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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 315 | Junio 2008

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Nicaragua

Dobles tenazas

Forzar a la población al bipartidismo FSLN-PLC, a que elija entre danielismo y arnoldismo es la doble tenaza política que diseñó el pacto hace nueve años y que se activó este mes. Esta doble tenaza se combina con otra: la de las dos fuerzas que actúan en el gobierno del FSLN: una privatizando los recursos estatales en interés de empresas familiares y otra partidarizando los programas sociales en interés del proyecto político de la pareja gobernante.

Equipo Nitlápan-Envío

Hay ocasiones en que todo se junta. O casi todo. Es el caso de lo ocurrido en el último mes nicaragüense. La crisis energética -una de las raíces de la crisis alimentaria- estalló en un contundente paro nacional del transporte, lleno de consecuencias económicas y lecciones políticas. A los pocos días de finalizado el paro, un inesperado -tanto en el espacio como en el tiempo- semi-huracán llamado “Alma” afectó gravemente al Occidente del país, revelando otra de las raíces de las crisis globales-nacionales que están desafiando a Nicaragua: el cambio climático.

En ambos desastres abundaron señales sobre la ineficiencia e incapacidad del equipo de gobierno para conducir a la sociedad y al país en situaciones tan difíciles. Más oscuro el panorama al aparecer nuevas evidencias de la corrupción gubernamental.

UN HECHO INÉDITO
EN LOS ÚLTIMOS 17 AÑOS

El 5 de mayo inició un paro del transporte, que muy pronto tuvo dimensión nacional. El alza continua de los precios del petróleo hace cada día menos rentable la actividad de miles de transportistas. Reclamaban un congelamiento del precio de los combustibles para quienes prestan servicios de transporte público. Alegaban que si el costo de la vida está subiendo también se debe a que quienes transportan los alimentos cada vez lo hacen a un mayor costo.

Con excepciones y en rápida escalada se lanzaron a la acción de protesta buses interurbanos, taxis y furgones de carga de todo el país. En Managua, los buses de transporte público -que desde hace años reciben subsidios que les permiten mantener congelado el pasaje que cobran a los usuarios- se adhirieron parcialmente y no al comienzo. Esta ausencia, y los lentes managüizados con que miramos siempre la realidad nacional, no permitieron apreciar desde la capital la magnitud de lo que estaba ocurriendo.

Estaba ocurriendo un hecho inédito en los últimos 17 años. Por primera vez, calles y carreteras de Nicaragua fueron escenario de la movilización masiva de un gremio, organizado y tenaz, sin que el FSLN orientara esa lucha, la dirigiera, la activara o tuviera capacidad para desactivarla, controlando a los movilizados o manipulando sus negociaciones.

Vehículos de todo tamaño estacionados en toda la geografía, “parados” en plantones, cerrando parcialmente calles y carreteras, con sus conductores al lado, reclamaban al gobierno una solución.

NI “DIVINOS” NI “POPULARES”,
PERO APOYADOS

El paro duró 12 días consecutivos. Zonas enteras del país quedaron incomunicadas, la producción campesina se perdía por no encontrar salida, los mercados de Managua fueron quedando desabastecidos, los transportistas de la Costa Caribe también pararon, algo inusual. Las pérdidas económicas -especialmente las de la economía rural familiar- no han sido cuantificadas.

El gremio de los transportistas no es “ni divino ni popular”: no recoge mucha simpatía del resto de la población. Por la irresponsabilidad y descortesía con la que muchos conducen, porque los buseros de Managua tienen etiqueta de privilegiados…

Sin embargo, la población respaldó el paro, comprendiendo que lo que pedían era justo. Y entendiendo que si no se congelaba el precio de los combustibles, subiría el pasaje y todo lo demás seguiría subiendo. En León, Masaya y otros puntos la población se unió a los transportistas en los plantones y los defendió. Y aprovechó esta movilización de la que los medios estaban informando continuamente para expresar otros muchos descontentos.

El 6 de mayo hubo un notorio despliegue policial en León contra los transportistas y contra sus vehículos, retirados a la fuerza de las calles, mientras sus dueños oponían resistencia. El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) recontó en la estación policial 12 microbuses, 17 taxis, 9 buses y 8 camioncitos, la mayoría de ellos con los vidrios quebrados por los agentes policiales que se los llevaron.

