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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 47 | Mayo 1985

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Nicaragua

Hora del embargo: hora de la solidaridad

El Primero de mayo Ronald Reagan anunció en Bonn, en vísperas de la Cumbre de los Siete, su decisión de decretar sanciones económicas contra Nicaragua. El decreto de embargo, llamado en Nicaragua "bloqueo económico", plantea graves problemas a la economía nicaragüense.

Equipo Envío

El debate sobre el Plan de Paz lanzado por el Presidente Reagan el 4 de abril, que culminó con el voto sobre la ayuda a la contrarrevolución en las dos Cámaras del Congreso el día 23, o sólo absorbió gran cantidad de energías políticas y diplomáticas en Estados Unidos, Nicaragua, en las naciones de Contadora y en otros países sino que fue revelador del balance de fuerzas con que cuenta en este momento el proyecto revolucionario nicaragüense.

Tras la derrota con la que la Cámara de Representantes anularon el Plan de Paz, especialmente por su componente de ayuda militar a los contrarrevolucionarios, Estados Unidos inició una nueva etapa en su guerra de agresión contra Nicaragua por el camino de las sanciones económicas. Con ellas pretende alcanzar su declarado objetivo: desgastar la revolución que el FSLN se rinda y que esta rendición se inicie con el diálogo con los contrarrevolucionarios.

Nicaragua continuó luchando en todos los frentes contra la agresión, reiteró su negativa al diálogo con los contrarrevolucionarios y su apertura al diálogo bilateral con Estados Unidos. Con el discutido viaje del Presidente Ortega a la URSS, Yugoslavia y países de la comunidad socialista, trató de reforzar lazos de cooperación económica que permitan asegurar la vida del pueblo nicaragüense y la consolidación del proyecto revolucionario en horas en que se temía un bloqueo económico. Éste esfuerzo se viene haciendo en todas las latitudes. En enero y febrero, por ejemplo, el Vicepresidente Sergio Ramírez visitó España, Francia, Gran Bretaña e Irlanda y en mazo el Presidente Ortega viajó a Uruguay y Brasil. En mayo será de nuevo el Vicepresidente Ramírez quien visite Austria. No cabe duda que el embargo comercial y la vía de la agresión económica emprendida por Estados Unidos y las múltiples vías con las que Nicaragua ha decidido asegurar la supervivencia de la revolución abren una nueva coyuntura llena de desafíos.


El debate sobre el plan Reagan

El lanzamiento del Plan de paz de Reagan el 4 de abril abrió desde el primer momento un debate internacional que, transcendiendo los contenidos concretos de esta propuesta, hacía un juicio a toda la política de Estados Unidos hacia Nicaragua. Fue en América Latina, naturalmente, en donde este debate fue más intenso y revelador.

El Plan de Paz de Reagan:

-Planteaba un ultimátum al gobierno nicaragüense para que dialogara con los contrarrevolucionarios en el plazo de 60 días (hasta el 1o. de junio).

-Vinculaba la continuación de la ayuda militar que Estados Unidos da a los contrarrevolucionarios a este ultimátum.

-Respaldaba los contenidos políticos del ultimátum lanzado el 2 de marzo en Costa Rica por una amplia gama de grupos y elementos contrarrevolucionarios, haciendo énfasis en la celebración de nuevas elecciones.

El mismo día 5 de Nicaragua rechazó, en declaraciones del Canciller, P. D'Escoto, el ultimátum de Reagan. Unos días después el 11 de abril, el Presidente Ortega, después de otros contactos verbales telefónicos (Presidentes de Contadora, Sanguinetti, Alfonsín, Bettino Craxi y Felipe González), escribía una carta abierta a los presidentes de los países de Contadora puntualizando la posición de Nicaragua:

- Rechazo al ultimátum: "No se puede aceptar porque resquebraja el orden jurídico internacional".

-Rechazo al diálogo con los contrarrevolucionarios y apertura a un diálogo bilateral con Estados Unidos: "Manzanillo debe ser utilizado para sentar las bases para la normalización de relaciones entre Nicaragua y los Estados Unidos y ahí Estados Unidos puede presentar sus propuestas y Nicaragua también presentará su propio plan de paz. Dichas propuestas deben ser el objeto del diálogo en Manzanillo".

El debate sobre el plan Reagan en América Latina

La contradicción básica de un Plan llamado de Paz pero cuyo propósito declarado era hacer de él un medio de presión para la continuación de la guerra provocó la mayoría de las reacciones internacionales negativas frente a la propuesta de Reagan. Estas reacciones tuvieron también como común denominador el apoyo a la iniciativa de Contadora -ignorada por Reagan en su Plan- y el apoyo al restablecimiento del diálogo en Manzanillo.

Entre las reacciones latinoamericanas merecen destacarse los dos países de Contadora.

Reagan presentó su Plan aprovechando la visita a Washington del presidente Betancur. Las primeras declaraciones del presidente de Colombia el 4 de abril fueron favorables al Plan. El 6 de abril, Daniel Ortega, Fidel Castro y el Canciller colombiano, Ramírez Ocampo, se reunían en La Habana. Allí, el Presidente de Nicaragua, según el comunicado oficial nicaragüense, le expresó al Canciller "con absoluta claridad" que Nicaragua no aceptaba el ultimátum. A partir de este encuentro la posición colombiana se fue haciendo más y más distante del Plan.

De regreso a Bogotá, Ramírez Ocampo declaraba: "Resulta claro que un país como Nicaragua, que es independiente, libre y soberano, no acepta ultimátum". Unos días después, Betancur aclaraba, ante el pueblo colombiano -al que rindió un largo informe sobre su viaje- que en Washington el Departamento de Estado no le había entregado todo el texto del Plan Reagan y que, por tanto, él no se había dado cuenta de todos sus aspectos. Concretamente, cuestionaba Betancur el aspecto de la vinculación de la ayuda militar al Plan: "no constituye una propuesta de paz sino una preparación para la guerra". El distanciamiento de Betancur culminó el 17 de abril cuando en carta personal a Reagan le recordaba los principios que son la "brújula" de América Latina: la autodeterminación de los pueblos, la no-intervención, la solución pacífica de las controversias.

La reacción de México tuvo también un primer momento de ambigüedad. Nicaragua debería estudiar más detenidamente las recientes propuestas del presidente Ronald Reagan a fin de plantear lo que sea de su interés, declaró al conocerse el Plan del Canciller Bernardo Sepúlveda.

El 8 de abril, después de que el embajador para Centroamérica, Harry Shlaudeman, visitara al presidente De La Madrid y de que Ronald Reagan hablara posteriormente por teléfono con éste, el gobierno de México emitió un comunicado dando cuenta de la postura expresada por el presidente mexicano al presidente norteamericano. E sustancia, era ésta: "Los procesos internos de reconciliación nacional y los diálogos correspondientes entre los grupos al interior de cada país centroamericano son cuestiones que escapan a la naturaleza del Grupo de Contadora, ya que uno de sus principios básicos es el de no intervención, de cualquier origen, en los asuntos internos de cada uno de los Estados centroamericanos".

Venezuela, a través de su presidente Jaime Lusinchi, que coincidió en Estados Unidos -por razones de salud- con el Presidente ecuatoriano Febres Cordero, hizo junto con éste declaraciones favorables al Plan, resaltando de él únicamente el tema del diálogo con los contrarrevolucionarios. Lusinchi hizo un paralelo entre el diálogo que todos aplauden en El Salvador y el que podría producirse en Nicaragua.

Panamá, como es habitual, mantuvo el más bajo perfil de los cuatro países. El 13 de abril, el General Noriega, jefe de las fuerzas armadas panameñas visitó Nicaragua durante unas horas y se entrevistó con el Presidente Daniel Ortega y con Cdte. Humberto Ortega, jefe de las fuerzas armadas en Nicaragua. Pero el Vicecanciller Cabrera dejó en claro varias veces que Contadora no incluiría en su agenda el Plan Reagan. Venezuela dejó caer su inicial apoyo silenciosamente y no cuestionó la posición de sus colegas en Contadora.

Aunque hasta 10 días después de anunciado el Plan, el gobierno norteamericano insistía en sus órganos de propaganda en que el Plan contaba con el apoyo latinoamericano, era ya entonces una evidencia que el Plan estaba fracasando, entre otras cosas por la fragilidad de este apoyo. Con declaraciones públicas, opiniones a los periodistas, contactos privados de los gobiernos entre sí, la mayoría de los países latinoamericanos ignoraron, cuestionaron o rechazaron el Plan Reagan. Sólo el presidente Duarte y el gobierno de la República Dominicana hicieron explícitas declaraciones de apoyo al mismo, tan sólo días antes del voto en el Congreso. Uno de los índices más claros del fracaso del Plan en el ámbito latinoamericano se pudo ver en la reunión de Contadora.

Un desenlace del debate: la reunión de Contadora

Uno de los aspectos que más preocupaba del Plan Reagan era su potencial capacidad de "bloquear eficazmente" a Contadora en el momento en que, saliendo de un largo impasse, la iniciativa latinoamericana se veía en una de sus coyunturas más críticas preparando una difícil reunión.

