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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 52 | Octubre 1985

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Nicaragua

¿Hacia el acta de paz o hacia la paz?

Nicaragua denuncia el terrorismo de Estado del gobierno de Estados Unidos en todos los foros internacionales. Con esta denuncia, intenta no sólo explicar la guerra sino detenerla, mostrando ante el mundo que se trata de un caso de intervención y que debe realizarse una negociación entre el agresor y el agredido.

Equipo Envío

La coyuntura de este mes está marcada por la proyección, más internacionalizada que nunca de las denuncias de Nicaragua contra el terrorismo de Estado norteamericano en distintos foros mundiales y, en consecuencia, por la redoblada atención mundial al conflicto centroamericano y a la negociación de paz de Contadora, especialmente en el marco de la 40a. Asamblea General de la ONU.

Mientras el gobierno de Nicaragua mantiene la ofensiva en la guerra y sigue consolidando su estrategia económica de supervivencia, de las resoluciones que surjan del Tribunal de La Haya y de lo que suceda en esta "etapa final" en la que ciertamente parecen encontrarse las negociaciones de Contadora, puede depender un giro en la política norteamericana hacia Nicaragua. Pero cualquier giro - táctico o no - está también en estrecha relación en esta etapa con las posiciones políticas con las que Estados Unidos y los países capitalistas industrializados decidan enfrentar el problema de la deuda externar latinoamericana y con las posiciones políticas desde las que Estados Unidos decida dialogar con la URSS, espacio de diálogo al que se llevará el tema centroamericano.

Estamos ante una compleja situación internacional, frente a la cual Estados Unidos debería evaluar y podría reevaluar el rumbo de su acta política hacia la región, y especialmente hacia Nicaragua.

Nicaragua denuncia el terrorismo de Estado en todos los foros internacionales

La denuncia de la política de terrorismo de Estado de la Administración Reagan ha sido una constante de la política exterior nicaragüense, especialmente desde octubre de 1983, cuando se produjo el ataque contra los depósitos de combustibles del puerto de Corinto. Durante el presente mes, esta permanente denuncia nicaragüense alcanzó su mayor proyección a nivel internacional y el mayor nivel al que puede llegar de en el terreno jurídico, al iniciarse las audiencias de la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Denunciando esta política terrorista y explicando en qué consiste y cómo se ha ido incrementando y articulando, Nicaragua trata de explicar el origen y sentido de la guerra que padece y que enfrenta, guerra que Estados Unidos y algunas fuerzas internas en Nicaragua intentan presentar como una "guerra civil" que debe resolverse por el "diálogo" entre las partes en conflicto. Con esta denuncia, Nicaragua intenta, en el terreno político y diplomática - también jurídico, remitiéndose el derecho internacional - no sólo explicar la guerra sino detenerla, mostrando ante el mundo que se trata de un caso de intervención y que debe realizarse una negociación entre el agresor y el agredido.

En Canadá y en Angola

Además de La Haya, Nicaragua también presentó este mes su denuncia de la política norteamericana en otros dos importantes foros internacionales.

En Ottawa (Canadá) se celebró la 74a. Conferencia de la Unión Interparlamentaria Mundial (UIP), a la que asistieron mil delegados de más de 90 países. La Asamblea Nacional de Nicaragua, elegida en nombre de 1984, estuvo representada por una delegación pluralista - del FSLN y otros partidos - que llevaban al frente al Comandante Carlos Núñez, presidente de la Asamblea. En el foro parlamentario, Nicaragua denunció la situación de guerra creada por la política terrorista de Estados Unidos y, en el contexto del creciente debate internacional sobre la deuda externa, señaló la gravedad de este problema pidiendo el Nuevo Orden Económico Internacional a la par que el "nuevo orden político internacional", basado en el respeto a la autodeterminación de los pueblos. La delegación nicaragüense realizó contacto bilaterales con 65 de las 90 delegaciones, con el fin de explicarles detalladamente el proceso de institucionalización revolucionaria, especialmente en lo que se refiere al actual proceso de Consulta para la elaboración de la Constitución. (En abril de 1986 se celebrará en México la 75a. Conferencia de la UIP para abordar sólo dos temas: Centroamérica y el desarme nuclear).

En Luanda (Angola) se celebró la Conferencia Ministerial de los países No-Alineados con ministros representantes de 101 países del Tercer Mundo. La delegación nicaragüense estuvo presidida por el Ministro de Cooperación Externa, Comandante Henry la política de terrorismo de Estado impulsada por el actual gobierno norteamericano, calificándolo como "la amenaza más seria que ha existido en el mundo desde que terminó preocupación de todos estos países por la situación centroamericana, especialmente por la de Nicaragua, y se apoya el proceso de paz de Contadora. También, y por primera vez, el tema de la deuda externa ocupa un capítulo aparte en la declaración final, calificando la deuda como una carga "incompatible con el desarrollo" de los pueblos.

En la Haya

El 12 de setiembre y durante una semana de sesiones, como estaba previsto, se desarrollaron en La Haya (Holanda) las audiencias que constituyen la última fase del juicio sobre la demanda del gobierno de Nicaragua contra el gobierno de Estados Unidos por su guerra de agresión. Según las disposiciones jurídicas, el Tribunal internacional debe de llegar a un fallo definitivo a más tardar en la segunda quincena de noviembre. Si no se retrasa, este fallo coincidiría con el plazo final que se ha fijado Contadora para la firma del Acta de Paz.

El gobierno de Estados Unidos, el acusado, no estuvo presente en el juicio, tal como estaba previsto desde que se retiró del caso en enero, desacatando así la jurisdicción de la Corte. "No fueron al banquillo de los acusados porque la agresión es tan inmoral e ilegal que al gobierno de Ronald Reagan le da vergüenza presentarse en público": ésta es la explicación que dio de la ausencia el Comandante Luis Carrión, que arriba al frente del grupo de testigos nicaragüenses y norteamericanos que presentaron pruebas en nombre de Nicaragua.

Además de los testigos norteamericanos que llevó Nicaragua hay también norteamericanos en el equipo legal que asesora al gobierno nicaragüense y que participa en este juicio. Entre ellos, Abraham Chayes, ex-asesor legal del Departamento de Estado en tiempos de John Kennedy, considerado como la principal autoridad mundial en materia de derecho internacional.

