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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 316 | Julio 2008

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Honduras

“Lo que vi, sentí y descubrí en tres semanas de huelga de hambre”

Honduras ha vivido un momento crucial en su reciente historia política con la huelga iniciada en abril por un grupo de fiscales jóvenes, reclamando a la Fiscalía que abra los expedientes de los casos más sonados de corrupción que han quedado en la impunidad. Lo que al principio parecía un gesto aislado, iluso, ingenuo, se fue transformando con los días en una huelga masiva que conmovió la conciencia nacional y moviliza hoy a la sociedad. Nuestro corresponsal en Honduras, un sacerdote jesuita, participó en la huelga. Éste es el relato de su experiencia y el análisis de este acontecimiento.

Ismael Moreno, SJ

La Fiscalía es una institución creada en 1993. Su titular lo elige el Congreso Nacional. Tanto el primer Fiscal, Edmundo Orellana, como el segundo, Roy Medina, mantuvieron alguna autonomía de los grupos políticos y económicos del país. De su escuela salieron los fiscales jóvenes (29-35 años) que iniciaron la huelga de hambre que ha rejuvenecido el rostro político de Honduras.

Las protestas de los fiscales jóvenes comenzaron con la elección, en el 2004, de Ovidio Navarro, un oscuro abogado, apoderado de los bienes, haberes y deshaberes del ex-Presidente Rafael Leonardo Callejas. Navarro se dedicó a limpiarle la cara y los archivos de Callejas, ampliamente conocido por abundantes casos de corrupción. La presión obligó a la renuncia de Navarro, pero el Congreso Nacional torció las leyes para elegir a dos diputados: a Leonidas Rosa Bautista como Fiscal general y a a Omar Cerna como Fiscal adjunto. Rosa Bautista tiene el bufete jurídico más importante de Honduras, es abogado personal y apoderado legal del corrupto ex-Presidente Carlos Flores y también abogado de los empresarios maquileros. Cuando sus procedimientos institucionales -apañadores de la corrupción- fueron criticados por los fiscales jóvenes, Rosa Bautista trató de neutralizarlos, trasladando a unos y tratando de “entrenar” a otros para que hicieran carrera política sabiendo manipular acuerdos turbios. Enardecidos y humillados por la corrupción y el maltrato, cuatro fiscales propusieron una huelga de hambre. Alzarían una bandera: la Fiscalía debía revisar las decenas de expedientes que documentan los actos de corrupción de los intocables del país, políticos y empresarios. La bandera de la lucha contra la corrupción estaba por estrenar en Honduras. La mayoría de la gente la veía como una lucha institucional y, por tanto, lejana y ajena. Pero con la huelga todo cambió. Ésta es la historia de esta hazaña. Y ésta es mi historia en ella.

“MIRÁ QUÉ PODÉS HACER”

Cuando me integré a la huelga de hambre el 24 de abril, no se me cruzaba por la mente que estaría 21 días en los “Bajos del Congreso Nacional” sin más alimento que agua y unas seis cucharadas de miel al día. Tampoco creía, al comenzar, que la clase política hondureña tuviera la reserva de cinismo e insensibilidad que fui descubriendo y experimentando a lo largo de aquella medición de fuerzas entre las dos partes confrontadas.

Decidí apoyar la huelga de hambre estando en un cerro del occidente de Honduras, en la comunidad del Tablón, municipio de Yamaranguila, departamento de Intibucá. Impartía un seminario-taller a unas 80 personas, todas indígenas lencas de la zona, sobre algo parecido a Construcción de Ciudadanía, a partir de la lucha por la defensa del agua y de los recursos naturales.

En el receso de la tarde del jueves 10 de abril, contesté una llamada a mi celular. Era la periodista amiga Sandra Maribel Sánchez. “Los fiscales llevan cuatro días en huelga de hambre, y nadie les para bola. Mirá vos qué podés hacer, acordate que esos muchachos no están pidiendo aumento salarial ni otras conquistas gremiales. Están luchando contra toda esa gente corrupta que nadie se atreve a tocar, y esa lucha no es de unos fiscales. Debería ser de toda la gente honrada”. Seguí hablando sobre la ausencia del Estado y sobre la corrupción y la codicia patrimonial de los políticos criollos. Pero Sandra Maribel ya me había metido un aguijón en lo profundo del corazón. En las cuatro horas de camino de regreso desde Yamaranguila a El Progreso, venía yo callado viendo el paisaje, contestando con monosílabos a lo que me decían Rita Santamaría y Alicia Reyes, mi equipo de trabajo. El aguijón era cada vez más punzante.

Los fiscales en huelga de hambre demandaban una cosa bien concreta, algo que terminó alborotando a los ricos y a los intocables del país: que se revisaran los expedientes del Ministerio Público que vinculan de manera directa a altos personajes de la política y de la empresa privada en sonados casos de corrupción. Me asaltaba un montón de dudas, que no eran sino argumentos para justificar miedos, vacilaciones y, en definitiva, mi falta de libertad. “Y si nos metemos, ¿qué dirán los obispos y los jesuitas? Unos pocos apoyarán, pero otros saldrán con sus siempre fríos escepticismos, otros expresarán clara oposición, y buena parte se burlarán...No, no debemos apoyar, es más lo que perdemos”, concluí en aquellas horas de camino.

De trasfondo estaban los cuchicheos de mis acompañantes: dejaban ir al viento algún comentario sobre el paisaje, el país en desgracia o el retraso de las lluvias. También las canciones de Luis Eduardo Aute, cortina de fondo de mis cavilaciones. De pronto, la letra de una vieja melodía de este formidable cantautor llegó como para ayudarme a darle rumbo a mis dudas. “La libertad / la libertad / derecho de la humanidad / es más fácil encontrar rosas en el mar”. Sentí que mandaba al carajo mis primeras conclusiones timoratas. Los fiscales, me dije, llevan cinco días en una huelga de hambre que muchos otros en la Iglesia deberíamos haber hecho hace mucho tiempo.

DE DOS EN DOS
INICIA NUESTRA PRESENCIA

Al día siguiente -sábado 12 de abril- estábamos un pequeño equipo en un taller de formación sobre realidad nacional con un grupo de personas de la zona rural norte de El Progreso. Aunque no tenía aún ninguna decisión, en el corazón las cosas estaban muy claras. En el receso de la tarde, hablé por primera vez sobre el tema. Estaba con Víctor Díaz y Saúl Àvila, dos promotores sociales del ERIC, obra del apostolado social, que junto con Radio Progreso, están bajo mi responsabilidad. Les dije: “Hoy los fiscales llevan seis días de huelga. ¿Qué hacemos?”. “El ERIC no se puede quedar sólo opinando. Debemos estar con ellos”, dijo Víctor. ”Cabal -les dije- eso mismo pienso yo”. “Si te parece -me dijo Saúl- nosotros nos vamos, ¿qué decís Victor?” “Pues nos vamos, sólo dejame ir a ver cómo queda la familia, arreglo otras cositas y nos vamos”, dijo Víctor.

Así inició nuestra presencia en la huelga. El lunes 14 de abril, Víctor y Saúl se unieron, en nombre del ERIC, a la huelga de hambre. Lo hicieron por tres días en un plan de relevo. Si en tres días no les resolvían a los fiscales, serían relevados por otros dos miembros del ERIC. Aunque alguna gente del ERIC se sorprendió ante aquella decisión inesperada y casi inconsulta -como son casi todas las verdaderas decisiones vitales-, nadie dudó en ofrecerse para participar en aquella experiencia.

Terminaron los tres días y el silencio de las autoridades ante la huelga de los fiscales era total. Sólo Sandra Maribel en sus noticieros en su radio en Tegucigalpa, y nosotros en Radio Progreso, teníamos el tema en el aire. Los demás medios: o silencio total o burlas. “La clínica reductiva”, le comenzaron a llamar a la huelga en algunos de los grandes medios.

El jueves 17 de abril, Elvin Hernández y Héctor Flores cubrieron los colchones que habían ocupado Víctor y Saúl. El domingo 20 continuó el relevo con Modesto Molina y Martha Dubón. Los fiscales llevaban ya trece días sin comer, y los poderes del Estado seguían impasibles ante las demandas de los huelguistas.

“VOLVERÉ CON MIL PERSONAS”

El sábado 19 visité por primera vez a los huelguistas en los Bajos del Congreso Nacional. Allí estaban siete fiscales, los dos miembros del ERIC y Mariana Díaz, una joven ciudadana que una noche de aquella semana llegó hasta allí sin bulla y sin alardes, y con su colchón bajo el brazo se tiró en el helado piso del edificio legislativo y se anudó a la lucha de los jóvenes fiscales.

“Aquí vengo -les dije, casi sin mirarlos al rostro-, a preguntarles en qué más podemos apoyarles”. Frente a mí estaban los cuatro fiscales que iniciaron la huelga: Víctor Fernández, Jari Dixon, Luis Javier Santos y Soraya Morales. “Mire Padre -me respondió Jari, vicepresidente de la Asociación de Fiscales contra la Corrupción-, ustedes ya nos están apoyando, pero pídanle a más gente que se una y que nos respalde, porque aquí viene mucha gente a darnos una palmadita, pero cuando se va acercando la noche, aquí parecemos fantasmas, y este edificio tan grande se hace más enorme y nos quedamos solos, y en estos días que ha llovido hasta los latidos de nuestros corazones resuenan como si fueran lamentos de alma en pena. Ya no estamos para que nos digan que están solidarios con nosotros. Ya estamos en el tiempo de pasar a un apoyo real”.

