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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 346 | Enero 2011

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Nicaragua

El guión del drama electoral

Iniciamos el año 2011 con el guión del drama electoral con varias de sus escenas más importantes escritas desde hace tiempo y con actores y escenas aún inciertas y por escribir.

Equipo Envío

“El 2011 no es una elección presidencial más en el juego democrático. El FSLN volvió al poder no para administrar el Estado por cinco años. Volvió para realizar cambios profundos en las estructuras de poder en Nicaragua”. Así se lee en un primer documento de campaña del FSLN.

“En el proceso electoral que culminará el domingo 6 de noviembre no sólo se juega nuestra sobrevivencia como organizaciones civiles libres e independientes, sino también la paz y la estabilidad nacional”. Así lo afirmó el jurista y catedrático Julio Icaza Gallard en la conmemoración que la Unión Ciudadana por la Democracia organizó para recordar la masacre del 22 de enero de 1967 en Managua, un acontecimiento decisivo en la lucha cívica contra la dictadura somocista y contra la reelección del segundo Somoza.

El partido de gobierno apuesta a “cambiar el sistema”. Y los partidos de oposición lo enfrentan profetizando “una nueva dictadura”. La disputa entre la fuerza y la resistencia es la esencia de cualquier drama. Esta disputa es el corazón del drama electoral a cuya representación asistiremos este año.

LUMINOTECNIA ECONÓMICA

El 22 de enero Icaza afirmó también que el proceso que nos conduce al acto final del drama electoral “reviste un carácter excepcional de profunda anormalidad”. No niega eso un segundo documento de campaña del FSLN, pero instruye a sus activistas a que “amable y generosamente” no discutan con los opositores sobre temas polémicos.

Se refieren ambos actores del drama al acumulado de denuncias, controversias y tensiones que empañan el guión de estas elecciones: la inconstitucional reelección de Ortega, la permanencia en sus cargos de las autoridades electorales a pesar de haber vencido su período, las sospechas que pesan sobre el Consejo Supremo Electoral después de las elecciones municipales de 2008, denunciadas como fraudulentas, el lento proceso de cedulación ciudadana, la falta de actualización del padrón electoral, la negativa del CSE a acreditar observadores electorales…

Consciente de estos inocultables problemas, el gobierno despuntó el año nuevo iluminando el escenario nacional con luces económicas que digan que crecemos y avanzamos a buen ritmo. El 10 de enero, en su informe anual, el Presidente Ortega habló de una economía en recuperación, víctima únicamente de las limitaciones impuestas por el “capitalismo salvaje” que aún domina el mundo; y ratificó que la estrategia del “proyecto cristiano solidario y socialista” de su gobierno consiste en una “gran alianza” entre trabajadores, empresarios, banqueros e inversionistas extranjeros, respaldada por el marco y los recursos del ALBA. En un spot, ya de campaña electoral, Carlos Pellas, principal representante del gran capital de Nicaragua, se congratula de la positiva alianza de la empresa privada con el gobierno del FSLN.

Antes y después del mensaje presidencial, funcionarios y voceros del gobierno y los empresarios del COSEP se unieron a coro para resaltar como éxitos compartidos con el gobierno el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica, el crecimiento económico en el año y, muy especialmente, un récord histórico en las exportaciones en 2010.

SOMBRAS EN EL ESCENARIO

El economista José Luis Medal contradice el brillo de esas luces. Explica que, superado lo peor de la crisis de 2009, el PIB creció en Nicaragua entre 3-4% en 2010, un resultado “mediocre e insuficiente” teniendo en cuenta el crecimiento poblacional y el empobrecimiento generalizado. Atribuye el bajo crecimiento que persiste en Nicaragua, año con año, a problemas, nunca superados de baja productividad y de déficit institucional. Medal presentó estudios que demuestran que las economías de cualquier país mejoran cuando la institucionalidad mejora. Instituciones sólidas, un Poder Judicial transparente y un verdadero Estado de Derecho podrían producir en Nicaragua crecimientos anuales de entre el 5.5% y el 7%. Señaló que crecimiento no es equivalente a desarrollo, porque “el desarrollo supone sostenibilidad política, económica, institucional, social y ambiental, y eso no existe en Nicaragua”.

