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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 342 | Septiembre 2010

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Nicaragua

El efecto “sacarrín”

Jugar sacarrín, en calles o aceras, en el béisbol o en el terreno de cualquier otro deporte, es desplazar al que ya está jugando. El sacarrín (saca-ring) saca del juego a alguno, abre el juego a un nuevo contrincante y le da un nuevo giro a la competencia. El turbio e incierto panorama pre-electoral nicaragüense se ha animado con el efecto sacarrín: la pre-candidatura presidencial de Fabio Gadea Mantilla.

Equipo Nitlápan-Envío

El ambiente político en que apareció el “sacarrín” estaba cerrado, era previsible. Se estaba consumando el control del Poder Ejecutivo sobre el Poder Judicial. El Poder Electoral reiteraba su negativa a acreditar a los organismos de observación electoral nacionales para los próximos comicios. Y Alemán promocionaba entusiasmado las elecciones primarias entre los liberales, fechadas para marzo 2011.

En las contradicciones generadas por estos tres eventos, todos orientados a asegurarle la reelección a Daniel Ortega, se escuchó con sorpresa la inesperada y conocida voz de Fabio Gadea Mantilla: estaba dispuesto a ser candidato presidencial de consenso de toda la oposición si todos los aspirantes a ese cargo declinaban sus candidaturas.

DE “ENTRE LAS BRUMAS
DEL CAFETAL…”

Fabio Gadea Mantilla, 79 años, es empresario radial, una personalidad sin paralelo en la radiodifusión nicaragüense. Desde los 17 años ha trabajado en radio, siendo un pionero del periodismo radiofónico. En 1962 fundó Radio Corporación, la más popular de las radios nacionales, la que conserva mayor arraigo en zonas rurales. Opuesto al somocismo, su radio sufrió la represión de la dictadura: fue multada, censurada y destruida. Opuesto fieramente a la revolución en los años 80, su radio fue también reprimida, clausurada y destruida. En 1982 fue fundador del MDN, partido minoritario que pretendió modernizar a la derecha. En el exilio se unió al directorio civil de la Resistencia. De regreso a Nicaragua en 1990 continuó en la actividad radial y se sumó al PLC. Actualmente es diputado al Parlamento Centroamericano por ese partido. Es consuegro de Alemán: uno de sus hijos está casado con la diputada María Dolores Alemán.

Don Fabio es un hombre mayor, con un claro perfil de derecha. Pero es respetado e inspira confianza más allá de su generación y de quienes comparten este ideario. Aunque nunca ha dejado de asumir posiciones políticas desde su radio, no es percibido como “político” y se le reconoce independencia. Y aunque ha estado inmerso en todos los avatares políticos nacionales y se le pueden señalar “metidas de pata”, no se le conocen “metidas de mano” en los recursos públicos o en otras arcas abiertas.

Si la palabra hablar tiene su raíz en el latín fabulari (contar fábulas, contar historias) quien mejor habla por Fabio Gadea es Pancho Madrigal, el personaje radial que creó en 1959 y para el que ha escrito miles de cuentos, conservados con entrañable cariño en la memoria colectiva de generaciones de nicaragüenses. Éste es uno de sus activos más importantes. Pancho Madrigal no falta a su cita al amanecer y al anochecer de cada día con un nuevo cuento lleno de humor y sabiduría. “El día en que Pancho Madrigal pida el voto para Fabio Gadea no habrá posibilidad de fraude en las elecciones”, dijo Gadea en una de sus primeras declaraciones.

INTERPARTIDARIAS AGÓNICAS

Gadea Mantilla jugó sacarrín el 5 de agosto de la mano de Eduardo Monte-alegre, aunque Gadea afirma que fueron otros amigos los primeros que le propusieron irrumpir en el terreno de juego como “candidato de consenso”.

