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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 58 | Abril 1986

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Nicaragua

La Iglesia de los Pobres en Nicaragua

Es ya un consenso teológico adquirido y conocido que la Iglesia de los Pobres no es otra Iglesia o una Iglesia paralela o contraria de la Iglesia Jerárquica. Se trata solamente de una nueva manera de vivir y pensar la Iglesia, un nuevo modelo de Iglesia al interior de su unidad institucional. La Iglesia de los Pobres está presente en Nicaragua.

Equipo Envío

"Malditos seamos del Dios vivo los que fuéramos capaces de asistir pasivamente al dolor de Centroamérica". (Pedro Casaldáliga, Obispo del Brasil).Pretendemos informar y compartir un análisis sobre la Iglesia de los Pobres de Nicaragua y suscitar la solidaridad de todos con esta realidad cargada de dolor, pero sobre todos con esta cargada de dolor, pero sobre todo rebosante de esperanza.

Es ya un consenso teológico adquirido y conocido de que la Iglesia de los Pobres no es otra Iglesia o una Iglesia paralela o contraria de la Iglesia Jerárquica; se trata solamente de una nueva manera de vivir y pensar la Iglesia, un nuevo modelo de Iglesia, al interior de su unidad institucional; es un movimiento de renovación eclesial al interior. El conflicto eclesial al interior. El conflicto eclesial que tuvo vivimos en toda América Latina, pero especialmente en América Central, lo vimos con espíritu de fe y "sintiendo en la Iglesia militante" , madurando siempre el conflicto en la comunión eclesial.

Contexto histórico global de la Iglesia nicaragüense

Varios analistas de la Iglesia nicaragüense coinciden en dividir la historia reciente de la Iglesia en este país en tres grandes etapas:

Primera:

del 19 de julio 1979 (triunfo de la revolución) hasta el 4 de marzo 1983 (visita del Papa Juan Pablo II a Nicaragua).

Segunda:

del 4 de marzo 1983 hasta el 7 de julio 1985 (inicio del ayuno profético del P. Miguel D'Escoto).

Tecera:

del 7 de julio 1985 hasta hoy.

Es importante interpretar, en cada etapa, el movimiento fundamental de la Iglesia y el sentido de las posibles contradicciones intraeclesiales así como de la Iglesia y sus sectores con sectores extraeclesiales de la población o del mundo, sabiendo que cada una contiene elementos mezclados de otras.

En la primera etapa

el conflicto Iglesia-gobierno no es todavía fundamental; más bien aparecen en el primer plano los conflictos internos de la misma Iglesia, pero estos conflictos intra-eclesiales todavía no configuran una contradicción fundamental entre dos modelos de Iglesia claramente definidos. La iglesia de los Pobres no tiene una fisonomía, una estructura y una estrategia bien definidas. Hay muchos acontecimientos claros y comprometedores, (como la participación de sacerdotes en el gobierno, declaraciones de las Comunidades Eclesiales de Base, etc.), pero todavía no se configura un modelo determinado de Iglesia, alternativo al modelo típico de Neo-cristiandad.

Tampoco este modelo corriente en muchas partes del mundo ha definido su forma propia de ser Iglesia en la Nicaragua revolucionaria; el Vaticano incluso no tiene una política clara y definida para la Iglesia de Nicaragua. Quizás es la directiva del CELAM la primera que en esta época proyecta un plan estratégico, pero es un plan ajeno a la realidad e influye bastante pero no triunfa en toda la línea. El CELAM desconoce tremendamente la realidad de lglesia centroamericana. En este período hay tres documentos colectivos de la Iglesia de los Pobres que son significativos: La respuesta a la, a su vez, respuesta de los Obispos al Documento Oficial del FSLN respecto del papel de la religiosidad y la fe en el proceso (octubre 1980), el "Fidelidad Cristiana en le Proceso Revolucionarios" (feb. 1981) y el que se titula "Tiempo de crisis: tiempo de discernimiento y de gracia" (junio 81).

La segunda etapa

se inicia con la visita del Papa a Nicaragua (4 de marzo 1983). El papa con sus gestos y mensajes fortalece un proyecto de Iglesia de carácter jerárquico con rasgos típicos de neo-cristiandad enfrentada a un proceso que se cree no consolidado y hostil. Dos consecuencia: por un lado, Mons. Obando y Bravo, obispo de Managua, se siente legitimado en su poder eclesiástico e inicia lo que en la realidad, prescindiendo de las intenciones, es percibido muy frecuente y universalmente como una ofensiva programática contra el gobierno y la revolución; por otro lado, la Iglesia de los Pobres queda muy golpeada y -al parecer - deslegitimada. Muchos jóvenes y militantes cristianos se alejan de la Iglesia y otros ponen su cristianismo entre paréntesis (posponiendo una definición para después). La Comunidades Eclesiales de Base se repliegan sobre sí mismas y se aíslan un poco de la masa cristiana. Estas dos consecuencias provocadas por la visita del Papa, tendrán una consecuencia muy nítida: el conflicto interno de la Iglesia, entre dos modelos de Iglesia, pasará a un segundo plano y el conflicto político entre jerarquía y gobierno se transformará en una oposición de primer orden. Esto significa una situación extremadamente estéril desde una perspectiva eclesiológica y pastoral.

Si la visita del Papa fortaleció la autoridad de Mons. Obando y golpeó a la Iglesia de los Pobres, provocando un conflicto político entre la Jerarquía y el gobierno sin ninguna fecundidad espiritual y pastoral, eso no significa que la Iglesia de los Pobres no existiera antes de la visita del Papa y que hubiera dejado de crecer después de esta visita. SI fue necesario que un Papa y que hubiera dejado de crecer después de esta visita.

Si fue necesario que un Papa viniera a Nicaragua para deslegitimar a la así llamada "Iglesia Popular" - ese "ente de razón", sin fundamento en la realidad católica del continente latinoamericano y lo mismo en Nicaragua - es ya un signo poderoso de su existencia e importancia. La actitud del pueblo en la Plaza 19 de Julio frente al Papa, que por un lado defiende la revolución (gritando "Queremos la paz" "Poder Popular") y por otro sigue adhiriéndose a esta misma iglesia católica (como lo demostraron encuestas 7posteriores, no publicadas, en las que el IHCA participó), es una actitud inexplicable si no existiera una alternativa conocida y explícita de una nueva manera de ser Iglesia al interior de la revolución. Si este modelo no existiera en la conciencia popular, aunque fuera en estado de intuición evangélica, el pueblo se habría dividido: con el Papa contra la revolución o con la revolución contra el Papa. Pero esto no sucedió: el pueblo - masivamente - siguió siendo católico y revolucionario, especialmente a nivel popular y campesino. Esta situación, tan típica del Tercer Mundo y de América Latina (y tan distinta a la realidad polaca ) hizo que el Santo Padre comprendiera poco de lo que ocurría en Nicaragua. Es triste reconocerlo, pero es así. Desgraciadamente el malentendido se ha prolongado, a nuestro juicio, pues el arzobispo elegido por el Papa para ser el único Cardenal por ahora de Centroamérica fue el mismo Mons. Obando.

La Iglesia de los Pobres en esta segunda etapa está golpeada y aparentemente - ante "el mundo"- deslegitimada, replegada sobre sí misma, incapaz de crear un expresión pública propia y un proyecto pastoral específico. Sin embargo, esta Iglesia de los pobres vive en rico proceso de fortalecimiento en la base y de maduración interna. Es una etapa muy rica, más interior que exterior, forjada en el sufrimiento y en la cruz de la marginación de parte de algunos de sus Pastores, pero muy fecunda. En ese retiro interno se van a gestar los eventos de la etapa siguiente. Un documento muy importante de esta etapa se titula: "Queremos la Paz. Reflexión desde la Nicaragua agredida" (Agosto 1983), editado por el periódico semanario de difusión popular El Tayacán.