Medal comparó las cifras de Nicaragua de 2010 con las de 1977, al final del somocismo, demostrando que en aquel año el salario real de los trabajadores fue mayor que ahora, que el PIB per cápita en 1977 fue más del doble del que es ahora, y que, en dólares constantes, las exportaciones fueron aquel año casi el doble de las de ahora, tanto en cifras totales como en cifras per cápita. “En el somocismo, como ahora, había crecimiento, pero no había desarrollo”. Recordó que el problema central de nuestra economía sigue siendo no tanto el desempleo, sino el subempleo masivo: una mayoría de personas con empleos informales, de escasa calidad, con bajos salarios, una realidad que expresa la falta de oportunidades y los rezagos del sistema educativo nacional.

LA URGENTE REFORMA FISCAL:
MUTIS POR EL FORO

Nicaragua ha aumentado sus exportaciones, pero el incremento de sus importaciones persiste y el déficit comercial de Nicaragua en relación al PIB es el más alto de América Latina. Nuestro país diversifica su producción y sigue exportando prácticamente lo mismo de siempre: carne, lácteos, café, oro. El repunte exportador se debe a causas externas -a mejores precios internacionales de nuestros productos tradicionales- y no a esfuerzos internos y sistemáticos por lograr transformaciones estructurales en la economía nacional.

Señalando que este gobierno ha dado continuidad a las políticas macroeconómicas neoliberales de los tres anteriores gobiernos, Medal espera para 2011 “más de lo mismo” y deja en mayor oscuridad la escenografía económica cuando señala que en un gobierno que se presenta como cristiano, socialista y solidario -esos tres sellos suponen equidad-, las desigualdades y la concentración del ingreso se están profundizando, mientras el gobierno no hace una reforma fiscal, un cambio en profundidad de la estructura de impuestos, que redistribuya más equitativamente las riquezas, eliminando las exoneraciones y privilegios de los grupos de poder económico, algunos de ellos en la dirigencia del partido de gobierno.

En páginas siguientes de este mismo número, y en la reflexión que publicamos sobre la cooperación internacional, se plantea que la cooperación venezolana que llega a Nicaragua en el marco del ALBA estaría sirviendo para que el gobierno no asuma la responsabilidad de emprender la reforma fiscal que Nicaragua necesita.

PROGRAMAS SOCIALES
PROTAGÓNICOS

Para sectores de la población rural y urbana, sumergidos en el subempleo, en la pobreza, incluso en la miseria, las demostraciones y las cifras de economistas independientes como Medal, que contradicen el triunfalismo económico del gobierno, no cuentan mucho.

Para ellos sí ha mejorado “la economía” porque han sido beneficiados por uno y hasta por varios de los programas sociales que el gobierno ha organizado y ejecuta en todo el territorio. Ésa es la única “economía” que conocen. Y la valoran muy positivamente. Esa valoración, con agradecimiento incluido, coexiste con la aspiración a tener un empleo. La falta de empleo es el principal problema que la población señala en todas las encuestas. Y en la resolución de este problema económico, el Presidente Ortega siempre resulta aplazado.

En su informe anual el Presidente Ortega brindó cifras oficiales del número de beneficiarios de algunos de los programas insignia de su gobierno. 155 mil 791 mujeres urbanas han recibido créditos a muy bajos intereses en el programa Usura Cero. 81 mil 961 mujeres rurales recibieron el bono productivo (animales, semillas) del programa Hambre Cero. 50 mil familias urbanas y 103 mil rurales recibieron láminas de zinc para mejorar sus viviendas en el programa Techos para el Pueblo. La entrega del zinc Ortega se la ha encomendado al Cardenal Obando, que recorre el país con esa misión. Unos 150 mil trabajadores estatales reciben mensualmente desde mayo de 2010 el “bono cristiano, socialista y solidario” (530 córdobas, unos 25 dólares) para mejorar sus salarios.

Al dar estos datos y otros, Ortega anunció que todos estos programas continuarán vigentes durante el que da por seguro próximo período de su gobierno.

EL DISCURSO ANTAGONISTA

Estas ayudas y otras (becas, titulación de terrenos, viviendas populares, mochilas y textos escolares…), más la sensible mejora en la atención en el sistema público de salud y la eliminación de cobros en las escuelas públicas, son una de las más significativas ventajas con que el partido de gobierno entra en la campaña electoral. Han elevado, sin duda, la imagen gubernamental, especialmente entre los sectores más empobrecidos, olvidados y ninguneados durante el tecnócrata e insensible gobierno anterior. El impacto de estos programas se refleja en las últimas encuestas: el 38% con el que ganó Ortega las elecciones de 2006 sube hasta una intención de voto del 47% (diciembre 2010) y del 40% (enero 2011).