QUE SE ABRA
ESA “CAJA NEGRA”

Nicaragua está recibiendo desde 2007 un trato preferencial de parte del gobierno venezolano para la compra de petróleo. Era lógico que la demanda de congelar el precio del combustible apuntara en la dirección del convenio petrolero entre Ortega y Chávez. Desde el primer momento saltó a las calles el reclamo de que el gobierno abriera la “caja negra” de la cooperación venezolana: de ahí podían salir los recursos para el subsidio, para el congelamiento, para la rebaja. Los transportistas apuntaban a romper el secretismo del gobierno y la discrecionalidad con que ha manejado todo lo relacionado con las ayudas de Chávez.

Transportistas y economistas hacían propuestas bien concretas en los medios y en los plantones. Subsidio al precio de los combustibles para los transportistas por lo menos por tres meses, por lo menos por un año, hasta por un año y medio. Las soluciones no debían ser coyunturales, sino para dar cierta estabilidad a la economía “pulverizada” por el alza del petróleo, según el diputado liberal Aguirre Sacasa.

Algunos señalaban en dirección estratégica: los recursos para congelar o subsidiar debían salir de la reforma tributaria, tan anunciada como postergada. El alcalde de Managua, Dionisio Marenco, iniciador del convenio con Chávez cuando Ortega no era aún Presidente, propuso que Daniel Ortega viajara a Venezuela y hablara con Hugo Chávez para que le dieran a Nicaragua aun más ventajas en el convenio y hasta un precio preferencial. “Aunque sea prohibido por la OPEP, lo que consume Nicaragua es tan poco que se podría hacer”, dijo.

Mientras la Policía seguía actuando -como actúa siempre en estos conflictos, con expresa orden presidencial- con una contundencia que contrastaba con su ausencia en las anteriores protesta de churequeros y costeños, el Presidente no aparecía, los medios oficialistas negaban las dimensiones del paro o descalificaban a sus dirigentes y las organizaciones sociales controladas por el FSLN permanecían en silencio. Un gran contraste, recordando que Daniel Ortega encabezó a estas mismas organizaciones en defensa de estos mismos transportistas en sus violentas protestas durante los tres gobiernos que precedieron al suyo.

DIVIDE... Y NO VENCERÁS

En su silencio, el gobierno y sus operadores políticos ensayaron los métodos habituales: dividir a las cooperativas del transporte, comprar voluntades y amenazar. No funcionó. En la primera reunión con las directivas de los transportistas, tras siete días de paro, el Ministro del Transporte fue abucheado. La falta de confianza en los ministros de este gobierno -que o no hablan o hablan sin autoridad y sin franqueza- se puso de manifiesto. El gobierno propuso -siguiendo el guión habitual de tantos otros conflictos- al Cardenal Obando como mediador y garante de acuerdos. Los transportistas lo rechazaron y no aceptaron ningún acuerdo. La creciente falta de credibilidad de Obando es un dato que se va fijando en la realidad nacional. El 12 de mayo exigieron negociar única y directamente con Daniel Ortega.

En los plantones de todo el país, Ortega fue conminado a actuar responsablemente, fue insultado con epítetos impublicables, fue amenazado con ser sacado “a machetazos” del gobierno, y con frecuencia quienes así se expresaban decían ser sandinistas, haber votado por Ortega, haber sido “enseñados por el sandinismo a luchar”. La propuesta del Ministro de Hacienda de rebajar 6 centavos de dólar por galón de combustible enardeció al gremio y lo unió en un bloque más sólido. El ambiguo dirigente de los buseros de Managua, Rafael Quinto, se lamentaba del autismo de Ortega: Lo tienen aislado, reconoció.

“LAMENTAMOS
LO QUE HICIMOS”

El 13 de mayo fue el día de mayor violencia. Manos desconocidas prendieron fuego a los cabezales de dos furgones y hubo batallas campales en varios puntos estratégicos de las carreteras entre policías, transportistas y pobladores. En Las Maderas, el CENIDH informó que la Policía había realizado un ataque represivo con saña y una cacería dentro de la comunidad.

