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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 316 | Julio 2008

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El Salvador

Una lectura de la campaña electoral de ARENA

Uno de los más sólidos pilares de la derecha en Centroamérica, el partido ARENA, está preocupado. Todas las encuestas colocan al FMLN por encima de ellos en las elecciones de marzo 2009. ARENA está haciendo de todo, desde campañas publicitarias millonarias hasta reformas al Código Electoral, para impedir el triunfo del FMLN. ¿Qué más estará dispuesta a hacer en los próximos meses?

Elaine Freedman

En El Salvador, las elecciones municipales, legislativas y presidenciales coinciden cada quince años. Marzo de 2009 será una de esas ocasiones. Oficialmente, las campañas electorales se abrirán en octubre.

De manera no oficial, las campañas, comenzaron prácticamente al día siguiente de realizarse las elecciones de diputados y alcaldes en el 2006. No es ninguna novedad que en El Salvador el partido en el gobierno utiliza los recursos más variados e impensables para convencer a la población de que su candidato es el mejor y que el candidato del partido de oposición, el FMLN, representa la ruina para la nación. Este año la campaña no oficial de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) parece más multifacética y voraz que nunca.

LAS ENCUESTAS FAVORECEN AL FMLN

No es difícil entender la preocupación de la derecha salvadoreña, y en particular, de su principal partido. Por primera vez desde que el FMLN entró al espectro electoral y participó en elecciones (1994), las encuestas posicionan consistentemente a este instituto político en primer lugar en las proyecciones electorales presidenciales. En un país con un sistema político presidencialista, ésta, y no las elecciones de diputados y alcaldes, es la elección más importante para definir el rumbo del país.

Entre mayo y junio se han publicado tres encuestas realizadas por firmas de renombre: CID-Gallup, IUDOP (Universidad Centroamericana) y Universidad Tecnológica. Todavía el 12% de los encuestados dice que no votará por nadie y el 40% se ubica como indeciso o no quiere comentar su preferencia. Son datos que revelan que son bastantes los salvadoreños que no apuestan a los procesos electorales y a la política formal para resolver sus problemas. Aún y así, en las tres encuestas, el candidato del FMLN lleva una ventaja significativa sobre ARENA: 21,16 y 32 puntos respectivamente.

Las interpretaciones del amplio margen del FMLN son varias. Algunos lo atribuyen a la acumulación continental que partidos políticos y alianzas identificadas con la izquierda vienen construyendo a nivel latinoamericano. Otros, a la creciente cohesión de este partido después de años de dispersión y desunión interna. Muchos lo explican por el desgaste de ARENA como partido político y por el fracaso del modelo neoliberal que este partido ha implementado durante 20 años consecutivos al frente del Poder Ejecutivo. Finalmente, muchos consideran que ha sido clave la figura del candidato, Mauricio Funes, un periodista con un alto nivel de credibilidad en la población y sin antecedentes de militancia partidaria.

Probablemente, la ventaja del FMLN se deba a la combinación de todos estos factores. Lo cierto es que, desde antes del lanzamiento público del candidato del FMLN el 11 de noviembre de 2007, la derecha ya se veía preocupada ante el nuevo escenario electoral.

ROCES ENTRE LA CLASE DOMINANTE
Y SU INSTRUMENTO POLÍTICO

No es nuevo que ARENA intente adueñarse de los conceptos de libertad y democracia. El discurso de la libertad ha sido esencial en su denuncia de la “amenaza comunista” y en su proyecto económico, logrando que El Salvador sea caracterizado por el Wall Street Journal y la Heritage Foundation como el país número 2 en América Latina y número 33 a escala mundial en los Índices de Libre Economía. Lo que sí parece nuevo es la forma en que ARENA acomoda estos conceptos a la talla de sus procesos internos. Un ejemplo ha sido el proceso de selección de su candidato a Presidente.

Dos antecedentes importantes parecían enrumbar este proceso. Probablemente el más importante fueron las crecientes tensiones y contradicciones en el partido. Estas tensiones no son nuevas y vienen acentuándose desde el año pasado.

