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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 364 | Julio 2012

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Nicaragua

33 Aniversario de la Revolución: Café con aroma de cooperativas

Nacieron con la Revolución, accediendo a la tierra y limitadas por la guerra. Hoy tienen ya una historia de treinta años, con veinte caminando en alianza con las organizaciones del Comercio Justo y cultivando vínculos con la empresa privada. Han crecido nadando contra la corriente de gobiernos adversos entre 1990 y 2006 y contra la corriente de gobiernos favorables: el de los años revolucionarios y el actual. Hoy, su desafío es re-inventarse y aprovechar la oportunidad que les brinda la crisis en el movimiento del Comercio Justo. Si lo logran, las cooperativas cafetaleras habrán protagonizado su propia revolución.

René Mendoza Vidaurre

Cuando en 1761 los trabajadores escoceses organizaron la primera cooperativa, vendiendo harina de avena a precios de descuento, incluyendo después servicios de ahorro y crédito, de migración y educación, no se imaginaron que 250 años después, el cooperativismo llegaría a tener en el mundo un billón de miembros y que la ONU declararía el año 2012 como Año Internacional de las Cooperativas. Tampoco Sandino, cuando fundó en 1934 una cooperativa de campesinos en Wiwilí, imaginó que 76 años después Nicaragua tendría más cooperativas que cualquier otro país de Centroamérica.

De 8,282 cooperativas que hay en la región centroamericana, 3,410 (41%) están debidamente registradas en nuestro país, con 188 mil asociados, el 34% mujeres. Hoy, de cada 30 nicaraguenses uno es cooperativista, todo un récord. Gran parte de esas cooperativas nacieron en la década de la Revolución en los años 80.

SÓLO EN TRES DÉCADAS

Los números y el peso en la economía nicaragüense del cooperativismo son una realidad de los últimos 30 años. De las 3,410 cooperativas que existen hoy, 821, incluso más, son cooperativas agropecuarias. De ellas, estimamos que 180 son cooperativas cafetaleras de primer nivel (sus socios son personas) y 18 de segundo nivel (sus socios son cooperativas de primer nivel). Según datos del CENAGRO, hay en Nicaragua 33 mil productores de café, el 90% pequeños productores (29,700). Calculamos que de ellos 14 mil (47%) son miembros de cooperativas.

Estos números se forjaron en sólo tres décadas. En los años 80 nacieron la mayoría de las cooperativas de primer nivel: accedieron a la tierra y comenzaron a producir. En los años 90 nacieron las de segundo nivel: procesaban y exportaban café. En la primera década del nuevo milenio las cooperativas participaban ya en eventos promocionales y en concursos de la Taza de la Excelencia e incidían políticamente en nuestro país y en el extranjero.

La aguda desigualdad en la tenencia de la tierra contribuyó a las revueltas contra la dictadura somocista desde 1950 y a su derrocamiento en 1979. Por eso, una de las primeras medidas de la Revolución fue decretar en 1981 la reforma agraria. Pero como la reforma agraria fue estatista y colectivista, el campesinado se dividió: un sector protagonizó la guerra contrarrevolucionaria y otro sector siguió presionando por una real reforma agraria, que inició hasta 1985. Las cooperativas representaron la organización de un campesinado ansioso de liberarse del dominio de élites latifundistas que concentraban tierra, capital y mano de obra. Con ese mismo espíritu nacieron las cooperativas de ahorro y crédito por toda América Latina.

HUÉRFANAS DEL PAPÁ ESTADO

Con la derrota electoral de la Revolución en 1990 se inauguraron las políticas de estabilización y ajuste estructural, que significaron la liberalización del mercado, la reducción del Estado y la privatización de muchos servicios públicos. Las cooperativas quedaron huérfanas del apoyo del Papá Estado: sin crédito, sin asistencia técnica, sin mercados y sin dirección política. Para enfrentar la nueva situación de re-centralización y re-concentración del poder en pocas manos, distribuyeron la tierra entre los socios y sacaron títulos individuales. Paralelamente, constituyeron cooperativas de segundo nivel, que aglutinaron inicialmente a 120 cooperativas cafetaleras. En ese salto desarrollaron servicios de exportación y de procesamiento de café exportándolo a mercados diferenciados y organizaron servicios de crédito y asistencia técnica para sus asociados.

En la siguiente década, ya en el nuevo milenio, constituyeron cooperativas de tercer nivel y apostaron a la calidad del café. Formaron la Federación de Cooperativas Agroindustriales de Nicaragua (FENIAGRO) y la Asociación de Cooperativas de Pequeños Productores de Café de Nicaragua (CAFENICA), con estatus de ONG como “facilitadora de procesos”. Las cooperativas de segundo nivel realizaron grandes inversiones en beneficiado seco, en laboratorios de catación, en bares y en aboneras. Participaron en el concurso Taza de Excelencia y entre los 261 ganadores de ocho años seleccionando el café de mejor calidad producido en Nicaragua, 41 veces ese café salió de las cooperativas. En esa década las cooperativas diversificaron sus mercados, se concentraron en la calidad y a partir de 2007 ya comenzaron a incidir en políticas públicas, surgiendo el Instituto de Fomento Cooperativo (INFOCOOP) y el Concejo Nacional de Cooperativas (CONACOOP).

DISPUTÁNDOLE TERRENOS
AL GRAN CAPITAL

Los avances de la organización cooperativa han tenido un importante significado económico. Las cooperativas han alterado el monopolio exportador del café, introdujeron el café orgánico y elevaron los precios internacionales del café. Hasta 1995 CISA y Atlantic ontrolaban más del 80% de todas las exportaciones de café nicaragüense. En el ciclo 2006-2007 las dos empresas ya controlaban menos (66%) y en 2010-2011 exportaban sólo el 50%. Las pequeñas y medianas empresas controlaron en ese ciclo el 30% de las exportaciones.