Cuando Gadea anunció que estaba dispuesto a ser candidato de la unidad opositora al partido de gobierno si era aceptado por todos, las elecciones primarias interpartidarias -iniciativa surgida desde el liberalismo a inicios de año para elegir al candidato de la oposición unificada- ya daba señales de agonía. Con el paso de los días, la etiqueta de “interpartidarias” cubría un envase vacío: la consulta se decantaba como una disputa más entre los liberales que aún siguen a Alemán y los liberales que siguen a Montealegre. Los conflictos entre ambos dirigentes, la larga lista de fracasos en los intentos de unidad entre ambas corrientes, ha venido decepcionando al electorado de oposición: En las últimas encuestas Alemán salía cada vez más bajo y Montealegre le seguía los pasos, creciendo quienes se declaraban opositores al partido de gobierno, “independientes” ante esos pleitos, aunque sin encontrar quién los representara.

Después que en julio Alemán se propuso como único candidato presidencial del PLC y así fue aceptado en su partido, las primarias se estaban reduciendo a una nueva maniobra de Alemán para competir con Montealegre y sacarlo del juego. La más sucia de sus maniobras fue la colaboración que prestó al partido de gobierno en el fraude en las elecciones municipales de 2008 para perjudicar a Montealegre.

En este turbio ambiente con tan poco de “interpartidario” resultó más que sospechoso que Alemán propusiera que la consulta se realizara con padrón abierto, lo que facilitaría que cualquier persona, incluidos militantes del FSLN, votaran. Los danielistas votarían, naturalmente, por Alemán.

Ortega necesita a Alemán para dar continuidad a la repartición de cargos en el Estado, esencia del pacto. Y Alemán necesita a Ortega para no perder el control del PLC y conservarlo repartiendo cargos. Desde hace meses las encuestas indican que Alemán es el único competidor de Ortega que le asegura el triunfo. Con Alemán de contrincante principal -y seguramente, también con Montealegre en esa posición-, Ortega ganaría sin necesidad de hacer fraude porque la abstención se dispararía.

MUERTE ANUNCIADA

Aunque hay otras razones, el lanzamiento de Fabio Gadea terminó de consumar la muerte anunciada de las primarias interpartidarias. El 2 de septiembre, la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), que había asumido la complicada responsabilidad de organizarlas, renunció a hacerlo de forma “definitiva e irrevocable” invocando “falta de seriedad” en todos los participantes. Sin primarias, Alemán perdió el principal mecanismo de proyección pre-electoral que tenía. Le será difícil sustituirlo.

Ofreciéndose como “candidato de consenso” Gadea agudizó la crisis en el liberalismo. Alemán quedó acorralado. Y estará más desprestigiado si no cede en sus aspiraciones presidenciales. Es su propio consuegro Gadea quien le pide que renuncie y cada vez son más las voces que le sugieren que desista o se lo exigen. Sus reacciones son las de un empecinado. A su vez, el sacarrín le ha permitido a Montealegre arrinconar a Alemán con el mejor argumento: un candidato alternativo y capaz de unir. También, Gadea libera a Montealegre del desgaste que representaba participar en las primarias, con estructuras frágiles y ya con previsibles resultados a favor de Alemán.

PRIMEROS NÚMEROS

En apenas dos semanas de estar “Pancho Madrigal” en el terreno pre-electoral una encuesta de M&R, nacional y sólo urbana, mostraba con elocuencia el impacto del efecto sacarrín. El 42.2% de los encuestados afirmaba que Gadea Mantilla unifica a la oposición. El 38.6% decía que este papel le corresponde a Montealegre y sólo el 15.3% señalaba a Alemán para esa misión. Más de un año antes de las elecciones, si hubieran sido el día de la encuesta, votando entre Ortega, Alemán y Gadea, el 36.5% lo haría por Ortega, el 28.8% lo haría por Gadea, el 27.5% no dijo por quién (voto oculto) y apenas el 6.3% lo haría por Alemán. El 68.8% expresó su deseo de que Alemán decline su candidatura y el 49.3% desea que Montealegre también lo haga. El 7 de septiembre Montealegre pospuso por cinco años sus aspiraciones presidenciales para apoyar a Gadea.

La primera encuesta y los primeros números son señal de las expectativas que un importante sector de votantes tenía por encontrar un referente opositor creíble. Seguramente, también expresan la callada desesperación de quienes sienten el peso del control social que el gobierno de Daniel Ortega impone en todos los ámbitos de la vida y no imaginaban cómo liberarse de ese yugo ante el actual “menú de candidatos”.