Al día siguiente, y en un acto insólito y ejemplar, la Primera Comisionada de la Policía, Aminta Granera -la persona pública con más merecida simpatía en Nicaragua, según van diciendo las encuestas- reconoció los excesos de sus subordinados, se disculpó ante los pobladores -Lamentamos lo que hicimos- y los abrazó uno a uno. Para entonces había decenas de apresados entre transportistas y pobladores. Granera ordenó liberarlos. Decenas también de lesionados, también policías.

La situación era insostenible. El 14 de mayo se anunció un mensaje a la nación de Ortega en cadena nacional para las 5pm. Según su arraigada impuntualidad, inició a las 7.30pm. En un discurso larguísimo y lleno de digresiones, Ortega volvió a llamar a los nicaragüenses a agradecerle a Dios que sea él quien nos gobierna, apeló a la “conciencia” y al “espíritu cristiano” para detener el paro, propuso “soluciones” tan extravagantes como que los taxistas de la capital trabajen sólo un día a la semana para así aliviar la competencia -hay 12 mil taxis en Managua- y ganar más.

CAJA NEGRA:
¿520 MILLONES DE DÓLARES?

Más allá de su interminable discurso, lo concreto fue rebajar 50 centavos de dólar por galón de combustible. Las irresponsables palabras presidenciales enardecieron al gremio y nada más terminar de hablar el Presidente, los transportistas anunciaron que el paro continuaba.

Lo más interesante fue que, por primera vez, Ortega abrió la “caja negra” de la cooperación venezolana, dando un detalle pormenorizado -aunque no verificable, por ser el papelito que leyó la única fuente- de los recursos que maneja discrecionalmente en ese “presupuesto paralelo”, sobre el que nunca ha habido transparencia y sobre el que ninguna institución tiene ni información ni control. Ortega sumó ese día hasta 520 millones de dólares.

Tan enorme suma y su distribución incomprobable causaron escándalo. En el país legal, ¿había cometido el Presidente un delito por uso discrecional de tan cuantiosos fondos públicos? En el país real, sus palabras abonaron a otros cientos de palabras que a diario nos abruman hablándonos de leyes que no se respetan, de instituciones que no funcionan, de cifras que no se comprueban, de promesas que no se cumplen, de abusos que no se castigan, de corrupción que se practica, de impunidades instaladas.

El economista José Luis Medal desestimó la cifra de 520 millones: “En un país con un PIB que apenas llega a unos 6 mil millones de dólares una inversión de ese monto ya hubiera provocado una reactivación económica que no se ve por ningún lado”.

TRAS DOCE DÍAS DE PARO

La primera aparición de Ortega para parar el paro resultó tan desacertada -por decir lo menos- que encontró en sus negativos resultados la excusa para no asistir a la V Cumbre América Latina-Unión Europea, que se celebraba en Lima, en donde lo esperaban movimientos sociales muy críticos del rumbo “de izquierda” de su gobierno, especialmente grupos de mujeres, listas a enrostrarle, una vez más, la violación de derechos humanos que fue la penalización del aborto terapéutico, a la que el FSLN contribuyó tan entusiásticamente. Altísimo ha sido el costo político que ha pagado Ortega por este error.

Dos días después de abrir la “caja negra”, Ortega, incapaz de aclarar, de convencer y de negociar, tuvo que hacer lo único que le quedaba: ceder. En una comparecencia más breve se comprometió con los transportistas de buses interurbanos y de taxis a una rebaja de $1.30 en el diesel y la gasolina en gasolineras habilitadas por el gobierno. No especificó de dónde saldría este subsidio. Por fuera del acuerdo quedó el transporte de carga, tanto nacional como internacional. Anunció también la conformación de mesas técnicas negociadoras para darle una solución de fondo al problema que seguirá generando la imparable alza de los pre¬cios internacionales del combustible.

El paro terminó. Pero, como los transportistas reclamaban congelamiento y no rebaja, las subidas del petróleo continuaron pulverizándonos y la rebaja se fue rebajando. Veinte días después de finalizado el paro, la falta de control del gobierno en la venta del combustible rebajado había ido creando un “mercadito negro” y a las mesas técnicas les sobraban “patas”: los transportistas rechazaban que fueran presididas por los CPC departamentales y los alcaldes o que las integraran solamente con las cooperativas dóciles al gobierno.

