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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 346 | Enero 2011

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Guatemala

¿Se acaba el mundo en el año 2012?

Los estafadores de Family Radio andan anunciando en varios países que el mundo se acabará el 21 de mayo de 2011. Basándose en antiguas profecías mayas, investigadores más serios, aunque no mayas, advierten que el mundo se acaba el 21 de diciembre de 2012. ¿Qué dicen las estelas mayas? ¿Estamos a las puertas del fin del mundo o del fin del mundo que hemos construido?

Ricardo Falla

Dicen que el año 2012 se va a acabar el mundo. Lo fundamentan gentes que han estudiado. Se han hecho novelas y películas sobre ese final del mundo. Se basan en que es una profecía maya muy antigua.

Antes de examinar los argumentos que dan conviene recordar que en la historia de la humanidad ha habido muchas profecías incumplidas del fin del mundo. Sólo una página de Internet menciona más de 60 ejemplos.

EL MUNDO SE ACABA… PERO EL MUNDO SIGUIÓ

Los primeros cristianos, incluso San Pablo, creyeron que el fin del mundo sería muy pronto. Lo llamaban la segunda venida del Señor Jesús. No tenían fecha exacta, sólo sentían que era inminente y que ellos estarían presentes. Fue una idea fomentada por San Pablo para que los cristianos se consolaran y aguantaran las persecuciones que padecían por causa de la nueva religión.

Mucho después, un sacerdote romano predijo que el año 500 sería el fin del mundo. Ese año Cristo aparecería en su segunda venida. ¿Por qué en esa fecha? Como este presbístero estudiaba mucho la Biblia, encontró que el arca de Noé medía 500 codos de largo y como el arca de Noé era símbolo del fin del mundo, cada codo era un año y… el año 500 se acabaría el mundo. Pero llegó el año 500 y el mundo siguió.

El año 1000, como fue otro año de cifra redonda por terminar en tres ceros, mucha gente pensó que entonces sí regresaría Cristo y el mundo se acabaría. Durante los últimos meses del año 999 todos comenzaron a hacer obras buenas y, por el mucho miedo, comenzaron a vender sus propiedades y a dárselas a los pobres. Dejaron de cultivar la tierra y miles de personas peregrinaron a Jerusalén abandonando sus lugares. Pero llegó el año 1000 y nada sucedió.

No sólo entre los cristianos han surgido estas profecías. Anwari fue un gran poeta persa del siglo 12. Anunció que el 16 de septiembre de 1186 sería el fin del mundo porque ese día cinco planetas se agruparían en la constelación de Libra y provocarían una energía catastrófica. El poeta miraba el cielo esa noche, pero el fin del mundo no llegó.

Otro gran sabio alemán de la Universidad de Tubinga, y también con la teoría de que de los astros vendrá el fin del mundo, predijo que el 20 de febrero de 1524 sería el fin del mundo porque ese día se juntarían otros planetas en la constelación de Piscis. El sabio era muy respetado y ricos alemanes comenzaron a construir arcas como la de Noé. De hecho, el 19 de febrero de aquel año hubo una gran tormenta con lluvias torrenciales. La gente asaltó las embarcaciones que encontró para salvarse, hubo naufragios y muertes por el exceso de viajeros, pero después de 24 horas de angustia el día 21 amaneció esplendoroso.

Los astros y también los números han fascinado para especular sobre el fin del mundo. En 1666 debía ser el fin del mundo porque los tres 6 son la señal de la Bestia del Apocalipsis, pero aquel año terminó y el mundo siguió dando vueltas como una pelota. Los adventistas y los Testigos de Jehová han sido fanáticos de estas profecías. Russell, fundador de los Testigos, anunció el fin del mundo para 1874. Como no pasó nada, cambió la fecha para 1914. Como tampoco ocurrió, declaró que lo habían interpretado mal y que sería el 2914. Nosotros ya no estaremos para ver si se equivocó de nuevo.