Si éstos son los primeros resultados urbanos, las encuestas en la Nicaragua rural, donde la Corporación tiene un largo historial de simpatía y credibilidad, y en donde Alemán tiene más bases, mostrarán aún más el impacto del efecto sacarrín.

LOGROS INMEDIATOS

En la inestable situación política de Nicaragua aún es muy pronto para analizar si el efecto sacarrín será duradero o si será sólo un tanteo efímero. Hay mucho tiempo por delante, mucha tela que cortar y muchas tijeras dispuestas a desgarrar lo cortado. Lo ya logrado es significativo: el sacarrín sacó del terreno las primarias, colocó a Alemán contra las cuerdas, permitió a Montealegre una elegante salida, dio un giro a la estancada disputa entre los liberales, animó al público, y coloca al partido de gobierno ante una situación inesperada. Y no fácil.

En otro terreno, los partidos y movimientos de oposición que podemos definir de centro-izquierda, los que nunca creyeron en las primarias interpartidarias, convencidos de que Alemán sería el gran ganador y el FSLN el gran elector, convencidos también de que ni Montealegre es capaz de unir al liberalismo ni mucho menos Alemán unir a la oposición, los que han insistido en desplazar la atención del candidato para ponerla en el programa, dieron también este mes un paso hacia el consenso presentando primero el marco programático en el que se mueven y aliándose después.

ESA OTRA OPOSICIÓN

El 8 de agosto, la Coalición Democrática presentó un Manifiesto Programático a la Nación y el 14 de agosto la Alianza Patriótica hizo lo mismo presentando un Plan de Salvación Nacional. Ambos documentos apuntan claramente a desmontar el pacto Alemán-Ortega. Para esas fechas, en la Alianza y la Coalición participaban 13 organizaciones sociales y gremiales, dos partidos minoritarios con personería jurídica y casilla electoral (PAC y APRE) y parte del PLI.

Con planteamientos coincidentes, y después de tres meses de conversaciones, ambas alianzas acordaron el 2 de septiembre unir sus fuerzas para enfrentar en las elecciones a Ortega y a Alemán. Entienden los programas que presentaron como “punto de salida” para ser enriquecido y mejorado con aportes de todos los municipios del país. Y acordaron priorizar la lucha para reformar el CSE, “para que haya elecciones y no un circo electoral”, como ha reiterado Enrique Sáenz, presidente del MRS, partido integrante de la Alianza Patriótica.

En las conversaciones que necesariamente esta alianza tendrá que tener con Fabio Gadea si éste consolida su candidatura, es crucial el papel que jueguen los sandinistas del MRS. También lo serán las propuestas que haga esta alianza, y el propio Gadea, en relación al partido de gobierno. Derrotar al orteguismo es una consigna hueca, insuficiente. El Frente Sandinista es más que el orteguismo. Es una realidad nacional que ha probado su capacidad política y su arraigo social. Y aun en la hipótesis de que perdiera las elecciones, perdería solamente una parte de su poder. Propuestas para una eventual negociación con un FSLN derrotado, y mensajes atractivos para captar el caudal del sandinismo crítico ante lo que hoy ocurre en el FSLN, no aparecen aún en ninguno de los programas ni en los mensajes de estos gru¬pos opositores. Un vacío inexplicable.

HASTA SER REALIDAD POLÍTICA

Como “candidato de consenso”, Fabio Gadea Mantilla se colocó en apenas un mes como una nueva realidad electoral. Todo un éxito. Conservadores, liberales montealegristas, liberales de la ambigua ALN y del dividido PLI, hasta liberales del PLC, nicaragüenses emigrantes y otros grupos sin etiquetas definidas le han expresado su apoyo. Falta probar que Gadea atraiga a los muchos “independientes” que están contra Ortega, pero también contra Alemán.

Es aún muy pronto para analizar la estrategia del gobierno si Gadea Mantilla se convirtiera de realidad electoral en realidad política, lo que significa alianzas, un programa de gobierno, una casilla electoral, una pre-campaña electoral, recursos financieros, apoyo internacional...

