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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 45 | Marzo 1985

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Nicaragua

Un nuevo principio revolucionario: Autonomía de la Costa Atlántica

El 5 de diciembre de 1984 el gobierno electo de Nicaragua, anunció su reconocimiento de la reclamación histórica de una mayor autonomía para la Costa Atlántica y nombró una Comisión Nacional que pusiera en marcha el proceso hacia esa autonomía.

Equipo Envío

La comisión Nacional está presidida por el Comandante Luis Carrión, miembro de la Dirección Nacional del FSLN, quien es también el presidente de la delegación oficial que actualmente está en conversaciones con Brooklyn Rivera, líder del grupo mískito MISURASATA, responsable de actividades armadas en Zelaya desde hace más de dos años. Otros miembros de la Comisión son el sociólogo Orlando Núñez, director del CIERA (Centro de Investigaciones y Estudios de la Reforma Agraria); Galio Gurdián, antropólogo, director del CIDCA (Centro de Investigaciones y Documentación de la Costa Atlántica); Manuel Ortega Hegg, antropólogo con experiencia en la Costa y subdirector de información y análisis del gobierno central; Ray Hooker, criollo de Bluefields y Hazel Law, miskíta de Puerto Cabezas, ambos educadores y elegidos el 4 de noviembre como representantes por el FSLN de sus respectivas regiones en la nueva Asamblea Nacional.

Se han formado también las Comisiones regionales que en Zelaya norte y sur estudiarán el problema autonómico y que tienen la misión de desarrollar una amplia consulta entre los pueblos costeños. En base a esta consulta la Comisión Nacional elaborará el borrador de un estatuto especial de autonomía que se incorporará a la nueva constitución del país. Por primera vez en la historia de Nicaragua la palabra AUTONOMIA ocupa las primeras planas con un sentido positivo y esperanzador.

Un largo aprendizaje y un arraigado escepticismo

Lo paradójico de este importante paso hacia la resolución de los agudos problemas de la Costa Atlántica es que en él se consensua el esfuerzo de la revolución por comprender y responder a las demandas históricas de la región a la vez que el reconocimiento de que este esfuerzo no siempre fue adecuado a la complejidad histórica y a las expectativas de la mayoría de los pueblos costeños.

El comandante William Ramírez, hasta hace poco responsables del gobierno regional en Zelaya Norte, se refirió a tres elementos que llevaron a la Revolución a optar pro la autonomía. En ellos se refleja lo paradójico de este camino y de este aprendizaje:

"Primero el conocimiento de la realidad... Esta realidad nos llegó desde el desconocimiento inicial hasta el conocimiento más o menos serio que hoy tenemos de la problemática de la Costa Atlántica.

Segundo, obviamente, nosotros pensamos que hemos ido madurando un poco... En 1981 teníamos terror a hablar de autonomía porque no entendíamos y no entendíamos porque nadie entendía a la Costa Atlántica. Hoy hablamos de esto con naturalidad.

En tercer lugar, creo que nos ha servido de reflexión la misma lucha de los indígenas, que nos ha llevado a cuestionarnos a nosotros y a preguntarnos por qué esa actitud, que a veces hasta consideramos irracional, peor aún así hemos llegado a la conclusión de que hay que estudiarlos, no cerrar los ojos a la realidad y darnos cuenta de que hay interés, de que hay reivindicaciones y de que hay que aprender".


Como era de esperar, el anuncio de la autonomía fue recibido con multitud y variedad de reacciones, tanto en el Pacífico como en el Atlántico. "En gran medida se han creado fantasmas alrededor del concepto de autonomía -dijo Ray Hooker, diputado por Zelaya Sur en la Asamblea Nacional y miembro de la comisión nacional-. Algunos grupos interpretan que la Costa Atlántica se va a convertir en un país independiente; para otros se trata del dominio de un grupo étnico sobre los otros".

En la Costa, el anuncio de la autonomía llegó con retraso a las comunidades que no tienen vínculos de comunicación con el resto del país. En los que ya han sido consultados pro la Comisión, el entusiasmo aparece mezclado con un profundamente enraizado escepticismo ante al realidad de que un gobierno central responda realmente a las demandas históricas de la costa. "Que bonito suena! -dijo un pastor moravo-. Lo que nosotros decimos: vamos a ver a partir de hoy.

