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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 380 | Noviembre 2013

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Centroamérica

La minería: rostro del capitalismo salvaje

Del 17 al 19 de septiembre de 2013 se celebró en San Salvador el seminario anual de la Comisión Provincial del Apostolado Social (CPAS) de los jesuitas de Centroamérica y Panamá, dedicado este año a la minería. Después de haber escuchado ponencias nacionales, regionales y globales y de haber compartido experiencias nacionales, destaca una conclusión: la estrategia minera en Centroamérica desvela la importancia de la lucha por la democracia.

Juan Hernández Pico, SJ

El seminario nos enseñó que sin una democracia real, con independencia de poderes y en camino hacia la liberación
de la corrupción -sobornos, chantajes, compra de conciencias- la lucha por mantener a nuestra región protegida de la devastación que produce la minería será una lucha muy dura y cruel entre poblaciones dispuestas a la resistencia y multinacionales que compran a funcionarios públicos.

LA PUYA, GUATEMALA

Uno de los momentos más impresionantes del seminario fue la intervención testimonial de Yolanda Oquelí, lideresa de la resistencia contra la mina de oro El Tambor, en La Puya, municipio de San José el Golfo, en el departamento metropolitano de Guatemala. El 13 de junio de 2012 Yolanda fue atacada y baleada por sicarios mientras conducía su carro. Su casa fue también tiroteada. Una bala le ha quedado incrustada en el cuerpo. “Este dolor -nos dijo-, me da más coraje y me motiva a seguir en la lucha”. Otro resistente, Fidel Ajau Suret, fue asesinado por sicarios. Yolanda nos mostró un video de las tensas horas en que fuerzas del batallón antimotines de la Policía guatemalteca intentaron bloquear la entrada a la mina. Decenas de mujeres de los municipios vecinos de San José el Golfo y San Pedro Ayampuc se acostaron en la carretera levantando cuadros de la Virgen, crucifijos y rosarios, mientras Yolanda intentaba dialogar con el jefe de los antimotines y con quien aparentaba ser una abogada del Ministerio del Interior, portadora de la orden de apertura de la mina, a la cual desenmascaró finalmente como una empleada de la compañía minera. La esforzada resistencia pacífica de los vecinos impidió que la mina fuese abierta. “En la comunidad hemos tratado de no caer en la provocación, de hacer una resistencia diferente. Lo único que hemos hecho es hacer barricadas humanas”, nos dijo Yolanda.

En La Puya, la compañía minera estadounidense, la Kappes Cassidy & Associates, compró los derechos de explotación a la canadiense Radius Gold Inc., que los vendió justificando a sus accionistas la venta por ser “una inversión problemática”. Ni el Estado ni las compañías hicieron la consulta debida a la población, que teme los efectos que la mina tenga sobre el agua, ya muy escasa. El Presidente Otto Pérez Molina decretó una moratoria de dos años a la minería, pero la licencia de explotación de El Tambor es anterior a la moratoria. La resistencia de estas comunidades ha sido apoyada con firmeza por la Confederación de Religiosos y Religiosas de Guatemala (CONFREGUA), que convoca periódicamente a la solidaridad con quienes resisten. Y, como siempre en estos casos, el dinero de la compañía minera ha logrado dividir a las comunidades.

METALES, PRECIOS, PAÍSES

Aunque centroamericanos los testimonios que escuchamos esos días, el alcance actual de la minería es global. En 2013, los Cuadernos “Alternatives Sud”, del Centro Tricontinental de Lovaina, fundado por François Houtart, nos dan significativos datos del auge de estos negocios.

La producción mundial de acero bruto ha aumentado en casi un 7% entre 2000 y 2007, mientras que los gastos de explotación para fines comerciales a escala mundial se han más que quintuplicado. El presupuesto mundial estimado para la exploración de metales no ferrosos ha aumentado un 45% entre 2009 y 2010 y un 50% entre 2010 y 2011. Y la tendencia a un alza de los precios de los minerales continuará a pesar de la crisis financiera global. Según el PNUMA, si la demanda mundial aumentara al mismo ritmo que hoy lo hace, la extracción anual de recursos naturales se habría triplicado entre 2000 y 2050. El aumento espectacular de la demanda mundial de recursos naturales (en 30 años ha aumentado un 50%), se explica por el ascenso de India, Brasil y sobre todo, China. Entre 2000 y 2007 China ha más que duplicado la demanda mundial de aluminio, cobre y zinc, triplicado la de plomo y cuadruplicado la de níquel. Ha triplicado la de hierro y representa el 32% de la demanda mundial total de acero bruto.

La economía de la Unión Europea tiene una gran dependencia de los minerales: desde 48% del cobre hasta 100% del cobalto, el platino y el titanio. La importación de materias primas constituye casi un tercio de todas las importaciones de la UE. En el otro extremo, África, al igual que no produce en su enorme territorio los granos básicos que necesita, tampoco consume los minerales que produce, por la debilidad de sus Estados, por la falta de control del mercado y por su débil industrialización. África produce 16 veces más oro que el que consume, 12 veces más estaño; 8 veces más hierro y 7 veces más cobre. Guardadas las proporciones, es parecida la situación de América Latina, que no consume más que 13% de los metales que produce. Igual sucede en algunos países del sur de Asia, como Indonesia, que exporta aproximadamente tres cuartas partes del oro, cobre y carbón que produce en abundancia. El caso de Filipinas es escandaloso: la producción de oro representa el 76% de su PIB, equivalente a lo que sería necesario invertir para erradicar completamente la pobreza. En Cajamarca, Perú, lugar de la más grande mina de oro de América Latina, el porcentaje de pobres y miserables es uno de los más elevados del país. Todo esto contrasta con los ingresos de las grandes empresas transnacionales. Glencore International, gigante en el negocio de las materias primas, tiene ingresos mayores que el PIB de Perú o el de Ucrania. Entre 2007 y 2009 los ingresos de las 40 principales empresas mineras fue mayor que el PIB de 50 países del mundo.

