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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 54 | Diciembre 1985

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Nicaragua

Nicaragua pone el dedo en la llaga

Como estaba previsto en las más diversas crónicas de crisis anunciadas, el 20 de noviembre no se firmó la última versión del Acta de Paz de Contadora. Contadora entró así en una especie de estrechísimo callejón con salidas hoy difíciles de prever. La situación puede calificarse de "emergencia internacional".

Equipo Envío

Lo más característico de esta coyuntura crítica de Contadora -dentro de tan prolongada crisis en busca de la paz- es que es Nicaragua la que la ha provocado al poner con más claridad que nunca el dedo en la llaga, condicionando, de hecho, su firma en el Acta de paz al compromiso público del gobierno de Estados Unidos con la paz, es decir, con el cese de la agresión contrarrevolucionaria que inició en 1981.

Mientras esta "emergencia internacional" llenaba la coyuntura del mes, en lo interno del proceso nicaragüense se mantienen y profundizan las constantes militares y económicas que dieron origen a la ley de emergencia.


Nicaragua hace pública su posición: no firmará el Acta

Después de la presentación de la nueva versión del Acta de Contadora -la llamaremos "Acta Afinada"- en Panamá, a mediados de septiembre, se celebraron varias reuniones de debate, unas públicas y otras privadas, sobre el contenido de la misma, con el objetivo de llegar a acuerdos en los puntos en los que aún no había consenso. Puntos trascendentales, pues se referían a compromisos en materia de seguridad, el área más sensible de todas las abordadas por la propuesta de Contadora.

La tercera reunión de debate público sobre el Acta Afinada se debía celebrar en Luxemburgo los días 11, 12 y 13 de noviembre en el marco de un encuentro europeo-latinoamericano sobre cooperación económica con Centroamérica. En el pequeño país se encontraron los 21 cancilleres de los 10 países de la Comunidad Económica Europea, los de España y Portugal -como futuros miembros de la CEE-, los de los 5 países centroamericanos y los de los 4 países de Contadora.

La reunión -que era continuación de otra similar celebrada en San José (Costa Rica) en octubre de 1984- tuvo consecuencias económicas: la aprobación de un plan de ayuda para la región en los próximos 5 años por el monto de al menos unos $150 millones, doblándose el monto anterior de $70 millones. Pero más que por la significativa aunque muy reducida ayuda económica, de la que ningún país quedará excluido, la reunión fue importante por su dimensión política, por los vínculos más estrechos que establece entre Europa y América Latina en torno a la problemática del área más sensible en estos momentos -Centroamérica- y en torno a la iniciativa político-diplomática más autóctona de las concebidas hasta ahora en el continente -Contadora-. En Luxemburgo se institucionalizó el diálogo político de Europa con Centroamérica y Contadora, abriéndose así una brecha que puede ser estratégica frente al monroismo reaganiano.

Con el evidente deseo de aprovechar lo positivo de este "marco europeo" para dar mayor proyección a su postura, el presidente nicaragüense anunció en Managua el 11 de noviembre la posición del gobierno sandinista frente al Acta Afinada. También hizo pública una carta dirigida a los 4 Presidentes de Contadora y a los 4 del Grupo de Apoyo en la que razona esta posición. Con la fuerza de respaldo que le dan sus sostenidas victorias militares frente a la contrarrevolución, Nicaragua forzó la situación internacional, disolviendo en un instante las enormes expectativas creadas en torno a la pronta firma del Acta y dio un paso adelante para señalar en ella un cúmulo de contradicciones que muchos señalan en privado pero que no se atreven a abordar en público; se arriesgó así Nicaragua a ser culpada como el "obstáculo" para la paz de Contadora. Con el documento del 11 de noviembre, que no es un documento negociador ni flexible, el gobierno sandinista creó lo que puede ser considerado como el más fuerte estancamiento en el que se ha encontrado nunca Contadora. O, desde otra óptica, como el mejor momento para una reflexión sobre los objetivos de Contadora y la naturaleza de la crisis centroamericana.

La posición de Nicaragua cayó oportunamente en Luxemburgo. Mientras los países de Europa entendieron bien el mensaje -es Estados Unidos el verdadero obstáculo a Contadora-, Honduras, el más sumiso de los aliados centroamericanos de Estados Unidos, reaccionó intempestivamente. Y aunque hasta ese momento había mantenido públicas reticencias a la firma del Acta Afinada -que tampoco es del todo beneficiosa para los intereses de Estados Unidos-, al conocer en Luxemburgo que Nicaragua no firmaba, el canciller hondureño declaró enfáticamente que su país estaba dispuesto a firmar ya, ese mismo día, "en honor a los europeos".

En Luxemburgo, y ante la crisis provocada por la publicación de la posición nicaragüense, hubo un consenso general sobre la necesidad de no poner más plazos a Contadora, que desde hacía semanas se había autofijado el 20 de noviembre como la fecha tope para la firma del Acta. Se acordó también una reunión en Panamá para lo días 19, 20 y 21 de noviembre para analizar la situación creada y plantear nuevas metas.

¿Por qué no firma Nicaragua?

El documento que Nicaragua presentó el 11 de noviembre y en el que expresa su posición sobre el Acta Afinada del 12 de septiembre de 1985 es un texto muy detallado. Nicaragua señala todas las partes del Acta que acepta y sobre las que, de hecho, ya se había conseguido consenso entre los países centroamericanos

Antes de señalar sus puntos de vista sobre otros temas y especialmente sobre los dos temas en los que aún no se había logrado consenso -maniobras militares y compromisos en materia de armamentos y efectivos militares-, Nicaragua señala su discrepancia fundamental con el Acta y sugiere el camino que considera más eficaz para superarla;

"En referencia al Protocolo II, el Gobierno de Nicaragua desea reiterar una vez más, que la política intervencionista y agresiva del Gobierno de los Estados Unidos desempeña el papel central en la crisis centroamericana. En tal sentido, no es posible encontrar una solución duradera y estable a los conflictos prevalecientes sin comprometer la voluntad política del gobierno de los Estados Unidos en obligaciones serias y detalladas que frenen su conducta ilegal.