Con su Plan de Paz, Reagan ha tratado de sustituir la médula misma de Contadora: quiere sustituir el tema de la seguridad centroamericana que discutía el foro multilateral por el tema de la reconciliación de un solo país centroamericano forzando a que sea discutido en un foro bilateral interno. Esto precisamente es lo que Nicaragua ha tratado siempre de evitar en Contadora, siendo respaldada especialmente por México. Esto es lo que desde ahora va a pretender con insistencia Estados Unidos presionando para ello a los países de Contadora y de Centroamérica. La agresión económica también busca esto, según las declaraciones norteamericanas.

En este momento, Contadora no se desvió de su ruta original: no asumió el Plan Reagan en su reunión del 11 y 12 de abril en Panamá. En los días previos, una intensa actividad diplomática latinoamericana mostró que podría abrirse una peligrosa brecha de injerencismo si se incluía en la agenda la discusión del ultimátum de Reagan. El Secretario General de la ONU, Pérez de Cuéllar, declaró que Contadora era "la alternativa más viable" y 18 senadores demócratas, encabezados por Edward Kennedy y Gary Hart, escribieron a los presidentes de Contadora para expresarles su "apoyo contundente e incondicional a las propuestas del grupo". Por fin, Contadora no denunció el Plan, pero tampoco lo incluyó en su agenda, y esto quedó claro aun antes de empezar la reunión. Sólo se adjuntó el texto del Plan a los muchos documentos que maneja Contadora, pro sin trato preferencial", según las declaraciones oficiales.

¿Por qué era especialmente importante esta reunión de Contadora? Después de elaborada el Acta de Paz que solamente Nicaragua ha aceptado firmar, después de las modificaciones sustanciales que en materia de seguridad propusieron a este Acta Honduras, El Salvador y Costa Rica, hay ya muy poco espacio para avanzar. Pero avanzar se hacía necesario para mantener con vida la iniciativa. Con todos sus límites, Contadora es la alternativa diplomática de paz con que América Latina se enfrenta al proyecto de guerra de la Administración Reagan. En dos años y 3 meses de tarea, Contadora se ha curtido en este difícil intento.

La reunión de Panamá no logró ningún acuerdo sustancial. Sin embargo, logrando pequeños acuerdos marginales consiguió hacer avanzar a Contadora y mantenerla viva. Los acuerdos que hubo en Panamá fueron todos sobre algunas formas políticas que deberían tener los mecanismos de verificación y control en el área de seguridad. Hubo acuerdos sobre los mecanismos, no sobre el contenido mismo del área de seguridad, en la que, como ya es sabido, es dificilísimo llegar a un acuerdo mientras persista la política norteamericana hacia la región.

En Panamá todos los países centroamericanos acordaron la creación de una Comisión Permanente de Verificación y Control que estará integrada por un delegado de cada país centroamericano más otros 4 delegados de 4 países extrarregionales de los que ya dos se hicieron públicos: Canadá y España. Se acordaron también dos funciones para esta Comisión: 1) aprobar el reglamento para su propio funcionamiento y 2) nombrar a un cuerpo internacional de inspectores cualificados cuya misión será verificar armamentos, efectivos militares y asesores extranjeros.

En Panamá no se consiguieron acuerdos sobre algunos temas básicos que aparecieron en la reunión: inventarios militares, adquisición de nuevos equipos y bases extranjeras. Tampoco se consiguió un acuerdo a la hora de definir lo que es un asesor militar y un asesor civil.

Hay que recordar que sólo Honduras tiene en su territorio una presencia permanente de infraestructura militar extranjera (norteamericana) y que sólo Nicaragua se manifestó una vez más dispuesta a la salida inmediata y total de todos los asesores militares con los que cuenta . Honduras, El Salvador y Guatemala -que tienen en sus ejércitos asesores estadounidenses, argentinos e israelíes- no han aceptado ningún acuerdo en este punto.

Sin poder hallar acuerdo en el capítulo sustancial de su propuesta de paz -la seguridad- Contadora revivió y avanzó al lograr acuerdo en aspectos marginales relacionados con este capítulo. Hay consenso pues, sobre los procedimientos para verificar aquello sobre lo que aún no hay consenso. Estos acuerdos iniciales y parciales, la exclusión de agenda del Plan y Reagan y la nueva reunión anunciada para mediados de mayo fueron ya suficientes para crear un clima de optimismo entre todos los participantes.

El debate sobre el plan de otros lugares del mundo

Fuera de América Latina, Plan Reagan fue también ocasión de debate. De entre las muchas reacciones que hubo en todo el mundo destacamos tres: la de España, el país europeo más vinculado al Grupo de Contadora; la de la Internacional Socialista, punto de referencia necesario para el análisis del balance de fuerzas con que cuenta Nicaragua en el exterior; la del Vaticano, habitualmente silencioso frente a los Estados Unidos.

En España, el Presidente del Gobierno, Felipe González, señaló en dos declaraciones, las contradicciones del Plan: 1) Reagan pide a Nicaragua que dialogue con los contrarrevolucionarios pero no reanuda el diálogo con Nicaragua en Manzanillo y 2) Reagan habla de paz pero propone seguir ayudando a los que hacen la guerra. González señaló también el carácter del grupo FDN a quien ayuda Reagan diciendo que "han pertenecido sin duda alguna a un régimen como el de Somoza, "una de las dictaduras más feroces y cruentas que ha conocido América Latina", indicando que por esa caracterización somocista de los contrarrevolucionarios se justifica que el FSLN no dialogue con ellos. González indicó claramente que cuando Reagan le llamó por teléfono le había manifestado su "discrepancia de fondo" por estas contradicciones de su Plan.

La Internacional Socialista publicó un comunicado que firmaba Willy Brandt y líderes socialdemócratas de 26 países en el que se reiteraba el apoyo a Contadora, se alentaba a los congresistas norteamericanos a rechazar el Plan y se retomaban las mismas palabras del Presidente Betancur cuando dijo que no constituye una propuesta de paz sino una preparación para la guerra.

La reacción del Vaticano fue provocada por uno de tantos desaciertos en los que ha venido cayendo Reagan en su retórica anti-sandinista. En la escalada propagandística con la que acompañó la presentación de su Plan, el presidente norteamericano afirmó el 16 de abril que había recibido una carta del Papa apoyando su propuesta. El 18 de abril el Vaticano hacía público un comunicado que desmentía implícitamente al Presidente precisando los hechos: el 4 de abril, horas antes de anunciar su Plan, Reagan había informado al Papa del mismo y el Asesor para Seguridad Nacional, Robert McFarlane, había hablado sobre el Plan con el Cardenal Casaroli; el 13 de abril el Papa había recibido a una delegación de "hombres políticos norteamericanos", dirigidos por el líder republicano del Senado Robert Dole, quien le había entregado al Papa otra comunicación personal de Reagan.

A esta delegación el Papa le había hablado en un discurso público el 14 de abril, sin ninguna referencia al tema centroamericano. "No hay otros mensajes", concluía el comunicado vaticano. El Departamento de Estado no pudo menos que referirse a la aclaración del Vaticano, precisando que, efectivamente, no existía la carta a la que había hecho alusión Reagan. Este sin embargo, dijo que si había hablado como lo había hecho (en la supuesta carta) era porque él (el Papa) ha apoyado todas nuestras actividades en Centroamérica. El Vaticano enfatizó que en ningún momento había apoyado ayuda militar a ningún grupo.

No hay que olvidar, finalmente, las cartas de varias mayorías parlamentarias (Argentina, España, Irlanda, Francia, Parlamento Europeo, etc.) solicitando al Congreso de los EU un voto negativo a los 14 millones.

El desenlace del debate en Estados Unidos: la derrota de Reagan

La Administración Reagan pagó todos estos costos de desgaste político en América Latina y en otros países porque el debate sobre los $14 millones para ayudar a la contrarrevolución -médula de su Plan de Paz- se fue convirtiendo fundamentalmente en un debate político interno entre el Ejecutivo y el Legislativo y en un debate entre el partido republicano y el partido demócrata, a los cuales Nicaragua daba una gran ocasión para medir fuerzas.

Era en el Congreso en donde Reagan quería que su Plan obtuviera apoyo. Para conseguir ese apoyo, el presidente forzó todos los mecanismos retóricos, diplomáticos y políticos dentro y fuera de Estados Unidos. Fracasó y este fracaso le produjo, según dijo, una profunda decepción.

Las postreras quejas del Presidente Reagan ante una derrota que ya se veía venir en los últimos días se centraban en la falta de tiempo que tenía para convencer eficazmente a todos. Esta situación estuvo a punto de postergar hasta octubre el voto, pues tampoco la Casa Blanca aceptaba ninguna de las transacciones que proponían republicanos o demócratas poco antes del día de las votaciones.

En el Senado, controlado por los republicanos, el Plan Reagan obtuvo la victoria por tan sólo 7 votos. Fue decisiva para obtener este triunfo por escaso margen la carta que Reagan envió en el último momento a los senadores, en la que se comprometía a no destinar la ayuda económica a fines militares sino humanitarios (punto esencial en el debate estadounidense sobre el Plan) y a reanudar las conversaciones de Manzanillo.

En la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, el tema de la ayuda "humanitaria" había ido ganando adeptos. La mayoría estaba por una transacción en este sentido. Pero hubo sorpresas, que revelaron hasta qué punto se trababa de un debate político interpartidario y de distintos enfoques en el partido que pretende disputarle a Reagan el Congreso dentro de año y medio, y a los republicanos la presidencia dentro de 3 años.