EL CALENDARIO MAYA TIENE EN SU CENTRO
A LA PERSONA: NÚMERO 20

Hay gente que admira la civilización maya y afirma que el fin del mundo será el 21 de diciembre del año 2012 en un día 4 Ajaw (o 4 Ajpú,según el calendario kiché). Dicen que si no será el fin del mundo, al menos ese día habrá un cambio espectacular en el cielo y en la tierra y en toda la humanidad. ¿En qué argumentos se basan?

Se basan en cálculos y suposiciones que ellos combinan fantasiosamente para darle ese sentido al calendario maya. Dicen que el 21 de diciembre de 2012 se completará un ciclo de 13 b’ak’tunes. Ese ciclo consta de 5,125 años y comenzó el 11 de agosto del año 3,114 antes de Cristo. Comenzó, dicen, cuando se creó el mundo y se terminará cuando el mundo, lógicamente, debe destruirse para que nazca otra creación. La creación que se va a acabar ese día no es la primera, sino la quinta, porque habría habido otras antes. La presente creación, la que se está acabando, que es la Quinta Creación, se llama también el Quinto Sol.

¿Qué es un b’ak’tun? El b’ak’tun es un ciclo de 144 mil días. El calendario maya -un calendario antiquísimo- está compuesto de múltiplos de 20 días. Esos 20 días son los que reconocen y usan actualmente los líderes espirituales kichés (ajq’ijab’) en el calendario que usan y llaman cholq’ij («la cuenta de los días»). El número 20 es como una persona (winaq), que tiene 20 dedos. Si se multiplica a una persona por 18 meses, entonces tenemos (20 x 18) un tun, que tiene 360 días, casi un año solar. Un tun es como un golpe de tambor. Si multiplicamos 20 tunes (20 tamborazos) por 360 días tenemos un k’atun, con 7,200 días. Y 20 k’atunes son un b’ak’tun: 144 mil días. El ciclo que terminará en 2012 es de 13 b’ak’tunes: 1 millón 872 mil días, o sea 5,125 años. Toda una matemática complicada que los mayas usaban en sus inscripciones para recordar fechas, teniendo siempre como centro a la persona humana: número 20.

DICE LA ESTELA:
“EL 13 BAKTUN SUCEDERÁ NEGRO...”

Las estelas mayas son piedras altas talladas con inscripciones de fechas y otros relatos que los epigrafistas ya comienzan a descifrar. Los mayas escribían los números con puntos y rayas. Un punto valía uno, dos puntos dos, tres puntos tres… pero en vez de escribir 5 con cinco puntos escribían una raya. El 6 era la raya y encima un punto, el 7 era la raya y encima dos puntos. Cuando llegaban a 10, escribían una raya encima de la otra.

Todo esto aparece en las estelas, con frecuencia a un lado de la estela. Una fecha decía cuántos días del winaq había, cuántos tunes, cuántos k’atunes, cuántos b’ak’tunes. Cuando se encuentra la inscripción 13.0.0.0.0 quiere decir que ha comenzado o terminado el ciclo de 13 b’ak’tunes. Comenzando del 0 último, decimos que hay 0 winaq, 0 tun, 0 k’atun, 0 b’ak’tun 13 veces. Esta fecha siempre correspondía con 4 Ajaw (4 Ajpu, según el cholq’ij).

Según las inscripciones descubiertas, el uso profético del 4 Ajaw 13.0.0.0.0 no es nada frecuente, como lo dan a entender los profetas del fin del mundo en el año 2012, que no suelen ser mayas. En toda el área maya sólo se ha encontrado una estela de piedra en que aparezca el 13.0.0.0.0 con referencia al 21 de diciembre 2012. Ese monumento se encontró en Tabasco, México, y lo llaman monumento Tortu-guero, seguramente porque había muchas tortugas donde fue encontrado. Los epigrafistas han tratado de comprender lo que dice, pero es muy difícil descifrarlo, porque la piedra está rota donde se encuentran unos glifos importantes. Los expertos leen así: “El 13 b’ak’tun sucederá negro… bajará B’olon Yokte’ a la roja”. Eso es todo.