Las primeras reacciones del partido de gobierno han sido muy sobrias. Vienen armando el juego electoral desde que llegaron al gobierno y no contaban con el sacarrín. En los medios oficiales repiten lo que dice Alemán: que “Montealegre tiene más miedo de perder, que ganas de ganar”, que se acobardó ante las primarias y se bajó de ese caballo manipulando a Fabio. Y advierten que Gadea Mantilla aplicará de nuevo las políticas neoliberales.

Ante la eventualidad de que la popularidad de Pancho Madrigal crezca, o ante cualquier otro imprevisto, Ortega está obligado a mantener apretadas las tuercas institucionales que le garanticen la reelección. Este mes consiguió control absoluto en la Corte Suprema de Justicia.

El 11 de agosto seis magistrados del FSLN suplantaron a los seis magistrados del PLC con siete “conjueces”, un nuevo cargo surgido de las reformas constitucionales provocadas por el nefasto pacto Alemán-Ortega. La entrada de los conjueces a la Corte es el acto final de una crisis estructural que inició hace doce años con ese pacto y de una crisis coyuntural que se desató en enero de este año con un ilegal decreto presidencial conocido como el “decretazo”.

SUPREMA CRISIS EN LA CORTE

La Corte Suprema de Justicia -que creció hasta tener nada menos que 16 magistrados con el pacto iniciado en 1998 entre Alemán y Ortega- ha funcionado desde entonces al servicio de los intereses políticos y económicos de los líderes de ambos partidos, con escasas excepciones en asuntos que no resultan estratégicos para ambos.

Con los años, los intereses del FSLN fueron prevaleciendo cada vez más claramente. El FSLN siempre ha actuado con una visión estratégica, de más largo plazo y sus socios del PLC actúan cortoplacistamente. Mientras los sandinistas priorizaban la organización y desplegaban su habilidad negociadora, los liberales no se apartaban de su matriz prebendaria.

Resultado: el FSLN controla hoy el Poder Judicial desde las magistraturas hasta los tribunales locales. Según una investigación de “La Prensa” de febrero 2010, realizada en 14 departamentos (con excepción de Chontales, León y Río San Juan), del total de 337 jueces propietarios, 300 son de tendencia sandinista y sus fallos reflejan esa tendencia.

En abril se le venció el período a tres magistrados de la Corte: a dos del FSLN y a uno del PLC, pero los dos magistrados oficialistas permanecieron en sus cargos, contra todo viento liberal y contra toda marea ciudadana, acogiéndose al “decretazo” de Ortega, que los mantiene en sus cargos y que es ilegal porque sólo el Parlamento tiene la facultad de nombrarlos.

Ese “decretazo” cubre la tardanza de los diputados en elegir a otros veinte altos cargos pendientes de nombramiento. El partido de gobierno y la oposición no logran negociar de forma transparente. La terquedad del gobierno en imponer sus listas de candidatos, las contradicciones de una oposición mayoritariamente prebendaria y la codicia por ocupar esos cargos explican el retraso, lo que ha derivado en una crisis institucional difícil ya de describir.

Desde el 11 de abril, al concluir el período de los dos magistrados del FSLN (Rafael Solís y Armengol Cuadra), los seis magistrados liberales -uno dejó su cargo al expirar su período y otro había fallecido antes- han rechazado con firmeza -y también en defensa de sus cargos y de los intereses de su partido-, que ambos continuaran decidiendo en la Corte.

Después de cuatro meses de tensiones, y argumentando que el trabajo de la Corte está paralizado por actitudes “infantiles”, el FSLN decidió suplantar a los seis magistrados liberales con conjueces, a pesar de que no existe ninguna ley que regule cómo éstos se incorporan a las tareas jurídicas en el supremo tribunal.

¿Durante cuánto tiempo habrá firmeza en los magistrados liberales para denunciar esta ilegalidad? ¿No será la “firmeza” un mecanismo de presión en la negociación entre Ortega y Alemán, que nunca ha cesado?

¿ESTADO COLAPSADO?