El gobierno de Nicaragua observa con preocupación que el Protocolo II no contiene compromisos concretos de parte del gobierno de los Estados Unidos, sin lo cual no es posible restablecer efectivamente la paz centroamericana. En opinión de Nicaragua, este Protocolo debe explícitamente obligar al gobierno de los Estados Unidos a contemplar las siguientes obligaciones:

a> Cese de la agresión en todas sus formas contra Nicaragua y compromiso de no iniciar en el futuro acciones semejantes.

b> Adoptar como propios los compromisos en materia de maniobras militares internacionales.

c> Cumplir estrictamente con la ordenanza del 10 de mayo de 1984 y el fallo que adopte la Corte Internacional de Justicia en el caso promovido por Nicaragua contra los Estados Unidos.

Sin embargo, en opinión del gobierno de Nicaragua, la opción más viable y efectiva sería la inclusión de un nuevo Protocolo dirigido únicamente al gobierno de los Estados Unidos, que incluya los compromisos señalados anteriormente.

Asimismo, dicho Protocolo debe ser firmado por los Estados Unidos en el mismo momento en que se suscriba el Acta de Contadora, pues de lo contrario se dejaría al descubierto a Nicaragua y a los otros pueblos de Centroamérica ante la agresión norteamericana".

Al señalar esta discrepancia fundamental con el Acta, Nicaragua pone el dedo en la llaga, señalando el problema fundamental de todo el proceso de Contadora. Y es que toda la dinámica de negociación de paz de Contadora durante 3 años ha corrido paralelamente a toda la dinámica de agresión y de guerra de Estados Unidos, sin que Contadora haya sido capaz de enfrentar esta contradicción.

Ciertamente, Contadora ha contenido una posible invasión y ha complicado a Estados Unidos el escenario internacional que hubiera facilitado esta eventualidad, pero con sólo esto ya no es suficiente si se quiere dar por concluido el proceso de paz. Nicaragua ha evaluado que una negociación con las características que ha mostrado hasta el momento Contadora, aun cuando haya sido un valladar eficaz para una mayor agresión, puede desnaturalizarse hasta tal punto que en vez de ser un mecanismo para la paz comience a actuar como un mecanismo para encubrir la agresión.

Puede Contadora doblegarse a las pretensiones norteamericanas hasta tal punto en vez de ser una instancia mediadora comience a actuar como un mecanismo para presionar políticamente cada vez más a Nicaragua sin presionar nunca suficientemente a Estados Unidos. La prisa por concluir un Acta, aun cuando esté llena de contradicciones y no asegure una paz verdadera -"mejor algo que nada"-, ha sido detenida en este momento por Nicaragua, al negarse a que salga adelante un Acta que elude lo sustancial -"mejor nada que algo"-.

Los cambios -las afinaciones- introducidas en el Acta son importantes. Nicaragua las señala por primera vez con todo detalle y a alto volumen para que su voz se registre en todas las cancillerías y en todas las instancias que vienen aplaudiendo y apoyando a Contadora.

Recogemos íntegro lo que dice el texto nicaragüense en referencia a las maniobras militares, de las que hablamos en otro artículo de este "Envío", para una mejor comprensión de su significado estratégico dentro de la política de agresión que Nicaragua exige que cese para poder firmar el Acta:

"El Documento del 12 de septiembre de 1985 introduce por primera vez el concepto de regulación de las maniobras militares internacionales, dando marcha atrás, de manera inexplicable, a lo que ya el Acta del 7 de septiembre de 1984 recogía como una posición de principios de América Latina; esto es, que debe proscribirse de inmediato la realización de maniobras internacionales en la región, para lo cual se planteaba la simultaneidad entre la proscripción de las maniobras y el congelamiento en la adquisición de armamentos. En el nuevo Documento de septiembre de 1985, la proscripción se defiere a etapas posteriores, mientras se establece la exigencia de congelamiento inmediato en la adquisición de armamentos, simultáneo solamente con la "regulación" de las maniobras.

Es cierto que Nicaragua podría utilizar, si aceptara en ese aspecto los términos del Departamento del 12 de septiembre de 1985, las prerrogativas que abre semejante enunciado para realizar en su propio territorio maniobras militares, dentro de los límites que allí se establecen, conjuntamente con una o varias de las fuerzas militares de los países amigos que han brindado suministros de armas o asesores militares a las fuerzas armadas nicaragüenses. No obstante, Nicaragua entiende demasiado bien que ello no contribuiría a la paz en Centroamérica y en América Latina y podría incluso agravar las ya difíciles condiciones de la situación internacional.

A juicio del gobierno de Nicaragua, la proscripción absoluta, inmediata y categórica de las maniobras militares internacionales, de cualquier modalidad que sean, es una posición de principios irrenunciable. Esta posición de Nicaragua es acorde plenamente no sólo con el Acta Revisada de Contadora del 7 de septiembre de 1984 y la parte preambular de la nueva Acta, sino con el Documento de Objetivos de septiembre de 1983.

La necesidad de proscribir en términos absolutos la realización de maniobras militares internacionales es tanto más evidente si consideramos que el Gobierno de los Estados Unidos ha manifestado en ocasión de cada una de las maniobras militares que ha realizado en Honduras que las mimas son señales de advertencia y presión contra Nicaragua, lo cual viene a confirmar el carácter intimidatorio de las mismas. Por otra parte, las maniobras militares constituyen objetivamente etapas preparatorias de futuras acciones reales y concretas y de agresión contra Nicaragua.

En tal sentido, un acuerdo de paz para la región debe establecer la proscripción absoluta de las maniobras militares internacionales, y completar las disposiciones referentes a estos compromisos, para mejor garantía del cumplimiento de los mismos. Nicaragua estima como fundamental que los siguientes aspectos complementarios sean incorporados en el Acta, con el fin de evitar que las omisiones y lagunas del texto puedan abrir las puertas al menoscabo de los compromisos sobre esta materia:

a) Las maniobras militares internacionales deben de proscribirse e manera simultánea y en el preciso momento en que se produzca el congelamiento o moratoria en la adquisición de armas.

b) Debe prohibirse expresamente que un Estado ubicado fuera del área pueda realizar maniobras militares internacionales unilaterales, contando exclusivamente con sus tropas, en el territorio de uno o más Estados centroamericanos'.