B’olon Yokte’ es un dios poco mencionado y no famoso. Su nombre significa algo así como “Nueve árbol de muchas raíces”. Es un dios del cambio, de la destrucción y del fin de períodos. En el monumento se profetiza que “bajará” y que “sucederá negro”.

Ciertamente encontramos una predicción de algo catastrófico al fin del 13 b’ak’tun, pero es una única predicción en el área maya, el dios que baja no es famoso, como Kukulkán, y de la catástrofe que se predice sólo podemos deducir que será muy grande porque se da al fin del ciclo y no se menciona que se trata del fin de la Quinta Creación. Son datos muy fragmentarios para deducir de ellos el fin del mundo y no sólo el de esa concreta comunidad de Tabasco.

TAMBIÉN EN LA ESTELA DE QUIRIGUÁ

Hay otra estela en que aparece el 13 b’ak’tun, pero no como profética, sino como histórica. No trata del futuro, sino del pasado. Es una estela de Quiriguá, Izabal. La referencia en ella es a la fecha en que comenzó el ciclo del 13 b’ak’tun: el año 3114 antes de Cristo. Lo que describe la estela es la creación del mundo. La breve narración nos presenta a los dioses haciendo el mundo como cuando se levanta una casa. Comenzando por “el fuego del hogar que se reveló” y por las tres piedras donde se coloca el comal. Los dioses colocan las piedras sobre la tierra, pero también en el cielo, donde son como estrellas, y para moverse en el cielo utilizan una canoa. Los dioses son remeros de ese mar infinito que es el firmamento.

Conociendo, por este monumento de Quiriguá, cómo fue la creación del mundo, podemos tener una idea de cómo se iniciaría una nueva creación el 21 de diciembre del 2012. Nada más. La estela de Quiriguá no dice nada del futuro, sólo mira al pasado. Con nuestra imaginación podemos combinar lo que dice esta estela con la de Tabasco, pero es arriesgado, porque, aunque en los tiempos de aquella civilización el calendario maya se usaba en todos lados, la cuenta de los ciclos y la interpretación de su lectura era muy diferente en cada lugar. Dadas las distancias y diferencias es muy improbable que si en Tabasco se estuviera profetizando el fin de una era para esa fecha, también en Quiriguá se tuviera esta creencia.

En las dos estelas, sólo hay coincidencia en el uso del b’ak’tun, pero no en su carácter profético. Una inscripción mira al futuro y la otra al pasado.

LA ESTELA DEL ORIGEN INFINITO

Quintana Roo, en México, es un lugar de mucho turismo en la actualidad. Allí se encontró una estela en un lugar llamado Coba, que también tiene grabado el 13.0.0.0.0 y el 4 Ajaw, pero no para profetizar nada, ni para fijar una fecha de creación en el pasado. Su inscripción es interesantísima y rompe todos los moldes que se tenían antes para pensar que, de acuerdo a los mayas, la creación actual había comenzado en el año 3114 antes de Cristo.

La mirada de los que la hicieron se lanza al pasado, hacia una fecha que supera toda la imaginación. Es como si nos dijera: “Si ustedes creen que el mundo comenzó hace 5,125 años, están muy equivocados, porque no tenemos idea de su ancianidad”. ¿Cómo dicen esto? Lo hacen escribiendo el 13.0.0.0.0 pero precedido por 19 treces. Así:

13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.13.0.0.0.0.

Se trata de una suma gigantesca de años que antecedería a la explosión del Big Bang, queriendo decir que la Creación tuvo lugar en un tiempo infinitamente mayor. Esta perspectiva es distinta a la del monumento Tortuguero de Tabasco y a la de la estela de Quiriguá, aunque se base siempre en el mismo calendario. Aunque siempre se valieran todas del mismo calendario, cada ciudad maya tenía su manera propia de interpretar el pasado. El calendario era un lazo que los mantenía a todos en la red de esa gran civilización, pero cada lugar lo interpretaba de manera distinta para ver el pasado y el futuro.

Si quisiéramos proyectar la visión de esta estela hacia el futuro tendríamos que decir que el fin del mundo se aleja hasta una fecha infinitamente distante. Casi como decir que no hay previsión de que el mundo se acabe. O que el mundo no tendrá un final.

