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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 368 | Noviembre 2012

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Nicaragua

Elecciones Municipales 2012: Crónica de un final anunciado

El domingo 4 de noviembre se celebraron elecciones municipales. Casi todo lo que sucedió se veía venir, era previsible. Casi todo da continuidad a los actuales escenarios y los profundiza. En los próximos cuatro años, hasta noviembre de 2016, Nicaragua descansará de las contiendas electorales ¿Asistiremos a la construcción de un nuevo escenario político?

Equipo Envío

Según los datos oficiales del Consejo Supremo Electoral (CSE), el FSLN ganó 134 alcaldías con el 67.9% del total de votos a nivel nacional. El resto del total de 153 alcaldías las asignó el CSE al PLI (13), al PLC (2), al partido indígena YATAMA (3) y una a APRE. Un final anunciado.

En estas elecciones, y por primera vez, una expectativa muy específica, inédita en anteriores contiendas electorales, se centraba en cuáles serían los niveles de participación y de abstención que habría en la jornada de votaciones. 25 días antes de las elecciones, una encuesta de M&R indicaba que sólo el 28% de los encuestados afirmaba que era “muy probable” que votara, mientras que un total de 69% decía que era “algo”, “poco” o “nada probable” que lo hiciera. Según el CSE, la abstención se mantuvo en los rangos históricos para elecciones municipales. La cifra que dio como oficial fue del 44%.

“¿VAS A IR A VOTAR?”

Los datos oficiales que el CSE brindó a la ciudadanía hace cuatro años, en las anteriores elecciones municipales de 2008, permitieron documentar, con diversas metodologías, escandalosos fraudes en los resultados que estas autoridades brindaron de 16, 30, 40 y hasta 42 municipios importantes del país, según los diversos estudios. Todos coincidieron en el más documentado de estos fraudes, el de la capital. Con este antecedente, reiterado y perfeccionada aún más la calculada opacidad en las elecciones generales de 2011, y con muchas de las anomalías y maniobras realizadas desde 2008 repetidas de nuevo ahora, no parece tener importancia analizar en detalle las cifras oficiales del CSE.

Cuánta sería la abstención era uno de los datos más relevantes. El cuestionado magistrado presidente del CSE anunció una semana antes de las votaciones que la participación podría llegar al 80%. Pero la generalizada falta de confianza en él -todo un símbolo negativo-, en todos los magistrados y en todas las estructuras del CSE, distorsionó la decisión de buena parte de la ciudadanía en todo el país.

El dilema no fue el habitual en cualquier elección: por quién votar. La duda era si votar o no votar. Fue la pregunta más escuchada en la víspera: “¿Vas a ir a votar?” Para quienes dudaban, ir a votar significaba ejercer un derecho y un deber, hacer presencia, no perder ese espacio de participación ciudadana. Para los dudosos no ir a votar significaba también ejercer el derecho y el deber de no legitimar, participando, unas elecciones carentes de las mínimas garantías de transparencia y confiabilidad.

La duda entre estos dos derechos y estos dos deberes se resolvió en las conciencias. Ése fue el consejo de los obispos católicos, de la mayoría de las organizaciones sociales y de otros sectores: que cada quien decida en conciencia.

VIMOS UNA “PALMAZÓN”
GENERALIZADA

Mañana del domingo 4 de noviembre. A simple vista, en la reciente historia electoral de Nicaragua, que arrancó en 1984, jamás habíamos presenciado tan poca participación en una jornada que nos hemos empeñado en seguir llamando “fiesta cívica”. En Managua, y en gran parte de municipios, la fiesta no convocaba a los invitados y fue manifiesta la desolación -la “palmazón”- en los centros de votación durante las horas de la mañana. “La participación está…rala, palmada, escasa, mínima, raquítica, débil…” Los periodistas que, desplegados por todo el país, cubrían la jornada en los canales de la televisión se quedaron sin adjetivos. Hasta los canales oficiales y oficialistas no podían dejar de referirse a lo que las cámaras recogían.