Aquellas palabras martillaron mi corazón. Y con esas decisiones que he tomado sintiendo que me dejaba ir a un gran abismo, decisiones que siempre me han salvado en la vida, les dije seguro: “Dentro de tres días les vendré a visitar de nuevo, pero vendré con mil personas”. Así fue. El martes 22 de abril, tres días después, estaba de nuevo en los Bajos del Congreso, con mil personas. Salieron de sus comunidades y llegaron diez autobuses. Viajaron 250 kilómetros, desde el Valle de Sula hasta la capital. Ese día estaban ayudando, como relevos por parte del ERIC, Rita Valdez y Gerson Recinos. Ese día, casi toda la gente que trabaja en el ERIC y en Radio Progreso estuvimos marchando por las calles de la capital, expresando así nuestra solidaridad con los fiscales.

“ME SUMO A LA HUELGA”

Nuestra presencia masiva entusiasmó a los fiscales. Para entonces llevaban ya quince días sin probar bocado. Y en el país de los políticos y los funcionarios públicos corruptos como si no pasara nada. Y ya estaba corriendo el rumor: los fiscales, además de comer por las noches cuando nadie los veía, eran la cabeza de playa de un complot organizado por el grupo más cercano al Poder Ejecutivo para crear una desestabilización que justificara la intervención del Presidente Manuel Zelaya para romper con el orden constitucional, suprimiendo el Congreso Nacional e instalando una Asamblea Constituyente que extendería su período presidencial. El complot estaba bien orquestado y contaba con el pleno respaldo de Hugo Chávez y Daniel Ortega. Los fiscales estaban siendo utilizados por poderes de allende las fronteras patrias y su huelga de hambre respondía a fuerzas internacionales.

Aquel día, las mil personas alborotaron los Bajos del Congreso. Y sobraron las palabras de solidaridad. Pero después, en la tarde, la gente se regresa -pensaba para mis adentros- y estos muchachos volverán a quedar íngrimos. Y después de la euforia, la noche será más oscura y los fiscales serán de nuevo fantasmas... Entonces, sin haberlo previsto, sin haber pedido permiso, ni al Provincial, ni a mis compañeros de comunidad, ni a mis compañeras y compañeros de la Radio y del ERIC, me subí al improvisado estrado de discursantes, y dije: “Vengo a anunciarles que a partir de pasado mañana, jueves 24 de abril, me sumo a esta huelga de hambre. Mi decisión es hacerlo de manera indefinida”.

“VAYA CON DIOS, MI HIJO”

Regresé a El Progreso, adelanté tareas. Pensaba que la huelga de hambre no pasaría de tres o a lo sumo cinco días más. Mis compañeros y compañeras de la Radio se reunieron en la víspera para decirme: “Vas en nombre de toda la radio”.

Hicimos un círculo y aquellos jóvenes -ninguno pasa de los 30 años- me fueron dando, cada uno, un abrazo. Me enviaban a la huelga, en su nombre iba. Los miembros del Consejo Ejecutivo del ERIC me dijeron que me fuera en paz. Asumirían todo con muchas más ganas sabiendo que yo, como director, les representaba.

Sólo me quedaba despedirme de mi madre, ciega y con sus 88 años a cuestas. “Madre, he decidido sumarme a la huelga de hambre que tienen los fiscales en Tegus, porque su lucha contra la corrupción y porque la justicia funcione es la lucha que tenemos aquí, la que le da sentido al ERIC y a la Radio”. Doña Lita me fue tanteando con sus manos temblorosas, hasta que sus manos se juntaron en torno a mi cabeza: “Váyase con Dios, mi hijo, váyase, no se detenga, tiene que ir a cumplir con su misión”.

¡ÚLTIMA HORA!
UN SACERDOTE EN LA HUELGA

Tirza Flores, una jueza de sentencia de San Pedro Sula, decidió unirse conmigo a la huelga. Nos fuimos juntos a la capital. En el camino, Sandra Maribel Sánchez desde su cabina sacó al aire la noticia: en pocas horas un sacerdote y una jueza se sumarían a la huelga de hambre junto con la coordinadora de un movimiento feminista.

A las 9 de la mañana estábamos en los Bajos del Congreso. La conferencia de prensa estaba lista. Gilda Rivera, coordinadora del Centro de Derechos de Mujeres; Tirza Flores, de la Asociación de Jueces por la Democracia, y yo. Para mí, los periodistas lanzaron en directo y sin piedad la gran pregunta: ¿Qué dice el señor Cardenal de su decisión? “El Señor Cardenal ha dado muestras de su repudio a la corrupción -dije y repetí después en todas las entrevistas-. Él ha organizado hermosas marchas en contra de la corrupción. Mi decisión de participar en la huelga de hambre es la mejor manera de ser fiel a los deseos más profundos del Cardenal de que Honduras esté libre de la corrupción y, sobre todo, de los corruptos que ocupan los más altos puestos de la administración pública y dirigen los partidos políticos y la gran empresa privada”.

EL PASTOR EVELIO REYES

Ese mismo día me encontré cara a cara, y nos estrechamos en un abrazo, con el pastor de la iglesia evangélica Vida Abundante, Evelio Reyes, un hombre bien vestido, de porte seguro, de voz aguda y palabra firme. Tenía cinco días de haber puesto todos los recursos de su iglesia -abundantes por los diezmos de un numeroso sector de feligreses de los sectores medios y altos de la capital- al servicio de la huelga de los fiscales. Con radios, parlantes, médicos, medicinas y plegarias, puso su tienda al lado de los huelguistas. Me sorprendió que una iglesia a la que siempre catalogué de entusiasmos vacíos, de propuestas superficiales y “pistera”, estuviera allí con su pastor principal al frente, al servicio de una causa que a esas alturas de la huelga tenía crispados a los diputados, a los principales líderes de la clase política, especialmente al Fiscal General de la República, y al intocable liderazgo del Cardenal Rodríguez.

El pastor Evelio Reyes, con un discurso muy bien organizado, llegaba a los Bajos del Congreso de saco y muy elegante. Daba abrazos a cada uno de los huelguistas, y si había un medio de comunicación a la vista, los abrazos eran todavía más fuertes y más prolongados. Su prédica hacía eco a su eslogan “Por una Honduras con honra, firmes y adelante”. El pastor Evelio Reyes, -“el Doctor” como le llaman sus colegas pastores- logró, en el desarrollo de la huelga, convertirse en una voz acreditada del movimiento. Y hacia él acabaron enfilando sus dardos los voceros de la clase política envuelta en la corrupción.

“QUÍTESE ESOS TRAJES
TAN ELEGANTES”

En la medida en que esos dardos de los políticos, y de los medios de comunicación que les hacían coro, apuntaban con mayor precisión en contra del pastor Evelio Reyes, más radicales salían las palabras de su boca. El lunes 5 de mayo, los muros de los edificios de las principales calles de la capital aparecieron tapizados con elegantes afiches en los que aparecía la foto del pastor con el anuncio de su candidatura presidencial. “El elegido”, decían. Así atacaba la clase política, metiendo la lucha de los fiscales en la misma carrera politiquera de los corruptos, para restarle así fuerza y credibilidad.

Yo guardaba mis dudas dentro de mi corazón, no las expresaba. El pastor, con toda su iglesia, estaba volcado hacia los fiscales. Cada día un médico de la iglesia analizaba nuestros signos vitales y nos atendía con ternura. El domingo 4 de mayo, el pastor anunció que se sumaba a la huelga. Pasó toda una semana con su tienda de campaña junto a todos los que ya estábamos allí. Eso sí: en la mañana salía a su casa y regresaba con un impecable traje. Suspendió la huelga al siguiente domingo, tras caer desmayado en su tercera prédica.

El mismo día en que aparecieron los afiches, llegó como todos los días a darme el abrazo matinal. Fue entonces cuando le dije medio en broma, medio en serio: “Don Evelio, una cosa le falta para que sea uno más de nosotros. Quítese esos trajes tan elegantes y caros, así deja de parecerse a los diputados, a quienes tan acertadamente critica. Así sus abrazos los sentiremos como de un hermano”. El pastor Evelio bajó la cabeza y no me dijo nada. Dos horas después regresó. “Aquí estoy, padre -me dijo- y le agradezco su consejo. Ya no me quiero parecer a los diputados”. Desde ese día hasta que clausuramos la huelga de hambre, no lo volví a ver con sus trajes. Tan poco acostumbrado a la vestimenta de paisano común, su cambio fue progresivo. Ya al final parecía un marinero perdido en los cerros de Tegucigalpa.

“USTED NOS REPRESENTARÁ”

Los fiscales en huelga de hambre nombraron una Comisión que los representara en las negociaciones. El asunto se caldeaba con el correr de los días, y los fiscales radicalizaban sus posiciones. El mes de abril finalizó con dos demandas precisas: la revisión de los expedientes de los corruptos y la separación del cargo del Fiscal General y de su Adjunto.

En la Comisión Negociadora estaban representantes de las iglesias católica y evangélica, de los organismos de derechos humanos, del movimiento popular, de organismos no gubernamentales y de los propios fiscales en huelga. Cuando me sumé a la huelga, los fiscales me pidieron que integrara la comisión. “Yo no puedo representar a nadie -les dije-, ya están quienes representan a los diversos sectores”. “Usted nos representará directamente a los huelguistas”, me dijo Víctor Fernández, Presidente de la Asociación de Fiscales.

Acepté con la condición de estar en todas las reuniones, menos en las sesiones de negociación con la Comisión que representaba al Congreso Nacional. “No ayuda que esté yo frente a frente al Presidente del Congreso Nacional. Es de mi mismo pueblo y no es propiamente amistad lo que nos une”, les dije.

SOÑANDO CON COMIDA

Todos los días había reuniones. Y varias reuniones. Todos los días. Cuando el hambre aprieta, cómo estorban y molestan las reuniones. Y el hambre descontrola los ánimos con mucha facilidad. Cuánta hambre se siente en una huelga de hambre. Y más se siente cuando los medios de comunicación están diciendo todo el tiempo que los huelguistas son de mentira y que en las noches les llevan pizzas y chocolate. Cómo aprieta el hambre cuando se escuchan esas mentiras. Y los periodistas las dicen con tanta seguridad que uno comienza a preguntarse: “¿Y será cierto que no comemos? Y si en las noches cuando uno sueña con comida, ¿no será que de verdad le están dando a uno de comer?”