Las cooperativas incrementaron poco a poco su peso en las exportaciones de café: pasaron del 2% en 1990-91 al 20% en 2010-2011. El 85% del café orgánico que se exporta sale de las cooperativas. También en los precios de exportación las cooperativas lograron en diferentes ciclos entre 15 y 40 dólares más por quintal que lo que lograron CISA y Atlantic, gracias a que apostaron a la calidad, conquistando varios mercados, adquiriendo diversos sellos (Comercio Justo, Rainforest Alliance, Café Practices), dejando atrás la rutinaria lógica de “café es café” y tomando la ruta de los cafés diferenciados con la lógica de “café es más que cafeína.” Para lograrlo reorganizaron la cadena del café, invirtieron en beneficios secos, en centros de acopio y en laboratorios de catación, fomentaron la producción de café orgánico y ofrecieron servicios de asistencia técnica y crédito para garantizar el acopio del café.

En todo este proceso fueron mayoritariamente las cooperativas de segundo nivel las que asumieron el liderazgo. Invirtieron en instalaciones y en recursos humanos, lograron recursos de la cooperación internacional y desarrollaron un pensamiento cooperativo. Primero comenzaron con beneficios secos para tener control de la calidad del café, después construyeron oficinas con condiciones de organización exportadora y ejecutora de proyectos y después invirtieron en aboneras, en laboratorios y en bares de café. Paralelamente, incrementaron su personal técnico, administrativo y gerencial y hoy cada cooperativa de segundo nivel cuenta con entre 15 y 50 profesionales. Finalmente, se han constituido en la principal puerta para la cooperación internacional que busca dirigir sus recursos a los pequeños productores.

Una idea tácita en este modelo ha sido que los pequeños productores socios de las cooperativas de primer nivel mejoren sus propias vidas, en la misma medida en que mejora todo lo demás en las cooperativas de segundo nivel. Lo explica así uno de los gerentes: Más fuerte son los padres, más fuerte serán los hijos, convencido de que más fuerte será la cooperativa de primer nivel si es más fuerte la de segundo nivel. Así lo explica otro: Con 40 y 70 contenedores podemos encontrar buenos mercados y arriesgarnos a fracasar en uno o dos contenedores, mientras que las probabilidades de una cooperativa de primer nivel de conseguir buen mercado con uno o tres contenedores son mínimas. Es como jugar a la lotería: puedes sacarte el premio una vez, pero no dos o tres veces seguidas.

Ha habido avances, pero al revisar internamente el actual modelo, encontramos que el aumento en el volumen de café exportado se debe más a la entrada de nuevas organizaciones al club de los exportadores. Las cooperativas exportadoras consideradas históricas crecen lentamente, excepto CECOCAFEN, que creció aceleradamente en los ciclos 2008-2009 y 2009-2010 por la apertura a Nicaragua del mercado venezolano. Igualmente, el aumento de las cooperativas en las exportaciones se debe a la entrada de nuevas organizaciones de segundo nivel, de federaciones y de cooperativas de primer nivel. Quince de 28 cooperativas exportadoras en 2010-2011 fueron cooperativas de primer nivel.

EL MOVIMIENTO DEL COMERCIO JUSTO
CRECIÓ CON EL CAFÉ

El creciente peso de las cooperativas en las exportaciones de café también tiene que ver con el crecimiento en el mundo del movimiento del Comercio Justo, nacido en 1964 en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). A partir de esas fechas varios países europeos promovieron las tiendas UNCTAD donde comercializar productos de los países del Tercer Mundo, que entraban sin barreras arancelarias.

Después inició la instalación de cadenas de tiendas “solidarias” en Holanda. Posteriormente, las hubo en Alemania, Suiza, Austria, Francia, Suecia, Gran Bretaña y Bélgica. En 1967 la organización católica SOS Wereldhandel, de los Países Bajos, comenzó a importar productos artesanales de países del Sur, con el sistema de ventas por catálogo. En 1973 inició dentro del sistema de comercio justo la venta de café FT, producido por cooperativas guatemaltecas con la marca “Indio Solidarity Coffee”. La entrada del café le dio un gran impulso al sistema del Comercio Justo.

En la década de los años 80 aumentó el volumen de los productos, su calidad y su diseño. En las tiendas solidarias se vendían mezclas de café, té, miel, azúcar, cacao, nueces, banano, flores. Otro gran impulso al sistema se lo dio el surgimiento de los sellos. El primero apareció en 1988 en Holanda: “Etiquetado Justo”. En 1997 varias organizaciones formaron Fairtrade Labelling Organizations International (FLO -Organización Internacional del Comercio Justo).

EN AMÉRICA LATINA EL COMERCIO JUSTO
TIENE AROMA DE CAFÉ

No han faltado tensiones en el movimiento del Comercio Justo. En 2002 inició el debate sobre si las grandes plantaciones de café debían estar incluidas. Un debate importante porque el café representa el 70% de todo lo comercializado con la marca “Comercio Justo”. En 2011 la FLO decidió no incluir las plantaciones de café de grandes productores. En reacción, Fair Trade USA, principal promotor de la inclusión de los grandes, decidió retirarse de la FLO el 31 diciembre de 2011 y apostar por lo que llamaron “comercio justo para todos”.

Argumentaron que incluir a los grandes productores aumentaría el volumen de las exportaciones de café y contribuiría a que los trabajadores de las grandes plantaciones se beneficiaran también del comercio justo. La FLO contra-argumentó: la entrada de los grandes afectaría la cuota de mercado ganada por los pequeños productores. Además, las grandes plantaciones ya tienen recursos suficientes para mejorar la vida de sus trabajadores. Para la FLO, los únicos beneficiados si se incluía a los grandes productores serían los grandes compradores -Green Mountain, Starbucks- y el precio mínimo que se pagaba en el comercio justo descendería porque los costos de producción son menores para los grandes productores.