El analista político Dagoberto Gutiérrez lo explicó así en una entrevista televisiva: “Es una confrontación entre una clase dominante y una clase gobernante. En el país ha habido movimiento en ambos sectores. La clase dominante tradicional eran los cafetaleros. Pero durante la guerra eso cambió y apareció el sector financiero. Desde 1932 la clase gobernante tradicional era la Fuerza Armada. Pero como la Fuerza Armada no ganó la guerra, perdió su calidad de clase gobernante y apareció una nueva clase gobernante, que es la tecnocracia. Esa tecnocracia está integrada por muchachos y muchachas inteligentes y estudiosos, graduados en las universidades gringas o en la José Matías Delgado o en importantes empresas de este país”.

Gutiérrez añade: “¿Por qué hoy la clase dominante y la clase gobernante sufren desencuentros? Porque la clase dominante ha desaparecido repentinamente como salvadoreña. Desaparecen los banqueros salvadoreños, que se convierten en empleados de la banca planetaria. A esta clase dominante, globalizada, no le importa mucho quién gane o quien pierda las elecciones presidenciales, porque sus negocios estratégicos no se vinculan a lo que ocurre en este paisito. Pero a la clase gobernante sí le importa, porque su economía depende del control del aparato del Estado. Estamos hablando de todas las empresas que viven de los contratos del Ministerio de Obras Públicas, estamos hablando de miles de gentes que viven de eso y que dependen de eso, de la administración pública.”

Esta realidad ha desembocado en contradicciones y ha generado sub-grupos dentro de ARENA. El Equipo Maíz, una ONG que publica semanalmente su análisis de coyuntura, identificó en marzo de 2008 cuatro: El dominante: Saca como presidente del COENA y poderosos empresarios de la banca y del comercio importador; Los Torogoces: dueños de la Telecorporación Salvadoreña y de “El Diario de Hoy” junto a grandes empresarios, agropecuarios y agroindustriales, que en 2007 pidieron a Saca que renunciara al COENA; Los Generales: ex-presidentes de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP); Los Apóstoles: empresarios, políticos e intelectuales, que se reúnen con el industrial y banquero Roberto Murray Meza. Entre estos apóstoles están la ex-canciller María Eugenia Brizuela la ex-directora de “La Prensa Gráfica”, Cecilia Gallardo de Cano y el presidente de FUSADES, Antonio Cabrales.

ARENA ES “DIFERENTE”

El otro antecedente importante fue la selección del candidato presidencial del FMLN. En diciembre de 2006 el FMLN modificó sus estatutos. Entre otros cambios, definió que los órganos de dirección partidaria y no su asamblea serían los responsables de escoger los candidatos. El proceso de selección -realizado con cierto hermetismo- terminó el 27 de septiembre de 2007, con la declaración de la Comisión Política que proponía a Mauricio Funes. Aunque existieron cuestionamientos sobre el proceso, fue difícil calificar la decisión como “impuesta”, porque Funes contaba con amplio respaldo dentro y fuera del partido. En los días previos, y al calor de los rumores sobre el proceso que se desarrollaba en el FMLN y que recogía la mayoría de medios, Antonio Saca anunció desde Casa Presidencial -aunque en calidad de presidente del Consejo Ejecutivo de ARENA (COENA), que “todos los areneros tienen derecho a presentarse, los que se creen con condiciones para ser candidatos presidenciales y finalmente serán las estructuras del partido las que decidan”. Quería deslegitimar públicamente el proceso de selección del candidato del FMLN, calificándolo como “impuesto por la dirección partidaria” y presentaba a ARENA como partido alternativo a este proceso de “imposición”.

LA ESPECTACULAR “FIESTA DE LA LIBERTAD Y DE LA DEMOCRACIA”

A partir de las declaraciones de Saca, arrancó un espectáculo mediático que duró formalmente tres meses y que el mismo partido denominó una “fiesta de la libertad y de la democracia”. El 7 de enero Saca informó sobre el proceso: inscripción de candidatos, quienes tenían que dejar sus cargos públicos y dentro del partido; giras nacionales; presentaciones ante la estructura; debates públicos; entrevistas personales con la cúpula. Antes de elegir una terna finalista, el mecanismo contemplaba dos recortes previos, a cargo del COENA. La transparencia y democracia en el proceso se aseguraba en su última etapa, donde serían “cerca de los 2 mil 800 miembros de directivas departamentales conjuntas, municipales y sectoriales” las que votarían por el precandidato de su preferencia.