El otro gran tema de discrepancia de Nicaragua se da en torno al cese del armamentismo en la región, al congelamiento en la adquisición de armamentos y equipos bélicos y al incremento de los efectivos militares. En este punto, Nicaragua vuelve a señalar como problema central la agresión de que está siendo objeto y que justifica sus necesidades de armamento defensivo. Al eludir Contadora esta realidad de guerra en toda el Acta, Nicaragua declara su imposibilidad de asumir compromisos en esta materia. Necesitaría para ello como "condición mínima".

"Cese de la agresión de Estados Unidos contra Nicaragua, en todas sus formas, incluyendo tanto la ayuda oficial, como la ayuda encubierta a través de organizaciones y ciudadanos privados a fuerzas mercenarias y el compromiso solemne del gobierno de los Estados Unidos de abstenerse en el futuro de impulsar o permitir actos semejantes:

Por otra parte, y en lo relativo al concepto de "balance razonable" de fuerzas armadas en los distintos Estados Centroamericanos, Nicaragua señala que se ha hecho desaparecer del texto del Acta el criterio de "la situación geográfica y la situación geopolítica" como baremo para fijar las cantidades. Y añade que el obstáculo principal para determinar cualquier balance sigue siendo el mismo, el problema esencial que no toma en cuenta el Acta:

"Nicaragua aspira, por supuesto, a logro de un balance razonable que garantice nuestra seguridad, no sólo en relación a posibles acciones de cualquiera de sus vecinos, sino también incluso frente a la posible combinación de varios de ellos en acciones en contra de Nicaragua. Todo lo anterior, si es cierto que es importante, no es, sin embargo, suficiente. Para Nicaragua, el nivel necesario de las armas para la defensa de su soberanía está determinado por su capacidad de resistencia frente a una agresión norteamericana, opción que el gobierno de Estados Unidos se niega sistemáticamente a desechar.

En tanto el gobierno de los Estados Unidos no asuma de manera pública, clara y respetable, el compromiso internacional de no invadir militarmente, de manera directa o indirecta, a Nicaragua, el pueblo nicaragüense tiene el derecho a la garantía de un nivel de armamentos y de efectivos militares y paramilitares, capaz de colocarlo en condiciones de defender con dignidad su soberanía y de adquirir la mínima capacidad disuasiva que haga reflexionar seriamente a sus agresores potenciales sobre los graves costos de una aventura semejante".

Nicaragua señala además las contradicciones de otra de las afinaciones introducidas en el Acta en lo referente al control de armamentos:

"En referencia al criterio sobre el Producto Interno Bruto (PIB), que contempla el Acta, como elemento a ser considerado para la fijación de límites máximos sobre armamentos y efectivos militares, Nicaragua considera que, en su caso este criterio debe ser objeto de consideración especial, por cuanto el Producto Interno Bruto actual de Nicaragua se encuentra afectado y deprimido drásticamente como consecuencia de la guerra económica, financiera y militar que impulsa el gobierno de los Estados Unidos y que ha afectado de manera grave los niveles de producción del país".

Y en otro tema del área de seguridad, el de los asesores militares extranjeros, Nicaragua expresa su posición, a la vez que señala una afinación que considera "totalmente inaceptable":

"Nicaragua considera fundamental para las necesidades de paz y estabilidad en la región centroamericana, la proscripción de la presencia militar foránea, incluyendo el retiro inmediato de todos los asesores militares, aun de aquellos que realizan funciones de carácter técnico relacionado con la instalación y mantenimiento de equipo militar.

Por otra parte, el Documento del 12 de septiembre de 1985 introduce una nueva variante totalmente inaceptable referida al concepto de "elementos foráneos susceptibles de participar en actividades militares, paramilitares y de seguridad", concepto éste en extremo vago e impreciso que se presta a confusiones y contradicciones evidentes". .

aunque hay muchos más matices y detalles, éstas son las razones más sustanciales por las que Nicaragua no firmará el Acta en su actual redacción, por considerar que sería "un suicidio", en expresión reiterada estos días por los dirigentes sandinistas. Al poner el dedo en la llaga -en la de esta cruel guerra de agresión, incompatible con cualquier Acta de paz- el gobierno sandinista obliga necesariamente a Contadora o a suicidarse o a dar un viraje sustancial al estilo de su negociación.

Para facilitar este viraje, Nicaragua reiteró una vez más su voluntad de paz y de diálogo con los Estados Unidos y apeló a lo que siempre apela: la conciencia latinoamericana. "El sueño de Bolívar, Hidalgo, Martí, Sandino, de una América Latina unida en defensa de la autodeterminación, la independencia y la paz, exige hoy más que nunca de la hidalguía de sus gobernantes", decía el Presidente Ortega en la Carta que envió a los presidentes de Contadora y del Grupo de Apoyo al hacer pública esta posición. Unos días más tarde, el 2 de diciembre, en el acto de recibimiento a los primeros jóvenes desmovilizados del servicio militar, apelaba aún con más claridad a esta conciencia: "Si los Estados Unidos está agrediendo con nombre y apellido a Nicaragua, ¿por qué América Latina no se va a atrever a demandar a Estados unidos, con nombre y apellido, que cese su política terrorista contra Nicaragua?". Pidió ese día a los gobernantes de los ocho países de Contadora y del Grupo de Apoyo que actúen "con energía, con firmeza, con claridad, con dignidad" para "decirle claramente a los Estados Unidos que se están equivocando con Nicaragua y que, por eso, se están equivocando con América Latina".