La tercera etapa

se inicia - lo percibimos hoy - el 7 de julio 1985 con la jornada de ayuno y oración encabezada por el padre Miguel D'Escoto, con la subsiguiente "insurrección evangélica". En este período se observan dos procesos fundamentales que afectan la Iglesia nicaragüense. Por un lado, se agudiza el enfrentamiento político entre la jerarquía católica y el gobierno, pero ahora el conflicto se condensa en la figura de Mons. Obando y Bravo, Arzobispo de Managua y promovido al Cardenalato el 25 de mayo de 1985.

Por otro lado, la Iglesia de los Pobres nace de nuevo y "resucita" con una clara identidad eclesial sin vocación de división y con un proyecto histórico y pastoral definidos. Ahora el conflicto interior a la Iglesia, se transforma en un conflicto positivo, con una gran fecundidad eclesial, teológica, pastoral y espiritual. Lo más novedoso de esta tercera etapa es que la Iglesia de los Pobres renace con un proyecto autónomo a partir de su propia experiencia espiritual - del Espíritu - acumulada al interiores del proceso revolucionario y no como reacción directa al conflicto político ente el Cardenal y el gobierno.

El conflicto - digámoslo así - horizontal entre el poder cardenalicio y el poder revolucionario sigue una lógica diferente al conflicto interior a la misma Iglesia, entre dos modelos o formas distintas de ser y de pensar la Iglesia y la comunión eclesial.

En las páginas que siguen estudiaremos en profundidad esta tercera etapa (desde julio 85 hasta hoy) dedicaremos además un capítulo a la contradicción política entre el Cardenal Obando y el gobierno revolucionario , y otro capítulo, - para nosotros el principal y más rico desde una perspectiva teológica, pastoral y espiritual -, al renacimiento de la Iglesia de los Pobres de julio 1985 hasta hoy. Hubiéramos deseado escribir únicamente este último capítulo - esa era nuestra tentación pero eso hubiera significado ser infiel a la realidad histórica y no nos habría ayudado a entender el sufrimiento y la esperanza de la Iglesia de los pobres en Nicaragua, de la cual, como de la única Iglesia ala que toda eclesialidad, institucional y carismática debe tender e intentar acercarse, el propio Papa actual ha dicho que es condición de "verificación" de la verdadera Iglesia que sigue a Jesucristo (cfr. Encíclica sobre el trabajo, No. 8, 1981).

Confrontación política

entre el Cardenal Obando y el gobierno revolucionario

En el análisis político hecho público por el mismo gobierno, pero también en la interpretación de instituciones cristianas, el año 1985 estuvo marcado por dos grandes confrontaciones: una con la contrarrevolución (a como condición indispensable de su permanencia) y otra con la Iglesia institucional, representada fundamentalmente por el Cardenal Obando (percibida como agresión interna). EL comandante Tomás Borge dijo una vez (en privado y más o menos textualmente): "cuando nos atacan por la frontera 10 mil soldados del FDN ("contras") nosotros sabemos qué debemos hacer; pero cuando nos ataca un grupo de obispos, no sabemos qué hacer". La importancia y gravedad del conflicto Cardenal -gobierno sólo puede ser entendida analizando e interpretando todos los hechos acaecidos desde el nombramiento de Mons. Obando como Cardenal hasta hoy. No haremos aquí una crónica de estos hechos, sino sólo mencionaremos los fundamentales, para hacer una interpretación general en el entrecruce - legítimo - del análisis político y la reflexión teológica.

El hecho básico es el mismo nombramiento de Mons. Obando como Cardenal "de" Centro América el 25 de abril 1985. Es un hecho objetivo y ampliamente conocido en esta región y en toda América Latina, que Mons. Obando es percibido en no pocos ambientes de buena fe y no sólo entre sandinistas como la figura principal de oposición al gobierno al interior de Nicaragua: mantiene relaciones públicas muy especiales con los partidos políticos de oposición, con los sectores empresariales, con los jefes de la oposición armada y con la administración estadounidense; incluso había recibido en 1981 (enero) un galardón del Instituto sobre Religión y Democracia organismo clave del neoconservatismo religioso de los EEUU, uno de cuyos co-directores ecuménicos, el teólogo católico Michael Novak ha defendido sin ningún ambigüedad teológica el así denominado "espíritu del capitalismo democrático".

Es una opinión común en Centroamérica que el arzobispo de San Salvador, Mons. Arturo Rivera y Damas, (o en todo caso el Arzobispo Próspero Penados de Guatemala o el de Panamá, Marcos McGrath) eran candidatos de mayor altura religiosa, eclesial y teológica en la región (por su pastoral, pro su capacidad de diálogo, por ser uno de ellos sucesor de Monseñor Chávez y Mons. Romero, por ser el mismo Doctor en Derecho Canónico) para recibir el capelo cardenalicio; pero el Santo Padre eligió la figura episcopal más conflictiva, discutida y ambigua en todos los campos, de toda la región, para ser cardenal, En broma se decía en Nicaragua que Mons. Obando había llegado a ser Cardenal gracias a la Revolución . Era una broma que sólo ayudaba a digerir con humor una - por sus efectos - dramática realidad. El gobierno tomó inicialmente 0el nombramiento con la mejor postura diplomática posible - un tono nacionalista - agradeciendo que Nicaragua haya sido elegida entre todas las naciones centroamericanas para la dignidad.

Sin embargo, el diario más importante y derechista de Costa Rica: "La Nación", comentaba en su editorial principal del día 27 de mayor de 1985: "De todas las unciones cardenalicia... la que provocó sin duda más interés y mayor relevancia fue la de Mons. Obando por su conocida vinculación a las vicisitudes políticas de su pueblo y sus críticas sistemáticas al actual régimen de Nicaragua". El nombramiento era calificado como "uno de los acontecimientos no sólo religiosos sino también políticos de mayor trascendencia"... "Un acto merecido de Juan Pablo II, pero también un golpe político realmente magistral...".

Desde entonces la derecha nacional y regional hará una exaltación delirante de la figura del Cardenal, que muchos han calificado de "obandolatría", un "papismo criollo", más papista que el Papa, de clara tendencia política. ¿Por qué el Santo Padre desencadenó este proceso? Pensamos que la raíz del mal no está en Roma, sino en la práctica contrarrevolucionaria de Nicaragua. Hay una práctica perversa que ha logrado desfigurar el ministerio episcopal de Mons. Obando - presentándolo como defensor de derechos humanos conculcados en un país que todos los informes internacionales sobre los derechos humanos reconocen tener una política oficial de respeto a ellos, quebrantada sólo en casos concretos, muchas veces castigados por el gobierno y por el fuero militar y, a su vez, esto ha pervertido el sentido del nombramiento papal, más allá de las buenas intenciones. Mons. Obando, sin embargo ha tenido algunas acciones que lo hacen aparecer de hecho como responsable de que la contrarrevolución haya penetrado tan profundo y tan alto en la Iglesia.

Algo muy cercano a un verdadero "escándalo" para la fe de una mayoría de la población nicaragüense, incluso de parte de aquella que es opuesto al sandinismo pero de ninguna manera anhela el retorno revanchista del somocismo embozado tras la máscara de la "Fuerza Democrática Nicaragüense", fue la primera Misa del Cardenal en América, celebrada en Miami el 13 de junio 1985, con unas 5 mil personas en su mayoría exilados nicas y cubanos, con la presencia perfectamente visible en el video del líder máximo del FDN Adolfo Calero, y también de Edén Pastora. También fue reveladora la llegada del Cardenal a Managua donde se trató de imitar la llegada del Papa en 1983, pero ahora la politización del cardenalato llegó tan lejos que a la Misa solemne de recepción no asistió ningún representante de Guatemala y Costa Rica, ni del CELAM, ni el Nuncio y en la Eucaristía algunos obispos de Nicaragua estuvieron ausentes. En la Misa se eligió el texto de Apocalipsis 12,7 .:la lucha de Miguel (¿Obando?) contra el dragón rojo (¿el gobierno revolucionario?). La radio 15 de septiembre voz oficial del FDN lanzaba insistentemente este mensaje: "Pueblo nicaragüense, todos con nuestro cardenal...se presenta una nueva oportunidad para demostrar que no estamos vencidos por el enemigo comunista...unidos en nuestra fe somos invencibles".