Se inscribieron 18 candidatos, desde los más esperados hasta los más desconocidos. Entre ellos, miembros del COENA, fundadores de ARENA, la Vicepresidenta de la República, el Canciller, miembros de la ANEP y el Director de la Policía Nacional Civil (PNC). Durante casi tres meses, los avances de “la fiesta arenera” solían ser tema principal en los noticieros televisivos y radiales. Todo El Salvador vio cómo el lento proceso de depuración avanzaba paulatinamente para llegar a lo que ya se conocía como un secreto a voces: la elección como candidato presidencial de Rodrigo Ávila.

RODRIGO ÁVILA:
UN HOMBRE FUERTE

Rodrigo Ávila, ex-diputado de la Asamblea Legislativa, ex-Viceministro de Seguridad y dos veces director de la Policía Nacional Civil, era el candidato más cercano a René Figueroa, entonces Vicepresidente de Ideología del COENA y el más posible candidato a Presidente de ARENA hasta que fue sacrificado para no exacerbar las contradicciones internas en el partido. También era el más cercano a Antonio Saca. El Presidente clausuró el proceso festivo diciendo: “Hoy, lleno de entusiasmo, quiero felicitar a quien ha sido escogido libremente por las bases como candidato a la Presidencia de la República”.

La personalidad del ingeniero Ávila, su forma coloquial de hablar y su reiterada presencia en la prensa durante los últimos años calzaron con el perfil que describió el Presidente Saca: “Necesitamos un candidato común, corriente y silvestre que conecte con la población”. Su participación personal en operaciones policiales, con pistola al cinto, le valió el sobrenombre de “Atila”, creándole una imagen de bravura, que, según los mismos areneros, lo acreditan ante el pueblo como un buen candidato presidencial.

Según el Diario “El Mundo”, “Rodrigo Ávila no quiere ser percibido como un policía. Dice que es más que eso, por ejemplo, ingeniero industrial y asesor fiscal”. Es entendible que quiera separarse de la institución policial, teniendo en cuenta el desprestigio en que ha caído, cuestionada por su incapacidad de reducir los índices de violencia e inseguridad, por constantes denuncias de violaciones a derechos humanos cometidas por sus miembros y por presuntos vínculos con el narcotráfico y con redes de sicariato.

Parece contradictorio el deseo de no “ser percibido como un policía” con su reputación de machista y pistolero. El argumento que utilizó Enrique Altamirano, dueño de “El Diario de Hoy” y miembro del sector Los Torogoces en ARENA, en contra de la candidatura de René Figueroa, era precisamente que él veía muy difícil un candidato a Presidente viniendo de un Ministerio de Seguridad.

CON UNA CAMPAÑA DE TERROR

La mayoría de encuestas de opinión coloca la “seguridad ciudadana” como la principal preocupación de la población salvadoreña que quiere respuestas y piensa en su seguridad a la hora de votar. El manejo del tema de la seguridad ciudadana es circular. Para justificar la necesidad de una mano dura, que solo el ex-director de la PNC o alguien de su talla podría garantizar, es necesario mantener un clima de terror.

En este sentido, los 10 homicidios diarios que ocurren en el país justifican la necesidad de un candidato como Rodrigo Ávila. Es llamativo que se mantenga esta imagen, a pesar de que los índices de criminalidad se han incrementado en un 1.54% desde que se iniciaron en 2004 las políticas represivas Mano Dura y Mano Super Dura. Quiere decir que no hay una correlación entre la imagen del “Atila” y su efectividad para disminuir la criminalidad.

Los más de 16 casos de asesinatos impunes de activistas comunitarios, gremiales o del FMLN, registrados desde 2006, son también llamativos. Una denuncia presentada en el mes de mayo ante la Fiscalía General de la República por un conjunto de movimientos sociales y ONG señala: “Nuestras presunciones de que se trata de crímenes políticamente motivados, mediante el uso de asesinos por encargo y de la existencia de autores mediatos, se fundamentan en el análisis fáctico de los casos, en aplicación de los parámetros que en su momento estableció el Grupo Conjunto para la Investigación de Grupos Armados Ilegales con Motivación Política en El Salvador, cuyo informe final fue publicado el 28 de julio de 1994. Las autoridades fiscales suelen descartar de antemano el eventual móvil político de los homicidios, amparándose en la indiscutible criminalidad común que se desborda en nuestro país y omiten investigar la responsabilidad de eventuales autores mediatos”.

