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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 358 | Enero 2012

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México

El movimiento por la paz y las respuestas de guerra del gobierno

Después de cinco años de la guerra de Calderón contra el narcotráfico el saldo es terrible: 63,700 asesinados y más de 10 mil desaparecidos, estando impunes el 98% de esos casos. El movimiento por la paz, a la cabeza el poeta Javier Sicilia, continúa actuando, hablando, movilizándose, convocando, dialogando… La respuesta de la guerra calderonista ha sido una feroz represión para acallarlo. Sin embargo, junto al movimiento zapatista, este movimiento por la paz anuncia lo nuevo que se está gestando entre tanto horror.

Jorge Alonso

Al concluir el quinto año del sexenio calderonista la situación de México es deplorable. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha constatado que la tasa de recimiento de México en 2011 -y sus cálculos para 2012- se encuentra por debajo del promedio de la zona. Hay millones de desempleados, subempleados y pobres. Entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el segundo lugar entre los países con mayor desigualdad social. El 10% de los hogares con mayores recursos recibe 26 veces más que el 10% de la población más pobre. La media entre los países de la OCDE es de 9 a uno.

TANTA INSEGURIDAD
COMO EN UNA GUERRA

De acuerdo a un estudio de la Universidad Nacional, hace tres décadas el salario mínimo alcanzaba para adquirir 51 kilos de tortillas o 12 kilos de frijol -dos alimentos básicos-, mientras que hoy, con ese salario sólo se compran 5 kilos de tortillas o 3 kilos de frijol. El 64% de los trabajadores no alcanza a comprar los productos de la canasta básica. En 30 años el salario mínimo ha perdido el 82%. Según la Secretaría de Educación, un 20% de jóvenes entre 12-29 años no tienen ninguna actividad laboral o educativa.

La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos reconoció que la llamada Iniciativa Mérida había atizado la violencia en México. La unidad de investigación del principal grupo financiero que opera en México admitió que ningún país en el mundo que no esté oficialmente en una guerra declarada ha tenido el incremento de inseguridad pública que ha sufrido México en los últimos años. Y aunque la guerra contra el narcotráfico declarada por Calderón no ha logrado reducir la violencia, insiste en proseguir con su equivocada estrategia hasta el final de su mandato. El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro denunció que Calderón busca heredar a su sucesor un Estado represor al endurecer los tipos penales sobre terrorismo y al ligarlos a la protesta social para ciminalizar así cualquier manifestación de descontento. Javier Sicilia, el poeta organizador de las marchas por la paz, enfatiza que una de las características de este movimiento ha sido el mostrar los rostros de las víctimas de esta errada estrategia. Detrás de mantas y de banderas de paz camina en las marchas un bosque de fotografías de asesinados y desaparecidos, que reclaman justicia, y no “ni un desaliento sufriente ni una incitación a la venganza”.

EL MOVIMIENTO
Y LOS LEGISLADORES

El movimiento por la paz ha proseguido por todo México. Pero su deambular se ha vuelto muy peligroso para sus miembros. El Poder Legislativo aceptó dialogar con el movimiento a fines de julio de 2011. Sicilia planteó que en la violencia que padecía el país existía corresponsabilidad de los tres poderes constitucionales y acusó a los legisladores de manejar al Estado como un botín. Les achacó no haber impedido la militarización de la seguridad pública, les exigió pedir perdón a las víctimas y rendir cuentas a los ciudadanos de quienes los veía alejados.

Aludió a cifras oficiales: 50 mil muertos, 10 mil desaparecidos y 120 mil desplazados a causa de la guerra. Demandó una Comisión de la Verdad y la Reconciliación y una ley de atención a víctimas. Acusó a los legisladores de actuar como operadores de los intereses partidocráticos y de no priorizar la educación, la cultura y la ciencia. Y los instó a definirse por la guerra o por la paz. Señaló también que le parecían inadmisibles las vejaciones que vivían miles de centroamericanos en su paso por México hacia Estados Unidos.