En la decisión de la FLO jugó un rol clave la Coordinadora Latinoamericana de Comercio Justo de Pequeños Productores (CLAC), la Fair Trade Africa de los países de África y la Network of Asian Producers de los países de Asia. Después de este debate la correlación de fuerzas ha variado: de una FLO controlada por 21 marcas nacionales -entre ellas Fair Trade USA- a una donde el 50% de los votos es controlado por estas tres organizaciones de los tres continentes, que representan a 800 organizaciones y a 1 millón de pequeños productores de 60 países de África, Asia y América Latina, más las 21 marcas nacionales controlando el otro 50%.

El peso de las cooperativas de América Latina en el comercio justo internacional se ha hecho sentir. Según registros de la FLO en 2011, 533 organizaciones de América Latina son miembros de este movimiento, la gran mayoría organizaciones de pequeños productores, a excepción de quienes producen banano, té y flores, rubros en los que la FLO permite participar a los grandes productores, ya que en el caso de las flores la producción es intensiva y en pequeñas áreas. De las 533 organizaciones, 284 son de pequeños productores de café. El 70% del café producido en América Latina viene de pequeños productores. Así que el comercio justo latinoamericano tiene aroma de café y llega a quienes lo saborean de las manos de pequeños productores organizados.

En ese concierto latinoamericano Nicaragua pesa. Aparecemos en cuarto lugar, después de Perú, Colombia y México en número de cooperativas participando en el comercio justo. Y relacionando el número de cooperativas en el comercio justo con el total de la población, Nicaragua es el país con mayor número de cooperativas participando en este movimiento. Actualmente, la CLAC, que tuvo una influencia decisiva a favor de los pequeños productores, está presidida por las cooperativas de café de Nicaragua.

¿CUÁLES SON SUS ESTRATEGIAS?
LA APUESTA POR LA CALIDAD DEL CAFÉ

En decenas de talleres nos hemos encontrado con socios de diferentes cooperativas cafetaleras reflexionando sobre su apuesta estratégica.

Nos han dicho que es la diversificación económica, la sostenibilidad por productividad y calidad, el ahorro y la inversión en sus fincas, el capitalizarse en tierras, el conseguir crédito barato, el conseguir mejor precio para su café… Las mujeres socias hablan del reconocimiento de su contribución a la economía nacional y a mejorar las condiciones de vida de sus familias.

Los líderes de las cooperativas de primer nivel hablan de una sostenibilidad donde las cooperativas de segundo nivel no sustituyan a las de primer nivel, sino que las acompañen. Mencionan la importancia de tener identidad propia para conseguir la fidelidad de los asociados y de las cooperativas de segundo nivel. Aspiran a acceder a crédito barato y de largo plazo, a una asistencia técnica cercana a la finca a través de sus hijos e hijas convertidos en promotores-técnicos. Sueñan con que la cooperativa sea motor del desarrollo de sus comunidades.

Los líderes de las cooperativas de segundo nivel mencionan lo estratégico de avanzar con cafés y mercados diferenciados, para de ahí reorganizar toda la cadena (inversiones, trazabilidad-control de calidad, catadores, formación de técnicos, cambios en la finca) y poder incidir en políticas públicas que erradiquen la pobreza. Mencionan también la necesidad de aprender del sector privado la tecnología para los beneficios secos, para los laboratorios de catación y para organizar sistemas gerenciales de acopio y comercio, capitalización con recursos propios y gestión de los recursos de la cooperación internacional.

Las perspectivas estratégicas varían. La visión de los productores se centra en sus fincas. La de las cooperativas de primer nivel en su comunidad. La de las cooperativas de segundo nivel es más regional. Los productores que aspiran a una finca dedicada a varios rubros y actividades económicas plantean que su identidad y su visión es la diversificación. Las cooperativas de primer nivel, con una identidad más ligada a su comunidad, aspiran a ofrecer servicios que respondan a la estrategia de diversificación de sus asociados. Las de segundo nivel ya aspiran a mercados, inversiones, servicios, capitalización e incidencia.

A pesar de diferencias y disputas, hay un mutuo aprovechamiento entre el sector cooperativo y el sector privado exportador. El sector privado fue sorprendido cuando empezó a perder el monopolio del mercado exportador de café y ha tenido que adaptarse. Por su parte, las cooperativas también se han apoyado en el sector privado para procesar y exportar su café, mientras ganaban experiencia. La creciente fuerza de las cooperativas y de las organizaciones del comercio justo, cuestionando las prácticas de las grandes empresas, y el escandaloso incremento de la pobreza en el mundo, han influido para que las grandes empresas asuman la Responsabilidad Social Empresarial, mejorando las condiciones ambientales de sus fincas y las condiciones sociales de sus trabajadores.

INNOVACIONES Y GRANDES CAMBIOS
EXPERIMENTADOS POR LAS COOPERATIVAS

¿Qué innovaciones han surgido en estos treinta años de cooperativismo? Siguiendo la idea de la “destrucción creativa” (destruir lo que se ha vuelto ineficiente e inadecuado sustituyéndolo por lo nuevo), aparecieron los cambios para pasar del café convencional y tradicional al café orgánico y al café de calidad, al café gourmet. Los líderes de las cooperativas mencionan también la sustitución de la “red de coyotes” pasando a una nueva relación productor-comprador.

Con la idea de la innovación como “adaptación”, los productores mencionan el café orgánico y las prácticas adoptadas entre el sector privado y las cooperativas. Con la idea de la innovación como “creación de lazos” y nuevas redes, comienzan a incluir a las mujeres y a los jóvenes -ha surgido el movimiento de mujeres “Flores del Café”-, diversifican las actividades económicas, hacen alianzas entre cooperativas y empresas privadas y con organizaciones para incidir en políticas públicas. También mencionan la constitución de organizaciones de segundo y tercer nivel, por ejemplo CAFENICA, una organización horizontal facilitadora de procesos y no una organización gremial, con estructura vertical. Las acciones de incidencia de las cooperativas y su desarrollo histórico han sido acompañados de forma activa por algunas agencias de cooperación, mayormente de Suecia, Dinamarca y Noruega.

