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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 344 | Noviembre 2010

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Nicaragua

¿Maktub?

La palabra “maktub” es una expresión árabe, muy usual en esa lengua, que se traduce: “Está escrito”. Aunque en Nicaragua casi nada “está escrito” un año antes del acontecimiento temido, deseado o esperado, varios eventos de este mes permiten algunas reflexiones sobre lo que ya quedó o no quedó ya escrito para el proceso electoral de 2011.

Equipo Nitlápan-Envío

Roberto Rivas -quien ocupa ilegalmente la presidencia del Consejo Supremo Electoral- convocó a elecciones generales para el domingo 6 de noviembre de 2011.

Ese mismo día, Arturo Valenzuela -quien ocupa el cargo de subsecretario para asuntos del hemisferio occidental del gobierno de Estados Unidos- se reunió en Managua con el Presidente Daniel Ortega y con representantes de la oposición política. En esos mismos días se escuchaban dentro del PLC voces cada vez más críticas contra el ex-Presidente Arnoldo Alemán. Maximino Rodríguez -quien ocupa el cargo de diputado por Matagalpa en el PLC- afirmó contundente que Alemán “está acabado” y le dio una muestra. Días después, el gobierno informó que el gobierno de Venezuela ya no hace “donaciones” al gobierno de Nicaragua, sino “préstamos” que generan deudas.

EL FINAL DE UN DIQUE

No existe institución pública más cuestionada hoy en Nicaragua que el llamado cuarto Poder del Estado, el Poder Electoral. El documentado fraude cometido en las elecciones municipales de hace dos años acabó con la credibilidad del Consejo Supremo Electoral (CSE). El fraude le dio al FSLN la victoria en unas 40 alcaldías. El ex-Presidente Alemán y con él un sector de la dirigencia del PLC -nunca identificado- actuó como cómplice del FSLN en el fraude. Un 80% de la población nicaragüense está hoy gobernada por autoridades municipales fraudulentas, lo que no siempre es sinónimo de autoridades que no lo estén haciendo bien…

Como en 2010 se le vencía su período a los siete magistrados que presiden el CSE, toda la oposición política (partidos, empresarios y sociedad civil) se comprometieron en noviembre de 2009 a no elegir a ninguno de ellos para el siguiente período. El compromiso lo firmaron quienes tienen votos parlamentarios y deciden esa selección. Y quienes sólo tienen el poder de la opinión pública se comprometieron a luchar para que no fueran electos ninguno de los siete.

Esos compromisos -los acuerdos de Metrocentro 2- tuvieron su efecto: crearon una percepción pública cada vez más adversa al CSE y han paralizado durante más de un año las negociaciones para elegir a los magistrados que dirigirán las elecciones, ya que el partido de gobierno expresó desde un comienzo que quería prácticamente a todos en sus puestos.

El dique de Metrocentro llevó al Presidente Ortega a mantenerlos a todos con un ilegal decreto presidencial. Hay que reconocer que la descalificación contundente del CSE en la que la oposición política se empeñó ha contribuido también a alimentar una potencial abstención electoral, lo que favorece claramente al partido de gobierno.

Ante la falta de resultados de los acuerdos de Metrocentro, Alemán y los suyos empezaron ya a capitular: este mes, mientras cinco de los seis magistrados judiciales del PLC se reintegraban a la Corte Suprema -también ilegalmente constituida-, aceptando las reglas del FSLN, Alemán renunciaba por fin públicamente a los acuerdos de Metrocentro 2, alegando que habían caducado y anunciando que el PLC aceptaría que algunos de los magistrados electorales continuaran en sus cargos. En similar posición se expresó también el Partido Conservador, cada vez más cercano a las posiciones del PLC y del FSLN, los dos partidos del pacto.