ES EL CAPITALISMO SALVAJE

La minería es una de las industrias en donde se ve más claro el carácter salvaje del capitalismo. También se ve en la agricultura. Cada niño que muere hoy de hambre, afirmaba hace pocos años Jean Ziegler, relator de la ONU en este tema, es un niño asesinado. La relación de la gran agricultura estadounidense con el hambre en el mundo y con las consecuencias mortales del hambre es un pecado de omisión. Pero la relación entre la minería y la muerte por asesinato de algunas de las personas que resisten localmente sus proyectos es un pecado de comisión. De comisión de crímenes: es preciso aterrorizar si no se puede convencer o sobornar.

El seminario centroamericano nos mostró este salvajismo en varios lugares de la región. Además del caso de Yolanda Oquelí y el de Fidel Ajau en La Puya, han sido varios los asesinatos de militantes de la resistencia en la mina de oro Marlin de San Miguel Ixtahuacán (San Marcos), Guatemala. Celinda Berta Pérez nos habló de cómo la mina -se trata de la canadiense Goldcorp, que compró Glamis Gold y opera a través de Montana- “no ha traído prosperidad, sólo cantinas y daña el corazón de la Madre Tierra”. Nomel Pérez Sosa, de Santo Domingo (Chontales), Nicaragua, nos relató la persecución de la canadiense B2Gold contra los pequeños mineros artesanales, los “güiriseros” del oro.

Odalia Orozco, mujer gnäbe de la comarca indígena de las etnias gnäbe-buglé en Panamá, nos habló de los asesinatos de dos compañeros cuando las fuerzas de seguridad panameñas decidieron, a comienzos de 2012, quebrar la resistencia contra las empresas mineras que quieren explotar el cobre de Cerro Colorado (“Varios sectores se unieron y lograron paralizar el país por cinco días. Esto dejó dos muertos, mujeres violadas, personas amputadas y ciegas”). Miguel Rivera nos habló del asesinato de su hermano Marcelo, militante resistente contra la explotación de la mina El Dorado en San Isidro (Cabañas), El Salvador. César Espinoza, religioso claretiano, párroco en La Esperanza (Atlántida), Honduras, militante y resistente contra la minería por la preservación del agua ha sido amenazado de muerte. “La minería necesita de mucha sangre y el agua es la sangre de la minería”, nos dijo.

LOS NUEVOS ESCUADRONES
DE LA MUERTE

Es alrededor de la minería donde hoy se vuelven a vivir experiencias parecidas a las que vivimos durante los procesos revolucionarios centroamericanos. Se intenta quebrar la participación popular por medio de algo como los “escuadrones de la muerte”, porque así actúan los sicarios contratados para matar a los inconformes y silenciar a los grupos activos en la resistencia antiminera. A pesar de eso, hoy como ayer esos medios brutalmente ilegales de disuasión no logran impedir que la gente siga defendiendo los cerros, los bosques, el agua, el medio ambiente vital, que, en palabras de Eduardo Galeano, ha dejado ya de ser “medio” y apenas llega a “un octavo” de ambiente.

Cuando grupos ciudadanos defienden el bien común -una mejor distribución de la riqueza, mejores sueldos, mayor seguridad en el empleo, salud al alcance de las mayorías- o cuando defienden el aire y el agua, los mantos freáticos, los bosques y la biodiversidad, el capitalismo muestra su entraña salvaje de carácter cripto-criminal: compra a criminales para no aparecer ejecutando los crímenes y violando las leyes -que son su gran bandera- e impone su propia guerra.

Los capitalistas del narcotráfico, del tráfico de armas o de órganos para trasplantes, del tráfico de niñas y jóvenes para la prostitución sólo hacen públicamente, a rostro descubierto, lo que los grandes capitalistas legales hacen con las políticas de “austeridad” que van haciendo desaparecer del mapa global las medidas keynesianas que construían el Estado de bienestar.

EL DR. JEKILL Y MR. HYDE

La minería es el gran espejo en donde aparece el verdadero rostro de todo capitalismo que se precie: no hacer progresivos los impuestos, no convertir los salarios mínimos en auténticos salarios familiares, no exigir contratos colectivos de trabajo, no asegurar a todos los trabajadores, hacer precarios los puestos de trabajo, producir allí donde los salarios sean más bajos...