Por el celibato, uno de religioso suele tener en sus noches sueños eróticos. Así compensamos esa carencia de afecto y de amores compartidos. Uno sueña que es amado, y uno sueña que está amando. En la huelga de hambre, los sueños son de comida. Una noche soñé que estaba viendo un rimero de tortillas. Enorme era aquel rimero. De pronto, la tortilla
de la cima comenzó a caerse, despacito se venía deslizando y entonces yo salté para agarrar la tortilla en el aire. Y en ese instante me desperté sintiendo la angustia del hambre en el estómago.

Otra noche, después de conversar con Gerardo Chévez, un joven reportero de Radio Progreso, que estaba cubriendo desde aquel lugar la noticia en directo, me fui a la carpa y me tiré con sueño al colchón. Llevaba siete días de huelga de hambre. Esa noche soñé que estaba en la cocina de la casa de mi madre. En el sueño, ella tenía su vista buena y caminaba con mucha facilidad. Me decía que tenía que prepararme comida para los siete días de viaje que tenía por delante. Mi madre cocinaba huevos duros, chorizos y freía tres hermosos pescados. En ese momento me dijo: “Mire, mi hijo, téngale cuidado a Gerardo, porque ya ví que se metió un pescado en la bolsa de atrás”. Y muy molesto, le respondí: “Eso es lo que no me gusta de Gerardo, porque con la comida no se juega”. Así pasaban las noches, y en la mañana de vuelta al ayuno: agua -para no deshidratarnos- y las cucharaditas de miel. Todos los días.

En uno de los intercambios de sueños con los fiscales, Jari Dixon, Vicepresidente de la Asociación de Fiscales contra la Corrupción, contó que una noche soñó que estaba en un restaurante elegante, con el tenedor y el cuchillo listos. Cuando llegó el mesero, Jari le pidió un pollo entero y asado. El mesero regresó con una enorme olla diciéndole: “No hay pollos”. Le traía una olla llena de agua con miel.

“¿QUÉ ES UN CORRUPTO?”

La huelga de hambre representó un verdadero campo de batalla, una medición de fuerzas y una apasionante lucha ideológica y política. Nadie en Honduras se pudo sustraer al significado de la huelga de hambre. Amigos y enemigos, católicos y evangélicos, ateos y agnósticos, gente empetacada y gente de la calle. Hombres y mujeres, intelectuales de oficio y gente iletrada. Ancianas y niñas.

Un día, allá por el día 30 de huelga para los fiscales y el día 13 para mí, llegó un grupo de niñas y niños con su maestra. Llegaban a cantarnos. Me quedé mirándolos convencido de que estaban allí no sólo porque la maestra los había llevado, sino porque en su corazón sentían algo parecido a eso que nosotros los viejos llamamos solidaridad. En ellos, la solidaridad era cantos y sonrisas tímidas.

Otro día se acercó un niño de nueve años. Abrió la puerta de la carpa en donde yo dormía y me dijo de golpe: “A mí me han enseñado que un corrupto es alguien que está manchado, pero yo miro en la televisión a ese señor al que ustedes le dicen corrupto y yo lo miro bien limpito. Entonces explíqueme usted, padre, qué es entonces un corrupto”. Me sorprendió y traté de explicarle: “La corrupción es una suciedad que está más al fondo de la ropa y del cuerpo. Se lleva en la conciencia y en el corazón. Una persona puede parecer muy sucia por fuera. Un campesino que viene de trabajar la tierra o una señora que vende carbón, se ven sucios por fuera, en sus ropas y en sus cuerpos, pero seguramente sus corazones y sus conciencias están limpios, porque están llenos de generosidad, honradez y de amor al trabajo y a las demás personas. Pero un señor como el Fiscal anda bien vestido, muy limpio su traje, muy brillantes sus zapatos. Pero por dentro lleva muchos robos y muchas decisiones en contra de la gente, que hacen muy sucios su corazón y su conciencia”.

EN LOS BAJOS
DEL CONGRESO NACIONAL

El edificio del Congreso Nacional está construido de tal forma que el salón en donde sesionan los diputados, el hemiciclo, cuenta con un enorme corredor que comunica con los varios pisos en donde funcionan las oficinas de los diputados. El edificio también comunica con otro edificio, en donde está el Salón de los Retratos, llamado así por las pinturas de sus paredes: los rostros de todos los presidentes que ha tenido el Congreso Nacional desde la existencia de Honduras como República. Todos hombres, y sólo hombres. Es en este salón donde se toman las verdaderas decisiones. Es ahí donde se cocinan las decisiones y en donde se hacen los pactos políticos.

El hemiciclo está sostenido por grandes columnas en un espacio abierto que se extiende hasta la parte baja del edificio de las oficinas de los diputados. A ese amplio espacio es a lo que se llama “Bajos del Congreso Nacional”. Allí estábamos. Allí suele ir la gente a protestar por las leyes que los diputados aprueban en contra del pueblo, o porque los diputados no aprueban las leyes que el pueblo demanda. Hace seis años, y para evitar las protestas, los diputados decidieron cercar esos bajos del congreso con una verja que rodeaba todos los edificios. En una de sus movilizaciones, los gremios magisteriales arrancaron de cuajo la verja, y como símbolo de aquella gesta contra los diputados, alguien dejó escrito un grafitti: “¡El Congreso nos vale verja!”.

Durante la huelga, los Bajos del Congreso Nacional se convirtieron en otro congreso nacional, que legislaba desde “los bajos del pueblo”. Arriba estaban los diputados defendiendo al Fiscal General. Abajo estaba una multitud de gente que legislaba luchando contra los corruptos de arriba. En esos días se aprendió literalmente a luchar y a legislar “desde abajo”, desde los Bajos del Congreso.

Allá abajo nos reuníamos ocho o diez veces al día a analizar los acontecimientos, a elaborar propuestas, a discutir hasta dónde se podía ceder, a decidir lo que era innegociable. Allá abajo, mucho más abajo, en el sótano de todo aquel edificio, nos íbamos a bañar los 32 huelguistas. En el mero sótano, en donde estaba el estacionamiento de los vehículos de los diputados, en la pila que sirve para lavar sus lujosos carros. En esos mismos sótanos se dieron cruentos enfrentamientos cuando “la chamizada” -la proclamada juventud de izquierda hondureña- se apostó para impedir en varias ocasiones la salida de los diputados, mientras no aprobaran los decretos que había negociado con ellos nuestra comisión.

LA TEORÍA DEL COMPLOT

La huelga de hambre dejó al descubierto quién es quién en Honduras. Nadie quedó sin tomar partido. La huelga de hambre nos hizo conocernos a todos, más allá de las palabras y de las poses. No hubo lugar donde no quemarse. Una buena parte de la jerarquía de la Iglesia Católica quiso aparecer neutral. Pero la neutralidad no pudo existir. Quisieron ubicarse en la neutralidad quienes están parcializados a favor de la clase política corrupta. Para evitar esa vinculación, hubo sectores de la Iglesia que sostenían que contaban con la información precisa que probaba la relación de la huelga de hambre con un complot, y que los huelguistas teníamos como meta la desestabilización del país, sea por decisión deliberada, sea por desinformación. Quienes estábamos en la huelga de hambre éramos o conspiradores o tontos útiles. Y como yo ciertamente no era complotista, estaba sin remedio entre los segundos.
La coyuntura nacional permitía que se argumentara con el complot. El Presidente Zelaya inició su segundo año de mandato atrapado en la soledad de las decisiones de su equipo de “patricios”, los mismos que se encaramaron al poder del Estado creyendo que tenían todo el poder del país en sus manos. Se llenaron de soberbia, se las creyeron todas y cometieron toda clase de desastres y desaciertos.

Tras dos años y medio de desgobierno, los otros grupos de la clase política ya no soportan al equipo de Zelaya. El Presidente entró en clara confrontación con los otros dos poderes del Estado y todas sus decisiones son directamente torpedeadas por el resto de la clase política. Los medios de comunicación tomaron la decisión de aislar al Ejecutivo y tomar partido a favor de los otros poderes del Estado. En este ambiente, no resultaba descabellada la teoría del complot: era lógico que el Presidente buscara cómo recuperar fuerzas. La huelga de hambre de los fiscales le cayó como anillo al dedo. Y la quiso utilizar y capitalizar a su favor.

Por los Bajos del Congreso desfilaron en las penumbras de la noche un Ministro por acá, otra Ministra por allá, una secretaria por el otro lado. Todos buscando, sin duda, espacios donde influir en las decisiones que iban tomando los fiscales en huelga. Una noche, llegó el propio Presidente, con todo y su trasnochado sombrero de ganadero, a pesar de los daños que su presencia representaba para unos fiscales que se afanaban en mantener sus manos y sus ideas libres de las influencias de los grupos de poder comprometidos con la corrupción o salpicados por los actos de corrupción de sus protegidos. A nada llegó.

La versión del complot caló en las oficinas de todas las embajadas, en la nunciatura, en las curias de las diversas diócesis católicas y en los organismos no gubernamentales. Los medios de comunicación se dedicaron a presentar este argumento como una incuestionable verdad, y desde esa verdad, desprestigiaron, desacreditaron y hasta ridiculizaron a quienes estábamos en la huelga de hambre.

SOSPECHABAN DE TODOS

El argumento de la desestabilización del país fue la formidable excusa con la que ciertos sectores de la jerarquía católica arroparon su decisión de rechazar la huelga de hambre. Con esta posición no hacían más que encubrir compromisos históricos con sectores a quienes la Iglesia llama a que sean buenos servidores públicos, pero con quienes se encuentran y se apoyan mutuamente en compromisos muy distantes del buen servicio público y de los intereses de los pobres.