Después de que el Plan Reagan en su inicial formulación fue derrotado en la primera votación por 248 votos contra 180; en las posteriores votaciones sobre diferentes propuestas de transacción, se puso de manifiesto que se asistía a dos batallas distintas. En la primera, los demócratas vencieron a los republicanos haciendo prevalecer sus propias propuestas de transacción. En la segunda, los demócratas más liberales vencieron a los demócratas más conservadores votando incluso contra sus propias propuestas, anulando así cualquier fórmula de transacción.

Esta segunda batalla llevó el debate sobre la ayuda -militar o humanitaria- a los contrarrevolucionarios a un punto cero, como si nada hubiera pasado. En esta situación, el Presidente tendrá que tomar nuevamente la iniciativa. Puede esperarse que lo haga -bajo forma de ayuda humanitaria- muy pronto, antes del 1o. de octubre, para cuando ya anunció que pediría, dentro del monto del presupuesto militar para 1986, $28 millones en ayuda a los contrarrevolucionarios.

Es importante destacar, al evaluar los resultados finales de este debate político, que el período de receso que se abrió en el Congreso norteamericano después del anuncio del Plan de Paz fue aprovechado para visitar Nicaragua por un numeroso grupo de Congresistas. En total, llegaron alrededor de 20 senadores y congresistas republicanos y demócratas, que formaban parte de cinco delegaciones distintas. A la última de estas delegaciones, integrada por los senadores demócratas Thomas Harkin y John Kerry, ex-combatiente de Vietnam, el Presidente Ortega les entregó una nueva propuesta de paz en la que Nicaragua se comprometía, si cesaba la guerra de agresión y se reanudaban las conversaciones de Manzanillo a conceder un amplio indulto para todos los encarcelados, total libertad de expresión, salida de todos los asesores militares extranjeros, etc.

Ninguna de estas delegaciones era la que oficialmente invitó el gobierno nicaragüense a finales de febrero para que comprobara el carácter defensivo del aparato militar nicaragüense. Sin embargo, todas las delegaciones se interesaron por esta comprobación. Las exigencias de algunos congresistas -que pretendían tener acceso no sólo a la inspección de armamento y tropas sino incluso a los planes estratégicos el ejército nicaragüense- no pudieron hallar eco en las autoridades militares de un país en guerra.

El gobierno nicaragüense y todos los sectores sociales que apoyan la revolución se comprometieron a fondo, especialmente en este mes, en hacer todo lo posible para que los planes de Reagan fueran derrotados. Gestiones diplomáticas a todos los niveles, cartas, mensajes, delegaciones, horas de conversaciones explicativas dentro y fuera de Nicaragua sobre la real situación del país... Todas estas energías aprovecharon al máximo las contradicciones de la política norteamericana y ganaron espacio, en Estados Unidos especialmente para una visión sobre Nicaragua menos influida por la propaganda de Reagan.

En los días finales y decisivos de este esfuerzo, un grupo de 25 mujeres de todo el país, madres de jóvenes muertos en la guerra o de muchachos que hacen el servicio militar combatiendo a los contrarrevolucionarios, permaneció en un templo católico en ayuno y oración por 64 horas pidiendo a Dios que el Congreso no aprobara más ayuda a la contrarrevolución. Sirvió la oración y el ayuno de "nuestras madrecitas", dijo emocionado el locutor de la emisora oficial del Estado nicaragüense cuando anunciaba el resultado final de las votaciones en la Cámara, en la noche del 23 de abril. Tal vez, sin embargo, el momento de mayor valor de estas 64 horas lo constituyó la visita que a las madres y por los ministros, Padres D'Escoto y Ernesto Cardenal. Esta visita se añadía a otras muchas hechas por ciudadanos adultos, jóvenes y grupos variados de la población de Managua. La oración y el ayuno de las madres simbolizaba perfectamente la vida y la muerte que están en juego en los proyectos políticos sobre Nicaragua.

El fracaso del Plan de Paz y la derrota de Reagan en el Congreso deben ser enmarcados en un contexto latinoamericano. La crisis centroamericana ha hecho que la política exterior de Estados Unidos atraviese uno de los períodos más críticos en sus relaciones con América Latina. Este debate y sus resultados son un índice de la gravedad de esta crisis.

En Nicaragua esta derrota fue celebrada como victoria, pero sin triunfalismo porque:

-independientemente de sus resultados, un debate político sobre cuáles deben ser los límites de la agresión es ya una injerencia ilegal que desafía los principios del derecho internacional.

-Más allá de estos concretos $14 millones, los contrarrevolucionarios seguirán siendo ayudados por el gobierno norteamericano bajo otras fórmulas y a través de otras vías y la agresión militar continuará costando un alto precio de sangre y destrucción a Nicaragua.

-La argumentación de los congresistas en los debates y algunas de sus reacciones frente a las medidas de bloqueo económico que siguieron a la derrota de Reagan y a las medidas de defensa tomadas por Nicaragua ante ellas, buscando la solidaridad de los países socialistas, muestran hasta qué punto aun los "mejores" de entre los políticos norteamericanos están aún lejanos de actitudes de respeto hacia el pueblo de Nicaragua y hacia sus opciones como país soberano.


¿Un diálogo con los contrarrevolucionarios?

El Plan Reagan estaba articulado como un instrumento de presión para que el gobierno nicaragüense se rindiera y aceptara un diálogo con los contrarrevolucionarios. Fue pensando también como instrumento, con el que presionar a otros gobiernos, amigos o no de Nicaragua, para que, a su vez, presionaran al gobierno nicaragüense a que se aviniera al diálogo.

Las sanciones económicas decretadas por Estados Unidos contra Nicaragua buscan lo mismo: desgastar, llevar a una rendición (a un diálogo) y conseguir así que el gobierno revolucionario sea sustituido, según la fórmula empleada por Reagan en marzo. Después de ultimátum, con el bloque económico, se trata solamente, como dijo Shlaudeman, de cambios en las medidas tácticas pero no en la política básica. Y desde 1981 la política básica no es otra que destruir la revolución.

Desde 1981 la política básica de Nicaragua ha sido defender la revolución. Para hacerlo, el gobierno sandinista ha usado cuotas de firmeza y de flexibilidad según las coyunturas. Uno de los puntos en los que no ha variado ni el principio ni el tono ha sido el de un posible diálogo con los contrarrevolucionarios del FDN, desde que en diciembre de 1983 el COSEP y la Coordinadora plantearon este diálogo como condición para participar en las elecciones.

El gobierno de Nicaragua no acepta el diálogo con estos interlocutores, por su condición de somocistas y porque no ve en ellos ninguna capacidad de decisión, al margen de las orientaciones norteamericanas. El gobierno de Nicaragua interpreta este diálogo -en el que se discutirían, evidentemente, cuotas de poder y principios de la revolución, como ya lo indica el ultimátum de San José que pide la disolución de las leyes e instituciones políticas creadas en estos 5 años en una especie de borrón y cuenta nueva-, como el inicio de una rendición a las pretensiones norteamericanas de destruir la revolución.

Este mes, y ante las presiones de ultimátum de Reagan y las posteriores sanciones económicas, el tema del diálogo con los contrarrevolucionarios tomó especial relieve y el gobierno de Nicaragua recibió presiones que le llevaron a nuevas y firmes declaraciones en este sentido:

-En la carta a los presidentes de Contadora del 11 de abril el presidente Ortega señalaba: "Nuestro gobierno no quiere que nuestra digna actitud de rechazo al ultimátum se interprete como un rechazo al diálogo. Algunos líderes políticos mundiales, al enjuiciar el Plan Reagan insistían sobre todo en que debía reanudarse el diálogo de Manzanillo (Craxi, González, IS, De La Madrid, etc.). Este es el foro de diálogo que Nicaragua reclama y que Estados Unidos rechaza. Al insistir en la necesidad de reanudar el diálogo bilateral de Manzanillo coinciden con la posición nicaragüense en una de las razones por las que rechaza el diálogo con los contrarrevolucionarios: es inútil dialogar con el perro, hay que dialogar con el amo.

Algunos piensan que un diálogo del gobierno nicaragüense con los contrarrevolucionarios, por lo que tiene de concesión, podría facilitar posteriormente un diálogo entre Nicaragua y Estados Unidos. Pero en la medida en que una y otra vez la política Reagan se orienta a la agresión -ahora la economía- se puede sospechar con fundamento que no existe en la Administración ninguna voluntad de solución pacífica y que la intención que se esconde tras la negativa a Manzanillo o tras la presión sobre el diálogo con los contrarrevolucionarios es un componente más de la agresión, y por eso, no sería más que una trampa, un elemento de desgaste para preparar agresiones más definitivas.

-En la declaración del gobierno nicaragüense el 23 de abril, tras conocerse los resultados del voto en el Congreso, Nicaragua se refería a los resultados como un primer paso que podría conducir al gobierno norteamericano a la restauración de su perdida credibilidad como miembro serio y responsable de la comunidad internacional, para señalar que el otro paso sería rechazar la idea de presionar a Nicaragua para que negocie con los mercenarios dirigidos por la CIA, recordando que Nicaragua mantiene la firme o irreversible posición de que nunca aceptará ninguna clase de diálogo con las fuerzas mercenarias dirigidas por el gobierno de los Estados Unidos, cualquiera que sea el contexto en que este pretendido diálogo se quiere montar.

