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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 49 | Julio 1985

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Nicaragua

El canciller de Nicaragua ayuna por la paz

La decisión del Canciller de Nicaragua, el sacerdote Miguel DEscoto, de declararse en ayuno y oración para denunciar la política de guerra de Reagan contra Nicaragua marca una hora de especial dramatismo.

Equipo Envío

La revolución nicaragüense celebra su 6 aniversario en un momento de particular dramatismo. En la medida en que el interior del país se despliegan enormes esfuerzos para enfrentar la agresión militar, reordenar la economía golpeada por la guerra y el embargo y producir y avanzar en nuevos proyectos y mientras en el exterior ha crecido la solidaridad con Nicaragua, la agresividad del gobierno norteamericano se hace mayor.

La decisión del Canciller de Nicaragua, el Padre Miguel D Escoto, de declararse en ayuno y oración para denunciar la política Reagan hacia Nicaragua marca esta hora-límite, el dramatismo de este difícil momento. Después de años de esfuerzos diplomáticos en favor de la paz y de acercarse como nadie a los círculos políticos de todo el mundo, tropezando una y otra vez con la falta de voluntad de paz del gobierno norteamericano, D Escoto, ministro de Dios y ministro del pueblo, ha tomado esta decisión.

¿Qué piensa el Canciller de esta coyuntura, qué ha llevado al Padre D Escoto a esta decisión de conciencia? Envío le formuló algunas preguntas antes de que el 7 de julio iniciara su ayuno en la parroquia del populoso barrio Mons. Lezcano, de Managua.

ENVÍO

- A lo largo del proceso revolucionario nicaragüense ha habido muchos momentos espectaculares, en los que se hacen denuncias dramáticas, se lanzan urgentes llamados de alerta. Muchos dicen que estos gestos no son más que señales de debilidad de un proceso que necesita permanentemente del show para hacerse creíble e inspirar solidaridad. A algunos quizá podría parecerles ahora que el ayuno del Canciller nicaragüense es otra edición de la misma historia, una señal de debilidad, una manipulación que hace el gobierno revolucionario de los sentimientos religiosos de la opinión pública. Podría parecerles también una decisión absurda y precipitada por la impotencia, un nuevo show con el que llamar la atención, porque se han agotado las cartas políticas de negociación...

DESCOTO

- Yo cuento de antemano con todas estas opiniones y juicios. No son correctos. Pero si las desmiento tampoco me van a creer. De todas formas, empeño mi palabra de sacerdote diciendo que se trata de una decisión muy personal, a la que sólo me ha inducido mi conciencia cristiana y sacerdotal ante la realidad de muerte y destrucción que hay en Nicaragua como consecuencia de la guerra de agresión que nos ha declarado el gobierno de Estados Unidos. Esta situación me causa un gran sufrimiento y me siento responsable de actuar. Y de actuar de todas las formas posibles. Esta guerra financiada por Estados Unidos es un fenómeno de tal naturaleza que los métodos convencionales de defensa que venimos empleando y que debemos seguir usado para defender la vida de nuestro pueblo resultan insuficientes y creo que deben ser complementados con otros métodos. El ayuno que he decidido es uno de esos "otros" métodos.

Vengo pensando en esta línea desde hace tiempo. Siempre he querido unir a los trabajos que tengo que hacer como Canciller gestos que expliciten mi sacerdocio y mi fe. El ayuno es un gesto religioso. He consultado no sólo a mis compañeros del gobierno de Nicaragua, sino también a mis hermanos religiosos de Maryknoll, a mis superiores religiosas, a cristianos, sacerdotes y monjas de Nicaragua. Yo nunca he tomado decisiones de forma individual. Pero, diría además que esta decisión se ha venido fraguando de más atrás y no improviso nada ahora.

Dos ideas, dos vivencias de fe, han ido madurando conmigo en mi vida de cristiano y de sacerdote. Como ciudadano y también como Canciller de Nicaragua, en todos estos años, estas convicciones se han ido haciendo aun más fuertes y me plantean exigencias.