El 20 de junio 85 el Cardenal inicia una gira por toda Nicaragua, con énfasis algo mayor en los tres departamentos de su arquidiócesis (Managua, Masaya y Carazo). La visita de un obispo a su diócesis es un deber pastoral, pero ahora muchas circunstancias dan a esta visita otro carácter. En primer lugar el número extraordinario de visitas: más de 70 giras en 4 meses (promedio de 4 personas). Después, el acompañamiento político que la oposición da a esta gira, con la total complacencia del Obispo. Se le llama con los siguientes títulos: Príncipe de la Iglesia, Cardenal de la paz... de la juventud...de la esperanza...de la reconciliación, Pastor de los nicaragüenses, Pionero de la Fe en América Latina, Profeta del siglo XX... A todas partes se desplaza en el "Cardenal-móvil" (pobre remedo del Papa-móvil, simbólico, embargo) y en todas las concentraciones - que nunca (excepto el día de su llegada -con alrededor de 30 mil, pasan de las cuatro mil personas- se respira un clima político de oposición al gobierno.

Para ilustrar esta exaltación delirante de la derecha política, transcribimos aquí algunos párrafos de la editorial del diario "La Prensa" del 14 de julio 85 sobre el Cardenal Obando: "Caerán mil a su diestra y diez mil a su siniestra, pero a él no lo tocarán los enemigos, porque es (el Cardenal) un escogido del Señor"... "La vida del Cardenal Obando es un espejo donde la gloria de Dios se refleja"... "no habla en nombre propio, sino que por su boca habla en nombre propio, sino que por su boca habla el Señor".

El tema central de la predicación de Obando es la reconciliación, tema positivo y bíblico, pero al cual el Cardenal le da un contenido político, coincidente con el pensamiento de Reagan. Para Reagan la "reconciliación" se realiza en el diálogo con la contrarrevolución y la condición de ese "diálogo" es que los sandinista abandonen el programa de la revolución; la "paz" llegará cuando se derrotada la revolución; mientras haya revolución habrá guerra contra Nicaragua. Era ya la propuesta del a Carta del Año Santo de la Reconciliación (14 de abril de 1984), en la cual la Conferencia Episcopal, casi por última vez hasta hoy (exceptuando el ofrecimiento de mediación de la primavera del 85) firma un documento pastoral conjunto (todos los de más han llevado sólo la firma del Obispo -Secretario de la Conferencia -sino no equívoco de la ausencia de algun(os) Obispo(s) o de su explícito desacuerdo) en que pone como condición- indispensable para la paz la reconciliación con los contrarrevolucionarios.

Urgente es recordar en Nicaragua, para discernir teológicamente el llamado a la reconciliación que hace el Cardenal, aquellas palabras: "Obra de la Justicia será la Paz y los frutos de la Justicia serán tranquilidad y seguridad para siempre" (Is. 32,17); La Justicia andará delante de él, la Paz irá siguiendo sus pasos" (Salmo 85,d14). Todos sabemos lo que tuvo que hacer Zaqueo para reconciliarse con Dios y con el pueblo: repartir a los pobres la mitad de sus bienes y devolver al cuádruplo a los que había explotado (Lc. 19). Si no se sigue esta lógica del Evangelio, la exigencia de reconciliación puede convertirse en chantaje.

La gira del Cardenal por Nicaragua se hizo peligrosa no tanto por el número de los que participan, ni tanto por el mensaje que transmite, sino especialmente porque políticos de derecha tratan de utilizar la visita del Cardenal para ir creando una organización social que pueda ser utilizada fácilmente por la contrarrevolución, que en esos meses está infructuosamente tratando de construir su frente interno. El Cardenal va ocasionando la creación por los políticos de oposición de un clima político que tiende a aglutinar los descontentos con el gobierno. Se utiliza para ello indirectamente la Comisión Arquidiocesana de Promoción Social (COPROSA). Es público que COPROSA recibe fondos de la AID y de la Fundación Konrad Adenauer institución para la ayuda al desarrollo de la Democracia Cristiana de Alemania.

La lógica política a la cual da ocasión la iglesia es clara: en la medida en que es derrotada la agresión militar externa, es necesario crear un frente militar interno y el único espacio social posible lo ofrece la Iglesia. Ha fracasado el apremio económico, se ha desprestigiado a lo interno la oposición abstencionista en las elecciones y el diario "La prensa" se ha hecho demasiado extremista. Por eso el interés tan grande que tienen los grupos burgueses, desplazados del poder, en aprovecharse de los sentimientos cívico-políticos del Cardenal y en transformarlo en bandera opositora.

Esta conexión inescapable "Iglesia frente interno" es tan notoria y grave, que el gobierno decidió intervernir. Daniel Ortega declaró en una reunión con las Iglesias en su último viaje a los EEUU que se presentaban tres alternativas: someter preso; expulsar del país, o controlar a todos los responsables directos de la creación del frente militar interno. El gobierno decide la tercera opción y para ello declaró del 15 de octubre 85 el Estado de Emergencia.

En países de dictadura militar, como Chile o Paraguay, el Estado de Emergencia es un instrumento jurídico para institucionalizar la represión del pueblo. Pero en Nicaragua, donde hay una revolución popular, es usado para defender al pueblo de la agresión externa e interna. Así lo expresó un valioso documento firmado por más de 100 sacerdotes y religiosas:" esta medida (el Estado de Emergencia), aun en el caso que estuviese objetivamente equivocada, ha sido tomada, no para reprimir al pueblo, sino para proteger sus intereses ante las amenazas que acechan la revolución" (Amanecer, Dic. 85, No. 38-39, p. 10-12). De hecho no acompañan al Estado de Emergencia ni el toque de queda ni una ley marcial.

Lo que busca el gobierno es precisamente evitar encarlaciones o expulsiones de gente de Iglesia involucrada en la contrarrevolución; sólo busca controlar con el menor costo posible, y sólo sufre los que son códigos con las manos en la masa, conspirado en contra de la revolución y usando medios ilegales y subversivos (pues existe una oposición legal y legítima, reconocida por el gobierno). El pueblo pobre ni se da cuenta del Estado de Emergencia, ya que no hay retenes en las calles ni en las carreteras, las ciudades son seguras, las comarcas campesinas, - salvo en zonas de guerra - gozan de relativa tranquilidad y la población que lo puede costear sigue, como norma general, saliendo y entrando del o al país. El gobierno ha prometido suprimir el Estado de Emergencia al día que el gobierno de EE.UU deje de agredir y amenazar a Nicaragua.

El gobierno logra en los últimos meses del año 85 controlar toda la organización económica, social, política y cultural que sirve de base a la contrarrevolución, sobre todo al decidirse a apresar a los "correos" e informantes de la misma. Evita así que dicha organización sea instrumentalizada religiosamente por la contrarrevolución interna.

Un hecho importante, que demuestra el carácter de estas organizaciones, es que casi todas no estaban registradas jurídicamente de acuerdo a la legislación vigente en Nicaragua. La lógica, pro lo tanto, del enfrentamiento Cardenal -gobierno, por todos los datos que hemos analizado, es una lógica abierta a una nítida interpretación política, aunque se siga por motivos expresamente religiosos - temor al ateísmo militante presunto del gobierno - y no tiene ningún carácter de verdadera persecusión religiosa. Es el mismo Cardenal el que se ha prestado a la politización del conflicto. Esto no quita el reconocimiento de muchas irregularidades, abusos o errores por parte del aparato de gobierno en la aplicación a la instancia religiosas de la Ley de Emergencia. Son condenables y deben ser corregidas prontamente. Pero ante todo es necesario discernir la lógica y el sentido de los procesos históricos.