Sin embargo, esta interpretación es arriesgada, porque esta estela está hablando sólo del pasado y sería nuestra imaginación la que sacaría una conclusión de la que no está hablando la estela. También es muy arriesgado si quisiéramos afirmar que así pensaban todos los mayas, pues es sólo la expresión de una intuición hacia el pasado en un solo lugar: Coba.

Aunque los mayas tuvieran un pensamiento de fondo común, un sustrato cultural compartido, a la hora de utilizarlo para el gobierno de la sociedad diferían mucho. Sería querer empobrecer la riqueza de esa diversidad sacar conclusiones generales para expresiones particulares.

LA PROFECÍA
DEL CHILAM BALAM DE CHUMAYEL

Todas estas estelas fueron talladas unos 700 años después de Cristo, mucho antes de la Invasión y Conquista española. Pero hay un documento escrito, no en piedra sino en papel, después de la Invasión, ya en el siglo 18. Es el Chilam Balam de Chumayel, Yucatán, escrito entre 1773 y 1800. Es un libro profético y difícil de entender. En sus profecías, sobre todo en la Profecía del K’atun 4 Ajaw, se basan muchos de los que predicen para 2012 un cambio radical del mundo o el final del mundo.

Sin embargo, estas profecías no se basan en el ciclo del b’ak’tun, sino en el otro más pequeño, el del k’atun. Dice ese texto: “El 4 Ajaw K’atun es el undécimo que se cuenta: Chichén Itzá, orillas de los pozos del adivino del agua, es su asiento. Llegará el Quetzal, llegará el pájaro verde Yaxum, llegará Aj Kantenal, el del árbol amarillo, llegará el vómito de sangre por cuarta vez , llegará Kukulkán, Serpiente quetzal en perseguimiento de los Itzaes, Adivinos del agua. La cuarta vez que habla el K’atún, la cuarta vez que llega al Itzá, Adivino del agua”.

En esta profecía se anuncia la venida de Kukulkán, la Serpiente Emplumada, un dios muy famoso en toda el área maya y azteca, y dentro del área maya también incluimos a los antiguos kichés. La llegada de Kukulkán será de muerte y de vida a la vez. Su venida será trágica, como un vómito de sangre, para los adivinos del agua, los mayas itzaes. Pero a la vez, será un aprendizaje nuevo, traído por Kukulkán. El lugar adonde llegará es a Chichén Itzá, la sede principal de los itzaes.

Según esta profecía, la llegada de Kukulkán o Quetzal-coatl -ese nombre le dan los aztecas- se da en 4 Ajaw y se repíte cada 13 K’atunes. Un k’atún equivale a 20 tunes y un tun es un año de 360 días. Es decir, se repite cada 260 tunes (o cada 256 años de 365 días, ya que el año solar es cinco días mayor que el tun). La primera llegada de Kukulkán se dio en el año 1244 después de Cristo. La segunda en 1500. La tercera en 1756. Y la cuarta será en 2012.

UNA TRAGEDIA Y UNA NUEVA CONCIENCIA

Cuando esta profecía apareció en el pueblo de Chumayel hacía algunos años que se había cumplido el ciclo de 256 años, en el año 1756. Debe haber sido una época de grandes sufrimientos percibidos como prolongación de la Conquista española, que ya se había consolidado sin vuelta atrás. El pueblo conquistado debía encontrar un nuevo aprendizaje en medio de su dolor. Entonces, al profetizar miraron a la vez para atrás, al año 1500, cuando poco después se dio la Invasión española. Y miraron también hacia delante, al 2012, cuando de alguna manera se repetirá la misma desgracia. Así es como proyectan los rasgos de la Invasión hacia el futuro, aunque sea un futuro distinto.

Ese futuro será la cuarta venida de Kukulkán y los rasgos de su advenimiento serán el vómito de sangre, pero también el aprendizaje de algo nuevo, algo deslumbrante, como lo fue la civilización que trajeron los rubios españoles, y que por su novedad confundió a los habitantes originarios, que creyeron que los españoles eran Kukulkán.