Una convicción es lo que llamamos los cristianos "el misterio de la cruz". Yo estoy convencido de que cuando con nuestras palabras y nuestras acciones nosotros anunciamos con claridad que Dios es Padre de todos y que todos somos hermanos y cuando denunciamos cualquier cosa que se opone a esa fraternidad, somos perseguidos, calumniados y terminamos sufriendo la cruz. Cuando somos constructores de la hermandad nos convertimos en blanco de hostilidad de los que defienden el orden injusto, el viejo orden donde los hombres no son iguales ni son hermano. Esto también le ha pasado a Nicaragua como nación que inicia un proyecto de justicia y de hermandad. Su lucha por hacer algo nuevo la ha convertido en blanco de la agresión de quienes en Estados Unidos no soportan que nada cambie.

Por otra parte, yo soy un convencido de que la violencia no es cristiana, de que los métodos violentos no son cristianos. Esto no quiere decir que descalifico a los cristianos que por diversas circunstancias se han visto forzados a emplear la violencia. Lo que quiero decir es que el ideal cristiano, cuando pueda ser vivido en su plenitud, es un ideal no-violento, un proyecto no-violento. para mí no hay duda de que debemos luchar. Hay tanto en este mundo por lo que luchar... El quietismo es una verdadera herejía. En Nicaragua, el somocismo y la agresión norteamericana os han impuesto la necesidad de la defensa. Pero creo que, cada vez más, es necesario unir a esta defensa militar métodos complementarios. En Nicaragua los cristianos debemos incorporar a nuestra guerra de legítima defensa los métodos no violentos. Siempre pienso en Martín Luther King, quien más logró avanzar en esta línea. Para mí él es, sin duda, el santo más grande de nuestro tiempo. Los cristianos enfrentamos la violencia agresiva con la legítima defensa, pero también tenemos la responsabilidad de hacer de la no violencia creativa un elemento clave de la buena noticia que anunciamos y de nuestra práctica diaria.

Yo estoy bien consciente de que en la teología más tradicional se aprueba la "guerra justa" y el "tiranicidio". Yo defiendo esto en Nicaragua. Pero entiendo que, como ideal, no podemos quedarnos siempre en esto, como si ya hubiéramos llegado a la meta. No, esto no es más que una concesión en un mundo que está en proceso de crecimiento y de maduración. Tenemos que empezar a trabajar por la no violencia. Yo sé que hay que tener paciencia y que hay que ir introduciendo las ideas y los métodos no violentos, desarrollar acciones audaces y nuevas, ampliar la conciencia en este campo. Yo confío en que, poco a poco, el nuevo orden se abrirá paso y se desmoronará el viejo orden...

Siempre he defendido estas convicciones y creo que la política y la diplomacia de un país pequeño como Nicaragua debe incorporar también estos gestos. Yo quiero dar un paso en este camino, siento que debo darlo.

Recuerdo cuando me uní a la lucha del FSLN. Los muchachos sabían bien cómo pensaba yo, cómo sentía todas estas cosas. Pero me decían ellos, y yo los entendía perfectamente, que la herramienta de la no violencia no estaba desarrollada aquí, entre nosotros, que era imposible cosechar lo que nunca habíamos podido sembrar. Y me decían que cuando triunfáramos, entonces sí podríamos sembrar y cosechar y hacer de Nicaragua un país entero no violento. Después, con mi trabajo como Canciller, con la situación de esta guerra que se nos impone, estas inquietudes quedaron como congeladas, a la espera de un mejor momento en el que poder sembrar el campo... Ahora creo que es uno de esos momentos y que debo actuar según estas convicciones.

ENVÍO

- La coyuntura nicaragüense atraviesa periódicamente por momentos muy graves, por etapas más críticas... ¿Hay algo en esta coyuntura actual que la haga más grave que otras...? ¿Cómo evalúa este momento?

DESCOTO

- Estuve enfermo en junio, sintiendo fuerte ese viejo dolor de la columna y tuve mucho tiempo para pensar en lo que debemos hacer, en la gravedad de la situación, en el destino de nuestro pueblo. Yo veo así las cosas: hasta ahora hemos combatido la agresión del gobierno norteamericano con éxito en cuatro trincheras. En la militar, en la diplomática, en la económica y en la jurídica.