En muchos países de América Latina el pueblo utiliza el espacio social de la Iglesia para defender sus derechos y su vida (especialmente en dictaduras militares). Distinto es cuando este espacio es utilizado por una minoría para destruir una revolución que defiende la vida de las mayorías. El presidente de Nicaragua se ha referido a veces a que aquí no se tolerará que el proceso sea minado como en Chile lo fue. El hecho es que a menudo los que antes oprimían al pueblo y no se ocupaban de la Iglesia, ahora que han sido desplazados por la revolución, sufren conversaciones a la más ardiente piedad e invocan la persistente pobreza del país como si se debiera, además de algunos claros errores y callejones sin salida de las políticas económicas y de bienestar social, principalmente a una "nueva clase" dominante e injusta y no al embargo, al bloqueo de préstamo de instituciones multilaterales del crédito y a la guerra de agresión.

En broma se habla en Nicaragua del "milagro de la revolución" que convirtió a somocistas y desafectos al proceso, antireligiosamente diferentes, en buenos católicos y en fervientes defensores de la Iglesia.

El carácter político del enfrentamiento Cardenal -gobierno quedó manifiesto también posteriormente por la actitud del Cardenal, en el exterior de Nicaragua. El Cardenal, se dirigió en el pasado mes de enero a los EEUU en búsqueda de solidaridad y apoyo frente a una presunta "persecución a la Iglesia". Pero, ¿con quién habla y qué es lo que pide? Visita también muchas conocidas organizaciones políticas de la derecha y estadounidense neo-conservadora y todo su discurso es utilizado directa y explícitamente para legitimar la campaña de Reagan para aprobar en el Congreso la ayuda militar de 100 millones de dólares a la contrarrevolución. El Cardenal en ningún momento denuncia la agresión contra su propio pueblo, que ya tiene 12 mil víctimas y ha sumergido a las mayorías en una cruel economía de guerra.

¿Por qué el Cardenal visita EEUU justamente cuando en ese país se hace la campaña de apoyo a la contra? ¿Por qué denuncia la expulsión de 10 sacerdotes, la clausura de la Radio Católica - después de no haberse "encadenado" en Estado de Emergencia con la red de nacional de Radio y TV- siendo así que queda en silencio frente a los asesinatos torturas y secuestros documentados internacionalmente como, hechos de la contrarrevolución en 1985. Reagan, en su discurso del 18 de marzo de este año, para legitimar la ayuda económica a la contra, citó palabras textuales del Cardenal, incluidas en su discurso entre comillas: "El prelado católico de Nicaragua, cardenal Miguel Obando y Bravo, ha hablado directamente sobre el caso Queremos declarar claramente que este gobierno es totalitario, estamos haciendo frente a un enemigo de la Iglesia. Alfonsín -Presidente argentino-, Sanguinetti - uruguayo -, el gobierno de Colombia, el vocero de la cancillería brasileña de Itamaraití y el mismo Presidente Sarney, claramente indignado, la Administración Estadounidense del Control contar las Drogas organismo del gobierno estadounidense - y el rabino principal de New York desmintieron a Reagan en la utilización de estas instancias para calumniar a Nicaragua. Sólo el Cardenal Obando guardó silencio.

Para terminar quisiéramos brevemente citar ya analizar la actuación de Mons. Pablo Antonio Vega, obispo de Juigalpa, quien ha acompañado ideológicamente al Cardenal Obando en su confrontación política con el gobierno. Este obispo, en plena campaña por los 100 millones para la contra en EEUU, acepta una invitación de la Heritage Foundation máxima organización de la extrema derecha de ese país, autora de 2º Mandato, especie de programa para el segundo período de la Presidencia de RR. En su visita a los EEUU ataca a la revolución y lanza la calumnia increíble que en Nicaragua han sido asesinados tres sacerdotes. Cuando vuelve a su país se retracta y dice que eran tres Delegados de La Palabra.

Igualmente escandalosa es la "teología" del Obispo de Juigalpa, a juicio de científicos sociales estadounidenses de LASA (Latin American Estudies Association), una auténtica "teología de la muerte". Cuando regresó a Nicaragua dijo lo siguiente: "el hombre sin alma no vale nada, y sin cuerpo vive" (Nuevo Diario 13.3.86). Ya antes había declarado: "Hay agresión ideológica, y obviamente, es peor matar el alma que matar el cuerpo" (Amanecer, Nº 36-37, p.36). En muchas ocasiones ha insistido que los contrarrevolucionarios matan el cuerpo, pero los sandinistas matan el alma, que es mucho peor. Esta es la síntesis de una triste teología de la muerte, cuya base ya condenó Fray Bartolomé de Las Casas, al denunciar la práctica de algunos conquistadores de propiciar bautismos de indios condenados a muerte: "Más vale indio vivo no cristiano que indio hecho cristiano y luego muerto". Ya Juan Ginés de Sepúlveda, en el siglo XVI justificó el genocidio de 40 millones de indígenas con los mismos argumentos: que era legítimo hacer la guerra contar los indios, incluso torturarlos si era necesario, para someterlos y salvar sus alma.

Cristianos nicaragüenses han expresado deseo que la Sagrada Congregación para Doctrina de la Fe se preocupe de estas graves desviaciones que ponen en peligro la fe, aquellos fundamentos de la fe que no reconocen la absoluta inmoralidad de la desdignificación del ser humano, imagen e hijo de Dios, encerrada en la tortura.

Este conflicto político entre el Cardenal y el Gobierno (en el cual no participa una parte importante de la Jerarquía de Nicaragua) es una verdadera cruz para la Iglesia y el pueblo de Nicaragua, pero de toda cruz brota siempre un torrente de esperanzas.

La "Insurrección evangélica" (julio 1985 - abril 1986)

A partir de julio de 1985 se inicia una tercera etapa en la historia de la Iglesia de los Pobres en Nicaragua. Veamos los hechos mayores de esta etapa y su significado para el futuro de la Iglesia.

Origen de la insurrección evangélica

Del 7 de julio al 6 de agosto 1985 se realiza la JORNADA DE AYUNO Y ORACION POR LA PAZ, EN DEFENSA DE LA VIDA Y CONTRA EL TERRORISMO DE LOS ESTADOS UNIDOS. Catalizador de la jornada es el Padre Miguel D'Escoto, también Canciller del Gobierno Revolucionario. Lugar: la Parroquia del Sagrado Corazón ubicada en el barrio Monseñor Lezcano de Managua, dirigida por los Padres Dominicos. El DEI de Costa Rica ha publicado un libro titulado Un Grito a Dios y el Mundo. El ayuno por la Paz del Canciller D'Escoto y del pueblo de Nicaragua, compuesto por el P. Teófilo Cabestrero, donde en formas sintética y lúcida narra y analiza toda la insurrección evangélica desde todos los niveles posibles. No podemos ni siquiera resumir aquí este testimonio, pero daremos los hechos fundamentales.

La jornada de ayuno no fue un acto espontáneo o irreflexivo. Es el fruto maduro de una larga transformación tanto en la Iglesia de los Pobres. como en el mismo Miguel D'Escoto. D'Escoto tiene el gran mérito de haber actuado como chispa desencadenadora del proceso, pero realmente se trata de la irrupción incontenible de una enorme fuerza espiritual acumulada hasta ese momento al interior de un sector eclesial que ve en el proceso revolucionario lo que los Obispos vieron en noviembre de 1979: "la oportunidad mejor para cumplir y realizar la opción de la Iglesia Latinoamericana por la causa de los pobres".

Los motivos para desencadenar esta insurrección evangélica fueron cuatro: (1) La actitud decidida de Reagan y del gobierno de los EEUU de destruir la revolución nicaragüense, utilizando para ello el terror, la muerte y la mentira; (2) La justificación teológica de esta agresión contra Nicaragua, expresada en términos de guerra santa entre el bien y el mal, entre Dios y Satanás, entre EE.UU y Rusia. Reagan se presenta como defensor del os valores del Evangelio y de la Iglesia en consonancia con lo que ya se insinuaba en el famoso Documento de Santa Fe y antes, en 1976, en el Plan Banzer; (3) El silencio consciente y mantenido de la Iglesia jerárquica nicaragüense frente a esta agresión y est justificación teológica y, (4) la necesidad de recurrir al potencial evangelizador de los pobres, a la fuerza espiritual de los oprimidos, a la energía insospechada de los débiles contra los poderosos.