EL ENEMIGO ESTÁ AHORA AL SUR


Otro ingrediente de la campaña del terror que esgrime ARENA es el de la asociación: FMLN=Comunismo=Violencia=terrorismo. No cuesta mucho evocar la campaña mediática que realizaron los gobiernos del Partido Demócrata Cristiano (PDC) y posteriormente los de ARENA -con el apoyo de las empresas de comunicación televisivas, radiales y escritas- durante los años del conflicto armado, para convencer a la población de que el FMLN era el culpable de la violencia que se desbordó con la guerra y que su sello de identidad es una atracción por la violencia y el caos. Actualmente, el Foro Permanente por la Libertad es la voz más contundente de los mensajes aterrorizantes. Sus spots televisivos contraponen actos violentos del pasado con actos violentos del presente, adjudicándolos al FMLN y repitiendo la consigna “Son los que no cambian”.

¿En quiénes se apoyaría el FMLN para tejer un futuro de inseguridad y violencia? En esta lógica, Venezuela asume el lugar histórico que tuvieron en Centroamérica en los años 70 y 80 la Unión Soviética y Cuba como responsables de “exportar el mal” y de ser fuente ideológica y financiera. El 7 de febrero, desde Washington, el Presidente Saca anunció su preocupación por un informe presentado por la oficina del Director Nacional de Inteligencia de Estados Unidos, que sugería financiamientos del gobierno de Hugo Chávez a la campaña electoral de Mauricio Funes. Repitiendo el contenido del informe, el mandatario aseguró: “Prevemos que Chávez proveerá un generoso financiamiento a la campaña del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional en El Salvador, en su intento por asegurarse la elección presidencial de 2009”.

No es de extrañar el papel jugado por Estados Unidos al identificar esta amenaza. En elecciones anteriores ha jugado un rol parecido. Y cuando el FMLN respondió con una propuesta de aprobar una ley sobre el financiamiento de las campañas a fin de garantizar su transparencia, la noticia lanzada desde Washington desapareció, no sólo de las primeras planas de los diarios, sino de todos los medios de comunicación. Este “acto de desaparición”, y la descalificación de un remedio que contribuiría a la transparencia de las finanzas electorales, pone en cuestión la veracidad de la acusación y cuestiona el financiamiento que reciben las campañas de los partidos que se opusieron a la propuesta.

EL “DEMONIO” ES COLOMBIANO

Meses después, el “demonio” venezolano fue sustituido por el “demonio” colombiano. En la ola de la conmoción despertada con el ataque realizado por el ejército colombiano en territorio ecuatoriano contra un campamento de las FARC al mando del dirigente Raúl Reyes, se sacó a bailar al FMLN. Para la prensa, el hecho sobresaliente no era la invasión a territorio ecuatoriano y el asesinato de 18 personas mientras dormían, sino la incautación de una computadora que, supuestamente, pertenecía a Reyes.

Según el ejército de Colombia, en esta computadora se encontraba una variedad de información sobre las relaciones internacionales de las FARC, incluyendo sus relaciones con el FMLN en El Salvador. A pesar de que el informe final de INTERPOL no fue nada contundente, los mensajes electrónicos entre Raúl Reyes y distintos miembros del FMLN y el movimiento social salvadoreño cubrieron las primeras páginas de los diarios innumerables veces entre abril y junio. Algunas notas señalaban a dirigentes de las FARC participando en tráfico de armas, otras hablaban de la organización de grupos de salvadoreños para incorporarse en las filas de las FARC y otros sencillamente se referían a la participación en actos públicos de solidaridad con Colombia. Estaba claro que lo importante no era probar el posible “delito”, sino crear vínculos a cualquier costo para desacreditar a estos individuos, a sus organizaciones y principalmente al FMLN.

¿PARCHES SOCIALES O CAMPAÑA ELECTORAL?