Las sanciones económicas, apoyadas en general por congresistas de los dos partidos y de diversas tendencias, indican que este otro paso no lo darán de momento los políticos norteamericanos. Confían ahora en que por la vía del estrangulamiento económico se conseguirá una moderación, una rendición, fórmulas todas que pasarían por ese reclamado diálogo nacional.

Una respuesta: en el terreno militar

El la actual coyuntura militar no hay ningún motivo razonable para que el gobierno nicaragüense necesite o pueda querer dialogar con los contrarrevolucionarios.

Desde comienzos de 1985, el ejército nicaragüense ha pasado a la ofensiva en amplias zonas de guerra, especialmente en las montañas de la Región VI (Matagalpa y Jinotega). En estas zonas los contrarrevolucionarios han sufrido un notable número de bajas, han sido desarticulados algunas de sus concentraciones estratégicas (comandos regionales o fuerzas de tarea) y cientos de efectivos han huido a sus bases de Honduras o permiten dentro de Nicaragua evitando cualquier enfrentamiento con el ejército sandinista, sobreviviendo agrupados en pequeñas bandas dedicadas al sabotaje y al asesinato.

Las informaciones militares facilitadas este mes por el Ministerio de Defensa muestran un notable avance en la prevista ofensiva sandinista para 1985.

Entre el 20 de marzo y el 30 de abril se desarrollaron 49 combates, en los que los contrarrevolucionarios tuvieron 1,293 bajas, de las que 348 fueron muertos. (Un promedio de más de 8 muertos y 23 heridos diarios ). Por otra parte, entre el 31 de marzo y el 30 de abril, 128 civiles fueron secuestrados, heridos o asesinados en emboscadas o ataques contrarrevolucionarios en poblados o carreteras.

Entre las ofensivas lanzadas este mes por el ejército nicaragüense, cuyas bajas se incluyen en estos informes, destacan: algunos combates que pueden calificarse de espectaculares:

-los combates desarrollados entre el 20 de marzo y el 15 de abril en distintas zonas de la Región VI, en los que se logró desarticular el Comando Regional "Jorge Salazar", causándole 97 muertos; se profundizó la desarticulación ya iniciada de los comandos Diriangén y Nueva Segovia y se abortó la formación prevista de 2 nuevos Comandos Regionales que actuarían en esta Región y en la V (Boaco y Chontales). (Un Comando Regional cuenta con 2,000 hombres aproximadamente).

-los combates desarrollados el 22 y 23 de abril, a 10 kms. al norte de Wamblán (Jinotega), en donde la combinación de infantería y artillería del ejército sandinista produjo a los contrarrevolucionarios 1,000 bajas (200 muertos).

Con esta exitosa ofensiva militar, que está empujando a los contrarrevolucionarios hacia Honduras y aniquilando a los que había penetrado más profundamente en el territorio nacional, las fuerzas del FDN están debilitadas y a la ofensiva. Es lógico que a las razones de principios se unan estas diarias realidades militares para que el diálogo sea considerado como una rendición y como una rendición absurda.

Para recalcar la importancia que tiene la caracterización y composición somocista del FDN en la explicación de esta firme negativa del gobiernos andinista al diálogo con los líderes de este grupo, hay que recordar que con Brooklyn Rivera, dirigente mískito del grupo armado MISURASATA, se dialoga formalmente desde el mes de diciembre. No basta hablar de los componentes étnicos que la guerra tiene en la costa para explicar por qué el gobierno sí dialoga con Rivera, pues con Steadman Fagoth, dirigente mískito de MISURATA no dialoga ni dialogará. ¿Por qué? Fagoth ha sido permanente aliado de los somocistas de la FDN y ha declarado reiteradamente su propósito de destruir la revolución. La posición de Brooklyn, que se separó de Fagoth por estas razones y que no pretende destruir la revolución sino que ésta incluya en sus planteamientos las reivindicaciones étnicas que llevaron a su grupo a tomar las armas, marca una diferencia esencial para entender el sentido del actual diálogo de Rivera con los sandinistas. La decisión del gobierno nicaragüense de iniciar en la Costa Atlántica un proceso de consultas hacia la elaboración de un estatuto de Autonomía abrió también una perspectiva nueva para que este diálogo pudiera iniciarse y consolidarse.

Este mes, entre el 20 y el 22 de abril, Brooklyn Rivera y el Comandante Luis Carrión llevaron a cabo una nueva ronda de conversaciones, este vez en México. Después de la anterior ronda de Bogotá, vacía de resultados, esta vez, aunque no se consiguió un cese al fuego, sí se consiguieron 3 resultados muy concretos:

"El gobierno de Nicaragua se compromete a facilitar el restablecimiento de los suministros de medicinas y alimentos a través de sus instituciones, asimismo la asistencia a las comunidades por parte de los organismos humanitarios en coordinación con el gobierno de Nicaragua. También facilitará el restablecimiento de las actividades de subsistencia (pesca, caza, agricultura y comercialización) de las comunidades indígenas y creoles afectadas por el conflicto existente en la región. MISURASATA orientará a sus bases a apoyar y velar por la realización de este acuerdo.

-El gobierno y MISURASATA se comprometen a evitar acciones armadas ofensivas entre las Fuerzas Armadas del gobierno de Nicaragua y las fuerzas de MISURASATA para así apoyar la implementación del compromiso contenido en el inciso anterior.

-El gobierno de Nicaragua de inmediato ampliará el decreto de amnistía del primero de diciembre de 1983 para incluir a todos los indígenas mískitos, sumus, ramas y creoles nicaragüenses que aún permanecen en las cárceles del país por su participación o vinculación con MISURASATA y MISURA. Este se hará efectivo dentro de siete días de la firma de este documento".


Mientras se van restableciendo los suministros y actividades normales en la Costa, la Asamblea Nacional aprobó el 29 de abril el decreto de indulto enviando por el Presidente a ciudadanos costeños de los grupos étnicos, de distintas filiaciones políticas, según lo acordado. Por otra parte, se calcula que desde diciembre de 1983 2 mil mískitos -entre los que hay familias enteras- se han acogido a la amnistía decretada entonces por el gobierno nicaragüense y revitalizada ahora. Entre estos 2,000 hay 300 mískitos pertenecientes al grupo MISURA de Fagoth.

El diálogo con Brooklyn Rivera, no exento de dificultades, así como la amnistía ofrecida a los mískitos y también a los campesinos incorporados -por presión o voluntad- a la FDN, y desde enero de 1985 también a los dirigentes de la FDN siempre que depongan las armas, son expresión de la voluntad de paz y del diálogo al que está dispuesto el gobierno de Nicaragua.

Una respuesta: en el terreno político

Si en lo militar no existen motivos razonables que pudieran motivar a Nicaragua a este diálogo, tampoco los posibles interlocutores políticos de un diálogo como el que se reclama aportan motivos convincentes.

La cara cívica de la contrarrevolución armada en el exterior y en el interior de Nicaragua -la oposición extraparlamentaria (la que no participó en las elecciones), el COSEP, La Prensa, etc.- vienen reclamando desde fines de 1983 un diálogo con los que ellos llaman alzados en armas. Este reclamo les sirve, pues les une a todos bajo una bandera común. Sin embargo, los intereses y corrientes que representan estos grupos los mantienen profundamente desunidos desde hace años. Hoy lo siguen estando. Así los ha reconocido en sus escritos Pedro J. Chamorro, jr. Así lo reconocía claramente La Prensa en un comentario editorial el 29 de abril en el que anteponía la urgencia de esa unidad a la del reclamo de un diálogo nacional: "Creemos que la unión opositora es más imperiosa que el llamado al diálogo nacional. Primero pongámonos de acuerdo los mismos, después platiquemos con el adversario. La oposición pues, no tiene liderazgo real.

Arturo Cruz es una ficción política creada en Washington, pero carece de representatividad para partidos y empresarios opositores y también para el pueblo descontento con la revolución. La oposición no tiene más proyecto que el norteamericano o el imposible proyecto de que la historia vuelva atrás para que pase lo que no pasó: que sus tímidos reformismos y no el empuje revolucionario del FSLN hubieran derrocado a Somoza y les hubieran dado a ellos el poder. La oposición nicaragüense no ha aceptado aún la historia pasada ni acepta la realidad presente que de ella se deriva ¿Cómo y de qué dialogar con ellos?

La debilidad de los planteamientos políticos de los "líderes cívicos" de la contrarrevolución se puso de manifiesto cuando tuvo que ser el presidente Reagan respalda nuestra propuesta, la considera viable, razonable... Esta propuesta viene con la fuerza que le da Reagan", declaraba sin ocultar su entusiasmo Adolfo Calero el 4 de abril al salir de entrevistarse con Reagan. Cuando esta fuerza de Reagan mostró su fragilidad y el ultimátum se devaluó como instrumento de presión, Reagan como real jefe de la contrarrevolución adoptó inmediatamente el instrumento de las presiones económicas. ¿Lo consultó con los que hacen la guerra? ¿Con los líderes cívicos declaró estar de acuerdo con las sanciones pero reconoció que había apresuramiento, que quizás los resultados no fueran los mejores y se manifestó visiblemente quejoso porque se había dejado poco tiempo para explorar las posibilidades el plan "que hicimos nosotros"... y que después hizo suyo Reagan. ¿De qué dialogar con ellos? ¿Quién decide los proyectos políticos de éstos que serían los interlocutores de ese diálogo que se exige y para los que Estados Unidos quien busca cuotas de poder?