Nicaragua estaba enfrentando al imperialismo en todos los frentes: el militar, el económico, el político el diplomático y el jurídico; ahora se trataba también de enfrentrarlo en el terreno teológico espiritual y aquí la única fuerza de Nicaragua es la fe del pueblo pobres y creyentes en trance de liberación y las armas propias de la Iglesia, que sigue a Jesucristo: la apelación a un futuro de no-violencia, y el uso actual, al lado de la defensa justa, de la oración y del ayuno solidario con el sufrimiento del pueblo.

"Ayunamos porque ya no aguantamos la guerra"

Escuchemos algunos testimonios para captar algo del sentido de esa insurrección evangélica, iniciada con el ayuno y la oración del P. Miguel D'Escoto:

- "Nuestras armas, la oración y el ayuno, son más poderosas que las armas de Reagan".

- "El hambre es signo de nuestro continente, cuatro siglos la sufrió y hoy es un arma de lucha por su liberación."

- "Padre, con estos gestos los imperios tiemblan".

- "Ustedes nos han descubierto nuestra fuerza".

- "No tenemos más armas que la defensa de nuestro Dios".

- Nos hemos unido al ayuno del Padre Miguel porque ya no aguantamos la guerra".

- "En la montaña la gente pobre sufrimos diariamente la agresión y deseamos la paz, y por eso hicimos el sacrificio de venir a orar junto al Padre Miguel".

- "Compartimos tu sufrimiento y tu ayuno porque como campesinos estamos en la misma lucha".

- "Has trascendido las formas de lucha de nuestro pueblo ante el imperio del mal".

- "Bofetada al imperialismo agresor".

- "Su oración y su sacrificio hará que Jesucristo encienda en el imperialismo una luz brillante que les haga ver la injusticia que se comete con nuestro pueblo".

- "La fuerza del ayuno es más grande que la fuerza de la guerra que nos agrede".

- " Hoy el BLI (Batallón de Lucha Irregular) se une a Ud. Por medio de esta nota, esperamos que tanto sacrificio suyo no sea en vano, que tiemblen las montañas y cambien de lugar, al rezar toda Nicaragua a la par de Ud. al Dios de la Vida".

- "A muchos parece una locura que nuestra pequeña Nicaragua se oponga y resista al imperio. Pero tanto la resistencia armada como la resistencia profética son señales claras de una grande y tremenda esperanza".

Los que vienen a visitar al Padre Miguel son principalmente gente sencilla y jóvenes, pero todos se incorporan de alguna manera a la insurrección evangélica: cristianos organizados en comunidades y cristianos no-organizados; obreros, gente pobre de las ciudades, etc. también muchos internacionalistas que vienen a Nicaragua a partir del ayuno, la oración y el testimonio. Hay un verdadero movimiento espiritual de masas. Teófilo Cabestrero, en su libro ya citado, nos resume así esta jornada:

"El Canciller había recurrido a un gesto dramático, más allá de los frentes establecidos por la lucha con que los Estados Unidos hostiga a los sandinistas, al ver que Nicaragua no está ya simplemente ante una agresión ideológica, política, económica y militar de la mayor potencia de la tierra, sino que está enfrente de una obstinada voluntad de destrucción y extirpación, con tal capacidad de mentira y de falso mesianismo, de apropiación y manipulación de la ética y la voluntad de Dios, que configura una agresión metafísica o mística del bien contra el mal. Una guerra teológica en que Reagan quiere encarnar una divina misión de árbitro del bien y destructor del mal en Nicaragua.

Un grito a Dios y al mundo

Corresponde a la Iglesia, a los cristianos, en nombre de su fe y su misión en el mundo, salir al paso de la manipulación que hace Reagan del Dios de los cristianos, de la Iglesia, de la fe y de la conciencia religiosa de los pueblos. Piensa D'Escoto que le dar una respuesta corresponde ante todo a la jerarquía de la Iglesia. Y está convencido de que la Iglesia puede detener la guerra y lograr la paz para Nicaragua y toda Centroamérica, si los obispos hablan. Pero, la jerarquía de la Iglesia guarda un silencio que estremece por sus efectos permisivos de la mentira, la guerra yu la muerte; un silencio que considera D'Escoto que hace a la Iglesia cómplice y aún más culpable que Reagan, por su misión de Iglesia de Cristo. Y se siente llamado a iniciar "un grito a Dios y al mundo" con acciones de Evangelio que desencadenen una "insurrección evangélica" creciente de los cristianos en Nicaragua, en los Estados Unidos, en América Latina y en el mundo".

El 14 de julio se reúnen en León seis mil representantes de comunidades Eclesiales de Base de toda Nicaragua, con el lema: Cristo Señor de la Vida fortalece nuestra esperanza frente a la agresión. Con esta movilización masiva se impulsa la insurrección evangélica y se multiplican en todo el país las jornadas de ayuno y oración. El 26 de julio se proclama un Día Nacional de Ayuno por la paz. Es sorprendente que este día de ayuno no solamente es seguido por los cristianos organizados, sino en muchos ámbitos populares y también oficiales del país: no se vende comida en algunos mercados, se cierran algunos restaurantes en edificios del Estado, incluso el Presidente de la República ese día guarda un ayuno estricto. El ayuno iniciado por Miguel D'Escoto, ha logrado ya impactar a todo el país a nivel masivo, más allá de la Iglesia organizada. El Mensaje que proclama el día de ayuno dice entre otras cosas: "Hoy nos privamos de alimento como un signo comunitario de que nos duele el hambre y la guerra que nos impone el demonio imperial..."

Con fecha 23 de julio llega a Nicaragua una carta del Cardenal de Sao Paulo (Brasil) Dom Paulo Evaristo Arns, franciscano, al Padre Miguel D'Escoto. En un párrafo se dice:"

"El ayuno de Ud. en las circunstancias actuales, alerta la conciencia ética mundial sobre la grave situación vivida por el pueblo de su país. Su gesto profético denuncia los intentos de matar las semilla de la nueva vida plantada por la Revolución Sandinista".

Este gesto profético del Cardenal Arns dio a la insurrección evangélica una dimensión eclesial latinoamericana, cuya importancia histórica quedará grabada para siempre en nuestra conciencia.

El 28 de julio llega a Nicaragua Dom Pedro Casaldáliga, obispo de Sao Felix do Araguaia (Brasil). Se quedará hasta el 22 de septiembre. "No vengo sólo - declara - sino que represento a 23 obispos del Brasil y a 200 organizaciones de Derechos Humanos, sindicales y cristianas del Brasil". Ciertamente Dom Pedro representaba muchos más, todo el clamor del pueblo pobre y cristiano de América Latina que busca la vida. Dom Pedro visita 7 de las 8 regiones del país; recorre casi todos los rincones de Nicaragua consolando, predicando, dando testimonios de su esperanza y de su fe en la Iglesia. Nicaragua tiene 130 mil km², lo que hace que la visita del obispo esté a la medida de sus fuerzas. Muchos criticaron la visita como una intervención de otra Iglesia local en los asuntos internos de la Iglesia de Nicaragua. Dom Pedro, sin embargo, calificó su visita como "un servicio eclesial de corresponsabilidad apostólica".

Creemos que no estaba rompiendo la unidad de la Iglesia, sino solamente una estructura de neo-cristiandad, un poder al interior de la Iglesia que la sofoca y la paraliza porque en el fondo en él temor al presunto - posible - ateismo militante totalitario lo convierte en un "Dios del Mal" cuya fuerza se imagina más poderosa que la fuerza del Dios de Jesucristo y de la fe de un pueblo: terrible maniqueísmo redivivo. Dom Pedro buscó por todos los medios la comunión con los obispos de las Iglesias locales de Nicaragua y esa comunión le fue negada. Pero el pueblo se abrió enteramente a su visita y lo recibió como a un profeta y aun pastor universal - cuya preocupación, en frase de San Pablo, era "la preocupación por todas las iglesias", base de al corresponsabilidad pastoral de los Obispos desenterrada en el Concilio Vaticano II en la jornada de ayuno y oración y en la insurrección evangélica, le dio una fuerza nueva, una dimensión eclesial y un carácter latinoamericano a esta Iglesia que nace en Nicaragua por la fuerza del Espíritu de Dios en la historia que despierta inconteniblemente grabada en la historia de la Iglesia de América Latina, como un hecho tan importante como el grito en La Habana de denuncia de la injusta conquista, pronunciado por el fraile dominico Montesinos en el siglo XVI.