La Conferencia Episcopal nunca se pronunció. Guardó silencio. Su silencio fue una confesión de dudas, temores, componendas, sospechas. Actuó con un silencio calculador y una ausencia de generosidad. El excesivo cálculo y la distancia ante una acción con tan gran dosis de sacrificio, me dejó la sensación de que nuestra jerarquía ha perdido eso tan hermoso que en la fe cristiana llamamos gratuidad.

La gratuidad le hace a uno correr riesgos, lanzarse a lo desconocido, aunque en ello se puedan cometer errores. La jerarquía no quiere correr el riesgo de equivocarse. Y allí radica su equivocación: permanece demasiado cerrada a esas brisas del Espíritu que nos regalan la gratuidad del Dios de la Vida. Sospechaban de todos los que estábamos en la huelga.Se sospechaba de los fiscales como protagonistas de la trama complotista, se sospechaba de los pastores evangélicos por estar utilizando la huelga para elevar el perfil de su propia propuesta, se sospechaba de mí por el sólo hecho de estar allí. Incluso, se sospechaba de mí por celebrar la Eucaristía con los fiscales y los indios lencas del COPINH, que también estaban allí por centenares apoyando la huelga de hambre. Se sospechaba de todo y de todos porque se decía que cada quien que se metía en el ambiente de la huelga era porque andaba buscando su propia “guayaba”.

¿QUÉ HAY DETRÁS?

Las iglesias evangélicas también tuvieron que definirse. El pastor Evelio Reyes comenzó contando con la Confederación de Iglesias Evangélicas. Pero muy poco le duró el apoyo. La división reinó: unos acabaron coincidiendo con un sector de los católicos, a pesar de que en condiciones normales se repelen y se atacan a muerte. Sin embargo, la huelga contra la corrupción los acercó, para respaldar a quienes tienen la más alta responsabilidad en el mar de la corrupción nacional, pública y privada.

Evelio Reyes daba suficientes motivos para las sospechas. Su discurso fue frontal contra el Presidente del Congreso y contra los funcionarios públicos corruptos. Con este mensaje, restó micrófonos y liderazgos a otros religiosos con mayor presencia en el país. Se situaron en campos opuestos y no por asuntos doctrinarios, sino por la ética y la antiética. El discurso de Evelio Reyes era descarnadamente político. Y en Honduras quién habla claramente de política es porque quiere ser Presidente o al menos diputado. Por eso, todos los ojos apuntaban al pastor Evelio, esperando que se definiera en alguno de los partidos. ¿O acaso quería crear un partido religioso?

Yo mismo me pregunté muchas veces qué había tras aquel hombre de tan cuidada figura, tras su impecable prédica, tan política como milenarista, tras el cierto culto a su personalidad que le tributaban sus feligreses. Evelio Reyes sigue siendo una interrogante política. Él ha ratificado a diestra y siniestra su decisión de mantenerse al margen de los cargos públicos. Sin embargo, anima a la gente a participar en la política partidaria para arrebatarle poder a la clase política.

CON PRUDENCIA Y EQUILIBRIO

Aunque la Conferencia Episcopal, como instancia colectiva de la Iglesia Católica, guardó un silencio total, la participación de los obispos en la huelga fue muy diversa. En los Bajos del Congreso estuvo presente todo el tiempo el padre German Cálix, director de la Pastoral Nacional, y nombrado por los fiscales en huelga vocero de la Comisión negociadora. Su participación fue muy destacada y su sabia prudencia fue decisiva en aquel agitado ambiente, propicio a decisiones arrebatadas.

Todos sabíamos que en su presencia y su palabra estaba la voz misma de la jerarquía, que tiene enorme respeto y reconocimiento al padre Cálix. Sus intervenciones fueron siempre muy ponderadas y jamás se salió de los límites de la prudencia que ha mantenido durante toda su vida. Por su medio, se percibía en la huelga la sombra del señor Cardenal y de la Conferencia Episcopal. Sosegado, tranquilo y equilibrado, de principio a fin, Cálix fue siempre necesario en un escenario cruzado de pasiones. Personalmente experimenté su solidaridad. Su corazón estaba con los huelguistas, pero supo domar el corazón con la mesura que le exigía su otro pie, puesto en la oficialidad de la Iglesia. En aquellos días de tensiones y presiones políticas, el padre German Cálix se probó como hombre curtido en equilibrios. No en vano se ha sabido ganar la amistad de quienes buscan justificar sus miedos a cualquier decisión que arriesgue sus muy ganadas seguridades personales y familiares.

LA MANO Y LA VOZ
DE ALGUNOS OBISPOS

El obispo de la occidental diócesis de Santa Rosa estuvo con nosotros de principio a fin. Y no era para menos. Luis Alfonso Santos es un hombre que se ha sabido sacudir los cálculos y las adulaciones. Y su cercanía con la feligresía más pobre de Honduras le ha movido la vida entera. Su espíritu de libertad lo ha llevado a no preocuparse por domar el corazón. El 6 mayo estaba yo acostado en mi carpa y trataba de engañar el hambre feroz con un sueño imposible de conciliar. Medio dormido estaba, acostado de medio lado, cuando sentí que alguien me daba unas palmaditas en mi espalda. Me di la vuelta y me encontré de pronto con la mirada penetrante y tierna de Monseñor Luis Alfonso Santos. “Aquí estoy -me dijo-, vengo a agradecerte porque has venido a dar la cara por la Iglesia”.

Y me dijo que se había acercado también a Evelio Reyes para expresarle su agradecimiento, porque en un lugar así se dan las condiciones para vivir el ecumenismo. Conversamos un rato sobre la difícil situación que los fiscales estaban viviendo tras más de un mes de aguantar hambre. Antes de salir de la carpa que fue mi hogar en aquellos días, Monseñor Santos me transmitió el saludo del presbiterio de la diócesis de Santa Rosa de Copán y me dio la bendición. Me sentí, por primera vez en mi vida, representante de una Iglesia diocesana, de una que no es ni siquiera la diócesis en donde realizo mi trabajo.

Otro día recibí una llamada del obispo de Trujillo, de la región nororiental y atlántica. No me preguntó cómo estaba ni me dio la bendición. Me llamó para preguntarme si los fiscales estaban siendo manipulados por el Presidente -tal como se decía- y qué podía hacer la Iglesia. En aquel momento comenzaba a correr en los pasillos de las curias episcopales la posibilidad de emitir un pronunciamiento para advertir del peligro de la desestabilización del país, a raíz de una declaración pública que había hecho el fiscal en huelga Víctor Fernández, Presidente de la Asociación de Fiscales, en donde llamaba a la desobediencia civil en relación con la aprobación por parte del Congreso Nacional de decretos que estuvieran en contra de los acuerdos tomados entre las comisiones negociadoras.

Le respondí al obispo que si la Conferencia Episcopal no se había pronunciado aún a favor de la huelga de hambre, lo mejor que podía hacer a esas alturas era seguir guardando silencio. Porque una posición en contra de los huelguistas nos hubiera puesto a los que estábamos al interior de aquella lucha -particularmente al padre German Cálix y a mí- en una situación muy difícil de sostener, puesto que en los Bajos del Congreso, y menos ante los medios de comunicación, no habíamos hecho en ningún momento críticas a la jerarquía, que pudieran contribuir a exacerbar los ánimos en contra de ellos que, como cuerpo, habían optado por el cálculo y no por la misericordia.

El obispo de Yoro, Juan Luis Giasson, celebró el sábado 3 de mayo una hermosa Eucaristía en el parque central de El Progreso, Yoro, en donde expresó su solidaridad con los fiscales en huelga y dijo que era necesario luchar porque la justicia se aplique por igual a todas las personas, y no con los privilegios y la politización con que se hace en Honduras. No hubo ninguna otra expresión de solidaridad de otros obispos.

LA “MARCHA BLANCA”

El 14 de mayo, y a la misma hora en que estaba finalizando la huelga de hambre, los grandes empresarios de la Costa Norte hondureña, y en plena coordinación con quienes son responsables de la inseguridad y el retorcimiento de las leyes en el país, organizaron una marcha por la paz y la convivencia. “Marcha blanca”, la llamaron. Estaba organizada con todos los recursos y toda la publicidad de los medios que no habían dado noticias sobre la huelga de hambre. La marcha fue montada deliberadamente para contrarrestar las movilizaciones populares en torno a la lucha contra la corrupción. Los empresarios maquiladores, expertos en abusar de los tiempos y los derechos de las obreras, no sólo dieron el día libre a todos sus trabajadores y trabajadoras. También les regalaron camisetas y alimentos para que acudieran a la “marcha blanca”. Un importante empresario de la industria maquiladora, de la banca, del comercio y propietario de medios de comunicación, encabezó la organización de la marcha, sabiendo que sus expedientes de corrupción duermen en la Fiscalía el sueño de los corruptos.

En la marcha iba, con la frente en alto, el Presidente del Congreso Nacional, justo después de haber negociado la protección, a cualquier costo, de la impunidad del Fiscal General de la República, el mismo que tres días antes me había acusado por los medios de comunicación de estar hostigando su vivienda familiar, mientras yo dormitaba hambriento en los Bajos del Congreso.

En la mañana de ese mismo día, sin dineros, sin publicidad y con el total rechazo de los grupos de poder, se había desarrollado una marcha de muchos colores y consignas a favor de los huelguistas. En la marcha de la tarde, en San Pedro Sula, marchó eufórico y vestido de blanco riguroso el Obispo titular de la Diócesis de San Pedro Sula.