Cuando las cooperativas entran al comercio y se enrumban en la ruta de la calidad dirigida a productos y a mercados diferenciados surge de inmediato la urgencia de reorganizar toda la cadena. Esta innovación nació de la necesidad: inversiones en las instalaciones y en capital humano, constitución de cadenas, capitalizaciones... Y a la par surgen diversos instrumentos innovadores que corrigen y acompañan problemas de las cooperativas que caen en crisis y en problemas administrativos.

Ante la creciente centralización de las cooperativas de segundo nivel en las exportaciones de café bajo los modelos “Te compro tu café para venderlo” y “Dedícate a producir que yo te daré crédito”, las cooperativas de primer nivel irrumpieron en el escenario del comercio internacional cuestionando el modelo de cooperativismo dominante. Ha sido el caso de la cooperativa José Alfredo Zeledón y el de la cooperativa Solidaridad.

DOS COOPERATIVAS
QUE ROMPIERON CON VARIOS MITOS

La cooperativa José Alfredo Zeledón, ubicada en el municipio San Juan del Río Coco, miembro de PRODECOOP (cooperativa de segundo nivel), cuenta con 170 socios. Comenzaron produciendo 300 quintales en 1995 y en 2011-2012 ya producían 5 mil. Es la única cooperativa que ha ganado cinco veces en la Taza de la Excelencia.

Sus indicadores de éxito son varios. Tienen una cartera de crédito de 250 mil dólares y el 50.3% proviene aportes de sus asociados. Con esa cartera financian la mayoría de las necesidades de sus socios y se mantienen con cero mora. Crecen en número de asociados, incluyendo a las mujeres y a los jóvenes, con la estrategia de heredarles la tierra. Incluyéndolos como nuevos socios. La mejoría en la vida de los asociados es visible en sus fincas, en sus medios de transporte, en todo. Movidos por la estrategia de “pensar en la familia,” no buscan sólo la productividad de su café, sino también la diversificación de sus cafetales, la ampliación de las áreas dedicadas al café y un creciente abandono de los insumos químicos. Actuando así han roto con varios mitos que afirman que la lealtad de la cooperativa de primer nivel a la de segundo nivel es por el crédito que ésta les ofrece. Esta cooperativa demuestra que mientras más se diversi¬fican los vínculos con diferentes organizaciones y más servicios se desarrollan, mejor es el nivel de vida de sus socios.

El segundo caso es la cooperativa Solidaridad, ubicada en la comunidad Aranjuez de Matagalpa. Los socios de esta cooperativa están rodeados de grandes cafetaleros, de los que aprovechan el referencial técnico para el manejo de sus cafetales. La cooperativa produce café de calidad en fincas diversificadas y en una zona agro-ecológicamente propicia. Con estas ventajas, y mejorando su organización con un fuerte liderazgo colectivo, han ido creciendo gradualmente. Mantienen buenas relaciones de colaboración con CECOCA-FEN (cooperativa de segundo nivel) y aprenden a negociar de tú a tú con ellos la comercialización y el procesamiento de su café. Hilan sus vínculos de forma directa con instituciones financieras como Root Capital y exportan ya cafés especiales. Entraron en el ciclo 2010-2011 al club de los exportadores con 1,650 quintales.

Rompieron así varios mitos. Exportan sin romper relaciones de colaboración con CECOCAFEN, del que reciben servicios de procesamiento, lo que quiebra la idea de “sólo por la puerta de la cooperativa de segundo nivel se puede llegar a exportar”. Y son viables como campesinos-finqueros sin ser arrasados por los grandes cafetaleros, rompiendo con la idea tradicional de que “es mejor ser trabajador de un gran hacendado”, traducida en nuestros días por la de que “es mejor integrarse a las cadenas de empresas modernas que seguir con tu propia finca, aunque esté diversificada”.

Todas estas innovaciones expresan un cambio de mentalidad. Probablemente estamos ya ante un cambio del modelo cooperativo y ante un nuevo tipo de productor: el que se preocupa por la calidad de su café, por el medioambiente, por llevar un plan de trabajo, por estudiar sus inversiones, por llevar planillas de pago y el que tiene una familia que aumenta su autoestima con hijos e hijas que estudian en universidades. Y como efecto de todas estas innovaciones hay también impactos no planificados: un sector privado que asume políticas y prácticas menos negativas hacia los productores y hacia sus trabajadores. Pesan también las innovaciones en la arena internacional, como sucedió en la decisión de la FLO de continuar sólo con los pequeños productores. Son todas grandes novedades.

POR QUÉ TUVIERON QUE EVOLUCIONAR

“Los peces nadan en el agua y su movimiento depende de la calidad del agua”. ¿Qué cambios en el contexto, en “la calidad del agua”, han favorecido las innovaciones experimentadas en las cooperativas?

A esta pregunta las familias productoras responden evocando una y otra vez la historia adversa que los ha empujado a innovar. Tres períodos aparecen marcados a fuego en la memoria colectiva. En los años 80, cuando surgieron las cooperativas, las limitó el contexto de la guerra. Entre 1990 y 2006, los tres gobiernos de esos años afectaron las cooperativas, combinando “el garrote” (leyes adversas, corte de financiamiento, endeudamiento, desconocimiento de títulos de reforma agraria…) y la “zanahoria” (donaciones en determinada dirección, proyectos para que surgiera otro tipo de cooperativas). A partir de 2007 el nuevo gobierno del FSLN inauguró otra etapa. Si bien las cooperativas fueron controladas “desde “arriba” en los años 80, aquellas cooperativas político-militares de entonces evolucionaron, convirtiéndose -unas más que otras- en empresas cooperativas con bastante autonomía. Sucedió esta evolución en un contexto cuyo clímax se ubica a mediados de los años 90, cuando confluyen dos realidades: una Nicaragua con fama de mala calidad de su café y cooperativas en crisis. Esto obligó a las cooperativas a orientarse a la producción de un café de calidad y suscitó iniciativas internacionales para un nuevo tipo de solidaridad con los países empobrecidos. Una de las pioneras, la de un grupo de pequeños tostadores de Estados Unidos vinculados al movimiento del Comercio Justo.