También en el contexto de la insurrección evangélica visitaron Nicaragua, durante la Semana Internacional por la Paz de l8 al 15 de septiembre, los teólogos brasileños Leonardo Boff, Clodovis Boff y Frei Betto. Igualmente el testigo y Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. Estas visitas - al igual de la del Obispo Casaldáliga - venían a reforzar el carácter evangélico y eclesial de la insurrección evangélica. Boff -a quien se le acaba de levantar el mandato que lo silenciaba - dijo en un sermón durante la Eucaristía - compatible entonces con su silencio - estas proféticas palabras:

"Hemos aprendido en Nicaragua que no sólo es posible una nueva sociedad sino que también es posible dentro de ella, un nuevo estilo de Iglesia. Y tenemos mucho que aprender de la Iglesia de Nicaragua.

Los nicaragüenses nos han dado el testimonio de una fe que se mantiene a pesar del escándalo de sectores importantes y oficiales de la iglesia. Una fe que vive en la contradicción. Creer en la iglesia significa creer a pesar de tantos cristianos de esta iglesia. Ustedes han vivido con el escándalo público, desde la misma cabeza, y no han abandonado la iglesia. Quisieron botarlos diciendo que era una iglesia popular. Y respondieron: no, nosotros somos herederos de la gran iglesia de los Apóstoles, estamos en comunión con esa iglesia, a pesar de la contradicción.

La Iglesia de los Pobres de Nicaragua ya no era la misma después de recibir toda esta solidaridad cristiana, profética, apostólica y latinoamericana.

Renacimiento de la Iglesia de los Pobres en Nicaragua

A partir de la jornada de ayuno y oración y de la insurrección evangélica, la Iglesia de los Pobres en Nicaragua cambia radicalmente su manera de actuar. Nace realmente una nueva metodología eclesial y pastoral; más aún, surge nítidamente un nuevo proyecto -legítimo en el pluralismo tolerante de la diversidad de carismas- para todos un sector de la iglesia. Los elementos que emergen de esta nueva historia serían los siguientes: 1) La Iglesia de los obres parte con un proyecto propio, que nace de su propia dinámica e identidad. Antes, sólo se reaccionaba frente a los hechos que ponía la Iglesia de la Neo-cristiandad o el mismo gobierno. Era una Iglesia que siempre estaba respondiendo a cuestiones que otros planteaban, pero desde 1972 -Jornadas Frustradas, de Pastoral de conjunto en las huellas de Medellín- no habrá sido capaz desde sí misma de levantar cuestiones propias que los otros debían contestar. La iglesia de los Pobres emerge ahora con capacidad de tomar la iniciativa a partir de su propia experiencia espiritual al interior del proceso histórico que vive Nicaragua.

2) La Iglesia de los Pobres reencuentra más nítidamente acciones y signos propiamente cristianos, que corresponden a la identidad más evangélica y a la religiosidad más tradicional de la Iglesia en A.L. Se hacen jornadas de ayuno y oración, Eucaristía, vigilias, procesiones, visitas, cartas a las Iglesias, etc. Todo el lenguaje y la simbología ahora tiene identidad espiritual, teológica y eclesial; la dimensión y fuerza políticas -inevitables- de sus acciones y signos no desaparecen, incluso aumenta, pero ahora la Iglesia actúa y habla con una identidad eclesial y religiosa propia, que la distingue de otras organizaciones sociales o políticas actuantes en el proceso revolucionario. Incluso despierta así las suspicacias de algunos marxistas de manual, ortodoxos de simplistas "castecismos" ideológicos. Hoy la Iglesia de los Pobres es Iglesia en Nicaragua y siendo Iglesia es también liberadora.

3) La iglesia de los pobres se inserta con su acción y su palabra en la vida del pueblo, tanto a nivel humano como religioso. El ayuno realmente responde a una situación objetiva vivida por el pueblo: el hombre. Aunque subjetivamamente no resulta de fácil comprensión precisamente para un pueblo en necesidad material creciente por la guerra y el embargo. Igualmente, las actitudes de vigilia, oración, resistencia, denuncia, solidaridad, etc. responden a experiencias muy vitales del pueblo de su propia religiosidad. La Iglesia en esta ocasión realmente asumió el sentir popular y la religión popular, si bien aún los asumirá mas plenamente en el VIACRUCIS de febrero de 1986. Por eso, el mundo exterior entendió lo que la iglesia de los pobres estaba haciendo y proclamando en Nicaragua y su mensaje, a la vez que llegó el corazón del pueblo cristiano, tanto organizado como no organizado se escuchó multitudinariamente en México y Brasil, en Cataluña y en Holanda, por ejemplo y sobre todo. La cercanía de Dios siempre el pueblo la ha vivido en el sufrimiento y en la lucha por la vida y la justicia, ahora también la Iglesia se hundía, por el ayuno, en ese sufrimiento del pueblo en búsqueda de Dios.

4) La Iglesia de los pobres fue capaz de mantener una campaña prolongada, donde muchos hechos se integraban con un mismo sentido y un mismo mensaje. La insurrección evangélica fue una gran misión de evangelización de masas, mantenida durante varios meses, logrando impactar la conciencia nacional. Antes, la Iglesia se perdía en un activismo desarticulado y cansador y el pueblo no lograba captar el camino o proyectos de la Iglesia.

(5) La Iglesia de los Pobres no polariza toda su acción directamente con la jerarquía: no actúa en oposición directa a la jerarquía. Ciertamente el silencio de la jerarquía frente a la agresión exterior del imperialismo es un elemento importante que motiva la insurrección evangélica, pero la insurreción no es contra la jerarquía, sino contra la agresión militar y seudoteológica del imperialismo. antes, la iglesia de los pobres vivía muy centrada en el conflicto intra-eclesial, desgastándose en la confrontación continua con ciertos obispos. Ahora la iglesia gastado las sus energías en crecer ahí donde está su fuerza principal: el pueblo pobre y creyente de Nicaragua y las comunidades eclesiales de base. El conflicto intra-eclesial continua, incluso aumenta, pero no es ese conflicto el que define a la iglesia que nace del pueblo por la fuerza del Espíritu de Dios. La visita de Dom Pedro Casaldáliga ayudó mucho para centrar la Iglesia y para vivir el conflicto eclesial con espíritu de fe y comunión.

Ya es conocimiento de todos, a nivel masivo, que existe un conflicto en la Iglesia de Nicaragua, pero menos gente hace hoy de ese conflicto el centro de su fe o de su acción, tanto eclesial como política. Se busca más ahora vivir el conflicto en la comunión de la Iglesia, o en el respeto por ese sector de la Iglesia que desea llegar a ser de los pobres, sabiendo que el conflicto se supera no por la confrontación, sino por el crecimiento de la iglesia en el pueblo pobre y creyente.

(6) La Iglesia de los Pobres de Nicaragua descubrió la fuerza espiritual de la solidaridad eclesial latinoamericana, vivió de ella y la integró en su propia identidad. La dimensión apostólica de la Iglesia, su horizonte ecuménico y latinoamericano, quedaron históricamente inscritos en la esencia misma de la iglesia de los Pobres. Este nuevo modelo de iglesia que emerge al interior de la iglesia latinoamericana y en comunión de ella, será realmente iglesia si es ecuménico -católico=universal y no excluyente- y latinoamericano. La solidaridad internacional entró en definitivamente en la conciencia eclesial nicaragüense y se transformó en un elemento esencial de su identidad. El aporte aquí de la iglesia que vive en Brasil fue importante y decisivo. Esta solidaridad profundamente eclesial entre la iglesia de Nicaragua y la iglesia de Brasil es muy significativa para el futuro de la iglesia latinoamericana.