Sólo en algunos municipios, en donde la población sintió verdadera competencia entre el FSLN y los liberales, fueran del PLI o del PLC, se observaron votantes haciendo filas y esperando su turno. La excusa que más se escuchó para explicar lo que pasaba fue la religión: la gente primero va a misa o al culto, en la tarde vendrán.

Tarde del domingo 4 de noviembre. ¿Vinieron? La participación mejoró un poco en algunos centros de votación. En algunos lugares, incluida Managua, el FSLN movilizó a activistas para que llevaran a votar a los suyos y a quienes han recibido ayudas (zinc, paquetes de comida, gallinas), pero aun así en Managua no se miraban filas, sólo mini-grupitos de votantes. El esfuerzo de última hora del partido de gobierno no fue suficiente para superar la imagen de una importante abstención.

¿EFECTOS
DE “EL DEDAZO”?

El organismo cívico Ética y Transparencia (EyT) calculó que la abstención pudo alcanzar el 60-65% a nivel nacional y en algunos municipios haber llegado al 70%. Según IPADE, estaría en el 54.5% Las razones que explican que, por primera vez en nuestra historia electoral, “ganara” la abstención las enumera y explica en el texto siguiente de este mismo número el director del organismo de observación electoral IPADE (Instituto para el Desarrollo y la Democracia), Mauricio Zúñiga, quien señala estas cuatro causas: es habitual una menor participación en elecciones municipales, hay una creciente falta de confianza en el árbitro electoral, la oposición se presentó desunida y debilitada, y la campaña previa fue casi imperceptible.

La quinta razón que Zúñiga aduce es uno de los datos más significativos que habría que desentrañar en esta elección: la cuota de abstención que aportaron militantes y simpatizantes del FSLN a la abstención total.

Es difícil hacerlo, prácticamente imposible calcularlo, aunque hay al menos dos pistas para imaginarla. Por un lado, la certeza de la previsible victoria anunciada no motiva la participación (“Con mi voto o sin mi voto igual vamos a ganar”). Y por otro lado, el malestar causado por los candidatos impuestos por el binomio presidencial (“el dedazo”) en más de 40 municipios. Este malestar, si no provocó el voto castigo haciendo que los del FSLN marcaran la boleta por el PLI, sí pudo provocar abstención de la militancia del FSLN.

“UN SECRETO DE PARTIDO”

El domingo 14 de octubre el FSLN destinó muchos recursos a realizar un “simulacro” de elecciones entre sus simpatizantes en todo el país. Para verificar el tendido político del FSLN, “para verificar que estamos listos”, según la Coordinadora de Ciudadanía, Rosario Murillo. Pero fue “rala” la participación. ¿Un presagio de lo que sucedería tres semanas después?

Otras voces indican que lo de “rala” no importaba tanto, porque uno de los objetivos del simulacro era pre-marcar boletas que aparecerían después en las urnas el 4 de noviembre.

La imposición de candidatos a alcaldes -algunos reelectos a pesar de su no buen desempeño o de las denuncias de corrupción con que los señalaron- y las listas de candidatos a concejales apenas dadas a conocer provocó malestar y decepción en las filas del FSLN. “Todo esto fue un secreto de partido y sólo se empezó a conocer a quienes el FSLN inscribió en tímidas asambleas y reuniones de allegados y empleados públicos”, escribió desencantado un colaborador histórico del FSLN después de las elecciones.

Sea como haya sido, la realidad es que en todos los 40 municipios donde hubo candidatos del “dedazo” esos candidatos aparecieron ganadores, como era previsible.

UNA VICTORIA ANUNCIADA

La victoria del FSLN era totalmente previsible y fue anunciada por ellos mismos con antelación. “Ganaremos más de 130 alcaldías”, dijeron algunos de sus voceros. “Debemos ganar por lo menos el 90% de los 153 municipios” escribieron otros. “Más del 80% de la población votará a favor del Pueblo-Alcalde”, predicó días antes un sacerdote aliado del FSLN.