Cuando ese rostro se desencaja por reflejar la incertidumbre sobre un lucro siempre mayor de sus inversiones, entonces se contrata el crimen y vemos en acción al Dr. Jekill y a Mr. Hyde, la misma persona en una doble personalidad: la bondadosa y la criminal. Esta centenaria leyenda puede aplicarse al capitalismo, que desde que ya no tiene una alternativa global en el socialismo, no se contenta con ser el Dr. Jekill, altamente productivo y subsidiariamente distributivo gracias al Estado y aparece ahora cada vez más financieramente voraz, obligando al Estado desde el casino global a retirarse del juego imponiéndole la austeridad. Surgen entonces en su rostro los rasgos del malvado Mr. Hyde.

Adquiere hoy su importancia la propuesta que en 1989, poco antes de su asesinato, formuló Ignacio Ellacuría: revertir la historia construyendo la civilización del trabajo en lugar de la actual civilización del capital.

EL CASO DE COSTA RICA

En el seminario se nos hizo evidente que no todas las situaciones nacionales son iguales frente a la minería. El análisis destaca las ventajas de Costa Rica cuando se juegan a fondo las reglas de una democracia avanzada.

Costa Rica ha sido el primer país en el mundo en suprimir la minería a cielo abierto tras una lucha propositiva que combinó la resistencia y la incidencia para lograr una legalidad que la impidiera. La experiencia en torno a la mina Las Crucitas nos la compartió en el seminario Heidy Murillo, docente y activista contra la minería, y Alfredo Arias, agricultor y poblador de Crucitas, al frente de una familia que resistió contra la minería.

Ésta es la historia que nos relataron. En la Provincia de Punta Arenas se autorizó hace años la explotación de oro en tres minas: Macacona, Veta Vargas y Bellavista. Antes de ser concesionadas a transnacionales mineras se utilizaban túneles para llegar hasta las vetas del metal. Pero los gastos de la extracción no producían beneficios por la baja de los precios del oro y la empresa canadiense United Herne Limited comenzó a operar la mina Macacona a cielo abierto en 1978. La abandonó en 1987 por la quiebra de la empresa costarricense de maquinaria pesada que trabajaba en la mina. Una vida más breve tuvo la explotación de la mina Veta Vargas. Otra empresa subsidiaria de la canadiense Lyon Lake Mines comenzó la explotación en abril de 1998 sin los necesarios permisos del concejo de Puntarenas y decidió abandonar la explotación en julio de ese año. El abandono de estas minas dejó graves daños ecológicos. Ninguna de las empresas recuperó los taludes desmontados ni se preocupó por blindar lo que un economista salvadoreño encargado de estudiar costos y beneficios de la explotación minera para una compañía minera llamó “embalse” de aguas contaminadas, lo que en términos populares se llama la “cola” que deja la explotación: contaminación con cianuro y arsénico, venenos eficacísimos que si no se blindan esas “colas” acaban filtrándose a los mantos freáticos.

Continuemos la historia. La compañía Río Minerales S.A. recibió en 2001 la autorización de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental para explotar la mina Bellavista. Carlos Manuel Rodríguez, Ministro de Medio Ambiente (2002-2006) trabajó conjuntamente con la Universidad Nacional, con la Universidad de Costa Rica y con grupos ciudadanos para lograr que el gobierno declarara una moratoria indefinida para la explotación minera. Esto abrevió la explotación en la mina Bellavista. Tres fueron las razones del Ministro. De orden económico: los beneficios para el país por la legislación minera son mínimos: apenas un 2% del valor de la producción, además de los impuestos aplicables a cualquier empresa industrial-comercial. De orden tecnológico: las capacidades de la Dirección de Geología y Minas para la verificación, monitoreo y evaluación son extremadamente limitadas. Tercera razón: la experiencia de las industrias mineras para desarrollar proyectos en ambientes y ecosistemas tropicales es insuficiente y mala.

Durante la segunda presidencia de Oscar Arias se suspendió la moratoria de la explotación minera y en octubre de 2008 apareció un decreto declarando “de interés público y conveniencia nacional el proyecto minero Crucitas, desarrollado por la empresa Industrias Infinito, S.A.” y otorgando a la empresa potestad “para proceder a la corta de árboles (inclusive de las especies que están vedadas) y al desarrollo de obras de infraestructura en áreas de protección”.

LAS CRUCITAS: UN ÉXITO

Crucitas es un cantón costarricense situado al norte del país, a tres kilómetros del fronterizo río San Juan. Llueve mucho en esa área, lo que hace casi imposible blindar las aguas contaminadas e impedir que se desborden hacia el río. El valor del oro extraíble de ese yacimiento lo calculó la empresa en 1 mil millones de dólares. Lo que revertiría a Costa Rica sería el 2%: sólo 20 millones de dólares. Al contrario de lo que sucede en el resto de Centroamérica, a la compañía extractora se le prohibía usar cianuro u otros venenos para la separación del oro de los minerales, lo que haría más costosa la operación minera.

“Lo primero que presentamos fue un amparo para detener la tala de árboles en más de cincuenta hectáreas. Ver tantos árboles caídos fue lo que detonó la lucha, lo que hizo que la población de Costa Rica se opusiera a la explotación minera”, nos explicó Heidy Murillo. Alfredo Arias resistió con toda su alma las presiones de Industrias Infinito para que les vendiera sus tierras para excavar en ellas un boquete de 70 metros de profundidad y varias decenas de hectáreas de diámetro, destruyendo toda la cobertura vegetal y en ella una de las “especies vetadas” los almendros amarillos.