Además de los testigos norteamericanos que llevó Nicaragua hay también norteamericanos en el equipo legal que asesora al gobierno nicaragüense y que participa en este juicio. Entre ellos, Abraham Chayes, ex-asesor legal del Departamento de Estado en tiempos de John Kennedy, considerado como la principal autoridad mundial en materia de derecho internacional.

Para fundamentar su demanda contra el gobierno de Estados Unidos, Nicaragua llevó a La Haya abundante y variada documentación, 1.500 pruebas escritas y cinco testigos, que presentaron algunas de estas pruebas y se sometieron a las preguntas aclaratorias de los 15 jueces que integran al Corte, entre los que hay un norteamericano, Stephen Schwebel.

El Comandante Luis Carrión, actual responsable de las Regiones I y VI, las más afectadas por la guerra, presentó ante el Tribunal en dos exposiciones un relato cronológico de la guerra contrarrevolucionaria y de su evolución, destacando la intervención directa de la CIA en la formación del ejército contrarrevolucionario y en el diseñó de las estrategias militares de éste.

David Mac Michael, ex-miembro de la CIA, que actuó como analista de la CIA en El Salvador entre 1981 y 1983, explicó ante el Tribunal la "justificación" política que tuvo en sus inicios la guerra contrarrevolucionaria. Según lo presentó la Administración Reagan desde 1981, se armaba el ejército contrarrevolucionario en las bases de Honduras para detener el tráfico de armas del gobierno sandinista al FMLN y para frenar así la "exportación de la revolución". Mac Michael reconoció que en 1980 y comienzos de 1981 se habían producido envíos de armas desde Nicaragua a El Salvador, pero que desde entonces no había habido más pruebas de este tráfico.

Y más aún: que las "pruebas" que periódicamente ha presentado el gobierno Reagan para demostrar que le tráfico continúa y que, por eso, debe continuar el financiamiento a los contrarrevolucionarios, son pruebas sin fundamento alguno. En su argumentación ante la Corte, Mac Michael añadió que estas pruebas no eran más que pretextos, pues desde el mismo inicio de la organización de los grupos contrarrevolucionarios por la CIA, el objetivo del accionar de los mismos no era otro que la desestabilización y derrocamiento del gobierno de Nicaragua. Mac Michael se refirió también a las continuas tácticas de "provocación fronteriza" empleadas en esta guerra. Provocar desde las fronteras, disparando desde territorio hondureño contra objetivos nicaragüenses o infiltrando hombres armados, que han tenido siempre en Honduras una retaguardia segura, ha sido constante característica de estos años de guerra contrarrevolucionaria. "La CIA consideraba que a los sandinistas les faltaba madurez, que eran impulsivos y tenían mentalidad de guerrillero " - explicó en su testimonio el ex-analista de la CIA-, atribuyendo a este juicio la convicción norteamericana de que la "provocación" tarde o temprano surtiría su efecto y que los sandinistas atacarían a los contrarrevolucionarios violando el territorio hondureño, justificándose así una escalada en la guerra.

Michael Glennon, asesor legal de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado entre 1977 y 1980, presentó un informe en el que acusa a Estados Unidos de violar, a través de la actividad de los contrarrevolucionarios, los derechos humanos de la población civil nicaragüense, documentando esta afirmación con series de testimonios recogidos por él mismo en una semana que pasó visitando zonas de operación de los grupos contrarrevolucionarios.

William Hüpper, Ministro de Finanzas de Nicaragua, cifró en $1.300 millones las pérdidas materiales indirectas causadas por la agresión, indicando que otros organismos internacionales elevan esta cifra hasta $3 mil millones. Hüpper pidió a la Corte que Estados Unidos indemnizara a Nicaragua en $372 millones, calculando en esta cantidad los daños directos de la agresión.

Jean Loison, sacerdotes francés, que trabaja como enfermero en el hospital de La Trinidad (Estelí), presentó en la Corte crueles relatos de secuestros, asesinatos, violaciones y destrucciones ejecutados por los contrarrevolucionarios, mostrando además dramáticas fotos de heridos o de cadáveres mutilados o torturados.

Entre las pruebas escritas presentadas estos días en la Corte está el testimonio firmado y jurado ante notario de uno de los ex-dirigentes de la FDN, Edgard Chamorro, que ofrecemos íntegro en este "envío" por la abundancia de detalles que aporta sobre las relaciones de la CIA con los grupos contrarrevolucionarios

Aunque Estados Unidos no se sentó en el banquillo de los acusados, el juicio de La Haya obligó necesariamente a la Administración Reagan a levantar otra vez su retórica antisandinista con nuevos argumentos. Esta retórica, desde la operación de cáncer de Reagan y las acusaciones que hizo unos días antes el Presidente sobre la pertenencia de Nicaragua a una especie de "internacional terrorista" se había enfriado notablemente. En este momento estaríamos asistiendo a un resurgir de la misma. el calor de lo que sucede en La Haya.

El 13 de septiembre el Departamento de Estado norteamericano difundió un nuevo documento sobre Nicaragua, llamado "Revolución más allá de nuestras fronteras", que fue divulgado en La Haya. El documento, que identifica el "internacionalismo" siempre proclamado por la revolución nicaragüense con la "práctica de la intervención" sandinista en los restantes Estados centroamericanos, reúne una serie de "pruebas" para fundamentar esta identificación y se dirige, principalmente, a aprobar la "legalidad y moralidad del uso de la fuerza" ante una "agresión ilícita", valiéndose incluso del derecho internacional en apoyo de esta tesis.

La guerra que enfrenta Nicaragua, en esta la más reciente definición que de ella hacen los Estados Unidos de cara a La Haya, no se presenta enfatizando tanto su carácter "interno" al de conflicto internacionalizado por el "bien común". Dice entre otras cosas el documento:

"Las acciones de Estados Unidos no son evidentemente actos de un gobierno que busca únicamente un pretexto para intervenir. Se trata de acciones concertadas con aliados en un esfuerzo para persuadir a un gobierno agresor a cesar sus acciones ilegales en aras del interés por la paz y seguridad de la región (...)