En este encuentro, el sacerdote dominico Miguel Concha exigió a los diputados que rechazaran la minuta aprobada en el Senado sobre seguridad nacional, porque con ella se avanzará en la militarización del país y en la violación de los derechos humanos, pues esta ley pretende garantizar la seguridad del Estado y no la de los ciudadanos. Propuso elaborar una ley de seguridad fundada en la seguridad humana y ciudadana. Por su parte, Julián Le Baron criticó a los legisladores: estaban ciegos ante la muerte que los rodeaba y les exigió que no hicieran leyes que permitan “la atrocidad impune”.

SICILIA: “HAY ESQUIZOFRENIA
EN LA CLASE POLÍTICA”

Después de este diálogo, el Partido Verde se opuso a lo que Sicilia pidió: que ese partido abandonara su electorera petición de establecer en México la pena de muerte. Los senadores panistas se opusieron a la Comisión de la Verdad propuesta por Sicilia. Y el senador perredista Pablo Gómez dijo que la Comisión Nacional de Derechos Humanos tenía facultades de Comisión de Verdad, cosa en la que estuvieron de acuerdo los priístas.

A pesar de todo, Sicilia y quienes le acompañaron quedaron satisfechos con el encuentro, pues vieron una gran diferencia de su previo encuentro con el Presidente. Los legisladores habían mostrado humildad, no se habían tratado de justificar y se habían dejado impactar con los testimonios de las víctimas, que develaban el horror de la guerra. Sicilia aclaró que el movimiento estaba en receso de movilizaciones en espera de los resultados de los diálogos con los poderes. Más adelante, una muestra de la insensibilidad de los diputados con el movimiento fue la aprobación en lo general de la minuta de la ley de seguridad nacional. A principios de agosto el movimiento hizo una manifestación ante la Cámara de Diputados para mostrar su indignación y repudio por esta decisión. Sicilia consideró que una esquizofrenia afectaba en la clase política y que eso estaba llevando al país al horror, pues la aprobación era un insulto a las víctimas. Por eso, el movimiento dio por roto el diálogo con el Congreso el 5 de agosto. Sicilia declaró que no se podía dialogar con quienes no hablaban con verdad.

Fue una suspensión temporal del diálogo, y cuando el Congreso anunció que abría sus puertas para que el movimiento participara en el proceso de dictamen de la ley de seguridad, el movimiento anunció que retomaba el diálogo con los legisladores.

¡INDÍGNENSE EXIGIENDO PAZ!

A mediados de agosto de 2011 el movimiento por la paz realizó una marcha en contra de la iniciativa de ley de seguridad nacional. Con el respaldo de varios académicos y activistas, Sicilia se preguntó por qué los políticos se habían conmovido ante los rostros de las víctimas y se obstinaban en una estrategia equivocada. La manifestación de repudio a la ley fue en silencio.

Sicilia declaró que, pese a las traiciones, el 17 de agosto el movimiento reanudaría el diálogo con el Legislativo. En la reunión con los legisladores Sicilia expresó la desconfianza de su movimiento con los políticos y demandó que se oyeran también las razones de las fuerzas armadas. Pero el gobierno no lo aceptó.

Esta reunión concluyó con cinco acuerdos. La continuidad del diálogo, la instalación de un grupo de trabajo bicameral y con representación del movimiento. La petición de que el presupuesto contemplara recursos específicos para atención a las víctimas. El delinear una ruta de discusión de la ley de seguridad. Y la invitación a los legisladores al recorrido del movimiento hacia el sur. Sicilia exhortó a los estudiantes mexicanos a imitar a los jóvenes españoles y a salir a las calles a exigir paz.

A finales de agosto un pequeño comando de narcotraficantes quemó un casino en Monterrey matando a 52 personas. A principios de septiembre hubo expresiones de grupos de indignados en varias ciudades del país ante la violencia devastadora. El Presidente Calderón aprovechó la masacre para insistir en su fallida estrategia contra el narcotráfico.

“CALDERÓN SERÁ RECORDADO COMO CRIMINAL DE GUERRA”

Cuando la caravana de migrantes centroamericanos denominada “Paso a paso” -inspirada en las impulsadas por Sicilia-, que partió de Guatemala el 23 de julio llegó a la ciudad de México el 1 de agosto, fue acompañada por Sicilia, quien exigió al Senado dejar de lado todo trámite burocrático, eliminar las visas y buscar a los desaparecidos. A nombre de los mexicanos pidió perdón a los centroamericanos por los abusos de que eran objeto y les manifestó su solidaridad.