Después del primer amparo vinieron otros amparos. Heydi Murillo nos mostró un video de la marcha a pie desde San José a Las Crucitas para protestar contra la minera. La larga lucha legal y ciudadana logró que la Corte Suprema revocara el decreto presidencial y finalmente la Asamblea Legislativa aprobó el 10 de febrero de 2011 una ley que prohíbe en Costa Rica la minería metálica a cielo abierto. Según la ley, el método de separación del oro de otros minerales por medio de cianuro o mercurio, por ser dañino para el medio ambiente, no se podrá utilizar, excepto durante ocho años más y sólo por pequeños mineros o cooperativas de mineros artesanales. La ley dispone que las cooperativas sí podrán seguir explorando, explotando y beneficiando minerales, pero ninguna persona podrá afiliarse a más de una cooperativa.

Heydi Murillo resumió así las lecciones aprendidas en esta lucha exitosa: en la lucha no hubo una sola cabeza visible, se hicieron todo tipo de actividades (caminatas, fiestas, ayunos, también acciones binacionales con Nicaragua), contribuyeron artistas, periodistas, universitarios y sacerdotes, el apoyo de los medios fue fundamental… Al final, el 90% de la población costarricense rechazó la minería a cielo abierto. “A veces se sataniza el hacer lobby con diputados, pero nosotros lo hicimos y eso contribuyó. En este esfuerzo todo suma”, nos dijo.

HONDURAS:
UNA DEMOCRACIA MINADA

En el otro extremo del espectro centroamericano está Honduras, donde el golpe de Estado del 28 de junio de 2012 creó un vacío democrático que facilitó ampliamente la implantación de la industria minera. Según nos explicó Pedro Landa -durante años director de Cáritas en Honduras e investigador de la minería- hoy en Honduras existen ya 292 proyectos mineros aprobados, que cubren el 46.08% de la superficie del país. Otras 562 solicitudes están en proceso de aprobación. Entre todas, veremos el 84.08% del país dedicado a la minería.

Durante la presidencia de Porfirio Lobo Sosa (2010-2014) se ha construido una armazón legal que entrega prácticamente el país y el Estado a los representantes del capitalismo salvaje. Pedro Landa nos dio esta lista de decretos y leyes: Creación de Regiones Especiales de Desarrollo (Ciudades Modelo), Ley para el fomento de la inversión público privada (Coalianza), Ley para la protección y promoción de las inversiones, Ley para la producción de energía eólica, Ley antiterrorista, Ley de escuchas, Ley para la generación de energía hidroeléctrica (represas), Ley de minería, Ley para el concesionamiento de los mares, Decreto para que el ejército pueda explotar los bosques, Decreto ley para la exploración y explotación petrolera.

A pesar de este blindaje legal, hay bastantes poblaciones en Honduras que se organizan en movimientos sociales y luchan en defensa del medioambiente y contra las empresas mineras logrando no pocas veces moratorias de la explotación o incluso la retirada de la empresa, aunque dejando siempre atrás enormes daños.

Notable ha sido la lucha en el Valle de Siria, municipio de San Ignacio, en el departamento Francisco Morazán. Henry Sauceda, militante de la resistencia anti-minera y pastor de la Iglesia Santidad, nos habló de la lucha contra el proyecto minero San Martín, administrado por la empresa Minerales Entre Mares de Honduras, subsidiaria de la multinacional canadiense Glamis Gold.

LA MINA ENFERMA

En el Vale de Siria la lucha ha sido para suspender la explotación de la mina de oro, después de las graves dolencias observadas en la población. Según un estudio, a las altas concentraciones de arsénico en el agua del pozo para consumo humano de El Pedernal se le atribuyen los aumentos de incidencia de enfermedades de la piel: el 12% de la población en 2001, el 52% en 2002 y el 98% en 2003. También hay enfermedades de los ojos: el 13% de la población las padecía en 2001, el 25% en 2002 y el 45% en 2003. Se han comprobado también altas concentraciones de plomo. Al igual que las de arsénico, son muy superiores a las consideradas por la OMS como inofensivas. En la aldea de Nueva Palo Ralo -nueva porque sucede a la antigua, arrasada para explotar la mina-, la mortalidad infantil entre 2001 y 2006 fue de 300 niños por cada mil nacimientos, doce veces la cifra promedio en toda Honduras (25.82 por cada mil nacimientos).

Las concentraciones excesivas de metales pesados se transmiten a través de la cadena alimentaria: una planta resulta contaminada, una res la come y su carne lleva esas concentraciones cuando la come un humano. Hoy la Mina San Martín ya no está siendo explotada. Henry Sauceda nos habló de la solidaridad que la lucha contra la minera recibió del ERIC y de Radio Progreso, pero también de las divisiones causadas en el Valle de Siria por la explotación minera. Contó las amistades que él ha perdido y las amenazas que han sufrido los miembros del comité ambientalista.