En el callejón de difícil salida: el armamentismo hondureño, "una burla descarada a Contadora"

Un día después de que Nicaragua hiciera pública su posición en Contadora, una conferencia de prensa del Ministro de Defensa nicaragüense, Comandante Humberto Ortega, señaló otro elemento complementario de lo que se afirmaba en el documento oficial de Nicaragua frente al Acta.

Además de reiterar la "derrota estratégica" que en 1985 había sufrido la contrarrevolución y de asegurar que en 1986 quedaría reducida a una "insignificante expresión como fuerza militar", el Ministro reafirmó que mientras no cambie la política norteamericana, Nicaragua no disminuirá "un solo soldado, un solo oficial y una sola arma". Lo más interesante de la conferencia -y su objetivo- fue la información brindada por el Ministro sobre el ocultado y creciente armamentismo hondureño, con el que se viola abiertamente el espíritu y la letra de Contadora. El Ministro de Defensa se refirió a los trámites iniciados en 1981 entre Estados Unidos y Honduras para vender a este país aviones F-5 (aviones livianos de combate equipados con misiles) y al envío en 1984 de pilotos hondureños a Estados Unidos para entrenarse en su manejo. . También se refirió a los planes existentes entre ambos países para la creación e instalación por 5 años de una fuerza de tarea conjunta en la base estadounidense de Palmerola (Honduras). Por último, informó sobre la preparación ya en marcha de nuevas maniobras militares en Honduras: para enero de 1986, las llamadas "Terencio Sierra"; para febrero de 1986, las "Sendero Luminoso" y a todo lo largo del 86, la continuación de las aparatosas maniobras "Guardianes del Rey" .

Todo este incremento armamentista y esta presidente presencia militar norteamericana en Honduras fueron calificadas por Ortega como "una burla descarada a Contadora". Desde cualquier punto de vista, estos datos evidencian que, al menos, resulta unilateral el juicio de quienes afirman que es el armamentismo nicaragüense el que desafía y obstaculiza a Contadora.

Reunión en Panamá: "las cosas van al revés"

Las expectativas para la reunión de los plenipotenciarios de Contadora y Centroamérica en Panamá los días 19, 20 y 21 de noviembre, después de la reunión en Luxemburgo, no eran muchas. Teniendo en cuenta que seguían siendo 3 los temas en los que no existía consenso -Nicaragua era el único país que había hecho públicas sus posiciones en estos puntos con respecto al texto propuesto en el Acta Afinada-, se decidió volver a discutir sobre los mismos. Contadora presentó una nueva propuesta sobre maniobras y sobre control y reducción de armamentos, que tampoco consiguió consenso. En el tercer punto de debate -mecanismos de verificación y control- fue donde se llegó por fin, al consenso de las 5 naciones centroamericanas. Pero este consenso muestra, desde otro ángulo, los límites y contradicciones de Contadora. "Ya hay consenso sobre los mecanismos de verificación y control, pro todavía queda pendiente qué es lo que va a verificar y a controlar -dijo el Vicecanciller nicaragüense a su regreso a Managua-. Aquí las cosas van al revés: primero se aprueban los mecanismos y después los compromisos".

Después de este pequeño logro, Contadora no fijó más fechas ni para nuevas reuniones ni para posibles firmas ni para nuevas propuestas. Panamá era partidario de que se fijara un nuevo, último e inaplazable plazo e 30 días más. Y en este tiempo, o se llegaba a un acuerdo o se daba por terminado el proceso de Contadora. Sin embargo, la conciencia de que la salida del callejón no se iba a encontrar simplemente a golpe de calendario se impuso y Contadora -¿herida de muerte, agonizante, en shock previo a su curación...?- siguió caminando en su contradictorio proceso.

Reunión Reagan-Gorbachov: Nicaragua sobre el tapete

De las informaciones que siguieron a la reunión cumbre USA-URSS en Ginebra y de las encuestas declaraciones de los dirigentes nicaragüenses, aparece con bastante claridad que aunque Reagan intentó centrar, en cierta medida, las pláticas en los cinco "conflictos regionales" que mencionó en la ONU -entre los cuales Nicaragua es su blanco preferido-, Gorbachov rechazó este planteamiento. Para la URSS, el problema planteado por la iniciativa de defensa estratégica o "guerra de las galaxias" y el desafío del desarme en general eran los temas centrales que debían centrar las pláticas.

Esto no quiere decir que la URSS no haya hablado de Nicaragua con Estados Unidos. Antes de la Cumbre lo hicieron ambas potencias a nivel e expertos y por medio de comisiones especiales. Era la primera vez que esto sucedía en 6 años de revolución. Ya en la cumbre, Reagan habló de Nicaragua a Gorbachov con su intolerancia habitual. En Nicaragua, los dirigentes sandinistas expresaron de varias maneras su confianza en que los principios soviéticos de respeto a la autodeterminación del pueblo nicaragüense neutralizaron toda posible pretensión norteamericana de negociar allí el futuro de Nicaragua sin que estuviera presente Nicaragua .

En este sentido, no dejan de ser significativas las declaraciones de Julio López, jefe del Departamento de Relaciones Internacionales del FSLN, el 6 de noviembre, al conmemorarse el 68 aniversario de la revolución soviética. Estos son algunos de los conceptos de su discurso en la Central Sandinista de Trabajadores:

"La amistad de Nicaragua con la URSS no es negociable, como antes se dijo de la amistad de Nicaragua con Cuba...

Nicaragua no tiene la intención de dar a ningún gobierno extranjero explicaciones ni justificaciones de nuestra amistad con la URSS...

La lucha y el destino del pueblo nicaragüense sólo lo determina y lo decide el pueblo de Nicaragua... Si el gobierno norteamericano quiere llegar a acuerdos sobre Nicaragua, el procedimiento es sencillo: tiene que negociar con el gobierno de Nicaragua y tenemos la más absoluta garantía de que la URSS comparte esta posición del gobierno de Nicaragua".

La crisis en la ONU: versión en miniatura de la crisis permanente de Contadora

El viernes 22 de noviembre se inició en la ONU, en el marco de la 40 Asamblea General, el esperado debate sobre Centroamérica.