El FSLN aparece hoy como ganador en 15 de las 16 cabeceras departamentales. Sólo le faltó Bilwi, capital de la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), en donde triunfó YATAMA, hasta ahora aliado del FSLN, pero que en estos comicios decidió competir solo. YATAMA ganó también otras dos alcaldías del Caribe Norte: Prinzapolka y Waspam. Al FSLN le convenía que las ganara YATAMA para así fortalecer el cada vez más criticado liderazgo de Broo-klyn Rivera en las filas del partido indígena.

El FSLN se proclamó ganador en todos los municipios de 9 de los 16 departamentos del país. Ganó los 13 municipios de Chinandega, los 6 de Estelí, los 8 de Carazo, los 6 de Río San Juan, los 10 de León, los 4 de Granada, los 8 de Madriz, los 8 de Masaya y los 10 de Rivas.

Conocidos los resultados, que coincidieron con éstas y otras certezas anunciadas, la Coordinadora de Comunicación Rosario Murillo agradeció los resultados con un largo mensaje, del que extractamos un fragmento: “Gracias, Herman@s, les aseguramos que estamos, no me canso de decirlo, conmovidos, pero además de conmovidos, llenos de profunda responsabilidad, porque nos toca continuar produciendo los Prodigios, optando por los Milagros que se reproducen en esta Patria, Bendita y Libre, porque tratamos de vivir con Humildad la Voluntad de Dios”.

POR LAS BUENAS…
Y POR LAS MALAS

En el marco de la victoria predecible del partido de gobierno, tal vez lo más novedoso políticamente es la decisión del FSLN de incursionar por las buenas... y por las malas en el llamado corredor de la Contra, territorio históricamente liberal y antisandinista, y hasta hoy antiorteguista, con alcaldías siempre en manos de liberales, nunca gobernadas por el FSLN. Era en esos territorios -los que conocieron la guerra de los años 80 en vivo y directo- en donde el PLI decidió hacer su mejor esfuerzo e invertir sus recursos, y era en algunas alcaldías de ese corredor en donde el PLC concentró sus desgastadas energías.

El PLI anunció que pensaba ganar las alcaldías que conforman el corredor de la Contra. No lo consiguió. Con resultados difíciles de ser tomados como veraces, el CSE le asignó al FSLN alcaldías liberales emblemáticas de la zona de la Resistencia como El Cuá, San Rafael del Norte y Yalí en Jinotega; como Rancho Grande y Matiguás en Matagalpa; como El Coral, El Rama y Nueva Guinea en Chontales; como El Almendro en Río San Juan, además de asignarle otras, fuera del corredor, también históricamente liberales, como San Nicolás y La Trinidad en Estelí. Varias de estas victorias electorales fueron anunciadas ya al amanecer del 4 de noviembre por un vocero del partido de gobierno: “Cuando gane el FSLN en Nueva Guinea o en La Trinidad, vamos a ver si aceptan democráticamente su derrota”. El PLC impugnó los resultados de Nueva Guinea y el PLI impugnó los de 12 municipios.

Es previsible que el FSLN invierta muchos recursos en esas alcaldías, de las que ha desplazado ahora al liberalismo. Y es previsible que la incursión “a la brava” del FSLN en esos territorios genere conflictos. “Juegan con fuego”, dice un ex-Contra. Sólo el tiempo irá diciendo qué pesará más en la balanza.

NUEVA GUINEA: EL FRAUDE MEJOR DOCUMENTADO

En varias de los municipios tradicionalmente liberales hubo violencia en los días siguientes a las elecciones por inconformidad con los resultados. Matiguás permaneció varios días militarizado. En San Nicolás simpatizantes liberales quemaron las instalaciones de la alcaldía. En El Jícaro mataron a un muchacho simpatizante del FSLN. En Ciudad Darío, murieron dos pobladores, más de una docena resultaron heridos y hubo una estela de detenidos.

En Nueva Guinea, municipio también militarizado después de la jornada electoral, un fraude -que recuerda por sus características el de las elecciones de 2008 y que incluyó la artimaña de mandar a muchísimas personas a votar a otros lugares (táctica del “ratón loco”)- el FSLN le arrebató la alcaldía a los liberales del PLC, a pesar de que la totalidad de las actas demuestran una diferencia de más de 3 mil votos a favor del PLC.