Han querido vencernos con la guerra contrarrevolucionaria. Y en la trinchera militar hemos resistido y estamos ganando. Esta opinión la comparten los mismos norteamericanos. El general Paul Gorman, ex-jefe del Comando Sur de Panamá, ya declaró que los mercenarios de la CIA no pueden derrocar al gobierno sandinista, que no tienen posibilidades de ganar la guerra ni a corto ni a mediano ni a largo plazo. Entonces, sólo les falta ya decidirse a usar sus tropas...

También nos han querido aislar de Europa occidental y de América Latina para forzarnos al alineamiento con los países socialistas y con otros países que ellos han estigmatizado políticamente porque no son vulnerables a sus presiones.

Es verdad que, con tremendas presiones sobre los gobiernos que son sus aliados, han logrado erosionar algo la simpatía internacional hacia nuestro proceso, pero no han conseguido lo que querían, que era aislarnos. En estos momentos, el embargo fue algo así como una bendición disfrazada, porque ganamos con él mucha solidaridad en Europa. Ahora, en la gira con Daniel, pudimos comprobar el gran rechazo que hay en Europa a la política de Reagan y la voluntad de mantener relaciones con nosotros. En la trinchera diplomática, la Administración Reagan está siendo derrotada.

En la trinchera económica también hemos resistido. Y no han podido con nosotros. Han querido aislarnos los mercados y los insumos occidentales, peor no lo han logrado. Nicaragua está aislada de ningún país del mundo, de ningún mercado. No pueden. Con la guerra han querido arruinarnos la producción pero, a pesar de todo, vamos saliendo adelante y nuestra economía, con guerra y todo, es más estable que la del resto del área centroamericana. Hoy todos los países tienen crisis económicas serias, nosotros también, pero la nuestra no es la peor ni mucho menos y con la solidaridad de tantos países en el mundo podremos impedir un mayor deterioro.

En la trinchera jurídica, yo estoy cierto al cien por ciento que vamos a ganar el fallo en la Corte de La Haya. No me cabe la menor duda. Este caso, que quedará en la historia como el más importante de los que ha visto el Tribunal, señalará la ilegalidad del comportamiento norteamericano y eso será un gran triunfo de la revolución.

Cuando uno analiza así toda la situación -y creo que el análisis es correcto-, cuando uno mira cómo estamos venciendo en todas las trincheras, deduce que el Presidente Reagan ya tendría que haber desistido en su agresión, tendría que haber dado un giro a su política, tendría que haber decidido acomodarse a convivir con nosotros. Y no lo ha hecho. NO hay un solo signo de que tenga voluntad de hacerlo. Ha hipotecado su prestigio político en la agresión a Nicaragua. Todo eso, todo el trabajo de estos años, me hacen ver con claridad que su voluntad es destruirnos y que la decisión de la invasión está ya tomada...

ENVÍO

- Según algunos, se ha hablado ya tanto de la invasión que esto no sería más que uno de los mejores recursos dramáticos con los que cuenta Nicaragua para ocultar y suplir sus debilidades políticas. ¿Es así? ¿Es la invasión una posibilidad real, una probabilidad con la que hay que contar...?

DESCOTO

- Quisiéramos equivocarnos, pero no hablamos de una fantasía, sino de una realidad. La decisión de invadirnos ya ha sido tomada. Y después de esos años de preparación militar, de propaganda, de presiones políticas la Administración sólo necesita ya dos cosas para lanzar la invasión que ha decidido. Necesita crear condiciones a lo interno de Estados Unidos y necesita fabricar el pretexto detonante que la justifique.