La participación del pueblo en el diseño de la autonomía

A la población multiétnica de la costa, sin costumbre histórica de participar en iniciativas con el gobierno central, le cuesta mucho reconocer que esta vez puedan tener su propia palabra en el desarrollo del proceso autonómico. Un campesino criollo decía que la autonomía no es más que un nuevo invento de la revolución. Otro criollo de Blueflieds tiene presente la experiencia de la mayoría del pueblo costeño cuando dice:" siempre nos hemos sentido marginados. El gobierno nos ha impuesto ideas, proyectos, dirigentes. ¿Con qué resultado? La gente aquí los acepta o ellos se tienen que ir..."

Partiendo de esta experiencia de marginación no es extraño que el pueblo esté aguardando que sea el gobierno quien responda a la pregunta que es autonomía. Sin embargo, la respuesta tendrá que venir en gran medida de ellos mismos. El proceso de consulta apenas ha empezado -dice uno de los miembros de la Comisión Nacional-. El proyecto se discutirá comunidad pro comunidad, en todos sus aspectos, de forma exhaustiva y hasta que sean conocidos los aportes de todos los sectores.

Una de las primeras etapas de este proceso de consulta ha sido la formación de comisiones regionales en el norte y sur de Zelaya. Estas comisiones, de 39 miembros en el norte y de 27 en el sur, reflejan con equilibrio el cuadro étnico en cada una de estas regiones. Al principio, predominaban en las dos comisiones maestros, abogados y otros profesionales. Después se fueron incorporando de manera creciente representantes de las más aisladas comunidades de la costa. En las comisiones esta presente, además, un amplio espectro de opiniones y de aspiraciones.

La organización mískita MISATAN, creada en junio de 1984, participa en al Comisión Regional de Zelaya norte. Mary Bushey, secretaria de finanzas de MISATAN, ha señalado que estas Comisiones regionales tienen una tarea inmensa porque no existen precedentes de una cosa como ésta. Satisfecha de su nueva organización, añade que porque somos nosotros los mejores organizados vamos a poder expresar nuestra posición respecto a la autonomía de forma organizada. MISATAN incluyo el tema de la autonomía como una prioridad en su Asamblea a fin de enero, en la que se evaluaron los 6 meses de vida de la organización.

Las tareas de estas comisiones regionales incluyen la identificación de los temas que necesitan un estudio más profundo y, junto con la comisión nacional, el desarrollo de una serie de preguntas en las que se basen las consultas con las comunidades. Los resultados de este trabajo serán cuidadosamente tabulados y analizados para servir de base al primer borrador del estatuto de autonomía. Cuando el borrador final sea aprobado en al Costa se enviara a la Asamblea nacional para su ratificación e inclusión en al nueva Constitución del país. Se espera que este trabajo durará aproximadamente un año.

Por su estilo de participación directa, este proceso recuerda mucho la consulta nacional que sobre la educación se llevó a cabo a distintos niveles en 1981. El resultado de esta consulta orientó después el desarrollo del nuevo sistema educativo de Nicaragua.

Fijando los límites

La naturaleza democrática del proceso de consulta no excluye que la comisión nacional haya dado algunas orientaciones. Como Ray Hooker explico, una de las tareas mas difíciles de cualquier proyecto de autonomía es establecer los límites, determinar que decisiones corresponden al gobierno nacional y cuáles a las estructuras del gobierno regional.

Incluso antes de constituirse formalmente la comisión, sus miembros iniciaron una serie de discusiones con otros antropólogos y expertos en autonomías y empezaron a examinar las relaciones existentes entre las minorías étnicas y los gobierno nacionales en otros países del mundo. Varios miembros de las Comisiones regionales acaban de realizar una gira por distintos países que tienen gobiernos autónomos.

Pero como uno de los miembros de la Comisión señaló, nuestra meta no es imitar sino utilizar todo lo que es positivo y puede sernos útil. La manera en la que visualizamos la autonomía está siendo prácticamente diferente de la de cualquier otro proyecto similar en el resto del mundo. En particular, el proyecto de Nicaragua tendrá importantes repercusiones en el resto de América Latina, que nunca se ha distinguido por la flexibilidad o creatividad de sus soluciones para abordar la contradicción etnias-estado nación.

En el caso de Nicaragua, la defensa de la patria, la constitución del ejército nacional y las relaciones internacionales continuarán siendo prerrogativas del gobierno nacional. Este tendrá también la responsabilidad última sobre los planes económicos globales, aunque, sin duda, desarrollará amplias consultas sobre los mismos con los gobierno locales. Otro límite fundamental que los representantes de la Comisión destacan habitualmente es que la autonomía no significa separación. A la par que la autonomía para la Costa Atlántica se ha convertido ya en un principio de la revolución, se debe también respetar el principio de que la República de Nicaragua es una y no puede ser desmembrada, ha señalado el Comandante Carrión.