A mediados de septiembre el movimiento por la paz realizó su caravana por el sur del país. Antes de esta tercera caravana, el Subcomandante Marcos difundió su tercera carta a don Luis Villoro sobre ética y política. Decía que los zapatistas se mantenían en resistencia. Se preguntaba cómo se podía hablar de justicia en Chiapas cuando seguían libres los responsables de la matanza de Acteal y se proseguía alentando a paramilitares. Denunciando que la guerra de Calderón culpaba a las víctimas, Marcos pronosticó que Calderón sería recordado como un criminal de guerra. Marcos dijo que los zapatistas seguían con atención el movimiento por la paz y hacían el esfuerzo por tratar de entender que se trataba de una movilización nueva, que construía sus propios caminos y que se merecía respeto. Veían que en familiares y amistades de las víctimas este movimiento despertaba esperanza y consuelo. Declaró que los zapatistas habían tenido la esperanza de que se levantara un movimiento que detuviera la guerra absurda, pero eso todavía no sucedía. Lo importante era que se hubieran hecho visibles las víctimas, que comenzaron a tener nombre que la patraña del combate al crimen organizado se estaba desmoronando. Marcos decía que los zapatistas todavía no entendían por qué el movimiento dedicaba tanta energía y esfuerzos a la interlocución con la clase política, que no era sino una pandilla de facinerosos, aunque consideraba que eso lo descubrirían los integrantes del movimiento por sí mismos. Los zapatistas no juzgaban ni condenaban, sólo trataban de entender los pasos del movimiento.

EL POETA JAVIER SICILIA
EN TIERRAS ZAPATISTAS

En su contestación a la carta de Marcos Sicilia agradeció las líneas que le dedicaba al movimiento. A los zapatistas les decía que, aunque no lo entendieran en el intento de hacer la paz aun con los adversarios a los que había que desalienar “con paciencia y amor”, compartía los mismos anhelos y esperanzas zapatistas, convencido de que las autonomías en Chiapas eran una esperanza de reconstrucción de la nación. Afirmaba que detener la guerra era tarea de todos. Y que mientras llegaban con lentitud al sur, a tierras zapatistas, les mandaba un beso. Al llegar la caravana a Oventic autoridades zapatistas se reunieron con Sicilia. El poeta cuestionó al gobierno por no asumir su responsabilidad histórica con la causa zapatista y aseguró que, aunque no había alianza entre su movimiento y los zapatistas, sí coincidían en la lucha por un México con paz, justicia y dignidad.

La caravana fue recogiendo los testimonios de muchas víctimas. En Tabasco se resaltó que allí se entrelazaban tres tráficos: personas, drogas y armas. En Veracruz se intentó emboscar el vehículo donde viajaba Sicilia. En Xalapa el poeta anunció que durante esta tercera caravana se habían documentado 221 casos de violencia, predominando el delito de desaparición de personas.

“LA HERIDA DE JUÁREZ
SE EXTIENDE COMO GANGRENA”

Al llegar la caravana al centro de la ciudad de México Sicilia proclamó: “La herida de Juárez se extiende como gangrena al sur del país”. Denunció también que el inmoral modelo económico imperante estaba arrasando tierras, despojando culturas, provocando desplazamientos y generando grupos paramilitares. Declaró que el movimiento no tenía poder porque en él estaban los más pobres de los pobres, las víctimas, las “bajas colaterales” de la guerra, las viudas y los huérfanos.

Sicilia denunció que el Poder Judicial no quería responder al llamado al diálogo que le hacía el movimiento. A finales de septiembre el movimiento anunció encontrarse en un momento muy crítico porque había diversos puntos en el diálogo con los políticos en que no había avances y otros, como el relativo a la ley de seguridad, en donde había hondas diferencias. Aunque se planeó una reunión para el 23 de septiembre con Calderón, el Presidente la canceló sin fijar nueva fecha.