Para romper el estancamiento público en que cayó Contadora con el anuncio de Nicaragua y con el fracaso en la firma del Acta para el 20 de noviembre, los 4 países de Contadora introdujeron un proyecto de resolución sobre Centroamérica que sería la conclusión del debate, en el que, entre otras cosas, se hacía énfasis en los principios originales de la gestión de paz -la autodeterminación y la no-intervención- y se pedía por medio de tres referencias, directas o indirectas, la reanudación del diálogo bilateral Estados Unidos-Nicaragua como muestra de apoyo a Contadora. Los contenidos de este proyecto, bastante claro y directo, fueron acordados por los Cancilleres de Contadora en Luxemburgo y aprobados por todos los plenipotenciarios de Contadora y Centroamérica en Panamá, en la reunión del 19 de 21 de noviembre.

Hasta aquí el primer acto: la conciencia latinoamericana determina enfrentarse a Estados Unidos en el tema crucial que está en juego en el área: el respeto a la autodeterminación de los pueblos centroamericanos.

Durante el fin de semana -23 y 24 de noviembre- el ex-General Vernon Walters, embajador de Estados Unidos en la ONU, inicia una serie de conversaciones con los embajadores de los países de Contadora y los de Centroamérica, excluyendo naturalmente a Nicaragua. En la embajada de Venezuela, estos embajadores celebran una serie de reuniones, de las que México y Nicaragua quedan excluidos. El lunes 25 los embajadores centroamericanos expresan que tienen discrepancias con el proyecto y los de Panamá, Colombia y Venezuela solicitan el retiro del mismo. Circula entonces en la ONU "otro" proyecto de resolución, apócrifo, en el que se han hecho modificaciones sustanciales. Por ejemplo, se ha eliminado el párrafo en el que se expresaba la preocupación de Contadora por la realización de maniobras militares extranjeras en la región. Circuló también por la ONU que el cambio era debido a que México había decidido retirar el proyecto. La Cancillería mexicana desmintió esto, indico que mantenía su apoyo a la primera versión y atribuyó el incidente a "descoordinación" entre las Cancillerías y sus respectivos embajadores en la ONU.

Estados Unidos trata de abortar la iniciativa latinoamericana

Hasta aquí el segundo acto: Estados Unidos trata de abortar con chantajes y presiones -sobre todo, por el lado económico- cualquier asomo de firmeza latinoamericana en contra de su hegemonía en Centroamérica. Y tiene éxito: cuenta con la permanente sumisión de los países centroamericanos y logra doblegar a los países de Contadora. En este caso, Guatemala, que en otras ocasiones trató de conservar su independencia, se alió a El Salvador, Honduras y Costa Rica.

El proyecto de resolución, así boicoteado por Estados Unidos, debía haberse votado el 27 de noviembre. Pero Nicaragua, siguiendo la política emprendida el 11 de noviembre de mostrar firmeza ante Contadora para obligar a que ésta busque flexibilidad y concesiones no de Nicaragua sino de los Estados Unidos, no aceptó votación sobre ninguna resolución si no había en ello referencias explícitas y claras sobre los Estados Unidos. "¿De qué nos sirve una resolución como ésa? Al que viene de Marte y la lee, ese texto no le explica nada de lo que pasa en Centroamérica. Y esos son lujos que ya Nicaragua no se puede permitir. Con esas posiciones ambiguas Contadora sólo sirve ya para oscurecer la agresión norteamericana", expresó al IHCA un funcionario de la cancillería nicaragüense, interpretando lo ocurrido en la ONU.

El incidente de la ONU fue una puesta en escena "en miniatura" de lo que una y otra vez ha ocurrido a lo largo del proceso negociador de Contadora. Lo específico de esta crisis es que antes, sucesos así ocurrían sólo en privado, y esta vez sucedieron en público y ante la comunidad internacional, que se dio cuenta de todo. Para Nicaragua, la crisis de la ONU fue el más adecuado complemento para ejemplificar ante el mundo lo que viene diciendo hace tiempo y lo que quiso señalar ya sin tapujos con los importantes documentos del 11 de noviembre: Estados Unidos es el obstáculo real a la paz de Centroamérica y a la iniciativa de Contadora.

Dejando a un lado el incidente sobre la resolución, todo el debate en la ONU sobre Centroamérica mostró la preocupación con que la crisis centroamericana sigue siendo observada y seguida por todos los países del mundo. En las más de 60 intervenciones que se dieron en el debate, europeo, latinoamericano y no alineados hicieron análisis muy claros sobre las causas reales de esta crisis .

En la OEA: se profundiza el estancamiento

Del 2 al 5 de diciembre tocaba a la Organización de Estados Unidos Americanos (OEA) celebrar su XIV Asamblea Extraordinaria, en la que debía discutirse, principalmente, un proyecto de reforma política de la organización. La reunión se desarrolló en Cartagena de Indias (Colombia).

De esta reunión, que congregó a 31 cancilleres de América y a 18 delegados de países observadores, se esperaba algún elemento distensionador en la crisis. No se dio. Más bien, en lo referente a la crisis centroamericana, fue un encuentro lleno de tensiones y de vacíos y todo esto abrió más la llaga que Nicaragua señala con insistencia.

Hubo una bocanada de oxígeno cuando los Cancilleres de Contadora y los del Grupo de Apoyo declararon su propósito de mantener, unidos a los ocho, el proyecto de resolución original que se había presentado en la ONU y que tanto había molestado a los norteamericanos. Pero, a pesar de esta audacia, el estancamiento prevaleció: Por un lado, Honduras, El Salvador y Costa Rica se opusieron al proyecto y asumieron el proyecto norteamericano. Por otro lado, la reunión de los cancilleres de Contadora con los centroamericanos no pasó de una consulta sin frutos. Y finalmente, y lo que es peor, los Cancilleres de Contadora, después de una reunión privada con Shultz dejaron entrever que el panorama era cerrado, porque Estados Unidos no aceptaba ningún acuerdo que decidiera Contadora si con éste se garantizaba la existencia del gobierno sandinista.