Nueva Guinea es un municipio extenso y rico, con varios proyectos exitosos de la cooperación internacional, con un transparente manejo de las finanzas municipales y con una tradición de rechazo al FSLN desde los tiempos en que el FSLN luchaba contra Somoza.

“¿Será que el Frente Sandinista está dispuesto a perder en Nueva Guinea? Por más que le vaya bien en algunos lugares, en otros, como Nueva Guinea sólo con fraude llegará”, vaticinó el 3 de noviembre Roberto Courtney, de EyT, quien afirma que el fraude con el que “llegó” el FSLN a Nueva Guinea es el “mejor documentado” de esta elección.

LA ACTUACIÓN DE LA POLICÍA
Y DEL EJÉRCITO

En todos los estallidos de violencia post-electorales fue visible y explícito el apoyo que las fuerzas antimotines de la Policía prestaron a los simpatizantes del FSLN que festejaban en las calles o que se enfrentaban con sus airados adversarios. En las vísperas electorales, el Ejército se hizo presente y patrullaba con armas de guerra en las zonas más conflictivas. Y en lugares claves los antimotines de la Policía Nacional hicieron ensayos de operativos en parques públicos en vísperas de las elecciones. “Dicen que es para que nos sintamos seguros, pero lo que quieren es “intimidirnos”, decían algunos pobladores.

También en los municipios más disputados, contingentes del Ejército y de la Policía fueron trasladados a votar a distintas juntas. Por la ley, los uniformados pueden votar en cualquier junta. Pero el hecho de que voten en determinadas juntas puede contribuir a alterar sus resultados.

¿GRUPOS ARMADOS
CON FINES POLÍTICOS?

No hay que olvidar que es en estos territorios del corredor de la Contra -también en las Minas (Siuna, Bonanza y Rosita) y en zonas del Caribe-, en los que el FSLN irrumpirá desde enero de 2013 como autoridad local, donde parecen existir ya algunos grupos armados y organizados desafiando al actual gobierno.

Desde hace años el obispo de Estelí, Juan Abelardo Mata, ha afirmado públicamente que en varios puntos del Norte de Nicaragua -su diócesis- actúan grupos armados con motivaciones políticas. Tanto el Ejército como la Policía lo han negado reiteradamente, diciendo que se trata de bandas delincuenciales. Días antes de las elecciones, el arzobispo de Managua, quien desde 2009 ha respaldado las declaraciones de Mata, volvió a hacerlo, explicando que los obispos conocen esta realidad porque son ciudadanos de estos lugares los que les informan “de forma privada”. El obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, lo secundó: “Yo me fío de la palabra de mi hermano (Mata) y, como él, también lamento que esto exista. El camino de la violencia jamás es la solución a los problemas sociales”.

Prácticamente, no hay análisis, ni apasionado ni ponderado, que se haga actualmente sobre la situación política que existe en Nicaragua -donde la concentración de poderes en manos de Ortega y su grupo es el tema clave- que no mencione el peligro de que el camino violento vaya ganando espacios en la mente y los corazones de quienes no comparten el rumbo del actual gobierno, saben usar las armas y tienen vivo el recuerdo de la guerra de los años 80.

MENSAJE DE LA ABSTENCIÓN

Naturalmente, la abstención generalizada favoreció al FSLN, que en prácticamente todas las plazas del Pacífico y en varias cabeceras departamentales del Norte y Centro logró ganar, y ganar con un mayor margen, por esa razón. En esos lugares, de poco le servía al PLI “defender el voto” porque no hubo nada que defender.