Todas estas evidencias conducen a pensar que una auténtica paz sólo podrá surgir de un cambio de actitud en el gobierno norteamericano que le lleve a un diálogo respetuoso y razonable con el gobierno nicaragüense. No existe ahora esta voluntad en Estados Unidos. "El problema está entre Nicaragua y sus vecinos y entre el gobierno sandinista y su propio pueblo. No es un problema con los Estados Unidos", afirmaba MacFarlane al conocer la posición de Nicaragua ante el ultimátum de Reagan. Pero afirmaciones como éstas son desmentidas a diario cuando es el gobierno norteamericano el que toma iniciativas, decide acciones y orienta las modalidades de la guerra que después ejecutan los que llama Reagan "líderes de la resistencia democrática".

Una pregunta: ¿cual es el papel de los obispos?

Es en el reforzamiento y unión de esta cara cívica de la contrarrevolución armada al reclamar el diálogo en donde la jerarquía católica está jugando hoy un papel clave e insustituible.

Lo empezó a jugar ya en abril de 1984 con una Carta Pastoral en la que los obispos pedían ese diálogo y decían que era el paso necesario para conseguir la paz.

Desde entonces la jerarquía nicaragüense no ha renunciado a este punto de vista ni ha cesado de expresar con mensajes religiosos este análisis político de la situación. Tampoco la oposición y los alzados en armas han renunciado a la idea de apoyarse en la jerarquía para legitimar su reclamo de diálogo. Al proponer a los obispos como mediadores de este diálogo y al aceptar éstos el jugar ese papel, este apoyo legitimador ya está asegurado mientras duren las presiones en este sentido.

En el diálogo jerarquía-Estado, cuya última sesión se celebró el 4 de marzo, no se ha abordado el tema de la posible mediación de los obispos en un diálogo nacional, pues el comunicado de éstos aceptando la mediación se publicó el 22 de marzo. Desde entonces, ha habido manifestaciones públicas y libres de los obispos sobre los beneficios de este diálogo, como las hay continuamente sobre este tema en las páginas del período La Prensa, que publica desde hace meses y diariamente editoriales de notable calibre opositor con toda libertad, aun cuando, ocultando una vez más la realidad diaria de Nicaragua, Reagan en su Plan de Paz reclamaba libertad de prensa y libertad para la Iglesia.

Mientras Reagan el jueves santo, al anunciar su Plan, pedía esta libertad para la Iglesia, en toda Nicaragua se desarrollaban las celebraciones regionales de la semana santa con gran concurrencia, total normalidad y libertad. La Radio Católica, unida a otras tres emisoras privadas transmitió en directo, con alcance nacional, todos los actos litúrgicos celebrados por Mons. Obando en Managua.

En la misa matutina del jueves santo Mons. Obando se expresaba así: "Es muy difícil para el pueblo nicaragüense compaginar con un poder que despoja al hombre de sus derechos y libertades".

El día anterior, Adolfo Calero, de la FDN había declarado en Washington que Mons. Obando les había pedido lo mismo que Reagan: que prolongaran el plazo del ultimátum del 20 de abril al 1o. de junio y que así lo harían. En la misa de la tarde del jueves santo el Nuncio de Su Santidad, centró toda la homilía en el tema del diálogo y de la reconciliación, resaltando el papel que en esto debe y desea jugar la Iglesia, insistiendo en que ninguna iniciativa en favor de la paz debe ser descartada. También fue transmitido el tradicional viacrucis del viernes santo en Managua, al que asistieron por lo menos 50 mil personas.

El 23 de abril, a las pocas horas de conocerse los resultados de las votaciones en el Congreso norteamericano, debate sobre el cual la jerarquía norteamericana calificaba la ayuda militar a los contrarrevolucionarios de "ilegal e inmoral", el Papa Juan Pablo II anunciaba en Roma el nombramiento de 28 nuevos cardenales, entre los que estaba Mons. Miguel Obando, Arzobispo de Managua. Una programación especial de Radio Católica felicitó durante 14 horas seguidas al nuevo Cardenal, con mensajes personales o institucionales -algunos de los cuales eran de tono desafiante a la revolución- y con dos actos de exaltación al arzobispo, en los que se evoca su vida de muchacho soñador o se canta su bravura contra los hijos de Lucifer. Cuando en la mañana del nombramiento el Presidente Daniel Ortega acudió a felicitar al nuevo Cardenal, la Radio Católica silenció la visita. La ignoró después durante toda la transmisión.

El nombramiento de Mons. Obando como Cardenal de la Iglesia sorprendió en Nicaragua. Consideraciones pastorales políticas e incluso históricas hacían de los arzobispos de San Salvador, Guatemala, Panamá y Costa Rica candidatos más probables para esta distinción en el área centroamericana, necesitada de un servicio pastoral menos conflictivo y más lúcido históricamente. No pocos sienten que con el nombramiento, el Papa confirma la línea de confrontación abierta con la revolución y de polarización política que desde 1980 viene representando Mons. Obando, tanto en Nicaragua como en el exterior. "No me desagrada que me identifiquen con el pueblo alzado en armas" dijo el nuevo Cardenal en una de sus primeras entrevistas concedidas a televisiones extranjeras (a la española).

El 1o. de mayo, en una misa convocada por centrales sindicales de oposición y celebrada en el templo enclavado en el Mercado Oriental de Managua, que fue transmitida por radio y presidida por el nuevo Cardenal, no se hizo la más mínima alusión al embargo comercial decretado por Reagan ese día y sí se pidió "para que Dios ilumine a nuestros gobernantes y entiendan que sólo el diálogo nacional evitará tanta violencia en la que los jóvenes pierden la vida en una guerra fratricida e inútil".

El embargo económico anunciado el 1o. de mayo por Ronald Reagan fue presentado, en la nota enviada a la Cancillería nicaragüense, como un nuevo ultimátum. En esta nota, los Estados Unidos, entre las "condiciones" que habitualmente mencionan (desmilitarización, cese del respaldo a la subversión en países vecinos, corte de relaciones militares con la URSS y Cuba, etc.) plantean expresamente el diálogo con los contrarrevolucionarios como lo había planteado el Plan Reagan del 4 de abril:

"Los Estados Unidos reiteran su convencimiento de que un diálogo político entre el Gobierno de Nicaragua y todos los elementos de la oposición, en los términos propuestos por la oposición unificada de Nicaragua en marzo 1o. de 185, es un primer paso esencial en el proceso de reconciliación nacional a lo interno de Nicaragua, que es indispensable para un acuerdo total del conflicto regional. Los Estados Unidos hace un llamado al Gobierno de Nicaragua para un cese al fuego inmediato de la Iglesia Católica. Los Estados Unidos también reiteran hoy la oferta hecha por el Presidente Reagan el 4 de abril, de respaldar esta propuesta".

Y lo plantean como ultimátum:

"Los Estados Unidos está preparado, en cualquier momento, a reexaminar su decisión de las sanciones anunciadas hoy, dependiendo de los pasos concretos tomados por el Gobierno de Nicaragua para responder a estas preocupaciones. Por otra parte, debe considerarse que el que esto no se cumpla disminuirá las perspectivas para un acuerdo pacífico en Centroamérica".


La actual debilidad de los contrarrevolucionarios en el terreno militar y en el terreno "cívico" para que este pretendido diálogo tenga peso y sentido tiene su única compensación al interior de Nicaragua en el apoyo de la jerarquía católica a la propuesta, especialmente en el apoyo del Arzobispo de Managua, a quien el Papa ha querido reforzar este mes con el Cardenalato.

Los obispos de Nicaragua siempre han estado desafiados históricamente por la revolución sandinista. El desafío histórico que les depara esta coyuntura es quizá el mayor de todos. Nunca como hasta ahora el Presidente de Estados Unidos aparece ante el mundo tan claramente como el máximo director de esta guerra de desgaste. Nunca como hasta ahora, con el bloqueo económico, su política agresiva había afectado tanto a todo el pueblo nicaragüense sin excepciones. Nunca como hasta ahora el silencio de los obispos podría, por eso, ser tan justamente interpretado como una toma de postura política difícilmente congeniable con la opción pastoral en favor de los pobres de la Iglesia Latinoamericana y nunca como hasta ahora su insistencia en el diálogo con los contrarrevolucionarios podría ser interpretada como una preocupante coincidencia con las intenciones destructivas de la Administración norteamericana.

Las sanciones económicas: otra variante de la guerra

Desde hacía semanas y al calor de los debates sobre los $14 millones se hablaba públicamente en medios norteamericanos de la posibilidad de que la Administración Reagan, independientemente del resultado de las votaciones en el Congreso, implementará pronto medidas económicas para aislar a Nicaragua, desgastar más su economía y presionarla políticamente. La derrota del Plan Reagan en el Congreso, unida a la actual coyuntura de debilidad militar de los contrarrevolucionarios y de desunión de las fuerzas cívicas que se han aliado con ellos, llevaron a la Administración a emprender por la vía económica esta nueva fase en su guerra de desgaste.