Más allá de denunciar los objetivos clientelistas de estos programas y el sectarismo con el que se han entregado en algunas zonas, la oposición no ofrece absolutamente nada en el terreno social. No articula ningún discurso que suene alternativo a estos programas. No explica cómo conservaría la cooperación venezolana y qué otras cosas haría con los recursos millonarios derivados del convenio petrolero.

El discurso opositor sigue centrado en denunciar la demolición institucional y la violación de las leyes y en profetizar la dictadura que avanza y el alto precio que en recortes de libertades civiles y aumento del control social tendrá que pagar toda la sociedad por el avance del proyecto del FSLN.

EL GUIÓN DEL PACTO

El partido de gobierno llega a las elecciones con otra ventaja: el control institucional que ha ido construyendo el FSLN desde que inició el pacto Ortega-Alemán hace ya trece años. La bisagra navideña de 2010 a 2011 demostró que el guión electoral incluye un nuevo momento en el acuerdo político entre el FSLN y el PLC.

El diferendo limítrofe con Costa Rica -que se alarga- le sirvió al Presidente Ortega para crear un ambiente que elevara su popularidad a costa del fervor nacionalista, como probó una encuesta de M&R en diciembre. La encuesta de Cid-Gallup de enero mostró que en el manejo de la crisis en torno al río San Juan, el Presidente Ortega logra un 86% de respaldo.

En ese clima de exaltado nacionalismo riosanjuaneño el Presidente Ortega consiguió que, en diciembre, los diputados del PLC le acompañaran, con la venia de Alemán, en la aprobación de tres leyes sobre seguridad nacional e inteligencia militar que, sin debate ni consenso nacional, han subordinado de hecho al Ejército al proyecto de Ortega, convirtiendo a los militares en algo así como “el quinto poder del Estado”. En enero, los diputados del PLC acompañaron al FSLN en la distribución de todos los cargos de la directiva de la Asamblea Nacional y en la presidencia de todas las comisiones parlamentarias, no respetando los reglamentos que establecen cómo deben elegirse estos cargos.

LA ESCENA DE LA REELECCIÓN

Mientras los programas sociales avanzan, acrecentando las simpatías por el FSLN, la oposición, encabezada por la sociedad civil y acompañada de importantes medios de comunicación, se ha desgastado denunciando hasta el cansancio la reelección de Ortega.

La Constitución de Nicaragua prohíbe la reelección presidencial continua y un tercer período presidencial. Reformar esa disposición constitucional sólo es atribución de una mayoría calificada de diputados: 56. Por no tenerla ni conseguirla, el Presidente Ortega eligió el atajo de una resolución judicial que firmaron magistrados afines que han “legalizado” su reelección. La reelección, que en muchos otros países se permite, y nunca es objeto de tan encendidas polémicas, en Nicaragua lo es por el fantasma de la dictadura dinástica de los Somoza, basada en continuas reelecciones.

Desde 2009, cuando se hizo pública la resolución judicial que habilitó a Ortega como candidato presidencial, las encuestas de opinión han arrojado resultados contradictorios. En algunas encuestas la reelección de Ortega es rechazada y en otras no lo es. El argumento más popular entre los simpatizantes de Ortega es que “el pueblo lo decida” el día de las elecciones. Ese argumento se fortalece cuando la gente ve que prácticamente todos los diputados de oposición que denuncian la reelección de Ortega no tienen empacho en decir que aspiran a ser reelectos en sus cargos para un nuevo período.

UN “REMAKE” TEMIDO

El partido de gobierno apenas hará cambios en sus alianzas y en las listas de candidatos a diputados nacionales, departamentales y centroamericanos. Ortega repite por sexta vez como candidato presidencial del FSLN. También se escucha ya en la radio y la televisión la misma canción de campaña de 2006 (Give peace a chance – Lo que queremos es trabajo y paz).

No haciendo cambios, el FSLN busca concentrar todos los esfuerzos de campaña en la promoción de la figura de Ortega y, además, promueve la idea de que cualquier cambio sería un retroceso en los programas sociales y un riesgo de inestabilidad.