El pretexto se puede crear, en estos momentos, especialmente en Costa Rica, en donde el proceso de militarización del país y de total tolerancia con la contrarrevolución acentúa la gravedad. Precisamente por eso hemos querido insistir a Costa Rica sobre la neutralización de nuestras fronteras. Y por eso les hemos dicho que, aún cuando ellos no aceptaran, nosotros estamos dispuestos a la desmilitarización unilateral de la nuestra. Al lanzar esta incitativa, queremos que se entienda con nuestro gesto, cuál es nuestra voluntad de paz. Es obvio que Estados Unidos no puede aceptar esta propuesta porque necesita precisamente esta zona para crear en ella el pretexto detonante. Toda esta situación es relativamente nueva y me parece grave.

Si no es en Costa Rica, el pretexto puede buscarlo Estados Unidos en otro lugar, de otra manera. Reagan tiene varios pretextos al alcance de la mano. Incluso el Congreso le ha diseñado ya los posibles pretextos que le facultarían para lanzar una invasión.

Pero lo que me parece más clave en este momento, lo que me mueve a esta decisión del ayuno, es el otro factor. Reagan necesita crear condiciones internas en estados Unidos para decidirse a invadir y está claro que ha avanzado mucho en esta tarea que se ha impuesto. Logró doblegar al Congreso, plegarlo a sus pretensiones. Pero no ha logrado aun convencer a la opinión pública norteamericana. Mientras más habla, menos convence. Y es que Estados Unidos ha querido jugar a la vez tres papeles: el del acusador, el del juez y el del verdugo. Y el Presidente no consigue persuadir a su pueblo, no lo consigue. Ahí tenemos una brecha y hay que ensancharla.

En esa brecha está el pueblo norteamericano. El pueblo norteamericano es quien puede y quien debe detener a Reagan. Y en el pueblo norteamericano, las acciones más eficaces para conseguir esto son las que desarrollan con valor, paciencia y constancia todas esas miles de mujeres y de hombres que han hecho un compromiso e resistencia frente a la agresividad de los gobernantes norteamericanos. Resisten con acciones no violentas a la política de violencia y de terrorismo. Ellos tienen que ser más, tienen que resistir más, tienen que ensanchar la brecha d esa resistencia. Con esos métodos no violentos y con la convicción de que de ellos depende, en gran medida, que se gane la paz.

Es reflexionando en todo esto, en la suma gravedad de este momento en el que parecen agotadas todas las vías, cuando veo que no podemos esperar, que es la hora de ser más creativos y más audaces para frenar al gobierno norteamericano y para hacer imposible que continúe su guerra de agresión y que se decida, por fin, a lanzar la invasión, es entonces cuando pensé en buscar nuevos métodos complementarios, en ocupar nuevas trincheras...

ENVÍO

- ¿Abandonando las trincheras militares...? ¿Habla usted de pasar a otra forma de lucha, una lucha desarmada...?

DESCOTO

- No, yo creo que tenemos que seguir luchando y fortaleciéndonos en esas cuatro trincheras que mencioné antes. No hay que abandonar ninguna. Más bien, es la hora de ocupar en esta lucha una quinta trinchera, la trinchera teológica. Los que somos cristianos, los creyentes, debemos ocuparla para también allí derrotar a Reagan. El viene empleando, cada vez con más insistencia argumentos religiosos, razones teológicas, para persuadir a la opinión pública norteamericana. Y porque ha fracasado en todas las otras trincheras, va a agudizar esta presentación del conflicto: él, los Estados Unidos, la civilización americana, son "el bien". En Nicaragua está el mal, el terrorismo, está lo que debe ser destruido y aniquilado. El argumento, como se ve, sigue una línea tremendamente simplista, y por eso, muy preocupante. Pero entre algunos tiene éxito y convence. Reagan se ha querido apropiar de luchas muy queridas por la derecha religiosa norteamericana, en sus discursos aparecen siempre alusiones religiosas. No es católico y siempre está nombrando al Papa...

Yo creo que ante toda esta manipulación de los sentimientos religiosos, serían nuestros obispos los que deberían asumir la mayor responsabilidad, denunciando la falsedad de toda esta argumentación... Pero ellos no han querido hacerlo. Más bien, algunos, con su silencio y también con algunas de sus palabras, proporcionada incluso más argumentos a Reagan para su guerra teológica contra Nicaragua. Y así, en todos los foros internacionales a donde vamos, tenemos que escuchar de los norteamericanos alusiones a frases de Mons. Obando y de Mons. Vega, que usan para justificar sus agresiones... Esta realidad la conozco bien de cerca y me causa un sufrimiento muy grande. Me duele, me duele ver lo duro que es esto para muchos creyentes en Nicaragua, especialmente para los jóvenes.