Nicaragua preveía la posibilidad de un pronto bloqueo comercial que significaría un gran desgaste para la economía nicaragüense, ya desgastada por una guerra de agresión que está llegando al final de su 4o. año.

El 24 de abril, el Presidente de Nicaragua, emprendió un viaje a la URSS, Yugoslavia y los demás países de la comunidad socialista. Al salir de Managua, Daniel Ortega enunció los muchos problemas económicos que afectaban ya a Nicaragua, antes de este embargo. Citó el bloqueo norteamericano al préstamo de $58 millones en el BID, problemas con el petróleo dificultades financieras para el pago de deudas bilaterales y de la deuda externa y el enorme costo de la guerra. Previendo mayores problemas -pues se contaba con el bloqueo- y aprovechando la coyuntura del cambio de gobierno en la URSS, Nicaragua decidió consolidar lazos de cooperación ya existente y solicitar una ayuda suplementaria para este difícil momento. "Vamos en busca de ayuda para la vida del pueblo nicaragüense, "dijo el Presidente Ortega.

Desde el mismo día 23, inmediatamente después de la derrota en la Cámara, el Presidente Reagan había pedido a Shultz y a MacFarlane que analizaran la plena gama de opciones o variantes que tenía a mano Estados Unidos para continuar la guerra con nuevas medidas de agresión a corto plazo. El viaje del presidente Ortega, aun cuando había sido planeado con antelación a los resultados del Congreso, sirvió a Reagan como el mejor de los pretextos para urgir las sanciones económicas. pero la mundialmente concedida coyuntura de fracaso en la que Reagan las tomó, hacían evidente que se traba de una "revancha".

El día 1o. de mayo Ronald Reagan, a través de su portavoz, anunciaba en Bonn, en vísperas de la cumbre de los 7 países capitalistas más industrializados del mundo, su decisión de decretar sanciones económicas contra Nicaragua. El decreto de embargo del Presidente, al que Nicaragua calificó de "bloqueo económico", aunque ésta no sería técnicamente la palabra, comprende:

-Embargo comercial total a importaciones y exportaciones nicaragüenses en los Estados Unidos (Se exceptúan los bienes destinados a la "resistencia democrática organizada") .

-Prohibición a aviones o barcos nicaragüenses de llegar a aeropuertos o puertos estadounidenses.

-Ruptura del Trabajo de Amistad, Comercio y Navegación que Nicaragua tenía firmado con Estados Unidos desde 1958. (Suponía ciertas ventajas comerciales. Algunos políticos norteamericanos discuten la ilegalidad que podría tener esta ruptura unilateral y repentina, dado el plazo contractual de un año para la denuncia de este tipo de tratado).

A la vez que se anunciaban las medidas, se anunciaba que pronto podría decretarse otras sanciones:

-Declaración de mora de la deuda de Nicaragua a los bancos estatales norteamericanos, que está calculada en $250 millones, para embargar todos los bienes nicaragüenses en Estados Unidos.

-Congelación de las cuentas bancarias nicaragüenses en Estados Unidos.

-Prohibición de viajes de norteamericanos a Nicaragua (implícitamente, puede suponerse que se prohibirían también los viajes de nicaragüenses a Estados Unidos).

Las medidas decretadas y las anunciadas no sorprendieron. Eran esperadas. Lo que sí resultó sorprendente fue la base legal con la que se decidieron. Ronald Reagan tuvo que declarar una "emergencia nacional" en Estados Unidos "para enfrentar la amenaza extraordinaria e insólita que para la política exterior y la seguridad nacional de los Estados Unidos representan las actividades nicaragüenses". De este absurdo geopolítico se pretende la legalidad de la medida.

Se justifica después del bloqueo -empieza a aplicarse el 7 de mayo a mediodía- en que las relaciones de Nicaragua con la URSS y sus aliados son "incompatibles con relaciones comerciales normales", en la amenaza que supone Nicaragua para sus vecinos, etc. Se presentan las medidas como un instrumento de presión para que Nicaragua modere sus actividades de exportación de la subversión y el terrorismo y democratice su régimen interno. En el colmo del cinismo los órganos de propaganda norteamericanos presentaron las medidas como una presión para que Nicaragua "no se aísle" y "respete la iniciativa de Contadora".

Cómo afectará el bloque de Estados Unidos a Nicaragua

Desde el mismo comienzo de la revolución, y basándose en el principio de que un real no-alineamiento político exige una diversificación de la dependencia económica, Nicaragua -durante más de un siglo totalmente alineada y dependiente de los Estados Unidos- buscó nuevas relaciones diplomáticas, políticas y comerciales. Mucho se logró en poco tiempo. Los últimos datos oficiales (1er. semestre de 1984) indican cuál era la tendencia global del diversificado comercio exterior nicaragüense a la hora del embargo:

Cuadro 1


En divisas, Nicaragua iba a exportar en 1985 a Estados Unidos productos por valor de $58 millones. En importaciones, Nicaragua había comprado en 1984 a Estados Unidos productos por valor de $134 millones.

La búsqueda de nuevos mercados, en la que Nicaragua ha tenido éxitos y ya ha acumulado alguna experiencia, facilita la situación en estos momentos. Sin embargo, tanto en la exportación como sobre todo en la importación, el cambio de mercados requiere de tiempo. Siempre en un bloqueo de este tipo hay un período inicial de desfase difícil, que requiere de enorme creatividad y gran rigor organizativo.

Los productos nicaragüenses que se exportaban a los Estados Unidos son básicamente: bananos ($23.5 millones en 1984), carne ($9.7 millones en 1984), pescado-mariscos, café y azúcar.

En 1983 la transnacional norteamericana United Fruit rompió de un día para otro sus compromisos con Nicaragua en lo referente al transporte y comercialización del banano nicaragüense en los mercados norteamericanos. Nicaragua respondió con celeridad al desafío y asumió el transporte y la comercialización con éxito: el banano nicaragüense siguió vendiéndose en la misma cantidad y a precios competitivos en Estados Unidos. El banano es producido en su mayoría en haciendas privadas del oeste de Nicaragua. Pero los insumos, la comercialización, etc. depende del Estado. Canadá sería ahora el mejor mercado alternativo para este producto. Sin embargo, ha sido Bélgica el país que primero ha respondido a la urgencia creada en Nicaragua por el embargo.

Respecto de la carne, el 65% de la ganadería nicaragüense está en manos de ganaderos privados, grandes, medianos y pequeños. Desde 1984, y como un incentivo para aumentar la producción para la exportación y evitar también especulación con los precios del producto que circulaba por matadores clandestinos, los mataderos oficiales comenzaron a ofrecer mejores precios a los ganaderos por sus reses, estimulándolos también con la entrega de una cierta cantidad de dólares según el peso de la res. La escasez de dólares que producirá el embargo comercial dificultará ahora esta medida. Canadá y Europa son los mercados alternativos para la carne nicaragüense. También serán Canadá y países de Europa los que asuman el rubro pesquero, en el que desde hace tiempo se venía trabajando con éxito en la diversificación del mercado.

Respecto del azúcar hay que recordar que en 1983 fue con este producto con el que Reagan comenzó su guerra económica contra Nicaragua cortando repentinamente la cuota azucarera que Estados Unidos tenía asignada al mercado nicaragüense: de 58 mil toneladas de la rebajó a sólo 6 mil.

En las importaciones el golpe es mucho más importante, especialmente en lo referente a agroquímicos y a piezas de repuesto de las grandes maquinarias del sector agroindustrial. Aunque en el rubro de importaciones no hay ningún producto absolutamente estratégico, sí se empezarán a sentir pronto los efectos del bloqueo, pues la mayoría de las escasas plantas industriales nicaragüenses, ya viejas, tiene tecnología norteamericana. La falta de cualquier pieza de repuesto necesaria para mantenerlas, renovarlas, ampliarlas, puede resultar un freno o la paralización de los grandes procesos agroindustriales o de pequeños pero decisivos procesos industriales con los que se cubren las necesidades básicas de la población civil o de los combatientes.

Algunos ejemplos pueden ilustrar los efectos que podría tener enseguida el bloqueo:

-La "Penwalt" (fábrica privada) es la única industria de Centroamérica que produce sosa cáustica, materia prima para la elaboración del jabón. Funciona totalmente con maquinaria norteamericana. Una paralización de esta industria, que también elabora numerosos insumos básicos para otras empresas, afectaría al 75% de todas las industrias nicaragüenses y a otras de Centroamérica y Panamá.

-Las 5 aceiteras del país (estatales y privadas) funcionan con tecnologías norteamericanas. También se importaban de Estados Unidos los insumos de frijol de soya y de aceite neutro que sirven de materia prima para la elaboración de aceites comestibles o industriales.

-Las instalaciones eléctricas de Nicaragua funcionan con tecnología norteamericana. En el momento del bloqueo se habían destinado $18 millones para la compra de equipos y material nuevo. Comprar todo esto en otros países es posible, pero supone un retraso en trámites y distancias geográficas. Cambiar del todo un equipo de instalación eléctrica de una a otra tecnología dura 3 años. Las fallas eléctricas que se puede producir en una situación así afectarán a la industria, la agricultura, los hogares, etc.