SE SABEN ILEGÍTIMOS

A pesar de todos los esfuerzos, la convocatoria a elecciones realizada el 28 de octubre la hicieron los magistrados del fraude. Conscientes de que carecen de legitimidad, llamaron anticipadamente a los comicios: nunca se había hecho tan pronto, un año antes. En el calendario que presentaron establecen que en marzo de 2011 los partidos deben inscribir sus alianzas y sus fórmulas presidenciales, y en mayo sus candidatos a diputados.

Además de la anticipación, el CSE se desnudó exigiendo a los partidos presentar en los siguientes ocho días un documento que llamó “formulario de intención de participación”: un compromiso escrito y firmado de que van a participar en las elecciones. El CSE advirtió que al partido que no presentara el documento se le cancelaría su personalidad jurídica, inhabilitándolo políticamente.

Este requisito sólo se explica como una confesión tácita de la ilegalidad en la que se reconoce el Poder Electoral y de la urgencia que tiene por conseguir alguna legitimidad a costa de forzar a los partidos a participar.

TODOS FIRMARON

En este momento están inscritos 18 partidos. Los pesos pesados son tres: el FSLN, partido de gobierno; el PLC, su rival más organizado desde hace unos 15 años; y ALN, importante disidencia del PLC, desde hace tres años aliado del gobierno, y peso pesado sólo por tener el privilegio de repartirse con el FSLN el control de todas las juntas receptoras de votos conforme establece la ley electoral del pacto Ortega-Alemán. (Cuando ALN era dirigida por Eduardo Montealegre quedó en segundo lugar en las presidenciales de 2006, de ahí el privilegio).

Antes de la convocatoria a elecciones, y mientras continuaban trabadas las negociaciones para elegir a las autoridades electorales, los partidos de oposición consideraban la encrucijada en la que estarían si quienes convocaban al proceso electoral eran los magistrados putativos. Responder a su convocatoria sería reconocerles autoridad. Cuando el CSE llamó a elecciones exigiendo el documento inventado, no faltaron voces que sugirieron a los partidos ser unánimes en no firmar ninguno ese formulario. Si todos se negaban, el CSE no podría quitarle la personería jurídica a todos. Algo tan eficaz como imposible. Son muchos los pequeños partidos que apenas representan a nadie y que existen alimentados por el FSLN para que orbiten como sus satélites y favorezcan una imagen de pluralismo político.

Todos los partidos rellenaron el formulario, lo firmaron y lo entregaron al CSE. El FSLN lo hizo. Los pequeños partidos también. Uno de ellos llegó hasta con bailarinas semidesnudas a entregar el formulario. Otro, el PRN, lo hizo reconociendo a los magistrados como “máxima autoridad”. El Partido Conservador firmó, “aunque el CSE sea el peor del mundo”. ALN firmó: “No podíamos excluirnos”.

El PLC firmó tras anunciar que participará en las elecciones “bajo protesta”. El partido evangélico Camino Cristiano firmó: “Hay que sobrevivir de cualquier manera”, dijo el pastor Osorno. En el caso de otro partido liberal, el PLI-en cuya casilla y bajo cuya bandera quiere participar como candidato presidencial Fabio Gadea-, las tres facciones en las que hoy está dividido ese partido acudieron a presentar tres formularios distintos con tres firmas diferentes. Será el CSE el que decida qué facción es el auténtico PLI, lo que ya anuncia uno de los mecanismos que permitiría al Poder Electoral impedir que Gadea participe en las elecciones.

¿ESTÁ ESCRITO EL FRAUDE?

Oficialmente, ya inició el sinuoso camino hacia el proceso electoral, previsto justificadamente como fraudulento si no cambian de raíz las cosas. ¿Cambiarán? ¿Qué magistrados electorales presidirán el CSE a partir de las inscripciones, ya en 2011? ¿Éstos, otros? Los nombres que se vienen barajando llenan listas y cualquier apuesta suena válida. La convocatoria y los formularios firmados permiten estirar durante semanas, meses, o hasta nunca, las negociaciones para seleccionar recambios.