En ese sentido, la abstención fue un mensaje de rechazo no sólo al CSE dominado por el FSLN. También le decía algo a los partidos liberales, PLI y PLC, que decidieron participar en unas elecciones que desde un inicio carecieron de las mínimas garantías de transparencia. Un mensaje para el líder del PLI, Eduardo Montealegre, que hasta la víspera de la jornada electoral insistió en que él veía “entusiasmo” por votar y que lo único que faltaba eran recursos. “En esta campaña -dijo- hemos invertido un cincuentavo de lo que invertimos en la de 2008”. Roberto Courtney, de EyT, explicó la tenue, nula o imperceptible campaña que caracterizó estos comicios por otra razón: “Unos no la hacen porque no lo necesitan y otros porque saben que de nada les sirve”. Tal vez la razón es que los empresarios con recursos para financiar campañas no los dieron porque la situación política, en control del FSLN, no les preocupa aún lo suficiente.

VOTANTES CONVERTIDOS
EN “RATONES LOCOS”

Sólo en algunos de los municipios rurales, donde la población sintió entusiasmo y percibió que había competencia, salió a votar. Y fue en esos lugares en donde se reportaron la mayoría de las irregularidades en las que el CSE se ha hecho todo un experto. Según Ética y Transparencia, en estas elecciones se practicaron por lo menos unas 60 irregularidades que pueden haber alterado, en mayor o menor medida, los resultados de 153 elecciones, todas diferentes una de otra.

Una de las irregularidades más denunciada fue el cambio de lugar de votación para cantidades importantes de votantes, seleccionados de antemano por conocer su preferencia política. El 4 de noviembre nunca aparecieron en su lugar habitual de votación (táctica del “ratón loco”) y eran enviados a lugares lejanos si querían ejercer su derecho. Es imposible calcular cómo afectó esta táctica los resultados, porque aunque los fiscales liberales conservan todas las actas de las juntas de votación, muchos de esos votantes “locos” nunca lograron votar.

El ejemplo más claro del uso de esta táctica se dio en el extenso municipio de Nueva Guinea, en donde el popular candidato alcalde del PLC, Denis Obando, mencionó que a miles de votantes se les aplicó “el ratón loco” enviándolos a votar a lugares lejanos, incluso a otros municipios. A pesar de esa maniobra, Obando ganó por las buenas... y el FSLN por las malas.

El ejemplo más claro de la superación de esa táctica se dio en el pequeño municipio de San José de los Remates (Boaco), en donde el popular candidato a alcalde por el PLI, Fabricio Cajina, consiguió la victoria con el 71% de los votos, sobre un 95% de participación, dedicando ingentes esfuerzos, con personas y todo tipo de vehículos, para trasladar de un lado a otro del municipio a los votantes convertidos por el CSE en “ratones locos” hasta que lograban hallarse en algún padrón y votaban.

LOS OBSERVADORES

En busca de legitimar estas elecciones, el propio Presidente Ortega invitó en agosto a la OEA a que viniera a “acompañar” estas elecciones. Pidió que se le abrieran las puertas en todas partes. La misión de la OEA, que iba a ser de 65 personas, se redujo a 25 “por falta de recursos”. Al llegar a Managua, el jefe de la misión dio a entender que los países miembros de la OEA no quisieron invertir en esta iniciativa.

El informe post-electoral de la OEA es insípido por referirse, como lo hacen todos, a que hubo paz y no hubo violencia en la propia jornada electoral. La que hubo después no la “acompañaron”. La OEA volvió a reiterar recomendaciones que otra misión del organismo regional hizo al gobierno en 2011, sin que el CSE las tuviera en cuenta.

Tres días antes de las elecciones, la embajadora de Estados Unidos, Phllys Powers anunció que habían solicitado acreditación para observadores electorales de la embajada y que, como el CSE no les había respondido, observarían desde las calles. En 48 horas, la Cancillería y el CSE convocaron al cuerpo diplomático para invitarlos y acreditar como observadores a los funcionarios de las misiones internacionales que así lo solicitaran.