LA GRAN CONTRADICCIÓN
DE ESTA HORA

¿Vendrá otro paro como éste? El problema del petróleo es mundial Nicaragua es un país irrelevante en ese escenario mayor y carece de mecanismos para resolverlo a ese nivel, y aunque Ortega tiene en el convenio con Chávez una puerta, ésta es estrecha. Su margen de maniobra no es tan grande. La contradicción de esta hora surge porque el gobernante ha decidido usar los recursos y vínculos con Venezuela y con Chávez para su proyecto político, el que le garantice su perpetuación en el poder. Ésa es su prioridad.

La contradicción entre el proyecto político con que Ortega llegó al gobierno y lo que la coyuntura internacional y nacional le está reclamando es central.

Lo comenta así el economista Adolfo Acevedo: “Si el gobierno no utiliza los recursos venezolanos para amortiguar el grave y masivo impacto de los precios del petróleo sobre la economía y la población, particularmente cuando estos precios están alcanzando niveles cada vez más difíciles de absorber para la economía y la sociedad nicaragüense, la crisis resultante podría ser tan severa que también podría dar al traste con sus propias prioridades políticas”.

“La opción de que la economía y la sociedad nicaragüense “se las arreglen como puedan” frente al impacto de esta escalada de los precios del petróleo, mientras el país dispone de recursos que aumentan con el precio del petróleo, para concentrarse obsesivamente en el impulso de un proyecto político que se construyó abstrayéndose de esta crisis, no parece ni realista ni sensato ni responsable”.

“Un proyecto político que se construye y se impulsa al margen de las necesidades y las crisis que la vida misma impone al país podría no ser viable. Aunque el gobierno no sea responsable por el aumento en los precios del petróleo, sí es responsable de encabezar la administración de la crisis, siguiendo el consejo que le dio en Managua el presidente Evo Morales: aprendiendo a escuchar y comenzando a comunicarse. Rompiendo el autismo y definiendo de manera seria y deliberativa las vías que el país deberá transitar para poder recuperar viabilidad a mediano y largo plazo”.

REVELACIONES DEL PARO

El paro del transporte fue revelador. Marcará -tal vez, ya que todo es incierto en Nicaragua- un antes y un después. Para el FSLN, porque “perdió las calles”. Para Ortega, porque lució más incapaz que nunca para manejar el descontento popular. Para el discurso oficial, porque habla de “los pobres del mundo” pero no logra dar respuestas ni caminos viables a los pobres de Nicaragua y porque proclama al “pueblo Presidente” sólo cuando el pueblo aplaude al presidente. Para la movilización social, porque se desperezó después de años y años de inercia y manipulación. Para la oposición política, porque fue desplazada por un gremio que se expresó con independencia de cualquiera de los partidos existentes.

También para el sandinismo. Un alto porcentaje de los transportistas que estuvieron en paro son sandinistas. Quedaron decepcionados de la falta de respuestas de “su” gobierno.

38%: CIFRA EN DESCENSO

Es una realidad que el respaldo del sandinismo al gobierno del FSLN se va erosionando poco a poco, golpe a golpe. Las encuestas lo dicen. Y en la calle se siente.

En una encuesta nacional de la empresa M&R, realizada durante los primeros días del paro de transporte (3-9mayo), el 32.3% de quienes se identificaron como simpatizantes del FSLN expresó su distancia de Ortega por “autoritario” y el 52.7% dijo que no había cumplido sus promesas de hambre cero y desempleo cero. En el universo más amplio de los encuestados, ocho de cada diez nicaragüenses piensan lo mismo.

La misma encuesta sondeó la opinión sobre el proyecto político emblemático del gobierno, su prioridad: los Consejos del Poder Ciudadano, supuesta encarnación de la idea central de que “el pueblo es Presidente”. Sólo un 3.2% de los encuestados admitió ser miembro de los CPC y sólo un 16.6% afirmó que en el futuro estaría dispuesto a integrarse. Hay que contrastar esas cifras con el 38% de votos que llevó a Ortega al gobierno.