Caigan como caigan las barajas, el tiempo está en contra de una verdadera transformación del Poder Electoral, que no depende únicamente de cambiar a las más altas autoridades, sino que supone cambios de fondo en todas sus estructuras. Como escribimos hace ya ocho meses en estas mismas páginas, citando declaraciones de Dionisio Palacios, ex-director de cedulación en el CSE: “Hay que depurar todo el Consejo, desde arriba hasta abajo. Ahí, hasta el que limpia el piso tiene una función política y si a ése su partido le ordena que sustraiga documentos, lo hace y nadie dice nada. Todo el que trabaja ahí se mueve en función política. Lo técnico ahí no importa. Funciona el interés del partido que lo puso”. Palacios mantiene el dedo en esa llaga hasta hoy.

Entonces, ¿maktub? ¿Está ya escrito el diseño del proceso, está ya escrito el fraude? Quién sabe. Lo único claro a estas fechas es que si Daniel Ortega fracasa en su último intento por reformar la Constitución para hacer legal su reelección para un tercer mandato -y esa reforma tiene como plazo el 15 de diciembre de 2010-, necesita magistrados que acepten inscribirlo como candidato. Rivas y quienes convocaron a las elecciones ya anunciaron que están dispuestos a inscribir a Ortega.

SALVADO POR LAS AGUAS

Ortega se siente este mes más cómodo y seguro. Las inundaciones, diluvios y notables crecidas del nivel del lago de Managua, que provocaron evacuaciones, epidemias, desastres, albergues y tragedias durante los largos meses de este copioso invierno, han significado una oportunidad excelente para que el partido de gobierno demostrara su capacidad de dar respuestas rápidas y organizadas a la emergencia, aunque siempre controladas centralistamente, para que, aunque las ayudas provinieran de manos no gubernamentales, los ayudados las agradecieran todas y siempre al Presidente y a su gobierno.

Nunca el Presidente Ortega tuvo una encuesta con resultados tan positivos como la que realizó M&R en la tercera semana de septiembre, en el mes de mayores aguaceros. El 45.1% consideró bueno el gobierno de Ortega y el Presidente obtenía algo más del 43% de la intención de voto ante cualquier contrincante, apareciendo también con el respaldo de un 22% de quienes se consideran “independientes”, concepto que se puede leer como “sin partido” o también como “antisandinistas”.

Otras aguas, no de lluvia, las del río San Juan, también han favorecido a Ortega, a costa de ese nacionalismo que emerge enfervorizado una y otra vez en las llamadas “horas de patria” relacionadas siempre con fronteras. La hostil, desmedida y sin sustento legal actitud del gobierno de Costa Rica intentando detener el dragado del río San Juan -un proyecto nacional postergado durante más de un siglo- consiguió reavivar esos sentimientos y el Presidente Ortega logró un respaldo y un consenso inéditos durante los casi cuatro años de su mandato. Un consenso fundamentalmente emocional que le beneficiará durante un tiempo.

¿ESTÁ ESCRITA LA DIVISIÓN?

La principal ventaja de Ortega no depende de ningún agua. La tiene en el control de las estructuras del Poder Electoral, que controla todos los detalles del proceso: desde el padrón (no depurado ni actualizado) hasta la cedulación (selectiva) que están haciendo, desde la cartografía (cambiante a discreción) hasta los nombramientos (selectivos) que harán de quienes el día de los comicios trabajarán en las mesas electorales.

Ortega tiene también la ventaja de una oposición dividida y ya adicta a pleitos personales por protagonismos y figureos, y no por programas o por ideas. Aunque el CSE no ha dado a conocer aún el 8.5% de los resultados de las elecciones presidenciales de 2006 (230 mil votos) -y existe la sospecha, que suscribe la empresa encuestadora M&R, de que en ese porcentaje se esconden las cifras que hubieran obligado a una segunda vuelta en la que Ortega hubiera perdido-, la división de la oposición fue clave en la victoria del FSLN aquel año.