Y lanzando desafíos

Aunque el proceso de autonomía apenas empezó hace tres meses, una cuidadosas lectura del proyecto desde que se inició hasta hoy permite ya algunas conclusiones iniciales. La primera es que, aun cuando el termino autonomía se usa para expresar una amplia gama de conceptos, en este caso apunta a dos categorías fundamentales: garantías para unos determinados derechos culturales y desarrollo de la administración local autónoma. En segundo lugar, lo que se está proyectando es más una autonomía regional que una autonomía étnica. Siendo algunos de los seis grupos étnicos de la Costa Atlántica más numerosos que otros, existe el reconocimiento de que la zona no pertenece a un solo grupo y el compromiso firme por parte del gobierno de garantizar iguales derechos y participación de todos.

En reuniones tenidas en Puerto Cabezas y Blueflieds en diciembre entre la comisión nacional y las dos comisiones regionales, se identificaron 10 puntos básicos que necesitaban de una más amplia discusión. En el apartado de los derechos culturales había temas como la educación en lengua materna, la promoción y preservación de las distintas manifestaciones culturales, el libre ejercicio de las creencias religiosas y la igualdad de derechos para cada grupo. En un segundo apartado había temas referentes a la tenencia de la tierra y el acceso a los recursos naturales de cada zona, a la elección de estructuras regionales de gobierno y a la promoción y el desarrollo de la región atlántica. (Los otros dos puntos de discusión hacían referencia a los caminos por los que la autonomía reforzaría la unidad nacional y al hecho de que la autonomía no significa independencia, punto en el que existe consenso).

Gobierno regional y gobierno autónomo

En septiembre de 1982 el gobierno revolucionario dio un importante paso para romper con el viejo modelo de gobierno que se había desarrollado durante el somocismo. Básicamente, este modelo podría ser caracterizado así: "todos los caminos llevan a Somoza". El centralismo era tremendo. A nivel nacional el nuevo modelo esta basado en una nueva división político-administrativa por regiones, en el desarrollo de presupuestos regionales y en un mayor nivel para las decisiones regionales, dentro del marco de las orientaciones nacionales. Un resultado de este nuevo sistema fue la redivisión del enorme departamento de Zelaya (56% del territorio nacional) en dos nuevas regiones, llamadas zona especial I (norte) y II (sur). Los límites occidentales de las regiones fueron también redefinidos, lo que en la practica hizo descender el numero de población mestiza correspondiente a cada zona.

Otro camino para responder a la pregunta que es la autonomía es contrastar ésta con lo que es actualmente el sistema regional que divide el país.

En primer lugar, el nuevo estatuto contempla un número de cambios estructurales sustanciales. El principal aspecto de estos cambios es la creación de gobiernos electos popularmente en las Zonas Especiales I y II de una forma que asegure la más directa representación de los intereses de los diferentes grupos étnicos. La sugerencia que está actualmente sometida a consulta implica la elección de representantes para una Asamblea Regional con participantes proporcionales de cada comunidad. Esta asamblea sería la mas lata autoridad política de cada región. Sus representantes elegirían un cuerpo ejecutivo con cierto número de miembros al que corresponderían la ejecución de los planes de la Asamblea.

La nueva estructura de gobierno asumiría una serie de atribuciones que hasta ahora son responsabilidad del gobierno central: 1) crear las demarcaciones político administrativas al interior de las regiones autónomas; 2) preservar el orden público; 3) establecer un sistema jurídico apropiado a las pautas culturales de la zona para regular los problemas internos; 4) desarrollar una política de servicios sociales (educación, salud, etc.) de acuerdo con las normas nacionales y administrar estos servicios y 5) facilitar el derecho de todos los ciudadanos de las regiones autónomas a acceder a procedimientos civiles, políticos o judiciales en su propia lengua.

Al mismo tiempo, se espera que la nueva autonomía fortalecerá tanto la participación local como la eficacia en la implementación de los proyectos revolucionarios ya iniciados o contemplados para la región costeña. entre ellos están: 1) desarrollo y administración del programa educativo bilingüe-cultural; 2) establecimiento y administración de un fondo especial para el desarrollo y la promoción social y 3) participación y apoyo a la defensa de la soberanía nacional.

Finalmente, existe la posibilidad de que la Costa suministre sus propios aportes a las decisiones que se tomen a nivel nacional en algunas áreas como estas: 1) incrementar las relaciones culturales y de cooperación, en particular con países que tienen una identidad cultural y una historia similar a la de la Costa, como de los del Caribe; 2) estrategia económica regional y elaboración de los presupuestos regionales y 3) aplicación propia para la Costa de las disposiciones nacionales referentes a los problemas del mercado interno.