En el país real todo lo sucedido en la Corte es percibido por la mayoría de la gente como una más de las recurrentes crisis institucionales en que Nicaragua se hunde, para después ser rescatada con el salvavidas de algún acuerdo político, criticable pero eficaz para seguir funcionando, hasta volver a hundirnos en la marejada de la siguiente crisis.

En el país legal lo ocurrido en la Corte ha sido considerado gravísimo por voces autorizadas. Se advierte que todo lo que en la Corte se está actuando carece de validez, es nulo y tendrá que ser revertido cuando la situación vuelva a la legalidad. Quien presidiera en los años 80 la Corte Suprema, el jurista y filósofo Alejandro Serrano Caldera, considera que tras lo sucedido en la Corte el Estado ha “colap-sado”: por virtud del “decretazo”, en la Corte Suprema, en el Poder Electoral y en la Contraloría siguen al frente funcionarios a los que se les ha vencido su período y es el Ejecutivo quien los mantiene ilegalmente en esos cargos. Valora así esta crisis, prolongada durante todo el año: “Son dos situaciones verdaderamente insostenibles: o el colapso de las instituciones o las instituciones de facto. En esa disyuntiva está atrapada hoy la institucionalidad nicaragüense. Pero a ningún gobierno le conviene que haya un colapso institucional, una situación de facto o que los procesos de los poderes del Estado pierdan legalidad y absoluta legitimidad interna y externa”.

Convéngale o no, la realidad es que el Estado sigue funcionando y que, más allá de las opiniones legales, cualquiera aprecia que en Nicaragua funciona un Estado fuerte en manos de un partido fuerte.

En el país político el control de la Corte Suprema es vital para Daniel Ortega en esta etapa pre-electoral. Ortega tiene el tiempo en contra: si no consigue antes de mediados de diciembre -cuando cesa el trabajo del Parlamento- los 56 votos para reformar el artículo constitucional que le impide la reelección -y ya lleva tres años sin conseguirlos- sería esta Corte Suprema quien ratificaría en Corte Plena la resolución que magistrados del FSLN de la Sala Constitucional, sin tener atribuciones para hacerlo, emitieron en octubre 2009 eliminando ese artículo. Tendría vía libre para la reelección.

¿Qué costo político pagaría Ortega por esta nueva maniobra jurídica, ilegal, aunque envuelta en la legalidad “de facto” y teñida de ilegitimidad? Seguramente, pagaría costos en terrenos internacionales.

En el terreno nacional, está en el ambiente una oferta de negociación propuesta por políticos de oposición y empresarios: darle a Ortega los votos que necesita para la reforma constitucional que legalizaría y haría legítima su reelección. A cambio, habría otra reforma: la que elevaría del 35 al 45% el porcentaje para ganar las elecciones. El gobierno garantizaría también elecciones “transparentes”, lo que supone cambios en el Consejo Supremo Electoral y acreditación de observación electoral independiente, tanto internacional como nacional.

LAS TUERCAS
DEL PODER ELECTORAL

Las tuercas que más fuerte continúa apretando el partido de gobierno son las del Consejo Supremo Electoral. Mientras los diputados de oposición siguen firmes en no reelegir al magistrado presidente del CSE, Roberto Rivas, y a los actuales magistrados electorales -continúan en sus cargos con períodos legales también vencidos-, el FSLN avanza en la preparación de su victoria electoral. De distintos municipios llegan informaciones sobre la sistemática entrega partidarizada de la cédula de identidad, documento indispensable para votar. Mientras sea el Poder Electoral quien emite y entrega las cédulas, y no una institución técnica, la entrega discrecional de las cédulas será un mecanismo para controlar políticamente los resultados.
El rastreo permanente del padrón electoral -que también manipula a discreción el CSE- es una de las herramientas que está empleando el partido de gobierno para decidir la entrega de cédulas o de otras regalías a la población. “Cada tres meses estudiamos el padrón para tener clasificados a los votantes en “duros, suaves o nulos” y así decidir cómo actuar con ellos en cada barrio”, nos explica una joven militante, que lo sabe ya todo o casi todo sobre los votantes seguros, dudosos e imposibles de su entorno más cercano. Esta organización disciplinada -y a veces sacrificada- de centenares de personas a lo largo y ancho de todo el país es uno de los activos más importantes que tiene el FSLN para triunfar sobre sus adversarios.