Entonces, ¿maktub? ¿Ya está escrita la división con que la oposición concurrirá al proceso electoral? Quién sabe. Lo que está claro a esta fecha es sólo un esbozo: una competencia con la oposición partida fundamentalmente en dos: el PLC con Alemán como candidato presidencial y un grupo de partidos y movimientos políticos y sociales con Fabio Gadea como candidato.

MENÚ DE INVITADOS

En esta incierta situación, unos con la memoria fija e ilusionada en las elecciones de 1990, cuando 14 partidos pequeños se unieron y lograron derrotar a Ortega con doña Violeta al frente; otros tal vez con esa tendencia a esperar soluciones que vengan de afuera, del Norte o del cielo; todos con la preocupación por la deriva autoritaria del gobierno y la demolición de las instituciones a la que se ha dedicado; representantes de la oposición a Ortega celebraron la llegada a Nicaragua del subsecretario para el hemisferio occidental del gobierno de Estados Unidos, el académico chileno Arturo Valenzuela.

Sólo a algunos invitó Valenzuela a una cena de trabajo. Sobre la matriz de la división opositora las invitaciones trazaron algunas señales. Aunque Fabio Gadea no pertenece a ningún partido, su candidatura presidencial tiene peso y fue invitado. Aunque Alemán es ya candidato presidencial del PLC no fue invitado, aunque sí lo fue José Rizo, candidato presidencial del PLC en 2006.

Aunque el MRS es un partido despojado arbitrariamente de su personalidad jurídica desde 2008 sí tiene personalidad política y fue invitado, representado por su presidente Enrique Sáenz. Aunque Antonio Lacayo no representa a ningún partido, fue artífice de la derrota electoral del FSLN en 1990 como jefe de campaña de su suegra y fue invitado. También fue invitado Eduardo Montealegre, que dirigió ALN hasta que fue despojado arbitrariamente de ese partido y que renunció a su candidatura a favor de Gadea. También llegó a la cena quien hoy dirige ALN, el ambiguo Enrique Quiñónez, seguramente porque ALN tiene el privilegio de compartir con el FSLN el control de las juntas receptoras de votos.

“ES PROBLEMA DE USTEDES”

Con ese menú de invitados, Valenzuela departió tres horas. Poco antes se había reunido durante una hora con el Presidente Ortega. Y antes se reunió con los empresarios nacionales. De estos encuentros y de sus insípidas declaraciones quedaron claras dos ideas, ambas funcionales al guión electoral que escribe Ortega.

Primera: el interés de Estados Unidos es la seguridad regional, la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado y Estados Unidos está satisfecho con lo que Ortega hace. Valenzuela se vio especialmente afectuoso y elogioso con la Policía Nacional.

Segunda idea: la crisis institucional y legal provocada por el gobierno -que la oposición le explicó en detalle y que los grandes empresarios le señalaron es lo único que empaña la satisfacción que sienten por la marcha de la economía con este gobierno- es un problema exclusivo de los nicaragüenses, que deben resolver los nicaragüenses, sabiendo que el gobierno de Estados Unidos reconocerá al que gane las elecciones de 2011, siempre que las gane según “los estándares de transparencia”.

Cumplir con algunos de esos estándares es necesario para que el partido de gobierno y Daniel Ortega obtengan la mínima legitimidad si ganan, aun en el caso de que no tengan que recurrir a un fraude tan obvio como el de 2008. Cambios cosméticos en las autoridades del Poder Electoral y observadores electorales nacionales e internacionales, transformados en “acompañantes” del proceso -como los etiqueta ya el CSE- parece serán suficientes.

La reelección inconstitucional de Ortega, y los cuestionamientos al CSE por el fraude y por su ilegal composición, no parecen preocupar a Estados Unidos. Tampoco a la OEA. ¿Tampoco a los europeos? Que las elecciones sean lo más limpias posibles en un ambiente previo tan turbio, y el que sean observadas parece ser ya el único consenso al que llegarán quienes mantienen aún en su agenda a Nicaragua.

¿TODO ESCRITO EN USA?