El gobierno quería un diálogo, pero con muchas más organizaciones, las afines al Ejecutivo. El poeta cuestionó la pretensión de diluir la fuerza moral del movimiento y acusó al gobierno de no entender el nivel de emergencia nacional en el que está México. En la marcha conmemorativa de la masacre del 2 de octubre de 1968 en la plaza de Tlaltelolco los manifestantes exigieron cesar la represión a los líderes sociales y poner fin a la militarización.

10 MIL MUERTOS MÁS

Se acordó una segunda reunión con el Presidente para el 14 de octubre. El movimiento aceptó participar con otros integrantes de movimientos contra la violencia afines a Calderón y con varios dirigentes empresariales, integrados en la Procuraduría de Atención a Víctimas. Esta nueva instancia fue descalificada por académicos por haber sido creada sin consultas a los diversos grupos de derechos humanos, por no haber sido aprobada por el Congreso, y por ser una simulación y no un camino a la verdadera justicia.

El vocero de Sicilia, Pietro Ameglio, recapituló que después de tres meses de diálogo con el gobierno habían muerto 10 mil personas más, por lo que la expectativa de frenar la dinámica mortal no se había cumplido. Una de las víctimas fue un comunero de Ostula, que participaría en el diálogo con Calderón.

Sicilia ha recalcado siempre que uno de los grandes logros del movimiento es haber sacado del anonimato a las víctimas, lo que ha ido desenmascarando a los victimarios, entre los que se encuentran políticos y empresarios. No ha dejado de señalar que la guerra, el narcotráfico, el secuestro, la desaparición forzada, los asesinatos y los feminicidios son la consecuencia perversa del modelo económico, político y social prevaleciente en México. Después de hablar con muchas personas de arriba y de abajo, Sicilia confiesa que se siente identificado con los espacios pequeños y autónomos que dialogan unos con otros.

MOVIMIENTO — EJECUTIVO:
SEGUNDO DIÁLOGO

Antes del segundo diálogo con Calderón, el movimiento por la paz evaluó que eran más los disensos que los consensos en ese diálogo. Y anunció que esperaba muy poco del encuentro. Se realizó en el Castillo de Chapultepec el 14 de octubre. Sicilia se quejó de la atmósfera de violencia y horror que crecía día a día en el país y exigió a la clase política, sumida ya en un proceso electoral que compraba votos, voluntades y dignidades, que se hiciera un mapa de ruta para la desmilitarización del país, que se hiciera justicia a los muertos y desaparecidos, que se invirtiera en educación y empleo para garantizar a los jóvenes opciones de vida y que se reconocieran las autonomías indígenas.

Emilio Álvarez Icaza declaró que el diálogo era “una conquista de la sociedad mexicana en su lucha contra la arbitrariedad, la barbarie y el autoritarismo”. Informó que en las mesas de trabajo funcionarios del gobierno se habían dedicado a rebatir las propuestas del movimiento y hasta su nombre. Se quejó de las lastimosamente pobres respuestas gubernamentales a los planteamientos del movimiento porque los problemas de violencia no se resuelven con más violencia.

CALDERÓN: UN AUTISTA
AFERRADO A SU GUERRA

Grupos indígenas hablaron también ante Calderón. Dijeron que lo hacían desde las entrañas más antiguas de la identidad de México, como sus pueblos originarios. Demandaron el esclarecimiento de numerosos asesinatos y la presentación con vida de varios comuneros desaparecidos por paramilitares; respeto a las tierras comunales, garantías para la policía comunitaria, cese del hostigamiento militar y paramilitar contra dirigentes indígenas; respeto a las formas propias de organización social, desmantelamiento de las bandas del crimen organizado, reparación del daño causado a las víctimas; y castigo a los responsables.

Ante todos los reclamos, el Presidente respondió que seguiría con su estrategia. Y al gobierno les sirvió haber cambiado el formato del diálogo, pues dos de los dirigentes empresariales que lo acompañaban lo secundaron. Al terminar, Sicilia convocó a la sociedad a manifestarse el 31 de octubre en memoria de los muertos que ha dejado la violencia, lamentando que no hubiera acuerdos de fondo para cambiar la estrategia de la guerra calderonista. El Presidente parece instalado en una actitud “que bordea el autismo”, dijo.