DÓNDE ESTÁ EL ORO

Centroamérica está asediada por las compañías mineras transnacionales. El oro es la mayor atracción. Parece ser que hay una tendencia al agotamiento de las vetas tradicionales de oro en Rusia, Canadá, Sudáfrica y Australia, como se agotaron los yacimientos que provocaron la fiebre del oro en California en el siglo 19. Eran vetas que ofrecían el oro a la vista en ríos, quebradas y cerros. En la actualidad el oro se encuentra en regiones del globo proclives a movimientos sísmicos: Indonesia, Filipinas, Perú, Centroamérica. Los terremotos, unidos a las erupciones volcánicas, remueven las entrañas de la tierra y trasladan hacia zonas relativamente cercanas a la superficie magma incandescente que contiene en su composición porcentajes de oro pequeños, cuya extracción requiere ingentes movimientos de tierra y cuyo rendimiento es bajo y exige por eso un enorme trabajo y la exposición al aire libre de las vetas.

MITOS DE LA MINERÍA

En el seminario participó Andrew McKinley, de Catholic Relief Services en El Salvador. Identificó los mitos de la minería a cielo descubierto.

El primero: la nueva tecnología protege al medio ambiente. Pero las fotografías tomadas a lo largo de la cadena montañosa que atraviesa Centroamérica encerrando valiosos minerales no dejan la menor duda del engaño que quieren imponer quienes pregonan los efectos protectores de la nueva tecnología. Maquinaria de enormes proporciones se emplea para desmontar enormes cerros hasta convertirlos en un desierto. Las mineras nunca reforestan los cerros arrasados. Las mineras deshidratan las regiones donde explotan el oro. Usan enormes cantidades de agua en sus operaciones. Las rocas extraídas se bañan con agua y cianuro para desprender el oro de los demás minerales. Con los precios actuales del oro es rentable obtener 7.5 onzas por cada tonelada de roca. Sólo en Estados Unidos las empresas mineras contaminan 27 mil millones de galones de agua al año y el tratamiento para purificar esa cantidad de agua cuesta 67 mil millones de dólares año tras año. En Centroamérica las aguas usadas en la minería no se purifican y continúan contaminadas para siempre.

Otro mito es que la minería genera empleo y provoca un “boom” económico a nivel local. Ésta es la promesa más cruel que hacen porque juegan con la necesidad de la gente, que quiere trabajo. La realidad son comunidades empobrecidas que, a la par de una mina de oro, viven en pobreza absoluta. Y aunque ésos son los trabajos mejor pagados, nunca se ve a pobladores del lugar de la mina operando la maquinaria pesada. Es en los trabajos más peligrosos y peor pagados donde se emplea a la gente del lugar. Además, la explotación de las minas es de vida breve. El proyecto minero San Martín, en el Valle de Siria, duró nueve años. La explotación de la mina Marlín, diez años. La de la mina el Dorado de El Salvador -sin explotar aún- duraría seis años. Seis años de minería son suficientes para destruir la pesca, la agricultura, la ganadería, las formas tradicionales de vida. La minería se lleva la riqueza y provoca pobreza. Quienes se quedan con los beneficios son los accionistas de las transnacionales mineras. Son proverbiales los paisajes lunares que dejan tras sí las minas.

NI DESARROLLO
NI DERECHOS HUMANOS

Otro mito es que la minería genera ingresos importantes al Estado e incentiva el desarrollo sostenible. Pero en muchos de nuestros países centroamericanos el Estado recibe apenas el 1% de los beneficios. Sólo en Costa Rica iba a recibir el 2%. En cambio, en países del Norte el Estado recibe regularmente el 30% de los beneficios. Poco es lo que se puede hacer con esos porcentajes en los países del Sur. Mucho menos si se exime de impuestos a las mineras.

En la mina El Dorado (San Isidro, Cabañas, El Salvador) se ha dicho NO a la minería y se ha logrado que los dos últimos gobiernos salvadoreños prohíban la explotación de la mina. Sin embargo, la Pacific Rim insiste en la violación de sus derechos y ha demandado al Estado de El Salvador por 77 millones de dólares por violación al contrato y por ganancias presumidas y no logradas (lucro cesante).

Otro mito es que las empresas mineras respetan los derechos humanos. No es cierto. Violan el derecho de consulta
a las poblaciones donde se ubican las minas en países que han firmado el Convenio 169 de la OIT. En Sicapaca
-uno de los dos municipios guatemaltecos que cubre la mina Marlin, de la Goldcorp canadiense- la gran concurrencia de personas a la consulta fue interpretada por la empresa como aprobación a la explotación, a pesar de que una gran mayoría votó en contra. En los municipios afectados por la mina Marlin hay hogares de indígenas mames con sus paredes cuarteadas por las continuas vibraciones de las detonaciones con dinamita.

Violan también el derecho a la salud. En San Miguel Ixtahuacán (mina Marlin) y en el Valle de Siria (mina San Martín) hay un alto índice de enfermedades de la piel y otros quebrantos graves de salud. La clave de esas dolencias está en el uso de cianuro de sodio para la lixiviación -separación del oro de la roca de donde se extrae-, un proceso que además produce la separación del arsénico y de metales pesados -mercurio, plomo, cadmio...- todos ellos nocivos para la salud y que se propagan en la cadena alimentaria. En los países del Norte el método de la lixiviación por cianuro está prohibido.

“LA MADRE TIERRA
ESTÁ LLORANDO”

La minería viola los derechos a una vida digna y sostenible, a la salud, la vivienda, y a saber la verdad y decidir si se quiere o no esa industria en los lugares donde se ubican las minas.