Declaraciones de George Shultz, antes y durante la Asamblea, mostraron abundantemente la intransigencia del gobierno Reagan. En vuelo a Cartagena, Shultz declaró a "Los Angeles Times": "Nuestro compromiso (con los contrarrevolucionarios) es indefinido" . Por otra parte, aprovechó el escenario colombiano, donde está vivo el impacto de la tragedia del 6 de noviembre en el Palacio de Justicia, para acusar al FSLN de tener vínculos con el M-19 colombiano.

La reunión no entró a fondo en los grandes temas que conmueven a América Latina en estos momentos : la deuda externa del continente y el conflicto centroamericano. El momento no se mostró maduro para la readmisión de Cuba a la organización, a pesar de que cada vez son más los países latinoamericanos que restablecen sus relaciones diplomáticas con el gobierno cubano. Es sobre todo la situación de aguda crisis económica la que permite aún a Estados Unidos un gran margen para ejercer la arrogancia del poder a la que se refirió el Presidente colombiano al inaugurar la Asamblea.

Así, sin que la OEA se acredite la instancia capaz de suplantar a Contadora en Centroamérica, pero también sin que Contadora tenga la suficiente fuerza para romper el desequilibrio hegemónico de Estados Unidos en la OEA, terminó la reunión dejando a Contadora en una situación más que difícil.

Para Nicaragua, esta hora de profundo estancamiento de Contadora, debe ser por una parte, una hora de poner a prueba la dignidad latinoamericana y por otra, una hora para que el mundo reflexione sobre las raíces de la crisis centroamericana.

Diez días antes de hacer pública su posición en Contadora, Nicaragua había escrito a los presidentes de los 4 países señalando una vez más cuál es esa raíz, poniendo el dedo en la llaga:

"La crisis centroamericana tiene su origen, por un lado en década de explotación económica inmisericorde de los recursos naturales de nuestros países por parte de transnacionales fundamentalmente norteamericanas, que han lanzado a la marginación y a la pobreza a millones de centroamericanos, y por el otro en la imposición de regímenes dictatoriales militares que apoyados por los Estados Unidos le han negado a los pueblos centroamericanos expresiones políticas democráticas. A esta situación desesperante se han venido a sumar en los últimos 5 años las políticas de intervención y guerra del gobierno de los Estados Unidos en Centroamérica, que pretendiendo sofocar la crisis han sido factor determinante para agudizar y proyectar la misma a niveles nunca antes conocidos en nuestra historia".

Para romper con alguna iniciativa el estancamiento y, a la vez, para poner a prueba la voluntad de los gobiernos latinoamericanos, el Presidente de Nicaragua volvía a escribir a los 8 presidentes involucrados en el proceso de Contadora con una petición bien concreta: que gestionen en los próximos 6 meses, ante los Estados Unidos, el cese de la guerra de agresión contra Nicaragua.

La situación interna: una emergencia tranquila

Mientras se vive toda esta crítica y compleja "emergencia internacional", Nicaragua sigue en emergencia, en la emergencia que determina desde hace años la guerra de agresión y ajo las nuevas limitaciones de la reciente ley de emergencia que, como ya se preveía y se observaba desde el mes pasado, está teniendo una aplicación tan selectiva y limitada que no afecta la vida habitual de la mayoría de la población.

Continúa la guerra, se desmoviliza la primera promoción del servicio militar y empieza la batalla del café.

En el terreno militar, se mantienen las constantes de victoria sandinista sobre la contrarrevolución. El 20 de noviembre, un grupo de 300 hombres de la FDN lanzó un ataque contra la población de Santo Domingo (Chontales), en el centro-este del país, con características muy similares a las del ataque que en agosto había lanzado contra La Trinidad (Estelí), en el norte. Igual que en aquella ocasión, el ataque fue calificado de "suicida" por el ejército sandinista, que explicó esto por la necesidad que tenían los contrarrevolucionarios de lograr efectos propagandísticos en los momentos en que se discutía en el Congreso la ampliación del tipo de "ayuda humanitaria" otorgada a los contrarrevolucionarios. Enfrentaron a la FDN fuerzas del servicio militar, de la autodefensa de la población y de las llamadas COPETE (Compañías Permanentes Territoriales) reformulación de las antiguas milicias campesinas, auxiliadas por el fuego de helicópteros. Los contrarrevolucionarios tuvieron 50 bajas -41 muertos- y el ejército sandinista, 2 bajas. Hubo otros 8 civiles heridos, incluida una niña, que perecieron en los primeros momentos del ataque.

El Ministerio de Defensa informó que en otros combates ocurridos este mes, especialmente en esta zona central del país, los contrarrevolucionarios han tenido 234 muertos. El 10 de noviembre cayeron, víctimas de una emboscada de la contrarrevolución, a unos 20 km. al oeste de la ciudad costeña de El Rama, 30 milicianos sandinistas y 3 civiles. Hacía muchísimos meses que no se producía un número tal alto de bajas sandinistas en un acto de esta naturaleza .

El 20 de noviembre, el mismo día en que se produjo el ataque a Santo Domingo, la Cámara de Representantes norteamericana aprobó (387 votos contra 21) un proyecto de ley para ampliar el concepto de ayuda humanitaria de alimentos, medicinas y ropas a otros implementos: equipos de comunicación y transmisión sofisticados y vehículos terrestres y aéreos, siempre que no estén equipados -dice la ley- "para causar graves daños o para matar". A esta ampliación de la ayuda, que contempla también el intercambio de informaciones entre la CIA y los contrarrevolucionarios, se llegó después de meses de discusiones en los Comicios de Inteligencia del Senado y la Cámara sobre la interpretación del concepto de "ayuda humanitaria".