DE NUEVO EL PACTO

Conscientes de este desgaste, que el paro profundizó, y manteniendo como prioridad política su reelección, al término del paro del transporte Ortega y su gente elevaron “la parada” política, acelerando las negociaciones de un nuevo capítulo del pacto PLC-FSLN, que desembocará seguramente este año en reformas constitucionales que permitan a Ortega lanzarse a la reelección en 2011.

La política necesariamente es doy para que me den, afirmó sin ningún pudor el diputado del PLC Wilfredo Navarro, uno de los más incondicionales del también desgastado pero activísimo reo por corrupción Arnoldo Alemán. En el re-re-re-repacto de este mayo 2008 lo que “se dieron” entre ambos grupos fue una decisión final sobre la fecha de las elecciones en el Caribe y los ocho nombres, electos o reelectos, de la mitad de los magistrados a la Corte Suprema de Justicia, que terminan sus períodos en junio y septiembre.

Como viene sucediendo desde 2003, en este “doy para que me den” no estuvo ausente el futuro político de Alemán: ¿“preso” como hasta ahora con total libertad de movimientos o libre definitivamente? Está por verse. Además, en el intercambio de intereses hubo una inesperada “propina”: el CSE decidió cancelar la personería jurídica a los únicos cuatro partidos -dos nacionales y dos regionales- que pueden calificarse como claros opositores a los partidos del pacto.

¿QUÉ ME DAS? ¿QUÉ TE DOY?

La sangre corrió en abril en Bilwi entre simpatizantes de Yátama aliados del FSLN y Yátamas opuestos al FSLN por la arbitraria cancelación que el CSE hizo de las elecciones municipales en tres municipios del Caribe Norte. La ilegalidad cometida por el CSE -preocupante precedente de futuras decisiones de mayor calibre en temas electorales- unió a todos los diputados de oposición: se comprometieron ante la opinión pública a reformar la Ley Electoral, para establecer claramente que estas decisiones le corresponden a la Asamblea y no al CSE.

Pero la oposición al gobierno de Ortega entre los diputados del PLC vive en continuo vaivén. Todavía, una mayoría de ellos continúan ligados a los “dame que te doy” del pacto. Aunque en calidad de socio minoritario, Alemán y quienes lo respaldan se benefician de estos intercambios de muchas maneras. Y Alemán sigue siendo para ellos un factor de poder: les garantiza cargos, prebendas, privilegios…Para concretar este nuevo capítulo del pacto, los diputados del FSLN en el Parlamento y su Directiva -del FSLN y del PLC- paralizaron la actividad legislativa durante mes y medio hasta tener listos los trueques del nuevo “dame que te doy”.

Hasta el 2 de junio reanudaron las sesiones del Legislativo, y el día 4 votos danielistas y alemanistas aprobaron el cambio de la fecha de las elecciones municipales en todo el país del 2 de noviembre -por la celebración del tradicional día de difuntos- al 9 de noviembre y, en lo verdaderamente polémico, pospusieron las votaciones no en tres sino en los siete municipios del Caribe Norte hasta el 18 de enero de 2009. Así el FSLN salvaba su capricho de posponer los comicios, en vez de para abril -como determinó el CSE después de que corrió la sangre- hasta enero.

Pero la gran ganancia política del PLC y del FSLN en este capítulo del pacto no está ni en el calendario ni siquiera en los nombre de los ocho magistrados pactados, que serán como siempre mitad y mitad: cuatro para el FSLN, cuatro para el PLC. La ganancia apuesta a un nuevo y desesperado intento por forzar el bipartidismo.

DE NUEVO EL BIPARTIDISMO

Imponer el bipartidismo (sandinistas-liberales y ahora danielistas-arnol¬distas) fue uno de los objetivos centrales del pacto de 1999 entre Alemán en el gobierno y Ortega en la oposición, “gobernando desde abajo”. La Ley Electoral que hoy padecemos -excluyente como pocas en el mundo-, está diseñada para impedir que surjan nuevas opciones políticas y para anular las que surgen. La supresión de la suscripción popular en los municipios, las enormes dificultades para establecer alianzas, los requisitos para crear un partido, no buscaban más democracia, sino un reino: el de solo dos.