SE SUMAN MÁS Y MÁS

La izquierda y el movimiento popular estuvieron presentes en la huelga de hambre. Cuentan los fiscales que en los primeros cinco días, cuando nadie daba un lempira por aquellos fiscales ilusos, otros ilusos, encabezados por Juan Barahona, coordinador del polémico frente de lucha Bloque Popular, estuvieron acompañando a los huelguistas y haciendo vigilancia en las noches. Sandra Maribel Sánchez, la controvertida periodista, a la que ningún poder ha logrado doblegarle su independencia y dignidad, hacía lo suyo, en plena solidaridad con los huelguistas desde el micrófono de sus programas radiales. No hubo mucho más en los primeros días. Luego se unió la joven ciudadana Mariana Díaz, independiente, quien se mantuvo veinte días seguidos, acompañada por los jóvenes periodistas Torres Fúnes, hijos de la digna -aunque reducida- estirpe de periodistas independientes que por suerte todavía quedan en este país. Constituyeron el germen de lo que después se llamó en la huelga “Prensa sin censura” y que es hoy el sostén de la estrategia de comunicación del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia.

La gente se fue sumando hasta convertir los Bajos del Congreso en una verdadera avalancha de dignidad. La suma se iba dando por iniciativas personales, de manera espontánea y casi nunca organizada, al menos en las primeras tres semanas. Los jóvenes de la capital se fueron uniendo, primero uno por uno, hasta constituirse en una presencia organizada a la que ellos llamaron “alianza juvenil de izquierda”. Teatro, cantos, poesía, danzas, pintura, todo un despliegue cultural, convirtió aquel espacio en una verdadera manifestación permanente de resistencia pacífica, juvenil, cívica y política en contra de la corrupción.

CÓMO LO VIO Y DÓNDE ESTUVO
LA IZQUIERDA TRADICIONAL

La izquierda organizada y el movimiento popular tradicional se hicieron presentes con rezago y con modorra, aunque en los recuentos de las tareas, a sus dirigentes les cuesta aceptar sus limitaciones, prefieren evadir el análisis de la huelga y a lo sumo, al hacer lectura de la coyuntura nacional, sitúan la huelga como un hecho más del año.

El 30 de abril nos reunimos con los dirigentes de dos de las centrales obreras. Les propusimos que la marcha tradicional del Primero de Mayo en la capital culminara en los Bajos del Congreso. Dijeron que sí, pero como diciendo que no. Y en efecto, la marcha culminó en el parque central, pero como todos los manifestantes debían pasar por allí, la verdadera tarima de este Primero de Mayo fueron los Bajos del Congreso, puesto que todas las organizaciones se detenían ante el grupo de fiscales para apoyarlos y convertían las consignas de la lucha contra los corruptos en el principal grito que daba contenido, identidad y novedad a la tradicionalmente folclórica marcha de las centrales obreras.

Unos días antes, el 17 de abril, la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular, convocó a un paro nacional para presentar y exigir sus demandas ante el gobierno de la República. Yo abrigaba la plena esperanza de que los contenidos de la huelga de hambre se convertirían en el centro de las demandas de ese día, y que los manifestantes terminarían en los Bajos del Congreso. El paro siguió su curso pero, como en aquella parábola del Evangelio, todos los manifestantes vieron a los huelguistas, pero siguieron su camino. No podían detenerse porque iban a gritarle al Presidente sus incompetencias y a reclamarle su responsabilidad por las angustias del país. Ese día, el movimiento popular organizado perdió la gran oportunidad de capitalizar de un solo golpe y a su favor las demandas de la huelga y así ganarse la simpatía y la adhesión del grupo de jóvenes fiscales, con muy escasa o ninguna experiencia en los avatares de la lucha popular.

La presencia expresa de los sectores organizados del movimiento popular comenzó a sentirse a partir del 3 de mayo. Hasta ese momento toda la presencia había sido fundamentalmente iniciativas personales, a excepción de la decisión del Bloque Popular. En los últimos días de la huelga, la presencia organizada de los gremios magisteriales y de los diversos sectores populares se hizo sentir con fuerza. Pero la desconfianza y la sospecha hacia los fiscales, por ser profesionales y empleados públicos, fue lo que caracterizó la relación y decisión de los dirigentes populares. La lectura de lo ocurrido tiende a hacerse a partir de los últimos días cuando se hizo presente el movimiento popular organizado en la huelga y no hacen un balance serio y autocrítico del conjunto. Así, la lectura es más triunfalista que sosegada, más desde la bulla y la consigna del “pueblo unido” que desde la realidad.

LOS LENCAS: SIEMPRE ALLÍ

Quienes estuvieron de principio a fin en toda la jornada de resistencia pacífica fueron los indios lencas, organizados en el Comité Cívico de Organizaciones Indígenas y Populares de Honduras (COPINH). Su presencia fue masiva. Tuvieron a tres personas en huelga de hambre, que fueron acompañados por unos cien indígenas, hombres y mujeres, que alborotaban nuestros ácidos digestivos cuando se ponían a cocinar los frijoles y a hacer las tortillas. Varias veces sentí deseos terribles de arrebatarles las tortillas con frijoles y queso a aquellos indígenas, que han padecido un hambre histórica. Los lencas -hombres y mujeres- organizaban la vigilancia nocturna y amanecían demandando que les celebrara la misa. Después se comían un par de tortillas con café y salían, disciplinadamente organizados, a cumplir con el programa de presión que decidieron ejercer ante diversos organismos públicos vinculados con la corrupción.

LA PROCLAMA FINAL

El 14 de mayo, a la una de la tarde, en un ambiente de nutrida solidaridad, los fiscales y ciudadanos en huelga de hambre anunciaron el final de aquella lucha de resistencia pacífica y ciudadana. Diversos sectores populares tomaron el micrófono y pidieron a los huelguistas que suspendieran la huelga. “Ustedes ya hicieron el sacrificio, ya abrieron el camino. De hoy en adelante, le toca al pueblo proseguir con la bandera teñida de entrega y patriotismo, que ustedes han sembrado en el país”. Así hablaron los dirigentes populares a los huelguistas. Entonces Víctor Fernández, Presidente de la Asociación de Fiscales, tomó la palabra y dio a conocer al país esta proclama:

“Después de 38 gloriosos días de esta huelga de hambre, como expresión extrema de la lucha de resistencia pacífica y ciudadana, los fiscales en protesta y ciudadanos y ciudadanas que instalamos nuestras carpas en los Bajos del Congreso Nacional y quienes nos han acompañado con estoicismo y en condiciones adversas en la zona del Aguán, en El Progreso, La Ceiba, en el Occidente y en otros lugares del país, a la sociedad hondureña y a la comunidad internacional damos a conocer:

1.- Que hemos resistido este sacrifico con el orgullo de ser hondureños y hondureñas. Hemos sufrido hambre, pero cada día que crecía la necesidad y la urgencia por comer, fue creciendo nuestra solidaridad y nuestro dolor con el pueblo empobrecido, sometido por los corruptos y explotadores de nuestro país a vivir hambreando. Hoy nuestra hambre de justicia y nuestra solidaridad con los empobrecidos y toda la gente humillada se ha convertido en una opción permanente de nuestras vidas.

2.- Que hemos resistido esta lucha pacífica con una decisión personal y voluntaria, y a lo largo de 38 días nos hemos abstenido de ingerir alimentos sólidos por una opción por la justicia y la dignidad de nuestra patria, y quienes nos han acusado de violar nuestra ayuno cargarán en su conciencia -si es que la tienen- con esa mentira, que en lugar de dañarnos nos sitúa en el camino de la ética de la transparencia y nunca en el camino de la doble moral que caracteriza a una parte importante de la sociedad de los saciados de recursos materiales y de privilegios políticos, económicos y religiosos”.

LA HONDURAS ÉTICA Y DIGNA
ESTUVO CON NOSOTROS

“3.- Que en estos 38 días de esta lucha de resistencia, pacífica y ciudadana, hemos recibido el regalo de la solidaridad de la Honduras ética, la Honduras honesta, la Honduras digna, expresada en miles de ciudadanos y ciudadanas que individualmente han hecho suya la lucha que hemos emprendido, en las organizaciones sociales bañadas del color de la esperanza, las organizaciones populares e indígenas, iglesias evangélicas y católica, organismos no gubernamentales y de incidencia, que sobrepuestos a sus propios intereses y administraciones se han abierto generosamente al llamado de la dignidad y de la justicia para toda Honduras. Esa Honduras digna y patriótica desfiló por nuestras carpas, marchó por las calles, clamó por una patria justa y honesta y nos ha dejado esa reserva fresca de solidaridad y lucha, que se constituye en garantía de una patria nueva que se comienza a construir como el mayor regalo para la Honduras del siglo XXI.

4.- Que hemos experimentado en carne propia, y como nunca lo pudimos imaginar, la crueldad, inhumanidad y deshonestidad de la clase política y de un sector rancio del empresariado, vergüenza y mancha podrida para nuestra patria. Sus cálculos políticos, sus sucios arreglos, el manoseo de las leyes, sus promesas incumplidas, el vano e idolátrico uso del nombre de Dios en sus bocas, sus compromisos con la corrupción, el sometimiento de la institucionalidad y del Estado de Derecho a sus caprichos y arbitrariedades, la protección de sus intereses aún a costa de la vida de las personas, nos han abierto los ojos a la necesidad de luchar tenazmente contra esa casta infame que deberá ser erradicada de la faz de la política y del Estado hondureño. Esa clase política ha destruido nuestros valores, ha pisoteado nuestras leyes en nombre de la Constitución de la República, ha usado el nombre de Dios cuando va a decidir en contra del pueblo y se ha aprovechado de la paciencia y de la ignorancia de la gente humilde para apropiarse del Estado hondureño para sus propios intereses y caprichos. Esa clase política antipatriótica y sucia es la que ha construido la corrupción como un modo de hacer política y de chantajear y traficar con las necesidades de todo el pueblo hondureño. Luchar contra esa clase política hasta hacerla desaparecer de la faz de la patria, ha sido uno de los máximos convencimientos que hemos heredado de estos 38 días en huelga de hambre”.