El 4 de diciembre, el Presidente Reagan firmó la ley. El Comandante Humberto Ortega, en la rueda de prensa ya citada, se refirió a planes de la CIA para entregar a la contrarrevolución lanchas "pirañas" (artilladas para el ataque). Igualmente, señaló la importancia creciente que tiene la intervención militar norteamericana en materia de comunicaciones en la actual guerra de agresión, informando sobre 431 vuelos espía sobre territorio nicaragüense, de aviones norteamericanos entre los meses de enero y noviembre de 1985 y a la presencia en el Pacífico del buque espía estadounidense ARL-24 Speen, equipado con sofisticados medios técnicos para interceptar e interferir las comunicaciones del ejército sandinista.

Pero todas las denuncias sobre la escalada armamentista norteamericana al servicio de la contrarrevolución se quedaron cortas este mes ante el derribo, el 3 de diciembre, de un helicóptero MI-8 del ejército sandinista por un misil tierra-aire (SAM-7) disparado por elementos de la FDN. En el helicóptero murieron 14 militares sandinistas.

El 5 de diciembre, y después de una investigación, el gobierno de Nicaragua informó sobre los hechos y confirmó el empleo de este poderoso y sofisticado cohete portátil en el derribamiento del helicóptero, recordando que ya en mayo de este año el Ministerio de Defensa nicaragüense había advertido sobre la entrega de estos cohetes (flechas) a la contrarrevolución. A la par que Nicaragua hacía su denuncia, el Departamento de Estado norteamericano, en nota oficial, informaba que efectivamente era el gobierno de Estados Unidos quien había provisto a la FDN en estos misiles y lo justificaba como un acto "de defensa" y como una respuesta lógica al empleo por Nicaragua de helicópteros soviéticos, a la par que el propio George Shultz felicitaba a los dirigentes de la FDN por el éxito de su acción.

Señalando que jamás fuerzas irregulares han tenido acceso a un arma de esta tecnología, que su uso por este tipo de fuerzas pone en peligro el tráfico aéreo civil en toda el área, que al legitimar y justificar su uso por estas fuerzas, Estados Unidos alienta a otras fuerzas irregulares a emplearlas, Nicaragua alertó a la comunidad internacional -especialmente a los gobiernos latinoamericanos involucrados en Contadora- sobre la gravedad de estos hechos, convocó al Consejo de Seguridad de la ONU a examinarlos y reafirmó su voluntad de seguir adquiriendo todos los medios necesarios para defenderse del terrorismo de Estados norteamericanos expresado en esta ocasión de una manera tan sorprendente como impúdica.

Como un signo más de la marcha positiva de la guerra para el gobierno nicaragüense -hecho que está detrás de estas medidas -límite de tipo terrorista- adoptadas por la Administración norteamericana-, el 2 de diciembre comenzó la desmovilización masiva de la primera promoción de cachorros del ejército sandinista (jóvenes reclutas que cumplen el servicio militar) tras haber terminado sus dos años de servicio armado. En el solemne acto de recibimiento, el presidente de Nicaragua recordó las "dificultades iniciales" y las propias limitaciones y errores cuando comenzó a organizarse el reclutamiento.

A dos años de aquella primera convocatoria, sin duda uno de los mayores desafíos afrontados por la revolución y el mayor de los impactos sociales causados por la guerra de agresión, puede afirmarse que el balance es positivo. La participación de miles de jóvenes en la lucha con la contrarrevolucionarios cambió significativamente el curso de la guerra y la formación de estos muchachos en la dura "escuela de la montaña" será un importante componente que sumar al gran caudal de energías necesario para reconstruir Nicaragua.

Mientras continúan los combates en la montaña y miles de jóvenes son desmovilizados del ejército y otros miles ocupan sus lugares, mientras continúan los trabajos de preparación de la nueva Constitución y se incrementan los esfuerzos por erradicar la epidemia del dengue, la mayor movilización anual del país comenzó y para asegurar la cosecha del café en este año. Durante tres meses -diciembre a febrero- miles de jóvenes de secundaria y universitarios, de empleados públicos y de campesinos, cortarán el café, principal producto de exportación de Nicaragua.

Este año habrá 30,500 cortadores voluntarios, la mitad de los cuales trabajarán armados en los cafetales. Para asegurar este número entre los empleados estatales, dos Ministerios (Cultura y Educación) y otras instituciones del Estado cerrarán casi totalmente durante la temporada de los cortes. Del éxito de la cosecha de café de este año depende el que Nicaragua asegure más de la quinta parte de las divisas que requiere para sus necesidades de importación.

La aplicación de la emergencia en el nivel religioso

Los meses de noviembre y de diciembre son particularmente importantes en la religiosidad del pueblo nicaragüense. No sólo por las celebraciones navideñas, sino, sobre todo, por las celebraciones de La Purísima (Concepción de María) que culminan el 7 de diciembre, pero que vienen precedidas por intensos preparativos populares, barriales y comunales, de tradicionales cofradías y organizaciones religiosas desde muchas semanas antes.

Al decretarse la ley de emergencia se especificó que no podrían celebrarse manifestaciones al aire libre, aun cuando fueran religiosas (procesiones, por ejemplo), sin previo permiso de la policía del lugar. Siendo la celebración de La Purísima una fiesta eminentemente popular, al aire libre, de movilización callejera, se dieron algunos malos entendidos sobre cómo podría afectar la emergencia a esta tradicional fiesta nacional. Esta situación de confusión fue aprovechada por algunos sacerdotes y laicos, que esparcieron rumores muy negativos para el gobierno y también por algunos funcionarios que alimentaron esos rumores con comportamientos inadecuados.

El 23 de noviembre el Ministerio del Interior hizo público un comunicado en el que se especifica que esta hermosa tradición religiosa puede celebrarse con la más absoluta libertad, con el fervor y la alegría con que se ha celebrado desde siempre, y particularmente, desde que triunfó la revolución, indicando que no está permitido usarla para darle connotación política y que se aplicará la ley a todo aquel que irresponsablemente difunda rumores contra la libertad religiosa que el Estado garantiza a plenitud. De hecho, las Purísimas, que se prolongan hasta la Navidad, se están celebrando con menos cohetes, luces y dulces que otros años, debido a las dificultades económicas, pero con la alegría y la creatividad de siempre.