Tras el desencuentro, el obispo Raúl Vera, y un centenar de organizaciones civiles y personalidades firmaron una invitación a realizar un encuentro nacional para analizar y proponer medidas y acciones orientadas a lograr la paz y a poner un alto a la guerra.

MÉXICO ESTÁ
EN EMERGENCIA NACIONAL

El Primer Encuentro Nacional ante la Situación de Emergencia que vive México se celebró el 22 de octubre. Además de integrantes del movimiento por la paz acudieron miembros de un centenar de organizaciones sociales, políticas, sindicales, estudiantiles y de derechos humanos de nueve entidades federativas.

En el encuentro se planteó que México sufre una crisis social originada en el sistema capitalista y enfrenta un proceso de militarización y recolonización. Las políticas neoliberales han elevado el nivel de violencia y de desprotección de los derechos sociales. La descarada injerencia del gobierno estadounidense atenta contra la soberanía nacional. La crisis energética, agropecuaria y social a nivel mundial ha enseñoreado al capital salvaje al que las violencias sirven. Todo esto se reforzará en las elecciones presidenciales de 2012. La estrategia de guerra contra el narcotráfico se inserta en este proceso. La estrategia militarista de Calderón sirve al negocio de las grandes empresas armamentistas e incrementa las violaciones a los derechos humanos. En México existe un disfraz de democracia que reacomoda a las mafias y a los grupos de poder.

PROPUESTAS, CONVERGENCIAS, CONVICCIONES...

Partiendo de este análisis, en el encuentro nacional se propusieron tres ejes de convergencia. El primero tiene que ver con la reconstrucción del país y la generación de alternativas a la violencia promoviendo soberanía alimentaria, empleo, salario, trabajo, salud, vivienda, seguridad, educación, oportunidades para los jóvenes, fortalecimiento sindical y participación ciudadana.

El segundo eje versa sobre la soberanía nacional: oposición a la intervención estadounidense, a los proyectos mineros de extracción abierta y a las empresas transnacionales y promoción de la autonomía de los pueblos.

En el tercer eje se rechaza la estrategia de guerra y de seguridad nacional para impulsar la defensa de las víctimas,
se pide la desmilitarización y se manifiesta oposición al proyecto de ley de seguridad nacional.

En el encuentro se examinaron también las ejemplares resistencias de comunidades y movimientos para enfrentar la crisis. El movimiento social no ha podido luchar articuladamente ante el capitalismo y hay que explorar si habría que constituir un movimiento de movimientos. Hay convencimiento de que sólo una amplia movilización social puede generar una alternativa pacífica. Y la consigna de la paz puede aglutinar con un sentimiento de pertenencia a un colectivo muy amplio. Se percibió que es posible hacer entre todos un diagnóstico común y construir una agenda común y se vio la necesidad de construir un espacio nacional de convergencia y de unidad de acción entre movimientos.

Se lanzó la convocatoria a otro encuentro el 20 de noviembre. En este segundo encuentro nacional creció el convencimiento de que sólo una movilización creciente que ciudadanice las calles podrá influir en la construcción de una nueva mayoría que modifique la correlación de fuerzas y dé un giro a la violencia.

MÁS ACCIONES SIMBÓLICAS
Y MÁS REPRESIÓN VIOLENTA

El primero de noviembre de 2011 el movimiento por la paz y otras organizaciones realizaron una velada por los muertos en varias ciudades del país. Se promovieron acciones simbólicas: ayunos, caminatas silenciosas, oraciones, jornadas musicales, presentación de testimonios de las víctimas… La festividad de los muertos se aprovechó para visibilizar a los muertos por la violencia. En Ciudad Juárez la policía agredió, golpeó y detuvo a manifestantes pacíficos y hasta encarceló a un periodista que entrevistaba a uno de los manifestantes. Algunos de los apresados sufrieron torturas. Uno de ellos fue intimidado por un policía: “Ya te identificamos, te vamos a hacer la vida imposible”. A otro lo amenazaron con desaparecerlo.