ESTADOS UNIDOS:
“PRÁCTICAS INQUIETANTES”

Funcionarios de la embajada de Estados Unidos y nicaragüenses cercanos a la embajada realizaron labor de observación en el terreno. Es relevante que en menos de 24 horas después de concluida la jornada electoral en Nicaragua, la portavoz del Departamento de Estado Victoria Nuland hiciera público este comunicado: “Al Gobierno de Estados Unidos le preocupa que las elecciones municipales del domingo 4 de noviembre en Nicaragua no hayan demostrado el necesario nivel de transparencia que brinde garantías, tanto a los nicaragüenses como a la comunidad internacional, y que el proceso refleje fielmente la voluntad del pueblo de Nicaragua. Ha habido múltiples denuncias sobre la forma parcializada en que el Consejo Supremo Electoral de Nicaragua ha conducido el proceso durante el período previo a los comicios y durante el ejercicio del sufragio, en favor del partido gobernante”.

“Entre las irregularidades que se observaron el día de las elecciones se incluyen la negativa a ciudadanos de ejercer su derecho al voto, casos de irrespeto a la secretividad del voto y denuncias sobre personas a las que se permitió votar más de una vez. Estas prácticas inquietantes han empañado varias elecciones recientes en Nicaragua. Instamos una vez más al Gobierno de Nicaragua a que ponga en práctica las recomendaciones planteadas por las misiones de observación electoral de la Unión Europea y de la Organización de Estados Americanos luego de las polémicas elecciones presidenciales de 2011, y a que siga cumpliendo su compromiso con la democracia representativa de conformidad con la Carta de la OEA y la Carta Democrática Interamericana”.

Por su parte, la embajadora Powers comentó que los equipos de la embajada vieron a algunas personas votando dos y tres veces y añadió: “Eso significa que probablemente hubo fraude”.

DE NUEVO PERDIÓ NICARAGUA

Como dijimos al dar cuenta de los resultados fraudulentos de las elecciones municipales de 2008, y como reiteramos en las también fraudulentos comicios de 2011, Nicaragua perdió de nuevo. No por ser un final anunciado es menos lamentable. No por ser previsibles los resultados son menos preocupantes. Daniel Ortega y su grupo tienen hoy un poder absoluto o casi absoluto, que no es lo mismo, pero es igual.

Tienen mayoría absoluta en el Poder Legislativo, control total del Poder Judicial y del Poder Electoral, control creciente en la Policía Nacional y en el Ejército, una acumulación de poder económico cada día mayor, una estrecha alianza con la élite empresarial del país y ahora 25 alcaldías más. Es cada vez menor la población nicaragüense que no es gobernada por autoridades del FSLN.

En vísperas de las elecciones, el investigador y catedrático en Ciencias Políticas de la Universidad North Texas, John Booth, presentó en Managua una investigación sobre cultura política en Nicaragua. En esa ocasión se refirió al tiempo en el que vivió en México y conoció como funcionaba el PRI. Desde esa experiencia comentó: “Parecía un sistema democrático, pero había un control y una penetración del PRI en todos los ámbitos del país. Veo al Frente Sandinista moviéndose hacia el PRI, aunque aún no ha llegado a ese nivel”. Con el PRI, al menos, había alternabilidad en la candidatura presidencial del partido de gobierno. En Nicaragua Ortega ya fue proclamado como candidato a la reelección en 2016.

LAS BAJAS
DE LA JORNADA ELECTORAL

Dos realidades que construyen democracia y que la hacen funcionar han quedado en estado muy grave en este noviembre. Ambas ya daban síntomas de gravedad. Una es la fe electoral, otra la autonomía municipal.

Nicaragua es uno de los países latinoamericanos con más “fe electoral”. Después de las farsas electorales que organizó Somoza, y después de la “fe en las armas”, probada con el derrocamiento de una dictadura de casi medio siglo, las elecciones de 1984 -como un primer entrenamiento del sistema- y las de 1990, tan cruciales como transparentes, le dieron a la población la certeza de que la vía electoral es el camino para resolver los conflictos políticos.

Esa fe -con los altibajos que tiene toda fe- se mantuvo elección tras elección hasta 2008. La alta participación lograda en nuestra historia electoral lo demostraba. Desde 2008 esa fe empezó a cuartearse con las dudas. En 2012 las señales indican que puede estar agonizante.