Según esta profecía, no se trata del fin del mundo, sino de una gran tragedia combinada con una nueva conciencia. No se trata, tampoco, de un ciclo de 13 b’ak’tunes, sino de ciclos de 13 k’atunes que empiezan con el 4 Ajaw. No es una predicción universal, se refiere sólo a los mayas itzaes.

LA PIEDRA DEL SOL DE LOS AZTECAS
Y LAS CINCO CREACIONES

El regreso de Kukulkán, de Quetzalcoatl, era una creencia no sólo de los mayas, también de los aztecas. Pero entre las creencias de mayas y aztecas no hay acuerdo en cuanto a las fechas. Aunque manejaban ambos el mismo calendario, a veces con algunos nombres de días distintos, les daban a los grandes ciclos interpretaciones diversas y ambos pueblos estaban distantes. Los aztecas, por ejemplo, no manejaron la cuenta larga del b’ak’tún. Su ciclo era de 52 años. El día en que volvería Kukulkán para los mayas sería un 4 Ajaw, que en el cholq’ij kiché equivale a 4 Ajpu. En cambio, para los aztecas el regreso de Quetzalcoatl sería en 4 Ollin (4 Movimiento), que en el cholq’ij kiché equivale a 4 No’j. Según los aztecas, ese día (en el año 2 Aj) se daría el año 2027, no el 2012. Hay mucha discrepancia en las fechas. Y las fechas exactas son clave en las predicciones del fin del mundo.

Según la famosa piedra del sol de los aztecas, ha habido Cinco Creaciones, llamadas también los Cinco Soles. Los aztecas tomaron esta creencia de los mayas. Pero de los mayas no nos queda una explicación tan completa de las diferentes eras del mundo como la que conservamos de los aztecas. La piedra es un altar redondo y en las 4 esquinas aparecen glifos que representan las Cuatro Creaciones. En el centro aparece el Sol, que representa a la Quinta Creación. A cada esquina le pertenece un color y una de las cuatro direcciones cardinales, tradición que conservan los pueblos kichés en la actualidad en sus celebraciones, cuando se orientan al norte, sur, este y oeste con el blanco, el amarillo, el rojo y el negro.

La primera Creación comenzó en 4 Jaguar del 956 antes de Cristo y duró 13 ciclos de 52 años (676 años). Terminó en otro 4 Jaguar el año 280 antes de Cristo. (4 Jaguar corresponde a 4 I’x del cholq’ij). Esa creación finalizó cuando los habitantes de esa creación fueron comidos por jaguares. La segunda Creación comenzó en un día 4 Viento (4 Iq’ del cholq’ij) y duró 7 ciclos de 52 años (364 años). Terminó con un huracán y los habitantes de esa creación fueron convertidos en chompipes. La tercera Creación comenzó en un día 4 Lluvia (4 Kawoq del cholq’ij) y duró 6 ciclos de 52 años (312 años). Terminó con una lluvia de fuego en el siglo cuatro después de Cristo. La cuarta Creación comenzó en un día 4 Agua (4 Toj del cholq’ij) y duró 13 ciclos de 52 años (676 años). Terminó con una inundación y sus habitantes se convirtieron en peces. Esto sucedió después del año 1125.

Todas estas creaciones cubrieron períodos de 52 años. Es decir, fueron cíclicas y cada vez mejores. Tal vez, por eso, es más exacto decir que fueron elípticas, más que cíclicas. Todas ellas fueron, sin embargo, inestables. Llevaban la destrucción en su nombre y debían terminar. En cambio, la Quinta Creación, que es la nuestra, fue la definitiva. Las otras pertenecían a los distintos puntos cardinales, ésta fue la del centro y comenzó en un 4 Movimiento (4 No’j del cholq’ij) (en el año 1143 o en el 1195 después de Cristo), cuando los dioses hicieron un sacrificio de sangre para poner al sol en movimiento.

Esta Quinta Creación puede durar para siempre. Es la última Creación, es el Quinto Sol. Si se terminara será por causa de tremendos terremotos. Y el día del fin sería en un 4 No’j al fin de un período de 52 años, en 2027 o 2079 o 2131, etcétera, pero no en 2012, ni en un día Ajaw (Ajpú del cholq’ij).

