cuando hablamos de 200, 300, 500 mil, un millón de combatientes, no estamos hablando de un ejército, sino de un pueblo armado." Y especificando más: "El campesino que trabaja en una cooperativa con su fusil, no es un miembro del ejército. No gana del ejército. El produce y con su fusil defiende esa producción. Eso no se va a discutir". (En muchas cooperativas los campesinos han demandado del gobierno armamento más sofisticado para poderse defender de los sofisticados armamentos que emplean los contrarrevolucionarios al atacarlos).

El 27 y 28 de mayo, inmediatamente después de la importante reunión de Esquipulas, se volvía reunir Contadora en Panamá. Allí el Vicecanciller de Nicaragua presentó a los negociadores este listado de armamento que Nicaragua considera ofensivo, y sobre el que está dispuesta a negociar. En esta oportunidad, Nicaragua señaló la similitud de su consejo militar con el que tiene un país como Suiza: un ejército regular limitado y una reserva masiva, entrenada y organizada, con la capacidad de enfrentar una amenaza estratégica. El Ejército suizo, tiene 1.500 hombres y en 48(3)horas puede movilizar a más de 600 mil hombres. (Población suiza: 6.5 millones). En Nicaragua, según informes del Ministro de Defensa en este mismo mes, se podría movilizar a 300 mil ciudadanos, incluyendo en esta cantidad a los milicianos. (Población nicaragüense: 3.2 millones).

Como alternativa a la propuesta nicaragüense, Guatemala y Costa Rica, apoyadas por Honduras y El Salvador, presentaron nuevamente al propuesta de valorización de los armamentos por el sistema de puntajes, pero incluyeron otros aspectos que Nicaragua está dispuesta a aceptar también como base de discusión.

Esta reunión también fue "suspendida" en la medianoche del día 28, a petición de Nicaragua, Guatemala y El Salvador, que señalaron la necesidad de hace consultas a más alto nivel.

El impacto de la propuesta de Nicaragua - proponiendo una concretísima limitación de armamentos - desactivó la presión que ejercía el ultimátum de Contadora. Y desarmó a los Estados Unidos que, descolocados en la estrategia que estaban siguiendo hasta ese momento, reconocieron que la propuesta era "importante", pero que "resolver los problemas de seguridad no es suficiente." "El problema del armamentismo en Centroamérica no es un problema de armas. Es un problema de democracia": así lo expresó en Washington, haciendo eco a las opiniones del Departamento de Estado, el presidente hondureño, José Azcona.

Desarmados y desenmascarados en el tema militar, las presiones tenían que comenzar a variar y empezaron a orientarse hacia el tema de la "democratización", repitiéndose una vez más el juego propagandístico de la Administración, que cuando hubo elecciones sacó el problema de los "Mig" y ahora que Nicaragua habla hasta de una posible moratoria de "Mig", saca el problema de las elecciones.

Estados Unidos: más amenazas y un significativo silencio

Desde que Contadora "entró en el Congreso de Estados Unidos" - como analizamos en el número anterior de Envío -, la diplomacia norteamericana se ha visto obligada a jugar con un nuevo y complejo elemento.

Cuando la guerra de imagen de Contadora estaba centrada en la alternativa de firmar - no firmar y Centroamérica se presentaba dividida entre cuatro países flexibles y uno que no cedía, era fácil para los sectores más intransigentes de la Administración diseñar sus planes en base a que Contadora iba a entrar en agonía el 6 de junio, a que Nicaragua - que había dicho que no iba a firmar - resultaría culpable y a que había quedado claro definitivamente que la opción militar contrarrevolucionaria o una escalada intervencionistas mayor eran ya los únicos caminos posibles.

A lo largo de este mes, y en la medida que estos sectores percibieron que Nicaragua podía decidirse a firmar se pusieron de manifiesto serios temores a que de Contadora surgiera por fin un Tratado. Y con los temores - que algunos analistas norteamericanos llegaron a calificar como un "virtual estado de pánico" -, surgieron a la luz las contradicciones y, con ellas, las más burdas amenazas que hasta ahora había pronunciado la Administración.