A la par de la tradicional campaña de miedo, las iniciativas sociales del gobierno de ARENA, empaquetadas en grandes campañas publicitarias, son otro ingrediente básico de la campaña electoral de ARENA. En el auge de la crisis alimentaria mundial y en la crisis por los altos costos del petróleo, el gobierno argumenta que las iniciativas sociales de ARENA buscan paliar sus efectos en la población. El Presidente Saca ha sostenido sistemáticamente que la inversión social es un pilar de su programa de gobierno.

Sin embargo, este discurso es bastante discutible. El PNUD identifica a El Salvador como el país con menor inversión social per cápita en la región centroamericana, con una inversión de 6-7% del PIB en rubros sociales fundamentales como educación y salud. El promedio latinoamericano es de 13%.

Las iniciativas vinculadas a la meta electoral, como la llamada “Alianza con la Familia”, anunciada en diciembre de 2007, y el reciente aumento salarial para empleados públicos, presentado en el Discurso Presidencial del 1 de junio, ni siquiera tratan de inversión social. La Alianza con la Familia es un paquete de 19 medidas que incluyen la eliminación del pago de matrícula, de la colegiatura mensual y de los derechos de graduación en las instituciones educativas estatales, la prestación de 100% de su salario a mujeres incapacitadas por el Seguro Social por razones de maternidad y la reducción de cargos que hacen los bancos en las tarjetas de crédito.

Es una ensalada de medidas que benefician, en primer lugar, a la clase media y no llevan ningún eje coherente que les dé sentido. Parecido fue el anuncio de los aumentos de 50 dólares al salario de los empleados públicos que entra en vigencia en julio. Vale la pena destacar que solo el 1.84% de la población salvadoreña labora en el sector público.

MILLONARIO GASTO
EN PUBLICIDAD ESTATAL

Estas medidas, más que responder a una estrategia económica, forman parte de la estrategia electoral. Sigfrido Reyes, portavoz del FMLN, citó a una persona que monitoreó un canal de la Telecorporación Salvadoreña durante un día completo y registró 50 spots televisivos publicitando alguna de estas medidas del gobierno. Un spot de 30 segundos en este canal vale entre 500 y 3 mil dólares dependiendo de la hora, programa, etc. Si utilizamos un promedio de 1 mil dólares por spot, podemos hablar de un gasto de aproximadamente 50 mil dólares diarios en propaganda oficial.

Esta cifra viene a cuestionar el supuesto plan de austeridad que tiene el gobierno de Saca para enfrentar la crisis y hace pensar que manipular la opinión pública a favor de ARENA es más importante que responder a las necesidades del pueblo. Es preocupante que, con semejante crisis encima, el gobierno de Antonio Saca tenga un presupuesto de 7.33 millones de dólares para la Secretaría de Comunicaciones de Casa Presidencial, siete veces más que lo que utilizó esta Secretaría en el mandato de Francisco Flores.

CAMBIO DE FECHAS: ¿POR QUÉ?

Si estos esfuerzos de ARENA no son suficientes, las reformas recientes del Código Electoral, facilitadas por el Tribunal Supremo Electoral y la Asamblea Legislativa, dan margen, por una serie de maniobras a que, fuera o dentro del marco legal, gane las elecciones quien controle el sistema.

La primera medida se tomó a mediados del año 2007. El Presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y representante de ARENA en esta instancia, Walter Araujo, anunció que se separarían las elecciones municipales y legislativas de las presidenciales, realizando las dos primeras en enero de 2009 y la presidencial en marzo. ¿A qué se debe esta decisión, que implica incrementar en aproximadamente 5 millones de dólares los costos de los eventos electorales?

Según el presidente del TSE, la separación facilita la consolidación y resguardo del sistema democrático, el pluralismo político y permite mayor control y claridad de la ciudadanía al momento de votar. La propuesta, impulsada por el Partido de Conciliación Nacional (PCN) -partido en el gobierno antes del golpe militar de 1979 y aliado principal de ARENA- buscaría favorecer al PCN y al PDC (Partido Demócrata Cristiano). Los argumentos sostienen que el electorado puede confundirse en las urnas si tiene que votar en tres papeletas al mismo tiempo y que los votantes pueden ser arrastrados por la tendencia de votar por cualquiera de los dos partidos principales, ARENA o el FMLN.