Los esfuerzos de Estados Unidos para a las naciones de América Central en su defensa en contra de las acciones nicaragüenses han abarcado varios elementos interrelacionados, que incluyen (se cita aquí asistencia militar y económica, presiones económicas, maniobras, etc.) asistencia a los nicaragüenses que resisten la política interna represiva y la política externa de carácter intervencionista de régimen sandinista. Este último elemento de la respuesta colectiva a la agresión nicaragüense ha sido el foco principal de las quejas sandinistas. Los sandinistas han buscado dar entender que esta asistencia es ilegal -aun como respuesta a una agresión- porque muchos de los detalles concernientes a este programa son "encubiertos". Pero la legalidad del uso de la fuerza no tiene nada que ver con el grado de encubrimiento que se mantenga. (...)

Se trata simplemente de que la intervención sandinista, incluyendo el apoyo a las fuerzas guerrilleras en otros países, ha provocado una respuesta colectiva. Una nación que participa en el uso ilegal de la fuerza armada en contra de otra se convierte en el objeto apropiado de una acción necesaria y proporcionada a cargo de la víctima y de sus aliados en el ejercicio de su derecho individual y colectivo de autodefensa. Un agresor no puede evadir su responsabilidad por el uso de su derecho básico a la autodefensa. Las protestas sandinistas de inocencia no pueden alterar el hecho de su agresión continua y sin provocación en contra de sus vecinos. Nicaragua no puede reclamar la protección de los mismos principios del derecho internacional que ella misma está violando".

En La Haya, los testigos norteamericanos señalaron la debilidad de la argumentación del documento y se preguntaron por qué Estados Unidos, si tantas pruebas y razones legales tiene, se limita a editarlas a través de su aparato de propaganda y no acude con ellas a defenderse ante el Tribunal.

Unas dos semanas después de la publicación de este documento, George Shultz, hablando en New York ante le Comité de Política Exterior de Estados Unidos, insistió en los aspectos de "legitimada" que tiene política Reagan para oponerse a los sandinistas, porque su gobierno "es un desastres moral", y "su ideología es aberrante".

En esos mismos días, la Administración norteamericana, en comunicado oficial, aprobaba el bombardeo con el que Israel destruyó en Túnez el cuartel general de la OLP, matando a más de 70 personas - muchos de ellos civiles tunecidos y palestinos, definiéndolo como acto de "legítima defensa" contra el agresor, al que se "acusaba" en este caso de haber matado a 3 israelíes en Chipre. Es la misma lógica Reagan que, en toda su estrategia mundial, pretende transformar el "terrorismo de Estado" de los más fuertes sobre los débiles en "legítima defensa", que buscar dar carta de legitimidad a las "represalias" como instrumentos válidos para imponer determinadas políticas.

El gobierno de Nicaragua tiene una fundada convicción de que el gallo de la Corte de La Haya será favorable a Nicaragua y de que el Tribunal condenará a Estados Unidos por su violación al derecho internacional al promover la guerra contrarrevolucionaria. Estados Unidos tiene la misma convicción sobre el resultado final de este juicio. Y, como en el caso de Contadora, intenta algo así como un "bloqueo eficaz", una dilación de los resultados.

En la estrategia de neutralización de las conclusiones del juicio no hay sólo retórica. Hay otras medidas: la Administración Reagan estuvo considerando desde el mes de mayo el rechazar la jurisdicción de la Corte, ya no sólo en cualquier otra controversión política. Aunque este desconocimiento más global de la Corte señalaría aún con más claridad el menosprecio del gobierno norteamericano por el derecho internacional, también espera la administración que pueda servir como medio de presión sobre la Corte para que así demore su fallo o suavice los términos de la condena.

Siendo la Corte Internacional de Justicia la rama judicial de la ONU, si la esperada resolución condenatoria de Estados Unidos se produce mientras se está celebrando en Nueva York la 40a. Asamblea General de la ONU - como es de esperar, si se cumplen los plazos jurídicos establecidos - esto tendría previsiblemente un gran impacto en el ámbito internacional. Como nunca, la denuncia de Nicaragua alcanzaría una proyección mundial y este eco no dejaría de tener repercusiones en las posiciones con que gobiernos de todo el mundo se expresan ante le gobierno Reagan para que dé por fin un viraje a su política centroamericana, especialmente cuando la estrategia hegemónica de la Administración se ve cuestionada tan duramente en otras áreas, especialmente en Africa del Sur, y cuando se ve más complicada en el foro internacional por el reiterado y renovado apoyo mundial a Contadora y por el vigor con el que América Latina ha levantado en las Naciones Unidas la bandera que reclama un cambio político y económico frente al problema de la deuda externa del continente.

La guerra continúa

La guerra continúa en Nicaragua, refleja diariamente las consecuencias del terrorismo de Estado, tanto en los campos de batalla como en el resto del país, donde multitud de dificultades económicas expresan al "economía de supervivencia" - ni siquiera la "economía de subsistencia", como trató de explicar recientemente el Presidente nicaragüense - que se vive actualmente.

Según diversas informaciones del Ministerio de Defensa, entre el 4 de septiembre y el 3 de octubre se desarrollaron más de 130 combates entre efectivos del ejército sandinista y contrarrevolucionarios, teniendo éstos 441 muertos. Como es habitual, no se facilitaron datos sobre las bajas sandinista.

Lo más destacado de mes en el terreno bélico fueron los incidentes ocurridos en la frontera hondureña-nicaragüense los días 13 y 14 de septiembre, en las jornadas de celebración de la independencia centroamericana y justamente el terminarse la importante reunión de los Cancilleres de Contadora y Centroamérica en Panamá.

Según la versión hondureña, el ejército nicaragüense atacó durante media hora el territorio hondureño en el Departamento de El Paraíso, causando 1 muerto y 8 soldados heridos. Según la versión nicaragüense, se trató de una peligrosa provocación en la que unos 40 soldados norteamericanos y unos 2.500 hondureños apoyaban con artillería y aviación la infiltración a territorio nicaragüenses de unos 700 contrarrevolucionarios de la FDN. La gravedad de estos hechos comparadas con situaciones similares que no se producían desde hacía ya bastante meses, la dio, principalmente, la participación de lo aviación hondureña, que usó cazas A-37 y F-86 para violar el espacio nicaragüense y atacar a las tropas y también a la aviación sandinista. El ataque de la aviación a la tropa se hizo desde mucha altura y no causó ni heridos. Un helicóptero sandinista sí resultó averiado, aunque levemente, por un caza hondureño.