El académico Víctor Quintana advirtió que no se trató de un episodio local, sino que estaba en marcha una estrategia violenta para restringir las libertades y los derechos de las personas, incluidos los de los medios de comunicación. La sociedad civil juarense protestó enérgicamente. Amnistía Internacional repudió la represión en Juárez. Días después, cuando se cumplían diez años de la localización de varios cuerpos de mujeres asesinadas en esa ciudad, un Subsecretario de Gobernación pidió perdón por los feminicidios y reconoció la responsabilidad del Estado mexicano por omisión. No obstante, los familiares de las víctimas denunciaron que había sido una simulación, pues de los 13 resolutivos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Estado sólo ha dado cumplimiento parcial a uno de ellos.

ASÍ NO SE LUCHA
CONTRA LAS DROGAS

En una visita a la ciudad de Los Ángeles a principios de noviembre para asistir a la Conferencia Internacional para reformar las políticas sobre drogas, Javier Sicilia habló de organizar otra caravana desde El Paso, Texas, hasta Washington para exigir el fin de la guerra en México, en parte financiada por Estados Unidos, y para sensibilizar a los estadounidenses sobre el fracaso de esta guerra. Recordó que desde Estados Unidos se armaba a los narcotraficantes y planteó abandonar el enfoque de las drogas como un asunto criminal para atenderlo como un problema de salud pública.

Posteriormente, el embajador estadounidense en México solicitó una reunión con miembros del movimiento por la paz. Sicilia volvió a plantearle que la estrategia adoptada para combatir al crimen organizado está equivocada, ya que genera muertes, desapariciones, desplazamientos y muchas viudas y huérfanos. Miembros del movimiento criticaron la falta de acciones contundentes contra el lavado de dinero.

La organización estadounidense Human Rights Watch (HRW) presentó una investigación de dos años sobre ejecuciones, desapariciones y torturas en la guerra contra el narcotráfico en México. El informe pormenoriza graves violaciones a los derechos humanos cometidas por elementos de las fuerzas armadas y policías de todos los niveles del gobierno en varias entidades federativas mexicanas. Aporta datos sobre 170 casos de tortura, 39 desapariciones forzadas y 24 ejecuciones extrajudiciales. El documento demuestra que la estrategia del gobierno mexicano no sólo no ha reducido la violencia, sino que la ha aumentado, lo que echa por tierra el discurso oficial, según el cual el 90% de las muertes están relacionadas con la delincuencia.

ASESINATOS ANUNCIADOS

A finales de noviembre de 2011 en varias ciudades del país se realizaron marchas de jóvenes por la paz. En la ciudad de México buena parte de los que se manifestaron llevaban máscaras de calaveras en repudio a la violencia. En Guadalajara la manifestación se llevó a cabo después de la aparición de camionetas con 26 asesinados. En Ciudad Juárez los jóvenes protestaban porque hacía días habían sido arrestadas y torturadas 14 personas por colocar cruces en varios puntos. En la manifestación de finales de mes los manifestantes pedían que fuera castigado el titular de la corporación policial municipal por torturador. Este personaje se presentó con un nutrido grupo de personal armado para reprimir violentamente la protesta. Esto provocó un repudio nacional y nuevas marchas por todo el país. En Ciudad Juárez miembros de varias organizaciones sociales denunciaron que militares y policías eran asesores de masacres, torturas y desapariciones y apoyaban a paramilitares.
A finales de noviembre Nepomuceno Moreno, importante activista del movimiento por la paz tras la desaparición de su hijo, que en el diálogo con el Presidente de la República le reclamó directamente a Calderón medidas cautelares por las amenazas que estaba teniendo, fue asesinado.

Sicilia condenó, tanto el asesinato como el intento del gobierno de pretender criminalizar a Moreno. Planteó que había sido un asesinato anunciado e impune. En diciembre, tras confirmarse el asesinato de una estudiante de la UNAM, tanto el rector como el movimiento por la paz demandaron al gobierno el esclarecimiento de ese crimen.

En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara un nutrido grupo de importantes escritores, editores e intelectuales firmaron un desplegado en el que rechazaban la criminalización de las víctimas de la violencia como respuesta del Estado, exigiendo el esclarecimiento de los asesinatos.