En este contexto resultó polémica la aparición de la nueva cédula de identidad, presentada por el magistrado Rivas, anunciando que cuesta 300 córdobas ($14) si la entrega es inmediata, indicando que no se podrá cedular a todo el mundo antes de las elecciones y facilitándola gratuitamente a los trabajadores del Estado, miles de ellos forzados a obtener el carné de militantes del FSLN para no perder su empleo. El costo de producción de la nueva cédula, según Rivas, es de $1.60 dólares, quien agradeció a la cooperación española la donación de 7.5 millones de dólares para su fabricación, quedando así sin explicación convincente el alto cobro que el CSE le ha impuesto a este documento. En El Salvador, Costa Rica y Honduras el documento de identidad se entrega gratuitamente. Sólo en Guatemala se cobra por ella el equivalente a 10 dólares.

MÁS TEMORES Y AMENAZAS

El cobro de la cédula, un documento que el Estado está obligado a facilitar a todos los ciudadanos, fue denunciado el 4 de agosto como delito, por ser un tributo ilegal e inconstitucional y un abuso de autoridad ante la Contra-loría, por el experto en derecho fiscal Julio Francisco Báez, sin resultado alguno en el país legal.

En el país real el alto costo discrimina a la mayoría. Y añade una nueva suspicacia para los próximos comi-cios, ya cargados de incertidumbres. Además de reiterar la manipulación partidaria “cada día más evidente” en la entrega de cédulas, viejas o nuevas, Mauricio Zúñiga, director de IPADE, señala el problema que se avecina: coexistirán en el padrón cédulas nuevas, cédulas viejas vencidas -una ley las prorrogó hasta el 2012-, cédulas recién entregadas pero con el formato viejo (éstas cuestan $2.50) y documentos supletorios para que voten quienes no tienen cédula. “Eso es abrir una caja de Pandora, donde no habrá ningún tipo de control y se puede cometer cualquier irregularidad”.

Siempre reaccionando, el CSE a través de Adonai Jiménez, director de organización y logística del CSE, declaró que, mientras Zúñiga dirija IPADE y Roberto Courtney dirija Ética y Transparencia, estos dos organismos nacionales, especializados en la observación electoral, no serán acreditados para esa tarea en las próximas elecciones.

Un mes después, reaccionando a la información brindada por el representante de la Unión Europea en Nicaragua, que anunció la llegada de una misión técnica de observadores de la UE, y en respuesta a declaraciones de Fabio Gadea Mantilla pidiendo que con suficiente tiempo lleguen al país observadores electorales internacionales, fue el propio Roberto Rivas quien, de forma agresiva, reiteró la animadversión contra EyT e IPADE, y asumiéndose ya como seguro conductor de las próximas elecciones, anunció que el CSE no admitirá ninguna “misión técnica” de observación electoral internacional en los meses previos a los comicios y sólo aceptará “acompañamiento” en la jornada electoral. Rivas amenazó con expulsar del país, en el mismo aeropuerto, a cualquier observador internacional que “se exprese mal” de las autoridades electorales.

“SE ACUERDAN DE NOSOTROS”

Además de la disciplina, la organización, la habilidad política y el control institucional, el FSLN tiene en su haber de activos pre-electorales la preocupación por los problemas sociales de los más pobres, que estuvo ausente en el gobierno que le precedió. Aun calificándolos de asistencialistas o clientelistas, pequeños, medianos y hasta grandes proyectos ayudan a mucha gente muy pobre en todas partes del país. “El gobierno se acuerda de nosotros, se preocupa por nosotros”. Es un factor subjetivo de enorme peso en un país como Nicaragua.