En la oposición no hay caras nuevas. Como en un remake esperado, y temido, Arnoldo Alemán competirá contra Ortega, como en 1996, cuando le ganó. Tras su empecinamiento en ser candidato presidencial del PLC (“Ni que me lo pida el Papa renuncio”, ha dicho) está la hipótesis de que Ortega lo necesita como contendiente, y si renunciara para dar paso a la unificación del liberalismo en torno a otro candidato, podría ir a la cárcel. Además de un juicio aún pendiente en Panamá por lavado de dinero, tribunales controlados por el partido de gobierno mantienen abiertas en Nicaragua tres causas contra Alemán por varios delitos de corrupción cuando fue Presidente (1997-2001). La explicación más sencilla es su desmedida ambición por no abandonar el escenario político. Una suerte de adicción.

LA UNE: NUEVO ACTOR

La única cara “nueva” es la del empresario radial Fabio Gadea, que cumplirá 80 años en 2011 y que irrumpió en el guión electoral en agosto de 2010, obligando a reescribir algunas de sus escenas. El 19 de diciembre se conformó finalmente la UNE (Unidad Nicaragüense por la Esperanza), integrada por nueve fuerzas políticas. Las principales son el Movimiento Vamos con Eduardo (MVE) y el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), organizaciones políticas sin personalidad jurídica por decisiones tomadas por el Poder Electoral en 2008 para sacarlos del escenario electoral municipal y apartarlos de la escena política.

Integra también la UNE una importante corriente del PLC que ha tomado distancia de Alemán y corrientes del PLI, de la Resistencia, del Partido Conservador, el partido PAC, el grupo de alcaldes que denuncian el robo de las elecciones en 2008 y organizaciones sociales integradas desde hace meses en la Alianza Patriótica. La cohesión de un grupo tan heterogéneo es un desafío inmenso.

GUIONES DEL PASADO

En torno a la candidatura presidencial de Gadea, la UNE intenta construir una alianza que agrupe al liberalismo y que vaya más allá del liberalismo, que enfrente a Ortega y aísle a Alemán, los dos autores del pacto. Pretende, con todos los matices del tiempo aquel y del espacio actual, reeditar la experiencia de la UNO en 1990.

Esa pretensión sólo indica el anclaje en guiones pasados en los que se mueve mentalmente la oposición. Ahora no hay guerra, ahora no hay las probas autoridades electorales de entonces y ahora un sector importante del Sandinismo enfrenta a Ortega.

ESCENAS
DE “CARROS CHOCONES”

Otra gran ventaja del partido de gobierno es la división de la oposición. Enero fue un mes de febril actividad política.

Durante el mes navideño, miles de niños disfrutaron gratuitamente de los juegos mecánicos del Parque de la Niñez Feliz, una magnífica iniciativa del gobierno. Entre los juegos más demandados estuvieron, como siempre, los “carros chocones”. Los niños disfrutaron chocando, descarrilando, ata-cando, defendiéndose…Cerrado el Parque, los actores políticos los sustituyeron y parecían disfrutar chocando sin parar. Al finalizar el mes de enero la búsqueda de “la unidad” parecía una pista de estos carritos. Acusaciones, desconfianzas, discordias, y choques por casillas, representaciones legales y candidaturas, sin que apareciera aún el necesario y urgente debate, por programas, por ideas, por proyectos alternativos al autoritario e inequitativo proyecto del partido de gobierno.

APARIENCIAS ESCENOGRÁFICAS

Aunque también hay desavenencias en el FSLN, este partido, vertical y fiel a su matriz militar y autoritaria, logra esconderlas mejor, mientras los opositores disfrutan al exhibirlas a diario en los medios. Y así, en el “parque de la política infeliz” la gente aprecia seguridad en la pista gubernamental y rivalidades en la otra.

Esto, que representa una ventaja electoral para el FSLN, puede ser sólo un efecto especial de la escenografía electoral. Porque resulta impensable que, después de más de cuatro años de gestión gubernamental y a las puertas de una nueva contienda, no existan tensiones por cargos en el FSLN, dadas “las distintas sensibilidades existentes en el FSLN”, como las llamó en el número de Envío de enero de 2007 un colaborador anónimo.