CON CAMBIOS EN NICARAGUA
Y EN LAS RELACIONES CON LA EMPRESA PRIVADA

En el contexto que favoreció las innovaciones hay que incluir también las relaciones entre las empresas y las cooperativas. Con una filosofía de “ser comercializador y no comprar café”, Atlantic ofrece hoy servicios de procesamiento, exportación, acopio, certificaciones, transporte, crédito, asistencia técnica, etc. a los productores y a las cooperativas. En el ciclo 2010-2011 Atlantic trabajó en alianza con 21 organizaciones de productores, en su mayoría cooperativas, casi todas de primer nivel, con acuerdos de compra y venta de servicios para varios años, lo que significa algo más que la sola compra-venta de café.

También las medianas empresas, que exportan entre 20 mil y 100 mil quintales oro, tienen alianzas con algunas cooperativas para habilitación y acopio de café. Calculamos que unas 40 cooperativas de primer nivel trabajan con las empresas exportadoras privadas, lo que revela relaciones interesantes entre el sector cooperativo y el sector privado desarrolladas en los últimos veinte años.

Algunas cooperativas de primer nivel, que han incursionado en la exportación directa, se vinculan a las empresas privadas para acceder a varios de sus servicios. Las empresas salen beneficiadas con tener a cooperativas entre sus clientes, lo que les otorga el plus de estar trabajando con pequeños productores, con café orgánico y con el comercio justo. Para algunos estas alianzas significan una mayor amenaza para las cooperativas de segundo nivel. Para otros, son una escuela donde las cooperativas aprenden sobre el negocio del café.

El ambiente de las comunidades también ha influido en los cambios experimentados por las cooperativas. La gran mayoría de sus socios tienen más de 50 años y bajos niveles de educación formal. Sus edades revelan que las cooperativas se han resistido a incluir a gente joven como asociados. Nicaragua ha evolucionado en los últimos treinta años: somos un país mayoritariamente joven y con una mayor esperanza de vida: 72 años. Seguimos siendo una sociedad muy patriarcal, pero en la que comienza a evidenciarse el peso de las mujeres en la economía: el 37% de los hogares urbanos y el 30% de los rurales tienen a mujeres solas como cabezas de familia. De ser un país rural (35% de población urbana en 1950) hemos pasado a ser un país con mayoría de población urbana (54.7% en 2000). Y de ser un país con fuerte inmigración interna hemos pasado a ser un país de emigrantes, que salen principalmente a Costa Rica y a Estados Unidos. Todos estos cambios han significado un mayor flujo de información y, en consecuencia, un mayor estímulo al cambio en la organización y gestión de las cooperativas.

¿QUÉ LIMITA LAS INNOVACIONES?
RELIGIÓN, CORRUPCIÓN, LIDERAZGOS...

Parafraseando a Marx, las cooperativas hacen su historia, pero la hacen en determinadas circunstancias, a veces ayudan y otras veces limitan.

El mayor obstáculo tiene que ver con las relaciones de poder. Por más que haya buenas políticas y buenas leyes, su aplicación está siempre mediada por las relaciones de poder realmente existentes. En Nicaragua las leyes contra la deforestación están claras, pero quienes tienen poder las tuercen a su favor, fieles a aquel dicho que dice que “el rico representa a Dios y no lo toques, las leyes son para aplicarlas a los pequeños sin Dios”. Esta idea, enraizada en una cultura religiosa basada en la resignación, reproduce la idea de que “Dios es quien innova y nadie más” y limita las innovaciones y el desarrollo de capacidades de las cooperativas.

También son obstáculo las crisis administrativas que han acompañado a muchas cooperativas. Con JIPROCOOP y ECOOCONIC, cooperativas de segundo nivel exportadoras de café en los años 90, se iniciaron las primeras crisis por corrupción. Las siguieron año tras año otras cooperativas, incluyendo las de primer nivel. A pesar de que desde 2007 se cuenta con instituciones como INFOCOOP y CONAA-COOP y desde 2003 con CAFENICA, para prevenir y acompañar la bienandanza de las cooperativas, éstas siguen cayendo en diversos tipos de crisis administrativas y de liderazgo.

Las cooperativas son conscientes de este problema. Lo expresan en el argot del béisbol: El cuadro es el mismo, sólo cambian de posiciones, refiriéndose a que no hay cambios en los líderes de las cooperativas. Se ha vuelto habitual que gerentes y técnicos sustituyan a los líderes, representando a las cooperativas en diferentes instancias nacionales e internacionales. Incluso, algunas cooperativas de primer nivel, aunque por ley son autónomas, requieren del permiso de algunas gerencias de sus organizaciones de segundo nivel para reunirse con otras organizaciones. El presidente de una cooperativa de segundo nivel se lamentaba: Los socios llegan y buscan al gerente. Nosotros los líderes estamos para apoyarlos, pero los socios no nos buscan a nosotros”.

Otra limitante es la falta de capital de trabajo. La hostilidad de los tres gobiernos anteriores al actual del FSLN se expresó en privatizar la banca nacional y en no facilitarles crédito ni asistencia técnica. El café se acopia habilitando -dando crédito- para garantizar la cosecha. Con el crecimiento de las cooperativas, el volumen que acopiaron en 2010-2011 fue el doble del que acopiaron en 2006-2007, lo que significa que necesitan el doble de capital. Al no contar con crédito, y con tal de tener liquidez, los productores con mayores dificultades económicas tienden a vender su café a cualquier precio y a compradores de otros mercados fuera de las cooperativas.

Son pocas las cooperativas de primer nivel que administran servicios de crédito. Como observa un líder cooperativista: Muchas, en el mejor de los casos son intermediarias en lugar de ser cooperativas, y en el peor de los casos son sólo figuras. La cultura del “no pago” y el creer que las soluciones están fuera de las cooperativas, alimentada por el Estado en los años 80 y por buena parte de la cooperación internacional en los 90, persiste hasta el día de hoy.