La minería es también un problema de cosmovisiones contrapuestas, como decía Celinda Berta Pérez González, indígena mam de San Miguel Ixtahuacán: “La extracción del oro es como la extracción del corazón sagrado de la tierra. La Madre Tierra está sangrando. La Tierra es muy importante para nosotros, porque es lo que nos da vida. La Madre Tierra está llorando. Se está matando a Dios, porque en la Naturaleza está su cara. ¿Nos gustaría que a nuestra madre la tengan así, desnuda frente a todos?”

EL AGUA: SANGRE DE LA MINERÍA

Puede parecer extraño que, habiendo explotado la plata de México, el oro de Perú, la plata de Bolivia, los conquistadores no vieran en Centroamérica más riqueza que la de la tierra. Y es que en el istmo la riqueza mineral yace escondida en capas geológicas subterráneas inaccesibles a la perspicacia exploradora de hace 500 años. Hoy, una vez descubierto el oro, lo que sí se ha revelado es el valor industrial del agua para la minería, un valor inversamente proporcional a la necesidad de preservar el agua para usos humanos necesarios, imprescindibles.

La extracción minera usa intensivamente el agua. Ángel Ibarra, director de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), estuvo en el seminario. Nos demostró lo rica en agua que es Centroamérica porque en nuestra región llueve tres veces más que el promedio mundial. Pero la disponibilidad de agua se distribuye desigualmente por los diferentes microclimas, altitudes, tiempos de lluvias y patrones de asentamiento de la población. Según proyecciones de la OMS, el agua de la que disponemos está amenazada de drásticos descensos. En El Salvador, de 4,259 metros cúbicos por habitante al año en 2000, en 2025 sólo dispondrán de 1,952 metros cúbicos. En Guatemala la disponibilidad se reducirá de 9,899 metros cúbicos por habitante al año a 5,354. En Honduras el descenso será de 16,039 a 8,862. En Costa Rica, de 31,441 a 16,940. En Nicaragua, de 45,506 a 19,275. En Panamá, de 54,159 a 37, 286. En Belize en el año 2000 se computaron 82,102 metros cúbicos por habitante al año, pero no hay cifras para el descenso previsible.

En Centroamérica el agua, principalmente, “se come”: un 77% se usa en la agricultura, un 15% domésticamente y un 8% en la industria. Excepto en Costa Rica, donde alcanza algo más del 20% la superficie irrigada en la agricultura, la superficie cultivada con riego oscila entre el 8.6% en Nicaragua y el 3.6% en Honduras.

Un tercio de la población de Centroamérica (12 millones) no tiene conexión a agua en sus viviendas o en su terreno. Al déficit en la cobertura se suma el alto nivel de contaminación bacteriológica y química de las aguas a las que se tiene acceso normal.

¿Cuáles son las causas de este mal estado de la situación del agua en nuestra región. Ángel Ibarra señaló varias. Los cambios en los usos del suelo y destrucción ambiental, que han llevado a una desregulación del ciclo hídrico. La excesiva presión sobre los recursos hídricos. La contaminación difusa. La ausencia de un marco legal, institucional y de políticas públicas apropiadas. La falta de políticas de equidad. La deficiente inversión. Y los modelos extractivistas, entre los que sobresale la minería. En definitiva, es un problema de gestión, de modelo económico y de voluntad política.

MÁS MINAS, MENOS AGUA

La minería a cielo abierto significa un potente factor adicional que provoca el estrés hídrico, lo que significa un peligroso descenso del agua apta para el consumo humano, un riesgo que está en el horizonte cercano de Centroamérica y que en El Salvador está ya a las puertas. Ángel Ibarra nos compartió que para el método de la lixiviación con cianuro se usan 10 litros de agua por segundo, equivalentes a 900 mil litros diarios de agua en cada mina. En el bombeo para mantener la mina subterránea seca, con profundidades de hasta de 450 metros se requieren de 55 a 119 litros de agua por segundo, de 4.5 a 8.6 millones de litros de agua por día en cada mina.

Este desmesurado gasto de agua reduce la calidad de los sistemas acuáticos superficiales y los profundos y, en el peor de los casos, el agua que se obtenga de estos sistemas ya no es potable. Este gasto provoca también una reducción drástica del agua subterránea y del agua en los ríos que se intercomunican con los acuíferos subterráneos, contribuyendo a la desertificación.

Estos desastres multiplican su capacidad de daño en las “colas”, esas grandes lagunas donde se almacenan las aguas residuales de la explotación minera. En el mejor de los casos -el de un blindaje excelente de los terrenos ocupados por la “cola” que impidan la infiltración de esas aguas envenenadas en las tierras circundantes- lo que no se puede evitar es la evaporación del cianuro, especialmente por el calor en los tiempos secos, con el subsiguiente descenso de lluvias contaminadas con el cianuro condensado en la atmósfera.

TENDENCIAS GLOBALES

Manuel Pérez Rocha miembro del Institute for Policy Sudies participó en el seminario para compartir el contexto que explica el incremento en la extracción de minerales. El fondo es una crisis global de carácter desregulador y especulativo, lo que podríamos denominar la exacerbación de la civilización del capital. Cada vez hay menos regulación del capital por parte de los Estados para encauzarlo hacia un cierto bien común. La economía global se ha convertido en una economía de casino, donde aumenta imparablemente la producción de más dinero, especialmente para los dueños del casino, donde cada vez se producen menos bienes y servicios en comparación con el dinero producido para auténticas apuestas en el “casino global”.