En otros planos de la aplicación de la ley de emergencia, que son más selectivos, hay que resaltar que, hasta el 6 de noviembre, día en que viajó al Sínodo que se celebraba en Roma, el Cardenal cuando continuó sus continuas giras por el país. En sus visitas de estos días, se produjo la que quizá haya sido la más conflictiva de todas: la de Chinandega (10 de noviembre). En esta ocasión, las autoridades sandinistas y el comité de recibimiento (compuesto por laicos, empresarios, alguno de ellos con conocidos vínculos con el somocismo) llegaron al acuerdo -incluso escrito- de que no se iba a realizar marcha por las calles, sino sólo la misa bajo techo. Sin embargo, a última hora este acuerdo fue violado por el comité que, valiéndose de una estratagema, organizó un desfile de 2 mil personas por las calles. Al terminar la visita, los integrantes del comité fueron apresados durante unos días acusados de violación de la ley.

Es oportuno señalar que, al igual que en Chinandega, en los comités de recibimiento al Cardenal suelen agruparse elementos de la oposición extraparlamentaria o empresarios y propietarios del lugar opuestos a la revolución, algunos con vínculos con la contrarrevolución armada, que se aprovechan de la llegada del Cardenal para desarrollar actividades y propaganda política que, fuera del marco de una actividad religiosa, no tendrían eco en la población, pero que sí lo pueden tener al verse mezcladas en el ambiente creado por visitas, en las que prevalecen actitudes reverenciales hacia la autoridad eclesiástica.

Las giras del Cardenal Obando y la "libertad religiosa"

Estas connotaciones políticas en sus giras son permanentemente ocultadas por el Cardenal Obando cuando hace declaraciones en el exterior, en las que trata de dejar grabada la imagen de una persecución religiosa -de la que es él la víctima protagonista- e incluso tergiversa él mismo el número de las personas que se congregan para escucharlo.

El tema de la real situación de la libertad religiosa en Nicaragua es continuo objeto de debate a nivel internacional, incluso al interior de la Iglesia. En el marco del Sínodo Romano, a donde el Cardenal nicaragüense ha llevado también su mensaje antisandinista, tuvieron un gran eco las declaraciones del Secretario para América Latina de los religiosos dominicos, en una de cuyas parroquias en Managua celebró su apoyo de 30 días el P. Miguel D'Escoto y a los que el Cardenal no tiene mucha simpatía. Entre otras ocas, el P. José Manuel Pérez, dijo:

"No entiendo sinceramente el escándalo de la prensa internacional (por la emergencia en Nicaragua). Considero que habría que escandalizarse por situaciones radicalmente diversas como la de Guatemala. Estuve recientemente en Nicaragua, donde tenemos 15 padres que viven pobremente y están extraordinariamente contentos de estar en ese país, porque piensan estar a la vanguardia de un cambio necesario para América Latina.

Desmiento estos juicios (sobre una persecución religiosa en Nicaragua) en la manera más absoluta. En Nicaragua la Iglesia está dividida y esto es un escándalo. Pero, ¿de quién es la responsabilidad? por una parte, se dice que el comportamiento político es competencia de laicos, pero luego la jerarquía tiene una opción política muy bien definida y quien no está de acuerdo con esta opción no es considerado un buen cristiano...

La Iglesia Popular es una expresión que se usa para desacreditar y acusar de rebelión a un movimiento eclesial muy fuerte en toda América Latina que, en cambio, se siente Iglesia y, basta: que es Iglesia..."

En relación con informaciones que ofrecimos en Envío del mes anterior conviene precisar que, después de la ley de emergencia, el gobierno solamente citó a algunos sacerdotes y religiosos -y no a todos, como dijimos- para advertirles de los alcances de la ley y del respeto que debían tener a ésta y a otras leyes del Estado. Estas conversaciones las tuvieron autoridades sandinistas con todos los sacerdotes extranjeros y con los más conflictivos de los nacionales de la Región (Granada, Masaya, Carazo y Rivas) y con los más conflictivos de los extranjeros y nacionales de la Región III (Managua). Ninguno de estos sacerdotes fue apresado ni torturado. Ninguna religiosa fue citada a estas entrevistas. entre los pastores evangélicos, son contados los que -únicamente de la Región III- fueron llamados a citas similares. Los pastores llamados lo fueron a causa de sus conocidos y estrechos vínculos con organismos norteamericanos como el IRD. (Uno de los citados, incluso, ha estado desayunando con el mismo Presidente Reagan). El pastor Boanerges Martínez permaneció apresado durante varios días, porque después de la entrevista con las autoridades se presentó en la embajada norteamericana en Managua para hacer declaraciones falsas sobre las torturas de que había sido objeto, que fueron propagadas inmediatamente en los Estados Unidos.

Así, la emergencia, también en su aplicación en el sensible campo de lo religioso no parece tener nada que ver con esa "persecución religiosa" con la que la quiere identificar el Cardenal Obando y algunos sectores del exterior. La preocupación de estos sectores por el estado de emergencia oscurece, como el Acta de Contadora, la realidad de guerra que vive el país.

En entrevista con el Comandante Tomás Borge, Ministro del Interior, a cuya mano dura se pretende achacar en el exterior la implantación de esta ley, Envío preguntó al dirigente sandinista su opinión sobre todas estas preocupaciones y alarmas. Y esta fue su respuesta: "Comparto esa preocupación por la emergencia. Pero me preocupa más que ellos no se preocupen de la agresión de que estamos siendo víctimas. Llama la atención que estén preocupados por el estado de emergencia en Nicaragua, que no ha significado un solo muerto, una sola bomba lacrimógena, ninguna persecución contra nadie, y no se preocupen en la misma medida por las decenas y centenares de muertos nicaragüenses, víctimas de la agresión norteamericana. Creo que ésta debería ser su principal preocupación".

Es en esta llaga en donde, desde todos los ángulos, Nicaragua desea poner el dedo. Entramos en una etapa en la que este señalamiento central se va a convertir más y más en la brújula de toda la política nicaragüense.

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