El temor a un Acta firmada - fuera cual fuera su contenido - llevó a ocho congresistas republicanos ultraderechistas a escribir a mediados de mayo al Presidente Reagan, para exigirle que les diera seguridades de que seguiría ayudando a los contrarrevolucionarios, "independientemente del resultado de Contadora". Se referían también al "desastre diplomático, comparable a los acuerdos de Yaklta de 1945" al que podía empujarlos la contradictoria diplomacia del Embajador Especial para Centroamérica Philip Habib. Este y el Secretario de Estado, Shultz, eran cuestionados duramente por estos sectores, pues ya no confiaban en los contras y esa desconfianza - según los republicanos - los estaba inclinando a la negociación y a la aceptación de "cualquier" Tratado...

Reagan contestó a los congresistas dándoles todas las seguridades que pedían. Las contradicciones se reflejaron también en dos documentos que incluían interpretaciones sobre el "después" de la firma de Contadora.

- Un documento era del Departamento de Estado- En él se señalaba que lo importante del proceso negociador no era la firma sino "los elementos esenciales para una verificación efectiva". En ese sentido, el "precio" de esa verificación ya estaba calculado: 40 millones de dólares y la actividad de 1.300 personas (220 militares por cada país centroamericano). ¿Se trataba de una mensaje sobre las dificultades financieras y prácticas de una negociación?

- El otro documento era del Departamento de Defensa. En él se hacía este planteamiento: la firma del Acta "concederá esencialmente a Nicaragua la firmará pero, "por su esencia comunista", lógicamente la violará, lo que obligaría irremediablemente a Estados Unidos a una intervención permanente en Centroamérica, en la que se emplearían inicialmente 100 mil soldados norteamericanos y que costaría, sólo en el primer año de hostilidades, 9 mil millones de dólares, destinados también a la reconstrucción de los ejércitos de Honduras y de Costa Rica y al estacionamiento permanente de tropas norteamericanas en esos dos países.

Este documento del Pentágono es un primer lugar una burda evidencia del desprecio que del derecho internacional hace la Administración Reagan desde que accedió al poder. Por otra parte, el documento habla de una posibilidad que no se puede descartar, con la que Estados Unidos cuenta y para la que trabaja desde hace años. Pero la vinculación de una eventual intervención a la firma del Acta sí resulta nueva. En ese sentido, podría ser una pieza más de la guerra sicológica dentro de la llamada guerra de baja intensidad, con un mensaje dirigido a los nicaragüenses para que no firmen ("me matan si no la firmo y si la firmo me matan") y otro mensaje dirigido a los demócratas en el Congreso para que abandonen su interés por hallar salidas negociadas: si la opción militar es irremediable, es mejor apoyar plenamente a los contrarrevolucionarios antes que embarcarse en una intervención tan masiva y tan cara.

Reforzando posibles contradicciones en las cúpulas de poder sobre cómo resolver el conflicto con Nicaragua, Philip Habib criticó el documento del Pentágono: "No estamos comprando la burra coja. No hay una redacción final del acuerdo. Permitan que veamos el resultado de las negociaciones antes de que las condenemos".

En lo que coinciden ambos documentos es en la decisión de la Administración norteamericana de constituirse en árbitro de cualquier resultado de las negociaciones. "Pretenden ser a la vez verdugos, juez y parte", según frecuente frase del canciller nicaragüense, P. Miguel D'Escoto. Esta decisión de arbitraje unilateral es la que no pone a prueba la real independencia de Contadora, que es el único mediador que en este conflicto cuenta con el reconocimiento internacional.