LAS CUATRO CREACIONES
DEL POPOL VUH DE LOS MAYAS KICHÉS

En el Popol Vuh, un relato que es maya kiché, quedó la estructura de Cuatro Creaciones, no de Cinco. La definitiva es la nuestra, en la que vivimos, que comenzó cuando el hombre y la mujer fueron hechos de maíz. El Popol Vuh no da fechas, aunque cierra cada creación anterior a la definitiva con un castigo. Después que los animales no pudieron reconocer al Formador y Creador, fueron condenados a ser comidos. Fin de la Primera Creación. Después que los humanos no pudieron reconocer al que los modeló con lodo fueron castigados, deshaciéndose en el agua. Fin de la Segunda Creación. Después que tampoco los humanos de madera pudieron rendir su reconocimiento al Creador, fueron devorados por los animales y castigados con una lluvia negra que los deshizo. Los monos son los restos de esos humanos. Fin de la Tercera Creación.

La Cuarta Creación es la última de todas: los humanos reconocen a los dioses y ya no hay castigo, a no ser por un cambio en su naturaleza semidivina, cuando Juracán o Corazón del Cielo baja y les oscurece su mirada con el vaho de su aliento.

Posiblemente, hay un vacío en la ausencia de la Quinta Creación, insinuado por el tiempo que pasan los primeros padres y madres sin ver el sol. Pensaría uno que el inicio de la última creación debería coincidir, para ser colmada, con la salida del sol. Pero no es así. Esto permite pensar que en tiempo de los kichés, que eran guerreros y no contemplativos como los mayas itzaes de la península de Yucatán, la cuenta larga de los b’ak’tunes se habría ya perdido y sólo quedaba la corta, la misma que usan en la actualidad nuestros líderes espirituales (ajq’ijab’), sin tener conciencia de que de ella podrían subir por la lógica vigesimal a la cuenta larga.

Por eso, tampoco entre los actuales líderes espirituales hay conciencia de la predicción ni de un fin del mundo ni de una catástrofe para el 21 de diciembre de 2012, a no ser que ésta les haya llegado de fuera. Este tipo de discurso y de anuncio les son ajenos. Encuentra acogida entre los sectores mayas más preparados y en la espiritualidad del movimiento maya, influida por la creencias de la new age, aunque entre algunos más profesionalizados en el entendimiento de las herméticas inscripciones del pasado, ya existe una mente crítica.

¿EL FIN DE QUÉ?

Todo esto no significa que la humanidad no esté ante el cambio de una gran etapa de la historia y que la antiquísima cultura maya no nos pueda iluminar para saber vivir un cambio tan fundamental. Pero se trata de una etapa que no cambia en un único día, ni que significa el fin del mundo, aunque haya grandes catástrofes, como las que vivimos ya por los desastres ecológicos, las innumerables y cruelísimas guerras alrededor del mundo, los movimientos de población a nivel global que anuncian conflictos entre Norte y Sur, el desabastecimiento de las fuentes de energía, la escasez y la lucha por el agua…

Estamos en un tiempo de transición, incluso del conocimiento, como dice un famoso pensador portugués, Teotonio dos Santos. De un conocimiento regulador a un conocimiento emancipatorio.

Un tiempo de transición que debe provocar también nuestra imaginación. Imaginemos que no estamos a las puertas del fin del mundo, sino del fin del mundo que hemos construido, de nuestro fin. ¿Cuál sería la huella humana que de nosotros quedaría si lo que se “acabara” no fuera “el mundo”, sino la humanidad toda, la especie humana que puebla el mundo y la civilización que hemos construido? Seguramente, sin nosotros, el mundo no colapsaría, sino que florecería.

En 2012, y ya desde ahora, estamos invitados a pensar a qué debemos ponerle “fin” en esta etapa de la historia para que el mundo, la Madre Tierra, siga acogiéndonos.

ANTROPÓLOGO, COLABORADOR DE ENVÍO.

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