Al describir este colaborador el “quién era quién” en el primer gabinete del Presidente Ortega daba nombres y apellidos y señalaba ya entonces que “el criterio de la militancia popular activa en las estructuras partidarias” no había determinado la selección de ministros y altos funcionarios. Añadía que los integrantes del sector empresarial del FSLN “acaparaban todos los puestos vinculados a negocios de todo tipo”. Concluía que el resultado era “un universo de contradicciones entre quienes creen en las bonanzas del libre mercado y quienes ideológicamente ubicados más a la izquierda postulan por un sistema socialista”. Remataba afirmando que “la mescolanza” resultante no permite ninguna consistencia ideológica”. Seguramente, las tensiones resultantes de esa mescolanza siguen presentes y se han agudizado.

¿OBSERVADORES
EN EL ESCENARIO?

Con tantas ventajas a su favor, ¿por qué el gobierno no quiere que ojos externos revisen el guión electoral? Ya desde hace meses, el Consejo Supremo Electoral advirtió que no acreditaría a observadores nacionales ni internacionales para las elecciones y que, en su lugar, invitaría a “acompañantes”. El CSE no acreditó observadores nacionales ni internacionales en las cuestionadas elecciones municipales de 2008.

Desde el Ejecutivo, el 10 de enero el Presidente Ortega respaldó la advertencia del CSE: “¡Ya estamos grandecitos! -dijo-. ¡No queremos ya más intervenciones en nuestras elecciones! Estamos cansados de intervenciones. Si quieren venir a acompañarnos, que nos acompañen, pero no queremos controladores de nuestras elecciones. ¡No los queremos!” Cómo se resuelva el conflicto sobre la observación será, sin duda, uno de los más interesantes actos del guión electoral.

Han sido persistentes los esfuerzos desde la sociedad civil reclamando la observación. Ética y Transparencia e IPADE, los dos organismos nacionales que hacen este trabajo desde hace quince años, han dicho que aunque no sean acreditados, trabajarán preparando a decenas de miles de electores para que, además de acudir a votar, se conviertan en agudos observadores capaces de documentar todo lo que suceda el día de las votaciones.

La más reciente iniciativa desde la sociedad civil ha sido un proyecto de ley que obligue al CSE a reglamentar y a admitir la observación electoral. La Unión Ciudadana por la Democracia lo presentó a diputados de las cuatro bancadas que no son la del partido de gobierno y que reúnen los 47 votos para aprobarla. El Movimiento por Nicaragua inició, a la par, y en colaboración con otros organismos sociales, la recogida de firmas demandando la observación electoral. Por su parte, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) monitoreará todos los pasos del proceso electoral, desde el padrón hasta las votaciones, pasando por la campaña, para documentar las irregularidades que se han presentado y las que se presenten.

“PARA BAJAR TENSIONES
Y CALMAR LOS ÁNIMOS”

La presión mayor para lograr que las elecciones de noviembre sean observadas por ojos de fuera vendrá de fuera. Desde hace meses, la representación de la Unión Europea y embajadores de los países de la UE y el de Estados Unidos han sugerido al CSE que acredite a observadores internacionales con tiempo suficiente -dos, cuatro y hasta seis meses antes de las elecciones presentes en Nicaragua- porque esto daría garantías de transparencia en un clima en que han sido inocultables las tensiones. “La mera presencia de la observación internacional genera más confianza ciudadana en el voto, baja las posibles tensiones, limita las eventuales polémicas, apacigua las aguas, contribuye a calmar los ánimos, es una garantía más en la cadena del control de calidad de un proceso electoral. No es una inquisición, ni mucho menos una imposición. Es una inversión fuerte en el futuro del país”, ha dicho Nicolás Bulté, jefe de la sección política de la UE para Centroamérica.

Al presentar la observación electoral con estas ventajas, y al sugerirla, las representaciones diplomáticas rechazan implícitamente el formato de los “acompañantes”, personajes que llegan con sólo días de antelación, recorren algunas mesas de votación y aparecen en las fotos, haciendo sólo “turismo electoral”.

POSIBLE CRISIS
EN EL GUIÓN

Alemania -tercer país en cooperar con Nicaragua (18.6 millones de dólares en 2010) estrenó el año mencionando de nuevo y con nueva firmeza la necesidad de la observación electoral. Desde su Cancillería en Berlín y en la voz del director para Asia y América Latina del Ministerio de Cooperación y Desarrollo, Alemania se ofreció para encabezar a los observadores europeos. Y puso el dedo en una llaga que podría abrirse si no hay observación: la falta de observación -dijeron- “y de estándares mínimos de las reglas democráticas pone en peligro las relaciones de Nicaragua con la comunidad de países democráticos y habrá muchos problemas para recibir ayuda”.