La trinchera teológica está ahí y debemos ocuparla. Peor no para hacer uno, dos, muchos documentos de denuncia... No, el mundo está inundado de documentos. Faltan acciones, ¡hay que hacer cosas! He pensado entonces que nos corresponde, como cristianos, desarrollar acciones no violentas que expresen de manera viva lo que un papel no puede expresar. Pensando en todo esto, consultando con mis hermanos, hablando con Daniel sobre la gravedad de la situación, he visto con claridad ante Dios que era yo, que soy Canciller y que soy sacerdote, quien debía hacer algo primero que nadie y hacerlo ahora. Por eso decidí ayunar.

ENVÍO

- ¿Y por qué ese gesto concretamente, que no es exactamente una huelga de hambre que reivindica algo? ¿Qué espera conseguir con un ayuno, qué eficacia podría tener un gesto así?

DESCOTO

- Pienso en los profetas, cuando en momentos de graves crisis nacionales, en Israel, ayunaron. En saco y ceniza, en ayuno, expresaban así su clamor ante Dios para que hiciera justicia y representaban al pueblo. Así, con gestos dramáticos, ellos querían señalar a los gobernantes sus denuncias... Creo que hemos llegado a un punto, en esta guerra desigual que soportamos, en que también hay que expresar con testimonios dramáticos, con gestos no violentos, lo que aquí está ocurriendo. Porque esos gestos subrayan las palabras. Yo quiero, con este ayuno, subrayar todo el trabajo diplomático que Nicaragua ha hecho en favor de la paz, de la vida y del diálogo. Quiero también denunciar la política terrorista del presidente Reagan contra nuestro pueblo. Quiero, sobre todo, pedir a los hombres de buena voluntad de Estados Unidos, de nuestra América Latina y de todo el mundo, que tomen conciencia de lo que en esta guerra desigual nos jugamos todos, para que actúen, para que hagan algo.

Quiero ayunar porque eso me cuesta. Sé que hay sacrificio y riesgo en lo que voy a hacer. Deseo poner delante de Dios mi ayuno y mi oración para que El nos oiga, para que el mundo oiga. Quiero unir la oración al sufrimiento, a la cruz, en un testimonio no violento. Será nada lo que voy a sufrir en comparación con lo mucho que está sufriendo nuestro pueblo en esta guerra. En mi ayuno recordaré a las madres que han perdido a sus hijos con la agresión y eso me dará fuerzas. Acompañaré, desde esta trinchera, a todos nuestros combatientes, que con tanto esfuerzo y privaciones, arriesgan su vida para defender la patria y la vida de todos. Con mi oración quiero estar junto a ellos. Entre todos tenemos que frenar a Reagan. Cuántos esfuerzos hemos hecho en estos años y todo parece insuficiente... ¿Qué más podemos hacer? Por todo esto decidí ayunar, para que en Estados Unidos y en el mundo se desate algo así como una insurrección religiosa, en la que muchos creyentes ocupan la trinchera y podamos detener la invasión, para que nos dejen ganar la paz y vivir.

Testimonio leído por el P. Miguel DEscoto al iniciar su ayuno por la paz, en defensa de la vida y contra el terrorismo el domingo 7 de julio de 1985

"Después de un largo proceso de oración y discernimiento con el superior de mi congregación, con mi obispo, sacerdote, religiosos y laicos, he decidido aceptar el llamado de Cristo e iniciar un ayuno por la paz, en defensa de la vida y contra el terrorismo, como una oración profética para que se ponga fin al terrorismo de Estado del Gobierno de los Estados Unidos contra Nicaragua y así nuestro pueblo pueda vivir en paz y dedicar todas sus energías al desarrollo nacional.