LES HEMOS ARRANCADO
DOS INSTRUMENTOS JURÍDICOS

“5.- Que hemos arrancado dos importantes instrumentos jurídicos a esa clase política infame. El Decreto orientado a la investigación y suspensión del Fiscal General y su adjunto y el Decreto orientado a conformar las comisiones responsables de investigar el descalabro institucional del Ministerio Publico y la revisión de los expedientes que vinculan a altos personajes de este país con actos precisos de corrupción pública. Bien sabemos que esos instrumentos, como todos los instrumentos jurídicos en manos de esa clase política, serán amañados y manoseados. Pero son conquistas de todo el pueblo hondureño. Ese pueblo que hoy está en pie de lucha, tendrá que defenderlos, exigir con alma y corazón su cumplimiento para que nuestro sacrificio, nuestros gritos y nuestras movilizaciones no sean en vano. Todo el pueblo a defender los instrumentos que hemos arrancado a fuerza de lucha y sacrificio a quienes se han apoderado de nuestro Estado hondureño y a quienes se han empecinado inútilmente de robar nuestras esperanzas”.

UNA LUCHA PACÍFICA HASTA LIBRARNOS DE LOS CORRUPTOS

“6.- Que hoy concluimos esta fase de la huelga de hambre, pero la lucha de resistencia, pacífica y ciudadana apenas ha iniciado. Convocamos a nuestro pueblo, el más hermoso, el honesto, el que tiene una sola cara de dignidad, el que se ha levantado a la voz de la justicia y en contra de la corrupción, lo convocamos a proseguir en lucha organizada y con todos los métodos pacíficos, los únicos con plena capacidad de desbaratar y destruir los planes de esta clase política violenta y corrupta. Convocamos a nuestro pueblo a proseguir la lucha de resistencia desde las trincheras de la calle, la organización popular y comunitaria, desde las iglesias fieles al Evangelio de Jesucristo, desde las instituciones públicas y las privadas en donde trabajamos, desde las aulas y desde el campo. Convocamos a convertir en trinchera de lucha todos los espacios en donde existe dolor de patria y en donde existe dignidad y repudio hacia nuestra perversa clase política.

7.- Que proclamamos nuestro repudio a la clase política para siempre, y hoy más que nunca proclamamos que sólo el pueblo salva al pueblo. Con esta huelga de hambre estamos dando nuestra ofrenda para que la lucha por la dignidad y en contra de la corrupción sean el rumbo que defina nuestro siglo XXI, desde la Resistencia Pacífica y Ciudadana. Este sacrificio no puede quedar en vano porque una sociedad que no valore la lucha con el sacrificio del propio cuerpo y de la vida no merece tener dignidad. Y nosotros seguiremos ofreciendo lucha y dignidad. Por eso, pueblo hondureño, a todas las organizaciones, organismos, instituciones y ciudadanos y ciudadanas que nos han acompañado en estos 38 días, les convocamos a la gran Asamblea de la Dignidad y la Justicia, encabezada por todos los huelguistas que estuvimos en los diversos lugares del país. La realizaremos el sábado 24 de este mes de mayo, a las 10 de la mañana en estos mismos Bajos del Congreso, para definir la Gran Estrategia de Lucha para proseguir la causa por la Dignidad y contra la corrupción que hemos iniciado con esta huelga de hambre y que no parará hasta que logremos ver una Honduras libre de la clase política corrupta y de todos aquellos que los amparan y bendicen. Desde este momento inauguramos la etapa siguiente de la Lucha de Resistencia, Pacífica y Ciudadana, y ahora el pueblo organizado y en “pie de testimonio” tiene la palabra y asume el nuevo proceso de lucha.

8.- Proclamamos el triunfo en esta batalla, y el inicio de la victoria en la guerra contra los enemigos de la patria; los que la entregaron al capital internacional, los que saquearon la empresa publica, los que destruyeron y siguen destruyendo nuestra riqueza ambiental, los que capturaron todas las instituciones del Estado, los que impidieron la vigencia de un verdadero Estado de Derecho”.

DESPUÉS DE LA HUELGA

Terminada la huelga de hambre, los que estuvimos hambreando hemos comenzado a recuperar poco a poco las libras perdidas. Las actividades de la vida cotidiana parecen estar relegando toda esta experiencia a una historia que ya dio todo lo que tenía quedar. Las ONG ya están consiguiendo dineritos de la cooperación para “sistematizar” la huelga de hambre con buenos salarios para los célebres “consultores”. El Fiscal General sigue en su puesto de protector de corruptos. Los medios de comunicación se esfuerzan en enviar al rincón del olvido los 38 días de huelga de hambre con sus insípidas noticias. Los políticos se afanan en convencer a la sociedad del fracaso de los fiscales y de lo inútil de su lucha, mientras los diversos sectores de las élites del país se acomodan en sus modorras y en la ruta rutinaria que trata de conducir al país hacia la campaña política con las mismas figuras de la corrupción de toda la vida.

A pesar de todo esto, el 24 de mayo -diez días después de la suspensión de la huelga- los Bajos del Congreso nacional volvieron a dar que hablar. De todas partes del país se juntó una gran multitud para escuchar de los huelguistas la decisión de poner en marcha el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia. El Presidente de la Asociación de Fiscales leyó la proclama de la constitución del Movimiento, y pidió el parecer de la asamblea. Un aplauso de cinco minutos ininterrumpido refrendó que el país estaba comenzando un nuevo período de su historia.

Tras la huelga de hambre, los huelguistas han comenzado a sentar las bases para dar organicidad y estructura a la simpatía y a la conciencia que se despertó en diversos sectores de la sociedad hondureña. La huelga de hambre en demanda del adecentamiento del Ministerio Público encajó con las ansias de justicia y de dignidad que silenciosamente ha venido creciendo en la sociedad hondureña. Los grandes medios de comunicación silenciaron la huelga de hambre o distorsionaron sus objetivos. Sin embargo, mucha gente no necesitó información ni que los medios le trasladaran la verdad de los acontecimientos, para convencerse que la acción de los ciudadanos en contra de los corruptos representaba sus propios sentimientos y deseos de dignidad y de justicia. La huelga de hambre ha destapado y puesto en la conciencia nacional la necesidad de combatir la corrupción, y al quedar desenmascarada la clase política como responsable directa de la corrupción o de proteger a los corruptos, ha surgido con mayor fuerza la necesidad de luchar contra la estructura política que sostiene la impunidad y a quienes utilizan el Estado para ventajas personales y familiares.

LA GRAN COSECHA DE LA HUELGA

La gran cosecha de la huelga es un Movimiento Amplio, de carácter político, y definido a partir de la lucha frontal en contra de la clase política corrupta del país. La huelga de hambre produjo al menos cuatro frutos, que se constituyen en desafíos políticos para este período.

El primero, el despertar de mucha gente sencilla y de clase media al compromiso de luchar por la dignidad y en contra de la corrupción. Entendieron que no se trata sólo de criticar la corrupción y quedarse indiferente ante lo que hacen los políticos y funcionarios públicos con los bienes del Estado, sino de comprometerse en la denuncia y en la participación militante para desenmascarar a los corruptos y a los que despilfarran los bienes de toda la nación. Este fruto representa un desafío: vertebrar la simpatía que despertó esta causa y convertirla en una organización social que le dé organicidad a la lucha contra la corrupción.

De la huelga de hambre surgió el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia, al cual se han vinculado los diversos sectores que participaron activamente en el desarrollo de la huelga y cuyos dirigentes han comenzado a visitar las diversas regiones del país para informar a la población sobre los logros de la huelga, el estado actual de lucha y para dejar establecidas estructuras regionales con el fin de que el Movimiento que va naciendo no se defina a partir de acuerdos cupulares, sino desde simpatías organizadas en la vida misma de las comunidades vertebradas territorialmente.

DOS INSTRUMENTOS JURÍDICOS

El segundo fruto fue haber arrancado de la clase política y de los funcionarios públicos dos importantes instrumentos jurídicos que jamás se hubieran conseguido sin la lucha iniciada por los fiscales. Esos instrumentos jurídicos ya comenzaron a ser manoseados por los diputados del Congreso Nacional, y existe el compromiso de la clase política de convertirlos en argumentos para sostener al actual Fiscal General en su condición de “inmune” ante las denuncias presentadas en su contra, y para preparar las condiciones para nombrar un nuevo Fiscal General que siga siendo fiel a los intereses de los grupos de poder.

Los dos instrumentos jurídicos están originalmente orientados, tanto a investigar al Fiscal General por denuncias que se presenten en su contra -y mientras se le investiga debe quedar suspendido de su cargo-, como al nombramiento de una Comisión con plenos poderes para revisar los expedientes de casos sonados que vinculan a altos funcionarios públicos y privados en casos de corrupción. Del dicho al hecho el Congreso Nacional ha establecido un enorme trecho,
y lo jurídico se convierte una vez más en una tranca para que se inicien procesos que detengan la aplicación de la justicia. El naciente Movimiento Amplio ha proseguido la demanda para que se pongan en práctica los dos decretos aprobados.¿Serán esfuerzos inútiles?

CON LA FRENTE EN ALTO

El tercer fruto es haber salido de la huelga con la frente en alto, sin que los fiscales ni los ciudadanos que los acompañaron hubiesen hecho pacto político alguno ni firmaran ningún compromiso con la clase política corrupta. Ningún político o funcionario público podrá decir que ha sacado ventajas de esta lucha a costa de la dignidad de los huelguistas. La lucha evidenció las maniobras, chantajes y manoseos que los políticos y funcionarios públicos hacen de las leyes y el control que ejercen sobre los principales medios de comunicación del país. Pero en ningún momento lograron doblegar a los fiscales.

Los huelguistas no sacaron al Fiscal General, pero tanto él como el Presidente del Congreso Nacional y su jauría de incondicionales, han salido tan chamuscados que sus vidas y futuros políticos ya no podrán gozar de la misma impunidad que ostentaban. Era un secreto a gritos que el Fiscal General, una vez cesado en sus funciones, pasaría a presidir la Corte Suprema de Justicia. Esa carrera política ya no la podrá realizar con el mismo éxito.