Los incidentes de la frontera provocaron tensión y alarma en Nicaragua y en Honduras, donde algunos sectores temían que se tratara de los primeros pasos de una confrontación mayor, siempre temida. Contadora llamó a Honduras y a Nicaragua a evitar esa escalada y a lograr un entendimiento e inició una urgente ronda de consultas con el Grupo de Lima.

El Presidente de Nicaragua, en el discurso conmemorativo del día de la independencia, 15 de septiembre, señaló que "estas acciones no parten de la voluntad del gobierno de Honduras sino que son impuestas por el gobierno de Honduras sino que son impuestas por el gobierno de Estados Unidos". También invitó al Presidente hondureño, Suazo Córdova, a reunirse con él en Tegucigalpa, en Managua o "en cualquier país de nuestra América Latina"!. Esta propuesta de diálogo bilateral, que fue reiterada el 17 de septiembre por el Comandante Ortega, con la proporción de un patrullaje conjunto de la frontera común, fue desconocida durante varios días por el gobierno hondureño, siendo imposible para Nicaragua el lograr comunicación telefónica con Suazo Cordova, Finalmente, la Cancillería hondureña rechazó oficialmente la propuesta de diálogo. "Resultaría inútil -decía la nota - y no pasaría de ser otro espectáculo publicitario". Honduras rechazada el diálogo bilateral, aduciendo también que la negociación global de Contadora es el "canal idóneo", a pesar de que la misma Contadora estaba instando a los dos países a la resolución bilateral del conflicto fronterizo.

Después de una fuerte tensión de varios días, una aparente normalidad volvió a la frontera y la disputa parecía terminada, pero no podía estarlo, permaneciendo en el borde fronterizo las bases contrarrevolucionarias, con hombres armados y activos en ellas. Es importante destacar que aquí está el núcleo del problema. En el "santuario" ofrecido por el gobierno de Honduras a los contrarrevolucionarios y a sus asesores norteamericanos se esconde la bomba de tiempo que los Estados Unidos esperan estalle en el momento más oportuno para sus intereses.

En los primeros días de octubre surgió de nuevo la tensión, al denunciar Nicaragua que 2.500 contrarrevolucionarios estaban concentrados en distintos campamentos cercanos a la frontera y que, apoyados por lo dos batallones y tres compañías del ejército hondureño se disponía a invadir Nicaragua. El gobierno nicaragüense - que uno de los campamentos, citados por su nombre, y ubicados todos en el Departamento de El Paraíso - pidió a Contadora que formara una Comisión Especial para investigar la situación en el terreno.

Cercanas ya las elecciones presidenciales hondureñas, la presencia masiva y activa de los contrarrevolucionarios de la FDN en Honduras se convierte en un creciente problema, del que Estados Unidos también es consciente. La expulsión, por la exitosa ofensiva sandinista, de los contrarrevolucionarios hacia sus bases en los países vecinos, provoca más tarde o más temprano graves incidentes fronterizos. Esto ha sucedido en Costa Rica y en Honduras. Y tiene su lógica, porque a estos países no les conviene una presencia masiva y evidente en su territorio de hombres armados de los que dice habitualmente desconocer su presencia. Por otra parte, en la actual estrategia contrarrevolucionaria, acelerada en sus ataques y en sus objetivos de alcanzar pronto lugares estratégicos, no se puede permitir que los contrarrevolucionarios regresen a Honduras y estén sin "hacer nada" en los campamentos. Tienen que volver infiltrarse. la mejor manera de "salir de ellos" es que salgan hacia Nicaragua... La medida además, responde a la necesidad política de Washington de poder presentar pruebas claras, en los medios de comunicación y ante el Congreso, de que los contras siguen activos y continúan siendo una alternativa.

Este permanente amenaza armada en fronteras inmensas y prácticamente imposibles de controlar ha sido la más continua forma de ejercer la "presión militar prolongada" a la que Estados Unidos anunció que sometería a Nicaragua, según declaró este mes Vernon Walters, señalando en el juicio de La Haya como una de los más directos y antiguos organizadores del ejército contrarrevolucionario y hoy embajador norteamericano en la ONU. Es evidente que esta decisión, publicitada sin pudor, es una de las formas "eficaces", no sólo de bloquear Contadora sino de convertir en papel mojado cualquier Acta de Paz que se llegara a firmar.

Además de estos graves incidentes en la frontera hondureña, hay que destacar también, en el terreno bélico, la desarticulación del "Plan Septiembre", en la zona minera de Nicaragua en Zelaya central. Centenares de hombres de la FDN, pertenecientes a dos Comandos Regionales y dirigidos por conocidos jefes de ésta agrupación armada, se lanzaron este mes sobre las minas, con el objetivo de tomarse las tres -Siuna, Bonanza y Rosita -, por su importancia económica estratégica, a la par que con el fin de destruir las cooperativas de la zona y las comunidades indígenas sumus que allí existen, obstaculizando así el proyecto autonómico.

Como resultado de los combates con los que el Plan quedó neutralizado, 150 contrarrevolucionarios resultaron muertos, 1500 campesinos de la zona - que estaban integrados con los atacantes, víctimas de secuestros o de presiones o por decisión personal - se entregaron al ejército sandinista - se "desalzaron", como se dice en Nicaragua-, y 45 contrarrevolucionarios fueron capturados en combate. Como resultado de la actividad terroristas de desgaste del Plan, empleada para conseguir sus objetivos, los contrarrevolucionarios quemaron en la zona 25 camiones, destruyeron 4 puentes y asesinaron a 100 civiles.

El "Plan Septiembre", por sus características ofensivas, responde al mismo estilo del "Plan Repunte". Se trata de operaciones que pueden calificarse de suicidas o desesperadas, en las que la FDN invierte, algo irracionalmente, enormes esfuerzos, persiguiendo el golpe espectacular que necesita hoy para acreditarse ante sus financiadores norteamericanos y también para justificar más claramente la reiterada petición de diálogo con ellos que, en su nombre, los Estados Unidos hacen el gobierno de Nicaragua en cualquier ocasión y foro.

Es evidente que la presión que puede lograrse a través de la exigencia de un diálogo para la "reconciliación nacional" estaría más justificada y resultaría más eficaz si los contrarrevolucionarios estuvieran hoy en una posición de fuerza, hubieran tomado algún lugar estratégico estuvieran fuertes en él, incrementaran consistentemente sus ofensivas y tuvieron victorias, etc. Todo eso tratan de lograr aceleradamente y sin éxito en sus actuales operativos los contrarrevolucionarios que se encuentran en el interior de Nicaragua, mientras que el grueso de las tropas de los "paladines de la libertad" continúa presionando desde las fronteras.