Esta argumentación más confunde que aclara y muestra los objetivos no declarados de la medida. Según rumores, ARENA negoció el apoyo de un fideicomiso con el PCN a cambio de la separación de las fechas de las elecciones.

REFORMAS ELECTORALES:
¿PARA QUÉ?

Unos meses después, la Mesa Interpartidaria, conformada para que los partidos trabajaran conjuntamente propuestas de reforma al Código Electoral, se disolvió a iniciativa del partido ARENA, quien argumentó que esta instancia no estaba produciendo los frutos esperados. Planteaban que era mejor que cada partido llevara sus propuestas directamente a la Asamblea Legislativa. Allí se dictaminaron una serie de reformas propuestas por ARENA y el PCN, apoyados por el PDC.

Una de las reformas más graves ha sido suprimir la estipulación de que una papeleta que no cuente con firma y sello del Presidente de la Junta Receptora de Votos debe declararse nula. Otras reformas son: el cierre del registro electoral un año antes de las elecciones en vez de 60 días antes, la determinación del nombramiento de los cargos (Presidente, Secretario y Vocales) en las Juntas Electorales Departamentales, Juntas Electorales Municipales y Juntas Receptoras de Votos por el TSE y no por consenso de los miembros que integran estas instancias. También aprobaron la entrega de fondos para pagar a los vigilantes electorales de cada partido antes de las elecciones y no después.

Alvaro Renato Huezo, asesor legal del Magistrado del FMLN en el Tribunal Supremo Electoral, considera que esto facilita que “partidos pequeños, que no tienen la capacidad y el recurso humano para proponer vigilantes en cada uno de las 10 mil urnas vendan las credenciales a partidos que sí tienen esta capacidad y esto se presta a la corrupción”.

Este tipo de medidas, así como la restricción del acceso al registro electoral, que actualmente queda al capricho del Presidente del TSE, y la demora de la firma de Walter Araujo del convenio con la OEA para auditar el sistema de registro electoral provocan una falta de credibilidad en este organismo dando pie a especulaciones sobre posibles fraudes.

¿CÓMO RESOLVERÁN
SUS CONTRADICCIONES?

Cuando Rodrigo Ávila fue proclamado candidato de ARENA, muchos analistas especulaban que si no hacía “un buen trabajo”, la derecha estaría dispuesta a cambiarlo. Algunos hasta hablaban de “un período de prueba” como candidato. Poco después del anuncio de la candidatura de Ávila, Antonio Saca le entregó la Presidencia del COENA y el cuerpo directivo del partido en pleno puso sus cargos a disposición del nuevo presidente. Enseguida se reestructuró la máxima dirección del partido, quedando fuera el simbólico personaje René Figueroa.

Dagoberto Gutiérrez enfatiza la formación de un Comité de Apoyo, bajo el mando de René León, embajador de El Salvador en Estados Unidos, compuesto por empresarios de fuera de los círculos institucionales de ARENA, para elaborar el programa de gobierno y dirigir la campaña electoral.

Definitivamente, la forma en que este partido maneje sus contradicciones internas tendrá mucho que ver con su capacidad para hacer una campaña electoral eficaz. A pesar de todo, no hay duda de que, por muy desgastado que pueda estar ARENA después de 20 años de gobierno neoliberal, sigue siendo el instrumento político por excelencia de la burguesía salvadoreña.

¿20 AÑOS NO ES NADA?

Veinte años no son “nada”, cantaba Carlos Gardel. Seguramente a quienes tienen inversiones económicas, políticas e ideológicas en ARENA no les han sido suficientes. ¿Qué se puede esperar en el tiempo que falta para las elecciones? Hace poco más de un año, Elías Jorge Bahaia, director de Asuntos Económicos y Sociales del COENA, dirigió una carta a empresarios solicitando contribuciones monetarias para la campaña. “Debemos estar en la capacidad de continuar construyendo la estructura social, política y económica dentro del sistema de libertades y no dar paso a una alternancia en el poder a grupos opositores”, decía. ¿A qué están dispuestos para evitar esa alternativa? A seis meses de las elecciones, ésta es la pregunta del millón.


EDUCADORA POPULAR. CORRESPONSAL DE ENVÍO EN EL SALVADOR.

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