Hago este ayuno:

1. Porque se respete el derecho a la vida y a la autodeterminación del pueblo de Nicaragua y de los pueblos de América Central, de América Latina y del mundo.

2. Como expresión de repudio cristiano a la política de terrorismo de Estado impuesta por el Gobierno norteamericano contra Nicaragua y como expresión religiosa de condena de los secuestros, torturas y asesinatos sistemáticos de nuestras hermanas y hermanos por los contrarrevolucionarios que financia y dirige el Gobierno norteamericano.

3. Como una forma de manifestar mi amor a Dios, a mi pueblo, a la Iglesia y mi ferviente deseo que se logre poner fin a la agresión e iniciar una nueva fase de relaciones entre Estados Unidos y Nicaragua, que sea justa y respetuosa de nuestros derechos como nación soberana e independiente.

4. Para extender una mano de amistad al pueblo de Estados Unidos invitando fraternalmente a todos los norteamericanos de buena voluntad a acompañarme en esta acción de denuncia para que entre todos logremos una paz justa y duradera. extiendo también mi mano y mi voz a los pueblos creyentes y oprimidos de América Latina para que refuercen con su oración y su acción las aspiraciones de justicia del pueblo nicaragüense.

5. Como una forma de desenmascarar a quienes, abusivamente, se han autoproclamado defensores de los más sagrados valores judeocristianos y pretenden justificar con ellos su inmoral y cruel guerra contra Nicaragua.

6. Para pedir el perdón, la gracia del arrepentimiento y la rectificación de aquellos hermanos en la fe que debiendo haber denunciado el crimen contra nuestro pueblo inocente han guardado silencio cómplice con quienes, siguiendo el ejemplo de Herodes, ordenan la masacre de nuestros niños, mujeres, ancianos y jóvenes.

7. Como testimonio de que nuestro pueblo y gobierno no abrigan sino los más sinceros sentimientos de fraternidad centroamericana, ajenos a todo afán de intervención en asuntos que son de la exclusiva competencia de los pueblos centroamericanos. Pido al Señor que ayude a rectificar a los gobernantes que equivocadamente han permitido el uso de sus territorios como base de agresión contra nuestro pueblo involucrándose en una guerra ajena, que en nada puede beneficiar a sus propios pueblos y que representa un riesgo de incalculables consecuencias para la región.

Como nicaragüense, y desde lo más profundo de mi ser sacerdotal, hago este ayuno y oración para acompañar en el dolor a mi pueblo, que sufre las consecuencias de las agresión, para acompañar a nuestro heroicos combatientes que arriesgan su vida en defensa de la patria y para pedir por todas mis hermanas y hermanos que cargan con la cruz que les han impuesto quienes pretenden negarnos el derecho a la vida.

Pido por Daniel, nuestro presidente, y por todos los dirigentes de nuestra revolución para que el señor nunca deje de iluminar sus pasos y para que se mantengan firmes, como siempre lo han hecho, al lado de los más humildes y necesitados, en defensa de la justifica y de la soberanía nacional.

Invito al Santo Padre, a nuestros obispos y a los líderes religiosos de Nicaragua y del mundo a que nos acompañen en este acto de oración profética.

Creo firmemente que, ante la agresión, debemos mantenernos e incluso intensificar nuestros esfuerzos en el área de la defines militar y de seguridad, en las trincheras diplomática, económica y de la producción, como también en el área jurídica, desde donde tenemos que seguir luchando para que se respeten nuestros derechos como una nación libre y soberana. Pero, consciente de que los cristianos además de apoyar estos esfuerzos tenemos algo muy propio en lo que contribuir en la defensa de la patria, en nombre de Cristo, Nuestro Señor, como cristiano y sacerdote, llamo a todos mis hermanas y hermanos en la fe para que este acto de ayuno y oración encienda en toda Nicaragua una insurrección evangélica con métodos de lucha que emanan del evangelio y que es imprescindible comenzar a utilizar para el advenimiento del Reino. Pedimos al Señor que multiplique el compromiso de resistencia del pueblo norteamericano para detener los planes agresivos de su gobierno y renueve las energías de todos los que en el mundo luchan por la justicia, por la paz y contra el terrorismo.