Pérez Rocha afirma que esta crisis es insostenible. Y fundó su afirmación en tres corrientes. La primera, la tendencia a la baja del precio de los commodities, los recursos producidos a partir de la tierra, bien por siembra (maíz, trigo, cebada, avena, sorgo, soya, café, té, mate, etc.) o por extracción (oro, plata, platino, diamantes, petróleo, gas natural, hierro, cobre, plomo, aluminio, magnesio, coltan, etc.). El ciclo largo de los precios de estos productos, que comenzó alrededor del año 2000, está yendo a la baja, aunque haya que contar con la influencia de China en los precios, por ser el mayor productor y demandante y por su deseo de respaldar el yuan con oro. En el año 2000 la onza de oro se cotizaba a 282 dólares en el mercado. Después de haber alcanzado una cumbre de 1,900 dólares, anda ahora por los 1,700 y las empresas auríferas temen que podría descender a largo plazo hasta los 1,140.

La segunda corriente es el descenso de financiamiento para las compañías mineras, especialmente para las así llamadas “juniors”, como la Pacific Rim, que son las que están tratando de invadir Centroamérica y actúan como la avanzada de las gigantescas, como la Goldcorp.

La tercera corriente es la generalización de la resistencia política de algunos Estados, que reclaman mayor participación, vía impuestos o vía beneficios, como ocurrió recientemente en República Dominicana y en Indonesia. Resistencia también social de las poblaciones donde las minas se ubican, que reclaman el derecho a ser consultadas antes de que se hagan concesiones o contratos y se comprometen con protestas de gran alcance si su derecho no se respeta.

La conclusión que señaló Pérez Rocha es que el modelo económico extractivo enfrenta una crisis multidimensional y busca salidas que producen en las ubicaciones mineras estremecimientos cuyo origen no siempre se percibe con claridad. Las empresas intentan compensar la baja de los precios a costa de los salarios, de un cuidado aún menor del medio ambiente y de un aumento de su participación como inversionistas desplazando al Estado. Sobre todo, buscan salidas, no deteniéndose ante la profundización del extractivismo autoritario y depredador ni ante el uso de presiones criminales o incluso ante la guerra. El mejor ejemplo, que muestra el uso de estos medios en regiones del mundo lejanas de la atención diaria de los medios, es lo que sucede en el Congo oriental, donde se triangulan Congo, Ruanda y Burundi, y donde la lucha por el coltan -mineral formado por columbita y tantalita- siembra la guerra desde hace más de veinte años.

MÁS Y MÁS CASOS

La dependencia de la economía extractiva impide que los países mineros programen un crecimiento diversificado a largo plazo. Los esfuerzos políticos para mejorar los beneficios en la relación entre las empresas mineras y los Estados usando su soberanía dando o negando las concesiones pueden estrellarse con los Tratados de Libre Comercio y otros pactos comerciales. En el año 2000 en el Centro Internacional de Arreglos de Disputas relativas a Inversiones (CIADI) del Banco Mundial había solo 3 casos pendientes sobre inversiones en petróleo, gas y minería y ya en marzo de 2013 había 169 casos de inversionistas vs. Estados. De ellos, 60 (35.7%) se relacionaban con petróleo, gas o minería. En 2012 se registraron 48 nuevos casos, 17 de ellos (35%) de ese mismo tipo y en países en desarrollo.
Los países de América Latina conforman aproximadamente el 14% de los afiliados al CIADI. Sin embargo, son el blanco del 51% de los casos pendientes de industrias extractivas en 2013 (31 de los 60 casos). Hace un año Ecuador fue condenado a pagar 2,400 millones de dólares, alrededor del 3% de su PIB, en compensación por cancelar concesiones de petróleo a Occidental Petroleum (1,700 millones de dólares más intereses, el fallo arbitral más costoso hasta la fecha) y a Chevron (700 millones).

Pérez Rocha nos compartió este caso escandaloso. En 2011, la empresa estadounidense Renco Group Inc., cuyo Presidente ejecutivo y mayor accionista era Ira Rennert, demandó al Estado peruano por 800 millones de dólares a favor de la Renco y de su subsidiaria, Doe Run Company, que se encargaba de hacer funcionar una fundidora de metales (altos niveles de plomo, cobre, zinc y dióxido de sulfuro) en La Oroya (Perú), uno de los lugares de mayor contaminación del mundo. Renco ha sido demandada incluso en Estados Unidos por contaminar con magnesio el Great Salt Lake (Utah) y su subsidiaria Doe Run por contaminar con altos niveles de plomo, arsénico y cadmio en Herculaneum (Missouri). Mientras tanto, Ira Rennert, cuya fortuna personal se calcula en 6,500 millones de dólares, ha construido en The Hamptons (New York) una mansión de más de 200 millones a la orilla del mar. Cualquiera puede ver la mansión en la web: Ira Rennert mansion.