En su momento, altos personajes de la clase política y los funcionarios públicos hicieron enormes esfuerzos por negociar con los fiscales a partir de la habitual lógica del reparto de cuotas de poder, o buscando poner fin a la huelga firmando acuerdos que pasaran por elevar los perfiles de algunos de los funcionarios públicos zampados hasta el fondo en las campañas políticas, o hasta para elevar el perfil de alguna figura religiosa, demasiado deteriorada a lo largo de los 38 días que duró la huelga de hambre.

Los huelguistas no sucumbieron. Salieron de su esfuerzo con pocos logros tangibles, pero con una simpatía popular impresionante y con la frente en alto. Por ello, la huelga de hambre se ha convertido en uno de los mayores bienes públicos alcanzados tras décadas de no contar con bienes éticos que dignifiquen a la sociedad hondureña.

UNA EVIDENCIA:
CARENCIA DE LIDERAZGOS

El cuarto fruto que nos dejó la huelga es la constatación de que este país tiene una evidente carencia de liderazgos. Tanto en la derecha corrupta como en la izquierda y el movimiento popular. La derecha insensata se esfuerza por consolidar sus posiciones con los viejos caudillos tradicionales. Las siguientes elecciones, por ejemplo, nos dejarán, sin duda, con diputados, alcaldes y un Presidente. Representarán los liderazgos más rancios del país. Y los nuevos rostros que surgen llevan ya el estilo y los rasgos de los más curtidos caudillos del país. La derecha no supo renovar sus liderazgos ni dejar que sugieran nuevos dinamismos, nuevos rostros, apellidos, contenidos y métodos distintos, con capacidad para remozarla. Hoy, no tiene más camino que avanzar hacia más duros autoritarismos.

La izquierda se encuentra en una situación similar. No cuenta con una nueva generación comprometida con los nuevos desafíos intelectuales, culturales, sociales y políticos que se abren en el siglo veintiuno. Se parece a la derecha en cuanto a que los rostros nuevos que surgen en su seno repiten con fervor la consigna y el folleto de las décadas de gloria de la izquierda: la lucha por la toma del poder y el socialismo y el marxismo de la más pura estirpe, sin airear ese rico pensamiento releyéndolo a la luz de las nuevas realidades históricas.

Ante tan gran vacío de liderazgos el peligro de los mesianismos religiosos es un riesgo creciente. Este peligro quedó en evidencia en esta huelga de hambre. Líderes religiosos iluminados encuentran un terreno fértil en estos espacios de luchas populares, justamente por la ausencia de liderazgos sociales, populares y políticos. Llenar estos vacíos políticos con propuestas mesiánicas religiosas es un riesgo que le puede costar muy caro al país. Tanto desde una mirada de izquierda como desde una de derecha, cualquier tipo de fundamentalismo, sea de izquierda, de derecha, religioso o político, nos llevaría sin duda a nuevos autoritarismos que, al final de cuentas, vendrán a legitimar a los sectores interesados en seguir haciendo de la inseguridad y del miedo un negocio redondo, reduciendo la democracia a decisiones que toman ciertos grupos de poder.

LOS FISCALES: ¿NUEVOS LÍDERES?

Los fiscales que estuvieron en huelga de hambre, junto con quienes los apoyaron, están todavía por probarse como esos nuevos liderazgos que necesita el país. Son todavía un proyecto en ciernes, y podrían convertirse en un fiasco. Ya hemos conocido en otras experiencias, cercanas y no tan cercanas, de liderazgos altamente comprometidos y sacrificados que en un momento de la historia ofrecieron lo mejor de sus vidas. Y una vez nutridos con fama y con algún grado de poder, pasaron de lo sublime de sus entregas al ridículo de sus actos deshonestos y corruptos.

De momento, con su esfuerzo, estos fiscales ya han cuestionado a los liderazgos tradicionales y han desnudado tanto la ausencia de líderes sociales y políticos como evidenciado la necesidad urgente de apostar a nuevos liderazgos que cuestionen con su quehacer, su testimonio y su discurso, todas las expresiones autoritarias, fundamentalistas y rígidas que han caracterizado el paisaje político hondureño.

Apostarle al desarrollo de una nueva generación comprometida con un liderazgo que articule la vida personal con la pública, la ética con la política, la sencillez con la capacidad intelectual, es sin duda uno de los mayores regalos políticos que le heredan al país, los fiscales que decidieron iniciar esta huelga de hambre.

EL DESAFÍO:
ARTICULAR UN PROCESO

Para la continuidad de la lucha contra la corrupción que inició el grupo de fiscales, es necesario articular diversos factores en un mismo proceso. Es necesario articular el desarrollo organizativo y territorial del Movimiento Amplio con la presión jurídica; con la definición y puesta en marcha de una estrategia de comunicación que contrarreste la manipulación mediática de las cadenas de radio, de los canales de televisión y de los cuatro periódicos escritos; y con la investigación sobre los hechos de corrupción, identificando con nombre y apellido a quienes están sosteniendo la corrupción en el país.

Este proceso iniciado con la huelga de hambre se debe ir convirtiendo en una oportunidad para articular a diversos sectores de la sociedad en torno a la lucha por rescatar la política de manos de los actuales cinco partidos políticos, desarrollando propuestas organizativas que logren competir con éxito en el mediano plazo con las campañas políticas con las que, especialmente los dos partidos políticos mayoritarios, chantajean a la gente. Este es, sin duda, el desafío político estratégico de mayor envergadura de esta hora.

EL ACTIVISMO:
DESTRUCTOR DE PROCESOS

Para hacer frente a este desafío, las acciones inmediatas deben apuntar a esa construcción estratégica. Hay que romper con el afán inmediatista y con el mal del activismo, que hace creer a los líderes y dirigentes que están comprometidos, pero que acaba en el agotamiento y en el ensimismamiento en la coyuntura. Superar el corto plazo y el activismo son condiciones de posibilidad para promover procesos estratégicos reales. No pocos activistas, líderes y dirigentes del movimiento social y popular, se afanan por estar en todos los acontecimientos de la coyuntura, por no querer perder la oportunidad de ser protagonistas, como si cada acontecimiento fuese decisivo para el cambio del país. Y nadie se quiere perder cada oportunidad de “escribir la historia”. El Movimiento Amplio deberá luchar internamente para que sus dirigentes erradiquen de su corazón esa enfermedad prometeica: creer que sin ellos, sin sus esfuerzos, el país no se salva, y que sólo su presencia puede garantizar el éxito de la causa popular.

DEBEMOS QUEDAR POR FUERA
DE LA CAMPAÑA ELECTORAL

Honduras está actualmente atiborrada de campañas políticas en torno a las elecciones primarias de los partidos, antesalas de las elecciones generales. Los dirigentes de los diversos sectores sociales ya están nerviosos porque no quieren perderse ese atractivo tren de la política electoral. Y la verdad es que esas elecciones ya están cocinadas. Los candidatos a alcaldes, diputados y Presidentes de la República que saldrán de esas urnas azules y coloradas ya han sido negociados con los caciques propietarios de unos partidos políticos que manejan como feudos, manipulando a la gente sencilla y de buena voluntad como clientes con los que crecer en sus negocios políticos.
Esos candidatos, una vez electos como autoridades, se encargarán de elegir a quienes tienen la responsabilidad de administrar la justicia. Si el país no cambia, lo harán siempre al servicio de los caudillos y mandamases de los partidos políticos que controlan el Estado. En este esquema los tres partidos pequeños muy poco tienen que hacer, aparte de estar a la zaga de las dos poderosas maquinarias electorales, y muy poco tienen que proponer que tenga un asidero real. Las elecciones primarias son tan sólo un procedimiento formal. Las verdaderas elecciones se deciden antes de que la gente ingenua y de buena voluntad vaya a votar.

El peor servicio que se le puede hacer al Movimiento Amplio sería aceptar propuestas de cualquiera de los cinco partidos políticos. Participar en este proceso electoral no sólo legitimaría a los grupos de poder que tienen controlados todos los hilos de las campañas. El Movimiento Amplio abortaría cuando apenas ha sido concebido y comienza su proceso de gestación. El proceso político electoral no le pertenece a la gente seria y visionaria del país y, por eso, el Movimiento Amplio debe ignorarlo, y situarse en otro lugar: cuestionando la política electoral como factor de desmovilización social.

El mejor servicio que se le puede hacer al proceso que se inició con la huelga de hambre -y que hoy se comienza a expresar en el Movimiento Amplio- es hacer caso omiso al actual proceso electoral y dedicar todos los esfuerzos a sembrar las condiciones organizativas territoriales del Movimiento Amplio. Los fiscales debían hacer el juramento de no aceptar, bajo ninguna circunstancia, una candidatura política. Así el Movimiento Amplio se irá consolidando hasta constituirse a mediano plazo en un proyecto político -lo más cercano no puede ser antes del 2012-, que actúe con una propuesta propia y brille con una luz propia, sin necesidad de andar prestando bandera a ninguno de los cinco partidos políticos actualmente existentes. El Movimiento Amplio está llamado a ser un proyecto político que rompa con la dinámica de los actuales cinco partidos políticos. Nació en los Bajos del Congreso y debe construirse desde los “bajos del pueblo”.

NUESTRAS APUESTAS

Apostamos a:
- Desarrollar una lucha permanente y frontal contra todo tipo de corrupción.
- Dignificar a todas las personas históricamente aplastadas en Honduras.

- Construirnos como pueblo, entendiéndolo como el encuentro organizado de todas las personas oprimidas y explotadas.

- Propiciar la existencia de una sociedad en donde las instituciones estén al servicio de la dignidad de las personas y la justicia se imparta sin privilegios.

- Ser un pueblo que lucha contra la opresión de las mujeres, de la juventud y de los pueblos indígenas.