Los temores, contradicciones y amenazas dieron paso a un significativo silencio por parte de la Administración al hacerse pública la propuesta nicaragüense. Una propuesta de desmilitarización tan concreta y tan audaz, hecha por un país al que ellos acusan permanentemente de "militarismo", de "planes de agresión" contra sus vecinos, de ser una "base soviética" y de "intransigencia", cuestiona fundamentalmente los planes norteamericanos de propaganda. No es fácil ni ocultar ni neutralizar una propuesta de esta naturaleza. Por otra parte, ¿cómo Estados Unidos va aceptar negociaciones sobre maniobras y bases extranjeras con la infraestructura militar que ha montado en Honduras? ¿Cómo va a aceptar una desmilitarización similar a la propuesta por Nicaragua en El Salvador?

Desarmados ante la posición nicaragüense, arrinconados ahora en esta inesperada situación, recurren nuevamente al tema de la democratización, como si fuera el tema básico de Contadora, olvidando también que el tema del pluralismo político y la democracia en los países del área forma parte del 80% del Acta que desde septiembre de 1985 está ya dado por definitivamente discutido, negociado y aprobado por todos y cada uno de los países centroamericanos. los planteamientos de Estados Unidos - nuevas elecciones en Nicaragua y diálogo con los contrarrevolucionarios para compartir con ellos el poder o par entregárselo - no tienen cabida en lo que ha planteado Contadora desde 1984 sobre estos temas. Sugerirlos es una abierta injerencia. Desviar el tema de las discusiones de los planteamientos de desmilitarización a los de democratización parece difícil en estos momentos. Pero Estados Unidos va a empeñar su esfuerzo en ello.

En esta tarea, el gobierno norteamericano esta siendo ya ayudado por los gobiernos centroamericanos, con excepción del de Guatemala. Costa Rica juega el papel de líder en los reclamos de "democracia" en Nicaragua. En este mes, el nuevo presidente hondureño, José Azcona, dio también sus aportes. De visita en Washington, inmediatamente después de la reunión de Esquipulas, señaló una y otra vez en su intervenciones públicas la falta de democracia que a su juicio una y otra vez en sus intervenciones públicas la falta de democracia que a su juicio había en Nicaragua y, en base a ese "totalitarismo marxista-leninista", sugirió en su discurso en la OEA la expulsión de Nicaragua de ese organismo, en lo que algunos embajadores latinoamericanos calificaron como una "bofetada a Contadora y Esquipulas", iniciativas de convivencia en las que Honduras misma participa . (Después de este viaje, Azcona recibió de Estados Unidos más de $100 millones en créditos que el BID tenía hasta entonces congelados).

Por su parte, el presidente de El Salvador, José Napoléon Duarte, viajó este mes durante dos semanas por los países de Contadora y los del Grupo de Apoyo presentando en todos ellos el mismo discurso: el tema de la "democracia" debe ser prioritarios en las presiones diplomáticas que se ejerzan sobre Nicaragua. Insistía también en la simetría que hay entre los procesos salvadoreños y nicaragüense y en las búsqueda de soluciones a través del diálogo con los alzados en armas. Duarte tuvo poco éxito en su gira y en varios países soportó manifestaciones de repudio a su gobierno. El 1º de junio anunció una nueva ronda de diálogo con el FDR-FMLN, decisión que aunque evidentemente tiene relación con el conflicto centroamericano, parece más bien una maniobra tendiente a recuperar algo de su muy desgastada imagen al interior de El Salvador, declive que se inició con el secuestro de su hijo.

Nicaragua, pues, volvió a dar oxígeno a Contadora, se lo quitó a la Administración y se lo dio a los demócratas más abiertos del Congreso de Estados Unidos. "Nunca pareció tan ridículo el debate sobre los 100 millones como en estos momentos", expresó a Envío una analista política norteamericana al hacerse pública la propuesta de Nicaragua. (El debate había sido fijado inicialmente para el 9 de junio y ahora, naturalmente se retrasó).