(7) La Iglesia de los Pobres en Nicaragua descubrió ahora nuevos métodos e comunicación con el pueblo, especialmente el uso de la palabra hablada. Antes se usaba demasiado el discurso o mensaje escrito, más conceptual y racional. En ese contexto el uso de la radio fue decisivo para llegar al pueblo en su totalidad; muy pocos leen los diarios y no todos ven la TV, pero la radio está en el aire en todo Nicaragua. La iglesia entró en ese espacio con una palabra hablada poderosa y valiente, superando la tradición puramente escrita tan típica de una cultura intelectualizada de minorías. Pasamos de la tradición escrita dominante a una tradición oral popular.

(8) Por último, la iglesia de los Pobres logró a través de una campaña mantenida y de profunda significación popular, iniciar con dificultades un proceso de superación de sus limitaciones orgánicas; se está intentando lograr, por la fuerza de la acción y de la presencia del pueblo laico de Dios, coordinar mejor todas sus energías y recursos, hay esfuerzos serios por superar caciquismo individualistas, egoísmos institucionales, celos personalistas, propios del pasado y de una herencia excesivamente eclesiástica que el pueblo de Nicaragua quiere ventilar con aires más espirituales. La insurrección evangélica permitió al pueblo exponer su exigencia de unidad a la Iglesia a partir de su unidad de fe y de esperanza. Una sóla fe o una sola esperanza tenía el pueblo y eso generó mayor comunión en la Iglesia de los pobres. La comunión creció también del hecho de tener ahora una identidad y un proyecto histórico como Iglesia de los Pobres.

Viacrucis por la paz y la vida frente al imperio

Del 14 al 28 de febrero 1986 se organiza este Viacrucis como una segunda "misión" popular evangelizadora de la Iglesia e los Pobres en Nicaragua, para profundizar y ampliar la insurrección evangélica. El recorrido va desde Jalapa (en el triángulo fronterizo que incursiona hacia la frontera con Honduras) hasta Managua. Total: 326 kilómetros. Se celebran 15 estaciones, coincidiendo con los pueblos y ciudades, lo que significa una estación por días y unos 25 a 30 kilómetros diarios de caminata. Es un esfuerzo físico y espiritual extraordinario. Miguel D'Escoto cataliza otra vez la campaña y lo acompañan en forma permanente unas 80 personas, entre ellos 10 incapacitados de guerra que marchan en sillas de ruedas. Entre 500 y 2000 personas acompañan la marcha por trechos. Total de participación, incluyendo todas las celebraciones de las 15 estaciones: más de 100 mil personas. Es otra vez un acto masivo que impacta la conciencia de todo el país. Estelí, cumbre del recorrido, ciudad tres veces insurrecta de 1978 y 1979, recibió al VIA-CRUCIS con 20,000 personas y lo despidió en la Catedral con un abrazo entre el Obispo, Mos. López Ardón y el P. Miguel D'Escoto y con la bendición del prelado a los caminantes.

El Víacrucis termina en un acto religioso en la Plaza de la Revolución; en las gradas de la catedral concelebran 72 sacerdotes (entre un tercio y un cuarto todos los sacerdotes de Nicaragua) y participan unas 15 mil personas. Se suceden los testimonios, todos impresionantes. Habla un anciano de 80 años, que ha acompañado todo el Viacrucis, que fue combatiente en el ejército de Sandino, que es Delegado de la Palabra, que tiene 4 hijos muertos como héroes y varios nietos en el Servicio Militar. Se encienden los ocotes (antorchas de pino), se lanzan cohetes y fuegos artificiales, todo una fiesta popular-religiosa. Luego viene el sermón de Miguel D'Escoto.

Es un momento impresionante, solemne. Miguel lleva las marcas de una caminata de 326 km. recorrida en 15 días sin descanso. Han llegado noticias frescas de la participación, indirecta o incluso activa del Cardenal Obando y Bravo y del Obispo Pablo Vega respectivamente, en la motivación religiosa de la campaña de Reagan para financiar con 100 millones a la contrarrevolución. Miguel profundamente emocionado por el ambiente religioso del acto, purificado por una marcha tan larga, dolorido en su corazón por la tragedia dramática de la agresión del imperialismo y de la contra, deshecho espiritualmente por la actitud de los señores obispos Obando y Vega, pronuncia una homilía profética que sorprende a todos. Sus palabras llegan a todo el país, pues son transmitidas por cadena de 17 radios; la televisión, en cambio, no se hizo presente.

Miguel está completamente transfigurado y poseído de un denunciante ventarrón profético, inusitado en él. Se dirige en términos personales y directos al Cardenal Obando: le dice que tiene las manos manchadas de sangre, que ha traicionado al pueblo por aprobar la ayuda a la contrarrevolución, le conmina a no decir Misa en esa situación lo llama al arrepentimiento. Le pide que no se vaya a Roma a otro país en esas circunstancias, que todavía tiene tiempo para arrepentirse, que si lo está escuchando en ese momento no corte la radio ni desconecte el televisor -creía Miguel D'Escoto que se le estaba transmitiendo por tal medio en vivo-, que lo escuche porque lo está llamando al arrepentimiento... Todos escuchan atónitos el discurso, con un poco de sorpresa. Tienen la sensación de revivir el discurso de Pedro el día de Pentecostés, donde no se sabía si los apóstoles estaban poseídos por el Espíritu o simplemente borrachos.

El gobierno estaba sorprendido y sobrepasado por los hechos; su política -al fin y al cabo- ha tenido al diálogo. Las Comunidades Eclesiales de Base sintieron que el sermón fue profético y auténtico y dieron su apoyo a Miguel, no sin acompañarlo también con admoniciones fraternas. Bastantes sacerdotes presentes en la misa se sumaron a la posición de Las Comunidades Elcesiales de Base.

La Iglesia de los Pobres se decide seguir adelante profundizando y enriqueciendo al nivel de la acción la metodología que se había adoptado en la insurrección evangélica. Es así como se deciden nueva acciones, con participación masiva del pueblo. Se organizan vigilias, oraciones, ayunos para pedir por la paz y la vida en Nicaragua. Los discapacitados de guerra y las madres de héroes y mártires retoman el reto lanzado por Miguel D'Escoto al Cardenal. Ellos, como principales víctimas de la agresión contra el pueblo, se dirigen a su Pastor con cartas, y llamando a la puerta de su casa de habitación, pidiendo que el Cardenal cambie de opinión -en su visión- se convierta. Las palabras de Miguel han despertado el potencial evangelizador del pueblo.

¿Por qué nace una Iglesia de los Pobres en Nicaragua?

El fortalecimiento de la Iglesia de los Pobres en Nicaragua es un hecho fundamental para entender dónde está la Iglesia en Nicaragua, cuál es su identidad específica y por qué nace con tanta fuerza al interior de ese proceso revolucionario. La Iglesia de los pobres no es una idea impuesta desde arriba o desde fuera, sino que nace de la misma lógica de fe vivida al interior de una revolución. Es la expresión eclesial en una vivencia espiritual -medida por análisis de la realidad y opciones- al interior de la historia de un pueblo. La iglesia de los pobres más que nunca ahora logró manifestar su carácter esencialmente nicaragüense, sin dejar de ser iglesia católica universal.

Veamos rápidamente el carácter de la revolución popular sandinista y cómo en esa revolución nace una nueva experiencia espiritual y eclesial; con esta reflexión no negamos la casualidad propia que genera en la iglesia el don del espíritu: la respuesta de fe del pueblo a la acción del espíritu Santo en la historia, simplemente tratamos de comprender la génesis concreta de una Iglesia local en una circunstancia igualmente concreta.

1)La crisis actual del sistema tiene como eje la contradicción NORTE-SUR, es decir, el enfrentamiento de los pueblos pobres y los pobres de los pueblos con los centros de poder ubicados especialmente en los países del Norte. No se trata fundamentalmente de una confrontación de potencias, de grandes bloques, que configurarían una contradicción ESTE-OESTE, sino de una confrontación de mayorías populares contra centros de poder; mayorías populares que luchan por la vida contra los centros económicos, políticos, financieros, militares e ideológicos de la muerte. Es la irrupción de los pobres lo que marca la confrontación Norte-Sur, vida-muerte. Por eso nace una Iglesia de los Pobres, como expresión orgánica eclesial de la fe y de la vivencia espiritual de los pobres del mundo.