Interpretar la numerosa abstención de este año como apatía puede llamar a engaño. Tampoco es justo. No ir a votar fue para mucha gente un acto consciente, fue un NO nacido de la conciencia. En ese NO hay que ver y hay que escuchar una señal de alerta. El rito electoral, el dogma electoral, el mediador electoral, los componentes de la fe electoral, dejaron de tener sentido para un amplio segmento de la población.

La otra baja es la autonomía municipal, erosionándose desde 2007, cuando paso a paso, y a través de los secretarios políticos del FSLN, de los Consejos del Poder Ciudadano y de los Gabinetes del Poder Ciudadano, los municipios empezaron a convertirse en extensiones del gobierno central y a actuar en su nombre ejecutando prioritariamente planes nacionales.

El caso de Managua -donde vive casi la cuarta parte de la población- es uno de los más evidentes. “La alcaldía de Managua es irrelevante, Managua se ha convertido en un Ministerio más del gobierno central”, afirma el municipalista Manuel Ortega. Otro municipalista, Silvio Prado, confía en que este nuevo golpe a la autonomía, en estas elecciones, re-politice a las municipalidades y crezca la conciencia de la importancia del poder local.

CHÁVEZ Y OBAMA:
¿SERÁN LOS MISMOS?

Las incertidumbres electorales que traía este año 2012 se han despejado favorablemente para el FSLN en el corto plazo. Ortega ya ha acumulado todo el poder que este empobrecido país puede ofrecerle, Chávez ganó las elecciones en Venezuela y Obama las ganó en Estados Unidos. Pero Chávez no es el mismo que fue en su anterior elección y continúa enfermo. Y Obama reelecto podría no ser el mismo de su primer período.

La victoria de Obama puede haber significado un alivio para Ortega. Para Nicaragua es mucho más positivo que eso. Una victoria de Romney hubiera alentado en la mente de un sector de la oposición nicaragüense la histórica y arraigada idea de que la solución a los problemas nacionales debe venir de fuera, especialmente del poder del Norte. Esa idea ha tenido en Nicaragua consecuencias funestas. El ejemplo más cercano es la guerra de los años 80. El alivio para Ortega no será ni pleno ni duradero. La nota tan inmediata del Departamento de Estado sobre estas elecciones es una señal. Las declaraciones de la embajadora Powers después de las elecciones, enfatizando que la ayuda de Estados Unidos se concentrará a partir de ahora en “apoyar al pueblo nicaragüense, especialmente en su lucha por tener instituciones fuertes y democráticas”, es otra.

En Estados Unidos el tema del cierre de los espacios políticos en Nicaragua está desde hace tiempo muy presente en la agenda de los republicanos y también en la de los demócratas. Y el hecho de que Obama deba en gran parte su victoria al voto de los latinos podría dar relieve a los problemas de América Latina en su agenda de Presidente reelecto, a diferencia del nulo interés que mostró en su primer período y en su campaña.

ORTEGA:
UN CAMINO INCIERTO

Menos visible, pero tanto o más real, estará el tema del narcotráfico, avanzando en la región, avanzando también en Nicaragua. Es de esperar que en el segundo período de Obama, Estados Unidos no quedará satisfecho únicamente con que Nicaragua se siga proclamando como “muro de contención” del narcotráfico en Centroamérica y mantenga un cierto nivel de incautaciones espectaculares.

Sabe mejor que nadie la DEA y el Departamento de Estado que el muro nicaragüense está agrietado, saben de las complicidades institucionales que en Nicaragua pretenden ocultarse.

Y saben lo que el avance del narcotráfico puede desestabilizar un país con tanta fragilidad institucional. Le queda, pues, a Ortega transitar por un camino en el que no faltarán incertidumbres derivadas de giros de política en el Norte.

UN CAMINO LARGO

A la oposición -a la que se abstuvo conscientemente y a la que fue a votar confiando en que esta vez sí podría ganar-, le queda transitar un largo camino hasta lograr recuperar la fe electoral y la autonomía municipal.

Es sano recordar que es posible revivir a quienes están en estado grave y agonizan, que los que mueren injustamente pueden ser resucitados. Ésa es la fe que hay que mantener, esa es la esperanza que habrá que organizar. Será largo, y no será fácil.

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