Los contrarrevolucionarios: más terrorismo

La propuesta de militarización de Nicaragua no es sólo muy concreta y muy audaz. Es también reveladora. Revela qué tipo de guerra es la que se libra en el país: una guerra de defensa, que necesita, por tanto, de armamentos defensivos y que está en una fase de consolidación de victorias estratégicas.

La contrarrevolución está derrotada estratégicamente, no tiene ya ninguna posibilidad de triunfar militarmente. Esto fue lo que reconoció públicamente Edén Pastora al entregarse este mes a las autoridades costarricenses, y pedir asilo político, en un hecho que algunos analizan como una "purga" norteamericana en las filas contrarrevolucionarias. De esta derrota saben republicanos y demócratas y sabe también Contadora. La derrota estratégica de la contrarrevolución limita las alternativas norteamericanas: o cede y negocia o interviene directamente. Ante cualquiera de estas dos opciones, Nicaragua se reserva el derecho a mantener sus armas defensivas. Así lo expresó el Vicecanciller Tinoco: "Los 300 mil fusiles van a quedar intactos, por si se da el enfrentamiento entre un M-16 en manos de un soldado norteamericano contra un AK-47 en manos de un combatiente nicaragüense. Esta es la garantía de que los gringos lo van a pensar dos veces antes de intervenir en Nicaragua".

Pero la contrarrevolución no atraviesa sólo una ya probada crisis militar al interior de Nicaragua sino que sus dirigentes están en una profunda crisis política al interior de Estados Unidos, desde donde actúan.

A la imagen terrorista que la contrarrevolución se ha ganado por sus atrocidades y a la imagen fundamentalmente somocista en la que queda, después del abandono de Pastora, se han unido en los últimos meses las acusaciones probadas sobre participación en tráfico de drogas y sobre millonarias malversaciones de los fondos que les ha asignado el gobierno norteamericano, en lo que ya se conoce como "el Watergate de los contras", dadas las implicaciones que se han descubierto con altos funcionarios de la Administración. "Está quedando claramente demostrado que los hermanos del Presidente Reagan son una tropa de gangsters,"× dijo en Managua el Canciller P. D'Escoto. Estas acusaciones y otras permanentes tensiones por ambiciones personales han profundizado las divergencias entre los dirigentes "civiles" de la contrarrevolución. Para resolver la crisis, este mes se le entregó más poder de decisión a Robelo y a Cruz. Este último había amenazado con abandonar la FDN; declarando que si no se resolvían las divergencias y no se limpiaba la imagen de la FDN en lo relativo a las violaciones de los derechos humanos, no podría contarse con la victoria.

Mantener viva, unida y con credibilidad a la contrarrevolución es hoy por hoy una difícil prioridad de la Administración Reagan, que ha invertido en la FDN mucho capital político, haciendo de ella la punta de lanza de todos los restantes movimientos contrainsurgentes que sostiene en el mundo. Y dentro de esa prioridad, lo prioritarios hoy es un entrenamiento militar urgente, al menos por 6 meses, pues los contrarrevolucionarios no tienen ya capacidad para asimilar ni más ni mejores armas.

En esta guerra de desgaste contra Nicaragua, también la contrarrevolución se desgasta. Y su desgaste parece irreversible. Estos datos globales facilitados este mes por el Ministerio de Defensa nicaragüense son elocuentes:

ENERO-MAYO 1986

Combates............850 5/día
Bajas ...............2.500 16/días
Desalzado...........300 2/días
(acogidos a la amnistía)

Sólo en este mes (6-20 mayo) los contrarrevolucionarios tuvieron 302 bajas, de las que 267 fueron muertos.

Por otra parte, el número de bajas ha ido creciendo a lo largo del año. En enero fueron 480 y en abril ya eran 859. También a lo largo de este año 1.500 "correos" contrarrevolucionarios - campesinos de algunas zonas que realizan misiones de sabotaje, dan información, etc. - resultaron apresados.