La distancia que Valenzuela tomó del conflicto institucional interno y de las quejas de la oposición apuntalan el guión electoral del gobierno y se suman a las seguridades con que el FSLN se inscribe en el proceso electoral. Entonces, ¿maktub? ¿Ya está escrita la posición de Estados Unidos en el guión electoral? Quién sabe.

Aunque Nicaragua está fuera de la agenda de Estados Unidos, es difícil imaginar una neutralidad total de parte de Estados Unidos en la contienda, especialmente cuando se acerque la hora de las urnas y surjan, como es de esperar, tensiones y conflictos mayores.

Para más, menos de una semana después de despedir a Valenzuela, las elecciones intermedias en Estados Unidos propinaron a los demócratas una “paliza” -Obama dixit-, dando amplia mayoría en la Cámara de Representantes a los republicanos, algunos de ellos y ellas o protagonistas o herederos del belicoso e injerencista espíritu de la Guerra Fría y, por tanto, obsesionados con el issue Nicaragua.

EL PISO DE GADEA

La candidatura del empresario radial y escritor de cuentos populares, Fabio Gadea Mantilla, aún sin saberse en qué casilla de la boleta electoral podrá participar, con qué alianzas lo hará, con qué fórmula, con qué diputados, y principalmente con qué propuestas y con qué programa, sigue atrayendo gente. Especialmente en zonas rurales, entre la población de edad madura, entre votantes históricamente antisandinistas y entre militantes del liberalismo y de la contrarrevolución armada.

Las imprecisiones que rodean esta candidatura no atraen aún a votantes jóvenes, a votantes de zonas urbanas y a votantes independientes o indecisos, no orteguistas, pero no declaradamente liberales. Tampoco atraen a los sandinistas críticos y mucho menos resuenan entre quienes dentro del FSLN rechazan el autoritarismo de Daniel Ortega.

En una encuesta de Borge y Asociados, realizada después de la de M&R, entre el 28 de septiembre y el 8 de octubre, Gadea aparecía con un “piso” inicial importante. A la pregunta “si las elecciones fueran hoy”, y si la competencia fuera entre Ortega y Gadea, Ortega ganaría con el 42.1% de votos y Gadea tendría el 25.1%. En esas fechas, Fabio Gadea no había realizado sus primeros ensayos de campaña visitando algunos lugares. Al desagregar los resultados por edad, el porcentaje de respaldo a Gadea desciende: entre los encuestados entre 18 y 29 años votaría por él un 19.5%.

Con tanto tiempo por delante, aún no está escrito en qué quedará la candidatura de Gadea. Lo que está claro a estas fechas es que ningún factor político había mermado de forma tan rápida y eficaz el poder de Arnoldo Alemán en el PLC como la inesperada irrupción de Gadea, para jugar “sacarrín” en el escenario electoral.

¿ALEMÁN SIN PISO?

Fabio Gadea ha sido tenaz ante su consuegro Alemán y franco con otros dirigentes del PLC, sus correligionarios. Se ha negado consistentemente a participar en las elecciones primarias a las que le invitan Alemán y los suyos. “Lo he dicho cuarenta mil veces -afirma Gadea-. El doctor Alemán jamás irá a unas primarias sabiendo que las va a perder. Esa gente tiene armado todo un engranaje para no dejar ganar a nadie. Entonces, yo no voy a ir a un suicidio político”. Gadea ha dicho que no está renunciando al PLC, su partido.

Esta tenacidad de Gadea, convencido de que puede ser un candidato “de consenso” de todos los liberales y más allá, de toda la oposición a Ortega, ha obligado a Alemán a un striptis.

La contradicción que ha creado la candidatura de Gadea al interior del PLC ha desnudado plenamente las “razones” de Alemán para capitular en los acuerdos de Metrocentro 2, para lanzarse tercamente como candidato presidencial del PLC, para no ocultar lo herido que está por lo que Gadea le ha hecho…

La lógica de una competencia electoral sin barajas escondidas sería que el PLC acogiera a Gadea como candidato presidencial del PLC, que es su partido, y que pusiera a la orden de Gadea todas sus estructuras. ¿Por qué no sucede esto, por que Alemán no cede, por qué un grupo de dirigentes del PLC siguen acuerpando a Alemán en su empeño?