APRENDIZAJES QUE NO SE OLVIDARÁN

El resultado de todo este proceso son lecciones que, como el primer amor ni se olvidan ni se dejan de apreciar. Los aprendizajes de 30 años de cooperativismo no se olvidarán en los próximos 30 años. Cada lección la recibieron organizaciones que en 1990 se encontraron huérfanas y sumidas en un ambiente adverso y que paulatinamente lograron cambiar el mapa del café nacional disputándole capital al sector empresarial nacional y transnacional y jugando un rol decisivo en el mapa del café internacional.

Algunas de esas lecciones, según las expresan productores y líderes se escuchan así:
*Si me organizo en cooperativa y administro bien mis recursos puedo aumentar mi producción y mejorar la vida de mi familia.
*Si la cooperativa responde a los productores con un “traje a la medida” según sus necesidades y capacidades, y si la cooperativa funciona como “una familia”, aun los problemas más graves pueden resolverse.
*A mayor transparencia, más lealtad. Más secretismo, más se da de qué hablar y a la larga se mina la organización. Si no hay cuentas claras se generan desconfianza y conflictos.
*Si como organización de segundo nivel te alejas de las cooperativas de base, toda la cadena de la cooperativa puede desorganizarse y es el momento en que “el lobo se come al productor”.
*Cuando se le da oportunidades desde la organización a personas que creemos no van a escalar económicamente, y resulta que sí escalan, eso significa que cuando hay oportunidades hasta las personas más pequeñas pueden escalar.
*El comercio justo casado con las cooperativas evita que los pobres caigan en más pobreza.

EL DESAFÍO DE RE-INVENTARSE A SÍ MISMAS

En estos 30 años las cooperativas han aprendido que el primer paso hay que darlo en la finca, diversificando con la propia familia los cultivos. El segundo paso se da con las cooperativas de primer nivel que vinculan fincas y familias. El tercero vincula a productores y organizaciones con formas de organización territorial para organizar la exportación del café. Así surgieron las cooperativas de segundo nivel. El cuarto paso es organizar federaciones para ser interlocutores ante el Estado y ante las agencias de cooperación internacional. Es el nivel en el que las cooperativas definieron a CARUNA (Caja Rural Nacional) como su financiadora. Con estos cuatro pasos cerrarían el círculo estratégico: producción, procesamiento, exportación y financiamiento.

En todo este andamiaje la lógica ha sido la de ayudar a los productores a comercializar lo que producen. Sin embargo, esta lógica se distorsionó en el camino: la búsqueda de mercados y de recursos llevó a que las cooperativas de segundo nivel centralizaran los recursos y olvidaran lo territorial -la capacidad productiva y el cambio organizacional e institucional-, a la par que CARUNA se convertía en un claro instrumento de apoyo al proyecto político del FSLN.

La lógica de CARUNA fue cambiando, de “Te financio para que me vendas tu producto y yo lo exportaré”, una versión modernizada del sistema de habilitación imperante desde la época colonial a “Te habilito ahora en junio para que tu café en diciembre sea mío”. Y, aunque esto existe, también contamos hoy con cooperativas que cultivaron su autonomía y conquistaron el mundo del comercio y las finanzas. Lo han hecho nadando contra la corriente y sus logros abren la posibilidad de que el cooperativismo se re-invente.

Utilizando la imagen del “enano cabezón con pies de barro”, hoy existen en Nicaragua cooperativas de segundo nivel con una cabeza grande, que concentran inversiones físicas y recursos humanos y financieros, pero que tienen pies de barro porque sus cooperativas de primer nivel y sus asociados son cada vez más distantes. Este modelo se halla amenazado por la competencia, que capta un significativo número de cooperativas, que acopia café a los mismos socios de las cooperativas históricas, y que es referencia para las emergentes cooperativas de primer nivel. También lo amenaza la sostenibilidad de las cooperativas de primer nivel que han incursionado en la exportación pero con bajos volúmenes, mientras que otras cooperativas que trabajan con las empresas privadas enfrentan el riesgo de ser cooptadas.

Es éste un modelo de cooperativismo, en cierta medida centralizado, disperso, envejecido y amenazado por un ambiente de competitividad con el ascenso de medianas empresas exportadoras y con la creciente captación de cooperativas -y de recursos de la cooperación internacional- por las dos grandes empresas tradicionales. Es un modelo que cataliza la incursión “desordenada” de cooperativas de primer nivel a la conquista de mercados -incursión que arroja dudas y a la vez contagia a otras cooperativas- y es también un modelo que no capta más del 50% de lo que sus asociados producen.

DONDE ESTÁ TU COOPERATIVA
AHÍ ESTÁ TU CORAZÓN

Los dos casos de cooperativas de primer nivel exitosas indican por dónde debería ir un viraje en el modelo cooperativo, logrando hacer una organización de la que se apropien sus asociados, donde se cumpla aquello que decía Jesús de Nazaret: “Donde está tu tesoro ahí está tu corazón”. Si los socios aportan a la cooperativa y ponen en ella su corazón, estarán más interesados en que sus recursos estén bien manejados.

Bajo este ángulo hay que redefinir también el rol de las cooperativas de segundo nivel, especializándose en el procesamiento y la exportación del café y avanzando en el dominio de la inteligencia de mercados. Las cooperativas de segundo nivel podrían generar información valiosa en sus laboratorios, que serviría de base a las novedades tecnológicas en las fincas. Igualmente, sería innovador ver a las cooperativas de segundo nivel exportando miel y a las de primer nivel produciéndola y acopiándola y a las de segundo nivel abasteciendo de productos de consumo y de trabajo -herramientas- a distribuidoras cuyos dueños sean las cooperativas de primer nivel.

Si en los años 90 fue clave generar cooperativas de segundo nivel para acceder a mercados, crédito y asistencia técnica, ahora, habiendo ya logrado esto, lo fundamental es que en los territorios las cooperativas de primer nivel mejoren y dinamicen sus economías. El presidente de la cooperativa José Alfredo Zeledón lo explica así: Si el papá y la mamá rompen con el mito de que “el chancho suelta la manteca hasta que muere” y en vida papá y mamá“sueltan la manteca” y heredan a sus hijos, entonces los hijos y las hijas trabajarán bien. Si tienen dudas sobre cómo manejar la finca le preguntarán a sus padres vivos. Más fuerte el hijo y la hija, más fuerte son los padres. Igual es con las cooperativas: más fuerte es la cooperativa de base, más fuerte será la cooperativa de segundo nivel.