En una reciente entrevista, Ray Hooker definió la autonomía como un proceso de liberación a la vez que como un profundo desafío para los pueblos de la Costa:

En cierta forma, uno de los aspectos importantes de la autonomía es la democratización de la revolución. Básicamente lo que le estamos diciendo al pueblo de la región: es miren, desde el unto de vista político ustedes van a elegir a sus dirigentes; en gran medida ustedes se van a gobernar a sí mismos. Y cuando ustedes piensen que ellos no están haciendo un buen trabajo, podrán quitarlos y elegir a otros. Se trata de la democracia puesta en práctica desde el más bajo hasta el mas alto nivel y para todos los grupos étnicos no sólo para uno.

Desde un punto de vista económicos, ha habido quejas por el empleo que se daba a los recursos naturales de la región. Ahora ustedes van a manejar sus recursos naturales. Ustedes van a tener en sus manos los diferentes ministerios que actúan en la Costa Atlántica. El gobierno central los ayudará, pero ustedes serán los principales responsables.

Desde un punto de vista cultural, les estamos diciendo que las diferentes manifestaciones culturales de ustedes van a ser respetadas, fortalecidas y promovidas. Se va a hacer todo lo posible para incrementar y promover las raíces culturales de ustedes y para hacer las florecer. El proceso educativo se hará en la lengua nativa, la justicia se administrará en la lengua nativa, las diferentes actividades institucionales usarán la lengua nativa.

Pero no les estamos diciendo: queremos que ustedes se queden donde están, porque la vida cambia. La vida no es estancamiento. No los vamos a forzar a ir adelante pero se van a crear las condiciones para que si ustedes quieren lo hagan y nosotros los animales a dar pasos hacia el futuro".

La herencia de la antigua historia pesa sobre la nueva historia

No puede esperarse que la autonomía para la Costa Atlántica sea un remedio instantáneo que cure las heridas históricas que han quedado después de más de tres siglos de conflictos entres dos poderes coloniales -España y Inglaterra-, que dominaron las dos mitades de Nicaragua según su estilo y sus interés. En los últimos cien años esta dominación fue reemplazada por la de los Estados Unidos.

Aun cuando la dominación norteamericana fue menos directa que la española y más que la inglesa, se adaptó hábilmente a las diferentes formaciones sociales dejadas por ambas potencias colonizadoras. En el pacífico, los Estados Unidos abortaron el desarrollo político interno y protegieron sus propios intereses con frecuentes ocupaciones militares. Agotada esta fórmula, instalaron el régimen somocista, que durante casi miedo siglo aseguró el desarrollo del capitalismo agro-exportador y creó un aparato represivo que garantizara que las clases populares no se rebelaran contra las profundas desigualdades que éste producía o intentara reiniciar la lucha antiimperialista de Sandino.

Mientras el capital norteamericano encontraba en el Pacífico sus mayores ganancias en las inversiones comerciales y financieras, en el Atlántico las compañías de Estados Unidos se dedicaron a apropiarse de los recursos naturales. En vez de ser contenida por la represión, la población de esta mitad de Nicaragua fue neutralizada por las enseñanzas religiosas paternalistas de los misioneros moravos norteamericanas. Los criollos de habla inglesa conseguían los mejores trabajos en las minas, en las madereras, en las compañías pesqueras y en las actividades comerciales que se desarrollaban en el puerto y en la ciudad de Bluefields y Puerto Cabezas, mientras los mískitos iban de un lugar a otro sirviendo su nueva afición por los productos norteamericanos que venían en los comisariatos norteamericanos.

A medida que los recursos naturales se agotaban, las compañías se iban, dejando la región en las condiciones de un enclave económico abandonado, sin haber hecho ninguna inversión en las infraestructura económica, sin haber establecido vínculos con el mercado interno y apenas ningún vínculo con el resto del país, dejando atrás míseras condiciones de salud y de educación y una población muy mezclada étnicamente, sin otra cohesión interna que el deseo compartido por todos de que volverán los días dorados.

Entre los principales problemas internos que ha dejado esta trágica historia están una profunda desigualdad entre ambas costas, un atraso estructural que requerirá de muchas transformaciones y serias inversiones si se quiere que la Costa tenga capacidad de responder a su propias necesidades y aspiraciones, una herencia histórica de estereotipos étnicos, una falta de cohesión e iniciativa regional y una estructura de clases que en muchos aspectos refleja una jerarquía étnica.