Por otra parte, en todo el país continuó durante este mes otra "guerra", en la que se están invirtiendo millones de córdobas: la gran campaña contra la epidemia del dengue con la desinfección masiva de centros de trabajo, escuelas, casas particulares, predios, etc. En todas las regiones del países se está fumigando con avionetas, con camiones-cisternas por los barrios y casa por casa con equipos especiales, con el fin de garantizar que se erradicará al mosquito "Aedes aegipti", portador del virus del dengue.

Ante el avance acelerado de la enfermedad y su actual complicación ya con casos cada vez más numerosos del más peligroso dengue hemorrágico, y ante los estragos que ha causado en amplísimos sectores de la población de todo el país -por más que los casos mortales han sido aún mínimos -, el Presidente Ortega declaró el 29 de septiembre que no se podía descartar que esta epidemia, y también la plaga de Xantonoma, que está perjudicando miles de manzanas sembradas de algodón, sean fruto de una guerra bacteriológica provocada por el gobierno de Estados Unidos como una nueva expresión de su política agresiva contra Nicaragua.

El Cardenal Obando insiste en el diálogo nacional

Insistiendo en su fórmula de "diálogo nacional" para resolver la crítica situación de guerra que vive el país, el Cardenal Obando - elegido el 3 de septiembre como Presidente de la Conferencia Episcopal por dos años - continuó sus giras por ciudades, barrios y comarcas, siguiendo el mismo esquema de las visitas anteriores - recibimiento festivo, misa con homilía más o menos idéntica en sus contenidos formales y almuerzo en una casa principal de la población-. En sus mensajes, el Cardenal continúa hablando de "diálogos" y de "reconciliación", siempre en clave religiosa, pero introduciendo cada vez más ese mismo tema bajo conceptos aún más directamente religiosos y cristianos como son el "perdón" y el "temor a los enemigos". En la escalada emocional con la que se organizan los preparativos para los recibimientos populares, se produjo un salto cualitativo en el barrio San Caralampio de Matagalpa, en donde el Cardenal fue recibido con una gran manta en la que era saludado como "Gran Profeta del Siglo XX" y "Futuro Pastor de la Grey Universal".

En tres editoriales de este mes el diario oficial del FSLN. "Barricada", contestó duramente a la estrategia jerárquica de presentar a Obando como "Cardenal de la Paz" con su propuesta de diálogo y con la pretensión de que todo esto se hace desde una posición religiosa y de neutralidad. Las declaraciones más criticadas este mes fueron, sin embargo, las del hasta ahora Presidente de la Conferencia que tuvo en Bonn (RFA), justificó la ayuda norteamericana a los contrarrevolucionarios, pidió elecciones libres en Nicaragua y afirmó que el 75% de los nicaragüenses está contra el actual gobierno, al que describió como una especie de camarilla marxista sin contacto con el pueblo.

Para un prelado que, en nombre de la Conferencia Episcopal, aceptó hacerse presente en la toma de posesión del Presidente, tras de elecciones que impresionaron por su honestidad incluso a "L'Osservatore Romano", estas declaraciones expresan una agudización del conflicto, siempre latente, de la jerarquía con el proceso revolucionario. El 20 de septiembre. "Barricadas" señalaba, quizá con más claridad que nunca antes, en uno de los editoriales citados, que estas expresiones de Mons. Vega "sitúan a la Iglesia Católica dentro del marco de agresión que financia la administración norteamericana".

Qué esperar de La Haya

Si la resolución final de La Haya es favorable a Nicaragua, quedará destacado ante el mundo el carácter de intervención militar extranjera que tiene la actual guerra contrarrevolucionaria.

Si a esta "definición" solemne se une el continuado debilitamiento estratégico de los grupos contrarrevolucionarios por la sostenida ofensiva militar sandinista, posiciones como las de la jerarquía nicaragüenses, abanderada al interior de Nicaragua de un diálogo con los contrarrevolucionarios como fórmula de paz, resultarían seriamente cuestionadas y quedarían más y más aisladas internacionalmente, a la par que ganaría espacio la propuesta de reanudación de las pláticas de Manzanillo, como una forma de iniciar un viraje en la agresiva política de Reagan.

En estas pláticas un tema de discusión habría de ser necesariamente la desarticulación por Estados Unidos de las bases contrarrevolucionarios que existen en las fronteras de Honduras y Costa Rica y que son financiadas por el gobierno norteamericano, tema difícilmente abordable hasta ahora de forma bilateral entre el gobierno de Nicaragua y los de sus vecinos y que forma parte esencial del Acta de Contadora cuando plantea las vías para una salida política al conflicto.

Mejor el colapso de Contadora que un mal acuerdo

Para los días 11, 12 y 13 de septiembre estaban convocados todos los Cancilleres de Centroamérica y de los 4 países de Contadora, en una de las reuniones de mayor trascendencia en el difícil proceso negociador, pues en esta convocatoria se iba a presentar una nueva versión -queriéndose que fuera ya la definitiva - del Acta de Paz, versión que de Panamá iría a la Asamblea General de la ONU para ser allí presentada solemnemente.

Justamente en las vísperas de esta esperada reunión (9-10 septiembre), y también en Panamá, Elliot Abrams, Secretario Adjunto norteamericano para Asuntos Interamericanos, convocó a todos los embajadores estadounidenses en Centroamérica Panamá y Belice para una reunión especial - que fue llevada con mucha cautela publicitaria - y en la que participaban también funcionarios del Departamento de Defensa, del Consejo Nacional de Seguridad y la CIA. Un documento fechado el 4 de septiembre y titulado "Visión desde Washington" sirvió de base a las discusiones. El documento se filtró a la prensa, como viene sucediendo con este tipo de polémicos textos internos, hecho en el que se expresan las divergencias que sobre la política hacia Nicaragua y Centroamérica prevalecen al interior de los círculos de poder norteamericanos. El Departamento de Estado insistió, después de la filtración, en que se trataba sólo de "un borrador".