CON LAS EMPRESAS PRIVADAS
Y CON LAS INSTITUCIONES FINANCIERAS

En el territorio también hay otros con quienes las cooperativas precisan encontrarse. La historia de las cooperativas está estrechamente relacionada con las empresas exportado¬ras y con las instituciones financieras. Unas cooperativas compran servicios de procesamiento a empresas privadas y éstas van a las cooperativas a proveerles de crédito y a comprar café. Juntos se encuentran ambos en eventos facilitados por las organizaciones de la cooperación internacional.

El marco del “negocio inclusivo” en el que se mueven las empresas privadas precisa una mirada territorial y considerar a las cooperativas como anclas para dinamizar sus territorios. La dualidad empresas privadas – cooperativas no sólo está mediada por relaciones asimétricas. También deja libres amplios territorios -familias no asociadas-, por los que las empresas privadas suelen entrar “por la ventana” de las cooperativas y salir por “su propia puerta” captando cafés orgánicos y cafés gourmet de alta calidad.

En cuanto al financiamiento, es obvio el déficit financiero que los productores y las cooperativas tienen, lo que las ha llevado a seguir vendiendo su café “de futuro”. Como las microfinancieras tienen capital y saben trabajar con el crédito, y como las cooperativas tienen información “privada” de sus asociados y la “llave” para lograr el 0% de mora, una alianza entre microfinancieras y cooperativas es más que necesaria. Estos vínculos mejorarían la competitividad. Y a mayor competitividad, mejores precios, precios más justos, mejores pesajes y mediciones de humedad y, como resultado, un café de mayor calidad.

¿SÓLO CON LOS PEQUEÑOS PRODUCTORES
O TAMBIÉN CON LOS GRANDES?

“Detrás de las adversidades están las oportunidades”, reza un adagio. La actual crisis en el movimiento internacional del Comercio Justo puede ser una oportunidad.

La pregunta que se hacía Paul Rice, gerente de Fair Trade USA en “The New York Times” fue “¿Queremos un comercio justo pequeño y puro o queremos comercio justo para todos?” Rice quiere que la respuesta sea incluir a los grandes productores para que el volumen de café comercializado sea el doble en 2015 y para que siendo mayor su impacto, “para todos”, incluya a “los más pobres, que son los trabajadores de las grandes plantaciones”. Lo volvió a enfatizar en “Los Angeles Times”: “El cambio es necesario para llegar a un gran número de trabajadores del café que no tienen tierra y que son los más pobres entre los pobres”. La respuesta de Dean Cycon, fundador de Dean’s Beans Organic Coffee Company de Massachusetts, fue drástica: “Starbucks, Green Mountain y otras compañías de café llegarán a ser el 100% del comercio justo no porque hayan cambiado un ápice en sus prácticas de negocios, sino porque Fair Trade USA cambió las reglas del juego”.

LA EXPERIENCIA DE NICARAGUA
TIENE MUCHO QUE ENSEÑAR

La experiencia de Nicaragua cuestiona a Rice. Hay otra manera de obtener más volumen de café. Logrando que los pequeños productores asociados de cooperativas logren entregar el 100% de su producción. Ahora sólo entregan el 50%. Si el 70% del total de la producción de café de América Latina viene de pequeños productores y el comercio justo capta hasta ahora sólo un 15% de ese total, si captara otro 15% más, el volumen de café exportado con la marca de comercio justo sería el doble. Y si captara el 60% el comercio justo daría pasos de gigante. ¿Por qué incluir entonces a los grandes, que solo producen el 30% del café que se produce en América Latina?

Si Rice considera que las cooperativas difícilmente podrán aumentar su volumen de café comercializado por la vía del comercio justo, el caso de Nicaragua demuestra que en veinte años nuestras cooperativas conquistaron el 20% del total de las exportaciones de café del país. Si Nicaragua continúa con esta tendencia, y algo similar ocurriera en otros países de América Latina, el argumento de Paul Rice se desvanece.

Si lo que se quiere es influir en las grandes plantaciones y provocar cambios en los grandes negocios, en Nicaragua, tanto por el peso creciente de las cooperativas como por el crecimiento del comercio justo internacional, las grandes empresas han ido cambiando: ya trabajan por producir café de calidad y ya asumen normas de la responsabilidad social empresarial dando un mejor trato al ambiente y a sus trabajadores. El peso del comercio justo ya está provocando cambios.

Si lo que se quiere es reducir la pobreza, no hay evidencias de que los pequeños productores asociados al comercio justo hayan reducido sustancialmente sus niveles de pobreza. Entonces, ¿cómo creen Rice y Fair Trade USA que trabajando con grandes productores y grandes compañías se podría reducir más la pobreza? Como los costos de producción de los grandes son menores, lo que sucedería es que eso haría descender el precio a los productores. En lugar de reducir pobreza, el argumento de Rice y de Fair Trade USA crearía condiciones para que la pobreza aumentara.

Si el objetivo es incluir a más trabajadores y si sabemos que el 70% del café lo producen pequeños productores, esto indica que los mayores retos siguen estando en trabajar con los pequeños productores. Si el trato a los trabajadores en pequeñas fincas mejora, eso provocará cambios en las grandes empresas. Esa es la ruta seguida por Reynaldo Mairena, presidente de la Cooperativa Solidaridad: Mis trabajadores son mis vecinos, son mis compañeros, ellos comen en mi mesa y comen lo que yo como. En cambio, en las grandes empresas compran el peor frijol para darle a sus trabajadores. Hacen fiesta al final del año y solo ahí les dan carne. Yo a mis trabajadores les doy carne dos o tres veces por semana. Por esa tacañería los grandes tienen problemas en conseguir trabajadores”.