El gobierno da el pescado y también enseña a pescar. Entrega láminas de zinc y también becas de estudio, agiliza la titulación de propiedades urbanas y rurales, lanza planes agroecológicos para los productores, entrega pequeños créditos en el programa Usura Cero y condona las deudas que no pagan las mujeres beneficiadas, entrega animales en el programa Hambre Cero y capacita a las beneficiadas, promueve la titulación de bachilleres, inaugura centros de desarrollo infantil, entrega un bono de 25 dólares mensuales a unos 150 mil empleado del Estado... Este mes el partido de gobierno alzó como bandera pre-electoral que con ésas y otras acciones ha logrado reducir la pobreza.

La reducción de la pobreza es la prioridad número uno de todo proyecto de cooperación con Nicaragua. La bandera la colocó el gobierno en mástil a partir de los resultados de una encuesta de la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (FIDEG), que dirige Alejandro Martínez Cuenca, ex-ministro durante la revolución de los 80 y frustrado aspirante a la candidatura presidencial por el FSLN al desafiar a Ortega para ese cargo.

¿MENOS POBREZA?

FIDEG, apoyado por el Banco Mundial, presentó resultados que demuestran que 300 mil personas pasaron en los últimos cinco años de la situación de pobreza extrema a la de pobreza sin calificativos. Ciertamente, la encuesta, basada en los niveles de consumo de alimentos de la población más pobre (consumían 1 dólar diario y ahora consumen 2), muestra una reducción de la pobreza extrema mayor que la documentada desde que en 1993 se empezaron a realizar encuestas para medir los niveles de pobreza en Nicaragua. La encuesta cubre un período de cinco años (2005-2009), tres corresponden al gobierno de Daniel Ortega, dos al de Enrique Bolaños.

Cuatro factores relativizan el triunfalismo del gobierno, que se adjudica en exclusiva estos resultados y los atribuye a sus programas sociales. Primero: ya en 2005 la encuesta que en aquel año realizó el INEC -hoy llamado INIDES- revelaba un crecimiento significativo del consumo de las familias en pobreza extrema. Segundo: la transición demográfica que experimenta Nicaragua se ha traducido desde 2005 en un aumento del número de miembros que trabajan en las familias más pobres, aumentando así los ingresos familiares y por tanto, su consumo de alimentos. Tercero: también se ha incrementado considerablemente la migración en los hogares pobres, principalmente hacia Costa Rica, y las remesas de los migrantes aumentan el ingreso familiar. Según la encuesta de 2005, las remesas representaban ya el 15% de los ingresos de las familias más pobres. Cuarto: el mejor precio de los frijoles y la liberalización de su exportación mejoró entre 2005 y 2008 los ingresos de los hogares rurales más pobres.

El gobierno se ufana también de que la reducción de la pobreza extrema se produjo a pesar de la recesión internacional. Aunque el impacto de la crisis internacional no fue ni tan severo ni tan prolongado para Nicaragua como se temió, y por eso no logró afectar la tendencia positiva iniciada ya en 2005 a un mejor ingreso y un mayor consumo en los hogares más pobres, tiene el gobierno razones para ufanarse por haber surfeado bastante bien la crisis con los abundantes e incondicionales recursos del Presidente Chávez.

¿OPTIMISTAS?

Sacar a una persona de la pobreza es una tarea estructural mucho más compleja que mejorar su alimentación de 1 a 2 dólares diarios. Es también una tarea institucional, que requiere de políticas públicas sostenibles, viables, duraderas y no sólo de programas coyunturales. Coincidiendo con esto, Martínez Cuenca comenzó a matizar la celebración oficial señalando que, aunque se ha reducido la pobreza extrema, a causa del crecimiento poblacional, hoy también es mayor el número de pobres en Nicaragua. “Hay tendencias positivas y otras no tan positivas -dijo-, que invitan a no ver los resultados con un solo prisma, ya sea con el prisma del pesimismo o del excesivo optimismo”.

Por su parte, Paul Oquist, asesor presidencial para políticas públicas con rango de Ministro, explicó que el éxito se explica por el enfoque del gobierno del FSLN: rechazar totalmente, por errada, la teoría del “goteo”, idea central en el neoliberalismo, y actuar directamente en el combate a la pobreza con programas sociales dirigidos.