Respecto a El Salvador el documento afirmaba, entre otras cosas: "Finalmente hemos logrado que la gente crea que El Salvador es una sociedad que se está reformando y que los guerrilleros no representan al pueblo salvadoreño. Debemos seguir estimulando esta creencia". Y valoraba así la situación militar: "No parece que la guerra pueda ser ganada por ninguno de las partes".

Respeto a Nicaragua, que era el tema central de la reunión, éstas en las afirmaciones básicas del documento:

- "Nicaragua sigue siendo nuestro mayor problema y las posibilidades de un avance allí son limitadas".

- "La resistencia armada nicaragüense es una fuerza potente, pero está todavía muy lejos de tener éxito".

- "El apoyo de la población está creciendo pero es todavía poco sólido."

- Ellos (los contrarrevolucionarios ) deben comprender la absoluta necesidad de librar una guerra limpia".*

- Tenemos que los ocho (Grupo de Contadora, Grupo de Lima) mantengan una fuerte presión sobre los Estados Unidos y nuestros amigos para aceptar cualquier acuerdo antes que un buen acuerdo".

- "Debemos desarrollar una diplomacia activa para neutralizar los esfuerzos de solidaridad latinoamericana dirigidos contra Estados Unidos y nuestros aliados, sean éstos patrocinados por el Grupo de Apoyo, los cubanos o los nicaragüenses. Debemos de encontrar la manera de vivir en forma ventajosa para nosotros las presiones que se dirijan contra nosotros y nuestros amigos".

- "El colapso de Contadora podría ser mejor que un mal acuerdo".

Respecto a América Latina, se hacía esta afirmación, entre otras: "Nuestra atención ha estado en Centroamérica, porque la amenaza más inmediata a nuestros intereses está allí, pero no podemos darnos el lujo de pensar que los asuntos económicos y otros en Sudamérica y el Caribe se resolverán solos."*

Algunos de los principales límites que el proyecto revolucionario y el proyecto contrarrevolucionario plantean a la estrategia norteamericana están detectados en esta "visión". Varios embajadores en Managua y mucha parte del personal diplomático han estado enviando a Washington estas valoraciones repetidas veces. Parecen ahora haber sido escuchadas, al menos parcialmente. De ahí que no falte ya realismo en Washington para comprender la mala imagen política y la incapacidad militar de la contrarrevolución. No falta realismo para temer a Contadora y al nuevo Grupo de Apoyo. Naturalmente, de todas las afirmaciones de la "visión", la que causó mayor preocupación en los círculos diplomáticos fue la referida al límite que podría suponer el llegar ya a un acuerdo en Contadora que fuera contrario a los intereses norteamericanos.

Y hay que tener en cuenta que cualquier acuerdo mínimente imparcial atenta contra esos intereses, que son hegemónico. El canciller panameño afirmó que las palabras norteamericanas no eran "las más oportunas ni las más positivas" y que "l uso de estos términos" (colapso) no es saludable ni conveniente y así lo hicimos saber" (a Estados Unidos), mientras que el canciller colombiano señaló que nadie firmaría un "mal acuerdo" y que el determinar si éste era bueno o malo correspondía a los países centroamericanos.

Una nueva Acta de Paz en la que hay cambios de fondo

Con esta presión y tensión inicial se desarrolló la reunión de los 9 Cancilleres de Contadora y de Centroamérica. En ella se presentó y discutió un nuevo texto del Acta de Paz, revisado nuevamente en base a algunas de las variaciones presentadas por Honduras, El Salvador y Costa Rica el Acta del 7 de septiembre de 1984 - que ya era revisada - y que sólo Nicaragua decidió firmar, hace ya una año.

Los cinco cancilleres de Centroamérica aprobaron por consenso la mayoría de los compromisos que aparecen en este nuevo proyecto de texto final, en el cual y según declaraciones del P. Miguel D'Escoto, "hay cambios de fondo" y, por eso, Nicaragua tiene que "estudiarla" cuidadosamente". Sin embargo, el Canciller nicaragüense calificó como "positiva" la reunión y especificó que "estudiar" el nuevo texto no quería decir rechazarlo. A comienzos de octubre, y en una visita relámpago que el vicepresidente de Nicaragua Sergio Ramírez hizo a los presidentes de Colombia y Panamá, declaró claramente: "Estamos dispuestos a firmar ya".

A Panamá y Colombia, Sergio Ramírez llevó la petición de que Contadora designe una Comisión que visite la frontera hondureña y pida a Estados Unidos una "tregua" en la guerra de agresión. Por otra parte, este viaje y su siguiente etapa - Argentina - está en relación con el "apoyo económico específico" que Nicaragua solicita en estos difíciles momentos de América Latina.

Para el 7 de octubre, Contadora convocó nuevamente a los plenipotenciarios centroamericanos con el fin de discutir únicamente 3 puntos en los que no se logró consenso en Panamá: 1) Control y reducción de armamentos; 2) Mecanismos de ejecución y de seguimiento de los acuerdos; 3) Maniobras militares. Para llegar a un consenso en estos 3 puntos, y para acordar también los plazos en que entrarían en vigor los compromisos alcanzados en ellos, los plenipotenciarios tienen un tiempo máximo para análisis y discusión de 45 días, al término de los cuales el Acta deberá ser firmada. El texto de este Acta fue presentado el 26 de septiembre en las Naciones Unidas al Secretario General de la ONU, Javier Pérez Cuéllar, por los 4 Cancilleres de Contadora.

En los días siguientes al término de la reunión de Panamá, algo así como un misterioso silencio rodeaba los contenidos del Acta. Como si nadie quisiera ser el primero en expresar su disconformidad con texto que, gracias al prestigio internacional acumulado por Contadora, todo el mundo aplaude, aprueba y quiere que se firme, aun cuando nadie lo conozca o lo estudie. Es evidente también que, tras la reunión de Panamá, los Cancilleres de Contadora están febrilmente acelerados con el fin de resolver cuanto antes si no la paz, sí la firma de una Acta de Paz suficientemente digna con la que terminar por fin su nada fácil gestión.

Muy pronto se fueron conociendo con más detalles los contenidos del Acta. Una lectura comparativa entre el Acta de hace un año y éste muestra que hay cambios de fondo - y no sólo "afinamientos", como los Cancilleres de Contadora afirman -. Estos cambios se han hecho cediendo a algunos de los puntos de vista presentados por Honduras, El Salvador Costa Rica cuando, aconsejados por Estados Unidos, se negaron a firmarla ya hace un año. Un año de presiones ha tenido efectos y eso lo refleja la nueva Acta.