Actualmente la contrarrevolución rehuye permanentemente enfrentarse con el ejército sandinista y multiplica sus tácticas de emboscadas, minas ya secuestros. (El promedio en 1986 es de 150 campesinos secuestrados por mes). Ataca también a la población civil con asesinatos el 9 de mayo 4 maestros, 1 productor y 3 comerciantes - o con ataques contra cooperativas o asentamientos. (El promedio en 1986 es de 60 asesinatos por mes).

En el mes de mayo hubo 3 ataques terroristas que conmovieron a los nicaragüenses:

- El 11 de mayo fue atacado el poblado Los Santos (Chontales). Cayeron 3 campesinos milicianos y murieron 3 civiles (entre ellos, un niño y su madre), resultando heridos 8 más (entre ellos, 6 niños).

- Unos días después, fue atacado el asentamiento Miraflores (Estelí). Murieron 8 civiles (3 niños), resultaron heridos otros 15 y hubo pérdidas en millones de córdobas por la destrucción de alimentos almacenados.

- El 31 de mayo fue atacada la cooperativa "Daniel Taller" en Tuma-La Dalia (Matagalpa). Cayeron 16 campesinos milicianos y murieron 2 civiles (entre ellos, una niña), resultaron 22 heridos (10 niños y 9 mujeres). Este ataque dejó 11 viudas y 38 huérfanos.

Para demostrar en Estados Unidos que todavía existen, los contrarrevolucionarios actúan, pero sus acciones se dirigen únicamente ya a la destrucción de infraestructura y a crímenes contra civiles. Frente a esto, resulta todavía más escandaloso y más hiriente para la conciencia cristiana, la presencia de Mons. Pablo Vega, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Nicaragüense en Washington, a donde fue invitado por la organización norteamericana Pro Democracia en Centroamérica (PRODEMCO), que apoya públicamente a los contrarrevolucionarios. El 5 de junio, Mons.Vega, hablando en Nueva York sobre el papel que toca jugar a la Iglesia en esta coyuntura, llegó a decir que los que hacen la lucha armada y la Iglesia en esta coyuntura, llegó a decir que los que hacen la lucha armada y la Iglesia tienen "cada uno su propio ring. La Iglesia tiene su función específica y no puede ir más allá o más acá. Pero la lucha armada es un derecho humano. ¿Qué remedio le queda a un pueblo que está reprimido no sólo políticamente sino militarmente?"

En el acrecentado terrorismo contrarrevolucionario merecen especial relieve las muertes y secuestros de internacionalistas europeos, tema del que hablamos ampliamente en otro artículo de este mismo úmero de Envío.

Desmilitarización y democracia

El 6 de junio no se firmó el Acta de Contadora. Pero Contadora no murió por eso el 6 de junio. El 6 de junio no fue una meta, no podía serlo. Fue un peldaño pero no cualquier peldaño sino una particularmente significativo. El estancamiento se superó una vez más, gracias a la propuesta nicaragüense, que por ser tan concreta en un tema tan sensible provocó la redacción de una nueva Acta.

A lo largo de todo el proceso de Contadora se ha repetido una y otra vez las crisis de estancamiento seguidas de nuevos repuntes de la negociación. Permanentemente, ha sido Nicaragua la que con una diplomacia creativa y también con concesiones, ha superado los estancamientos y provocado los repuntes. Hoy, con la derrota estratégica de la contrarrevolución, Nicaragua tiene un margen más amplio para hacer propuestas en temas militares.

Lo cíclico de las crisis de Contadora es ya en sí un dato revelador. y tanto repetirse los mismos actos, cada vez se hace más y más claro el argumento del drama: Nicaragua quiere mantener su modelo revolucionario y, aunque lo defiende con las armas, quiere la paz y lucha creativamente por conseguirla, mientras que los restantes países centroamericanos, por su mismo modelo dependiente, se ven obligados a querer únicamente "la paz" que para ellos decida Estados Unidos. En esta situación, la gestión de los países de Contadora y del Grupo de Apoyo, también históricamente dependientes de los Estados Unidos, se convierte en un descomunal desafío.