León Núñez, ex-militante del PLC y conocedor de sus entrañas, lo contesta en recientes declaraciones a “La Prensa”: “Alemán sabe que no va a ganar, pero sabe también que no puede dejar de ser candidato porque si deja de serlo el Frente lo mete a la cárcel por los procesos judiciales que aún tiene pendientes por sus actos de corrupción y que el Frente maneja judicialmente. Alemán sigue rodeado aún de políticos liberales con aspiraciones a ser o a continuar siendo diputados. El Frente es el que cuenta los votos y los cálculos ya están hechos: a Alemán le van a dar diez diputados... y al Partido Conservador le van a dar seis”.

Aunque aún el “todos con Fabio” no tiene consenso en toda la oposición, lo que sí ha conseguido la candidatura de Gadea es sumar al “todos contra Ortega” un creciente “todos contra Alemán”, situación que hace meses, cuando muchos se resignaban a que Alemán encabezara a toda la oposición era punto menos que imposible de imaginar.

REBELIÓN EN EL PLC

La candidatura de Fabio Gadea está evidenciando que el control de Arnoldo Alemán sobre el PLC no llega ya hasta las bases del liberalismo. Se queda en las estructuras, y ya no en todas, y especialmente ese control es reconocido entre quienes le agradecen cargos a Alemán o esperan ser beneficiados por él en un nuevo reparto-repacto.

El diputado del PLC por Matagalpa y ex-combatiente de la Resistencia, Maximino Rodríguez, decidió mostrar la crisis que en las bases del PLC produce la contradicción entre la lógica electoral y los intereses personales de Alemán.

El 6 de noviembre, después de amenazas de expulsión y de ácidas críticas de algunos de los que rodean a Alemán, Rodríguez reunió en Ciudad Darío a unos mil liberales, entre las que había autoridades comarcales, municipales y departamentales del PLC, de 22 municipios de Matagalpa, Jinotega, León y Estelí para que expresaran su respaldo a la candidatura de Gadea y reclamaran a Alemán renunciar a ser candidato y dejar a Gadea competir en la casilla del PLC.

“ALEMÁN ESTÁ ACABADO”

“No nos salimos del PLC, somos sólo una corriente liberal con visión de nación”, a dicho Maximino Rodríguez al encabezar la rebelión en la granja roja. Matagalpa y Jinotega fueron los departamentos en donde el PLC sacó más votos en las presidenciales de 2006, por encima de los del FSLN y muy por encima, más que doblándolos, de los votos que obtuvo la disidencia del PLC que era entonces ALN presidida por Montealegre.

Una semana antes del acto en Darío, y después de evidencias de que está a las puertas una nueva etapa del pacto entre Alemán y Ortega para repartirse los cargos estatales pendientes de elección, Rodríguez dio a “La Prensa” una entrevista en la que afirmó: “La imagen del doctor Alemán está opacada y si él quiere a Nicaragua y a su partido, debe entender que su tiempo terminó y si vamos con él en las próximas elecciones, no vamos a ganar... Alemán está acabado”.

UN APOYO EMOCIONAL

En las palabras de Maximino se resume el sentir mayoritario de quienes llegaron a Darío y previsiblemente seguirán rebelándose en la granja del PLC: no se trata tanto de un repudio a Alemán por razones éticas, por la corrupción de la que se benefició en los años en que gobernó el país. Se trata de esa política emocional que incrementan los procesos electorales: aunque con casi 80 años, Gadea es percibido como un rostro nuevo y a la vez conocido y popular y ganarle al Frente Sandinista es el anhelo, la prioridad, el único “programa”. El paso a una “visión de nación”, con un auténtico “proyecto de nación” está aún fuera del radar generalizado de quienes aplauden a Gadea.