- Generar un cambio en el sistema social, político y económico que históricamente ha imperado en nuestro país
en perjuicio de la mayoría de los hondureños y hondureñas.

- Emplear la resistencia pacífica y ciudadana y la no violencia activa como método para desenmascarar y desbaratar a los violentos.

NUESTRAS RENUNCIAS

Renunciamos a:
- Aceptar la corrupción institucionalizada.

- Al discurso oficial que defiende un falso Estado de Derecho y una Democracia, productores de corrupción, privilegios
e impunidad.

- La política, entendida como arribismo o como modo de traficar con las necesidades, la conciencia y la dignidad de las personas.

- Una sociedad que legitima las desigualdades entre las mujeres y los hombres.

- A la indiferencia y el conformismo frente a las injusticias.

- A ser corruptos, entendiendo que es corrupta la persona que ejecuta actos de corrupción y también lo es aquella que los permite o tolera con su silencio.

NUESTRO CAMINO

El que vaya sumando a toda la gente que siente dolor de patria y se indigna ante la corrupción. El que vaya construyendo organización y liderazgos a partir del compromiso de levantar y poner a andar a las personas que el sistema ha aplastado y oprimido. El que vaya construyendo nuevos liderazgos que unan la palabra con el testimonio de vida, sepan transformar los destrozos en solidaridades y los fracasos en oportunidades para fortalecer la lucha. El que vaya desarrollando en las mujeres y en los hombres nuevas relaciones de género. El que vaya despertando a una nueva generación comprometida con la dignidad y la justicia.

Queremos caminar con los hombres y las mujeres conscientes y determinados a combatir la corrupción y a los corruptos que operan en las distintas esferas de la sociedad. Con todas las organizaciones sociales, populares, comunitarias, campesinas, indígenas, cristianas, de incidencia, gremiales, de Derechos Humanos, feministas, de jóvenes, de distintas opciones sexuales, con todos los movimientos y personas que quieran seguirse construyendo como pueblo en el camino.

NUESTRAS PRIORIDADES:
DESDE EL TERRITORIO

El Movimiento Amplio debe convertirse en un proyecto organizativo territorial. Su lugar ha de definirse fuera de los círculos cupulares en donde tradicionalmente se establecen los acuerdos entre dirigentes. Y para no ser una organización de dirigentes ilustrados, el Movimiento Amplio debe construirse fuera de los círculos de la capital y de los sectores del movimiento social y popular, que se definen a partir de los directores, coordinadores, presidentes o secretarios generales de las organizaciones y organismos que conforman el actual movimiento social y popular hondureño. Debe construirse territorialmente en las diversas regiones del país. Y debe obviar el actual proceso electoral, como una decisión política.

Este componente organizativo deberá expresarse en la calendarización de visitas a la mayor parte de sectores y regiones del país. Estas visitas deberán estar debidamente organizadas y se deberá contar en ellas con la participación de la gente de las organizaciones sociales, comunitarias y religiosas de la zona o región. Para realizar este trabajo prioritario, se deberá mapear el territorio e identificar en cada zona a las personas, grupos y organizaciones, evitando quedarse únicamente con los enlaces típicos, puesto que se corre el riesgo de que en lugar de que el Movimiento Amplio se convierta en una apuesta novedosa, consolide a los pequeños caciques y a las estructuras verticales e individuales que caracterizan el panorama político organizativo del país.

OTRAS REDES DE COMUNICACIÓN

A la par de construirse territorialmente, el Movimiento Amplio debe poner en marcha un dispositivo de análisis e investigación de los grupos y medios de comunicación comprometidos con la corrupción. Este trabajo documental deberá dar sustento, seriedad y respeto a la crítica, denuncia y demandas jurídicas que el Movimiento Social presente a la sociedad hondureña. Invertir energías, recursos y personas en este trabajo de investigación redundará sin duda en los aportes de fondo que se podrán ofrecer en el seguimiento a los desmanes de la corrupta clase política y empresarial del país.

El Movimiento Amplio deberá impulsar y poner en marcha una estrategia coherente de comunicación que se defina a partir de conformar una red alternativa de radios locales y comunitarias, canales locales y medios escritos en torno a temáticas y contenidos comunes. La competencia eficaz frente a los medios de comunicación que monopolizan la noticia y la opinión desde los intereses de los grupos de poder no significa crear medios grandes, sino articular el mayor número de medios pequeños que están extendidos a lo largo del territorio nacional. Tampoco es eficaz sustituir los medios pequeños existentes o crear medios nuevos. La eficacia política reside en articular esos medios en torno a contenidos y en torno a una estrategia común.

¿CON QUÉ DINERO?

El Movimiento Amplio necesitará también una estrategia de finanzas que garantice el desarrollo eficaz de su trabajo. Esa estrategia de finanzas deberá tener como punto de partida el aporte de la gente sencilla, antes que los apoyos de sectores con capacidad para alimentar económicamente una lucha. Se deben buscar diversos nichos de aporte económico y todos son importantes. Pero el Movimiento Amplio debe aspirar a que la gente sencilla de las comunidades sienta que la lucha por la dignidad y la justicia la está canalizando a través de un Movimiento que es suyo, que no es de unos cuantos dirigentes de la cúpula que se reúnen iluminadamente en la capital.

Para que esto ocurra, se debería definir una estrategia de finanzas que cuente con actividades que lleguen a las aldeas, comunidades y barrios en donde vive la gente pobre. Lograr que en las aldeas y barrios se coloque un bote en donde la gente pueda depositar su lempira sería una señal formidable para la construcción de un Movimiento que se construye desde abajo. Así como el Movimiento surgió en los Bajos del Congreso, el Movimiento se deberá consolidar en los “bajos de la vida del pueblo”.

CON MUCHAS ALIANZAS

El Movimiento Amplio deberá sostener e impulsar una política de alianzas cuya base de sostenimiento sea su permanente retroalimentación con el movimiento comunitario territorial, en donde debería encontrar la mayor de sus identidades. La primera y fundamental de sus alianzas deberá estar con los sectores organizados desde su propio territorio. Luego vendrá la articulación con las instancias que se agrupan en torno a la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP), priorizando entre ellas las instancias regionales que se identifican con mayor claridad con el movimiento comunitario territorial. Luego vendría la coordinación con los organismos e instituciones no gubernamentales, priorizando entre ellos los que han tenido un proceso histórico de reconocido compromiso con las luchas populares y con la defensa y promoción de los derechos humanos y ambientales, y con los derechos de las mujeres.

Finalmente, se establecería una relación de diálogo y de eventual coordinación con las iglesias, distinguiendo entre aquellas expresiones que han sabido unir su confesión de fe con la práctica de la justicia, que saben establecer el compromiso político a partir de la promoción de los liderazgos laicales, y que se comprometen a mantener plena independencia entre sus opciones religiosas y las opciones políticas del Movimiento Amplio.

A no ser por circunstancias extraordinarias y debidamente consultadas y consensuadas, con los partidos políticos y con instancias del Estado se establecerán compromisos específicos a partir de una unidad en la acción concreta, evitando establecer alianzas permanentes.

POR LA IDENTIDAD CULTURAL

Entre sus prioridades, el Movimiento Amplio deberá también impulsar una propuesta de formación y de promoción y desarrollo cultural, que ponga su énfasis en la puesta en marcha de escuelas de formación que articulen las temáticas políticas con las éticas, las culturales y las metodológicas, que vinculen el hacer con el ser de las personas. Hay que evitar en lo posible los talleres puntuales y dispersos y apostar a la formación en procesos. De igual manera, el desarrollo cultural debe tener un entronque directo con la vida del movimiento comunitario territorial, base del Movimiento Amplio. Promover, por ejemplo, festivales de canto, de teatro, poesía en las regiones, con las mujeres, los jóvenes, las organizaciones comunitarias, con el fin de que el Movimiento Amplio se inserte en la recuperación de la identidad cultural, humana, política, social y que fomente nuevas relaciones de género en las comunidades.

La lucha específica por un correcto funcionamiento de la justicia es una prioridad que completa y complementa a las anteriores, y es lo que ha de canalizar de manera precisa el combate contra la corrupción y contra las maniobras de la clase política corrupta. Este componente de la lucha específica por la justicia deberá definir el seguimiento a los dos instrumentos jurídicos aprobados por el Congreso, el seguimiento a la elección del nuevo Fiscal General y de los 15 magistrados de la Corte Suprema de Justicia, autoridades que serán electas a comienzos del año 2009. Este seguimiento deberá estar acompañado de la denuncia nacional e internacional de todas las maniobras que la clase política corrupta ya está impulsando para seguir controlando y manoseando las instituciones públicas.

ORGANIZANDO LOS SUEÑOS

A menos de dos meses de haber concluido la huelga de hambre, los huelguistas, junto con los diversos sectores que acompañaron su lucha, se han reunido en varias ocasiones para compartir la comida, las experiencias personales, familiares y sociales, para fortalecerse en los sueños. La decisión de dar organicidad a tanta simpatía es un consenso entre toda la gente que se reúne. Hay una enorme diversidad de personas, organizaciones, historias, todas ellas repletas de desconfianzas hacia quienes se organizan, porque los afanes de poder y el utilizar las demandas de los pobres para escalar posiciones han hecho muy amarga la historia de la izquierda hondureña.

A pesar de todo, la mística que ha brotado del sacrificio de la huelga y que está en el ambiente, el deseo de construir organizaciones sin luchas de poder y en contra de todo tipo de corrupción, es lo que hoy prima entre quienes han decidido organizar las simpatías que generó la huelga para traducirlas en el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia. Hemos decidido no crear estructuras complicadas, ni siquiera permanentes. Tan sólo una pequeña instancia de coordinación nacional ha sido suficiente para poner en marcha el primer proceso. Lo primero que hemos buscado es darle orden a los sueños, a todos estos planes, a todos estos sueños.

CORRESPONSAL DE ENVÍO EN HONDURAS.

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