Como una renovada señal de su intransigencia, Estados Unidos empezó el mismo 6 de junio una nueva fase de las maniobras militares "cabañas-86", empleado en ellas a 1.500 soldados norteamericanos que, junto a 500 efectivos hondureños, desarrollan actividades armadas en la Moskitia hondureña, a sólo 17 kms. de la frontera nicaragüense.

En estos momentos de reacomodo de la estrategia norteamericana, que va a orientarse hacia la exigencia de la "democratización" de Nicaragua, hay que tener en cuenta, que el gobierno revolucionario no sólo hace una propuesta de desmilitarización que resuena internacionalmente, sino que al interior del país trata de avanzar permanentemente en un proceso de democratización del modelo de democracia participativa. Así, se están celebrando en todo el país desde el 18 de mayo - y todo lo largo del mes de junio - Cabildos Abiertos con todos los sectores del pueblo para discutir los contenidos de la nueva Constitución, que debe aprobarse a más tardar en los primeros meses de 1987, año en que según declaraciones públicas del presidente Ortega, se celebrarán democráticamente elecciones municipales.

También continúa desarrollándose un verdadero proceso de reconciliación nacional. El 4 de junio fueron indultados - y reincorporados a sus familias y a sus comunidades- 307 reos que cumplían condenas de hasta 30 años, pena máxima en el país. Entre ellos habían ex-guardias somocistas sentenciados en 1979 y otros encarcelados por delitos contrarrevolucionarios. Por otra parte, se mantiene vigente y efectiva la ley de amnistía, "amplia", como la propone el Acta de Contadora. "Los líderes contrarrevolucionarios pueden volver libremente, sin ninguna restricción, acogerse a la amnistía y unirse a un partido político. Y si alguno cree que es lo suficientemente popular, puede crear un nuevo partido": fueron recientes declaraciones del Presidente Ortega a una revista norteamericana, mientras que en Madrid el vice-presidente de Nicaragua, Sergio Ramírez, afirmaba que incluso Edén Pastora podía regresar si quería. Todos estos son gestos de reconciliación nacional.

"Nicaragua quiere un acuerdo de paz, regional, razonable y lo quiere cuanto antes. Creemos que todos aceptarán propuestas. Porque si no, tendrán que decir por qué no la acepta, " dijo el Canciller P. D'Escoto.

EL 6 de junio quedó claro que el resto de los países centroamericanos no puede decir claramente por qué no la acepta. Y no la acepta hasta que Estados Unidos no se decida a aceptar el cambio de estructuras en Nicaragua y con ello la posibilidad de cambios profundos en los otros países del área; hasta que Estados Unidos no se convenza de que la nueva soberanía nicaragüense no constituye un peligro para Estados Unidos ni tampoco para los países del área.

Ante el mundo, el argumento de este drama aparece cada vez más desnudo y claro. Es por esto que los compromisos de la solidaridad deben ser más urgentes. "Pensemos y reaccionemos ante un posible intervención de Nicaragua como si fuera Suecia la intervenida", dijo el Vicepresidente sueco Pierre Schori, llamando la atención sobre lo que también es democracia: la igualdad de derechos que merecen tener tanto los pueblos pequeños como los grandes.

En gira por Europa Occidental, en busca de solidaridad diplomática y económica eficaz para que Nicaragua pueda sobrevivir y vivir, el vicepresidente Sergio Ramírez señaló la confianza con la que Nicaragua espera que la seriedad de su propuesta sea tomada en cuenta. En más que en ninguna de las otras ocasiones, se pone de manifiesto en ella que las armas de Nicaragua no son otras que las que sirven para defender la paz y la vida.

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En este mismo numero:

Nicaragua
Una propuesta que desarma

Nicaragua
Derechos Humanos en tiempos de guerra

Nicaragua
Una guerra contra el mundo
Envío Revista mensual de análisis de Nicaragua y Centroamérica
GüeGüe: Hospedaje y Desarrollo Web