Mientras Alemán no puede ni ignorar a Gadea ni minimizar los efectos de su candidatura, el partido de gobierno disemina rumores, busca “pelos en la sopa” para acusar a Gadea de algo y prepara herramientas para acabar con esa candidatura y con ese proyecto en caso de que agarren fuerza y viabilidad.

De momento, el FSLN está reforzando a Alemán con la cercanía del remozado Partido Conservador y ya hay señales de una extraña alianza rojiverde. Trata también de seducir a Gadea con la casilla “segura” de ALN, que le aseguraría presencia en las juntas receptoras de votos. Y alista resoluciones administrativas que le impidan a Gadea participar en la casilla del hoy fraccionado PLI.

¿TODO ESCRITO EN VENEZUELA?

El FSLN está seguro de su victoria electoral y apuesta a lograr la mayoría parlamentaria: 56 diputados. Controla el CSE, ha moderado la hostilidad de su lenguaje y de sus acciones represivas públicas para atraer a sectores independientes y mantiene e incrementa el clientelismo. Las “entregas” que el gobierno organiza continuamente: plan techo (láminas de zinc), casas para el pueblo, usura cero (microcréditos)... salen de donaciones que facilitan los recursos venezolanos. Ningún otro partido tiene capacidad para competir con esos recursos.

En un país con tan altas tasas de desempleo y con una cultura social más familiarizada con agradecer favores que con ejercer derechos y deberes, la millonaria cooperación venezolana, administrada discrecionalmente por el partido de gobierno al margen del presupuesto y de cualquier control democrático, representa una ventaja prácticamente insuperable.

Entonces, ¿maktub? ¿Ya está escrito el resultado electoral con el clientelismo patrocinado por Venezuela? Quién sabe.

TRES HECHOS CLAVE

El economista de la Coordinadora Civil Adolfo Acevedo ha señalado “tres hechos clave” que aparecen en el informe sobre cooperación externa en el primer semestre de 2010 que publica el Banco Central de Nicaragua.

El primero: La cooperación petrolera de Venezuela -recursos líquidos que el Presidente Ortega ha manejado siempre fuera del presupuesto- ascendió en el primer semestre a 333 millones de dólares. La significativa dimensión de esta cooperación se aprecia mejor al compararla con los desembolsos de la tradicional cooperación externa al sector público en ese mismo período: apenas 170.4 millones de dólares.

El segundo: De la cooperación venezolana han desaparecido las donaciones -representaban un 50% de la cooperación petrolera- y ya el 100% de la cooperación petrolera aparece registrada como crédito.
El tercero: la cooperación petrolera ya no llega a Nicaragua en el marco del ALBA, sino en el marco de Petrocaribe.

Estos tres hechos parecen indicar -reflexiona Acevedo- que el acuerdo energético en el marco del ALBA (firmado entre Ortega y Chávez en abril de 2007, sin pasar por el Legislativo) habría dejado de funcionar, mientras se mantiene el acuerdo energético de Petrocaribe (firmado en enero de 2007 entre ambos gobiernos, que sí fue ratificado en marzo de ese año por la Asamblea Nacional).

PETROCARIBE Y EL ALBA

El acuerdo en el marco de Petrocaribe establecía que Venezuela suministraría a Nicaragua 3 millones 650 mil barriles de petróleo al año, más o menos el 36.5% del consumo nacional, estimado en 10 millones de barriles. El suministro lo financiaría Nicaragua en dos partes y en porcentajes que variarían según los precios internacionales del petróleo: una parte la pagaría al contado y otra se financiaría con un crédito, que cuando el precio del barril superara los 40 dólares, se pagaría en 23 años con dos años de gracia.

Posteriormente, la cuota a recibir por Nicaragua, por ser un país miembro del ALBA, la amplió Venezuela a 9 millones 850 mil barriles al año, unos 27 mil barriles en promedio diarios, cubriendo prácticamente todo el consumo nacional. El Presidente Ortega anunció con gran satisfacción este acuerdo en la celebración oficial del Primero de Mayo de 2007.