-La refinería de petróleo de Managua, (subsidiaria de la ESSO) que procesa crudo y produce el 75% de los combustibles que necesita Nicaragua, funciona en un 100% con tecnología norteamericana. Sus equipos, repuestos y químicos vienen todos de Estados Unidos.

-En la incipiente industria farmacéutica el golpe es importante. En las pasadas semanas los laboratorios "Solka" (estatal) cerraron, con el fin de comprar nueva maquinaria (norteamericana) para reabrir la empresa dentro de unos meses con mayor capacidad. Los otros dos laboratorios funcionan también con tecnología norteamericana. El embargo tendrá repercusiones inmediatas en la producción de medicinas sencillas -antiparasitarios, analgésicos, sueros orales, antibióticos, etc.- con las que se remedian las enfermedades más cotidianas del pueblo, especialmente de los niños. Muy afectados resultarán los hospitales de todo el país cuyos equipos son casi todos norteamericanos.

-15 empresas industriales (zapatos, botas militares, tuberías, etc.) dependen de la industria de plásticos "Policasa" (70% de capital privado), que trabaja con un 80% de materia prima proveniente de empresas de tecnología norteamericana.

Desde que se anunció el embargo hasta el cierre de este análisis se multiplicaban en Nicaragua las reuniones de análisis de la situación en cada sector de la vida del país y se multiplican también las informaciones sobre los primeros resultados de esos análisis.

El sector empresarial privado es el más afectado con el bloqueo.

En Nicaragua se mantiene desde el comienzo de la revolución una economía mixta. Hoy los productores privados, grandes, medianos y pequeños controlan el 60% de la producción total del país. Por otra parte, a lo largo de estos cinco años, en el sector agroindustrial y agroexportador -el más afectado por el embargo- han sido las empresas estatales las que han hecho más cambios tecnológicos, mientras que el sector privado ha seguido siendo casi totalmente dependiente de la tecnología norteamericana. Por ejemplo, para la fumigación del algodón o de otros sembrados, el sector estatal usa ya aviones polacos, mientras que e sector privado lo usa norteamericanos.

Esto hace que los empresarios privados, por ser los más vulnerables, sean hoy los más golpeados. El bloqueo marca la hora en que la agresión norteamericana cobrará ya un precio parejo a todos los nicaragüenses sin excepción, pues si la agresión militar ya afectaba a los productores privados (haciendas quemadas, productores asesinados o amenazados), esto se limitaba geográficamente a las zonas de guerra. Las consecuencias serán ahora para todos y en todo el país. Esta realidad se hizo evidente inmediatamente en un editorial de "La Prensa (2 de mayo) que refleja el sentir del sector empresarial opositor del COSEP. Lo reproducimos íntegro también como una de las muchas muestras que se podrían ofrecer del grado de libertad de expresión que existe en Nicaragua desde hace meses:

"La ruptura del compromiso de no-alineamiento, la entrega de la política internacional de Nicaragua a los intereses y conveniencias del bloque ruso-cubano-comunista, y para broche de fuego el viaje del presidente Ortega o Rusia después del golpe del Congreso a Reagan, nos ha metido, tal como editorialmente lo habíamos previsto, en una situación gravísima de guerra económica que no tenía por qué producirse si tuviéramos un gobierno digno pero prudente, revolucionario pero demócrata.

Condenamos la actitud del gobierno sandinista como "irresponsable y temeraria", como la calificó el vicepresidente del Partido Social Cristiano. Pero consideramos que la respuesta del presidente Reagan es una respuesta injusta, porque la medida de un bloqueo económico repercute con igual injuria sobre todo el pueblo. La defensa de la democracia no puede realizarse con medidas indiscriminadas que desacreditarían la misma causa que pretenden defender.

La gran mayoría de los nicaragüenses resiste en el interior de la República al desvío de la revolución y a la tendencia totalitaria del Gobierno: pero esa mayoría sería la castigada por el bloqueo. Y se correría el riesgo de repetir el resultado de los bloqueos económicos en la reciente historia del mundo: el sacrificio de los sacrificios y la consolidación de los sacrificadores".


El bloqueo plantea no sólo un difícil problema coyuntural sino un problema de opciones en la estrategia de desarrollo a largo plazo, en lo que se refiere a los desafíos de una reconversión industrial hacia una u otra tecnología. La debilidad industrial de Nicaragua amortigua los problemas inmediatos del bloqueo pero no se puede obviar la desafiante pregunta para el largo plazo.

El bloqueo, finalmente, es un desafío más que pondrá a prueba la creatividad y la imaginación de los trabajadores (la "innovación" de piezas de repuesto, por ejemplo, en la que ya se venía trabajando) y la capacidad de organización, administración, resistencia, adaptación, ahorro, austeridad, disciplina y eficiencia del gobierno y de todo el pueblo. La revolución nicaragüense siempre ha necesitado de estas virtudes. Puede ser que en esta hora se aprendan aceleradamente estas importantes virtudes. "La ventaja que tiene Nicaragua para enfrentarnos a esto -añadía con realismo el vicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez, a un grupo de niños que le visitó el 2 de mayo- es que en nuestra historia nunca hemos conocido días fáciles". Con otra forma de realismo, un anciano que festejaba la primera calle adoquinada del pueblo en que nació, expresaba el sentir de miles de nicaragüenses en esta hora: "Si no fuera por esta agresión... ¡Maldita agresión, que nos está quitando los hijos, el pan y las pastillas!".

Las primeras reacciones en el mundo: un bloqueo a Reagan

La primera reacción a las sanciones económicas contra Nicaragua fue rapidísima y muy amplia. Como en ninguna otra ocasión
-minado de puertos, momentos en que hubo posibilidades de una intervención directa, subidas de tono en la retórica agresiva de Reagan, crisis de Contadora, etc.- el mundo entero reaccionó muy pronto y muy negativamente a la política norteamericana, dejando aislado al Presidente Reagan. Los NO-AL, la Comunidad Económica Europea, gobiernos latinoamericanos y europeos, la comunidad socialista, China, Australia, Argelia, India... se expresaban en menos de 48 horas con comunicados o declaraciones que expresaban críticas y distanciamiento.

En esta hora de bloqueo resulta clave la postura que adopte América Latina. En el primer momento surgieron de los países latinoamericanos condenas de gobiernos, partidos, sindicatos y organizaciones populares. Desde Colombia llegó la primera reacción de Contadora: el bloqueo perjudica el proceso de paz, dijo el canciller colombiano. El venezolano declaraba después que tanto lo perjudicaba el bloqueo como el viaje del presidente de Nicaragua a la URSS. De México, Cuba, Perú, Uruguay y Bolivia llegaron los primeros pronunciamientos oficiales de condena.

En Centroamérica todas las reacciones coinciden en que el bloqueo afectará definitivamente el Mercado Común Centroamericano. Guatemala fue el único país centroamericano, que expresó claramente que no se sumará a las medidas. Costa Rica lo insinuó pero expresándose en forma tan ambigua como para dejarse abierta otra alternativa. Honduras dio la bienvenida a las nuevas presiones contra Nicaragua y el presidente Duarte dijo que respaldaría el embargo.

La reacción canadiense, distanciándose de la política norteamericana y reafirmando su voluntad de comerciar y de incrementar su comercio con Nicaragua es una de las más importantes en este momento.

En Bonn y durante la cumbre capitalista, marco en el que Reagan quiso hacer su anuncio -como un claro gesto de prepotencia y desafío- el presidente norteamericano incluyó también en la agenda de las discusiones el tema del embargo. Aunque no hubo condenas públicas sí hubo enseguida declaraciones de Gran Bretaña, Francia y la RFA que expresaban un claro distanciamiento de la medida. La Europa industrializada marcó esta distancia, en las que se resaltaba que Reagan no les había consultado y que no secundarían las medidas. Mientras, los grupos alemanes más progresistas señalaban con dolor que 40 años después de terminada la guerra Reagan volvía a declarar otra guerra desde territorio alemán... Fuera de los siete "grandes" también hubo expresiones oficiales de crítica al bloqueo, ya en el primer momento, de España, Noruega, Holanda y de la CEE como colectivo.

El distanciamiento europeo de la política norteamericana hacia Nicaragua y Centroamérica se ha ido profundizando a lo largo de estos dos últimos años, aunque no siempre es pública la dimensión que ha alcanzado ya esta brecha abierta entre Europa occidental y Estados Unidos. El "caso" del BID, por ejemplo, precipitó más las cosas y hay evidencias que causó mucho malestar en los países europeos que participan en esta institución. El bloqueo norteamericano al préstamo a Nicaragua en el BID motivó, por ejemplo, la comunicación más fuerte en la historia de las relaciones Holanda-Estados Unidos. Por este mensaje, -conocido por el IHCA y dirigido directamente por el gobierno holandés al Secretario de Estado George Shultz-, no se hizo público. Con Holanda, Suecia, España y Francia comunicaron también privadamente su desacuerdo con la política norteamericana contra Nicaragua en el BID.