Después de este análisis, derivó de la encuesta la necesidad de la reelección de Ortega: “Es absolutamente necesaria ahora la continuidad de las políticas, la continuidad del liderazgo del comandante Daniel Ortega. La reducción de la pobreza no es algo que pasa de la noche a la mañana. Se necesita una generación, que son como 20 años”. Veinte años -cuatro períodos más- es la cifra a la que se apela en los círculos del FSLN para poner fecha a la permanencia de este partido en el gobierno.

2011 NO ES 1990

Fabio Gadea Mantilla parece muy consciente de todo lo que enfrenta al entrar a jugar sacarrín. Ha enfatizado en todas las entrevistas que lo primero que hay que lograr es cambiar a los magistrados electorales para poder confiar en las elecciones. Ha reafirmado que su propósito es estructurar un gobierno en torno a un plan de nación para los próximos 25 años, que se caracterizaría por el énfasis en la educación y en la honestidad de funcionarios que destierren la enquistada idea de hacer del Estado su botín personal.

Ha dicho que para diciembre deben estar resueltas las principales incógnitas que rodean el proceso electoral de 2011: quiénes dirigirán el proceso, en torno a qué programa se unificará la oposición, si él será o no el candidato de consenso, si Daniel Ortega logrará hacer legal su postulación a la reelección y si Arnoldo Alemán renunciará o no a su candidatura presidencial. También ha adelantado que si su consuegro Alemán no se retira, aún así él aceptaría ser candidato del resto de la oposición, lo que anuncia una elección a tres bandas, como la de 2006: el FSLN competiría con el PLC y con la alianza opositora de Gadea.

Como muchos otros, Gadea Mantilla evoca, con excesiva confianza, la unidad opositora que en 1990 llevó como candidata a doña Violeta y derrotó al FSLN. Un contraste entre la situación nacional de entonces y la de ahora exige revisar ese espejismo.

En 1990 los estragos de una década de guerra pesaban sobre todos los votantes, incluidos los sandinistas, y Mariano Fiallos, al frente del Poder Electoral, garantizaba a todos un total respeto al voto. Más que la unidad opositora, ambos factores son fundamentales para explicar el triunfo de la UNO. Hoy no hay guerra ni el Poder Electoral está ni estaría, aún reformado, en manos tan honestas como aquellas.
El FSLN de 1990 era todopoderoso políticamente, pero manejaba una economía destrozada y eso lo hacía más cauteloso, con menos arrogancia de la que hoy exhibe. El FSLN de hoy sigue siendo muy poderoso políticamente y tiene ahora la ventaja de contar con una economía relativamente estable, con los millonarios recursos de Chávez y consigo mismo: su dirigencia se ha convertido en un grupo económico, ya consolidado y en crecimiento, que comparte intereses y ha estructurado alianzas con los grupos económicos tradicionales.

Nada de eso tenía el FSLN en 1990. En consecuencia, y hasta hoy, la gran empresa privada parece más segura con la estabilidad para sus inversiones que le garantiza Ortega en el gobierno que con la inestabilidad que experimentaría con un nuevo gobierno, que de ganar estaría obligado a negociar con ese poderoso FSLN, tarea complejísima hasta para el siempre ingenioso Pancho Madrigal.

¿SE ENCONTRARÁN?

Más allá de las condiciones institucionales y objetivas, que favorecen al FSLN, están las condiciones subjetivas. El partido de gobierno viene trabajando también en ese sentido para garantizarle el triunfo a Ortega. Busca generar abstención, desmotivar el voto opositor y desmovilizar a los votantes metiendo a toda la oposición, desde Alemán al MRS, pasando por Montealegre, “en un mismo saco”, proyectando sobre todos los grupos que critican al gobierno los mismos vicios.

El desafío de la disidencia sandinista, de ese sandinismo crítico, organizado o no, que también existe dentro del gobierno y del FSLN, es enorme en esta etapa. El desafío de Fabio Gadea Mantilla es también enorme. ¿Se encontrarán ambos desafiados? Hay que esperar. Gadea Mantilla ha repetido durante 45 años en su radio que “la culpa no es de los que se equivocan, la culpa es de los ausentes…” Por eso ha dicho “presente”. Por eso ha desatado el efecto sacarrín.

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