UNA VIOLENCIA OFICIAL
QUE NO CESA

La escalada en contra de integrantes del movimiento por la paz prosiguió. Una activista de Chihuahua sufrió un atentado artero y directo que la puso al borde de la muerte. Otro miembro del movimiento, dirigente comunero de Ostula, Michoacán, fue secuestrado violentamente y asesinado, a pesar que desde septiembre contaba con medidas de protección dictadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Pero los policías federales que supuestamente lo protegían lo abandonaron a su suerte metros antes de que aparecieran sus captores. Días después de este crimen, en Guerrero dos defensores de derechos ambientales, miembros del movimiento, también fueron secuestrados. En su secuestro intervinieron fuerzas públicas.

Pietro Ameglio alertó: quienes trabajan por la paz están expuestos a un genocidio. Confirmaba esa alerta el hecho de querer incluso encarcelar, con falsas acusaciones, al ya famoso sacerdote Alejandro Solalinde, defensor de los migrantes centroamericanos. El intento vino acompañado de una campaña calumniosa del gobierno tratando de desprestigiarlo en su encomiable labor.

La oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos condenó enérgicamente el asesinato del líder comunitario y las agresiones contra el movimiento por la paz, instando a que se realicen investigaciones serias, imparciales, expeditas y diligentes.

CALDERÓN: ACUSADO
POR CRÍMENES DE GUERRA

En diciembre, en un acto por el 63 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, Sicilia precisó que investigaciones de varias organizaciones contabilizaban ya 63,700 asesinados y más de 10 mil desaparecidos en la guerra calderonista, estando impunes el 98% de esos crímenes. 63 defensores de derechos humanos asesinados y 40 desaparecidos son parte de esas víctimas. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha dictado 158 medidas cautelares para 200 defensores que trabajan bajo amenaza de muerte.

Esta tragedia hizo surgir una importante iniciativa, que fue suscrita por más de 23 mil mexicanos: denunciar ante la Corte Penal Internacional al Presidente Calderón por crímenes de guerra y de lesa humanidad. La respuesta del gobierno fue amenazar con llevar ante tribunales locales a los firmantes.

¿POR CUÁL CARTEL DE LA DROGA VOTARÁN LOS MEXICANOS?

Analistas de la violencia mexicana han advertido que los asesinatos masivos en varios estados del país tratan de escalar la violencia del miedo, pues no se trata de hechos delincuenciales ordinarios ni de ajustes de cuentas. Persiguen efectos mediáticos con cobertura nacional.

El escritor Carlos Fazio hace ver que se trata de terrorismo estatal: la cruzada calderonista ha llevado a cometer crímenes de guerra, ejecuciones sumarias extrajudiciales, torturas, desaparición de personas y ataques paramilitares.

A mediados de diciembre Sicilia anunció que el movimiento por la paz señalaría como criminales a los diputados que aprobaran la ley de seguridad nacional y advirtió que en el actual estado de cosas, cuando llegaran las elecciones presidenciales de 2012, los electores deberían preguntarse por qué cártel de la droga votarían.

LO NUEVO
QUE SE ESTÁ GESTANDO

En esta compleja situación el movimiento por la paz se ha visto obligado a replantear su organización. Es un movimiento que ha crecido por intuiciones y sin recursos ni estructura. Por su importante presencia mediática ha sido víctima de una peligrosa persecución. El peso de las decisiones debe ser colectivo y horizontal.

Sicilia debe seguir siendo una figura moral importante. La revista “Time” seleccionó a Sicilia como uno de los personajes del año 2011. Existe el convencimiento de que el movimiento no debe entrar a las campañas electorales. Se ve que hay que transitar hacia una resistencia civil no violenta.

Sicilia fue invitado por los zapatistas al Segundo Seminario Internacional de Reflexión. Y en su participación el 1 de enero de 2012 -18 aniversario del alzamiento zapatista- planteó que el movimiento zapatista y el movimiento por la paz son formas nuevas que preludian lo nuevo que se está gestando en medio del desastre en el que hoy vive México.

INVESTIGADOR DE CIESAS OCCIDENTE. CORRESPONSAL DE ENVÍO, EN MÉXICO.

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