Todos los análisis que se hicieron de las elecciones de 2006 coincidían en que se había roto el bipartidismo. La emergencia del liberalismo encabezado por Montealegre (quedó en segundo lugar en votos) desafiando la corrupción del caudillo Alemán y la opción sandinista del MRS (20% del voto en Managua) desafiando a Ortega prometían una competencia más plural en las siguientes contiendas.

Después de lo que reveló el paro de transporte y en una situación de crisis tan complejas y recurrentes como son las actuales, con un descontento social creciente, la lógica del pacto tenía que retomar sus preocupaciones originales y forzar de nuevo el bipartidismo. Como era de esperar, golpearon en ambas direcciones: hacia el liberalismo no alemanista y hacia el sandinismo no danielista.

MONTEALEGRE:
CADA VEZ MÁS FRÁGIL

El nuevo capítulo del pacto desgasta a Eduardo Montealegre. Desde hace me¬ses es acusado con una costosísima propaganda oficial de radio y televisión como “ladrón”, haciéndolo único responsable del escándalo financiero de los bonos CENIS. Ahora, con la reedición del pacto viene la doble tenaza: es un ladrón que se alió a un ladrón, Alemán.

El primer paso en esta dirección ocurrió hace meses, cuando el CSE -herramienta incondicional del pacto y hoy bajo control casi total del danielismo- le entregó el partido ALN de Montealegre a Eliseo Núñez, aliado ahora del FSLN. En estas circunstancias, la decisión de Montealegre y de su grupo -aún no partido- Vamos con Eduardo (VCE) de cobijarse en la casilla roja del PLC para poder participar en las elecciones municipales, colocó a Montealegre en una posición muy ambigua y frágil.

Le llovieron críticas: ¿cómo se aliaba a Alemán? Todo lo que el PLC acordó ahora con Daniel Ortega en este nuevo capítulo del pacto -fechas, magistrados, anulación de partidos y lo que no vemos- se decidió sin consultarle para nada a Montealegre y a los que “van” con él, como se había establecido. Esto fragiliza aún más la alianza Montealegre-PLC, que ya estaba signada desde el comienzo por la desconfianza.

DECEPCIÓN EN EL 38%

El corsé bipartidista que Alemán y Ortega le quieren imponer a la sociedad requiere, especialmente, de anular otras opciones sandinistas. El 38% de quienes votaron por Ortega no crece, mengua. Entre quienes llevaron al gobierno a Daniel Ortega hubo muchos sandinistas que creyeron sinceramente que la “segunda oportunidad” que le concedían era la oportunidad de mayor justicia social que el país se merecía.

Creyeron que el FSLN había aprendido, que había asumido sus errores y que habría un cambio que favorecería a los más pobres. Creyeron que la unidad y la reconciliación que Ortega ofrecía eran ciertas. Y que la sensibilidad social del sandinismo se notaría.

Hoy crece entre estos votantes la percepción de que el proyecto de Ortega no es nacional sino familiar, que a Daniel Ortega le importa más perpetuarse en el poder y trabajar para reconstruir a cualquier precio su imagen de líder internacional en tribunas extranjeras que pensar y actuar en unidad y reconciliación con todos para encontrar soluciones a los problemas de la gente y a la crisis nacional. La crisis del transporte lo desnudó.

CSE: CUATRO GOLPES

Muchos de estos frustrados que votaron por el FSLN podrían emigrar hacia el MRS. Era necesario curarse en salud. Sorpresiva y arbitrariamente, fuera del tiempo legal, el CSE anunció el 23 de mayo la cancelación de la personalidad jurídica del MRS, aduciendo que no habían entregado unos papeles que sí habían entregado más de una vez y con los que el mismo CSE había certificado su legalidad hacía más de un mes.

A esta medida política, envasada legalmente, el CSE añadió otras con el mismo envase: la cancelación de la personalidad jurídica del Partido Conservador (PC). ¿Por qué? Parte del PC se resistió a acompañar a Montealegre y a VCE en su alianza electoral con el PLC y decidió participar solo en los comicios municipales. Anular a los conservadores independientes de Montealegre y del PLC significa ahondar la división entre los verdes y así socavar más por ese flanco a los de VCE.