No se trata de una Iglesia de los Pobres que luchan por la vida y que creen en el Dios de la vida de los pobres mientras se adhieren a lo que ven como cauce histórico de su esperanza de dignificación y de forja de la historia. Debemos considerar la Iglesia desde los pobres que son la mayoría del Tercer Mundo y no desde una pretendida expansión ideológica de los países del Este que buscaría manipular a la Iglesia. Es una Iglesia que -según analizó el número especial de ENVIO de enero-Febrero- renace a la par que surge en la historia de C.A. un nuevo sujeto histórico revolucionario.

La Iglesia de los Pobres aspira con humildad -propia de la inspiración del Siervo de Yahvé realizada en Jesús de Nazaret el Cristo- a ser la fuerza espiritual del Tercer Mundo en su lucha por la vida y contra la muerte; no quiere ser la fuerza espiritual de occidente en su lucha contra el comunismo, porque quiere vivir de libertad en proceso y no de temor. En otras palabras, es la contradicción NORTE-SUR la que define el contexto histórico de la Iglesia de los Pobres y no la contradicción ESTE-OESTE. La lógica espiritual de la iglesia de los pobres es la lógica de las mayorías que quieren vida y vida digna para todos mientras perciben esa vida como parte de la dicha prometida en las Bienaventuranzas y parte del Reino que heredarán quienes practiquen en la historia las obras de la hermandad (cfr. Mt.25,31-45). No es la lógica de ninguna ideología infiltrada en la Iglesia. La lógica de la vida de los pobres es coetánea con la lógica de la revolución sandinista; esta es una revolución que ha hecho no una opción ideológica, sino una opción preferencial por los pobres, aunque a veces no la cumpla por la fragilidad de todo proyecto humano. En ese contexto nace la Iglesia de los Pobres en Nicaragua y la insurrección evangélica mostró esa inserción histórica fundamental.

2)Las crisis anteriores del sistema habían mostrado una dimensión puramente económica, política y militar; la actual crisis muestra también una dimensión ética, espiritual y religiosa. Lo que está en juego ahora es la vida misma del planeta y el futuro de la humanidad. Hay una crisis del sentido de la vida y del futuro histórico de la humanidad. El sistema, con todo su desarrollo tecnológico y militar, con sus consecuencias consumistas, materialistas, destructoras de la vida, está imponiendo cada día más un modelo de desarrollo totalmente irracional. Por eso la conciencia de los pobres del Tercer Mundo ahora, pero también de los pobres del Primer Mundo en forma ya incipiente, plantea una respuesta no sólo a nivel económico o político, sino también a un nivel ético y espiritual.

No se trata de un agregado espiritualista -como se da en la falsa respuesta espiritual de la vida misma, del propio modelo de desarrollo, del propio desarrollo tecnológico y financiero. En la muerte de las mayorías se revela por lo tanto no sólo un problema económico o técnico, sino un dramático problema ético y espiritual. Por eso la respuesta hoy día de las revoluciones del Tercer Mundo tiene cada vez más ese sentido espiritual. En la revolución centroamericana también se aspira a dar esa dimensión espiritual que es una mayor profundidad específica presente en todos los procesos económicos y políticos.

La Iglesia de los Pobres también es coetánea -no por casualidad- con esa dimensión espiritual de los actuales procesos revolucionarios. No podemos entender la revolución popular en Nicaragua con un parámetro puramente económico o político, también debemos introducir criterios de análisis que responden a una lógica espiritual y teológica. Por eso tal vez sería difícil entender la revolución en Nicaragua si no hubiera existido una Iglesia de los Pobres que se comprometió ya en la insurrección del año 1979. Sin la renovación del fermento espiritual de una insurrección evangélica, aquella primera insurrección -que tuvo tal fermento- quedaría frustrada. Ahora se llega a una plenitud que es sólo el comienzo para entender la liberación de los pueblos de una manera esencialmente diferente.

Es en este contexto histórico que entendemos en toda su profundidad la importancia del nuevo nacimiento de la Iglesia de los Pobres en Nicaragua y su proyección e importancia para toda América Latina. Pero también es este contexto histórico el que nos hace comprender la furia de la bestia y del falso profeta imperial, que no descansará hasta destruir en su misma alma y espíritu la insurrección de los pobres y de los pueblos del Tercer Mundo. La Iglesia de los insurrectos contra el imperio ha encontrado ahora su espacio histórico y su identidad espiritual y mística al interior de la lucha de liberación de los pobres.

La revolución que triunfó contra Somoza, que triunfó en la alfabetización, que no está siendo derrotada en la batalla ardua y cuesta arriba de producción y de la distribución más justa, en la salud y en la defensa, también empezó a triunfar en la fe y religión del pueblo. Hoy día en Nicaragua no solamente se produce más justamente y se tiene mayor seguridad, salud y educación, sino que también la insurrección evangélica permite a un sector de la única Iglesia rezar y celebrar mejor con toda la plenitud y alegría que es posible, la presencia del Dios de los Pobres en nuestra historia de liberación. la hora de la revolución de los pobres es también ahora el tiempo de gracia (kairos) del Espíritu en la historia de Centroamérica.

Nota final

La redacción de ENVIO, dada la inspiración cristiana del IHCA, responsable de la publicación de esta revista, no puede menor de leer con respeto y atención los ducumentos emanados de la Conferencia Episcopal Católica en Nicaragua (CEN). En otro momento de este artículo nos hemos referido a la última -reciente (6-4-86)- Carta Pastoral de la CEN. Para ser justos, debemos ahora referirnos al hecho de que, por vez primera, la CEN afirma que es condenable toda forma de ayuda, cualquiera sea su fuente, que conduzca a la destrucción, al dolor y la muerte de nuestras familias, o al odio y la división entre los nicaragüenses... Optar por el aniquilamiento del enemigo como único camino posible hacia la paz, es optar inevitablemente por la guerra (cfr. La Eucaristía, fuente de unidad y reconciliación, III 2, pág.6 en la publicación fotocopiada).

Hemos subrayado aquellas dos afirmaciones o matizaciones del párrafo citado textualmente, que contienen no solo la condena de lo que algunos Obispos han llamado reiteradamente la agresión ideológica -a juicio de ellos más peligrosa y mortal que la agresión militar- atribuida por ellos a la presuntamente influyen presencia cubana y por intermedio de ésta y aun directamente- soviética en Nicaragua, sino además -aquí está lo nuevo- la condena de la ayuda militar del gobierno de Ronald Reagan a la contrarrevolución.

Este párrafo enfatiza también no solo la condenable de lo que algunos Obispos han considerado repetidas veces como política sandinista intransigente respecto de la negociación de los contrarrevolucionarios sino además aquella política real de búsqueda de derrocamiento del gobierno actual de Nicaragua, que, a juicio de muchos observadores internacionales e incluso del Speaker de la Cámara de Representantes estadounidense, Thomás Tip O'Neill, se esconde -como solución militar y no política para la cuestión nicaragüense- bajo la llamada política reaganiana de negociar con acompañamiento del garrote de la presión militar.

Los medios de comunicación de Honduras, por ejemplo, que imprimieron con grandes titulares este hecho, hasta ahora insólito en un comunicado o Carta Pastoral de la CEN, se comunicaron con ENVIO para pedirnos verificación de la autenticidad del párrafo citado más arriba. Ello indica el grado de sorpresa que ha producido este pequeño y corto párrafo del documento reciente de la CEN. Hasta ahora sólo otra Conferencia Episcopal, precisamente la de los EU había expresado tal condena. ENVIO no puede dejar de constatar este paso histórico de la CEN, habiendo además tratado de dar a conocer en páginas anteriores de este artículo algunos aspectos de su contexto.

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