Continuaré en ayuno y oración hasta que en Nicaragua se encienda esa insurrección evangélica y hasta que esa chispa se multiplique en acciones solidaria s de mujeres y hombres de buena voluntad de Norteamérica, América Latina, Europa y el Tercer Mundo.

Algunos datos biográficos del P. Miguel DEscoto

Miguel DEscoto nació en Hollywood, California (Estados Unidos) el 5 de febrero de 1933, de padres nicaragüenses que se trasladaron en seguida con él a Nicaragua.

Hizo sus estudios primarios en el Instituto Pedagógico "La Salle" de Diriamba (Nicaragua) y los secundarios en "La Salle" de Managua.

Cuando tenía 14 años viajó a estudiar a los Estados Unidos. Cursó estudios universitarios en Saint Mary College, Moraga, California y en Manhattan College de Nueva York. Después de estudiar latín y griego en Stranton, Pennsylvania, y de obtener la Licenciatura de Filosofía en Glenn Ellyn, Illinois, entró en el Noviciado de la Congregación misionera Maryknoll en Boston, Massachussetts, en 1956-1957.

Se graduó en Teología (Maryknoll, New York, 1957-1961) en Pedagogía (University of the State of New York en los mismos años) y en Ciencias con especialización en periodismo comparado y economía política (Instituto Pulitzer de la Universidad de Columbia, New York 1961-1962).

Ordenado sacerdote en 1962, desempeña el cargo de subdirector del Departamento de comunicaciones sociales de Maryknoll en New York en los años 1962 y 1963.

En 1963 viaja a Chile y trabaja en Santiago de Chile con los marginados urbanos hasta 1969. Allí fundó para ellos el Instituto Nacional de Acción Poblacional e Investigaciones Sociales (INAP). Su vida espiritual y pastoral quedaría marcada para siempre con el sello evangélico de los pobres marginados. En esos años, desde Chile viajó a Brasil y a México, llamado por las Iglesias de esos países para asesorar el trabajo pastoral con los marginados en los cinturones de miseria.

En 1970 fue nombrado Director del Departamento de Comunicaciones Sociales para la Congregación Maryknoll en New York. En este cargo, que ocupó hasta 1979, la toca viajar por toda América Latina, Africa, Europa y parte de Asia, visitando las Misiones Maryknoll.

En 1973 está en Nicaragua y crea y preside en León la Fundación Nicaragüense Pro-Desarrollo Comunitario Integral (FUNDECI).

Desde 1975, en que entra en contacto con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) colabora progresivamente en la lucha antisomocista promoviendo Comités de Solidaridad en los Estados Unidos.

En octubre de 1977 está en San José de Costa Rica para integrar con varios compañeros intelectuales y profesionales el "Grupo de los Doce", contra Somoza y en apoyo al FSLN.

Cuando triunfó la revolución, en julio de 1979, el padre Miguel DEscoto fue nombrado Ministro del Exterior, cargo que todavía desempeña.

Desde septiembre de 1980 es miembro de la Asamblea Sandinista.

En 1981, y con los otros tres sacerdotes con cargos en el gobierno revolucionario, Ernesto Cardenal, Fernando Cardenal y Edgard Parrales, recibió del Vaticano una especie de permiso de excepción hasta continuar cuando su cargo político y conservando su sacerdocio, pero sin ejercer éste. Desde entonces no pudo celebrar la eucaristía ni administrar los sacramentos ni en público ni en privado ni en Nicaragua ni en el exterior, según lo acordado por el Vaticano.

En 1984 fue señalado su caso por la jerarquía de Nicaragua como de posible suspensión "a divinis" si no abandonaba su cargo de Canciller en un breve plazo. Al no abandonarlo, se le considera "suspendido", aunque esto no se formalizó nunca de manera explícita ni por el Vaticano ni por ningún obispo de Nicaragua ni por sus superiores religiosos que manifestaron públicamente que no lo apartarían nunca de su orden religiosa.

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