La autonomía necesita de la paz

Si la autonomía no debe ser considerada por ,más tiempo como un tabú -como señaló el Comandante Carrión-, tampoco debe ser vista como una varita mágica. Quizá se la pueda comparar mejor que nada con una llave que podrá abrir muchas nuevas puertas. Pero es difícil de predecir aún que habrá tras esas puertas.

Será tarea del proceso autonómico el reflexionar sobre los problemas internos de la región y los problemas entre ambas mitades del país de una forma mucho más seria de lo que se ha hecho hasta ahora. Las soluciones implicarían necesariamente cambios estructurales a la par que un proceso de reeducación. La comprensión étnica del problema que han tenido muchos mískitos cuestiona, por ejemplo,. los intereses de los sumus, que preferirían que las cosas quedaran como están ahora si uno de los frutos de la autonomía fuera -como temen- una nueva dominación de los mískitos. En el sur, los criollos -cuyas principales preocupaciones son mas económicas que culturales- tendrán la responsabilidad de viabilizar nuevas soluciones cuando ya los ministerios regionales no sigan siendo dominados desde el gobierno central. A medida que surgen expectativas a todos los niveles tendrán estas que ser confrontadas con la realidad del país y de la región. Tendrá que ser confrontada, por ejemplo, el arraigado mito existente en la Costa de que son las riquezas costeñas las que sostienen a Managua.

Pro fin, todos los que desean los beneficios del desarrollo económico pero no quieren cambiar ni sus costumbres ni sus pautas de comportamiento tendrán que resolver sus propias contradicciones.

Y más allá de todo esto, hay que tener en cuenta que la autonomía no es la llave que puede cerrar la puerta a la dura realidad que todos los nicaragüenses enfrentan: la terrible guerra de agresión que patrocina el gigante del norte y que ha distorsionado la economía nicaragüense y ha desplazado de sus lugares a decenas de miles de personas. Mientras los Estados Unidos rechace las soluciones políticas propuestas por Contadora y aceptadas por Nicaragua, las posibilidades de que la revolución pueda responder concretamente a las hondamente sentidas necesidades de la población costeña se verán muy limitadas.

La autonomía no pondrá fin a los desplazamientos de población de sus lugares de asentamiento tradicional, hoy objetivo de los ataques contrarrevolucionarios. La autonomía no aliviara la angustia de familias divididas por la guerra, con miembros que buscaron refugio en otros países y miembros que defienden a su propio país de los ataques que provienen de esos países. La autonomía no hará descender el numero de muertos. En realidad las soluciones que puedan esperarse de la autonomía están limitadas por la guerra de agresión.

Mientras Nicaragua no tenga suficiente oxígeno para recuperar su economía dañada pro al guerra, las necesidades financieras especificas de la Costa no podrán tener la atención que merecen. Mientras los aserraderos sean quemados, los pesqueros amenazados, las cosechas destruidas y las semillas no plantadas, las crecientes demandas de los costeños para que los desplazados tengan un casa digan o para que termine la escasez de alimentos sólo podrán ser parcialmente satisfechas. Mientras los contrarrevolucionarios roben las escasas medicinas, destruyan los hospitales tan pronto como éstos son levantados y secuestren o amenacen a los trabajadores de la salud, olas pésimas condiciones sanitarias de la Costa no podrán ser mejoradas sustancialmente.

La prioridad es la paz. La autonomía ofrece nuevas posibilidades para la Costa Atlántica y animará quizá a regresar a algunos mískitos hoy involucrados en la contrarrevolución armada. Hoy también esperanzas de que las negociaciones con Brooklyn Rivera iniciadas el pasado diciembre pueden desembocar en el reconocimiento por parte de éste de la trascendencia del proceso autonómico y en la decisión de su organización MISURASATA de decretar un cese al fuego para participar en el.

Sin embargo, sea cual sea el resultado de estas negociaciones, el proyecto autónomo tiene vida propia. Tanta, que la autonomía se ha convertido ya en un principio de la revolución e ira adelante a pesar de cualquier obstáculo. Iniciada en condiciones difíciles y nada propicias, esta profunda iniciativa requerirá de todos sus participantes de una gran paciencia, sabiduría y sinceridad. Es claro que aun cuando el desarrollo de la autonomía pueda ayudar a la pacificación de la región, un análisis más certeros muestra que la paz es, sobre todo, el pre-requisito para un eficaz desarrollo de la autonomía. Los grupos que dicen que combaten por su pueblo tendrán que encarar, en definitiva, esta realidad.

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