EL BRILLO SEDUCTOR DEL ORO

El oro es seductor, es brillante. Tiene un brillo que enamora. India es el país que más oro emplea en joyas. Por el oro se esclaviza, se tortura y se mata. También se mata por el coltan, ese principal componente metálico, de un total de 42 minerales, necesario para producir los teléfonos celulares que se nos han convertido en imprescindibles. 12 millones de personas han muerto a causa de la extracción del coltan en el triángulo Congo-Ruanda-Burundi, en el centro de África durante los últimos veinte años. Cada día su sangre clama en nuestros celulares. Se trata de una guerra financiada por grandes potencias mundiales. John Le Carré la ha novelado en “La canción de los misioneros”. El oro y muchos minerales se han convertido en dioses. La película que estelariza Leonardo di Caprio, “Diamantes de sangre”, tiene como fondo la guerra civil de Sierra Leona financiada con la venta de diamantes. El ex-Presidente de Sierra Leona, Charles Taylor, fue condenado en 2013 en el Tribunal Penal Internacional a 50 años de prisión por crímenes contra la humanidad.

El oro, los diamantes, el coltan, el dinero convertido en dios son ídolos productores de innumerables víctimas contra los que hay que luchar: “No podemos servir a Dios y al dios dinero”, decía Jesús de Nazaret.

La maravillosa actuación de Daniel Day Lewis, en “Pozos de ambición” (“There will be blood”) -película que vimos en el seminario- expresa cómo seduce la riqueza: había nacido pobre y envidiaba las casas magníficas de los ricos de su natal Wisconsin. Recorrió el país para encontrar petróleo. Sabía su valor y engañaba, o pretendía engañar, a los agricultores de California para que le vendieran sus fincas. El engaño, la mentira, lo llevó al homicidio, a la sangre, para apoderarse del petróleo que lo haría rico. También la gente pobre es seducida por el “oro”. No sólo los ricos ponen en el “oro” su felicidad. También enseñan a hacer lo mismo a los pobres.

Jesús de Nazaret puso la felicidad en el trabajo que dignifica porque nos hace creadores de la vida, en la paciencia con los demás, en el hambre y la sed de justicia, en la construcción de la paz, en la transparencia del corazón, en la misericordia, también en la disposición a ser perseguidos por causa de la justicia.

SEGUIREMOS EN RESISTENCIA

Nuestro seminario terminó con una declaración que Envío publicó íntegra en su anterior número. Reiteramos sus dos primeros párrafos: “Declaramos que nos inspira el amor por la vida, la solidaridad y el compromiso con las víctimas y la entrega de los mártires del sistema depredador y productor de violencia y miseria. Nos anima la convicción de sentirnos corresponsables de nuestro planeta como un regalo del Dios de la Vida para que dignamente lo compartamos como nuestra única casa común”.

“Declaramos que nos situamos en resistencia permanente contra la industria minera y sus compañías transnacionales explotadoras, generadoras de desastres sociales y ambientales, que constituyen una amenaza creciente para la vida de las comunidades. Aunque la minería es riqueza, funciona actualmente en la lógica de multinacionales que, en contubernio con socios dentro de cada país, se la llevan al extranjero”.

GERENTES DE MINERAS
EN EL VATICANO

Pocos días antes de nuestro seminario, en el Vaticano, en las oficinas del Consejo Pontificio de Justicia y Paz se realizó una reunión entre autoridades de la Iglesia católica y gerentes de varias de las principales empresas mineras del mundo. Participaron Cáritas Internacional, ONG como Oxfam America y miembros del Consejo. El Cardenal Peter Kodwo Turkson, presidente de Justicia y Paz -presente en la reunión- fue obispo en Ghana y allí fue testigo de las dañinas consecuencias de la explotación de una mina de oro por la Anglo Gold Ashanti, que envió al Vaticano a dos de sus altos ejecutivos.

En la reunión se leyó, en nombre del Papa Francisco, una carta del hoy ex-secretario de Estado Cardenal Tarsicio Bertone, fechada el 3 de septiembre. Decía: “Las industrias extractivas se perciben, no siempre sin razón, como injustas explotadoras de recursos y poblaciones locales, sirviéndose incluso de la esclavitud y de la expulsión de poblaciones enteras. Un antiguo proverbio israelita dice así: “Los padres comieron agraces y los hijos tuvieron dentera” (Jeremías 31, 29). Este aviso tiene validez perenne. No sólo alude a la complejidad de las cuestiones éticas, que no se resuelven fácilmente con una respuesta válida para todas, sino que además nos recuerda la seriedad de las acciones humanas. La minería, como muchas otras actividades industriales, lleva consigo consecuencias ecológicas y sociales que traspasan las fronteras nacionales y se transmiten de una generación a la siguiente”.

BLINDAR LA DEMOCRACIA

Para poder hacer valer estas consecuencias, gravísimas en cada país, es absolutamente necesario tomar muy en serio la lucha por una democracia blindada legalmente a favor de los intereses de las mayorías y cada vez menos permeable a la corrupción del soborno.

Cerramos con esta reflexión que hacía el periodista costarricense Andrés Mora en 2010: “En su carrera hacia el mal llamado desarrollo, las élites centroamericanas al servicio del capital transnacional, dilapidan a pasos agigantados la inmensa riqueza de nuestra biodiversidad y, al mismo tiempo, aceleran el colapso ambiental y social de la región. Ése es su ritual de la codicia, espoleado por la impaciencia, que siempre reclama nuevas víctimas: la Naturaleza primero, y luego el ser humano”.

CORRESPONSAL DE ENVÍO EN GUATEMALA.

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