AHORA HAY UNA OPORTUNIDAD
EN LA CRISIS DEL COMERCIO JUSTO

Hay que reconocer que la división en la FLO por la salida de Fair Trade USA podría tener un impacto devastador para los pequeños productores y para la mayoría de los trabajadores del café. Todo lo conseguido hasta ahora por la fuerza creciente de los pequeños productores organizados puede perderse y no habría ya mayor presión para conseguir más cambios. Y aún peor: todo el esfuerzo de los pequeños productores y de sus aliados, consumidores y voluntariado, quienes hicieron crecer la marca del “Comercio Justo” beneficiará a los grandes, Green Mountain y Starbucks y a los grandes productores.

La pregunta de Rice -queremos un comercio justo pequeño y puro o un comercio justo para todos- es inapropiada. La pregunta es si queremos que el comercio justo reduzca la desigualdad para que la pobreza desaparezca. La pregunta de Rice expresa la visión neoliberal: creer que la pobreza y la desigualdad se reducen por la teoría del goteo, que afirma que mientras más crece la economía para beneficio de los grandes productores más gotean las ganancias para los pobres.

Rice añadiría que mientras más oportunidades les demos a los grandes más goteará para sus trabajadores. Esa ideología neoliberal, que dominó el mundo en la década de los años 90, ya no la aceptan ni el FMI ni el Banco Mundial. Hasta ellos reconocen que fue un error. Reconociendo la fuerza de las cooperativas, la ONU declaró el año 2012 como Año de las Cooperativas, lo que contradice a Fair Trade USA, que se coloca en la acera de los grandes productores, tostadoras y distribuidoras, adversarios todos de las cooperativas.

Sea que Fair Trade USA se salga definitivamente de la FLO o que regrese, esta crisis debe ser vista como una gran oportunidad para todas las organizaciones del comercio justo, desde las cooperativas de base hasta los directivos de la FLO, que deben rendir cuentas, tanto a su consejo directivo como a toda la cadena de organizaciones y hasta a las mismas cooperativas de base, al millón de asociados que ya tiene el comercio justo. La FLO es un bien colectivo y no debe ser un bien privatizado por unos cuantos.

EL COMERCIO JUSTO: UN BIEN COMÚN
DE PEQUEÑOS PRODUCTORES Y CONSUMIDORES

Es hora de pasar a la segunda generación del comercio justo: que las cooperativas sean accionistas de las empresas que distribuyen café al consumidor final. Eso es recuperar a la FLO como un bien colectivo. Muchas cooperativas ya incluyen a medianos productores, y con el tiempo muchos de ellos llegarán a ser grandes. La mayoría de los asociados tienen trabajadores temporales y hasta permanentes en la producción y en el beneficiado seco, en el tostado y en las distribuidoras de café molido e instantáneo en Europa o en Estados Unidos. ¿Cuántas mejoras han experimentado los trabajadores de las organizaciones y empresas del comercio justo?

Asumir esta agenda de cambios sería “comercio justo para todos” y no sólo “comercio justo para los grandes goteando a algunos de sus trabajadores.” Estamos por un comercio justo que abre caminos, crece, que ofrece una visión de un mundo con justicia y que lleva en su alma el sentido de las fincas campesinas diversificadas y sostenibles. No estamos por un comercio justo cooptado por los grandes compradores y los grandes productores, quienes históricamente han crecido despojando a las familias campesinas e indígenas de sus tierras y del valor de sus productos, proletarizándolas para que después acudan a ellos rogándoles ser “sus” trabajadores. El Comercio Justo es un bien común de los pequeños productores, de los consumidores solidarios y de las organizaciones Norte-Sur. Y así debe seguir siendo.

LA REVOLUCIÓN PENDIENTE

Una paradoja que observamos en América Latina es que las organizaciones populares mejoran bajo gobiernos adversos y empeoran bajo gobiernos que dicen apoyar a los sectores populares. Las cooperativas de café en Nicaragua, nacidas bajo un gobierno popular y revolucionario, tienen ya una historia de veinte años caminando en alianza con las organizaciones del comercio justo, cultivando vínculos con las empresas privadas y “nadando contra la corriente” de gobiernos adversos (1990-2006) y de gobiernos favorables (1979-1989, 2007-2012).

La primera generación sólo accedió a la tierra, la segunda conquistó mercados. A la tercera, la actual, enfrentada a grandes desafíos, le corresponde re-inventarse rompiendo la maldición del “enano cabezón” y orientándose al desarrollo territorial. Si lo logran, las cooperativas de café de Nicaragua pueden convertirse en un referente para las cooperativas de América Latina, donde un gran número son presas del caciquismo, otras cayeron en cantos de sirenas, y otras prefieren subsistir como bonsais: chiquitas, bonitas, pero siempre chiquitas.

El modelo que proponemos sustituiría el modelo actual (“te compro tu café para venderlo”) por otro (“te apoyo para que comercialices tu excelente café”). Es un modelo que construye identidad propia en un tercer sector económico y político y que se coloca a la par del sector público-estatal y del sector privado.

Cambiaría la perspectiva: las cooperativas se “amarrarían” a sí mismas, tal como en el mito griego lo hizo Ulises para no ser seducido por el canto de la sirenas y contribuirían así a que los principios del cooperativismo puedan ser posibles y a que el comercio justo internacional siga siendo una estrategia que permita a las familias salir del pozo de la pobreza y descubrir infinitos futuros y a las cooperativas de café seguir creciendo asociativamente, tanto bajo gobiernos adversos como bajo gobiernos favorables. Toda una revolución.

INVESTIGADOR Y FACILITADOR DE PROCESOS DE INNOVACIÓN ORGANIZACIONAL.

EN LA INVESTIGACIÓN QUE SIRVIÓ DE BASE PARA ESTE TEXTO PARTICIPARON MERLING PREZA, MARTHA ESTELA GUTIÉRREZ Y EDGAR FERNÁNDEZ.

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