Tras las denuncias de fraude electoral en las elecciones municipales de 2008 el grupo de países que apoyaban el presupuesto nacional -muchos europeos- cortaron esos recursos y los productores del Occidente de Nicaragua perdieron los recursos que se canalizaban a través de la estadounidense Cuenta Reto del Milenio.

Después de que hablara Alemania, Holanda y Francia se ofrecieron a organizar la observación. ¿Mantendrán éstos y otros países este reclamo con suficiente firmeza durante los próximos meses? Tal vez los gobiernos con intereses empresariales en Nicaragua, como es el gobierno de España, no insistan, pero otros sí podrían hacer de este reclamo una bandera.

El FSLN arriesga la legitimidad de las elecciones, de su eventual victoria electoral, del futuro gobierno, de la cooperación que puedan brindar estos gobiernos y hasta de su economía y de la “gran alianza” con el gran capital criollo, si no da alguna pronta respuesta a esta demanda. Estados Unidos y la UE tienen poder en el FMI, el Banco Mundial y el BID, que podrían bloquear préstamos a Nicaragua según se desarrolle el final del guión electoral.

PREGUNTAS
TRAS EL TELÓN

Hasta mediados de marzo no estará claro en el guión quiénes serán los antagonistas del indiscutible protagonista del drama, el candidato del FSLN. El calendario electoral fija para ese mes la inscripción de alianzas y de fórmulas presidenciales. Para mayo, la inscripción de diputados.

¿Dejará el CSE participar a Gadea? Y si lo deja, ¿logrará la UNE con Gadea al frente construir y ofrecer al electorado liberal, y al que no es liberal, un programa atractivo con un discurso convincente? El FSLN aspira a lograr una victoria contundente, que le permita alcanzar la cifra mágica de 56 diputados, que representa la mayoría calificada en la Asamblea Nacional, con la que podría reformar a fondo la Constitución. ¿Estaría en riesgo ese objetivo si el FSLN participa en una contienda a tres bandas: Ortega-Alemán-Gadea?

Se dice que cuando la gente sepa que “Pancho Madrigal” sí competirá, en qué casilla y acompañado de quiénes, crecerá la popularidad de Gadea, que arrastrará una participación masiva. ¿Será así?

¿Permitirá el gobierno la observación electoral? ¿Apostará el FSLN a mantener el guión actual en todos sus detalles para desmotivar la participación, para provocar abstención? Una masiva abstención daría al FSLN una victoria holgada, lo que le facilitaría el ganar la mayoría calificada. Pero, en un país como Nicaragua, donde ha sido tradicional una alta participación electoral, el incremento de la abstención ¿no restaría calidad a la rotunda victoria a la que aspira el FSLN?

MÁS INCERTIDUMBRES
POR DESPEJAR

Se escucha que Alemán participa en las elecciones sabiéndose perdedor porque ya ha negociado con Ortega que el CSE lo dejará en segundo lugar, con lo que se revitalizaría el PLC y Alemán tendría una diputación y llevaría a la Asamblea a un número de diputados que actuarían como “la oposición”.

Como ganancia extra, dejando a Gadea en tercer lugar y con resultados insignificantes, Alemán saldría ganador en la competencia por el liderazgo entre los liberales -competencia que ha alborotado Gadea- y de paso debilitaría también a su rival Montealegre, que fue quien propuso a Gadea. ¿Será así?

¿Se le permitirá a Gadea y a la UNE participar precisamente para que los resultados demuestren esto, que Nicaragua será bipartidista “forever”? ¿Tendrá Ortega que recurrir al fraude, como en 2008, o le bastará con la división de la oposición y la distribución masiva de más programas sociales?

Hay otras preguntas desde el escenario cotidiano: ¿Qué variantes introducirá en el guión electoral la subida de los precios de los alimentos, la escasez previsible de frijoles o el alza de los precios internacionales del petróleo por las crisis en cadena en el Medio Oriente, con el severo impacto que el precio de los combustibles tiene en la economía familiar?

Y la interrogante que más quema: ¿cómo será el día después de las elecciones? Pero, como sucede en algunos guiones dramáticos... de eso hablaremos en el próximo análisis.

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