Muchos de estos desacuerdos -expresados privadamente a alto nivel y en un tono inequívoco- no siempre se corresponden con los tonos de otras declaraciones públicas de los mismos países o con sus silencios. Los aliados europeos no quieren debilitar la posición norteamericana en Ginebra en estos momentos de urgente búsqueda de distensión mundial. Pero, evidentemente, están crecientemente preocupados por los elementos ideológicos tensionantes que caracterizan la política centroamericana de Reagan y que no parecen dejar brecha a un realismo pragmático que pueda distensionar el área. Algunos países europeos están también preocupados por que las diferencias entre Estados Unidos y Europa por el tema de Centroamérica -bandera que enarbolan partidos de oposición y organizaciones populares y pacifistas- puedan afectar a la OTAN. "Estados Unidos no sólo no entiende a América Latina sino que por falta de tradición histórica socialista tampoco ha sabido nunca diferenciar a los reformistas de los subversivos ni a unos socialistas de otros", han dicho algunos analistas al enfocar esta situación.

El caso de Suecia es singular y merece destacarse, pues no sólo se ha limitado a manifestar crítica o distancia frente a Estados Unidos. Este mismo mes abrió un camino de cooperación solidaria bien concreta cancelando la deuda de varios países del Tercer Mundo -entre ellos se citó a Nicaragua y a Tanzania- creando un fondo de $70 millones. Es el primer país capitalista que da este paso. "Ya lo hicimos en la década de los 70. Ahora esto pasará a formar parte de nuestra política internacional", declaró el gobierno sueco al decidir esta medida.

El 30 de abril, según el calendario previsto en noviembre, Nicaragua presentó en el Tribunal de La Haya su alegato de denuncia contra los Estados Unidos, un documento de 258 páginas en el que se hace una detallada relación de todos los daños humanos y materiales causados por Estados Unidos a Nicaragua en 5 años de "guerra sucia", en los que se excluyen, naturalmente, los daños que el bloqueo económico causará a partir de ahora. Con este alegato Nicaragua solicita de la Corte Internacional de Justicia que Estados Unidos sea declarado culpable, que se le conmine a cesar en su agresión y que se le exija una compensación por los daños causados, calculados hasta el momento de presentar el documento, en $370 millones 200 mil dólares.

La respuesta de Nicaragua: búsqueda de colaboración concreta

Es un hecho significativo que desde la ascensión al poder de Mijail Gorbachov a mediados de marzo, Nicaragua ha sido objeto de destacada atención en las declaraciones soviéticas del más alto nivel.

Al rechazar el Plan Reagan, el gobierno soviético declaró: "La URSS apoya por completo la justa política de Nicaragua que se pronuncia enérgicamente contra el "diktat" imperialista y la brutal coacción... La URSS también coadyuvará en adelante activamente a las búsquedas del justo arreglo político en esa región. La URSS rechaza categóricamente la política de agresión y de injerencia en los asuntos internos de Nicaragua, la política de terrorismo de Estado que se practica en relación con ese país. Debe ponerse fin a esas acciones, que entrañan serias consecuencias para el desarrollo de la situación internacional".

En el discurso conmemorativo del 115 aniversario del nacimiento de Lenin, Gueidar Alíev, miembro pleno Buró Político del PCUS, declaraba: "La URSS rechaza categóricamente la política de agresión e injerencia en los asuntos internos de Nicaragua y apoya totalmente la lucha valiente del pueblo nicaragüense, que está plenamente decidido a defender su libertad, su independencia y las conquistas de la revolución'.

El 23 de abril, al conocerse el voto en el Congreso norteamericano, Gorvachov declaraba ante el pleno del PCUS: (La solidaridad con Nicaragua) es "cuestión de principio con las fuerzas del progreso y la democracia", añadiendo que "la complejidad de la situación internacional obliga a la URSS a prestar importancia primordial a los asuntos de políticas exterior".

"Vamos a hacer gestiones fundamentalmente económicas para tratar de recuperar lo que Estados Unidos niega a Nicaragua. Sabemos que Estados Unidos está bloqueando un préstamo de $58 millones para la agricultura en el BID. Sabemos que la situación económica es difícil y nosotros estamos obligados a buscar esa cooperación, sobre todo cuando hay países como la URSS que han estado colaborando con Nicaragua" dijo el Comandante Daniel Ortega al emprender su tercer viaje a la comunidad socialista.

Moscú fue la primera escala del viaje del Presidente nicaragüense. Lo acompañan, entre otros, el Canciller P. Miguel D'Escoto y el Comandante Henry Ruiz, Ministro de Cooperación Exterior. Al firmar con Gorvachov un acuerdo de cooperación económica, comercial, técnica y científica, el gobierno soviético declaró que "seguirá dando a la fraternal Nicaragua ayuda para resolver urgentes problemas de desarrollo económico y también apoyo político y diplomático en sus esfuerzos para conservar su soberanía".

Al mismo tiempo los dos Estados se pronunciaron "por la activación de la labor del grupo de Contadora".

Después de la URSS, Daniel visitó Yugoslavia, Bulgaria, Rumania, Hungría, Checoslovaquia, Polonia y Alemania Oriental. En todos los países el gobierno de Nicaragua ha firmado tratados de cooperación en diversos campos de cooperación que permitirán a Nicaragua afrontar en esta hora de bloqueo, urgentes necesidades materiales, que aseguren la supervivencia del pueblo y aminoren los sufrimientos del bloqueo, a la vez que ir sentando bases para proyectos de desarrollo a más largo plazo que aseguren la supervivencia del proyecto de transformaciones revolucionarias.

Estrechar relaciones comerciales con los países socialistas es no sólo una decisión a la que Nicaragua tiene derecho como país soberano y repuestas una garantía sino una garantía de ayuda solidaria más fuerte que la que otros gobiernos han estado dispuestos a ofrecer .

Mientras el Presidente de Nicaragua tocaba las puertas de Europa, el vicepresidente, Sergio Ramírez, expresó en un solemne acto la posición oficial del gobierno de Nicaragua ante el bloqueo. Lo hizo el 4 de mayo, jornada histórica en la que, desde 1979, se conmemora el Día de la Dignidad Nacional. Un 4 de mayo de 1927 Augusto C. Sandino rechazó dignamente el ultimátum con que los interventores norteamericanos y los políticos conservadores y liberales proponían la "paz".

El mensaje leído por Sergio Ramírez y dirigido a todos los pueblos y gobiernos dignos del mundo, también al pueblo y Congreso de los Estados Unidos, hacía un especial llamado a América Latina, con quien la Nicaragua revolucionaria quiere estar alineada:

"Hace casi seis años iniciamos en Nicaragua un proceso revolucionario que ha sido ejemplar para los pueblos pobres del mundo y que se ha inscrito con valentía en la lucha pro la transformación democrática de América Latina. El gobierno de los Estados Unidos no ha rechazado nuestra Revolución de manera tan intransigente ni ha procurado su destrucción y su aniquilamiento porque represente ninguna amenaza a sus intereses de seguridad nacional ni porque sea cierto que se vive en la región centroamericana el conflicto Este-Oeste sino porque el pueblo triunfante de Nicaragua, que con sus armas humildes derrocó a la dictadura somocista, sostenida por los Estados Unidos con la misma intransigencia que ahora usa para querer destruirnos, abrió con su ejemplo una posibilidad de independencia y una posibilidad de justicia y de cambio que la voluntad imperial de la administración Reagan rechaza como contraria a su interés de dominio sobre América Latina. Quieren que sucumba la Revolución Sandinista para que sucumba América Latina...

Nosotros estamos conscientes de representar ese ejemplo. No somos el eslabón más fuerte del continente, pero precisamente porque llevamos adelante una Revolución nacional en un país débil y pequeño de este mismo continente, sí somos un eslabón vital y tenemos por lo tanto que multiplicar nuestras fuerzas y jamás ceder porque sería hacer la posibilidad histórica de independencia latinoamericana que con tanta sangre se prueba ahora en Nicaragua.

Nosotros llamamos a las naciones y los pueblos de América Latina a no dejar a Nicaragua en la soledad que el gobierno de los Estados Unidos quiere que quedemos para golpearnos impunemente... Esta es como nunca una hora de prueba y desafío para el continente que juntos heredamos de los héroes y los próceres que como Bolívar, como O'Higgins, como Artigas, como Morazán, como Martí, como Zapata, como Sandino, como Torrijos, quisieron una América Latina que no se dejara arrebatar su decoro y su fuerza...".

De la comunidad socialista, de la comunidad europea, de la comunidad latinoamericana y, sobre todo, del pueblo de Nicaragua depende que esta hora de bloqueo sea también una hora de dignidad y de apuesta por la paz. En la hora de los ultimátums del gobierno de Reagan, los gobiernos y la opinión pública no pueden olvidar que finales del pasado año de 1984 el "Washington Post" publicitó las actas de una reunión reciente del Consejo Nacional de Seguridad de los EEUU que daban a conocer el verdadero alcance de los esfuerzos políticos de la administración: allá se constataba el éxito obtenido al desacreditar las elecciones nicaragüenses y al bloquear Contadora.

Lo que está en juego es patente: la voluntad política del pueblo de Nicaragua, refrendada en elecciones y la decisión política de América Latina de resolver con independencia un conflicto latinoamericano. El gobierno de Reagan las quiere ignorar. Hasta ahora la comunidad internacional le ha puesto importantes obstáculos diplomáticos, comerciales y jurídicos. Nicaragua, frente a la obsesión del gobierno Reagan, confía en su firmeza y en la persistencia de la solidaridad internacional.

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