El nuevo acuerdo dejaba claro que involucraba exclusivamente a entidades públicas y no a entidades privadas. El 50% del suministro de petróleo debía pagarlo Nicaragua en 90 días y el otro 50% era crédito concesional (a pagar en 23 años, con 2 de gracia y con un 2% de interés anual). La mitad de ese crédito sería asumida por la empresa mixta venezolana-nicaragüense Albanisa. Se establecía que una vez deducidos los costos operacionales y financieros, se asignará al Fondo ALBA para financiar obras de infraestructura, proyectos sociales y otros en la República de Nicaragua.

ES CRÉDITO Y ES DEUDA

Éste -explica Acevedo- es “el componente de donación y, hasta donde se sabe, es administrado por una entidad privada designada por Albanisa, y aunque seguramente se invierte según las prioridades del gobierno, no estaría directa e inmediatamente bajo su control, sino que su uso debe acordarse con la contraparte venezolana. La otra mitad de ese crédito, según el acuerdo, será asumido por la República de Nicaragua, y, por tanto, constituye una operación de crédito internacional que, por ley, debe incorporarse al Presupuesto General de la República y que evidentemente es una deuda de Nicaragua”.

Acevedo recuerda que el Presidente Ortega, tras mucho debate, accedió a enviar a la Asamblea Nacional los acuerdos en el marco de Petrocaribe, pero jamás envió, para la ratificación de los parlamentarios, los acuerdos en el marco del ALBA, aunque éstos sí fueron aprobados y ratificados en la Asamblea Nacional de Venezuela durante tres años consecutivos (2007-2010).

¿SE PEDIRÁN CUENTAS?

¿El cambio en la correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional de Venezuela, tras las elecciones parlamentarias cambiará el guión escrito entre Chávez y Ortega?

Quién sabe, pero es de esperar que la nueva Asamblea hará algún esfuerzo para conocer cómo han sido gastados los cuantiosos ingresos públicos provenientes de la renta petrolera.

Este mes, el jesuita vasco-venezolano Luis Ugalde, bien conocido en Nicaragua por su extensa trayectoria en el campo universitario, reflexionaba con un periodista nicaragüense sobre la “indignación” que produce en Venezuela el uso que Chávez hace de los recursos públicos. “Nadie sabe -dice Ugalde- cuánto y por qué, se transfiere, por ejemplo, a Cuba. Ciertamente son más de 4 mil millones de dólares al año. En un país inflacionario, como Venezuela, con decrecimiento, donde un porcentaje alto está en el subempleo y desempleo, ver que el Presidente está donando sin controles, y que eso se maneja de persona a persona y a sus familias, produce una indignación muy grande”.

Aunque el aporte de Chávez a Nicaragua es menos de la décima parte de la cantidad que destina a Cuba, la raíz del problema es similar. “Si un gobierno elimina sistemáticamente los mecanismos que se ponen para que haya algún control -dice Ugalde- y siente que tiene el poder, que el Tribunal Supremo le obedece al Ejecutivo, y la Asamblea también, y gobierna al estilo militar y dice: “Yo le voy a dar al jefe de Estado -por decir, al de Nicaragua-, 300 millones”… ¿Cómo es eso de “yo voy a dar”? ¿A quién le voy a dar si ese dinero no es mío? Por ahí se han ido miles de millones de dólares, y no hay manera de clarificar”.

Ugalde considera que “En Venezuela tarde o temprano se va a pedir cuenta de eso. Y me imagino que en los países que reciben, también van a pedir cuentas también a quien lo recibió”.

¿MAKTUB?

Mucho parece ya escrito, pero... quién sabe. Hasta la fecha lo único que está claro es que el partido de gobierno está dispuesto a “escribir” cualquier cosa para ganar las próximas elecciones. También está claro que nos tocará a todos, a toda la población, con mala o buena letra, en líneas derechas o torcidas, escribir aún muchos capítulos en esta historia.

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