De posiciones más radicales, por ejemplo, en cuanto a la proscripción total de las maniobras militares, se propone el cese gradual de las mismas y, de algún modo, se les da una especie de estatus jurídico que legalizaría su realización, aunque con determinadas condiciones.

Algunos aspectos sobre la limitación y control de armamentos y de efectivos militares han sido seriamente modificados, sin que los mecanismos por los que Nicaragua puede asegurar su defensa frente a la agresión queden articulados con los plazos fijados. Sin que haya cesado la guerra se establece, por ejemplo, desde le mismo momento de la firma del Acta una moratoria para equipo y efectivos, después de la cual se establecerán "los límites máximos". La situación geográfica y la posición geopolítica de los Estados no determina criterios para estos límites.

Como ya era de espera, los cambios más sustantivos se han dado en la relativo a los acuerdos sobre seguridad, que son los acuerdos clave para el logro de la paz. Todos los cambios en esta materia desde el anterior texto de septiembre/84 hemos venidos a analizando desde estas páginas desde hace meses- favorecen la estrategia de Estados Unidos en Centroamérica. Sin embargo, siendo tan maximalista la pretensión hegemónica de esta estrategia norteamericana, no son todavía ni todos los cambios que desearían ni tampoco los que se han hecho tienen el alcance al que ellos aspiraban.

Puntos importantes del Acta

En materia de seguridad el Acta establece puntos tan importantes como éstos, que lograron consenso en Panamá:

- Eliminación en territorios centroamericano de base, escuelas u otras instalaciones extranjeras, debiéndose eliminar todas las existentes en los 6 meses siguientes a la firma de asesores).

- Evacuación de los asesores militares y "elementos foráneos susceptibles de participar en actividades militares, paramilitares y de seguridad" en los 6 meses siguientes a la firma del Acta. (Se establecen algunas diferencias entre los diversos tipos de asesores).

- Prohibición a todos los gobiernos centroamericanos de prestar apoyo político, militar, financiero o de otra índole a fuerzas irregulares. Obligación de todos los gobiernos centroamericanos de ejercer estrecha vigilancia en las fronteras, de desmantelar las instalaciones usadas por estas fuerzas y de alejarlas de las zonas fronterizas.

Aunque aceptar los recientes cambios suponga sacrificios para Nicaragua, con respecto a las garantías para su defensa, los supone aún mucho mayores para Estados Unidos, que tendría que firmar el Protocolo Adicional del Acta. Todo hace indicar, pues, que, a pesar de todos los cambios introducidos, esta Acta es seguramente el "mal acuerdo" al que se refería la "visión desde Washington" y ante el cual es preferible el "colapso" de Contadora.

Preparando el bloqueo o el colapso

Conservando un perfil más bajo que en otras ocasiones, el gobierno norteamericano inició ya su estrategia de "bloquear eficazmente" a Contadora, estrategia que en esta fase final podría culminar en "colapsarla definitivamente". En estos movimientos de la diplomacia norteamericana se está revelando ya que el Acta - aun con todas sus modificaciones de fondo - no es del agrado de la Administración, que lo que desea en realidad es al eliminación de la causa que originó la iniciativa de Contadora: el cambio revolucionario en Nicaragua. También desea neutralizar la pretensión implicada en Contadora de que América Latina resuelva sus propios conflictos sin ceder a los intereses norteamericanos de hegemonía.

Los primeros pasos dados para bloquear o para conducir al colapso son:

- La ya citada reunión de Elliot Abrams en Panamá. (En ese momento, Estados Unidos conocía ya con detalle todo el texto del Acto). En el documento que preparó la reunión se plantea abiertamente el "colapso" y la articulación de una diplomacia capaz de "neutralizar" la "solidaridad latinoamericana".

- Una rápida, gira, adelantada sobre las fechas previstas, del embajador itinerante para Centroamérica, Harry Shlaudemann, por los 4 países del Grupo de Apoyo, llevando a sus cancilleres el mensaje de que Estados Unidos apoya a Contadora, no a invadir Nicaragua, no va a reanudar las pláticas de Manzanillo y de que Nicaragua debe encaminarse hacia la reconciliación nacional. (Se conoció públicamente la reacción peruana a esa visita. El Canciller Alan Wagner precisó que el "apoyo" a Contadora debía expresarlo Estados Unidos suspendiendo el embargo comercial, cortando la ayuda a los contrarrevolucionarios y reanudando las pláticas de Manzanillo).

La reunión a la que el 1 de octubre convocó George Shultz a los cancilleres de Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica "para coordinar acciones futuras" en la región. De la reunión - cautelosamente publicitada - salió un comunicado en el que los cancilleres - excepto el de Guatemala que, manteniendo su independencia, no quiso firmar - inician esta "coordinación" pidiendo que se amplía el Grupo de Apoyo (Argentina, Uruguay, Brasil y Perú) con Ecuador y República Dominicana. En declaraciones posteriores a la reunión, el canciller salvadoreño y el hondureño señalaron la necesidad, para que haya paz en la región, de que se abra en Nicaragua un "diálogo de reconciliación nacional". (Exactamente ése había sido el planteamiento de George Shultz al hablar unos días antes en la 40a. Asamblea General de la ONU). El canciller hondureño, extremando más esta posición, afirmó que Honduras no firmaría el Acta de Contadora si no hay reconciliación nacional en Nicaragua.

Estos tres primeros pasos muestran el camino por donde Estados Unidos emprende su plan de bloqueo a Contadora en estos momentos. Dilatar la firma del Acta para agotar la gestión y sustituirla por otra gestión. Complicar el proceso a última hora solicitando o exigiendo. Por varios medios puede darse o el bloqueo o el colapso. Lo más particular de la actual coyuntura es que, después de la presentación solemne del Acta en la ONU - también se presentó a la Comunidad Económica Europea -, después de fijados los plazos "inapelables", después de publicitar los contenidos y los cambios, se ha puesto en evidencia, quizá con mayor proyección internacional que nunca, lo que se debate y las fuerzas que están en juego en este debate. Por lo tanto, la estrategia norteamericana debe ser más sutil que la que el año pasado lo fue, cuando trató de torpedear el Acta Revisada, con la que Nicaragua se mostró conforme.