Dos partidos costeños, el PIM y el PAMUC -que podrían hacer sombra en el Caribe a Yátama aliado del FSLN- fueron también borrados del mapa político.

Y así, para las elecciones municipales, la sociedad va quedando atrapada en la doble tenaza bipartidista. Todo está calculado: si el descontento creciera y hubiera una abstención masiva, esto favorecerá al FSLN, que sigue conservando un porcentaje de militancia disciplinada que vota siempre, sean quienes sean los candidatos, actúe como actúe Daniel Ortega, en una especie de fe política que parece fe religiosa.

TRES DOBLES TENAZAS

Pero la doble tenaza que ahoga y mantiene entrampado al país no es sólo la del bipartidismo. Dentro del gobierno actúan dos fuerzas que atenazan. Una, usando los instrumentos del Estado como herramientas políticas para la dominación, el control y la alineación de la población. Y la otra apropiándose de los recursos del Estado para fortalecer sus empresas. Ambas fuerzas “son dañinas”, dice. Y ambas se han distribuido el Estado desde el gobierno, privatizando sus recursos y sus instituciones y partidarizando clientelistamente los programas estatales que deben beneficiar a la población. La hegemonía sobre ambas fuerzas la ejerce hoy esa otra tenaza doble que es la pareja gobernante.

¿SE BORRA ESTA CORRUPCIÓN?

En el accionar de ambas fuerzas -políticas y empresariales- se van evidenciando proyectos que huelen claramente a corrupción. Este mes, ambas fuerzas aparecieron unidas en el oscuro proyecto de viviendas populares “Mi pueblo Presidente” que se levanta aceleradamente en Managua.

Qué vacía y lejana suena la Estrategia de Comunicación con que se estrenó el gobierno de Ortega, redactada por su vocera Rosario Murillo, cuando planteaba los frentes altamente sensibles que el gobierno del FSLN debía cuidar. Escribía entonces: “En términos de imagen, debemos posicionarnos, nacional e internacionalmente, como un nuevo sistema ético, transparente y limpio. Un solo caso emblemático de corrupción provocaría una mancha muy, pero muy difícil de borrar. Y puede relegar a un segundo plano un esfuerzo en materia social”. ¿De cuántos casos emblemáticos no hemos escuchado ya? ¿Los borrará la frágil memoria nicaragüense?

Es en este contexto de atenazamiento político en donde hay que situar la medida desesperada que tomó quien fuera guerrillera, ministra y diputada del FSLN y hoy dirigente del MRS, Dora María Téllez, el 4 de junio al declararse en huelga de hambre “por la democracia y por la vida, en solidaridad con los miles de nicaragüenses que pasan hambre” y en protesta por la arbitraria decisión del CSE al cancelar la participación política del sandinismo no danielista. “Se viene orillando al pueblo a la desesperación. Esta huelga es para tocar los corazones, si todavía se pueden tocar y para advertirles a los pactistas que Nicaragua tiene dueño, y es el pueblo”, dijo Dora María Téllez.

CADA VEZ CON MÁS DOLOR

La complejidad de las crisis que envuelven hoy a Nicaragua demandan un gobierno con un liderazgo creíble y ejemplar. Demandan también la unidad nacional que llevan como membrete los papeles oficiales de este gobierno y todos sus coloridos spots publicitarios. Hoy no tenemos nada de eso. Nicaragua puede ir más a la deriva si eso sigue faltando.

Atravesamos una de las más difíciles crisis de nuestra historia. Con el somocismo tuvimos corrupción, pero también la visión y la esperanza de una sociedad mejor. El FSLN encarnó, mejor que cualquier otra organización, esa visión y esa esperanza.

La corrupción material y moral que sufre hoy el país es peor que la que sufrimos durante el somocismo porque hoy no contamos con una visión social alternativa. Contamos con buenas intenciones y, todavía, con una buena reserva de coraje y dignidad. Pero hasta que los deseos por una Nicaragua mejor y el coraje no se traduzcan en una visión que refleje el sentir de las muchas Nicaraguas que se esconden detrás del “país legal”, la sociedad nicaragüense se seguirá desangrando. En ausencia de esa visión seguiremos siendo prisioneros de “la coyuntura” que cada mes sintetizamos -cada vez con mayor dolor- en estas páginas.

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