Para "neutralizar" al Grupo de Apoyo, ante cuyas presiones, unidas a las de Contadora, Estados Unidos experimenta "temor", la Administración Reagan propone, a través de los centroamericanos, aumentar el Grupo (¿aumentarlo para diluirlo?), con dos países, Ecuador y República Dominicana, países pequeños, con gobiernos que han mostrados ya, agobiados por la crisis económica, una docilidad cada vez mayor a la política norteamericana. Hay que recordar que República Dominicana fue el único país latinoamericano. Hay que recordar que República Dominicana fue el único país latinoamericano - fuera de los centroamericanos aliados de Estados Unidos - que emitió un comunicado oficial apoyando el ultimátum del Plan de Paz de Reagan (abril/85), en el que se exigía al gobierno de Nicaragua el diálogo con los contrarrevolucionarios. Lo más "sospechosos" de la petición de ampliación del Grupo de Lima es el que sea Estados Unidos quien haya sugerido a estos países.

Además de la ampliación del Grupo de Lima, vuelven los Estados Unidos y con él, Honduras y El Salvador, a plantear el "diálogo de reconciliación nacional" como "condición" de la paz, y, por tanto, como condición que se busca imponer a Contadora. Se trata de una petición destinada a presionar y también a confundir. Especialmente, en estos momentos, esta petición confunde y pretende hacer olvidar el hecho de que Contadora cerró definitivamente este tema en la reciente reunión de Panamá, rechazando explícitamente el volver más sobre él, decisión definitiva que los cinco cancilleres centroamericanos el volver más sobre él, decisión definitiva que los cinco cancilleres centroamericanos aprobaron unánimemente. Los compromisos en materia política que aparecen en el Acta, y que ya fueron aprobados por consenso en Panamá, están referidos a la amnistía, el respeto a los derechos humanos y a la participación en igualdad de condiciones de todas las fuerzas políticas.

Interrogantes adicionales sobre la negociación de Contadora se plantearon este mes a raíz del cambio de presidente en Panamá y de los terremotos de México. Con respecto a Panamá, puede esperarse que la mayor influencia que en el país asume ahora el General Noriega - representante de un nuevo "torrijismo" y muy interesado en una pronta solución de paz - hará más beligerante a Panamá en el grupo. Respecto a México, surge la pregunta sobre la "factura política" que podrá querer cobrar Estados Unidos en una situación de agudización de la crisis económica mexicana, ¿Cómo influirán las nuevas necesidades económicas generadas con la catástrofe sobre la posición política que México ha mantenido siempre coherentemente en Contadora? Hasta ahora no hay signos que indiquen cambio.

Un complejo panorama internacional

En un complejo panorama internacional, el tema de la paz en Centroamérica se ve más que nunca relacionado con otros temas que son los ejes alrededor de los que gira la actual coyuntura mundial. Para las conversaciones Reagan -Gobachev del mes de noviembre, un Grupo de Trabajo USA-URSS, creado para esta ocasión y del que no hay precedentes, estudia el tema de Centroamérica y el de Nicaragua en particular. Siendo el conflicto Estados Unidos-Nicaragua un claro conflicto Norte-Sur, adquiere en estas conversaciones la connotación Este-Oeste que permanentemente han querido darle los norteamericanos. Las declaraciones públicas del nuevo Ministro soviético de Relaciones Exteriores hacen prever que la URSS mantiene una firme posición de apoyo a la autodeterminación de Nicaragua.

Mientras, el más trascendental de los conflictos Norte-Sur, el que se expresa en el problema de la deuda externa, está siendo presentado por los latinoamericanos desde posiciones cada vez mas beligerantes y va siendo recibido por los norteamericanos desde posiciones cada vez más preocupadas, pues si la Administración Reagan "teme" la unidad y la presión latinoamericana en el conflicto de Centroamérica quizá la tema aun más en el de la deuda. Dividir y ganar tiempo será también en este caso su estrategia para "bloquear" posiciones unitarias y para "colapsar" lo que está detrás de las reivindicaciones sobre la deuda: el nuevo orden económico internacional.

Por otra parte, no deja de tener sentido el que Nicaragua fuera elegida el 17 de septiembre para presidir la 4a. Comisión de la 40a. Asamblea General de la ONU, la Comisión de Descolonización, que será encargada de afrontar el problema que acapara hoy con más fuerza la atención mundial: el del régimen racista de Sudáfrica, apoyado incuestionablemente por el gobierno norteamericano, aun cuando haya formulado contra él sanciones, mucho menores de las que el Congreso mismo tenía preparadas.

Todo parece indicar que, en este marco y más que en otras ocasiones, la negociación de Contadora se aproxima ala hora de su desenlace. La última etapa no será fácil. No ha sido fácil ninguna de las etapas de este proceso negociador latinoamericano, teniendo delante la decidida voluntad bélica norteamericana. Estos 45 días de plazo hasta la eventual firma del Acta pueden preverse como de gran confrontación. El marco de la ONU, en donde se han multiplicado las intervenciones de mandatarios de todo el mundo en apoyo ala negociación de Contadora, puede contribuir a la aceleración del desenlace, sin que todavía se vea cuál pueda ser, porque persiste hasta el momento los elementos más tensionantes de la situación regional, que no son otros que los que caracterizan la política de intervención y guerra de la Administración Reagan.

El punto esencial

Y este es el punto esencial. Lo más importante, sin duda, no es el Acta de Paz sino la paz. Lo más importante no es cuándo se firma el Acta sino cuándo los Estados Unidos se deciden a terminar su política de guerra terrorista. Mas que un documento de paz, que podría terminar siendo "papel mojado", importan los hechos de guerra que siguen obstaculizando la paz. Y Estados Unidos no sólo busco alterar el Acta que garantizaría esa paz sino que continúa promoviendo la guerra, la recrudece, intenta justificarla, desconociendo ofensivamente lo que significa la negociación misma de Contadora: La aceptación de un mapa centroamericano en el que puedan coexistir países con diversos sistemas sociales y políticos, relativamente independientes de la hegemonía norteamericana.

Firmar un Acta de Paz, no sólo cuando continúa la guerra sino cuando el financiador y alentador de esta guerra anuncia que va a continuarla como medio de presión para imponer su voluntad hegemónica, resulta una inmensa contradicción. Esta ha sido contradicción- permanentemente de Contadora y es ahora la gran contradicción en el momento de cercanía a la firma del Acta.

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